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Nómadas

versión impresa ISSN 0121-7550

Nómadas  n.28 Bogotá ene./jun. 2008

 

Notas biopolíticas. Potencia y bloqueo de la acción

Biopolitical notes. Potency and blocking of the action

Mauricio Berger*

* Licenciado en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Candidato a Doctor en Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Becario del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Becario j unior de Clacso (2003-2004). E-mail: mauricio.berger@gmail.com

ORIGINAL RECIBIDO: 27-VII-2007 – ACEPTADO: 20-VIII-2007


El artículo corresponde a una investigación realizada en el marco del programa regional de becas Clacso, sobre experiencias democráticas en América Latina. En este caso se reconstruyen algunos aspectos de acciones colectivas en defensa de la salud pública en la ciudad de Córdoba, Argentina. Los modos y posibilidades para su despliegue así como los dispositivos que capturan y reducen su potencia son considerados aquí sobre el fondo de las discusiones contemporáneas en torno al concepto de biopolítica.

Palabras clave: acción, biopolítica, dispositivo.

O artigo corresponde a uma investigação realizada no marco do programa regional de bolsa Clacso, sobre experiências democráticas na América Latina. Neste caso reconstroem-se alguns aspectos de ações coletiva em defesa da saúde pública na cidade de Córdoba, Argentina. As maneiras e possibilidades para seu despegue assim como os dispositivos que capturam e reduzem seu potencial são considerados aqui sob a base de discussões contemporâneas em torno do conceito de biopolítica.

Palavras-chaves: ações, biopolítica, dispositivo.

This article is a product of a research project undertaken under the Regional Scholarships Program of CLACSO, about democratic experiences in Latin America. Here some aspects of collective actions in defense of public health in the city of Cordoba, Argentina, are reconstructed. The ways and possibilities for its unfolding, as well as the devises that capture and reduce its power, are considered here in the frame of contemporary discussions about the concept of biopolitics.

Key words: action, biopolitics, devise.


La actualidad de las experiencias democráticas

El artículo que se presenta a continuación se compone de algunas reflexiones realizadas a partir de la beca de investigación junior del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales en el período 2003-2004, sobre experiencias democráticas en América Latina y el Caribe (Berger, 2004)1. Para Argentina, en ese momento, la expresión de muchas modalidades y posibilidades de acción colectiva continuaba en auge desde los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre de 2001, el llamado "argentinazo", vinculado con la movilización de amplios sectores de la sociedad que generó una crisis institucional y política casi sin precedentes, un presidente derrocado y cientos de experiencias genuinas de democratización roturando el terreno. Cortes de ruta, asambleas, autogestión obrera y comunitaria, y variadas formas de auto-organización, son algunas de las expresiones en las que vastos sectores de la población inscribieron su éxodo del campo de la representación política2: la consigna "que se vayan todos", sintetiza el amplio rechazo a la clase política, su corrupción, el abuso de poder y la suspensión de derechos y garantías a las que sometieron a amplias capas de la población.

Estas acciones hablan por sí mismas de situaciones en las que la construcción de lo público, de lo común, está en la producción de experiencia política por fuera del sistema político y las estructuras del Estado. Sin embargo, y tan sólo tres años después de este trabajo de investigación, el panorama no es tan alentador, y muestra una realidad signada por la captura o la parálisis de muchas de estas experiencias, por causa de la hostilidad que las mismas han recibido de parte de los ocupantes del sistema político. Debido al desconocimiento de muchas posturas teóricas y políticas que han elaborado el duelo de aquel acontecimiento del 2001 y a la rápida reubicación de "los políticos" en instancias del poder dominante, la crisis de la representación se ha acentuado: la deslegitimada clase política sólo se ha abocado a realizar acuerdos y desacuerdos dentro de su descomposición y deslegitimación para constituir "frentes" electorales en época de elecciones, mediante las cuales únicamente buscan mantenerse en el poder, mientras que las demandas de los sectores que ven todavía vulnerados los derechos más básicos, siguen sin procesamiento efectivo por parte del Estado y los gobernantes, tanto en el nivel municipal, como provincial y nacional.

El objetivo del trabajo en aquel momento consistía en elucidar un concepto de acción en contextos situados. Mientras que para algunos estudiosos la acción como acción política es un concepto académico que necesita ser clarificado teóricamente, para los protagonistas de las acciones colectivas, la acción es facultad de actuar, poder (para) hacer algo en la situación en la que se encuentran y también poder (para) no hacer algo, ya que la acción se encuentra con problemas o dificultades que determinan su bloqueo. Por ello, la pregunta por el concepto de acción política de los actores de experiencias colectivas en salud pública, uno de los ejes del proyecto de investigación, pretende introducir e introduce a la vez, una reflexión de los sujetos de estas acciones y lleva a una autorreflexión, en este último caso del investigador, que toma parte en la misma praxis política.

Las relaciones entre poder, vida y política que se establecen en estas acciones, merecen una lectura biopolítica. Teniendo en cuenta las discusiones actuales entorno a la categoría foucaultiana, que encuentra sentidos negativos y afirmativos, el hecho indiscutible es que la vida misma es el territorio para la organización del poder dominante y del poder que resiste, a través de diferentes "dispositivos", término clave dentro del vocabulario biopolítico.

Poder, vida y política: las gramáticas de las acciones colectivas

La investigación que ha dado lugar a este artículo se desarrolló en la interacción con cuatro experiencias colectivas de la ciudad de Córdoba, las cuales, desde diferentes lugares ideológicos y organizativos, despliegan diversas posibilidades de acción. El encuentro con estas experiencias tuvo distintos momentos, desde un inicio abordado a la manera metodológica tradicional, en el cual las pretensiones eran "traducir" a esos "otros", a una narración en primera persona en la que el investigador estaba comprometido con la acción misma; casi una investigación militante. El cambio tuvo que ver con una interpelación de carácter ético de parte de los protagonistas de estas experiencias, sobre los fines de mi trabajo y mi compromiso práctico en la escritura y en la participación en los acontecimientos.

Las Madres de Barrio Ituzaingó Anexo constituyen un colectivo de ciudadanas que a partir del 2002 vienen denunciando y realizando acciones en defensa del derecho a la vida, a la salud y al medio ambiente, a partir de la identificación de fenómenos como muertes numerosas y enfermedades, derivados de la fumigación con agroquímicos tóxicos en los campos de soja aledaños, derrames de PCB de los transformadores de energía eléctrica, provisión pública de agua contaminada y residuos industriales en suelo y aire. Legislación, acciones judiciales, intervenciones médico-asistenciales son algunos de los logros que este grupo de nueve mujeres auto-organizadas han obtenido a través de marchas, cortes de ruta y otras acciones directas.

El Movimiento Teresa Rodríguez es una agrupación de trabajadores desocupados, "piqueteros", que desde el año 2002 levanta las consignas de "trabajo", "dignidad" y "cambio social" en sus planes de lucha y en la modalidad organizativa en su interior, que se caracteriza por el funcionamiento asambleario. En cuanto a las acciones que ha llevado a cabo en el tema de salud, el movimiento ha efectuado toma de centros de salud e instituciones del ministerio correspondiente, cortes de calles y actos públicos, entre otros, en defensa y reclamo por las garantías de atención sanitaria, desde la provisión de medicamentos y profesionales acorde con las necesidades de la comunidad, hasta el saneamiento del medio ambiente y el suministro de agua potable. La forma de organización en "cabildos" ha sido para el movimiento un modo de funcionamiento sustentado en la democracia de base, la deliberación en asambleas y la discusión colectivizada de sus asuntos.

Las Promotoras de Salud del Barrio Villa Urquiza es un colectivo de ciudadanas que trabajan en tareas de atención primaria de salud (desde relevamientos epidemiológicos hasta campañas por la ley de salud sexual y reproductiva) en conjunto con el centro de salud del barrio y/o, en algunos casos, debido a su pertenencia a otras organizaciones, como la rama territorial de la CTA (Central de Trabajadores Argentinos) y el Movimiento de Mujeres de Córdoba.

La Mesa en Defensa de la Salud Pública, Universal y Gratuita realizó sus actividades como fiscalización de un programa provincial de provisión gratuita de medicamentos de neto corte asistencialista y con graves déficit de funcionamiento. Surge como una actividad interasamblearia de vecinos, un fenómeno de participación ciudadana que desde 2002 copó las plazas de varios barrios de la ciudad, con modalidades de democracia directa por fuera del sistema institucional. La actividad de la Mesa consistía en visitar hospitales y dependencias del Ministerio de Salud, y hablar con los pacientes a la espera de la entrega de sus medicamentos, escribir su testimonio, armar informes y hacerlos circular en redes de información a manera de denuncia, además de peticionar a las autoridades sanitarias en cada hospital.

A continuación, se presenta un recorte de la reflexión sobre estas prácticas dentro de los desarrollos de aquella investigación. Los contextos y sentidos que configuran las acciones en defensa de la vida en estos escenarios medidos por enfermedad y muerte, así como las circunstancias en las que la potencia de la acción parece ser bloqueada o paralizada por los efectos de los dispositivos de poder, hacen de las siguientes unas notas biopolíticas.

1. ¿Cuál es el escenario en el que se despliegan estos modos de ser y actuar juntos? La crisis del modelo de la salud pública neoliberal y sus efectos que se prolongan en los gobiernos actuales, pese a los cambios políticos posteriores a la crisis del 2001. Desde la caída del presidente Fernando de la Rúa, a raíz de la movilización de amplios sectores de la población en reclamo de cambios de políticas y en profundo rechazo a la clase dirigente, los nuevos gobiernos intentaron desplegar una serie de medidas para paliar los drásticos efectos de la privatización, mercantilización y desmantelamiento de las prestaciones públicas en materia sanitaria, mediante una serie de planes de asistencia social y de emergencia. El estado generalizado de suspensión de los derechos reconocidos constitucional y legalmente, sin embargo, no ha variado mucho precisamente en lo que respecta a reconocimiento y garantía de los mismos.

En el caso de la provincia de Córdoba, la reforma de ley provincial de salud es un proyecto formulado desde los requisitos del BID a través de una línea de programas para salud pública, aquí conocidos como Proaps (Programa de Atención Primaria de la Salud); introduce nociones que van desde el autocuidado a la prestación focalizada, no universal, así como criterios de gerenciamiento y de injerencia del capital privado3, transformando el sistema tradicional, una estructura de bienestar desmantelada, a las estrategias de la APS, con prestaciones mínimas y con enormes déficit en cuanto a acceso de la población a otros niveles de complejidad en el sistema sanitario.

Mientras las estadísticas ponen en números esta situación4, los testimonios muestran su padecimiento:

"Esto es un campo de concentración, nos tienen ahí metidos en un campo de concentración, todos encerrados, dejándonos morir" (Madres de Barrio Ituzaingó Anexo). "Te da la sensación de que no les importa nada, y nos están aniquilando" (mujeres del Movimiento Teresa Rodríguez). "Se puede ver el permanente paso de personas dirigiéndose a pie hacia al ministerio, sus cuerpos y sus rostros muestran diversos y profundos pesares, también su obstinación en conseguir lo que les corresponde, lo que nos han prometido, lo que se empecinan en dar como dádiva los poderosos" (integrantes de la Mesa en Defensa de la Salud Pública). "Vos te podés estar muriendo y a ellos no les importa, directamente te dejan morir", "Me mataron en vida. Me robaron los sueños", "Te maltratan por ser pobre, te dicen que acá hay una salud para ricos y otra para pobres, y los pobres se tienen que joder" (mujeres del Movimiento Teresa Rodríguez).

¿Qué quieren expresar estos testimonios cuando se usa la palabra "campo", cuando hay referencias a una situación de abandono, a un "dejar morir"? ¿Qué valor tiene la vida para los protagonistas, que en estas crónicas sintetizan sus padecimientos y los motivos de su lucha? Quienes enuncian estos testimonios describen las cuantiosas escenas del despojo, el abandono y la precarización de la prestación del servicio, desde falta de medicamentos y profesionales para cubrir las demandas de barrios muy humildes, en el caso del Teresa Rodríguez, a escasez de drogas oncológicas, como reclamo de los pacientes que se acercan a la Mesa, o la ausencia de una intervención eficaz en materia de contaminación ambiental como en el problema en el que actúan las Madres de Barrio Ituzaingó Anexo. Denuncias que evidencian la vigencia sin significado, sin aplicación efectiva, de todo el aparato legal y constitucional, las políticas públicas y los programas específicos destinado a garantizar como derecho la salud, la vida y el medioambiente. Giorgio Agamben, pensador italiano, aborda uno de los términos utilizados, el campo, paradigma que configura el espacio político actual en las llamadas "ceremonias de despojamiento de ciudadanía". El campo es el espacio que se abre cuando el estado de excepción comienza a convertirse en regla. "En él, el estado de excepción, que era esencialmente una suspensión temporal del orden jurídico, adquiere un sustrato espacial permanente, que, como tal, se mantiene constante fuera del orden jurídico normal" (Agamben, 2001: 38). "Sólo porque los campos constituyen, en el sentido que hemos visto, un espacio de excepción, en que la ley es suspendida de forma integral, todo es verdaderamente posible en ellos". (Ibíd. 39). Quienes entran al campo, como las Madres, las mujeres piqueteras y sus familias y los pacientes que dejan sus testimonios en la Mesa en Defensa de la Salud, se mueven en esta zona de penumbra para cualquier generación de derechos: civiles, políticos, sociales, culturales. Sus formas de vida son reducidas a vidas desnudas, vidas que no merecen vivir, señala Agamben.

2. El mismo pensador sugiere que nos preguntemos más que por cómo es posible que se cometan las atrocidades que suceden en situaciones donde opera la lógica del campo, por aquellos procedimientos o dispositivos que lo configuran. En nuestro caso, dado que el Estado democrático de derecho no puede negar abiertamente el reconocimiento de los derechos de la población en cuestiones sociales, apunta a transformar la relación de la población con el modelo de políticas sociales instalado, y lo hace a través de la configuración de representaciones sociales, de estrategias de subjetivación y de la materialización de las políticas en las estrategias de racionalización administrativa y organizacional de sus instituciones. Entendemos este conjunto de representaciones, discursos y estrategias como "dispositivos", en tanto mecanismos o tecnologías que actúan sobre la vida, sobre los cuerpos, y siempre inscriptos en una relación de poder, por lo tanto, los dispositivos son instrumentos bio-políticos. Para el caso que nos ocupa, hemos abordado el dispositivo de la autorresponsabilización individual y colectiva. Se busca lograr que los sujetos se sientan responsables de su propia salud y que "se hagan cargo" de la misma. La autorresponsabilización supone que los sujetos, porque actúan libremente en el mercado, pueden asumir libremente el desarrollo de sus propios destinos. Y porque son responsables de su "éxito" o "fracaso", generan un sentimiento de auto-culpabilización que lleva a la necesidad del auto-cuidado.

En el nivel individual, el comportamiento prescripto es aceptar casi en conformidad y obediencia que tenemos que pagar los bonos de contribución en los hospitales públicos, tolerar una atención sanitaria deficitaria "porque es lo único que tenemos", "porque somos pobres", "porque hay una salud para ricos y otra para nosotros", como señalan quienes tienen que padecer diariamente en los pasillos de los hospitales. En el nivel colectivo, la responsabilidad del funcionamiento del sistema recae sobre la comunidad próxima y no sobre la capacidad de gestión del Estado. Sólo como ejemplo, dos casos: la formación de promotores de salud y la formación de redes comunitarias en torno a los dispensarios. Estas dos políticas son centrales, tanto en el mencionado programa Proaps de la provincia de Córdoba, como en las políticas municipales en materia sanitaria5.

En relación con los promotores, esta actividad es voluntaria, no recibe salario alguno, y consiste en realizar captación de pacientes con dolencias y enfermedades, llevarlos al centro de salud para recibir atención médica básica, y dependiendo del caso, derivarlos a hospitales para ser atendidos en otros niveles de complejidad del sistema. También se realizan relevamientos epidemiológicos y de desnutrición en la población de las villas. Las promotoras igualmente organizan charlas sobre temas como salud sexual y reproductiva, enfermedades de transmisión sexual, etc.; los petitorios a las autoridades para la erradicación de basurales; la concesión de predios para levantar salones para actividades comunitarias; el acompañamiento de personas con enfermedades terminales o víctimas de violencia familiar en la gestión de asistencia económica y sanitaria en las reparticiones públicas. En cuanto a la formación de redes de salud, éstas suponen la integración de los actores barriales en un espacio democrático de trabajo conjunto por la salud de la comunidad.

En Córdoba, un funcionario de la secretaría de salud de la municipalidad, repite de barrio en barrio:

Queremos fomentar la participación de la gente. Queremos que la gente se acerque y se involucre en la solución de los problemas de salud del barrio. No nos interesa que venga una autoridad o un funcionario a decirnos que tiene que hacer esto o aquello. Acá queremos construir con democracia participativa, respetando la autonomía de la comunidad en las decisiones que tome6.

Estos llamados a la participación se apropian del discurso democrático, mientras que en su interior las soluciones puntuales a demandas puntuales nunca llegan por las vías de la deliberación colectiva y la respuesta de los funcionarios a las demandas, sino por la lucha de los colectivos en la calle ante la falta de atención. Los espacios carecen de condiciones institucionales apropiadas para garantizar la participación ciudadana y la construcción participativa de soluciones, puesto que no hay reconocimiento institucional de la capacidad de decidir sobre las reglas o la distribución de los recursos. La resolución de los problemas sigue en manos de unos pocos funcionarios, los cuales no procesan sino que burocratizan las demandas. Este simulacro de deliberación oculta lo real, el trabajo de la gente, como una suma de solidaridades para cubrir la retirada del Estado en cuestiones públicas. Pero la efectividad de este dispositivo no radica sólo allí, sino que además reside en una sumatoria de efectos que paralizan o desarticulan experiencias autónomas y antagonistas: la sobrecarga ética, cognitiva y política que reciben quienes participan en la modalidad de promotores y redes; la denegación de identidad de estos colectivos si no "pertenecen" al espacio de la red, por ejemplo, o el desconocimiento de la legitimidad de sus demandas en tanto no participan del lugar "natural" comunitario donde se procesan los problemas. La injerencia del poder político dominante reproduce sólo relaciones de poder hegemónicas, que no cuestionan el estado de las cosas sino que apuntan a su consenso, en tanto pautan los temas de la agenda y los modos en que se discute. Los colectivos con los que escribimos en esta investigación se ven así resentidos en sus actividades, con discusiones en su interior que amenazan la fractura, la desmotivación, y en definitiva, una disminución o una captura de la potencia de acción.

3. De las prácticas a los conceptos. Si estamos hablando de la vida en las mallas del poder, el paradigma de la biopolítica nos aporta un análisis de los modos en que el poder penetra en el cuerpo de los sujetos y modela sus formas de vida, las distintas estrategias por medio de las cuales el Estado asume el control y el cuidado de la vida de los individuos.

Ahora bien, a partir del uso foucaultiano del término7, las discusiones contemporáneas sobre la categoría de la biopolítica han cobrado un lugar central para pensar la política, otorgándole otros sentidos no negativos, que nos permitirían pensar no sólo los mecanismos de dominio sobre la vida sino la defensa de la vida como resistencia, como acción. En primer lugar, una actualización del aporte foucaultiano en la obra de Agamben, a través de definiciones como las del campo y la vida que no merece vivir, que presentáramos previamente.

Continuando con el arco de discusiones, para algunos pensadores en la tradición de Toni Negri, Paolo Virno y Maurizio Lazzaratto, por ejemplo, la unión de la vida y la política es la consecuencia de que la potencia inmanente de la vida, en su función ontológica, hoy cubre todos los aspectos de la existencia productiva social e individual; en otras palabras, la vida es una sustancia ontológica que unida al poder lo transforma en una potencia inmanente de la cual, finalmente, dependen los procesos tanto de la producción como de transformación revolucionaria de la sociedad. En cambio, para una línea de reflexión que profundiza el sentido negativo de la biopolítica, el enlace de los términos vida y política es una operación muy riesgosa. El mencionado Agamben es incluido entre los pensadores "pesimistas" de la biopolítica. Otros, como Badiou y sus seguidores locales, el Grupo Acontecimiento, sostienen que el resultado general de los desplazamientos operados como efecto de la falta de políticas de ruptura activas, en especial la sustitución de la lógica política-pública del Estado por la legalidad de la producción económica (capitalista), es haber puesto en primer plano el tema central de la vida.

Que la supervivencia sea el motivo esencial y determinante de cualquier política es lo que llamamos biopolítica. Vida/muerte y seguridad, es el nudo de la biopolítica. Cuando el Estado, por los motivos señalados, instrumenta su acción de tal forma que la supervivencia y la seguridad constituyen el horizonte central de toda decisión política, se abre el espacio de la barbarie 7.

La biopolítica sería entonces un dispositivo mortífero dado que atrapa tanto al que destruye la vida como a aquél que subordina todo su pensamiento y su acción para defenderla, porque entiende que toda política posible debe basarse en el reconocimiento de que la vida es un valor sagrado. Por ello es que este colectivo de pensamiento sostiene que la idea de vida biológica, y todo lo que de ella depende, debe ser erradicada de la política si ésta quiere ser de emancipación. "Si hay algo de lo que puede enorgullecerse la humanidad del hombre es la posibilidad de entregar su propia vida en defensa de un principio o de un ideal. Pues bien, la lógica del capitalismo mundial que hoy inunda la política ha logrado invertir esa donación: todo principio o ideal debe reducirse a conservar la vida" (Grupo Acontecimiento, 2002).

Lejos de cerrar la discusión o forzar una toma de posición, estas tensiones en las concepciones de biopolítica deberían nada más que abrir los caminos de reflexión. El aporte de las discusiones sobre biopolítica a este trabajo estaría dado al menos en dos cuestiones importantes. Una de ellas, proporcionarnos una posibilidad de análisis del poder, de las tecnologías de dominación, que podemos leer, por ejemplo, en estrategias como las de autorresponsabilización individual y colectiva. El otro aporte a esta discusión, tiene que ver con la posibilidad de visualizar la oportunidad de enmancipación que hoy están construyendo las acciones colectivas en salud pública, en su lucha por la vida. De esta manera, se puede adoptar una perspectiva en la que las dicotomías sobre el sentido de la biopolítica no sean excluyentes y que, al contrario, nos den la oportunidad de activar el pensamiento sobre la acción política, como forma de contribuir tanto a desmontar los dispositivos como a potenciar la producción de experiencia política.

4. Si la efectividad del dispositivo biopolítico de la autorresponsabilización está en la captura, bloqueo o parálisis de la acción, una tarea para desmontar este dispositivo está en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con el mismo. En los escenarios de la despolitización de colectivos de lucha, lograda por estrategias como las de autorreponsabilización, quizá la pregunta principal de la investigación tenía que ver con pensar la acción como estrategia para salir de la parálisis. Indagar sobre los sentidos de la política, no como definición de diccionario solicitada a los entrevistados, sino como un pensamiento situado, un registro reflexivo de los usos de la palabra política por sus protagonistas, en la propia práctica. Si aceptamos el supuesto de que aprendemos el significado de las palabras a partir de la realidad experimentada, podríamos sugerir que lo que pensamos y decimos muestra lo que hacemos. Consideramos relevante reflexionar a partir del uso y la circulación de la palabra, que da sentido al conjunto de acciones en cada experiencia. Acaso con algunos denominadores comunes, el sentido de la política se genera en estas experiencias a través de: auto-organización y autogestión para resolver los problemas que por acción y omisión el Estado no resuelve (desde las Madres de Barrio Ituzaingó Anexo que han realizado los estudios de contaminación inicialmente por su cuenta, al Movimiento Teresa Rodriguez que intenta organizar su propia farmacia y consultorio médico); instancias deliberativas en asambleas y reuniones con los miembros de la comunidad para la discusión y toma de decisiones; acciones directas como cortes de ruta, marchas para lograr la visibilidad pública y para que los funcionarios intervengan ante la falta de respuestas por las vías tradicionales de petición a las autoridades; "negociaciones" o enfrentamientos con los funcionarios, etc.

Primer registro:

Nosotras no hacemos política, nosotras trabajamos para la gente [...] Nos querían meter en política todo el tiempo. Se nos acercó mucha gente con esas intenciones, y nosotras siempre mantuvimos una separación de eso, acá los políticos no entran ni nosotras entramos en política (integrante de Madres de Barrio Ituzaingó Anexo).
Yo no hago política, yo quiero hacer trabajo social en serio, quiero trabajar para la gente, para solucionarle los problemas [...] la política es lo más sucio que hay, la peor gente está ahí, es una mafia donde lo único que les importa es robar, donde se miente todo el tiempo. Yo esa experiencia la tengo por mi familia y no quiero saber nada con eso (integrante del Movimiento Teresa Rodríguez).

En este primer registro, hay una identificación negativa de la realidad de la política, a partir de lo cual se produce una (sobre) valoración de lo social. No está en las intenciones de los actores la recuperación del concepto de la política y lo político, o la consideración de la política como un bien. El riesgo que conlleva este registro es que se puede solapar con las estrategias de intervención de los políticos quienes como funcionarios o agentes del gobierno avanzan fuertemente sobre la esfera de lo social en sus tácticas de despolitización y desmovilización de la acción colectiva apoyados en el discurso de la participación ciudadana en la atribución de autorresponsabilización para la solución de los problemas de fondo.

Segundo registro:

La política es así. Estos son los costos que hay que pagar. En este momento no tenemos correlación de fuerzas para ponernos duros, y necesitamos mucho los recursos. No nos queda otra que mantener abierta la puerta del diálogo (integrante del Movimiento Teresa Rodríguez).
Sí, es laburo político porque te sentís que obligadamente tenés que llegar al político que está arriba entonces ¿qué tenés que hacer? [...] Yo estoy haciendo política en el sentido que yo veo la necesidad que hay en el barrio, convoco la gente para que vamos a hacer un piquete, entonces estoy haciendo política, a la vez estoy haciendo política social para poder pedirle al otro político que nos baje lo necesario, los remedios, la leche, los bolsones, o sea lo mires por donde lo mires es política (promotora de salud de Villa Urquiza).

La posibilidad de ser incorporados por las estrategias políticas de sus adversarios se visualiza al pensar en el segundo registro, en la medida en que este implica la aceptación de las reglas del juego como si no existieran otras alternativas. Sin embargo, las prácticas ponen en evidencia que aun en relaciones de dominación cristalizan las relaciones estratégicas. Puesto que se trata de una coordinación estratégica de fuerzas, se abren dos caminos posibles para la acción pensada en este registro. Uno de ellos es la inevitable reproducción de los modos de la política, en este caso sería repetir un ejercicio del poder que despliega sus estrategias para controlar y disciplinar la acción y asegurar el orden instituido: la permanente construcción del campo y de la vida que no merece ser vivida. Pero el otro camino deja abierta una brecha, un espacio en donde la dominación no es total y no alcanza su cometido de desarticular y desmotivar la organización. La atribución de responsabilidades públicas desde el Estado a los colectivos de ciudadanos no implica generar sujetos-efectos de esas estructuras de poder, sino que las actividades de esas estrategias pueden ser resignificadas en términos de resistencia, de organización para la acción. En la provisión de un mínimo de recursos de subsistencia, queda un margen de movilidad que permite hacia dentro del colectivo, reforzar posiciones y actividades, como las asambleas, la discusión, la elaboración de nuevos planes de acción y lucha. En todo caso, hay una pragmática aplicada a una situación muy desigual en la resolución de los problemas, y esta pragmática permite que la dominación no sea total, abre un camino de posibilidad para pensar la relación entre vida y política desde un lugar que puede ser el de la generación de algo diferente y que no termina reproduciendo el estado de las cosas.

Tercer registro:

No hacemos política partidaria, pero hacemos política. Sí, se hace política, porque la protesta ya es política yendo en contra de un sistema que funciona mal, yo no me siento representada por los políticos, al defender mis derechos yo pienso que hago política (integrante de Madres de Barrio Ituzaingó Anexo).
La diferencia con la política que hacen ellos es que nosotros venimos de abajo y tenemos que luchar para conseguir un lugar, ellos ya lo tienen, esa es la diferencia, que estamos tratando de enfrentar, nosotros somos la oposición, ellos son los gobernantes, y ellos lo saben, ellos saben que nosotros a la larga estamos haciendo la política, y saben que si nosotros nos lo proponemos a ellos los sacamos, como lo sacamos a De la Rúa en su momento, como se hizo en el 19 y 20 de diciembre (integrante del Movimiento Teresa Rodríguez).
A mí me parece que nosotros nunca representamos a nadie, y eso confundió un poco a la gente, como que están esperando que uno sea el representante, depositan en uno, que vos seas un gestor, y yo te apoyo, que seas un partido político, y nosotros no éramos nadie, éramos ciudadanos que queríamos defender nuestros derechos, que estábamos ahí, yendo a hablar con los funcionarios sin ninguna chapa, haciendo uso de nuestros derechos políticos, pero esa nueva práctica no fue entendida, es más, creo que no le interesó a la gente (integrante de la Mesa en Defensa de la Salud Pública).
El tema este de los movimientos sociales, transversales u horizontales, como sea, si no empieza a tener una repercusión política, no digo política partidaria, y la gente empiece a ver en esa lucha política realmente concretar [...] se queda en lo social básico, y ese es uno de los peligros de las asambleas, que quisieron ser copadas por grupos ultra, pero por otro lado está el tema de cuando queda la cosa así nomás (integrante de la Mesa en Defensa de la Salud Pública).
Se han conformado un ejercicio de la ciudadanía de baja intensidad, funcionales con formas delegativas de la democracia. Ahí es donde la Mesa quiere y trata de promover a través de sus actividades otra comprensión de los derechos políticos y de la injerencia de la ciudadanía en asuntos públicos, en la relación con las instituciones del Estado, que se oponen a las reformas neoliberales como las leyes del estado nuevo de la provincia, que limitan los derechos a participar como mero usuario-cliente en organismos reguladores de servicios públicos (integrante de la Mesa en Defensa de la Salud Pública).

En estos registros se despliega la posibilidad de creación sobre el reconocimiento de las condiciones de la política actual, y sobre esas condiciones actuar, innovar, crear otros sentidos, otras prácticas. La afirmación "nosotros hacemos otra cosa" denuncia las formas de la política tradicional de los gobernantes, en tanto formas de control y disciplinamiento que tienden a reducir las existencias políticas como vidas que no merecen vivir y se valen de los dispositivos de configuración del campo para ello. A la vez, esta denuncia es lo que permite su crisis, y desde allí, generar otro espacio, partiendo de la lucha por las necesidades, la defensa del reconocimiento de los derechos a la vida y a las condiciones de vida.

A partir de las distintas perspectivas de sus protagonistas, el valor de estos registros reflexivos está en la posibilidad de pensar, desde una concepción de la performatividad del lenguaje, en las condiciones de potencia y bloqueo de la acción. Los conceptos nacen de formas de vida, aquellas que los dispositivos pretenden reducir a vidas que no merecen vivir y sin expresión política significativa. Reconstruir reflexivamente la acción colectiva a través de sus juegos del lenguaje, ha sido una de las intenciones de la investigación. Mostrar cómo la conexión entre las palabras y los hechos expresa una gramática de la acción colectiva, y en tanto marco interpretativo, forma parte de la misma praxis política, ha sido una de las características metodológicas, desde una posición en que la misma tarea de investigación es pensada como acción política. Por último, y en sintonía con estas afirmaciones, Agamben propone que sólo el pensamiento y su potencia pueden romper con la fractura biopolítica que nos convierte en vidas que no merecen vivirse (Agamben, 2001).

Tan sólo tres años después

En el transcurso de esta investigación, al preguntarnos por el sentido de la política buscamos pensar de qué modos y bajo qué condiciones la acción podría superar los efectos de aquellos dispositivos que producen su bloqueo, en este caso por las estrategias de autorresponsabilización, en contextos de ceremonias de despojamiento de ciudadanía y crisis de representación política. Hoy las preguntas siguen vigentes, porque la hostilidad del sistema político se ha acentuado, no sólo en la imputación de responsabilidades, sino en otras estrategias que incluyen también denegación de identidad, menosprecio y amenazas físicas hacia estos colectivos. Los responsables de la función pública en sus distintos niveles han reforzado la incidencia desmovilizadora en los modos de auto organización y en el ejercicio de un derecho de resistencia por parte de los colectivos, buscando resolver la tensión en favor de los intereses que refuerzan todas las formas de exclusión y privación de derechos. En el interior de los colectivos es muy difícil sortear estos embates sin rupturas y presiones que provocan malestar entre sus integrantes y preparan terrenos propicios para la desarticulación de una coordinación de las fuerzas que sostienen la acción colectiva, y en ello, la afirmación del valor de la vida, una biopolítica afirmativa, como ejercicio de la potencia del existir. Reflexionar situada y conjuntamente sobre la acción para liberarla de aquellos dispositivos que actualmente determinan su bloqueo, su parálisis, es una forma, entre otras, de acompañar y sostener la producción de estas experiencias políticas.

CITAS

1 Puede consultarse en: <http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/becas/2003/poder/berger.pdf>.

2 Quisiera destacar los aportes de la noción de éxodo de la ciudadanía del campo de la representación política dado por las discusiones del Proyecto Ciudadanía (Iifap-UNC) y en especial de la profesora Cecilia Carrizo.

3 Algunos documentos para consultar al respecto: "Programa de Proaps del gobierno de la Provincia", disponible en: <http://www.proaps.cba.gov.ar/quees.html>, Carta del Ciudadano, Constitución de la Provincia de Córdoba.

4 Un estudio de una consultora local del año 2003 presenta, entre otros datos, la siguiente información sobre el acceso a servicios públicos de salud en la ciudad de Córdoba: la disponibilidad de cobertura es seis veces más alta entre las personas de nivel socioeconómico alto que entre los menos favorecidos de la escala social, esto significa que nueve de cada diez personas de nivel alto tiene cobertura y sólo 1,5 de cada diez en condiciones marginales la posee. En una población de 1.000.000, 309.000 cordobeses, mayores de 18 años y menores de 75 no tienen ni mutual, ni obra social, ni pre paga, dependen de la salud pública. Para un poco menos de la mitad de ellos (48%) esta situación es nueva: un gran número de personas ha empeorado su situación como consecuencia de la pérdida de coberturas al ser despedidas de sus trabajos. Entre quienes no tienen actualmente coberturas de salud, un 48% si contaba con ella en el pasado, y la perdió (lo que equivale al 18,3% del total de la población de Córdoba). Este grupo está constituido principalmente por personas de niveles medios y bajos. Siete de cada diez cordobeses, o algún familiar próximo, han recibido asistencia médica en algún dispensario u hospital público en los últimos tres años. Un 83% de las personas de nivel socioeconómico bajo, el 68% de los de niveles medios (Perspectiva Sociales, 2003).

5 Algunos documentos de la Dirección de Epidemiología Comunitaria de la Municipalidad de Córdoba enuncian estas políticas, consultar en: <http://www.cordoba.gov.ar/cordobaciudad/principal2/default.asp?ir=5_12>.

6 Curiosamente, el desarrollo del trabajo de campo para esta investigación coincidió en varias oportunidades con las reuniones que autoridades municipales realizaban en los barrios donde las experiencias de acción colectiva tienen lugar.

7 El término biopolítica fue utilizado por Foucault para señalar los procesos por los que la vida comenzó a ser gobernada y administrada políticamente. La especie y el individuo, en cuanto puro cuerpo viviente, se convierte en el objetivo de las estrategias del poder político. La biopolítica son los mecanismos, técnicas y tecnologías de poder que trabajan con la población como problema político, como problema a la vez científico y político; biológico y de poder, en tanto que la población es una especie de entidad biológica que debe ser tomada en consideración para utilizarla como máquina para producir y controlar socialmente (Foucault, 1996; 1999; 2002). El camino del poder es reducir los sujetos políticos a vidas humanas en su mínima expresión: corporal, biológica y sanitaria. Para Foucault, "La tecnología del poder biopolítico conseguirá instaurar mecanismos que tendrán funciones muy diversas de las que eran propias de los mecanismos disciplinarios. En suma, instalar mecanismos para optimizar la vida. Estos mecanismos, como los disciplinarios, están destinados a maximizar las fuerzas y extraerlas, con procedimientos del todo diferentes [...] No se toma al individuo en detalle. Por el contrario, se actúa por medio de mecanismos globales, para obtener estados totales de equilibrio, de regularidad. El problema es gestionar la vida, los procesos biológicos del hombre- especie, y asegurar no tanto su disciplina como su regulación" (Foucault, 1996: 255).


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