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Nómadas

versión impresa ISSN 0121-7550versión On-line ISSN 2539-4762

Nómadas  no.55 Bogotá jul./dic. 2021  Epub 22-Ago-2022

https://doi.org/10.30578/nomadas.n55a13 

Procesos de creación

"Maturana" a la deriva*

"Maturana" à deriva

"Maturana" Adrift

Geovanni Forero** 

** Docente de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, Bogotá (Colombia) (Colombia). Magíster en Investigación en Problemas Sociales Contemporáneos de la Universidad Central, Psicólogo de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz. E-mail: geovanni.forero.psicologo@gmail.com


Resumen

Este artículo busca presentar una invención literaria, la narración de una experiencia imaginada que toma como base al recientemente desaparecido neurocientífico chileno Humberto Maturana. "Maturana", organismo y por tanto autopoiesis, abre los ojos, los oídos, despliega su tacto en una montaña oscura boscosa, en la sensibilidad de su experimentar se va acoplando, y va construyendo "dominios de realidad" en los que va traduciendo su corporeidad, su acoplaje al mundo. "Maturana" a la deriva se ha ensamblado progresivamente desde la montaña hasta descender a la ciudad, donde la reflexión de la sociedad no será ajena a entender la organización social del organismo humano. "Maturana" a la deriva conecta lo biológico y lo social.

Palabras clave: Humberto Maturana; autopoiesis; deriva natural; sociedades; lenguajear; dominios cognitivos

Resumo

Este artigo procura apresentar uma invenção literária, a narração de uma experiência imaginada que toma como base ao recentemente desaparecido neurocientífico chileno Humberto Maturana. "Maturana", organismo e por tanto autopoiese, abre os olhos, os ouvidos, desdobra seu tacto em uma montanha escura florestada, na sensibilidade de seu experimentar vai se acoplando, e vai construindo "domínios de realidade" nos que vai traduzindo sua corporeidade, sua acoplagem ao mundo. "Maturana" à deriva se tem ensamblado progressivamente desde a montanha até descer à cidade, onde a reflexão da sociedade não será alheia a entender a organização social do organismo humano. "Maturana" à deriva conecta o biológico e o social.

Palavras-chave: Humberto Maturana; autopoiese; deriva natural; sociedades; linguagear; domínios cognitivos

Abstract

This article seeks to present a literary invention. The narration of an imagined experience based on the recently deceased Chilean neuroscientist Humberto Maturana. "Maturana", an organism and therefore, autopoiesis, opens its eyes, ears, unfolds its touch in a dark wooded mountain. In the sensitivity of its experience it settles in and builds "domains of reality" in which it translates its corporeity, its coupling to the world. "Maturana" adrift has progressively assembled from the mountain down to the city, where society's reflection will not be external to the understanding of the human organism's social organization. "Maturana" adrift connects the biological and the social.

Keywords: Humberto Maturana; Autopoiesis; Natural Drift; Societies; Languaging; Cognitive Domains

• Entrevista Revista Capital On Line, Chile, 2016 | Foto: Verónica Ortiz 

La modernidad ha quebrantado en su logicismo la forma de narrar el mundo, lo biológico y lo cultural aparecen como mundos separados; mundos que la ciencia moderna ha contribuido a naturalizar en divergencia, a construir estructuras sólidas clasificatorias de las cuales, con guantes de látex, científicos y filósofos "higienizados" y eugenésicos van tomando rastros del mundo para meterlos, bien en lo social, o bien en lo biológico. El procedimiento clasificatorio, como si de separación de "basuras" se tratara, un poco con asco un poco con distancia, desnaturaliza y "neutraliza" la mirada del observador. Un organismo como "Maturana", sumatoria de órganos autoorganizados, entiende que la separación "objetivizante" y racional del mundo es arbitraria. En cuanto que lo humano no es exclusivo ni puramente racional, sino ante todo corporeidad acoplada a la corporeidad mundo, la objetividad racional se resquebraja, no hay mirada universal. "Maturana" organismo biológico es también organismo social. Los científicos y filósofos son organismos acoplados. Lo biológico es social y lo social es biológico. "Maturana" como organismo a la deriva surgido en la montaña y ensamblado posteriormente a la ciudad, no deja de ser organismo, vida autoorganizada, autopoiesis. "Maturana" en la montaña es biología y cultura, como las abejas. "Maturana" en la ciudad es cultura y biología como los humanos. "Maturana" a la deriva es una narración literaria del tránsito en el cual "él" narra su cuerpo biológico para entenderse como parte de sistemas autoorganizados de tercer orden, las sociedades. Maturana sin comillas (pero también entre comillas) es una apuesta reflexiva, científica y filosófica por la vinculación de lo que la modernidad separó.

¿Cómo vincular lo biológico y lo social?, haciendo un recorrido sobre cómo Maturana entendió la percepción, la vida, la adaptación de los organismos, las sociedades como autopoiesis de tercer orden, el lenguaje como acción base de lo social, el pensamiento como dominio cognitivo (sistema de acoplamiento) y, por ende y por último, la objetividad.

En la deriva...

"Maturana" camina en la incertidumbre. Noche oscura montañosa y vital. "Él", rodeado de ruidos, animales, a veces silencios, superficies que se mueven o que están estáticas, humedades y rugosidades de todo orden. En ese espacio insoldable se va moviendo sin temor, su percepción se va acoplando a un lugar que no se presenta como unidad homogénea. Lo que se ha llamado "captar la montaña" es para "él" una equivocación, no cree que se le pueda llamar percepción a sentir y experimentar esos ruidos de la montaña que se van acoplando en su trasegar de caminante. La percepción no es esa toma de información de un objeto pasivo, como si de un mundo muerto, ajeno se tratara. Se distancia de la creencia racionalista de que los ojos fueron puestos para que una entidad racional, que viera un árbol, se alimentara de información o de datos. Entiende el percibir como un conjunto de "acciones a través de correlaciones sensoriomotoras" (Maturana, 1996, p. 154), es decir, percibir no es captar, percibir es actuar, y actuar es relacionarse con un mundo activo que se deforma continuamente. Los sonidos de pisadas de animales que lo acompañan son su relaciona-miento con el mundo, el árbol del que se toma para no caer es un anclaje vivo con el bosque, el olor de la humedad boscosa es un acoplamiento de esa naturaleza que se mueve con fuerza. "Él" no ve, oye, huele para captar información; él es olor, sonido y tacto al mismo tiempo. Percibir, entonces, plantea la relación profunda en la cual el observador y el observar son lo mismo. "Maturana" el caminante se relaciona en movimiento activo con un mundo que también está en activo movimiento.

• En la Universidad de Harvard (Estados Unidos), 1958 | Foto: Universidad de Harvard 

La noche vital y al mismo tiempo pesada en la gran montaña es el gran marco de relacionamiento de "Maturana". Sobre la roca en la que se ha sentado a descansar se pregunta "¿Qué es un ser vivo?", "si la percepción no es la captación de información de un mundo pasivo, ¿puede ese ser vivo, ser una entidad activa, más que un simple receptor de datos para adaptarse al medio?". El organismo se ha levantado de la piedra que lo acogió y se ha echado a andar nuevamente. A cada paso en el que transita reconoce este mundo cambiante y variante, un mundo oscuro de formas irregulares, un mundo en el que sus pasos se deben ir acoplando a sus variaciones, un mundo de pisos lisos y suaves y a veces lisos y resbalosos, un mundo de pendientes rocosas o a veces pastosas, terrenos que se configuran y se desfiguran. "Él" como organismo caminante se da cuenta de otros organismos: unos florecen, otros se quiebran, unos pequeños que vuelan, otros que aletean en la diversidad de plumajes, otros que reptan en las superficies, otros que caminan y lo hacen desde una gran variedad de formas de patas. Parece que todos se han acoplado al mundo de diversas maneras, parece que ese mundo activo más la diversa actividad de estos organismos se han anclado mutuamente: "[...] los seres vivos son verdaderos remolinos de producción de componentes" (Maturana, 1995, p. 5). "Entonces, lo que se ha llamado adaptación no es más que otro concepto mal planteado", piensa.

La vida no es un proceso pasivo de adaptación por parte de un organismo a un entorno, es un proceso de autoproducción molecular, autopoiesis es el nombre que le dará. La vida es entonces el proceso de mantenimiento de una organización, pero no de una organización determinada o configurada por un entorno, sino la autoorganización molecular que está siempre en relación histórica con el medio. Todos esos organismos captados por "Maturana" (incluyéndose "él" mismo) se pueden entender como entidades autónomas, es decir, mantienen una estabilidad en su organización de tal manera que les permite relacionarse con el medio, "adaptarse" (Maturana y Varela, 1997). Todos estos organismos reptantes, voladores, caminadores mantienen una organización, pero esta organización no se establece para satisfacer las "elecciones" del medio, el gran selector como se había entendido en la lógica de la teoría de la selección natural; ellos conservan su organización en cuanto que mantienen la unidad del organismo vivo: "[...] lo que es peculiar en ellos es que su organización es tal que su único producto es sí mismos, donde no hay separación entre productor y producto" (Maturana y Varela, 2009, p. 29). En medio de la oscuridad, bajo la frondosidad de los árboles, ve un rayo de luz de luna atravesar "el ser y hacer de una unidad son inseparables, y esto constituye su modo específico de organización" (Maturana y Varela, 2009, p. 29).

• En el laboratorio de la Escuela de Medicina, Universidad de Chile, 1988 | Foto: Archivo Cedoc 

"Maturana" caminante, organismo sin nombre que se desplaza. Organismo autoproducido en relación con las circunstancias de su entorno, no está allí como esclavo del medio, está allí como organismo autoproducido que con humildad estará destinado a configurarse en relaciones históricas con el mundo. Su corporalidad es el acercamiento profundo a la encarnación de la llamada deriva natural. "Maturana" no es un organismo adaptado, es un organismo a la deriva. Todos los organismos autoproducidos que hay en la montaña han surgido de variaciones, todos son unidades determinadas estructuralmente. ¿Determinadas? Si, pero por su propia estructura en interacción; es decir, los cambios que estos organismos han sufrido históricamente están determinados por una estructura propia que está organizada, estructura que cambia en relación con su propia dinámica y las interacciones del medio, lo que da como resultado un acoplamiento estructural entre el organismo y el medio, pero ante todo como sistemas independientes aunque relacionados (Maturana y Varela, 2009). Gusanos, gavilanes, colibríes, arañas, ratones, organismos de la montaña, son seres a la deriva, seres que no se hallan determinados por la ontología funcional, teleológica y adaptativa del "más apto", pues todos son aptos. La deriva natural que "Maturana" experimenta en sí y en el mundo sobre el que camina o bajo el que es caminado, está referida a que: "No hay sobrevivencia del más apto. Se trata de condiciones necesarias que pueden ser satisfechas de muchas maneras y no de una optimización de algún criterio ajeno a la sobrevivencia misma" (Maturana y Varela, 2009, p. 75). "Maturana" organismo humano y biólogo, hermano de otros organismos, no entiende la "evolución" en cuanto que progreso u optimización, la entiende como conservación continua de la adaptación y de la autopoiesis. Organismos entendidos en la eternidad de "estar" en el mundo, no para "ser mejores" sino para permanecer en un continuo acoplamiento estructural. Dos cuerpos entregándose, el cuerpo del organismo y el cuerpo del mundo que se dan a sí mutuamente.

"Maturana" en deriva natural va bajando de la montaña, los sonidos, los olores, las texturas empiezan a transitar a nuevos matices. Progresivamente y a distancia, en la llegada a la base de la montaña, aparece un nuevo conjunto diverso de formas, de estruendos, de superficies, es la ciudad. Es un mundo de nuevas formas y de nuevas organizaciones; allí, lo no vivo también está organizado, así como los seres vivos que se acoplan a este mundo de eternas modificaciones constantes. ¿Hay diferencia entre vivir en la montaña o vivir en la ciudad? No, simplemente acoplamientos estructurales diferentes. "Él", organismo fluyente se detiene un momento ante la aparición de los otros, esos otros acoplados que han modificado ampliamente su entorno, permitiendo la configuración de edificios, vehículos, ruidos nuevos, nuevos objetos, objetos técnicos desplegados en diversidad. "Maturana" se pregunta: "¿Es la sociedad humana un ser vivo?", y su respuesta es: no, simplemente son "autopoiesis de tercer orden", no son seres vivos, pero están constituidas por organismos vivos, "[...] no lo son en el dominio orgánico [...] lo que l[a]s define [es la] forma de relación entre los organismos que los componen, y que connotamos en la vida cotidiana en el preciso momento en que los distinguimos en su singularidad como tales al usar la noción de "sistema social" (Maturana y Varela, 1997, p. 19).

Este nuevo entramado de relaciones que se establecen con organismos humanos será la base de reflexión de "Maturana" (o en los términos de ese organismo centro de esta corporeización escrita "dominio cognitivo"). Lo biológico para "Maturana" también es el fundamento para la explicación de lo social. Allá, en la ciudad distante, "Maturana" ve como esos organismos masificados se hallan tomando un bus, hablando en las esquinas, trabajando en las oficinas de los edificios, conviviendo en casas, compartiendo comida en restaurantes, concentrados en templos e iglesias, algunos batallando por los recursos y estableciendo dominios de realidad. La organización social toma como fundamento conservar la vida de los seres humanos, por eso sus conductas los definirán como miembros de una sociedad (acciones no creencias). Como una organización, un sistema social cambia con la pérdida o la incorporación de miembros: en tanto que las sociedades pretenden preservar la vida, tienden a ser conservadoras en su organización. Por eso, un organismo "Maturana", "Varela", "Ramón", "Damián" o cualquier "Yo" puede participar en uno o varios sistemas sociales, en la medida en que sus acoplamientos no amenacen la estabilidad. Sin embargo, un organismo podrá producir cambios progresivos, nuevos acoplamientos y nuevas variaciones en su propia estructura y en las estructuras del sistema. En el sistema social se necesita la "recurrencia en las interacciones que resultan de la coordinación de sus miembros, es decir, deben darse la recurrencia de interacciones cooperativas" (Maturana, 1995, p. 12). "Maturana" organismo acoplado al mundo, organismo acoplado a otros organismos, y en esencia organismo humano entre los humanos habla del amor, esa "pegajosidad biológica" que permite que las sociedades se conserven. La premisa fundamental de "Maturana" a este complejo humano, a esa ciudad habitada por organismos humanos, será: "El devenir histórico de cualquier sociedad es siempre el resultado de estos dos procesos: conservación y variación" (Maturana, 1995, p. 10).

"Maturana" a la deriva ha ido emergiendo entre su ser y el ser del mundo, llegando por fin al centro de la ciudad ruidosa, allí la multitud de caminantes de "yos" sostienen conversaciones, la forma en que ese conglomerado de humanos opera es través del lenguaje, y en tanto esta acción de usar el lenguaje es continua diremos lenguajear. "Maturana" ha entrado al observar y observarse, no hay que olvidar que es el un organismo humano, y por tanto constituido en el lenguaje, ese mecanismo fundamental de interacción propio de los sistemas sociales humanos: "En otras palabras, toda nuestra realidad humana es social y somos individuos, personas, solo en cuanto somos seres sociales en el lenguaje" (Maturana, 1995, p. 13). Lenguajear, conversar, emocionar, así cada organismo humano se va desplegando, se va enactuando, va siendo. Cada humano experimenta el acto de lenguajear, no solo con otros, sino que la acción también es consigo, se lenguajea para otros y para sí. La individualidad que vivimos como seres humanos es social, y al ser "humanamente social es lingüísticamente lingüística" (Maturana, 1995, p. 16), y agregará: "Así, el lenguaje da al ser humano su dimensión espiritual en la reflexión, tanto a la autoconciencia como de la conciencia del otro" (Maturana, 1995, p. 16).

"Maturana", sentado mientras observa a la gente ir de aquí para allá entre risas, rabias y tristezas, se cuestiona: ¿puede un animal hablar de la mentira?, ¿puede un humano, organismo biológico, hablar de la mentira, o creer en la mentira? En cuanto que seres biológicos autopoiéticos, lo relevante es el acto en el que nos hemos acoplado como organismos al mundo. ¿Verdad o mentira?, no es relevante. Solo la creencia en el mundo "objetivo" nos hace cuestionar sobre la verdad y la mentira. Cuando se cree en el mundo objetivo se piensa en la "vida interior". Parece que la marca (falsa marca) de lo humano, es lo psíquico, una pretendida "rareza" de lo humano, pero todo organismo experimenta esta vida psíquica, esta experiencia fenomenológica es común a todos los organismos, humanos o no, puedan o no puedan dar cuenta de ella. Volvamos a lo humano, a "Maturana" y a todos "nosotros": se es humano en el vivir y ese vivir es lo que en la vida cotidiana se entiende como psíquico, pero lo psíquico nuevamente es también lo biológico. Los humanos somos animales ligados a unos dominios de existencia, volviendo a lo biológico, a una base estructural determinada. Esos acoplajes particulares, estos relacionamientos que cada uno de nosotros establecerá con el mundo, es lo que marcará nuestro dominio de relacionamiento en el mundo. Podríamos establecer una máxima de la realidad: "A todos, la misma calle, pero cada uno en un acoplaje particular con la misma", es decir, el mismo mundo habitado por todos, pero cada uno (organismo humano o no) acoplado corporalmente de una manera particular. "Humanos": unos han bajado de la montaña, otros están subiendo a una torre de edificios, otros están en la calle vendiendo, otros están en su finca ordenando el despojo de tierras; en últimas, todos configurados por esos dominios particulares de acoplamiento, su percepción ligada a estos acoplamientos, y su razonar determinado por este sistema de relacionamientos.

• Clase magistral en la Universidad de Playa Ancha, Valparaíso (Chile), 2015 | Foto: UPLA 

Sus interacciones se dan como una totalidad. Maturana conversa y lenguajea: "La vida psíquica, es nuestro modo de vivenciar nuestro espacio relacional como seres humanos, y este vivenciar nuestro pasa por nuestro conversar sobre nuestro vivir en el conversar" (Maturana, 1996, p. 191). "Cuando decimos 'yo pienso', ¿A que nos referimos?", se cuestiona "Maturana" mirando la montaña. "Más aún, aunque lo psíquico, lo mental y lo espiritual son formas que el ser vivo tiene de vivir su dinámica relacional, se viven en la soledad individual, porque el vivir individual de un ser vivo particular como dinámica fisiológica se configura en el vivir de ese ser vivo de un modo que solo hace sentido en el espacio relacional de ese ser vivo" (Maturana, 1996, p. 196).

Es decir, "pensar" ante todo es un conversarse, una acción que se ha configurado a partir de un relaciona-miento corporal con el mundo, este pensar es lo que "Maturana" llamará dominio de realidad (Maturana, 1997). Podríamos concluir que no hay una "racionalidad pensante" sino una corporeidad actuante. Aquel humano sentado sobre la acera de la calle fría se ha acoplado corpóreamente a este mundo, y una vez acoplado su cuerpo habrá acoplado su conversar, su razonar, su emocionar: "[...] cada dominio de realidad constituye un dominio de explicaciones de la praxis del vivir del observador en tanto él usa recursivamente las coherencias operacionales que la constituyen, para generar reformulaciones explicativas de su praxis de vivir" (Maturana, 1997, p. 24). Esos dominios de explicaciones (razonar, conversar, emocionar) especifican un dominio cognitivo, lo que no implica que sea una forma en la que un sujeto racional piensa el mundo, sino la forma en que corporalmente un organismo se ha acoplado al mundo. Dos humanos de la calle fría discuten sobre el mismo evento, uno cree en A y el otro en B (ambos están dispuesto a morir por la "razón"), pero esto solo muestra que "ellos" y "nosotros" y "Maturana" se han y nos hemos acoplado corporalmente al mundo de distinta manera (no hay verdad objetiva, no hay argumentos racionales, solo acoplamientos y enacciones).

• Clase magistral en la Universidad de Playa Ancha, Valparaíso (Chile), 2015 | Foto: UPLA 

Los humanos vivimos en comunidades cognitivas con dominios cognitivos particulares, dominios cognitivos de pocos o muchos organismos humanos que son compartidos, y a eso es a lo que llamamos cultura. "Maturana" el caminante se relaciona entonces con una diversidad de dominios de realidad, un multiverso en el que no prima la objetividad universal (Maturana, 1997). Cada humano con un dominio de realidad particular estará a su vez configurado por los acoplamientos que establecerá con esa serie de relacionamientos compartidos, la cultura y, en la medida en que así sea, la conciencia, no es más que un sistema de relaciones que se experimenta en el conversar, no hay una interioridad-exterioridad, solamente una forma de nombrar, conversar que llamo "Yo". Maturana reconoce que no es más que "Maturana", su deriva lo ha llevado a una nueva forma de lenguajear, él es solo un organismo que transita, conversa con otros y consigo mismo. Maturana se entrega a la deriva porque no hay diferencia entre deriva y organismo. Maturana a la deriva como organismo biológico y organismo social, biología culturizada y cultura biologizada.

• Con Ximena Dávila en Encuentro humanístico, Universidad Técnica Nacional, Quesada (Costa Rica), 2017 | Foto: UTN 

Referencias bibliográficas

1. MATURANA, H. (1995). La realidad: ¿objetiva o construida? I. Fundamentos biológicos de la realidad. Anthropos. [ Links ]

2. MATURANA, H. (1996). El sentido de lo humano. Dolmen. [ Links ]

3. MATURANA, H. (1997). La objetividad: un argumento para obligar. Dolmen. [ Links ]

4. MATURANA, H. y Varela, F. (1997). De máquinas y seres vivos. Editorial Universitaria. [ Links ]

5. MATURANA, H. y Varela, F. (2009). El árbol del conocimiento: las bases biológicas del entendimiento humano. Editorial Universitaria. [ Links ]

* Este texto pretende hacer un homenaje postumo al maestro Humberto Maturana, fallecido el pasado 6 de mayo del 2021. Reconocido biólogo, filósofo y escritor chileno, premio nacional de Ciencias en 1994 y uno de los científicos más influyentes en su campo alrededor del mundo.

Recibido: 10 de Agosto de 2021; Aprobado: 25 de Octubre de 2021

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