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Colombia Internacional

Print version ISSN 0121-5612

colomb.int.  no.69 Bogotá Jan.June 2009

 

DERECHOS HUMANOS, MIGRANTES Y TRANSNACIONALISMO
El caso de ACAT en Francia*

HUMAN RIGHTS, MIGRANTS, AND TRANSNATIONALISM
The ACAT case in France

Olga L. González**

* Este trabajo retoma y amplía una versión francesa preliminar presentada en el coloquio Les Droits de l'Homme dans les processus de consolidation démocratique en Amérique du Sud, realizado en el Institut des Hautes études de l'Amérique latine, IHEAL de París en 2008.

** Investigadora asociada del Urmis, Universidad de París 7 Denis Diderot, París, Francia. Presidente del Groupe Actualités Colombie de la Fondation Maison des Sciences de l'Homme, París, Francia. olgalu@free.fr.

recibido 06/02/09, aprobado 15/04/09


RESUMEN

¿Son los migrantes internacionales agentes transnacionales de la protesta? ¿Se involucran en las ONG del Norte dedicadas a la defensa de los derechos humanos? ¿Por qué vías transita el activismo transnacional por los derechos humanos? En el cruce de dos campos de trabajo privilegiados por el enfoque transnacional, la protesta y la migración, y partiendo de un estudio de caso, el artículo aporta respuestas a estos interrogantes. El trabajo se apoya en un buen conocimiento de la migración latinoamericana en Francia y en el examen de la experiencia de una asociación francesa de defensa de los derechos humanos, muy involucrada con América Latina. Se caracterizan y analizan los mecanismos de la acción transnacional y se propone una explicación para el caso colombiano: la permanencia de la práctica del rebusque.

Palabras Clave: transnacionalismo, derechos humanos, América Latina, migración latinoamericana, Francia, migrantes colombianos, economía informal.


ABSTRACT

Are international migrants transnational protest agents? Do they involve themselves in the northern NGOs devoted to defending human rights? On what roads does transnational human rights activism travel? On the crossroads on two felds of study privileged by a transnational approach, protest and migrations, and based on a case study, this article offers answers to these questions. The work is supported by well-formed knowledge of Latin American migration in France, and the examination of the experience of a human rights defense association, deeply involved in Latin America. The mechanisms of transnational action are specifed and analyzed, and an explanation for the Colombian case is proposed: the permanence of the practice of Rebusque (tirelessly seeking any kind of livelihood).

Keywords: transnationalism, human rights, Latin America, Latin American migration, France, Colombian migrants, informal economy.


Introducción

¿Contribuyen los migrantes a informar y a dar testimonio sobre la situación de los derechos humanos en sus países? ¿Se involucran en las ONG del Norte dedicadas a la defensa de los derechos humanos? ¿Por qué vías transita el activismo transnacional por los derechos humanos?

A partir de un trabajo de campo realizado en la ciudad de París entre los años 2004 y 2008 con migrantes colombianos, por medio de un conocimiento general de las organizaciones que trabajan por los derechos humanos en América Latina en esta misma ciudad y de un conocimiento detallado de una de las organizaciones más representativas en este campo1, este artículo intenta aportar algunas respuestas a estos interrogantes.


1. En el cruce de dos campos del transnacionalismo

Este trabajo se detiene en la experiencia de una organización que defiende los derechos humanos en América Latina y cuya sede está en Francia. El artículo busca identificar los actores de la acción transnacional, e indagar por el grado de participación de los migrantes latinoamericanos en la protesta por la situación de derechos humanos en sus países de origen según el grado con el que se involucran a esta organización.

La reflexión se sitúa en el cruce de dos de los campos privilegiados por el enfoque transnacional: la protesta y la migración. En lo que se refiere a las expresiones de contestación y protesta, el marco del transnacionalismo ha enriquecido y dinamizado los análisis2 de los movimientos sociales y de su capacidad de incidencia. El desarrollo de rápidas tecnologías de comunicación, la multiplicación de redes y grupos de afinidad, y la emergencia de una "agenda global" son algunas de las expresiones de lo que se confgura como nuevas modalidades de acción colectiva. Así, aun reconociendo que el Estado y las instituciones internacionales guardan un poder sustantivo hoy en día, el enfoque transnacional —que examina atentamente los lazos que se tejen entre la esfera global y la esfera local— brinda una herramienta conceptual estimulante para reflexionar sobre las nuevas formas de la protesta y permite incluso pensar en la posibilidad de una sociedad civil mundial.

Por otra parte, el enfoque transnacional se ha desarrollado en el campo de las migraciones internacionales. La posibilidad de estar simultáneamente en un "acá" y un "allá", y la facultad de involucrarse en acciones que tienen efectos "allá" siendo que se iniciaron "acá", serían explotadas por los migrantes. Como individuos adscritos a, al menos, dos espacios nacionales, los migrantes podrían aprovechar este potencial. Los trabajos más visibles bajo el enfoque transnacional son los que se detienen en la forma como los migrantes inciden gracias al diferencial económico de sus lugares de adscripción —pensamos acá en los numerosos y valiosos trabajos sobre las remesas—.

Pero el enfoque transnacional también se ha desarrollado en el nivel inmaterial que se refiere a las prácticas sociales, políticas y culturales de los migrantes (Guarnizo, Portes y Haller 2003) . Este nivel es el que nos interesa en este artículo. Especialmente, queremos someter a la confrontación empírica una idea corriente, según la cual el aumento de la migración implica el incremento de la participación política de los migrantes. Como lo afirma Rey Koslowski: "El aumento de las migraciones amplía las actividades políticas potenciales de los emigrados por una razón evidente: la migración aumenta el número de posibles actores políticos" (2005, 11) .

En esta refexión, entonces, queremos articular los dos campos de trabajo referidos en el enfoque transnacional. Queremos especifcar cuáles son los principales mecanismos y actores en materia de prácticas transnacionales y examinar —en la medida de lo posible— el alcance y validez de algunos de los supuestos implícitos del transnacionalismo.

Este artículo se apoya en la experiencia concreta de una asociación francesa de protesta por los derechos humanos, que presentamos y analizamos en la primera sección. De esta manera trazamos nuevamente la vieja historia de su compromiso en América Latina. Estudiamos la dimensión transnacional de su trabajo, mostrando las variaciones del mismo al cabo de los años. A partir de dicha experiencia, en la segunda sección respondemos a la pregunta por la participación de los migrantes latinoamericanos en las prácticas políticas de la protesta transnacional en los últimos treinta años.


2. La acción transnacional por los derechos humanos: el caso de ACAT

¿Cómo funciona la movilización por la defensa de los derechos humanos? ¿Qué tipo de relaciones se producen entre las asociaciones y organismos de defensa de los derechos humanos en los países del Norte y en los del Sur? ¿Qué tipo de relaciones existen con las entidades del gobierno? ¿Por qué circuitos se expresan las denuncias?

En los párrafos que siguen respondemos a estas preguntas a partir del estudio de la asociación Action des chrétiens pour l'abolition de la torture (Acción de cristianos por la abolición de la tortura, ACAT) . Tras hacer un recorrido por la historia del compromiso de esta asociación en América Latina, realizaremos una caracterización sociológica de su acción.

a. Un antiguo compromiso por la defensa de los derechos humanos en América Latina

Francia, como es sabido, constituye una referencia en materia de libertades, especialmente en materia de derechos humanos. Dentro del marco asociativo francés, de por sí muy dinámico3, las asociaciones dedicadas a la promoción y defensa de los derechos humanos constituyen un componente importante. La asociación Action des chrétiens pour l'abolition de la torture, ACAT, es una de las más conocidas, respetadas y antiguas en el medio. Su origen se remonta a 1974, en el marco de la guerra de Vietnam:

"Dos mujeres, Hélène Engel y Edith du Tertre, conmovidas con el tema de la tortura después de asistir a la conferencia de un pastor italiano que regresaba del Sur de Vietnam, Tullio Vinay, que había dado su testimonio sobre las múltiples torturas y hacía un llamado a los cristianos: '¿Durante cuánto tiempo nosotros, cristianos, vamos a dejar que se desfigure el rostro de Cristo sin reaccionar?'" (ACAT) .

Cuarenta cristianos decidieron entonces fundar esta asociación de vocación ecuménica. Al cabo de los años, ésta fue ampliando el espectro de sus acciones: al objetivo inicial de combatir la tortura se agregaría posteriormente la abolición de la pena de muerte, la defensa del derecho de asilo, y más ampliamente la defensa de los derechos humanos.

ACAT logró tener más de 16.000 miembros afliados (y que pagaban cotización) a mediados de los años ochenta4. Aunque hoy en día ha disminuido el número de sus miembros (estos eran 10.000 en el año 2007) , la asociación sigue siendo una referencia importante en el tema de defensa de los derechos humanos, con varios comités locales distribuidos a lo largo y ancho de Francia.

El trabajo dedicado a América Latina comenzó desde los inicios de la asociación, durante el período de la llegada de las dictaduras militares en el Cono Sur del continente, durante la década del setenta. Desde entonces, una de las actividades de ACAT ha consistido en realizar campañas de sensibilización y de denuncia. A veces estas campañas han sido puntuales, como cuando se trataba de movilizar a la opinión pública para evitar que alguien fuera encarcelado —se recuerda, por ejemplo, el papel importante de ACAT en 1982, durante la movilización por el pianista argentino Miguel ángel Estrella—. Pero las campañas también podían prolongarse durante períodos de varios meses: así, por ejemplo, ha sucedido con las campañas —algunas aún en curso— contra la impunidad a los militares de los países del Cono Sur; o desarrollarse en un lapso mucho más duradero —este ha sido el caso de las acciones realizadas con las abuelas de la Plaza de Mayo para recuperar a los hijos de los militantes políticos secuestrados por el ejército, y que se han prolongado durante varios años—.

Como sucede con otras asociaciones que trabajan por la defensa de los derechos humanos en América Latina, un capítulo importante lo constituye el trabajo sobre Colombia, unos de los países más violentos de la región5 y el único en el que subsiste una antigua confrontación armada. Es necesario anotar que el conflicto político colombiano afecta de manera aguda a sectores específicos de la población, y especialmente a quienes están comprometidos con la defensa de los derechos humanos6.

b. Raigambre local

Para caracterizar el tipo de acción de ACAT, hemos optado por el estudio de los mecanismos y de los medios que desarrolla esta asociación con el fin de lograr sus cometidos. Con Sidney Tarrow (2000) , pensamos que esta perspectiva es más adecuada para describir las actividades de las organizaciones que el método que consiste en examinar simplemente sus objetivos declarados.

En lo que respecta a ACAT, existen dos niveles de la acción que es preciso diferenciar. Por un lado está el trabajo de recepción de la información —por ejemplo, recepción de denuncias y comunicados—, y por otro lado está la producción, traducción y difusión de la información. Conviene detenerse en estos dos niveles de la acción, en los intercambios y en los interlocutores que se generan.

En el nivel de la recepción de la información, ACAT tiene como particularidad el hecho de realizar un intercambio denso con organizaciones de base, es decir con asociaciones y movimientos que tienen asidero en el nivel local. Anotemos desde ya que esta característica de la acción no es intrínseca a todas las ONG. De hecho, otras organizaciones y asociaciones emprenden un trabajo de denuncia de derechos humanos a partir de fuentes secundarias —por ejemplo a partir de notas de prensa o a partir de los comunicados que emiten otras ONG—.

En el caso de ACAT, la información referida a las violaciones de los derechos humanos proviene, en la mayoría de los casos, directamente de las organizaciones implantadas en los territorios afectados. Así, en lo que se refiere a su trabajo en Colombia, la situación de los campesinos del Chocó se conoce por medio de una organización colombiana que trabaja con las comunidades desde hace varios años, y que dispone de canales de comunicación con la asociación francesa. Sucede lo mismo con el programa Bajo Atrato del Cinep7. El trabajo que se realiza allí constituye la fuente de muchas de las informaciones que llegan hasta ACAT.

Otra característica importante para subrayar es que las asociaciones de base que llevan la información hacia ACAT no son necesariamente nacionales —en este caso, colombianas—. Por el contrario: muchas informaciones de ACAT se originan en organizaciones internacionales que realizan su trabajo de campo en Colombia. Sucede así, por ejemplo, en Cacarica y San José de Apartadó, en el Urabá, en donde trabajan las asociaciones Peace Brigades International, Human Rights Everywhere, y la Rete italiana di solidarieta' con le comunita' di pace de San José de Apartadó, todas con sede en Europa. Estas organizaciones realizan un seguimiento constante y atento en el terreno, emiten comunicados, hacen llamados de alerta sobre las amenazas que pesan sobre las comunidades, etc.

Para ACAT, la comunicación con los activistas por los derechos humanos que trabajan sobre el terreno, y el establecimiento de relaciones de interdependencia con los actores locales, es una premisa de trabajo, y ha sido una constante del mismo en torno a América Latina. Así, en el pasado la búsqueda de los hijos de los activistas de izquierda que se apropiaron los militares argentinos fue posible gracias, en primer término, a la movilización de los activistas que residían en Argentina, y especialmente gracias al movimiento de las abuelas de la Plaza de Mayo, desde el año 1981.

c. Raigambre global

El segundo nivel de la acción consiste en la difusión de la información. Como es fácil imaginar, las asociaciones disponen de una amplia paleta de interlocutores para dar a conocer los hechos, como son los medios de comunicación, las organizaciones gubernamentales internacionales, las organizaciones gubernamentales nacionales, las ONG, los movimientos sociales, los partidos políticos, etc. Dentro de esta paleta de posibilidades ACAT privilegia los intercambios con las organizaciones gubernamentales, tanto del nivel nacional como supranacional —en este caso, con las organizaciones europeas—, y con las ONG europeas.

Las organizaciones gubernamentales de Francia y Europa aprecian esta relación directa con actores situados en lugares apartados de Colombia. Sucede en ocasiones que los ministerios, dependencias oficiales y demás entidades soliciten los análisis producidos por ACAT con base en la información local. Por otra parte, además de esta relación privilegiada con las instancias de los gobiernos de los países del Norte, ACAT constituye redes de alianzas para llevar a cabo "campañas", en el sentido que les atribuyen Keck y Sikkink (1998) : "(Se trata de) dispositivos de actividades estratégicamente ligadas en las que miembros de una red difusa y basada en principios comunes desarrollan lazos explícitos y visibles y desempeñan papeles mutuamente identifcables en torno a una meta común, y generalmente contra un mismo objetivo". Este trabajo en red permite multiplicar las informaciones y los análisis, establecer lazos con otras organizaciones, etc. Es el caso, por ejemplo, de la red de asociaciones Oidhaco, constituida desde el año 1996, y en la que ACAT participa de manera activa:

La Oficina Internacional de los derechos humanos-Acción Colombia (Oidhaco) es una red de 41 organizaciones europeas e internacionales dedicada a la difusión, promoción, información y apoyo a las actividades de las organizaciones colombianas de defensa de los derechos humanos y de las agencias europeas de desarrollo, de las organizaciones solidarias, de las iglesias y las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos. Oidhaco busca contribuir para lograr la construcción y la consolidación de la democracia, el Estado de derecho, la paz y la justicia social en Colombia.

d. Una caja de resonancia transnacional

Teniendo en cuenta los mecanismos de acción de esta asociación, caracterizaremos a ACAT como un movimiento social transnacional (MST) . En efecto, acorde con la defnición propuesta por Tarrow (2000) , los MST son "grupos socialmente movilizados, con miembros en al menos dos países, involucrados en una interacción continua de protesta con respecto a quienes ejercen el poder en al menos otro país distinto al suyo, o contra una institución internacional o un actor económico multinacional"8. Precisamente, una asociación como ACAT tiene un papel central gracias a sus fuertes relaciones de interdependencia con los actores locales de los países del Sur (defensores de derechos humanos, organizaciones de base) y con las organizaciones gubernamentales de los Estados del Norte.

La calidad, frecuencia y densidad de las interacciones que esta asociación teje con las instituciones, periodistas y ONG de los países del Norte constituyen una protección para las asociaciones de los países del Sur. En efecto, las posibilidades estructurales de tener una incidencia política por medio de los movimientos sociales son reducidas en un país como Colombia, habida cuenta de la grave situación de los derechos humanos y de la violencia de la que son víctimas sus defensores9. Sin embargo, esta difícil situación no excluye que se realice un trabajo y que la mayoría de las informaciones y análisis se produzcan en el nivel local.

De hecho, para los movimientos sociales con sede en Colombia, los lazos que se tejen con los movimientos sociales en el exterior producen el efecto que hemos llamado "caja de resonancia", es decir la ampliación de sus denuncias en la órbita de instituciones que pueden tener incidencia en los gobiernos de los países del Sur10 —es acá donde se sitúa la dimensión propiamente transnacional, en esta especie de contracción del espacio entre el "acá" y el "allá" —. Los mecanismos de presión no se restringen a las acciones de Estado a Estado, desbordan este marco, situándose por el contrario en los MST.

Ahora bien, como se deduce de los párrafos anteriores, estos mecanismos, y especialmente el efecto "caja de resonancia", no son algo fundamentalmente novedoso. Ya en los años setenta y ochenta, las organizaciones establecidas en los países del Sur —por ejemplo las madres y abuelas de la Plaza de Mayo—habían entendido que los canales de comunicación con las organizaciones de los países del Norte les permitían hacer oír mejor sus reclamaciones ante los gobiernos.

Este paralelismo no significa, sin embargo, que el tipo de acción de la primera década del siglo XXI sea idéntico al de hace treinta años. El solo hecho de contar con una plataforma como Internet cambia los métodos de comunicación y el tratamiento de la información de manera considerable. Por un lado, la difusión de la información es más ágil. Las alertas, denuncias y comunicados pueden transitar rápidamente, a veces incluso de manera instantánea, sin depender, a priori, de otras plataformas de comunicación. El número de individuos e instituciones destinatarias de los mensajes de protesta o alerta puede multiplicarse fácilmente gracias a la herramienta del correo electrónico. Por otro lado —y quizá esto es lo realmente novedoso— Internet permite reaccionar de manera inmediata. Así, las peticiones en línea permiten recoger las reacciones a las campañas en intervalos muy cortos. La compresión del espacio y del tiempo se refuerza.

Es evidente, por otra parte, que los cambios de los nuevos sistemas de gestión de la información conllevan también algunas transformaciones adicionales. Una de ellas es la profusión de fuentes de información relativas a los derechos humanos en la red. El nuevo panorama obliga a las organizaciones y asociaciones a mantener una presencia sólida en la red. Estas deben identificar muy bien a los destinatarios de sus mensajes y, en regla general, abreviar la duración de las campañas de denuncia. Hoy, las campañas de defensa de los derechos humanos son más efímeras que en el pasado. Además, la idea de "difusión orientada" —por ejemplo, mediante listas de contactos, plataformas y sitios especializados, etc.— puede ser ilusoria: en general, es difícil hacer un seguimiento minucioso de la información que circula por Internet, aun si ésta es personalizada.

A las modificaciones producidas por los nuevos dispositivos tecnológicos se suman otras evoluciones, más profundas. Una de ellas es la mayor presencia de organismos de defensa de derechos humanos en los países en conflicto. En el caso colombiano, la persistencia del conflicto armado —único en el continente—, los intereses geopolíticos, el cada vez mayor interés de la sociedad civil internacional por la situación colombiana —palpable, por ejemplo, en el medio francófono a raíz del secuestro de Ingrid Betancourt—, ha revertido en una mayor presencia de actores internacionales en el territorio.

Adicionalmente, la multiplicación de las OING de defensa de los derechos humanos se relaciona, evidentemente, con la construcción del "derecho/ deber de injerencia". Esta premisa ha legitimado el accionar de las ONG en muchos niveles: hoy en día, indudablemente, las OING inciden abiertamente y de manera activa en el curso de la vida política nacional de los países del Sur, amén de que se han profesionalizado y han abultado sus presupuestos (Bataillon 1993) . En regla general, hoy en día las OING tienen una interlocución importante con los organismos gubernamentales del Norte, que solicitan sus análisis y observaciones. El caso de Colombia no es una excepción. Como se ve en el caso de ACAT, las OING pueden llegar a ser interlocutores de confianza.


3. Migrantes latinoamericanos y movilización por los derechos humanos

Teniendo en cuenta las posibilidades para que los actores aumenten la posibilidad de interactuar con las organizaciones de los países del Norte, es interesante explorar en qué medida esta nueva configuración se ha traducido efectivamente en el aumento del número de actores involucrados en acciones transnacionales.

La pregunta en concreto, sería la siguiente: ¿Contribuyen los migrantes a informar y a dar testimonio sobre la situación de los derechos humanos en los países del Sur? ¿Ocupan este campo para infuir en la evolución política de sus países de origen? De ser así, ¿cómo ejercen sus prácticas de activismo? Antes de responder a estos interrogantes, en los siguientes párrafos presentaremos un panorama de la situación de la migración latinoamericana en Francia.

a. Latinoamericanos en Francia hoy

La inmigración latinoamericana en Francia ha tenido una mutación palpable, que está directamente relacionada con evoluciones geopolíticas y sociales globales. Los cambios de las políticas migratorias, los cambios en los regímenes y en las sociedades latinoamericanos han repercutido en los movimientos migratorios.

En los años setenta y ochenta, Francia fue el país elegido o de destino de muchos intelectuales, y activistas políticos, provenientes en su mayoría de los países que vivían bajo la represión—Brasil desde el fin de la década del sesenta y luego Chile, Argentina y Uruguay en los años setenta y ochenta—. Estos migrantes contribuyeron a forjar una imagen de los latinoamericanos en Francia que perdura aún hoy en día: la del exiliado del Cono Sur —y que por ejemplo sobresale en Leenhardt, Kalfon y Mattelart 1992—.

En la sociedad francesa perdura aún esta figura del migrante latinoamericano, siendo que desde los años noventa se ha producido un cambio evidente en la composición de esta migración. Para empezar, han variado los principales países de origen de los latinoamericanos que residen en Francia. Por un lado, cambió de dirección el fujo de migración entre Francia y el Cono Sur: con el fin de las dictaduras y la transición a la vida civil se empezó a producir la migración de retorno (Jedlicki 2007) . Se calcula que cerca de la tercera parte de los chilenos que residían en Europa regresaron a su tierra con el fin de la dictadura —el guarismo es posiblemente del mismo tenor para los otros países del Cono Sur—. Además, los hijos de estos migrantes, que residen en Francia desde hace más de treinta años, no se ven a sí mismos —ni de hecho se comportan— como inmigrantes: son franceses. Este conjunto de factores contribuye a debilitar el conglomerado formado por los exiliados políticos.

Paralelamente a este cambio, en los últimos años se ha producido el incremento del número de migrantes de los países de la región andina. Esta evolución, notoria, se ha dado en todo el continente europeo, siendo Colombia, Ecuador y Perú los principales países afectados por este fenómeno.

Las razones que con mayor frecuencia aducen estos nuevos migrantes para explicar su presencia en Francia son las dificultades en sus países. De hecho, la crisis económica, social y política afectó a estos tres países, si bien es cierto que los períodos, intensidad y características difieren para cada uno de ellos: la crisis económica sobrevino en el Perú a mediados de los años ochenta, mientras que en Ecuador y Colombia se precipitó al final de los años noventa.

Estos años de crisis económica fueron también años de crisis política y social. El período de recesión económica en Perú fue el del aumento de la violencia política —la agenda política nacional estaba dominada por Sendero Luminoso, el MRTA y la reacción militar del gobierno—. En Ecuador, el contexto fue menos violento, pero de gran inestabilidad (rotación de presidentes, escándalos de corrupción) . En cuanto a Colombia, son los años de la fallida negociación con las Farc, que revierten en una agudización del conflicto, en una violenta reacción del paramilitarismo y en el aumento de crímenes políticos (masacres, desapariciones, asesinatos, desplazamiento, etc.) .

Un trabajo más detallado sería necesario para establecer las correspondencias entre los ciclos de recesión económica global, las dificultades sociales y políticas y la emigración a gran escala. Lo cierto es que de los relatos de los individuos se desprende que los apremios económicos, la incertidumbre frente al futuro, las dificultades de la vida diaria —muchos de estos migrantes habían padecido experiencias de diferentes formas de violencia—, los problemas materiales y sociales fueron factores determinantes para su salida. Sabemos hoy que alrededor de una décima parte de la población de estos países reside en el exterior, y que Europa —principalmente España y en menor medida otros países europeos— fue su destino principal.

Hoy en día, los migrantes latinoamericanos en Francia incluyen un importante grupo de personas proveniente de los países andinos ya citados11, en el que sobresale el grupo formado por los colombianos.

b. Migrantes latinoamericanos y acción transnacional en defensa de los derechos humanos

Ya hemos visto que el trabajo transnacional por los derechos humanos de la asociación ACAT se realiza desde hace varios años. Asimismo, hemos caracterizado las etapas de la migración latinoamericana en Francia. Ahora podremos responder a la pregunta que formulamos al comienzo de este artículo: ¿Contribuyen los migrantes —en este caso, los migrantes latinoamericanos— a informar y a dar testimonio sobre la situación de los derechos humanos en sus países?

La respuesta no es unívoca: la participación de los migrantes en la defensa de los derechos humanos difere según los países y los períodos. El caso de los argentinos en el pasado y el de los colombianos en la actualidad, nos permitirán contrastar las diferentes implicaciones en la movilización transnacional.

Marina Franco (2004, 2007) estudió la formación y actividades de los grupos de argentinos radicados en Francia, que realizaron actividades militantes por su país en los años setenta y ochenta. Estos exiliados estaban organizados alrededor de varios grupos, siendo los principales el Centre Argentin d'Information et Solidaité (Centro Argentino de Información y Solidaridad) , la Cadhu, Commission Argentine des Droits de l'Homme (Comisión Argentina por los Derechos Humanos) y el Cosofam, Commission de Solidarité des Parents des Prisonniers, Disparus et Tués en Argentine, (Comisión de Solidaridad de Parientes de Prisioneros, Desaparecidos y Asesinados en Argentina) .

Junto a estas organizaciones de carácter no partidista, existían otros grupos, que se congregaban alrededor de su identidad profesional: era el caso de la Tysae, Travailleurs et Syndiclistes Argentins Exilés, (Trabajadores y Sindicalistas Argentinos Exiliados) , del Gaaef, Groupe d'Avocats Argentins Exilés en France (Grupo de Abogados Argentinos Exiliados en Francia) , la Uparf, Union de Journalistes Argentins résidant en France (Unión de Periodistas Argentinos radicados en Francia) . Por último, había también una serie de organizaciones partidistas como los Montoneros, el Peronismo Revolucionario, el Ejército Revolucionario del Pueblo del Partido Revolucionario de los Trabajadores (ERP) , el grupo Política Obrera y la Oficina Internacional de los Exiliados del Radicalismo Argentino (Oiera) .

El tema de los derechos humanos, un tipo de militancia nuevo para estos activistas que venían del activismo de izquierda y que tenían demandas más radicales, federó sus acciones. Como dice Franco (2007) : "Esta intensa actividad se organizó (... ) bajo un aparente perfil 'apolítico': es decir, sin identifcaciones partidistas explícitas, a partir de un lenguaje cada vez menos impregnado de referencias ideológicas —salvo en su posición antidictatorial— sin elaborar una opinión sobre el pasado político inmediato, sin pensar en construcciones políticas futuras, más allá de la exigencia de democracia".

Estas organizaciones tenían lazos activos con las asociaciones y organizaciones francesas que trabajaban por los derechos humanos en América Latina (ACAT era una de ellas, pero había varias otras) . Sus publicaciones, revistas y folletos circulaban en las organizaciones francesas; había reuniones donde se intercambiaban análisis, informaciones y opiniones y donde se refexionaba sobre las perspectivas y acciones futuras. Por cierto que estos lazos perduraron en el tiempo, incluso después del fin de las dictaduras, e incluso fueron reactivados posteriormente. Así, K. Sikkik (2005) muestra cómo la detención de varios militares de alta graduación, y el inicio de juicios por violación a los derechos humanos, que se dieron a fin es de los años noventa, fue en gran medida posible mediante la coalición "insider-outsider" que se había forjado desde la década del setenta.

El grado de compromiso activo de los migrantes colombianos frente a la denuncia y la lucha por los derechos humanos en su país contrasta con el caso de los argentinos. En la primera década del siglo XXI, existían tan solo dos pequeños comités de seguimiento de los derechos humanos formados por colombianos radicados en Francia. Estos son el Tribunal International d'Opinion (TIO) , muy activo en el 2003, durante el juicio del caso del Sur de Bolívar12. Este grupo, que hace presencia esencialmente en las redes virtuales, envía y traduce comunicados de denuncia sobre las violaciones de los derechos humanos en Colombia. La segunda organización es la Coordination Populaire Colombienne à París, (Coordinadora Popular Colombiana en París) fundada en el año 2005. Además de las denuncias y campañas en la red, esta asociación realiza encuentros políticos —en los que invitan, por ejemplo, a testigos de los hechos de violencia— y culturales (proyecciones de películas, debates, entre otros) . Estos dos grupos están formados por pequeños núcleos de activistas. Suelen ser colombianos que han emigrado desde hace varios años, que a veces poseen el estatuto Oficial de refugiado —los cambios en la política migratoria europea han reducido drásticamente la probabilidad de obtener el asilo político— y franceses sensibles frente a este tema.

También se da el caso de personas que realizan un seguimiento y difusión de la situación de los derechos humanos en Colombia, a nivel individual y por motu proprio. La acción, en estos casos, es en general esporádica. Los individuos aislados que logran tener una continuidad en sus acciones son quienes están adscritos a algún tipo de movimiento u organización en Colombia. En suma, estas son las iniciativas en torno a los derechos humanos, realizadas por colombianos en Francia.

Como se ve, el escenario es muy diferente de lo que sucedía con los argentinos de los años setenta y ochenta.

En realidad, el trabajo de sensibilización ante la situación de derechos humanos lo realizan, esencialmente, asociaciones francesas13. Las principales están federadas en la Coordination Française pour la paix en Colombie (CFPC) 14, y son : Action des Chrétiens pour l'Abolition de la Torture, Agir Ensemble pour les Droits de l'Homme. Comité Catholique Contre la Faim et pour le Développement, Ecole de la Paix, Fédération Internationale des Droits de l'Homme/ Ligue Française des Droits de l'Homme, France-Libertés, Pax Christi France, Secours Catholique-Caritas France, Terre des Hommes France.

En este punto, y para tratar de responder a la pregunta que planteamos, interesa saber qué tipo de relación tienen los migrantes colombianos con estas organizaciones. Una hipótesis plausible, en efecto, es que preferan acercarse a las organizaciones francesas bien establecidas en vez de formar sus propias organizaciones, especialmente en un contexto en el que la cuestión humanitaria y militante se ha profesionalizado, como lo han mostrado algunos estudios (Le Naëlou 2004) .

Ahora bien, las entrevistas que realizamos y las observaciones del trabajo de campo15 muestran que los migrantes colombianos no se dirigen hacia asociaciones de este tipo. Una asociación como ACAT, por ejemplo, es totalmente desconocida por la gran mayoría de los colombianos residentes en Francia que entrevistamos a lo largo de los últimos cuatro años. De hecho, salvo contadísimas —y notables— excepciones, no hay en ACAT miembros colombianos. Estos no se involucran ni de manera activa —por ejemplo llevando a cabo actividades, regalando su tiempo para las tareas concretas de las asociaciones u organizando eventos—, ni de manera pasiva —pensamos en los donantes de fondos, en los suscriptores de los boletines de información de ACAT—.

Este diagnóstico se amplía a las asociaciones francesas ya citadas, pero también a otras organizaciones que tienen un trabajo estrechamente relacionado con Colombia y que no se centra en la defensa de los derechos humanos estrictamente.

Nos referimos a la experiencia de los comités por la liberación de Ingrid Betancur, que desde el año de su secuestro (2002) se multiplicaron por todo el territorio francés: alcanzó a haber más de mil comités locales, organizados en torno a dos federaciones: el Comité Ile de France y la Fédération internationale. En ambos, la participación de colombianos era muy débil, o inexistente. De la misma forma, el nivel de conocimiento y la participación de los migrantes colombianos en el único partido de oposición, el Polo Democrático Alternativo, que tiene una representación en Francia, es débil.

Estamos entonces frente a una situación que amerita una profundización. ¿Por qué no se aprovechan cabalmente las posibilidades que abre la acción transnacional? ¿Por qué se tiene un conocimiento tan escueto de estas asociaciones y organizaciones? ¿Cómo explicar el débil grado de compromiso de los migrantes colombianos con respecto a los derechos humanos en su propio país, siendo que la situación es de extrema gravedad?

La respuesta que frecuentemente se da a estos interrogantes consiste en afirmar que esta migración es esencialmente económica, y deducirá de este carácter "intrínseco" el hecho de que estos migrantes no se movilicen en el plano político. Aunque este razonamiento es intuitivamente correcto, nos parece insatisfactorio desde el punto de vista sociológico. Pensamos que es necesario especifcar y matizar este tipo de aproximaciones y referirlas de manera precisa a los distintos contextos.

Así, la observación de otras comunidades afectadas a gran escala por la guerra o la represión, y que tienen un número elevado de inmigrantes económicos, invita a moderar este tipo de respuestas. Como se ve en los trabajos de Etiemble (2002) sobre los srilankeses y de Rigoni (2001) sobre los turcos, ambos estudiados en Francia, en los dos casos existe una importante movilización política y a favor de acciones de carácter humanitario en los países de origen. Un sector importante de estas comunidades —incluso entre quienes se dedican a actividades netamente comerciales— participa de manera activa en los comités de liberación y en la defensa de los derechos humanos.

Por esta razón, en vez de atribuir automáticamente la débil movilización a su carácter fundamentalmente económico, es preciso caracterizar mejor los procesos en curso. El primer paso consiste en profundizar el conocimiento sobre estos migrantes. Hemos dicho anteriormente que la gran ola de emigración de colombianos a Europa se sitúa en el período de la recesión económica y de los graves problemas sociales y políticos del final de los años noventa. Sería errado, sin embargo, suponer que los migrantes en Francia están exclusivamente motivados por un interés económico. Por un lado, existe también una migración de artistas, intelectuales y refugiados desde los años setenta y ochenta. Además, en los años noventa y dos mil creció significativamente la población estudiantil colombiana en Francia —hacia mediados de la primera década del siglo XXI, eran más de 3.000—. Por otra parte, muchos de quienes que dejaron su país durante la etapa de la "ola migratoria" eran personas cuya motivación principal para emigrar no eran de carácter estrictamente económico. En los relatos de los migrantes hay, a menudo, una conjugación de factores (buscar un lugar más calmado para vivir, abrirse horizontes, mejorar la situación económica, huir de amenazas... ) .

Ahora bien, la observación empírica indica que independientemente de estas trayectorias, del nivel educativo y de su estatus social, la mayoría de los migrantes no se compromete con el tema de la defensa de los derechos humanos, por lo menos no en términos de aproximarse a comités como ACAT, ni más ampliamente en otras organizaciones o movilizaciones. Justamente, habida cuenta de las particularidades de la migración colombiana, nos parece que ésta es la dinámica que hay que explicar.

En nuestras observaciones a lo largo del trabajo de campo, notamos que una gran mayoría de los migrantes encuestados son indiferentes a la esfera política —entendida como el sentimiento de comunidad y reciprocidad entre seres humanos diferentes16—. Se concentran en sus logros individuales y profesionales, en la esfera privada y en la vida familiar.

Muchas veces ignoran los hechos de la vida política que están sucediendo en su país de origen, como de hecho ignoran los hechos de la vida política que están sucediendo en su país de residencia.

En otros trabajos hemos desarrollado la noción de "rebusque" (González 2007a, 2007b, 2008) , que hemos propuesto para describir y explicar el tipo de relación que establecen los individuos con sus derechos, con las instituciones y con la idea de bien colectivo. En la estrategia del "rebusque", el individuo desconoce o esquiva el mundo del derecho, desconfía de las instituciones formales y no valora el bien colectivo. La norma de comportamiento que rige sus relaciones sociales es la búsqueda del interés inmediato e individual (abarcando a la familia en la esfera de su individualidad) . En el desinterés por la vida pública y política, manifesto entre la mayoría de los migrantes colombianos que estudiamos, vemos una manifestación del "rebusque".

Entre los migrantes cuya motivación principal para residir en Francia es de índole intelectual, como los estudiantes, un factor adicional ayuda a explicar la débil movilización por los derechos humanos: se trata de personas jóvenes que provienen de capas medias y altas de las capitales, precisamente las que menos conciencia tienen del conflicto armado que atraviesa el país pues sus víctimas son principalmente campesinos, poblaciones negras e indígenas.

Salvo excepciones, estos estudiantes no habían tenido un proceso de politización en sus universidades (a menudo privadas o en vía de privatización) . Su viaje a Europa corresponde más a un periplo de exploración como el que describe Santiago Gamboa en torno a algunos de sus personajes en la novela El síndrome de Ulises. Lejos de esta juventud la idea de "informar y aportar testimonios" sobre la situación de su país, como sí sucedía con los argentinos en los años setenta. De hecho, sólo un pequeño núcleo de estudiantes que proviene de la universidad pública ha llevado a cabo una acción directamente política, como lo documenta Trujillo-Irurita (s.f.) .

En cuanto a los antiguos activistas políticos, que llegaron generalmente en los años setenta y ochenta a Francia, algunos de ellos en calidad de refugiados, identificamos varios factores que explican su débil participación en asociaciones como ACAT. La primera es su distancia frente al discurso y la postura de los derechos humanos. Muchos de estos activistas provienen de experiencias revolucionarias, a menudo ligadas con la lucha armada, y no siempre han hecho una ruptura con estas convicciones. Dado que hoy en día una de las críticas más consistentes a las guerrillas se debe a su falta de acatamiento y respeto de los derechos humanos, estas personas son circunspectas a la hora de enarbolar el discurso de los derechos humanos. Pero también hay una fatiga, un cansancio frente a una situación que no da signos de cambio. La Colombia de la primera década del siglo XXI seguía enfrascada en su viejo conflicto. Mientras que las fuerzas políticas de izquierda del resto del continente se movilizaban, en Colombia progresaban muy lentamente. Los antiguos activistas sufren esa forma de "desaliento" descrita por Marie-Claire Caloz-Tschopp (2008) .

Por último, en otro nivel, varios de estos antiguos militantes se han volcado hacia la vida privada, la familia y el trabajo. Están enterados del curso de los acontecimientos en Colombia y entablan discusiones sobre este tema, pero sus indignaciones y proclamaciones no van más allá de la esfera de su vida privada. Siguen en esto el proceso más general de despolitización y apego a los valores ligados al ascenso profesional e individual, palpables en la sociedad.


Conclusión

En este artículo hemos examinado varias experiencias referidas a los derechos humanos en América Latina. La asociación ACAT, con sede en Francia y cuyo trabajo se orienta en parte hacia esta región del mundo, nos ha servido como prisma para entender los mecanismos de la acción relativa a los derechos humanos.

Las experiencias que hemos examinado muestran que la acción transnacional no siempre la realizan los mismos actores. En la primera década del siglo XXI, la llevan a cabo los activistas y algunas ONG establecidas en Colombia, que a su vez reactualizan los movimientos sociales transnacionales, MST, como ACAT. Esta acción no es el producto de la movilización de los migrantes que residen en Francia, o lo es de forma mínima.

Esta situación contrasta con los casos estudiados en las décadas del setenta y del ochenta, cuando los migrantes que residían en Francia tuvieron un papel activo. En este artículo nos hemos centrado en el caso argentino —pero los casos chileno y uruguayo son similares—. Como se vio, la acción transnacional involucró a numerosos grupos de migrantes. De hecho, los lazos que estos migrantes tejieron con los MST y con las ONG permiten dar cuenta, hoy en día, de la movilización alrededor de los hijos de los desaparecidos o de la detención de Pinochet.

El grado de participación, diferente entre los colombianos y entre los exiliados del Cono Sur, evidencia que no se da una transmisión del engagement, del compromiso político, entre los migrantes de estas dos regiones de América Latina. De manera más general, estas experiencias invitan a moderar la idea que afirma que el aumento del número de migrantes conlleva el ensanchamiento de la acción transnacional. Aunque teóricamente es lógico, el postulado debe ser sometido a análisis empíricos y contextualizados. La confguración social, y especialmente el tipo de socialización política en los países de origen, tienen un peso específico considerable. Otros trabajos en este sentido permitirían tomar conciencia de su dimensión.


Comentarios

1 El trabajo de campo con los migrantes colombianos en la región parisina (donde reside la gran mayoría de los colombianos) se realizó en el marco de la investigación doctoral (ver González, 2007a) En el curso de esta investigación realicé una observación etnográfca y entrevistas semidir igidas con migrantes provenientes de los países andinos. Los individuos fueron interrogados en medios diferentes (asociaciones, sitios de reunión públicos, tiendas y restaurantes, torneos de fútbol, más las redes informales creadas en el curso de la investigación...). Por otra parte, el conocimiento del entorno activista por los derechos humanos se basa en una implicación personal en este tema durante esos mismos años, y en largas conversaciones con María Cecilia Gómez, responsable de América Latina en la asociación ACAT-France y activista por la defensa los derechos humanos, cuyo aporte a este trabajo es invaluable.

2 Ver, por ejemplo, Tarrow, 2000.

3 Según los términos de la ley de 1901, dos personas o más pueden crear en Francia una asociación. Se entiende por asociación la "puesta en común, de manera permanente, de su conocimiento o de su actividad con una finalidad diferente a repartir beneficios. Las asociaciones se rigen por los principios generales del derecho que se aplican a los contratos y las obligaciones". Desde el año 1981 se les permite a los ciudadanos extranjeros constituir asociaciones en las mismas condiciones que los franceses. De acuerdo con el Centro de estudios e investigación sobre la flantropía, hoy en día están registradas más de un millón de asociaciones y se fundan unas setenta mil cada año —aunque es difícil conocer su número exacto, pues muchas dejan de funcionar sin estar Oficialmente disueltas—. La mitad de los franceses forman parte de alguna y una minoría se compromete activamente en la vida de varias asociaciones, asumiendo responsabilidades. En total, a mediados de la primera década del siglo XXI las asociaciones contaban con un millón ochocientos mil asalariados y con un número de voluntarios estimado en más de once millones, que les dedican parte de su tiempo libre o de su jubilación. La actividad asociativa se ha desarrollado especialmente en el terreno de la salud, la acción social, la cultura, la educación y el deporte.

4 El llamado de ACAT calaba en una sociedad en la que nacía el sentimiento de "sufrimiento en la distancia", que ha estudiado Luc Boltanski (1993).

5 Hacia el año 2000, Colombia ostentaba el record de 60,8 homicidios por 100.000 habitantes. Se calcula que cerca de una cuarta parte de estos homicidios se debió a motivos políticos. Ve r Gutiérrez 2006.

6 Según la Federación internacional de los derechos humanos (FIDH) , que supervisa la situación de los defensores de los derechos humanos en el mundo, en el año 2007 Colombia era el país con el mayor número de víctimas de este tipo. Ver el sitio de la FIDH: http://www.fidh.org/IMG/pdf/FIDH-imp_Ameriques.pdf.

7 El Cinep es el Centro de investigación y cultura popular, creado por los jesuitas en Colombia en 1972. Desarrolla un trabajo de activación de agentes de cambio y organización para la participación comunitaria en varias regiones de Colombia.

8 Según Tarrow (2000) , las organizaciones internacionales no gubernamentales, (OING), comparten varias características con los movimientos sociales transnacionales —en particular, el deseo de lograr un cambio social— pero su modo de acción difere. Mientras que los movimientos sociales transnacionales buscan una interacción continua con las instituciones internacionales, uno de los objetivos de las OING es brindar servicios a los ciudadanos de otros países.

9 Ver Daviaud 2000.

10 El objetivo de este artículo no es desarrollar los aspectos en los que los MST han incidido en los gobiernos. Señalaremos tan solo un asunto clave: el condicionamiento a la aprobación del tratado de comercio bilateral Estados Unidos – Colombia a finales de la primera década del siglo XXI.

11 En los últimos años se ha sumado la inmigración boliviana. Estimamos que los migrantes provenientes de estos países son alrededor de 60.000 personas en Francia.

12 Sobre el Tribunal Internacional de Opinión en el sur de Bolívar, ver http://tribunal.free.fr/tio.htm#resultado.

13 En el régimen jurídico francés, una asociación se da cuando al menos dos personas se unen para realizar de manera común un objetivo, sin búsqueda de lucro. Las asociaciones cubren un espectro amplio de actividades (ver recuadro al final del texto). La denominación ONG se utiliza a menudo para designar asociaciones que realizan trabajo en el área internacional.

14 Esta red de asociaciones francesas trabajando por Colombia fue creada en el año 2000, "con el fin de consolidar y coordinar la acción de la sociedad civil francesa por la paz en Colombia".

15 El trabajo de campo se realizó en la región parisina en los años 2003 a 2009. Además de los intercambios con migrantes colombianos de diferentes trayectorias y medios sociales, se realizó un trabajo en profundidad con ACAT, acercamientos a diferentes organizaciones en pro de los derechos humanos y a los comités por la liberación de Ingrid Betancur, además de observaciones puntuales —en el espacio público y en el ciberespacio— con motivo de movilizaciones y eventos ligados a la defensa de los derechos humanos en Colombia.

16 Ver Arendt 1995.


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