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Colombia Internacional

versión impresa ISSN 0121-5612

colomb.int.  n.66 Bogotá jul./dic. 2007

 

SIETE TESIS sobre el relevo de las élites políticas*

SEVEN THESIS On the Replacement of Political Elites

Francisco Leal Buitrago**

* Publicado en Hechos del Callejón, No.9, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Año 1, Bogotá,noviembre de 2005.

** Ph. D. en Sociología de la Universidad de Wisconsin, EE. UU. Profesor honorario de las universidades Nacional y de los Andes. Correo electrónico: frleal@cable.net.co


Resumen

Desde la década de los ochenta del siglo pasado, se está desarrollando en Colombia un proceso de relevo de las élites políticas nacionales por las regionales, el cual está asociado a los fenómenos de debilidad del Estado, el narcotráfico y el paramilitarismo. Este proceso está ocasionando profundas transformaciones sociales, que afectan negativamente la democracia, la economía y los patrones morales de la sociedad colombiana.

Palabras clave: Colombia, política colombiana, élites, narcotráfico, paramilitarismo.


Abstract

In a process that dates back to the 1980's, national elites have been replaced by regional ones.This process is associated with phenomenons such as state weakness, drug trafficking and paramilitarism, which produce deep social transformations that have a negative effect on Colombia's democracy, economy and moral patterns.

Key words: Colombia, Colombian politics, elites, drug trafficking, paramilitarism.

recibido 25/09/2007, aprobado 20/10/2007


  1. El relevo de las élites políticas y económicas en la historia de Colombia ha tenido una constante: no obstante los cambios estructurales que han ocurrido, sobre todo en el siglo XX, no se han alterado la alta concentración de la riqueza ni el ingreso. Éste es un indicador fundamental para apreciar la ineficacia democrática de las élites en el país.
  2. La debilidad política del Estado ha sido otra constante en la historia nacional. Por eso, los espacios de ilegalidad han sido siempre amplios y los relevos de las élites han contado con prácticas contrarias a la ley. El corolario de esta debilidad ha sido la insuficiencia de la tradicional democracia liberal en el país.
  3. El último relevo de las élites políticas fue en los años 80 del siglo pasado: tras la crisis de representación del bipartidismo liberal-conservador, estimulada por el régimen del Frente Nacional mediante la fragmentación partidista y el clientelismo, ascendieron al plano nacional las élites regionales, en detrimento de los ‘jefes naturales’. Por eso, las llamadas élites políticas tradicionales son cosa del pasado. La Constitución de 1991 no creó una nueva situación sino que afirmó la que ya se había producido, por ejemplo, con la descentralización y la elección popular de alcaldes.
  4. El narcotráfico, de la mano del paramilitarismo, se consolidó a la par con este último relevo, con la mirada permisiva (y hasta complaciente) de algunas élites y de sectores estatales y de la fuerza pública. Surgió luego, en los años 90, un proyecto político paramilitar relativamente autónomo, con el objetivo de combatir a la subversión, pero sin desligarse del narcotráfico.
  5. Este proyecto fracasó, al inicio del siglo XXI, en la medida en que las FARC mantuvieron su fortaleza y el paramilitarismo fue controlado por empresarios ilegales que aprovecharon la debilidad del Estado, la apertura económica y la globalización para enriquecerse sobre la base del narcotráfico, que fue sobrepasado sin que se le abandonara. Surgieron así redes regionales que imponen, mediante la violencia, ofertas de seguridad y capturan excedentes económicos, en un proceso que va de la periferia al centro de la economía. Es la transformación de empresarios ilegales en mafias, que son formas sofisticadas de crimen organizado.
  6. Nació, entonces, un proyecto político alternativo, destinado a controlar el Estado.Tal proyecto se materializó con: i) la negociación del gobierno con los paramilitares; ii) la desmovilización de sus grupos, y iii) los proyectos y normas que culminaron en la Ley de Justicia y Paz. La base de este proyecto político es un inmenso botín económico, producto de acciones criminales, desplazamiento de población, apropiación de tierras, 'clientelismo armado' y subordinación de élites regionales y emergencia de otras. Es el inicio exitoso de un nuevo relevo de las élites políticas.
  7. Este proyecto político mafioso se sustenta, además, i) en la tendencia mundial de debilitamiento de la democracia liberal; ii) en la descentralización del Estado y las prácticas corruptas; iii) en el vacío funcional de los partidos; iv) en las distorsiones de la representación política; v) en el sistema electoral adecuado al vacío funcional partidista y vi) en los avances del proyecto en el control de las instituciones políticas.

Existe una real o disimulada ingenuidad (¿conveniencia?) de parte de la clase política acerca de este proceso y sus implicaciones. Aunque muchos dirigentes no están involucra-dos en el proceso, mediante sus acciones muestran también ingenuidad. Este nuevo relevo de élites políticas (que, como siempre, no es absoluto) es trascendental para la sociedad, por sus implicaciones: está en marcha una transformación estructural en lo económico, lo político y lo social. No es sólo un fenómeno de movilidad social, como ocurrió con el relevo de los años ochenta, sino de legitimación de la ilegalidad y la criminalidad, que al producir otra institucionalidad rompería con los ya debilitados patrones morales de la sociedad y entronizaría estructuras depredadoras. ¿Cómo debilitar, al menos, este proyecto político? Sola-mente con medidas institucionales destinadas a fortalecer la democracia. Además de las acciones judiciales contra la criminalidad, se presentan cuatro ejemplos al respecto.

  • Respeto a la tradicional institucionalidad del país. La reelección presidencial inmediata es su opuesto, debido a que le conviene al proyecto político mafioso.
  • Fortalecimiento de la reforma política de 2003, con normas y leyes que la desarrollen, la complementen y la refuercen.
  • Reforma del sistema electoral, para corregir el fraude en las elecciones y las distorsiones en la representación política, como parte de la inducción de un sistema de partidos políticos que sea funcional y operativo.
  • Búsqueda de un sistema de partidos operativo, en contraste con la tendencia global de sustitución de la función de mediación partidista por parte de una opinión pública manipulada por actividades mediáticas propiciadas por la alta concentración del capital, el desarrollo tecnológico y la globalización.

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