SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 issue36Martha Senn: when life is creationAbandoned childred and minors in Bogota: 1791-1920 author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Nómadas

Print version ISSN 0121-7550

Nómadas  no.36 Bogotá Jan./June 2012

 

Entre el romance, las "perras" y el desencanto: una mirada a las relaciones amorosas de los jóvenes bogotanos*

Entre o romance de "cachorras" e o desencanto: um olhar sobre os rel acionamentos amorosos dos jovens de Bogotá

Between romance of "doggy bitches" and disenchantment: a look at the loving relationships among young people in Bogota

Jorge Alberto Palomino Forero**

* Este artículo es un producto de la investigación "La seducción: la fuerza de la trasgresión", que fue desarrollada por el autor como becario del programa Jóvenes Investigadores e Innovadores "Virginia Gutiérrez de Pineda" de Colciencias.

** Comunicador Social y Periodista, estudiante de la Maestría en Estudios Culturales de la Universidad de los Andes. Investigador de la línea de Jóvenes y Culturas Juveniles del Iesco, Universidad Central, Bogotá (Colombia). E-mail: jpalominof123@gmail.com


El artículo presenta las tensiones que genera en la vida amorosa de las/os jóvenes bogotanos la aparición de cierta forma de subjetividad a la que llaman perra. El texto explora cómo los actos de seducción de este sujeto desestabilizan la noción de pareja legitimada por el amor romántico, dando paso a otras formas de comprender y vivir el amor y la sexualidad. No obstante, se concluye la permanencia de los ideales del amor romántico, como un fuerte aliado en el proceso de reproducción del sistema capitalista.

Palabras clave: amor romántico, sexualidad, jóvenes, pareja, subjetividad.

O artigo apresenta as tensões geradas na vida amorosa das/dos jovens de Bogotá e o surgimento de um tipo de subjetividade que elas/eles chamam de cachorra. O texto explora como atos de sedução deste personagem desestabilizam a noção de parceiro amoroso legítimo no contexto do amor romântico, dando lugar para outras formas de compreender o amor e a sexualidade. No entanto, concluímos que os modelos ideais do amor romântico permanecem como um forte aliado do processo de reprodução do sistema capitalista.

Palavras-chave: amor romântico, sexualidade, juventude, casais, subjetividade.

The article presents the tensions generated in romantic life among young people in Bogota, as a new way of subjectivity that emerges through the so-called figure of the doggy - bitch. The text explores how the seduction performances done by this subject, destabilize the notion of legitimate partner through romantic love, giving way to other modes of comprehending love and sexuality. However, it is concluded that the ideal of romantic love remains a strong ally for the capitalist system reproduction process.

Key words: romantic love, sexuality, youth, couples, subjectivity.


Gabriela es una contadora pública que se está recuperando de una ruptura amorosa, después de que su exnovio decidió cambiarla por otra mujer. Por otro lado, Juan Pablo es un estudiante de ciencias políticas que encuentra muy difícil resistirse a los encantos de una "vieja perruna". Alejandro es un diseñador de modas que espera encontrar un hombre que no le rompa el corazón. Laura es una estudiante de literatura que ha encontrado el amor en los brazos de otra mujer. A simple vista, estos jóvenes parecieran no tener nada en común, sin embargo, cuando cuentan sus historias de amor, la pareja y las "perras" se convierten en los elementos centrales de sus relatos. El artículo explora la aparición de nuevas posibilidades de experimentar el amor en la vida de las/os jóvenes, específicamente aquellas que se materializan en la llamada perra, vista como un sujeto que transgrede las formas tradicionales de vivir los afectos y el erotismo.

Gabriela, Juan Pablo, Alejandro y Laura son algunos de los jóvenes bogotanos que compartieron sus experiencias afectivas en la investigación "La seducción: la fuerza de la transgresión", de la cual este documento presenta resultados de forma parcial. Para este estudio se realizaron un total de doce entrevistas con hombres y mujeres de diversas orientaciones sexuales. Los entrevistados pertenecen a la clase media y tienen edades que oscilan entre los dieciocho y los veinte seis años. Los participantes son estudiantes o recién egresados de universidades privadas y públicas, de diferentes programas académicos.

Los testimonios que alimentan el artículo fueron recolectados mediante una serie de entrevistas en profundidad, en las cuales los jóvenes narraban sus historias amorosas y exponían sus percepciones sobre el amor. Para el análisis de la información se siguieron los lineamientos de la teoría fundamentada, por tal razón, se realizó un proceso de codificación de la información, que permitió la construcción de categorías útiles para la constitución de matrices de análisis. Términos como perra o relaciones de pareja surgieron espontáneamente en las entrevistas y se convirtieron en categorías de análisis, las cuales permiten comprender cómo tiende a configurarse el mundo emocional de los jóvenes urbanos contemporáneos.

En los relatos que se presentan en este texto, los jóvenes, mediante sus relatos personales, rescatan las experiencias y prácticas amorosas que consideran más significativas, ya que es a través de la narración de sus vidas que los sujetos son capaces de dar cuenta de su mundo emocional (Kristeva, 1983: 23). En este sentido, García Roca señala que "los recuerdos, sentimientos, acciones y circunstancias se concitan en los relatos, que tejen la vida como una secuencia de eventos ordenados y con sentido" (García, 2007: 8). De igual forma, Ferrarotti considera que en cada historia individual estaría contenida la historia de los grupos a los que ha pertenecido, ya que "un relato biográfico es una acción social a través de la cual un individuo retotaliza sintéticamente su vida (la biografía) y la interacción social en curso (la entrevista) por medio de un relato (interacción)" (Ferraroti, 2005: 15). Los relatos de los jóvenes son una posible entrada que podría permitirnos comprender cuáles son las formas de percibir y vivir el amor de la sociedad, ya que la estructura emocional de los individuos ha sido culturalmente construida y racionalizada, afectando directamente la manera en que los sujetos establecen relaciones con los otros, al crear reglas e instituciones para experimentar el amor, permitiendo la reproducción y consolidación de un modelo hegemónico de pareja y de familia.

Eso que se llama amor

Povineli (2006) señala que el amor es una experiencia vital, directamente vinculada con prácticas discursivas que operan en el ámbito de la intimidad, a través de la constitución de un conjunto de normas que le permiten al sujeto acceder a la experiencia afectiva, normas que están directamente relacionadas con las formas en las que se concibe el mundo. Para comprender las prácticas amorosas y eróticas de los jóvenes, es importante entender cómo los procesos de subjetivación brindan al joven las bases para la construcción de sentido de su existencia, hecho que se articula con la aprehensión de formas específicas de comprender y vivir los afectos.

A partir de Freud, las emociones, entre éstas el amor, pueden ser pensadas como pulsiones que se encuentran en constante movimiento en el interior de los sujetos, y que buscan ser controladas. Las emociones son entonces un conjunto de fuerzas que se ubican entre la conciencia y lo inconsciente, que actúan como un mecanismo de percepción, interpretación y respuesta a un conjunto de estímulos (Freud, 1979: 32). En este sentido, la cultura surge como el escenario en el cual el sujeto se inscribe en una serie de prácticas que le permiten controlar y estructurar el mundo emocional. Al respecto, Illouz señala que "los marcos culturales nombran y definen las emociones, señalan los límites de su intensidad, especifican las normas y los valores asignados a ellas, y ofrecen símbolos y escenarios culturales" (Illouz, 2007: 23). El amor es entonces una energía vital que moviliza al sujeto para establecer vínculos emocionales con los otros, pero, a la vez, es un hecho cultural, ya que la cultura establece cuáles son las condiciones bajo las cuales se puede constituir dicha relación.

A partir de lo anterior, se puede afirmar que el amor es una práctica cultural ubicada en el umbral de lo individual y lo colectivo, entre las emociones y su control. Para comprender cómo los jóvenes urbanos viven y perciben el amor, es importante preguntarse cuáles han sido las prácticas que ha construido la cultura occidental en torno al amor.

El amor romántico es una construcción cultural que ha dado pie a la consolidación de un conjunto de formas simbólicas, las cuales han permitido a los sujetos construir sentido en relación con la experiencia amorosa, y establecer y reproducir un conjunto de prácticas. En esta forma de comprender el amor, los sentimientos y los lazos afectivos son más importantes que las pulsiones sexuales. La fidelidad y la confianza se consolidaron como elementos constitutivos de la pareja, lo que a su vez configuró la institución del matrimonio, asignando a la mujer "respetable" los roles de madre y ama de casa, confinando la sexualidad femenina a la intimidad del hogar (Giddens, 1992: 45).

Tanto para Illouz como para Giddens, el amor romántico está asociado con el ideal de la libertad (el individuo tiene la capacidad de elegir su pareja), con un sentimiento utópico (el amor puede romper con las normas de la endogamia), una atracción instantánea (amor a primera vista) y un control sobre la sexualidad. Estos elementos se materializan en un sistema de valores, en el que la fidelidad y la creencia en "el amor eterno" son percibidas como elementos necesarios para que el individuo pueda acceder a la experiencia amorosa (Giddens, 1992: 23). Illouz muestra cómo los procesos de secularización permitieron que el amor dejara de ser un elemento asociado con la moral y las virtudes "espirituales" y se convirtiera en un valor independiente e importante en la búsqueda de la felicidad (Illouz, 2007: 53).

La literatura y otros objetos culturales pusieron en circulación los valores e ideales promovidos por el amor romántico, dando pie a la popularización de la experiencia romántica. Este proceso permitió la consolidación de lo que Illouz denomina capitalismo emocional, que es específicamente el modo en que el capitalismo ha alimentado una intensa cultura emocional en la cual las relaciones afectivas siguen la lógica del intercambio económico y de la negociación (Illouz, 2007).

El amor romántico, como experiencia cultural, crea una serie de prácticas que afectan directamente el cuerpo de los individuos, especialmente a partir de los asuntos relacionados con la reproducción. En este sentido, Foucault señala que la sexualidad no es únicamente un conjunto de impulsos biológicos, sino que es una construcción social, es decir, es "el conjunto de los efectos producidos en los cuerpos, los comportamientos y la relaciones sociales por cierto dispositivo dependiente de una tecnología política compleja" (Foucault, 1977: 154). Las relaciones de saber-poder y los discursos médicos no son los únicos dispositivos que han permitido la emergencia de una "sexualidad legitimada". El amor romántico, mediante ideas como la noción de virtud, ha alimentado formas particulares de vivir la sexualidad (Giddens, 1992: 28).

Bourdieu señala que el cuerpo es una construcción social, originada en las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, las cuales se unirán con un sistema de oposiciones homólogas (activo/pasivo) para "naturalizar" y legitimar las relaciones de dominación de lo masculino sobre lo femenino (Bourdieu, 2007). La cultura se convertirá en el escenario en que el cuerpo se moldea y se le asignan ciertos usos legítimos, este proceso dará origen a un cuerpo socialmente diferenciado del sexo opuesto, siendo la sexualidad y su relación con el amor un escenario estratégico para tal finalidad. La pareja, vista como un escenario legítimo para experimentar el amor y el erotismo, no es más que un esfuerzo por establecer un sistema de jerarquías sexuales, que buscan convertir la sexualidad en una herramienta al servicio del sistema de producción capitalista.

Por su parte, Meler afirma que la consolidación de la igualdad como ideal social permitió que la pareja se estableciera como un ideal de vida, que se articuló con un conjunto de instituciones (familia y Estado) y se incorporó en los procesos de constitución de la subjetividad. La autora señala que la pareja permitió establecer las condiciones idóneas para "el desarrollo de una vida social menos conflictiva" (Meler, 1999: 132). En este orden de ideas, Meler señala la aparición de los "dispositivos de emparejamiento", que son un conjunto de prácticas y creencias que incorporan a los sujetos en los procesos de constitución de pareja. El ideal de pareja se institucionalizó con el fin de configurar un proyecto afectivo hegemónico.

Se puede afirmar que el amor es una experiencia vital en la que se articulan un componente emocional con una determinada cultura. El amor romántico se configura como el marco cultural que le ha permitido a Occidente construir una forma particular de comprender y vivir el amor, estableciendo límites al ejercicio de la sexualidad, roles de género y prácticas legitimadas.

De las relaciones amorosas y los jóvenes

En la modernidad, la juventud "comienza a ser identificada como una capa social que goza de ciertos privilegios, de un periodo de permisividad que media entre la madurez biológica y social" (Margulis y Urresti, 1998: 4). En esta etapa de la vida las responsabilidades económicas son aplazadas, para permitir educación y acceso al tiempo libre1. La irrupción del joven en el mundo social permitió que los sujetos experimentaran el amor en el marco del noviazgo, el cual se definió como una relación amorosa en la que los sujetos pueden vivir el amor y posponer el matrimonio (Waked, 2010).

Diversos dispositivos operan sobre el joven con el fin de moldearlo e insertarlo en una determinada forma de vivir y comprender el mundo. El erotismo y los afectos son campos sobre los cuales las tecnologías de la subjetivación hacen énfasis, pues allí habitan el deseo y su potencia transformadora, de ahí que "la sexualidad juvenil es el nodo de disputa más intenso en el campo simbólico del cuerpo y la afectividad [en éste] se traslucen las visiones sobre el placer y el uso del cuerpo que se disputan la hegemonía para definir la moral para la sociedad" (Rodríguez, 2006: 48).

Diversas investigaciones muestran que el noviazgo es el resultado de una negociación que hacen los jóvenes sobre sus afectos, utilizando como referentes los ideales del amor romántico y las formas contemporáneas de comprender la sexualidad, siendo la fidelidad uno de los nodos de mayor discusión (Tenorio, 2002; Córdoba, 2010). La infidelidad se constituye en un factor que puede destruir la relación de pareja, ya que los jóvenes terminarían su relación en caso de ser traicionados (Mejía, 2000). El noviazgo es una experiencia que les permite a los jóvenes incorporar en su experiencia vital los ideales que ha promovido el amor romántico.

Otros estudios han mostrado que los jóvenes negocian los parámetros que seguirán en su relación de pareja tomando como referente elementos de su contexto sociocultural, tal como los estereotipos de género (Sánchez, 2004). Esto muestra cómo el amor romántico ha sido exitoso a la hora de reproducir el orden social establecido. Cuando los jóvenes seleccionan una persona para establecer una "relación seria", tienen en cuenta su reputación, por lo que imaginarios sobre lo que significa ser una "mujer buena" siguen siendo relevantes (Serrano et ál., 2003). Esto abre un espacio para que creencias como que las mujeres únicamente buscan el amor y los hombres sexo sean discutidas por los jóvenes y cuestionen su percepción del amor (Allen, 2003; Rubio, 2001).

Los jóvenes y el amor romántico

A partir de los testimonios, se puede ver cómo los jóvenes están inmersos en un proyecto afectivo hegemónico, en el que construir una pareja basada en la fidelidad y el compromiso se convierte en un medio para alcanzar la felicidad. Los relatos de los participantes dan cuenta de una serie de dispositivos que han configurado sus afectos de tal forma que han producido una determinada realidad afectiva. Estos hombres y mujeres, independientemente de su orientación sexual, señalan la existencia de costumbres amorosas que han aprendido y que les han permitido construir sentido frente a las experiencias amorosas. El noviazgo se constituye como un escenario en que el joven aprende cuáles son los principios que se deben seguir en una relación de pareja. Adriana, una de las participantes, afirma: "A mí me ha pasado que cuando estás en un relación, darle esa etiqueta de noviazgo es como una presentación en sociedad".

La pareja establecida bajo los parámetros del amor romántico no es deseada únicamente por los jóvenes heterosexuales. Gays y lesbianas también añoran formar noviazgos, en los que el amor sea lo fundamental. El testimonio de Óscar, un joven gay, muestra de forma contundente los vínculos que existen entre el amor y el noviazgo. "[...] yo creo que no podría estar en una relación sino hubiera amor, es indispensable [...] Si tú no amas a la persona no vale la pena siquiera intentarlo".

Los testimonios de los jóvenes permiten ver la configuración de una realidad afectiva fundamentada en el amor romántico, hecho que se hace palpable en la consolidación de la pareja, especialmente del llamado noviazgo, como una institución en la cual la experiencia amorosa se hace legítima. Es necesario preguntarse por los procesos que han permitido la consolidación la pareja como único escenario posible para experimentar el amor. Abordar esta pregunta permite comprender las relaciones afectivas como un lugar en el que se constituye la subjetividad y se normalizan las configuraciones emocionales reproductoras de las formas de comprender los afectos que sustentan el matrimonio y la familia.

Los participantes de la investigación se instalan en medio de una tensión: entre su añoranza por experimentar los ideales del amor romántico y el desencanto que sus experiencias amorosas les han producido, haciendo del noviazgo y de las relaciones de pareja una vivencia agridulce. "Lo que yo espero de una persona siempre un adiós, siempre espero lo peor, eso lo espero hace poquito, hace un año, antes era más idealista. Antes [...] creía en el amor, yo pensaba que eso existía".

Illouz señala que este desencanto tiene su origen en una hiperracionalización de las emociones, lo que ha generado una distancia cada vez más grande entre sujeto y objeto, entre la utopía romántica y sus posibilidades de realización. En este orden de ideas, la experiencia amorosa en el marco del capitalismo emocional ha pasado de ser el lugar de la pasión y de la ilusión de un "final feliz", para convertirse en un objeto medible, que se "gestiona" mediante la racionalización de la emoción (Illouz, 2006).

El miedo a ser lastimados se convierte en el principal aliciente para controlar las emociones en una relación amorosa. Laura, una joven lesbiana, es quien mejor ejemplifica estos procesos de racionalización de las relaciones amorosas. Ella logra establecer dos tipos de amor de pareja: "Yo también tengo dos conceptos, el amor high level y el amor low level, y el high level es el imposible, el que todo el mundo quiere conseguir y que no se consigue, de hecho creo que es súper utópico".

Laura ha construido, a partir de un proceso de racionalización de sus emociones y experiencias, una serie de conceptos que le han permitido mantener viva la utopía romántica, pero a la vez buscar otras formas de comprender el amor. El desencanto se manifiesta como resultado de malas experiencias amorosas, que desatan un intenso trabajo de racionalización de los afectos, mediante una serie de técnicas que buscan controlar sus pasiones. Las emociones han sido racionalizadas de tal forma que la experiencia amorosa se ha convertido en un lugar agridulce.

La fidelidad, la confianza y las reglas

En los testimonios, los jóvenes muestran cómo su percepción del amor está cimentada en los ideales del amor romántico, siendo la pareja el escenario en el que se materializan. El relato de José, un hombre gay que mantiene una "relación seria" desde hace más de dos años, es un ejemplo de cómo se establecen en el mundo joven contemporáneo los elementos del amor romántico: "Un buen novio es una persona que primero te es fiel, te apoya, puede llegar a comprenderte".

Los hombres heterosexuales entrevistados señalan que ideales como la fidelidad y la confianza son necesarios para consolidar cualquier relación afectiva. De igual forma, tanto las mujeres heterosexuales como los gays se mostraron un poco más distanciados de los ideales románticos, pero reconocen como objetivo de vida establecer relaciones de pareja. Los entrevistados afirman que el noviazgo se fundamenta en un proceso de negociación, en el que se acuerdan una serie de reglas que se deben cumplir, especialmente aquellos relacionados con la exclusividad. Para estos jóvenes, independientemente de su orientación sexual, buscar el verdadero amor implica un proceso de selección de sujetos virtuosos y fieles. De ahí que el mayor peligro al que una pareja se puede ver expuesta es la infidelidad. Hombres y mujeres, heterosexuales y homosexuales, señalan que la infidelidad es la mayor detonante de un conflicto amoroso.

La fidelidad y la confianza son dos de los ideales que los jóvenes contemporáneos han heredado del amor romántico, gracias a que se han articulado con los dispositivos de emparejamiento. Es decir, para que un sujeto logre establecer una relación de pareja debe ser fiel. Este hecho genera un conjunto prohibiciones en torno la actividad sexual. La conquista o la actividad sexual fuera del marco institucionalmente establecido son acciones prohibidas, quienes transgreden la norma son llamadas perras.

Ella es una "perra"

La preocupación del discurso médico sobre el cuerpo femenino - especialmente por los aspectos vinculados con la sexualidad- permitió que se consolidara la idea de la reproducción como el fin último de la sexualidad femenina. Las mujeres y hombres que se escapan de la "obligación" de poner sus cuerpos y deseos al servicio de la reproducción de la especie se convierten en poseedores de una "sexualidad peligrosa". En el siglo XVIII, se descubrió que en el ciclo de ovulación de las perras la producción de los "huevos" era "espontánea" y no dependía del orgasmo. Este hallazgo sirvió para que la medicina equiparara el "celo" de la perra con la menstruación, lo que hizo pensar que el comportamiento de las mujeres era igual al de las "bestias". Esta representación del cuerpo femenino hizo que sobre las mujeres recayera la obligación de controlar sus "instintos" para demostrar su superioridad moral (Laqueur, 1987). Aquellas que se "dejan llevar" por sus impulsos se convierten en "perras": bestias que ponen en riesgo la civilización con sus pasiones, debido a que la forma en que habitan su cuerpo desestabiliza el modelo de amor que se ha legitimado y que ha permitido la consolidación del modelo de familia, tal como se conoce.

Cuestas y Muriel señalan que en los colegios públicos de Bogotá, los jóvenes utilizan el término perra para señalar a aquella mujer que consideran "fácil" (Cuestas y Muriel, 2003). La "perra" es "una representación negativa de lo femenino, al punto de ubicar a la mujer portadora de la representación, en un lugar de estigma y vergüenza" (Garzón, 2005: 196). Durante las entrevistas, la expresión perra fue empleada por hombres y mujeres, tanto heterosexuales como homosexuales, para definir aquel sujeto que escapa de las normas establecidas por el amor romántico. La "perra" encarna el temor a la infidelidad y la sexualidad sin amor. "Perra sería la que se metió en la relación y el noviazgo" (Diana). "Perra es una persona [...] que se ha comido todo lo que ha podido" (Óscar).

La "perra" no sólo existe en las relaciones heterosexuales. En el marco de una relación homosexual, el nombrar a otro hombre como "perra" es una forma de censurar una determinada conducta. Sívori señala que el proceso de feminización de la masculinidad gay se constituye en un rechazo hacia las formas y estilos "amanerados" (Sívori, 2005). Otros estudios señalan que el término perra es empleado entre hombres homosexuales que son promiscuos, especialmente aquellos que son penetrados en el marco de una relación sexual (Kippax y Smith, 2001; Linneman, 2008). El testimonio de Andrés, refleja cómo es empleado el término perra entre gays. "Uno también se refiere a otros como mucha perra. Cuando uno quiere tratar despectivamente a un hombre uno le mete el género" (Andrés).

A partir de los testimonios, se pude afirmar entonces que la perra corresponde a dos acepciones vinculadas con la sexualidad. Por un lado, está aquella que interviene y "daña" una relación de pareja. Por el otro, es aquel sujeto que tiene sexo con "muchas" personas, encuentros que no están supeditados a instituciones como el matrimonio o el noviazgo.

Yo soy una "perra"

Durante las entrevistas, un grupo de jóvenes se autodenominó como perras. Para ellos, la sexualidad y el amor puede vivirse bajo parámetros distintos a los que gobiernan las relaciones de pareja. Para estos participantes, la fidelidad y la confianza no son los ejes desde los cuales establecen sus vínculos amorosos. Llamarse a sí mismos perras abre la posibilidad de experimentar la sexualidad y el amor en un marco diferente al que se ha establecido. "Para mí es muy difícil ser totalmente fiel, yo puedo estar muy tragada, o sea muy tragada, yo no sé" (Silvia).

A partir de los testimonios de los jóvenes, se puede bar que las "perras" crean nuevas experiencias erótico-afectivas enmarcadas en la seducción. Baudrillard señala que la seducción es una fuerza que habita en lo femenino, no como oposición a lo masculino, sino como la posibilidad de configurar una relación dual que da paso al juego (Baudrillard, 1981). La seducción pone en riesgo las relaciones de poder, al transgredir las prohibiciones frente a las experiencias erótico-afectivas. Quien expresa de forma más clara el vínculo entre la seducción y la transgresión es Silvia, quien narra cómo el hecho de seducir al otro logra establecer diversas formas de relaciones amorosas. "Me dejo como halagar, me gusta jugar, como un gato cuando juega con una pelota de lana, como que los voto un poquito y como que venga" (Silvia).

Las "perras" hacen evidente la potencia de la seducción como fuerza destructora del orden y creadora de nuevos sentidos. Al hacer reversibles los símbolos surgen experiencias erótico-afectivas diferentes a las que se han legitimado. Estas particularidades hacen de las "perras" sujetos nómadas, "aquí el nomadismo en cuestión se refiere al tipo de conciencia crítica que se resiste a establecerse en los modos socialmente codificados de pensamiento y conducta" (Braidotti, 2000: 31). Quienes se autodenominan perras buscan experimentar su sexualidad en espacios diferentes al noviazgo, abriendo la posibilidad de establecer nuevas relaciones con los otros a partir de su propio deseo. En la historia de Lola se puede percibir cómo el manifestar su deseo y tratar de materializarlo la convierte en una "perra". "Las chicas dicen que estas viejas son unas perras [...]. Lo que pasa es que no les gusta tener un novio y tener sexo solo con el novio" (Lola).

Las "perras" son sujetos que establecen relaciones con los otros a través de sus actos de seducción; al romper con el modelo hegemónico de pareja, propician otras formas de concebir el amor. Este grupo de jóvenes puede pensarse como un devenir perra, un devenir animal, un devenir femenino, como una posibilidad de existencia que permite la creación de nuevas formas de comprender la sexualidad y el amor. Su postura frente al modelo de amor hace que estos jóvenes compongan relaciones afectivas que no estén basadas en las reglas tradicionales sino en las que ellos crean.

Estas formas de relacionarse con el otro y consigo mismo pueden ser vistas como una forma del devenir. Deleuze y Guattari definen el devenir animal como una alianza, un vínculo que se estructura como un rizoma y que produce un constante flujo de deseo. En el devenir animal el hombre no trata de imitar, ni de ser, ni de equivaler al animal que deviene, sino busca "unir" fuerzas para movilizar el deseo. En este sentido, el devenir animal es una involución, es decir, no es una progresión o una regresión, sino un acto en el que se crea un vínculo (Deleuze y Guattari, 2000).

Las experiencias de Silvia, Lola y Camilo dan cuenta de un proceso de reinvención de las normas que rigen las relaciones de pareja. Las "perras" logran reconfigurar las formas en las que se han legitimado las experiencias sexuales y amorosas. En este sentido, Lola señala que: "Si yo amo a mi novio mi corazón está con mi novio, pero mi parte de buscar más chicos porque a mí me gustan mucho los chicos está ahí puesta" (Lola).

Parece que autodenominarse perra es una forma de poner en lo cotidiano el deseo. Desde esta perspectiva, el devenir animal de estos jóvenes es una manifestación de sus deseos, es decir, una tendencia del sujeto a unirse a lo que aumenta su potencia de acción. Este último elemento permite pensar en los afectos como un espacio de resistencia a la forma como se ha codificado el deseo, que es en últimas una fuerza vital que permite construir y alterar la realidad. En otras palabras, el devenir animal es un devenir vital, transgresor, que pone en riesgo el orden establecido, por tal razón, los poderes hegemónicos buscan disminuir su potencia "disminuyéndolo" a través del lenguaje.

Romper con la noción de pareja es un primer paso para deconstruir los procesos en los cuales se normalizan las configuraciones emocionales que reproducen las relaciones afectivas base del matrimonio y la familia. Esto implica la posibilidad de configurar metas afectivas diferentes a las que conocemos, lo que permitirá la aparición de la multiplicidad. Deleuze y Guattari señalan que situarse ante la presencia de un devenir animal es estar frente a una población, una manada, una multiplicidad, desde la cual se puede leer la configuración de cuerpos colectivos (Delueze y Guattari, 2000). Desde esta perspectiva, la pareja se constituye en un cuerpo que es el resultado de relaciones de fidelidad, confianza y amor, las cuales se ven afectadas cuando un tercero trastoca estos vínculos que la constituyen. La "perra" rompe con las normas que permiten establecer relaciones de pareja en el marco del proyecto de amor romántico, pero a la vez permite la entrada a las múltiples posibilidades de vivir una relación de pareja.

A partir de los testimonios, los jóvenes que se autodenominan como perras se ubican en el lugar del anormal, que es un conjunto de posiciones que permiten diferenciar la manada del exterior (Delueze y Guattari, 2000). La "perra" es un anormal que está en contacto con otras posibilidades de establecer relaciones amorosas diferentes a las que se han establecido. Gracias a este encuentro, el sujeto reconoce la existencia de objetos que están al margen de la manada, la existencia de otro mundo. Siguiendo esta línea argumental, la "perra" tiene la capacidad de hacer evidentes otras formas de vivir el amor y la sexualidad, formas que están fuera de los límites que ha establecido el amor romántico.

Las "perras" y el amor romántico

Los jóvenes entrevistados muestran cómo el amor romántico es una experiencia cultural que ha permitido un control sobre las emociones, con el fin de reproducir los modelos de género, familia y pareja. Pese a que los participantes son de diversas orientaciones sexuales, todos mostraron un fuerte apego a los ideales del amor romántico, y a la forma exitosa en que operan los dispositivos de emparejamiento. Esto muestra cómo el ideal de la pareja sustentada en los ideales del amor romántico es uno de los más fuertes aliados en el proceso de reproducción del sistema capitalista.

Por otro lado, se pueden percibir las tensiones que generan en la vida de los jóvenes urbanos la aparición de otras formas de concebir el amor y la sexualidad. La "perra" surge como una forma de subjetividad que estructura su mundo emocional a partir de su propia sensibilidad, lo que le permite romper con el modelo tradicional de amor. Desde esta perspectiva, se pueden encontrar dos tendencias: la primera, aquellos que sancionan a quienes escapan de este orden establecido; la segunda la componen aquellos jóvenes que rompen en sus vidas cotidianas con los límites establecidos por el amor romántico.

Tanto para heterosexuales, como para gays y lesbianas, llamar a otro perra es una forma de sancionar a aquel que rompe con las normas que ha creado el amor romántico. En el caso de los gays, esta forma de denominar al otro muestra cómo operan las jerarquías de género heteronormativas en el marco de las relaciones homosexuales, ya que esto no sólo dota de cierta animalidad a quien recibe este nombre, sino que también se utiliza la feminización de la masculinidad gay como una forma de castigo.

Entre tanto, en la segunda tendencia se ubican aquellos jóvenes que rompen con las reglas del amor romántico a la hora de establecer relaciones afectivas. Para ellos, esta forma de vivir el amor y la sexualidad abre la posibilidad de establecer relaciones que les permitan explorar su sensibilidad y sus emociones. La forma en que la "perra" vive el amor y la sexualidad abre una línea de fuga, que le permite a los sujetos pensar en otras posibilidades de experimentar el amor, tomando distancia del modelo del amor romántico.

Establecer relaciones afectivas a partir de actos de seducción, se constituye en un hecho creativo en el que se construye una línea de fuga que le permite a las "perras" escapar del proyecto hegemónico del amor romántico. La seducción es un acto de creación de sentido constante, pues reinventa los cuerpos y la relaciones erótico-afectivas, al deconstruir los signos que han configurado la experiencia afectiva. Las "perras" hacen de la seducción un arte de la existencia, en el que se adueñan de sus cuerpos y revierten los signos que los moldean y que domestican sus deseos. A partir de los testimonios se puede pensar que las "perras" son una forma de subjetividad que libera el amor de su carga discursiva para potenciar nuevas formas de vivir con el otro.


Nota

1 Estas características son propias de las clases medias y altas, pues los jóvenes con menos recursos económicos no pueden acceder a estos espacios de socialización.


Referencias bibliográficas

1. ALLEN, Louisa, 2003, "Girls Want Sex, Boys Want Love: Resisting Dominant Discourses of (Hetero) Sexuality", en: Sexualities, Vol. 6, No. 2, pp. 215-236.         [ Links ]

2. BAUDRILLARD, Jean, 1981, De la seducción, Madrid, Cátedra.         [ Links ]

3. BRAIDOTTI, Rosí, 2000, Sujetos nómades, Barcelona, Paidós.         [ Links ]

4. BOURDIEU, Pierre, 2007, La dominación masculina, Barcelona, Anagrama.         [ Links ]

5. CÓRDOBA, Natalia, 2010, "Convenciones éticas y estilos emocionales en la vida amorosa de jóvenes en moratoria social: una confluencia de tradiciones", Trabajo de grado, Bogotá, Universidad de los Andes-Departamento de Antropología, Maestría en Antropología.         [ Links ]

6. CUESTAS, Marlén y Gary Muriel, 2003, "Segunda parte: representaciones de lo femenino y lo masculino en jóvenes escolares de dos colegios distritales del sur de Bogotá", en: Manuel Escobar et ál., ¿De Jóvenes? Una mirada a las organizaciones juveniles y a las vivencias de género en la escuela, Bogotá, Círculo de Lectura Alternativa/FRB, pp. 151-299.         [ Links ]

7. DELEUZE, Gilles y, Félix Guattari, 2000, Mil mesetas: capitalismo y esquizofrenia, Valencia, Pre-Textos.         [ Links ]

8. FERRAROTTI, Franco, 2005, "Historias de vida y ciencias sociales", en: Periferia, No. 5, México, disponible en: <http://www.reis.cis.es/REISWeb/PDF/REIS_029_08.pdf>         [ Links ].

9. FREUD, Sigmund, 1979, "Más allá del principio de placer (1920)", en: Obras completas, Volumen XVIII, Más allá del principio de placer, psicología de la masas y análisis del yo, y otras obras (1920-1922), Buenos Aires/Madrid, Amorrortu.         [ Links ]

10. FOUCAULT, Michel, 1977, Historia de la sexualidad, Volumen 1. La voluntad de saber, México, Siglo XXI.         [ Links ]

11. GARCIA, Joaquín, (2007), "La condición humana y los relatos de vida", Valencia, disponible en: <www.iglesiaviva.org/220/220-11-GROCA.pdf>         [ Links ].

12. GARZÓN, María, 2005, "Si te dicen perra... tienen razón: representación, identidad política y ciberfeminismo en "Perrahabl@", en: Nómadas, No. 23, Bogotá, Universidad Central-Iesco.         [ Links ]

13. GIDDENS, Anthony, 1992, La transformación de la intimidad: sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas, Madrid, Cátedra.         [ Links ]

14. ILLOUZ, Eva, 2006, Intmidades congeladas en el capitalismo, Buenos Aires, Katz.         [ Links ]

15. _____ , 2007, El consumo de la utopía romántica. El amor y las contradicciones culturales del capitalismo, Madrid, Katz.         [ Links ]

16. KIPPAX, Susan y Gary Smith, 2001, "Anal Intercourse and Power in Sex Between Men", en: Sexualities, Vol. 4,No. 4, pp. 413-434.         [ Links ]

17. KRISTEVA, Julia, 1983, Historias de amor, México, Siglo XXI.         [ Links ]

18. LAQUEUR, Thomas, 1987, "Orgasm, Generation, and the Politics of Reproductive Biology", en: Catherine Gallagher y Thomas Laqueur (eds.), The Making of the Modern Body, Sexuality and Society in the Nineteeth Century, Los Angeles, University of California Press.         [ Links ]

19. LINNEMAN, Thomas, 2008, "How Do You Solve a Problem Like Will Truman? The Feminization of Gay Masculinities on Will & Grace", en: Men and Masculinities, Vol. 10, No. 5,pp. 583-603.         [ Links ]

20. MARGULIS, Mario y Marcelo Urresti, 1998, "La construcción social de la juventud", en: Viviendo a toda: jóvenes, territorios culturales y nuevas sensibilidades, Bogotá, Siglo del Hombre.         [ Links ]

21. MEJÍA, Inés, 2000, Dinámicas, ritmos y significados de la sexualidad juvenil, Bogotá, Cargraphics.         [ Links ]

22. MELER, Irene, 1999, Género y familia: poder, amor y sexualidad en la construcción de la subjetividad, Paidós, Buenos Aires.         [ Links ]

23. POVINELI, Elizabeth, 2006, The Empire of Love, Durham/London, University of Duke.         [ Links ]

24. RODRÍGUEZ, Zeyda, 2006, Paradojas del amor romántico. Relaciones amorosas entre jóvenes, México D.F., Centro de Investigación y Estudios Sobre Juventud.         [ Links ]

25. RUBIO, Juan, 2001, "Dos mundos una sola vida: construcción de identidad en jóvenes bogotanos de estratos altos", Departamento de Antropología, Universidad de los Andes, Bogotá         [ Links ].

26. SÁNCHEZ, Marcela, 2004, Poder de negociación sexual en la adolescencia, Bogotá, Profamilia.         [ Links ]

27. SERRANO, José, 2004, Menos querer más de la vida concepciones de vida y muerte en jóvenes urbanos, Bogotá, Siglo del Hombre.         [ Links ]

28. SERRANO, José et ál., 2003, Juventud. Estado del arte. Bogotá 1990-2000, Bogotá, Departamento Administrativo de Acción Comunal del Distrito.         [ Links ]

29. SÍVORI, Horacio, 2005, Locas, chongos y gays: sociabilidad homosexual masculina durante la década de 1990, Bueno Aires, Centro de Antropofagia Social.         [ Links ]

30. TENORIO, María, 2002, Las mujeres no nacen, se hacen: modelos culturales de mujeres entre adolescentes en sectores populares, Cali, Universidad del Valle.         [ Links ]

31. WAKED, María, 2010, "La invención de la juventud: la nueva experiencia de ser joven en la ciudad de Bogotá (1889-1950)", trabajo de grado, Maestría en Antropología, Departamento de Antropología, Universidad de los Andes, Bogotá         [ Links ].