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Revista Colombiana de Psicología

Print version ISSN 0121-5469

Rev. colomb. psicol. vol.28 no.1 Bogotá Jan./June 2019

https://doi.org/10.15446/rcp.v28n1.67705 

Artículos

Importancia de la Diferenciación de Sí Mismo y el Ajuste Diádico en la Explicación de la Estabilidad Marital

Importance of the Differentiation of Self and Dyadic Adjustment in the Explanation of Marital Stability

Importância da Diferenciação do Eu e do Ajuste Diádico na Explicação da Estabilidade Conjugal

Victoria E. Cabrera García1 

Liliana Herrera Calle1 

Consuelo Serrato Vásquez2 

1Universidad de La Sabana, Chía, Colombia

2Caja de compensación familiar del Huila (COMFAMILIAR), Huila, Colombia


Resumen

El objetivo de esta investigación fue explicar la estabilidad marital a partir de la diferenciación del yo y el ajuste diádico. Se contó con 262 participantes colombianos, hombres y mujeres con matrimonio civil o religioso, a quienes se les informaron las consideraciones éticas del estudio. Se aplicaron los instrumentos de Diferenciación del Sí Mismo, la escala de Ajuste Diádico e Inestabilidad Marital. Se corrieron ANOVAS, análisis de correlación y dos modelos de análisis de regresión lineal múltiple. Los resultados indicaron que los hombres muestran mayor reactividad emocional que las mujeres y que las personas con matrimonio civil se fusionan más y presentan menor nivel de consenso que las de matrimonio religioso. De acuerdo con los resultados de las correlaciones, en cuanto al sexo y tipo de unión, se encontró que a mayor ajuste diádico, mayor estabilidad marital. La cohesión es la dimensión que mejor explica la estabilidad marital, seguida de la satisfacción diádica.

Palabras clave: ajuste diádico; cohesión diádica; diferenciación del yo; estabilidad marital; satisfacción diádica

Abstract

The objective of this research project was to explain marital stability on the basis of differentiation of self and dyadic adjustment. Participants were 262 Colombian men and women with civil or religious marriage, who were informed of the ethical aspects of the study. Differentiation of Self Inventory and the Dyadic Adjustment and Marital Instability Scale were applied. anova tests were run, as well as correlation analyses and two multiple linear regression models. Results indicated that men show a greater emotional reactivity than women, and that persons who had a civil marriage bonded more and presented a lower level of consensus than those with religious marriages. According to the results regarding correlations related to sex and type of union, a greater dyadic adjustment led to greater marital stability. Cohesion is the dimension that best explains marital stability, followed by dyadic satisfaction.

Keywords: differentiation of self; dyadic adjustment; dyadic cohesion; dyadic satisfaction; marital stability

Resumo

O objetivo desta pesquisa foi explicar a estabilidade conjugal a partir da diferenciação do eu e do ajuste diádico. O estudo contou com a participação de 262 colombianos, homens e mulheres, com casamento civil ou religioso, que foram informados das considerações éticas do estudo. Instrumentos de Diferenciação do Eu, a Escala de Ajuste Diádico e a Instabilidade Marital foram aplicados. anovas, análise de correlação e dois modelos de análise de regressão linear múltipla foram executados. Os resultados indicaram que os homens mostram maior reatividade emocional do que as mulheres e que as pessoas com casamento civil estão mais unidas e têm um nível de consenso mais baixo do que as do casamento religioso. De acordo com os resultados das correlações, em termos de sexo e tipo de união, constatou-se que quanto maior o ajuste diádico, maior a estabilidade conjugal. A coesão é a dimensão que melhor explica a estabilidade conjugal, seguida pela satisfação diádica.

Palavras-chave: ajuste diádico; coesão diádica e satisfação diádica; diferenciação do eu; estabilidade conjugal

LA ESTABILIDAD y funcionalidad de las relaciones maritales ha venido afrontando en el contexto colombiano severas crisis, lo que se evidencia en el aumento significativo de las tasas de divorcio o separación. En el contexto colombiano, acorde con cifras divulgadas por la Superintendencia Nacional de Notariado y Registro (2017) -Movimiento Notarial de Estadísticas- el país cuenta con baja estabilidad marital. De hecho, según el reporte correspondiente al periodo comprendido entre el 1° de enero de 2012 y el 30 de marzo de 2017, se registra un aumento significativo en el número de divorcios (Tabla 1).

Tabla 1 Divorcios en Colombia entre Enero de 2012 y Marzo de 2017 

Nota: Tomado de Superintendencia de Notariado y Registro (2017), oficina asesora de planeación, Bogotá-Colombia.

En esta línea, el presente estudio examinó la estabilidad marital en relación con las diferentes dimensiones de la diferenciación del yo y el ajuste diádico. Esta perspectiva de análisis se justifica en la medida en que es escasa la literatura que ha considerado las dos dimensiones conjuntamente. En este caso, se pretende identificar la contribución de dichos factores a la explicación de la estabilidad de los matrimonios, para así sugerir formas de intervención que puedan incluirse en los programas, el desarrollo y la puesta en práctica de estos aspectos de la relación de pareja.

Los objetivos de esta investigación fueron: (a) analizar si existen diferencias significativas en las dimensiones de estas variables y en la estabilidad marital de acuerdo con el sexo y el tipo de vínculo (religioso o civil) y (b) explicar la estabilidad marital a partir de los diferentes factores que integran la diferenciación del yo (reactividad emocional, posición del yo, distanciamiento emocional y fusión con otros) y las dimensiones del ajuste diádico (consenso, satisfacción, cohesión y expresión de afecto).

Booth, Johnson y Edwards (1983) estudiaron la inestabilidad marital como sinónimo de disolución marital, divorcio e interrupción marital, términos que en muchas ocasiones indican significados diferentes. Para lograr una mayor precisión del término inestabilidad, se puede definir como la intención o propensión de la pareja de disolver su relación. La inestabilidad marital se demuestra en las acciones relacionadas con los estados afectivos y cognitivos a lo largo de la relación, y que son un precedente de un proceso para acabar la relación. Por ejemplo, los pensamientos relacionados con la forma de decirle al cónyuge que se desea terminar la relación y cómo se van a organizar las cosas para que este evento ocurra, así como los afectos desprendidos y poco orientados hacia el cónyuge, son precedente para terminar la relación. En este estudio se tuvo en cuenta la propuesta teórica de estos investigadores y el instrumento por ellos diseñado; posteriormente, las respuestas se invirtieron y se analizó como estabilidad.

En el estudio de Agudelo et al. (2005) se afirma que las parejas atraviesan por varias transiciones desde el momento de la unión inicial hasta su terminación. Los autores subrayan que, con frecuencia, la pareja se halla expuesta a situaciones que hacen que la convivencia adquiera diversos matices, atribuidos a factores tales como problemas en la comunicación, expectativas irreales, conflictos sexuales, relaciones extramatrimoniales, aspectos socioculturales o socioeconómicos, entre otros. Estos factores se constituyen en agentes generadores de crisis e interfieren en la funcionalidad de la pareja. De otro lado, la alta presencia de conflictos puede llevar a que la pareja se focalice en sus propias dificultades relacionales y deje de lado sus responsabilidades parentales (Mayorga, Godoy, Riquelme, Ketterer, & Galvez, 2016). En síntesis, la calidad de un matrimonio puede verse afectada por diversos factores, tanto internos como externos (Ghoroghi, Hassan, & Baba, 2015)

Por su parte, Tapia y Poulsen (2009) advierten que las relaciones de pareja han experimentado mayores tensiones que en otras épocas, lo que se debe a dos aspectos relacionados: por un lado, la necesidad de contar con un vínculo de intimidad, amor y cuidados que sirva como contención de la vida contemporánea; y, por otro, la exigencia de individualización y construcción de biografías propias y competitivas.

Algunas investigaciones han estudiado las variables que favorecen el sostenimiento de una relación de pareja; las que más inciden son la satisfacción, el amor, la comunicación y las estrategias de mantenimiento (Nina-Estrella, 2011). Otras resaltan ciertos aspectos que refuerzan la estabilidad marital y que se relacionan con la intimidad de la relación, por ejemplo, el respeto, el acuerdo mutuo, la lealtad, la exclusividad, la confianza y la responsabilidad. Torres y Ojeda (2009) señalan que la percepción de obstáculos para separarse contribuye a la estabilidad marital; estos obstáculos pueden llevar a que las parejas superen las indecisiones de la insatisfacción con la relación y se mantengan en esta. Esto debido a que muchas personas conciben la decisión de permanecer en un matrimonio/relación insatisfactoria porque piensan que no podrán acoplarse a una separación o a una nueva pareja. Piensan que algunas características no son transferibles a otra relación, como el tiempo o las emociones compartidas, lo cual contribuye en gran parte a la permanencia en la relación (Torres & Ojeda, 2009).

Por otra parte, Acevedo, Restrepo y Tovar (2007) y Burpee y Langer (2005) subrayan que el trasegar de la pareja se encuentra marcado por los momentos del ciclo vital de cada uno de los esposos. Surgen intereses nuevos, crisis esperadas e inesperadas, adversidades y puntos de vista no compartidos que pueden contribuir a promover de manera positiva y satisfactoria la relación marital, a la par que se constituyen en una invitación a fortalecer la relación. Cuando tales retos se logran superar, se afina la capacidad para sortear de manera útil los problemas, mejora la habilidad para comunicarse, se respeta la individualidad y autonomía de sus miembros, así como el valor del proyecto de vida. Según Sánchez (2009), en la medida en que las personas esperen similitud y complementariedad en gustos y actividades con su pareja, que su relación romántica dure para siempre, que puedan organizarse bien afectiva e instrumentalmente y que su vida social sea compatible, tienden a sentir más estabilidad y seguridad. Esto quiere decir que a mayor ajuste diádico, mayor tendencia a la estabilidad marital.

En la misma línea sobre el ciclo vital de la pareja, Reuben, Fernández y Castillo (2013) en su estudio predicen tres patrones en la vida de parejas casadas: (a) un tiempo crítico para la unión en el periodo de 5 a 13 años de duración; (b) un periodo de estabilidad entre los 25 y 35 años de casados; (c) nuevamente, surge un periodo de inestabilidad cuya duración no se puede calcular. Según Masciadri, el aforismo de la inestabilidad y la estabilidad marital reconoce que "el primer término está ligado a efectos indeseados, negativos, desviados, y por lo tanto, a la infelicidad y al fracaso; el segundo se asocia a lo deseado, positivo y normal, y por lo tanto a ganancias, felicidad y éxito" (2012, p. 820). Durante la evolución del matrimonio, diversos factores favorecen el sostenimiento de la relación, ya que las actitudes positivas de cada miembro de la pareja están hondamente asociadas con la satisfacción, el compromiso y la calidad marital (Nina-Estrella, 2011).

Según Sánchez (2009) la estabilidad de la relación se refiere a dos aspectos: la consistencia, la cual implica la constancia o percepción de tranquilidad en la cotidianidad, y la continuidad, la cual radica en mantener el vínculo a través del tiempo. Sánchez también explica que cuando los miembros de una relación se esfuerzan por lograr su ideal sin importar los parámetros actuales, la relación se percibe como de estabilidad global. Cuando se busca cumplir la meta solo en un área muy específica, puede describirse como estabilidad asintótica. Para Karney, Bradbury y Johnson, "la estabilidad marital es considerada un rasgo distintivo de una relación estrecha; sin embargo, llamar a una relación estable no sugiere que es feliz o infeliz, sólo que la calidad de la relación no varía a través del tiempo" (1999, p. 481).

Moral y Ramos (2016) encontraron que, si el desacuerdo en la pareja es grande y hay poca cohesión, satisfacción y cariño, es más probable que aparezcan peleas y haya una mayor percepción de victimización que de perpetración de violencia y baja estabilidad marital. Por su parte, De Almeida (2012) subraya que la estabilidad de las relaciones presenta variaciones de acuerdo con el contexto en el que se encuentran según los recursos personales de los miembros de la pareja y la capacidad adaptativa desarrollada a lo largo de la historia de vida de los miembros, y con la historia de la relación. En efecto, los cónyuges mentalmente conectados y abiertos a nuevas experiencias disfrutan de manera más satisfactoria la relación matrimonial (Burpee & Langer, 2005). Asimismo, existen otros factores que contribuyen a la baja probabilidad de divorcio, entre los que se destaca el hecho de que la pareja tenga un estilo de comunicación humorístico, es decir, que sea amistosa, amable, cortés y atenta; que haga uso de expresiones de cariño, comprensión, dulzura y afecto como formas de complacer y ser sociable; y que sea simpática, encantadora, juguetona y ocurrente (Flores, 2011).

En cuanto a la diferenciación del yo, este es un concepto que se puede asociar con la estabilidad marital. La diferenciación se manifiesta en la capacidad de gestionar las emociones, alcanzar autonomía e independencia de su familia de origen, mantener el criterio personal en medio de una relación interpersonal que, a su vez, son elementos que pueden asociarse con la estabilidad de las relaciones de pareja. Bowen (1979) y Skowron y Friedlander (1998) definen la diferenciación del yo como el grado en que una persona se va independizando emocionalmente de su familia de origen. Vargas, Ibáñez y Hernández (2013) subrayan que, si una persona logra diferenciarse adecuadamente de sus padres, funcionará de la misma manera en las diversas relaciones interpersonales, como por ejemplo en las relaciones de pareja. Se refiere a la habilidad de experimentar tanto intimidad como independencia en las relaciones interpersonales, y que permite a la persona establecer su propia forma de reaccionar ante las situaciones que le plantea la vida.

De igual forma, Vargas, Ibáñez y Tamayo (2013) consideran que la diferenciación del yo es la capacidad que tiene un individuo de mantener el equilibrio entre la individuación y la unión. La individuación le permite a la persona hacerse a sí misma; esto quiere decir, que le permite hacerse independiente, principalmente en lo emocional, sin descuidar la dirección de su energía vital a la búsqueda y logro de metas con otros. La unión permite al individuo permanecer vinculado a las personas que le son importantes (padre, madre, hermanos, hermanas, pareja, amigos) e involucrarse de manera intensa con otros, sin perder su individualidad.

Por otro lado, Salamanca (2013) reconoce que la tendencia al sobreinvolucramiento favorecido por un débil sentido de sí mismo, contribuye al establecimiento de relaciones dependientes, en las que las parejas se comportan de manera demandante. Tal dependencia llevada a los extremos, conduce a que la persona tenga problemas emocionales y de relación con los demás (Vargas & Ibáñez, 2008). Estos mismos autores consideran que un individuo bien diferenciado es quien es capaz de sostener relaciones emocionales significativas sin quedar atrapado por la relación, las personas diferenciadas tienden a establecer relaciones menos conflictivas, más satisfactorias y estables.

De acuerdo con Skowron y Friedlander (1998), son cuatro los factores relacionados con el nivel de diferenciación de una persona: (a) Reactividad emocional: hace referencia al grado en el cual una persona tiende a responder a estímulos ambientales con base en una respuesta emocional automática o con hipersensibilidad, en lugar de responder de manera racional, serena y calmada. (b) La posición del yo: refleja un sentido del yo visiblemente definido y la destreza de la persona para adherirse a sus propias convicciones cuando otros la presionan. (c) Distanciamiento emocional: temor de ser envuelto por otros y adoptar conductas defensivas de sobrefuncionamiento, distanciamiento o rechazo; esto se debe a que la persona ha tenido experiencias amenazantes y sentimientos de vulnerabilidad en las relaciones interpersonales actuales y con la propia familia o pareja. (d) Fusión con otros: es la dependencia emocional de dos o más personas, de tal manera que se encuentran en una unión conflictiva. Las personas fusionadas están unidas, pero conflictivamente, dado que todo el tiempo están intentando que el otro cambie su forma de ser, de pensar, su comportamiento, con el fin de que cubra las necesidades emocionales propias. Hay momentos de calma, como en toda relación a largo plazo, pero el conflicto es constante (Vargas, Ibáñez, Hernández, & Hernández, 2016).

La teoría de la diferenciación del yo (Skowron & Friedlander, 1998) ha subrayado que las mujeres son más propensas a tener dificultades relacionadas con la reactividad emocional, mientras que los hombres tienden más a la desconexión emocional.

Otro aspecto que se ha tenido en cuenta en este estudio, en la explicación de la estabilidad marital, es el ajuste diádico. Según Tapia y Poulsen (2009) se define como el reporte subjetivo de los miembros de la pareja respecto a compartir intereses, valores, objetivos, puntos de vista y vivencias expresadas sobre el estado de la relación. Plantean que, si el ajuste diádico es visto como un proceso, haría referencia a todos los eventos, circunstancias e interacciones que movilizan a la pareja y, en ese sentido, existe evidencia significativa que da cuenta de la importante influencia que ejerce el ajuste diádico en la estabilidad de las relaciones de pareja (Alemany, 2015). De acuerdo con Moral de la Rubia (2008), el ajuste diádico se asocia en particular con el engrandecimiento marital, entendido como estrategia cognitiva de afrontamiento de las dificultades maritales y relacionada con el sentimiento de enamoramiento, con la idealización de cualidades y negación de los defectos.

La historia afectiva con los progenitores y las representaciones de apego en la vida adulta se han asociado positivamente con el ajuste marital, así como la expresividad emocional en la pareja (Ortiz, Gómez, & Apodaca, 2002). En oposición, otros estudios encontraron que, si el desacuerdo en la pareja es grande y hay poca cohesión, satisfacción y cariño, es más probable que aparezcan peleas y haya una mayor percepción de victimización que de perpetración de violencia (Moral & Ramos, 2016). Para Spanier (1979), los factores que integran el ajuste diádico son consenso, satisfacción, cohesión y expresión de afecto. En cuanto al consenso diádico, Novoa-Gómez, Wilde, Rojas y Cruz (2003) lo definen como el grado de acuerdo en la pareja respecto a temas importantes, como los valores, la educación, las tareas domésticas, el esparcimiento, etc. Asimismo, Tapia y Poulsen (2009) consideran que el consenso diádico se relaciona con el grado de acuerdo en la pareja respecto a temas que le son relevantes.

En segundo lugar, la satisfacción diádica evalúa la percepción afectiva respecto al estado de la relación, se refiere al grado de satisfacción de la pareja en el momento presente, y su grado de compromiso a permanecer en la relación. Sobre esta dimensión, Guzmán y Contreras (2012) señalan que ser hombre o mujer no tiene relación con el grado de satisfacción al interior de la relación, contrario a lo que reporta Domínguez (2015), quien considera que la valoración sobre el grado de satisfacción marital difiere en cada sexo y se relaciona con la percepción que cada uno tenga de mantener o concluir la relación. Según Armenta, Sánchez y Díaz (2014), para las mujeres la baja satisfacción se relaciona con la inestabilidad marital. De acuerdo con Tapia y Poulsen (2009) y Jiménez (2015), la cohesión indica el grado en que la pareja se involucra en actividades en común relativas a proyectos de vida o de intercambio positivo de reforzadores.

La cohesión contribuye a experimentar mayores niveles de satisfacción en la pareja, incluso en medio de acontecimientos negativos que acontecen en la relación (Mennenga, 2015). Por ejemplo, los profesionales de la salud le dan valor al estado de cohesión de las parejas cuando el niño es diagnosticado con cáncer, pues al parecer se halla fuertemente asociado con el proceso de resiliencia de las relaciones de pareja ante la adversidad (Martin, Péloquin, Vachon, Duval, & Sultan, 2016). La expresión de afecto se relaciona con el grado en el que la pareja está satisfecha con la expresión del afecto dentro de la relación y con la satisfacción que deriva de la relación sexual (Jiménez, 2015; Tapia & Poulsen, 2009). Investigaciones recientes refieren que la cohesión marital contribuye a experimentar mayores niveles de satisfacción en la pareja, incluso en medio de acontecimientos negativos que acontecen en la relación (Dawn, 2015).

En el estudio de Hernández-Martínez, Alberti-Manzanares, Núñez-Espinoza y Samaniego-Villarreal (2011) se encontró que la satisfacción marital de los cónyuges se afecta de forma negativa más en las mujeres que en los hombres, debido a las transformaciones en las relaciones de género asociadas a la crisis económica, cambios en los roles tradicionales de género y exigencias del trabajo. Según Tapia (2001), las diferencias entre hombres y mujeres determinan perspectivas diferentes y diversas visiones de mundo, pero no necesariamente mayor o menor satisfacción al interior de la relación de pareja. Sin embargo, para llegar a conclusiones más claras, Tapia sugiere desarrollar estudios que permitan evaluar más precisamente estos aspectos.

Armenta et al. (2014) encontraron que los roles de género tienen un efecto en las estrategias de mantenimiento que ejercen los individuos en su relación de pareja, los cuales ayudan en la estabilidad de la relación. Dado que los roles de género son conductas culturalmente aprendidas y diferenciales entre hombres y mujeres; se ha encontrado que las mujeres se perciben como las principales responsables de ejercer las estrategias de mantenimiento, mientras que los hombres refieren hacer uso de estas estrategias solo cuando lo consideran necesario (Aylor & Daiton, 2004).

Lavner y Bradbury (2010) explican que la insatisfacción marital tiende a preocupar más a las mujeres que a los hombres; debido a que las obligaciones no se perciben como equitativas. El hombre percibe beneficios en el matrimonio y, por lo general, evade el trabajo doméstico o el cuidado de los hijos. Las mujeres no perciben estos beneficios, y su satisfacción marital puede ser más baja que la de los hombres y, en consecuencia, menor estabilidad marital.

En cuanto a los matrimonios con vínculo civil o religioso, Bucheli y Vigna (2005) explican que la religiosidad disminuye la probabilidad de divorcio y, por tanto, funciona como estabilizador del matrimonio. Asimismo, existe una relación positiva entre la religiosidad y la satisfacción matrimonial: a mayor religiosidad mayor satisfacción matrimonial (Dyck, 2015). Según Guzmán y Contreras (2012), este es un claro impacto de los valores tradicionales en parejas más longevas, que se relaciona con un número mayor de creencias religiosas en la pareja. Así, las personas con vínculo católico o judío, por ejemplo, son más propensas a mantenerse en la relación marital.

Sánchez (2009) explica que el establecimiento legal y religioso del vínculo matrimonial se relaciona con la duración para toda la vida de las relaciones románticas, ya que de este modo se afirma la procreación y la formación de una familia. De acuerdo con Domínguez (2015), las personas con altos niveles de religiosidad tenían más estabilidad en su matrimonio y niveles de satisfacción más altos que la gente con bajos niveles de religiosidad. Asimismo, Fard, Shahabi y Zardkhaneh (2013) explican que lo que más influye en la armonía emocional de la vida de la pareja es una tendencia y emoción religiosa similar y coordinada entre los esposos.

Aunque existen investigaciones en Latinoamérica en el campo de la estabilidad y satisfacción marital (Armenta, Sánchez, & Díaz, 2012; Cabrera & Gómez, 2014; Cabrera, Guevara, & Barrera, 2006; Guzmán & Contreras, 2012; Sánchez, 2009; Vargas & Ibáñez, 2008), en Colombia, siendo un país donde hay un aumento significativo de divorcios, no son profusas las investigaciones sobre las dimensiones que predicen la estabilidad marital, lo que justifica el presente estudio. Para este trabajo se plantearon las siguientes preguntas de investigación: ¿existen contrastes significativos en las distintas dimensiones de la diferenciación del yo, el ajuste diádico y la estabilidad marital según el sexo y el tipo de unión? ¿Las dimensiones de la diferenciación del yo y el ajuste diádico explican la estabilidad marital?

Método

Tipo de Estudio

Este es un estudio cuantitativo, transversal, descriptivo, correlacional y explicativo.

Participantes

Se contó con una muestra de 262 participantes colombianos que no hacían parte de una díada matrimonial, compuesta por 129 hombres (49.24 %) y 133 mujeres (50.76 %). En cuanto al tipo de matrimonio, 130 estaban casados por lo civil (49.62 %) y 132 por algún rito religioso (50.38 °%). La edad promedio de los participantes fue de 35.5 años (05=7.78) con un rango de edad entre los 21 y los 50 años. La selección se hizo de manera no probabilística, por conveniencia. Los participantes tenían al menos un hijo, debido a que se contactaron a través de las instituciones educativas de sus hijos.

Instrumentos

La diferenciación del yo se midió con la escala de Skowron y Friedlander (1998), validada en Estados Unidos, que consta de 43 preguntas agrupadas en cuatro subescalas. En la primera, reactividad emocional (11 preguntas), se encuentran afirmaciones como: "Las personas me perciben como demasiado emocional". En posición del yo (11), se incluye, por ejemplo: "Tiendo a mantenerme en calma aún bajo situaciones de estrés". En la tercera, distanciamiento emocional (12), se incluye: "Frecuentemente me siento inhibido(a) alrededor de mi familia". Por último, fusión con otros (9), presenta: "Tiendo a suavizar y resolver conflictos entre dos personas que valoro" La escala va de 1=Muy en desacuerdo a 6=Muy de acuerdo. En otros estudios el Alfa (a) oscila entre .82 y .92; en este estudio fue de .80 para los hombres y .80 para las mujeres. Las preguntas se tradujeron del inglés al español colombiano y un angloparlante efectuó una doble traducción (reverse translation). Asimismo, se invirtieron los ítems sugeridos. A mayor puntaje en la escala mayor nivel del factor que se evaluó. Su fiabilidad (a de Cronbach) fue de .869, mientras que la prueba de Spearman-Brown fue de .767. En lo relacionado con la varianza factorial (AFE), en cuanto a la bondad de ajuste del modelo se obtuvo un KMU de .67 y la prueba de esfericidad de Bartlett fue de c2(903)=3521.84; p<.000. Entre todas las preguntas de esta escala acumulan una varianza total explicada del 65.24 %.

El Ajuste Diádico (DAS) se midió con la escala de Tapia y Poulsen (2009), de 32 ítems, validada en Chile. Los ítems están agrupados en cuatro subescalas. La primera, consenso (13 preguntas), incluye, por ejemplo: "Indique el grado de acuerdo o desacuerdo entre usted y su pareja en tareas del hogar, con escala 5=siempre de acuerdo y 0=siempre en desacuerdo. La segunda, cohesión (5), presenta preguntas como: "¿Ud. y su pareja comparten intereses fuera de casa?", con escala 4=todos los días y 0=ninguno. La siguiente subescala es satisfacción (10), que pregunta, por ejemplo: "¿Cuán a menudo pelea Ud. con su pareja?", con escala 1=todo el tiempo y 6=nunca. Y expresión de afecto (4), con ítems como: "Indique si no demostrar amor le ha causado problemas en su relación de pareja en las últimas semanas, con escala 1=sí y 2=no. Este instrumento tiene un Alfa (α) de .96; y en el presente estudio fue de .93 para los hombres y .92 para las mujeres. En cuanto a la varianza factorial (AFE), concretamente, a la bondad de ajuste del modelo se obtuvo un kmo de .89 y la prueba de esfericidad de Bartlett fue de X2(496)=3251.35; p<.000. Las preguntas de esta escala dieron cuenta del 61.37 °% de la varianza total explicada.

La Escala de Inestabilidad Marital (EIM) de Booth et al., (1983) está conformada por 19 ítems; validada en Estados Unidos, contiene una versión reducida de 5 preguntas, la cual fue aplicada, con una escala de frecuencia de 0=nunca y 3=ahora. Por ejemplo: "¿Usted ha discutido sobre el divorcio o la separación en los últimos 3 años?". Esta escala reducida tiene una confiabilidad de .75; para este estudio el Alfa fue de .94 para los hombres y de .93 para las mujeres. Debido a que esta escala evalúa inestabilidad las respuestas se invirtieron y se analizó como estabilidad. En el análisis factorial exploratorio (AFE) y, en cuanto a la bondad de ajuste del modelo, se obtuvo un KMO de .87; la prueba de esfericidad de Bartlett fue de X2(10)=1226.77; p<.000. Entre todas las preguntas de esta escala acumulan una varianza total explicada del 78.96 %.

Los instrumentos se tradujeron del inglés al español colombiano y un angloparlante efectuó una doble traducción (reverse translation). Se hicieron modificaciones a los ítems para que se adaptaran al contexto colombiano, así como análisis de validez y confiabilidad para garantizar que las versiones en español poseyeran propiedades psicométricas adecuadas.

Procedimiento

Cada participante respondió de manera individual el cuestionario tras conocer los objetivos del estudio y haber firmado el consentimiento informado. A todos se les enfatizó el carácter voluntario, anónimo y confidencial de su participación. Los análisis se realizaron en SPSS, versión 23. Los participantes eran padres de instituciones educativas públicas y privadas, servidores públicos de juzgados de familia, así como personas conocidas por los investigadores.

Resultados

Para responder el primer objetivo de esta investigación, identificar si existían diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres y entre matrimonio civil y religioso en las dimensiones de la diferenciación del yo y el ajuste diádico, se realizó un análisis de diferencia de medias (ANOVA). Se encontró que existen diferencias significativas entre hombres y mujeres en la reactividad emocional. Es decir, los hombres mostraron niveles más altos de reactividad emocional en comparación con las mujeres. En las demás dimensiones de la diferenciación del yo y el ajuste diádico no se encontraron diferencias significativas.

En cuanto al tipo de unión, se identificaron diferencias significativas en la fusión con otros, es decir, las personas con matrimonio civil se fusionan más que aquellas con matrimonio religioso. Asimismo, se identificaron diferencias significativas en el consenso diádico, concretamente, las personas con tipo de matrimonio religioso presentan mayor nivel de consenso que las de matrimonio civil. En las otras dimensiones de la diferenciación del sí mismo y del ajuste diádico no se encontraron diferencias significativas (Tabla 2).

Tabla 2 Análisis de Diferencias de Medias por Sexo y Tipo de Unión 

Nota: *p=<05; ** p<.01

Para dar respuesta al segundo objetivo (determinar si las dimensiones de la diferenciación del yo y el ajuste diádico predicen la estabilidad marital) se llevó a cabo, como primer paso, un análisis de correlación para determinar las asociaciones entre las dimensiones de la diferenciación del yo y el ajuste diádico con la estabilidad marital. Luego se procedió a un análisis de regresión lineal múltiple para determinar el coeficiente de predicción de la variable dependiente, es decir, de la estabilidad marital.

En cuanto al sexo de los participantes y a partir del análisis de correlaciones entre las dimensiones de la diferenciación del yo, el ajuste diádico y la estabilidad marital, se encontraron, tanto en hombres como en mujeres, correlaciones positivas entre la posición del yo y la fusión con otro, con la estabilidad marital; esto significa, que a mayor posición del yo y menor fusión con otros, mayor estabilidad marital en ambos sexos (Tabla 3). Asimismo, en cuanto a las dimensiones de ajuste diádico, tanto en hombres como en mujeres se identificaron correlaciones positivas entre expresión de afecto, cohesión y satisfacción, con la estabilidad marital. Es decir, a mayor expresión de afecto, cohesión entre los esposos y satisfacción diádica, mayor estabilidad marital, en ambos sexos.

Tabla 3 Correlaciones entre las Variables del Estudio con la Estabilidad Marital por Sexo y Tipo de Unión 

Nota: *p=<05; ** p<01

Para el matrimonio civil, en cuanto a las dimensiones de la diferenciación del yo, se correlacionaron de manera positiva la posición del yo y la estabilidad marital. Es decir, en el matrimonio civil, cuando una persona conserva su posición del yo se asocia con la estabilidad en su relación de pareja. Por otra parte, la fusión con otros se asoció negativamente con la estabilidad marital, tanto en el matrimonio civil, como en el religioso. Cuando una persona es dependiente de su pareja en una relación conflictiva se asocia con niveles bajos de estabilidad marital en ambos tipos de matrimonio.

Respecto a las dimensiones del ajuste diádico, se encontró para ambos tipos de matrimonio una correlación significativa positiva entre ajuste diádico y estabilidad marital, específicamente en las dimensiones de consenso y cohesión, lo cual implica que niveles altos de consenso y cohesión se asocian con niveles altos de estabilidad marital (Tabla 3).

Una vez se corrieron las correlaciones entre las dimensiones de la diferenciación del yo, el ajuste diádico y la estabilidad marital, se prosiguió a analizar qué tanto aportan estas dimensiones a la estabilidad marital. Estos análisis se organizaron por sexo y por tipo de matrimonio.

En el modelo de análisis de regresión lineal por sexo se identificaron específicamente las dimensiones correlacionadas de manera significativa con la estabilidad marital, tanto en hombres como en mujeres. En el caso de los hombres, las dimensiones incluidas fueron posición del yo, fusión con otros, expresión de afecto, consenso, cohesión, satisfacción y ajuste diádico total, que explicaron el 45 % de la varianza de la estabilidad marital (R 2=.45; F(6)=16.29; p=.000). Concretamente, la cohesión diádica tuvo un peso significativo (β=.47; p=.000), seguida de la satisfacción diádica (β =.32; p=.01). En el caso de las mujeres se incluyeron las mismas variables que en el modelo de los hombres y explicaron el 56 % de la varianza de la estabilidad marital (R2=.56, F(6)=26.61, p=.000). Específicamente, la cohesión diádica tuvo un peso significativo (β =.50; p=.000), seguida de la satisfacción diádica ((3=.41; p=.000).

En segundo lugar, en el modelo de análisis de regresión lineal por tipo de matrimonio, se incluyeron para el matrimonio civil posición del yo, fusión con otros, expresión de afecto, consenso, cohesión, satisfacción y el ajuste diádico total, las cuales explicaron el 52 % de la varianza en la estabilidad marital (R 2=.52, F(6)=21.21, p=.000). Las que tuvieron un peso significativo fueron la cohesión diádica ((3=49, p=.000) y la satisfacción diádica (β=.39, p=.001). En cuanto al matrimonio religioso, las dimensiones que correlacionaron de manera significativa son las mismas que en el matrimonio civil, a excepción de la posición del yo. Dichas dimensiones explicaron el 50 % de la varianza de la estabilidad marital (R 2=.50, F(5)=24.43, p=.000). En el matrimonio religioso las dimensiones que presentaron un peso significativo fueron la cohesión diádica ((=.54, p=.000) y la satisfacción diádica ((=.36, p=.004).

Estos resultados permiten establecer que la cohesión y la satisfacción diádicas son las dimensiones que más contribuyen a la predicción de la estabilidad marital.

Discusión

El objetivo de esta investigación fue explicar la variabilidad de la estabilidad marital a partir de las dimensiones de la diferenciación del yo y el ajuste diádico. Existe una vasta literatura sobre factores socioculturales, de contexto, demográficos, individuales, de interacción que predicen la satisfacción y la estabilidad marital, lo que demuestra que este fenómeno es de carácter dinámico, multidimensional y multicausal (Armenta et al., 2012; Cabrera & Gómez, 2014; Díaz, 2010; Domínguez, 2015; Vargas & Ibáñez, 2008). Por tanto, profundizar en este análisis permite no solo comprender la dinámica particular de la estabilidad marital, sino también intervenir en las estrategias de prevención y manejo de las relaciones de pareja.

En cuanto a las diferencias por sexo, en lo relacionado con las dimensiones de la diferenciación del yo, las mujeres tienden a ser menos reactivas emocionalmente que los hombres; según este estudio, los hombres tienden a responder a estímulos ambientales con base en una respuesta emocional automática y con hipersensibilidad, más que las mujeres. Este resultado no apoya lo reportado por Skowron y Friedlander (1998), quienes encontraron que las mujeres presentan mayores manifestaciones de reactividad emocional que los hombres. Además, los estereotipos sociales dicen que las mujeres tienden a ser más reactivas emocionalmente que los hombres, y ellos más reflexivos. Esto puede deberse, de acuerdo con Hernández et al. (2011), a que las transformaciones en las relaciones de género han cambiado en los últimos años y se relacionan con cambios en los roles tradicionales propios de hombres y mujeres.

Por otro lado, en cuanto a las dimensiones del ajuste diádico no se encontraron diferencias significativas entre hombres y mujeres, esto coincide con lo encontrado por Guzmán y Contreras (2012), quienes explican que ser hombre o mujer no tiene relación con el grado de ajuste y satisfacción al interior de la relación: tanto ellos como ellas pueden experimentar altos niveles de ajuste diádico y querer conservar su relación de pareja. Concretamente, en cuanto a la dimensión de satisfacción diádica, según Tapia y Poulsen (2009), a la luz de sus estudios con parejas, son las mujeres las que más se quejan de la relación con respecto a los hombres, en la mayoría de las discusiones es ella la que se queja y critica al hombre y él es quien se defiende o calla.

En cuanto al tipo de unión, se observó que las personas de unión civil se fusionan más con otros y presentan menores niveles de consenso que las personas de unión religiosa. Esto se puede explicar debido a que las creencias que fundamentan el tipo de unión religiosa están orientadas a generar estrategias de mantenimiento del matrimonio, como el consenso o la regulación emocional en medio de los conflictos. Este resultado sugiere que para futuras investigaciones se profundice en estos procesos matrimoniales de acuerdo con el tipo de vínculo.

Por otro lado, no se encontraron diferencias significativas en la estabilidad marital de acuerdo con el sexo y el tipo de unión, esto difiere con lo encontrado por Domínguez (2015) y Sánchez (2009), quienes sostienen que las personas que cuentan con altos niveles de religiosidad en su matrimonio presentan mayor estabilidad en su relación. Asimismo, Armenta et al., (2014) explican que las mujeres se perciben como las principales responsables de ejercer cotidianamente estrategias para mantener su relación, mientras que los hombres solo hacen uso de estas estrategias cuando lo consideran necesario.

En el modelo de explicación de la estabilidad marital realizado para determinar el peso que tienen las dimensiones de la diferenciación del yo y el ajuste diádico en la estabilidad marital, se observó que la cohesión diádica es la dimensión que hace un mayor aporte a la predicción de la estabilidad marital, y en segundo orden se encuentra la satisfacción diádica. Este hallazgo difiere con el estudio de Karney y Bradbury (1995), citados en Cuenca (2013), quienes concluyen que la duración de los matrimonios no está directamente relacionada con la satisfacción de los mismos, pues con el tiempo tienden a ser más estables, pero menos satisfechos. Por otra parte, el presente estudio confirma lo que Moral y Ramos (2016) y Mennenga (2015) resaltan en cuanto a la relación que existe entre la cohesión, la satisfacción y la estabilidad marital, y explican que cuando existe poca cohesión, satisfacción y cariño, es probable que aparezcan discusiones; estos autores postulan que la cohesión contribuye a experimentar mayores niveles de satisfacción en la pareja, incluso en medio de acontecimientos negativos. Sánchez (2009) menciona, con respecto a las expectativas y percepción de estabilidad marital, que en la medida en que las personas tengan similitud y complementariedad en las actividades comunes tienden a sentir más estabilidad, lo que guarda estrecha relación con el concepto de cohesión estudiado en la presente investigación.

En el modelo por sexo se encontró igualmente que tanto en hombres como en mujeres la cohesión y la satisfacción diádica predicen la estabilidad marital, lo que coincide con lo planteado por Antón (2016), quien en su estudio con parejas identifica que el ser hombre o mujer no es un factor determinante en las dimensiones del ajuste diádico. De igual manera, es consistente con lo que plantea Domínguez (2015), quien encuentra que parejas en las que ambos miembros, hombre y mujer, sienten el mismo grado de cohesión y tienen la misma percepción sobre la dinámica de su relación y su satisfacción con el matrimonio, acuerdan la distribución de tareas y roles y disfrutan más haciendo cosas juntos. Tales hallazgos coinciden con el presente estudio, por cuanto resaltan la cohesión como una importante dimensión del ajuste diádico con relación a la estabilidad marital.

En el modelo por tipo de unión, con respecto a las dimensiones de ajuste diádico y la estabilidad marital, se identificó que la cohesión y la satisfacción independiente del tipo de unión son dimensiones importantes en la estabilidad. Este último hallazgo difiere de lo mencionado por Booth et al. (1983), Domínguez (2015), Guzmán y Contreras (2012) y Sánchez (2009), los cuales consideran que existe una diferencia en cuanto a la estructuración de las relaciones de pareja dependiendo de si el vínculo es de carácter religioso o no. Los resultados del presente estudio demuestran que en Colombia aquellas parejas que se casan por lo religioso no necesariamente hacen una conexión de su tipo de vínculo espiritual con la vivencia personal de su matrimonio. Este fenómeno ha emergido en los años recientes. Este análisis denota la importancia de realizar mayores estudios en el entorno colombiano alrededor de la estabilidad marital respecto al tipo de unión.

Si bien algunas de las dimensiones de la diferenciación del yo se incluyeron en los modelos de regresión y no resultaron con un peso significativo según el sexo y el tipo de unión, se resalta que la posición del yo y la fusión con otros fueron variables que correlacionaron una de manera positiva y otra negativa respectivamente, en la explicación de la estabilidad de la relación. Es decir, mantener un criterio personal al interior de la relación y no mantener una relación conflictiva se relaciona con un matrimonio estable. Al parecer la dimensión de la fusión con otros, considerada como el aspecto interpersonal de la diferenciación por Skowron y Friedlander (1998), cobra relevancia frente al estudio de la estabilidad marital en Colombia. Torres y Ojeda (2009) consideran que algunas personas conciben la decisión de permanecer en una relación insatisfactoria, y permanecer en relaciones fusionadas con constante conflicto, pues para ellos es preferible una relación estable en lugar de separarse. Sería interesante estudiar en futuras investigaciones cuáles son los motivos que llevan a estas personas a mantenerse en matrimonios con bajo nivel de cohesión y satisfacción con la relación de pareja.

A partir de los resultados de este estudio se concluye que algunas dimensiones de la diferenciación del sí mismo y del ajuste diádico se asocian con la estabilidad de las relaciones de pareja, sobre todo la cohesión entre los cónyuges y la satisfacción con la relación. Estos datos son relevantes en la medida en que resaltan la importancia de llevar a cabo actividades compartidas y gratificantes para ambos miembros de la pareja, así como sentirse satisfecho y contento con la relación. Se resalta la importancia de contemplar la conveniencia de incorporar una perspectiva relacional más que individual en la comprensión e intervención de las relaciones de pareja, lo cual es corroborado por Salmerón-Sánchez, Ballester-Arnal, Giménez-García, Castro-Calvo y Díaz- Rodríguez (2016), en su estudio con parejas mayores, en donde el ajuste diádico es un factor esencial en la perdurabilidad de las relaciones. Este estudio se considera un antecedente para el análisis de la estabilidad marital ante el profuso aumento de divorcios en Colombia, dada la relevancia de incorporar nuevas estrategias de prevención y mantenimiento de las relaciones de pareja que involucren en especial elementos de cohesión diádica.

Los participantes del estudio son parejas con hijos, este es un factor que puede afectar la estabilidad marital. Según Torres, Cortés y Heredia (2017), una de las posibles dificultades en la pareja es la etapa de crianza de hijos, debido a que con frecuencia se tiende a enfocar de forma prioritaria la energía y atención en el rol parental sobre el marital, dejando en un segundo lugar el fortalecimiento de la relación de pareja, hecho que con frecuencia puede afectar la estabilidad marital. Las parejas estables pueden generar mayores recursos personales para enfrentar el estrés prolongado que implica la educación de los hijos, y mantener una visión positiva y estable de su matrimonio en lugar de aumentar el conflicto.

Para futuras investigaciones se propone hacer análisis de acuerdo con la díada matrimonial (esposo y esposa) que permitan considerar la estabilidad de la relación. Como lo sugieren Reuben et al. (2013) en su investigación acerca del ciclo de vida de la relación con miembros de una misma pareja, se recomienda incluir en posteriores estudios el análisis y la explicación del impacto de la cohesión diádica en la estabilidad marital, identificándolo en la trayectoria del ciclo de la vida de las relaciones de pareja, divorciadas y no divorciadas. De igual manera, como lo sugieren Skowron y Friendlander (1998), deben corroborarse las diferencias según el sexo en las dimensiones de la diferenciación del yo y ajuste diádico, y tener en cuenta variables de características demográficas y del entorno, tales como las diferentes regiones de Colombia, culturas indígenas, estratos socioeconómicos, entre otros; y así, analizar sus aportes a la teoría de las relaciones de pareja.

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Cómo citar este artículo: Cabrera-García, V. E., Herrera-Calle, L., & Serrato-Vásquez, C. (2019). Importancia de la diferenciación de sí mismo y el ajuste diádico en la explicación de la estabilidad marital. Revista Colombiana de Psicología, 28, 65-80. https://doi.org/10.15446/rcp.v28n1.67705

Recibido: 12 de Septiembre de 2017; Aprobado: 22 de Septiembre de 2018

La correspondencia relacionada con este artículo debe dirigirse a la Dra. Victoria E. Cabrera García, e-mail: victoria.cabrera@unisabana.edu.co. Líder del grupo de investigación Familia y Sociedad de la Universidad de La Sabana. Campus Puente del Común, km 7 Autopista Norte de Bogotá, Chía, Cundinamarca.

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