SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número104¿Cómo los partidos distribuyen el dinero? Estructura organizacional y recursos electorales en 2014 en BrasilLa paradoja de la política industrial en Argentina. Jerarquización y ahuecamiento del Ministerio de Industria de la Nación (2009-2015) índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • En proceso de indezaciónCitado por Google
  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO
  • En proceso de indezaciónSimilares en Google

Compartir


Colombia Internacional

versión impresa ISSN 0121-5612

colomb.int.  no.104 Bogotá oct./dic. 2020

https://doi.org/10.7440/colombiaint104.2020.03 

Tema libre

La política exterior latinoamericana ante la potencia hegemónica de Estados Unidos y la potencia emergente de China

Latin American Foreign Policy Before the Hegemony of the United States and China’s Emerging Power

A política externa latino-americana antes da hegemonia dos Estados Unidos e da potência emergente da China

Sandra Zapata* 

Aldo Adrián Martínez-Hernández** 

* Sandra Zapata es investigadora en la Universidad Friedrich-Alexander Erlangen-Nürnberg (FAU) , en Alemania, donde forma parte del proyecto “The reconfiguration of the EU presence in Latin America (EUinLAC)”. Es doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de Salamanca, España; maestra en Relaciones Internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), sede Ecuador, y maestra en Políticas Internacionales de Desarrollo de la Universidad Nacional de Seúl, Corea del Sur. Sus temas de interés incluyen: economía política del desarrollo, cooperación sur-sur, política exterior e integración regional en América Latina. sandra8zapata@gmail.com

** Aldo Adrián Martínez-Hernández es doctor y maestro en Ciencia Política de la Universidad de Salamanca (España); maestro en Asuntos Políticos y Políticas Públicas de El Colegio de San Luis A. C. (México); licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (México). Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt (México). Se desempeña como profesor-investigador asociado del Departamento de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (México). Sus temas de investigación son: política comparada, partidos políticos, sistemas de partidos y electorales, comportamiento electoral, élites parlamentarias, ciclos políticos y políticas públicas en América Latina. Entre sus más recientes publicaciones se encuentran: “El giro a la izquierda de los parlamentos latinoamericanos: ¿cuándo y cómo se dio?” (con Asbel Bohigues, Revista Política y Gobierno, 2019) y “La coherencia ideológico-programática de los partidos políticos en Chile y México: ¿en qué medida y por qué las ubicaciones de los parlamentarios coinciden con el contenido de los programas electorales?” (con Nicolás Miranda, Revista de Ciencia Política, 2019). aldomaher@usal.es


RESUMEN

Objetivo/contexto:

en el marco analítico de la reconfiguración del poder internacional, este artículo busca explicar y caracterizar el alineamiento político de los países latinoamericanos hacia las grandes potencias, desde la perspectiva de una relación triangular: América Latina, Estados Unidos y China. Se busca contrastar empíricamente la hipótesis de que la presencia cada vez más asertiva del gigante asiático en la región, a partir del año 2000, conforma nuevas alineaciones políticas a su favor.

Metodología:

lo anterior, a partir de las resoluciones adoptadas en la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) de diecinueve países latinoamericanos desde 1970 a 2015, destacando tres etapas: bipolaridad (1976-1991), unipolaridad (1992-2002) y multipolaridad (2003-2015). La investigación, al ser de carácter comparativo y explicativo sobre los factores que determinan la política exterior latinoamericana, hace uso del método cuantitativo con análisis estadísticos.

Conclusiones:

los resultados apuntan a que factores domésticos, ciclos políticos, periodos de polaridad global y condiciones económicas determinan convergencias políticas más cercanas con Beijín que con Estados Unidos. Esto permite definir los grupos de países, con características coincidentes, que se han alineado a las dos potencias analizadas.

Originalidad:

la investigación promueve una aproximación cuantitativa en el estudio de las relaciones internacionales, específicamente al análisis de la política exterior. La vinculación de los fundamentos teóricos del neorrealismo con la estrategia metodológica que identifica de manera cuantitativa las variables sistémicas y domésticas proporciona un modelo consistente que permite caracterizar las condiciones en las que los países latinoamericanos establecen sus decisiones de política externa. Estos elementos, junto a los hallazgos de carácter descriptivo y explicativo, dan cuenta de la originalidad de la investigación respecto del estado del arte en la materia.

PALABRAS CLAVE: Política exterior; Latinoamérica; Estados Unidos; China; AGNU

ABSTRACT

Objective/Context:

Drawing on the analytical framework of the reconfiguration of international power, this article seeks to analyze and explain the political alignment of Latin American countries towards the great powers from the perspective of a triangular relationship: Latin America, the United States, and China. The aim is to empirically test the hypothesis that the increasingly assertive presence of the Asian country in the region since the year 2000 shapes new political alignments in its favor.

Methodology:

We examined the resolutions adopted by 19 Latin American countries from 1970 to 2015 at the UNGA and focused on three specific periods: bipolarity (1976-1991), unipolarity (1992-2002) and multipolarity (2003-2015). Our research combines the quantitative method with statistical analyses as it seeks to compare and explain the factors that determine foreign policy.

Conclusions:

The results suggest that domestic factors, political cycles, periods of global polarity, and economic conditions determine political convergences that are closer to China than to the United States. This enables defining how the group of countries, with coinciding characteristics, align themselves in relation to the two powers analyzed.

Originality:

The research promotes a quantitative approach to the study of International Relations, specifically to the analysis of Foreign Policy. The linkage of the theoretical foundations of neorealism with the methodological strategy that quantitatively identifies systemic and domestic variables provides a consistent model that allows us to characterize the conditions in which Latin American countries establish their foreign policy decisions. These elements, along with the descriptive and explanatory findings, show the originality of the research with respect to the state of the art in the subject.

KEYWORDS: Foreign policy; Latin America; United States; China; UNGA

RESUMO

Objetivo/contexto:

considerando o referencial analítico da reconfiguração do poder internacional, este artigo procura analisar e explicar o alinhamento político dos países latino-americanos com as grandes potências a partir da perspectiva de uma relação triangular: América Latina, Estados Unidos e China. O objetivo é provar empiricamente a hipótese de que a presença cada vez mais assertiva do país asiático na região desde 2000 forma novos alinhamentos políticos a seu favor.

Metodologia:

baseamos o estudo nas resoluções adotadas por 19 países latino-americanos de 1970 a 2015 na Assembleia Geral das Nações Unidas e nos concentramos em três períodos específicos: bipolaridade (1976-1991), unipolaridade (1992-2002) e multipolaridade (2003-2015). Como a pesquisa é comparativa e explicativa em relação aos fatores que determinam a política externa, ela combina o método quantitativo com análises estatísticas.

Conclusões:

os resultados sugerem que fatores domésticos, ciclos políticos, períodos de polaridade global e condições econômicas determinam convergências políticas mais próximas de China do que dos Estados Unidos. Isso permite definir como o grupo de países, com características coincidentes, se alinha com as duas potências analisadas.

Originalidade:

a pesquisa promove uma abordagem quantitativa para o estudo das relações internacionais, especificamente para a análise da política externa. A vinculação dos fundamentos teóricos do neorrealismo com a estratégia metodológica que identifica quantitativamente as variáveis sistêmicas e domésticas fornece um modelo consistente que permite caracterizar as condições em que os países latino-americanos estabelecem suas decisões de política externa. Esses elementos, juntamente com os resultados descritivos e explicativos, mostram a originalidade da pesquisa em relação ao estado da arte na matéria.

PALAVRAS-CHAVE: Política externa; América Latina; Estados Unidos; China; Assembleia Geral das Nações Unidas (AGNU)

Introducción

El orden internacional actual experimenta procesos de transformación que reconfiguran las capacidades de los actores del sistema internacional y otorgan mayor protagonismo a los países emergentes y del sur global. Uno de los cambios más trascendentes en las últimas tres décadas es el proceso de transición hegemónica del eje Atlántico Norte al Asia-Pacífico, ubicando a China en el epicentro de una histórica modificación del sistema-mundo. La reemergencia del gigante asiático como una potencia en ascenso está cambiando la distribución del poder mundial y ha puesto en disputa el liderazgo hegemónico estadounidense, que a raíz de la crisis económica de 2008 ha sido diagnosticada como una potencia en declive1 (Van Bergeijk 2018).

Los países de América Latina no escapan a las dinámicas de latente reconfiguración del nuevo orden mundial y han debido reorientar sus estrategias de inserción internacional. Su condición estructural de subordinación, tanto al sistema internacional como al orden económico mundial, sumada al hecho de pertenecer al área de influencia de los Estados Unidos, ha determinado los fines y estrategias en la formulación de la política exterior latinoamericana (Russell y Tokatlian 2013). A partir de la primera década del siglo XXI, la región experimentó un cambio de ciclo marcado por el recambio de élites políticas que buscaron dar un “enfoque asertivo a la política exterior latinoamericana” (Gardini y Lambert 2011, 1) y apostaron por el fortalecimiento de las relaciones con socios del sur, el regionalismo y el apoyo al multilateralismo para su inserción internacional (Dabène 2012). A la par de un crecimiento económico boyante, con China como principal socio comercial, los países latinoamericanos, sobre todo los sudamericanos, auparon el retorno de proyectos desarrollistas y revitalizaron su tradición autonómica que, con variedad de grado e intensidad, ha dado lugar a políticas exteriores contrahegemónicas (Domínguez 2018; Sanahuja 2016).

Este contexto determinó los nuevos alineamientos geopolíticos que concurrieron como péndulos entre el poder dominante y las fuerzas antisistémicas, y los países periféricos tuvieron que redefinir sus estrategias de vinculación, optimizando el uso de sus recursos para mejorar sus relaciones con el poder en ascenso sin desafiar a la potencia dominante, por medio de alternativas de alineamiento o de autonomía. El esquema sudamericano de los albores de este siglo, basado en el retorno de la política, el Estado y el desarrollo (Serbin 2017, 83), dio pie al incremento de cuestionamientos a la hegemonía estadounidense en el hemisferio y buscó excluirla diversificando sus relaciones externas en la multipolaridad. Esto ha dado paso a la generalizada percepción de que las crecientes interacciones entre China y América Latina, específicamente con Sudamérica, dinamizadas por la economía y la promoción de relaciones ganar-ganar, habrían implicado, a la vez, un mayor grado de cohesión política de la región a favor del gigante asiático y en detrimento de EE. UU.

En este marco, la investigación busca explicar y caracterizar el alineamiento político de los países latinoamericanos hacia las grandes potencias desde la perspectiva de una relación triangular: América Latina, Estados Unidos y China. De esta manera, se intenta verificar empíricamente la hipótesis de que los países latinoamericanos tendieron a alinearse políticamente con el país asiático alejándose de EE. UU. Si bien existen diversos estudios de índole económica-comercial sobre el relacionamiento de la región con China, las estrategias de cohesión política han sido menos exploradas por la literatura especializada.

Para efectuar este análisis se toma como eje central los determinantes estructurales y de agencia relacionados con el ejercicio de la política exterior de los países periféricos. Lo anterior permite informar sobre el peso de factores como la ideología, la interdependencia económica, la distribución del poder y el perfil del gobierno en la política exterior. Una manera de operacionalizar la variable dependiente es a través del posicionamiento de los Estados en las votaciones de la Asamblea General de Naciones Unidas (AGNU), que es “el gran foro para el debate general sobre los principales problemas de la humanidad” (De Seixas Corrêa 2013, 17), y se toman como base las votaciones de los países latinoamericanos desde 19702 a 2015, otorgando especial atención al análisis de patrones de alineamiento con China a partir del año 2000.

Para desarrollar lo anterior, el texto se organiza de la siguiente manera. En primera instancia, se discuten los fundamentos teóricos de la política exterior latinoamericana desde una perspectiva neorrealista de las relaciones internacionales. En un segundo momento, se define la estrategia metodológica indicando las variables sistémicas y domésticas que influyen en el ejercicio de la política exterior de los países periféricos. Posteriormente, se vinculan los postulados teóricos al estudio de los patrones de votos en Naciones Unidas. En la cuarta sección, se analizan los principales modelos de regresión y hallazgos de carácter descriptivo y explicativo. Finalmente, se esbozan conclusiones.

1.La política exterior latinoamericana: fundamentos teóricos

La reconfiguración de las relaciones entre el auge y la caída de grandes poderes nunca es sencilla y condiciona la orientación de la política exterior de los Estados periféricos (Kennedy 1994; Modelski 1983). Las estrategias de estos países hacia las grandes potencias suelen estar determinadas, por un lado, por factores estructurales relacionados con el poder y su distribución en el escenario internacional y, por otro, debido a cuestiones domésticas concernientes al rol de las élites, las instituciones y los factores sociales. El área de intersección de estas variables sistémicas y domésticas constituye la política exterior, que se desarrolla tanto desde dentro del Estado como desde las constricciones de la política internacional (Neto y Malamud 2015, 2).

Una teoría que emerge de forma externa a los centros de poder mundial, con la finalidad de explicar el esquema de vinculación de los Estados periféricos a las grandes potencias con miras a optimizar su inserción internacional, es el realismo periférico (Escudé 1983; Schenoni y Escudé 2016). Las visiones latinoamericanas, conformadas por la escuela cepalina, la teoría de la dependencia y, particularmente, la teoría sobre la autonomía, señalan que los Estados periféricos precisan de sus vínculos con las grandes potencias para mejorar su inserción internacional y buscar ampliar los márgenes de autonomía en el ejercicio de la política exterior, en favor de la consolidación de Estados nacionales y el desarrollo (Briceño-Ruiz y Simonoff 2017; Mijares y Nolte 2018; Rivarola y Briceño-Ruiz 2013; Tickner 2013, 2015). Siguiendo a Escudé (1983):

desde los países dependientes […] la política hacia las grandes potencias siempre es relevante, por las reacciones positivas o negativas, directas o indirectas, que puede suscitar […] así, los países periféricos en tiempos de transiciones hegemónicas tienden a implementar políticas exteriores de tipo pendular entre las dos potencias. (183)

Desde este enfoque, las opciones de política exterior para la periferia dependen de factores que conforman lo que autores como Puig (1980) y Jaguaribe (1979) denominan la permisibilidad internacional y la viabilidad nacional. La permisibilidad internacional está relacionada con los factores estructurales que analizan la medida en que, dada la situación geopolítica de un Estado y de sus relaciones internacionales, este dispone de condiciones para neutralizar el riesgo proveniente de terceros países dotados de suficiente capacidad para ejercer sobre él formas eficaces de coacción (Jaguaribe 1979, 22). Esta definición incluye no solamente capacidades económicas y militares sino también la adopción de estrategias para el establecimiento de alianzas, potencial de recursos humanos y el grado de cohesión sociocultural de un país, que es lo que constituye la viabilidad nacional (Jaguaribe 1979).

De acuerdo con Escudé (1983), el desarrollo de estrategias de política exterior en los países periféricos se basa en implementar acciones tendientes a eliminar las confrontaciones políticas con las grandes potencias, reduciendo el ámbito de sus discrepancias a aquellos asuntos materiales vinculados directamente a su bienestar y base de poder. Además, sus decisiones no solo se calibran en términos de costo y beneficios sino también en función de los costos potenciales, y se redefine el concepto de autonomía, en términos de capacidad y de costo relativo de confrontación (Escudé 1983; Schenoni y Escudé 2016). La lógica que subyace es que, ante cambios en las estructuras sistémicas o procesos de transición hegemónica, los países periféricos tienden a buscar estrategias de relacionamiento para mejorar sus vínculos con el poder en ascenso sin que eso implique desafiar a la potencia dominante.

Los postulados subyacentes a esta teoría fueron desarrollados en el contexto histórico determinado por la Guerra Fría, que consolidó una estructura bipolar de relacionamiento internacional, en la que los países debían optar por alinearse a una de las dos potencias antagónicas: EE. UU. o la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). En un escenario marcado por la bipolaridad (periodo comprendido aproximadamente entre 1976 y 1991), es plausible argumentar que la potencia en ascenso demande mayor alineamiento político para marcar su área de influencia, tal como se dio en el caso de los Estados Unidos al implementar la Doctrina Monroe, cuando explícitamente pidió la exclusión de poderes extracontinentales en el hemisferio occidental (Neto y Malamud 2015). Tras el colapso de la URSS y el reordenamiento del poder en una sola potencia hegemónica, la estructura internacional se redefinió hacia el unipolarismo encabezado por EE. UU. En esta época, que va hasta finales del siglo XX, es posible señalar que las condiciones de alineamiento político para los países periféricos se relajaron, lo que tuvo como consecuencia una mayor dispersión en el grado de alineamiento político hacia el poder hegemónico (periodo de unipolaridad comprendido aproximadamente entre 1992 y 2002). Mientras que, en una estructura multipolar, la distribución del poder mundial se traslada a varios polos como resultado del ascenso de potencias emergentes. En este sentido, el ascenso de China al rango de potencia mundial y con gran influencia en América Latina procuraría buscar mayor alineamiento político de sus potenciales socios estratégicos (periodo de multipolaridad comprendido aproximadamente entre 2003 y 2015). Sobre la base de la relevancia de este factor estructural contemplado en tres periodos históricos, se plantea la primera hipótesis:

H1. La estructura de distribución del poder mundial (unipolarismo, bipolarismo, multipolarismo) determina el grado de alineamiento político de los países periféricos en relación con las potencias dominantes.

Otra proposición que se deriva del realismo periférico es el posicionamiento de un Estado en la distribución del poder mundial. Se parte de la premisa de que el orden internacional es jerárquico y asimétrico, lo que da lugar a niveles de estratificación y de autodeterminación3 que no son estables ni permanentes, pero que permiten a los Estados optar por estrategias que les posibiliten adquirir mayores márgenes de autonomía en su accionar exterior (Puig 1980). Siguiendo a Escudé (2012), existen tres tipos de Estados: los que forjan las normas, los que deben seguirlas y los rebeldes. De ello se puede inferir que el poder relativo de las potencias mundiales es más significativo que el poder individual de cada país periférico en el escenario internacional, con lo cual el incremento relativo del poder de una potencia (China) permitiría a los países periféricos flexibilizar las relaciones de dominio con la potencia tradicional (Estados Unidos).

En concordancia con lo anterior, Corrales y Feinberg (1999) señalan que cuando EE. UU. alcanzó mayor poder relativo, a comienzos del siglo XX, en los años cincuenta y en los años noventa, la cooperación interamericana se hizo más fuerte. Con base en estas mismas premisas, la coyuntura actual señala que China y Estados Unidos se encuentran en una relación de poder asimétrico decreciente, en términos económicos la asimetría se ha reducido sistemáticamente a favor de China, mientras que en el plano militar y de defensa Estados Unidos ocupa una posición sin rival alguno en el horizonte (Bolinaga s. f., 22). El aumento relativo de poder por parte de China condicionaría la orientación de los países periféricos hacia la potencia emergente. De ello se deriva la segunda hipótesis relacionada con el poder relativo de los Estados en el escenario internacional.

H2. El declive relativo del poder de la potencia hegemónica disminuye el alineamiento de los votos latinoamericanos con EE. UU., mientras que el aumento relativo del poder de la potencia ascendente aumenta el alineamiento de votos latinoamericanos con China.

Otro de los factores que inciden en el alineamiento político con una u otra potencia es el grado de interdependencia económica. La lógica que subyace a esta proposición es que el aumento de relaciones comerciales con un Estado generaría mayores posibilidades de ganar adeptos políticos en la arena internacional. Esta premisa ha sido analizada ampliamente por Hirschman (1945), cuyo trabajo versa sobre las consecuencias del comercio para la política exterior; el autor determinó que el incremento del comercio y la dependencia comercial entre los Estados produce convergencia en la política exterior. Cuanto más comercio exista entre los Estados, más costosas resultan las interrupciones de dicha relación comercial, por lo tanto, ambas partes tienen incentivos para converger en asuntos de política exterior, porque temen que las disputas de política externa puedan interferir en los beneficios del comercio (Hirschman 1945). Esto conlleva mayores responsabilidades y riesgos al considerar las acciones de política exterior, lo que da lugar a la siguiente hipótesis.

H3. A mayor interdependencia comercial (aumento relativo del comercio bilateral) con China, mayor alineamiento político.

Adicionalmente, la teoría del realismo periférico contempla que los factores de agencia son fundamentales para definir el relacionamiento con las potencias centrales. Esto se vincula con la idea de viabilidad nacional que hace referencia a las condiciones que permiten, mas no garantizan, que un Estado pueda poner en marcha un proyecto autonómico. De acuerdo con Puig (1980) y Jaguaribe (1979), ello dependerá de factores como el compromiso de las élites para llevar a cabo un proyecto autonómico; el grado de cohesión sociocultural; la existencia de un modelo de desarrollo interno; la relación existente entre los recursos humanos, naturales y tecnológicos de que dispone una nación; y la capacidad del país para la integración regional. Siguiendo a Puig (1980), el rol de las élites nacionales es fundamental, debido a que el interés nacional está construido por los grupos que logran integrar los círculos de toma de decisiones nacionales. En este sentido, las visiones del mundo o ideas sobre las relaciones internacionales construidas por las “élites nacionales” tienen una influencia determinante sobre la estrategia particular de la inserción internacional (Puig 1980).

En el contexto específico de América Latina, el papel de las élites resulta crucial en la adopción de la estrategia internacional del Estado y, en particular, en el proceso de vinculación con sus socios internacionales. La literatura señala ampliamente que las fuerzas de izquierda han sido las que más intensamente desafían el statu quo y buscan cambiarlo a través de la política exterior; además, la izquierda política en la región ha sido tradicionalmente asociada con el sentimiento de antiamericanismo. De hecho, es en esta área de la política donde se puede observar mejor el cambio en el accionar internacional mediante gestos simbólicos o declaraciones oficiales del Ejecutivo o de las cancillerías (Neto y Malamud 2015). Con base en lo anterior, se establece la hipótesis relacionada con la tendencia de la fuerza política dominante en los Estados latinoamericanos y su posicionamiento con respecto a las potencias mundiales.

H4. Cuanto más a la izquierda se encuentre un país, menos convergencia de votos habrá con EE. UU. y más con China.

En la misma línea, otro factor que resalta en la literatura es el tipo de régimen político. La idea que subyace a esta selección es que mientras más cercanos estén dos países en el tipo de instituciones políticas, habrá más probabilidades de que tengan acciones similares en política exterior (Voeten 2000). Con ello, se argumenta que la consolidación de un cambio de régimen o el establecimiento de mecanismos democráticos están íntimamente asociados a la idea institucional del Estado dominante en la relación de política exterior, es decir:

H5. A mayor democracia, mayor tendencia a alinearse con EE. UU.

Esta combinación de circunstancias externas e internas permite mostrar especificidades en la dinámica concerniente a la política exterior latinoamericana. A partir de la primera década del siglo XXI, los países de la región buscaron fortalecer las relaciones sur-sur impulsando la generación de iniciativas, a nivel estatal y regional, con la intención de consolidar modelos propios de desarrollo que ampliaran sus márgenes de autonomía. Por lo tanto, la alineación política con una u otra potencia estaría determinada por la lógica de cuál de estas le permite extender sus márgenes de acción exterior y, consecuentemente, perseguir su interés nacional. Por una parte, alinearse con Estados Unidos podría resultar benéfico a corto plazo, pero a costa de adoptar políticas contrarias a su proyecto nacional de desarrollo. Por otra parte, a largo plazo es más deseable consolidar mayores márgenes de autonomía alineándose con una potencia que promulga su cooperación sin ejercer intromisiones en sus intereses nacionales. Por ello, la introducción de una serie de temas relativos al interés específico de las potencias dominantes permitiría capturar de mejor manera la alineación política de los países latinoamericanos hacia las potencias.

2.Metodología: los votos de la AGNU como un proxy para la política exterior

Este estudio busca dar luz sobre los patrones de alineamiento de la política exterior latinoamericana hacia la potencia hegemónica Estados Unidos y hacia la potencia emergente China. La investigación toma como variable dependiente el alineamiento de la política exterior hacia estas potencias. Lo anterior, a partir de las resoluciones adoptadas en la AGNU de diecinueve países latinoamericanos desde 1970 a 2015. La observación de este periodo se hace en tres etapas marcadas por diferentes relaciones de poder a nivel internacional: se observa el momento de bipolaridad durante la Guerra Fría (1976-1991), el de unipolaridad (1992-2002) y el de multipolaridad (2003-2015). La investigación, al ser de carácter explicativo sobre los factores que determinan la política exterior latinoamericana, hace uso del método cuantitativo con análisis estadísticos (relaciones bivariadas, regresiones lineales múltiples, análisis factorial). Para ello, el diseño metodológico contempla la observación de dimensiones (variables independientes) fundamentalmente asociadas a los determinantes estructurales y domésticos del ejercicio de la política exterior en los países latinoamericanos. En este sentido, se analizan factores como la ideología del gobierno, la dependencia económica, la distribución del poder y el perfil democrático del gobierno, así como sus efectos en la política exterior.

La operacionalización de la variable dependiente, usando como proxy los votos en la AGNU, no es un tema consensuado en la literatura especializada. Las críticas señalan que las resoluciones adoptadas en la AGNU no son jurídicamente vinculantes y carecen de fuerza legal, por lo que la falta de rendición de cuentas hace que los votos se conviertan en una cuestión simbólica (Kennedy 2006). Sin embargo, esta investigación toma la decisión metodológica impulsada por los autores que revalidan su uso, debido a que son indicadores que ayudan a identificar las posiciones de los países en la arena de la política internacional, en temas multilaterales o en alineamientos regionales (Lijphart 1963; Marín-Bosch 1998; Selcher 1978); y, por tanto, indican la orientación general de la política exterior (Thacker 1999; Tomlin 1985; Voeten 2000). En el ámbito latinoamericano, Neto (2011) es uno de los pioneros en el uso de métodos cuantitativos para entender la política exterior de Brasil usando la mencionada metodología; Neto y Malamud (2015) estudian las votaciones para definir factores que determinan la política exterior de Argentina, Brasil y México; Schenoni (2012) también revalida su uso.

Sobre la base de los estudios que anteceden, se argumenta que los votos en la AGNU reflejan preferencias de política internacional que conllevan consecuencias políticas, por lo que conceptualmente sirven como un proxy a las dinámicas de alineamiento en política exterior, que es nuestra variable dependiente. Así, para el cálculo del alineamiento, se extraen los registros de votos de la base de datos Data and Analyses of Voting in the UN General Assembly (Voeten [2012] 2015). A partir de esta fuente, se analiza el alineamiento político con Estados Unidos y China por parte de los 19 países latinoamericanos durante 45 años, y se considera una N de 1.906 resoluciones. Para cada resolución se registró el voto por país latinoamericano (Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela), el voto de Estados Unidos y el voto de China, así como su nivel de coincidencia (963 el primero y 943 el segundo).

Con relación al cómputo de votos, se optó por la propuesta de convergencia de Voeten ([2012] 2015) basada en el índice de Lijphart (1963), quien calcula un porcentaje de votos idénticos emitido por los países a analizar: se codifica como 1 si es coincidente y como 0 si el voto es en cualquier otro sentido. De acuerdo con ello, la investigación observa dos variables dependientes: el alineamiento con los votos de Estados Unidos y el alineamiento con China. El índice, al ser agregado y tener una codificación binaria, toma en cuenta las seis áreas en las que los países votan. La lógica de selección de este método tiene que ver con las características del voto de América Latina en las Naciones Unidas que contabiliza pocas abstenciones y donde se puede observar el grado de similitud de sus votos con Estados Unidos y China (tabla 1).

En cuanto a las variables independientes y de control, estas se derivan de las presunciones teóricas del neorrealismo y del realismo periférico. La primera variable es la distribución del poder mundial, que hace referencia a la estructura histórica que enmarca la relación internacional entre los Estados, en la que se estudia la intensidad con la que las potencias buscan alinear a los países, por ejemplo, Estados Unidos durante la Guerra Fría. La posición del país en la jerarquía internacional del poder hace referencia al poder relativo o a la proporción de poder mundial que detenta cada Estado en un periodo de tiempo determinado. Para operacionalizar esta variable se usa el índice de capacidades materiales nacionales (CINC) del proyecto Correlates of War (Greig y Enterline 2017; Singer, Bremer y Stuckey 1972), que mide de 0 a 1 el nivel de poder de un Estado a partir de seis componentes: producción de hierro y acero, gasto militar, personal militar, consumo de energía primaria, población total y población urbana (tabla 1)(ecuación 1).

La segunda variable es el rol de la ideología como eje fundamental para comprender las luchas políticas en la región. Para el caso de estudio, esta variable es relevante ya que las votaciones en la AGNU tienen una dimensión normativa, lo que permitiría informar sobre las posturas relativas y el posicionamiento ideológico ante diversos temas, como los derechos humanos o la intervención por motivos humanitarios. Para construir esta variable se utilizan los datos de ideología y partidos políticos de Murillo, Oliveros y Vaishnav (2010), quienes miden en una escala de 1 a 5 los posicionamientos ideológicos de los gobiernos a partir de las políticas implementadas y promovidas en los programas electorales, siendo 1 izquierda, 2 centro-izquierda, 3 centro, 4 centro-derecha y 5 derecha.

La tercera variable independiente es el tipo de régimen político que permite cuantificar el desarrollo democrático de un país año tras año. El indicador que se utiliza es el polity IV, que va de -10 a 10, donde -10 es el menor grado de democracia o de mayor autoritarismo y 10 el grado más alto de democracia, de modo que caracteriza la naturaleza y el estado actual de gobierno de un país (Marshall, Gurr y Jaggers 2015; Marshall y Jaggers 2008). La cuarta variable es de tipo económico y busca entender el rol de la interdependencia comercial entre los países y su posible influencia para generar adeptos políticos (tabla 1).

Para hacer más robusto el análisis, se optó por incluir dos variables de control. Por un lado, con relación a la variable del poder, se incluye el poder relativo de cada uno de los Estados sobre el grado de convergencia en la AGNU. La idea es verificar en qué medida el estudio de Neto y Malamud (2015) se sostiene para los 19 Estados de la región y se usa la misma base de datos de CINC. La otra variable de control relacionada con la asimetría del poder es la ayuda económica o ayuda oficial para el desarrollo (AOD), considerando que esto puede servir de instrumento para acercar posiciones en las votaciones de la AGNU.

Tabla 1 Descriptivos 

Dimensión Variable N Mín. Máx. M Sd
Independientes Control Año 963 1970 2015 1992 13,283
País 21
Política interna Ideología gobierno 670 1 7 3,501 1,2247
Año de democracia 578 1949 1997 1978 12,608
Edad de democracia 578 0 66 20,35 14,39
Cualidad democrática (polity IV) 963 -9 10 3,48 6,651
Económica PIB per cápita 916 986,57 56443,9 8006,3 7421,4
Dependencia económica con EE. UU. / China 818 -594 862 68,42 120,6
Índice de poder (CINC) 902 0,0002 0,2181 0,0167 0,042
Dependientes Alineamiento / convergencia V_AgreeUS 963 0,028 1 0,2526 0,2034
V_AgreeChina 943 0,066 1 0,7669 0,1826

Fuente: elaboración propia.

Se toma como indicador las trasferencias de AOD como porcentaje del producto bruto nacional realizadas por las potencias extranjeras hacia el país latinoamericano con el cual se analiza la convergencia. La información sobre flujos de AOD fue extraída de la base de datos del Development Assistance Committee, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), mientras que los datos de China se extrajeron de AidData. Finalmente, se agrega el producto interno bruto per cápita (PIB) obtenido a partir de datos del Banco Mundial, que permitirá controlar los efectos de los flujos económicos entre los países. La inclusión de estas variables de control tiene la finalidad de reducir el efecto sobre la variable dependiente y determinar el verdadero impacto de las variables independientes (tabla 1).

3.Testeo de hipótesis: la distribución del poder mundial y los ciclos políticos

El modelo temporal de este estudio contempla tres periodos históricos. En primera instancia, el periodo de bipolaridad (1976-1991), caracterizado por la polarización de las relaciones internacionales en dos bloques antagónicos. Por una parte, el conflicto norte-sur moldeó el establecimiento de la agenda internacional del Movimiento de los No Alineados y el Grupo de los 77, con China como socio del sur global (Iida 1988); y, por otra, la región latinoamericana se constituyó como el área de influencia directa de la hegemonía estadounidense en el hemisferio. Como refieren Neto y Malamud (2015), en esta época cabría esperar mayor alineamiento de votos de los países latinoamericanos con Estados Unidos, dada la presión ejercida durante la Guerra Fría para enfrentar al comunismo. Tras la implosión de la URSS, se impuso el predominio del unilateralismo (1992-2002) ejercido por la potencia norteamericana, pero a la par marcó el ascenso económico de países emergentes como China en el ámbito de influencia internacional. Estos procesos de reordenamiento del poder mundial inauguraron una etapa de multipolaridad (2003-2015) caracterizada por una mayor dispersión del alineamiento de votos latinoamericanos con los Estados Unidos. Para América Latina, este periodo estuvo marcado no solo por el desembarco económico del gigante asiático en la región, sino también por su creciente influencia política en las relaciones con los potenciales socios estratégicos (gráfico 1).

Como se muestra en los gráficos 1 y 2, en los periodos de bipolaridad y unipolaridad, los intereses de América Latina convergen con los de EE. UU., aunque de manera dispersa, y van disminuyendo paulatinamente. A pesar de la importancia del país norteamericano, la región latinoamericana encuentra de forma bastante estable mayor convergencia con China. Esto se explica en parte porque el país asiático tuvo una actitud más favorable para los países del “tercer mundo” que para las naciones desarrolladas de Occidente. Esta tendencia se profundizó y se hace más evidente en el periodo de multipolaridad, cuando la convergencia de los votos con el actor emergente encuentra una normalización.

Una posible explicación es el declive relativo del poder de la hegemonía estadounidense que, de acuerdo con las teorías del sistema mundo, comienza a palparse desde la década de los setenta y se acentúa a inicios del siglo XXI; esto dio paso a la dispersión del alineamiento político de los países periféricos en favor de la potencia ascendente, en este caso China (gráficos 1 y 2). Estos tres periodos no solo evidencian la polarización del alineamiento en torno a estas dos potencias, sino también su flujo y reordenamiento; China ha logrado progresivamente un mayor alineamiento con los países latinoamericanos en detrimento de la potencia norteamericana. Esto, además, permite comprobar que el gigante asiático ha sido exitoso demostrando su compromiso pro tercer mundo y su posición para liderar los ideales del sur global.

Los factores estructurales expuestos a partir del alineamiento de los votos latinoamericanos con las potencias analizadas durante los periodos de reconfiguración del poder mundial, específicamente del poder hegemónico de Estados Unidos, son limitados para mostrar patrones de alineamiento político de manera determinante. Por ello, a continuación, se analizan las dinámicas internas de los países porque arrojan mayor evidencia para establecer patrones de comportamiento en las dinámicas internacionales.

La primera variable que se analiza es el posicionamiento ideológico de los gobiernos, aunado a los ciclos políticos de los países latinoamericanos. Los gráficos 3 y 4 evidencian la relación entre el alineamiento con las dos potencias (EE. UU. y China) y el posicionamiento ideológico de los gobiernos latinoamericanos. En un primer momento, se puede observar que el alineamiento con EE. UU. aumenta cuando los gobiernos latinoamericanos se posicionan más a la derecha de la escala ideológica. En un sentido contrario, cuanto más a la izquierda se encuentran los gobiernos, mayor convergencia de votos con China, es decir, los países de tinte progresista convergen más con la potencia emergente. Se observa que lo anterior no está solamente relacionado con el perfil ideológico de los gobiernos latinoamericanos, sino también con los propios ciclos políticos de la región. En cierto sentido, una mayor convergencia de los países latinoamericanos se dio con EE. UU. cuando sus gobiernos consolidaron el Consenso de Washington, teniendo como referencia gobiernos con proyectos neoliberales asociados a posicionamientos ideológicos de derecha, principalmente a finales de la década de los ochenta y durante toda la década de los noventa. Por otro lado, la convergencia con China comenzó a ascender con mayor velocidad precisamente a principios del siglo XXI, cuando comenzaron a surgir gobiernos progresistas en América Latina, a la par del llamado Consenso de las Commodities (Martínez-Hernández y Bohigues 2019; Sánchez y García 2019). Estos dos presupuestos ideológicos coinciden con los periodos de polaridad expuestos anteriormente.

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Data and Analyses of Voting in the UN General Assembly (Voeten [2012] 2015).

Gráficos 1 Relación de alineamiento de América Latina con EE. UU. y con China y periodo de polaridad global 

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Data and Analyses of Voting in the UN General Assembly (Voeten [2012] 2015).

Gráficos 2 Relación de alineamiento de América Latina con EE. UU. y con China y periodo de polaridad global 

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Data and Analyses of Voting in the UN General Assembly (Voeten [2012] 2015), y Murillo, Oliveros y Vaishnav (2010).

Gráficos 3 Relación de alineamiento de América Latina con EE. UU. y con China e ideología del gobierno 

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Data and Analyses of Voting in the UN General Assembly (Voeten [2012] 2015), y Murillo, Oliveros y Vaishnav (2010).

Gráficos 4 Relación de alineamiento de América Latina con EE. UU. y con China e ideología del gobierno 

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Data and Analyses of Voting in the UN General Assembly (Voeten [2012] 2015) y polity IV (Marshall, Gurr y Jaggers 2015; Marshall y Jaggers, 2008).

Gráficos 5 Relación de alineamiento de América Latina con EE. UU. y con China y cualidad democrática del gobierno 

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Data and Analyses of Voting in the UN General Assembly (Voeten [2012] 2015) y polity IV (Marshall, Gurr y Jaggers 2015; Marshall y Jaggers, 2008).

Gráficos 6 Relación de alineamiento de América Latina con EE. UU. y con China y cualidad democrática del gobierno 

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Data and Analyses of Voting in the UN General Assembly (Voeten [2012] 2015) y el Development Assistance Committee de la OCDE/AidData, PIB per cápita con datos del Banco Mundial.

Gráficos 7 Relación de alineamiento con EE. UU. y con China y capacidad económica de América Latina 

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Data and Analyses of Voting in the UN General Assembly (Voeten [2012] 2015) y el Development Assistance Committee de la OCDE/AidData, PIB per cápita con datos del Banco Mundial.

Gráficos 8 Relación de alineamiento con EE. UU. y con China y capacidad económica de América Latina 

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Data and Analyses of Voting in the UN General Assembly (Voeten [2012] 2015) y CINC, del Proyecto Correlates of War (Greig y Enterline 2017; Singer, Bremer y Stuckey 1972).

Gráficos 9 Relación de alineamiento de América Latina con EE. UU. y con China y concentración de poder 

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Data and Analyses of Voting in the UN General Assembly (Voeten [2012] 2015) y CINC, del Proyecto Correlates of War (Greig y Enterline 2017; Singer, Bremer y Stuckey 1972).

Gráficos 10 Relación de alineamiento de América Latina con EE. UU. y con China y concentración de poder 

La segunda variable que ayuda a entender los procesos internos y su relación con el alineamiento de los países latinoamericanos con EE. UU. y China son las instituciones políticas. La política interior de los países latinoamericanos comenzó su ciclo democratizador en el último tercio del siglo XX y se desarrolló por más de tres décadas hasta principios del siglo XXI. En este sentido, los estudios demuestran que cuanto más cercanos están dos países en el tipo de instituciones políticas, hay más probabilidades de que tengan acciones similares en política exterior. Bajo esta óptica, los gráficos 5 y 6 manifiestan una cierta contradicción con lo antes expuesto; la evidencia demuestra que, a mayor democracia, menor tendencia a alinearse con EE. UU. La existencia de instituciones políticas similares y los niveles de alineamiento no presentan un efecto estadístico muy fuerte; por ello, la tendencia refleja que, pese a que China mantiene un perfil poco democrático y EE. UU. es la cuna democrática del continente americano, la similitud de instituciones no es necesariamente un condicionante para la convergencia entre los países periféricos y las potencias. Lo anterior puede contener una explicación de los casos y la temporalidad. Como se mencionó anteriormente, los procesos democratizadores en América Latina sucedieron justo al finalizar la Guerra Fría, cuando EE. UU. mantuvo mayores niveles de convergencia con los países latinoamericanos, lo que fue en efecto un proceso regional. En contraposición, la convergencia con China inició su periodo más álgido precisamente cuando los países latinoamericanos iniciaron su proceso de consolidación democrática.

Por otro lado, la tercera y cuarta variables de carácter doméstico tienen que ver con las características económicas. La literatura menciona la centralidad de la interdependencia y se asumen los supuestos de que el aumento de relaciones comerciales con un Estado generaría mayores posibilidades de ganar adeptos políticos en la arena internacional (Arreola 2017; Hirschman 1945). En cierto sentido, la disponibilidad de recursos de un país periférico que tenga una potencia promueve incentivos para la convergencia en política exterior con un interés de fondo comercial. En América Latina, como se muestra en los gráficos 7 y 8, se manifiesta no solo la relación positiva entre capacidad económica y convergencia, sino también dos elementos en las dinámicas de poder de los países periféricos.

En un primer momento, se evidencia que los países latinoamericanos con menor PIB per cápita tienden a converger con EE. UU. y los países con mayor PIB per cápita tienden a alinearse con China. En segundo lugar, la interdependencia económica asume que los países que han obtenido más apoyos económicos de parte de las potencias tienden a converger en temas de política exterior con quien les proporcionó dicha ayuda, lo que consolida el supuesto de que a mayor ayuda económica, mayor alineamiento político (tabla 2). Resulta relevante señalar que, en el ámbito económico, China es el primer socio comercial de los países con mayor potencial de crecimiento económico en América Latina, como Brasil, Chile, Perú, Bolivia y Uruguay, y el segundo de México y Argentina. El comercio bilateral entre China y Latinoamérica se ha multiplicado por 26 del año 2000 al 2016 y se han invertido más de 110.000 millones de dólares en la región desde 2003, la mayoría en los últimos siete años. El 65 % de las inversiones chinas desde 2001 se destinó a materias primas, sector donde se creó la mitad del empleo por inversión china (Arreola 2017). Por ello, se puede establecer que las dinámicas comerciales suponen un punto de inflexión en las relaciones internacionales porque se genera un fuerte vínculo entre la interdependencia económica y los patrones de polaridad internacional.

De acuerdo con los postulados del realismo periférico (Corrales y Feinberg 1999; Escudé 2012; Puig 1980), la asimetría estructural en la distribución del poder en la esfera internacional impone limitaciones a los Estados débiles para ejercer libremente sus posicionamientos de política externa frente a otras potencias mundiales. En los gráficos 9 y 10 se muestra que los países con menores niveles de concentración de poder tienden a alinearse con la potencia hegemónica EE. UU., pero con una creciente tendencia a la convergencia con la potencia emergente China. De hecho, se confirma que el aumento de poder relativo de China en el ámbito internacional ha permitido a los países periféricos disminuir el dominio político de la potencia americana en la región.

4.Modelos explicativos

Para conocer el peso de cada una de estas variables sobre la convergencia medida a partir de las votaciones en la AGNU (variable dependiente), se utilizan datos de panel, que combinan una dimensión temporal con otra transversal, lo que permite analizar un mismo fenómeno por periodos. La utilidad de este método es que posibilita estudiar a la vez variaciones de tiempo y variaciones entre casos otorgando mayores grados de libertad para explorar relaciones entre variables. A su vez, esto permite controlar las variables a partir de su cambio a lo largo del tiempo y dar cuenta de la heterogeneidad individual que pueda existir en cada uno de los países. Dadas las características de la muestra, es necesario recurrir a modelos estadísticos que expliquen la variación de la variable dependiente a partir de la variación de las variables independientes. Para ello, como se indicó en el apartado metodológico, se utilizaron dos modelos de regresión lineal múltiple, los cuales obedecen a cada variable dependiente utilizada: el alineamiento con EE. UU. y China. De la misma forma, cada modelo analiza la influencia de las variables independientes antes mencionadas: democracia, posicionamiento ideológico, poder relativo / concentración de poder, capacidad económica, dependencia económica, años de polarización y edad de la democracia.

La tabla 2 y el gráfico 11 sintetizan los modelos de regresión y sus resultados. La evidencia manifestada en los modelos analíticos indica los dos patrones de comportamiento en las dinámicas de política exterior latinoamericana antes observada por las variables domésticas a nivel individual. En el modelo 1, que utiliza como variable dependiente el alineamiento con EE. UU., se evidencia que los países con perfiles ideológicos de gobiernos tendientes a la derecha de la escala (0,0187***), con rasgos poco democráticos (0,00241*), con un poder relativo inferior (-1,6671**), con menor capacidad económica y una mayor dependencia económica (-0,0001***) tienden a alienarse con EE. UU. (3,2076***); lo anterior, manteniendo las demás variables constantes, fue más evidente durante los periodos de bipolaridad (-0,0016***). Este modelo, pese a manifestar la baja influencia de dos variables como lo son los años de democracia y la propia capacidad económica, explica el 19,5 % de la varianza del alineamiento de los países latinoamericanos con EE. UU. (R2: 0,195 **) (tabla 2 y gráfico 11).

Tabla 2 Modelos de análisis sobre los factores de alineamiento de los países latinoamericanos con EE. UU. y China (regresión lineal múltiple)  

Nota: * La correlación es significativa en el nivel 0,05.

*** La correlación es significativa en el nivel 0,01.

B: Beta; SD: desviación estándar.

Fuente: elaboración propia

Fuente: elaboración propia.

Gráfico 11 Efectos internos y sistémicos en el alineamiento de América Latina con China y EE. UU. 

El modelo 2, cuya variable dependiente es el alineamiento de los países latinoamericanos con China, manifiesta que los países con perfiles ideológicos de gobiernos tendientes a la izquierda de la escala (-0,019***), con rasgos democráticos (-0,001), con un poder relativo mayor (0,222), con menor capacidad económica (-7.428E-07) y con mayores apoyos o deuda económica con la potencia (6,535E-13) tienden a alienarse con China (6,910**); lo anterior, manteniendo las demás variables constantes, fue más evidente durante los periodos de multipolaridad (-0,003**). Este modelo, a pesar de manifestar la baja influencia estadística de las variables democracia, edad de la democracia, poder relativo, capacidad e independencia económicas, explica un 42 % (R2: 0,4227***) de la varianza del alineamiento de los países latinoamericanos con China, lo cual es alto para un modelo estadístico (tabla 2 y gráfico 11).

La importancia de estos dos modelos radica en el peso de las variables que más efectos manifiestan en la varianza de la convergencia de los países latinoamericanos con las dos potencias. En términos estrictos, la ideología como variable independiente tiene un fuerte vínculo con el comportamiento de los países latinoamericanos y su política exterior. Los perfiles ideológicos de los gobiernos, aunados a los periodos de polaridad, explican gran parte del fenómeno analizado. El alineamiento de América Latina con EE. UU. y China mantiene un fuerte vínculo ideológico (tabla 2 y gráfico 11). Pese a la importancia de los factores económicos, como la capacidad y la dependencia económica, el poder relativo y la similitud de las instituciones políticas medida por el nivel de democracia (polity IV), que presentan mayores efectos en la convergencia con EE. UU. por parte de los países latinoamericanos, manifiestan menor incidencia en el alineamiento con China. Este fenómeno, aunque corrobora algunas relaciones de las variables a nivel individual analizadas en el apartado anterior, tiene que ver precisamente con la heterogeneidad de las dinámicas internas en los países latinoamericanos.

Para aclarar estos dos patrones manifestados anteriormente, el gráfico 12 presenta un análisis factorial Hj Biplot, con un modelo de clusters jerárquicos (Martínez-Hernández y Bohigues 2019), el cual ubica gráficamente los casos y la relación estadística entre las variables dependientes e independientes. Este método se utiliza con el objetivo de observar, primero, los patrones de comportamiento de los países y las variables al mismo tiempo y, segundo, evidenciar los grupos de países que tienen mayor concordancia con respecto al alineamiento con las potencias analizadas. Como se puede apreciar en el gráfico 12, el análisis contempla las dos variables dependientes analizadas en los modelos explicativos: alineamiento con EE. UU. y con China, además de las variables independientes: poder relativo, ubicación ideológica, capacidad económica (PIB per cápita) y democracia (polity IV). En este sentido, el análisis factorial permite establecer que existen al menos cuatro grupos de países que se diferencian por su convergencia con EE. UU. y China.

En primer lugar, hay un grupo de países que se caracterizan por tener una alta capacidad económica, con niveles de democracia medios y con un alto poder relativo que tienden a alinearse más con China; en este se encuentran las dos economías más fuertes de América Latina: Brasil y México que, al momento del análisis, mantenían posicionamientos ideológicos de izquierda, el primero, y de centro-derecha, el segundo. El segundo grupo de países manifiesta medios y bajos niveles de capacidad económica, niveles bajos de democracia, niveles bajos de poder relativo y ubicaciones ideológicas de izquierda, los cuales tienden a alienarse más con China; aquí se encuentran Venezuela, Ecuador y Bolivia, además de Perú y Colombia que, a pesar de manifestar ubicaciones ideológicas de centro-derecha y derecha, son países con características sistémicas y comportamiento similar ante la potencia emergente. El tercer grupo de países manifiesta mayor nivel de convergencia con EE. UU. y se caracteriza por tener niveles medios y altos de democracia, niveles medios de capacidad económica y poder relativo, aunque hay divergencias en su posicionamiento ideológico; en este se encuentran Argentina, Chile, Costa Rica, República Dominicana y Uruguay. Finalmente, el cuarto grupo de países, integrado por Paraguay, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá y Nicaragua, manifiesta posicionamientos ideológicos tendientes a la derecha de la escala, con un bajo poder relativo, con bajos niveles de democracia y con una baja capacidad económica, y evidencia mayores niveles de alineamiento con EE. UU.

Fuente: elaboración propia.

Gráfico 12 Alineamiento de los países latinoamericanos con EE. UU. y China (análisis factorial Hj Biplot: clusters jerárquicos) 

Esta clasificación, a pesar de ser restrictiva y simplificadora (como es su intención), señala las tendencias regionales hacia dos patrones de comportamiento en las dinámicas internacionales frente a las dos potencias globales. Como se apreció, la fuerte influencia de EE. UU. principalmente en América Central y de China en América del Sur somete a juicio no solo la polarización ideológica de la región, sino que también deja ver las dinámicas interregionales de América Latina en el marco internacional. Esto concuerda con la literatura especializada que identifica a Brasil, Venezuela, Ecuador y Bolivia como los países con una política exterior más asertiva y de matriz contrahegemónica, que pugnan por un mundo multipolar y apoyan proyectos progresistas de integración regional para aumentar la autonomía (Sanahuja 2016). Además, implementaron políticas de rechazo a los regímenes tradicionales que mantienen el statu quo, y optaron por proyectos unionistas emancipatorios y políticas de diversificación comercial con socios del sur global (Russell y Tokatlian 2006, 266). La política exterior de este grupo de países buscó el fortalecimiento político, la potencialización del desarrollo social y temas de seguridad-defensa, distanciándose de objetivos tradicionales basados en el comercio e inversiones y otorgando prioridad al papel del Estado, la coordinación política y los acuerdos intergubernamentales en una agenda multidimensional.

Conclusiones

La investigación trató de explicar la relevancia de factores estructurales y domésticos que influyen en el alineamiento de la política exterior de los Estados latinoamericanos en su relación con la potencia hegemónica de Estados Unidos y la potencia emergente de China. Sobre el fundamento teórico del neorrealismo, se postuló el argumento de que la política exterior de los países periféricos se define con base en cálculos de costos, beneficios y riesgos que se conjugan para perseguir su interés nacional y ganar mayores márgenes de autonomía en su acción exterior alineándose con las potencias internacionales. Por ello, se introdujeron variables relacionadas con la distribución del poder mundial, el peso de un Estado en el escenario internacional, la interdependencia económica, factores ideológicos y de democracia; y se capturó la influencia de cada uno de estos elementos en la alineación política desde 1970 hasta el 2015.

Los resultados obtenidos comprueban, con variedad de grado, las hipótesis formuladas. Se apunta a la consolidación de China como el actor preponderante en las dinámicas internacionales con América Latina en el marco de un declive significativo de EE. UU. en el entorno regional. El alineamiento de los votos en el seno de la AGNU demuestra que desde la década de los setenta, y con mayor intensidad en la etapa del multipolarismo, el aumento de poder relativo de China en el ámbito internacional ha permitido a los países periféricos latinoamericanos tener mayores márgenes de maniobra en el ejercicio de su política exterior y disminuir el dominio político de la potencia americana en la región. Esto coincide con el giro ideológico hacia la izquierda que experimentaron varios países latinoamericanos, caracterizado por el intento de fortalecer las relaciones sur-sur impulsando la generación de iniciativas que fortalezcan modelos propios de desarrollo autosuficiente.

Los ciclos políticos en América Latina, aunados a los procesos ideológicos y proyectos programáticos de los gobiernos latinoamericanos, se posicionan como los elementos nodales para el entendimiento de la acción exterior de los países periféricos y su rol frente a las potencias mundiales, en este caso EE. UU. y China. Las dinámicas internas se configuran como elementos centrales que inciden en los procesos internacionales, especialmente una vez inaugurado el nuevo milenio; por ello, un análisis de los giros ideológicos y la involución de la democracia en la región resulta fundamental. Otro de los factores que tiene alta incidencia en el modelo aplicado es la interdependencia económica y el vínculo que genera con el gigante asiático, que en los últimos años se ha consolidado como el primer socio comercial de algunos de los principales países sudamericanos.

Este trabajo abre nuevas vías de investigación para analizar los desafíos de una posible doble dependencia externa generada por el fortalecimiento de la presencia China en la región, y entender así las áreas preferentes en las que ocurre este nuevo alineamiento. Varios estudios señalan que la retórica sur-sur aupada por los gobiernos sudamericanos y plasmada en las renovadas relaciones con China siguió patrones temáticos relacionados con temas de derechos humanos o en las áreas de política y seguridad. Para ello, esta investigación encuentra útil el uso de las resoluciones adoptadas en AGNU como variable dependiente y proxy del comportamiento de los Estados en las dinámicas internacionales.

Referencias

Arreola, Javier. 2017. “¿Qué plan tiene China para Latinoamérica?”. Forbes, 7 de julio. [ Links ]

Bolinaga, Luciano. S. f. “Estados Unidos y China en la era del Pacífico norte: notas para la política exterior argentina”. Conicet; UAI; Untref. https://www.academia.edu/7552905/Estados_Unidos_y_China_en_la_era_del_Pac%C3%ADfico_Norte_notas_para_la_pol%C3%ADtica_exterior_argentina Links ]

Briceño-Ruiz, José y Alejandro Simonoff. 2017. “La escuela de la autonomía, América Latina y la teoría de las relaciones internacionales”. Estudios Internacionales 49 (186): 39-89. [ Links ]

Corrales, Javier y Richard E. Feinberg. 1999. “Regimes of Cooperation in the Western Hemisphere: Power, Interests, and Intellectual Traditions”. International Studies Quarterly 4 (1): 1-36. [ Links ]

Dabène, Olivier. 2012. “Explaining Latin America’s Fourth Wave of Regionalism: Regional Integration of a Third Kind”. Ponencia presentada en el Congress of the Latin American Studies Association (LASA), panel “Waves of Change in Latin America. History and Politics”, 25 de mayo, San Francisco. [ Links ]

De Seixas Corrêa, Luiz Felipe. 2013. Brazil in the United Nations, 1946-2011. Brasilia: Fundação Alexandre de Gusmão. [ Links ]

Domínguez, Rafael. 2018. “La constelación del sur: la cooperación sur-sur en el cuarenta aniversario del Plan de Acción de Buenos Aires” . En La constelación del sur: lecturas histórico críticas de la cooperación sur-sur, editado por Rafael Domínguez, Giuseppe Lo Brutto y Javier Surasky, 13-134. Cantabria: Universidad de Cantabria. [ Links ]

Escudé, Carlos. 1983. La Argentina vs. las grandes potencias: el precio del desafío. Buenos Aires: Editorial de Belgrano. [ Links ]

Escudé, Carlos. 2012. Principios del realismo periférico. Una teoría argentina y su vigencia ante el ascenso de China. Buenos Aires: Lumiere. [ Links ]

Gardini, Gian Luca y Peter Lambert. 2011. Latin American Foreign Policies: Between Ideology and Pragmatism. Nueva York: Palgrave Macmillan. [ Links ]

Greig, Michael y Andrew Enterline. 2017. “Correlates of War Project”. National Material Capabilities (NMC) Data Documentation. Department of Political Science, University of North Texas. http://cow.dss.ucdavis.edu/data-sets/national-material-capabilities/nmc-codebook-v5-1 Links ]

Hirschman, Albert. 1945. National Power and the Structure of Foreign Trade. Berkeley, CA: University of California Press. [ Links ]

Iida, Keisuke. 1988. “Third World Solidarity: The Group of 77 in the UN General Assembly”. International Organization 42 (2): 375-395. [ Links ]

Jaguaribe, Helio. 1979. “Autonomía periférica y hegemonía céntrica”. Estudios Internacionales 12 (46): 91-130. [ Links ]

Kennedy, Paul. 1994. Auge y caída de grandes poderes. Barcelona: Plaza & Janés. [ Links ]

Kennedy, Paul. 2006. The Parliament of Man: The Past, Present, and Future of the United Nations. Nueva York: Random House. [ Links ]

Lijphart, Arend. 1963. “The Analysis of Bloc Voting in the General Assembly: A Critique and a Proposal”. American Political Science Review 57 (4): 902-917. [ Links ]

Marín-Bosch, Miguel. 1998. Votes in the UN General Assembly. La Haya: Kluwer Law International. [ Links ]

Marshall, Monty y Keith Jaggers. 2008. “Polity IV Dataset”. Version p4v2008. Center for International Development and Conflict Management, College Park, University of Maryland. https://www.systemicpeace.org/polityproject.html Links ]

Marshall, Monty G., Ted Robert Gurr yKeith Jaggers . 2015. “Polity IV Project”. Center for Systemic Peace. https://www.systemicpeace.org/polityproject.html Links ]

Martínez-Hernández, Aldo A. y Asabel Bohigues García. 2019. “El giro a la izquierda de los parlamentos latinoamericanos: ¿cuándo y cómo se dio?”. Política y Gobierno XXVI (1): 93-115. [ Links ]

Mijares, Víctor y Detlef Nolte. 2018. “Regionalismo posthegemónico en crisis: ¿por qué la Unasur se desintegra?”. Foreign Affairs Latinoamérica 18 (3): 105-112. [ Links ]

Modelski, George. 1983. “Long Cycles of World Leadership”. En Contending Approaches to World System Analysis, editado por William Thomson, 115-140. California: Sage. [ Links ]

Murillo, María Victoria, Virginia Oliveros y Milan Vaishnav. 2010. “Electoral Revolution or Democratic Alternation?”. Latin American Research Review 45 (3): 87-114. [ Links ]

Neto, Octavio Amorim. 2011. De Dutra a Lula: a condução e os determinantes da política externa brasileira. Río de Janeiro: Elsevier. [ Links ]

Neto, Octavio Amorim y Andrés Malamud. 2015. “What Determines Foreign Policy in Latin America? Systemic versus Domestic Factors in Argentina, Brazil, and Mexico, 1946-2008”. Latin American Politics and Society 57 (4): 1-27. [ Links ]

Puig, Juan Carlos. 1980. Doctrinas internacionales y autonomía latinoamericana. Caracas: Instituto de Altos Estudios de América Latina; Fundación Bicentenario de Simón Bolívar. [ Links ]

Rivarola, Andrés y José Briceño-Ruiz. 2013. Resilience of Regionalism in Latin America and the Caribbean. Development and Autonomy. Nueva York: Palgrave Macmillan. [ Links ]

“Rumble in the Jungle. Africa and China”. 2011. The Economist, 20 de abril. [ Links ]

Russell, Roberto y Juan Gabriel Tokatlian. 2006. “Will Foreign Allies Help? Argentina’s Relations with Brazil and the United States” . En Broken Promises? The Argentine Crisis and Argentine Democracy, editado por Edward Epstein y David Pion-Berlin, 245-269. Lanham: Rowman and Littlefield Publishers. [ Links ]

Russell, Roberto y Juan Gabriel Tokatlian. 2013. “América Latina y su gran estrategia: entre la aquiescencia y la autonomía”. Cidob d’Afers Internationals 104: 157-180. [ Links ]

Sanahuja, José Antonio. 2016. “Regionalismo e integración en América Latina: de la fractura Atlántico-Pacífico a los retos de una globalización en crisis”. Pensamiento Propio 21 (44): 29-76. [ Links ]

Sánchez, Francisco y Mercedes García Montero, coords. 2019. Los ciclos políticos y económicos de América Latina y el boom de las materias primas. Madrid: Tecnos. [ Links ]

Schenoni, Luis. 2012. “Los determinantes sistémicos de la política externa brasileña en el contexto de América Latina”. Trabajo presentado en el Cuarto Congreso Uruguayo de Ciencia Política, “La ciencia política desde el sur”, 14-16 de noviembre. [ Links ]

Schenoni, Luis y Carlos Escudé. 2016. “Peripheral Realism Revisited”. Revista Brasileira de Política Internacional 59 (1): e002. https://www.scielo.br/pdf/rbpi/v59n1/0034-7329-rbpi-59-01-00002.pdf Links ]

Selcher, Wayne. 1978. Brazil’s Multilateral Relations: Between First and Third Worlds. Boulder: Westview Press. [ Links ]

Serbin, Andrés. 2017. “China y América Latina y el Caribe frente a un cambio de ciclo: narrativas y estrategias” . En La proyección de China en América Latina y el Caribe, editado por Eduardo Pastrana y Hubert Gehring, 73-97. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana; Fundación Konrad Adenauer. [ Links ]

Singer, J. David, Stuart Bremer y John Stuckey. 1972. “Capability Distribution, Uncertainty, and Major Power War, 1820-1965” . En Peace, War, and Numbers, editado por Bruce M Russett, 19-48. Beverly Hills, CA: Sage. [ Links ]

Thacker, Strom. 1999. “The High Politics of IMF Lending”. World Politics 52 (1): 38-75. [ Links ]

Tickner, Arlene. 2013. “Core, Periphery and (Neo)Imperialist International Relations”. European Journal of International Relations 19 (3): 627-646. [ Links ]

Tickner, Arlene. 2015. “Autonomy in Latin American International Relations Thinking” . En Routledge Handbook of Latin America and the World, editado por Jorge Domínguez y Ana Covarrubias, 74-84. Nueva York: Routledge. [ Links ]

Tomlin, Brian. 1985. “Measurement Validation: Lessons from the Use and Misuse of UN General Assembly Roll-Call Votes”. International Organization 39 (4): 189-206. [ Links ]

Van Bergeijk, Peter. 2018. China’s Economic Hegemony (1-2050 AD). Working Papers. General Series 637. La Haya: International Institute of Social Studies. [ Links ]

Voeten, Erik. 2000. “Clashes in the Assembly”. International Organization 54 (2): 185-215. [ Links ]

Voeten, Erik. (2012) 2015. “Data and Analyses of Voting in the UN General Assembly”. https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2111149; https://dataverse.harvard.edu/dataset.xhtml?persistentId=doi:10.7910/DVN/LEJUQZ Links ]

1Varios autores señalan a Estados Unidos como un líder en declive y a China como su posible sucesor. Antes de la crisis de 2008, la economía asiática crecía rápidamente en relación con EE. UU., pero no como para eclipsarla sino hasta 2041; mientras que entre 2007 y 2010 la economía americana perdió valor y China creció a un 28 %, ritmo que le permitiría eclipsar a EE. UU. en 2027 (“Rumble in the Jungle” 2011).

2Se escoge este año como punto de referencia porque si bien China forma parte de la Organización de las Naciones Unidas desde su creación en 1945, a partir de 1949 permaneció como representante la República China (China Nacionalista, Taiwán); mientras que desde 1971, con la Resolución 2758 (XXVI), se define la “restauración de los derechos legítimos de la República Popular de China en las Naciones Unidas”.

3Puig (1980) tipifica grados de comportamiento en política externa como: dependencia paracolonial, dependencia nacional, autonomía heterodoxa y autonomía secesionista.

Como citar: Zapata, Sandra y Aldo Adrián Martínez-Hernández. 2020. “La política exterior latinoamericana ante la potencia hegemónica de Estados Unidos y la potencia emergente de China”. Colombia Internacional 104: 63-93. https://doi.org/10.7440/colombiaint104.2020.03

Recibido: 22 de Agosto de 2019; Aprobado: 08 de Diciembre de 2019

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons