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Colombia Internacional

versión impresa ISSN 0121-5612

colomb.int.  no.85 Bogotá sep./dic. 2015

https://doi.org/10.7440/colombiaint85.2015.07 

Honduras: hacia una reconfiguración del sistema partidario tras las elecciones generales de 2013

Cecilia Graciela Rodríguez*

* Doctora en Ciencia Política por la Universidad de Salamanca. Es profesora de Ciencia Política e investigadora del Instituto de Iberoamérica en la Universidad de Salamanca, e investigadora de FLACSO-España. Sus líneas de investigación se centran en el estudio de los parlamentos, la política subnacional y los procesos de representación política. Es autora de varios artículos sobre los parlamentos y las élites latinoamericanas y sobre las elecciones en América Latina. Correo electrónico: ceci_rodriguez@usal.es

DOI: http://dx.doi.org/10.7440/colombiaint85.2015.07


RESUMEN

Este trabajo analiza los resultados de las elecciones generales realizadas el 24 de noviembre de 2013 en Honduras, que dieron como ganador a Juan Orlando Hernández, miembro del conservador Partido Nacional. Los resultados de estas elecciones, que han estado signadas por la crisis de 2009, le permitieron al oficialismo continuar en el gobierno. El presente análisis centra su atención en el contexto político en el que se celebraron las elecciones, así como en los principales desafíos que enfrenta el país. Asimismo, este artículo aborda los efectos del proceso electoral en el sistema de partidos hondureño, destacando el paso de un férreo bipartidismo a un incipiente multipartidismo que condicionará el escenario político durante los próximos años.

PALABRAS CLAVE

Honduras, elecciones generales, sistema de partidos, gobernabilidad, inseguridad.


Honduras: Towards a Reconfiguration of the Party System Following the General Elections of 2013

ABSTRACT

This paper analyzes the results of the general elections held on November 24th, 2013 in Honduras in which Juan Orlando Hernández, a member of the conservative National Party, emerged as the winner. The results of these elections, marked by the crisis of 2009, allowed the ruling party to continue in power. The present analysis focuses on the political context in which the elections were held, as well as the main challenges the country faces. The article also discusses the effects of the electoral process on the Honduran party system, highlighting the transition from iron-clad bipartisanship to an incipient multi-party system that will condition the political scene in the years to come.

KEYWORDS

Honduras, general elections, party system, governability, insecurity.


Honduras: rumo a uma reconfiguração do sistema partidário após as eleições gerais de 2013

RESUMO

Este trabalho analisa os resultados das eleições gerais realizadas no dia 24 de novembro de 2013 em Honduras, que tiveram como ganhador Juan Orlando Hernández, membro do conservador Partido Nacional. Os resultados dessas eleições, que foram marcadas pela crise de 2009, permitiram ao oficialismo continuar no governo. A presente análise centraliza sua atenção no contexto político no qual se celebraram as eleições, bem como nos principais desafios que o país enfrenta. Além disso, este artigo aborda os efeitos do processo eleitoral no sistema de partidos de Honduras destacando a passagem de um inflexível bipartidarismo a um incipiente multipartidarismo que condicionará o cenário político durante os próximos anos.

PALAVRAS-CHAVE

Honduras, eleições gerais, sistema de partidos, governabilidade, insegurança.


Introducción1

Desde el inicio de su andadura democrática a principios de la década de 1980, Honduras se ha caracterizado por ser uno de los sistemas políticos más estables de la región y por contar con uno de los sistemas de partidos más antiguos, en el que los miembros del Partido Liberal (PLH) y del Partido Nacional (PNH) se han alternado en el poder alcanzando niveles de concentración electoral superiores al 90%.

Sin duda, la crisis política desencadenada el 28 de junio de 2009, que supuso la expulsión del entonces presidente Manuel "Mel" Zelaya y que provocó un golpe de Estado y la posterior instauración de un gobierno interino presidido por Roberto Micheletti,2 generó una fuerte polarización política y social que se trasladó rápidamente al escenario político hondureño.

En este contexto de marcada polarización se llevaron a cabo las elecciones generales de 2013, en las que los hondureños eligieron, además de presidente, tres designados a la Presidencia (vicepresidentes), 128 diputados propietarios, un número igual de suplentes, 20 diputados para el Parlamento centroamericano y 298 alcaldes municipales, mostrando al mundo que habían retomado la senda democrática y superado la crisis política provocada por el golpe de Estado de 2009.

La relevancia de las elecciones celebradas el 24 de noviembre de 2013 deriva de una serie de razones; en primer lugar, por primera vez contaron con la participación de nueve partidos políticos -cuatro de ellos surgidos trasel golpe de Estado- que pusieron en duda la permanencia del férreo bipartidismo que caracterizó a Honduras. En segundo lugar, por primera vez la contienda política no se dirimió entre los dos partidos tradicionales, sino que en esta ocasión tres o quizás cuatro partidos políticos tuvieron opciones reales de resultar vencedores. Asimismo, estas elecciones representaron una novedad en cuanto a la incorporación de actores políticos, destacando entre ellos varios movimientos sociales que participaron activamente en la campaña electoral y manifestaron su oposición a los dos grandes partidos tradicionales.3

Este artículo analiza los resultados de estos comicios, que dieron como ganador a Juan Orlando Hernández, del conservador PN, quien derrotó a su principal rival, Xiomara Castro, candidata por el Partido Libertad y Refundación (Libre) y esposa del derrocado presidente Manuel Zelaya. Asimismo, este trabajo centra su atención en el impacto de este proceso electoral, examinando algunos elementos que permiten vislumbrar una reconfiguración del sistema partidario hondureño.

1. Los pasos previos del proceso electoral

a. Las elecciones primarias e internas de 2012

El 18 de noviembre de 2012 se celebraron las elecciones primarias e internas, según lo establece la LEOP,4 en las que se enfrentaron las corrientes internas de los principales partidos políticos, tanto para seleccionar el candidato a la Presidencia como para definir los candidatos a las diputaciones y a los cargos municipales. En estas elecciones el PNH, el PLH y Libre definieron las autoridades partidistas en un proceso electoral marcado por la presencia de nuevos actores políticos. El resto de los partidos no realizó primarias al no contar con movimientos internos reconocidos.5

Además de la presencia de los dos partidos tradicionales, en esta oportunidad también se contó con la participación de Libre, que en este caso solo llevó a cabo el proceso de selección de candidatos a diputados, alcaldes y regidores. Por su parte, el Partido Anticorrupción (PAC) no participó en esta instancia porque este proceso de selección de candidatos fue efectuado a través de un estudio centralizado por el propio Nasralla (Barrachina 2014, 75).

En las elecciones primarias, realizadas de forma simultánea, tal como lo establece la LEOP, se presentaron tres facciones internas por el PLH, siete por el PNH y cinco por el partido Libre, con un total de quince movimientos en competencia. En este sentido, es pertinente mencionar que el PNH ha sido históricamente el partido con menos facciones internas, mientras que el PLH ha estado siempre muy dividido internamente, aspecto que parece haberse revertido en estas elecciones.6 Pese a los múltiples movimientos que participaron, no todos constituyen facciones estructuradas, sino que muchos de ellos carecen de capacidad organizativa para lograr representantes y están vinculados a la búsqueda de intereses y a la negociación de futuros puestos en el gobierno con el movimiento ganador (Otero 2013).

En estas elecciones el PLH no solo definió -una vez más- el candidato presidencial y -por tercera vez- los candidatos a diputados y alcaldes,7 sino que también renovó la directiva del partido. En esta ocasión se enfrentaron las corrientes lideradas por Mauricio Villeda, Yani Rosenthal y Esteban Handal, y resultó ganador el representante del ala más conservadora del partido, Mauricio Villeda, con el 52% de los votos.

Es pertinente mencionar que el resultado tan ajustado entre la facción de Villeda y la de Rosenthal provocó enfrentamientos entre ambas facciones, que sin duda marcaron la campaña electoral del candidato vencedor y signaron su suerte durante las elecciones generales. Si bien la elección de autoridades del partido no había generado inconvenientes en anteriores oportunidades, porque, tal como lo establece el Artículo 53 del Estatuto del partido, las máximas autoridades se eligen indirectamente a partir de los votos obtenidos en las primarias, siendo los resultados de la candidatura presidencial los que definen la integración de Comité Ejecutivo Central. Sin embargo, los resultados de las primarias no mostraron un claro ganador, ya que la facción liderada por Rosenthal fue la más votada en gran parte de los departamentos y obtuvo más candidatos a alcaldes y, en función de estos resultados, logró más convencionales para la elección de la nueva directiva. Pero Villeda, pese a obtener menos convencionales, obtuvo más votos en el nivel nacional y fue el ganador de la candidatura presidencial, por lo que su movimiento debía obtener la presidencia del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal (CCEPL). No obstante, en la convención del partido, celebrada en mayo de 2013, se formalizó la unidad de la organización en torno a su candidato presidencial y se juramentaron las autoridades del CCEPL, ocho para el movimiento villedista y seis para el de Rosenthal (Otero 2013, 274). A pesar de este acuerdo de unidad, la crisis interna del PLH surgida tras el golpe de Estado fue acentuándose cada vez más, provocando que la candidatura de Mauricio Villeda para las elecciones generales quedase abandonada a su suerte.

En las primarias del PNH se enfrentaron siete movimientos, aunque el proceso electoral se dirimió entre dos de ellos, el liderado por el candidato Juan Orlando Hernández, actual presidente del Congreso Nacional, y el liderado por el alcalde de Tegucigalpa y presidente del partido, Ricardo Álvarez. Los resultados proclamaron vencedor a Juan Orlando Hernández, con el 45,5% de los votos, quien ganó la mayoría de los departamentos rurales y menos poblados y se hizo con la mayoría de las candidaturas a diputados y alcaldes.

Por su parte, Libre participó por primera vez en las elecciones primarias y presentó como única candidata presidencial a Xiomara Castro, esposa del derrocado presidente Manuel Zelaya, al contar con el apoyo de las cinco corrientes internas de la organización. A pesar de sus escasos meses de actividad, Libre movilizó un numeroso grupo de simpatizantes, poniendo en evidencia el gran poder de convocatoria del partido, permitiendo entrever el nuevo escenario político hondureño. A su vez, en esta jornada electoral, y al igual que los otros partidos, los partidarios de Libre eligieron las autoridades partidistas a través de una urna diferente, en la que se confirmó a Manuel Zelaya como coordinador general del partido. Para mayor información sobre los resultados de las elecciones primarias presidenciales ver tabla 1.

b. Campaña electoral: sondeos electorales y ejes temáticos

Como puede observarse en el gráfico 1, durante los noventa días de campaña electoral,8 la disputa por el apoyo electoral estuvo centrada en dos candidatos, dejando por primera vez afuera de esta lucha al candidato de uno de los partidos tradicionales, el PL. Según datos publicados por la consultora Cid-Gallup, la candidata por el Partido Libre, Xiomara Castro, contó con un elevado apoyo desde el inicio de su campaña electoral y permaneció prácticamente estable a lo largo de la misma, aspecto que refleja que desde un principio logró el apoyo de un sector de la sociedad insatisfecho tras la crisis de 2009, que vio que sus expectativas estaban representadas por el Partido Libre. No obstante, este partido no logró ampliar su base de apoyo a lo largo de la campaña.

Por su parte, el candidato del Partido Nacional, Juan Orlando Hernández, inició su campaña electoral con un escaso apoyo (cercano al 17%); sin embargo, supo direccionar su campaña ampliando su base de apoyo de forma notoria a lo largo del tiempo. En este sentido, el candidato del PNH hizo hincapié en una de la principales problemáticas que afectan a la población hondureña: la inseguridad ciudadana, proponiendo medidas para hacerle frente que lograron una gran aceptación por parte de la ciudadanía.

La discusión sobre la inseguridad ciudadana como principal problema que afecta al país y la actuación o no por parte de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad fueron el centro del debate durante la última campaña electoral. De cara a las elecciones presidenciales y legislativas, los distintos candidatos discutieron sobre la militarización de la seguridad pública. En este sentido, Xiomara Castro, la candidata de Libre, afirmó que "los militares deben estar en los cuarteles", y propuso como medida para combatir la inseguridad crear una Policía Comunitaria y reservar para las Fuerzas Armadas la tarea de vigilar las fronteras, a fin de impedir que la droga ingrese al país. En la misma línea se pronunció el candidato del PAC, quien propuso que los militares deben estar "sentados detrás de un escritorio". Por el contrario, el candidato del partido oficialista, Juan Orlando Hernández, manifestó su intención de llevar a cabo una política de mano dura, y para ello planteó implementar una Policía Militar para combatir el crimen organizado y abogó por la utilización masiva de los militares en la lucha contra la violencia, validando de esta manera la Policía Militar que fue creada para estos fines por la administración de Porfirio Lobo.9

Evidentemente, la política de mano dura planteada por el candidato del PN logró mayor aceptación y provocó que la balanza se inclinara finalmente a su favor. La instauración de la inseguridad ciudadana como principal problema que afecta al país en la agenda política, sin duda fue de la mano con el sentimiento generalizado de la sociedad de turbación ante el crecimiento exponencial que se registró en los últimos años en los niveles de violencia.10 Según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional de Honduras, de una tasa de 37 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2005, el país pasó a una tasa de 85,5 homicidios en 201311 (Rodríguez 2014). En la misma perspectiva, los datos de PELA correspondientes al período 2014-2018 confirman que los parlamentarios hondureños consideran que uno de los principales problemas que enfrenta Honduras en estos momentos es la inseguridad ciudadana/delincuencia.12 A su vez, puede observarse que este es un problema que tradicionalmente ha afectado a Honduras, ya que los parlamentarios del período 2010-2014 también lo identificaron como prioritario.13

2. Elecciones generales

El 24 de noviembre de 2013 se celebraron las elecciones generales, donde resultó electo Juan Orlando Hernández, por un período de cuatro años, para suceder en el cargo a Porfirio Lobo, su correligionario del gobernante Partido Nacional.14 Estos comicios pusieron en duda la permanencia del viejo bipartidismo que caracterizó a Honduras, encarnado en el Partido Nacional (PN) y el Partido Liberal (PL), ambos conservadores y con más de un siglo de historia.

Por primera vez, nueve partidos políticos -cuatro de ellos surgidos trasel golpe de Estado- participaron en la contienda, si bien solo se presentaron ocho candidatos presidenciales, debido a la formación de una alianza entre dos agrupaciones políticas. Además del nacionalista Juan Orlando Hernández, se presentaron el candidato liberal Mauricio Villeda; Orle Solís, del partido Democracia Cristiana (DC); Jorge Aguilar, de PINU; Andrés Pavón, candidato de la Unificación Democrática (UD) y el Frente Amplio Político Electoral en Resistencia (FAPER), y Salvador Nasralla, candidato del Partido Anticorrupción (PAC). A su vez, también participaron en los comicios dos protagonistas del golpe de 2009: el general Romeo Vásquez, de la Alianza Patriótica, quien durante la administración de Zelaya era el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y a su vez fue el encargado de ejecutar la expulsión de Zelaya del país; y por último, la esposa del derrocado presidente, Xiomara Castro, candidata de Libre, quien adquirió un fuerte protagonismo político al estar al frente de las protestas que se desencadenaron tras el golpe.

De las cuatro fuerzas políticas surgidas tras el golpe, dos de ellas proceden del FNRP: por un lado, el Partido Libertad y Refundación (Libre), que ha sido refugio de muchos liberales que abandonaron el partido. La segunda es el Frente Amplio Político Electoral en Resistencia (FAPER), también situado a la izquierda pero desmarcado del anterior. La reacción crítica al bipartidismo tradicional también se manifestó por la creación de dos fuerzas conservadoras: por un lado, la Alianza Patriótica Hondureña, y por otro, el Partido Anticorrupción (PAC) (Otero 2013). Por tanto, los hechos de 2009 ocasionaron una polarización política y social que se trasladó con rapidez al mapa partidista; sin embargo, las voces críticas al funcionamiento del bipartidismo hondureño no representan necesariamente un mismo sector, ya que unas estaban a favor del cambio que implicaba la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), y otras, si bien manifiestan el cambio, lo hacían desde una óptica más conservadora.

Los datos contenidos en la tabla 2 permiten observar los resultados de las pasadas elecciones, que dieron como vencedor al candidato del oficialista PN y dejaron por primera vez en la historia democrática al PL en tercer lugar, que obtuvo aproximadamente un escaso 20% de los votos.15

Los resultados de los comicios -a pesar de las denuncias presentadas por Libre- fueron aceptados y considerados legítimos por los numerosos observadores internacionales presentes durante la jornada electoral.

3. Composición del Congreso

La amplia oferta electoral que caracterizó a estas elecciones tuvo como consecuencia una fragmentación política en el Legislativo, lo que implicó que el candidato del PN llegara al gobierno sin mayoría propia al obtener 48 de los 128 escaños legislativos, frente a los 37 de Libre. Teniendo en cuenta que son necesarios 65 escaños para contar con mayoría simple, el PN se vio forzado a buscar apoyos de las otras fuerzas políticas para sacar adelante su agenda legislativa y garantizar la gobernabilidad política.16

Como puede apreciarse en la tabla 3, el Congreso Nacional quedó conformado por primera vez por representantes de siete partidos políticos, siendo 48 diputados del PN, 37 de Libre, 27 del PL, 13 de PAC, y 3 a razón de uno cada uno logrados por la Democracia Cristiana (DC), el Partido Innovación y Unidad-Socialdemócrata (PINU) y el Partido Unificación Democrática (UD).

4. Concentración electoral

La erosión del viejo bipartidismo puede observarse con mayor claridad al analizar los niveles de concentración electoral de los dos partidos tradicionales. En el gráfico 2 se puede apreciar la notoria disminución de los niveles de concentración electoral de los dos partidos tradicionales (PNH y PLH) en el último proceso electoral. Este indicador permite saber el grado de concentración de votos que poseen los dos partidos principales.17

Sin duda, el clientelismo ha sido el mecanismo que ha permitido fortalecer la concentración electoral durante décadas en ambos partidos tradicionales, reforzando a través de vínculos clientelares y de patronazgo las lealtades partidistas. Así, el intercambio clientelar ha sido el elemento fundamental para la victoria electoral, más que la conexión ideológica o programática con los electores, siendo esta una forma más asequible de satisfacer necesidades inmediatas para la población de escasos recursos, que en Honduras sigue siendo mayoritaria (Otero 2013, 260).

El mantenimiento de las redes clientelares ha asegurado el apoyo político durante décadas y ha puesto de manifiesto que las lealtades partidistas dependen del ciclo electoral y de las posibilidades de triunfo de los partidos. A su vez, el arraigo del clientelismo ha impactado también en la implementación de políticas públicas y programas sociales, que muchas veces han acabado beneficiando a los simpatizantes del partido de turno, o en el tipo de actividades de los políticos, convertidos en patrones, cuya carrera política depende totalmente del acceso a bienes de diferente tipo (Taylor-Robinson 2010).

Sin embargo, en Honduras los costes del clientelismo han ido aumentando en una sociedad cada vez más numerosa y compleja, cuyas necesidades no han sido satisfechas. Esto ha provocado una disminución del voto duro de los partidos, ubicado tradicionalmente en sectores rurales y con menor nivel educativo. A esto se añade que son cada vez más los ciudadanos que, sin una fuerte identidad partidista, cambian su voto entre elecciones (Otero 2013). Estas circunstancias provocaron una disminución de la concentración electoral en la última elección al inclinarse el electorado por nuevas ofertas partidistas.

5. La distribución territorial del poder

Si bien los resultados electorales a nivel nacional mostraron un cambio en la configuración del sistema de partidos que puso en jaque las bases del férreo bipartidismo que caracterizó al país, los resultados a nivel subnacional reflejan la persistencia del viejo bipartidismo tradicional, que continúa exhibiendo mucha fuerza a nivel local.

Como puede observarse en la tabla 4, en las corporaciones municipales la persistencia del bipartidismo fue más contundente, al obtener el Partido Nacional y Liberal en forma conjunta 266 corporaciones municipales (183 y 83 alcaldías, respectivamente), frente a las 31 alcaldías de Libre.18 En este sentido, es pertinente destacar dos aspectos: en primer lugar, Libre, a pesar de su corta existencia, logra instalarse con una importante fuerza en gran parte de los municipios, y en segundo lugar, si bien el PAC no logró triunfar en ninguna alcaldía, aparece con más fuerza en las zonas urbanas del país, y estuvo muy cerca de resultar victorioso en la ciudad de San Pedro Sula, uno de los principales centros urbanos.

La continuidad del bipartidismo a nivel subnacional está vinculada al carácter rural de la mayoría de los departamentos del país, donde el caciquismo y las estructuras partidarias siguen siendo instituciones clave.19 En este sentido, queda reflejada la fortaleza de las estructuras partidarias tradicionales a lo largo del territorio nacional.

No obstante, tomando en consideración los resultados de las elecciones a nivel subnacional, se observa que los principales partidos (PNH, PLH, Libre y PAC) tienen presencia en municipios de todos los departamentos del país; por tanto, se puede afirmar que si persiste esta tendencia, y los nuevos partidos tienen la capacidad de ir estructurando sus bases políticas a lo largo y ancho del país, el bipartidismo tradicional tiene muchas posibilidades de desaparecer del escenario político, dando paso a un sistema partidario más amplio (Barrachina 2014).

6. Participación electoral

El último proceso electoral registró un aumento en los niveles de participación electoral, después de un largo período que se caracterizó por el aumento progresivo de la abstención. Los elevados niveles de abstención registrados en períodos anteriores, en gran parte estaban vinculados al desalineamiento político, es decir, a la pérdida de identificación partidista que manifiesta la población, producto del descontento generalizado por la situación política y económica que afronta el país. Sin embargo, también influye el creciente número de emigrantes hondureños en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, que no ejercitan el voto. También debe tomarse en consideración que, si bien Honduras cuenta con el voto obligatorio, no hay sanciones para aquellos que incumplen la norma (Rodríguez 2011).

Tal como se puede observar en el gráfico 3, la participación electoral presentó un aumento aproximado del 10% respecto de los comicios celebrados en 2009, valores que pueden interpretarse como un símbolo de la revitalización de la política que emergió como consecuencia del golpe de Estado de 2009 y que se manifestó en el surgimiento de numerosos movimientos sociales que reivindicaban la figura de Zelaya y la necesidad de una Reforma Constitucional.

Consideraciones finales

Los comicios celebrados en 2013 en Honduras dieron como ganador a Juan Orlando Hernández, quien sucedió en el cargo a Porfirio Lobo. Estas elecciones se definieron por el carácter polarizado de la misma y el resultado ajustado que se presentó por primera vez entre dos partidos, uno de ellos de reciente formación. Su impulso a lo largo del territorio nacional provocó una reconfiguración del sistema partidario.

Sin duda, el cambio político más relevante que evidencian los resultados electorales es la erosión del viejo bipartidismo político tradicional al incorporar a nuevos actores en la dinámica política. Sin embargo, los datos a nivel subnacional confirman la fortaleza de las estructuras partidarias tradicionales y la capacidad de movilización electoral de estos partidos.

Asimismo, el proceso electoral mostró la crisis interna del PLH, quien se presentó como el gran perdedor y que enfrenta la difícil tarea de recomposición interna tras el derrocamiento de Zelaya, que provocó una fuerte escisión que dio lugar al surgimiento de Libre. Por su parte, Libre ha demostrado ser una opción política con fuerte adhesión y muy atractiva para muchos movimiento sociales, pero además encarna, junto al PAC, el cambio político al aglutinar a aquellos sectores que manifiestan su descontento hacia los partidos tradicionales.

Sin duda, la necesaria formación de alianzas en el legislativo genera expectativas en el plano político, ya que implica la negociación de los partidos tradicionales para hacer frente a las nuevas agrupaciones políticas y lograr así la pervivencia en el sistema político. Sin duda, los resultados electorales demuestran que está en curso un proceso profundo de reconfiguración del sistema de partidos políticos, que con el tiempo podrá definir si es posible la continuidad de estos nuevos actores políticos y la convivencia con las viejas estructuras partidarias.


Comentarios

1 Agradezco a los evaluadores de Colombia Internacional sus excelentes comentaros y sugerencias.

2 El 28 de junio de 2009 un grupo de militares ingresó en la madrugada a la residencia presidencial para detener al presidente Zelaya y trasladarlo a la Fuerza Área Hondureña, obligándolo a salir del país con destino a Costa Rica, interrumpiendo de esta manera el proceso democrático iniciado en 1981 (Rodríguez 2011).

3 Tras la expulsión de Zelaya del poder surgió el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), la "Resistencia", que congregó desde las primeras horas del golpe diversos movimientos sociales, así como sectores críticos e indiferentes con la gestión de los partidos tradicionales. Entre estos sectores que se aglutinaron en la Resistencia se encontraban miembros del Bloque Popular, asociaciones obreras y campesinas, miembros de la Unificación Democrática (UD), disidentes del Partido Innovación y Unidad-Socialdemócrata (PINU) y una gran masa de liberales pro Zelaya. Este movimiento, con origen en la capital, fue extendiéndose al resto del país construyendo la identidad del cambio político que simbolizaba la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente (Cálix 2010).

4 La Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas (LEOP), sancionada en 2004, modificó la antigua ley sobre esta materia y estableció nuevas normas para la elección de autoridades partidarias y la selección de candidatos para todos los cargos de elección popular.

5 El partido FAPER, pese a que contaba con dos corrientes, no realizó elecciones por no haber alcanzado un acuerdo sobre el reparto de las candidaturas (Otero 2013, 271).

6 Agradezco esta observación a uno de los evaluadores de Colombia Internacional.

7 El candidato presidencial del PLH fue definido a través de elecciones primarias e internas desde 1992. La selección de candidatos para los cargos de diputados y alcaldes municipales se realizó por primera vez en 2005, a través de elecciones primarias. Antes de la sanción de la LEOP de 2004, los líderes de las distintas facciones en cada partido eran los encargados de negociar los puestos tanto para diputados propietarios y suplentes como para los alcaldes, con la finalidad de obtener una representación de cada facción en la planilla (Rodríguez 2011).

8 La LEOP, en su artículo 144, reglamenta el período de campaña electoral, limitándolo a cincuenta días previos a las elecciones primarias y noventa días antes de las elecciones generales.

9 La creación de la Policía Militar de Orden Público (PMOP), especializada en el combate al crimen organizado, ha sido fundamentada por los elevados niveles de inseguridad que azotan al país y que reflejan la incapacidad de la fuerza policial de hacer frente a la creciente ola de homicidios vinculados al narcotráfico. A esta unidad militar se le otorgó un carácter constitucional tras una enmienda aprobada por el Congreso Nacional que reforma los artículos constitucionales 274 y 239, "blindando" al cuerpo armado de cualquier intento de otros sectores políticos de llevar a cabo otra contrarreforma para eliminarlo. En caso de que se pretenda eliminar la Policía Militar, sería necesario reformar la Constitución de la República, y para ello se requiere una mayoría calificada (85 votos). Frente a la dificultad de obtener una mayoría significativa por cualquier sector político en las elecciones, debido a la fragmentación electoral que se esperaba por las intenciones de voto publicadas por las distintas encuestas electorales, el gobierno de Porfirio Lobo se aseguró la permanencia de este cuerpo militar, aunque no ganase el PN las elecciones.

10 La violencia se aceleró en Honduras desde 2005, en parte como efecto de la ofensiva militar contra el narcotráfico en México -que desplazó la acción de los carteles a Centroamérica-.

11 La tasa de homicidios registrada en Honduras es la más alta del mundo, es decir, la violencia mata a un promedio de veinte personas por día. Observatorio de la Violencia. Edición 30, septiembre de 2013. Universidad Nacional de Honduras.

12 En el marco del Proyecto "Élites Parlamentarias de América Latina" (PELA), perteneciente a la Universidad de Salamanca y dirigido por Manuel Alcántara, se formuló la siguiente pregunta: En su opinión como diputado, ¿cuál es el principal problema que tiene Honduras en la actualidad? ¿Y en segundo lugar?

13 El 31,9% de los parlamentarios hondureños correspondientes al período 2010-2014 ubicó la inseguridad ciudadana como el principal problema que afecta a Honduras.

14 Desde las primeras elecciones libres a nivel presidencial realizadas en 1981, los patrones de competencia partidista han sido regulares y bastante predecibles. El PLH y el PNH han sido los más votados en todas las elecciones, alternándose, hasta 2009, dos victorias liberales y una nacional.

15 Mauricio Villeda -hijo del expresidente Villeda Morales- fue abandonado a su suerte por la totalidad de los líderes del PLH, y únicamente fue apoyado por el buen recuerdo de su padre, su prestigio personal, el voto duro del partido, algunos medios de comunicación que trataron que el PLH no se hundiera, y la estructura territorial de un partido que conserva alcaldías en la mayoría de las ciudades importantes del país. Se enfrentó al proceso electoral con muy pocas posibilidades de lograr algo más que mantener al PLH vivo en el escenario político (Barrachina 2014, 77).

16 Las coaliciones poselectorales formadas en la arena legislativa hasta el momento dejaron fuera de la toma de decisiones a Libre.

17 Este indicador mide el porcentaje de votos que suman entre los dos principales partidos. Para su cálculo se han considerado los resultados presidenciales entre 1981 y 2013.

18 Todas las corporaciones municipales están integradas por un alcalde, un vicealcalde y cuatro a diez regidores, dependiendo de la población de la localidad.

19 Los ciudadanos desconfían del Estado y buscan intermediarios cercanos para conseguir trabajo, favores, y también lo hacen para lograr que se desarrollen infraestructuras en los municipios alejados de los dos principales centros urbanos (Barrachina 2014, 66).


Referencias

1. Alcántara Sáez, Manuel. 1999.Sistemas políticos de América Latina. Madrid: Tecnos.         [ Links ]

2. Barrachina, Carlos. 2014. Estructuras partidarias y liderazgos en las elecciones hondureñas de 2013. Revista Latinoamericana de Política Comparada 8: 63-94.         [ Links ]

3. Cálix, Álvaro. 2010. Honduras: de la crisis política al surgimiento de un nuevo actor social. Nueva Sociedad 226: 34-51.         [ Links ]

4. Otero Felipe, Patricia. 2013. El sistema de partidos de Honduras tras la crisis política de 2009. ¿El fin del bipartidismo? En Colombia Internacional 79: 249-287.         [ Links ]

5. Rodríguez, Cecilia. 2011. Volver a empezar. Análisis de las elecciones hondureñas tras el golpe de Estado. En América Latina: política y elecciones del bicentenario, editado por Manuel Alcántara y María Laura Tagina, 213-238. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales.         [ Links ]

6. Rodríguez, Cecilia. 2014. Panorama político hondureño: crisis de gobernabilidad e inseguridad ciudadana como principales desafíos del nuevo gobierno. Documento de Opinión 36/2014. Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE).         [ Links ]

7. Taylor-Robinson, Michelle. 2010. Do the Poor Count? Democratic Institutions and Accountability in a Context of Poverty. University Park: Pennsylvania State University Press.         [ Links ]

Otras fuentes

8. Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas (LEOP).         [ Links ]

9. Observatorio de la Violencia. Edición 30, septiembre de 2013. Universidad Nacional de Honduras.         [ Links ]

10. Proyecto de Élites Parlamentarias de América Latina (PELA). 1993-2014. Universidad de Salamanca.         [ Links ]


RECIBIDO: 30 de septiembre de 2014 APROBADO: 3 de marzo de 2015 MODIFICACIÓN: 10 de julio de 2015