Para Barton et al. los espacios públicos sirven para la relajación, la recreación, el juego, la interacción social y la actividad física porque contribuyen a aumentar el nivel de caminata 1. Los que tienen árboles y zonas verdes ayudan a contrarrestar los efectos del calor y la lluvia en superficies duras, absorben contaminantes atmosféricos, reducen la temperatura y mejoran las condiciones de confort térmico 2. También, proporcionan nichos para otras especies y calidades terapéuticas por los estímulos sensoriales y los sonidos naturales, como el de las aves o el viento, las cuales dependen de una alta densidad verde y contribución ecológica. A su vez los espacios públicos de calidad favorecen el cumplimiento de las metas de desarrollo sostenible propuestas por la Agenda 2030 porque contribuyen con la buena salud, el bienestar de las comunidades y a enfrentar los impactos del cambio climático. La cantidad de espacios públicos requeridos depende del número de habitantes de una ciudad y la distancia respecto a los lugares de residencia. La localización de espacios públicos seguros con árboles y zonas verdes a pocos metros de los hogares es un aporte a la calidad de vida e incluso al buen vivir de las comunidades; se respira mejor y se estimula a que los habitantes caminen más y socialicen con sus vecinos, actividades necesarias para combatir la falta de actividad física derivada del aumento del transporte motorizado 3.
La calidad de los espacios públicos fomenta el desarrollo de actividades, el tiempo de permanencia en ellos y la probabilidad de un mayor uso; lo que de manera directa se constituye en un factor importante para lograr comunidades más sanas. El aumento de su calidad tiene el potencial de promover los beneficios y mejorar la calidad de vida, especialmente en áreas desfavorecidas y deficitarias porque solamente cuentan con estos espacios de ocio y esparcimiento ciudadano. Un espacio público de calidad no genera incomodidades, ni emociones desagradables, por el contrario, alienta a las personas a pasar más tiempo con posibilidades para caminar, pararse, permanecer, sentarse, jugar, ejercitarse, mirar, expresarse, hablar y escuchar 4. De esta manera, se diversifica la vida cotidiana, mejora la habitabilidad, aumentan los espacios de encuentro y promueve el bienestar, la autonomía personal porque los desplazamientos y actividades pueden realizarse de forma segura y cómoda con libertad de circulación para todos los usuarios 5,6.
No obstante, estos beneficios solamente se logran cuando hay suficientes espacios públicos accesibles, verdes, inclusivos y seguros para todas las personas de todas las edades y habilidades. Aunque existe evidencia significativa sobre los beneficios de los espacios públicos en el entorno urbano, la calidad de vida y la salud de sus habitantes, los efectos de las políticas públicas pasan por alto el tema de calidad, lo que sugiere una mejor formulación de estas.
Es una invitación para los responsables de las políticas de salud, los planificadores urbanos, y las comunidades en general a trabajar de manera conjunta para brindar espacios públicos de calidad equitativos en su distribución y acceso. No obstante, la formulación e implementación de estas propuestas sigue siendo un desafío para la gestión de los espacios públicos. Para abordar este reto, Randrup y Persson plantean que debe existir una interacción entre usuarios (necesidades, actividades y percepciones), organizaciones (control, administración, capacidad de respuesta) e infraestructura (desde su creación hasta su conservación) 7.
El hecho de asumir las responsabilidades de manera conjunta entre actores institucionales, comunitarios y privados configura nuevos retos y riesgos para los gobiernos locales. Por un lado, el Estado debe velar y garantizar la calidad, y por el otro flexibilizarse en la gestión, lo que trae consigo inevitables conflictos entre las partes involucradas. De todos modos, es un llamado a abordar otros modelos de gestión del espacio público que involucren un trabajo colaborativo para contribuir al mejoramiento del entorno urbano y, en consecuencia, al bienestar emocional y salud comunitaria sin importar las condiciones socioeconómicas de sus habitantes.














