Contra viento y marea se presenta este nuevo número de nuestra revista "Ciencia en Desarrollo", como una muestra del tesón con el que todos y cada uno de los miembros correspondientes, están empeñados en continuar adelante con sus compromisos hacia la sociedad, en la función permanente de la generación de conocimiento. Como es de esperarse, en esta ocasión, sin dejar atrás los problemas clásicos, se auscultan algunos nuevos y se elaboran respuestas de acuerdo con los nuevos tiempos y sus respectivas inquietudes. Cada vez el reto es mayor y los cambios a veces inesperados y contundentes como los que ocupan a la humanidad en la actualidad, nos llevan a plantear investigaciones exhaustivas y métodos nuevos para cumplir con la función social que desde nuestro campo se precisa en el momento presente.

Para este nuevo volumen, no es posible dejar a un lado la situación que se está viviendo en el mundo por causa de la pandemia generada por el nuevo Coronavirus, COVID 19. Pareciera que esto no debería afectar a las investigaciones y trabajos científicos -por lo menos a los de tipo teórico, no experimentales-dado que seguimos trabajando de diversas maneras, conectados con las publicaciones y revistas que sean necesarias, para estar a la altura de las circunstancias; pero desafortunadamente sí se afectan las condiciones para la producción de nuevo conocimiento, como se va a analizar por qué.

John Naisbitt ya había pronosticado -desde 1982, en su libro "Megatrends: Ten New Directions Transforming Our Lives"- que para nuestra época actual, las tecnologías de la comunicación e información estarían muy desarrolladas, tanto así que ya sería inoficioso en muchos trabajos ejercerlos fuera de casa (como lo estamos haciendo forzados por la necesidad en estos momentos). Pero también advirtió que hay un factor que prevalecería en nuestro cotidiano vivir y que sería un obstáculo para disfrutar de la "comodidad" del trabajo en casa: el sentido de socialización que es connatural en los seres humanos, y este sentido hace que no nos sintamos bien si no compartimos personalmente con nuestros familiares, amigos, colegas; o no podemos dar un paseo, o no podemos disfrutar de un almuerzo en un restaurante, o tener una agradable charla en un bar, entre otras muchas actividades que quisiéramos realizar. Pero la pandemia, el encierro y el pánico propiciado por el manejo de la situación y de la información, ha cambiado totalmente los hábitos y la manera de llevar la vida.

Estudios finalizados hace un par de meses (Brooks et al. en The psychological impact of quarantine and how to reduce it: rapid review of the evidence,https://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)30460-8) han mostrado que el confinamiento ha causado bastante estrés debido a temores de infección, frustración, aburrimiento, suministros inadecuados, información imprecisa, pérdidas financieras, estigmas, nuevas fobias o resurgimiento de algunas y otras probables situaciones que pueden tener efectos duraderos. Los investigadores son personas de carne y hueso y por ende les afecta este nuevo estilo de vida, que debe ser temporal, ¡pero no se sabe a ciencia cierta por cuánto tiempo! En todo caso, la ciencia no se detiene (así se frene un poco), pues la generación de conocimiento es tal vez la mayor impronta que caracteriza a la humanidad y la diferencia de las demás especies, por lo que pase lo que pase, en cualquier situación, la población universal requiere de los arquitectos de la construcción del saber para que lleven a la humanidad a los estados superiores que han sido el anhelo desde la antigüedad.

Por las razones antes expuestas y por la irregular situación actual, el Comité Editorial de la revista, agradece y felicita a todos nuestros colaboradores y árbitros, porque sobreponiéndose a todas estas dificultades, han continuado investigando y escribiendo con dedicación para la publicación de artículos de alta calidad, cómo se ha venido trabajando, para que prontamente logremos un ascenso en el ranking, y así llegar a presentar una revista mucho más robusta y sólida en el área de ciencias básicas y naturales. Por supuesto que, ¡también esperamos que pase esta pesadilla de la pandemia!