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Colombia Internacional

Print version ISSN 0121-5612

colomb.int.  no.71 Bogotá Jan./June 2010

 

ENTRES SANTOS Y 'TRAQUETOS': EL NARCOTRÁFICO EN LA FRONTERA COLOMBOECUATERIANA

Hernán Moreano**

** Hernán Moreano es investigador del Programa de Relaciones Internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Sede Ecuador (FLACSO-Ecuador), Quito, Ecuador. hmoreano@flacso.org.ec


RESUMEN

El artículo describe la situación de los habitantes que viven en las provincias ecuatorianas de Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos, que colindan con los departamentos colombianos de Nariño y Putumayo. En la actualidad este sector es considerado zona de guerra, debido a la alta presencia de los grupos ilegales armados ligados al negocio del narcotráfico y a otras actividades conexas. Como resultado, ambos Estados realizan a diario operaciones de control para disuadir la presencia de cultivos de hoja de coca, laboratorios de cocaína y bases clandestinas de guerrilleros y paramilitares colombianos. Este estudio contó con la colaboración de moradores en los 725 km de frontera, quienes relataron cómo es su vida cotidiana y cuáles son sus demandas frente al Estado para reducir su vulnerabilidad a lo ilegal. Además, se realiza una breve descripción del contexto histórico del narcotráfico en la región andina y de la influencia de la política antidrogas de Estados Unidos.

PALABRAS CLAVE
Narcotráfico • droga • Andes • cocaína • coca • frontera


BETWEEN SAINTS AND 'TRAQUETOS': DRUG TRAFFICKING IN THE COLOMBIA-ECUADOR BORDER REGION

ABSTRACT

This article describes the situation of people living in the Ecuadorian provinces of Esmeraldas, Carchi and Sucumbios, which abut the Colombian departments of Nariño and Putumayo. Nowadays this place is considered a war zone due to the high presence of illegal armed groups linked to the drug trade and other related activities. As a result, both states conducted daily monitoring operations to deter the presence of coca leaf crops, cocaine laboratories and clandestine bases of guerrillas and paramilitaries. This study had the cooperation of residents that lived within the 725 km border, who recounted how their daily lives were and what their demands were to reduce their vulnerability to illegal activity. In addition was a brief description of the historical context of drug trafficking in the Andean region and the influence of the anti-drug policy of the United States.

KEYWORDS
Drug lords • drugs • Andes • cocaine • coca crop • borders

Recibido el 13 de agosto de 2009 y aceptado el 1 de abril de 2010


    […] las hojas de coca cosechadas por los raspachines son molidas, pisoteadas, rociadas con diversos ácidos, mezcladas con gasolina, con urea, con cemento […] La coca se convierte en una pasta marrón que se conoce como la pasta […]

    Conversación con un cocalero del bajo Putumayo, noviembre de 2007

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo hace un análisis sobre las rutas del narcotráfico en la frontera colomboecuatoriana, sitio donde operan varios actores vinculados a actividades ilegales, lo que ha originado que la presencia de ambos Estados se incremente militar y policialmente. Esta securitización1 ha sido la causa de que los moradores sean víctimas de una violencia y una desconfianza que se tornaron cotidianas. A la vez, a pesar de que Ecuador no es un país productor de drogas, se ha convertido en zona de tránsito de pasta y base de cocaína cuyo destino es Estados Unidos.

Este artículo es el resultado de un intenso trabajo de campo y tiene como objetivo develar el proceso mediante el cual la lucha contra el narcotráfico ha conllevado una mayor securitización de la frontera ecuatoriano colombiana, política que paradójicamente no ha conseguido una mayor "seguridad" para las poblaciones fronterizas. Por tal motivo, se dará relevancia a los hechos acontecidos entre 2000 y 2008 a lo largo del cordón fronterizo, período en el que se han originado varios roces diplomáticos entre ambas naciones.

Las Fuerzas Armadas ecuatorianas determinaron nuevas misiones de la defensa de la soberanía: 1) Combate a los grupos ilegales armados colombianos; 2) Protección del complejo hidrocarbonífero; 3) Lucha contra el narcotráfico; y 4) Control de gasolina blanca. Como resultado de las operaciones, en 2006 se hallaron 45 bases de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Ecuador; en 2007 ese número subió a 47. En consecuencia, durante 2008 los patrullajes se redoblaron; sin embargo, el balance a diciembre fue de 182 bases detectadas.

A lo anterior cabe añadir el poco desarrollo de las poblaciones y la poca actividad de los entes estatales en el desarrollo de la zona. Por ello, los grupos ilegales operan con facilidad en los poblados limítrofes, incluso, tienen el apoyo de habitantes de los caseríos. Esto es reconocido por los militares y por el actual régimen; aspecto que fue confirmado por el propio presidente Rafael Correa durante el lanzamiento del Plan Ecuador al decir que "la zona de frontera presenta un abandono histórico por parte del Estado"2.

Frente a esta descripción es necesario señalar que la frontera sigue siendo vista por los Estados como el inicio y el final de territorios nacionales. Se considera también que "no es una línea geográfica, marcada por hitos y vigilada militarmente, que separa dos países […] Es más bien acción humana sedimentada en el límite, es historia de agentes sociales que la hicieron y producen hoy […]". (Grimson 2003, 17) Por lo tanto, investigar una frontera consiste en "estudiar y comprender su cotidianidad producida, recreada y reproducida por los diferentes agentes sociales que intervienen en ese espacio" (Grimson 2003). Siguiendo esta lógica de argumentación, el presente trabajo utilizó como herramienta de investigación la "etnografía", para recopilar información en varios sitios del cordón fronterizo y conocer más de cerca la cotidianidad enmarcada dentro de la problemática del narcotráfico.

ANTECEDENTES

Ecuador no es un país productor de drogas, como es el caso de Bolivia, Colombia y Perú, los cuales se han caracterizado por tener enormes hectáreas de coca (ver la tabla 1). El caso de Ecuador es muy peculiar, ya que se han hallado y destruido en la frontera cultivos de dos a tres hectáreas, según voceros de la Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional. En la frontera es muy común el término "traqueto"3, el cual en Colombia significa individuo relacionado directamente con el tráfico de sustancias ilegales, de manera más específica, cocaína y marihuana. El nombre suele darse, sobre todo, a los mandos medios o a quienes se destacan por la ostentación del dinero que trae el tráfico ilegal4.

Perú y Bolivia poseen grandes cultivos, debido a una tradición de consumo y cultivo que procede desde los orígenes precolombinos. La división internacional del trabajo resultante del proceso colonial especializó a la zona geográfica que ahora constituye a Ecuador tanto para la producción agraria como de tejidos para el mercado andino. Ésta fue una dinámica que tendría que ver con el proceso mercantil de la Europa del siglo XVI y con las apremiantes necesidades de la Corona española de extraer recursos de oro para solventar su economía (Bonilla 1991, 13). Es decir, en general, la división del espacio andino habría privilegiado enclaves mineros, especialmente en Perú y Bolivia, levantando una estructura económica sobre las condiciones de organización existentes de la mano de obra indígena, pero rompiendo al mismo tiempo esas sociedades (Bonilla 1991). El siguiente párrafo describe la manera como la coca era consumida en Bolivia:

    Mascar coca permitía a los peones trabajar muchas horas en las profundidades de las minas de plata en Bolivia sin otros alimentos […] La coca se convirtió en la fuente principal de ingresos de las haciendas de Perú y Bolivia que proveían a las minas de plata, y mascar coca también se generalizó entre la fuerza laboral de las haciendas, cuyos salarios se pagaban en parte con hojas de coca (Toumi 2005, 51).

Lo anterior determina el marco en el cual la producción de hoja de coca en Ecuador cumple una funcionalidad diferente a la de Perú y Bolivia. Por ejemplo, el boom minero de Potosí llegó a emplear a más de cien mil trabajadores indígenas, y se calculan otros treinta mil en las minas de Oruro, aparte de otros centros importantes de producción de metales en Bolivia y Perú. Si bien en Ecuador los españoles permitieron en una primera instancia el cultivo, en 1569 Felipe II ordenó su extinción, por ser "ilusión del demonio", determinación que no se cumplió en Perú y Bolivia; antes bien, la coca se institucionaliza en el mercado de estas dos regiones, dadas las necesidades de reproducción de la mano de obra indígena empleada en la minería, pero en Ecuador logra ser erradicada, puesto que su estructura económica colonial tenía otras condiciones (Bonilla 1991, 14).

Por otra parte, las plantaciones de hoja de coca en Colombia se desarrollaron en áreas de poblamiento reciente, por parte de campesinos desplazados (Toumi 2005, 115). Estas regiones están aisladas y distantes de los principales centros económicos del país, y en ellas el Estado tiene una presencia muy débil. Tal es el caso de las condiciones de los departamentos de Caquetá, Putumayo y Guaviare. En la obra Colonización, coca y guerrilla, frente a la debilidad de los entes oficiales se dice lo siguiente:

    Este vacío de la presencia del Estado es una de las situaciones "objetivas" que genera la desconfianza y resentimiento del colono, expresados, en ciertas ocasiones, en el apoyo entusiasta a instancias alternativas del Estado, como es la guerrilla rural, la cual permite una mínima organización y movilización comunitaria, en orden a proveerse la población de servicios básicos, que sean apelativos a una ausencia asistencial e institucional (Jaramillo, Mora y Cubides 1989, 64).

Además, en la misma obra, frente a la presencia del guerrillero y del cocalero se describe lo siguiente:

    […] para el hijo del colono existen de modo general, dos figuras sociales de identificación. Son la figura del guerrillero y la figura del coquero. De una parte, el joven campesino identifica en el coquero el logro de un fácil éxito económico, situación que le acarrea un indudable prestigio y un cierto poder social debido a los altos ingresos que le ofrece el cultivo, o la recolección de la coca. A la vez, también se percibe al guerrillero como un individuo dotado de prestigio y respeto en la comunidad […] (Jaramillo, Mora y Cubides 1989, 71).

A mediados de los años sesenta, un grupo pequeño de empresarios ilegales empezó haciendo reducidas exportaciones de cocaína a Estados Unidos (Toumi 2005, 113). Según un ex narcotraficante de la época, "los pioneros antioqueños del negocio de la cocaína viajaban en bus a Perú y Bolivia con escasos recursos económicos y establecían contactos con productores de pasta de coca en dichos países" (Toumi 2005, 113). Comenzaron importando pequeñas cantidades con las que luego refinaban cocaína y la exportaban a Estados Unidos usando "mulas" y pequeños envíos postales.

Las altas ganancias de este negocio ilegal permitieron que éste se financiara y se expandiera, lo que incluyó el impulso de vínculos estables con proveedores de pasta de coca y rutas desde Bolivia y Perú, proveedores de precursores químicos para refinar la cocaína, y el desarrollo de sistemas de transporte para hacer grandes envíos, así como redes de distribución, en especial hacia Norteamérica. De igual forma, esta actividad promovió el perfeccionamiento de sistemas de lavado de dinero, cada vez más sofisticados, "facilitados en parte por las grandes y complejas redes de contrabando que importaban muchos bienes a Colombia" (Toumi 2005, 133).

Varios estudiosos sobre el problema de la droga como Whynes (1992) y MacDonald (1988, 28) consideran que la ventaja de Colombia se basa en varios factores, entre los cuales la ubicación es "el primero y más importante". Otras razones son la selva colombiana, "vasta y escasamente poblada, lo cual facilita ocultar laboratorios y pistas de aterrizaje"; las habilidades empresariales de los colombianos, en comparación con las de los ciudadanos de los otros países andinos; y la disposición de la población colombiana en Estados Unidos para servir como red de distribución. MacDonald (1988) también afirma que estos factores interactúan como conjunto, pero sostiene la preeminencia de la ubicación "geoestratégica" como agente principal.

Los comerciantes que navegaban desde la ciudad de Leticia (ubicada en el departamento colombiano de Amazonas y que colinda con Brasil y Perú) hasta Puerto Asís (ubicado en el departamento del Putumayo y que colinda con Ecuador), hacia 1968 se dieron cuenta del buen negocio que era el comercio de la base de coca que llegaba a Leticia procedente de Perú y Bolivia (Guerrero 2005, 79). A mediados de la década de los setenta, luego de los ensayos en Puerto Asís, los cultivos de hoja de coca en Putumayo se centran en el valle del Guamuez y en las zonas fronterizas, donde los grandes capos del narcotráfico compraron la tierra para sembrar inmensas extensiones de hoja de coca (Guerrero 2005).

En la actualidad, en Colombia se siembran muchas variedades de coca, siendo las principales la "amarga" o "caucana" y la "dulce" o "peruana". También se cultiva la "tingo maría", que procede del Perú, en cercanías de la frontera con Colombia.

Cabe destacar que la coca, cuyas hojas se cosechan cuatro veces al año, es un arbusto originario de la región andina, donde los indígenas la cultivan desde tiempos inmemoriales5. Por otra parte, en Colombia también se realiza la producción alternativa de marihuana, y así como el contrabando de esmeraldas creó redes de tráfico, éstas también permitieron el desarrollo de la industria de la cocaína y su especialización como país exportador.

La década de los años setenta del siglo XX fue testigo de un incremento significativo del consumo de sustancias psicoactivas en Estados Unidos, país que ya venía siendo un importante mercado para estos productos. Esto provocó un aumento de la oferta proveniente principalmente de América Latina. Así, desde 1975 las mafias colombianas lograron controlar la oferta de cocaína sobre el mercado estadounidense, satisfaciendo su demanda en más del 80%.

Otro factor que influyó sobre el crecimiento del mercado fue la rentabilidad propia del negocio, que creció a medida que se intensificaban los intentos internacionales por controlar el tráfico de drogas ilegales.

En este estado de cosas, Ecuador fue el único país andino que, hasta mediados de los años ochenta, desempeñó un papel marginal en la economía política del narcotráfico. Su tardía inserción se dio, en primera instancia, como un minúsculo productor de coca, debido a que no contaba con apoyo de la población que permitiera el cultivo extensivo de la planta.

En el plano interno, Colombia vio aparecer la subversión a mediados del siglo XX, ante un Estado que no supo canalizar las demandas sociales, económicas y políticas de las comunidades rurales; que tampoco pudo conseguir la paz entre los actores involucrados en un largo período de violencia iniciado a finales del siglo xix; y al no existir presencia del Estado en las regiones más alejadas de los centros de desarrollo6.

Cabe mencionar que Putumayo, departamento colombiano fronterizo con Ecuador, se ha caracterizado por tener una gran riqueza natural. Su economía se ha fundado en la explotación de recursos primarios, la cual —junto a los procesos políticos, sociales, económicos y de violencia ocurridos en el centro del país— marcó diversos ciclos de colonización que poblaron el territorio. Los primeros migrantes llegaron a la región junto con las misiones jesuitas a finales del siglo xix y principios del XX. La explotación de la quina y luego del caucho a principios del siglo XX indica otro ciclo importante de colonización7. En 1949 se descubre que estas tierras son ricas en petróleo. Con el inicio de las explotaciones por parte de la Texas Company, en 1963, en Orito (Putumayo), y 1967, en Nueva Loja (provincia de Sucumbíos [Ecuador]), se da inicio a un nuevo y acelerado proceso de llegada de migrantes, provocado por las expectativas de desarrollo, la construcción de infraestructura petrolera y la utilización agrícola del suelo.

Se considera que la guerrilla llega al Putumayo a mediados de los setenta, y los cultivos de hoja de coca, a inicios de los ochenta. A comienzos de la década de los noventa se intensifica el proceso de cocalización del agro en el mismo sector, efecto que se ha relacionado con la carencia de infraestructura vial, de mercadeo, asistencia técnica, crédito y fomento agropecuario para los cultivos tradicionales de maíz, papa, plátano, yuca y arroz. Este mercado ofrece varias ventajas sobre los cultivos tradicionales, tales como el pago al contado, un mayor margen de rentabilidad, garantía del mercadeo, y el no requerimiento de fletes de transporte. De igual forma, dicho incremento en la presencia de cultivos de hoja de coca se relaciona con las fumigaciones aéreas con glifosato en los departamentos de Guaviare y Caquetá, que producen un desplazamiento de los cultivos hacia el sur del país8.

Se conoce que los dueños de estas plantaciones son oriundos de los departamentos de Antioquia, Boyacá, Valle del Cauca, Cundinamarca, o de la Costa Atlántica. Los habitantes de Putumayo, Guaviare, Caquetá, y de las regiones del Vichada donde se cultiva la coca, siguen con su economía de ganadería precaria, agricultura de pancoger, siembra tradicional de maíz o de yuca, sin atención del Estado9.

Bajo este contexto los campesinos no tuvieron otra opción que sembrar esta hoja, pero desde el principio ellos fueron conscientes de los inconvenientes de esta economía, y desde finales de los ochenta vienen solicitando del Gobierno central:

Que los escuche como interlocutores válidos.

Que tenga en cuenta sus propuestas alternativas para el avance de una economía legal que les permita un desarrollo integral y una sustitución gradual de los cultivos ilícitos10.

Sin embargo, los diferentes gobiernos han hecho caso omiso de sus peticiones y han contestado con militarización y fumigaciones aéreas11.

Ahora cabe preguntarse: ¿por qué Colombia fue vulnerable al narcotráfico y al aparecimiento de guerrillas y paramilitares? En este caso, varios autores han analizado las dificultades para "crear una identidad nacional y una sociedad con fuerte capital social" (Grupo de drogas 2007); en estos trabajos se resaltan el papel de la geografía, la naturaleza de los pueblos colonizadores, los constantes enfrentamientos entre las comunidades indígenas y la falta de un concepto de Estado central, para hacer cumplir las leyes. Por eso las drogas llegan a Colombia, debido a que sus leyes, normas sociales, organismos, organizaciones y cultura hacían al país muy vulnerable. Una vez establecida esta actividad ilegal, ésta actúa como "un catalizador que agrava enormemente los problemas sociales y dispara la violencia" (Toumi 2000).

En Colombia, tanto la guerrilla como los grupos paramilitares tuvieron como fin administrar los territorios de cultivos de hoja de coca asentados en Putumayo, los cuales se extendieron hacia el departamento de Nariño en los noventa.

En 2007, en Nariño se sembraron 20 259 hectáreas de hoja de coca, y en Putumayo, 14 813, según un informe anual de Naciones Unidas.

Por su parte, Ecuador no sólo debe lidiar con los problemas derivados de la ilegalidad del tráfico de drogas en Colombia, sino que además su frontera colinda con los frentes 13, 29, 32 y 48 de las FARC; a lo que se suman la presencia de bandas de crimen organizado y la falta de presencia del Estado Colombiano en sus zonas limítrofes12. Todas estas circunstancias han convergido para permitir el florecimiento de la ilegalidad (léase subversión, paramilitarismo y narcotráifico) en la frontera común de ambos países.

Actualmente, a los grupos guerrilleros, paramilitares y narcotraficantes se suma un nuevo actor: las bandas conformadas por disidentes y desmovilizados de los dos primeros grupos. Hoy en día se las conoce como Águilas Negras, Rastrojos y Organización Nueva Generación (conocida en la zona también como ONG13. Se concentran en el sur del departamento de Nariño y su fin es coordinar las rutas de la cocaína hacia Ecuador, para luego llevarla hacia Estados Unidos por vía marítima. Por tal motivo, las poblaciones de San Lorenzo, Borbón y Campanita, en la provincia de Esmeraldas, y Jama, en la provincia de Manabí, viven a diario actos violentos ligados al narcotráfico. Se sabe también que los narcotraficantes utilizan naves acuáticas muy veloces, conocidas como "go fast"14, cuyo fin es transportar toneladas de cocaína hacia las islas Galápagos para luego llevarlas a varios sitios de América Central.

LA LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO

El rol de Estados Unidos como actor hace aún más complejo el escenario. Este país había visto crecer progresivamente el consumo de drogas entre su población, lo que provocó un cierto grado de violencia social interna (enfrentamientos entre grupos vandálicos y mafias por administrar la sustancia) y una creciente concentración del Gobierno en la lucha contra el narcotráfico. Es ésta la que a fines de los ochenta pasaría a convertirse en la principal preocupación en materia de seguridad nacional para ese país y América Latina.

El argumento que vinculaba el narcotráfico y la seguridad nacional norteamericana era atribuir al consumo, producción y venta de drogas una capacidad de atentar contra el orden establecido por su "supuesta capacidad para generar corrupción, violencia y desorden" (Toumi15 2001, 20). Dentro de esta lógica, se planteó que la reducción de la oferta de coca proveniente de los países cultivadores permitiría alcanzar dos objetivos importantes: que la región andina pueda mantener la estabilidad y el orden interno y, al mismo tiempo, que el consumo de drogas en Estados Unidos se contraiga.

Como resultado de la campaña contra la oferta de drogas, Colombia logró desmantelar los carteles de Cali y Medellín —los más importantes de este país—, a mediados de los años noventa. El debilitamiento de estas organizaciones narcotraficantes creó las condiciones propicias para que grupos armados como las FARC, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) sacaran provecho de la industria de la droga (Loveman 2005, 54). Así, la subversión vio al narcotráfico como un recurso económico para mantener su poder hegemónico en diversos territorios limítrofes, como Putumayo, Nariño, Cauca y Caquetá. Adicionalmente, para los grupos subversivos la toma de posesión de los cultivos cocaleros abandonados por los carteles de la droga requirió su movilización a la región del Putumayo —acción que constituyó también un repliegue táctico hacia un territorio que ofrecía mayor seguridad—, en la medida en que la presencia del Estado era muy restringida (Ramírez 2001, 24).

La existencia del mayor grupo subversivo guerrillero colombiano en la frontera sur de este país hizo que la guerra contra las drogas le siguiera los pasos. En otras palabras, el asentamiento de los grupos subversivos en territorio ecuatoriano hizo que las estrategias militares para combatirlas ejercieran una presión sobre la franja fronteriza binacional.

En las décadas de los ochenta y noventa Ecuador ya se encontraba articulado —como en la actualidad— dentro del complejo productivo coca/cocaína en la región andina, como país de tránsito de precursores y de lavado de dinero proveniente del negocio del narcotráfico (Rivera 2005, 215). Ahora bien, la presencia de los grupos subversivos y su vinculación con el tráfico ilícito de drogas hicieron que la economía política de éstas se sofisticara, dificultando la posición ecuatoriana, debido a que estos grupos pasaron a controlar la fase de cultivo-cosecha16 y procesamiento, que son los que utilizan de manera intensiva la mano de obra local. Esto ha derivado en un crecimiento tanto de la violencia en la zona como de prácticas como el secuestro, el sicariato, la corrupción, etc.; pero también ha generado actitudes cooperativas de la población ecuatoriana con los insurgentes colombianos.

El proceso de elaboración, es el que sigue: 1) Las hojas de coca se mezclan con agua y sustancia alcalina. La mezcla se tritura y se agrega querosene, removiéndose la mezcla. 2) Se separa el querosene y se desecha la hoja de coca. Se agregan agua y ácido sulfúrico. Se filtra y se echa cal o amoniaco. Se seca, resultando la pasta de coca. 3) A la pasta de coca se le agrega acetona o éter. La solución se deja reposar y se filtra, se echa amoniaco. Se filtra, se lava con agua, y se seca, creando la cocaína base. 4) La cocaína base bruta se disuelve en éter, se filtra, se agregan ácido clorhídrico y acetona. Se filtra, y se seca, obteniendo clorhidrato de cocaína. El polvo creado es de color mate, cremoso17.

El progresivo involucramiento de la guerrilla con las actividades del narcotráfico ha hecho cada vez más borrosa las diferencia entre ambos fenómenos, con lo cual se ha dificultado su tratamiento individual; en especial, para la posición ecuatoriana, que tradicionalmente había aceptado la regionalización del problema del tráfico ilícito de drogas; aunque simultáneamente mantenía una posición —frente al tema de la guerrilla colombiana— de no intervención en los asuntos internos de Colombia y de ningún país en general.

ESTRATEGIAS OPUESTAS: EL ORIGEN DE LAS TENSIONES

En la década de los noventa las presiones norteamericanas sobre Colombia y Ecuador fueron creciendo. Washington convocó a las cumbres de Cartagena y San Antonio buscando generar consenso latinoamericano sobre sus propias visiones de la lucha contra el narcotráfico. Ecuador se alineó inmediatamente con la voluntad de la Potencia, e incluso se mostró interesado en contar con un papel más relevante dentro del sistema de premios y castigos que el cooperante iría instalando (especialmente en referencia al ATPDEA [Andean Trade Promotion and Drug Eradication Act]).

Ya en el año 2000 la situación cambia: Colombia se alinea con la política norteamericana, mientras que Ecuador comienza paulatinamente a tomar una postura más divergente. Para esta época, Bogotá ya había dejado en claro su imposibilidad de enfrentar por su propia cuenta y riesgo el problema del narcotráfico, y, con el apoyo de Washington, comenzó a presionar para tratar el problema de la subversión de forma regional.

Hasta 1998, momento en el que Ecuador y Perú firmaron la paz definitiva por el diferendo limítrofe que mantenían desde 1942, la política exterior ecuatoriana estuvo concentrada en su frontera sur. El fin de esta controversia implicó una reestructuración de la agenda de política exterior ecuatoriana, que pasó a centrarse en las relaciones colomboecuatorianas y en su frontera común. A inicios del nuevo siglo, los gobiernos ecuatorianos se mostraron muy dispuestos a alinearse con la Casa de Nariño; incluso se hizo la concesión de una Base Militar (Forward Operating Location [FOL]) en la ciudad costera de Manta18, cuya finalidad era servir como instalación aeroportuaria para que aviones norteamericanos realizaran actividades de detección y monitoreo durante la lucha antinarcóticos. Sin embargo, fue considerada una medida altamente impopular, que dio lugar a varias tensiones sociopolíticas internas, que llevaron a dar por finiquitado —sin alternativa de renovación— el convenio de la FOL para noviembre de 200919 (en su fecha de vencimiento), y que además marcaron un proceso en el cual las presiones sociales obligaron a los distintos gobernantes a alejarse de la línea política colombiana.

Colombia busca recuperar el control efectivo del territorio ocupado por irregulares utilizando como principal mecanismo la fuerza militar. Para ello, ha implementado las siguientes estrategias: Plan Colombia (2000)20, Plan Patriota (2004), Plan Victoria (2006) y Plan Consolidación (2007). Para Ecuador la situación es distinta y las presiones sociales internas lo han llevado a diferir de la política de seguridad colombiana21 en los siguientes puntos: en primer lugar —con respecto a la protección de las fronteras de la infiltración de guerrilleros y paramilitares, ahora denominados "narcoterroristas"22—, el Gobierno comenzó a adoptar medidas tendientes a evitar el contagio de la violencia; proteger sus áreas estratégicas, como la infraestructura petrolera y de servicios básicos, centrales energéticas, entre otras; y disuadir posibles ataques de estos grupos23. En otras palabras, para Ecuador cuidar su frontera norte tiene como objetivo neutralizar las agresiones violentas de las FARC y los grupos paramilitares24.

En segundo lugar, Ecuador busca mantenerse al margen del conflicto colombiano, por la propia incapacidad del Estado para invertir recursos económicos y políticos en un problema que considera ajeno, y por una intencionalidad deliberada de no injerirse en los asuntos internos de otro país (Cancillería del Ecuador 2006).

Finalmente, tanto las percepciones de amenaza como los intereses de seguridad provienen de los contextos nacionales, y no de los regionales. En este sentido, la orientación se dirige a adoptar políticas de Estado a largo plazo (Jarrín 2005), y así, esta sensación de peligro de Ecuador, en lo que se refiere al conflicto colombiano, está determinada por la incapacidad del gobierno colombiano para controlar su territorio y los actores que operan dentro de él25. En este sentido, la zona más vulnerable para el Estado ecuatoriano se ubica en la frontera norte, y el objetivo es dar solución a las demandas de las poblaciones limítrofes frente a los problemas que las aquejan, como la alta cantidad de refugiados y desplazados, actividades ilícitas, entre otros.

CONFLICTIVIDAD EN LA FRONTERA: VIDA COTIDIANA

Carchi

Según los actores entrevistados, la provincia tiene un alto índice de pobreza (59,6%, según la tabla 2), debido a que cada individuo busca cómo subsistir en plena crisis económica. De hecho, si bien las actividades comerciales no generan tanta abundancia como hasta antes del año 2000, en estos momentos existe una lógica de supervivencia originada en una diversidad de actividades, entre las que se encuentra la del contrabando al por menor, que permite paliar la reducción de ingresos en la zona26.

De igual manera, muchos campesinos y comerciantes de la zona manifiestan su incomodidad e inconformidad con la seguridad implementada por las fuerzas del orden: los policías y militares que se encuentran en varios puntos de la carretera Tulcán-Maldonado. "A veces me hacen sentir como si fuera un delincuente, me hacen abrir todas mi maletas para ver si llevo algo malo y me piden los documentos", dice un viajero del la ruta Tulcán-Tufiño. Por ahora, se estima que en Carchi hay unos 1000 militares. En el cordón fronterizo trabajan tres unidades que refuerzan la vigilancia externa del país27. Habitantes de Tufiño manifiestan que "el pueblo vive del turismo y no hay fuentes de trabajo por la mala imagen que dan los medios de comunicación. La gente no viene ya a distraerse. Los campesinos gastan lo poco que tienen en alcohol", dice un morador.

Para el prefecto del Carchi, el desempleo se mantendrá, "a menos que el Estado y los sectores productivos creen programas que fomenten las actividades productivas, industriales y turísticas". Para el INEC, el índice de desempleo es de 11,4%. Las autoridades manifestaron que el poco empleo que subsiste en la provincia, especialmente en actividades agropecuarias, es desempeñado por colombianos que se emplean informalmente con bajos salarios respecto a la población local. Por ejemplo, un albañil de Ecuador gana USD 10 por jornada laboral, mientras que un trabajador ilegal gana de USD 3 a ISD 428. Además, el comercio ha declinado como efecto de la dolarización (un peso colombiano vale casi dos mil veces menos que un dólar), lo que ocasiona que los turistas ecuatorianos vayan a Colombia a comprar "víveres y ropa", dice un comerciante de Tulcán.

La situación en poblaciones y comunidades ubicadas en la línea de la frontera norte es lamentable, como en el caso de Tobar Donoso: falta de servicios básicos, precariedad en sistemas de comunicación y deficiente infraestructura básica. En la población de San Marcos no hay vías de acceso y la gente depende de la ayuda que dan los militares con aprovisionamiento de comida y medicina en un helicóptero "Super Puma del Ejército".

Al hablar del Plan Colombia con los moradores de Tufiño y Maldonado, manifiestan que el problema se presenta cuando se escuchan sonidos de balas en el lado colombiano, lo que ha generado que decenas de desplazados vengan a refugiarse en el coliseo del pueblo por dos o tres días. La forma de colaboración consistió en preparar una olla popular para los visitantes del norte; de igual manera, las autoridades de la zona han pedido recursos al Estado para la ayuda a los desplazados: comida, papel higiénico, jabón, toallas y colchones29. A la vez, ha comenzado a extenderse la práctica del cobro del temido "impuesto de guerra", una forma violenta de tributación informal establecida por guerrilleros y paramilitares en Colombia; como resultado, varios dueños de haciendas han abandonado sus tierras o han tenido que venderlas a precios bajísimos30.

Tufiño, en Ecuador, y Chiles, en Colombia, están separados por un puente de cemento sobre el río Játiva, en donde no hay ningún tipo de control policial ni militar colombiano. Por este paso, el flujo de personas es constante. A unos 300 metros del puente fronterizo está la plaza central de Tufiño. En las calles aledañas la presencia militar es evidente. Los uniformados se acercan a las tiendas con el pretexto de comprar algo y entablan conversación con los dueños del local31. Acostumbrarse a convivir con los uniformados es una tarea muy difícil. Un campesino de manos ásperas que no quiso revelar su nombre cuenta que evita al máximo conversar con ellos porque siempre intentan sacar información. "Piensan que nosotros sabemos algo de la guerrilla, y no es así. No sé cuáles son sus verdaderas intenciones"32.

Cuando hay enfrentamientos entre la Policía colombiana y la guerrilla, el temor renace en Tufiño al escuchar la balacera a pocos metros:

    "Siempre que hay tiroteos al otro lado, lo mejor es quedarse en la casa para evitar cualquier problema. Durante los enfrentamientos, el cielo se pinta de colores y parece que están quemando algún castillo de explosivos, igual a los que se utilizan en las fiestas. El miedo pasa sólo cuando el silencio vuelve. Si pudiera irme a vivir a otro lugar lo haría, sobre todo por el bienestar de mis hijos. Ellos son niños y sufren mucho; ya no tengo respuestas para las preguntas que me hacen. Convivir con el miedo es difícil, pero la pobreza nos ha acostumbrado a todo. Como sea, aquí la comida no falta. En cualquier momento nos puede pasar algo si nos quedamos en la calle", dice un campesino (El Comercio 2005).

En el caso de las comunidades indígenas awá ubicadas en el corregimiento de Ricaurte (Nariño), varios de sus miembros han abandonado la selva para radicarse en la ciudad de Tulcán. Reciben ayuda de la pastoral de la capital carchense. Los nativos duermen sobre esteras, soportando la humedad del piso de cemento, y en las noches se cubren con cobijas livianas.

"Nosotros somos enseñados a vivir al aire libre, en el calor, criando animales y preparando los productos que se dan en nuestra tierra […] No estamos acostumbrados a usar ropa pesada, nos gusta andar sueltitos para tener agilidad", cuenta una mujer indígena de nombre Lorenza. La comida de los nativos en la ciudad es monótona: "nosotros no estamos acostumbrados a comer todos los días arroz con lenteja y cola, sino más bien nos gusta los productos silvestres como el palmito, aguacate, madroño, plátano y la carne de animales del monte como la guatusa, el armadillo y cusumbo", añade Lorenza. Para ellos es muy difícil adaptarse al dinero, pues están acostumbrados a compartir sus productos e intercambiarlos por otros: "lo que se siembra es para consumir e intercambiar con los vecinos […] aquí, el que no tiene plata se muere de hambre", finaliza molesta33.

Esmeraldas

En San Lorenzo el 84% de la población es vulnerable34 a conseguir fuentes de trabajo ilegales. En su mayoría los moradores viven de la pesca, de la recolección de concha y de los trabajos en las palmicultoras, donde se extrae el aceite vegetal. Cada uno recibe un sueldo de USD 4 a USD 5, lo cual debe ser repartido en la familia para los gastos del hogar: comida, medicinas, vestimenta, útiles escolares, entre otros.

Además de no contar con afiliación al seguro social campesino y créditos del Banco de Fomento35, más bien lo que se ha hecho es formar cinco cooperativas en el sector, para brindar ayuda financiera a los miembros. Una de ellas es la Federación de Recolectores de Productos Bioacuáticos del Manglar (Fedarpon), que con ayuda del municipio de San Lorenzo, las diferentes comunidades establecidas a lo largo del Manglar y el Proyecto de Desarrollo de los Pueblos indígenas y Afroecuatorianos (Prodepine) ha logrado construir sistemas de luz eléctrica a gasolina, como en el caso de Palma Real36, y sistemas de energía solar fotovoltaico en la comunidad de Los Vientos.

Una buena parte de los moradores tiene nexos con los negocios ilícitos, debido a que representan una buena entrada económica37. "Son un secreto a voces" los vínculos con la guerrilla, los paras o los narcos para poder subsistir: "es un buen negocio y lamentablemente no hay otras alternativas para vivir", dice un pescador de la zona.

Otro aspecto lamentable que se percibió en los moradores de los pueblos visitados es que no hay una cultura del ahorro: "lo poco que ganan los pescadores y concheros se lo consumen el fin de semana en alcohol", manifiesta la dirigente de la Fundación Nuevo Amanecer. En San Lorenzo las cantinas y bares están en cada barrio, y las tiendas de bebidas alcohólicas en cada esquina; de igual manera, en Palma Real, en la entrada a la ciudad, hay una cantina para 50 personas que se abre los viernes y sábados por la noche38.

Debido a la falta de planificación por parte de las administraciones anteriores del municipio, no se han podido pavimentar las calles ni extender el sistema de alcantarillado a lo largo y ancho de la ciudad. La ayuda que se recibe por parte de la Unidad de Desarrollo del Norte (Udenor)39 y de la Organización internacional para las Migraciones (OIM) no es suficiente. Para la mayoría de moradores entrevistados en San Lorenzo la plata que manda el Gobierno central para obras se concentra en los intereses personales (corrupción) de las autoridades provinciales y municipales40.

Las relaciones de los civiles con los militares y los policías son buenas en lo que tiene que ver con la seguridad en la zona, pero "son dos mundos diferentes […] ellos viven en sus cuarteles y nosotros en la ciudad", dice la representante de la Fundación Génesis. La presencia de infantes de Marina y de la Policía tiene como fin controlar el orden en cada una de las poblaciones visitadas; por ejemplo, en Mataje los infantes van dos veces a la semana para observar la situación de la frontera: "Se quedan una hora y luego se van". En el caso de Palma Real los infantes de marina y la Policía hacen presencia para el control de documentos tanto a extranjeros como a nacionales A inicios de 2004, los moradores habían solicitado a los infantes navegar más seguido, por la alta cantidad de robos a pescadores por parte de piratas colombianos: "La acción no se realizó pero los paras de Tumaco nos hicieron ese favor. Ahora navegar por el mar es más tranquilo", dice un pescador.

Los moradores de la zona, al hablar del Plan Colombia, se muestran temerosos y a baja voz dicen que en su mayoría los habitantes tienen familiares colombianos que están metidos con los actores armados ilegales o en negocios ilícitos.

Sucumbíos

Los cantones alejados de la capital provincial son los más afectados por la falta de atención de las autoridades del Gobierno central. Mucho se ha manifestado en las entrevistas realizadas que falta presupuesto del Estado, pero los máximos dirigentes parroquiales manifestaron que ninguna autoridad política (central y regional) se presenta en la zona para mejorar y extender los servicios de agua potable y alcantarillado.

En varias comunidades del cantón Putumayo no hay fuentes de trabajo ni recursos para repotenciar la producción de las fincas. "Eso los obliga a cruzar las fronteras y a sostenerse de los negocios informales y de la cosecha de coca […] de hecho, en todas las transacciones impera el peso colombiano. El dólar fluye poco"41. Un factor que incide en los desplazamientos ecuatorianos hacia el interior del país42 es la caída de los precios del café, la fuente de mayor ingreso en el sector. De eso dan fe los pobladores de la parroquia de General Farfán. Este problema originó la sobreexplotación de la madera. Los campesinos cortan los árboles sin ningún control y los comercializan en Colombia. Otros apuntan al contrabando de gas, gasolina y productos químicos, que tienen gran demanda en Colombia. "Es una realidad que no se la puede negar. En el caso de muchas familias, algunos de sus miembros pasan gasolina y gas para comprar la remesa de la semana", dice una mujer campesina en Lago Agrio.

Los campesinos de la frontera vivimos olvidados por los gobiernos de turno. Ellos desconocen nuestros problemas. Cuando llegan a la zona sólo se limitan a sobrevolar en helicóptero y a contemplar el paisaje. Lo que más me preocupa es la formación de la juventud […] ya muchos de ellos se están acostumbrando a ser violentos como los colombianos […] lo que hace falta acá no son más militares, sino libros, cuadernos, mapas y más maestros43.

Frente a la situación del Plan Colombia el alcalde de Nueva Loja, Máximo Abad (2002-2009), explicó que los efectos del Plan Colombia son graves y que la situación de inseguridad que se vive en el sector fronterizo del vecino país ha provocado un incremento de ciudadanos colombianos en la provincia de Sucumbíos. "No en todas las épocas podemos decir que hay inseguridad, en todo caso la mayor acción delictiva ocurrió con los hechos homicidas hace dos años44. El temor de ahora es que los agricultores del sector fronterizo deben abandonar sus fincas o vender a precios más bajos, pero no exactamente a otros colonos ecuatorianos", señaló Abad. "Creo que en Puerto Nuevo existe un alto porcentaje de moradores colombianos y esto ocurre en otras parroquias; en General Farfán, que es la parroquia que está muy cerca al puente internacional hay un alto número de habitantes colombianos, que sobrepasa el 40 por ciento". El alcalde de Nueva Loja agregó que no hay acciones concretas que marchen en forma paralela: "La situación de inseguridad de ese sector no se la puede ver únicamente desde el punto de vista militar. Las denuncias han sido sólo apoyadas por las autoridades locales en cuanto a los efectos que han causado las fumigaciones. No hemos tenido una respuesta efectiva de parte de los cancilleres, en su momento". Abad puntualizó que si se fomenta un programa de verdadero desarrollo social en la agricultura, los ecuatorianos fronterizos van a sentirse satisfechos y no van a abandonar sus fincas.

La situación de los desplazados en muy precaria; tan sólo los que gozan de ser refugiados llegan a los albergues del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para el Refugio (ACNUR) y de la iglesia de San Miguel de Sucumbíos. Los que no son calificados dependen de la buena voluntad de los moradores del barrio Las Palmeras45 para poder sobrevivir. Un campesino procedente de Caquetá comenta que "en mi tierra yo vivía del cultivo del maíz, lo que me ayudaba para el diario, pero eso no era suficiente ya que en la zona no hay trabajo […] a más de eso lo paramilitares amenazaron de muerte a toda mi familia por suponer que colaborábamos con la guerrilla. Yo soy un hombre bien pobre, pacífico y trabajador pero tuve que huir, vengo acá y veo lo mismo, desempleo y pobreza […] unos amigos de la fundación Rompiendo Barreras por la Paz46 me dan comida y alojamiento. Ahora de lo que vivo es de las arepitas que vendo en la Avenida Quito de Lago Agrio"47.

Con la violencia que se vive al otro lado de la frontera entre los actores armados, una madre de familia de Puerto Mestanza manifestó que "los combates causan graves daños psicológicos en los pequeños. El mínimo ruido los despierta". Otro campesino de la comunidad que cruza la frontera para ganarse el sustento cosechando hoja de coca dijo que la violencia hace que muchas veces no trabaje, lo que le impide generar ingresos para su familia. Se conoce que unos 120 campesinos de la zona se dedican a esta actividad. En cuanto al comercio, los combates que se dan a pocos metros de la frontera reducen al máximo las actividades productivas. De eso son testigos decenas de comerciantes informales que todos los días comercializan ropa, calzado, cilindros de gas y combustibles. "Cuando la frontera se cierra nuestras actividades comerciales se vienen abajo y lo que solemos hacer es irnos para otros lados más pacíficos", dice un vendedor de la zona.

ACTIVIDADES ILÍCITAS Y PRESENCIA MILITAR

Mientras crecía la distancia entre la postura de Bogotá y la de Quito, las tensiones en la frontera seguían en aumento. La conflictividad ha adoptado diferentes formas.

La situación de inseguridad en la frontera colomboecuatoriana se deriva de la presencia de actividades ilícitas y de sus interacciones en ambos territorios, principalmente en la región del Putumayo. Allí confluyen tres poderes militares: las Fuerzas Militares colombianas, los grupos irregulares (FARC, ELN, AUC48) y las Fuerzas Armadas ecuatorianas.

Ahora bien, Colombia cuenta con el ejército más grande de Sudamérica, con 260 229 militares y 133 646 policías. Le sigue Venezuela, con 129 150 efectivos. Parte de la estrategia ha sido instalar tres grandes bases militares en la frontera con Ecuador49. Ahí se encuentran 39 598 soldados y policías, de los cuales 16 521 están en el Putumayo. En esa misma área, según datos proporcionados por el Ministerio de Defensa de Ecuador, hay 2971 irregulares, donde además se encuentra el 18% del total de plantaciones de hoja de coca en el país, con 9% en Tumaco, ubicado en Nariño, y con el 49% de los cultivos de la zona fronteriza.

Para Ecuador, la presencia de subversivos en su tierra limítrofe —así como la conciencia de que ésta es utilizada como lugar de descanso, aprovisionamiento y recuperación de insurgentes heridos— y la voluntad de asepsia por parte del Gobierno han hecho que desde 1999 se incremente la presencia de sus Fuerzas Armadas. Según lo expresado por el presidente Correa, existen actualmente —agosto de 2009— en la zona 9000 uniformados50 organizados en 14 destacamentos militares. Se calcula que este resguardo territorial tiene un costo de USD 100 millones anuales. Se tiene pensado aumentar para 2010 a unos 2000 uniformados más. Es decir que habrá 11 000 efectivos en la zona (ver la tabla 3).

La aparente disparidad en los esfuerzos entre un gobierno y otro se debe a que Colombia cuenta con recursos muy superiores a los ecuatorianos, gracias a la gran cooperación que recibe de Estados Unidos51.

COOPERACIÓN ECUATORIANA EN MATERIA DE LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO

En el período 2006-2008, la Policía Nacional decomisó aproximadamente 68 toneladas de droga, valorada en USD 272 millones en el mercado norteamericano. Se destruyó un laboratorio clandestino de 1500 m2 de superficie, confiscando 4400 kilos de sustancias sólidas y 5100 litros de líquidos ilícitos. Con esta operación se desarticuló la posibilidad de procesar al menos dos toneladas de cocaína mensuales. Se erradicaron cuatro áreas de cultivos ilícitos de coca.

Estos duros golpes al narcotráfico revelan que el crimen organizado tiene en el país el mejor centro de acopio de droga en Latinoamérica. En Ecuador, "los delincuentes se aprovechan de los limitados controles de las fuerzas del orden, de la descoordinación entre esas entidades y de una justicia sumida en una crisis sin precedentes por la politización y la corrupción a todo nivel"52. Por ello, este país se ha convertido en una plataforma53 de envío de cocaína a Estados Unidos y Europa, y de insumos químicos para la elaboración de la droga en el sur de Colombia.

Cabe recalcar que en mayo y junio se presenta la primera temporada de cosecha de la hoja de coca cultivada en las plantaciones del sur de Colombia (Putumayo). En estos meses se incrementa el flujo de cargamentos de coca que ingresa al país convertida en pasta base de cocaína54. El propósito de los carteles es llevar la pasta base por Ecuador para luego regresarla a Colombia a la altura de Carchi, donde se convertirá en cocaína, la cual nuevamente entraría al país para salir al exterior por diversos puntos: Manta, Quito, Guayaquil y Machala. En ese momento es cuando se producen más incautaciones y detenidos en Ecuador.

En departamentos colombianos como Magdalena, Meta, Guaviare, Nariño y Antioquia, las bandas de narcotráfico delinquen en alianza con la guerrilla de las FARC. La organización insurgente financia gran parte de su gasto del conflicto con los dividendos del tráfico de drogas. "Vemos una regresión de las FARC al sistema de cobro de gramaje (un 'impuesto' a la producción de droga) y de extorsión a los propios cultivadores. Hay, de algún modo, un retroceso de las FARC como traficantes a gran escala"55.

En Ecuador la espiral de distribución de la cocaína guarda estrecha relación con la guerrilla y las bandas del narcotráfico. La espiral se inicia en la zona norte de Sucumbíos, fronteriza con Colombia, donde poblaciones como Puerto Nuevo y Puerto El Carmen son los puntos de acopio de la coca. Los militares ecuatorianos, junto con la Policía, sostienen que en esa primera parte del tráfico están comprometidas las FARC, especialmente el denominado Bloque Sur, que controla el departamento colombiano de Putumayo. Los insurgentes —según inteligencia militar del Ecuador— son los encargados del acopio de la base y de organizar su traslado hasta Esmeraldas.

La droga viaja por carreteras de segundo y tercer orden de Ecuador, desde la Amazonia, para luego regresar a Colombia, a través del departamento de Nariño. El estupefaciente refinado retorna vía fluvial o terrestre a Ecuador para ser enviado al exterior. El acopio de la mercadería ilegal se efectúa en urbes como Santo Domingo, Quito y Guayaquil. La droga luego se reenvía desde los puertos marítimos de las provincias de El Oro, Guayas y Manabí. Otros puntos de salida son las terminales aéreas de Quito y Guayaquil.

Según fuentes oficiales de la Policía Nacional ecuatoriana, por economía, los narcos se arriesgan a ingresar y salir vía Ecuador; el sur de Colombia está bajo el control de las FARC, con los frentes 32 y 48. Así, los narcotraficantes evitan cruzar por Colombia para no pagar tributo en cada retén. Como prefieren ir por Ecuador, esto hace que en dicho país exista un ciclo para el acopio, transporte y envío de droga, que nuevamente se repite entre septiembre y noviembre con la nueva cosecha.

En los tres últimos años se han capturado más de 13 toneladas de droga en la provincia de Esmeraldas. Los casos más sonados fueron Huracán Verde y Huracán de la Frontera, desarrollados en 2007 y 2008, respectivamente. En esos operativos se incautaron ocho toneladas de clorhidrato de cocaína. Otra operación de mucha importancia fue la Tormenta del Pacífico, que se cumplió paralelamente en las provincias de Guayas, Manabí y Esmeraldas.

Es difícil calcular el monto de lavado de activos en Ecuador, "porque una parte de lo que generan las mafias que operan en el país es retenido en los paraísos fiscales del Caribe" (Espinosa 2009, 139). No obstante, se calcula que se podrían estar lavando unos USD 450 millones, según cifras generadas por el tránsito de drogas por Ecuador. El lavado incluye también dinero sucio procedente de Colombia que se invierte en Ecuador, y el regreso del dinero del narcotráfico a través de remesas de inmigrantes por el sistema conocido como "pitufeo", que significa fraccionar enormes sumas en pequeños envíos. Quizá un estimado creíble del lavado de dinero en Ecuador esté en el orden de 500 a 1000 millones de USD al año, si se tienen en cuenta las fuentes de lavado antes descritas (Espinosa 2009).

CONCLUSIONES

Se ha demostrado que la securitización de la frontera frente a la lucha contra el narcotráfico ha intensificado las rutas que utilizan los narcotraficantes para mandar su producto al exterior, ya sea por vía terrestre o rutas marítimas; además de haberse incrementado la desconfianza entre civiles y militares en el cordón fronterizo, al existir la sospecha de que los moradores que habitan a lo largo del cordón fronterizo están cooperando con alguno de los grupos insurgentes que delinquen en Colombia.

Tanto Ecuador como Colombia han incrementado el uso de gendarmes para el control del sus territorios; sin embargo, la presencia de la guerrilla y de bandas emergentes como las Águilas Negras se vuelve más intensa, a pesar de que el Gobierno colombiano confirmó haber aumentado el número de efectivos en Putumayo y Nariño. Por otra parte, la inversión social sigue siendo precaria en ambos lados de la frontera, lo que causa que sus moradores sean vulnerables a la participación en actividades ilícitas, debido a que lo ilegal sigue siendo más rentable que lo legal.

La presencia de los denominados "traquetos" o narcos es una realidad en las provincias de Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos, donde se han incrementado la compra y venta de la hoja de coca, de pasta base de cocaína, de precursores químicos y armas, entre otros. Este fenómeno, que no es actual sino más bien una práctica que lleva años, ha originado que las fuerzas del orden realicen requisas de todo material sospechoso, donde justos o "santos" pagan por pecadores, tan sólo por el hecho de vivir en una zona de conflicto.

Por último, mientras exista la gran demanda que se da en el círculo del comercio de las drogas y no exista control en los países consumidores de cocaína, el negocio prevalecerá.


Comentarios

1 Actualmente, la noción de seguridad hace referencia a cuestiones que trascienden los límites estatales y que tienen efectos de alcance global, como pueden ser el narcotráfico, el crimen internacional organizado, el sida, la proliferación nuclear, la pobreza y la destrucción del ambiente, la migración internacional y, después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el terrorismo, que se convirtió en una de las principales preocupaciones para la seguridad de los Estados. Ver Buzan, Wæver y de Wilde 1998.

2 Discurso en el lanzamiento del Plan Ecuador, 15 de abril de 2007.

3 Dentro de la jerarquía en las mafias colombianas y mexicanas del narcotráfico se encuentran el Señor, Patrón o "mero mero", los traquetos y pepos (sicarios). Ver López Restrepo y Camacho Guizado 2001, 15.

4 Para más detalles ver López López 2008.

5 "Las hojas de la coca, que en principio fueron utilizadas por los aimaras y quechuas con fines ceremoniales, medicinales y moderadamente recreativos, dan una sensación de bienestar, no alucinatoria, que permite superar el hambre, el cansancio y el abatimiento. De ahí que los indígenas hacen un alto en el trabajo cotidiano para masticar hojas de coca, mezclando el amasijo con saliva, 'lejía' (pasta sólida hecha de alcalinos y ceniza), y manteniendo éste durante largo tiempo entre los molares y la cara interna de la mejilla, donde se extrae el jugo de la coca, que pasa luego a la sangre a través de las membranas mucosas de la boca, haciendo que la lengua y el carrillo queden adormecidos, como cuando se está terminando el efecto de la anestesia". Entrevista a dirigente de la Organización Zonal Indígena de Putumayo en Mocoa (Colombia), 27 de noviembre de 2007.

6 Entrevista con líder campesino, 29 de noviembre de 2007, en La Dorada (Putumayo).

7 Entrevista a jefe de prensa del municipio de Puerto Asís (Putumayo), 26 de noviembre de 2007.

8 Entrevista a líder cocalero en Mocoa (Putumayo), 27 de noviembre de 2007.

9 Entrevista a dirigente sindical en Mocoa (Putumayo), 28 de noviembre de 2007.

10 Propuestas de desarrollo alternativo del movimiento cocalero en Putumayo y Nariño. Documento de trabajo, mayo de 2001.

11 "El gobierno nos trata como delincuentes y nos tildan de terroristas por estar en territorios de la guerrilla", entrevista a líder cocalero en La Dorada (Putumayo), 29 de noviembre de 2007.

12 El Gobierno colombiano tan sólo ha dispuesto la presencia militar en las localidades de Ipiales (Nariño), Mocoa (Putumayo) y Tres Esquinas (Caquetá).

13 Según datos periodísticos este grupo se encarga de financiar obras sociales con dinero procedente del narcotráfico.

14 Los infantes de Marina de Ecuador incluso lograron ubicar un submarino al norte de San Lorenzo (provincia de Esmeraldas) en febrero de 2009.

15 Francisco Thoumi, director del Centro de Estudios y Observatorio de Drogas y Delito de la Universidad del Rosario, en Colombia, considera que el principal problema de la lucha contra las drogas es mantener la ilegalidad de las mismas, que "se basa en el modelo moralista de la política exterior de los EE. UU. […]".

16 La cosecha de la hoja de coca se realiza a través de los denominados "raspachines", que son individuos que trabajan estacionalmente en esta actividad.

17 Entrevista realizada a un raspachín, 29 de noviembre de 2007, en La Dorada (Putumayo).

18 Esta concesión se hizo principalmente por motivos políticos internos: lograr un respaldo de Washington al gobierno de Jamil Mahuad, para evitar su derrocamiento, pese a lo cual terminó siendo depuesto por las fuerzas populares el 21 de enero de 2000.

19 El 31 de julio de 2009 realizó el último vuelo un avión Awac para el control y monitoreo de embarcaciones ilegales en el océano Pacífico.

20 El presidente norteamericano George W. Bush, además de ratificar su apoyo al Plan Colombia, amplió su enfoque regional y propuso, en 2001, la Iniciativa Regional Andina (IRA) de lucha contra las drogas, que debía ser desarrollada durante dos años con recursos por USD 800 millones, que estarían destinados, en primer lugar, para Colombia y, luego, para todos sus vecinos, incluidos los que se han mostrado adversos al Plan Colombia y a la política antidrogas estadounidense. La IRA contemplaba dos tipos de programas: 1) económicos y sociales, que cuentan con el 49,8 de los recursos y 2) de seguridad y antinarcóticos, que disponen del 50,2%. El 63,3% de los recursos destinados a Colombia se asignan a la seguridad y la lucha antinarcóticos. Datos obtenidos en la web del Center for International Policy (http://www.ciponline.org/colombia/aid).

21 Ver Presidencia de la República de Colombia 2003.

22 Declaradas las FARC, el ELN y las AUC como terroristas por el Gobierno colombiano, por el Departamento de Estado de Estados Unidos y la Comunidad Europea.

23 Ver Ministerio de Defensa del Ecuador 2006.

24 Durante la madrugada del 1 de marzo de 2008 hubo un ataque militar colombiano en Angostura (Ecuador), donde murió el segundo líder de las FARC. y dos días después de la operación militar colombiana, Correa anunció la ruptura de relaciones y emprendió una campaña internacional para denunciar la violación de la soberanía nacional. El mandatario colombiano, Álvaro Uribe, hizo lo propio para tratar de justificar la operación y advertir de la supuesta relación del gobierno de Correa con la guerrilla. Al menos dos ex altos cargos del Ejecutivo ecuatoriano se vieron envueltos en las denuncias colombianas, aunque Correa siempre rechazó las imputaciones, casi todas surgidas de unos computadores que los militares colombianos rescataron del sitio bombardeado. Esos aparatos, según Colombia, pertenecían al entonces "número dos" de las Farc, Luis Édgar Devia, más conocido como "Raúl Reyes", abatido en la operación en Angostura junto a otras 25 personas, entre ellas un ecuatoriano y cuatro universitarios mexicanos. Los computadores supusieron, en su momento, una especie de caja de Pandora, que llevó al límite las relaciones bilaterales, aunque con el tiempo bajó la intensidad, gracias a los buenos oficios de la Organización de Estados Americanos (OEA) y del Centro Carter, que dirige el ex presidente estadounidense Jimmy Carter. En septiembre de 2009, en Nueva York, el entonces canciller ecuatoriano, Fander Falconí, y el colombiano, Jaime Bermúdez, decidieron recomponer la relación y trazaron una hoja de ruta. De momento, ambos Gobiernos han logrado designar a sus encargados de negocios, agregados militares, y han reactivado una comisión castrense bilateral para atender eventuales problemas en la caliente zona fronteriza. El siguiente paso es el tratamiento de los "temas sensibles", los problemas más difíciles, que incluyen requerimientos de Ecuador y Colombia para despejar las dudas que surgieron alrededor del ataque. Ecuador, sobre todo, exige información del ataque y una mayor presencia militar colombiana al otro lado de su frontera, donde operan los irregulares armados; mientras que Colombia quiere que la justicia ecuatoriana entierre los procesos por asesinato imputados a altas autoridades que dirigieron la operación, excluido Uribe. Para marzo de 2010, coincidencialmente, Colombia anunció la entrega al Centro Carter de la información pedida por Ecuador, mientras que el juez ecuatoriano encargado del caso se abstuvo de continuar con el proceso y decidió sobreseer los casos contra Juan Manuel Santos, el ex ministro colombiano de Defensa, y otras autoridades militares de ese país.

25 En 2006 el gobierno del presidente Alfredo Palacio (abril 2005-enero 2007) publicó el Plan de Política Exterior (Planex 2006-2020) y el Libro Blanco de las Fuerzas Armadas, con el fin de orientar a funcionarios públicos y tomadores de decisiones sobre la frontera norte.

26 Entrevista hecha a personas de la calle sobre la vida cotidiana en Tulcán.

27 Datos proporcionados por un militar ecuatoriano, 28 de febrero de 2005.

28 Entrevista realizada a un albañil en Tulcán, 21 de marzo de 2005.

29 Entrevista a jefe parroquial en Tufiño, 23 de marzo de 2005.

30 Datos recolectados en conversaciones con gente en la zona de Tufiño, 23 de marzo de 2005.

31 Observación de campo, realizada en marzo de 2005.

32 Entrevista a agricultor, realizada el 23 de marzo de 2005.

33 Entrevista realizada el 10 de julio de 2005 en la Pastoral de la ciudad de Tulcán.

34 En este caso, vulnerable se refiere a que las condiciones socioeconómicas pueden afectar el estilo de vida de miembros de una comunidad, obligándolos a participar en actividades ilícitas para poder sobrevivir.

35 Entrevista al presidente de la Unión de Cooperativas Pesqueras, 6 de abril de 2005.

36 En la comunidad de Palma Real todos tienen luz eléctrica desde las seis de la tarde hasta las nueve de la noche. Cada morador ahorra 50 centavos diarios para el pago mensual de la luz. Con esa contribución se compra los cinco galones de gasolina para el motor que genera luz. Entrevista a Nober Granda, presidente de la junta parroquial de Palma Real, 7 de abril de 2005.

37 Entrevista a varios dirigentes gremiales de San Lorenzo, del 4 al 9 de abril de 2005.

38 Experiencia del investigador en las zonas visitadas.

39 La Udenor fue creada en agosto de 2002, con el fin de ejecutar proyectos de desarrollo para la frontera norte. Se mantuvo activa hasta abril de 2007 y su reemplazo fue el Plan Ecuador.

40 Entrevista realizada al presidente de la Asociación de Pescadores de Barrio, 5 de abril de 2005.

41 Entrevista a miembro del Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio de Lago Agrio, 10 de marzo de 2005.

42 "Las fincas o cabañas abandonadas son compradas u ocupadas por los colombianos que llegan a la zona huyendo del conflicto armado de su país". Frontera norte sin ayuda social, Noticiero Ecuadorradio, 18 de julio de 2005.

43 Charla con campesino realizada el 8 de marzo de 2005 en la ruta del bus ShushufndiPuerto del Carmen del Putumayo.

44 De 2001 a 2003 se vivieron tiempos de inseguridad en la zona ante la cantidad de desaparecidos y muertos en la ciudad. Todo se manejaba bajo el sistema de "ajuste de cuentas" entre narcotraficantes, guerrilleros, paramilitares, delincuentes comunes colombianos y sus socios en el lado ecuatoriano. En una semana aparecieron 15 muertos en diferentes sitios de Lago Agrio. Entrevista a funcionario del municipio, 9 de marzo de 2005.

45 Este barrio está conformado por migrantes colombianos que viven en el sector por más de diez años.

46 Fundación creada por la Mesa Binacional colomboecuatoriana hace pocos años, frente a la cantidad de refugiados procedentes del sur de Colombia. Da albergue y comida a desplazados.

47 Entrevista realizada a desplazado colombiano, 10 de marzo de 2005, en Lago Agrio.

48 Los paramilitares se retiraron como resultado del proceso de reinserción que Colombia implementó para alejarlos de las armas. Para grupos defensores de derechos humanos la negociación no fue tan exitosa por el aparecimiento de nuevos grupos delincuenciales conocidos como Águilas Negras, Rastrojos y Organización Nueva Generación (ONG).

49 Ubicadas de la siguiente manera: una en la ciudad de Ipiales (Nariño); otra en Mocoa y una tercera en Puerto Asís (Putumayo).

50 Repartidos de la siguiente manera: 7000 militares y 2000 policías de Ecuador. Ministerio de Defensa del Ecuador, octubre de 2009.

51 Se calcula que la ayuda recibida desde la vigencia del Plan Colombia (agosto de 2000 hasta agosto de 2009) ya supera los USD 4 mil millones. Boletín WOLA, septiembre de 2008.

52 Entrevista a politólogo ecuatoriano sobre lucha contra las drogas en Ecuador, 6 de abril de 2006.

53 La Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional del Ecuador cree que los narcotraficantes ven en los puertos de Guayaquil y Manta, en Manabí, las primeras vías de salida. El primero recibe un flujo de 500 contenedores al día, que los 30 agentes antinarcóticos en Guayaquil no alcanzan a revisar. "Se sacan perfiles de los contenedores pero en ese margen de error se puede ir la droga", según el director ejecutivo de Base Ecuador, empresa que trabaja en el mejoramiento del sistema de seguridad del terminal marítimo.

54 Así lo confirma un balance del Grupo Especial Móvil Antidrogas de la Policía. Mayo de 2005.

55 Entrevista a oficial de la Policía colombiana, 14 de noviembre de 2007.


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