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Revista Med

versión impresa ISSN 0121-5256versión On-line ISSN 1909-7700

Rev. Med vol.31 no.1 Bogotá ene./jun. 2023  Epub 29-Dic-2023

https://doi.org/10.18359/rmed.6840 

Artículo de investigación

Condiciones laborales, hábitos y estilos de vida que influyen en la inseguridad alimentaria de trabajadoras con empleos de subsistencia en Medellín, Colombia. Estudio transversal*

Working Conditions, Habits, and Lifestyles Influencing Food Insecurity among Subsistence Workers in the City of Medellín, Colombia. Cross-sectional study

Condições de trabalho, hábitos e estilos de vida que influenciam a insegurança alimentar em trabalhadoras com empregos de subsistência em Medellín, Colômbia. Um estudo transversal

María Osley Garzón Duquea 

Camilo Giraldo Villegasb 

Juan Pablo Zuluaga Garcíac 

Fabio León Rodriguez Ospinad 

Diana Sofia Zambrano Mosquerae 

Alejandra Uribe Quinterof 

a Ph. D. en Epidemiologia y Bioestadística, magíster en Epidemiologia, administradora en Salud: Gestión Sanitaria y Ambiental. Docente - Investigadora, Facultad de Medicina - Universidad CES, Medellín, Colombia. Correo electrónico: mgarzon@ces.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7261-3146

b Médico general, docente de Semiología, Facultad de Medicina - Universidad CES, Medellín, Colombia. Correo electrónico: cgirardo@ces.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3639-7524

c Especialista en Epidemiología, médico general, médico en hospitalización - Hospital Pablo Tobón Uribe, Medellín, Colombia. Correo electrónico: zuluagag.juan@uces.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6862-3752

d Ph. D. en Demografía, magíster en Salud Pública, gerente en Sistemas de Información en salud, docente - investigador, Universidad de Antioquia - Facultad Nacional de Salud Pública, Medellín, Antioquia. Correo electrónico: fabio.rodriguez@udea.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7791-6090

e Médica general, médica general - Clínica CES, Medellín, Antioquia. Correo electrónico: zambranom.diana@uces.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9715-7589

f Médica general. Universidad CES, Medellín, Colombia. Correo electrónico: alejauribeq@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0334-5157


Resumen:

Objetivo:

determinar condiciones laborales, hábitos y estilos de vida relacionados con la inseguridad alimentaria de trabajadoras con empleos de subsistencia en Medellín, Colombia.

Métodos:

estudio transversal con fuente primaria de información, aplicando encuesta asistida, que incluyó la Escala Latinoamericana y Caribeña de Inseguridad Alimentaria y Nutricional, así como sus condiciones laborales, hábitos y estilos de vida. Resultados: 72,6 % tenía <60 años, 43,0 % sin permiso para trabajar, 63,0 % laboraba >8 horas/día y ocupaban viviendas en mal estado, 80,3 % eran sedentarias/poco activas, y la mitad consumía una o dos comidas diariamente. Explicaron mayor inseguridad alimentaria: ocupar viviendas en mal estado (RPA=2,08. IC=1,11;3,91), trabajar >8 horas/ día (RPA=3,55. IC=1,53;8,23), alimentarse en la sala de la casa (RPA=3,23. IC=1,22;8,50); en solitario (RPA=2,71. IC=1,19;6,16) y consumir carnes <5 veces/semana (RPA=1,70. IC=1,07;2,70).

Conclusión:

las condiciones y factores que aportan a explicar inseguridad alimentaria podrían revertirse con acciones de salud pública.

Palabras clave: mujeres trabajadoras; sector informal; abastecimiento de alimentos; vulnerabilidad social; salud pública

Abstract:

Objective:

To determine the working conditions, habits and lifestyles associated with food insecurityamong women with subsistencejobs in Medellín, Colombia.

Methods:

This cross-sectional study utilized primary data obtained through an assisted survey, incorporating the Latin American and Caribbean Scale of Food and Nutritional Insecurity. Subsequently, this information was correlated with explored working conditions, habits and lifestyles.

Results:

72,6% of participants were under 60 years old, 43,0% lacked work permits, 63,0% worked more than 8 hours per day, and resided in poorly conditioned houses. Additionally, 80,3% were sedentary or minimally active, and half reported consuming only one or two meals per day. Greater food insecurity was explained by actors such as occupying dwellings in poor condition (adjusted prevalence ratio [RPA] =2,08, 95% confidence interval [CI] =1.11 - 3.91), working more than 8 hours per day (RPA=3.55, CI=1.53- 8.23), eating in the living room of the house (RPA=3.23, CI=1.22-8.50), dining alone (RPA=2.71, CI=1.19 -6.16), and consuming meat <5 times per week (RPA=1.70, CI=1.07- 2.70).

Conclusion:

The identified conditions and factors contributing to food insecurity could be addressed through public health interventions.

Keywords: Woman, working; informal sector, Food Insecurity, Feeding Behavior, Working Conditions

Resumo:

Objetivo:

determinar as condições de trabalho, hábitos e estilos de vida relacionados à insegurança alimentar de trabalhadoras com empregos de subsistência em Medellín, Colômbia.

Métodos:

estudo transversal com fonte primária de informação, aplicando uma pesquisa assistida que incluiu a Escala Latino-Americana e Caribenha de Insegurança Alimentar e Nutricional, bem como informações sobre as condições de trabalho, hábitos e estilos de vida.

Resultados:

72,6% tinham menos de 60 anos, 43,0% não tinham permissão para trabalhar, 63,0% trabalhavam mais de 8 horas por dia e viviam em moradias precárias, 80,3% eram sedentárias/pouco ativas, e metade consumia apenas uma ou duas refeições por dia. A insegurança alimentar foi explicada de forma mais significativa por ocupar habitações em más condições (RPA=2,08, IC=1,11;3,91), trabalhar mais de 8 horas por dia (RPA=3,55, IC=1,53;8,23), fazer refeições na sala de casa (RPA=3,23, IC=1,22;8,50); comer sozinha (RPA=2,71, IC=1,19;6,16) e consumir carne menos de 5 vezes por semana (RPA=1,70, IC=1,07;2,70).

Conclusão:

As condições e fatores que contribuem para explicar a insegurança alimentar podem ser revertidos por meio de ações de saúde pública.

Palavras-chave: mulheres trabalhadoras; setor informal; abastecimento de alimentos; vulnerabilidade social; saúde pública

Introducción

Según la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, la seguridad alimentaria y nutricional se da cuando “todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana” 1, sin embargo, este concepto no es fácil de materializar para trabajadores con empleos informales o de subsistencia 2,3, por su condición de vulnerabilidad sociolaboral y ambiental, en la que influyen sus extensas jornadas laborales y bajos salarios, que afectan sus condiciones de vida y salud 4, a las que también aportan sus malas condiciones alimentarias 5, con hábitos alimentarios limitados, particularmente para las mujeres, que se constituyen en uno de los grupos más vulnerables de la informalidad.

A nivel mundial, dos mil millones de personas trabajan en la informalidad 6, y en América Latina de las doscientos treinta y nueve millones de personas económicamente activas al 2012, ciento tres estaban ocupadas en el sector informal 4, y entre mayo y julio del 2020, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Colombia tenía aproximadamente un 48,5 % de informalidad para el total de las trece ciudades y áreas metropolitanas 7. En Medellín, para el 2020, solo el comercio informal era del 40,0 % 8 con una reducción del 7,5 % con relación a las cifras registradas para el 2016, que eran del 47,5 % 9, situación que podría cambiar radicalmente debido a la pandemia por COVID-19 10.

Es importante tener presente que los trabajadores, que vendían alimentos de manera informal, generaban el 8,6 % de los ingresos de las familias de Medellín, de acuerdo con el informe de la FAO del 2010 11 en el que también se refería que el 62,0 % de los hogares de la ciudad se percibieron en inseguridad alimentaria y la prevalencia de hogares con hambre moderada fue de 18,5 % y severa del 4,8 %, con dietas poco variadas, no balanceadas y altamente energéticas 11; sin embargo, aún son escasos los estudios que relacionen la inseguridad alimentaria de trabajadoras con empleos de subsistencia en las calles y aceras de la ciudad (venteras), con sus hábitos alimentarios y estilos de vida.

Si se tiene en cuenta que, para el primer trimestre del 2020, un 48,5 % de la economía informal lo ocupaban las mujeres 8, en comparación con los datos del “Diagnóstico nacional de condiciones de salud y trabajo” en el que se registró, para el 2007, dos hombres por cada mujer 12, se observa un aumento considerable de las mujeres en la población económicamente activa, particularmente, ejerciendo labores de subsistencia, situación que pone en evidencia la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su informe del 2012, en el que se registró que en Latinoamérica el 55,0 % de trabajadores informales eran mujeres 6, sin embargo, aún no se avanza de manera directa con estudios y evidencia científica que exploren la inseguridad alimentaria y nutricional moderada/severa de sus hogares y como esta se relaciona con sus condiciones laborales, hábitos alimentarios y estilo de vida.

En Colombia, para el 2015, 4,4 millones de personas se encontraban en condición de subalimentación, comparado con Brasil, Chile y Uruguay, en los que estas prevalencias eran inferiores según la FAO 5. En Antioquia, el 67 % de hogares tenían inseguridad alimentaria para el 2019 13, porcentaje mayor en áreas rurales (75.8 %), y se reportó que los hogares antioqueños tienen menor consumo de frutas y lácteos y mayor consumo de alimentos ultraprocesados como dulces y productos de paquete 13. Para el 2021, según datos del estudio del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia, al aplicar la Escala Latinoamericana y Caribeña de Seguridad Alimentaria (ELCSA) en once ciudades capitales se identificaron, entre el 2021 y 2022, un 71,0 % de hogares colombianos con inseguridad alimentaria, siendo un 26,0 % moderada y el 16,0 % severa 14, situación similar a la reportada en el Informe del estado de la seguridad alimentaria y nutricional en el mundo 2022, donde para América Latina y el Caribe en el 2021, la inseguridad alimentaria moderada era del 26,4 % y un 14,2 % grave 15.

Según el perfil alimentario y nutricional de Antioquia en 2019, la mayoría de las mujeres jefe de hogar pertenecían a familias extensas (28,3 %) o monoparentales (23,7 %), con menores ingresos económicos que el resto de hogares 13; condiciones que las abocan a una mayor probabilidad de inseguridad alimentaria, particularmente, en los hogares rurales.

De otro lado, el ambiente laboral puede ser un determinante de la seguridad alimentaria, tal como lo describe la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su informe “Hábitos saludables y estado nutricional en el entorno laboral” 16 y otros autores, sin embargo, para las trabajadoras con empleos de subsistencia es difícil alcanzarlo, máxime cuando ya se ha registrado para Medellín que quienes tienen empleos de subsistencia en las calles y aceras de la ciudad son predominantemente sedentarios, con escaso consumo de vitaminas, toman alimentos en solitario y en su puesto de trabajo, sin horario establecido, y combinan el consumo de alimentos con la realización de otras actividades 3, lo que da cuenta de sus malos hábitos alimenticios, situación que desencadena condiciones de obesidad o sobrepeso 4, tal como se ha registrado en los trabajadores informales de Venezuela, quienes tenían hábitos alimentarios inadecuados, alto consumo de sal, carbohidratos, grasas saturadas, poco consumo de frutas y verduras, y sedentarismo; todos estos considerados factores de riesgo para enfermedades crónicas no transmisibles que podrían ser modificados 6.

Finalmente, en el sector informal, se ha registrado que el 45 % de las mujeres trabajadoras no realizan ningún tipo de actividad física regular, están por encima de su peso ideal, en parte, por las malas condiciones alimentarias y bajos ingresos económicos 6, circunstancia que evidencia que ellas sufren más de inseguridad alimentaria que los hombres 14, razón por la cual, con el presente estudio, se buscó identificar la relación existente entre la inseguridad alimentaria moderada/severa que presentaban en sus hogares un grupo de trabajadoras con empleos de subsistencia en las calles y aceras de Medellín, Colombia, y sus condiciones laborales, hábitos alimentarios y estilos de vida en prepandemia, y tener la información de sustento que permita identificar los cambios que se presentaron al respecto de este tema y en este tipo de población trabajadora en época de pandemia.

Métodos

Diseño: estudio transversal con fuente primaria de información. Población de estudio: censo de 686 trabajadores informales “venteros” del centro de Medellín, pertenecientes a las asociaciones de trabajadores con las que se viene construyendo un proceso de investigación desde hace más de 16 años. Trabajadores encuestados entre febrero y julio del 2016 para proyecto marco de tesis doctoral. De los y las encuestadas, 291 fueron las mujeres para quienes se deriva este subproducto. Se incluyeron trabajadoras mayores de 18 años, con más de cinco años en su oficio, que conocieran el estudio, sus procedimientos y dieran su consentimiento para participar.

Variables: dependiente, percepción de inseguridad alimentaria moderada-severa en los hogares de las mujeres participantes en el estudio, tamizada con la Escala Latinoamericana y Caribeña de Seguridad Alimentaria (ELCSA) 1, la cual consta de 15 preguntas con opción de respuestas dicotómicas (“Sí”=1 o “No”=0), de las cuales 8 preguntas están dirigidas a los adultos de la casa o el hogar en general y 7 exclusivas para los niños y adolescentes menores de 18 años. Los puntajes de seguridad alimentaria se dividen en leve, moderada y severa, y según si hay o no menores de 18 años en el hogar; para los hogares donde no hay menores de 18 años, la inseguridad leve es de 1-3, moderada de 4-6 y severa de 7-8, así mismo, para los hogares donde hay menores de 18 años, la inseguridad alimentaria leve es de 1-5, moderada de 6-10 y severa de 11-15.

Variables independientes: hábitos nutricionales, índice de masa corporal (IMC), calculando (peso/talla =kg/m), como indicador utilizado para identificar sobrepeso y obesidad (SO) en adultos (nota 17 descriptiva 311 OMS-2015) 16, adoptada por Colombia mediante Resolución 2465 de 2016 17. Se utilizó el IMC recategorizado según estándares establecidos para uso nutricional 18,19; 1. IMC <18,5 delgadez, 2. IMC ≥18.5 ≤24.9 normal, 3. IMC >24,9≤29,9 sobrepeso, 4. IMC ≥30 obesidad. Para análisis bivariado y multivariado: 1. IMC:>24,9 sobrepeso/obesidad (SO), y 2. IMC ≤24,9 bajo peso-peso/normal. Los datos de peso y talla fueron tomados por la investigadora principal y una profesional, previa estandarización para la toma de datos, utilizando báscula digital con botones marca Tezzio (TB-30036), sensor detector de alta precisión, pantalla I.C.D, capacidad de 150 kg, graduación de 0,1 kg, calibrada diariamente y ubicada en el mismo lugar. Por su parte, talla tomada con tallímetro, con margen de error <2mm. Se solicitó a cada trabajador (a) retirarse los zapatos, elementos de vestir y accesorios que pudieran dar lugar a sobrevalorar peso o talla. También se tomaron las variables: consumo de agua, cigarrillo y licor, uso de salero en la mesa, quién prepara los alimentos, dónde los consumen, con quién los consumen, apetito, estado emocional, hábito intestinal, número de comidas al día, cuáles alimentos consumen, criterios para comprar alimentos, procedencia de los alimentos y tiempo que pasan en el puesto antes de consumirlos, métodos de cocción, horario para el consumo, combinan consumo de alimentos con otras actividades, higiene de los alimentos y programas asistenciales.

Condiciones sociodemográficas y laborales: edad, sexo, tipología de la familia, estado de la vivienda, convivencia con otras familias, jefatura de hogar, tener niños o adultos mayores a cargo, permiso para trabajar, tipo de venta, tipología de venta, horas de trabajo al día, días de trabajo a la semana, antigüedad en el oficio y en el sector de venta, estabilidad para trabajar y oficio anterior.

Proceso de recolección de la información: se aplicó una encuesta asistida. El instrumento se construyó y se validó en cuanto a forma y contenido con los trabajadores y con expertos temáticos, mediante grupo focal, con la población trabajadora y sus líderes, y la consulta a expertos temáticos para la revisión final. La recolección de datos fue realizada por la investigadora principal y una auxiliar de investigación (salubrista), previa estandarización y realización de la prueba piloto. Fueron controlados los sesgos de selección, tomando por censo las trabajadoras de las asociaciones participantes en el estudio, de información mediante estandarización, prueba piloto y utilización de un instrumento construido y estandarizado con la participación de los trabajadores (as) y sus líderes, el cual fue revisado por expertos temáticos. Se sensibilizó a las trabajadoras en sus puestos de venta, reuniones gremiales y otros espacios de trabajo y de relacionamiento social.

Análisis de datos: exploratorio-univariado, respetando naturaleza y nivel de medición de cada variable. Análisis bivariado con prueba estadística Chi2 de asociación y cálculo de la razón de prevalencia (RP) con sus IMC del 95 % como medida epidemiológica para identificar la fuerza de asociación entre la inseguridad alimentaria moderada/ severa (IAMS) y las condiciones alimentarias, nutricionales laborales y sociodemográficas.

Análisis multivariado para ajustar las razones de prevalencia crudas mediante regresión binomial con fines explicativos, para identificar los factores que aportarán a la explicación de IAMS, incluyendo las características y condiciones asociadas de manera significativa a la IAMS o que presentaron valores de p<0,25 según criterio de Hosmel - Lemeshow. Los cálculos y gráficos fueron realizados en el programa SPSS versión 21 con licencia de la Universidad CES, Epidat 3.1 de uso libre y Excel de Microsoft Office.

Este manuscrito es un subproducto de la tesis doctoral “Condiciones ambientales, laborales, sociales, demográficas, económicas y de la salud que configura la condición de vulnerabilidad laboral de un grupo de trabajadores informales, venteros, del centro de Medellín 2015-2019”, aprobada por el Comité Institucional de Ética en Investigación en Seres Humanos de la Universidad CES mediante acta n.° 84 del 24 de septiembre de 2015, clasificado como de riesgo mínimo. Se garantizaron y respetaron los principios éticos de confidencialidad, no maleficencia, beneficencia y autonomía, de acuerdo con lo establecido por la legislación colombiana (Resolución 008430 de 1994) 16. Los datos fueron tabulados y analizados respetando la confidencialidad, sin incluir nombres, números de teléfonos y direcciones de las viviendas de las trabajadoras. Ninguno nombre o tipo de identificación de las trabajadoras ha sido ni será utilizado para el tratamiento o divulgación de resultados.

Resultados

Condiciones sociodemográficas y laborales

Para tener un mejor entendimiento de la inseguridad alimentaria moderada/severa (IAMS) que viven estas trabajadoras en sus hogares, es importante describir sus condiciones sociodemográficas. Tal como se muestra en la tabla 1, la mayoría de ellas tenía entre 45 a 59 años (43,1 %) y estaban solteras (45,9 %), sin embargo, más del 85,0 % era la persona que más aportaba en el hogar (cabeza de familia) y conformaban fundamentalmente familias uniparentales (26,1 %), nucleares (22,0 %) o compuestas (21,6 %). El 44,7 % consideró que su vivienda estaba en regulares condiciones. Más del 14,0 % convivía con otra familia en su vivienda y el 88,2 % (216) de ellas tenía niños o adultos mayores a su cargo.

Tabla 1 Características sociodemográficas y laborales de las trabajadoras en el estudio. N=291 

Variables de estudio N %
Condiciones sociodemográficas
Edad de la mujer
18 a 29 años 19 6,6
30 a 44 años 96 33,1
45 a 59 años 125 43,1
≥60 años 50 17,2
Estado civil
Soltera 133 45,9
Casada 41 14,1
Viuda 29 10,0
Unión libre 33 11,4
Separado 54 18,6
Cabeza de familia n = 291
249 85,6
Tipología de familia
Nuclear 64 22,0
Extensa 44 15,1
Compuesta 63 21,6
Unipersonal 36 12,4
Uniparental 76 26,1
Variables de estudio N %
Reestructurada 8 2,7
Estado de la vivienda
Bueno 140 48,1
Regular 130 44,7
Malo 21 7,2
Convive con otras familias n = 289
41 14,2
Niños o adultos mayores a su cargo n = 245
216 88,2
Condiciones laborales
Permiso para trabajar n = 291
166 57,0
Tipo de venta
Ambulante 20 6,9
Semiestacionaria 225 77,3
Estacionaria 46 15,8
Tipología de venta
Mercancía y cacharro 180 61,9
Cosecha y perecederos 35 12,0
Bebidas, picadura y dulce 40 13,7
Comidas rápidas 16 5,5
Otra 20 6,9
Horas de trabajo al día n = 290
>8 horas 216 74,5
≤8 horas 74 25,5
Días de trabajo a la semana n = 290
Seis y siete días 280 96,6
<5 días 10 3,4
Antigüedad en el oficio n = 290
>20 años 119 41,0
≤20 años 171 59,0
Antigüedad en el oficio n = 290
>5 años 250 86,2
≤5 años 40 13,8
Variables de estudio N %
Estabilidad para trabajar n = 290 1
Muy buena, buena 213 73,4
Regular, mala, muy mala 77 26,6
Oficio antes de ser ventera n = 290
Solo ha sido ventera 67 23,1
Obrera, agricultora, ama de casa, empleada 223 76,9

En lo que tiene que ver con sus condiciones laborales, se observaron las siguientes características. El 43,0 % no tenía permiso para trabajar, el 77,0 % tenía tipo de venta semiestacionaria (puesto de trabajo en el espacio público solo durante su jornada laboral) y vendían fundamentalmente mercancía y cacharreo (61,9 %), trabajaban >8 horas al día (74,5 %), seis o siete días a la semana (96,6 %). Alrededor del 60,0 % tenía menos de 20 años en el oficio, el 86,2 % tenía más de 5 años en el mismo sector de venta y el 26,6 % consideraba que su estabilidad para trabajar era regular, mala o muy mala. Alrededor del 80,0 % de las trabajadoras había tenido otro empleo antes de ser “ventera”, particularmente ama de casa (véase la tabla 1).

Estilos de vida y hábitos alimentarios

Estilos de vida de las mujeres participantes en el estudio. El 35,5 % (103) eran sedentarias, pero el 14,5 % (48) se consideraban muy activas. Un 89,0 % consumía agua diariamente, el 27,0 % consumía suplementos vitamínicos, el 14,2 % refirió consumo de licor y el 13,4 % manifestó que tenía el hábito de fumar (véase la tabla 2).

Tabla 2 Estilos de vida y hábitos alimentarios de las mujeres trabajadoras participantes en el estudio. n=290 

Variables de estudio N %
Estilos de vida
Realiza actividad física n = 290
Sedentaria 103 35,5
Poco activa 77 26,6
Activa 68 23,4
Muy activa 42 14,5
Consumo de agua n = 290
258 89,0
Consume suplementos vitamínicos n = 289
78 27,0
Consumo de licor n = 289
41 14,2
Variables de estudio N %
Hábito de fumar n = 289
39 13,4
Hábitos alimentarios
Quién prepara los alimentos que consume
La mamá n = 290
18 6,2
Un hijo/hija n = 290
39 13,4
La propia trabajadora n = 290
233 80,3
Otra persona n = 290 n = 290
33 11,4
Dónde consume los alimentos
En el comedor n = 290
135 46,6
En la sala n = 290
59 20,3
En una habitación n = 290
85 29,3
En el puesto de trabajo n = 290
234 80,7
Hábitos alimentarios
Con quién consume los alimentos n = 290
Sola 132 45,5
Acompañada 158 54,5
Apetito n = 290
Bueno 166 57,2
Regular 109 37,6
Malo 15 5,2
Estado emocional influye consumo de alimentos n = 290
129 44,5
Número de comidas al día n = 290
Una 29 10,0
Dos 123 42,4
Tres 118 40,7
Variables de estudio N %
Más de tres 20 6,9
Que comidas consume diariamente
Desayuno n = 290
224 77,2
Almuerzo n = 290
252 86,9
Cenan=290
211 72,8
Tiempo alimentos en puesto antes de su consumo n = 289
Menos de una hora 137 47,2
Entre una y tres horas 69 23,8
Más de tres y menos de cinco 75 25,9
Más de cinco horas 8 2,8
Cuando consume los alimentos
Toma tiempo exclusivo para hacerlo n = 290
77 26,6
Adecua el puesto de venta n = 290
21 7,2
Atención a clientes n = 290
213 73,4
Manipula billetes o monedas n = 290
200 69,0
Conversa con sus compañeros n = 290
91 31,4

Hábitos alimentarios. En general, los alimentos son preparados por la propia trabajadora (80,3 %), para ser consumidos en su puesto de trabajo o en el comedor de sus viviendas (80,7 % y 46,6 %). El 45,5 % consumía los alimentos en solitario, el 42,8 % reportó tener un apetito regular, malo o muy malo, sin embargo, un 44,5 % de ellas refirió que su estado emocional les afectaba el consumo de alimentos. Estas trabajadoras consumían principalmente dos (42,4 %) y tres comidas diariamente (40,7 %) (véase la tabla 2).

Con respecto a los alimentos consumidos diariamente, reportaron consumir fundamentalmente el almuerzo un 86,9 % (252), desayuno 77,2 % (224) y cena 72,8 % (211). Adicionalmente, el 52,5 % deja pasar una hora o más entre la llegada de los alimentos al puesto y su consumo, y el 73,4% de ellas no tomaban el tiempo exclusivo para hacerlo y combinaban el consumo de alimentos con la atención a clientes (73,4 %), la manipulación de billetes o monedas (69,0 %) y la conversación con sus compañeros (31,4 %) (véase la tabla 2).

Percepción de peso, índice de masa corporal e inseguridad alimentaria en los hogares de las mujeres trabajadoras

Un aspecto relevante para el estudio es conocer la autopercepción del peso, compararla con el índice de masa corporal que tenían las trabajadoras, además de identificar la prevalencia de la inseguridad alimentaria y nutricional que presentaban en sus hogares, como se observa en la tabla 3. El 47,0 % de las trabajadoras consideraba que su peso era adecuado y un 40,7 % se percibía con sobrepeso, sin embargo, al tomar las medidas antropométricas se identificó, según el índice de masa corporal, que el 37,9 % (110) tenía sobrepeso y el 34,5 % (100) obesidad.

Tabla 3 Autopercepción de peso, índice de masa corporal y prevalencia de inseguridad alimentaria y nutricional en las viviendas de las mujeres trabajadoras. N=291 

Variables de estudio N %
Autopercepción de peso
Bajo peso 31 10,9
Peso adecuado 134 47,0
Sobrepeso 116 40,7
Obesidad 4 1,4
Peso según índice de masa corporal - IMC
Delgadez 5 1,7
Peso normal 75 25,9
Sobrepeso 110 37,9
Obesidad 100 34,5
Inseguridad alimentaria
Seguridad alimentaria 52 17,9
Inseguridad leve 59 20,3
Inseguridad moderada 89 30,7
Inseguridad severa 90 31,0
Inseguridad alimentaria recategorizada
Moderada severa 179 61,7
Seguridad e inseguridad leve 111 38,3

Finalmente, en lo que tiene que ver con la IAMS que vivían las trabajadoras en sus hogares, se observó que para el 30,7 % (89) de ellas era moderada y para el 31,0 % (90), severa, y al recategorizar estas prevalencias para realizar los análisis posteriores, se identifica una prevalencia de inseguridad alimentaria moderada severa del 61,7 % (179), como se muestra en la tabla 3.

Un aspecto importante en la identificación de los hábitos alimentarios tiene que ver con las frecuencias de consumo de alimentos, tales como leche/lácteos; carnes; huevos; leguminosas; cereales; tubérculos/plátanos; frutas; verduras; grasas y aceites; azúcares, dulces, postres; nueces, bebidas alcohólicas; y comidas rápidas, razón por la cual a las trabajadoras se les exploraron las frecuencias de consumo (> 5 veces por semana; 3.5 veces por semana; 1-2 veces por semana; ocasionalmente y nunca), identificándose que dentro de los grupos de alimentos que reportaron consumir más de cinco veces a la semana, los más prevalentes fueron las grasas y aceites con el 77,5 % (224), cereales (incluye arroz) 73,1 % (212), tubérculos/plátanos 73,1 % (212), azúcares, dulces o postres con el 57,9 % (168), huevos 50,7 % (147) y leguminosas 50,3 % (146). De otro lado, los grupos de alimentos que menos consumían las trabajadoras (ocasionalmente o nunca) fueron bebidas alcohólicas (58,3 y 36,6 %), nueces (48,6 y 31,7 %) y comidas rápidas (43,8 y 29,0 %). Datos no mostrados.

Condiciones sociodemográficas y laborales asociadas a la inseguridad alimentaria de los hogares de las trabajadoras

Se identificaron asociaciones estadísticamente significativas (p<0,05) en las que se evidencia que mayores prevalencias de IAMS según condiciones sociodemográficas se observaron para el estado civil y el estado de la vivienda, donde la prevalencia de IAMS en los hogares de las solteras era 49,0 % mayor (RP=1,49. IC=1,03;2,15) que en el de las casadas y 65,0 % mayor (RP=1,65. IC=1,12;2,41) en los hogares de las mujeres que estaban separadas (véase la tabla 4).

Tabla 4 Características sociodemográficas y laborales asociadas a la inseguridad alimentaria moderada severa de los hogares de las mujeres trabajadoras. N=291 

Característica o condición Inseguridad alimentaria moderada/ severa Total Chi2 (valor p) RP(IC: 95 %)
Sí (n/%) No (n/%)
Condiciones laborales
Edad de la mujer
18 a 29 años 12 (63,2) 7 (36,8) 19 (6,6) 1,00
30 a 44 años 57 (59,4) 39 (40,6) 96 (31,1) 0,623 (0,890) 0,94 (0,64 ; 1,38)
45 a 59 años 77 (61,6) 48 (38,4) 125 (43,1) 0,98 (0,67 ; 1,41)
>60 años 33 (66,0) 17 (34,0) 50 (17,2) 1,05 (0,70 ; 1,55)
Estado civil
Casada 18 (43,9) 23 (56,1) 41 (14,1) 1,00
Soltera 87 (65,4) 46 (35,6) 133 (45,9) 1,49 (1,03 ; 2,15)
Viuda 17 (58,6) 11 (37,9) 29 (10,0) 10,21 (0,037) 1,38 (0,88 ; 2,18)
Unión libre 17(51,5) 16 (48,5) 33 (11,4) 1,17 (0,73 ; 1,19)
Separada 39 (72,2) 15 (27,8) 54 (18,6) 1,65 (1,12 ; 2,41)
Cabeza de familia
157 (63,1) 91 (36,5) 249 (85,6) 1,81 (0,177) 1,21 (0,89 ; 1,64)
No 22 (52,4) 20 (47,6) 42 (14,4) 1,0
Tipología de familia
Nuclear 34 (53,1) 30 (46,9) 64 (22,0) 1,00
Extensa 31 (70,5) 12 (29,5) 44 (15,1) 1,36 (1,01 ; 1,82)
Compuesta 38 (60,3) 25 (39,7) 63 (21,6) 4,66 (0,458) 1,14 (0,84 ; 1,54)
Unipersonal 22 (61,1) 14 (38,9) 36 (12,4) 1,15 (0,81 ; 1,63)
Uniparental 48 (63,2) 28 (36,8) 76(21,6) 1,19 (0,89 ; 1,58)
Reestructurada 6 (75,0) 2 (25,0) 8(2,7) 1,41 (0,89 ; 2,24)
Estado de la vivienda
Bueno 70 (50,4) 69 (49,6) 139 (48,0) 1,00
Regular 91 (70,0) 39 (30,0) 130 (44,8) 16,42 (0,000) 1,39 (1,14 ; 1,70)
Malo 18 (85,7) 3 (14,3) 21 (7,2) 1,70 (1,34 ; 2,16)
Convive con otras familias
27 (65,9) 14 (34,1) 41 (14,2) 0,33 (0,564) 1,19 (0,65 ; 2,17)
No 151 (60,9) 96 (39,1) 248 (85,8) 1,00
Niños o adultos mayores bajo su responsabilidad
138 (63,9) 78 (36,1) 216 (88,2) 1,613 (0,204) 1,24 (0,86 ; 1,78)
No 15 (51,7) 14 (48,3) 29 (11,8) 1,00
Condiciones laborales
Permiso para trabajar
88 (53,0) 37 (47,0) 166 (57,0) 6,99 (0,008) 1,28 (1,07 ; 1,53)
No 91 (72,8) 34 (27,2) 125 (43,0) 1,00
Tipo de venta
Estacionario 15(32,6) 31 (67,4) 46 (15,7) 19,62 (0,000) 0,49 (0,32 ; 0,74)
Semiestacionario- ambulante 164 (67,2) 80 (32,8) 244 (84,3) 1,00
Tipología de venta
Mercancía y cacharro 97 (54,2) 82 (45,8) 179 (67,7) 11,23 (0,000) 0,73 (0,62 ; 0,87)
Otras tipologías 82 (73,9) 29 (26,1) 111 (38,3) 1,00
Horas de trabajo al día
>8 horas 144 (66,7) 72 (33,3) 216 (74,5) 8,75 (0,003) 1,41 (1,09 ; 1,83)
≤8 horas 35 (47,3) 39 (52,7) 74 (25,5) 1,00
Días de trabajo a la semana
Seis y siete días 174 (62,1) 106 (37,9) 280 (96,6) 0,60 (0,437) 1,24 (0,66 ; 2,33)
≤5 días 5 (50,0) 5 (50,0) 10 (3,4) 1,00
Antigüedad en el oficio
>20 años 68 (57,1) 51 (42,9) 119 (41,0) 1,79 (0,180) 0,88 (0,73 ; 1,06)
<20 años 111 (64,9) 60 (35,1) 171 (59,0) 1,00
Antigüedad en el sector
>5 años 152 (60,8) 98 (39,2) 250 (86,2) 1,32 (0,249) 1,17 (0,92 ; 1,49)
≤5 años 27 (67,5) 13 (32,5) 40 (13,8) 1,00
Estabilidad para trabajar
Muy buena, buena 123 (57,7) 90 (42,3) 213 (76,4) 5,37 (0,020) 0,79 (0,66 ; 0,95)
Regular, mala, muy mala 56 (72,7) 21 (27,3) 77 (26,6) 1,00
Oficio antes de ser ventera
Solo ha sido ventera 39 (58,2) 28 (41,8) 67 (23,1) 4,90 (0,026) 1,25 (1,01 ; 1,53)
Obrera, agricultora, ama de casa, empleada 140 (62,8) 83 (37,2) 223 (76,9) 1,00

*Asociación estadísticamente significativa cuando p <0,05

Con respecto al estado de la vivienda que ocupaban las mujeres, se identificó que a peor percepción del estado de su vivienda era significativamente mayor (p<0,05) la prevalencia de IAMS en sus hogares; de igual manera, para quienes consideraban que el estado de su vivienda era regular, la prevalencia de IAMS que vivían en sus hogares fue 39,0 % mayor ((RP=1,39. IC=1,14;1,70) y 70,0 % mayor en aquellas que manifestaron que su vivienda estaba en mal estado (RP=1,70. IC=1,34;2,16). También se identificó una asociación (p<0,05) entre la prevalencia de IAMS y tener familia extensa, la cual fue 36,0 % mayor que en las familias de las mujeres que tenían conformada una familia nuclear (RP=1,36. IC=1,01;1,82) (véase la tabla 4).

Aunque no fueron asociaciones estadísticamente significativas, también se observaron mayores prevalencias de IAMS en los hogares de las mujeres solteras, en unión libre, en aquellas que eran cabeza de familia, en quienes tenían familias reestructuradas, uniparentales, unipersonales y compuestas, en quienes convivían con otras familias, y en aquellas que tenían bajo su responsabilidad niños o adultos mayores (véase la tabla 4).

En cuanto a las condiciones laborales, se identificaron asociaciones estadísticamente significativas (p<0,05), que evidenciaron mayores prevalencias de IAMS en aquellas mujeres que tenían permiso para trabajar (RP=1,28. IC=1,07;1,53), en las mujeres que trabajaban diariamente más de 8 horas (RP=1,41. IC=1,09;1,83) y en las trabajadoras cuyo único oficio en la vida había sido el de “ventera” (RP=1,25. IC=1,01;1,53) (véase la tabla 4).

De otro lado, fueron significativamente menores (p<0,05) las prevalencias de IAMS en los hogares de las mujeres que tenían puestos de venta semiestacionarios o ambulantes, del 51,0 % (RP=0,49. IC=0,32;0,74). También fue 21,0 % menor la prevalencia de IAMS en las trabajadoras que consideraban que tenían estabilidad para trabajar muy buena o buena, (RP=0,79. IC=0,66;0,95) y 27,0 % menor en aquellas que vendían mercancía y cacharro (RP=0,73. IC=0,62;0,87) (véase la tabla 4).

Dentro de las condiciones laborales también se identifican características que, aunque no son estadísticamente significativas, sí se asocian a mayores prevalencias de IAMS, tal es el caso de trabajar seis o siete días a la semana y tener más de cinco años en el mismo lugar de venta en el centro de la ciudad (véase la tabla 4).

Estilos de vida y hábitos alimentarios asociados a la inseguridad alimentaria moderada/ severa en los hogares de las trabajadoras

Se identificaron asociaciones estadísticamente significativas (p<0,05) que muestran mayores prevalencias de IAMS en los hogares de las mujeres que consumían cigarrillo (RP=1,24. IC=1,01;1,54), en quienes consumían alimentos preparados por un hijo(a) (RP=1,35. IC=1,11;1,63), en las mujeres que refirieron que su estado emocional les afectaba el consumo de alimentos (RP=1,41. IC=1,18;1,69) y en las mujeres que solo consumían una (RP=2,64. IC=1,32;5,29) o dos comidas diariamente (RP=2,36. IC=1,20;4,65) (véase la tabla 5).

Tabla 5 Estilos de vida y hábitos alimentarios asociados a la inseguridad alimentaria moderada severa de los hogares de las trabajadoras participantes en el estudio. N=291 

Característica o condición Inseguridad alimentaria moderada/ severa Total Chi2 (valor p) RP (IC: 95%)
Sí (n/%) No (n/%)
Estilos de vida
Realiza actividad física
Sedentario 68 (66,0) 35 (34,0) 103 (35,5) 1,09 (0,74 ; 1,61)
Poco activa 49 (63,6 28 (36,4) 77 (26,6) 4,23 (0,237) 1,34 (0,93 ; 1,91)
Activa 42 (61,8) 26 (38,2) 68 (23,4) 1,30 (0,90 ; 1,87)
Muy activa 20 (47,6) 22 (52,4) 42 (14,5) 1,00
Consume licor
21 (51,2) 20 (48,8) 41 (14,2) 2,33 (0,127) 0,80 (0,59 ; 1,10)
No 158 (63,7) 90 (36,3) 248 (85,8) 1,0
Consume cigarrillo
29 (74,4) 10 (25,6) 39 (13,4) 3,04 (0,081) 1,24 (1,01 ; 1,54)
No 150 (59,8) 101 (40,2) 251 (86,6) 1,00
Hábitos alimentarios
Quién prepara los alimentos que consume
El esposo
4 (50,0) 4 (50,0) 8 0,10 (0,487) 0,81 (0,40 ; 1,62)
No 175 (62,0) 107 (38,0) 282 1,00
La mamá
10 (55,6) 8 (44,4) 18(6,2) 0,31 (0,578) 0,89 (0,59 ; 1,37)
No 169 (62,1) 103 (37,9) 272 (93,8) 1,00
Un hijo o hija
31 (79,5) 8(20,5) 39 (13,4) 6,02 (0,014) 1,35 (1,11 ; 1,63)
No 148 (59,0) 103 (41,0) 251 (86,6) 1,00
La propia trabajadora
141 (60,5) 92 (39,5) 233 (80,3) 0,73 (0,391) 0,91 (0,74 ; 1,12)
No 38 (66,7) 19 (33,3) 57 (19,7) 1,00
Otra persona
24 (72,7) 9 (27,3) 33 (14,4) 1,91 (0,167) 1,21 (0,96 ; 1,52)
No 155 (60,3) 102 (39,7) 257 (88,6) 1,00
Dónde consume los alimentos
En el comedor
73 (54,1) 62 (45,9) 135 (46,6) 6,26 (0,012) 0,79 (0,65 ; 0,95)
No 106 (68,4) 49 (31,6) 155 (53,4) 1,00
En la sala
32 (54,2) 27 (45,8) 59 (20,3) 1,76 (0,185) 0,85 (0,66 ; 1,10)
No 147 (63,6) 84 (36,4) 231 (79,7) 1,00
En una habitación
58 (68,2) 27(31,8) 85 (29,3) 2,16 (0,141) 1,16 (0,96 ; 1,39)
No 121 (59,0) 84 (41,0) 205 (70,7) 1,00
En el puesto de venta
143 (61,1) 91 (38,9) 234 (80,7) 0,19 (0,660) 0,95 (0,76 ; 1,18)
No 36 (68,3) 20 (35,7) 56 (19,3) 1,00
Consume los alimentos
Sola 74 (56,1) 58 (43,9) 132 (45,5) 3,29 (0,069) 0,84 (0,70 ; 1,02)
Acompañada 105 (66,5) 53 (33,5) 158 (54,5) 1,00
Apetito
Bueno 96 (57,8) 70 (42,2) 166 (57,2) 1,14 (0,95 ; 1,38)
Regular 72 (66,1) 37 (33,9) 109 (37,6) 2,79 (0,249) 1,27 (0,91 ; 1,77)
Malo 11 (73,3) 4 (26,7) 15 (5,2) 1,00
Estado emocional influye en el consumo de alimentos
95 (73,6) 34 (26,4) 129 (44,5) 13,97 (0,000) 1,41 (1,18 ; 1,69)
No 84 (52,2) 77 (47,8) 161 (55,5) 1,00
Número de comidas al día
Una 23 (79,3) 6 (20,7) 29 (10,0) 2,64 (1,32 ; 5,29)
Dos 87 (70,7) 36 (29,3) 123 (42,4) 19,94 (0,000) 2,36 (1,20 ; 4,65)
Tres 63 (53,4) 55 (46,6) 118 (40,7) 1,78 (0,89 ; 3,55)
Más de tres 6 (30,0) 14 (70,0) 20 (6,9)
Qué comidas consume diariamente
Desayuno
133 (59,4) 91 (40,6) 224 (77,2) 2,29 (0,129) 0,85 (0,70 ; 1,03)
No 46 (69,7) 20 (30,3) 66 (22,8) 1,00
Almuerzo
149 (59,1) 103 (40,9) 252 (86,9) 5,49 (0,019) 0,75 (0,62 ; 0,91)
No 30 (78,9) 8 (21,1) 38 (13,1) 1,00
Cena
119 (56,4) 92 (43,6) 211 (72,8) 9,30 (0,003) 0,74 (0,65 ; 0,88)
No 60 (75,9) 19 (24,1) 79 (27,2) 1,00
Tiempo que pasan los alimentos en puesto antes de su consumo
Menos de una hora 98 (71,5) 39 (28,5) 137 (47,2) 1,00
Entre una y tres horas 36 (52,2) 33 (47,8) 69 (23,8) 11,19 (0,010) 0,73 (0,57 ; 0,94)
Más de tres y ≤5 horas 39 (52,0) 36 (48,0) 75 (25,9) 0,73 (0,57 ; 0,93)
Más de cinco horas 5 (62,5) 3 (37,5) 8 (2,8) 0,87 (0,51 ; 1,51)

De otro lado, fueron significativamente (p<0,05) menores las prevalencias de IAMS en los hogares de las mujeres que consumían los alimentos en el comedor de sus viviendas (RP=0,79. IC=0,65;0,95), en aquellas que consumían almuerzo (RP=0,75.) IC=0,20;0,91), cena (RP=0,74. IC=0,65;0,88) y en quienes refirieron que los alimentos permanecían en su puesto de venta antes de su consumo entre una y tres horas (RP=0,73. IC=0,57;0,94) y más de tres y menos de cinco horas (RP=0,73. IC=0,57;0,93) (véase la tabla 5).

Aunque no fueron asociaciones estadísticamente significativas, también se observaron mayores las prevalencias de IAMS en los hogares de las mujeres que eran poco activas o activas y en quienes refirieron un apetito regular (véase la tabla 5).

Frecuencias de consumo y comorbilidades asociados a la inseguridad alimentaria moderada severa de los hogares de las trabajadoras

Se asociaron de manera significativa (p<0,05) a mayores prevalencias de IAMS en los hogares de las trabajadoras consumir menos de cinco veces por semana lácteos, carnes o frutas. Fue así como se observó que la IAMS tiene una prevalencia 29 % mayor en quienes consumían lácteos de una a tres veces por semana (RP=1,29 IC=1,01;1,64), 63 % mayor en quienes los consumían ocasionalmente (RP= 1,63 IC=1,27;2,09) y 58 % mayor en las trabajadoras que nunca consumían lácteos (RP=1,58 IC=1,24;2,00) (véase la tabla 6).

Tabla 6 Frecuencias de consumo de alimentos asociados a la inseguridad alimentaria moderada severa de los hogares de las trabajadoras participantes en el estudio. N=291 

Variables de consumo de alimentos Inseguridad alimentaria moderada/ severa Total Chi2 (valor p) RP
Sí (n/%) No (n/%) (IC: 95%)
Frecuencias de consumo
Leche y productos lácteos
>5 veces por semana 58 (50,4) 57 (49,6) 115 (39,7) 1,00
3 y 5 veces por semana 17 (54,8) 14 (45,2) 31 (10,7) 1,09 (0,75 ; 1,57)
1 y 2 veces por semana 50 (64,9) 27 (35,1) 77 (26,6) 17,25 (0,001) 1,29 (1,01 ; 1,64)
Ocasionalmente 23 (82,1) 5 (17,9) 28 (9,6) 1,63 (1,27 ; 2,09)
Nunca consume 31 (79,5) 8(20,5) 39 (13,4) 1,58 (1,24 ; 2,00)
Carnes (veces por semana)
>5 veces 63 (44,4) 79 (55,6) 142 (49) 1,00
Entre 3 y 5 veces 29 (66,4) 16 (35,4) 45 (15,5) 1,36 (1,02 ; 1,83)
Entre 1 y 2 veces 72 (85,6) 12 (14,4) 84 (29) 94,92 (0,000) 1,93 (1,58 ; 2,37)
Ocasionalmente 7 (77,8) 2 (22,2) 9 (3) 2,20 (1,82 ; 2,65)
Nunca consume 8 (80) 2 (20) 10 (3,5) 2,12 (1,73 ; 2,60)
Huevos (veces por semana)
>5 veces 101 (68,7) 46 (31,3) 147 (50,7) 1,00
Entre 3 y 5 veces 31,(52,5) 28 (47,5) 59 (20,3) 0,76 (0,59 ; 1,00)
Entre 1 y 2 veces 37 (57,8) 27 (42,2) 64 (22,1) 7,57 (0,108) 0,84 (0,66 ; 1,07)
Ocasionalmente 3 (37,5) 5(62,5) 8 (2,8) 0,55 (0,22 ; 1,34)
Nunca consume 7 (58,3) 5(41,7) 12 (4,1) 0,85 (0,52 ; 1,39)
Leguminosas (veces por semana)
>5 veces 82 (56,2) 64 (43,8) 146 (50,3) 1,00
Entre 3 y 5 veces 34 (61,8) 21 (38,2) 55 (19) 1,10 (0,86 ; 1,42)
Entre 1 y 2 veces 46 (73) 17 (27) 63 (21,7) 6,00 (0,199) 1,30 (1,06; 1,60)
Ocasionalmente 5 (55,6) 4 (44,4) 9 (3,1) 0,99 (0,54 ; 1,81)
Nunca consume 12 (70,6) 5 (29,4) 17 (5,9) 1,26 (0,90 ; 1,76)
Tubérculos y plátanos (veces por semana)
>5 veces 126 (59,4) 86 (40,6) 212 (73,1) 1,00
Entre 3 y 5 veces 19 (65,5) 10 (34,5) 29 (10) 1,10 (0,83 ; 1,47)
Entre 1 y 2 veces 27 (69,2) 12 (30,8) 39 (13,4) 4,39 (0,355) 1,16 (0,92 ; 1,48)
Ocasionalmente 3 (50) 3 (50) 6(2,1) 0,84 (0,38 ; 1,89)
Nunca consume 4 (100) 0 (0) 4(1,4) 1,62 (1,51 ; 1,88)
Frutas (veces por semana)
>5 veces 63 (46,3) 73 (53,7) 136 (46,9) 1,00
Entre 3 y 5 veces 22 (66,7) 11 (33,3) 33 (11,4) 1,44 (1,06 ; 1,95)
Entre 1 y 2 veces 64 (77,1) 19 (22,9) 83 (28,7) 27,73 (0,000) 1,64 (1,34 ; 2,06)
Ocasionalmente 6 (66,8) 3 (33,3) 9 (3,1) 1,44 (0,88 ; 2,36)
Nunca consume 24 (82, 8) 5 (17,2) 29 (10) 1,79 (1,40 ; 2,28)
Verduras (veces por semana)
>5 veces 73 (53,7) 63 (46,3) 136 (46,9) 6,91 (0,140) 1,00
Entre 3 y 5 veces 24 (68,6) 11(31,4) 35 (12,1) 1,28 (0,97 ; 1,68)
Entre 1 y 2 veces 48 (69,6) 21 (30,4) 69 (23,8) 1,30 (1,04 ; 1,62)
Ocasionalmente 13 (65) 7 (35) 20 (6.9) 1,21 (0,85 ; 1,73)
Nunca consume 20(69) 9 (31) 29 (10) 1,28 (0,96 ; 1,72)
Grasas y aceites (veces por semana)
>5 veces 137 (61,2) 87 (38,8) 224 (77,2) 0,69 (0,951) 1,00
Entre 3 y 5 veces 5(62,5) 3 (37,5) 8(2,7) 1,03 (0,59 ; 1,78)
Entre 1 y 2 veces 26 (63,4) 15 (36,6) 41 (14,1) 1,04 (0,81 ; 1,35)
Ocasionalmente 3 (60) 2 (40) 5 (1,7) 0,99 (0,48 ; 2,03)
Nunca consume 8(72,7) 3 (27,3) 11 (3,8) 1,20 (0,82 ; 1,74)
Azúcares, dulces y postres (veces por semana)
>5 veces 104 (61,9) 64 (38,1) 168 (57,7) 1,00
Entre 3 y 5 veces 10 (83,3) 2 (16,7) 12 (4,1) 1,21 (0,93 ; 1,59)
Entre 1 y 2 veces 40 (57,1) 30 (42,9) 70 (24,0) 4,91 (0,296) 0,83 (0,67 ; 1,04)
Ocasionalmente 9 (64,3) 5 (35,7) 14 (4,8) 0,94 (0,63 ; 1,40)
Nunca consume 16 (61,5) 10 (38,5) 26 (8,9) 0,90 (0,65 ; 1,23)
Comidas rápidas (veces por semana)
>5 veces 4 (8) 1 (20) 5 (1,7) 1,00
Entre 3 y 5 veces 5 (100) 0 (0) 5 (1,7) 1,25 (0,81 ; 1,94)
Entre 1 y 2 veces 47 (68,1) 22 (31,9) 69 (23,8) 6,35 (0,174) 0,85 (0,53 ; 1,36)
Ocasionalmente 76 (59,8) 52 (40,2) 127 (43,8) 0,75 (0,47 ; 1,86)
Nunca consume 47 (55,9) 37 (44,1) 84 (29) 0,70 (0,43 ; 1,23)

Por su parte, el número de veces que se consumía carnes se relacionó inversamente con el aumento de prevalencia de IAMS, quienes las consumían de tres a cinco veces por semana tenían una prevalencia 36,0 % mayor de IAMS (RP=1,82 IC=1,02;1,83), 93,3 % mayor en quienes las consumían entre 1 y 2 veces (RP= 1,93 IC=1,58;2,37), 1,2 veces mayor IAMS en quienes las consumían ocasionalmente (RP=2,2 IC=1,82;2,65) y 1,12 mayor IAMS (RP=2,12 IC=1,73;2,6) en quienes nunca las consumían (véase la tabla 6).

De igual manera, las trabajadoras que consumían frutas de tres a cinco veces a la semana presentaron 44,0 % mayor prevalencia de IAMS (RP=1,44 IC=1,06;1,95), para quienes las consumían entre una y dos veces por semana fue 64,0 % mayor (RP=1,64 IC=1,34;2,06) y 79,0 % mayor en quienes nunca las consumían (RP=1,79 IC=1,40;2,28) (véase la tabla 6).

También, se observó que las mujeres que refirieron consumir leguminosas de tres a cinco veces a la semana o no consumir tubérculos presentaban mayores prevalencias de IAMS (véase la tabla 6).

En lo que tiene que ver con la percepción de peso de las trabajadoras, su índice de masa corporal y la prevalencia de inseguridad alimentaria y nutricional que vivían en sus viviendas, no mostraron una asociación estadísticamente significativa con la prevalencia mayor de IAMS (datos no mostrados).

Condiciones que aportan a la explicación de la inseguridad alimentaria moderada/ severa de las trabajadoras

Al ajustar la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada/severa con las condiciones sociodemográficas, laborales, los hábitos y estilos de vida que presentaron valores significativos (p<0,05) o que cumplieran con el criterio de H-L (p<0,25) en los análisis bivariados, para identificar aquellas que aportan a la explicación de la IAMS, se observó con respecto a las condiciones sociodemográficas y laborales que la prevalencia de IAMS era una vez mayor (RPA=2,03. IC=1,02;2,04) en aquellas mujeres que consideraban que su vivienda estaba en mal estado, 1,83 veces mayor (RPA=2,83. IC=0,93;8,57) en quienes tenían tipo de venta semiestacionaria/ambulante y 1,55 veces mayor (RPA=3,55. IC=1,53;8,23) en las mujeres que laboraban >8 horas al día, al ajustarlas por las demás variables incluidas en el análisis. Vale la pena resaltar que el tipo de venta pasó de ser un factor asociado a menor prevalencia de IAMS (RPC=0,49. IC=0,32;0,74) a explicar mayor prevalencia de la misma (véase la tabla 7).

Tabla 7 Condiciones sociodemográficas, laborales, hábitos, estilos de vida y frecuencias de consumo que aportan a la explicación de la inseguridad alimentaria en los hogares de las mujeres trabajadoras. N=291 

Característica o condición RPcrudo Linferior L superior RPAjustado L.Inferior LSuperior
Condiciones sociodemográficas y laborales
Estado civil (sin pareja) 1,49 1,03 2,15 0,67 0,31 1,46
Cabeza de familia (sí) 1,21 0,89 1,64 0,05 0,00 1,66
Estado de la vivienda (Malo) 1,70 1,34 2,16 2,03 1,02 4,04
Niños o adultos mayores bajo su responsabilidad (sí) 1,24 0,86 1,78 0,66 0,21 1,99
Permiso para trabajar (sí) 1,28 1,07 1,53 0,60 0,24 1,51
Tipo de venta (Semiestacionaria-ambulante) 0,49 0,32 0,74 2,83 0,93 8,57
Tipología de venta (Cosecha, perecederos, com. rápidas) 0,73 0,62 0,87 1,95 0,80 4,71
Horas de trabajo al día (>8h) 1,41 1,09 1,83 3,55 1,53 8,23
Antigüedad en el oficio (>20 años) 0,88 0,73 1,06 1,47 0,66 3,26
Estabilidad para trabajar (Muy buena, buena) 0,79 0,66 0,95 1,49 0,89 2,51
Oficio antes de ser ventera (ninguno-solo ventera) 1,25 1,01 1,53 1,88 0,79 4,47
Estilos de vida
Consume licor (sí) 0,80 0,59 1,10 1,91 0,69 5,23
Consume cigarrillo (sí) 1,24 1,01 1,54 0,95 0,29 3,12
Quien prepara los alimentos que consume
Un hijo o hija 1,35 1,11 1,63 0,40 0,11 1,40
Otra persona 1,21 0,96 1,52 0,60 0,17 2,09
Consumo de los alimentos
En el comedor 0,79 0,65 0,95 1,01 0,44 2,32
En la sala 0,85 0,66 1,10 3,23 1,22 8,50
En la habitación 1,16 0,96 1,39 0,92 0,38 2,21
Estado emocional influye en el consumo de alimentos (sí) 1,41 1,81 1,69 0,32 0,15 0,72
Número de comidas al día (más de una) 1,78 0,89 3,55 0,39 0,19 0,83
Consume los alimentos en soledad (sí) 0,84 0,70 1,02 2,71 1,19 6,16
Qué comidas consume diariamente
Desayuno 0,85 0,7 1,03 0,24 0,07 0,84
Almuerzo 0,75 0,62 0,62 0,71 0,16 3,14
Cena 0,74 0,65 0,88 1,37 0,32 5,87
Cuánto tiempo pasan los alimentos en el puesto
>1 hora 0,71 0,54 0,94 0,71 0,43 1,09
Frecuencia de consumo (CR > 5 veces por semana)
Leche y productos lácteos (≤5 veces) 1,37 1,18 1,01 1,16 0,87 1,55
Carnes (≤5 veces) 0,27 0,19 0,38 1,70 1,07 2,70
Huevos (≤5 veces) 0,90 0,77 1,04 0,64 0,45 0,90
Leguminosas (≤5 veces) 1,02 1,04 1,38 1,14 0,76 1,69
Frutas (≤5 veces) 1,32 1,17 1,50 1,36 0,94 1,96
Verduras (≤5 veces) 1,02 0,77 1,37 0,86 0,60 1,25
Comidas rápidas (≤5 veces) 2,70 1,35 5,43 0,76 0,47 1,23

En lo que tiene que ver con los hábitos y estilos de vida, aportaron a la explicación de mayor prevalencia de IAMS: consumir los alimentos en la sala de la vivienda, consumir alimentos en soledad y consumir carnes <5 veces por semana, siendo 2,23 veces mayor (RPA=3,23. IC=1,22;8,50) la prevalencia de IAMS en quienes consumían los alimentos en la sala de su vivienda, 1,71 veces mayor (RPA=2,71.IC=1,19;6,16) en las mujeres que consumían sus alimentos en soledad y 70,0 % mayor (RPA=1,70. IC=1,07;2,70) en las trabajadoras que consumían carne ≤5 veces a la semana. Vale la pena resaltar que estas tres condiciones se habían comportado como factores asociados a menores prevalencias de IAMS y pasaron a explicar de manera significativa (p<0,05) mayores prevalencias de la misma, al ajustarse por las demás variables incluidas en el análisis (véase la tabla 7).

Por su parte, aportaron a explicar de manera significativa (p<0,05) menores prevalencias de IAMS en los hogares de las trabajadoras considerar que el estado emocional influía en el consumo de alimentos (RPA=0,32. IC=0,15;0,72), consumir más de una comida diariamente (RPA=0,39. IC=0,19;0,83), desayunar diariamente (RPA=0,24. IC=0,07;0,84) y consumir huevos ≤5 veces por semana (RPA=0,64. IC=0,45;0,90) (véase la tabla 7).

Es importante tener presente que, aunque no fueron condiciones o características que aportaron de manera significativa a explicar mayores prevalencias de IAMS, sí fueron mayores las prevalencias en las trabajadoras que vendían productos de cosecha, perecederos, bebidas, picadura y dulce y comidas rápidas (RPA=1,95), en quienes tenían más de 20 años en su labor (RPA=1,47), aquellas que sentían que su estabilidad para trabajar era muy buena y buena (RPA=1,49), en quienes no habían ejercido un oficio diferente al de venteras (RPA=1,88), en las trabajadoras que consumían licor (RPA=1,91), en aquellas que cenaban diariamente (RPA=1,37) y las que consumían frutas ≤5 veces a la semana (RPA=1,36) (véase la tabla 7).

Discusión

La inseguridad alimentaria es un problema de importancia en salud pública, cuya prevalencia es aproximadamente del 30 % en países de América Latina según el reporte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) acerca del estado de seguridad alimentaria y nutricional en el 2019. En este informe se reporta que la inseguridad alimentaria es mayor en mujeres, en especial, en América latina 20, y esta condición puede ser aún más crítica para aquellas que tienen empleos de subsistencia en las calles y aceras de las ciudades del continente, razón por la cual, el presente estudio exploró tanto la inseguridad alimentaria y nutricional que vivían las mujeres, utilizando la Escala Latinoamericana y Caribeña de Seguridad Alimentaria y Nutricional (ELCSA) 1, como sus características sociodemográficas, laborales, sus hábitos alimentarios y las frecuencias de consumo de los alimentos, que permitieran identificar la influencia de estas condiciones en la IAMS que vivían estas trabajadoras en sus hogares. No obstante, aunque se aporta información de un problema local en Medellín, Colombia, en esta evidencia pueden reflejarse condiciones que experimentan las mujeres trabajadoras informales en otras ciudades de Latinoamérica, de las que, según evidencias de diferentes estudios, se han identificado mayores prevalencias de inseguridad alimentaria 20-23.

Condiciones sociodemográficas

Con respecto a la edad, la mayor proporción de trabajadoras tenía entre 45 y 59 años, circunstancia que plantea un problema que supera la esfera de la salud pública y alcanza las políticas sociales, dado el acelerado envejecimiento de estas mujeres, con un empleo de subsistencia marcado por la incertidumbre y la inestabilidad, sin condiciones seguras de retiro, máxime si se tiene en cuenta que este tipo trabajadoras estarán sin pareja, conformarán familias uniparentales, siendo cabeza de familia y por ende, con niños o adultos mayores a su cargo, situación que se ha reportado en otros estudios 12,24 y que se identifica con factores relacionados con una difícil subsistencia, los cuales aportan a una mayor vulnerabilidad sociolaboral y ambiental 2. En época de pandemia, un estudio realizado por Miranda et al. 25 en Ecuador registró un 77,3 % (369) de la población encuestada con inseguridad alimentaria leve y moderada; sin embargo, no se exploraron de manera detallada los aspectos sociodemográficos, laborales, hábitos alimentarios y estilos de vida con los que se relaciona esta inseguridad alimentaria y menos diferenciados para las mujeres, situación que también se presenta a nivel nacional, y que sería un aspecto sensible en el que se debe profundizar en estudios posteriores con este tipo de trabajadoras.

Estilos de vida y hábitos alimentarios

En su mayoría, las trabajadoras participantes en este estudio manifestaron ser sedentarias y poco activas, hábito que puede aportar a su condición de sobrepeso y obesidad, si se tiene en cuenta que, en la ciudad de Medellín, se han estimado prevalencias elevadas de estas patologías en la población más sedentaria y con inactividad física, particularmente, en los estratos socioeconómicos menos favorecidos 23,24,26, donde habitan más del 90,0 % de las trabajadoras participantes en este estudio. Estas condiciones de mayor sobrepeso u obesidad se han reportado también en trabajadores informales de la ciudad de Bucaramanga y Boyacá, Colombia 27,28.

En cuanto a los hábitos de tabaquismo y alcoholismo, se evidenció que menos del 15,0 % de las mujeres trabajadoras los tienen, prevalencia menor que la observada en población trabajadora de la plaza minorista de Medellín en el 2016 29.

De otro lado, es importante resaltar que un alto porcentaje de las trabajadoras refirió preparar sus propios alimentos y consumirlos en su lugar de trabajo, al tiempo que manipulaban billetes o monedas y atendían a sus clientes. También, se identificó que al menos una de cada cuatro trabajadoras no consumía las tres comidas principales del día y, en su mayoría, no tenían horario exclusivo para el consumo de alimentos. Si se tiene en cuenta que este tipo de hábitos se han relacionado con condiciones de riesgo para problemas físicos o mentales en población trabajadora 30,31, estas mujeres estarían abocadas a presentar desenlaces adversos en salud, de no tomarse medidas preventivas y correctivas en el corto y mediano plazo, entre otros aspectos, porque estos hábitos de consumo podrían aportar a su condición de sobrepeso y obesidad 23.

Es importante tener presente que los anteriores son hábitos difíciles de modificar con acciones que adelanten las trabajadoras de manera individual; por su condición de vulnerabilidad socioambiental y laboral se hace necesaria la concurrencia de acciones familiares, estatales y gremiales en materia económica, social y de salud pública, que les permitan mejorar sus hábitos alimentarios y estilos de vida para impactar positivamente en sus condiciones de vida y de salud.

Estas trabajadoras, con respecto a las frecuencias de consumo de los alimentos, reportaron un alto porcentaje en el consumo de grasas y aceites, sumado a los alimentos con alto contenido de almidón, los cuales configuran una dieta predominantemente hipercalórica, que sumada a su sedentarismo, puede explicar a su vez la elevada prevalencia de trabajadoras en condición de sobrepeso y obesidad, resultados acordes con los del informe realizado por la OMS en el 2015 16, el cual reporta un aumento del consumo de este tipo de dieta y disminución de la actividad física en población general.

Una posible explicación del por qué este tipo de dietas se ha vuelto cada vez más frecuente pueden ser los bajos costos y el poco tiempo que requiere su preparación, siendo un punto muy sensible, especialmente detonante en mujeres que por su condición de cabeza de hogar, con personas bajo su cuidado y largas jornadas laborales, relegadas en una posición de vulnerabilidad económica y social, se ven abocadas a presentar en sus hogares una elevada proporción de inseguridad alimentaria moderada-severa, tal como quedó evidenciado en el presente estudio.

Inseguridad alimentaria en las trabajadoras

Si se tiene en cuenta que la seguridad alimentaria se refiere a la disponibilidad suficiente y estable, al acceso y consumo oportuno y permanente de los alimentos que pueden llevar a una vida saludable y activa 32-34, también es importante tener presente que para quienes tienen empleos de subsistencia, la inseguridad puede ser una condición más frecuente, situación que el presente estudio pone en evidencia, ya que la IAMS era más prevalente en mujeres que tenían sus viviendas en mal estado, que ofrecían sus productos en puestos de venta semiestacionarios/ambulantes y que trabajaban > de 8 horas diarias, condiciones que se pueden relacionar con la dificultad para conseguir alimentos debido al poco tiempo libre que disponían por su trabajo, la inestabilidad de sus ingresos y las precarias circunstancias a las que se ven abocadas para preparar sus alimentos. Esto mismo se ha evidenciado en otros reportes sobre trabajadores informales, los cuales consideran características o factores similares al explicar la presencia de inseguridad alimentaria (24, 26, 27).

Es primordial resaltar que las mayores prevalencias de IAMS fueron observadas en las trabajadoras que reportaron consumir carnes, lácteos y frutas menos de cinco veces a la semana, situación que posiblemente puede explicarse porque estos son alimentos con aporte importante a nivel nutricional, además de observarse en contraposición que aquellas que consumían menos de cinco veces a la semana comidas rápidas o huevos presentaban menor prevalencia de IAMS, lo cual puede relacionarse con una alta ingesta de estos alimentos, en contraposición a un bajo consumo de carnes, verduras y frutas que causa un desbalance frente al aporte de nutrientes necesarios, lo cual se deriva en problemas de malnutrición por exceso y déficit nutricional a largo plazo. Esto mismo ha sido relacionado por el “Informe de estado de la seguridad alimentaria y nutricional” realizado por la FAO en el 2019 20, donde describen que:

El mayor consumo de alimentos de venta callejera y de alimentos amiláceos y el menor consumo de hortalizas, frutas, carne y productos lácteos con alto contenido de micronutrientes puede llevar a distintas formas de malnutrición con efectos negativos a largo plazo20.

Asimismo, en Antioquia se ha observado 13 que el perfil nutricional y alimentario demuestra un consumo importante de alimentos con alto índice de carbohidratos, grasas, comidas ultraprocesadas y bajo consumo de frutas y hortalizas, factores que se suman a las posibles explicaciones de la prevalencia más elevada de inseguridad alimentaria en los hogares de las mujeres trabajadoras participantes en el presente estudio.

Aunque en este estudio unas mayores prevalencias de IAMS fueron explicadas por condiciones como tener la vivienda en mal estado, trabajar más de ocho horas al día, vender sus productos en puestos de venta semiestacionaria/ambulante, consumir los alimentos en la sala de sus viviendas y en soledad en su lugar de trabajo, estas son características y aspectos que aún no se identifican en estudios anteriores con población del sector formal e informal de la economía, razón por la cual es difícil comparar estos resultados, y aunque esta es una limitante para este caso, se sugiere que para estudios posteriores, tanto con esta población trabajadora como con otras similares, se incluyan este tipo de variables para ir construyendo evidencia más particularizada con respecto a las condiciones que explican unas mayores prevalencias de IAMS y a su vez generar acciones para superarla.

Conclusiones

Para las trabajadoras participantes en este estudio garantizar la seguridad alimentaria en sus hogares, tener hábitos alimentarios y estilos de vida saludables son condiciones difíciles de materializar en el corto y mediano plazo, dado que las características y factores que se relacionan y aportan a la explicación de mayor prevalencia de IAMS superan las decisiones y acciones individuales para ser modificadas. Por lo tanto, se hace necesaria la concurrencia de decisiones y acciones estatales, gremiales y familiares para aportar a que esta y otras poblaciones trabajadoras con características similares, en Colombia y otros países del continente, logren ser dotadas de unos activos y unas estructuras de oportunidades, que les permitan mejorar sus condiciones de vida y de salud, y de esta forma, avanzar para alcanzar la seguridad alimentaria y nutricional en sus hogares.

Para el presente estudio, en su gran mayoría, estas trabajadoras eran la persona que más aportaba en el hogar, tenían adultos mayores o niños bajo su responsabilidad, trabajaban más de ocho horas al día, vivían en los estratos socioeconómicos más bajos, consumían de manera recurrente alimentos hipercalóricos y poco saludables, más del 17,0 % eran adultas mayores al momento de la toma de datos, consideraban que sus viviendas estaban en regular, mal y muy mal estado, una de cada cuatro solo había tenido este oficio durante toda su vida, más de la mitad consumía una o dos comidas diariamente, referían que el estado de ánimo les afectaba el consumo de alimentos, y más de la mitad eran sedentarias y poco activas, condiciones que además aportan a que por encima del 70,0 % presentaran condición de sobrepeso u obesidad, por lo tanto, se requiera de políticas públicas, de seguridad y salud en el trabajo que garanticen un trabajo decente que les permita vivir, no simplemente sobrevivir, con una remuneración justa, aseguramiento a seguridad social, que les garantice un trabajo digno, tal como lo indica el “Plan regional de trabajo decente”.

Agradecimientos

A la estrategia de apoyo por parte de la convocatoria de mediana cuantía para tesis doctorales de la Dirección de Investigación e Innovación n.° INV032015011 de la Universidad CES, Medellín, enero del 2016.

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*Artículo de investigación.

Cómo citar: Garzón Duque, M. O., Giraldo Villegas, C., Zuluaga García, J. P., Rodríguez Ospina, F. L., Zambrano Mosquera, D. S., & Uribe Quintero, A. (2023). Condiciones laborales, hábitos y estilos de vida que influyen en la inseguridad alimentaria de trabajadoras con empleos de subsistencia en Medellín, Colombia. Estudio transversal. Revista Med, 31 (1), 89-116. https://doi.org/10.18359/rmed.6840

Financiamiento:

Los autores declaramos no tener conflicto de intereses y se aclara que, para la ejecución del subproyecto derivado de la tesis doctoral descrita anteriormente, denominado “Condiciones socioambientales, laborales y de salud de un grupo de trabajadores informales ‘venteros’ del centro de Medellín. 2016-2017”, se recibieron recursos para apoyar la recolección de datos de 200 de los 686 trabajadores que participaron en el estudio, así como para el diseño de la base de datos y el ingreso de datos de los 200 trabajadores. El apoyo se recibió por parte de la convocatoria descrita en el párrafo anterior.

Recibido: 14 de Julio de 2023; Aprobado: 10 de Septiembre de 2023; Publicado: 29 de Diciembre de 2023

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