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Hacia la Promoción de la Salud

Print version ISSN 0121-7577

Hacia promoc. Salud vol.15 no.2 Manizales Jul./Dec. 2010

 

FORMAS DE DIÁLOGO ENTRE ACTORES-AGENTES DEL DESARROLLO TERRITORIAL SOBRE POLÍTICAS INSTITUCIONALES RELACIONADAS CON LA POBREZA*

WAYS OF NEGOTIATION BETWEEN ACTOR-AGENTS OF TERRITORIAL DEVELOPMENT ABOUT INSTITUTIONAL POLICIES REALTED WITH POVERTY

FORMAS DE DIALOGO ENTRE ATORES-AGENTES DO DESENVOLVIMENTO TERRITORIAL SOBRE POLITICAS INSTITUCIONAIS RELACIONADAS COM A POBREZA

Elsa María Pérez**

* Este artículo presenta una reflexión científica y social en el marco de la maestría en "Territorio, conflicto y cultura" de la Universidad del Tolima.
** Trabajadora Social. Especialista en Docencia Universitaria y Gerente Docente del programa Paz y Competitividad, Universidad Autónoma de Manizales, Colombia. Correo electrónico: elmape@autonoma.edu.co

Recibido en agosto 23 de 2010, aceptado en septiembre 23 de 2010



Resumen

Objetivo: evidenciar de qué manera los diferentes discursos del desarrollo y de la pobreza se encuentran y desencuentran según las percepciones de una lógica institucional y una racionalidad de las poblaciones pobres frente al orden configurado por el Estado. La investigación se realizó en Manizales, entre 2006 y 2009, frente al programa Confamilias Solidarias de la Caja de Compensación Familiar de Caldas, Confamiliares. Material y Método: el método utilizado, el estudio de caso, permitió el análisis de las lógicas familiares e institucionales frente a la pobreza. Resultados. Los resultados se dan en dos partes: una conceptual y otra social. Conceptualmente, se presenta la construcción de tres categorías de análisis para la comprensión del desarrollo, la pobreza, la apropiación del espacio y la racionalidad de los actores. Socialmente, se presentan las reflexiones de los discursos formales y no formales frente a las prácticas familiares e institucionales en la apropiación del territorio de un programa social. Conclusiones: se presenta la configuración de micro-ordenes (estilos de vida) no contemplados en los marcos normativos o esquemas formales que hacen cada vez más evidente el desarrollo desde abajo en el que el capital social y el capital humano siguen siendo retos en las agendas que pretenden lograr los objetivos del milenio.

Palabras clave

Pobreza, política, familia.

Abstract

Objective: The aim of this paper is to evidence how the different discourses of development and poverty meet and disagree depending on the perceptions of an institutional logic and a rationality of the poor population in view of the order set by the State. The study was carried out in Manizales between 2006 and 2009, within the program supportive Confamilias from the Caja de Compensación Familiar de Caldas, CONFAMILIARES. Material and Method: The method used, case study, allowed the analysis of the family and institutional logic in view to poverty. The results are given in two parts: a conceptual part and a social part. Conceptually the construction of three categories of analysis for the comprehension of development, poverty, appropriation of space and rationality of the actors is presented. Socially, the reflection of the formal and non-formal discourses in view to the family and institutional practices in the appropriation of the territory of a social program is presented. Conclusions: The configuration of micro-orders (life styles) not considered in the normative frameworks or formal schemas which make more and more evident the development seen from the bottom up where the social capital and the human capital continue being remains in the agendas which expect to fulfill the millennium objectives.

Key words

Poverty, politics, family.

Resumo

Objetivo: evidenciar de que maneira os diferentes discursos do desenvolvimento e da pobreza encontraram se e desencontram se conforme as percepções duma lógica institucional e uma racionalidade das povoações pobres frente à ordem configurada pelo Estado. A pesquisa realizou se em Manizales, entre 2006 e 2009, frente ao programa com famílias solidarias da Caixa de Compensação Familiar de Caldas, Confamiliares. Material e Método: familiares e institucionais frente á pobreza. Os resultados dão se em duas partes: uma conceptual e outra social. Conceitualmente, apresentam se a construção de três categorias de analise para a compreensão do desenvolvimento, a pobreza, a apropriação do espaço e a racionalidade dos atores. Socialmente, apresentam se as reflexões dos discursos formais e não formais frente às praticas familiares e institucionais na apropriação do território dum programa social. Conclusões: apresentam se a configuração de micro-ordens (estilos de vida) não contempladas nos marcos normativas ou esquemas formais que fazem cada vez mais evidente o desenvolvimento desde abaixo no que o capital social e o capital humano seguem sendo retos nas agendas que pretendam lograr os objetivos do milênio.

Palavras Chave

A pobreza, política, família.



INTRODUCCIÓN

La recesión económica que el país enfrentó en la segunda mitad de los noventa llevó a que la pobreza pasara del 49,9% al 57,5%, con efectos drásticos en muchas regiones del país, especialmente en la región cafetera donde la situación se agravó con el rompimiento del pacto del café. El Informe Regional de Desarrollo Humano –PNUD, 2004– identifica para la región un deterioro en las condiciones de vida. El ingreso real de las familias cayó y los niveles de pobreza aumentaron.

Los programas de reducción de la pobreza y su intención de integrar las políticas a los territorios han enmarcado los objetivos del milenio como compromiso de los gobiernos y los pueblos. En América Latina, en la última década, diferentes experiencias1 han sido adoptadas con el aval del Banco Mundial y la CEPAL a los estudios y las políticas realizados para tal fin. Cabe citar los estudios de Colombia 2019 y la Misión pobreza – Red de Protección Social contra la Extrema Pobreza (REDEP), creada con el Conpes Social 102 de 2006, para articular las políticas y los programas del País, cuyo objetivo es promover la incorporación efectiva de los hogares más pobres.

Las políticas que se vienen desarrollando en protección social en el país están orientadas a reducir la pobreza y a mejorar la calidad de vida de las familias más necesitadas. Uno de los mecanismos a través del cuales se vienen concretando estas políticas es la asignación de transferencias directas (subsidios a la demanda) a los hogares más pobres. Se parte de que los subsidios otorgados a estas familias les permiten mitigar las consecuencias de situaciones adversas.

Dentro de los programas de asistencia social para la protección de las familias pobres, se incluye el subsidio familiar que administran las cajas de compensación familiar, para apoyar a los trabajadores afiliados con ingresos menores a cuatro salarios mínimos. Como respuesta a las demandas de la política pública y a las problemáticas sociales que enfrenta Manizales, la Caja de compensación de Caldas –Confamiliares– articula sus redes internas y externas para diseñar un programa de inclusión de la población más pobre a los programas sociales que promuevan la cohesión territorial.2

Desde 2006, Confamiliares articula el Sistema de Protección Social, fortalece la promoción social para la reducción de desigualdades y mejora la focalización de subsidios, como retos para la reducción de la pobreza. Por su parte, la Red de Protección Social contra la Extrema Pobreza "Red Juntos" pretende atender a 1.5 millones de familias, y en Manizales desarrolla la prueba piloto del Programa de 5.200 familias.

La incorporación de programas en diferente escala (país – institución) ha demandado un cambio de paradigma en la Política Social. Dentro del sistema de Protección Social, los programas de promoción son de transferencia en efectivo o en especie, dirigidos a favorecer la población que vive en condiciones de privación y vulnerabilidad.

MATERIALES Y MÉTODOS

El método utilizado en esta investigación fue el estudio de caso, con un enfoque cualitativo-interpretativo. Se tomaron los hogares de zonas urbanas de Manizales y Villamaría con mayores condiciones de vulnerabilidad, seleccionados para el programa Confamilias Solidarias de Confamiliares.

Esta delimitación permitió explorar la planeación del desarrollo a través de los programas sociales y las circunstancias, razones y particularidades que describen las condiciones en las que cada actor de desarrollo (institucional – familiar) construye calidad de vida y bienestar.

En la selección, se aplicó una encuesta diseñada con algunos indicadores socioeconómicos que miden pobreza (NBI, ICV y LP) en 633 hogares preseleccionados, clasificando para el Programa aquéllos cuyos ingresos estaban por debajo de la línea de pobreza (536 hogares con 2.659 integrantes, de los cuales 209 tenían ingresos por debajo de la línea de indigencia).

Se tomaron en cuenta las percepciones de los representantes de las familias que reciben subsidio familiar (8 grupos focales, 131 personas de la muestra aleatoria por comunas de los trabajadores) para definir algunos aspectos del programa con los tipos de servicios que esperarían de la Caja para mejorar su calidad de vida.

RESULTADOS

Categorías de análisis

Se presentan tres categorías que dan elementos de comprensión del desarrollo: desarrollo y pobreza, territorio y apropiación del espacio y la racionalidad de los actores, como marco de referencia de las diferentes lógicas de los actores institucionales y familiares. Se aborda el programa Confamilias Solidarias de la Caja de Compensación Familiar como escenario que permite la reflexión en torno a las relaciones de una institución con sus familias beneficiarias y de éstas con la institución.

1. Paradigmas sobre desarrollo y pobreza

Independientemente del paradigma de desarrollo en el que se ubique la reflexión, el modelo económico enmarcado en la acumulación de capital y la industrialización ha generado dinámicas territoriales que producen desigualdades en la distribución de la riqueza y de la tierra, concentración cada vez mayor de población en las ciudades, ampliación del ambiente construido en detrimento del ambiente natural, modernización de instituciones, procesos de planeación con falencias en soluciones a las necesidades básicas, nuevas representaciones sobre el territorio, la región y la ciudad referidas a la comunicación y la información según las exigencias de la globalización y del mercado mundial.

Las desigualdades en las poblaciones de un territorio que explican las situaciones de pobreza son atribuibles al desarrollo capitalista caracterizado por una alta concentración del capital por la clase oligarca que, desde los años veinte, dio paso a la conformación del mercado interno. Este tipo de desarrollo suponía la capacidad de incorporar las relaciones de producción más atrasadas. Sin embargo, el mercado mundial y las formas premodernas en el país profundizaron las desigualdades y la exclusión de amplios sectores sociales ante una producción que combina el desarrollo desde arriba con expresiones de desarrollo desde abajo en las dinámicas sociales de los territorios.

El desarrollo es mucho más que crecimiento económico. Uno de los principales aprendizajes que deja la década de los noventa, es que el crecimiento económico es condición necesaria pero no suficiente para enfrentar exitosamente los problemas de exclusión social. Por eso, es necesario entender el desarrollo en sus dimensiones económica, política, ambiental y social, con una mirada ética, de justicia social, solidaridad y equidad en el reparto de los beneficios.

El desarrollo social integral o desarrollo socio/humanístico entiende que el desarrollo no tiene valor en sí mismo, sino en los seres humanos. Según Ciro (1), Mario Bunge define una correcta comprensión de la sociedad como aquella en la que las dimensiones biológica, económica, cultural y política del desarrollo se potencian de manera sinérgica.

De Franco (2) encuentra que los dos ejes del desarrollo son el capital humano y el capital social, entendido el primero como la capacidad emprendedora y el segundo como las redes sociales, las formas de cooperación y la dimensión política del obrar colectivo. En esta forma, el desarrollo es humano y social, lo cual constituye el sentido último de la política. El desarrollo humano pone en primer plano a la persona, su grupo familiar y sus necesidades, frente a situaciones de exclusión (3) y de pobreza. La satisfacción de las necesidades humanas y la búsqueda del bienestar han sido temas de amplia discusión durante muchos años, tanto en la conceptualización como en su medición.

Entre las diferentes escuelas que han abordado los estudios sobre la pobreza se pueden mencionar la neoclásica, la de Atkison y Bourguignon con una visión sobre la inequidad social de corte consecuencialista; la del Banco Mundial, con un discurso de las actuales políticas públicas; la de Sen y Drèze, cuya visión aborda el individualismo y el liberalismo; la marxista, enmarcada en la visión de la explotación y el socialismo; y una corriente ética como problema moral (4). Según Serrano, esta variedad de perspectivas permite comprender que la pobreza es multidimensional y cambiante en el tiempo, por lo que la aproximación teórica para mirar las causas y soluciones del fenómeno debe integrar elementos objetivos y subjetivos, lo que suele presentar obstáculos en las interpretaciones y los análisis que no hacen fácil llegar a soluciones más o menos claras.

La pobreza implica un análisis de su multicausalidad, de sus propiedades físicas, sociales, económicas, ambientales y políticas de la ciudad y de los lugares donde se presenta y se reproduce. La complejidad de la pobreza y de sus diferentes mediciones (Necesidades Básicas Insatisfechas –NBI–, Índice de Calidad de Vida –ICV–, Línea de Pobreza –LP– e Índice de Desarrollo Humano –IDH) define las brechas entre individuos, familias, comunidades, barrios, ciudades y regiones (5).

Dentro de las diferentes perspectivas sobre la pobreza, pueden mencionarse la que identifica a los pobres con quienes no logran insertarse en las relaciones de producción porque no trabajan o lo hacen ocasionalmente; la que asocia la pobreza con las dificultades para satisfacer las necesidades básicas; la que define la cultura de la pobreza en comportamientos particulares y con actitudes que llevan a reproducir la privación (6); la de Labebns (7), quien define que para ser pobre es necesario carecer de fortuna (clase), de fuerza social (poder), de audiencia y responsabilidad (estatus). Por su parte, Max Neef (8) encuentra que existen varias "pobrezas", de acuerdo con las necesidades humanas que una persona no pueda satisfacer. El autor clasifica dos categorías de necesidades: las existenciales (necesidades de ser, tener, hacer y estar) y las axiológicas (necesidades de subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad).

Actualmente, la comprensión de la pobreza ha identificado tres categorías: la perspectiva del ingreso y de la renta, que considera exclusivamente los requerimientos mínimos; la que se centra en las necesidades básicas como educación, salud y vivienda; y la que la relaciona con la inclusión, las exigencias de una adecuada vida social y la privación relativa. Esta última establece una visión integral y considera a la persona como núcleo para definir la pobreza, según las capacidades más o menos plenas para desarrollarse (9).

La pobreza no es solamente un asunto económico relacionada con ingresos bajos y carencia de bienes materiales, es un problema de capacidades como lo argumenta Sen (10), quien propone que el bienestar no es lo que se posee, sino lo que se consigue realizar con lo que se posee. Al tipo de cosas que se logra con las posiciones Sen lo llama realizaciones y el conjunto de realizaciones logradas indica el modo en el que se vive. Estas realizaciones son evaluadas a la luz de la libertad que otorgan las capacidades.

Se pueden definir cinco tipologías de pobreza (11): los pobres crónicos o estructurales (16% en Colombia); los pobres transitorios o pobres coyunturales con un ingreso esperado a la línea de pobreza (31,3%) categoría en la que se encuentran los pobres hoy no pobres mañana y los altamente vulnerables; los no pobres hoy pobres en el futuro tienen un ingreso actual cercano al de línea de pobreza (6,9% en Colombia); los pobres hoy no pobres en el futuro (16,4%). Los no pobres y los no vulnerables (28,9% en Colombia). El porcentaje de los hogares vulnerables a la pobreza (50,4%) resulta mayor que el de los actualmente pobres por ingreso (47,9%).

El funcionamiento interior de la ciudad y la actuación que ejerce la sociedad en ella, según los tipos de estructuras sociales y urbanas, permiten analizar los procesos de construcción, transformación y consolidación de la ciudad y la sociedad, en función de la satisfacción de las necesidades y de la inclusión de la población en los procesos de desarrollo.

2. Territorio y apropiación del espacio

El territorio como espacio geográfico y como escenario de las relaciones sociales, económicas, políticas y ambientales es espacio físico que demarca las posibilidades materiales y las representaciones sociales del espacio (comuna, barrio, familia), y es, al mismo tiempo, espacio de movilidad para la adaptación de la realidad social y del desarrollo de la población. La territorialización es la apropiación de los habitantes sobre el territorio. Las dinámicas territoriales corresponden a los intereses de acuerdo con la posición que ocupan los actores en una comuna, barrio o institución.

La realidad sociocultural del territorio urbano se evidencia en la apropiación histórica, política, económica, religiosa y cultural del espacio que se habita, en la manifestación heterogénea de los lugares, en la diversidad de los actores sociales y en la multiplicidad de relaciones que configuran el territorio. La historia convertida en vida cotidiana, el transcurrir de los días que permite que esa historia cobre fuerza, se consolida en representaciones sobre los lugares y los estilos de vida. Estas argumentaciones están ampliamente desarrolladas en Velásquez y Nates (12) y (13).

El uso del espacio social y la configuración del territorio son relativamente diferentes. Los ritmos de vida entendidos como movimientos sociales son vertiginosos en los estratos sociales populares y se relacionan directamente con las estrategias de sobrevivencia. Castells (14) dice que hay un predominio de asociación sobre la comunidad, definida por su permanencia en una clase social. El ir y venir de las comunidades marca el comportamiento de los habitantes en los espacios y caracteriza la heterogeneidad social como dimensión del medio urbano, dado que este permite la fluidez del sistema de clases y la tasa de movilidad social, mediante la cual es posible explicar la filiación de los grupos como una condición inestable.

En este sentido, "cada lugar es, al mismo tiempo objeto de una razón global y de una razón local que conviven dialécticamente" (15). La pobreza es un problema global y local en sus dinámicas y en sus dimensiones evolutivas, que influye en la planeación y en la construcción social de los territorios. Allí, la lógica institucional se contrapone a las posibilidades y las lógicas de la población pobre, y los estilos de vida presentan características comunes que definen el desarrollo desde abajo.

De igual manera, los lugares presentan dos aspectos que inciden en la presencia y aumento de los problemas socioeconómicas y político institucionales: "por un lado enfrentan la exclusión de los desarrollos desde arriba y por otro presentan transiciones que sus formas de vida suponen" (16).

La ciudad es un territorio culturizado con un alto grado de diferenciación y complejidad, en cuya existencia se operan cambios y adaptaciones en la organización del espacio. En esa dirección, Wirth sostiene que "el problema básico y sociológico de la ciudad es determinar qué formas de acción y organización social surgen de modo característico en asentamientos relativamente permanentes y compactos de gran número de individuos heterogéneos" (17).

Es en la incorporación de nuevos paradigmas sobre el desarrollo que las condiciones políticas como el neoliberalismo, la globalización de la economía, la geografía cambiante de la industria, el consumo, el empleo y las deudas externas de algunos países de la región han generado diferentes transformaciones en la dinámica del espacio-tiempo de las ciudades (barrios-comunas). Estas transformaciones inciden en los estilos, consumos y ritmos de vida de la población (18). Por lo tanto, las posibilidades para mejorar la calidad de vida de la población están determinadas por el contexto de desarrollo y por las particularidades de los territorios. En esta realidad, los lugares de habitabilidad son receptores de la diversidad de expresiones familiares, vecinales, organizacionales e institucionales del desarrollo propio-local.

3. Racionalidad de los actores del desarrollo

El desarrollo se centra en los actores que participan en él, según las interrelaciones cotidianas en la construcción y la colectivización de su desarrollo y en aspectos propios del territorio que se correlacionan en sus dinámicas con la apropiación y la racionalidad de los actores/agentes del desarrollo, en el agenciamiento de la construcción del nosotros definido en un proyecto democrático.

Alain Touraine (19) define el actor social como un sujeto consciente capaz de actuar en el mundo y que se vincula a los Nuevos Movimientos Sociales como transformador de las relaciones sociales. El actor social es entendido en una perspectiva cultural más que política en la producción de postulados renovadores que penetran la cultura y ganan terreno en una perspectiva emancipatoria. La preocupación de Touraine se refiere a los procesos de emancipación frente al Estado que se supone ligado por necesidad histórica a los grupos hegemónicos.

Para Boisier (20), el actor social es, a su vez, actor del desarrollo, lo cual amplía la visión de Touraine para entender el papel del Estado como actor esencial en el desarrollo endógeno. El mapa de actores que plantea Boisier relaciona la economía con la política y con la cultura, en la que los actores sociales se conciben de una nueva forma.

Visto según estas dos opciones, Ángel (21) define al actor social en función del desarrollo, que integra la perspectiva emancipatoria de Touraine y la de trabajador del desarrollo de Boisier. Amartya Sen se refiere al agente, como el sujeto con capacidad de agencia, es decir, con capacidad de gestión en un contexto de desarrollo concebido como la posibilidad de ganar libertad. El actor social puede entenderse, entonces, como un agente con capacidad de agencia, en una perspectiva emancipatoria, que trabaja en función del desarrollo en un contexto concebido como la posibilidad de ganar libertad. Esta idea de actor/agente se gesta en la racionalidad de los procesos de modernidad.

En el marco de esta categoría, se trata de dar cuenta de los cambios surgidos frente a la racionalidad en la que los actores/agentes del desarrollo inciden en las agendas públicas. Los argumentos expuestos a continuación se sustentan en las ideas de Santos (22) frente a la subjetividad, la ciudadanía y la emancipación, al igual que en la expansión de la ciudadanía, la construcción democrática y de sus reflexiones en torno la pobreza moral, la política amoral y la utopía posible (5).

Según Santos, el proyecto de la modernidad está caracterizado por una tensión entre regulación y emancipación, constituido por el principio del Estado (Hobbes), el principio del mercado (Locke) y el principio de comunidad (Rousseau). Esta tensión ha evolucionado hacia la pérdida de equilibrio en la racionalidad y el exceso de control social llevados tanto en el pilar de la emancipación como en el de la regulación. En el primero, por la hegemonía de las epistemologías positivistas, donde la racionalidad instrumental de la ciencia y de la técnica se desarrolló en contra de las demás racionalidades; en el segundo, por el desarrollo hipertrofiado del principio de mercado en detrimento del principio del Estado y en ambos en detrimento del principio de comunidad (22).

Como contexto de este desequilibrio, Santos parte de la teoría de la política liberal, en la que la aparición de la subjetividad genera antagonismos entre el Estado, la sociedad civil y el contrato social. Por un lado, el Estado tiene por objetivo garantizar la seguridad de la vida y la propiedad de los individuos para continuar la búsqueda privada de los intereses particulares según las reglas propias y naturales de la propiedad y del mercado.

En la sociedad civil, los ciudadanos son idealmente libres y autónomos, el poder del Estado se basa en la aceptación de los ciudadanos y en su obediencia voluntariamente asumida a través del contrato social, con lo cual la subjetividad está por encima de la ciudadanía en tanto los intereses de los individuos cobran sentido cuando pueden participar en la actividad del Estado, mientras que la ciudadanía es reducida al voto, lo cual constituye un retroceso del principio de comunidad al no haber una correspondencia entre libertad y autonomía de los ciudadanos y el poder del Estado. El mecanismo regulador de esta tensión es el principio de ciudadanía que, por un lado, limita los poderes y, por otro, universaliza e iguala las particularidades de los sujetos de modo tal que se facilita el control social de sus actividades y, consecuentemente, la regulación social (22).

Los pasos siguientes a la política liberal se dan en la expansión del capitalismo. La subjetividad y la ciudadanía son analizadas por el marxismo en el surgimiento de los movimientos socialistas, anarquistas, de mutualismo y de cooperativismo obreros. Los derechos sociales y las instituciones estatales dieron lugar a un fuerte desarrollo social que aumentó la burocracia y la vigilancia controladora de los individuos en la medida en que las rutinas de producción y de consumo generaron mayor desintegración y automatización de la solidaridad en las redes sociales.

La crisis de la ciudadanía social ocurre a finales de los años sesenta, a partir de las transformaciones del Estado-providencia, donde se da una revolución de la subjetividad personal y solidaria contra la ciudadanía atomizante y estatizante. Las rutinas de producción y de consumo no dejaron espacio para el ejercicio de la autonomía y la creatividad. Por otro lado, la ciudadanía social y el Estado-providencia transformaron la solidaridad social en una prestación abstracta de servicios.

En los años noventa, la difusión social de la reproducción y el aislamiento político del trabajo producen transformaciones en las interrelaciones de los ciudadanos: en la difusión social de la reproducción, la ganancia de la productividad de los salarios indirectos y el Estado-providencia garantizaba la reproducción social (alimentación, vestuario, vivienda, educación, seguridad social transporte, recreación etc.). En ella, los trabajadores planearon su reproducción social y la de su familia en total libertad y seguridad, sin sujeción a los ciclos económicos o las exigencias empresariales. Por su parte, el aislamiento político de las clases trabajadoras estaba ligado a los procesos socioeconómicos, lo cual llevó a la clase trabajadora a ser considerada sólo como fuerza de trabajo (22).

Las reformas ocurridas en las últimas décadas indican un acento en el interés individual, con la búsqueda de ganancia como principal motivador de las actividades económicas y el mercado como el mecanismo social más eficiente para la asignación de los recursos. Algunos aspectos justificados en las libertades negativas (23)3 han reducido el papel del Estado, han privatizado empresas y servicios estatales, se ha expandido significativamente el sector privado, en el control de la inflación, de estabilidad macroeconómica y de niveles de productividad más elevados.

La política económica neoconservadora en los países de América Latina muestra una particular visión de los derechos sociales y de la ciudadanía frente al componente social en lo que Bustelo (24) define como ciudadanía asistida, que si bien ha contribuido a la economía, hay un gran vacío en la contribución de lo social donde muchas personas no se encuentran insertas o deben realizar grandes esfuerzos para mantenerse en la red de relaciones económicas, sociales, políticas y tecnológicas para mejorar o mantener su calidad de vida.

Es en este panorama en el que el actor/agente se construye como sujeto individual o colectivo, ante una racionalidad dada por su proceso histórico en el que la democracia y la ciudadanía cobran una dimensión política en tensión con el Estado y el mercado.

DISCUSIÓN

Reflexiones de los discursos formales y no formales en torno a las prácticas institucionales y familiares en la apropiación del territorio de cada actor social

Vistas las tres categorías anteriores, la reflexión se centran en analizar el panorama en el que el actor/agente se construye como sujeto individual y como sujeto colectivo, ante una racionalidad dada por su proceso histórico en el que la democracia y los aspectos de la ciudadanía se tensionan con el proyecto colectivo del desarrollo.

El Estado plantea sus políticas públicas sociales y económicas como respuesta a un orden global y local. Estas políticas responden a lógicas diferentes, según se adapten o se combinen con las lógicas de los otros actores. La lógica de las comunidades, sin embargo, no siempre responde a los intereses del Estado al no haber coincidencia de perspectivas o de intereses sobre el lugar en el cual el actor/agente ciudadano construye el proyecto que el actor Estado pretende.

Manizales está construida por cuatro tipos de actores: las entidades públicas del Estado, la empresa privada, las organizaciones de la sociedad civil y la población. En un territorio que se ordena con una planeación formal (con esquemas de poder de quienes piensan el desarrollo del país, que se define como desarrollo desde arriba) e informal ante los procesos sociales en los que la apropiación del espacio no incluye los órdenes establecidos y las formas de la planeación pueden no coincidir con las físicas (desarrollo desde abajo). Ante esto, los diferentes discursos del desarrollo y de la pobreza responden a las percepciones de una lógica institucional y una racionalidad de las familias pobres frente al orden establecido y configurado por el Estado a través de sus políticas.

1. Contexto institucional-familiar de un programa social

A continuación se describen los criterios orientadores del programa de desarrollo social "Confamilias Solidarias". Esta descripción se enmarca en el radio de acción del pilotaje del programa (2006 -2008), es tomado como estudio de caso y permite explorar la planeación del desarrollo institucional a través de la implementación de programas y servicios sociales. En este sentido, el propósito del programa está fuertemente articulado a las políticas públicas en cuanto pretende disminuir las condiciones de vulnerabilidad y mejorar los niveles de vida de las familias más pobres afiliadas a la caja de compensación. El programa se ajusta a las demandas de los servicios subsidiados (subsidios, educación, recreación, vivienda, créditos y promoción social) en un sistema integrado.

En la construcción del programa, se tuvieron en cuenta los principios y las estrategias de los programas para la reducción de pobreza en Latinoamérica; la ampliación de las oportunidades y el desarrollo de las capacidades; la focalización de los beneficiarios; la articulación de la oferta social; la familia como unidad de intervención; los subsidios condicionados, y la participación activa. El diseño, la selección de afiliados beneficiarios, la implementación y el monitoreo y evaluación del programa se definieron de acuerdo con la Ley 782/2002, por la cual se regula el sistema de protección social para dar respuesta a las agendas mundiales que hacen posible el logro de los objetivos del mileno en la reducción de las condiciones de pobreza de los territorios.

La institución parte de conocer el panorama del Desarrollo Humano en Caldas, como el contexto en el que habitan muchas de las familias que acceden a los diferentes servicios subsidiados de la Caja y, particularmente, al área de subidos, considerado como un termómetro de la crisis económica y social del país por los datos que maneja sobre los trabajadores de las empresas.

La contrastación de la información institucional con la del "Análisis Demográfico y Diagnóstico Social de Caldas" (25) muestra el estado de vulnerabilidad de la población y ubica a Manizales como la región donde la canasta de alimentos es más costosa que en otros lugares del país. La educación de la población y el acceso o permanencia de los estudiantes en los centros docentes se han visto afectados por las dificultades económicas. Como estrategia de supervivencia frente a la pobreza y a situaciones de desempleo, separación y movilización, aparece la familia extensa, sobre todo en los hogares más pobres. Respecto a la conformación de la familia en Caldas, se ha podido establecer la prevalencia de la familia nuclear. El maltrato infantil es uno de los problemas que más afecta a las familias con severas repercusiones en la sociedad, y al que Caldas no es ajeno.

Adicionalmente, la institución consultó el Estudio sobre Evaluación Nutricional en Caldas de los niños y las niñas menores de 5 años. Se encontró que los niveles de desnutrición (crónica, aguda y global) están por encima del promedio del país. Además, que la desnutrición crónica, producto de las dificultades socioeconómicas, empieza en edades más tempranas, lo cual representa un problema de salud pública, pues esta circunstancia produce mayores dificultades en el crecimiento y desarrollo de la persona, y la disminución ulterior de las capacidades.

Con base en este panorama, la implementación del programa tuvo en cuenta aspectos de orden nacional para el beneficio de los programas sociales (SISBEN) y construyó sus propios criterios de focalización para caracterizar la población beneficiaria. En la preselección, se identificaron los trabajadores beneficiarios del subsidio familiar con ingresos inferiores o iguales a un salario mínimo (24.715 afiliados) y se les asignaron puntajes de vulnerabilidad de acuerdo con cinco criterios: actividad económica (afiliados de los sectores de reciclaje, servicio domestico, construcción y agricultura), tamaño familiar (hogares con cuatro o más personas a cargo), presencia de personas a cargo con discapacidad, presencia de niños menores de 6 años y presencia de adultos mayores de 60 años. Para la prueba piloto, se tomaron los hogares de zonas urbanas de Manizales y Villamaría con mayores condiciones de vulnerabilidad (809 hogares).

Se tomaron en cuenta otros indicadores para una lectura integral sobre la realidad de los beneficiarios. Sin embargo, se privilegia el indicador de insuficiencia de ingreso o línea de pobreza, definido por Amartya Sen, como el indicador que más permite acercarse a las condiciones de pobreza por las que atraviesan las familias. Se destaca el promedio de integrantes por hogar y la suficiencia de ingresos tomando como referencia la línea de pobreza nacional ajustada con el IPC del año 2006 (línea de pobreza $259.170 y línea de indigencia $102.634), en la que se evidencia un promedio de 5,7 integrantes por familia que reciben subsidio familiar (en pobreza 5,3 y en hogares con indigencia 6,3 integrantes), con ingresos per cápita mes de $621.051 (en hogares con pobreza $162.277 y en hogares en indigencia de $82.956). En cuanto al ingreso per cápita del hogar asignado al mercado mes se identificó un total de $43.847(en pobreza $49.771 y en indigencia $34.650).

De acuerdo con estos datos, el tipo de pobreza de los beneficiarios de la Caja de Compensación Familiar corresponde a una pobreza de tipo transitorio con ingresos esperados a la línea de pobreza (no pobres hoy, pobres mañana o pobres hoy no pobres mañana) en cuanto hay un ingreso para satisfacer algunas necesidades de la canasta de bienes y servicios y en tanto es condición trabajar en una empresa para ser beneficiario de la Caja de Compensación y del programa.

La estrategia diseñada se basa en un Plan Básico de servicios pensado para ampliar las oportunidades de las familias a través del acceso preferente a servicios de promoción social, nutrición, educación y recreación; la divulgación y orientación para el acceso a los servicios de vivienda, créditos, subsidios de Confamiliares y de la red institucional del departamento; el acceso preferente para las familias es condicionado a la asistencia en los eventos formativos y al control del programa. Comparado con el actual esquema de la política para reducción de pobreza (9 dimensiones del desarrollo y 54 logros que deben cumplir las familias beneficiadas), se pueden interpretar los servicios del Plan Básico como las dimensiones del desarrollo en las cuales se puede influir en la mejora de la calidad de vida, según las capacidades de la oferta de servicios de la institución.

Operativamente, las familias seleccionadas se organizan en ciclos y grupos, de acuerdo con capacidades de infraestructura y prestación de los servicios institucionales, con base en la configuración territorial y en la unidad de servicios más cercano a la institución (unidad de servicios de la Asunción, unidad de servicios del Centro, unidad de servicios Versalles). Los servicios se activaban en el primer mes de asistencia al programa e incluían bono para alimentos, valoración nutricional y acceso preferente a las matrículas en servicios de educación y escuelas de formación deportiva. Los bonos nutricionales se entregaban cada dos meses de acuerdo con el seguimiento de asistencia, los servicios de educación, recreación y orientación familiar, con un descuento del 90% sobre la categoría del carné de afiliación. Los demás servicios son subsidiados en un 100%. El programa asegura un subsidio y acompañamiento en los servicios ofrecidos por 24 meses (26).

La evaluación del programa, realizada en 2008, fue un logro de las estrategias para mejorar la calidad de vida a través de la medición de los indicadores económico-sociales. Esto se sustenta en los datos que a dos años de ejecución del programa permiten evidenciar que las variables de los indicadores que miden pobreza, logran impactar de manera positiva la configuración del desarrollo de la familia y sus integrantes, según una perspectiva del ingreso y de la renta y conforme la satisfacción de algunos mínimos sobre las necesidades (nutrición, educación, recreación) en las que se hacen posibles algunos satisfactores en la vida social. Sin embargo, aquellos indicadores relacionados con el seguimiento del proceso (asistencia y participación activa a procesos formativos), uso y manejo de los procesos de participación y la dinámica familiar no fueron tan significativos (26).

Si bien se evidenció un amplio número de familias (71,6%) que lograron mantenerse en el tiempo establecido por el programa, no todas recibieron en su totalidad los beneficios del plan básico, ni todas generaron el cumplimiento que se esperaba en los procesos formativos y la problematización de la información. La deserción de muchas familias (28,4%) y las razones de ésta, al igual que el tipo de participación y la transformación esperada, son razones que llevan a entender el territorio y las perspectivas de los actores, según aquellos aspectos que los definen como pobres y según las particularidades que el capital social demanda para mejorar las condiciones de vida.

Los anteriores datos permiten pensar que, pese a que se advierte una mejora en la calidad de vida en muchas familias, la racionalidad de quienes reciben los beneficios es diferente a la de la institución, lo cual conduce a recibir los subsidios de una manera que no responde a la intención institucional, de modo que el subsidio se consume y no siempre se obtienen los objetivos esperados. Esa racionalidad se configura en el territorio y no siempre es interpretada por la racionalidad institucional de una manera que permita construir agendas asumidas según los intereses de todos los actores.

2. Territorio y apropiación del lugar

El ordenamiento y la planeación del territorio pretenden dar respuesta a las necesidades sociales, pero las instituciones presentan dificultades para problematizar en las poblaciones las situaciones que afectan la participación activa y la movilidad social para la construcción de cambios. Pues las formas como los actores/agentes del desarrollo (institución-familia) conciben y viven la pobreza, construye prácticas que potencian o inhiben las capacidades para entender y salir de ésta.

En Manizales, la administración de los espacios físicos de la ciudad ha definido las comunas y los barrios. Los procesos de urbanización, sin embargo, se han presentado en diferentes tiempos y formas (invasiones espontáneas, autoconstrucción y programas de vivienda social), lo que permite la diferenciación de espacios comunales, formas de vivir y procesos de marginalización propios y específicos de la ciudad. Estos lugares de habitabilidad pueden caracterizarse por economías informales, unidades de subsistencia o de producción simple y unidades de producción ampliada, configurados en barrios populares con arquitectura dispersa, con concentración de población definida por estratificación, con buenos o malos equipamientos colectivos, lugares estigmatizados donde los círculos de pobreza y la situaciones de conflicto socio-económico y político-institucional pueden aumentar por falta de cohesión y diferenciación social.

Las intervenciones suelen darse en la territorialización de las instituciones, en la división político administrativa que la ciudad le determina y no necesariamente en el lugar de habitabilidad de las poblaciones pobres. La ejecución del programa Confamilias Solidarias se dio en las unidades de servicios de la institución, lo cual dificultó la participación de algunas familias por la lejanía de sus barrios respecto a la unidad de servicios de la institución. Además, en ocasiones, el lugar y la jornada de trabajo dificultaron la participación al no ser consideradas estas variables.

No necesariamente una comuna se define como pobre, pero sí hay conjuntos de barrios que pueden caracterizarse como tal. La división administrativa de Manizales tiene un criterio de divisiones territoriales que no necesariamente permite una planificación del desarrollo respecto a la pobreza, la inclusión y los objetivos del milenio. Quizás una homogenización por barrios permitiría una mejor caracterización e intervención de las instituciones.

En este caso, la Ciudadela del Norte, San José y la Macarena son vistas como vulnerables, en tanto la comuna La Fuente y la Universitaria, si bien presentan similares características en algunos barrios, son diferenciadas por el menor número de estos en situación de pobreza al igual que las comunas de la Estación, la Ecoturística, Cerro de Oro y Tesorito.

En el microcontexto, el barrio, la cuadra, la casa (unidad territorial) construyen dinámicas particulares con respecto a la ciudad, que es heterogénea en relación con las especificidades de cada lugar de habitabilidad. La vida cotidiana se da como resultado de realidades individuales y colectivas en las que se comparten espacios y tiempos configurados alrededor de la sobrevivencia y el establecimiento de condiciones, más o menos adecuadas a las necesidades del contexto social en el que se vive.

Qué es y quién es pobre responden a la forma y el lugar en el que se vive y en el que se concibe esta situación, ya sea mediante las acciones de las políticas en torno a la planeación y el ordenamiento de los territorios o según las prácticas de las familias que responden o no a los intereses formales. La manera en que las familias se incluyen y participan en los programas de desarrollo social está mediada de manera implícita por los intereses y posibilidades individuales y colectivos de las familias en un contexto determinado por el lugar de habitabilidad, que puede incluir el interés o no de los programas institucionales. Los espacios familiares, los tiempos laborales, los tiempos de festividades y de religiosidad son aspectos muy difíciles de manejar en las instituciones.

La configuración de la pobreza y las posibilidades para combatirla pueden responder a las estrategias de las instituciones y a las capacidades y posibilidades de las familias en el territorio. Sin embargo, algunos aspectos de orden territorial pueden producir un discurso funcional y cotidiano del mercado. Los trabajos fluctuantes que definen una economía de sobrevivencia familiar influyen en la representación de bienestar y en el alcance de logros.

Hay un nosotros que se adapta, que se mezcla, que deja vacíos y produce ideales frente a las oportunidades que el entorno propicia. Los aprendizajes de la funcionalidad institucional y familiar frente al desarrollo terminan homogenizando las maneras de reducir la pobreza según la política institucional, que no siempre está de acuerdo con la apropiación que la población pobre hace de estos programas en función de su desarrollo.

3. Perspectivas familiares e institucionales

Las percepciones de la población pobre en torno al desarrollo y la pobreza son concebidas según la ocupación remunerada, pues se es pobre y se siente la pobreza cuando no se cuenta con empleo. La población en edad de estudiar estudia, pero dentro de las prioridades de las familias se quiere mejorar la que actualmente se tiene. Las familias que pagan arriendo desean obtener vivienda propia, las que cuentan con vivienda quieren mejorarla. No obstante, algunas familias no cumplen con los requisitos para acceder a planes de vivienda o a créditos; no todos los integrantes de una familia cuentan con seguridad social, y tienen que asumir el costo de quienes no la tienen, lo que afecta la satisfacción de otras necesidades; los ingresos están condicionados por el número de integrantes y por el grado de satisfacción que dichos ingresos proporcionan a las necesidades (26).

En este sentido, parece preexistir una necesidad, según las expresiones y lenguajes funcionales, de establecer el orden no establecido en las comunidades, buscando que las familiares se adapten, y cumplan con las disposiciones institucionales para recibir los beneficios. Sin embargo, las particularidades individuales y colectivas de cada barrio establecen otros micro-órdenes o maneras de interpretar y aprovechar los acontecimientos brindados por las instituciones en su propia forma de asumir, vivir y percibir la pobreza en la que no es claro el lugar donde ese actor social se define y piensa para salir o incluirse en ese orden (lugar, discurso y práctica) definido para ser o no pobre.

Las familias pobres de tipo coyuntural que reciben beneficios de un programa social como el de Confamiliares, generalmente tienen una condición de permanencia de inclusión y de exclusión. De permanencia y exclusión de acuerdo con las fluctuaciones del empleo en algunas empresas de la ciudad, con tiempos de empleabilidad de tres o cuatro meses, y con una permanencia en la institución de cinco años o menos. Esta variable influye en la continuidad para recibir beneficios o estar integrado a los programas y en la movilidad residencial y barrial.

La inclusión de las familias en los programas se define por su capacidad para adaptarse a las condiciones exigidas en el cumplimiento de requisitos considerados como corresponsabilidad y por el manejo de la información que en algunos casos es adaptativo a las metas de los programas y en otros casos es articulado con el interés familiar o individual para mejorar cierta condición que de no estar en el programa sería más difícil de conseguir (servicios de educación técnica, escuelas de formación deportiva, bonos nutricionales y asistencia psicológica). La estimación de los programas formativos depende, en buena medida, del nivel educativo y económico de la familia.

Según estas interpretaciones, la dinámica del empleo local hace de la ciudad el escenario para varios contrastes potencialmente conflictivos ante la solución de las necesidades diarias como movilizar cambios ante los problemas sociales, reproducir y configurar otros problemas en los lugares de habitabilidad, pues el desarrollo se presenta en torno a la necesidad, la capacidad y la posibilidad del sujeto en las particularidades que le presenta y representa el espacio territorial.

Los actores familiares e institucionales demarcan puntos de encuentro, desencuentro y adaptaciones bajo el interés, la finalidad y el territorio donde el tejido social y el capital social parecen fragmentados en la noción de desarrollo de cada actor. Un constante devenir en las apropiaciones sobre progreso y desarrollo, pues parece haber un vacío, al no encontrarse una definición que integre el "afuera" de quienes planean y ordenan los territorios con el "adentro" de quienes sienten y viven la pobreza; un espacio homónimo, en la medida que las políticas y la apropiación del espacio urbano termina homogenizando una idea general del orden que busca el Estado a través de sus instituciones para reducir las condiciones de vulnerabilidad.

Los aspectos socioeconómicos de las familias, en una economía fluctuante de la población espacialmente localizada en los barrios más pobres, es considerada por la institución como una dificultad de la población para pertenecer los programas institucionales, si no hay de por medio subsidios que les garanticen la inclusión en los beneficios del desarrollo.

La producción de sentido de las familias está impregnada por el consumo, en tanto se convierte en una propiedad exclusiva de cada quien y en las posibilidades con las que se puede contar para desarrollar logro, habitar y ser en su territorio según las condiciones que le da su ingreso, en ocasiones con fronteras que no permiten en los habitantes de una misma comuna, de diferentes barrios o de diferentes comunas con límites cercanos, tener una misma concepción de lugar o de ciudad, lo que incide en la intervención.

Las condiciones de tipo político-institucionales suponen que la racionalidad y el sentido de su población beneficiada pueden ocultar la organización, la participación y la articulación a programas sociales en la justificación de la movilidad a otros espacios que representen otro tipo de desarrollo mejor o peor al actual. Hay mayor dificultad para sentirse articulado a los programas sociales ante la falta de tiempo que el mercado laboral ofrece y para la interacción en las relaciones familiares, vecinales e institucionales de la comunidad. Cada vez más, los trabajadores expresan el poco tiempo que tienen para otras actividades diferentes a las del trabajo, lo cual conduce a cambios de turno o dejar de recibir remuneración si se decide participar en los programas institucionales.

Los esfuerzos se centran en las estrategias político-institucionales para alinearse a los esfuerzos mundiales que minimicen las condiciones de pobreza, pero hay mucho por descifrar en las racionalidades de tipo socio-económico de los trabajadores con ingresos por debajo de la línea de pobreza que permitan incorporar variables para rastrear la manera como inciden los acontecimientos de la vida cotidiana en la interpretación de las relaciones que se tejen en el mapa físico y mental de la pobreza.

CONCLUSIÓN

Los escenarios para concretar estrategias que contribuyan al logro de los objetivos del milenio necesariamente están impregnados por aspectos formales e informales en los que la concreción de agendas (asumidas como programas, estrategias, encuentros, reuniones, procesos formativos) bajo inte-reses comunes, se torna de gran importancia ante los diversos y complejos estilos de vida familiar e intervenciones institucionales que el territorio manizaleño presenta. Desde este punto de vista, los lenguajes y las estructuras mentales de los actores del desarrollo podrían encontrase en las apuestas democráticas de la ciudadanía, lo cual implica un devenir constante para evidenciar la diferencia entre las lógicas formales e informales no asumidas por los marcos normativos existentes.

En este sentido, los contenidos de las políticas públicas en Manizales están direccionados por políticas neoconservadoras y bajo esquemas de participación asistida. Este tipo de políticas escamotean el empoderamiento, que es un reto para que surjan las condiciones político-institucionales y socio-económicas de la participación de la ciudadanía en lo público.

La racionalidad de los actores/agentes del desarrollo demanda constantes análisis para ser descifrados. Los desarrollos desde abajo son desarrollos de sobrevivencia, los movimientos de desarrollo desde arriba son decisiones de ideas.



NOTAS AL PIE

1 Chile solidario, Guate solidario, sistema de protección social de Panamá, Programa abrazo de Uruguay, Programa de transferencia condicionada de Paraguay, entre otros.
2 La autora de este artículo trabajó durante tres años, desde 2006 a 2009, en el diseño, ejecución y evaluación del programa con un equipo interdisciplinario, y los datos presentados en este trabajo responden a las reflexiones que cada fase produjo, pero no necesariamente se ajustan a la visión institucional.
3 Para ampliar el concepto, ver Bauman (21).

AGRADECIMIENTOS

La autora agradece a los compañeros de maestría "Territorio, cultura y conflicto" de la Universidad del Tolima. Al sociólogo Fabio Sandoval por sus cuestionamientos y aportes. A Darío Ángel por la dedicación y por ser un buen apoyo en la construcción teórica de este artículo.



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