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Colombia Internacional

Print version ISSN 0121-5612

colomb.int.  no.100 Bogotá Oct./Dec. 2019

https://doi.org/10.7440/colombiaint100.2019.05 

Tema libre

Cambios programáticos y estratégicos de la derecha en Chile (1989-2013)

Programmatic and strategic changes of the right in Chile (1989-2013)

Mudanças programáticas e estratégicas da direita no Chile (1989-2013)

Marcelo Mella Polanco* 

Miguel Ángel López Varas** 

Pablo Valenzuela Gutiérrez*** 

Camila Berríos**** 

* Es doctor en Estudios Americanos, Universidad de Santiago de Chile, Chile. Profesor Asociado, Facultad de Humanidades, Universidad de Santiago de Chile. Temas de investigación: políticas de educación superior, análisis comparado, presidencialismo de coalición. Recientemente publicó el artículo “Consenso y confrontación en los sistemas de educación iberoamericanos” en la Revista Iberoamericana de Educación Superior. ✉ marcelo.mella@usach.cl

** Es doctor en Ciencia Política por la Universidad de Essex, Inglaterra. Profesor asistente del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Chile. Sus temas de investigación son elecciones, conducta electoral, opinión pública y agendas de políticas públicas. ✉ mlopez@uchile.cl

*** Es magíster en Ciencia Política y Licenciado en Ciencias Políticas y Gubernamentales por la Universidad de Chile. Profesor de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile y estudiante de posgrado en el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Becario COES (Centre for Social Conflict and Cohesion Studies, CONICYT/FONDAP n°15130009. Sus temas de investigación son conflictos urbanos, gobernanza territorial, desarrollo internacional y política comparada latinoamericana. ✉ pavalenzuela5@uc.cl

**** Es profesora de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile, Chile. Analista de Política y Asuntos Internacionales de la Universidad de Santiago de Chile y Magíster en Ciencia Política de la Universidad de Chile. ✉camila.berrios@usach.cl


RESUMEN.

Objetivo/contexto:

El artículo busca comprender la trayectoria programática y estratégica que la derecha chilena ha experimentado en el periodo 1989-2013. Considerando la cercanía que tuvo con el régimen de Pinochet a principios del periodo estudiado y la competitividad electoral que ha ganado en los lustros más recientes, ¿es posible asociar al cambio de propuestas programáticas el mejor desempeño electoral del sector?

Metodología:

La investigación utiliza los datos del proyecto MARPOR para América Latina, a fin de medir el posicionamiento en cada elección. Incorporamos también un análisis narrativo-histórico de la derecha chilena buscando explorar los cambios estratégicos que se han producido frente al cambio programático.

Conclusiones:

Los resultados muestran que la derecha chilena ha transitado desde propuestas programáticas profundamente conservadoras y vinculadas con las políticas que se implementaron durante la dictadura de Pinochet, a propuestas más cercanas a la agenda progresista. Esto se ha producido sobre todo en asuntos vinculados a protección social (Estado de bienestar), educación y, en parte, en lo relacionado con temas morales. El éxito electoral de la derecha en elecciones recientes podría asociarse, al menos en parte, a este cambio de agenda de políticas públicas.

Originalidad:

En América Latina usualmente se ha estudiado con gran profundidad a la izquierda: sus propuestas, estructuras organizacionales y, en general, estrategias políticas. Los cambios en la derecha han sido poco analizados por la ciencia política. Este artículo intenta hacer una contribución en ese ámbito enfocándose en los cambios de la derecha en Chile. Esto resulta relevante para la disciplina si se tiene en cuenta el contexto actual de la región, donde se ha consolidado una nueva ola de gobiernos derechistas, y, en particular para el caso chileno, busca contribuir a entender los cambios experimentados por el sistema político chileno en los últimos treinta años de democracia después de la dictadura.

PALABRAS CLAVE: Partido político; elecciones; política pública; derecha.

ABSTRACT:

Objective/context:

The article pursues comprehending the programmatic and strategic trajectory the Chilean right has experienced during the period of 1989-2013. Considering the closeness it had to the Pinochet regime early in the period studied and the electoral competitiveness that has won out in recent five-year periods, is it possible to associate better electoral performance of the sector with changes in programmatic proposals?

Methodology:

The research uses data from the MARPOR project for Latin America for the purpose of measuring positioning in each election. We also incorporate a historical-narrative analysis of the Chilean right seeking to explore the strategic changes that have been produced vis-a-vis the programmatic change.

Conclusions:

The results show that the Chilean right have transitioned from deeply conservative programmatic proposals linked to the policies they implemented during the Pinochet dictatorship, to proposals that are closer to the progressive agenda. This has occurred mainly in matters related to social protection (welfare state), education and, in part, in regard to moral issues. The electoral success of the right in recent elections could be associated, at least in part, with this change in the public policy agenda.

Originality:

In Latin America, the left has usually been studied in great depth: its proposals, organizational structures and, in general, political strategies. The changes on the right have not been analyzed much by political science. This article attempts to contribute in that area focusing on the changes of the right in Chile. This is relevant for the discipline if the current context of the region is considered, where a new wave of right-wing governments has strengthened, and, in particular for the Chilean case, this seeks to contribute to understanding the changes experienced by the Chilean political system over the last thirty years of democracy after the dictatorship.

Keywords: Political party; elections; public policy; right.

RESUMO:

Objetivo/contexto:

Este artigo pretende compreender a trajetória programática e estratégica que a direita chilena experimentou no período 1989-2013. Considerando a proximidade que teve com o regime de Pinochet, no início do período estudado, e a competitividade eleitoral que ganhou nos lustros mais recentes, é possível associar à mudança de propostas programáticas o melhor desempenho eleitoral do setor?

Metodologia:

Esta pesquisa utiliza os dados do projeto Marpor para a América Latina, a fim de medir o posicionamento em cada eleição. Incorporamos também uma análise narrativo-histórica da direita chilena com o objetivo de explorar as mudanças estratégias que foram produzidas diante da mudança programática.

Conclusões:

Os resultados mostram que a direita chilena transitou desde propostas programáticas profundamente conservadoras e vinculadas com as políticas que se implantaram durante a ditadura de Pinochet, a propostas mais próximas da agenda progressista. Isso foi produzido, principalmente, em assuntos vinculados à proteção social (estado de bem-estar), educação e, em parte, no relacionado com temas morais. O sucesso eleitoral da direita em eleições recentes poderia ser associado, pelo menos em parte, a essa mudança de agenda de políticas públicas.

Originalidade:

Na América Latina, é comum o estudo profundo da esquerda: suas propostas, estruturas organizacionais e, em geral, estratégias políticas. As mudanças na direita têm sido pouco analisadas pela ciência política. Este artigo pretende fazer uma contribuição nesse âmbito, com ênfase nas mudanças da direita no Chile. Isso resulta relevante para a disciplina se for considerado o contexto atual da região, onde tem sido consolidada uma nova onda de governos da direita e, em particular para o caso chileno, busca contribuir para entender as mudanças experimentadas pelo sistema político chileno nos últimos 30 anos de democracia depois da ditadura.

PALAVRAS-CHAVE: Partido político; eleições; política pública; direita.

Introducción

La derecha en Chile, así como en otros países(1) que han experimentado transiciones a la democracia desde dictaduras apoyadas por partidos o élites de derecha, ha sufrido un progresivo reacomodo en el nuevo escenario democrático. Bajo este supuesto, es posible que en la derecha se produjera un cambio programático, transitando desde posiciones conservadoras hacia unas más proclives a la agenda de reformas progresistas. En consecuencia, los partidos de derecha podrían privilegiar en su agenda aspectos que pueden considerarse de izquierda, como expandir prestaciones sociales o profundizar la democracia.

Las instituciones democráticas y las nuevas condiciones económicas de América Latina han modificado el horizonte en el que los partidos de derecha despliegan sus programas. Luego de los programas de ajuste estructural impulsados en Latinoamérica por partidos de derecha en el gobierno o por dictaduras militares apoyadas por élites derechistas, los países latinoamericanos enfrentaron tres dilemas. Primero, los ajustes estructurales permitieron consolidar la posición ventajosa de los actores de derecha, haciendo que sus propuestas basadas en un liberalismo ortodoxo en lo económico fuesen consideradas parte de la normalidad en los países donde se aplicaron. Segundo, los altos costos sociales de los programas de reforma estructural fortalecieron la reacción de los partidos y actores políticos de izquierda, incentivando la presentación de plataformas que moderasen o revirtiesen los ajustes estructurales, potenciando desarrollo y reducción de la desigualdad económica de manera simultánea. Tercero, la participación de las élites de derecha en las dictaduras y la presencia de personas identificadas con los autoritarismos han obligado a que las candidaturas presidenciales de derecha enfatizaran la democracia para abandonar rasgos autoritarios. En los tres escenarios, los partidos de derecha han tenido los incentivos para introducir en sus programas presidenciales nuevas propuestas de políticas públicas o, al menos, cambiar el énfasis hacia políticas que les permitiesen ser electoralmente competitivos.

En los últimos años se popularizó en Latinoamérica la distinción entre izquierda y derecha a partir sólo de la noción igualdad. La clásica definición normativa de (Bobbio 1996), seguida por estudios recientes como el de (Luna y Rovira 2014), supone que la principal diferencia entre ambas categorías y fundamento de su validez heurística concierne al ideal de igualdad. Mientras que para la derecha la creencia es que las desigualdades son “naturales” y hasta deseables, la izquierda cree que las desigualdades son “construidas socialmente”, de forma intencionada o no. Definiciones unidimensionales como esta no consideran el amplio espectro de temas que caracterizan la competencia política en las elecciones presidenciales (Laver 2001). El análisis de los cambios en las agendas presidenciales de la derecha presupone que el eje izquierda-derecha es multidimensional, produciéndose competencia en diversos aspectos de política pública.

Este artículo se pregunta cómo ha sido el cambio programático de la derecha chilena entre 1989 y 2013, centrándose en los cambios de énfasis en programas de gobierno, así como en los temas que estratégicamente se han desplazado o eliminado de sus plataformas electorales. Nuestra hipótesis es que desde 1999 los candidatos de derecha se movieron a la izquierda del espectro político enfatizando asuntos de políticas públicas propios de ese sector. Dejaron atrás propuestas vinculadas a la ortodoxia económica, al conservadurismo valórico e, incluso, al militarismo y al autoritarismo legados de las dictaduras. En este sentido, sostenemos que la adaptación de repertorios ideológicos y programáticos se conecta con la necesidad del sector de maximizar resultados en la competencia electoral acercándose a un votante medio posicionado hacia la izquierda.

La formulación de plataformas estratégicas competitivas se vincula a intereses de los partidos y los candidatos propiamente tales. En ese sentido, los candidatos tienen mayor margen para plantear sus propuestas de políticas; por tanto, los programas de las candidaturas presidenciales contienen un importante componente de contingencia ad hoc al contexto de la elección. Esto permite diferenciar los programas de gobierno de los candidatos de las declaraciones de principios de los partidos, siendo estas últimas mucho más rígidas y representativas del núcleo ideológico partidario. En este artículo trabajamos con los programas de los candidatos de derecha, por lo que es posible asumir una mayor flexibilidad en cuanto a los temas propuestos. Metodológicamente se utilizan las categorías del Manifesto Research on Political Representation (MARPOR) para analizar los programas de los candidatos de derecha que compitieron en las elecciones chilenas entre 1989 y 2013.

El artículo se estructura de la siguiente forma: la primera parte hace una revisión teórico-metodológica del enfoque utilizado para el análisis de los programas de gobierno. También revisamos aspectos de la teoría de la prominencia (saliency theory), que permite explicar los énfasis que realizan los partidos en sus programas de gobierno (Budge y Farlie 1977 y 1983; Robertson 1976). En tercer lugar, analizamos la metodología de análisis de los programas de gobierno utilizada por MARPOR.

En una segunda sección, revisamos la evolución política y electoral de la derecha chilena y el contexto de cada elección presidencial entre 1989 y 2013. La tercera sección analiza la evolución programática de los candidatos de derecha haciendo uso de los datos y categorías de MARPOR. Por último, se discuten los resultados de los análisis y se presentan las conclusiones del estudio.

Marco teórico metodológico

La teoría de la prominencia (saliency) y la oferta programática de los partidos y candidatos

Tradicionalmente los estudios electorales siguen una estrategia bottom up, enfatizando a los electores y sus intenciones de voto (Campbell et al. 1960; Lewis-Beck y Stegmaier 2000). Sin embargo, recién han emergido los análisis top down, donde la investigación se ha centrado en pesquisas de los programas de campaña de los partidos y candidatos (Budge y Laver 1992; Gabel y Huber 2000). Así, podemos hablar de enfoques teóricos desde el lado de la demanda -los votantes-, y otros, desde el lado de la oferta programática -los partidos o las élites políticas- (Dolezal et al. 2014). En términos prácticos, los programas de gobierno se convierten en la base para la campaña electoral, pues establecen las prioridades y posiciones en política pública.

Pasada la elección, los programas se convierten en agendas de política pública de los gobiernos electos, cuyo cumplimiento será evaluado por los ciudadanos al decidir su voto en la siguiente elección (Eder, Jenny y Müller 2017). Dada la regularidad de las elecciones, los programas de gobierno o manifestos electorales se han convertido en el instrumento favorito para estudiar cambios y continuidades ideológicos de los partidos (Budge 1987). Estos estudios de posicionamiento espacial de los partidos conciben la ideología partidaria como restringida a sus posiciones en política pública (Bartolini y Mair 1990; Budge y Laver 1992; Laver 2001; Gabel y Huber 2000). “Esto implica que, si uno puede descubrir las relaciones entre políticas públicas específicas y la dimensión ideológica, uno puede inferir las posiciones de los partidos en la dimensión ideológica a partir de sus posiciones en políticas públicas específicas” (Gabel y Huber 2000, 95). Como los asuntos de política pública son numerosos, es posible determinar el posicionamiento espacial de los partidos en cada uno de los issues de política y la posición de los partidos en un eje izquierda-derecha desde conjuntos de temáticas considerados de izquierda o derecha.

La teoría tras el análisis de los manifestos de partidos y candidatos es variada. Primero, se alimenta de las teorías de posicionamiento espacial (Downs 1957), pero sobre la base de la oferta electoral. Para Downs (1957), los partidos buscan maximizar la cantidad de votos siendo reactivos a las preferencias del público y moviéndose libremente por el espectro político, y centrando sus ofertas programáticas en los asuntos de política pública más atractivos para el votante. En cambio, los análisis del MARPOR están inspirados en la teoría de la prominencia (saliency) que considera que los partidos están inspirados por una ideología, teniendo menos libertad para adecuarse a los cambios repentinos de los votantes (Budge y Keman 1990). Contrariamente, tratan de hacer más prominentes en la campaña los asuntos que resultan ventajosos para sus objetivos político-ideológicos, tratando que estos asuntos sean prominentes para los electores (Dolezal et al. 2014, 59).

La teoría de la prominencia propone tres conjuntos específicos de expectativas respecto al comportamiento estratégico de los partidos durante la campaña electoral (Budge 2015, 767).

  1. Los partidos estructuran gran parte de su retórica, en especial la electoral, basados en el énfasis que ponen en el programa a diferentes temas de política pública, más que oponiéndose de un modo directo a sus adversarios en los mismos temas. En general los electores favorecen un único curso de acción en la mayoría de los problemas, por lo que todos los programas partidarios respaldan la misma posición, salvo pequeñas excepciones (Budge 2001, 57).

  2. Los partidos, de manera selectiva y habitual, enfatizan ciertos temas comparados con otros, produciéndose una asociación en el tiempo entre algunos partidos y los temas que suelen repetir en cada elección. Este énfasis puede contrastar con los temas que enfatizan otros partidos y ayuda a diferenciar las familias partidarias.

  3. Los partidos obtienen ventajas cuando los temas a los que ellos son asociados asumen más importancia en la agenda pública, particularmente durante las campañas.

La teoría de la prominencia se basa en el estudio de los énfasis que los manifestos ponen en los asuntos de política pública, y cómo al repetir periódicamente los énfasis en ciertas políticas públicas específicas, el partido hace “suyas” esas políticas. El énfasis en distintos asuntos ayuda a la conformación del eje izquierda-derecha, dependiendo la estabilidad del eje de la estabilidad de los énfasis en asuntos específicos de política pública. Si bien la teoría de la prominencia está detrás de los estudios de programas del MARPOR, esta no ha estado exenta de críticas. Entre ellas destacan que la teoría funcionaría mejor en bipartidismos, o que, aunque los partidos compiten asignando distintos énfasis a diferentes asuntos de política pública, existiría bastante convergencia entre los asuntos, por lo que sí habría confrontación directa (Dolezal et al. 2014). Considerando que este trabajo analiza los cambios en los manifestos de los candidatos presidenciales de derecha en el tiempo, esperamos cambios en los énfasis de los distintos asuntos de política pública.

A pesar de ser apoyados por una coalición de partidos de derecha, el candidato posee gran autonomía en la determinación de los asuntos a los que dará mayor importancia. A diferencia de los manifestos parlamentarios europeos, los programas de gobierno presidencialistas latinoamericanos, y en especial, los chilenos, son bastante extensos y elaborados por lo general por técnicos, muchos de ellos no partidarios.(2)

Dada la alta variabilidad esperada en el énfasis de los issues de política pública en este artículo, usaremos como base teórica sólo la primera parte de la teoría de la prominencia referente a los distintos énfasis en cuestiones de política pública en el tiempo. No estudiaremos el apropiamiento de ciertas temáticas por la derecha, pues requiere el análisis comparado con los candidatos de otros partidos, lo que escapa a los objetivos de este estudio. Como nuestra preocupación es el cambio y el énfasis en muchos isuues, nos enfrentamos a un vacío teórico ya reconocido en la literatura comparada de los últimos años. Recientemente, (Tavits y Potter 2014), (Greene 2015) y (Van Heck 2016) introdujeron una nueva línea de investigación centrada en la diversidad temática de los asuntos de política pública en campañas electorales, destacando que nuestra comprensión de por qué los partidos cambian la atención sobre estos asuntos resulta aún insuficiente.

Las razones para un cambio de estrategia en los énfasis en política pública son variadas. Asumiendo que uno de los principales objetivos del programa de gobierno es atraer votos, sería lógico que la prominencia de los partidos o candidatos sea concordante con la que los votantes dan a diversos asuntos de política pública (Wlezien 2005). Puede que el énfasis en determinados asuntos de política pública cambie porque los partidos amplían la oferta para atraer a grupos sociales diversos (Somer-Topcu 2015).

Esta politización de asuntos específicos por razones estratégicas ha sido estudiada para la izquierda, señalando que gran parte de sus éxitos electorales dependen de su capacidad para canalizar la competencia electoral en temas económicos o de clases (Przeworski y Sprague, 1986; Kitschelt 1993). Para algunos autores, cuando la desigualdad económica es grande, los incentivos electorales de la izquierda para politizar aspectos económicos, y sobre todo las referencias a la falta de equidad, son altos (Tavits y Potter 2014). Estos autores señalan que frente a estas condiciones de desigualdad, los incentivos de la derecha son altos para potenciar asuntos valóricos. “En contraposición, los partidos de la derecha, en especial en contextos sociales donde existen clivajes identitarios significantes, pueden girar a otros problemas basados en valores, como una forma de maximizar estratégicamente su porcentaje de votos” (Tavits y Potter 2014, 755). Estos serían énfasis relacionados con religiosidad, etnia, valores nacionalistas, etcétera. Sin embargo, los autores remarcan que estrategias electorales basadas en esos valores requieren que exista gran demanda social por tal representación (Tavits y Potter 2014, 755).

Una explicación alternativa se centra en el número efectivo de asuntos de política pública contenidos en el manifesto (ENMI, effective number of manifestos issues). Según (Greene 2015), este va a depender de las condiciones económicas nacionales en el momento de las elecciones y de si se trata del programa de un partido oficialista u opositor. Los partidos de oposición enfatizarían temas que piensan atraerá un mayor electorado, mientras que los partidos gobernantes enfatizarían temas para destacar las políticas desplegadas durante su gobierno. Esto ocurriría en momentos de bajo crecimiento económico, pero en momentos de bonanza, el número efectivo de asuntos de política pública sería similar (Greene 2015).

La noción izquierda-derecha se utiliza usualmente para explicar el posicionamiento de los actores políticos, en particular para comprender sus propuestas sobre una serie de temas de políticas públicas. Para (Bobbio 1996), en la derecha existe una clara tendencia a relevar la libertad de los individuos, en tanto que para la izquierda lo importante sería la equidad. Pero ambos conceptos resultan también dispositivos representacionales que ayudan a pensar sobre clusters de visiones políticas y su posible relación (White 2010, 4). En ese sentido, la idea izquierda-derecha no se limita sólo a entender nociones de políticas públicas, sino que termina construyendo discursivamente el mapa político donde los actores operan. Con todo, los contenidos específicos de cada uno de estos significados pueden diferir de manera notable y llegar a convertirse en significantes vacíos (Wiesehomeier 2010, 2). En el caso de América Latina -dada la relativa poca institucionalización de varios sistemas de partidos, así como la existencia de una serie de variables subyacentes, como un grado de conservadurismo transversal a los actores políticos-, resulta aún más complejo definir estos conceptos. Wiesehomeier (2010, 23) concluye, mediante encuestas a expertos, que la posición sobre alzas de impuestos o mayor gasto público tiene poca incidencia en la distinción entre izquierda y derecha, mientras que los temas vinculados con políticas sociales tienen resultados mixtos dependiendo del país. En otro trabajo (Wiesehomeier y Doyle 2012), utilizando el estudio Latinobarómetro, concluye que los ciudadanos de América Latina, tomados como un conjunto, sí logran hacer distinciones entre la izquierda y la derecha, en especial en cuanto a la responsabilidad del Estado a la hora de nivelar las oportunidades en su rol en la economía nacional. Las concepciones sobre las raíces y la responsabilidad de la desigualdad social y la traducción de estas creencias en políticas públicas claramente distinguen entre la izquierda y la derecha (Wiesehomeier y Doyle 2012, 25). La autora también señala que, dado que el electorado muestra convicciones coherentes asociadas a distintos campos ideológicos, pueden establecerse vínculos entre los partidos y los votantes sobre la base de estas convicciones (Wiesehomeier y Doyle 2012, 26).

En este estudio utilizamos las categorías de MARPOR(3) para la distinción operativa de las categorías izquierda y derecha en textos políticos, de manera específica en los programas de gobierno. Esta forma de aproximarse al tema tiene varias limitaciones, en especial cuando se aplica a América Latina; no obstante, su principal fortaleza es la posibilidad de insertar los análisis en contextos comparativos amplios, debido a que las categorías de análisis son lo suficientemente amplias (Ares y Volkens 2017, 121). Además, otros trabajos han mostrado que es posible encontrar distinciones programáticas, gracias a los datos de MARPOR (López, Miranda y Valenzuela 2013; López y Valenzuela 2017; Gamboa, López y Baeza 2013).

Metodología de análisis MARPOR

La metodología desarrollada por MARPOR se compone de 56 categorías en siete áreas de interés para los partidos: relaciones exteriores, libertad y democracia, sistema político, economía, tejido social y grupos sociales. La unidad de análisis de los programas electorales son las cuasi frases a las que se le asigna sólo una de las 56 categorías. Una cuasi frase es “un argumento o frase, que es la expresión verbal de una idea o significado” (Klingemann et al. 2006, xiii).

Una de las principales limitaciones de extender el MARPOR hacia Latinoamérica es el tipo de vínculo que existe entre los partidos y los electores, que, según el Modelo de Partido Responsable, tendría que ser programático y estable en el tiempo (Ares y Volkens 2017, 122-124). En el caso de América Latina, los sistemas políticos tienen diferentes formas de establecer vínculos con sus electores, como la compra de votos, el clientelismo y el populismo, lo cual dificulta la base de accountability que existe en un Partido Responsable (Dalton 1985, 270). Antes de la extensión de MARPOR hacia Latinoamérica, varios autores habían aplicado la metodología en algunos países, especialmente, para el estudio del eje izquierda-derecha (Castillo y Pérez 2010; Tarouco y Machado 2013; Gamboa, López y Baeza 2013; López, Miranda y Valenzuela 2013).

El mecanismo tradicional del MARPOR implica entrenar codificadores para analizar los manifestos de los partidos o candidatos, asignando cada cuasi frase a una de las 56 categorías que componen MARPOR. Los resultados son presentados como porcentajes de frecuencia, buscando medir el énfasis relativo que cada partido le asigna a cada área programática. Además, MARPOR ha usado técnicas para escalar estas frecuencias buscando estimar la posición del partido en la dimensión izquierda-derecha o en otras dimensiones como economía libre/planificada o aperturismo/proteccionismo en relaciones internacionales.

Laver y (Budge 1992) identificaron trece categorías de MARPOR que corresponderían a una posición de izquierda, e igual número, a una de derecha.(4) El posicionamiento en el eje izquierda-derecha (RILE) se calcula restando el porcentaje de cuasi frases de izquierda de cada manifesto de las equivalentes de derecha. La determinación de las categorías que corresponden a derecha e izquierda creadas inicialmente por análisis factorial para estudiar democracias avanzadas no ha estado exenta de controversias (Keman 2007; Benoit y Laver 2007; Lowe et al 2011). La extensión de las categorías a Latinoamérica también es problemática, pues algunas que en Europa pueden ser más significativas de la izquierda o de la derecha, no necesariamente lo serán en América Latina. Por ejemplo, para Chile, derechos humanos y constitucionalismo son categorías de izquierda, no de derecha. Otra categoría de derecha es autoridad política, que se refiere a la frecuencia con la que el programa del candidato alude a capacidades y virtudes propias y de su futuro gobierno. Esto abunda en los programas latinoamericanos, sin ser de manera exclusiva una cualidad de la derecha. Algo similar ocurre con educación, que, pese a ser considerado un atributo de izquierda por el RILE, no es una prerrogativa exclusiva. Para efectos comparativos, mantenemos el índice RILE tal como está formulado, reconociendo estas limitaciones.

La derecha en Chile (1989-2013)

Tras el término de la dictadura militar chilena, la derecha política se acomodó en el neoliberalismo, producto del proceso de confluencia entre las ideas neoliberales y el gremialismo corporativista de los años 60 (Cristi y Ruiz 1992; Correa 2004; Morales y Bugueño 2001). Una vez en democracia, los dos partidos que representaron a la derecha -Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN)- convergieron en consenso neoliberal, aunque manteniendo diferencias, como su adscripción a valores conservadores, el legado autoritario, la orgánica interna, las modalidades de movilización electoral, la organización territorial y la voluntad del partido por negociar con el gobierno (Barozet y Aubry 2005; Morales y Bugueño 2001; Huneeus 2001). Esto generó trayectorias distintas durante la década de los noventa y conflictos dentro de la coalición derechista.

La UDI surgió como movimiento político en 1983 durante la dictadura, militar. La UDI se transformó en el nicho político de los civiles que apoyaban la dictadura, siendo el objetivo mayor de Jaime Guzmán que el movimiento se convirtiera en la fuerza política civil sucesora de la dictadura (Alenda 2014; Huneeus 2001) y tutor de la “democracia protegida”, del postautoritarismo, caracterizada por un pluralismo limitado, elecciones semicompetitivas y tutela militar (Huneeus 2001). En ese sentido, la UDI puede ser asociada esencialmente con los principios del gremialismo sostenido por Jaime Guzmán; y su campo de acción preferente durante los años 80 no sólo fueron los altos cargos en el régimen, sino también los municipios, cuyos alcaldes eran designados por el gobierno central. Esto llegó a lo que (Valdivia 2012) denomina la alcaldización de la política, parte central de la estrategia de resocialización que quiso emprender la dictadura. Esto permitió más tarde, ya en democracia, que la UDI contase con ciertos nichos electorales cautivos, debido a los vínculos, particularmente de naturaleza clientelar, que los alcaldes designados en los 80 habían ido construyendo.

Los principios ideológicos de la UDI fusionan estratégicamente las ideas del neoliberalismo, el corporativismo y la unidad nacional con un catolicismo moralista, distanciándose, así, de los partidos históricos de derecha en Chile. Por lo anterior, autores como (Barozet y Aubry 2005), (Morales y Bugueño 2001) y (Pollack 1999) hablan de una nueva derecha representada por la UDI, basando su formación en un “nuevo modo de hacer política”, con un “estilo más directo y con real contenido de ideas […] con una acción organizada y eficiente al servicio de principios definidos y coherentes” (Morales y Bugueño 2001, 224). La orientación a los sectores populares y al trabajo de base se halla entre los principios fundamentales del partido.

Restaurada la democracia, la UDI se configuró como una organización muy institucionalizada, facilitando así su continuidad después del asesinato de Jaime Guzmán, en 1991. Con la reconfiguración del partido en una nueva forma de dirección colegiada, con liderazgos fuertes, jerarquizados y gran disciplina, la organización inició un crecimiento electoral sostenido. En 1999, con Lavín como candidato presidencial, la UDI mostró su capacidad de movilización electoral, logrando llegar a la segunda vuelta y superando desde 2001 a Renovación Nacional en las elecciones de diputados. Luego, en las elecciones parlamentarias de 2005, la UDI se convirtió en la mayor fuerza política en la Cámara Baja.

Dos condiciones explican la capacidad institucional del partido y su crecimiento electoral durante los años 90. Primero, la experiencia e influencia que tuvo el partido al ser parte activa del régimen autoritario, permitiéndole acceder a recursos del Estado y manejar redes territoriales y locales (Huneeus 2001; Morales y Bugueño 2001). Segundo, la organización interna, caracterizada por una estructura territorial extendida y fuerte, con una organización de cuadros, de liderazgo nacional centralizado, un tipo de campaña política que enfatizaba tanto la identidad partidaria como la del candidato, con una base electoral urbano-popular y la utilización frecuente de estrategias clientelares (Luna y Rovira 2011). A esto debe sumarse la capacidad de negociación que tuvo la UDI con la Concertación(5) en la distribución de presidencias en las cámaras alta y baja, perjudicando a su compañero de coalición.

Renovación Nacional nació en 1987, cuando las fuerzas de derecha tradicionales buscaron su reorganización política. A diferencia de la UDI, Renovación Nacional no surgió desde las estructuras dictatoriales, pese a que algunos de sus militantes participaron en aquel gobierno. En RN confluyeron exdirigentes del Partido Nacional y antiguos referentes del sector con una nueva generación de políticos liderados por Andrés Allamand. Este grupo buscaba facilitar la restauración democrática dialogando con la dictadura, a través del Movimiento de Unión Nacional (MUN) (Morales y Bugueño 2001). En este contexto, y pese a las diferencias entre la UDI y RN, llamaron a votar por el SÍ en el plebiscito de 1988. Tras la derrota de Pinochet, pasaron a convertirse en los principales partidos de derecha, estableciendo un pacto electoral desde 1989 (Huneeus 2001).

Renovación Nacional fue el partido protagonista de la derecha durante la transición a la democracia (Barozet y Aubry 2005), siendo desplazado gradualmente por la UDI en los 90. A diferencia de la UDI, buscó su apoyo electoral en sectores rurales, de clase alta y media, con campañas que destacaron más la figura del candidato, que la identidad partidaria (Luna y Rovira 2011). Asimismo este partido ha sido caracterizado como una organización con bajos niveles de institucionalización, excesivos personalismos, y con una débil estructura de vinculación y anclaje nacional.

RN surgió como una estructura mixta de ubicación territorial, que mezcló el poder de figuras y grupos locales y el esfuerzo de poderes centralizados para penetrar espacios no fidelizados (Barozet y Aubry 2005, 168). Durante los noventa existieron dos tendencias dentro del partido: una conservadora, constituida por quienes colaboraron con la dictadura, y otra liberal, que buscó desmarcarse de legado autoritario (Morales y Bugueño 2001). Esta división en torno al legado autoritario debe ser analizada a la luz de otros conflictos internos, por ejemplo, aquellos surgidos desde grupos y facciones vinculados a liderazgos partidarios que maximizan las posibilidades de obtener espacios de poder (Barozet y Aubry 2005; Siavelis 2014; Díaz 2016).

Los esfuerzos de la dirigencia para modernizar la estructura de RN y hacer confluir programáticamente las corrientes internas se intensificaron desde 1999, al iniciar un proceso de mayor institucionalización. El primer impulso fue durante la presidencia de Alberto Espina (1999), cuando se organizaron las primeras elecciones para la directiva nacional y autoridades en cada nivel de la estructura. El segundo impulso acaeció durante la presidencia de Sebastián Piñera (2001-2004), con la creación de una Comisión Política Ampliada en 2003, encargada de mejorar el funcionamiento democrático del partido. Los conflictos en torno a la reforma del sistema binominal en 2003 llevaron a que los acuerdos de la Comisión Política fueran vinculantes para los parlamentarios, buscando generar mayor disciplina partidaria (Barozet y Aubry 2005).

En términos generales, entre 1989-2013 el sistema binominal fue una zona de confort para ambas coaliciones políticas, sobre todo para la derecha, lo cual no generó incentivos para desarrollar mayor competitividad electoral, en especial durante los años 90. Un evento externo como la crisis económica a fines de los 90 y el surgimiento de mayor entropía interna en la Concertación por el debate entre autocomplacientes y autoflagelantes permitieron una disputa más intensa e incierta en la elección de 1999, con seis candidatos presidenciales y un estrecho resultado de primera vuelta entre Lagos (47,96%) y Lavín (47,51%) (ver el gráfico 1).

Fuente: elaboración con datos del Servicio Electoral de Chile.

Gráfico 1 Resultados de las elecciones presidenciales 1989-2013 

Después del resultado de las elecciones presidenciales de 1999 surgió la figura de Michelle Bachelet, haciendo posible el cuarto y último gobierno concertacionista y la etapa crucial de aprendizaje político para la derecha como oposición desafiante. La elección de 2005 significó una dura lección para la derecha porque Bachelet en primera vuelta obtuvo alrededor del 46% de los votos, mientras que las dos candidaturas opositoras de Piñera y Lavín sumaron 48,64%.

En la década transcurrida entre Lavín 99 y Piñera 2009, la derecha debió resolver tres dilemas estratégicos para asegurar la competitividad del sector: ¿Cómo los dos partidos generan una solución de compromiso para resolver la competencia entre Lavín y Piñera? ¿Cómo construir una coalición mayoritaria en el Congreso para viabilizar un gobierno? Y lo más relevante a efectos de este análisis: ¿cómo se resuelve el trade-off programático entre dos partidos principales y, luego, con actores secundarios del sector? La resolución de estos dilemas se complejizó desde el 2012, con la creación del movimiento Evolución Política (EVOPOLI), convertido en partido en el 2015, acontecimiento que aumentó las tensiones internas.

Evolución programática de las candidaturas de derecha en Chile

Posicionamiento y variación programática

Esta sección analiza la variación programática de las propuestas realizadas por las candidaturas de derecha en Chile entre 1989 y 2013. Para esto recurrimos a los datos del Manifesto Project 2018ª(6) El gráfico 2 muestra el posicionamiento espacial en el eje izquierda-derecha de las candidaturas de derecha en el periodo seleccionado. Un indicador RILE superior a cero indica mayor presencia de propuestas consideradas de derecha, mientras que un indicador negativo señala mayor presencia de propuestas consideradas de izquierda.

Fuente: elaboración con datos Manifesto Project 2018a usando ManifestoR y ManifeSTATA.

Gráfico 2 Posicionamiento en el eje izquierda-derecha de los candidatos de derecha en Chile entre 1989 y 2013, con relación al votante medio 

Se observa que los programas de gobierno de los candidatos presidenciales chilenos de derecha se han desplazado hacia la izquierda. En 1989 y 1993, al inicio de la transición, el indicador RILE promedia 23,4 con los candidatos Büchi y Alessandri, ubicándolos en la escala de derecha. Posteriormente, las candidaturas de derecha en la siguiente década se habrían movido hacia el centro del espectro político (Gamboa, López y Baeza 2013). Es así como Lavín en 1999 y Piñera en 2005 y 2009 se posicionan en la centro-izquierda del espectro político promediando -2,9, dentro del intervalo de confianza.(7) El año 2005 consideramos la candidatura de Piñera que pasó al balotaje; Joaquín Lavín ese año se posicionó en la escala de derecha con 16,9 puntos. Esto, más que una derechización de Lavín, es efecto del excesivo énfasis que pone en la categoría “autoridad política”, distorsionando el índice hacia la derecha.

Durante las elecciones presidenciales de 2013, la candidatura de Matthei se movió radicalmente a la izquierda, con -28 puntos. Esta elección, en la que se eligió a Michelle Bachelet para un segundo periodo, estuvo marcada por las movilizaciones estudiantiles iniciadas en 2011. Las demandas de los estudiantes fueron incorporadas a la discusión programática durante la campaña presidencial de 2013, en especial por Matthei. Siendo educación una categoría de izquierda, es plausible señalar que excepcionalmente todo el plano programático de la elección de 2013 se movió a la izquierda.(8)

Para el gráfico 2 se calculó también el votante mediano en cada elección. Usando la fórmula de (Kim y Fording 1998 y 2003), que estima el votante mediano basado en el índice RILE de cada uno de los candidatos y los votos obtenidos por ellos,(9) se constata que el votante medio chileno, desde 1989 hasta 2013, fue principalmente un votante de centro-izquierda (-11,6 en promedio). A partir de este índice no es posible sostener que existió un cambio radical en las propuestas de políticas públicas (policy shifts ( 10 ) ) o un comportamiento deliberado de los candidatos de derecha para acercarse al votante medio. No obstante, como reconocen Kim y Fording (1998 y 2003), se trata de una medición de ideología y voto que permite señalar que en el tiempo se ha producido un acercamiento entre las propuestas de derecha y el votante medio chileno.

El gráfico 3 muestra para el período la sumatoria de las categorías relacionadas con planificación de la economía, economía de libre mercado y bienestar. En el caso de planificación de la economía, se incluyen todas aquellas menciones relacionadas con un mayor rol estatal en la economía, así como la creación de agencias reguladoras. Para el caso de la macrocategoría bienestar, se incluyen aspectos como el aumento de las prestaciones sociales, expansión del presupuesto y los servicios relacionados en general con mayor provisión de políticas sociales. Por último, la macrocategoría economía de libre mercado incluye aspectos relacionados con una mayor liberalización de la economía y el comercio. Tanto la categoría bienestar como planificación de la economía se asociaron a un discurso de centro-izquierda, mientras que la categoría economía de libre mercado se asocia mayormente con una posición de centroderecha.

Fuente: elaboración con datos Manifesto Projecto 2018a y ManifestoR.

Gráfico 3 Indicadores de planificación de la economía, libre mercado y bienestar 

El gráfico 3 muestra cómo desde 2005 la categoría relacionada con la planificación de la economía ha aumentado ostensiblemente, llegando a ocupar casi un 9,6% en el programa de Matthei en la elección de 2013. Esto coincidió con una baja de la relevancia de los temas relacionados con la economía de libre mercado desde la candidatura de Lavín en 1999. Es decir, la derecha se ha mostrado más proclive a la creación de agencias reguladoras y a limitar el libre mercado, a diferencia de lo ocurrido en los 90, cuando la situación era inversa. La derecha propuso profundizar la liberalización de la economía con el programa de Büchi en 1989 y Alessandri en 1993.

En el caso de las menciones relacionadas con bienestar, alcanzaron tres máximos en las dos candidaturas de Joaquín Lavín en 1999 y 2005, llegando a un 16,782% y un 22,297%, respectivamente, y un tercer máximo en la candidatura de Matthei en 2013, cuando alcanzan 17,199%.

Para las tres categorías, queda claro que los candidatos de derecha han empezado a disputar temas que históricamente habían sido patrimonio de la izquierda, tales como el despliegue de políticas sociales, el fortalecimiento del Estado de bienestar, las menciones positivas a los grupos de trabajadores o la planificación y regulación de la economía. Al mismo tiempo, en los programas de derecha aparecen con menos fuerza temas propiamente de ese sector, como la moral tradicional o la economía de libre mercado. Una tesis que podría explicar este fenómeno es que ciertas ideas generales de derecha en la región, como la economía de libre mercado o las privatizaciones, se han normalizado, mientras que temas como el militarismo han sido abandonados.

Complementariamente, es posible hacer un análisis detallado de las candidaturas de la derecha que marcaron el cambio en las propuestas del sector, trazando un punto de inflexión en la renovación de los repertorios derechistas: Lavín en 1999 y 2005 y Piñera en 2005. En el caso de las dimensiones de derecha, hay que considerar que Lavín en 2005 enfatizó en su plataforma el concepto autoridad política, con 29,05% del programa (ver el gráfico 5), lo cual distorsiona la visualización de las propuestas de políticas hechas por Lavín ese año.

Con todo, en la candidatura de Lavín en 2005, a diferencia de su candidatura en 1999, se enfatiza, además de autoridad política, menciones positivas a los militares y a la moral tradicional. Se puede inferir que la presencia de estos contenidos “regresivos” de la derecha respecto de su desplazamiento programático al centro sería el intercambio que aseguraría, en un contexto de renovación ideológica y competencia interna con dos candidaturas, que los grupos conservadores del sector siguieran apoyando la oferta derechista.

Fuente: elaboración propia con datos Manifesto Project 2018a.

Gráfico 4 Dimensiones de izquierda en las candidaturas de Lavín (1999 y 2005) y Piñera (2005) 

A la luz de los datos, consideramos que los temas tradicionalmente de derecha han perdido énfasis en los programas del sector, en beneficio de mayor presencia de asuntos considerados de izquierda. Así se aprecia en el gráfico 4, al comparar en detalle las dos candidaturas de Lavín (1999 y 2005) y la de Piñera en 2005. Entre las principales propuesta de izquierda asumidas por las candidaturas de la derecha en el período se cuenta la expansión del Estado de bienestar, en el caso de Lavín 1999, coherente con la consolidación de un discurso social en la derecha; la expansión de la educación, en el caso de Lavín 2005, que mantiene el sello social y responde a la coyuntura de activación del movimiento estudiantil, y la mayor relevancia de democracia, expansión de la educación y expansión del Estado de bienestar, en el caso de Piñera 2009.

b. Repertorios programáticos de candidatos de derecha en Chile

El gráfico 5 muestra las categorías que el índice RILE asocia a la derecha. Varios temas que aparecían en las primeras elecciones desde 1989 han perdido importancia en la plataforma programática de los candidatos de derecha. Mientras que otros temas han cobrado relevancia entre las dimensiones de derecha. Por ejemplo, la categoría 505 (limitación del Estado de bienestar) apareció con un 9,7% en el programa de Büchi, para posteriormente casi desaparecer, llegando a sólo un 1,7% en el programa de Matthei en 2013. De manera consistente con la baja en las menciones de limitación al Estado de bienestar, han aumentado las propuestas tendientes a su expansión, en línea con una discusión en torno a las políticas sociales.

Fuente: datos Manifesto Projecto 2018a. Nota: para la elaboración de este gráfico, y con el propósito de una mejor interpretación de los datos, se han agregado las siguientes categorías: per_201= 201_1+201_2; per_305=305_1+305_2+305_3+305_4+305_5+305_6; per_601=601_1+601_2; 605=605_1+605_2; per_606=606_1+606_2.

Gráfico 5 Total de categorías de derecha en candidatos de la Alianza por Chile/Coalición por el Cambio (1989-2013) 

La categoría 401 corresponde a menciones favorables a economía de libre mercado. Puede incluir liberalismo económico, importancia de la empresa sobre el Estado, protección de los derechos de propiedad, promoción de la iniciativa y el emprendimiento personal. En la elección de 1989, en el programa de Büchi las menciones favorables a la economía de libre mercado alcanzaron un 4,4%, y en la elección de 1993, en el programa de Alessandri, esta categoría alcanzó su máximo, llegando a un 13,6%. En las elecciones siguientes, esta categoría baja a menos del 5% de las menciones en los programas de Lavín y Piñera, en las elecciones de 2005. En las elecciones de 2009 y 2013, las menciones al libre mercado prácticamente desaparecen.

Otra categoría que de manera contraintuitiva ha perdido relevancia es la 402, correspondiente a “incentivos”, que refiere menciones favorables a políticas económicas orientadas a la oferta, incluidos financiamiento o subsidios, bajas tributarias, etcétera. También incluye políticas salariales o tributarias para inducir la formación de empresas. La categoría “incentivos” pasó de un 4,7% en la elección de 1989 a un 2,7% en la elección de 2013. Vale señalar que las candidaturas de Alessandri en 1993, Lavín en 1999 y Lavín y Piñera en 2005 prácticamente no hicieron mención de temas vinculados con incentivos a la economía. Este issue vuelve a aparecer con cierta importancia en la campaña de Piñera en 2009 alcanzando un 4% del programa, probablemente por la recesión económica que se vivió durante los últimos meses del gobierno de la presidenta Bachelet, producto de la crisis económica internacional.

Entre las categorías de derecha que han subido en el periodo analizado, encontramos la 605_1, menciones favorables a ley y orden. En esta categoría se incluyen incremento del apoyo y recursos policiales, actitudes más duras en las cortes y énfasis en seguridad interna. En las primeras tres elecciones, esta categoría pasó de 1,84% en 1989 a 4,16% en 1993, y luego, 4,67% en 1999. En las elecciones de 2005 alcanza sólo un 2,03% en el programa de Lavín, siendo un 7,5% en el programa de Piñera de ese año. Finalmente, en 2009 alcanzó un 4,9%, y en la de 2013, un 12,2%. El que esta categoría muestre un comportamiento con una tendencia al alza se explica porque los temas relacionados con seguridad pública han mostrado una constante presencia en los medios y en las encuestas de opinión.

Fuente: datos Manifesto Project 2018a. Nota: para la elaboración de este gráfico, y con el propósito de una mejor interpretación de los datos, se han agregado las siguientes categorías: per_202=202_1+202_2+ 202_3.

Gráfico 6 Categorías de izquierda en candidatos de la Alianza por Chile/Coalición por el Cambio entre 1989 y 2013 

En el gráfico 6 se muestran las categorías que el índice RILE considera de izquierda. Algunas categorías específicas crecen significativamente, como expansión de la educación (506) y fortalecimiento del Estado de bienestar (504). En la primera elección de 1989, Hernán Büchi dedicó sólo un 4,9% de su programa a medidas vinculadas a la expansión del Estado de bienestar, mientras que en el programa de Evelyn Matthei en 2013, el espacio para este tema fue casi tres veces mayor, llegando a un 14,3%. Antes, sólo el candidato Joaquín Lavín, en 1999, había dedicado una porción considerable de su programa a este tema, con 9,1%.

Esta situación puede tener al menos dos explicaciones. La primera es que Chile ha logrado cierto consenso sobre el discurso clásico de derecha, al menos en economía. Esto es, un nivel limitado de gasto público, la participación privada en la provisión de bienes públicos mediante concesiones, la liberalización del mercado interno, del comercio internacional, y la libre flotación del tipo de cambio. Lo anterior ha generado que la discusión sobre políticas se traslade hacia aspectos vinculados con la protección social, la generación de oportunidades y la reducción de la desigualdad. La segunda explicación sería que el modelo liberal, instalado y consolidado desde fines de la dictadura, ha entrado en una fase de agotamiento sin resolver los problemas derivados de la desigualdad social. Consecuentemente, ha aumentado el descontento social, reflejado en las protestas. Así la discusión se ha desplazado hacia los mecanismos de igualación más idóneos y el grado de reforma al que el modelo económico debería ser sometido para lograr mayor equidad.

En el caso de expansión de la educación (506), su comportamiento durante las elecciones entre 1989 y 2009 es estable, con un promedio de 6,7%. El nivel más alto lo alcanzó Joaquín Lavín en 2005, dedicando un 9,5% a este tema, mientras que en 1993 Arturo Alessandri dedicó un 4,7% al tema educacional. Sin embargo la candidatura de Matthei de 2013 alcanzó un 15,65% dedicado a educación, casi triplicando a sus antecesores. Esto fue consecuencia del movimiento estudiantil presente desde 2011 en la agenda pública, que impactó también en el debate durante la campaña de 2013.

El alza que experimenta la categoría regulación del mercado también es notoria, en especial con Piñera en 2005. Hasta ese año, considerando en 2005 sólo la candidatura de Lavín, las menciones sobre regulación del mercado superaban escasamente el 1%. Pero desde la candidatura de Piñera en 2005, este tema empezó a crecer, alcanzando un 3,1% ese año. En 2009, Piñera destinó un 4,2% a este tema, y con Matthei en 2013, el porcentaje dedicado a regulación del mercado llegó casi a un 10%. Esta situación podría explicarse porque el modelo económico ha permitido una serie de casos contrarios a la economía de libre mercado, en especial, los derivados de la concentración del mercado. Ver anexo.

Discusión de resultados

El análisis de los datos muestra cómo la candidatura de Lavín en 1999 constituye un punto de inflexión en la oferta programática de los candidatos de derecha al electorado. En las elecciones de 1989 y 1993, los manifestos de los candidatos derechistas se habían centrado en cuestiones relativas al libre mercado y los incentivos a las empresas. Desde 1999, los énfasis programáticos en estos asuntos tradicionales de la derecha disminuyeron y el eje de la competencia electoral transitó hacia la centro-izquierda en la siguiente década y hacia la izquierda en el 2013. Esta “izquierdización” programática se tradujo en un aumento de la competitividad electoral de los candidatos de la derecha. A partir de 1999, las elecciones presidenciales fueron decididas en balotaje, y en el 2009 la derecha elige su primer presidente en 51 años.

Como reconocen los análisis de la época, la elección de 1999 fue inusualmente competitiva, con escasa diferencia entre las propuestas sociales y económicas de los candidatos. Considerando la crisis económica de ese período, ambos propusieron programas en pro del empleo, y de aumento del gasto público, mejoras en la seguridad social y salud (Angell y Pollack 2000, 365). Aunque Lavín perdió la elección, su 47,5% de los votos superó al voto por Pinochet en el plebiscito de 1988 y sirvió como aprendizaje para las futuras candidaturas de derecha.

Las categorías más enfáticas en las candidaturas previas a Lavín -economía de mercado, limitaciones al Estado de bienestar, ortodoxia económica, valores tradicionales y el rechazo al proteccionismo- perdieron fuerza. Los únicos asuntos de política pública tradicionales de derecha que aumentaron fueron las automenciones de las capacidades para gobernar y las referencias al derecho y el orden, que se refieren principalmente al combate a la delincuencia. La expansión de la educación y el Estado de bienestar son individualmente superiores en promedio a cualquier otro issue de derecha o izquierda. Luego, se ubican las menciones de las regulaciones del mercado, la valoración de la democracia y los mensajes a los trabajadores. Es posible entonces hablar, al menos con énfasis en asuntos de políticas públicas, de un desplazamiento a la izquierda de los partidos de derecha.

Estos resultados tienen interesantes consecuencias teóricas para la aplicación de la teoría de de la prominencia, al menos en Chile. El posicionamiento espacial en el eje izquierda-derecha de los partidos de derecha permite medir los cambios ideológicos de los partidos (en este caso, candidatos apoyados por partidos) en el tiempo. Sin embargo, el énfasis repetido en el tiempo de determinados tópicos de políticas propios de la derecha sólo ocurrió en las dos primeras elecciones postautoritarismo. A partir de 1999 los candidatos de derecha enfatizaron asuntos más propios de la izquierda como el Estado de bienestar o la importancia en la educación. Considerando un votante medio más cercano a la izquierda en todo el período, la prominencia que da la derecha a asuntos de izquierda parece indicar que la competencia electoral presidencial se centra en aspectos de política pública principalmente de izquierda.(11) Esta izquierdización de la derecha puede tener un objetivo instrumental para ganar la elección. Después de todo, como ya se mencionó, los candidatos tienen más autonomía que los partidos para decidir qué asuntos privilegiar. Pero en caso de ganar, el programa de gobierno se convierte en agenda política, por lo que estos énfasis tienen efectos en las políticas que se implementarán, o al menos en lo que ciudadanía espera.

Por cierto, las similitudes en los énfasis temáticos de políticas públicas entre izquierda y derecha no implican que los actores políticos compartan las soluciones a los problemas. Son asuntos que por su importancia en los programas y en la ciudadanía generarían una acalorada discusión parlamentaria cuando se conviertan en materia de ley.

Como se explicó en el apartado teórico, las explicaciones sobre cambios de énfasis en las políticas son variadas y requieren mayor estudio. ( Tavits y Potter 2014) señalan que, en escenarios de gran desigualdad económica, la izquierda privilegia las políticas distributivas en el manifesto y la derecha evade el problema centrándose en cuestiones valóricas (Moreno y Mendizábal 2015). Como en Chile no existen clivajes identitarios significantes, la alternativa valórica no es una opción real para desviar la atención a otras temáticas. El énfasis en políticas educativas y sociales post-1999 podría indicar que la derecha ha enfrentado el problema de la desigualdad, pero esto requiere mayor análisis, incluso más allá de MARPOR.(12)

La evidencia de programas presidenciales de candidatos de derecha en el período 1989-2013 permite discutir los conceptos normativos sobre el posicionamiento político de actores, incorporando la problemática estratégica del sector para acceder al gobierno. En esta perspectiva, un primer asunto problemático que el artículo no puede resolver, debido a que escapa a su objetivo, es la relación entre búsqueda de prominencia política de los partidos de derecha y la lógica de partidos responsables en los términos propuestos por (Dalton 1985) A primera vista, existe una tensión entre la búsqueda de mayor prominencia manifestada en resultados electorales y la maximización de la convergencia entre partidos y electores, si se considera que la búsqueda de una mayoría electoral para la derecha debilita su consistencia programática y, por tanto, dificulta la aplicación del concepto derecha como ideal normativo.

Otro asunto vinculado a la tensión entre la búsqueda de prominencia y la coherencia en la representación consiste en el electorado al que se orienta programáticamente un partido. Asumiendo la noción de (Gibson 1992) en cuanto a que los partidos de derecha son partidos tensionados entre su “núcleo identitario” y su base electoral multiclasista, o entre su electorado histórico y aquel que les permite a los partidos de derecha construir mayoría y convertirse en alternativa de gobierno. En el caso que los partidos de derecha se orienten programáticamente a su núcleo identitario, se debilita la noción de partido como actor que busca ejercer el poder y no sólo influirlo desde la oposición; mientras que en el segundo caso, de expandir su programa a una base electoral potencialmente mayoritaria, se debilita la noción de derecha como concepto normativo.

Un asunto que no hemos analizado en este artículo es la tensión entre los programas de gobierno y las declaraciones de principios de los partidos. Si bien los candidatos de derecha muestran un notorio desplazamiento en el espacio de competencia izquierda-derecha, es posible que las declaraciones de principios que, como hemos señalado, marcan el núcleo ideológico de los partidos, se hayan mantenido relativamente inalteradas y reflejen más significativamente la ideología de los partidos y no solo sus estrategias electorales.

Conclusiones

La metodología MARPOR permite indagar las utilizaciones estratégicas de las ideas para la competencia electoral en Chile durante el período 1989-2013. Los candidatos de la derecha chilena enfatizan aquellas propuestas dirigidas a electorados específicos que les son favorables, es decir, aquellos que, en el caso de la derecha, trascienden su núcleo identitario o electorado histórico. En esta perspectiva, planteamos que las propuestas de los partidos políticos y las preferencias de los electores pueden converger, y, en consecuencia, se obtiene una movilización electoral mayor.

Este artículo se interroga sobre los cambios y desplazamientos programáticos de la derecha en Chile entre 1989 y 2013. Planteamos como hipótesis que este sector ha enfatizado temas históricamente de izquierda y eliminado otros más tradicionalmente de derecha dependiendo del intercambio estratégico que permite maximizar el desempeño electoral. Por tanto, del examen de los datos disponibles se puede establecer que las categorías y los conceptos de los programas presidenciales no son utilizados con restricciones de membresía política sino como recursos para maximizar las opciones de ganar la elección. La relación entre programa y electores ocurre, pues los partidos buscan generar propuestas programáticas que trasciendan a su núcleo identitario y que permitan converger con mayorías más amplias que vuelvan competitivas sus organizaciones.

Después del pobre desempeño de la candidatura de Alessandri en 1993, se puede caracterizar el proceso de aprendizaje político de la derecha a partir de dos condiciones: primero, una tendencia de aversión a la polarización y una progresiva trayectoria dirigida al votante medio, manifestada con claridad en las candidaturas de Lavín 1999, Piñera 2005 y 2009. En segundo lugar, una creciente heterodoxia programática que, desde 1999, surge con una combinación de categorías de derecha e izquierda, promoviendo la expansión del Estado de bienestar, y continúa en los programas presidenciales posteriores, con la incorporación de la expansión de la educación y el fortalecimiento de la democracia como categorías estratégicas.

A partir de estos hallazgos, sostenemos que los liderazgos presidenciales más competitivos, incluida la candidatura ganadora de Piñera, se caracterizan por plataformas programáticas no circunscritas a temas exclusivamente de derecha, sino que incorporan repertorios considerados históricamente de izquierda. Las tres elecciones con mejor desempeño de candidaturas de derecha en el período (1999, 2005 y 2009) muestran un índice RILE para el sector muy cercano al centro y al votante medio chileno que, para el período, puede identificarse como mayoritariamente de centro-izquierda. La utilización de la categoría autoridad política en ambas candidaturas, en 2005 y 2009, desempeñó la función de concepto ancla para mantener la lealtad y adhesión de los sectores más conservadores evitando en ellos el surgimiento de alternativas antiliberales.

Los desplazamientos programáticos de la derecha chilena durante el período 1989-2013 muestran cómo la búsqueda de mayor prominencia política y mejores resultados electorales determinó el acercamiento de los partidos del sector con un electorado heterogéneo en sus preferencias y ubicado mayoritariamente en posiciones de centro. Esta trayectoria interpela al concepto derecha como ideal normativo, asociado a la desigualdad como hecho natural, al excluir como parte de las soluciones de compromiso internas aquellas categorías vinculadas a la economía de libre mercado e incorporar categorías asociadas a la expansión de la educación, planificación de la economía y expansión del Estado de bienestar. De este modo, la derecha no podría ser definida por un conjunto de creencias estáticas, inmunes a las restricciones políticas y la necesidad de los partidos de conquistar el poder. Si esto es así, no es posible entender cabalmente el significado de esta posición política en la historia reciente de Chile mediante un concepto normativo. Siguiendo a Gibson, diríamos que se requiere integrar los componentes de una definición mínima con los elementos estratégicos esenciales que implica hacer política en un momento histórico específico, desde un sector social y político determinado.

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CÓMO CITAR: Mella Polanco, Marcelo, Miguel Ángel López Varas, Pablo Valenzuela Gutiérrez y Camila Berríos. 2019. “Cambios programáticos y estratégicos de la derecha en Chile (1989-2013)”. Colombia Internacional (100): 91-120. https://doi.org/10.7440/colombiaint100.2019.05

1Por ejemplo, Argentina, Brasil, Corea del Sur o Taiwán.

2El programa de gobierno de Sebastián Piñera del 2009 fue realizado por un grupo de cerca de 650 profesionales de todas las áreas, divididos en 36 comisiones distintas (“Piñera presentó sus principales” 2009).

3Las categorías quedan expuestas en el anexo metodológico códigos de izquierda y derecha en MARPOR. .

4Ver anexo.

5La Concertación de partidos por la democracia fue la coalición que lideró la transición a la democracia en Chile, gobernando el país entre 1990 y 2010. Estaba formada por los partidos Socialista, Demócrata Cristiano, Radical Socialdemócrata y Por la Democracia.

6La base de datos se encuentra disponible en https://manifesto-project.wzb.eu/datasets

7Se han estimado intervalos de confianza con bootstrap para calcular el error de las medidas y reducir los niveles de incertidumbre (Benoit, Laver y Mikhaylov 2009).

8Una solución para estos problemas sería la transformación logarítmica del RILE (Lowe et al. 2011), pero esto afectaría todos los resultados y supone una dosis de arbitrariedad en el manejo de los ceros (Budge 2013, 6).

9La fórmula utilizada por Kim y Fording (2003, 98-99) es, M = L + [{(50 - C) / F)} * W]; donde: M = Es posición del votante mediano en el eje izquierda-derecha. L = el extremo inferior en el eje izquierda-derecha del intervalo que contiene la mediana. C = la frecuencia de porcentaje de voto acumulado hasta, pero sin incluir, el intervalo que contiene la mediana. F = el porcentaje de votos del partido en el intervalo que contiene la mediana. W = el ancho del intervalo que contiene la mediana.

10Sobre esto ver Tavits (2007).

11Para estar seguros, deberíamos estudiar los énfasis en política pública de la Concertación/Nueva Mayoría y de los candidatos de otros partidos e independientes, lo que escapa a los objetivos de este trabajo. Sin embargo, la estimación del votante medio es un buen proxi, dado que se calcula a partir de las posiciones en el eje izquierda-derecha de todos los contendientes.La Nueva Mayoría fue la coalición de centro izquierda que se formó para apoyar la candidatura de Michelle Bachelet en 2013. Estuvo compuesta por los partidos Comunista, Socialista, Por la Democracia, Radical y Demócrata Cristiano, además de otros partidos y movimientos de izquierda minoritarios.

12El código de igualdad de MARPOR es muy general, pues se refiere a justicia social, trato igualitario, distribución de ingresos, discriminación racial y sexual, etcétera. Dada esta amplitud de aspectos, el código ni siquiera es contemplado como una categoría de izquierda.

Anexo metodológico

Anexo 1 Códigos de izquierda y derecha en MARPOR 

Izquierda Derecha
Dimensión Etiqueta Dimensión Etiqueta
105 Militarismo: negativo 104 Militarismo: positivo
106 Paz 201 Libertad y derechos humanos
107 Internacionalismo: positivo 203 Constitucionalismo: positivo
202 Democracia 305 Autoridad política
403 Regulación de mercado 401 Economía de libre mercado
404 Planificación de la economía 402 Incentivos: positivo
406 Proteccionismo: positivo 407 Proteccionismo: negativo
412 Economía controlada 414 Economía ortodoxa
413 Nacionalización 505 Limitación del Estado de bienestar
504 Expansión del Estado de bienestar 601 Modo de vida nacional positivo
506 Expansión de la educación 603 Moral tradicional positivo
701 Grupos de trabajadores: positivo 605 Ley y orden: positivo
606 Mentalidad cívica: positivo

Recibido: 15 de Junio de 2019; Aprobado: 26 de Junio de 2019

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