INTRODUCCIÓN
El alcohol es la sustancia psicoactiva de consumo abusivo que mayor prevalencia presenta en el mundo, y por lo tanto es la que genera mayor morbi-mortalidad en este grupo de drogas. El último estudio global realizado oficialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y referido al alcohol como problema de salud, data del año 2014. Según esos datos, en el mundo cada año mueren aproximadamente 3,3 millones de personas por consumo abusivo de alcohol, lo que equivale al 5,9% de todas las defunciones por todas las causas 1. En el análisis de costos económicos y costos para la sociedad, existe una estimación sobre las pérdidas para países de ingresos altos y medios, que se calcula en el 1% del PBI 2. Aproximadamente, el 75% de la población se expone a los perjuicios causados por el consumo nocivo de alcohol del 4,3% 3.
Si nos centramos en la región de las Américas, los datos son peores, en cuanto esta región consume más alcohol que el resto del mundo en promedio 4. En las Américas ocurre una muerte cada 100 segundos con intermediación del alcohol, contribuyendo a más de 300000 defunciones anuales. La carga de enfermedad en la región es mayor que el promedio mundial, ascendiendo a 5,7% 4. Los varones son los que corren mayor riesgo. En 2010, el consumo de alcohol fue el sexto factor de riesgo en las Américas de Años de Vida Ajustados en función de la Discapacidad (AVAD) 5.
Los adolescentes son identificados como uno de los grupos más vulnerables en relación al consumo de alcohol 6. Una parte de esa vulnerabilidad está en las condiciones inherentes a la edad que aparecen como factores predisponentes de un consumo nocivo, y también a aquellas situaciones que se derivan del proceso socio-psicológico que atraviesan las personas entre los 10 y los 19 años. La literatura al respecto coincide en ciertos macro-factores que son motivadores del consumo entre los adolescentes: hedonismo, búsquedas personales o surgidas del grupo de pares, exploración de experiencias diversas, redefinición de la identidad e integración grupal a través de rituales de ocio 7. Un modelo más complejo, pero a la vez más holístico, plantea diversos niveles determinantes del consumo de alcohol 7: lo intraindividual (genética, predisposiciones individuales, factores motivacionales), los factores microsociales (refuerzo social, redes, modelos negativos del grupo de iguales o familia, presión social), lo individual (rasgos de personalidad), los factores de carácter contextual (modelado sociocultural, inercia social, disponibilidad de alcohol, publicidad), y la acción de los mecanismos de control (sociales, políticos o fácticos).
La vulnerabilidad y las consecuencias a largo plazo configuran al problema como de salud pública. Y la epidemiología acompaña la preocupación. En datos estadísticos mundiales, el 34,1% de los adolescentes entre 15-19 años son bebedores habituales, con diferencias significativas entre las regiones: en Europa lo es el 69,5% y en la región del sudeste asiático sólo un 8,2% 1. El mismo rango etario presenta mayor prevalencia de consumo episódico excesivo de alcohol que los adultos, siendo 11,7% para los adolescentes y 7,5% para el resto. Las diferencias de género son más evidentes en los consumos episódicos excesivos, donde la prevalencia es del 16,8% entre varones de 15-19 años y de 6,2% entre mujeres de la misma edad. La región europea, si bien registra los valores más elevados de consumo entre adolescentes, presenta tendencias decrecientes en varios países 8.
Para la región de las Américas, la OMS identifica que el 52,7% de los adolescentes entre 15-19 años del continente son bebedores regulares de alcohol 1, y la mayoría ha probado por primera vez el alcohol antes de los 14 años 4. Ante la pregunta de la Encuesta Mundial de Salud a Escolares sobre haber tenido síntomas de borrachera alguna vez, el 20% de las adolescentes mujeres lo afirman y el 28% de los varones de la misma edad 9. Distinta son las cifras con consumo episódico excesivo, donde los varones entre 15-19 años presentan una prevalencia de 23,2% y las mujeres de solo 5% 4. El alcohol es considerado el principal factor de riesgo de muerte entre las edades de 15-19 años, con una tasa atribuible de mortalidad para ese grupo etario de casi 80 muertes cada 100000 habitantes 5. En 2010, por ejemplo, unas 14000 defunciones de niños y adolescentes menores de 19 años en América fueron atribuibles al alcohol 4.
Hay coincidencia en que estamos presenciando un paso del consumo tradicional (asociado a la comida) hacia el consumo recreativo de alcohol, con grandes ingestas en poco tiempo, en un ambiente ritualizado de pares y exposición social 10. Los adolescentes viven con mayor intensidad la ritualización en lo nocturno 11, en dos ambientes básicos: la previa y el boliche12. A lo nocturno se agregan los festejos colectivos (eventos deportivos, recitales de música) 13, que evidencian la importancia de la tolerancia social que está detrás de los nuevos patrones. El consumo de alcohol suele asociarse a estados de euforia, a una valentía para tomar decisiones, a la capacidad de iniciar relaciones sexuales, y a la estimulación de la creatividad intelectual 14,15.
La tolerancia social percibida entre los adolescentes tiene un medidor indirecto en una variable: las expectativas hacia el alcohol 16. Mediante un instrumento diseñado a tal fin se pueden valorar los aspectos positivos y negativos que los encuestados anticipan como posibles resultados de su consumo de alcohol 17. Al inicio cronológico del consumo, tienen mayor peso las expectativas positivas hacia el alcohol, como la interpretación de que es un facilitador social, y por lo tanto sirve para mejorar las relaciones sociales 18. Las expectativas negativas son más importantes cuando aumenta la edad de los adolescentes y aumenta el tiempo que llevan bebiendo 19.
Las políticas públicas de regulación también juegan un rol en el moldeado social que puede favorecer o no el consumo adolescente de alcohol. Clásicamente, las políticas públicas de salud pueden actuar sobre los siguientes aspectos: disponibilidad de la sustancia, aceptabilidad o tolerancia social, precio de la sustancia y servicios de asistencia 20. La disponibilidad es regulable mediante leyes sobre los puntos de venta o la edad mínima para el expendio; la tolerancia social se disminuye dificultando la ingesta en espacios públicos, con prohibiciones de consumo en vía pública, límites en el alcohol al conducir y con campañas publicitarias; el precio de la sustancia es regulable mediante gravámenes e impuestos, o con escalonamientos según la graduación alcohólica de la bebida; y los servicios de asistencia, si bien no son preventivos, pueden valerse de líneas telefónicas para asesoramiento 21. El contrapeso de las políticas públicas son los intereses económicos poderosos que intervienen negativamente desde la industria del alcohol comercial 22.
Los factores que más se consideran influyentes como promotores del consumo son los relacionados a la red social más íntima del adolescente. El estudio de Espada, Pereira y García-Fernández ordena por importancia a los amigos, hermanos y padre 23. La variable influencia de los amigos parece ser el mejor predictor de consumo 24, y por lo tanto, resulta ser uno de los pilares fundamentales para planificar estrategias que prevengan el consumo problemático. Estudios con adolescentes no consumidores de alcohol confirman que la habilidad para ser resistentes a la presión de pares es un factor protector 25. La resistencia a la presión, mediante el desarrollo de habilidades vitales en esa dimensión, aparece como una de las estrategias más eficiente con adolescentes 26,27.
Podríamos decir que, a nivel general y mundial, el perfil de consumo de alcohol adolescente es el siguiente: adolescentes de mayor edad (mayores de 14 años), que tienen amigos o hermanos que consumen 28, y que perciben el alcohol como una droga no peligrosa 29. Complementa este perfil el hecho de que cada vez hay menos diferencias inter-género, y que cada vez es más frecuente el consumo episódico excesivo o binge drinking (primordialmente en fines de semana) antes que el consumo continuado diario semanal.
La complejidad de la situación y del problema de salud pública que se constituye como tal, hace imprescindible propender a clarificar la disponibilidad de estrategias ya existentes, al menos en una primera aproximación, para que los tomadores de decisión y partes intervinientes puedan elaborar políticas y acciones que se sustenten en evidencia. En general, los artículos disponibles en la literatura abordan un programa en particular para evaluarlo (artículos solo sobre habilidades para la vida, o solo sobre el programa STAR, por ejemplo), o se concentran en un ámbito específico de la prevención (solamente estrategias escolares o familiares, o el abordaje legal). También hay otro grupo de artículos que plantean la prevención del consumo problemático de alcohol en la población general, sin diferenciar entre adolescentes y adultos. Esta revisión, en cambio, pretende reunir en un mismo lugar las diferentes estrategias preventivas, a fines de poder clarificar el panorama, y a la vez aportar a una visión intersectorial y transversal, lo cual es un nicho que se encuentra relativamente vacío en las publicaciones en español.
MATERIALES Y MÉTODOS
Con el objetivo de revisar, conocer y ordenar las publicaciones recientes que estudian las estrategias para la promoción de la salud con incidencia en la prevención del consumo problemático de alcohol entre adolescentes, se llevó adelante una revisión del tipo descriptivo, con una sistematización de la búsqueda bibliográfica, de manera de identificar las estrategias existentes en tal sentido, las modalidades de ejecución y los ámbitos de aplicación de las mismas. Si bien claramente este artículo no es un meta-análisis ni una revisión sistemática cuantitativa, el mismo puede ser catalogado como una revisión narrativa dentro de la clasificación de Cronin y colaboradores 30, y como una revisión sistematizada dentro de la clasificación de Grant-Brooth 31.
La pregunta inicial fue: ¿Cuáles son las estrategias implementadas para la prevención del consumo problemático de alcohol?; considerando las siguientes sub-preguntas: ¿Cuáles de estas estrategias tienen efecto directo o indirecto sobre la población adolescente? ¿En qué ámbitos (escolar, familiar, comunitario) se pueden aplicar estas estrategias y cuál es su modalidad?
Para la realización de esta revisión de la bibliografía sobre estrategias para la prevención del consumo problemático de alcohol en adolescentes, se realizó una búsqueda bibliográfica en la base de datos PubMed y la Biblioteca Virtual en Salud BVS, y en la plataforma de revistas en línea Scielo. Se rastrearon artículos publicados entre 2007 y 2017, en idioma español e inglés, que fuesen artículos originales de investigación, meta-análisis o revisiones sistemáticas, con las siguientes palabras clave: adolescentes (adolescent), alcohol (alcohol), consumo problemático (problematic consumption), prevención (prevention); y con el operador lógico Y (AND). Las búsquedas con los términos en inglés se realizaron en PubMed, y en español en las otras bases de datos. Esto se complementó con una búsqueda en la base de datos de la Cochrane Library con los términos young people, alcohol, prevention, unidos por el operador lógico AND. Y se realizó una lectura de la página web de Best Practice del European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction (EMCDDA) para hallar artículos que podrían no haberse encontrado con los criterios previos. Se aplicaron técnicas de análisis documental y de contenido a la bibliografía seleccionada, sin realizar cálculos propios de los meta-análisis.
La búsqueda en PubMed arrojó 59 resultados iniciales (Gráfico 1), de los cuales se descartaron 20 por ser anteriores al 2007, para finalmente seleccionar 13 de acuerdo al título y resumen. En Scielo, la primera búsqueda obtuvo 7 resultados, todos posteriores a 2007, descartando 4 de ellos tras la lectura del título y el resumen. En la BVS se obtuvieron 15 resultados iniciales, de los cuales había 2 duplicados y 1 previo a 2007; finalmente se seleccionaron 4 por título y resumen. En la Cochrane Library se hallaron 11 revisiones Cochrane, sobre las cuales se seleccionaron 8 por su título y resumen, y 38 investigaciones sobre las cuales se seleccionaron 10 por título y resumen. Como complemento, al repasar la página de Best Practice del EMCDDA, se encontraron dos artículos que no habían sido hallados con los criterios previos de búsqueda y se añadieron.
RESULTADOS
De los artículos seleccionados (Tabla 1) se puede desprender una clasificación, según ámbito de aplicación de las estrategias preventivas, que hace más fácil el análisis. En ese sentido, podemos hablar de abordajes educacionales o basados en las escuelas (school-based), abordajes familiares (family-based), abordajes multicomponente (son la combinación de un abordaje escolar con uno familiar en el marco de la misma planificación estratégica), abordajes de mentoreo (mentoring) y abordajes legales.
Los abordajes escolares, a su vez, pueden subdividirse en educacionales (cuando transmiten información directa sobre los riesgos del abuso de alcohol) y psicosociales (cuando buscan desarrollar en la población objetivo habilidades sociales y psicológicas para la toma de decisiones, que en el caso del alcohol, puede ser la resistencia a la presión de pares). En el abordaje familiar, las estrategias también tienen dos sub-modalidades: pueden ser programas universales (dirigidos a todas las familias de la población objetivo general) o con enfoque de riesgo (dirigidos especialmente a familias que presentan algún factor de riesgo o varios de ellos que los hacen susceptibles para que sus hijos adolescentes consuman alcohol).
El abordaje de mentoreo, que consiste en la fabricación de un vínculo entre una persona que aporta soporte y guía y otra que lo necesita por su situación particular, como podría ser un adolescente con factores de riesgo para consumo problemático de alcohol, es la estrategia con menor volumen de artículos que la analicen. En el otro extremo, el abordaje legal es el que más evidencia acumula a su favor como costo-efectivo.
DISCUSIÓN
Abordajes basados en las escuelas
Iniciando por los abordajes basados en las instituciones educativas (school-based), podríamos decir que hay tres grandes modelos: el educacional, el psicosocial o una combinación de ambos 32. La revisión del 2014 de Faggiano, Minozzi, Versino y Buscemi 33, en cambio, clasifica los programas escolares en cuatro tipos: centrados en el conocimiento (cursos de estudios), de competencia social (modelado, imitación y refuerzo), de normas sociales (entrenamiento en habilidades de resistencia a la presión), y combinados; desdoblando el psicosocial en dos variantes (competencias sociales y normas sociales).
La ventaja de los programas genéricos psicosociales es que pueden tener impactos favorables en otros aspectos, y su multidimensionalidad los vuelve una opción más lógica a la hora de elegir 34. Además, estos programas son de mayor duración que los específicos para la prevención del consumo de alcohol, aumentando la efectividad. Entre ellos se mencionan habilidades para la vida (Life Skill Training) 35, Unplugged Program36 y el Good Behavior Game37. La existencia de investigaciones sobre el mismo programa aplicado en diferentes contextos, con resultados dispares (efectivos en unos e inefectivos en otros), hace pensar que se deben estudiar en profundidad las adaptaciones que se realizan en cada caso 38; hay autores que ya han marcado la dificultad metodológica de hacerlo, debido a las variabilidades difíciles de comparar 39.
La revisión del año 2014 de Faggiano, Minozzi, Versino y Buscemi 33 remarca que las habilidades sociales vuelven a ser las más efectivas, y las educativas (centradas en el conocimiento) las menos recomendadas. De todas maneras, siempre vuelven a aparecer como dificultad los resultados disímiles entre diferentes estudios; en el caso de las habilidades para la vida, hay muchas investigaciones que sustentan el programa para prevención del consumo de alcohol, pero también hay otras en contra 40, y los resultados prometedores hallados pierden magnitud y se vuelven relativos en el contexto general de la problemática del consumo problemático 41.
En cuanto a cronología de las intervenciones escolares con adolescentes, aquellas que son a largo plazo resultan más efectivas que las breves 32. Las intervenciones breves, en comparación con actividades simples como proporcionar información en forma de folletería, no mostraron efectos más beneficiosos para reducir el consumo de alcohol, por lo que se desaconsejan 42.
Una constante referida por los meta-análisis citados es la debilidad del diseño metodológico de los estudios que se incluyen en las revisiones 43: las cohortes son insuficientes, los seguimientos suelen ser cortos, no se establecen claramente los parámetros. En un nivel más profundo, se sospecha que ciertos estudios con resultados negativos no se publican, y que los autores en general buscan resultados positivos de las intervenciones, ya que los mismos profesionales ejecutores de la investigación evaluativa dependen de ella para sostener financiamientos a largo plazo 43.
La aplicación de estrategias socio-educativos, centradas en habilidades sociales, tiene obstáculos de implementación que se derivan de un modelo escolar históricamente sustentado en los conocimientos técnicos, en la formación estandarizada y en la utilización metódica del tiempo para actividades de resolución de problemas de las ciencias duras. El relativo poco espacio de las ciencias sociales en las escuelas pertenece a una visión de la función y estructura escolar que no se condice con el espíritu de programas como Habilidades para la Vida, por ejemplo.
Abordajes basados en las familias de los adolescentes
La diferencia entre los programas basados en las escuelas y los familiares es la vía de acceso a la población objetivo: mientras los programas escolares son directos hacia los adolescentes, los programas familiares llegan indirectamente 44. Podemos nombrar como más conocidos mundialmente a los programas Strengthening Families (SFP) 45, Family Check-Up46 y Start Taking Alcohol Risks Seriously (STARS) 47.
Si bien el tamaño del efecto es reducido en la población potencialmente consumidora de alcohol, la revisión del 2011 de Foxcroft y Tsertsvadze 48 concluye que estos tipos de programas son costoefectivos por la perdurabilidad del efecto en el tiempo. De 12 estudios para analizar con abordajes basados en las familias, nueve de ellos demostraron efectos significativos en los adolescentes que pertenecían a esas familias incluidas en los programas, y los efectos no eran sólo de corto plazo, sino también a largo plazo. Dos estudios no encontraron efectos beneficiosos significativos y un estudio comprobó los beneficios si se combinaba el abordaje familiar con el abordaje en las escuelas. Algunas de las investigaciones se toparon con una diferencia de género que era favorable para hijas y madres, con mayores efectos beneficiosos a mediano plazo si la intervención se dirigía específicamente a ellas. Los programas escolares requieren menor inversión para recuperarla en ahorro para la sociedad, aunque los programas familiares pueden repercutir en múltiples áreas del comportamiento que aparejarían nuevos ahorros, además de lo relacionado al alcohol 49.
Aunque SFP es el programa más estudiado entre los de abordaje familiar, se coincide entre los investigadores que al provenir la mayoría de las investigaciones de Estados Unidos, son necesarias nuevas aproximaciones desde contextos culturales diferentes para conocer el efecto real del programa 50. SFP tiene efectos beneficiosos entre los adolescentes, según la evidencia, pero también sobre los padres participantes y puede sostener los beneficios a muy largo plazo. Por cada nueve adolescentes cuyos padres están en el programa, uno retrasa el inicio del consumo o nunca llega a tener una borrachera 41.
Las visitas familiares a grupos identificados como riesgosos son parte de una estrategia de enfoque, y han demostrado reducir los días de consumo de alcohol, así como el número de cigarrillos diarios 51. El programa Family Check-Up para familias con reportes de conflictividad según los docentes o según los mismos adolescentes, y para grupos familiares donde uno de los padres biológicos está ausente, demostró que los jóvenes cuyos padres participaron de la intervención utilizaron menos alcohol, marihuana y tabaco entre los 11-17 años, y disminuyeron los arrestos hasta los 18 52.
En el abordaje familiar, posiblemente más que en otros abordajes, la consideración cultural tiene mayor peso específico. En una misma ciudad o comunidad, la convivencia de culturas, en un mundo globalizado, es moneda corriente, y las estrategias monolíticas o hegemónicas, reducen su impacto. La misma conformación familiar es lo suficientemente heterogénea como para impedir un programa de prevención que no sea flexible. Los tópicos de discusión con las familias no son los mismos en las urbes que en las zonas rurales, ni entre familias de alto poder adquisitivo respecto a otras que se encuentran en la base de la pirámide económica.
Abordajes multicomponente
La combinación de programas ya existentes con sus propias validaciones resulta más efectiva que el uso aislado de uno u otro programa 53. Si se combinan las habilidades para la vida con SFP, los efectos son mayores que habilidades para la vida solo o que la no aplicación de ninguno de los abordajes, así como la combinación de STARS (de abordaje familiar) con la promoción deportiva entre adolescentes, es más efectiva para reducir el consumo de alcohol a futuro que una intervención clásica de educación para la salud.
Un metaanálisis de Foxcroft y Tsertsvadze al respecto 53, encontró que 12 de los 20 estudios relevados habían comprobado reducciones significativas en el uso de alcohol entre adolescentes, medidos por los parámetros de frecuencia de consumo, episodios de binge drinking y uso en los últimos 30 días. Ocho de las 12 investigaciones mostraban resultados persistentes entre los tres meses posteriores a las intervenciones hasta tres años luego.
Ejemplos mundiales de programas multicomponente son el Positive Parenting Program (PPP) 54 y el Project Northland55. Básicamente, este último se compone de una currícula específica para los ámbitos educativos, la formación en liderazgo de algunos adolescentes para que sean replicadores del mensaje, actividades extra-curriculares, sesiones con los padres y actividad comunitaria. Lo que no queda claro, por ejemplo en las investigaciones sobre el Project Northland, es si alguno de estos componentes tiene más peso que otros en el resultado final, o puesto de otra manera, si la eliminación de alguno de los componentes afectaría el beneficio registrado 41.
En los abordajes multicomponente juega un rol fundamental el Estado, ya sea a nivel local (municipal, de alcaldía), tanto como regional (provincial) y nacional. La coordinación de dos o más programas requiere de organismos o instituciones superiores que planteen objetivos de corto, mediano y largo plazo. Cuando la problemática del consumo de alcohol entre adolescentes no se encuentra en la agenda política, es muy difícil que las iniciativas aisladas lleguen al punto de conformar una red. Si bien pueden realizarlo a través de conexiones comunitarias, el efecto se puede ver limitado, aumentando las frustraciones.
Abordaje directo del adolescente por fuera de la escuela
Programas mundiales conocidos de este tipo son Across Ages56 o Big Brothers/Big Sisters57. Los mentores comparten su experiencia con el adolescente gratuitamente, sin esperar nada a cambio. Una revisión de Thomas, Lorenzetti y Spragins 56 del 2011 sobre el efecto del mentoring para reducir el consumo de drogas halló sólo cuatro trabajos de investigación con el método de casos-controles. La evidencia apunta a que los mentores retrasan la edad de inicio del consumo de alcohol significativamente; los resultados no son alentadores, sin embargo, para otras drogas.
El meta-análisis 58 sobre el programa Positive Youth Development (PYD), que es una educación voluntaria fuera de la currícula escolar, donde los adolescentes reciben herramientas de promoción de la salud, se forman en habilidades sociales, y aprenden a evitar riesgos, no encontró efecto sobre la utilización de drogas, tanto lícitas como ilícitas.
Abordaje legal
La prohibición de la publicidad de alcohol en determinados ámbitos o eventos es reconocida como altamente costo-efectiva 59, aunque no es concluyente que lo sea la limitación publicitaria en los grandes medios de comunicación (televisión, radio, periódicos) 60. La evidencia disponible sustenta medidas legislativas contundentes para limitar los efectos que tiene sobre la población adolescente el marketing de las grandes empresas de alcohol 61. Se recomiendan acciones transversales de limitación de la publicidad por múltiples canales, ya sean puntos de venta, vía pública, medios de comunicación, redes sociales o eventos masivos. Algunos autores consideran que es posible determinar, desde los Estados, la prohibición total de la publicidad sobre alcohol orientada a adolescentes, y que esa decisión sería apoyada por la mayoría de la población 62.
El aumento del precio puede provocarse directamente o a través de impuestos 60. Algunos gobiernos han optado, por ejemplo, por fijar precios mínimos para determinadas bebidas alcohólicas, obligando a los expendedores de las mismas a no ofrecerlas al público por debajo de ese valor establecido 63.
En el marco de políticas públicas saludables, las medidas para reducir la accesibilidad también son efectivas, sobre todo con la población adolescente, a través de inspecciones y regulaciones en los puntos de venta, y una clara disposición de la edad mínima para beber 64. Una estrategia utilizada en algunas ciudades consiste en la legislación de horarios de prohibición de venta, así como de días donde se prohíbe el expendio de bebidas alcohólicas. También se experimentó con planteos de planificación urbana para establecer geo-espacialmente cuántos locales de expendio de alcohol son permitidos en determinados barrios o qué densidad de los mismos puede habilitarse cada tantos metros cuadrados 65. Si bien es cierto que el abordaje legal tiende a desarrollar en mayor medida la producción hogareña de alcohol y la venta ilegal, ambos efectos pueden contrarrestarse con el establecimiento de organismos y policías de control que se encuentren con las herramientas necesarias 66. Algunas comunidades han apelado al empoderamiento de organizaciones comunitarias para que colaboren con las instituciones de control policíaco estatal.
CONCLUSIONES
Si tuviésemos que sintetizar, luego del relevamiento bibliográfico, cuál es el panorama general de las estrategias existentes para prevenir el consumo problemático de alcohol entre adolescentes, con una visión de promoción de la salud, podríamos considerar al sujeto en cuestión, el adolescente, como un ser humano inmerso en círculos concéntricos, donde las estrategias pueden actuar en diferentes niveles:
El primer círculo y más pequeño es el adolescente mismo. Sus potencialidades serán sus recursos de resistencia y sus dificultades provendrán de aspectos de su personalidad y de su visión del mundo que pudiesen constituirse como factores de riesgo. Sobre ellos incidirán estrategias de educación para la salud para el desarrollo de habilidades psicosociales.
El segundo círculo es la red cercana (familia y amigos/pares). Las potencialidades de este círculo pueden estar en los valores familiares que se inculquen, en amigos que no toman alcohol o lo hacen de forma moderada, en la comunicación. Las dificultades serán el alcoholismo endémico de las familias, el hecho de tener hermanos o amigos que beben alcohol, la provisión de la sustancia por parte de este círculo.
El tercer círculo es la red socio-institucional donde el adolescente pasa gran parte de su día (escuela, actividades deportivas o culturales, el trabajo). Las potencialidades son, justamente, el tiempo que el adolescente pasa allí, y el encuentro que pueda tener con adultos que hagan las veces de contacto protector para el consumo. Las dificultades son, al contrario, la falta de adultos entrenados en habilidades para la vida en esos ámbitos. Sobre este círculo inciden estrategias de formación de los adultos para que sean formadores de adolescentes, y el acompañamiento desde un plan lógico basado en la evidencia.
El cuarto círculo concéntrico es la localidad, la comunidad entera donde vive el adolescente. Aquí se necesitan estrategias que fomenten la intersectorialidad a través de procesos participativos donde los habitantes tengan real injerencia en las decisiones, con el compromiso de sectores que a veces son olvidados, como los comerciantes, o los medios de comunicación locales.
El siguiente y último círculo es el nivel macro de los Estados provincial y nacional, así como la sociedad mundial globalizada. La estrategia del abordaje legal cobra aquí una importancia superior, con la posibilidad de regular el macro-consumo, a la vez que dar soporte económico y financiero a las iniciativas locales.