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Nómadas

Print version ISSN 0121-7550

Nómadas  no.32 Bogotá Jan./Jun. 2010

 

La comunicación desde la experiencia plástica del devenir femenino*

Communication from the Plastic Experience of the Feminine Becoming

Jelymaibet Bustos Wilches**

* El presente artículo es el resultado de una investigación que sirvió como monografía para obtener el título de Comunicadora Social-Periodista. La monografía, dirigida por Adrián José Perea, se tituló "La estética de la existencia como experiencia plástica del devenir femenino" y fue designada como meritoria. Quisiera agradecer especialmente a Nina Cabra por haber intermediado en la aplicación del artículo en mención para la convocatoria de esta edición de la Revista Nómadas, y por su apoyo conceptual en el fundamento de este producto textual.

** Comunicadora social - Periodista, Universidad Central. Candidata a Magíster en Filosofía, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá (Colombia). E-mail: jelmai@gmail.com

{original recibido: 19/01/2010 · aceptado: 23/02/2010}


El artículo pretende, en primer lugar, dar cuenta del funcionamiento del devenir femenino como una estética de la existencia desde unas posturas éticas, políticas y estéticas, para, posteriormente, determinar el modo en que la comunicación puede ser un dispositivo útil en la producción de subjetividades.

Palabras clave: estética, subjetividad, ética sexual, política, agenciamiento colectivo, comunicación.

O artigo pretende, em primeiro lugar, descrever o funcionamento do devir feminino como uma estética da existência desde posicionamentos éticos, políticos e estéticos para, a seguir, determinar a forma em que a comunicação pode ser uma ferramenta útil na produção de subjetividades.

Palavras chave: estética, subjetividade, ética sexual, política, agenciamento coletivo, comunicação.

This article presents, first, the operation of the female becoming as an aesthetic of existence from some ethical, political and aesthetical positions, to then determine how communication can be a useful device in the production of subjectivities.

Key words: aesthetics, subjectivity, sexual ethics, politics, collective agency, communication.


ONTOLOGÍA CRÍTICA DEL PRESENTE: DEVENIRES FEMENINOS COMO ARTES DE LA EXISTENCIA

Decirse femenino y, entonces, el eco que emerge en el aquí y ahora se disloca y se traslada hacia un conjunto histórico que ha permitido decir y decirse lo susceptible de modificar. Aún así, este camino parece oscilar entre lo parcial y lo imparcial: parece estar cargado de litigios, porfías, disputas, infamias, eufemismos, epítetos, ficciones y, por supuesto, una multitud de posibilidades desplegadas en diversas formas de ser sujeto femenino. Luego, enunciarse como sujeto mezclado y trazado de cuerpos, discursos y de relaciones de poder (Foucault, 2001) implica definir sí misma como un estado no etéreo ni imparcial, y en este sentido, la pregunta por la comprensión de la comunicación se condiciona a las posiciones situadas de un sujeto en tanto femenino insoslayable.

El presente texto tiene como propósito realizar un desplazamiento teórico y práctico a partir de dos modos de abordar las problematizaciones subyacentes al devenir femenino, a saber, el sujeto nómade y el cyborg. Referentes que permitirán explicar de forma esquemática conceptos como ontología crítica del presente, artes de la existencia y su relación con las técnicas de gobierno para, enseguida, comprender la comunicación de acuerdo con dichas posturas.

La ontología crítica del presente es definida por Michel Foucault como cierta actitud (ethos) hacia el presente, un modo filosófico de conducirse, mediante el cual, el sujeto toma como objeto de análisis los límites históricos que lo han constituido como un cuerpo sujetado a otro y a sí mismo:

Este ethos filosófico puede caracterizarse como una actitud límite. No se trata de un comportamiento de rechazo. Hay que escapar de la alternativa del afuera y del adentro, es preciso estar en las fronteras. […] Y esta crítica será genealógica en el sentido de que no deducirá de la forma de lo que somos lo que nos es imposible hacer o conocer, sino que extraerá de la contingencia que nos ha hecho ser, hacer o pensar lo que somos, hacemos o pensamos (Foucault, 2000: 348).

Es, asimismo, una actitud experimental, un trabajo operado sobre los límites de nosotras mismas partiendo de un dominio de investigaciones históricas, y de un sometimiento a la prueba de la realidad y de la actualidad: una experiencia teórica y práctica de nuestros límites y su posible franqueamiento (Foucault, 2000).

Ahora bien, esta ontología crítica del presente podría completarse con un conjunto de prácticas y técnicas de sí (Perea, 2009) que ejercen una modalidad de poder sobre el sujeto, quien, por su condición libre, problematiza la verdad de sí soportada en un saber susceptible de rastrearse históricamente por sus efectos de poder. En este sentido, la ética como una práctica reflexiva de la libertad, y que tiene como objeto constituir un estilo de la existencia, ha sido objeto de estudio para las propuestas del cyborg y del sujeto nómade, pues parten del principio del cuidado de sí misma que implica un análisis crítico-histórico de lo que ha permitido ser, hacer y pensar lo que se es en el presente, con el fin de hacer posible "la aparición de nuevos modos de ser libre, la creación de nuevas subjetividades" (Perea, 2009: 78).

Las subjetividades cyborg y sujeto nómade son devenires del sujeto femenino que forman de sí misma un estilo reflexivo-crítico de existencia. Así, entonces, el sujeto nómade se forma en el recorrido por las diferencias sexuales, en tanto que del cyborg se puede decir que su cuidado se condiciona por la responsabilidad en el conocimiento y formación de otros límites; pero, a pesar de ser patente la distinción entre los modos que plantean estas dos posturas para devenir en otr@s, no significa que estas se opongan mutuamente, ya que tienen en común el fundamento del propio cuidado1.

Además, basándose en prácticas que permiten su constitución como resistencia a ciertos modos de sujeción, éstas están condicionadas a la revisión en la contingencia histórica de lo que las ha producido, es decir, la aclaración de sus límites de acción y de sus modos de resistencia, determinados en razón de unas técnicas de sí, dependen de unas técnicas de gobierno. Y, en efecto, en la siguiente cita se aclara el porqué de la conexión entre las técnicas de gobierno de la sociedad con las técnicas de control de sí que Foucault denominó gubernamentalidad.

Perea aduce al respecto que una modalidad de gobierno determina el lugar de lo que se entiende por sí mismo:

[…] existe una conexión entre los modos como se gobierna una sociedad y los modos como eso que llamamos "sujeto" se relaciona consigo mismo. En otras palabras, las técnicas de gobierno incluyen no solo las del gobierno de los otros sino las del gobierno de sí mismo. Esto significa que quizá no haya nada más "interior" que los dispositivos de poder que hacen posible el gobierno de una sociedad. Es decir, que lo que se entiende por "sí mismo", lo más "interno" y "original" que existe para cada quien, está determinado por una modalidad de gobierno, por un conjunto de prácticas de poder que ya no dependen del sujeto ni pretenden favorecer su acción libre. Desde esta perspectiva, la relación de sí consigo, que Foucault define como ética, termina haciendo parte de una estrategia de gobierno más que un modo de constituirse a sí mismo como un ser único y libre. La gubernamentalidad, en el desarrollo de sus técnicas y dispositivos, termina señalando unos límites de la libertad del sujeto, unas sujeciones, que establecen el sentido de las relaciones de sí consigo (2005: 42).

De este modo, un análisis crítico sobre las relaciones de sí consigo en las cuales se le pregunta a los saberes sobre sus efectos de poder y al poder sobre sus expresiones de verdad (Foucault, 2001), depende de las formas en que en un momento dado se han operado técnicas de disciplina sobre el individuo y procedimientos de control y regulación sobre la población. Las subjetividades cyborg y el sujeto nómade irrumpen en un gobierno que no sólo ejerce control sobre los cuerpos (anatomopolítico), sino que también ejerce un control vital sobre la población (biopolítico): biopoder.

El giro del control anatomopolítico del cuerpo al biopolítico de la población se entiende como una tecnología de gobierno cuyo objeto es establecer regularizaciones sobre la vida, en sentido orgánico, para seguir usando su capacidad productiva biológica para "rechazar la muerte" y sostener las condiciones políticas que, supuestamente, la hacen posible. Ya no se trata únicamente del poder individualizador del cuerpo de la sociedad de disciplina, sino del "cuerpo-especie", "el cuerpo transido por la mecánica de lo viviente y que sirve de soporte a los procesos biológicos", susceptible de intervenciones y controles reguladores. […] Con estas tecnologías gubernamentales se asegura que la capacidad productiva del cuerpo y la especie funcionen, a través de los controles adecuados, para mantener relaciones asimétricas de poder, en la que los sujetos terminen entregando su capacidad productiva mientras asumen modos de vida aprobados por los dispositivos de control y promovidos por estos como modalidades auténticas de existencia (Perea, 2005: 56).
Esta "mecánica de lo viviente" es esa trama de relaciones de poder que forman sujetos regulados capaces de funcionar como "máquinas" femeninas, aparatos "vivientes" transitados por deseos que deben ser encauzados y asegurados como "productivos" por los dispositivos de control. Estos intervienen con mayor detalle, con más cálculo y cobertura hasta alcanzar el control de las nimiedades de la población y asegurar que produzca bajo la maquinaria que "desindividualiza el poder" (Foucault, 1998: 204).

Ahora, la tecnología gubernamental sobre el cuerpo-especie que accede al modo de ser femenino en la actualidad, está cimentada por unas relaciones de capital que van a permitir niveles de experiencia a un individuo que se halla inmerso en la lógica de consumo. Una opción de consumo para construir y expresar un estilo de vida se basa en contar con la apropiada acumulación de objetos y de accesorios, mientras el sistema de endeudamiento deviene parásito y cadena de control (Deleuze, 1999). A pesar de que el análisis de la relación entre sujeto económico-estilo de existencia no se abordará en este texto, sí es menester mencionar que una subjetividad actual está basada en la producción y el consumo de libertades:

Si empleo el término "liberal" es ante todo porque esta práctica gubernamental que comienza a establecerse no se conforma con respetar tal o cual libertad, garantizar tal o cual libertad. Más profundamente, es consumidora de libertad. Y lo es en la medida en que solo puede funcionar si hay efectivamente una serie de libertades: libertad de mercado, libertad del vendedor y del comprador, libre ejercicio del derecho de propiedad, libertad de discusión, eventualmente libertad de expresión, etc. Por lo tanto, la nueva razón gubernamental tiene necesidad de libertad, el nuevo arte gubernamental consume libertad. Consume libertad: es decir que está obligado a producirla y está obligado a organizarla. [...] Es preciso por un lado producir la libertad, pero este mismo gesto implica que, por otro, se establezcan las limitaciones, controles, coerciones, obligaciones apoyadas en amenazas, etc. (Foucault cit. Perea, 2009: 57)2.

Así, un estilo de existencia está condicionado por la subjetividad productiva propia del gobierno biopolítico, y tiene una relación próxima con el capital y las nuevas tecnologías que intervienen sobre la vida como fenómeno productivo (Perea, 2009). La vida entra a ser material de producción y, por lo tanto, los saberes que se establecen sobre ésta tienen el objeto de realizar un control que procura administrarla, aumentarla y multiplicarla: hacerla máquina productora de productores de libertad.

LA ÉTICA DEL CUIDADO DE SÍ EN VIRTUD DE LA RESPONSABILIDAD EN LOS LÍMITES

En la actualidad, la experiencia de sí misma está condicionada por unos saberes y controles biopolíticos que combinan los aparatos tecnológicos con los géneros, sexos, razas, etnias y clases, cuyo resultado es una subjetividad compuesta de máquinas, prótesis, nuevas carnes, dispositivos de placer y expresiones de verdad. En efecto, emerge un nuevo objeto de saber y un conjunto de límites de acción del sujeto (Perea, 2008) devenido organismo cibernético e híbrido. Pues bien, el sujeto mujer como organismo cibernético ha sido el producto de un pensamiento falogocéntrico3 que encierra las voces de lo disímil en una sola: "[…] un cuerpo cyborg no es inocente, no nació en un jardín" (Haraway, 1991: 256). Es el resultado de luchas encarnadas entre la imaginación materializada en cuerpos y sus penetraciones en lo humano y en su especie, que se ven modificados en sus maneras de relacionarse consigo mismo, con el saber y con el otro.

Sin entrar en la lógica de oposición que condena en bloque toda la tecnología, sin embargo considero importante señalar que, en el gobierno actual del sexo, la vida, la muerte, el biopoder, algo está siguiendo un camino perverso. Parece que nos hemos deslizado desde la pérdida del paradigma naturalista… a la fragmentación creciente y al tráfico explotador de las partes orgánicas […] con lo cual crea falsas simetrías entre hombres y mujeres […] como si los dos fueran perfectamente comparables (Braidotti, 2000: 103).

De esta manera, se asiste "al triunfo de la imagen del cuerpo andrógino, asexuado, angelical y unisex" (Braidotti, 2000: 104). Simetría del sexo en donde el cuerpo entra a conectarse con unos aparatos tecnológicos que borran las diferencias sexuales y de género, para hacer de un individuo asexuado la subjetividad dominante que se ve operar hoy en las leyes del mercado. Es decir, la nueva subjetividad híbrida y, en extremo asexuada (si hay lugar a ésta), es producida por el gobierno de un modelo económico "transnacional que pasa por alto las fronteras nacionales" (Braidotti, 2000: 102) y que "se esfuerza por determinar las acciones de la población en sentido productivo, acaparando sus fuerzas y dirigiéndolas a su vez a modalidades de vida centradas en el consumo de bienes y servicios, modos de vida que aseguran circularmente el sistema" (Perea, 2005: 60).

No obstante, las condiciones de libertad4para un devenir femenino están dadas para resistir a estos modos de sujeción y, en este sentido, el proyecto político, ético y estético del cyborg es el reto por comprender en primera instancia, cuáles han sido las condiciones de posibilidad del cyborg según un marco histórico de relaciones de poder (marco ontológico) para, en segundo término, localizar y trazarle nuevos límites a esta subjetividad por medio del discurso científico, la ciencia ficción y las expresiones artísticas. El cyborg es una figura bastante potente porque se ubica en el límite histórico que une y borra las diferencias entre el animal y el humano, lo natural y lo artificial y la ficción y lo real. En últimas, se ubica en el trazo que une y confunde la imaginación con sus materializaciones, y a su vez, conforma una nueva objetivación para subjetivar a un cuerpo-especie: cyborg: "En el momento en que las tecnologías cibernéticas de poder comienzan a actuar sobre y a penetrar en los cuerpos de las personas, empiezan a generar nuevos tipos de subjetividades y nuevos tipos de organismos: organismos cibernéticos, cyborgs" (Haraway, 1991: 12).

De modo que la forma de resistencia propuesta por Donna Haraway, más que funcionar como una estrategia de oposición radical, es más bien una puesta en funcionamiento del "cyborg contra el cyborg", a través de la responsabilidad en la confusión de los límites, como bien lo señala la autora: "El presente trabajo es un canto al placer en la confusión de las fronteras y a la responsabilidad en su construcción" (1991: 254).

Desde esta postura, se podrían diferenciar dos modos o niveles de producirse cyborg. Uno se caracteriza por conocer nuestra ontología, lo que se es aquí y ahora cuando un cuerpo es conectado con las tecnologías de saber y de poder propios de las técnicas de control biopolítico. Y el otro, se compone por los modos en que el cyborg se crea como subjetividad, es decir, que en razón de su acción libre problematiza su presente y se objetiva para subjetivarse: aquí el cyborg no sólo se afirma como organismo cibernético, sino que pasa al sujeto cyborg por las objetivaciones parcializadas (concepto de Haraway para referirse al saber como un campo de lucha no imparcial), y se reafirma como resultado de saberes que gravitan entre luchas y modalidades de poder. Este ejercicio de sí consigo en el que se analizan críticamente los límites de acción, para Foucault, es ya una estrategia de resistencia (Perea, 2009). "El cyborg es nuestra ontología, nos otorga nuestra política. Es una imagen condensada de imaginación y realidad material, centros ambos que, unidos, estructuran cualquier posibilidad de transformación histórica" (Haraway, 1991: 254)5.

Históricamente, Haraway rastrea al cyborg en los límites entre el animal y el humano, el organismo y la máquina, lo físico y lo no físico, lindes que son cada vez más confusos y se enfrentan a las determinaciones biológicas, a las determinaciones tecnológicas y a la ubicuidad e invisibilidad de lo físico y lo no físico (Haraway, 1991).

Lo animal teje relaciones de similitud y de afecto con lo humano, que es ahora un organismo entrecruzado con la máquina, y que se ubica en espacios localizados en los límites entre lo virtual y lo real. Lo animal deja de ser sólo animal para devenir máquina corporizada y localizable en la ficción materializada en lo "real". La ambigüedad de los límites es tramitada "por las ciencias de comunicación con sus sistemas de teorías cibernéticas aplicados a la tecnología; y las biologías modernas traducidas por la genética molecular, por la ecología, por la teoría evolucionista sociobiológica y por la inmunología" (Haraway, 1991: 280).

El cyborg, producto del saber que se da el estatus de ciencia, también ha sido el resultado de las luchas "contra la sujeción, contra formas de subjetividad y sumisión" (Foucault, 2001: 242) propias de las teorías feministas, así mismo es un sujeto constituido por los límites propios del pensamiento falogocéntrico. Habría que reconocer al cyborg como

[…] la efectuación de las tradiciones de la ciencia y de la política occidentales –tradiciones de un capitalismo racista y dominado por lo masculino, de progreso, de apropiación de la naturaleza como un recurso de las producciones de la cultura, de reproducción de uno mismo a partir de las reflexiones del otro–, la relación entre máquina y organismo ha sido de guerra fronteriza (Haraway, 1991: 254 ).

Pero, por otro lado, como ya se mencionó, es la condición de posibilidad de hacer de esta lógica unívoca una práctica de libertad posible en virtud de la elaboración de sí misma, cuyo desplazamiento por el rastreo histórico de lo que ha permitido decir y hacer sobre nuestra condición actual cyborg, permite franquear con responsabilidad sus propios límites (Haraway, 1991). Es así que el proyecto del cyborg funciona como un ejercicio de poder sobre sí capaz de delimitar nuevos límites a éste: sujeto capaz de resistencia a sus propios contornos que figuran en lo que, precisamente, lo constituye.

LA ÉTICA DEL CUIDADO DE SÍ A PARTIR DE LA DIFERENCIA SEXUAL

Braidotti plantea que el sujeto mujer se encuentra tensionado, por una parte, por la "desdibujación de la diferencia, la pérdida de unidad, y por consiguiente, órganos sin cuerpo" y por otra, en unas "diferencias que son polos de sistemas mundiales históricos de dominación" (Braidotti, 2000: 200).

En este sentido, Braidotti propone como arte de la existencia al sujeto nómade que, con una postura crítica hacia el "universalismo identificado con lo masculino, de la masculinidad que se proyecta como 'seudouniversal' y, hacia 'las ideas de alteridad como sinónimo de desvalorización'"(2000: 186), establezca un ejercicio reflexivo de la experiencia de sí cuya condición de posibilidad es una política de la diferenciación.

El gobierno actual sobre las técnicas de sí propone una sujeción híbrida que disuelve diferencias, y si las acentúa, las mantiene en un terreno infértil y de exclusión (Braidotti, 2000). Una nueva subjetividad que subvierta esta modalidad de gobierno, podría funcionar por medio de un ejercicio ético como una estrategia de resistencia mediante el imperativo del cuidado de sí:

Esta problematización de la libertad en el cuidado de sí debe comprenderse en sus límites históricos. Sería un error suponer que toda ética es cuidado de sí. En efecto, Foucault reconoce que las técnicas de sí permanecen de diversas maneras en la historia de los sistemas morales, pero no puede considerarse a la ética solo como este conjunto de técnicas (Perea, 2005: 71).

De acuerdo con lo anterior, Braidotti (2000) señala las diferencias en la elaboración de una ética que se enfatiza hacia la mismidad de Foucault, y otra que se acentúa en la diferencia sexual de Irigaray. Los dos ejercicios éticos requieren distintas técnicas de sí: "Foucault elabora una nueva ética que se mantiene dentro de los confines de la igualdad sexual, en tanto que Irigaray defiende la alteridad sexual como una estrategia que permite afirmar la subjetividad femenina" (Braidotti, 2000: 162)6.

Braidotti realizará una conexión de las dos concepciones, ampliando las prácticas de diferenciación sexual hacia una estética de la existencia. Ética de la diferencia anclada en un "momento histórico de la modernidad misma –esto es, el momento de la pérdida del paradigma racionalista y naturalista–" (2000: 191), y que permite plantearse la siguiente pregunta: "¿Podemos hablar y actuar señalando las diferencias como algo positivo, no como desviaciones, ni como modos de ser subordinados?" (Braidotti, 2000: 166).

El proyecto político de Braidotti, se caracteriza por los siguientes estratos o niveles "que no son fases ordenadas dialécticamente, sino más bien etapas que pueden coexistir cronológicamente aunque cada una continúe estando disponible como una acción para la práctica política y teorética" (2000: 185). El sujeto nómade recorre:

1. Diferencia entre mujeres y hombres

2. Diferencias entre mujeres

3. Diferencias dentro de cada mujer (Braidotti, 2000).

Diferencias que permiten al sujeto mujer devenir subjetividad feminista. La primera diferenciación es una acción política, a través de la cual, se consideran las asimetrías sexuales entre hombre y mujer como un repudio a la semejanza entre éstos, impulsando la inserción de las mujeres en la historia patriarcal. No obstante, la comprensión de la mujer como una alteridad desvalorizada, produjo un énfasis político hacia la indagación de la diferencia sexual encarnada y experimentada por las mujeres, es decir, se da paso al siguiente nivel: divergencias y puntos comunes entre las mujeres. Aquí el trabajo recae en el campo de acción del "feminismo de la diferencia que cuestiona la identidad personal sobre la base de las relaciones de poder" (Braidotti, 2000: 192). El vínculo entre las mujeres como comunidad genera un "consenso sobre el compartimiento de todas del segundo sexo" (2000: 192).

De manera que, subyace una diferencia entre el concepto de mujer y las experiencias entre las mujeres de la vida real, por lo cual, la afirmación de multiplicidades y la distinción entre mujer y mujeres es el fundamento que permitirá nuevas expresiones de verdad feministas: pero este reconocimiento de comunidad "no puede ser el objetivo final para la elaboración de una subjetividad femenina"( 2000:194), aunque habría que reconocer que "tener una conciencia histórica de la opresión y exclusión como mujeres, en lugar de ser el referente empírico para un grupo dominante, como el de los hombres, determina una diferencia" (2000: 193). Plano que no es suficiente para constituir una ética de la diferencia.

Tercer nivel: el sujeto es escindido y múltiple; puesto que el "deseo inconsciente y la elección voluntaria no siempre coinciden" (Braidotti, 2000: 196), hay fragmentos deseantes que escapan del control consciente. Este eje es el correspondiente a la corporización del sujeto: "El cuerpo se refiere a un estrato de materialidad corporal, a un sustrato de materia viva dotada de memoria" (2000: 194).

El sí mismo y su flujo de identidades también están anclados en esta materia viva, no obstante, en el procedimiento de la utilización de este material aún quedan grandes esquirlas que no logran ser canalizadas; y este reconocimiento "de lo que se escapa" es a lo que le apunta Braidotti como posible ejercicio de diferenciación sexual. Sexual en tanto se sitúa un cuerpo mujer y accede a la práctica mujeres que le permitirá desempeñar otras diferenciaciones posibles: nomadismo. El sujeto nómade es "la diferencia sexual entendida como concepto, ofrece localizaciones cambiantes para las múltiples voces corporizadas de mujeres feministas" (2000: 205).

La ética del cuidado de sí como sujeto nómade es el recorrido histórico por las diferencias sexuales entre el hombre y la mujer; entre mujeres diferentes a "ese sujeto no varón"; y dentro de cada mujer. Tres niveles de diferenciación histórica que permiten a la mujer:

1. Reconocerse como sujeto histórico "mujer" y sus respectivos enunciados y prácticas en un sistema cuyo patriarcado ha tenido un lugar privilegiado, históricamente, de mejor posición estratégica. Por consiguiente, la participación por parte del "sujeto no varón" a través de la negación a dicho sistema (Braidotti, 2000).

2. La apertura de la unidad "ficción teorética mujer" por la proliferación de los diversos estratos y "experiencias de mujeres", posiciones políticas de género y de diversidad sexual dados dentro y al exterior de movimientos feministas.

3. "Hacer del sí misma, entendido como una entidad dotada de identidad, un juego de fragmentaciones y de imágenes inconscientes por las cuales transita el deseo" (2000: 196). El deseo trasladado hacia un contexto fabricador de otros sujetos, porque es, además de un efecto de fuerzas que se conectan en una lucha, un productor de otros niveles de afecto.

Ahora bien, este desplazamiento pasa por las luchas de poderes que han definido a sí misma como sujeto mujer, con el objeto de acceder a cierto estado que Braidotti denomina subjetividad feminista para distinguir entre el colectivo mujer y mujeres situadas: expresiones que no son un pleonasmo, son "enunciados y prácticas no discursivas" (Castro, 2004: 95) convertidores del sujeto mujer en un nómade que transita asimetrías, que frente a la tensión entre diferencias absolutas y relativismos borradores de diversidades, reconoce su diferencia sexual como condición de posibles devenires femeninos.

EL DISPOSITIVO COMUNICATIVO DESDE LA ESTÉTICA DE LA EXISTENCIA DEL DEVENIR FEMENINO

Una regla de gramática es un marcador de poder antes de ser un marcador sintáctico.
Gilles Deleuze yFélix Guattari

Así pues, partiendo de una perspectiva del sujeto femenino según los devenires estéticos expuestos anteriormente, ¿cómo funciona la comunicación a partir de un juego estratégico en el que confluyen enunciados, mezcla de cuerpos parcializados y condiciones históricas de verdad y de control? Veamos.

Expresar "el sujeto femenino en tanto devenir estético", es decir, en tanto se interviene y se modifica mediante las posiciones políticas del cyborg y del nómade, no sólo atañe al plano del signo, ni se queda en el signo que remite a otros signos, tampoco se reduce a un "estado de cosas" que se combinan y se mezclan de acuerdo con sus deseos latentes.

"Hacer pasar por la boca" la expresión de verdad "sujeto mujer, femenin@"7 es un acto por el cual un cuerpo se somete a ejecutar ciertas acciones que están "consagradas socialmente a ciertos enunciados" (Deleuze y Guattari, 2004: 84), y, en efecto, la ligazón entre un enunciado y un acto de palabra con los cuerpos a los cuales designa, se da por "marcaciones de poder". Lo mismo acontece cuando se enuncia el devenir estético del sujeto femenino, pues un cuerpo con sus deseos latentes se sujeta y ejecuta las acciones que corresponden a una ontología crítica del presente expuesta anteriormente.

Mas al enunciar dicha expresión, se está dando al tiempo una transformación incorporal en la variable expresión en la que decir femenino se despliega hacia otra expresión de subjetividad: nómade, cyborg, además, transformación de los cuerpos sobre los cuales atribuye el enunciado: "variable de contenido" (Deleuze y Guattari, 2004: 13). Se dice experiencia femenina en tanto nómade, cyborg, y se está dando otra forma en el campo de los enunciados ligados a los actos de habla:

Los actos se definen por el conjunto de las transformaciones incorporales que tienen lugar en una sociedad determinada, y que se atribuyen a los cuerpos de esa sociedad. Podemos dar a la palabra "cuerpo" el sentido más general (hay cuerpos morales, las almas son cuerpos, etc…); no obstante, debemos distinguir las acciones y pasiones que afectan a esos cuerpos, y los actos que solo son en ellos atributos no corporales, o que son lo "expresado" de un enunciado […] Las consignas o los agenciamientos de enunciación en una sociedad determinada, en resumen, el ilocutorio, designan esa relación instantánea de los enunciados con las transformaciones incorporales o atributos no corporales que ellos expresan (Deleuze y Guattari, 2004: 86).

También otra forma en el campo de las cosas y de las acciones corporales, puesto que los agenciamientos se efectúan por la relación recíproca entre las expresiones de verdad y las cosas que designan, haciendo que estas dos variables se transformen en la medida en que se conectan y pasan a otras dimensiones: el agenciamiento colectivo de enunciación se conecta con el agenciamiento maquínico del deseo y produce subjetividades posibles (Deleuze y Guattari, 2004).

Con respecto a lo anterior, la comunicación se genera a través de un agenciamiento colectivo de enunciación en el que el acto de decir se articula con las acciones de los cuerpos que pretenden acceder a otras identidades sexuales y subjetividades posibles. Deleuze y Guattari demuestran cómo lo que ellos llaman discurso indirecto, acto ilocutorio8 o agenciamiento colectivo de enunciación le da el carácter social al lenguaje, pues los actos implícitos que se hacen al hablar, remiten a obligaciones sociales producidas en un momento determinado y constituyen modos de sujeción. Esto es patente cuando el placer de un cuerpo es diagnosticado anorgasmia, en este instante, se está haciendo que el cuerpo se defina biológicamente como mujer porque este enunciado define este tipo de enfermedad para "las mujeres" que tienen problemas con su placer sexual, y se soporta en el saber médico. Ligación entre el acto de habla y las cosas por medio de una obligación social en la que la individuación del enunciado y la subjetivación de la enunciación se subordinan a las significaciones dominantes y a un orden establecido de sujeción (2004), en efecto, relaciones de poder:

El lenguaje no es ni informativo ni comunicativo, no es comunicación de información, sino algo muy distinto, transmisión de consignas, bien de un enunciado a otro, bien en el interior de cada enunciado, en la medida en que un enunciado realiza un acto y que el acto se realiza en el enunciado. […] Una consigna es la relación de cualquier palabra o enunciado con presupuestos implícitos, es decir, con actos de palabra que se realizan en el enunciado y sólo pueden realizarse en él (Deleuze y Guattari, 2004: 84).

En esta perspectiva, los agenciamientos colectivos de enunciación permiten la individuación del enunciado y la subjetivación de la enunciación en los que la información, sus individuaciones y los procesos de comunicación, se vuelven posibles.

De este modo, agenciar el sujeto femenino como devenir estético, como nómade y cyborg, abre un campo en el que el lenguaje pasa a funcionar como un lugar de relaciones de poder en las cuales se transmiten consignas en un momento determinado, para soportar las máquinas que producen y resuelven deseos. Este postulado permite comprender la comunicación como una estrategia de poder que efectúa y soporta producciones de subjetividad dentro del proceso del agenciamiento o de transmisión de consignas: la comunicación no funciona como subjetivación de la enunciación más que en un campo estratégico en el que se lucha por darle mayor énfasis a ciertos enunciados que al articularse con las máquinas de deseo, sujetan a los cuerpos y dan resoluciones a sus deseos (Deleuze y Guattari, 2004). Así pues, la comunicación se desplaza por medio de este agenciamiento colectivo entre lo que se dice y la cosa que se liga por medio de relaciones de poder y, en este sentido, se convierte en un dispositivo potente cuando opera de tal forma que no solamente designa los estados de cosas, ni de expresión de un sujeto, sino a través de un análisis crítico que determina las condiciones de verdad, lo que ha permitido, históricamente, que un sujeto pueda decir lo decible.

En el plano comunicativo interactúan subjetividades que dicen verdad, pero proferir y acceder al sujeto de verdad depende de un afuera que regula el saber y "da un orden establecido de sujeción y significaciones dominantes" (Deleuze y Guattari, 2004: 85), de esta manera, las prácticas discursivas y no discursivas operan en un juego estratégico en el que entran a articularse los cuerpos y el lenguaje subordinados a unas condiciones históricas.

Desde luego, subjetivar los enunciados propios de las artes de la existencia cyborg y el sujeto nómade y realizar el proceso comunicativo de conectar subjetividades, es útil pues sirve como un desplazamiento mediante el cual se sitúa, se parcializa y se analiza como objeto de estudio a sí misma y a los saberes que de allí se desprenden; además, este ejercicio de situarse por medio de la subjetivación cyborg y del sujeto nómade, implica reconocer que la comunicación y su referencia a un pronombre y sus relaciones mutuas, se dan porque un marco de poder los hace posibles, porque sus enunciados y la ejecución de acciones han sido consagrados por unas marcaciones de poder. Por consiguiente, la comunicación que parte de estas posturas estéticas, permite trastocar las formas de gobierno de sí misma y de los otr@s, pues la experiencia y el ejercicio de poder sobre sí, realizado por medio del saber designado devenir femenino, opera una modalidad de poder que modifica la mirada en sí misma y la de los demás. La objetivación parcializada, que Haraway define, implica este proceso de comunicación en la que se transforman los límites de acción propios y el gobierno sobre los otros.

Lo femenino pasa a expresarse en el lenguaje, "lenguaje como práctica, práctica discursiva como constituyente de subjetividades" (Foucault cit. Castro, 2004: 93); en otras palabras, mientras se enuncia el devenir femenino, ya sea por un acto de palabra, enseguida, no antes ni después, el sujeto femenino afirma sus límites, o los niega o las dos cosas o ninguna al tiempo, como subjetividad: así ocurre al pasarse en objeto de análisis por la crítica ontológica del presente que implica enunciarse para devenir subjetividad ya nómade, ya cyborg.

NOTAS AL PIE

1 El devenir cyborg se analizará en el apartado "La ética del cuidado de sí en virtud de la responsabilidad en los límites", y "El sujeto nómade en la ética del cuidado de sí a partir de la diferencia sexual".

2 Para un análisis detallado sobre el liberalismo y su funcionamiento en la actualidad, véase "El sujeto como producto de prácticas de gobierno", en Estética de la existencia: las prácticas de sí como ejercicio de libertad, poder y resistencia en Michel Foucault (Perea, 2009).

3 Entendido como la "tendencia que consiste en combinar el punto de vista masculino con el punto de vista general, 'humano', y confinar, por lo tanto, lo femenino, a la posición estructural de lo otro" (Braidotti, 2000: 174).

4 Respecto a las formas de resistencia, Perea aduce en su texto que: "Enseguida distinguiremos dos sentidos de resistencia propios de la visión foucaultiana del poder. Por una parte, si nos quedamos con la perspectiva del poder que genera dominaciones sobre el otro, la resistencia tiene por objeto encontrar mayor espacio para las posibilidades de la libertad. Por otra, ciertas condiciones para la acción libre están dadas y es necesario resistir para ampliar los límites de esa libertad presente. Foucault prefirió, dada su posición frente al poder, asumir en sus análisis la segunda y dejar la primera para aquellos que creen que lo único que se necesita para permitir acciones libres es la revolución" (2005: 17).

5 Un análisis detallado sobre la ontología crítica del cyborg, desde el saber científico y los movimientos feministas, puede verse en Haraway (1991).

6 Un análisis detallado sobre la ética de Foucault y la de Irigaray puede verse en Braidotti (2000: 149-165).

7 Para una explicación sobre las modificaciones en el saber, el poder y el sujeto al utilizar la grafía @, véase Perea (2008).

8 El funcionamiento del acto ilocutivo o discurso indirecto como base para hablar del enunciado desde su condición social y en el que se apoyarían las relaciones explícitas y los actos performativos, puede verse en Deleuze y Guattari (2004: 84).


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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