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Hacia la Promoción de la Salud

Print version ISSN 0121-7577

Hacia promoc. Salud vol.14 no.2 Manizales July/Dec. 2009

 

CALIDAD DE VIDA Y COMPORTAMIENTOS DE RIESGO EN NIÑOS(AS) TRABAJADORES(AS) Y FAMILIAS: EL CONTEXTO DE LA COMUNA SAN JOSÉ, MANIZALES

QUALITY OF LIFE AND RISK BEHAVIOR IN WORKING CHILDREN AND FAMILIES: THE SAN JOSE COMMUNE CONTEXT, MANIZALES

QUALIDADE DE VIDA E COMPORTAMENTOS DE RISCO EM CRIANÇAS TRABALHADORAS E FAMILIAS: O CONTEXTO DA FABELA SAN JOSE, MANIZALES

María Eugenia Pico Merchán*
Myriam Salazar Henao**

* Enfermera. Magíster en Educación y Desarrollo Humano. Universidad de Caldas. Manizales, Colombia. E-mail: maria.pico@ucaldas.edu.co
** Psicóloga. Magíster en Docencia Universitaria. Universidad de Manizales. Manizales, Colombia. E-mail: myriam@umanizales.edu.co

Recibido en septiembre 10 de 2009, aceptado en 30 de octubre de 2009

Resumen

Objetivo: contribuir a la reflexión sobre los riesgos y las conductas de riesgo de un grupo de niños, niñas y jóvenes trabajadores(as) con el fin de develar en sus realidades y vivencias nuevos significados y sentires que permitan fortalecer su capacidad de autocuidado. Metodología: investigación cualitativa que muestra la necesidad de abordar desde una mirada comprensiva y sentido crítico, las concepciones de calidad de vida y los comportamientos de riesgo desde los niños y niñas trabajadores. Resultados: el comportamiento de riesgo no es sólo una condición exclusiva de niños, niñas y jóvenes trabajadores(as), sino que se relaciona con los contextos y las historias sociales de las que ellos y ellas forman parte. Las familias de estos(as) niños(as) y jóvenes cuentan con débiles mecanismos simbólicos para apoyar y brindar seguridad, afecto y pautas a sus hijos, lo que se traduce en un vacío de cuidado hacia ellos y ellas, que los lleva a construir otros marcos referenciales y comportamientos de riesgo como el uso de drogas o actividades que a su vez conllevan situaciones de violencia como daños y robos a la propiedad privada. También algunos de ellos y ellas construyen sentidos y significados desde su cotidianidad e interrelaciones con los adultos en la casa, la escuela, el trabajo, lo que involucra su propio reconocimiento o subjetividad en cuanto a prácticas de autocuidado relacionadas con la protección del abuso sexual, cuidarse de la influencia de amigos consumidores y protección de los(as) niños(as) más pequeños(as) frente al consumo, sin embargo, por el hecho de autocuidarse no se eliminan los factores de riesgo del entorno (violencia, riesgos laborales) que son prioritariamente consecuencias o que dependen de las condiciones sociales y económicas en las cuales se dan estos factores. Conclusiones: se hace necesario acoger los niños y niñas trabajadores en los ámbitos institucionales y dar respuesta a sus demandas, derechos sociales, culturales y superar aquellos mecanismos de estigmatización y culpabilización por el hecho de trabajar o ser consumidores de sustancias psicoactivas. Se vislumbra la necesidad de fortalecer el capital político y social de las familias y los niños y niñas trabajadores para que puedan asumir un rol activo frente a la defensa y garantía de sus derechos.

Palabras clave

Calidad de vida, conductas de riesgo, trabajo de niños(as), cuidados.

Abstract

Objective: Contribute to the discussion on risks and risk behaviors of a group of working children and teenagers in order to unveil their realities and experiences, new meanings and feelings that will strengthen their ability to care for themselves. Methodology: A qualitative research that illustrates the need to address from a comprehensively look and critical thinking, the conceptions of quality of life and risk behaviors of children and young workers. Results: Risky behavior is not only an exclusive condition of children and young workers, but it is related to their contexts and social stories. Their families have weak symbolic devices to support and provide security, affection and guidance to their children, resulting in a lack of care, which leads them to create other frames of reference and risk behaviors, such as drug use or activities that result in violent situations, theft and damage to private property. Some of them also construct meanings and significance from their daily lives and relationships with adults at home, school, work, which involve their own recognition or subjectivity in terms of self-care practices related to protection from sexual abuse, guard against peer pressure regarding drug use, and protecting younger children from consumption. However, self-care does not eliminate surrounding risk factors (violence, occupational hazards) or consequences that are primarily dependent on social and economic conditions that generate said factors. Conclusions: It is necessary to accommodate working children in institutional settings and respond to their demands, social and cultural rights, and overcome the stigma and blame mechanisms for working or being consumers of psychoactive substances. The need to strengthen the political and social capital of families and working children is observed, in order to enable them to take an active role regarding the defense and guarantee of their rights.

Key words

Quality of life, risky behavior, working children, care.

Resumo

Objetivo: contribuir à reflexão sobre os riscos e condutas dum grupo de crianças, meninos e meninas e jovens trabalhadores (as) com o fim de descobrir em suas realidades e vivência novos significados e sentires que permitam fortalecer sua capacidade de autocuidado. Metodologia: pesquisa qualitativa que amostra a necessidade de abordar desde uma mirada compreensiva e sentido criticam as concepções de qualidade de vida e os comportamentos de risco desde os meninos e meninas trabalhadoras. Resultados: o comportamento de risco não é só uma condição exclusiva de meninos, meninas e jovens trabalhadores (as), mas que se relaciona com os contextos e as historias sócias das que eles e elas formam parte. As famílias de estes (as) meninas e meninos (os) e jovens contam com débeis mecanismos simbólicos para apoiar e brindar seguridade, afeto e pautas a seus filhos, o que se traduze num vazio de cuidado em direção a eles e elas, que os leva a construir outro marcos referencial e comportamentos de risco como o uso de drogas ou atividades que a sua vez implicam situações de violência como danos e roubos à propriedade privada. Também alguns de eles e elas constroem sentidos e significados desde sua cotidianidade e inter-relações com os adultos na casa, a escola, o trabalho, o que invólucro seu próprio reconhecimento ou subjetividade em quanto às práticas de autocuidado relacionados com a proteção do abuso sexual, cuidar se da influencia de amigos consumidores e proteção das meninas (os) menores (as) frente ao consumo, sem embargo, pelo fato de auto-cuidar se não eliminam se os fatores de risco do entorno (violência, riscos laborais) que são prioritariamente conseqüências o que depende das condições sociais e econômicas nas quais dão se estes fatores. Conclusões: se fazem necessário acolher os meninos e meninas trabalhadores nos âmbitos institucionais e dar resposta a suas demandas, direitos sociais, culturais e superar aqueles mecanismos de estigmatizarão e culpa pelo fato de trabalhar ou ser consumidores de sustâncias psicoativas. Vislumbra-se a necessidade de fortalecer no capital político e social das famílias e os meninos e meninas trabalhadoras para que possam assumir um rol ativo frente à defensa e garantia de seus direitos.

Palavras chave

Qualidade de vida, condutas de risco, trabalho de meninos(as), cidadão.



INTRODUCCIÓN

La investigación se constituyó en un proceso continuo y permanente de trabajo relacionado con los(as) niños(as) en situación de calle, niños(as) y jóvenes trabajadores(as) de Manizales que empezó en el año 2006 con el Observatorio de Infancia y Familia de la Comuna San José de Manizales, en el que se indagó por las concepciones, prácticas y sentidos frente al trabajo. En el estudio referido se evidenció que el trabajo infantil en plazas de mercado y sus formas de expresión representadas en ventas ambulantes y estacionarias, configuran prácticas que reproducen y legitiman la cultura de la supervivencia alrededor del trabajo y la vida familiar que lo mantiene, dinamiza, y reproduce, a la vez expresado como práctica intergeneracional (1). Se valora el trabajo infantil como medio para elegir y alcanzar bienes considerados importantes, como un acto de expansión de su libertad, sin embargo, se perciben dificultades en sus condiciones materiales, sociales y simbólicas de vida para el logro de potencialidades, capacidades y ejercicio de los derechos. Con base en estos hallazgos se planteó el proyecto de investigación: Calidad de vida y comportamientos de riesgo en niños, niñas trabajadores(as) de la Comuna San José de Manizales, toda vez que era necesario apuntar al reconocimiento de las condiciones objetivas y disposiciones subjetivas que se relacionan con su calidad de vida, en razón a que ésta no ha sido explorada de manera sistemática en este grupo poblacional en nuestro medio, y es con base en el conocimiento de su realidad y de sus necesidades y demandas, que es posible plantear alternativas viables para insertar los niños, niñas y jóvenes trabajadores(as) en la agenda de las políticas públicas locales que posibiliten potenciar sus capacidades como actores activos y no pasivos frente a la sociedad y el Estado.

Así a partir de la investigación, se logró evidenciar que ellos y ellas presentan diferentes comportamientos y conductas de riesgo para su salud que los pueden llevar a presentar enfermedades, peligros y amenazas a su integridad física, emocional y social, algunos de éstos son prevenibles mediante el desarrollo de propuestas educativas, de garantía de sus derechos y de promoción y protección a su salud que les permita calidad de vida, al tener oportunidades para satisfacer sus necesidades, desarrollar sus potencialidades, acceder a la vida que ellos valoran, participar activamente en las decisiones que les afectan y desarrollar capacidad de agencia, más que de la atención desarticulada y asistencial que han perjudicado a las personas y comunidades convirtiéndolas en actores pasivos y sólo receptores de las acciones sociales.

En este sentido es necesario partir del reconocimiento de las percepciones sobre la situación de salud y calidad de vida en términos de la vivienda, ingresos económicos, bienestar, cohesión social y familiar, además de las condiciones de vida y trabajo digno de niños, niñas y jóvenes trabajadores(as) en un contexto que privilegia el trabajo familiar y, alrededor de éste, el trabajo infantil bajo diversas modalidades o formas de expresión marcadas por una escolarización parcial de estos niños y niñas, expuestos por el tipo de trabajo que desempeñan a peligros de la violencia callejera y a asumir conductas de riesgo como el consumo de sustancias psicoactivas. En la investigación se indagó principalmente por las concepciones con respecto a la calidad de vida en su perspectiva subjetiva, es decir, desde los niños, niñas y jóvenes trabajadores(as), no sin desconocer la importancia de algunos elementos objetivos como la alimentación, el trabajo, el acceso a servicios de salud, entre otros.

Se pretendió con el desarrollo de la investigación, elaborar una caracterización de las conductas de riesgo de estos niños, niñas y jóvenes, desde sus voces, en el sentido de poder encontrar en sus realidades y vivencias nuevos significados y sentires que les permitieran fortalecer sus capacidades para afrontar situaciones en esta sociedad en riesgo (2). De acuerdo con lo anterior, se propusieron las siguientes preguntas de investigación:

• ¿Qué concepciones de calidad de vida tienen los(as) niños(as) trabajadores de la Comuna San José de Manizales?
• ¿Cuáles son las percepciones sobre la influencia del trabajo infantil en la calidad de vida de niños(as) trabajadores(as) de la Comuna San José de Manizales?
• ¿Qué comportamientos de riesgo identifican los(as) niños(as) y jóvenes trabajadores de la Comuna San José de Manizales?

METODOLOGÍA

De acuerdo con los objetivos del estudio se desarrolló una investigación social participativa de carácter cualitativo, que tuvo en cuenta los saberes, vivencias experiencias y percepciones de niños, niñas y jóvenes trabajadores(as) con respecto a la calidad de vida y los comportamientos de riesgo en el trabajo. Este tipo de estudio es apropiado para el tema de investigación, ya que como lo afirma Sandoval: “La investigación cualitativa persigue como objetivo esencial leer, describir y comprender prácticas sociales específicas, dando un lugar privilegiado a los actores involucrados en el proceso de investigación” (3).

Se desarrolló mediante estrategias derivadas de las perspectivas cuantitativas y cualitativas para identificar algunas características de la calidad de vida en niños y niñas trabajadores de la Comuna San José, y aportar las bases para la comprensión de las concepciones de calidad de vida y las percepciones frente a los comportamientos de riesgo en el trabajo (4).

Unidad de trabajo: la selección de la unidad de trabajo fue intencional, en razón a que el grupo de niños y niñas trabajadores y familias de la comuna San José, comparten y construyen saberes y prácticas culturales relativas al campo laboral. En total participaron 30 niños y niñas y jóvenes trabajadores(as) pertenecientes a los escenarios de la Comuna San José, e igualmente se contactaron a sus padres. Se les solicitó por escrito el consentimiento para participar en el estudio, previa información sobre los motivos e intenciones del mismo y se expresó la garantía de conservación de la confidencialidad y el anonimato.

Técnicas e instrumentos: las técnicas utilizadas fueron: la entrevista estructurada, en la fase cuantitativa, la entrevista semiestructurada, la observación no participante y los talleres grupales y de integración en la fase cualitativa. Cada miembro del equipo de investigación y los asistentes realizaron las entrevistas semiestructuradas, en el mismo lugar de trabajo, actividad que incluyó la realización de 30 entrevistas.

Se utilizó el diario de campo durante cuatro meses en diferentes escenarios. Se realizaron talleres en los que también se diligenciaron las entrevistas semiestructuradas a niños y niñas y sus familias con el objetivo de indagar y recabar sobre las percepciones y vivencias con respecto a la calidad de vida y los comportamientos de riesgo derivados del trabajo que realizan. En el taller de integración grupal se plantearon unas preguntas motivadoras y orientadoras hacia el diálogo, con el fin de validar la información derivada de las entrevistas y los anteriores talleres, en los que los niños y niñas relataban sus vivencias y experiencias relacionadas con el trabajo, los comportamientos de riesgo y la incidencia en su calidad de vida.

Procedimiento de análisis: el análisis de la información de la presente investigación se realizó en dos fases. En la primera se tabuló la información que se recogió mediante la entrevista estructurada para ser analizada e identificar las características sobre calidad de vida y comportamientos de riesgo de acuerdo con el modelo planteado por Szekely (5). En la segunda fase el análisis se hizo con base en los planteamientos de Alvarado y otros (6), con respecto al análisis categorial desarrollado en tres momentos: descriptivo, interpretativo y de construcción de sentido, los cuales se describen a continuación:

Argumentos descriptivos: en esta etapa se codificaron y analizaron los datos vivos mediante la selección de hechos, eventos o temas hasta encontrar unas tendencias iniciales que fueron contrastadas o devueltas dialógicamente a los actores sociales. Con base en lo anterior, se realizó una primera interpretación y cuando se completó la recolección de información, con criterio de saturación (es decir cuando la información empezó a ser reiterativa y los datos no arrojaron nuevas pistas), se interpretó de una manera más profunda y reflexiva, que permitió realizar una descripción en la que se prestó atención a los detalles, a la par se identificaron rasgos significativos respecto al fenómeno en estudio.

Argumentos interpretativos: después de reexaminada la información que emergió de los relatos y con base en los referentes teóricos, las investigadoras retomaron las tendencias iníciales, las afinaron y establecieron algunas relaciones entre ellas, es decir, los argumentos interpretativos, cuyos enlaces permitieron aproximarse a la construcción de un discurso, que fue confrontado con las teorías existentes y con otros grupos de investigación que reflexionan también acerca del objeto de investigación como es la calidad de vida y los comportamientos de riesgo en niños y niñas trabajadores.

Construcción de sentido: mediante este análisis se buscó develar y comprender las percepciones frente a la calidad de vida de niños y niñas y sus familias en un contexto cultural particular de la Comuna San José de Manizales; se devolvió la información mediante la traducción discursiva al lenguaje de los actores sociales utilizando para ello la técnica de taller; posteriormente esta construcción de sentido se tradujo en elaboraciones de orden sociocultural y valorativo de la experiencia cotidiana del trabajo de niños y niñas como insumos para algunas recomendaciones y referentes para la política pública local.

HALLAZGOS

A partir de los relatos de los niños y niñas trabajadores y sus familias, mediante las entrevistas semiestructuradas, los talleres lúdicos con niños y niñas trabajadores y el taller de validación de información, fue posible lograr un acercamiento con los participantes y desentrañar lo que piensan, sienten y vivencian con respecto a las concepciones sobre la calidad de vida, con el fin de construir las tendencias que emergieron del análisis.

CONCEPCIONES DE CALIDAD DE VIDA

Dimensiones de la calidad de vida relacionadas con lo valorativo

Para los niños y niñas trabajadores de la Comuna San José, la felicidad está relacionada con el juego sobre todo con los hermanos o hermanas, en este caso un niño trabajador manifiesta: “Me hace feliz cuando me divierto y juego con mis hermanos”. Otra forma de expresión frente a la felicidad tiene que ver con lo significativo que es para los niños y niñas trabajadores, la unión entre los integrantes de su familia en tanto perciben que esta condición familiar es propicia para el buen trato: “...es que la familia esté unida, así me tratan bien y no me insultan”, y para el apoyo y la convivencia, como lo relata un niño: “que la familia esté unida, porque cuando la familia se apoya entre todos y se unen es más fácil enfrentar las cosas, los problemas, y podemos hacer algo mejor, pero si no está unida no es posible nada”. Esta expresión de la unión familiar con respecto a la felicidad, se articula también con una valoración que le asigna otro grupo de participantes en el estudio al hecho de compartir y estar bien con su familia, quienes relatan que su felicidad tiene que ver con: “estar con mi papá, con mi mamá y con mis hermanos”; “la felicidad para mí es estar bien con mi familia y contento con lo que hago”; “para mí ser feliz [...] es tener a mis papas y a mis hermanos vivos y con salud”.

La felicidad es entendida como la realización de una vida feliz porque los seres humanos tendemos a ella, la perseguimos o buscamos mediante nuestras acciones, nuestros pensamientos, sentimientos, es decir, dar lo mejor cada persona en lo que hace, el cultivo de la virtud –según Aristóteles– o el fin máximo en la vida de las personas (7). En este sentido, la felicidad consiste en hacer bien lo que se hace y vivir una vida buena y tranquila. Por otro lado, según Veenhoven (8), la felicidad tiene implicaciones en la calidad de vida de la sociedad, y se dan algunos indicios de varios efectos positivos sobre ella. Lo anterior porque la felicidad, en un sentido estricto, es qué tanto le gusta a la gente la vida que está viviendo y cada persona sabe qué tan satisfecha está. Esta afirmación es importante tenerla en cuenta, en razón a que es más probable que la sociedad avance y se desarrolle con ciudadanos felices que con ciudadanos infelices. Se puede concluir que el concepto de felicidad va más allá de una simple definición, ya que la noción de felicidad se basa en la satisfacción de vida de las personas que así lo manifiestan y permite un nuevo enfoque de la búsqueda por el bienestar.

Para los niños y niñas la libertad significa “estar paseando y estar en el colegio porque la paso rico”, es decir se asocia libertad con estar bien y pasarla bien. “Colocarse un piercing”, fue lo que expresó una niña. Esta situación ha sido planteada por niños y jóvenes como manifestaciones de sentirse libres de experimentar e ir construyendo identidad. Otros participantes afirman que se sienten libres de elegir cuando trabajan, además que les permite tener dinero para así poder comprar lo que se quiere, como es expresado por un niño trabajador de la comuna: “los amigos, la ropa, cosas para jugar”. Se evidencia en la respuesta de una niña trabajadora, en cuanto a las situaciones en las que se siente libre de elegir, un sentido de lo ético frente a lo bueno y lo malo cuando manifiesta que “en los casos en que es algo correcto”.

Una niña trabajadora expresa que los únicos momentos en los que se siente libre de elegir son: “cuando mi mamá no está en la casa”, afirmación que denota el contexto de desesperanza para esta niña que a pesar de tener la figura física materna es mejor que ella no esté en la casa, quizá debido a los comportamientos de agresividad e intolerancia de algunas madres para con sus hijos, expuestos éstos a ambientes familiares hostiles que convierten a niños y niñas en presos de las pretensiones y voluntades de adultos con grandes problemáticas sociales y económicas.

Al respecto es necesario argumentar que la libertad es el fin principal del desarrollo, pero también el principal medio para alcanzarlo; como fin hace parte constitutiva de la dignidad del ser humano y adquiere el carácter de derecho fundamental. Pero a su vez la libertad contribuye directa o indirectamente a garantizar mayor libertad y en este sentido se constituye en medio instrumental del desarrollo; en últimas, la expansión de la libertad se logra con más libertades (9).

El respeto se relaciona en algunos niños y niñas trabajadores en cuanto se respeta la vida e integridad de las personas, así lo verbalizan: “... en momentos difíciles como cuando alguien ha sufrido un accidente y se espera que alguien lo recoja y no lo deje tirado por ahí en la calle, se respeta a la persona”. Sin embargo, otro aspecto que es notorio resaltar es que para los niños y niñas trabajadores el respeto guarda concordancia con el trato y las relaciones interhumanas que se dan en la cotidianidad del hogar, el trabajo y la escuela: “me he sentido respetado cuando me tratan bien”; “me siento respetado cuando no me regañan en mí trabajo y en la escuela y me hacen sentir como una persona importante para ellos”.

La seguridad va enlazada con los riesgos que tienen en las calles por el hecho de estar trabajando, como el robo, los vicios relacionados con el consumo, ofrecimiento o venta de sustancias psicoactivas, las peleas callejeras, las pandillas juveniles generadoras de violencia y transgresoras de la ley: “Me preocupa el peligro en la calle, por una bala perdida, y me afecta que no pueda volver a estudiar”; “que en la galería me roben, me ofrezcan vicio o que en una pelea me golpeen”; “...no meter vicio porque después uno corre peligro y que no nos quiten los derechos”. Esta última afirmación es importante destacarla, en razón a que los niños y niñas perciben que los adultos y la sociedad los excluyen, limitándoles la participación en las decisiones que los involucran, además sienten que “algo” les falta, que no pueden acceder a los derechos como otros niños de otras condiciones económicas. Lo que más llama la atención, es que muchos niños y niñas sienten temor e inseguridad en el trabajo callejero porque les ofrecen droga con mucha facilidad, y por tanto es evidente que ellos y ellas perciben que deben cuidarse en la calle para no caer en el vicio: “me da miedo que me ofrezcan vicio o que empiece a juntarme con malas compañías”; “que pueda coger otros vicios”. Lo anterior permite ir perfilando una categoría inicial que involucra el débil cuidado de niños, niñas y jóvenes en la familia y la comunidad. Un niño trabajador ve amenazada su seguridad cuando su padre le infringe castigos físicos porque él dice: “puede ser que se le vaya la mano pegándome”.

Consideran que el hecho de que “no pueda o no me dejen estudiar”, lo cual se constituye en una injusticia con ellos y ellas, toda vez que es una falencia de las políticas públicas y de la imposibilidad económica de las familias para mandar a sus hijos a estudiar, además de las dificultades en el medio escolar para integrar a niños y niñas trabajadores que tienen dificultades de aprendizaje y rezagos en su habilidades cognitivas, comunicativas y motoras. Otra situación importante percibida como injusta por los niños y niñas trabajadores, es la relacionada con el reclamo porque no los dejan tener o salir con amigos con los que comparten los juegos: ”cuando no me dejan salir a jugar con mis amigos”.

Se demuestra que los niños y niñas entrevistados presentan problemáticas relacionadas con la falta de unión en su familia; una niña manifiesta “que cada uno va por su lado, nadie para ‘bolas’ de lo que hacemos”, lo que evidencia un vacío de cuidado frente a lo que son y hacen los hijos e hijas máxime cuando tienen que recorrer las calles y avenidas en busca de clientes para los productos que venden. Del mismo modo la cohesión social es débil ya que involucra elementos contradictorios en el que los deseos de niños y niñas tienen que ver con la consideración de la unión familiar, y a la vez se presentan conductas y prácticas de violencia e intolerancia familiar que provocan desunión: “en mi familia es buena la unión, pero a veces cuando mi papá pelea con mi mamá nos desunimos porque se tratan mal y mi papá le pega a mi mamá”; “en mi familia hay muy poquita unión familiar, porque nosotros casi no nos vemos, ni estamos juntos y en el barrio no hay unión”.

Con respecto a su comunidad las respuestas de los niños y niñas no son muy claras; es escaso el conocimiento que tienen sobre su comunidad y el barrio, se refieren a éstos cuando se les indaga por los peligros y riesgos que tienen por vivir allí, esto se evidencia en lo expresado por un niño trabajador que le preocupa la seguridad de sus hermanos pequeños, ya que en el barrio donde ellos viven están expuestos a muchos peligros, malos ejemplos y le preocupa que les vaya a pasar algo.

Las oportunidades de niños niñas jóvenes trabajadores en la ciudad las asocian al hecho de “poder tener una casa”; “estudiar”; “un trabajo porque hay niños que se quedan haciendo pereza”. Es contradictoria la creencia en cuanto a que el trabajo infantil previene la ociosidad y la pereza. La mayoría de los niños y niñas coinciden en afirmar que en la ciudad la mejor oportunidad que existe es para trabajar, sin embargo es un trabajo precario, caracterizado por la informalidad en el que las familias obtienen escasas ganancias e inversión de mucho tiempo y esfuerzos.

Dimensiones relacionadas con condiciones materiales de vida

Frente a lo que dicen los niños y niñas y sus familias acerca de lo que es el bienestar, se pudo determinar mediante diferentes respuestas dadas en la entrevista estructurada: el 62,5% de los niños y niñas trabajadores respondieron que tener salud es la frase que mejor describe el bienestar, le siguieron con porcentajes del 12,5% tener comida suficiente, una vivienda digna y tener cubierta las necesidades básicas en el porcentaje anteriormente mencionado.

Con respecto a las dos frases que enuncian una vida digna los niños y niñas respondieron así: un número considerable de niños y niñas afirmaron que tener salud y tener que comer son las dos palabras que enuncian una vida digna, le siguió tener buena casa y el hecho de que la familia esté unida “porque nosotros no mantenemos compartiendo ratos agradables” junto con tener que comer; y en menor porcentaje, tener empleo y sentirse querido, tener dinero o solvencia económica y la familia unida, tener acceso a servicios de calidad y la tranquilidad con porcentaje cada par de respuesta del 7,7%.

Se evidenció que existen opiniones divididas frente al grado de satisfacción económica con sus ingresos, en razón a que un 38,5% de los niños y niñas trabajadores respondieron que se sienten satisfechos y el otro 38,5% insatisfechos; una niña dice estar muy satisfecha con los ingresos económicos. Un niño expresó que no sabe cuál es el grado de satisfacción con sus ingresos porque “yo no sé si lo que gano es lo que me debería ganar en mi trabajo”.

Cuando se les preguntó por el significado de trabajo digno, hubo diversidad de opiniones en cuanto a que mientras para unos es “ganar plata”, que “paguen bien”, que “tengan buenos horarios para poder tener tiempo para estudiar, que le paguen a uno lo justo”; otros niños y niñas se inclinan por un sentido ético en el que se percibe que el trabajo digno es trabajar en aquél “que no sea malo y trabajar bien”.

Igualmente, llama la atención cómo estos niños y niñas expresan que además de tener que trabajar para sobrevivir, tienen que realizarlo en medio de las dificultades: “un trabajo digno es que uno pueda trabajar tranquilamente, sin que nadie tenga que sacarlo cuando menos piense, y muchas veces utilizando la fuerza”.

Del mismo modo, hacen hincapié en que ellos no deberían trabajar y que si lo hacen es necesario el mejoramiento de las condiciones del entorno de trabajo y la seguridad laboral o salud ocupacional, de acuerdo con lo manifestado por un niño trabajador: “Los niños y los jóvenes no deberíamos trabajar, pero si las condiciones nos obligan a hacerlo, sería muy bueno que la gente tome conciencia del trabajo que uno hace, y le paguen de acuerdo al trabajo que hace, que no lo maltraten a uno, ni nada, y que le presten las condiciones necesarias para trabajar bien”; “sería muy bueno tener la seguridad y protección que nosotros necesitamos en nuestro trabajo porque uno se expone a muchos peligros, y sería muy bueno tener con quien contar”. Sin embargo, a la luz de las investigaciones (10), se sustenta que frente al trabajo infantil, la intervención no debe enfocarse exclusivamente sobre la reducción del daño, es decir, dotando al niño o la niña de medidas de protección contra los riesgos, como ocurre en el trabajo de los adultos. Las acciones más válidas se enfocan hacia la separación del niño o la niña de todo tipo de trabajo, ya que las actividades laborales que realizan los niños y las niñas en contextos de las plazas de mercado les provocan graves daños a su salud y calidad de vida (10).

Con respecto a la lo que piensan los niños y niñas y jóvenes trabajadores(as), de lo que le hace falta a la educación para que sea adecuada a su condición de niño(a) trabajador(a), perciben laxitud en el sistema educativo, en razón a que ellos y ellas expresan “que les exijan más a los estudiantes y pongan más tareas”. En este sentido, según Tenti (11), la experiencia del trabajo infantil, puede dar lugar a bajas expectativas de aprendizaje y a actitudes de condescendencia que a la larga constituyen una especie de “pedagogía de la renuncia” o una actitud de sobreprotección que lleva a disminuir la exigencia, ocultando una indiferencia de las instituciones educativas que argumentan que es poco lo que éstas pueden hacer por los niños y niñas trabajadores, puesto que esta situación se sale del control de la escuela.

Se evidencia la pertinencia de la educación en cuanto a que son niños, niñas y jóvenes que requieren ser capacitados en áreas más prácticas que los prepare para la vida laboral de una manera más temprana: “que los profesores entiendan que tenemos necesidades de trabajar y darles más tiempo para que estudien y ojalá el Gobierno piense que los niños no deben trabajar”. Relato de niño trabajador de 11 años: “que la educación nos brinde como un bienestar mejor de acuerdo a nuestras necesidades y condiciones de vida, que nos ofrezcan opciones para poder salir a trabajar honradamente”.

Del mismo modo, es necesario plantear estrategias pedagógicas atractivas y motivadoras que les permitan aprovechar el tiempo y mejorar los aprendizajes, es decir, la educación debe tener en cuenta las diferencias culturales, de tiempos de aprendizaje, las económicas de niños, niñas y jóvenes que trabajan, esto lo expresan así: “A la educación le falta tener más en cuenta las condiciones de los niños que trabajamos, y que nos ofrezcan otras alternativas para poder aprovechar y aprender con mayor facilidad, ya que nosotros no tenemos mucho tiempo de hacer las tareas bien algunas veces o estudiar para un examen como los demás niños y eso los profesores no lo entienden y se la montan a uno”.

En orden de importancia, en relación con los aspectos que los niños y niñas trabajadores consideran indispensable para su vida diaria y que no tienen, está en primer lugar mejor salario, luego tener casa propia y en tercer lugar salud; otro grupo de participantes piensa en primer lugar en los medicamentos, luego tener carro y en tercer lugar tener respeto. Del mismo modo un tercer grupo de participantes expresa que es en primer lugar el estudio, luego el dinero y le sigue una vivienda digna.

Con respecto a los comportamientos de riesgo de los niños y niñas trabajadores de la Comuna San José, éstos se relacionan con las siguientes dimensiones:

Comportamientos de riesgo asociados a la violencia y a la delincuencia

Al indagar por las conductas relativas a daños a la propiedad ajena, un joven relató haber tenido problemas de manera seria e incluso fue judicializado, en este hecho el joven atribuye su comportamiento a procesos de intolerancia y discriminación de algunas personas de mejor situación económica con los niños y niñas trabajadores: “... un día cogí una botella con gasolina y puntillas y la tiré por la ventana de una casa por Palermo, lo hice porque me molesta que la gente se quiera creer más que uno con las cosas que tienen y eso no les da derecho a humillarlo y tratarlo mal a uno, me dio mucha rabia a causa de eso tuve problemas con la ley porque me encerraron”.

Es evidente que los niños y niñas trabajadores perciben unos factores de riesgo asociados al contexto en el que trabajan, los que se traducen en agresiones físicas, engaño, robo y accidentalidad: “una vez que estaban boliando bala, yo iba pasando y me pasó una bala por aquí por la oreja, me rozó, casi me mata”; “pues yo no me voy pa’ por allá arriba por donde están esos bares. Por la zona de los bares.. .porque pueden haber muchos borrachos y le pueden hacer a uno daño”.

Comportamientos de riesgo frente al consumo de sustancias psicoactivas

De acuerdo con lo expresado por los participantes se evidencia que tienen información vaga y fragmentaria sobre diferentes sustancias psicoactivas como la marihuana, el “perico” (cocaína), las pepas, la solución, el popper. Del mismo modo, ellos y ellas dicen que las más peligrosas son la solución y las pepas, así lo manifiesta un niño trabajador con respecto a esto: “las más peligrosas son las pepas que lo vuelven a uno loco” “La más peligrosa es la cocaína porque la gente que yo he visto en eso se las va chupando y se van poniendo flacos y a lo último ya quedan locos”.

Existe conciencia en los niños y niñas trabajadores de que la droga produce daños a la salud y corren peligros como la muerte, así como desde la moral manifiestan que es malo consumir droga: “Droga es algo que le daña el cuerpo a uno y no lo deja vivir bien y el cuerpo se le va consumiendo hasta la muerte”; “yo dije que nó que a mí no me gusta eso porque eso le daña a uno el cuerpo”; “la solución se le va para los pulmones y se los va secando”.

Es evidente que los niños y niñas de la investigación manifiestan temores y desconfianza frente al ofrecimiento de lo que ellos llaman “vicio” en tanto se aprecian las dificultades de los jóvenes para lograr aceptación interpersonal, expresar temores, deseos, acceder a espacios de aprendizaje y desarrollo: “A mí sí me ofrecen [droga] pero yo digo que no, a mí no me gusta recibir eso, y salgo y me voy”; “una vez me ofrecieron y pues yo llegué y me envicié a eso, y desde ese momento consumo, la marihuana [...] cuando a mí me ofrecen drogas, sabiendo que ya me acostumbré las recibo, y me la fumo por ahí con los amigos, muchas veces los busco a ellos y también les doy”.

Algunos jóvenes tienen interiorizado un sentido de lo ético con respecto a la protección de los niños y niñas más pequeños para que no se inicien en las drogas, no ofreciéndoles y a la vez reconociéndoles sus derechos a elegir otras opciones diferentes a las sustancias psicoactivas y deseos de niños y niñas: “Yo algunas veces también lo hago [ofrecer droga], pero no les doy a los pequeños porque yo tengo hermanos pequeños y no me gustaría que ellos consumieran drogas ni que nadie les ofreciera”. El comienzo en la experimentación se da en edades cada vez más tempranas, por lo que amplios sectores de niños en edad escolar forman parte de los grupos de alto riesgo. Por otro lado, se sabe que los niños de la calle y trabajadores son una población especialmente sensible para el consumo de drogas, en consecuencia, el problema del uso indebido de drogas, en sus distintas facetas, atenta de manera flagrante contra los Derechos del Niño (12).

Con respecto a las concepciones que tienen los niños y jóvenes sobre las medidas de prevención frente al consumo de drogas, éstas se relacionan con las limitaciones familiares para el desarrollo de las capacidades educativas, afectivas, culturales y estéticas de los hijos e hijas, que se traducen en un vacío de cuidado: “Yo no sé cómo se pueden prevenir, a mí me hubiera gustado tener a alguien que me hubiera ayudado, apoyado y aconsejado desde un principio y poder salir adelante; yo pienso que sí se pueden prevenir teniendo a alguien que lo apoye, y con mucha fuerza de voluntad por parte de uno ya que la gente sola no puede”. Se reconoce el papel de la familia y la sociedad como agente socializador, de apoyo y protección.

Comportamientos de riesgo frente al abuso sexual

El abuso sexual es tratado y conocido de una manera difusa por los niños y niñas, a éste lo relacionan con la violación y la conducta de tocar las partes íntimas del cuerpo. Llama la atención que se refieran al abuso en aquellos casos en que incluso lo ha sufrido algún familiar: “el caso de mi hermana cuando la iban a violar, ella le dio un machetazo al señor”; o el caso de un niño que relata cómo en razón del trabajo fue violado junto con su compañero por un adulto: “yo estaba con mi compañero por el Parque [...] un señor nos dijo que si queríamos ir a lavar un carro, como nosotros estábamos trabajando, nunca pensamos que nos podría pasar algo así y nosotros para ganarnos algo de plata dijimos que sí, y hay mismo nos entró para un taller, nos tapó la boca, nosotros no podíamos hacer nada, nos amordazó y nos violó”.

Igualmente, en algunos niños trabajadores prevalece la idea o creencia de que el abuso sexual solamente ocurre a las niñas: “Es aquello que pasa o que violan a las niñas”; “porque a los hombres le dan ganas y las niñas son muy lindas”.

Cuando se les indaga a los niños, niñas y jóvenes trabajadores(as) sobre las formas cómo pueden defenderse los niños y niñas del abuso sexual, se percibe desconfianza y temor en algunas instituciones ligadas a la ley como la policía, así lo expresa un niño trabajador: “la policía no sirve para nada, uno busca apoyo en ellos y muchos le dicen a uno que vaya a tal parte y uno va y le salen con un ´chorro de babas´, y por la plata dejan las cosas así, no hay seguridad para nosotros que trabajamos en la calle por parte de los policías”.

Comportamientos de riesgo frente a la salud

Al averiguar por los comportamientos de riesgo frente a la salud es notorio con respecto a la alimentación el consumo de harinas y almidones; se evidencia que raras veces consumen verduras y frutas. Es claro el consumo de huevo que reemplaza la carne, muy raro el pollo y pescado. “Desayuno: arepa, huevo, chocolate; almuerzo; arroz, carne, tajadas, jugo; comida: arroz, carne, tajadas, agua panela. Todos los días me alimento”. “Desayuno: todos los días arepa, chocolate. Almuerzo: caldo, arroz, huevo. Comida: arroz, plátanos y yuca”.

Para los niños y niñas trabajadores “tener las tres comidas y comer bien” es suficiente dentro de la concepción de estar bien nutrido, sin importar la calidad, cantidad y tipo de nutrientes que consumen. Además en ocasiones ni siquiera existe la posibilidad de acceder a las tres comidas según lo expresado por este niño trabajador: “Los niños que trabajamos tenemos muchas veces problemas con la alimentación, porque no todos los días tenemos las tres comidas diarias y la alimentación no es tan buena”.

La mayoría de accidentes de niños y niñas en las calles se asocian con atropellamiento de automotores por estar trabajando: “En la calle un carro me pisó el pie derecho, el taxista venía borracho, me resbalé en una cáscara de banano y hay mismo venía ese carro”; “me he caído patinando y un carro casi me mata en el trabajo”; “una vez que me atropelló un carro”.

Del mismo modo también se presentan accidentes graves en el hogar por la manipulación y uso de sustancias combustibles para la cocina: “En mi casa se presentó un accidente con mi papá y mi hermanita que se quemaron con gasolina, yo estaba allí, pero a mí no me pasó nada”.

Una de las concepciones más evidentes en las narraciones de los participantes en el estudio, es la que tiene en cuenta las conductas de cuidado de los niños y niñas trabajadores sobre todo frente a personas extrañas y a las situaciones de violencia e intolerancia en los escenarios escolares y familiares: “Me cuido de los hombres y niños que me pegan”; “de que no me violen, no ando sola”; “de que me peguen en la casa”; “me cuido de la gente que lo quiere enredar a uno como los patrones y trabajadores de la finca, que se quieren aprovechar porque soy niño”; “yo me cuido de las personas que son peligrosas y que se lo puedan llevar a uno y no volver a ver a la mamá ni al papá”.

Otra forma de cuidado es la de prevención frente al riesgo que implica el consumo de sustancias psicoactivas: “que en la calle me ofrezcan droga y de pronto a mí me den ganas de probar”; “de todo, de las drogas”; “de que no me ofrezcan droga no juntándome con gente rara”.

Algunos niños practican el deporte, llama la atención que algunos de ellos dicen que no le dedican ninguna hora para el juego, pues es bastante el trabajo que tienen y cuando llegan a la casa ya están cansados.

DISCUSIÓN

En lo referente a la dimensión valorativa de la calidad de vida de niños y niñas trabajadores se hizo evidente que dentro de las concepciones más relevantes frente a la felicidad se destacó la relacionada con las diferentes condiciones afectivas, materiales, culturales que se generan alrededor de la familia, como la unión familiar, el apoyo, la convivencia y el buen trato. Para los participantes en el estudio el concepto de libertad, se asoció con estar bien y pasarla bien. Otros participantes afirmaron que se sienten libres de elegir cuando trabajan, en tanto les permite tener dinero para así poder comprar lo que se quiere y en una expresión de expansión de la libertad desde lo económico más inmediato. Otro elemento que es notorio resaltar es que para los niños y niñas trabajadores el respeto guarda concordancia con el trato y las relaciones interhumanas propias de la vida cotidiana familiar, laboral y escolar. Desde la perspectiva teórica de la calidad de vida conceptualizada por Casas (13) como función del entorno material y del entorno psicosocial, en la que es necesaria el conocimiento de las condiciones materiales de vida como de las percepciones, evaluaciones y aspiraciones de las personas que acompañan su “bien-estar” personal y social, se revela en los participantes de la investigación un nivel de comprensión frente al significado de bienestar muy vinculado a la salud, tener comida suficiente y vivienda digna, es decir, se ubica en el plano de las necesidades básicas. En este sentido, para los niños y niñas trabajadores, la calidad de vida es la noción que le da entidad a la experiencia que ellos y ellas tienen de sus propias formas y condiciones de vida, dando tanto o más valor a esa experiencia que a las condiciones materiales u objetivables definidas como adecuadas por los expertos (13, 14). De esta manera, el estudio de la calidad de vida en niños y niñas trabajadores de contextos de exclusión social, se relaciona con el entorno material (bienestar social) y el entorno psicosocial (bienestar psicológico), basado en la experiencia y en la evaluación que cada persona tiene de su situación, incluyendo una visión global de la vida de la persona que se cruza con las dificultades económicas, limitaciones simbólicas y culturales de sus familias y demás entornos institucionales y sociales en los cuales interactúan.

Los estudios sobre calidad de vida presentan la posibilidad de una nueva mirada teórica, tendiente a un trabajo desde las potencialidades más que desde las carencias y con un anclaje comunitario de tipo psicosocial que incluye el análisis del contexto socio-político; partiendo de la consideración del entorno material en conjunción con el social, considerando a la persona tradicionalmente llamada “objeto” como “sujeto” y protagonista del accionar (15).

Los problemas sociales que afectan a los niños, niñas y adolescentes son complejos y sus causas se entrecruzan o se potencian los que producen diversos problemas, además de los múltiples condicionantes que las personas de manera aislada no pueden superar; se requiere de la acción colectiva para potenciar las acciones que se verían aisladas al actuar los individuos solos, por tanto, la complejidad de los problemas exige que la primacía en la formulación e implementación de políticas para estos grupos poblacionales, sea su calidad de vida.

Recapitulando, desde el enfoque de derechos y capacidades, la calidad de vida se concibe como: potenciación de las capacidades que le permiten a la gente ser y hacer en una sociedad, estas capacidades se refieren a la libertad de desempeños y oportunidades (16).

Así, la calidad de vida involucra las dotaciones iniciales o patrimonio con que cuentan las personas al inicio de la vida y que van consolidando a su paso por ella; estas dotaciones adquieren real sentido cuando las personas encuentran las condiciones sociales para hacer uso de las dotaciones que posee, es decir, las titularidades que de acuerdo a Sen son “el conjunto de grupos de bienes optativos a los que una persona tiene acceso en una sociedad cuando utiliza la totalidad de opciones y oportunidades que tiene frente a sí” (17), igualmente las titularidades son efecto de la trayectoria social. En el uso de las libertades o capacidades se ejercen unos derechos que son el dominio sobre un conjunto de bienes y servicios y un espacio de reconocimiento y participación social traducidos en calidad de vida o las cosas que las personas valoran hacer y ser (8).

En este sentido, el concepto de calidad de vida se ha construido socialmente al evolucionar de una concepción simplista de satisfacción de necesidades básicas, hacia concepciones de carácter multidimensional, que superan la carencia como punto de referencia y que se vinculan más a las potencialidades del ser humano.

Con respecto a la noción de riesgo desde el enfoque sociocultural, se relaciona con el efecto individual en los niños y jóvenes producto de las limitaciones en las capacidades del sistema social y en las instituciones para generar procesos de desarrollo jurídicos, materiales, culturales, educativos y afectivos de protección efectiva y de reconocimiento y procesamiento de sus derechos, necesidades, demandas y deseos (18). De acuerdo con la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y con base en un estudio realizado por Maluf, se planteó una caracterización diferente del concepto de riesgo, definido como un proceso vinculado con condiciones institucionales, ideológicas, familiares y también personales de los niños y jóvenes

Se evidencia la categoría vacío de cuidado relacionada con lo que son y hacen los hijos e hijas, y las oportunidades que les proveen sus familias y demás adultos significativos, tales como seguridad, afecto, respeto, reconocimiento, máxime cuando tienen que recorrer las calles y avenidas trabajando en ventas callejeras, actividades que les proporcionan algunos recursos para suplir las necesidades básicas de la familia, y a la vez los expone a los riesgos de los contextos locales marginales. En este orden de ideas, la mayoría de las veces los niños y niñas trabajadores aducen que los padres no los tienen en cuenta, no se da el diálogo, ni el apoyo necesario en tanto son personas en proceso de desarrollo a los que se les disciplina con base en los códigos adultos, lo anterior debido a las limitaciones familiares para el desarrollo de las capacidades educativas, afectivas, culturales y estéticas de los hijos e hijas, que se traducen en un vacío de cuidado: “Yo no sé cómo se pueden prevenir, a mí me hubiera gustado tener a alguien que me hubiera ayudado, apoyado y aconsejado desde un principio y poder salir adelante”; “yo no converso con nadie sobre esto [consumo de drogas][...] ya que con mi papá y con mi mamá no puedo contar y ellos no me dicen nunca nada”.

Concomitantemente con el vacío de cuidado que experimentan niños, niñas y jóvenes que trabajan, es indiscutible que los padres y las madres no cuentan con los mecanismos simbólicos que les permitiría apoyar, acompañar y brindar seguridad, afecto y recursos y pautas a sus hijos: “cada uno es por su lado y no les importa lo de uno; me siento mal y solo, teniendo familia y al mismo tiempo no”; en este sentido, ellos y ellas construyen sentidos y significados alrededor de su propia cotidianidad representada no sólo en la casa, la escuela, el trabajo, sino que involucra su propio reconocimiento o subjetividad en tanto personas que sienten, viven, aman, luchan y se equivocan.

En este análisis cobra vigencia el discurso del reconocimiento que según Taylor (19) es un lugar de encuentro de los diferentes movimientos minoritarios o “subalternos”, que en la búsqueda por el reconocimiento involucran de manera igual la lucha por la identidad. Por ambas, el individuo o un grupo de personas recomponen su imagen de sí mismos, a la vez que demandan como necesario un debido respeto a sí mismos por parte de los demás. Así, la construcción de la identidad se realiza en una relación dialógica con los demás, según Taylor: “Mi propia identidad depende, en forma crucial, de mis relaciones dialógicas con los demás” (19).

El riesgo no es sólo una condición exclusiva de niños, niñas y jóvenes trabajadores, sino que forma parte de los contextos y las historias sociales: es importante tener en cuenta que las condiciones de riesgo no son una condición inherente al sujeto en sí, en su génesis como persona, todo comportamiento y conducta de una persona está inscrita en los contextos y en una historia social (18), en este orden de ideas, se da en un proceso de construcción de sentidos y significados que produce consecuencias o efectos en otras personas que son significativas para el sujeto. Es por eso que si un niño es maltratado en su casa, va al colegio y concomitantemente es discriminado, estas situaciones producirán efectos en el niño quien dejará de asistir a la escuela, desarrollará agresividad contra el profesor o niño maltratante, así de este modo el riesgo no sólo está en el joven o niño, o en la condición de pobreza en su familia, sino que también involucra los entornos institucionales y sociales que lo excluyen y no le ofrecen condiciones para su protección. Ante la amenaza, el rechazo y la exclusión la persona responde, es por esto que la primera condición de riesgo es la del agente institucional que genera esa respuesta.

En síntesis, las conductas de riesgo en niños, niñas y jóvenes trabajadores son productoras de sentidos, en tanto ellos y ellas son sensibles a las interpretaciones que hacen y las palabras de los adultos, de ahí que estas interacciones y lenguajes son determinantes en la construcción de sus subjetividades como personas. Igualmente intervienen las instituciones, la sociedad, la familia, la escuela, que generan respuestas o efectos en los sujetos con quienes ellos y ellas interactúan en la medida en que se encargan de incluirlos o excluirlos. De ahí que en la investigación planteada, se evidenció que el riesgo en niños, niñas y jóvenes trabajadores es en realidad no ser aceptados por los otros y estar abandonados a su suerte, tanto por sus familias como por las instituciones.

Discriminación social y escolar por ser niño(a) trabajador(a): sin importar el tipo de actividad que desarrollan los niños, niñas y jóvenes trabajadores en la Comuna San José de Manizales, ellos y ellas son caracterizados como potenciales delincuentes y peligrosos: “Los policías son malos porque cogen a los niños y dicen es que uno está es robando y uno lo que está es vendiendo”; en este sentido, se tiende a recalcar en los aspectos negativos de las formas de ser de niños, niñas y jóvenes, dejando al margen las características culturales, históricas y comunitarias de los mismos. A partir del enfoque de conductas de riesgo no se actúa necesariamente sobre las condiciones económicas, sociales y familiares que ocasionan las situaciones de vulnerabilidad de los jóvenes, sino que la preocupación está ubicada en una supuesta propensión de los mismos a la violencia, el vicio o la delincuencia: “a veces le echan la culpa a uno de las cosas que pasan en el trabajo, y le dicen a uno, como si fuera un ladrón por ser trabajador”; “mucha gente que tiene la plata nos ven como malos. Y muchas veces que uno se arrima a vender una vela, no que lárguese que acá no damos limosna, qué peligro: eso es maluco para uno, uno se siente mal”.

Igualmente, en el ámbito escolar es notoria la estigmatización o discriminación escolar por ser niño, niña trabajador(a), esto se asocia la mayoría de las veces con las relaciones de conflictividad que se dan entre el mundo infanto-juvenil y el de la sociedad, representado en relaciones entre seres diferentes: jóvenes y adultos, ricos y pobres; las mismas relaciones cotidianas en la escuela entre niños y jóvenes trabajadores con los maestros y otros niños no trabajadores se establecen en principios de conflictividad, representado lo anterior en burlas, miradas inquisidoras, desconocimiento de sus capacidades cognitivas; la respuesta que se percibe agresora es devuelta tarde o temprano con otra agresión, es decir, en los actos violentos según Cervino y Ceballos (20), se ponen en escena diversos imaginarios que nunca son efecto de un sólo sujeto, sino de un juego de interacciones en que se cruzan lenguajes, actos concretos, percepciones e interpretaciones de otras percepciones, en una interacción que siempre tiene al menos dos protagonistas, intérpretes a su vez de unas prácticas o acciones colectivas y de carácter social. “En la escuela por ser un niño que trabaja, algunas veces los compañeros se burlan de uno, y los profesores se la montan o les da mucho pesar y todo eso, todas esas cosas lo hacen sentir mal a uno, como menos que los demás”.

En ocasiones también la escuela no articula ningún mecanismo que facilite la inclusión y permanencia en el sistema de los niños que trabajan y en este sentido es claramente excluyente, por ejemplo en la figura del profesor y también en la de los compañeros (21). El anterior planteamiento es coherente con los hallazgos de la investigación propuesta, en cuanto a que de acuerdo con los relatos de niños y niñas, se da la persistencia de la exclusión relacionada con la falta de mecanismos pedagógicos concertados con los niños y niñas trabajadores para que puedan acceder a procesos de aprendizaje de una manera gradual y de acuerdo con sus intereses y necesidades educativas de carácter más particular, puesto que debido al trabajo, es necesario compaginarlo con las labores educativas que involucren un acompañamiento del profesor de una manera más directa, creativa y afectiva.

CONCLUSIONES

Con base en los hallazgos de la investigación, se vislumbra la necesidad de fortalecer el capital político y social de las familias y los niños y niñas trabajadores para que puedan asumir un rol activo frente a la defensa y garantía de sus derechos. Es por tanto necesario lograr vincular a los niños y niñas trabajadores y sus familias de la comuna San José a las redes sociales que les permitan la inclusión en los espacios de acceso a servicios sociales, de salud, educativos, jurídicos, culturales; en tanto se les reconozcan sus derechos y mediante los procesos de formación, puedan construir capacidades para integrarse posteriormente al mundo laboral y por lo tanto, a otros espacios sociales de manera constructiva.

Potenciar las prácticas y conductas de cuidado con los padres y madres de familia y también con los mismos niños, niñas y jóvenes, que les permita la actualización desde sus experiencias y vivencias, con el fin de apuntar a procesos de fortalecimiento de la capacidad de agencia de autocuidado de esta población y de una ética del cuidado por parte de la familia y la sociedad.

La escuela como espacio de convivencia e inclusión requiere generar prácticas pedagógicas y de relaciones generacionales que tenga en cuenta las particularidades de la población infantil trabajadora, estas prácticas deben estar acordes con la realidad de ellos y ellas, sus circunstancias, potencialidades y así evitar la homogenización en lo educativo y la discriminación y estigmatización en lo social, que llevan a la deserción o al abandono escolar.

AGRADECIMIENTOS

Las investigadoras expresan los agradecimientos a los niños y niñas trabajadores de la Comuna San José de Manizales y sus familias, quienes con sus aportes y participación en la producción de conocimientos, han dado lo mejor de cada uno, en cuanto al reconocimiento de personas con potencialidades, deseos y aspiraciones con miras a una mejor vida y a la construcción de mejores familias y una mejor sociedad.



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