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Revista Colombiana de Psicología

versión impresa ISSN 0121-5469

Rev. colomb. psicol. v.20 n.2 Bogotá jul./dic. 2011

 

Indicadores Estructurales y Conglomerados de Actores en la Red Social de una Subcultura Urbana

Structural Indicators and Clusters of Actors in the Social Network of an Urban Subculture

Indicadores Estruturais e Conglomerados de Atores na Rede Social de uma Subcultura Urbana

JOSÉ HERNANDO ÁVILA-TOSCANO
BERNARD GUTIÉRREZ VEGA
JHONATAN PÉREZ SOTO

Universidad del Sinú Elías Bechara Zainúm, Montería, Colombia

La correspondencia en relación con este artículo puede dirigirse a José Hernando Ávila-Toscano, e-mail: joseavila@unisinu.edu.co.
Coordinación Institucional de Investigaciones, Grupo de Investigación Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad del Sinú Elías Bechara Zainúm.
Carrera 1 W calle 38 Juan XXIII, bloque 1, piso 1, oficina 03 (Montería-Córdoba, Colombia).

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
RECIBIDO: 20 de octubre del 2010 - ACEPTADO: 24 de agosto del 2011

 


Resumen

Este estudio buscó identificar la estructura de socialización de una subcultura urbana con la medición de indicadores estructurales de su red social e identificación de subagrupaciones. Se empleó el instrumento Arizona Social Support Interview Schedule (ISSIS) con 11 miembros de la subcultura roqueros. Se procesaron los datos mediante el análisis de redes sociales (ARS) con el software Ucinet, para detectar conjuntos de actores con el procedimiento de conglomerados jerárquicos; y los gráficos de la red se crearon con NetDraw. Se identificaron niveles moderados de indicadores estructurales y las agrupaciones presentaron un número amplio de actores según el criterio de atracción por similaridad. Los subgrupos en la red fueron escasos, lo que muestra a la subcultura como una unidad social cuya integración se da por vinculaciones estrechas entre sus miembros.

Palabras clave: análisis de redes sociales, cultura juvenil, tribus urbanas, subcultura, socialización, roqueros.


Abstract

The objective of this study was to determine the socialization structure of a subculture or urban tribe, by measuring the structural indicators of its social network and identifying sub-groupings. Eleven members of the rock subculture were evaluated through the Arizona Social Support Interview Schedule (ASSIS). The data was processed using the social network analysis (SNA) with the software Ucinet, and networks graphs were created with NetDraw. It was possible to identify moderate levels of structural indicators in which groupings of large numbers of actors under the criterion of attraction by similarity was significant. Finally, there were few subgroups within the network, which indicates that the subculture is a social unit where integration is achieved by close ties among its members.

Keywords: analysis of social networks, youth culture, urban tribes, subculture, socialization, rock subculture.


Resumo

Este estudo buscou identificar a estrutura de socialização de uma subcultura urbana através da análise de indicadores estruturais de rede social e a identificação de sub-agrupações. Utilizou-se o instrumento Arizona Social Support Interview Schedule com 11 membros da subcultura roqueiros. Os dados foram processados mediante a análise de redes sociais com o software Ucinet para detectar conjuntos de atores com o procedimento de conglomerados hierárquicos, e os gráficos da rede foram criados com NetDraw. Identificaramse níveis moderados de indicadores estruturais e as agrupações presentaram um número amplo de atores segundo o critério de atração por similaridade. Os subgrupos na rede foram escassos, o que mostra a subcultura como uma unidade social cuja integração ocorre por vinculações próximas entre seus membros.

Palavras- chave: análise de redes sociais, cultura juvenil, tribos urbanas, subcultura, socialização, roqueiros.


LA LITERATURA existente sobre el fenómeno de las tribus o subculturas juveniles es prolija y diversa, y, por lo tanto, son múltiples los enfoques propuestos para comprender y explicar este interesante fenómeno social (Feixa & Porzio, 2004; Maffesoli, 2004; Molina, 2000). Las subculturas juveniles son una forma de organización que suele situarse al margen de las tradiciones sociales, expresando un sentido colectivo que supera lo individual, y en el cual sus integrantes se autodefinen como miembros de una cultura propiamente dicha (Maffesoli, 1990; Oriol, Pérez & Tropea, 1996), por la que sienten orgullo, y buscan el reconocimiento y la exhibición de sus ideales. Por esta razón las subculturas se constituyen en unidades expresivas que pretenden comunicarse con el entorno social (Llinares & Benedito, 2007).

De acuerdo con Marín y Muñoz (2002), la subcultura puede entenderse como un conjunto de símbolos y significaciones compartidos por los jóvenes con relación a las implicaciones de su pertenencia a un sistema social, como una generación que intenta resolver conflictos y tensiones propios de la juventud. La pertenencia a la subcultura implica, por tanto, compartir una identidad asociada a símbolos culturales, como el uso de un determinado peinado, una vestimenta particular, un sistema de creencias y el frecuente consumo cultural asociado a la música y a las representaciones que la misma convoca (Soriano, 2001). Hormigos y Martín (2004) indican que la música muestra relaciones con la construcción de la identidad al hacer énfasis en conexiones sociales y simbólicas, a partir de las cuales se integra la condición social de los individuos con la construcción de subjetividad. La música rock, por ejemplo, representa una forma común para compartir gustos e intereses, pues se trata de un género musical preferido por los jóvenes de bajos ingresos, que encuentran en eventos como los "toques" oportunidades para la interacción social, la apertura de sus emociones, la liberación de agresividad y hasta la catarsis de sus sentimientos (Castillo, 2002). Ahora bien, la cultura del rock —y en general la subculturalidad— no es un fenómeno exclusivo de las condiciones sociales bajas, desde hace varios años existe evidencia de la influencia de este patrón de conducta social en los jóvenes de diversas condiciones socioeconómicas (Feixa, 1998; Vásquez, 1995).

Durante la adolescencia y la juventud los individuos experimentan la necesidad de construir su propia identidad, así como de manifestar independencia familiar a la par que generan conexión e identificación con el grupo social (Vinaccia, Quiceno & Moreno, 2007). Las subculturas proporcionan una experiencia afectiva en la que la vinculación al grupo aporta sentido existencial (Llinares & Benedito, 2007). Precisamente por ello la participación en el proceso interrelacional de los miembros de la subcultura revela la importancia de la red social, ya que la tribu opera bajo los mecanismos de la red implicando un componente funcional relevante en este proceso de socialización juvenil.

Concebir la subcultura desde la perspectiva de las redes sociales implica reconocer, además de la función socializadora, la existencia de fuentes generativas de medios para la apropiación de una identidad social, así como de mecanismos de protección y afrontamiento de las adversidades (Abello, Madariaga & Sierra, 1999; Ávila-Toscano, 2009; Madariaga, Abello & Sierra, 2003; Madariaga & Sierra, 2000). Estos procesos se dan dentro de la interacción cotidiana y se basan en la generación de confianza social mediante el contacto cara a cara (Takács, 2007) y la íntima unión entre los integrantes de la red representada en la subcultura.

La participación dentro de la red subcultural implica la generación de estrategias para la interacción que determina, a su vez, la estructura de apiñamiento social y la funcionalidad de la misma. Maldonado, Burgos, Almonacid y Camargo (2009) identificaron, en un estudio con jóvenes de la subcultura "metal" de Bogotá (Colombia), que las relaciones construidas dentro de dicha subcultura generan representaciones asociadas con la construcción de identidad personal y grupal; y también se relacionan de forma relevante con experiencias de respeto, amor y apoyo, que se dirigen incluso hacia miembros externos de la subcultura, como la propia familia. Asimismo, las redes tienen una relación estrecha con la historia de vida y definen elementos como la complementariedad, la afinidad y la identificación que los individuos construyen con otras personas (Bidart & Degenne, 2005).

De acuerdo con Silva (2002), la conformación de la red juvenil representada en la subcultura implica una transición desde la socialización familiar hacia la unión con pares, con quienes se comparten características e intereses. Este proceso se realiza como un medio de construcción de identidad a partir de la relación con otros. Kalish y Robins (2006) aseguran que las características individuales y elementos distintivos de la personalidad son variables indispensables para la configuración comportamental de los actores en la red. De esta forma, la apertura o cierre social de los vínculos y la restricción o no de los contactos varía de acuerdo a los valores individuales de las personas que conforman la red. Estos argumentos parecen explicar el carácter restrictivo de las redes subculturales, en las que la socialización con pares, que comparten características similares y a la vez diferenciadas del resto de la sociedad, resulta ser un elemento sustancial. Asimismo la conducta de los integrantes de la subcultura es regulada por la estructura de su red y por las distinciones sociales establecidas para su conformación. De esta manera la red opera como una organización social que regula los comportamientos de los individuos (Trujillo, Mañas & González-Cabrera, 2010), de tal modo que la identidad se edifica mediante el reconocimiento con los otros (Silva, 2002).

Por otra parte, la socialización de adolescentes y jóvenes mediante la conformación de tribus o subculturas, que regularmente son asumidas por parte del colectivo social de forma amenazante y como una trasgresión (Castillo, 2002), representa una reacción a patrones tradicionales de socialización. Sin embargo, como se ha descrito, las redes sociales de estas agrupaciones juveniles cumplen importantes funciones al tratarse de grupos que ofrecen protección y generan dinámicas identitarias que contrastan con la hostilidad del medio social externo (Castillo, 2002). Lamentablemente, uno de los tropiezos de la comprensión de las subculturas consiste en la propagada idea que interpreta estas formas emergentes de socialización como una problemática social, al igual que asume la idea de la juventud como conflicto (Feixa & Porzio, 2004; Zarzuri, 2000). Estas ideas llevan a la estigmatización de la red, trayendo consigo consecuencias desfavorables para la misma. Carter y Feld (2004) señalan que el estigma social genera como consecuencia rechazo a las interacciones establecidas entre los individuos acompañadas de sentimientos que afectan las estructuras de las redes sociales, dependiendo la reacción experimentada.

Cuando se trata de la aceptación de una subcultura frente al grupo social, se presentan respuestas positivas que permiten la interacción con los actores o con el grupo en general. En cambio, cuando existe la presencia del estigma es común observar una respuesta de rechazo que obstaculiza la integración con los otros, por lo que es esperado un alejamiento de tales actores y una tendencia a que las redes sean cerradas; es decir, a que no se acepte la presencia de miembros diferentes por ser juzgados como hostiles. En consecuencia, estas redes se estructuran con un número pequeño de actores (Bloom & Kessler, 1994).

Los hallazgos investigativos con diferentes grupos poblacionales resaltan que la conformación de redes sociales muy cerradas afecta la posibilidad de obtener mayores fuentes de apoyo y más ajuste psicosocial (Bivort, 2005; Dallo, 2005; Palacio & Madariaga, 2006). Estos mismos hallazgos señalan la importancia de articular redes cooperativas, amplias y con disposición para el apoyo social (Ávila-Toscano, 2009).

Ahora bien, es importante reconocer que el análisis de la subcultura urbana y de los fenómenos propios de su red trasciende el campo de estudio de lo juvenil, pasando a ser una reflexión más precisa acerca de las transformaciones, la regularización, el control, la identidad y el apoyo ofrecido en la interacción social. Este tipo de análisis también permite la comprensión de la estructura social y de la subcultura que se entreteje dentro de un contexto de cambio socio-cultural, en el que sobresalen la tensión de los jóvenes y su inclinación por formar micro-grupos que representan formas alternativas de congregación juvenil (Matus, 2001).

La comprensión del peculiar proceso de socialización en la subcultura comporta una notoria relevancia social, en especial por facilitar el abordaje de agrupaciones que han sido vistas como una mutación de lo tradicional (Marín & Muñoz, 2002), lo que ha generado dentro del contexto social reacciones de sorpresa, desaprobación, temor y hasta rechazo, y que, sin embargo, son formas preferidas de unidad social entre los jóvenes. Por otra parte, a pesar de existir un acervo teóricamente construido sobre el fenómeno, los estudios empíricos acerca de las subculturas son insuficientes, en especial en el contexto colombiano, en el que las aproximaciones formuladas sobre este tema se han centrado más en el estudio del significado de pertenencia a la tribu por medio de la definición personal de los símbolos e imaginarios, que en dicho significado producto de la vinculación a la misma (Maldonado et al., 2009), o el papel de la música y la moda (Giraldo, Mejía & Montalvo, 2004). Asimismo, los estudios sobre el contexto social de la subcultura (propiedades psicosociales, nociones psicológicas sobre territorialidad y pertenencia social a un grupo); las estructuras de integración (mecanismos sociales de agrupación entre miembros), y las dinámicas de socialización (pautas de relaciones sociales, sistemas de intercambios emocionales e instrumentales) escasean.

En resumen, el estudio de la red social de las subculturas urbanas constituye un importante tema de análisis para la psicología aplicada a los procesos sociales, hallándose en este esfuerzo una interacción con diversas disciplinas cuyo interés también recae en la comprensión de la subculturalidad. Su abordaje implica el desglose de su estructura social, de las inclinaciones de la juventud en materia de similaridades y valores compartidos, que motivan a la socialización con mecanismos y formas divergentes de apropiación social así como de construcción de raíces identitarias en la juventud.

En congruencia con los fundamentos expresados, el desarrollo de este artículo comprende el análisis de los procesos de socialización e integración juvenil dentro de las dinámicas de consumo y desarrollo de la cultura del rock ubicada en la cabecera urbana de una ciudad capital de la costa Caribe colombiana. A partir de la tarea investigativa realizada con un grupo de jóvenes roqueros, el presente trabajo ha apuntado al análisis del proceso de interacción dentro de la estructura social de una subcultura juvenil, basado en el análisis de redes sociales (ARS) como fundamento metodológico para la exploración de la red y para la asimilación del fenómeno conocido como tribu o subcultura urbana. En congruencia con ello, el objetivo principal de este estudio consistió en evaluar la estructura de socialización de una subcultura urbana de roqueros mediante la medición de indicadores estructurales de redes y la construcción de conglomerados de subgrupos dentro de la red, con el fin de identificar su sistema de apiñamiento e integración social.

Método

Participantes

La muestra estuvo representada por un grupo de jóvenes pertenecientes a la subcultura de roqueros que se encuentra ubicada en la cabecera urbana de la ciudad de Montería (costa Caribe, Colombia). Los participantes fueron seleccionados mediante muestreo no probabilístico e intencional o muestreo a criterio (Namakforoosh, 2005), empleando la estrategia de bola de nieve para la identificación de los miembros de la subcultura. Esta estrategia se llevó a cabo a través del contacto inicial con integrantes de la subcultura en cuestión, que fueron facilitando el acercamiento al resto de sus compañeros. Esta metodología suele ser frecuente en los estudios de redes sociales.

La muestra quedó constituida por 11 participantes, seleccionados entre un total de 30 miembros de la tribu urbana. La selección se realizó con base en el criterio de autodefinición de pertenencia (reconocerse como miembro de la tribu), y la posterior designación del participante por parte de otro roquerocomo auténtico miembro de la subcultura (reconocimiento de la tribu). Para el presente estudio no se establecieron criterios de exclusión relacionados con la edad, condición socioeconómica, nivel de formación, procedencia, entre otras características sociodemográficas.

Sobresalió un mayor número de hombres (81.8% n=9) que de mujeres (18.2% n=2) en la muestra y los participantes presentaron edades que oscilaron entre 19 y 34 años, con una media de 23.45 años (DE= 45.01). En su mayoría, los sujetos eran solteros (81.8% n=9), el 9.1% (n=1) eran personas casadas, e igual porcentaje eran personas con núcleo conyugal de hecho o unión libre (9.1% n= 1). El nivel de formación osciló entre moderado y alto al identificarse que 27.3% (n= 3) recibía formación a nivel técnico o tecnológico, el 45.5% (n= 5) adelantaba estudios universitarios, y el porcentaje restante (27.3%) aún no completaba la formación de nivel medio o bachiller.

Instrumentos

Las redes sociales fueron medidas mediante la aplicación del Arizona Social Support Interview Schedule (ASSIS) (Barrera, 1980), para identificar la estructura de integración y vínculos sociales. El ASSIS opera como un generador de nombres de las personas que conforman la red social, las cuales son incluidas en una matriz binaria o cuadrícula de datos diseñada para el cruce de información relacionada con el reporte de vinculaciones establecidas entre los integrantes de la red analizada. De esta forma, con el ASSIS se identifican los integrantes de la red y, posteriormente, se establecen sus conexiones mediante la técnica de construcción de matriz cuadrada, lo que permite la obtención de los indicadores estructurales o valores cuantitativos de la red.

El ASSIS permite identificar, además, diversas funciones sociales de soporte de la red, sin embargo, en el presente estudio, por sus fines de descripción de las propiedades estructurales y de subgrupos, se trabajó exclusivamente en la construcción de la matriz cuadrada de relaciones a partir de los nombres obtenidos. Dicha matriz se construyó mediante la detección de actores significativos para el establecimiento de relaciones entre quienes compartieran mayor proximidad en las mismas (e. g. "Proporcióneme los nombres, iniciales o sobrenombres de las personas con quiénes le gusta relacionarse dentro del grupo"; "Si quiere compartir cosas personales y privadas, ¿con quién lo haría?").

El ASSIS es un instrumento con valores psicométricos adecuados, cuenta con una fiabilidad test-retest que oscila entre .70 y .88 (López et al., 2007). El instrumento también cuenta con una sección dirigida a recoger la información sociodemográfica de los individuos evaluados.

Procedimiento

El diseño del estudio fue de tipo descriptivo, de corte transversal y enfoque cuantitativo.

El desarrollo del estudio contó con dos fases aplicativas, desarrolladas posteriormente a una fase de planeación y definición de protocolos y principios éticos, aprobados por el Comité de Investigaciones Psicológicas de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad del Sinú. La primera fase aplicativa consistió en realizar un proceso de acercamiento a los integrantes de la subcultura evaluada con el fin de identificar a figuras sobresalientes que pudieran abrir vínculos con el resto de los integrantes. Este procedimiento se realizó en consideración a la tendencia de los miembros de la subcultura a aislarse y a ser poco receptivos con los individuos externos, de forma que la obtención de un contacto clave pudo facilitar el acercamiento y la generación de confianza. Posteriormente, con la identificación de un informante estratégico hubo un acercamiento con otros integrantes de la subcultura, quienes finalmente decidieron vincularse de forma voluntaria y libre al estudio.

La ubicación de los participantes dio inicio a la segunda fase del estudio, durante la cual se realizaron dos reuniones con los integrantes de la subcultura. En un principio los participantes fueron 18, pero finalmente solo 11 personas aceptaron el protocolo de investigación y las consideraciones éticas formuladas. Dichas consideraciones hacían explícitas la libertad de los participantes y la ausencia de riesgos personales, sociales, morales o físicos, tanto a nivel personal como familiar. Dado que la totalidad de los participantes eran mayores de edad, pudieron consentir libremente su participación sin la mediación de tutores o acudientes.

Las reuniones realizadas con los participantes se llevaron a cabo en la zona urbana central de la ciudad de Montería (costa Caribe, Colombia), en las instalaciones de una popular y prestigiosa plaza pública que ha sido tomada como "territorio" de la subcultura roquera. En dicho lugar se realizó el contacto y se comunicó el objetivo del estudio, y posteriormente cada roquero fue evaluado mediante la aplicación del ASSIS a través de una entrevista estructurada, realizada en privado, que facilitó la cumplimentación de la matriz binaria para la generación de la red.

Análisis de Datos

La información obtenida con el ASSIS fue procesada en una base de datos binarios con el software de análisis de redes sociales (ARS) Ucinet 6.181 versión para Windows (Borgatti, Everett & Freeman, 2002), que permitió la evaluación de propiedades sociométricas, como la centralidad y poder social de las personas en la red; es decir, el análisis inicialmente se basó en la identificación de posiciones que ofrecen ventajas dentro de la red de relaciones (Hanneman & Riddle, 2005) a través del cálculo de los siguientes indicadores estructurales de centralidad y poder: (a) densidad (density) (número total de vínculos relacionales dividido en el total de número posible de vínculos relacionales); (b) grado nodal (degree) (actividad o popularidad vista en muchos lazos establecidos con otros actores, puede ser de entrada, lazos reportados por los demás actores con un determinado sujeto, o de salida, lazos reportados por un determinado sujeto con los demás actores); (c) cercanía (closeness) (distancia existente entre los actores de la red). En la cercanía también se mide la entrada o cercanía reportada por otros actores hacia un determinado sujeto, o viceversa (salida), y (d) intermediación (betweenness) (medida en que un punto hace de intermediario entre otros puntos por situarse en el camino entre ellos) (Hawe, Webster & Shiell, 2004).

Asimismo, se generó un análisis de detección de conjuntos de actores conectados unos con otros mediante lazos sociales fuertes, basado en el análisis centrado en subgrupos propuesto por Burt (Verd & Martí, 1999), a partir del cual se formuló el cálculo de cliqués o camarillas mediante el procedimiento de conglomerados jerárquicos. Igualmente, se realizó el proceso de testeo de hipótesis de relación dentro de los grupos, construyendo un análisis aglomerativo jerárquico de nodos (actores de la red) con su respectivo dendrograma para el cálculo de cluster o clanes. Por último, las visualizaciones o grafos de red se generaron mediante la herramienta NetDraw Visualization Program versión 2.073 (Borgatti, 2002).

Resultados

Los miembros de la subcultura presentaron un promedio de 90.54 meses de pertenencia a la misma (DE= 45.01), con valores extremos de 24 y 180 meses, indicando un tiempo considerable de conformación de la red social con sus compañeros. Los valores derivados de las medidas estructurales calculadas con ARS se sometieron a un análisis descriptivo con el fin de obtener los valores medios para los diferentes indicadores examinados, y posteriormente calcular su nivel en alto, medio o bajo, de acuerdo a la distribución encontrada en los percentiles 25 (bajo), 50 (medio) y 75 (alto) (Amar, Abello, Ávila-Toscano & Madariaga, 2011; Ávila-Toscano, 2010; Pérez, 2006). De acuerdo con esto, los indicadores estructurales registrados mostraron valores moderados, especialmente para el grado nodal y la intermediación, cuyos niveles oscilan entre moderados y bajos. En cambio la cercanía mostró ser el indicador de mayor nivel de rendimiento en la red (ver Tabla 1).


Los resultados de los indicadores señalan que se trata de una red que tiende a mostrar poca abertura a la integración de nuevos contactos, así como con un flujo moderado de relaciones. Igualmente, el nivel de densidad hallado en la red fue de .642, lo cual define un 64% de vinculaciones establecidas dentro de la red analizada. Sin embargo, este es un valor moderado a pesar de tratarse de una red cerrada en donde regularmente los contactos suelen ser frecuentes.

Con el fin de observar visualmente las agrupaciones de la red, se generó un grafo con el comando de agrupación de nodos por atributo, seleccionando como atributo de asociación el nivel de grado nodal de cada uno de los actores (nodos) de la red. La Figura 1 visualiza la conformación de la red de acuerdo al criterio aplicado. Por razones éticas, los nombres que aparecen en el grafo no coinciden con la identificación real de los participantes.


La Figura 1 permite identificar que en su mayoría los actores cuentan con niveles similares de grado nodal, por lo que se agrupan en un número amplio, conformando un subgrupo con un nivel aceptable de densidad en las relaciones. Este subgrupo cuenta con un actor sobresaliente (Pilarika), a partir del cual se abren las conexiones para otros actores con menos poder social (Jr y Jse); es decir, para participantes con menor número de lazos sociales y menor capacidad de influencia en las relaciones. Esta visualización o figura permite observar el mecanismo de apiñamiento de la red y la importancia relativa de cada actor en la misma, debido a que el flujo de relaciones establecidas en la red (y evaluado mediante los indicadores estructurales), permite reconocer las posibilidades de tener poder social, es decir, de controlar un flujo importante de comunicaciones y vínculos sociales, los cuales, a su vez, inciden en la forma como los individuos cobran importancia relativa dentro de la subcultura. Por otra parte, la densidad de las relaciones se refuerza por la interacción mutua entre actores; la Figura 1 permite comprender visualmente que la mayoría de las interacciones son de entrada y salida, logrando una densa reciprocidad entre los roqueros, hecho que, a su vez, posibilitaría un eventual acceso a recursos de apoyo; mientras que en los casos restantes, en los que la mayoría de vínculos son unidireccionales, como sucede con el actor Polit, esa posibilidad de acceder al apoyo se vería mermada.

Por otra parte, la conformación de los subgrupos se corroboró mediante la medición de cliqué. Este tipo de análisis permite identificar aquellos subconjuntos dentro de una red en la que los actores se conectan de forma estrecha y cercana. La evaluación se cumplió a través de una matriz de conglomerados jerárquicos por superposición (ver Tabla 2), la cual muestra cómo se apiñan los nodos (actores de la red) en dos grandes cliqués (1.000 y .133). El primer cliqué está representado por la totalidad de los miembros de la red, y el segundo subgrupo o cliqué está configurado por tres actores: dos con baja centralidad (Nodos 1 y 2), y uno con alto poder social y de intermediación (Nodo 1).


La Tabla 3, por su parte, contiene los indicadores de socialización obtenidos en la relación actor-actor. Estos indicadores se basan en la idea de la superposición o comembresía de actores, de manera que detectan el número total de vínculos existentes entre un determinado grupo de individuos, que se relacionan mutuamente (todos con todos). De esta forma, el indicador se basa en la detección del conjunto de vinculaciones descritas, permitiendo definir a cuántos cliqués pertenece cada actor, qué actores comparten cliqué y cuáles son los cliqués en los que coinciden dichos actores. En la Tabla 3 se observa que, precisamente, para los actores o nodos Pilarika, Jse y Jr el conjunto de datos es diferente del patrón establecido para el resto de la matriz de la red, siendo justamente estos actores quienes conforman el segundo subgrupo.

Justamente este segundo cliqué parece estar conformado por los únicos miembros de la red que recíprocamente comparten relaciones de forma preferencial al resto de actores, y que son, además, quienes cuentan con más bajo nivel de grado nodal.

Con el fin de identificar de forma más amplia los mecanismos de agrupación dentro de la red, se desarrolló un análisis de similitud y equivalencia estructural aplicando el comando de jerarquización de cluster (Clanes). Este procedimiento facilita el cálculo del grado de similitud entre los casos analizados, hallando las clases de equivalencia aproximada entre los actores que paso a paso se van adicionando a los diferentes clusters. El procedimiento genera diversos grupos en los que se ubican los sujetos con aquellos actores o casos que les son más similares y, a medida que aumenta el número de clusters, cada conjunto de actores se va adicionando a los mismos hasta conformar un cluster con la totalidad de actores. El ajuste de cada participante a los diversos clusters se identifica en la Tabla 4 mediante las medidas de adecuación de racimos; mientras que en la Tabla 5 se muestra el tamaño de cada grupo, expresado en una partición de la población total agrupada. Como puede verse, los grupos aumentan de tamaño dado que van encerrando a otros grupos más pequeños.





 


De acuerdo con estos datos la red se aglomera en nueve clanes, entre los que se observa que las primeras asociaciones se dan entre los actores 2 y 4 y entre los actores 3 y 5. Entre tanto, para el segundo paso, la integración incluye a los Nodos 2, 4 y 6 por un lado, y 3 y 5 por el otro. Estos valores se pueden apreciar gráficamente en el dendrograma de la Figura 2.

La aglomeración de miembros continúa hasta el noveno paso en el que se incluyen todos los integrantes de la red. Asimismo, en este paso se incluye al actor más central (Nodo 1), que aporta significativamente a la mediación social sirviendo como puente.

Discusión

Los valores obtenidos en los diferentes indicadores estructurales analizados señalaron que la red de roqueros evaluados consiste en una estructura con moderados niveles de poder y dominio de relaciones; es decir, se trata de una red en donde las relaciones no son concentradas en un único actor o grupos de ellos, sino que relativamente se diseminan obteniendo niveles moderados de interacción. Los integrantes de esta subcultura tienden a mostrar una frecuencia de contactos cuya densidad se concentra en niveles moderados, lo cual resulta paradójico al tratarse de un grupo social con una media de tiempo de establecimiento relativamente amplia (90.54 meses), para lo cual se esperaría que el nivel de densidad de los contactos fuera más elevado.

El grado nodal de la red, es decir el poder de control e influencia social, muestra niveles moderados, lo que implica una menor posibilidad de acceso a recursos de tipo instrumental y psicológico (Madariaga et al., 2003). Sin embargo, la medición de la cercanía identificó valores más elevados que parecen relacionarse con la proximidad e intereses compartidos de los integrantes de la red. Ahora bien, esta red cuenta con una baja capacidad de intermediación, lo que reduce la posibilidad de construcción de puentes sociales que permitan la ampliación de los vínculos y el aumento de los nodos que puedan formar parte del círculo de socialización establecido por la subcultura.

En relación a esto, la red identificada comparte la condición de cierre o la tendencia al encapsulamiento que ha sido descrita en otros grupos sociales (Palacio & Madariaga, 2006), y que, de acuerdo a las evidencias empíricas, implica un menor nivel de posibilidades de acceder a mecanismos de afrontamiento de las condiciones adversas o de obtención de apoyo social diverso y funcional (Bivort, 2005; Dallo, 2005). Esta tendencia a formar estructuras sociales cerradas se debe a que las relaciones se centran en la confianza que se establece con integrantes a quienes se les reconoce como íntimos y fiables (Ávila-Toscano & Madariaga, 2010), por lo cual es en ellos en quienes se busca la provisión de recursos sociales y sobre quienes se enfocan mayoritariamente los flujos relacionales, situación similar a la identificada en la muestra.

Del mismo modo, la tendencia a mostrarse como una red cerrada y con alto apiñamiento se observa en la conformación de dos únicos cliqués ocamarillas, sobresaliendo como cliqué principal el conformado por la totalidad de la red, mientras que el segundo cliqué estuvo integrado por tres actores, dos de ellos con baja centralidad y el tercero representado por el nodo más central.

Por otra parte, además de la identificación de subgrupos dentro de la red, en este estudio se procedió a la definición de clanes con base en la aglomeración de actores para identificar la estructura de las relaciones al interior de la red, basadas en el criterio de preferencia social por los elementos próximos o similares. Este proceso facilitó la agrupación aglomerativa y jerárquica de los nodos de acuerdo al nivel de similitud de perfiles de los vínculos con otros actores, generando un árbol de unión que permitió visualizar el grado de similitud entre los casos del estudio (actores de la red). Los resultados parecen indicar que la aglomeración inicia por los nodos con baja centralidad, quienes conforman lazos fuertes (Granovetter, 2003) y relaciones cerradas dentro de la propia red. Sin embargo, la ampliación de las integraciones o inclusión de otros actores a los distintos subgrupos hallados se dio de acuerdo a las posiciones de ventaja que los mismos tenían dentro de la red, de forma que la misma se va construyendo desde los vínculos más cerrados y distales hasta los sujetos más centrales, con mayor posibilidad de control y poder de las relaciones.

Estos datos muestran la relevancia que tiene el contacto frecuente y directo entre los participantes de la red, coincidiendo con las descripciones de Takács (2007) acerca de la importancia del contacto cara a cara, mucho más cuando se trata de agrupaciones que conviven con la presión social del estigma, como suele suceder con las subculturas urbanas (Feixa & Porzio, 2004; Zarzuri, 2000). Por su parte, el estrechamiento de las relaciones en la red de roqueros muestra la relevancia social de características como la complementariedad, la afinidad personal y el surgimiento de sentimientos de identificación (Bidart & Degenne, 2005), que además pueden contribuir a la construcción de identidad social y grupal.

Precisamente en el presente estudio, estas cualidades se exploraron mediante el análisis por conglomerados, el cual se centra en la detección del mayor nivel de similaridades y equivalencia estructural entre los miembros de la red. Frente a ello, de acuerdo con los datos identificados, al parecer la solución ofrecida por la segunda etapa del proceso resulta ser la más adecuada (grupos 3 + 5 y 2 + 4 + 6; IE = .972), integrando dos clanes definidos entre los cuales parece existir el mayor grado de similitud entre sus miembros. Este procedimiento ha permitido identificar que las subagrupaciones en la red subcultural están mediadas por el poder de influencia y la atracción entre actores que comparten características, gustos e intereses. Estos hallazgos son reforzados por la evidencia empírica que les antecede (Fuertes, Martínez, Carpintero, Soriano & Hernández, 1998; Silva 2002), mediante la cual se ha puesto de manifiesto que la inclusión en un determinado grupo, por parte del joven o adolescente, en gran medida está asociada a la oportunidad de compartir e interactuar socialmente con compañeros similares, estableciendo lazos comunicacionales íntimos y afectivos (Fuertes, Martínez & Hernández, 2001), lo que genera un sentido de pertenencia social y favorece a la identificación con los roles y las actividades que en dicho grupo se cumplen (Moral, 2004).

Entre tanto, los resulta hallados con los métodos de análisis empleados ofrecen datos diversos en materia de la estructura general que se aprecia en la red de roqueros de este estudio. Inicialmente el análisis de cliqué obtuvo dos agrupaciones conformadas por miembros cuya unión interna es muy fuerte. Algunos autores (Herrero, 2000) consideran que a partir de estas uniones intensas reportadas en el cliqué, los subgrupos sociales generan su propio sistema de valores, orientaciones relacionales y subculturas. Entre tanto, el análisis aglomerativo jerárquico permitió identificar una mayor amplitud en la conformación de subgrupos, mediante la visualización de las similitudes entre cada sujeto perteneciente a la red. En total se hallaron nueve clusters aunque la secuencia de interacciones mantuvo una lógica similar al análisis inicial, dado que los datos señalan que la estructura de la red parece construirse "desde abajo", con los sujetos menos centrales, pero que poco a poco se van uniendo a otros individuos que alimentan las relaciones de forma significativa.

Operacionalmente hablando, esta diferencia identificada en la estructura de la red estriba en la naturaleza del procedimiento agloramerativo. A través del cliqué se busca la obtención de subagrupaciones en las que todos los miembros que la conforman estén unidos al menos por un camino; mientras que la jerarquización de nodos en el cluster se basa en la idea de proximidad y similitud haciendo análisis excluyentes de actores (es decir, un actor nunca se recategoriza). En este sentido, la identificación de cluster —más que en la alta densidad de relaciones buscadas en el cliqué— se centra en la detección de similitud o disimilitud de los actores, hallando patrones y simplificaciones que reportan cuán similares son los casos o el grado de distancia entre ellos, especialmente cuando se emplea el procedimiento de conglomerados jerárquicos (Hanneman & Riddle, 2005).

Ahora bien, este estudio reconoce la existencia de algunas limitaciones, sobresaliendo esencialmente la del empleo de una muestra pequeña al contar con solo 11 casos. Esto dificulta el desarrollo de procedimientos complejos como el cálculo de la adecuación de racimos, en el que se mide la relación entre el número total de vínculos en las agrupaciones obtenidas frente a las relaciones entre grupos. Este tipo de análisis se basa en lograr que las clases halladas sean muy similares internamente, así como muy diferentes si cada clase estuviera ausente. Sin embargo, el reducido número de actores empleado para este estudio obliga a asumir la decisión de la segunda solución con cautela, puesto que para que exista un completo sentido del procedimiento se requiere que el porcentaje de casos sea razonable, de forma que los datos sean más demostrativos (Hanneman & Riddle, 2005).

La utilización del análisis de redes sociales se enfrenta además a otras dificultades, inicialmente sobresale el hecho de realizar mediciones transversales a sistemas con flujo continuo de relaciones, lo que hace que los datos obtenidos tengan la limitación de ofrecer estructuras aparentemente estáticas. Adicionalmente, el ARS presenta dificultad para generar explicaciones causales libres de limitantes o errores (Trujillo et al., 2010), producto de una diversidad de variables que pueden generar una amplia varianza estructural. Por esta razón la inclusión de criterios como las transformaciones temporales sobre el sistema social de interacciones constituye una tarea importante para los desarrollos futuros del ARS.

Por otra parte, es importante desarrollar estudios que incluyan dentro de sus finalidades el análisis de los indicadores funcionales de las redes, con el propósito de identificar los mecanismos de apoyo, acompañamiento, supervivencia, manejo de las adversidades, e inclusive, los procesos de interacción negativa que pudieran afectar la convivencia cotidiana de los participantes de la subcultura.

Finalmente, es válido señalar que el análisis de redes sociales parece mostrar bondades metodológicas y aplicativas que permiten el abordaje de la estructura social de las subculturas urbanas. Este importante método de análisis de la estructura social facilita comprender los mecanismos de integración de los jóvenes con sus formas alternativas de vinculación y construcción de identidad, definida en un grupo particular y claramente diferenciado del resto del conglomerado sociocomunitario.

El fenómeno de la subcultura, por su parte, es un tema de amplia vigencia sociocultural que reviste relevancia por las transformaciones en el orden de la relación social que representa, por constituir una respuesta a múltiples sintomatologías sociales y por entenderse como un evento que cumple importantes funciones, como la construcción de sentido existencial entre los jóvenes (Llinares & Benedito, 2007). En este sentido, las disciplinas sociales, y la psicología en particular, pueden ofrecer aportes significativos en el estudio de los fenómenos emergentes que rodean a los jóvenes, apuntando a la comprensión de los significados sociales construidos por la juventud acerca de la subcultura, los procesos sociales surgidos en la misma, su autenticidad y la forma como su desarrollo influye en la construcción de lo urbano, lo normativo, lo convencional y sobre las estructuras sociales vigentes. Los estudios de la subculturalidad desde la psicología deben apuntar, además, a la comprensión de las respuestas ofrecidas por los jóvenes ante las situaciones de malestar social, así como su tendencia a emplear acciones evasivas y elusivas, propias de esta fase del desarrollo (Sommantico, Parrello, De Rosa & Osorio, 2008) frente al orden social reinante, acciones que encuentran refuerzos en la dinámica de integración de la red subcultural.

La aplicación de metodologías complejas como el análisis de redes sociales constituye un alto grado de aporte al estudio de lo social desde la disciplina psicológica, no solo por la posibilidad de generar representaciones de la trama relacional de los grupos humanos, sino por el enriquecimiento procedimental y aplicativo que la misma comporta, por su diálogo con otras ciencias, como la sociología y la antropología, que resultan esenciales para lograr una comprensión integral de los fenómenos y productos sociales, y por la riqueza teórica que esta herramienta analítica aporta. En este sentido, el ARS es una herramienta útil de estudio para el saber psicológico en la búsqueda de fundamentos objetivos acerca de la estructura y funcionalidad de los grupos juveniles, y las demás agremiaciones humanas surgidas dentro de los contextos macro y microsociales (Madariaga et al., 2003).


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