Introducción
La Carta de Ottawa en 1986, introdujo el concepto de promoción de la salud como “el proceso que permite que las personas ejerzan un control sobre los determinantes de la salud, mejorando así su bienestar” 1. Desde ese momento y hasta la actualidad, ha tomado vigor como campo de aplicación, sobre todo, teniendo en cuenta la necesidad emergente de realizar intervenciones centradas en los sujetos, que permitan tener una población dotada de recursos y capacidades para la toma de decisiones sobre la gestión de su propia salud 1,2.
A lo largo de la historia se han celebrado diferentes conferencias en la que se destacan aspectos relacionados con la promoción de la salud que dan fuerza a su relevancia y trasversalidad a todas las acciones centradas en las poblaciones y medio ambiente. A continuación, se desatacan los principales aportes de cada una de ellas, para ello se retoma el texto “Cinco paradojas de la promoción de la salud” 2:
Ottawa (1986): la promoción de la salud como estrategia fundamental para aumentar la salud de la población. Proceso global que permite a las personas incrementar el control sobre su salud para mejorarla.
Adelaida (1988): destacó que los gobiernos y las entidades que ejercen control sobre los recursos son responsables ante su población de las políticas existentes o de las consecuencias de la falta de las mismas.
Sundsvall (1991): necesidad de la creación de ambientes favorables a la salud que pudiesen ser utilizados por los responsables políticos, los encargados de las decisiones y los activistas comunitarios en los sectores de la salud y el medio ambiente.
Jakarta (1997): identifica el papel de la promoción de la salud en el abordaje de los determinantes de la salud y la creación de oportunidades que aumenten la capacidad para promover la salud, teniendo en cuenta la responsabilidad social, la inversión en salud, la creación de alianzas estratégicas y el empoderamiento del individuo.
México (2000): abordar las inequidades en salud a través de estrategias de promoción de la salud, teniendo en cuenta los recursos y las estructuras con las que se cuenta para su puesta en marcha.
Bangkok (2005): destacó la necesidad de abordajes con alianzas mundiales con compromisos no solo de ámbito local sino también mundial.
Nairobi (2009): exaltó la importancia de reducir la distancia existente entre la evidencia disponible y su aplicación en el desarrollo de la salud, identificando la promoción de la salud como un elemento clave para lograrlo.
Helsinki (2013): consideró que la salud viene determinada en gran medida por factores externos al ámbito sanitario. Una política sanitaria eficaz debe atender a todos los ámbitos políticos, especialmente las políticas sociales, las fiscales y aquellas relacionadas con el medio ambiente, la educación y la investigación.
Shanghai (2016): prioriza las actividades de promoción de la salud en tres esferas: 1) reforzar la buena gobernanza en pro de la salud; 2) mejorar la salud en entornos urbanos y promover las ciudades y las comunidades saludables; y 3) reforzar los conocimientos sobre la salud.
Décima Conferencia Mundial sobre Promoción de la Salud, organizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) (2021): marcó el inicio de un movimiento global centrado en el concepto de bienestar en las sociedades. Los participantes acordaron la Carta de Ginebra para el Bienestar, que destaca la necesidad de compromisos globales para lograr resultados sanitarios y sociales equitativos, sin comprometer la salud del planeta.
En el contexto colombiano, la actual Política de Atención Integral en Salud -PAIS- que enmarca las acciones en salud, le da relevancia al concepto de promoción de la salud y plantea que esta:
Contribuye a garantizar el derecho a la vida y la salud mediante la formulación, implementación y evaluación de políticas públicas saludables, el desarrollo de capacidades, movilización social, creación de entornos saludables, y el desarrollo de acciones sectoriales e intersectoriales/transectoriales y comunitarias, dirigidas a la reducción de inequidades y a la afectación positiva de los determinantes sociales de la salud 3.
Por consiguiente, el valor primordial de la promoción de la salud se deriva del hecho que para poder ser aplicable debe tener en cuenta no solo los factores de riesgo que requieren intervención y que se enmarcan en un déficit, sino también incluir un enfoque de salud positiva (colectiva) la cual hace énfasis en los aspectos que potencian la salud de los individuos y colectividades 4,5. Además, implica el establecimiento de redes de interacción entre los profesionales y los agentes sociales inmersos en el territorio 5.
Estudios previos señalan cómo las acciones centradas en el sujeto deben estar enmarcadas en un enfoque diferencial, dada la heterogeneidad de las comunidades que denotan la variabilidad de temas que interesan abordar, el modo de participación e inmersión en la población, los lugares donde se deban llevar a cabo las actividades y las intervenciones en materia de salud 6,7.
En otra perspectiva, el trabajo desarrollado por Jiménez et al. resalta la importancia que las instituciones que pertenecen a Redes de Universidades Saludables, diseñen e implementen proyectos y programas de educación para la salud dirigidos a todos los actores de la comunidad universitaria, en los cuales se debe ejercer un liderazgo desde las instancias directivas para coordinar el trabajo articulado y el logro de los objetivos en Promoción de la salud 8.
En ese sentido, partiendo del reconocimiento de la promoción de la salud como eje central y transversal al desarrollo de la educación y salud de un país desde la configuración de estilos de vida saludables, se destaca el rol que tienen las instituciones de educación en la puesta en marcha de acciones relacionadas con la misma, en tanto, es el espacio donde se promueve la generación permanente del conocimiento y por ende, tiene la responsabilidad social de impulsar procesos y proyectos que permitan consolidar una cultura en salud, donde se cuente con hombres y mujeres más sanos y activos, con miras a afrontar los desafíos de la formación bajo una mirada alternativa en la que los sujetos se conviertan en gestores de cambio individual y colectivo en sus entornos personales, familiares, académicos, y profesionales 9,10.
Las instituciones de educación superior especialmente tienen una tarea importante en la promoción de hábitos de vida saludables, toda vez que en ella convergen diferentes actores que cursan momentos de vida en la que se incrementan responsabilidades, demandas laborales y académicas, además de exigencias de la sociedad y la familia 11.
Tales circunstancias pueden ocasionar cambios negativos en sus conductas saludables de vida, dificultades en el rendimiento y aumento de la probabilidad de dependencia al alcohol, cigarrillo y otras sustancias psicoactivas, sumado a la adquisición de hábitos alimenticios inadecuados y altos niveles de sedentarismo 11, por lo que es acá donde juega un papel fundamental la promoción de la salud, en tanto, se configura en un factor protector ante dichos problemas en el contexto universitario.
De este modo, el enfoque de promoción de la salud denota su potencial para abordar los procesos de salud, ofreciendo un marco y principios de funcionamiento valiosos que organizan la gestión -en el ámbito de implementación seleccionado-, promueven el bienestar en términos de calidad de vida y reducen los efectos negativos de la enfermedad 5,12.
Así pues, para lograr promover la salud en la comunidad universitaria, Díez et al. resaltan como desde la promoción de la salud es indispensable propender por mejorar la capacidad y la autonomía de las personas y las comunidades para la gestión de su propia salud. Esto, a partir de la priorización de políticas en materia de salud, tales como las implementadas en las instituciones educativas, en donde se promueva el liderazgo centrado en la identificación y el abordaje de las oportunidades y necesidades locales y, la coordinación de los equipos para la implementación de los procesos que operan el continuo de promoción de la salud 7.
En consecuencia, es fundamental promover la salud en los entornos universitarios a través de la participación activa de toda la comunidad y el apoyo entre las diferentes instancias internas, así como con otros sectores de la sociedad. Asimismo, es necesario un trabajo conjunto dentro de la comunidad universitaria para empoderar a las personas mediante la educación en salud, fomentando cambios en los estilos de vida que fortalezcan el autocuidado y la capacidad de tomar decisiones informadas sobre hábitos saludables en su vida cotidiana. Además, las instancias universitarias deben propiciar la creación de ambientes favorables para la salud, considerando las diferencias culturales de la comunidad 13.
Sobre la satisfacción integral en el contexto universitario, esta hace referencia al grado en que la comunidad universitaria se siente plenamente satisfecha con los diversos servicios y programas que ofrece la institución, incluyendo aquellos relacionados con la promoción de la salud. Esta satisfacción abarca dimensiones, como la calidad de la atención, la pertinencia de las actividades y la percepción de bienestar general, horarios, entre otros aspectos. Por tanto, evaluar la satisfacción es una forma de mejorar los espacios de participación y los resultados académicos en este contexto de vida 14.
En el contexto institucional desde 2014 se desarrolla el proyecto Universidad Promotora de Salud (UPS), con el objetivo de propiciar una cultura universitaria y un ambiente favorable a la salud. Una Universidad Promotora de la Salud es aquella que incorpora programas y proyectos para fomentar la salud, e impulsa para su desarrollo acciones y estrategias para mejorar la calidad de vida de la comunidad educativa. El desarrollo de proyectos en el marco de UPS, es un compromiso de las diferentes instancias al interior de la universidad. Igualmente se institucionalizó el Comité Universidad Promotora de Salud de la Universidad de Caldas (CUPSUC) según Resolución 00335 de 2016 emanada de la Rectoría 15.
Por lo anterior, la presente investigación tiene como objetivo evaluar el nivel de satisfacción de quienes dirigen, ejecutan y se benefician de los programas de promoción de la salud de una institución de educación superior colombiana.
Materiales y métodos
Se desarrolló un estudio descriptivo con una fase asociativa. La población del estudio estuvo conformada por dos grupos de participantes. En primer lugar, el total de líderes de programas y proyectos que desarrollan acciones relacionadas con promoción de la salud al interior de la institución universitaria (N=16), se tuvieron en cuenta las instancias que se encuentran articuladas al proyecto de Universidad Promotora de Salud en el cual convergen representantes de Bienestar Universitario, Salud y Seguridad en el Trabajo, Gestión Ambiental entre otros. En segundo lugar, se recopiló información de 399 miembros de la comunidad universitaria, distribuidos de la siguiente manera: 272 estudiantes, 60 docentes y 67 administrativos. La selección de estos participantes se llevó a cabo a través de un muestreo en red 16, en el cual se identificaron sujetos clave dentro de los programas de promoción de la salud, quienes a su vez referenciaron a otros participantes dentro de sus redes de contacto. Este enfoque permitió incluir personas con experiencia directa en las actividades desarrolladas, asegurando así la representatividad de los beneficiarios de los programas.
En ambos grupos se aplicó un cuestionario con preguntas estructuradas diseñado por las investigadoras el cual fue revisado por expertos en la temática. se elaboró un instrumento específico para líderes y otro para los beneficiarios. El cuestionario para los líderes evaluaba tres dimensiones así: 1). Características sociodemográficas. 2). Características del programa o proyecto que ejecuta. 3). Satisfacción general con el desarrollo de las funciones en promoción de la salud. En los beneficiarios el cuestionario evaluó 1). Características sociodemográficas 2). Conocimiento y participación en programas, proyectos y actividades en promoción de la salud 3). Percepción y nivel de satisfacción frente a los programas y actividades.
El trabajo de campo fue realizado en dos momentos, en el primero las investigadoras contactaron a los líderes de los programas y proyectos que ejecutaban acciones de promoción de la salud en la universidad para realizar la aplicación directa del instrumento en entrevista concertada previamente. En el segundo momento se visitaron todas las sedes de la universidad y se fueron contactando a través del muestreo en red tanto estudiantes, como docentes y administrativos para la aplicación de la encuesta directamente por las investigadoras. En ambos grupos previo a la aplicación del instrumento se solicitó su consentimiento informado. En cuanto al análisis de los datos, se empleó un enfoque cuantitativo mediante el uso de estadística descriptiva y bivariada. Se calcularon distribuciones de frecuencia y promedios para caracterizar la muestra y describir los principales hallazgos en cuanto a la satisfacción. Además, se aplicaron pruebas de Chi-cuadrado para evaluar asociaciones entre variables categóricas, permitiendo identificar diferencias significativas en conocimientos, y las percepciones de los distintos actores involucrados. La información fue tabulada, procesada y analizada en el software SPSS versión 22.0.
Consideraciones éticas: el proyecto fue aprobado por el Comité de Bioética de la Facultad de Ciencias Para la Salud de la Universidad de Caldas. Para la realización de la investigación se contó con el consentimiento informado de todos los participantes en las dos fases. Además, se cumplieron con los parámetros establecidos en la Declaración de Helsinki 17, y en la Resolución 008430 de 1993 18, bajo la cual se considera esta investigación sin riesgo dado que no se realizó ninguna manipulación de variables.
Resultados
Se encuestaron 16 líderes de programas, proyectos y actividades de promoción de la salud, el 81,3% fueron mujeres, con edades entre 29 y 59 años promedio de edad 41,06 años, en mayor porcentaje casados, el 50% residen en estratos 1 y 2, el 81,3% informó tener estudios de posgrado, el 100% afiliados al régimen contributivo; se contó con participación de todas las dependencias en mayor porcentaje de bienestar universitario, con respecto al tipo de vinculación el 46,3% informó ser de contrato o provisional, todos realizan las actividades en jornada diurna y presencial. Y sobre las horas de trabajo a la semana rango entre 8 y 48 horas promedio de 34,5 horas semana.
Sobre los programas, proyectos y actividades desarrollados se destacan bienestar laboral, gimnasio y deporte, sana convivencia, gestión ambiental, salud sexual y reproductiva, salud y seguridad en el trabajo entre otras.
Dentro de las actividades realizadas el 37,5% lleva a cabo coordinación, el 75% de planeación, el 62,5% apoyo logístico, el 68,8% mercadeo y el 56,3% evaluación.
Sobre los medios para socializar y difundir las acciones, se destacan como las más utilizadas: el correo electrónico, WhatsApp y la página web; no se utilizan: Twitter, ni Tiktok.
En esta población se evaluó la satisfacción integral con los programas, proyectos y actividades que desarrollan, para lo cual se solicitó una calificación entre 1 y 4, siendo 1 baja satisfacción y 4 excelente. En la siguiente tabla se evidencia como el promedio de satisfacción más alta fue para las funciones desempeñadas, el cumplimiento de objetivos, trabajo desarrollado y el sentido de pertenencia, todas ellas relacionadas con la persona; en cuanto a los aspectos que presentaron un menor promedio en la satisfacción fueron reconocimiento institucional, herramientas para el desempeño de sus funciones, capacitación recibida y suficiencia de recursos (Tabla 1).
Tabla 1 Satisfacción de los líderes con los programas, proyectos y actividades.
| Intervalo | de confianza | ||
|---|---|---|---|
| Variable | Promedio de satisfacción | Inferior | Superior |
| Funciones | 3,813* | 3,60 | 4,03 |
| Adecuación servicios | 3,375 | 2,90 | 3,85 |
| Herramientas | 3,000** | 2,56 | 3,44 |
| Reconocimiento institucional | 2,938** | 2,48 | 3,39 |
| Reconocimiento usuarios | 3,438 | 3,10 | 3,77 |
| Capacitación recibida | 3,063** | 2,50 | 3,63 |
| Cumplimientos objetivos | 3,750* | 3,51 | 3,99 |
| Continuidad oferta | 3,563 | 3,13 | 4,00 |
| Trabajo desarrollado | 3,750* | 3,44 | 4,06 |
| Calidad de información | 3,500 | 3,06 | 3,94 |
| Suficiencia información | 3,375 | 2,90 | 3,85 |
| Calidad información Socializada | 3,625 | 3,30 | 3,95 |
| Suficiencia información Socializada | 3,500 | 3,16 | 3,84 |
| Sentido de pertenencia | 3,875* | 3,69 | 4,06 |
| Equilibrio carga laboral | 3,688 | 3,37 | 4,01 |
| Sentido vivencia | 3,688 | 3,26 | 4,11 |
| Suficiencia de recursos | 3,125** | 2,74 | 3,51 |
| Lugar de realización | 3,313 | 2,81 | 3,82 |
| Organización general | 3,375 | 2,99 | 3,76 |
(*) alta satisfacción.
(**) baja satisfacción.
Fuente: elaboración propia.
Participaron 399 personas de la comunidad universitaria, de los cuales 272 corresponden a estudiantes, 60 docentes y 67 administrativos; el promedio de edad general fue de 29,95 años +/- 13 años, rango de 17 a 66 años, en cuanto al género 254 (63,7%) eran mujeres; y el 35,8% hombres; en mayor porcentaje solteros 71,7%; el 95,7% están afiliados al régimen contributivo o subsidiado y el 69,7% informó residir en estrato del 1 al 3.
Frente a estas mismas variables se presenta en la Tabla 2 el análisis discriminado se resaltan los valores más representativos por cada variable analizada según el tipo de beneficiario.
Tabla 2 Características sociodemográficas de la comunidad universitaria.
| Variable | Estu | diante | Docente | Adminis | trativo | To | tal | |
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Genero | # | % | # | % | # | % | # | % |
| Masculino | 170 | 66,9 | 32 | 12,6 | 52 | 20,5 | 254 | 100 |
| Femenino | 100 | 69,9 | 28 | 19,6 | 15 | 10,5 | 143 | 100 |
| Otro | 2 | 100 | 0 | 0 | 0 | 0 | 2 | 100 |
| Estado civil | ||||||||
| Casado | 3 | 5,9 | 24 | 47,1 | 24 | 47,1 | 51 | 100 |
| Soltero | 250 | 87,4 | 8 | 2,8 | 28 | 9,8 | 286 | 100 |
| Viudo | 3 | 75,0 | 1 | 25,0 | 0 | 0 | 4 | 100 |
| Soltero | 15 | 36,6 | 16 | 39,0 | 10 | 24,4 | 41 | 100 |
| Separado | 1 | 5,9 | 11 | 64,7 | 5 | 29,4 | 17 | 100 |
| Afiliación a salud | ||||||||
| Contributivo | 107 | 45,7 | 60 | 25,6 | 67 | 28,6 | 234 | 100 |
| Subsidiado | 148 | 100,0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 148 | 100 |
| No afiliado | 7 | 100,0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 7 | 100 |
| Especial | 10 | 100,0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 10 | 100 |
| Escolaridad | ||||||||
| Primaria | 5 | 83,3 | 0 | 0 | 1 | 16,7 | 6 | 100 |
| Secundaria | 179 | 98,9 | 0 | 0 | 2 | 1,1 | 181 | 100 |
| Técnica | 55 | 91,7 | 0 | 0 | 5 | 8,3 | 60 | 100 |
| Tecnológica | 15 | 65,2 | 0 | 0 | 8 | 34,8 | 23 | 100 |
| Universitaria | 17 | 38,6 | 3 | 6,8 | 24 | 54,5 | 44 | 100 |
| Posgrado | 1 | 1,2 | 57 | 67,1 | 27 | 31,8 | 85 | 100 |
| Edad | ||||||||
| 17-24 años | 221 | 100,0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 221 | 100 |
| 25-44 años | 50 | 46,7 | 20 | 18,7 | 37 | 34,6 | 107 | 100 |
| >44 años | 1 | 1,4 | 40 | 56,3 | 30 | 42,3 | 71 | 100 |
Fuente: elaboración propia.
Frente al conocimiento de los programas de promoción de la salud y fomento del autocuidado se encontró que 334 personas (83,7%) si los conocen, y 307 (76,9%) se habían beneficiado.
En la Tabla 3, se presenta la distribución de los programas de los que se han beneficiado los participantes de los tres estamentos. Nótese como los que más conocen los programas son los administrativos y a la vez son los que más se han beneficiado de ellos.
En cuanto a la práctica de actividad física los administrativos la realizan en mayor porcentaje, encontrándose diferencias estadísticamente significativas en esta variable; en contraste de las actividades culturales los docentes tienen el mayor porcentaje en la categoría de Si con valor de p=0,010; en cuanto a las actividades de salud mental y de promoción económica los estudiantes son los más beneficiados, se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los 3 estamentos p=0,000. En relación con actividades de salud y seguridad en el trabajo y quienes participaron en los planes de emergencia, son los administrativos los que más se benefician encontrándose diferencias estadísticamente significativas para estas variables p=0,000.
No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los estamentos para actividades como alimentación, diagnóstico de enfermedades y desarrollo humano p>0,05.
Tabla 3 Conocimiento, beneficio y programas según estudiantes docentes y administrativos.

(*) significancia estadística.
Fuente: Elaboración propia.
Entre quienes se habían beneficiado de los programas y actividades se evaluó su percepción y nivel de satisfacción. Nótese que se encontraron diferencias estadísticamente significativas P<0,05 para todas las variables analizadas; es de resaltar que en todos los estamentos se nota no solo una percepción positiva, el horario de desarrollo de las actividades es el criterio que a juicio de los participantes tuvo una percepción más baja. En cuanto a la satisfacción general son los administrativos los que informaron la satisfacción más alta con un 70,2%, seguido de los docentes. En las categorías media y baja los porcentajes más altos para todo el análisis fue en el estamento de estudiantes. Tabla 4.
Tabla 4 Percepción y satisfacción sobre los programas proyectos y actividades en promoción de la salud.

(*) significancia estadística.
Fuente: elaboración propia.
Finalmente se indagó si los participantes comparten con su entorno familiar los aprendizajes y las actividades que se realizan, al respecto el 55,4% de los estudiantes, el 65,9% de los docentes y el 47,4% de los administrativos informaron que si lo hacen; y para complementar esta pregunta se indagó si había sido de utilidad en su contexto familiar, a lo que el 49,5% de los estudiantes, 65,9% de docentes y el 49,1% de administrativos informó que sí.
Discusión
Evaluar la satisfacción de quienes dirigen, ejecutan y se benefician de los programas de promoción de la salud en el ámbito universitario es un compromiso institucional fundamental para orientar y fortalecer estrategias que mejoren las condiciones de trabajo y estudio, respondiendo a las necesidades específicas de los colaboradores y estudiantes 19. En esta línea, Fernández destaca como las universidades deben asumir un papel protagónico en la promoción de la salud, impulsando acciones que fomenten conductas responsables en los jóvenes y su entorno, contribuyendo así al bienestar individual y colectivo 20.
La promoción de la salud debe ser abordada con un enfoque integral y una responsabilidad social compartida dentro de los programas académicos e institucionales al interior de las universidades. Es fundamental que estas iniciativas no solo se enfoquen en la comunidad universitaria, sino que también generen impacto en su entorno, promoviendo hábitos saludables. De esta manera, se contribuye tanto a la prevención de enfermedades como a la mitigación de sus efectos en quienes ya las padecen, fortaleciendo el bienestar individual y colectivo 21.
En este sentido, los resultados de este estudio evidencian la participación de diversas dependencias en la implementación de programas y proyectos que abarcan distintos sectores de la comunidad universitaria. Mientras que las estrategias de bienestar universitario están orientadas principalmente a los estudiantes, las iniciativas de salud ocupacional y seguridad laboral responden a las necesidades de docentes y administrativos. Esto pone de manifiesto la necesidad de consolidar un enfoque articulado que garantice que las acciones en promoción de la salud sean inclusivas, pertinentes y efectivas en todos los niveles de la institución.
Se encontró de manera particular que los niveles de satisfacción más altos en los líderes de los programas, proyectos y actividades estuvieron en aquellos ítems que responden al compromiso personal como sentido de pertenencia y cumplimiento de objetivos, en contraste, los promedios más bajos fueron para herramientas y recursos institucionales, así como reconocimiento a la labor, aspecto que difiere de lo informado en un trabajo realizado por Utami et al. en una universidad de Indonesia, insisten en la necesidad del trabajo articulado, planificado en el contexto de las políticas de universidad promotora, capaz de integrar los aspectos de salud, lo académico y lo medioambiental en el entorno universitario, además destacan que los directivos son conscientes de la voluntad política para alcanzar un enfoque holístico indispensable en el logro del éxito e impacto de los programas de salud de la institución 22,23.
Dentro de los programas que se desarrollan para el fomento de la promoción de la salud se encuentran bienestar laboral, gimnasio y deporte, sana convivencia, gestión ambiental, salud sexual y reproductiva, salud y seguridad en el trabajo entre otros, y como herramientas para la socialización y difusión de estos se encuentran principalmente el correo electrónico, WhatsApp y la página web, lo que denota la capacidad que deben tener las universidades para dinamizar la promoción de la salud en su comunidad universitaria, aspecto que podría ser fortalecido si se retoma lo reportado en México, cuando se evalúan las ferias en el marco de las universidades como estrategia para promocionar la salud y se resaltan los beneficios de hacerlo de manera lúdica e innovadora para lograr transmitir y apropiar la información 24.
Para ser coherentes con el marco evaluativo propuesto para las acciones de promoción de la salud que destaca como se debe realizar una evaluación en la que participen los diferentes actores implicados en el proceso 25, se evaluó la satisfacción en estudiantes, docentes y administrativos encontrándose aspectos diferenciales entre los diferentes estamentos, entre los que es importante destacar que quienes más conocen y se benefician son los administrativos y en menor porcentaje los docentes.
Los programas desarrollados para el fomento de la promoción de la salud son diversas y pueden beneficiarse todos los estamentos de la universidad, esto confirma la conciencia que se tiene sobre los beneficios de la promoción de salud como lo reportan otras instituciones del contexto internacional 24.
En el análisis bivariado se encontró como la práctica de actividad física la realizan en mayor porcentaje los administrativos, encontrándose diferencias estadísticamente significativas en esta variable p<0,05, situación que podría estar compensando la carga laboral, y aumenta la motivación, dado que estos programas pueden ser considerados como compensadores en la calidad de vida de trabajadores en el ámbito universitario 25; en contraste de las actividades culturales los docentes tienen el mayor porcentaje en la categoría de Si con valor de p=0,010; en cuanto a las actividades de salud mental los estudiantes son los que más se benefician, se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los 3 estamentos p=0,000. Al respecto, resultados similares fueron reportados por Luna y Enríquez, quienes informan como en programas de salud mental y física en su institución se cuenta con mayor participación de estudiantes, pese a que están disponibles para toda la comunidad universitaria. Y Marciana resalta como las acciones de promoción de la salud repercuten de manera directa en la salud metal de este estamento educativo.
En relación con la percepción sobre variedad, pertinencia, calidad, horarios y actividades y el nivel de satisfacción, se encontraron diferencias estadísticamente significativas p<0,05 para todas las variables analizadas; el horario de desarrollo de las actividades es el criterio que a juicio de los participantes tuvo una percepción más baja, al respecto Fernández, destaca la importancia del desarrollo de propuestas innovadoras, variadas y transformadoras, las cuales consolidan la promoción de la salud como parte integradora del compromiso social 26, además Mejía y Hernández plantean que es necesario dar continuidad a estos programas, estrategias y acciones para mejorar la salud de los beneficiarios y lograr la apropiación de conceptos amplios de salud desde los diferentes actores participantes en las universidades 27,28.
Evaluar la satisfacción de los beneficiarios de los programas ha sido considerada como un indicador de la excelencia, y como elemento orientador para mejorarla 29, al respecto la presente investigación encontró como son los administrativos los que informaron la satisfacción más alta con un 70,2%, seguido de los docentes.
En las categorías media y baja los porcentajes más altos para todo el análisis fueron en el estamento de estudiantes, situación que debe ser elemento de reflexión cuando del trabajo con este.
Se indagó en los participantes si compartían con su núcleo familiar cercano lo desarrollado en promoción de la salud, a lo cual tanto los estudiantes, como docentes y administrativos informaron que si lo hacen en porcentajes superiores al 47%, y que además les ha sido de utilidad, al respecto es importante resaltar que estudios llaman la atención sobre como desde las universidades se deben impulsar acciones colectivas en promoción de la salud para transformar positivamente los actores y a su entorno social en beneficio de la calidad de vida integral 30,31.
Conclusiones
En los líderes se evidenció una mayor satisfacción con aquellos aspectos relacionados con su desempeño personal, mientras que señalaron oportunidades de mejora en la capacitación, los recursos y las herramientas para el desarrollo de sus funciones. Esto resalta la necesidad de un mayor compromiso institucional en la consolidación y dinamización de los programas de promoción de la salud. A pesar de que la comunidad universitaria en general muestra satisfacción con las actividades implementadas, esta percepción varía según el estamento al que pertenecen sus integrantes. La promoción de la salud debe asumirse como una responsabilidad social que fortalezca la integración de la comunidad universitaria con su entorno social y familiar, con el propósito de contribuir a la mejora de la salud y la calidad de vida.














