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Hacia la Promoción de la Salud

Print version ISSN 0121-7577

Hacia promoc. Salud vol.16 no.2 Manizales July/Dec. 2011

 

EDITORIAL

La salud ocupacional incursiona en la esfera propia del hombre desde que se tiene conocimiento de su existencia. Así, desde tiempos remotos, el hombre en su desarrollo evolutivo inició su relación con la naturaleza por medio del trabajo y tuvo conocimiento que ciertas actividades laborales eran lesivas y que le causaban daño a su salud e integridad física, mental y social.

Es importante analizar el trabajo humano desde sus concepciones históricas para entender su significado y las consecuencias que ha producido su desarrollo. En la Grecia clásica el trabajo fue considerado por filósofos como Platón actividad digna de esclavos; la misma tradición judeo-cristiana lo asoció el con el pecado y la condena al interior de la sociedad feudal, hasta la aparición del trabajo libre y la figura del obrero como fuente de todo valor con el inicio del capitalismo. Es por esto que la salud ocupacional no era una preocupación para las sociedades feudales y del capitalismo inicial, en razón a la subvaloración atribuida al mismo trabajo.

En la fase de la revolución industrial se relacionan las condiciones de las fábricas, las cuales eran extremadamente insalubres e inseguras, en las que se contrataban niños y niñas y preferiblemente mujeres, por ser fuerza de trabajo a bajo costo para las actividades en las que se requería minuciosidad, dedicación especialmente para la industria textil. Igualmente trabajaban en extenuantes jornadas lo que originó un deterioro de la calidad de vida de esta masa de trabajadores.

La evolución del trabajo ha traído consigo que cada vez sean menores las exigencias físicas para los trabajadores, pero la forma en que el trabajo actual se organiza lleva en muchos casos a una parcialización, aislamiento personal, social y psicológico, que despoja de todo incentivo a la persona, el trabajo se convierte así en una imposición o en un número de piezas a ensamblar, y en la cual lo único que la persona posee, es su fuerza de trabajo para vender y así lograr obtener el sustento para él y su familia.

De acuerdo con la OIT (Organización Internacional de Trabajo), diariamente mueren un promedio de 5.000 personas en el mundo a causa de accidentes o enfermedades en el trabajo, esto equivale a un total de entre 2 y 2,3 millones de muertes relacionadas con el trabajo. De esta cifra, unos 350.000 son accidentes mortales y entre 1,7 y 2 millones son enfermedades mortales. Además, cada año los trabajadores sufren unos 270 millones de accidentes que causan ausencias de más de 3 días al trabajo y unos 160 millones de enfermedades no mortales. Lo anterior, es sólo una muestra que permite evidenciar que inevitablemente la salud de los trabajadores ha estado ligada al proceso productivo, la valoración del trabajo y a los desarrollos socio-políticos de las comunidades. En este sentido, es pertinente redimensionar el campo de la salud ocupacional como eje que se orienta fundamentalmente hacia las acciones en promoción, protección de la salud de los trabajadores, a la generación y mantenimiento de un medio ambiente de trabajo seguro y saludable; así como al fomento de la adaptación del trabajo a las capacidades de los trabajadores, teniendo en cuenta sus condiciones de salud.

Es bien conocido que todo trabajo lleva implícito un riesgo inherente a la naturaleza misma de la ocupación y al ambiente donde ésta se ejerce, por tanto, la magnitud y variedad de los problemas que enfrentan los trabajadores, requiere de un enfoque interdisciplinario e intersectorial. Lo anterior, lleva a que una amplia gama de profesionales se articulen alrededor de la salud ocupacional, incluidos médicos, enfermeros, ingenieros, psicólogos, diseñadores industriales, entre otros y su tendencia es hacia la movilización de sus competencias para hacer intervenciones más adecuadas en la solución de la problemática en salud ocupacional en el ámbito empresarial. De lo anterior, se deriva la necesidad de privilegiar el componente de educación y formación de estos profesionales, además de empresarios, agentes gubernamentales, trabajadores y sociedad civil en el área de la salud ocupacional, como elementos fundamentales en la promoción de la salud en el trabajo y en la prevención de los factores de riesgo ocupacionales. Este es el reto en la era de la globalización y el tiempo marcado por la incertidumbre y el auge de la sociedad de la información

MARÍA EUGENIA PICO MERCHÁN
Enfermera. Magíster en Educación y Desarrollo Humano.
Docente Departamento de Salud Pública.
Integrante del Grupo de Investigación en Promoción de la Salud y Prevención de la Enfermedad
Universidad de Caldas

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