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Colombia Internacional

versión impresa ISSN 0121-5612

colomb.int.  n.62 Bogotá ene./jun. 2005

 

PRÓLOGO A LA LLAMADA 'INVESTIGACIÓN CUALITATIVA'
en ciencias sociales

Rodolfo Masías Núñez1

1 Profesor Asociado del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, Colombia.


RESUMEN

Este artículo ofrece una visión panorámica de lo que se conoce corrientemente en ciencias sociales como 'investigación cualitativa'. Bien podría considerarse un exordio, pues al tiempo que sólo asoma una cuestión deja el suspenso necesario para continuar una indagación futura más profunda. El artículo parte de una discusión general sobre el significado de la investigación cualitativa concebida a la luz del concepto de paradigma, para analizar luego su génesis y las razones que hacen a su expansión en las últimas dos décadas del siglo XX. Se afirma que es una expansión difícil y conflictiva y, como realización de una legitimidad, todavía lejos de estar terminada: la oposición a este enfoque, en particular del positivismo académico, es aun en la actualidad una férrea barrera que superar, pese a las voces contemporáneas de integración o confluencia. Posteriormente, se detiene en la discusión acerca de su estatuto epistemológico y en los elementos que la distinguen de las otras concepciones de investigación. El trabajo se cierra con una propuesta de interpretación diferente de la presencia y generalización de todo este proyecto intelectual en ciencias sociales: retomando a Bourdieu, abre una pista para analizar este fenómeno más como producto de unos juegos de un campo social, que de una rebelión exclusivamente epistemológica.

PALABRAS CLAVE
Epistemología, hermenéutica, métodos cuantitativos, paradigmas, positivismo.


PROLOGUE TO THE CALL 'qualitative research' in the social sciences

ABSTRACT

This article offers a panoramic view of what it is commonly known in the social sciences as "qualitative research". It could well be considered an introduction, as it simply poses questions and points to areas of future research. The text begins with a general discussion on the meaning of qualitative research, based upon the concept of paradigm, and analyzes its genesis and the reason of its expansion in the last two decades of the twentieth century. The author affirms that it is a difficult and conflicting expansion and, that its legitimacy is far from assured: opposition to this approach, in particular by academic positivism, continues to present a difficult barrier to overcome, despite contemporary voices of integration or dialogue. Subsequently, the article discusses qualitative analysis' epistemological status and the elements that distinguish it from other conceptions of research. The paper concludes with an interpretative proposal that differs from this entire intellectual project in the social sciences: making use of Bourdieu, it opens a path to analyzing this phenomenon more as the product of games within a social field than as an exclusively epistemological rebellion.

KEYWORDS
Epistemology, hermeneutics, qualitative methods, paradigms, positivism.

Recibido 31/01/06, aprobado 01/03/06


Introducción

Reflexionar sobre la naturaleza y significado de eso que se convino en llamar pragmáticamente 'investigación cualitativa' en ciencias sociales resulta una tarea compleja y de suma responsabilidad. La complejidad tiene que ver con la ya larga historia de reformulaciones del concepto, que dificulta precisar sus notas de identidad por antonomasia; con las iracundas, agotadoras y desconcertantes controversias que ha suscitado en la comunidad de estudiosos de la sociedad; y con la cada vez mayor recurrencia en su aplicación (muchas veces a la usanza de una moda) que se muestra, sin embargo, bastante disímil y contradictoria. La extrema responsabilidad se liga a la tensión que supone reflexionar de manera independiente y crítica sobre este tema, más aún cuando sus propugnadores exponen todavía sus virtudes en términos de superioridad y sus detractores presentan sus defectos como manifestación de su nulo carácter científico y por ende cognitivo.

Bien vista la cuestión, y entendida como movimiento intelectual, es decir, como un fenómeno de identidad colectiva, la investigación cualitativa se despliega como una alternativa a las maneras convencionales y legitimadas de investigar, pero tal vez, más importante aún, se desarrolla como una conciencia de vigilancia y develamiento de los límites de la investigación clásica2.

Este parece ser, al menos con mayor claridad, el curso que toma en el tramo más cercano de su historia, desde los años 80 hasta ahora. En estos últimos 25 años, aproximadamente, esta subcomunidad de las ciencias sociales, tras la bandera de una forma diferente de hacer investigación, ha expresado una justificada rebeldía e insatisfacción con el estado de cosas, ha representado una voz de alarma sobre las aporías de las ciencias sociales, resultado de su ligazón umbilical con ciertas ciencias naturales y sobre las sendas señales de imposibilidad de significar el mundo social que han venido manifestando en los últimos años, especialmente la denominada investigación cuantitativa3.

Ahora bien, con todo, y por sobre la relativa exactitud de los juicios hasta ahora expresados, las preguntas siguen siendo las mismas: ¿qué es 'investigación cualitativa'? ¿Qué es 'metodología cualitativa'? ¿Cuál es la historia de este movimiento y practica de investigación? ¿Es posible encontrarle un estatuto epistemológico autónomo o es un fenómeno más de diferenciación social y distinción en el campo de las ciencias sociales? ¿Cuál es su relación con la llamada 'metodología cuantitativa'? ¿Cuáles son los signos de identidad social de los 'cualitativistas' y qué es lo que buscan investigando de esa otra manera? ¿En qué aspectos reside la intensa controversia con la subcomunidad de la investigación cuantitativa?.

Una historia para la 'investigación cualitativa'

La historia de la investigación cualitativa es en verdad la historia de lo que Kuhn denominaría un paradigma4: una visión de la realidad, una perspectiva para abordarla y conocerla, unos objetos privilegiados de interés y unos procedimientos en particular para obtener un saber. Lo que resulta reciente en la historia en cuestión es su expansión en el mundo de las ciencias sociales en las últimas tres décadas. Se trata de un fenómeno de generalización y mayor aceptación. Es decir, se trata de la cada vez mayor acogida de su propuesta epistemológica y metodológica, y del cada vez mayor número de investigadores que ven en su promesa una superación de los problemas cognitivos y prácticos de las ciencias sociales. Es reciente también en esta historia la intensidad del debate que suscita y la constitución de verdaderos gremios defensores de esta propuesta o la de su antagónica, sea bien que se le denomine 'investigación cuantitativa', cientificismo o simplemente positivismo con todas sus mutaciones. Sin embargo, es al mismo tiempo de poca data la conformación de un movimiento a favor de la convergencia entre estas visiones de la investigación5.

Pese a esta juventud de su propagación, legitimación y hasta institucionalización, como proyecto intelectual parece encontrar sus orígenes en los remotos momentos de la Grecia Clásica, en la concepción aristotélica de conocimiento de la realidad6. No se trata, pues, de un intento sin pasado, ni de una ocurrencia exclusiva de la modernidad, como tampoco se trata de un movimiento que se explique solamente, aunque si bien bastante, en paralelo al desarrollo de la ciencia y en particular de la ciencia cuantificadora de estirpe galileana.

Esa secular bifurcación de la historia cultural de la humanidad entre una forma de generar conocimientos de manera clara y distinta y con base en el universo de las matemáticas y esa otra forma humanística más apoyada en la imaginación y el discurso, dan cuenta de la extensa génesis de esto que ahora conocemos como investigación cualitativa o paradigma cualitativo, a falta de una denominación más justa.

Si bien mi propósito es concentrarme en este periodo de auge7, conviene precisar algunos hitos de esta historia, así sea con una finalidad estrictamente informativa. Este repaso servirá posteriormente para hollar en su identidad epistemológica y en los fenómenos sociológicos que refleja la comunidad de los que la erigen como modalidad efectiva de realizar las ciencias sociales.

Desde que hay ciencia moderna (siglos XVI y XVII), la concepción de investigación que posteriormente fue denominada positivismo, nunca se desarrolló solitaria; siempre tuvo oposición y, desde ese punto de vista, siempre hubo algo así como una perspectiva de investigación cualitativa. Sin embargo hubo de pasar dos siglos para que, en el siglo XIX, se edificara toda una filosofía crítica y alternativa en el conocimiento de lo humano: es la filosofía de Nietzsche. Aquí el positivismo encuentra un gran crítico y un gran opositor, pero sobretodo los perfiles de una manera diferente de aproximarse y entender la realidad8. Es también hacia finales del siglo XIX y comienzos del XX que se conforma toda una corriente crítica a la imitación mecánica de la estructura epistemológica de las ciencias naturales en las ciencias sociales9. Por su parte, sin desconocer la hegemonía del positivismo durante todo el siglo XX, este es el siglo que, más que cualquier otro, ve dilucidar los principios de un enfoque propiamente cualitativo, lo ve competir con la academia convencional, lograr aceptación y posicionarse finalmente. Todo este proceso de siglos es el que cuaja en un panorama de las ciencias sociales más diverso, en términos de entender el conocimiento y de sus formas de conseguirlo. La actual es una época de coexistencia, de acercamientos y aceptaciones, aunque no siempre pacifica y convergente. Sin embargo, no sería del todo inexacto decir que es la época de la investigación diferente, en la que la 'cualitativa' ocupa un lugar muy especial10.

En busca de una identidad epistemológica y política

La propuesta de investigación cualitativa que aquí estoy concibiendo en el marco del concepto de paradigma ha sido denominada en los últimos años de diversos modos; es una gama de denominaciones que quieren expresar su elemento esencial. Son calificaciones sugerentes pero fragmentarias, al tiempo que plasman las discrepancias entre sus sistematizadores. Es, con todo, un esfuerzo grande por conferirle una identidad, filosófica, metodológica, académica y social. Por lo general, han tenido como contrapartida la 'otra' forma de investigación, también reconocida de muy diversas maneras, más comúnmente como cuantitativa. Así, frente a la llamada propuesta 'prevaleciente' la cualitativa es la 'emergente'; cuando la primera es denominada 'clásica', la segunda es nombrada 'alternativa'; al llamar a la otra 'racionalista', se le ha opuesto el apelativo de 'naturalista'; cuando la otra es identificada como 'realista', ésta ha recibido la denominación de 'hermenéutica'. Con todas sus imprecisiones, en estas apuestas hay bastante de cierto: la investigación cualitativa hasta ahora no ha prevalecido, no es ni ha sido una propuesta hegemónica; frente a la manera convencional de concebir la investigación en ciencias sociales, ha emergido como una alternativa; al predominio de la razón, este proyecto intelectual le ha opuesto la imaginación y la intuición; y a los límites de la objetividad científica ha querido oponerle el sustento filosófico de la hermenéutica y más recientemente del constructivismo11. Este juego de calificativos, que dan cuenta de los difíciles movimientos en busca de una identidad filosófica y también política, expresan igualmente los problemas que se han debido de sortear desde el punto de vista epistemológico, básicamente el estatuto de cientificidad de esta concepción alternativa.

Desde los parámetros de la epistemología clásica, la investigación emergente ha tenido que enfrentar múltiples y justificadas críticas, sobre las cuales no siempre ha habido refutaciones consistentes ni convincentes12. Y es que lo que permanentemente ha estado en cuestión es la naturaleza del conocimiento que de estas prácticas brota: ¿se hace ciencia? ¿Se quiere hacer finalmente ciencia? ¿Son científicos los conocimientos producidos? Si no lo fuesen, ¿qué son? Ante los viejos criterios de demarcación entre ciencia y no-ciencia, las respuestas de los cualitativistas han sido diversas y divergentes: por un lado, aparece un sector que acepta los clásicos criterios, respondiendo con matices o replanteándolos tímidamente; por otro lado, hay un sector que los desconoce completamente. Si bien ambas posiciones son vigentes, me atrevería a decir que la segunda ha ido cobrando más fuerza en los últimos años.

Pero ¿cuáles son algunos de estos criterios-problema en que se ha visto sometida la identidad epistemológica del movimiento de la investigación cualitativa? El primero es el del método científico: a la investigación cualitativa se le ha criticado por no seguir el método científico y en situaciones extremas por no desarrollar algo así como un método, de manera que su cientificidad ha sido desaprobada. Se cuestiona que no haya un procedimiento que le sea suyo, que la identifique y que asegure la valía de los enunciados sobre la realidad que concluyen. Junto a ello, e íntimamente ligado, está el criterio-problema de la objetividad: el estudio de la subjetividad desde la subjetividad misma, objeto privilegiado de la investigación cualitativa, no puede considerarse una aproximación objetiva y consecuentemente los resultados que se alcancen no lo pueden ser. Si un conocimiento no es objetivo, por ende no es real, puede ser pura imaginación y no es científico. El criterio-problema de la generalización es un tercer ámbito de críticas: la investigación cualitativa, en tanto que casuística, está vedada a un tipo de conocimiento que revele alguna forma de regularidad del mundo social. Si esto es así, se trata de un tipo de investigación que poco aporta a desentrañar el orden social. Todas las reconvenciones anteriores desembocan en el criterio-problema de la validez del conocimiento obtenido: no habría en estos conocimientos la mínima posibilidad de su verificación.

Bajo el lente de la perspectiva convencional, pues, la investigación cualitativa difícilmente podrá considerarse científica o todavía dista mucho de serlo como para ser tomada en serio13. Es solamente sobre una imagen diferente de la ciencia o del conocimiento que puede tener cabida un movimiento que emerge justamente sobre la crítica a la manera legitimada de hacer las cosas. La investigación cualitativa solo podrá ser aceptada si se ensancha el horizonte epistemológico o se conviene en la posibilidad de abrir otro igualmente legitimo14. Este parece ser el meollo de los dilemas de los ideólogos y practicantes de la no tan reciente propuesta.

La investigación cualitativa realmente existente: un tipo ideal

El gran escollo a sortear en una caracterización de la propuesta cualitativa es establecer si hay algo así como un sustrato ontológico, epistemológico y metodológico colectivo en todas sus manifestaciones concretas de investigación, pues la primera impresión es la de la disimilitud. En efecto, el problema es poder encontrar si, entre quienes investigan portando su emblema, responden por igual, o tienden a hacerlo, a un mismo tipo de criterios paradigmáticos15. El recurso metodológico weberiano del 'tipo ideal' puede servir en este difícil ejercicio. En efecto, en un plano muy elevado de abstracción, hay una suerte de ethos al que responde la investigación cualitativa y que parece plasmarse en la práctica.

Filosóficamente, como tendencia general, se emparenta con la fenomenología, la hermenéutica y el constructivismo; bebe de éstas tanto para dilucidar un concepto de 'realidad' como para sentar las líneas maestras de un esquema de abordaje de la misma. La búsqueda de un sustento en estas corrientes representa un distanciamiento crítico del objetivismo positivista, a su creencia de que el conocimiento es un cotejo, un encajamiento, con la realidad externa a los sujetos. En el espíritu cualitativo se cuestiona que el conocimiento se origine más allá y con excepción del actor que conoce. La comprensión interpretativa como actitud frente al 'objeto' es una máxima metodológica de comportamiento, toda una postura del investigador.

No es casual por ello que, en el plano de la teoría social, la investigación cualitativa reproduzca los principios de la fenomenología social de Schutz, el interaccionismo simbólico, la etnometodología o la teoría del discurso, entre otros.

Pero en lo que podría llamarse el 'programa de la investigación cualitativa', hay otros elementos característicos, varias veces mentados por sus pensadores y que no tienen tanto que ver por lo que es más conocido, con su crítica a la función del número como propio y exclusivo representador de la realidad. Si con los términos de la discusión de la época de la Batalla del Método se quisiera establecer si la postura cualitativa es más "ideográfica" que "nomotética", habría que decir que propende a la primera. Hay una inclinación hacia la búsqueda de la singularidad de los fenómenos sociales que a generar enunciados que recojan regularidades a la manera de la antigua pretensión legaliforme.

Por su parte, el conocimiento no es más prospero con la verificación de hipótesis. En esta postura verificar, tras que es un imposible cognitivo, reproduce la ontología positivista de la realidad independiente de la voluntad humana. En vez de verificar se trata de describir profundamente, comprendiendo e interpretando. El investigador cualitativo no se siente seguro verificando, se siente cómodo conjeturando, especulando, ilustrando la realidad.

Si bien es uno de los temas que mayor desaprobación o controversia ha suscitado, la flexibilidad metodológica que se desarrolla en la investigación cualitativa es uno de sus signos de distinción. Hay toda una ruptura respecto del normativismo metodológico, a la reproducción mecánica del llamado método científico y en general a cualquier protocolo a tan solamente aplicar. La flexibilidad tiene que ver con que el método se realiza también en la práctica; no es un dispositivo, cual técnica, que se aplique como receta. Investigar es ver el método en movimiento. Tal aserto se extiende, además, al papel del llamado marco teórico: la propuesta en cuestión es más inductiva, la teoría no está allí para partir de ella, es más bien o debería ser, un punto de llegada16.

Por último, respecto de la medición, no es que sea satanizada, si no que se estima que no todo puede ser expresado cuantitativamente. El tema aquí es el del isomorfismo posible, real, entre el sistema de los números y la condición social o humana, la medida en que los fenómenos de la vida social encuadren como datos cuantitativos17. Sin embargo, no es cierto que los investigadores cualitativos no hagan uso de cifras en sus investigaciones, mas importante es saber cómo se usarán y qué sentido se les conferirá.

Particularmente, a ese nivel de abstracción, hay además otros signos de distinción más concreta. Por lo común, esta investigación reivindica como objeto de observación la vida cotidiana, quiere acceder al mundo de la vida de los actores y expresar sus hallazgos en el lenguaje corriente o en uso. Son las actividades diarias, los motivos de la acción y sus significados, el saber de los actores, su conocimiento práctico, en el lenguaje de la Etnometodología, lo que quiere saberse. De todo ello es consecuencia que sus fuentes principales sean los mismos individuos o sus prácticas, frente a la idea fallida de que los sujetos no pueden decir algo acerca de ellos mismos. El actor social también quiere ser reivindicado como partícipe del acto de investigación.

En esta perspectiva, pues, los agentes pueden decir algo sobre la sociedad, el lego es considerado sapiente de su situación. La coinvestigación es un resultado de este principio. Los dispositivos y técnicas de recopilación de información han de ser correspondientes al espíritu de estos mandatos epistemológicos y teóricos. Es en razón de ello que esta forma de investigación sea tan conocida, desafortunadamente, como metodología cualitativa. Efectivamente, lo que se verá será una inclinación a practicar la observación participante, la entrevista a profundidad, el relato biográfico para la historia de vida o los grupos focales, entre otras18.

A manera de coda: una sociología de la controversia

Los fenómenos de división y diferenciación interna en ciencias sociales, sean bien de naturaleza filosófica, teórica o metodológica, como lo es éste entre los colectivos de la investigación cualitativa y las otras formas de investigar, engendran dudas sobre su justificación y hasta utilidad. No deja de pasar intensamente por la conciencia cuánto pueden ser divisiones caprichosas, agrupamientos extravagantes de la comunidad de los estudiosos de la sociedad; cuánto pueden ser sólo modas, o circunstancias de clasificación social, que se explican mas por razones sociológicas, como productos de unos juegos de un campo social, en la terminología de Bourdieu19, que por razones supuestamente más elevadas. Por mucho tiempo se ha querido acotar el debate entre estas propuestas como uno tan solo epistemológico y metodológico, pero surge la sospecha si no es posible y también productivo verlo combinadamente, al menos integrando en la reflexión una perspectiva sociológica. Sería algo equivalente a sobrepasar los modelos racionales de explicación del cambio científico y de la adhesión o conversión de las comunidades a las teorías más potentes, por eso que se llama modelos no-racionales; sería un intento por reunir en una misma empresa explicativa los 'factores internos' y 'externos' que dan cuenta del movimiento en las disciplinas.

Esta perspectiva, a mi juicio, permitiría llenar los vacíos que deja una discusión solamente referida a la manera de producir conocimientos, pues, como he tratado de argumentar, no es una cuestión que pueda reducirse a tan sólo una cuestión de metodología. Ciertamente, para los propulsores de cada movimiento las divergencias son de fondo, racionales e internas; más ante la fuerza de la experiencia vivida no es banal prestar atención a esas señales que parecen indicar algo más. No es difícil comprobar enrolamientos a estas cofradías sólo por razones de prestigio, de distinción social o reconocimiento académico y financiero; y otras falsas adhesiones, ya que identificarse con alguna postura es el resultado de una socialización fortuita en una determinada tradición de investigación, para la que no hubo elección. Qué difícil ha de ser para el nuevo miembro de las ciencias sociales poder "elegir" una u otra opción, cuando los iniciados, con vehemencia y dogmatismo sectario, haciendo despliegue de todos los dispositivos que la sociedad contiene para persuadir, interesar y conquistar, quieren a toda costa hacer prevalecer sus ideas para perpetuar o desarrollar una nueva hegemonía cultural.


Comentarios

2 Por 'investigación clásica' estoy entendiendo aquella práctica de conocimiento que tiene como ideal a la ciencia, esa práctica que busca reproducir el método científico.

3 Hablo de 'ciertas ciencias naturales' teniendo en cuenta que éstas no son en la actualidad un bloque estructurado en una unitaria filosofía de la ciencia. Hay toda una vertiente renovadora que redefine el concepto de ciencias naturales asemejándolo bastante al de ciencias sociales.Véase al respecto Prigogine y Stengers (1983), Prigogine (1997) y Holton (1998).

4 Véase al respecto Kuhn (1971).

5 Un trabajo sugerente sobre cómo lograr esta deseada integración es el de Bericat (1998). En Colombia se publicó hace algunos años un libro con la misma inspiración, véase Bonilla-Castro y Rodríguez (1997).

6 Los textos más recientes de metodología cualitativa parecen estar de acuerdo con esta afirmación. Si se quiere profundizar, véase Mardones (1991).

7 Sin poder documentar la afirmación contraria sobre el auge actual de las posiciones cualitativas, debo decir que tal corriente circula bastante en los medios académicos. Es una visión que también apuesta por la integración paradigmática.

8 Sobre esta historia y sobre la 'hermeneutización' de las ciencias sociales, véase la compilación de Gutiérrez (2004).

9 Sobre el punto, la reconstrucción de mayor impacto, por su precisión epistemológica e histórica, se puede encontrar en Rossi (1982).

10 Utilizo la palabra 'diferente' para dar cuenta de una suerte de sensibilidad bastante extendida en las ciencias sociales por innovar, por encontrar nuevas formas de hacer investigación y abordaje. Es una especie de actitud vanguardista que quiere cancelar el pasado y la repetición.

11 La comunión entre metodología cualitativa y constructivismo queda muy bien esclarecida en las compilaciones de Watzlawick y Krieg (2000) y en Watzlawick y otros (2000).

12 Para ahondar en las exigencias de la filosofía clásica de la ciencia conviene volver al antiguo libro de Bunge (1989). Si se quiere tener una imagen más actual de estos planteamientos puede consultarse, también, Bunge (2002).

13 Muy ilustrativo al respecto es el artículo de Aunger (1995).

14 Una muy notable contribución sobre el punto se puede confrontar en Balandier (1999). Aunque si bien en una posición diferente, una sugerencia de amplitud de horizontes de encuentra en Geddes (2003).

15 En los últimos 25 años se han producido infinidad de intentos por caracterizar el programa de la investigación cualitativa. Las referencias a continuación son las que, por lo menos al autor, le han sido las más influyentes: Crabtree y Millar (1992),Valles (1997),Vasilachis de Gialdino (1993) y Delgado y Gutierrez (1998).

16 Sobre cómo los programas cualitativo y cuantitativo comparten una misma finalidad inferencial y sobre los alcances y limites de esta operación puede consultarse King, Keohane y Verba (2000).

17 Se puede llegar a una gran claridad sobre el punto consultando el magnífico trabajo de Cicourel (1982).

18 Para abundar en los fundamentos filosóficos de las técnicas usuales en metodología cualitativa, véase Saltalamacchia (1992).

19 Al respecto los estudios de Bourdieu (1990; 1998) tienen mucho que aportar. Particularmente para la ciencia y los científicos como objeto de reflexión ver Bourdieu (2000; 2003).


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