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Nómadas

versão impressa ISSN 0121-7550

Nómadas  n.30 Bogotá jan./jun. 2009

 

NÓMADAS en la imaginación teórica contemporánea

Nómadas in the contemporary theoretical imagination

Eduardo Restrepo*

* Antropólogo. Doctor en Antropología con énfasis en Estudios Culturales de la Universidad de Carolina del Norte-Chapel Hill. Profesor asociado del Instituto de Estudios Sociales y Culturales, Pensar-Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá - Colombia). Agradezco los comentarios de los dos pares evaluadores por sus acertadas sugerencias. E-mail: restrepoe@javeriana.edu.co

ORIGINAL RECIBIDO: 16-III-2009– ACEPTADO: 27-III-2009


En este artículo se examinan las contribuciones de la revista NÓMADAS a lo largo de su trayectoria, y se hace una presentación de los artículos que componen el presente número. En la segunda parte del texto, se exponen dos corrientes intelectuales de la teoría contemporánea: los estudios culturales y el pensamiento descolonial.

Palabras clave: revista NÓMADAS, teoría social contemporánea, teoría crítica, estudios culturales, pensamiento descolonial, grupos de investigación IESCO.

Neste artigo se examinam as contribuições da revista NÓMADAS ao longo da sua trajetória, e se faz uma apresentação dos artigos que compõem o presente número. Na segunda parte do texto, expõem-se duas correntes intelectuais da teoria contemporânea: os estudos culturais e o pensamento descolonial.

Palavras-chaves: revista NÓMADAS, teoria social contemporânea, teoria crítica, estudos culturais, pensamento descolonial, grupos de pesquisa IESCO.

The first part of this article deals with the past contributions of the magazine NÓMADAS and presents the current issue articles while in the second part it tackles two contemporary thought tendencies: the cultural studies and the descolonial thought.

Key words: magazine NÓMADAS, contemporary social theory, critic theory, cultural studies, des-colonial thought, IESCO research teams.


[...] el saber no se produce por consenso, sino por disenso. No es una suma de lo mismo, sino un producto de lo diferente
Jesús Ibáñez

Introducción

Un doble sentido se expresa intencionalmente en el título de este texto. De un lado, con tal título se indica una reflexión sobre el lugar de la revista NÓMADAS en la imaginación teórica contemporánea. Del otro, se remite a la imagen misma de unos personajes nómadas en su recorrido por una especie de terreno constituido por la imaginación teórica contemporánea. Ambas labores serán emprendidas en el presente escrito. La labor de reflexión sobre el lugar de la revista se adelantará remitiéndose a un análisis de los números anteriormente publicados, pero también de las contribuciones del presente número. Por su parte, la labor de recorrido hará un énfasis por aquellos "territorios" con los cuales estoy más familiarizado y que, a mi juicio, resultan de particular relevancia hoy desde una perspectiva de producción de conocimiento situada en un lugar periférico del sistema-mundo. Entiendo ambas labores como una práctica de representación que se encuentra ineludiblemente atada a visibilidades que son también ocultamientos, a conocimientos que son también ignorancias. No pretendo dar cuenta (en el sentido de agotar, de plantear la última palabra o de un cerramiento de verdad) de NÓMADAS o de los nómadas en la imaginación teórica contemporánea, sino sugerir algunos trazos de legibilidad sobre el lugar de la revista y de los recorridos de los personajes en relación con esta imaginación.

NÓMADAS: cartografías de una revista

Parte significativa del pulso del ejercicio intelectual en los últimos quince años del establecimiento académico del país se encuentra registrado en las páginas de la revista NÓMADAS. Con sus ya treinta números publicados, NÓMADAS se perfila como un componente nada desdeñable del archivo (a la manera de Foucault) de lo que podría considerarse la última fase de la producción académica desde Colombia. En sus páginas, los lectores se han encontrado con temáticas y enfoques que aparecieron o se posicionaron en la segunda mitad de los años noventa y en lo corrido del nuevo milenio. Artículos escritos desde los estudios culturales, la teoría poscolonial, los estudios subalternos, aparecen publicados junto con otros redactados desde las disciplinas más sedimentadas de las ciencias sociales y humanas, para pensar problemáticas como la modernidad, las identidades, el género, los jóvenes, el conocimiento, los conflictos, la Universidad y la investigación, entre otros. Muchas de estas contribuciones son resultado del trabajo investigativo realizado en el seno de la Universidad Central: primero del DIUC (Departamento de Investigaciones de la Universidad Central) y luego del IESCO (Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos de la Universidad Central). Otras son aportes de distintas figuras académicas del país y del extranjero, no pocas de ellas centrales en los respectivos campos sobre los que versan sus artículos.

Si se toman los números en su conjunto, pueden plantearse ciertas características que establecen una suerte de perfil de la revista. En aras de la brevedad, sólo resaltaré cuatro de las más evidentes. En primer lugar, se puede indicar que NÓMADAS se inscribe en la tendencia teórica contemporánea que explicita e insiste en la radical historicidad y el carácter construido de los "hechos" sociales y culturales estudiados. Desde los artículos publicados en el primer número en 1994, temáticamente enfocado hacia las "identidades culturales", se encuentran a menudo planteamientos analíticos y operativizaciones para abordar los "objetos" de estudio como construcciones históricas específicas, antes que entidades que se conservan en su identidad primordial a través de los avatares de transformaciones de superficie o que describen trayectorias teleológicas. Con frecuencia, esta radical historicidad y el carácter construido de los hechos sociales y culturales estudiados son remitidos a una analítica de las relaciones de poder.

Una segunda característica se refiere a la relevancia de los diálogos interdisciplinarios o, mejor, transdisciplinarios, que se encuentran en muchos de los artículos, así como en la definición misma de las problemáticas de cada uno de los números. No es que en NÓMADAS no se encuentren contribuciones desde disciplinas específicas, sino que sería a todas luces errado considerarla como una revista disciplinar. Me explico. A lo largo de su existencia no ha sido una revista de antropología, sociología, psicología o historia; aunque se puedan encontrar fácilmente artículos de practicantes de estas disciplinas y, en muchos casos, sus contribuciones han sido claramente disciplinarias. Pero el lector se encuentra a menudo con ejercicios que trascienden los marcos disciplinarios, y en ocasiones, como resultado de líneas de investigación en las que participan profesionales con diferentes formaciones. Desde la práctica misma, la política de NÓMADAS apuntala las aproximaciones que retan fronteras disciplinarias. No pocas veces, abordar seriamente problemas contemporáneos pasa por redefinir las certezas y sentidos comunes disciplinarios.

La explícita preocupación por las problemáticas sociales y culturales de gran relevancia intelectual y política para comprender nuestro presente, constituye otra de las características de NÓMADAS. Sin duda, la decisión editorial de que cada uno de los números aborde una temática central, permite la profundización y el diálogo entre diversas posiciones y perspectivas. Algunas de estas problemáticas se refieren a coyunturas específicas del país como la violencia, el conflicto y la descentralización. Pero muchas otras apuntan a problemáticas no circunscritas a Colombia, sino a asuntos pertinentes en la comprensión de nuestra contemporaneidad, más allá de las fronteras nacionales. Aquí se destacan los números temáticos dedicados a los jóvenes y la juventud; el género y la sexualidad; las identidades y las subjetividades; los medios de comunicación, la modernidad, la globalización y la cibercultura; la historia ambiental y la ecología política; la educación y la escuela; y el conocimiento, la investigación y la Universidad.

Cabe destacar la insistencia en algunas de estas problemáticas. Los jóvenes y la juventud son el foco de interés de tres números (4, 13 y 23), así como la fuente de múltiples contribuciones en diversas entregas en relación con otras temáticas. Igual sucede con el género (6, 14 y 24). La educación, en sus articulaciones con la comunicación, la ciudadanía y las diferencias de género y culturales, constituye otra veta que ha sido examinada en diferentes números (5, 9, 14, 15 y 21). No obstante, la mayor preocupación que ha atravesado NÓMADAS a lo largo de los números publicados es la producción de conocimiento y la investigación. Sobre la investigación se han dedicado números al aspecto metodológico y las técnicas cualitativas (18); a la dimensión formativa de los investigadores (7); así como a su articulación con las transformaciones sociales, lo político y lo ético (17 y 29). Por su parte, el conocimiento es un destacado centro de interés, sobre todo de las últimas diez entregas: en relación con la Universidad y la producción de conocimiento (28) y con respecto a la geopolítica del conocimiento y las relaciones de poder (20, 25 y 26).

Finalmente, en los números publicados de NÓMADAS, una de las características más destacadas ha sido la presencia y el posicionamiento de un diálogo con enfoques y corrientes teóricas contemporáneas como los estudios subalternos, la teoría poscolonial, la teoría del sistema- mundo y los estudios culturales. En diversos números han aparecido artículos de autoridades internacionales de primera línea en estos campos. Pero también, múltiples contribuciones que abordan problemáticas concretas, lo hacen desde categorías y encuadres derivados de estos enfoques y corrientes. No siento que sea un desatino afirmar que la historia de los estudios culturales en el país, por ejemplo, encuentra en las páginas de NÓMADAS un escenario sin paralelo en ninguna otra revista en Colombia. Así, en los estudios consignados sobre identidades, género, conocimiento y subjetividades, por mencionar unos cuantos, tienen cabida autores, categorías y enfoques propios de los estudios culturales. Otro ejemplo del lugar de la teoría social contemporánea en NÓMADAS, se puede ilustrar con el número titulado "Teorías decoloniales en América Latina" (26). El pensamiento descolonial (también conocido como proyecto de modernidad/colonialidad o programa de investigación latinoamericano de modernidad/colonialidad) es el gran inspirador de las contribuciones no sólo de este número, sino de algunos artículos que han aparecido previamente. Tanto sobre los estudios culturales como sobre el pensamiento descolonial volveré al final de este artículo.

Todas estas características ponen en evidencia que NÓMADAS encarna un proyecto intelectual con una clara intencionalidad de apelar a la teoría social y cultural contemporánea, desde ejercicios transdisciplinarios, para contribuir a la comprensión de problemáticas nodales en la configuración de nuestro presente. Y es en ese sentido que se constituye en un componente importante del "archivo" de la producción y dilemas intelectuales que interpelan a la comunidad académica en nuestro país durante los últimos quince años.

Pero sobre todo, NÓMADAS requiere ser considerada como la expresión de una apuesta académica de las líneas y grupos de investigación adelantados desde el IESCO. La estela de la labor intelectual encontrada en las páginas de NÓMADAS es testimonio de las discusiones, apuestas y resultados de este Instituto, de un equipo de personas, de un sinnúmero de interlocutores. Es desde esta especificidad que adquiere sentido NÓMADAS. No son gratuitas, por tanto, las problemáticas que articulan los diferentes números analizados: responden a las dinámicas de producción, a los debates, a los avatares y a los resultados de unas investigaciones concretas desde el Instituto. De ahí los énfasis y las temáticas que reaparecen, las vueltas de tuerca de las preguntas sobre los jóvenes y lo juvenil, el género y la subjetividad, la investigación o las condiciones de la producción de conocimiento.

Un par de aspectos que no quisiera dejar pasar por alto, que pueden ser detalles insignificantes para algunos, pero que a mi juicio evidencian la particular inflexión que la revista le da a su proyecto intelectual, se refieren a su diseño y al hecho de que todos sus números se encuentren en Internet a disposición de quien quiera consultarlos y utilizarlos. Lo del diseño es algo que me impactó desde cuando tuve en mis manos uno de los primeros ejemplares. Papel de alta calidad con una generosidad inusitada en las imágenes que acompañan los artículos es poco común en las revistas académicas de ciencias sociales. Que la revista esté en su totalidad en Internet, sin restricciones de pagos de subscripciones ni encriptamiento de sus pdf para imposibilitar su impresión y utilización, supone una concepción de la libre circulación del conocimiento que hay que aplaudir. Ambos hechos dicen mucho de la posición de la revista sobre el acceso al conocimiento, que cuestiona las mezquindades y talanqueras que parecen operar en las políticas editoriales de otras publicaciones de universidades e institutos de investigación del país.

Sobre el presente número de NÓMADAS

En este número de NÓMADAS se reúnen una serie de trabajos que buscan establecer balances y retrospectivas de las líneas de investigación adelantadas desde el DIUC-IESCO, algunas de las cuales se remontan a principios de los años noventa. En este marco, Carlos Iván García y Darío Reynaldo Muñoz realizan un juicioso análisis de los antecedentes, surgimiento y desarrollos de la línea Género y Cultura del IESCO. Indican los diferentes proyectos realizados y los campos de investigación consolidados, así como los aportes conceptuales. De particular relevancia es la perspectiva relacional de género que, desde la confluencia de la psicología constructivista y el postestructuralismo, complejiza las elaboraciones feministas para incluir los procesos concretos de subjetivación de género, las masculinidades y la diversidad sexual, mostrando así la eficacia del poder en términos de efectos de sujeción sobre materialidades corporales configuradas históricamente (generización).

Por su parte, para la línea de investigación sobre Jóvenes y Culturas Juveniles se encuentra el artículo de José Fernando Serrano, Ana María Arango, Fernando Quintero y Leonardo Bejarano. Escrito en un tono muy singular (a partir de una conversación reflexiva que reconstruye el proceso mismo de la producción del artículo y en un estilo argumentativo en espiral, imposible de atrapar en unas cuantas líneas), se resaltan los diferentes momentos, aciertos y algunos callejones sin salida, que fueron definiendo unas confluencias transversales a las diferentes investigaciones adelantadas durante un período de seis años dentro de esta línea. Estas confluencias identificadas se refieren a las condiciones desde las cuales se define contextualmente lo juvenil, las representaciones y tecnologías que lo constituyen e intervienen, y los procesos de sujeción y singularización. Todo ello dentro de un movimiento teórico y metodológico por "culturalizar" lo juvenil, que implicaba no sólo la historización y la experiencia de la categoría joven, sino también su necesaria contextualización social. Además, en el artículo se aborda la retrospectiva de la línea también desde el hacer, pensado en las facetas del cómo, con quiénes y el para qué.

Con respecto a los aportes de la línea de investigación en Jóvenes y Culturas Juveniles, Manuel Roberto Escobar presenta un cuidadoso análisis de cómo han sido conceptualizados los jóvenes en el país, desde las elaboraciones pioneras asociadas con su criminalización, pasando por las formulaciones de marginalización y exotización de subculturas y tribus urbanas, hasta la noción de culturas juveniles. Igualmente, pone en evidencia el desplazamiento conceptual de lo identitario a las experiencias de subjetivación, para concluir con la relevancia y dificultades de pensar la corporalización de lo juvenil.

Además de estas contribuciones que hacen el balance de las líneas de investigación adelantadas desde el DIUC-IESCO, en este número se publican también varios artículos que versan sobre diversas temáticas. Aunque pueden ser leídos desde múltiples perspectivas, a mi manera de ver se pueden reunir en torno a dos grandes ejes temáticos. Por un lado, se encontrarían los artículos que, desde preguntas o estudios concretos, abordan la relación entre diferencia, subjetividad y política. Por el otro, se encontrarían los artículos que examinan desde perspectivas abiertamente transdisciplinarias, la comunicación y los regímenes de lo visual en relación con la educación y la escuela, respectivamente, así como una cartografía de las principales líneas que perfilan el relativamente reciente campo de la historia ambiental latinoamericana.

En el primer eje se ubica el artículo del politólogo brasileño Giuseppe Cocco, quien expone con detalle no sólo la metáfora de la antropofagia como modalidad de incorporación de lo otro para hacerlo uno mismo, sino también cómo este Manifiesto Antropófago puede trascender los polos de la ideología de la democracia racial y del multiculturalismo, para comprender las dinámicas raciales y la relevancia de las políticas de acción afirmativa (de discriminación positiva expresadas en cuotas) para Brasil. Su descripción de la polémica en Brasil sobre la acción afirmativa para el caso de los afrodescendientes es altamente relevante para Colombia, donde esta discusión se perfila con una fuerza inusitada.

Ya no partiendo de la discriminación racial y la acción afirmativa, sino de la pregunta por cómo entender hoy la cuestión del multiculturalismo, en su artículo, Ana María Fernández propone un cuestionamiento de orientación deleuziana al pensamiento de la diferencia como negativo de lo idéntico o como pensamiento de lo Uno. Las "diferencias desigualadas" constituye el núcleo de su propuesta, que se contrapone a las políticas de la tolerancia del liberalismo cultural, y que implica no sólo una epistemología crítica, sino también el cuestionamiento de los diversos reduccionismos disciplinarios desde un enfoque transdisciplinario.

Mostrando los desarrollos recientes de la línea Género y Cultura, el artículo de Lya Yaneth Fuentes aborda el tema de la participación e incidencia del movimiento feminista y de las organizaciones de mujeres en el posicionamiento de la agenda de mujer y género en las últimas administraciones de Bogotá, en particular entre 2004 y 2008. Enfocándose sobre la Mesa Diversa de Mujeres –un espacio plural y complejo, expresión de la diversidad de organizaciones participantes y de las identidades múltiples que allí convergen– este texto da cuenta de la compleja interacción que allí tiene lugar, de la riqueza del proceso, de los mecanismos de construcción de conceptos y acuerdos, necesarios a la tarea de cimentar el reconocimiento y participación femenina en el ámbito público y los asuntos de mujer y género como política de gobierno.

Estos tres textos, entonces, nos invitan a pensar los avatares de las políticas de la diferencia y la problematización de las articulaciones identitarias, recurriendo a la noción de antropofagia (más compleja que la del simple mestizaje o la hibridez) o a un pensamiento de lo múltiple. Los tres artículos son una elaboración más allá de las tecnologías de la asimilación, de la borradura de la singularidad, sin desconocer las relaciones de poder que instauran las jerarquías y desigualdades.

En relación con la colombianidad, a partir del análisis de varios textos publicados en la revista Cromos, Santiago Castro-Gómez examina en su artículo cómo periodistas de la segunda década del siglo XX articulan la "identidad nacional" a partir de los discursos sobre el "latinismo". Estos discursos se diferencian de los que operaron en el siglo XIX con los letrados, no sólo en la modalidad de escritura y las fuentes de autoridad a las que refieren, sino también en el contenido mismo del modelo civilizacional puesto en juego en la imaginación de la identidad nacional.

Por su parte, Mónica Zuleta y Alejandro Sánchez plantean un análisis de la historia de los debates y condiciones en los que se establece la experiencia de la militancia en los años sesenta en Colombia, articulando y redefiniendo los campos de la fe, la ciencia y la política. Su trabajo permite historizar la dimensión política de la subjetividad de los militantes con sus dilemas y debates en torno a la revolución, que pasaba por la transformación de los individuos que la encarnaban.

Aunque ambos artículos examinan la imaginación política de la nación de ciertos sectores de la élite intelectual en el país, el lector puede llegar a la conclusión de que se ha producido, en menos de medio siglo, una gran transformación en los términos y supuestos de tal imaginación, que hace prácticamente inconmensurables las prácticas escriturales del periodismo que se enmarcan en formaciones discursivas racializadas a partir de un contraste eurocentrado entre lo latino y lo sajón, con las experiencias subjetivas de la militancia que imponen el horizonte de la revolución como resultado de la legitimidad de la violencia y de las verdades de los sectores subalternos.

El artículo de Stephen Zepke discute las posibilidades y límites de la propuesta (estética) de Gilles Deleuze, y su capacidad para captar la potencia crítica del arte contemporáneo. Lejos de un análisis binario, examina las relaciones entre la estética deleuziana de la sensación y el lugar de lo conceptual en dicho arte, llevando igualmente al límite sus disyunciones. No se trata entonces de una fusión o una exclusión entre ambas perspectivas, sino de mostrar cómo, a través de la crítica institucional desplegada por la artista Anita Fricek, es posible hallar un lugar entre ambas. Al participar simultáneamente de ambas tendencias, la crítica de Fricek a la arquitectura de las instituciones pedagógicas combina así mismo la genealogía nietzscheana, es decir, la apuesta de "pintar con martillo" en contra de las fuerzas reactivas de la conciencia, del nihilismo y del cliché del espectáculo.

Finalmente, en este eje se puede incluir el artículo de Juliana Flórez y Juan Ricardo Aparicio sobre la vida y obra del destacado intelectual colombiano Arturo Escobar, en tanto se lo considera, acertadamente, como un pensador de la diferencia. Con un conocimiento de primera mano de la obra de Escobar, los autores evidencian a través de sus publicaciones y algunas anécdotas, las influencias teóricas y los problemas que constituyen la especificidad de su pensamiento situado de la diferencia. Operando en campos diversos (que incluyen el análisis postestructuralista del desarrollo, la geografía y la ecología política del lugar y de la naturaleza, y la conceptualización de los movimientos sociales o de la cibercultura), la situacionalidad de la producción del pensamiento de Arturo Escobar y de las intervenciones que perfila, es un rasgo claramente mapeado por los autores. El legado de Escobar puede ser formulado como una apuesta ética y política por un pensamiento de la diferencia como condición de posibilidad de la certeza y la realización de la idea de que otros mundos son posibles.

Con respecto al otro eje temático desde el cual pueden organizarse los artículos que aparecen en este número, los textos que abordan el campo de la comunicación-educación o de la escuela en relación con la cultura visual, confluyen en el cuestionamiento de los modelos convencionales para pensar la educación o la escuela. A partir de la crítica a ciertos reduccionismos sobre la educación, la comunicación y la información, Uriel Espitia Vásquez y Carlos Eduardo Valderrama examinan una articulación cultural y política de lo que denominan el campo de la comunicación-educación. Los autores argumentan que la conceptualización de las políticas culturales como la dimensión cultural de lo político y, a su vez, la de lo político en lo cultural, arrojan luces para pensar un eje transversal de lo comunicacional- pedagógico en las luchas contra-hegemónicas, en el plano de los movimientos sociales, la construcción de subjetividades o en radicales prácticas de ciudadanía.

En su bien documentado artículo, Inés Dussel presenta los regímenes visuales que han operado desde hace décadas en los dispositivos pedagógicos en la escuela; pero también llama la atención sobre las angustias y retos que aparecen desde la escuela, frente a las sustantivas transformaciones de las experiencias generacionales y sus nuevas visualidades. Por tanto, la cultura de la imagen no ha sido ajena a la escuela, pero ésta tiene todo un desafío ante las nuevas sensibilidades y regímenes visuales engranados con las nuevas tecnologías de la comunicación e Internet, así como con las nuevas formas de sociabilidad y de relaciones intergeneracionales.

Por su parte, el artículo de Ismar de Oliveira aporta una reflexión sobre la relevancia del campo de la educomunicación en cuanto ámbito que hace posible la libertad de la palabra y la emergencia de prácticas culturales democráticas. Así, se distancia de una perspectiva instrumental que destaca el uso de las nuevas tecnologías y de otra, que centra su esfuerzo en la creación de programas de educación para los medios, para insistir en que son los actores de los procesos educomunicativos (maestros, estudiantes, productores culturales, etc.) quienes al involucrarse de manera colaborativa y solidaria, y siguiendo la tradición de los movimientos populares latinoamericanos, hacen realidad la utopía de la "gestión democrática de la comunicación". Se trata de acciones micropolíticas que unidas a otras de carácter macrocultural permitirían enfrentar las desigualdades hierárquicas propias de las instituciones educativas.

Finalmente, antes que el balance de un campo que se encuentra aún en configuración, en su artículo sobre la historia ambiental en América Latina, Stefania Gallini identifica tres rutas o líneas que han marcado las contribuciones de los investigadores: 1) aquellos trabajos que se preguntan por la especificidad y alcances teóricos y metodológicos del campo de la historia ambiental latinoamericana; 2) los estudios sobre la estrecha interacción entre cultura y medio ambiente; y 3) los impactos de los modelos de agroexportación del sistema- mundo, desde finales del siglo XIX hasta principios del XX, sobre los ecosistemas de la región, lo cual se constituye en una experiencia histórica que contribuye a examinar críticamente las recientes políticas de los agrocombustibles que se posicionan en diversos países latinoamericanos.

Como se puede apreciar, el presente número de NÓMADAS ofrece una serie de artículos de balance de los resultados empíricos, teóricos, metodológicos y de experiencia articulados con varias de las líneas y grupos de investigación del IESCO. Otro conjunto de artículos aborda diferentes temáticas que son nuevas contribuciones de NÓMADAS al campo de la teoría social y cultural contemporánea en nuestro contexto intelectual y político. A propósito de este contexto, abordaré a continuación dos corrientes de pensamiento que han tenido presencia en NÓMADAS. Obviamente, como precisaré después, no se puede considerar por ello que esta revista se circunscriba a estas corrientes ni que sean estas las más destacadas. Las escojo más como expresión de mis propias búsquedas y recorridos.

Recorridos nómadas: sobre los estudios culturales y el pensamiento descolonial

En los últimos años se han creado tres programas de maestría en estudios culturales sólo en Bogotá1. En congresos, publicaciones y presentaciones de las distintas ciencias sociales y humanidades aparece, cada vez con mayor frecuencia, el espectro de los estudios culturales. No han tardado en instaurarse dos posiciones extremas: por un lado, aquella del acogimiento irreflexivo de lo que se asume son los estudios culturales y, por el otro, la del angustioso rechazo de éstos en nombre del establecimiento disciplinario convencional. En este marco de posiciones extremas, se puede presenciar cómo se convoca a un congreso internacional de estudios culturales, confundiéndolos con gestión cultural o con estudios contemporáneos sobre la cultura; pero también, cómo algunos antropólogos y sociólogos argumentan, con inusitada pasión, lo nefastos o irrelevantes que son los estudios culturales. Ante estas posiciones desafortunadas que han ido haciendo carrera, se hace necesario partir de unas clarificaciones.

Aunque los estudios culturales se consideran como un campo plural en el que múltiples vertientes y disputas son constitutivas del mismo, esto no significa que no pueda establecerse una especificidad del campo. Su apuesta por la pluralidad, las tensiones y disputas como criterio de vitalidad intelectual no significa que todo cabe dentro de los estudios culturales. La pluralidad no es lo mismo que ausencia de criterio sobre su propia especificidad. Tampoco es falta de perfilamiento de un proyecto intelectual que, por amplio que sea, no puede ni pretende incluirlo todo.

De manera general, y para los propósitos de este artículo, puede decirse que los estudios culturales refieren a ese campo transdisciplinario constituido por las prácticas intelectuales, para comprender e intervenir, desde un enfoque contextual, en cierto tipo de articulaciones concretas entre lo cultural y lo político. El pluralismo metodológico y de las técnicas de investigación, supone, sin embargo, un método específico: escudriñar, en la densidad de lo concreto, la red de relaciones constitutivas de una problemática determinada por la intersección de lo cultural y lo político. La comprensión así ganada no es considerada el fin último, sino la condición de posibilidad y la superficie de sus intervenciones. Politización de lo teórico y teorización de lo político: es uno de los enunciados que algunos practicantes de los estudios culturales suelen invocar para describir este aspecto de su práctica intelectual, y que tiende a ser confundido por otros como una simple sustitución de lo intelectual por lo político (o, más funesto aún, por lo políticamente correcto)2.

Los estudios culturales, como suele afirmar el intelectual jamaiquino Stuart Hall, uno de sus principales exponentes y fundador de una de sus vertientes más interesantes, constituyen una conceptualización sin garantías, es decir, sin reduccionismos de ninguna clase. Por tanto, siempre están atentos a comprender, desde lo concreto y en su singularidad, los densos amarres e intersecciones entre el poder y la cultura. De ahí que, sobre todo en la vertiente asociada con Hall, conceptos como el de articulación y el de hegemonía hayan sido centrales para orientar la labor de los estudios culturales.

En varios países de América Latina, la discusión más visible frente a la creciente institucionalización y posicionamiento de los estudios culturales supone dos puntos estrechamente relacionados. De un lado, se encuentra el debate sobre si los estudios culturales significan necesariamente una práctica de colonialismo intelectual en los países de América Latina. Del otro, está la discusión sobre lo adecuado o no de subsumir en la etiqueta de "estudios culturales latinoamericanos" las labores y aportes de los más diversos autores y tradiciones intelectuales (Richard, 2001; Mato, 2002; Mignolo, 2003a y 2003b).

No es gratuita la preocupación por las prácticas de colonialismo intelectual que pueden asociarse con ciertas apropiaciones de los estudios culturales. No obstante, tampoco se puede apelar a un (auto) orientalismo latinoamericanista o a un provincialismo nativista para rechazar en bloque los debates, los retos e incomodidades que suscitan los estudios culturales en contextos intelectuales como los nuestros. Por supuesto que no pocos de los planteamientos que son vinculados con los estudios culturales tienen una (a veces larga y profunda) historia en América Latina. También es cierto que una apropiación irreflexiva de los estudios culturales, tal como son predicados en el establecimiento estadounidense, supone apuntalar unas políticas de la ignorancia y unas geopolíticas del conocimiento.

Pero tampoco se deben romantizar las prácticas intelectuales en América Latina, y menos ahora con el avasallador avance de un establecimiento académico que responde a criterios de operación y validación centrados en indicadores definidos por una burocracia académica que ha naturalizado, bajo el eufemismo de "internacionalización", paradigmas de calidad propios del sistema corporativo estadounidense. Menos aún hay que desestimar el escozor que les provoca los estudios culturales a ciertas figuras representantes de una especie de nobleza osificada en las disciplinas como la antropología, la sociología, la historia o los estudios literarios, o en ciertos paradigmas críticos como el marxismo. El mero hecho de escandalizar e incomodar prácticas y élites sedimentadas hace de una apropiación contextualizada, crítica e irreverente de los estudios culturales una tarea a todas luces pertinente.

El pensamiento descolonial, por su parte, puede ser entendido de manera amplia como el conjunto de los pensamientos críticos sobre el lado oscuro de la modernidad, producidos desde los "condenados de la tierra" (Fanon, 1963) que buscan transformar no sólo el contenido sino los términos-condiciones en los cuales se ha reproducido el eurocentrismo y la colonialidad en el sistema-mundo, inferiorizando seres humanos (colonialidad del ser), marginalizando e invisibilizando sistemas de conocimiento (colonialidad del saber) y jerarquizando la fuerza de trabajo y los territorios en un patrón de poder global para su explotación en aras de la acumulación ampliada del capital (colonialidad del poder). De una manera más restringida y precisa, el pensamiento descolonial3 se refiere a una serie de categorías y problemáticas acuñadas y decantadas en los últimos diez años por un colectivo de académicos, predominantemente latinoamericanos (muchos de ellos con estrechas conexiones con el establecimiento académico estadounidense), que buscan visibilizar los efectos estructurantes en el presente de la colonialidad (Escobar, 2003; Grosfoguel, 2006; Grosfoguel y Mignolo, 2008).

La colonialidad constituye un fenómeno histórico más complejo que el colonialismo, y se extiende hasta nuestro presente. Mientras que el colonialismo se refiere a la situación de sometimiento de unos lugares y gentes colonizadas mediante un aparato administrativo y militar metropolitano (que en gran parte del planeta ha desparecido como tal), la colonialidad consiste en la articulación planetaria de la dominación "occidental" predicada en una inferiorización naturalizada de lugares, grupos humanos, conocimientos y subjetividades, en aras de la extracción de recursos y de la explotación de su fuerza de trabajo en la lógica de la reproducción ampliada del capital. Esta articulación planetaria de la dominación "occidental" sobrevive históricamente al colonialismo, para operar en dispositivos civilizacionales contemporáneos como los discursos y tecnologías del desarrollo o de la globalización. Incluye dimensiones tanto ontológicas (colonialidad del ser) como epistémicas (colonialidad del saber) que han implicado diversas modalidades de eurocentrismo. Una de las premisas del pensamiento descolonial consiste en considerar que la modernidad se encuentra indisolublemente asociada con la colonialidad. Esto es, no hay modernidad sin colonialidad y, a su vez, la colonialidad supone la modernidad. De ahí que la relación entre modernidad y colonialidad es de mutua constitución, son como dos lados de una misma moneda: no puede existir una sin la otra.

No hay que confundir el pensamiento descolonial con la teoría poscolonial. La teoría poscolonial o los estudios poscoloniales se refieren a la experiencia colonial como estructurante tanto del colonizado como del colonizador, y esto no sólo en el pasado sino también en el presente. El colonialismo continúa teniendo efectos estructurantes en las subjetividades, las corporalidades, los conocimientos, las espacialidades y las prácticas sociales. El trabajo de Edward Said, Orientalismo, constituye un referente fundacional de los estudios poscoloniales y de la teoría poscolonial. Autores como Frantz Fanon son "redescubiertos" e incorporados en las genealogías de los estudios poscoloniales. Los autores identificados con los estudios poscoloniales o la teoría postcolonial son, entre los más visibles, Homi Bhabha y Gayatri Spivak.

Tres son los principales aspectos que diferencian el pensamiento descolonial de los estudios poscoloniales o la teoría poscolonial. Primero, la distinción entre colonialidad y colonialismo que referíamos anteriormente. El pensamiento descolonial opera dentro del espacio de problematización abierto por la colonialidad, mientras que el de los estudios poscoloniales en el constituido por el colonialismo. Segundo, las experiencias históricas y los locus de enunciación son diferentes: el del pensamiento descolonial es la diferencia colonial que se remonta a la colonización de América Latina y el Caribe entre los siglos XVI y XIX por las primeras potencias europeas, España y Portugal, en el contexto de la primera modernidad (Dussel, 2000); mientras que los estudios poscoloniales se refieren a la colonización de Asia y África del siglo XVIII al XX, por parte de las potencias del norte europeo (Francia, Inglaterra, Alemania) en el contexto de la segunda modernidad. Finalmente, como lo plantea Mignolo "[...] el pensamiento descolonial se diferencia de la teoría poscolonial o de los estudios poscoloniales en que la genealogía de estos se localiza en el postestructuralismo francés más que en la densa historia del pensamiento planetario descolonial" (2007: 27).

En suma, mientras el pensamiento descolonial se refiere a experiencias y trayectorias intelectuales y políticas propias de la emergencia de "Occidente" (el temprano colonialismo hispano-lusitano) y a corrientes intelectuales como la teoría de la dependencia y la filosofía de la liberación, los estudios poscoloniales o la teoría poscolonial expresan conceptualmente otro tipo de experiencias como la situación poscolonial de la India, la subyugación de lo oriental y la actual colonización en Palestina, alimentados por una línea intelectual donde figuran fuertemente Foucault, Gramsci, Derrida y Lacan.

Los grandes aportes del pensamiento descolonial para los contextos intelectuales de los países de América Latina en general, y para Colombia en particular, radican en la problematización de muchos de los supuestos del eurocentrismo y de la actitud celebratoria de la modernidad. Enfatizar en la urgencia de situar histórica y geopolíticamente el terreno desde donde se piensa pero sobre el que rara vez se piensa es fundamental para revitalizar un pensamiento crítico autónomo que se atreva a alimentarse de tradiciones intelectuales silenciadas por la colonialidad del saber. Frente a los diseños disciplinares, el pensamiento descolonial implica retos para evidenciar amarres de poder que no han sido objeto de escrutinio. Y con respecto a la imaginación política, el pensamiento descolonial sugiere considerar seriamente el significado del enunciado programático "un mundo donde quepan muchos mundos".

Reflexiones finales

El anterior aparte debe leerse como un rápido recorrido por dos "terrenos" de la imaginación teórica contemporánea que responden a los intereses del autor. Por supuesto que las dos corrientes intelectuales comentadas no agotan las diferentes elaboraciones y desarrollos referidos a la teoría social y cultural contemporánea que circulan en el país, pero de alguna manera son indicadores de los tipos de discusiones que se vienen adelantando en nuestro contexto intelectual y que, probablemente, lo marcarán en diferentes sentidos en los próximos tiempos.

Aunque en este acápite final he comentado brevemente estas corrientes intelectuales que han hecho presencia en las páginas de NÓMADAS, debe aclararse que sería sesgado considerar esta publicación como una revista centrada en estudios culturales o de pensamiento descolonial. Más bien, son las diferentes vertientes y corrientes intelectuales que alimentan las ciencias sociales críticas contemporáneas, las que se articulan ampliamente en NÓMADAS. El calado teórico de la revista es más amplio, múltiple y cargado de tensiones. Esto responde al hecho de que en gran parte, NÓMADAS constituye la punta del iceberg de los resultados de una labor investigativa de un colectivo articulado en torno al IESCO, pero también de su apuesta vital, política y afectiva que ha posibilitado su reconocimiento en el país e internacionalmente. De ahí, además, su relevancia como componente sustantivo del archivo de nuestra imaginación teórica.

CITAS

1 Maestrías creadas en la Universidad Nacional, en la Universidad Javeriana y en la Universidad de los Andes, de Colombia, respectivamente las tres denominadas como "Maestría en Investigación en Estudios Culturales". Cabe subrayar, además, la creación de la Maestría en Problemas Sociales Contemporáneos del IESCO, ya que se conecta directamente con NÓMADAS y la producción académica desde las diferentes líneas de investigación que se expresan en sus contribuciones a lo largo de sus treinta números. Aunque esta Maestría no se circunscribe a los estudios culturales, tampoco puede desconocerse la relevancia que éstos tienen en el programa. Como su nombre lo indica, el énfasis del posgrado ha estado en abrir alternativas transdisciplinarias desde diferentes vertientes de la teoría social.

2 El proyecto intelectual así indicado de los estudios culturales no necesariamente opera en la práctica llevada a cabo en los programas con este nombre en el país o por todos aquellos que se consideran sus practicantes. La textualización, academización y banalización es un evidente riesgo en los procesos de institucionalización de una modalidad de pensamiento crítico como los estudios culturales, sobre todo cuando ocurre en universidades de élite y ante la creciente presión de las políticas de ciencia y tecnología que han ido naturalizando unas prácticas académicas centradas en discutibles indicadores de productividad y calidad.

3 También denominado como programa de investigación de modernidad/colonialidad (Escobar, 2003) o giro decolonial (Castro- Gómez y Grosfoguel, 2007).


Bibliografía

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