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Nómadas

Print version ISSN 0121-7550

Nómadas  no.32 Bogotá Jan./Jun. 2010

 

Trazos e itinerarios de diálogos sobre política con jóvenes contemporáneos de Bogotá*

Dialogues Strokes and Itineraries about Politics with Contemporary Youths from Bogotá

Humberto Cubides**

* El presente artículo presenta los resultados globales de la investigación "Jóvenes, participación política y formación democrática", desarrollada en Bogotá por el Iesco de la Universidad Central, con la cofinanciación de Colciencias. El equipo de investigación estuvo integrado por Humberto Cubides (investigador principal), Patricia Guerrero y José Salinas (coinvestigadores) y Catherine Peña, Yenny Vargas, Mónica Vargas, Arley Daza y Francy Moncada (auxiliares). Un estudio paralelo se realizó en Medellín con el concurso de un grupo de investigadores pertenecientes al Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia. El texto final contó con una importante colaboración de Patricia Guerrero, algunos de los apartados se apoyan en el análisis inicial que ella hizo sobre temas específicos; se retoman también algunas de sus ideas en la comprensión general del problema estudiado. No obstante, como es natural, la interpretación y escritura completa del documento corresponden a su autor.

** Psicólogo y Magister en Filosofía. Docente investigador del Iesco-Universidad Central, Bogotá (Colombia) y Coordinador de su línea de Comunicación-Educación. E-mail: hcubidesc@ucentral.edu.co

{original recibido: 14/02/2010 · aceptado: 04/03/2010}


El texto presenta conjunciones y disyunciones sobre las actuaciones de grupos juveniles de Bogotá, referidos a propuestas que renuevan el sentido y la experiencia de estar-juntos, de transformar sus condiciones de vida y las relaciones con los demás. Interroga los modos de agrupación, expresión y educación, develados a través de una etnografía reflexiva, y lo que los grupos constituyen como nuevo en la política.

Palabras clave: modos de agrupación juvenil, expresión de jóvenes, formación, nueva política, resistencia.

O trabalho apresenta conjunções e disjunções nas atuações de grupos juvenis da cidade de Bogotá (Colômbia). Tais grupos são visualizados como propostas que renovam o sentido e a experiência de "estar juntos", de transformar as suas condições de vida e as relações com os demais. O texto analisa as formas de agrupação, expressão e educação, descortinadas por meio de uma etnografia reflexiva, bem como o significado dos grupos como fato novo na política.

Palavras chave: formas de agrupação dos jovens, expressão dos jovens, formação, nova política, resistência.

In this text we present conjunctions and disjunctions about the actions of youth groups of Bogotá, about proposals to renew the sense and experience of being-together, of transforming their life conditions, and their relations with the others. The text questions the ways of grouping, expression and education, showed through a reflexive ethnography, and that that the groups build as new in politics.

Key words: ways of youth grouping, youth expression, formation, new politics, resistance.


Partir, partir, evadirse […], atravesar el horizonte, penetrar en otra vida….
D. H. Lawrence

INTRODUCCIÓN

En este texto nos proponemos trazar una especie de cartografía1 de la capacidad que despliega un conjunto de grupos de jóvenes, pertenecientes a distintas localidades de la ciudad de Bogotá, para generar modalidades de actuación en donde se establecen conexiones diversas con otros, con el mundo y con las instituciones, de modo que ocurre una apertura a otras significaciones y a otras posibilidades de acción colectiva, distantes de aquellas que propone el Estado y los mecanismos del poder instituido, los cuales, en general, buscan encaminar su acción hacia caminos regulados, atenuando su capacidad de transformación2. En otras palabras, pretendemos evaluar la vitalidad de estos grupos, expresada a través de su decir y hacer cotidianos, para crear conexiones novedosas y atravesar-desestructurar el ámbito de lo real.

En esa perspectiva, intentamos responder una serie de interrogantes generados por el propio equipo de investigación que, en últimas, tienen que ver con la pregunta formulada por una parte importante de la comunidad de investigadores sobre el tema de jóvenes: ¿qué es lo que hay de nuevo en términos políticos en las prácticas de este tipo de agrupaciones? En fin, haremos una especie de diálogo sobre lo político asentados en los resultados de un estudio que se prolongó por cerca de dos años3. La tesis que intentamos demostrar es que la acción colectiva juvenil conjuga rasgos de formas molares, sobrecodificadas, propias de las organizaciones convencionales, con otros surgidos de un actuar propio y creativo, que se abre al campo social, poniéndolo en tensión y modificándolo parcialmente como consecuencia de su capacidad de agenciar otros modos de relación, de expresión y de educación.

En cuanto al primer aspecto, el de los modos de relación4, asumimos que cada grupo construye formas singulares de coordinar sus acciones, de articularse internamente y de vincularse con el afuera, es decir, desarrolla un actuar poseedor de un ritmo propio que da cuenta de su capacidad de afectación, de despliegue de su potencia y su disposición para permitir o negar la emergencia de lo múltiple. Esto no quiere decir que las agrupaciones actúen siempre de la misma manera y con la misma fuerza, el modo consiste, más bien, en un umbral que define el máximo y el mínimo de su capacidad de afectación. Dicha modalidad de actuación implica procesos, esto es, un conjunto de hechos y operaciones que llevan a cabo los colectivos (Guattari y Rolnik, 2006), los cuales integran cursos de comunicación, cuerpos de conocimiento y reglas de comportamiento particulares; igualmente, se presentan estructuras o mecanismos de "organización" en donde se ponen en juego diferentes habilidades y disposiciones individuales, lo mismo que diversos "arreglos" para vincularse internamente o con el afuera; por último, existe un conjunto más o menos homogéneo de apuestas que encausan la acción de los grupos, las cuales tienen que ver con los ejes de sus prácticas, las consignas que configuran y efectúan y los valores o principios, más o menos implícitos, que marcan sus conductas. En conjunto, a nuestro entender, los cuatro elementos descritos5 definen la posibilidad o imposibilidad de que los grupos de jóvenes produzcan acontecimientos políticos, en otras palabras, que creen líneas de fuga capaces de desterritorializar su acción, escapar a los fines establecidos, desestructurar los tipos de formación que pretenden caracterizarlos y resistir la sujeción mediante la cual el proyecto capitalista busca capturarlos (hacerlos partícipes).

En relación con la expresión de los grupos, avanzamos sobre lo dicho en otro lugar (Cubides y Guerrero, 2009). Esta dimensión tiene que ver con la forma de vibrar, de hacer emerger la potencia, ser afectado y establecer cierto tipo de relaciones, como sucede con cualquier otro ente singular. En ese sentido, a través de lo que los colectivos dicen o hacen permanentemente, expresan y demuestran su capacidad de agenciamiento6. Entonces, este proceso va más allá de lo que el lenguaje hablado o escrito les permite expresar, y sólo de manera reducida alude a la comunicación entendida como transmisión de información, pues abarca otros lenguajes y regímenes de signos, como también, otros mecanismos asignificantes7. Valga aclarar, además, que los agenciamientos se entienden como enunciados-actos colectivos, es decir, no son creados por una individualidad, se trata de una manera de "decir" el "decir".

Por otra parte, nos referimos a la educación como un proceso asociado con la constitución de la subjetividad, en donde entran en juego las relaciones del sujeto con su entorno, en particular con los colectivos a los cuales pertenece y que lo definen de distinta manera: la familia, el trabajo, los amigos, la escuela8. Pensar la idea de educación como formación de sujetos, nos permite examinar aquellos procesos que llevan a que los jóvenes impulsen unas maneras particulares de ser y de expresarse desde prácticas de interpelación, es decir, desde acciones que aluden a cómo asumen, comparten o rechazan ciertas visiones de mundo, lo cual se traduce en posturas críticas, de resistencia o compromiso frente a los sistemas imperantes o respecto de las convicciones sociales (Cubides y Salinas, 2009). Además, los procesos de formación se dan asociados con los de identificación, los cuales no operan como totalidad, sino que se producen respecto de algunos aspectos de los referentes y de las referencias interpeladoras, que, contemporáneamente, son múltiples (Huergo, 2001). Tal producción subjetiva expresa también la paradoja de la presencia de un exterior que impone una cierta curvatura, una forma de poder vinculada con los mecanismos e instituciones de socialización, y, al mismo tiempo, la existencia de una fuerza que se afecta a sí misma, esto es, una formación autónoma (Butler, 1997). Estrictamente, no habría entonces alguien competente que desde fuera pueda sustituir completamente lo que cada quien sabe y puede realizar.

Ahora bien, si aceptamos que cualquier propuesta educativa despliega un conjunto de utopías e ideales que la marcan de manera más o menos explícita, se trata de una acción claramente política. En esa perspectiva, los jóvenes, al actuar en escenarios urbanos desde sus intereses y motivaciones, construyen nuevos espacios de comunicación y de expresión, realizan prácticas diversas mediante las cuales interpelan a la sociedad.

LA CONSTRUCCIÓN METODOLÓGICA

La investigación se apoyó en una etnografía reflexiva que buscó generar con los grupos el análisis sobre los medios y procesos de comunicación de los cuales se sirven para impulsar sus propuestas en la esfera pública; de igual manera, buscó examinar conjuntamente sus propuestas de formación y participación, dirigidas tanto a sus propios integrantes como a otros grupos sociales de las localidades y de la ciudad. Se partió del supuesto según el cual, ambos sujetos partícipes del estudio ("investigadores" e "investigados") son actores de la construcción del conocimiento, y de la idea de que con este conocimiento son capaces de transformar de distinta manera las condiciones socioculturales de su existencia y su propia condición subjetiva. Más concretamente, asumimos que la reflexividad consiste en el conocimiento que alcancemos de nuestra capacidad de comprensión acerca de nuestro modo de ser singular y de la forma como éste se expresa, lo cual permite al individuo ajustar su conducta y definir los propósitos de su acción en el mundo.

Metodológicamente, lo anterior implicó comprender permanentemente las contingencias de la investigación, el porqué se realizó de cierta forma y la razón de las adecuaciones que fue asumiendo; por su parte, técnicamente significó estar atentos a la manera concreta como se fue desarrollando, el tipo de decisiones que demandó y la forma de aplicación de las distintas herramientas de investigación. Así, en cuanto a la selección de los grupos de estudio, reconocer su existencia efímera, cambiante y difusa llevó a flexibilizar las clasificaciones de la "muestra" predefinida, de modo que se estableciera contacto con aquellos grupos cuyas acciones, en verdad, respondieran al interés de analizar las transformaciones del actuar colectivo y político. Finalmente, se eligieron cinco agrupaciones pertenecientes a los estratos socioeconómicos uno y dos y a tres localidades diferentes, dos de estrato tres cuya presencia se daba en otras dos localidades y dos que actuaban desplazándose por la ciudad, así su origen estuviera en los estratos más altos (cuatro y cinco). Además, corroborar que con frecuencia existían nexos muy fuertes entre círculos de jóvenes más o menos cerrados y organizaciones más amplias, llevó a extender la observación antes de concentrar la mirada en el accionar de los grupos, lo cual permitió dilucidar el tipo de vínculos creados y aproximarnos a la lógica de trabajo en red, muy frecuente en buena parte de las localidades en donde nos situamos.

Luego de un período de aceptación del estudio por parte de las agrupaciones, se dio su seguimiento acudiendo al uso del diario de campo y la entrevista abierta, buscando explorar las maneras como estos colectivos se insertaban en los contextos locales e institucionales; concretamente, los vínculos que generaban mediante acciones de diverso tipo, frente a problemáticas críticas de las localidades y de la ciudad en general: violencia social, negación de derechos básicos, deterioro ambiental, exclusión, mala educación, etc., es decir, las mismas dificultades que aquejan a los demás sectores de la población colombiana.

Por último, la relación investigativa propuesta desde un comienzo intentó desjerarquizar la producción de conocimiento, valiéndose del componente reflexivo, para entrar en diálogo con las diversas producciones y saberes de las organizaciones. Esta actitud permitió ampliar, corroborar o ajustar varias de las conclusiones a las que el equipo de investigación llegó, acudiendo a la observación participante. En la línea de dicha actitud reflexiva, con precarios recursos pero poniendo en juego el modo de afectarse por los grupos, el equipo de investigación elaboró un dispositivo audiovisual que comunicó la manera propia de comprender la potencia de actuación de los colectivos, sus particulares modos de relación y las inquietudes generadas respecto de esos dos aspectos, todo lo cual de cierta manera "acicateó" a algunos de estos, es decir, impulsó la reflexión sobre sus dinámicas internas, sus lógicas de actuación colectiva, así como sobre el sentido de estas prácticas. Esta mediación expresiva, que se distancia de una visión objetivista de la ciencia, permitió que los grupos aceptaran la intervención del equipo de investigación en sus acontecimientos expresivos, mediante la observación participante, con aportes comunicativos y acudiendo al recurso de realizar talleres de expresión y comunicación.

LOS HALLAZGOS DEL CARTÓGRAFO

SOBRE LA POTENCIA ORGANIZATIVA

La pregunta inicial es la siguiente: ¿qué es lo que constituyen los jóvenes al conformarse como colectivos, cuál es la clase de potencia que integran?

Respecto de los grupos que estudiamos, es evidente que no podemos generalizar; no obstante, nuestra primera afirmación se dirige a destacar que la decisión de agruparse implica la aparición de relaciones y composiciones afectivas que multiplican las fuerzas individuales y producen otra cosa distinta de su simple sumatoria; en ese sentido, el grupo es la oportunidad para que emerjan y se consoliden ciertas disposiciones que, de otra manera, difícilmente podrían manifestarse. Así, en el momento de llegar a ser fuerza agrupada, los jóvenes generan un mundo en medio del cual sus límites personales son desbordados continuamente, mundo que les permite aprender unos de otros y darle sentido a la experiencia que emerge de esa nueva condición para actuar9.

Aun en los grupos comunitarios más disímiles en cuanto a la experiencia y edad de sus integrantes, y, al mismo tiempo, más expuestos a incidencias de fuera, no puede decirse que su conformación se deba a una causa externa; así, no es la sociedad o la comunidad los que forjan su animación y dinámica, aunque de allí provengan10. Tampoco ese es el caso de las agrupaciones más homogéneas e integradas por jóvenes un poco mayores11: su emergencia no consiste en la mera reproducción de una idea o proyecto; incluso cuando los propósitos o razones de su creación estén emparentados con algunos que son propios de sectores pertenecientes al territorio o la comunidad de origen, su constitución significa de por sí una novedad. Esto es aún más cierto para los colectivos ético-ambientales12 y de creación estética13: el "llamado interior" o la adopción progresiva de un estilo de vida hacen que su integración tenga mayores visos de espontaneidad.

En resumen, para los jóvenes de las agrupaciones, llegar a estar juntos se diferencia de permanecer dispersos por la presencia de un movimiento de autoorganización; esta fuerza, al ser activada, gracias a la composición de afectos y capacidades distintas, permite realizar operaciones comunes que enfrentan la fractura social y conllevan el surgimiento de nuevos temas, nuevos objetos y nuevas esferas por atender. Si aplicamos aquí la hipótesis de Nancy cuando analiza la noción de communitas (1999: 16), el con (cum) que pone juntos, y coloca a unos jóvenes entre otros, no es un "mezclador" ni un "coleccionista", es más bien algo que expone, es un respecto o un hacia, consiste en un lugar de sentido, un mundo que hace un mundo y constituye la experiencia de "ser con". Aun cuando más adelante intentamos dilucidar el sentido de tal experiencia en cada caso, el mero hecho de formar un grupo es ya un acontecimiento colectivo, pues ofrece la oportunidad de suspender una sucesión de despojos, o de interrumpir el flujo de restricciones y ausencias de sentido que la actual socialización homogenizada trae consigo. Consiste, a la vez, en volcar la fuerza de cada quien al agrupamiento y concederse una nueva fuerza, inaugurando un tiempo y un espacio al ser partícipes de una movilización.

Consecuentemente, ¿qué relación puede existir entre la clase de configuración que logran las agrupaciones de jóvenes y lo que ellos son capaces de realizar14?

Pensamos que la respuesta se encuentra en cómo se combinan las orientaciones que colectivamente son asumidas con la participación individual de sus integrantes. Cuando por diversas circunstancias las agrupaciones insisten en alcanzar determinados objetivos y dirigir las prácticas a escenarios preestablecidos (tales como lograr cierto tipo de organización política, producir un recurso institucional, prestar determinada clase de servicios o bienes, etc.) sin que la fuerza que moviliza las relaciones internas lleve a sus integrantes a visualizar otras conexiones con otros, entonces el impulso colectivo se debilita, la acción se torna rutinaria y el grupo tiende a fragmentarse o dispersarse, a pesar de que sirve como refugio ante la inseguridad y precariedad de la ciudad contemporánea. Tal circunstancia limita la posibilidad de enfrentar los problemas sociales que afectan a cada quien y, sobre todo, dificulta constituirse en ámbito de resistencia frente a las condiciones que producen la desigualdad. No obstante, ello no impide que se presenten experiencias y prácticas que se apartan de dichos fines, precisamente porque la acción convoca, de modo inusitado, la sensibilidad, la experticia y la fuerza individuales, prestándole un apoyo adicional.

Una alternativa distinta se presenta cuando propósitos similares se asumen en función de un "destino común", que marca tanto procesos de identificación con un territorio o un espacio social, como el alcance de las acciones grupales en donde convergen capacidades y potencias distintas. Entonces, el grupo actúa como una especie de móvil que ayuda a desplegar y hacer fuerte lo propio, convirtiéndose en un multiplicador dinámico, pero también en vector que dirige las conductas. De otro lado, la propiedad que sella el conjunto se puede traducir en un límite que impide abrirse al afuera, descentrarse y constituirse en un don-por-dar; en consecuencia, ocasionalmente hacer comunidad se asemeja a crear un proyecto inmunizador contra las constricciones sociales y las amenazas de la individualización, con lo cual, paradójicamente, se pierde la oportunidad de relación por efecto de un temor al contagio con otros verdaderamente distintos.

En otras ocasiones, cuando valores o fines universalistas se asumen como propios y dirigen tanto la acción colectiva como la conducta individual hasta convertirse en componentes de un estilo de vida personal, logran impulsar diversas actuaciones y, desde allí, ofrecen un resguardo colectivo a la debilidades individuales, pero también una garantía frente a los riesgos a que nos expone la vida actual: el deterioro ambiental, la violencia generalizada, la marginación de sectores sociales cada vez más amplios. Entonces, cada quien se encuentra inmerso en una especie de movimiento estético que lo cobija, lo cual le permite conectar su producción con la de otros, en apariencia distantes15. Así, por ejemplo, en el esfuerzo por dar sentido a las palabras, irrumpe el reconocimiento de la importancia de la fuerza de la voz y de la capacidad para escuchar a otros. Dos aspectos otorgan vigor a la actuación de estos jóvenes: su sensibilidad ante las "pérdidas" de la vida contemporánea, en particular frente a las condiciones generalizadas de desigualdad, y su capacidad para deslizarse en escenarios globales complejos, ámbitos en donde se plantean esta clase de luchas. Todo ello se dispone en favor no sólo de la intensidad y la amplitud de la acción del colectivo, sino también de lo que cada uno constituye como elemento particular en su intento por conformar un estilo de vida propio16. Quizás lo que por momentos debilita este tipo de hermandad social espontánea, y en consecuencia la permanencia de los grupos, es cuando la presencia individual se hace principalmente en función de lograr la cercanía afectiva con otras individualidades, pues se pierde la perspectiva de un proyecto colectivo.

Una situación casi inversa sucede cuando los grupos parecen ser el "simple efecto" de la suma de individualidades "egocéntricas", debido a que en principio cada quien busca potenciar allí su habilidad artística personal17. No obstante, el reconocimiento que fluye de los encuentros-por-dentro, así como el hecho de exponerse públicamente, llevan a las agrupaciones a tramar conexiones con mucha gente; independientemente del carácter de sus mensajes, su valor se centra en compartir una experiencia que desborda la identidad, un estilo que no es fruto del ensimismamiento, sino de una construcción subjetiva, que para delinearse se vale del poder de la comunicación con sus pares y con muchos otros. A pesar de lo anterior, cuando estas agrupaciones se inclinan a tener influencia sólo en sectores específicos, o cuando se asumen como voceros de una condición particular, corren el peligro de conjurar la emergencia de comunidades reales, pues ofrecen la comodidad de una pertenencia mecánica, de una identificación distante y transitoria.

Además de lo anotado, en conjunto vale destacar dos características de la conducta social de los grupos estudiados. Se presenta una marcada actitud de transformación de las problemáticas sociales, gracias a la cual los jóvenes buscan hacerse cargo de las situaciones de abandono, violencia y conflicto en que han vivido; ello demuestra que la transformación del "estado de cosas" general también es factible para ellos, aun cuando al comienzo no sea su preocupación central. De este modo, emergen alternativas a una existencia signada por la marginalidad o la exclusión, lo cual evidencia que un determinado tipo de sensibilidad puede extenderse hasta abarcar problemas de otro orden18. En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, los colectivos construyen diversas mediaciones que les permiten relanzarse y entrelazarse con otras singularidades: grupos de niños, organizaciones juveniles, familias y comunidades locales, movimientos regionales o globales, etc. En síntesis, una decidida condición de fluir activamente hacia el entorno, con la cual, de cierta manera, se produce el desbloqueo mismo de la función "ser joven" y de las significaciones sociales que tienden a condensarla, restándole vitalidad.

Aquí surge un nuevo interrogante, ¿hasta qué punto las acciones de los grupos de jóvenes se pueden afirmar como prácticas emancipadoras colectivas?

Pensamos que esto depende de la conjugación de varios aspectos. El primero tiene que ver con la contemporaneidad y vigencia de sus luchas; en este nivel se puede afirmar que los ámbitos problemáticos de éstas son verdaderamente críticos: el deterioro ambiental y la escasez de agua; la igualdad de las especies junto con la sobreexplotación y el maltrato a los animales; la capacidad del arte para enfrentar la fragmentación, crueldad e indiferencia de la ciudad contemporánea; la inequidad educativa y la falta de oportunidades de distinta índole para los más chicos, en especial los de sectores marginales. Por otra parte, en general estas prácticas no se enmarañan en la mecánica de la política de representación, pues no tienen la pretensión de incidir en regulaciones o propuestas estatales, más bien, encuentran su eficacia aproximando las disposiciones alternativas vinculadas con una producción relativamente autónoma de la subjetividad con la realización de movilizaciones concretas que permitan reparar el daño que sobre el más débil se ha ejercido, ofreciendo el compromiso y la confianza de alguien cercano para transformar la vida cotidiana. Se trata de un proceso semejante a como lo sugiere Boaventura de Sousa Santos (2003), de una fuerza pragmática y retórica concreta que favorece la comprensión y el abordaje de las "últimas cosas", esto es, de aquellas consecuencias ligadas a la condición vital de los sujetos.

En esa perspectiva, se da el salto de una actuación desde los niveles más personales y locales hacia los más globales. Para ello, los jóvenes se valen de su capacidad para adaptar los nuevos equipamientos mediáticos a sus particulares condiciones, para ampliar las conexiones existenciales con otros y para generar interacciones de distinto orden. En cuanto a lo primero, es notable la capacidad de un grupo para asumir una voz propia apelando a la reconstrucción de valores y procesos ancestrales, más respetuosos de una ecología integradora; también, la habilidad de otros para combinar distintos lenguajes y recursos, de modo que exista una proliferación de la acción expresiva; así mismo, la facultad de varios para convertir la escasez de recursos en combinaciones insólitas de materiales, pero que adquieren una particular fuerza comunicativa.

Lo segundo tiene que ver con la intensificación de la afectación mutua y el fortalecimiento de los lazos de amistad y solidaridad entre chicos de distinta procedencia, o entre grupos que tienen diferentes finalidades pero que de manera transitoria se trazan derroteros comunes desde un sentir semejante por el territorio, alejándose de la competencia por los recursos. Ésta es una situación paradójica: en buena medida los grupos se apartan de hacer tangible lo común por medio de bienes, es decir, no se entregan al deber, a la obligación, al cargo; pero al mismo tiempo, asumen el compromiso de darse al otro, de donar sus talentos y energías, con miras a construir una existencia compartida, un auténtico "nosotros", o un "mundo-común", para acudir a las expresiones de Heidegger (cit. Esposito, 2003)19.

En términos de relaciones con pares, la actitud general es abierta, son bienvenidas distintas propuestas y los jóvenes se dejan sorprender e interesar por las posibilidades que brindan sus contemporáneos, al punto que buscan emular producciones de latitudes o esferas distintas. También, ocasionalmente, los grupos se unen a movilizaciones generales, promovidas a través de medios alternativos o de las nuevas tecnologías; entonces son capaces de mediar con sectores más amplios acudiendo a acciones que impulsan reivindicaciones específicas que intentan atenuar el despojo del cual son damnificados. No obstante, esta sensibilidad expandida a otras experiencias por momentos se congela y se deja seducir, entonces las consignas se vuelven reiterativas, las prácticas y apuestas pierden originalidad y el estilo parece calcarse.

EL VIGOR DE LA SINGULARIDAD

De lo anterior emerge una nueva pregunta: ¿de qué manera las formas de expresión particular de los grupos impulsan procesos alternativos al poder instituido?

A propósito de esto, las agrupaciones demuestran su capacidad de afectación desplegando su sensibilidad ante problemáticas que han sido parcialmente abandonadas por los demás sectores de la sociedad, por el Estado, o que son objeto de una acción estatal instrumental en beneficio de las grandes empresas, tal como lo hemos descrito. Habitualmente, la acción de los grupos se ubica en ámbitos en donde las frágiles relaciones sociales impiden comprometerse con procesos que reviertan estas situaciones, haciendo visible su manifestación (la agonía de un humedal, la violencia humana contra otras especies animales, el pánico que se apodera de la ciudad) y ofreciendo alternativas de solución mediante el impulso de diversas propuestas. En el caso de los grupos de creación estética, lo que se busca es compartir las experiencias de marginalidad sufridas por quienes las llevan a "escena", mostrando su capacidad para transitar en múltiples espacios y participar en eventos distintos en donde se ofrece la creación de un "estilo de ser" (una voz, un trazo, una composición propias) como alternativa al estado de cosas existente. Pero no siempre esta actitud evidencia una clara preocupación por los demás, pues muchas veces el encuentro se dispone para el crecimiento personal o el del colectivo; el don que se da es un tanto abstracto y logra "contagiar" sólo a unos pocos, aquellos que hacen parte de una sensibilidad particular, es decir, no fluye totalmente hacia afuera, hacia otros20.

Por su parte, los colectivos ecológicos operan principalmente mediante un contagio directo, afectivo, corporal y reflexivo, buscando asociar a otros a su causa, mediante acciones realizadas en espacios delimitados de la ciudad (el circo, la plaza de toros, los humedales, las fuentes de agua) sin, necesariamente, integrarlos a la organización; pero en razón de que formulan preocupaciones globales, alcanzan a afectar a otros sectores de la población y en lugares distantes. Así mismo, con su capacidad para fluir temporalmente hacia el rescate de saberes ancestrales o hacia utopías de convivencia interespecies, estos grupos plantean una nueva clase de solidaridad y una fuerza ética particular. No obstante, ocasionalmente el tipo de acciones que llevan a cabo no son tan ricas como los medios que les dan vida, por momentos las consignas se tornan reiterativas, pues se insiste más en establecer una diferencia con otros grupos que en profundizar en los motivos y sentidos de sus propuestas.

Las acciones comunitarias toman formas más variadas. En general, despliegan movimientos que se extienden a otros planos sociales como el de la familia, las instituciones educativas o los espacios locales de participación, con lo cual acrecientan su potencia. Las limitaciones se encuentran cuando la insistencia en ocupar un territorio y traer soluciones a éste, les lleva a asumir una idea de identidad que congela su gestión y, eventualmente, produce visiones convencionales sobre la existencia de supuestos riesgos locales por superar. Así mismo, desde el momento en que se concentran en encontrar las mejores estrategias de alianza para desarrollar externamente su actuar, la novedad de sus propuestas tiende a diluirse, las fuerzas internas se descoordinan y pierden solidez, y los grupos desvían la iniciativa que les habilita para sugerir verdaderas alternativas a la totalización contemporánea de la experiencia, en favor de una eficacia momentánea de su trabajo. A esto se suma el hecho de volver rutinarias aquellas prácticas destinadas a lograr un alivio temporal a la precariedad de recursos con que cuentan. Aún así, la disposición que tienen buena parte de estos grupos de atraer personas de diferente condición y competencia para trabajar alrededor de propósitos definidos, unida a su aptitud para generar espacios de discusión y reflexión sobre sus prácticas, con el tiempo permiten delinear proyectos consistentes y construir una experiencia que se abre a lo posible y, en ese sentido, a la aparición de una verdadera comunidad.

¿Hasta qué punto las acciones, reivindicaciones y consignas que promueven los grupos, alcanzan a desprenderse de lo que atañe solamente al sector social del cual ellos hacen parte?

Según lo que encontramos, algunas veces cuando institucionalmente los grupos de jóvenes desean asumir aquello que supuestamente les compete, en función del impulso inicial que les da vida, tienen dificultades para trascender esta situación. Entonces, la política tiende a reducirse al hecho de ocupar un lugar ya designado dentro de la compleja maraña burocrática del Estado21; como consecuencia, algunos integrantes asumen su papel como herederos naturales de un oficio, en tanto que sus compañeros se dispersan en acciones un tanto fortuitas, pero que permiten al grupo permanecer y obtener reconocimiento local. No obstante, tan pronto ellos son capaces de contradecir este deseo, afloran oportunidades para trazar espacios de actuación insospechados; el mundo se ensancha y proliferan distintas ideas y formas de conducta que al lograr conectarse trazan un contenido singular al ser propio de la agrupación22.

En otras oportunidades, aun cuando constituidas autónomamente, las agrupaciones nacen con una impronta que define la misión que les corresponde, y en cierta medida, el espectro viable de sus acciones. Esto parece dar cierta estabilidad a su desempeño, e incluso, definir roles diferenciados entre sus miembros23. Pero como cada quien significa un vector que impulsa diferencialmente, pronto el carácter de la acción colectiva adquiere sus particularidades, de modo que los eslóganes que lo orientan inicialmente son desbordados; en este caso, ideas como las de el servicio a la comunidad o el desarrollo social del barrio alcanzan a ser desestructuradas. La novedad de lo que a cambio aparece depende de qué tan profunda es la conmoción interna provocada por las discusiones y reflexiones en las que se involucra el colectivo. No obstante, de manera parcial, conjuntamente se logran explorar territorios más amplios para la acción.

Otras veces, cuando las agrupaciones nacen gracias a que sus integrantes se identifican con una condición social que para ellos exige una reparación, o cuando parte de su impulso se relaciona con una situación semejante, parecería que esto define el horizonte de su acción (resistirse a formar parte de aquella y colocarse en la situación contraria, supuestamente favorable)24. No obstante, en virtud del tipo de hallazgos que conlleva comprender las dinámicas de la realidad y explorar los límites de lo que chicos y jóvenes son capaces de realizar con sus cuerpos y mentes cuando encuentran el gusto por lo novedoso, irrumpe la oportunidad para visualizar otras configuraciones sociales, y la eventualidad de los cambios que el mundo logra acoger. En virtud de inesperadas combinaciones de lo lúdico con lo formal, de lo estético y lo sustantivo, de lo eficaz y lo estéril, se producen transformaciones dirigidas no a la salvación del sector social al que pertenecen los jóvenes en particular, sino que, más bien, apuntan a un amplio espectro de lo que puede efectuar cualquier ser humano con disposición de libertad.

Un poco distinta es la situación de colectivos que desde el comienzo acogen consignas que no están ligadas a la superación de factores particulares que los aquejan, sino que, por el contrario, se interesan por la organización de aspectos más complejos de la realidad social y ambiental: la libertad de las especies y el rechazo al maltrato animal, la posibilidad de expresión alternativa en una ciudad en donde la imagen y la palabra se encuentran colonizadas por el mundo del consumo y el mercado, la articulación entre nuestras modalidades particulares de existencia, las relaciones con nuestros semejantes y la supervivencia del mundo. De entrada, estas orientaciones suponen un cerebro y un cuerpo abiertos a conexiones insólitas y la puesta en común de disposiciones variadas que se intensifican y perfeccionan mediante su ejercicio en la tarea de comunicar al mundo nociones novedosas. De esta manera, la igualdad y la justicia irrumpen como valores universales posibles de alcanzarse permanentemente, el porvenir no se encuentra desligado del quehacer presente ni de las latencias del pasado, las situaciones locales se interconectan con las dinámicas globales25. En fin, los cambios posibles de la cotidianeidad se componen como asuntos de política general y reclaman la aparición de una nueva institucionalidad26.

¿De qué manera los procesos de enunciación comunicativa de los grupos dan cuenta de conformaciones heterogéneas de sus integrantes y potencian sus posibilidades de singularización?

La expresión y comunicación artística de algunos colectivos no está dirigida directamente a entablar una lucha para contradecir a un opresor, ni siquiera se realiza con la intención de denunciar un conflicto particular, sino que intenta mostrar lo que es propio de sensibilidades heterogéneas, sea descubriendo a través de un mural un trazo propio, pleno de color y de dinamismo –lo que conecta la escritura de un nombre particular en una pared, dispuesta frente a la masa de público y el flujo infinito de información de la ciudad contemporánea– o cuando se invoca a través de la potencia de la voz y el ritmo poético de los versos que componen una canción, las circunstancias de una vida que se juega en cada esquina de un barrio marginal27. En todos los casos, la idea es compartir la experiencia de quien no se acomoda a un estado de cosas, pero que no intenta señalar un lugar particular hacia dónde dirigir su acción para superarlo, aunque ocasionalmente pueda indicar las figuras parcialmente responsables de esta condición28. Lo que resulta más claro en este evento es la necesidad de eludir el consumo y no dejarse atrapar por la sociedad de mercado, con las ambigüedades y contingencias que ello supone en términos de sobrevivencia material para estos grupos.

En otras ocasiones, los dispositivos comunicativos, encausados por finalidades no muy lejanas de visiones tradicionales, se convierten en recursos que abren la experiencia y las ideas a terrenos inexplorados, sin que importe demasiado hasta qué punto se dilucidan alternativas de un porvenir distinto29. Lo que valoran sus protagonistas es el encuentro con otras formas de ver y el proceso de entrar en diálogo y discusión que permite poner en juego recursos expresivos, retóricos, de análisis e interpretación, antes extraños. Por supuesto, si nos colocamos desde fuera, esta situación no deja de sopesarse como una limitación "ideológica" o política, pero lo que es difícil de anticipar son las consecuencias que ello trae en cuanto a construcción subjetiva singular, la cual, conectada con otras vivencias y relaciones, puede llevar al despliegue de modalidades de acción más insubordinadas.

Finalmente, ante la necesidad de comunicar y difundir sus realizaciones, los grupos que trabajando localmente requieren apoyos diversos, se ven obligados a contar con recursos informativos que en un comienzo resultan un tanto elementales. Pero en este propósito, no dejan de aparecer iniciativas relacionadas con mejorar el "estilo" para comunicar e integrarse con otros con mayor experiencia y habilidades, y con ello, recurrir a medios más potentes tecnológicamente y cercanos a las sensibilidades de sus congéneres, justamente porque ayudan a mostrar y comprender cómo es su vida y de qué manera puede transformarse30. Allí, la disposición para interactuar, para aprender y reconocer el valor de lo que otros producen, funciona como un detonante de intensos procesos de cambio en donde las "limitaciones" individuales y colectivas de base se superan permanentemente31.

¿Cómo se conectan comunicativamente esas posibles formaciones singulares, esas alteridades, de modo que se creen modalidades de defensa y producción de bienes públicos y se propicie la construcción de lo común?

En primer lugar, debemos afirmar que en este caso lo público tiene que ver con construcciones desde las cuales los jóvenes resisten y transforman las modalidades de exclusión de la esfera pública institucional, y construyen otras relaciones entre lo local y lo global que no tienen que ver, precisamente, con la transnacionalización del capital, específicamente, con sus mecanismos y símbolos de dominio. Y lo hacen acudiendo a sentimientos de solidaridad, cooperación y fraternidad que les permiten luchar contra la obstrucción de una vida activa, desde el gusto por ser libres, mediante el acto de enlazar y hacer converger de forma novedosa distintas fuerzas. Como nuevos en este proceso, los jóvenes actualizan su capacidad de libertad, de renacer, de comenzar algo inesperado, o más generalmente, de imaginar nuevas combinaciones o dominios de lo que ya existe.

En esta dinámica, algunos colectivos tienen mayor capacidad para encarar el comienzo e interrumpir el curso de aquello que sienten y/o comprenden como indigno o injusto. Inseguros al principio, encuentran luego, a partir de este proceso, la oportunidad para quebrar la rutina y sobreponerse al desaliento que provocan los numerosos obstáculos a la configuración de algo común. Son agrupaciones que captan los rasgos de la materia en movimiento, del cambio social y/o cultural, y, paradójicamente, desde un plegamiento interno y una cierta parálisis frente al actuar comprenden el sentido de la duración: el tiempo puro del acontecimiento.

Dos son las modalidades en que lo anterior adquiere consistencia. En primer lugar, cuando los colectivos más que interesarse en sí mismos, en su conservación, posicionamiento local o reproducción, se despliegan y multiplican hacia afuera a través de protestas, denuncias, acciones formativas, influencias individualizadas, múltiples mecanismos de difusión, etc. En esa perspectiva, los grupos se expanden activamente, al margen de mecanismos organizativos o de propósitos de ampliación propiamente dichos32, pero tomando una posición práctica sobre aspectos que tienen que ver con las diversas formas de opresión o desigualdad contemporánea33.

La otra manera en que los grupos crean acontecimiento es a través de su conexión con redes más amplias, generalmente integradas por agrupaciones similares que encuentran en la cooperación y en la alianza para impulsar proyectos, mediante los que comparten puntos de vista y propósitos específicos, el mecanismo para hacerse fuertes, aprender, crear vínculos afectivos y enfrentar circunstancias adversas34. Redes en las que los colectivos propician un apoyo mutuo, intentan eludir la competencia recíproca, pero también el mecanismo de la fácil asimilación de unos por otros, pues entienden que esta clase de práctica termina siendo muy nociva, ya que quiebra lo que para ellos es importante: la exterioridad que emerge, aquella que permite la coexistencia de múltiples prácticas que al juntarse desbordan incluso aquellos actos habituales, de modo que las acciones adquieren un significado político más amplio y directo35.

No obstante, estos nuevos sentidos a veces sufren las contingencias paradójicas que conlleva encaminarse por una política de representación. En primer lugar, cuando los acuerdos sobre cómo organizarse son desvirtuados por prácticas clientelistas o maniqueistas, lo cual es comprensible, pues, frecuentemente, acceder al poder confunde y es la ocasión para que emerjan actitudes individualistas. Igualmente, cuando la idea de encontrar alternativas democráticas a los problemas locales termina por coincidir con formulaciones estatales que combinan una doble expresión: de un lado, el llamado a la participación, la promoción de la autonomía de las organizaciones juveniles, el respeto a sus derechos, el estímulo de las potencialidades y el fortalecimiento de los intereses propios de los jóvenes, etc. Del otro, las políticas del uso productivo del suelo, las ideas sobre desarrollo ambiental y socioeconómico "integrales", las propuestas de participación para hacer corresponsables a los jóvenes del "desarrollo" de la ciudad, finalmente, la promoción de una cultura institucional de solidaridad, reconciliación, seguridad y no violencia.

En otra vía, si bien muchas veces la red o la alianza temporal con otros es el espacio o modalidad bajo la cual emergen los colectivos, al punto de que, desde una mirada de corto plazo, hay una especie de indiferenciación entre uno y otro tipo de agrupamiento, el hecho de reconocer los lazos de conexión entre distintos procesos (movimientos ambientalistas, de género, educativos, etc.) que resisten las políticas globales de incorporación jerarquizada al sistema, no implica para los colectivos diluir su especificidad y los intereses que impulsan su constitución. Incluso, algunas veces se producen modalidades de vinculación que poseen "menor densidad", pues apuntan a actividades de colaboración o apoyo temporal, con miras a desarrollar las prácticas habituales más eficazmente, con mayor amplitud, o simplemente para contribuir a emprendimientos concretos de otros colectivos.

¿En qué medida la apropiación y uso de los medios y nuevas tecnologías expresa la reproducción de formas estandarizadas y homogeneizantes o, más bien, se ejerce desde modalidades heterogéneas y novedosas?

Partimos de considerar que los procesos y medios de comunicación a los que acuden los colectivos expresan la constitución de sus particulares patrones de comportamiento y, por tanto, sus modalidades específicas de relación. Aun en el caso en donde los grupos surgen, primordialmente, de fuerzas externas que los convocan para producir un medio o prácticas vinculadas con un objetivo de educación o comunicación predefinido, la dinámica que se propicia conlleva estructuraciones que hacen y son su diferencia. En ese sentido, incluso en los ejemplos aparentemente menos novedosos, la noción de reproducción no es del todo cierta: la novedad emerge a partir de la diversidad de trayectorias que se conjugan, y gracias a la heterogeneidad de capacidades puestas en juego durante el proceso de consolidación del colectivo. Hemos visto entonces cómo aparecen rasgos de invención en el uso de los formatos, en los temas que eligen difundir, en el o los lenguajes que se utilizan y, especialmente, en la manera como estas acciones inciden en el conocimiento y la formación de los integrantes del grupo.

En los grupos de producción estética, el medio apropiado (llámese mural, concierto o producción de videos) adquiere un sentido propio que, entre otros aspectos, muestra cómo el convencimiento de su especial fuerza de expresión conlleva la condición de eficacia en el uso de recursos más o menos precarios36. Los productores de grafiti intentan alcanzar su propia identificación y la de otros, a través de las características de un estilo que huye de la asimilación al mercado de la publicidad, pero también de su consideración como "arte", pues entienden el grafiti como una forma de escritura y de intervención urbana, como una cultura o movimiento, y no esperan la comprensión del gran público, sino, más bien, el reconocimiento de los pares y de algunos "fanes". Su fuerza la encuentran en la dinámica del trazo y en la intensidad de los colores utilizados37. De otro lado, con su presencia escénica, los jóvenes raperos convocan sentimientos y expectativas propias del medio local del que surgen, pero mediadas por las cualidades artísticas de agrupaciones foráneas que ellos consideran vale la pena emular. Aquí, las destrezas estéticas en el uso del lenguaje y la potencia de la voz se juntan con la afinidad hacia un público cuya condición se percibe como propia para, de entrada, engendrar una verdadera conexión con éste.

En cuanto a los grupos ecológicos, su reto consiste en ajustar los mensajes y los recursos comunicativos que utilizan con la condición contemporánea y global de los discursos y prácticas que promueven. En un caso, esta situación adquiere la característica de una verdadera pluralidad de medios para responder a las múltiples acciones que se realizan permanentemente38. Acuden, entonces, entre otros recursos, al uso de la radio comunitaria, los volantes, la proyección pública de videos, las manifestaciones y los perfomances hechos en la calle, el uso de sus páginas electrónicas y blogs, el correo electrónico, el chat, los fanzines, en donde se hace alarde de una auténtica "convergencia digital"39. Se trata primero de informar y sensibilizar a otros jóvenes y, con el curso del tiempo, de ayudar a formarlos de manera individualizada y acudiendo al ejemplo propio, para que actúen y se comporten como verdaderos activistas de esta condición y la asuman como alternativa de vida. Para los ecológicos ancestrales, la originalidad más que en el medio utilizado se encuentra en el lenguaje y el mensaje que se difunde, a ello se suma que sus prácticas de recorrido y de reunión se convierten en recursos comunicativo-educativos que se dirigen desde los más expertos hacia los menos hábiles.

A partir de lo descrito, ¿qué sentido toman las propuestas educativas-formativas que la mayoría de grupos desarrollan, qué fuerza nueva emerge de allí?

Vale resaltar que la mayoría de los grupos estudiados impulsan una decidida actitud formativa en la que no se establece una clara diferenciación entre la transformación propia y la de los demás. En algunos casos, realizar ciertas acciones supone habilitar una serie de destrezas, informarse y comprender los problemas alrededor de los cuales operan; en otros, la acción formativa es el núcleo de las prácticas. Por su parte, aun cuando las agrupaciones estéticas no parecen estar preocupadas directamente por formar a nadie, al difundir sus mensajes (que en buena medida están orientados a neutralizar o atenuar las fuerzas que hacen su vida y la de sus pares insegura y difícil) y/o dar a conocer su visión de mundo, influyen sobre sus seguidores o, más ampliamente, sobre quienes entran en contacto con sus creaciones. Al mismo tiempo, configurar y perfeccionar un estilo propio les exige un constante aprendizaje: conocer las técnicas de creación de otros, adaptar parte de estas, apoyarse críticamente y desplegar una emulación constante.

Para quienes tienen como propósito educar a otros, adoptar la forma "escuela" es uno de los recursos al que acuden, pero introduciendo cambios significativos frente al modelo institucional. En primer lugar, no se presenta una clara diferenciación entre la función de "organizar" (la escuela) y la de "formar", ya que normalmente todos los integrantes asumen ambos tipos de labor, lo cual por momentos produce alguna clase de desorden. Además, la distribución de responsabilidades se vincula con el gusto, experticia o habilidad propia, impidiendo que surja el desánimo o la caída en rutinas mecanizadas. De igual manera, se presenta mucha flexibilidad en cuanto a contenidos, programas o capacidades por desarrollar, dependiendo, sobre todo, de lo que el contexto o los educandos demanden, así como de la temporalidad de su implementación, adecuada a las condiciones de sus estudiantes.

No menos importante es que la escuela se extiende fácilmente a núcleos distintos del que le da su origen: a la familia, las comunidades locales, otras organizaciones de jóvenes, etc., rasgo que acentúa el carácter intergeneracional de la propuesta: niños, jóvenes y adultos aprendiendo mutuamente. No obstante, estos impactos se entraban en momentos en que lo complejo del montaje institucional, las adecuaciones permanentes que exige su dinámica, las difíciles condiciones de infraestructura y la precariedad de medios de financiación pesan más que los ánimos de quienes intentan darle vida, entonces se recurre a apoyos externos que en alguna medida cuestionan la autonomía de las propuestas. Igual sucede cuando más que impulsar, orientar o servir de mediadores frente a sus pupilos, algunos pares intentan conducirlos a lo que de antemano consideran valioso, instaurando telos por encima de construcciones éticas inmanentes a las prácticas, al propiciar el fortalecimiento de capacidades que, en su opinión, pueden resultar útiles para el desempeño social o para la inserción de aquellos en el mercado de trabajo; o cuando la aspiración a alcanzar una supuesta identidad local o territorial impide que emerjan configuraciones culturales novedosas y que las agrupaciones reconozcan el sentido de otras experiencias de vida.

Entre la anterior modalidad y la de simple difusión o información sobre temas específicos, a la cual le dan también importancia los grupos, emergen una variedad de dispositivos educativos de carácter informal con magnitudes y duraciones distintas: cursos de capacitación (sobre escritura, formulación de proyectos, investigación, manejo de finanzas, elaboración de artesanías, etc.); campañas educativas (de reciclaje, de higiene y salud, cuidado de recursos naturales, violencia intrafamiliar); mesas de información, talleres o encuentros específicos; recorridos o marchas por la localidad; mítines, carnavales, montajes teatrales o perfomances, entre otros. Aquí se combinan iniciativas propias con otras que provienen de pares, e inevitablemente con las que agencian las entidades del Gobierno o de otras organizaciones sociales; en este último caso, es evidente que los contenidos y propósitos de la formación buscan adecuarse a lo que la institución considera deseable, actitud que muchas veces coincide con un acto normalizador de la individualidad: la supuesta precariedad termina por disponerse en función de la gubernamentalidad neoliberal40.

En todo caso, son notables tres características: al propósito educativo se junta un elemento lúdico que muestra el aspecto jovial y positivo de la vida, contrario a una cotidianeidad frágil, sin aparentes salidas y con un futuro incierto. Así, algunas propuestas son capaces de distanciarse de una lógica llana, por la cual el presente se desprende de un pasado que no puede ni revertirse ni rescatarse; esto es, cuando se formula como evento sobre el cual se informa para que cada quien lo enfrente de acuerdo con su circunstancia individual. Al contrario, en la perspectiva que asumen algunos grupos, el tiempo se constituye en medio transmisor que lleva a establecer una trama de vínculos entre antepasados y contemporáneos, en donde saberes, prácticas y ritos pasados toman vida, en virtud de estar unidos a un territorio y a una comunidad que sobrevive, haciendo de la memoria en el presente una cualidad pública que se opone a un existencia individualizada41. En otro caso, la trama une a humanos y no humanos gracias un mecanismo que evidencia la necesidad de respetar la común vida "sintiente", y confronta la supuesta superioridad humana que justifica la utilización y maltrato de otros seres. Respecto al futuro, para la mayoría de colectivos éste se abre como posibilidad real de encuentro y aprendizaje con otros en comunidad, con miras a negar la condición presente y estimar la constitución de ser otros, de no-ser-nosotros.

En segundo lugar, se acude al cuerpo y a la expresión sensible para convencer y no sólo a argumentos o ideas racionales. De este modo, la formación trasciende las mentes y se enfoca al ámbito de un cuerpo integrado. Entonces se educa la voz en consonancia con una escritura rítmica; la escucha para encontrar expresiones y sentidos novedosos de la lengua, lo mismo que para dar forma a la palabra que canta; el movimiento rítmico para acompasar la voz y otorgar impulso al sentido de la palabra; la mano y el ojo para abrirse a ver y expresar con un trazo y desde éste; todo el cuerpo para configurar las protestas y conmover a quien ha minado su sentir. También en este caso surge una tensión permanente entre una actitud que busca despertar la libertad individual y otra que, por el contrario, trata de ordenar o gobernar el cuerpo para que se asimile a ideales de competencia, de éxito o de moralidad42.

Finalmente, los jóvenes reflexionan constantemente sobre sus prácticas tanto para cualificarlas como para hacerlas coherentes con sus formas de conducta. Ya sea en su tarea como comunicadores locales en donde para no limitarse a informar y para aprender a hacer visible su concepción de mundo despiertan su capacidad de observación, agudizan su sentido crítico y sus destrezas comunicativas; en la de escritores urbanos, al perfeccionar su capacidad estética y gráfica con miras a producir una sensación de ciudad distante del aletargamiento que producen los dispositivos publicitarios; en las acciones locales a través de las cuales encuentran el nexo entre problemas distintos que los asedian (diversas formas de maltrato, la violencia intrafamiliar, el deterioro ambiental, el consumismo, etc.); mediante el cultivo de la destreza física como entrada a lo que significa la formación integral de la persona; ejerciendo la condición de ser "ilustrados" de excepción con el propósito de impulsar a otros para que desplieguen sus particulares aptitudes; por último, al adoptar un estilo de vida singular, ajustando constantemente el nexo entre sus formas de pensar y de actuar.

SALIDA

Las respuestas al último de los interrogantes formulados nos dan pie para esbozar una conclusión un poco más general. Parece cierto que el ámbito de lo formativo es un terreno clave de confrontación política justamente porque significa los retos de proponer y desplegar un tipo de construcción subjetiva diferente de aquella impulsada por los modos de individualización propios del capitalismo. En este ámbito convergen los distintos aspectos examinados a lo largo del texto.

La acción de agruparse significa para los jóvenes, sobre todo, intensificar su capacidad de acción en el mundo. En particular, la espontaneidad con que se conforman buena parte de los grupos permite crear la novedad de una fuerza que se intensifica gracias a que pone en relación potencias singulares sin descaracterizar la individualidad, descongelando capacidades dispuestas de modo utilitario. De este modo, se logran neutralizar los proyectos de ejercer "soberanía" sobre otros, mantener un liderazgo subordinante, reproducir organizaciones unitarias, significaciones homogéneas y actitudes egocéntricas. En últimas, los colectivos median en la producción de experiencias vitales que al abrirse y cruzarse entre sí constituyen un devenir, precisamente porque habitualmente no replican prácticas jerarquizadas ni imitan conductas, valores o ideales aparentemente inamovibles.

En esa perspectiva, el estilo de actuación y la maneras de expresarse que adoptan los grupos se va conformando en la medida en que se confrontan las circunstancias problemáticas que convocan su actuar: dilucidando motivos, denunciando injusticias, proponiendo alternativas, transformando las situaciones de desigualdad y exclusión a las que son sometidos, etc., todo esto no sin eludir formas convencionales de relacionarse con la institucionalidad, la repetición mecánica de algunas consignas o proyectos extraños a su modo de ser y acudir a comunicarse desde modelos que privilegian la consolidación de un impacto mayoritario, esto es, uniforme. En todo caso, las agrupaciones estudiadas son capaces de influir sobre la voluntad de sus contemporáneos despertando su sensibilidad y acogimiento afectivo; pero también, hemos visto su potencial para discurrir más allá de lo que concierne a lo que se supone es el "ser" joven, hasta afectar y alterar la vida de otros, haciéndolos partícipes de propuestas de indudable relevancia en las que se muestra que otros mundos son posibles.

Con su actuar, los jóvenes demuestran su poder para discurrir más allá de los límites de sus propias agrupaciones, creando núcleos temporales, redes de mayor amplitud, alianzas estratégicas, conexiones diversas, etc.; en últimas, todo esto se refiere a cómo ellos hacen realidad la conformación de otro modo de organización social que, en general, no busca la captura de los sujetos, su direccionamiento, sino, más bien, construir otro tipo de experiencia social en donde no media la clasificación ni el orden. Al desbordar cierta tendencia dirigida a afincar las prácticas en lo local, que pretende convertir el lugar de origen en una forma de identidad y destino, percibimos finalmente en los jóvenes su habilidad para crear situaciones, para producir enunciados y agenciar acontecimiento social, a través de la construcción de formas de vida y de proyectos colectivos que efectivamente transforman las actuales condiciones de dominación, desigualdad e injusticia, constituyendo, mediante este transcurrir, una nueva subjetividad política.

NOTAS AL PIE

1 Intentamos aproximarnos a la idea de cartografía sentimental propuesta por Suely Rolnik (1989), según la cual, del cartógrafo se espera que esté atento a las estrategias del deseo de cualquier realidad humana y a los lenguajes que encuentra, con miras a descubrir aquellas expresiones que favorecen el paso de las intensidades que recorren su cuerpo en el encuentro con los otros cuerpos que pretende entender. Esto no tiene que ver con explicar ni divulgar una situación, más bien se trata de dilucidar intensidades que buscan expresarse, "zambullirse en la geografía de los afectos, y al mismo tiempo, inventar puentes para hacer la travesía: puentes del lenguaje" (Rolnik,1989:2).

2 En otros lugares hemos descrito los procesos de expresión, comunicación y educación de las agrupaciones estudiadas. En un primer caso, cuando presentamos la apuesta metodológica reflexiva asumida por la investigación (véase Cubides y Guerrero, 2009), y, en el otro, en relación con el análisis de los proyectos de formación de los jóvenes integrantes de dichos grupos (véase Cubides y Salinas, 2009).

3 Durante aproximadamente diez meses, acompañamos nueve agrupaciones pertenecientes a cuatro localidades distintas de la ciudad de Bogotá, las cuales, con algún grado de esquematismo, hemos clasificado de la siguiente manera: estético-expresivas: Retórica (agrupación de rap) y OKC (grafiteros); ético-ecológicas: Casa Asdoas y Activegan; comunitarias: Estado Joven, Fundación Vida y Liderazgo, Génesis Rades, Sentido Opuesto y Thimos. No obstante, por ejemplo, algunas de estas últimas utilizan distintos medios estéticos (títeres, danzas, lanzafuegos, payasos, etc.) o comunicativos (un periódico, por ejemplo) para realizar su labor.

4 No buscamos que esta noción se asemeje a la de modos de producción del marxismo, pues no consideramos que el modo determine los demás aspectos del "ser" y las prácticas de los grupos; por el contrario, el modo sería el resultado de la articulación de un conjunto de aspectos como los mencionados.

5 Estos elementos, dispuestos como esquema de análisis y de seguimiento a los grupos, surgieron parcialmente de nuestra propia lectura de la propuesta de Fritjof Capra (2002), acerca de lo que constituye el espacio de una organización. A su vez, este mismo autor reinterpreta a Bateson, Maturana y Varela cuando describen el funcionamiento de un organismo vivo.

6 Para diferenciar este asunto en relación con la individualidad de un sujeto, Deleuze retoma el término ecceidad propuesto por Espinoza, al afirmar: "Se trata, literalmente, del hecho de ser esto, el hecho de ser un esto, un grado de potencia" (2005: 313). Sobre este punto, Félix Guattari aclara que al dar prioridad a la instancia expresante se parte de un "primado de la sustancia enunciadora sobre la dupla Expresión y Contenido" y esto es lo que para él constituye la "función existencializante" (Guattari, 1996: 36).

7 Siguiendo a Deleuze (2005), la expresión consiste en un espacio en donde cosas y signos interactúan, sin que exista predominio de un elemento sobre otro; por tanto, nada tiene que ver con la idea de representación. Existen expresión y contenido y formas de ambos; los dos constituyen las caras inseparables de un agenciamiento.

8 Al respecto, Hugo Zemelman señala como "nucleamientos de lo colectivo" (1987: 30) a las articulaciones dadas en el sujeto entre los ámbitos en los que se mueve y la relación con los planos de su realidad, proceso que impulsa la construcción del sujeto, de manera que la interacción con otros en la sociedad no produce una suma de individuos, sino espacios de reconocimiento común. Véase el capítulo "Sujetos y subjetividad en la construcción metodológica" (León y Zemelmann, 1997).

9 Pensamos que esta tendencia de la acción grupal posee trazos de lo que, según el parecer de Maurizio Lazzarato, constituye la multiplicidad: "[...] significa prolongar las singularidades en la vecindad de otras singularidades, trazar una línea de fuerza entre ellas, hacerlas momentáneamente parecidas y hacerlas cooperar, por un tiempo, hacia un objetivo común, sin por ello negar su autonomía y su independencia, sin totalizarlas. Y esta acción es, por su parte, una invención, una nueva individuación" (2006: 209).

10 Nos referimos a dos de ellos: Estado Joven y Génesis Rades. El primero, integrado por zanqueros, bailarines y payasos, pertenece a la localidad de Bosa, al sur de la ciudad. Esta organización, conformada por dieciséis jóvenes que se encuentran en un rango de edad entre los once y los veinticinco años, al comienzo del estudio llevaba trabajando más de cuatro años en la comunidad, aunque con otro nombre. Posee un claro líder para quien la primera parte del nombre del grupo alude a una forma de "organización soberana" que actúa en un territorio determinado, y la otra hace referencia al momento de la vida en que se es joven. Según él, ambas definiciones caracterizan el accionar del grupo, el cual, a través del arte y la cultura, busca fortalecer las capacidades de liderazgo entre los jóvenes, como actores activos de cambio en la sociedad. Por su parte, Génesis Rades, cuyo nombre significa "reciclar como alternativa de desarrollo económico y social", nació como proyecto de catequesis de sus integrantes, quienes aunque no pertenecían ya a la parroquia en donde nacieron, conservaron su nombre. El grupo desarrolla su trabajo en la localidad de Kennedy, la más grande de Bogotá; internamente se divide en dos subgrupos: el de jóvenes y el de niños (Los Genesitos, menores de once años), sumando en total cerca de veinticinco personas. Ambos se dedican al teatro, los títeres, las comparsas y a la gestión de diversas propuestas dirigidas a intentar resolver algunos de los agudos problemas ambientales de su localidad.

11 Aludimos a los siguientes grupos: Thimos, organización conformada por nueve jóvenes de los barrios la Igualdad y Floresta, pertenecientes a la localidad de Kennedy, quienes poseían edades entre los diecinueve y los veintiséis años, y vieron en el trabajo con niños y jóvenes la posibilidad de construir una sociedad formada en valores y principios como la igualdad, la responsabilidad, el esfuerzo y el compromiso. Su trabajo se centra, principalmente, en crear una escuela deportiva (de taekowondo y fútbol), en donde los principales objetivos son cultivar el cuidado del cuerpo, el buen trato a los demás y la convivencia. Además, realizancine-foros, talleres y salidas de campo a algunos sectores de la localidad, buscando la integración entre los jóvenes y sus padres. Sentido Opuesto, por su parte, es un grupo de aproximadamente doce jóvenes que residen en Barrios Unidos y cuyo principal medio de expresión es el periódico que lleva el mismo nombre, medio que circula ampliamente en la localidad. A pesar de la corta edad de la mayoría de sus integrantes (entre quince y veinte años) manifiestan que la responsabilidad, el sentido de independencia y de expresión marcan su accionar. Esto se amalgama con la frescura e irreverencia propia de los jóvenes. El grupo se nutre del gusto por la literatura de algunos de sus miembros, pero también de la inclinación de otros hacia el deporte, la música y el arte en general. La Fundación Vida y Liderazgo se constituyó en 1998, con el propósito de ejercer una función asistencial en la comunidad de Usme y Bosa. Desde mediados de 2004, el grupo cuestionó el tipo de labor adoptado y comenzó a buscar personas que trabajaran bajo la modalidad de talleres dirigidos a formaciones específicas. A finales de 2007 decidieron reformular su proyecto para actuar conjuntamente con otros jóvenes formados en música, danza, literatura y cuento por la Universidad Abierta, y con los que pertenecían a otra fundación, en la perspectiva de la "formación cultural de los niños". Su idea central es que el trabajo en los talleres en alguna medida ayuda a cambiar el proyecto de vida de los chicos. Se trata de un proceso de formación sociocultural que considera el contexto en el que viven los otros. En el momento del estudio, aproximadamente trece personas integraban el grupo, con edades entre los diecisiete y veinticinco años.

12 La Corporación Casa Asdoas es una organización ubicada en la localidad de Usme, que busca fortalecer la participación y el aporte de la población en la construcción colectiva de la memoria histórica, ecológica y cultural de la región. Casa Asdoas intenta rescatar la memoria en todas sus manifestaciones, promoviendo el reconocimiento cultural, paisajístico y ecoturístico de Usme, y creando un banco de datos con reseña histórica rural y urbana, y un archivo fotográfico y audiovisual que se constituya en punto de encuentro e investigación para instituciones de Usme y el Distrito Capital. Como estrategia para el cumplimiento de sus objetivos realizan caminatas guiadas, recorridos ecoturísticos, visitas a granjas y campamentos por senderos previamente reconocidos, en donde muestran a los caminantes (generalmente menores) diferentes propuestas sostenibles, la vegetación del páramo y subpáramo, las especies de flora y fauna, así como los cultivos y las costumbres típicas de la gente de la región. El grupo hace parte del proceso Territorio Sur, una red de organizaciones ambientales de la cuenca del río Tunjuelo, que adelanta una labor de fortalecimiento social y ambiental al sur de Bogotá. Activegan es un colectivo vegano abolicionista y antiespecista, su núcleo básico está constituido por diez jóvenes entre los quince y veinticinco años; no obstante, durante sus acciones recibe el apoyo de al menos diez personas más. Activegan persigue la igualdad entre seres humanos y no humanos, "crear activistas verdaderos para quienes sus actos sean un ejemplo de auténtica liberación". El grupo quiere "hacer entender que una persona que opta únicamente por el vegetarianismo no es aún válida como activista, porque no hay que depender de ningún producto que involucre la vida de un animal no humano" (de la entrevista con Camilo). Según ellos, el veganismo no está ligado a una cultura, religión, escena, o sector particular. El grupo apoya otras propuestas que tomen el veganismo y el abolicionismo "como herramientas de lucha para la liberación total de los animales human@s y no human@s".

13 Nos referimos a Retórica, agrupación conformada desde el 2005 por "Linzo", diecinueve años, y "Pancho", veintisiete, a la cual se sumó hace algo más de dos años Óscar, de veintidós años. Los tres habitan en el barrio El Amparo de la localidad de Kennedy, y para su puesta en escena reciben la colaboración de entre diez y doce personas. A finales del 2006 este grupo da a conocer su primera producción, denominada "El arte de dar sentido a la palabra", con la cual obtienen cierto reconocimiento y la invitación para participar en el Festival Hip Hop al Parque. Para ellos, su nombre significa el arte de dar sentido a la palabra con los cantos "por los que sale el corazón y lo que ha dolido cuando la vida del que se quiere no vuelve". Llevan en la escena más de doce años, apreciando y diferenciando estilos. La agrupación actúa como escuela –enseña a los que se acercan al género– y al mismo tiempo como ayuda social –le preocupan, por ejemplo, las familias pobres del Chocó–. Se convierte así en referencia entre raperos, y en un impulso directo de algunas movilizaciones en su localidad. De otro lado, el grupo de grafiteros OKC (Obstruyendo Kalles Crew) está integrado por tres jóvenes: Camilo "Sham", Santiago "Word" y Camilo "Zero", con edades que oscilan entre veintiuno y veintiséis años. Se conformaron en el año 2003, aun cuando ya "pintaban" solos y al menos uno de ellos pertenecía a otros grupos. Al juntarse como OKC, la intención era la de "abarcar más territorio en la ciudad y diversificar muchas ideas, compartir productos, trucos que uno tiene, compartir experiencias", hacer grafiti también significa para ellos una diversión, un esfuerzo para ser reconocidos y una necesidad. Entienden la ciudad y sus muros como soporte para extender su nombre propio (tag). A su vez, la "cuadrilla" (crew) genera compañía, aprendizaje mutuo, la posibilidad de abarcar más espacio pintado, y con el apoyo y la crítica de otro, estar juntos para evolucionar, mejorar en su estilo e identificarse como amigos (tomado de una entrevista con Sham y Cero).

14 Un análisis detallado sobre los modos de relación que constituyen los grupos estudiados puede encontrarse en el artículo de Humberto Cubides y Patricia Guerrero (2009), "Modos de agrupación y prácticas políticas de jóvenes contemporáneos en la ciudad de Bogotá", publicado en la revista electrónica Ponto-e-vírgula.

15 Como lo indica el llamado hecho desde la página electrónica de un colectivo: "[...] este espacio se vuelve una forma de retroalimentación donde lo principal sea la búsqueda del cambio y la construcción de la igualdad" (véase <www.activegan.997mb.com>).

16 Esto explica por qué los individuos despliegan sus habilidades a través de propuestas que no se enmarcan, necesariamente, en la actividad del grupo, y le permiten encontrar nuevos rumbos a sus vidas: un joven tiene su banda de rock y produce un fanzine con el mismo nombre, en donde, además de promover el estilo de vida vegano, plantea reivindicaciones sobre la equidad de género, promueve poesía alternativa y ejemplifica los postulados del anarquismo político, entre otras temáticas. Ante la propuesta de vincular este medio a la actividad financiera del grupo, se niega diciendo: "[...] pero yo le dije que no, es algo personal. Ahora yo saco la tres [el tercer número de la revista] […] y pues es básicamente para autogestión, […] Corazones en Formol ha tenido un resto de éxito, pero yo he querido desligarlo directamente de Activegan" (de la entrevista con Juan Diego).

17 Tal como lo menciona un integrante de OKC: "[...] el graffiti es como… una forma de divertirme, una forma de mostrar mi nombre por todas partes. La verdad es algo como… yo lo veo como algo muy egocentrista, yo lo veo como sólo marcar el nombre de uno por todo lado y ya… darse a conocer por el nombre de uno, pues para mi es eso. Y divertirme pintando".

18 Para ilustrar esta situación nos valemos de dos referencias. Primera: los versos de una composición de Retórica que hablan de otras posibilidades vitales: "Voy a romper barreras de tiempo y espacio…Voy a acordarme de mis primeros pasos"; segunda: la imagen del "ñero ilustrado" a la cual acude la Fundación V y L para explicar su propósito de impulsar la formación de las capacidades de los chicos con miras a que en el porvenir puedan alcanzar una "vida digna".

19 Al respecto, es sugerente la interpretación de Roberto Esposito sobre Heidegger, a quien cita así: "[...] El Dasein resuelto puede convertirse en la 'conciencia' de los otros" (Heidegger cit. Esposito 2003: 162). Según este punto de vista, el único modo "político" o "ético" de relacionarse con los otros es abriéndose conjuntamente a la común responsabilidad por la propia cura; consiste en "reponer" al otro la posibilidad de ser-con en la donación, pues lo que acomuna no es un espacio lleno, sino un vacío, una carencia, una caída.

20 Lo sugiere un miembro de OKC ante la pregunta sobre qué aporta al grupo: "¿Y yo qué le aporto? No sé… es que es complicado, de pronto, no sé a mí digamos no me gusta el mural… no sé, me gusta más la sutileza en las cosas, no poner un letrero que diga las cosas explícitas, sino, hacer por medio de la imagen, del color y todo, pues hacer vibrar más las cosas, entonces no sé, ¿yo qué le aporto? Pues experiencia supongo".

21 A esto responden nociones de política como la que enuncia un joven integrante de una organización: "[...] el concepto que yo tengo de política es el arte de gobernar un pueblo [...] por lo que yo sé, la política es… bueno tomar las decisiones por los demás pero que no tomen las decisiones por uno y participar en las decisiones de los demás" (documento 16:1).

22 En un comienzo, según lo contemplado en la convocatoria de la cual surgió uno de los grupos, la alcaldía local quiso hacer de un medio impreso la expresión de "la voz juvenil" del barrio. Pero esto no sedujo suficientemente al grupo designado. Con el tiempo, y al sopesar la densidad de este recurso, este incursiona en ámbitos problemáticos con la intención de marcar un análisis crítico. El colectivo elude constantemente la homogeneidad que supone asumir el papel naturalizado, al punto que propone la inclusión de nuevos integrantes en lo que para ellos significa sumar fuerzas, pensamientos y sentimientos distintos que se ponen en juego.

23 Encontramos ejemplos en los que se reproducen formas organizativas ya establecidas, en especial por el interés de comunidades religiosas o grupos políticos por tener mayor presencia local. Sin embargo, en ninguno de los casos estudiados dicha influencia inicial logró determinar de manera decisiva la vida de la nueva agrupación.

24 Frente a la miseria económica, salidas inmediatas conllevan la valoración de la riqueza fácil, muchas veces ilegal, a involucrarse precariamente en el mundo productivo o disponerse a desarrollar las competencias que la sociedad de mercado demanda. Todo esto tiene el sello de la reproducción de aquellas situaciones que las agrupaciones intentan revertir.

25 Al respecto, el integrante de la Fundación V. y L. afirma: "[...] el hecho de que yo tenga una visión de territorio no quiere decir que sea totalmente ajeno a lo que está pasando a nivel mundial [...] yo creo que la 'vaina' es como articulada, reconocer un territorio, reconocer sus potencialidades, las necesidades, reconocer las posibles cosas que se pueden hacer, las opciones que se tienen, y a la vez entender desde afuera que hay cosas que están llegando, y que hay que mirar cómo se incorporan y cómo se hacen". Y agrega, más adelante: "Entonces uno no puede desligar unas cosas de otras, ni lo local se puede desligar de lo global, porque hay que entender que hay políticas globales con relación a lo local, y hay efectos locales que implican lo global, entonces hay que apostarle también a tener esa visión de integralidad".

26 Frente al interrogante por la institucionalidad, un chico vegano responde: "Primero hay instituciones autogestionadas que existen y que aquí en Colombia apenas están naciendo [...] Instituciones sí, pero mientras no generen como 'oligarquías'". Y complementa: "[...] estamos en contra de cualquier forma que afecte al otro,…en el momento en que hacemos manifestaciones [...] frente a cómo los gobiernos, las instituciones, el mismo capital [...] la existencia de poderes y de dominio frente a otro, hace que exista la explotación hacia los animales".

27 "Me inspiran estas calles con cruces y sangre / Tu desgracia puede estar en la esquina siguiente / Me inspira no dejar pasar el tiempo" (versos de Retórica).

28 De manera extraordinaria, un mural de OKC asimila la figura del presidente con el gesto del líder nazi Hitler. A modo de burla incluye la frase: "Llamemos accidente al terrorismo de Estado", y aparece con la firma de Milicianos Anónimos. Por su parte, la letra de un tema de Retórica afirma: "¿Por qué me garantizan la libertad de elección? / Si para cambiar mi vida no cuentan con mi opinión / ¿Por qué escriben libertad en una cartilla? / Si hoy es obligatorio pelear contra la guerrilla".

29 En un principio, la producción de un periódico local por parte de Sentido Opuesto no muestra mucha originalidad en cuanto a su formato y contenido. Los temas abordados, el tipo de escritura "objetiva" que propone, sus secciones, etc., parecen similares a los recursos informativos tradicionales. Pero el proceso que conlleva tomar posiciones editoriales, mantener cierta personalidad en la escritura y formular a las instituciones locales interrogantes críticos y reflexivos, indica que algo distinto se configura. Aparece entonces la necesidad de ser diferentes, de no conformarse y de enlazar a la realización periodística una visión literaria y poética conectada con una existencia que tenga mayor sentido: trascender "una vida perra".

30 Los grupos descubren rápidamente las posibilidades de los medios audiovisuales, de los recursos digitales y de las redes de información, para ayudar a comprender las condiciones de su existencia, así sea desde condiciones precarias. Mostrar lo que se es como colectivo aparece tal vez más importante que la tarea de informar sobre acciones llevadas a cabo o proponer nuevas tareas. Además, es muy ilustrativo que algunos miembros prefieran dejarse ver a través de lo que sus realizaciones construyen en los demás, más que en los planteamientos o posiciones que ellos asumen.

31 En este ámbito, por ejemplo, sorprende la facilidad del colectivo vegano para entender y aprehender posturas ecológicas radicales de otros jóvenes, las cuales, fácilmente y de modo auténtico, se integran a sus discursos sobre las formas de evitar el sufrimiento animal.

32 En una entrevista, un activista afirma: "[...] el veganismo no está involucrado ni con alguna religión, cultura, movimientos [...] es una opción personal, que cada persona asume según sus creencias y conocimientos, pero de igual manera sigue siendo consecuente con lo que está diciendo y por su forma de actuar" (documento P143: 8). Otro de ellos agrega: "[...] lo que realmente importa no es tanto la cuestión de organizaciones y todo eso, sino simplemente el activismo como tal [...] nuestro objetivo no son las organizaciones… es formar activistas individuales que no se liguen a una organización a un colectivo, que tenga que tener una membrecía o tarjeta un carné o una inscripción [...] sino que si quieren hacer algo se unan a los actos" (documento P143: 41).

33 Paradójicamente, para algunos jóvenes este posicionamiento es bien distinto al de adoptar una ideología de partido, integrarse a este o a alguna instancia gubernamental, pues esto es visto como una "caída" en una forma de poderío inconveniente. Así, por ejemplo, un chico anota: "[...] para mí el comunismo es como un 'bienestarismo' donde se le trata mejor al obrero, o sea, como que siempre sigue existiendo un dueño real, y eso simplemente modifica una cuestión que todos van a tener, de pronto, unas riquezas iguales, entre comillas, pero igual siguen siendo regidos bajo alguien, o sea, no hay una libertad de que cada quien decida" (documento P143; 4-5).

34 "Entonces todo este tipo de cosas es lo que forman una sociedad, y en una sociedad, nos dimos cuenta y es lo que hemos tratado de venir construyendo, nadie queda solo, la mayoría de personas se quedan en el camino porque les da miedo asociarse, les da miedo llegar y alimentarse de la experiencia del otro, que es lo más valioso" (entrevista a una integrante de Sentido Opuesto, documento P33: 27).

35 Se puede entender este tipo de relaciones por la expresión de uno de los fundadores de la Fundación V y L: "Entonces lo que hacemos, y la decisión o no de entrar a los espacios, simplemente es la afinidad con la gente con que llega, esa afinidad de decir: estamos apuntándole a los mismos objetivos, le estamos apostando a las mismas cosas, por qué no reunir esfuerzos y tratar de pensarse una cosa más grande [...] y ahí se va formando como un lazo de amistad, y a la vez, además de ser un lazo de amistad es un lazo político, porque le apuntamos a los mismos ideales a los mismo s objetivos, y bajo la mismas herramientas [...] que es pensarse desde esa periferia, se pueden originar procesos propios, con autonomía, que rompan el esquema que se ha venido trabajando [...]" (documento P147: 62).

36 Sorprende, por ejemplo, la manera en que, a partir del uso de la cámara de un celular, adaptando una patineta para que funcione como riel de movilización, y acudiendo a un software de uso común que permite manipular las imágenes, Retórica, el grupo de rap, produce uno de sus primeros videos que, en opinión de los expertos, alcanza niveles aceptables de calidad que conmueven a quienes lo recepcionan.

37 A través de su página electrónica, los miembros de OKC reciben numerosos mensajes de personas que se identifican con sus realizaciones y los animan a seguir produciendo. Allí se encuentran respuestas de ellos: "[...] a mí al igual que a él, el graffiti me ha dado los mejores momentos de la vida, puede sonar culo y cursi, pero más q ver si es arte, o diseño o lo q sea, son este tipo de reacciones ante los autores y los espectadores lo q lo mantienen vivo, el q dijo q el graffiti murió está ciego [...]" (SHAM).

38 En un programa de radio, uno de sus responsables afirma, por ejemplo, "[...] pero bueno, recordando así rápido [tenemos] mesa informativa el viernes en la séptima con 26 [...] entre las cuatro y las ocho habrán volantes, documentales, camisetas, botones Mic, información gratuita de la nutrición vegana y todo; el lunes la transmisión de Rincón Radio, Rincón Vegano… en esta misma sintonía; el miércoles Activegan Radio; el viernes es la proyección de Mindemais, en estos días estaremos mandando el placer… se va a comenzar con Digitemás, Bihaindemás, y el sábado se va a hacer la actividad contra HLS a las 10 de la mañana… si se pierden escriban un correo antes" (documento P143, pp. 56/57).

39 En otro programa el activista recuerda: "[...] la página donde nos pueden escuchar es www.liberacionanimal.ar, también estamos amplificados a través de radio libre, que es www.radiolibre.media.org, para que entre en nuestra página que es www.activegan.co y para que sigan participando y haciendo preguntas durante el programa, y opinando sobre el tema del día en rlactivegan@hotmail.com", (documento P153, pp. 28/57).

40 Un ejemplo de esto sucede cuando se replican programas institucionales dirigidos a la formación para la participación, asentados en el impulso del liderazgo individual y en procedimientos estandarizados de elección y de establecimiento de consensos.

41 Aquí encontramos cierta similitud con la idea de utopía que propone Paolo Virno, para quien la memoria tiene un valor público y no es histórica por el contenido del recuerdo, sino porque se opone a una existencia singular. Véase Josefina Ludmer (2004).

42 Este último resulta ser el peligro de algunas propuestas de la teoría de la modernización reflexiva que define la política de vida en el contexto de reflexividad institucional, y se preocupa por remoralizar las decisiones sobre el estilo de vida. Véase Giddens (2006: 178).


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