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Historia y Sociedad

versão impressa ISSN 0121-8417

Hist. Soc.  no.22 Medellín jan./jun. 2012

 

RESEÑA

 

Luis Javier Ortiz Mesa, Obispos, clérigos y fieles en pie de guerra. Antioquia, 1870-1880 (Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, 2010), 456 p.

 

 

Fabio Hernán Carballo*

 

*Estudiante de la Maestría en Historia de la Universidad de Antioquia

Dirección de contacto: carballo1602@gmail.com

 


 

 

El Diccionario de la Real Academia Española define la expresión ''estar en pie de guerra'' en tres acepciones, para referirse a un ejército en tiempo de paz apercibido para entrar en campaña, a una localidad que se prepara y arma para la guerra, a una persona lista para entrar en combate. Descartando el tercer sentido de carácter individual que da el diccionario, el título del libro del profesor Luis Javier Ortiz Mesa, Obispos, clérigos y fieles en pie de guerra. Antioquia, 1870-1880, remite desde la sintaxis, a algún tipo de ejército religioso preparándose para la guerra en Antioquia entre 1870 y 1880.

Este nombre tan llamativo crea en la mente del lector común el cuadro de una tropa de fieles católicos dirigidos por sus sacerdotes, y estos a su vez, siguiendo los mandatos de sus obispos. Habrá que ver entonces, desde la lectura de la obra, si para la guerra de 1876, en la que estuvo en juego, entre otras cosas, el monopolio de la educación en Colombia, los obispos antioqueños conformaron un ejército compuesto de clérigos y fieles dispuestos a dar la vida por la religión o si es necesario matizar esta idea.

De la introducción lo más destacado es la cantidad y la cualidad de las fuentes consultadas por el profesor Ortiz Mesa para la elaboración de este trabajo. Leyó fuentes documentales que le aportaron información valiosa sobre los obispos y sacerdotes, y que le dieron luces para comprender comportamientos y actitudes de éstos antes, durante y después de la guerra. Consultó, entre otros, documentos del Archivo Histórico de Antioquia, del Archivo de la Arquidiócesis de Medellín, de la antigua Fundación Antioqueña para los Estudios Sociales (FAES); indagó también en fuentes hemerográficas, especialmente en periódicos como La Sociedad y El Catolicismo; se apoyó en la cartografía de la época y en algunas memorias autobiográficas. Es este capítulo, junto con las cincuenta páginas que ocupa la relación de fuentes al final del texto, lo que muestra lo exhaustivo de la investigación. Sin duda, la mayor virtud de Ortiz Mesa en este trabajo es la amplia base de documentación original.

Por los títulos de algunos de los escritos del autor, ''Ordenar y poblar: Geografías, territorios y conflictos en Colombia, 1860-1900''; El federalismo en Antioquia 1850-1880. Aspectos políticos; ''Aspectos de la educación en Antioquia, 1860-1915''; no es difícil reconocer en él a un estudioso del tema regional, de la política y de la religión, sobre todo en la Antioquia de la segunda mitad del siglo XIX. Por eso no debe de extrañar el amplio acervo documental de este trabajo apoyado en un cúmulo de investigaciones anteriores. Después de leer el libro cabe la pregunta ¿será que tanta erudición detiene la gracia literaria?

En la primera página comienza el cuerpo del libro con las palabras ''En este capítulo [...]'', frase que se repite en el comienzo del capítulo dos, en el capítulo tres, en el cuatro, en el siete, en el ocho y en el nueve. El capítulo cinco empieza con las palabras ''En la primera parte de este capítulo [...]''. Esto da una idea de lo fragmentado del escrito. ¿No indican estas repeticiones que el texto puede ser una acumulación de saberes individuales que finalmente el autor unió en un todo? Como si el método de elaboración hubiera estado también marcado por diferentes etapas en la vida del escritor, como si se hubiera hecho por partes. Bien podría ser así, pero ¿por qué dañar el componente literario de la historia ante la dureza de la fuente? Un tema como el tratado, bien puede dar hasta para una novela. El súmmum de este método está en el capítulo ocho, donde se hacen pequeñas biografías de varios de los clérigos de la Diócesis de Medellín, y donde el trabajo descriptivo es agotador para el lector por muy interesado que se encuentre.

Empezando su escrito, Ortiz Mesa menciona la situación que atravesaba la Iglesia católica a nivel internacional. Citar a los autores más importantes que han hecho estudios sobre la condición de la Iglesia en la segunda mitad del siglo XIX en Europa y Latinoamérica y los patrones que ellos han encontrado para sus respectivos países no está de más y es un elemento a valorar, sin embargo, lo que hace el autor no es un análisis comparado como algunos esperarían, sino la insinuación para hacerlo, así lo expresa el prologuista de la obra.

Aun así, Obispos, clérigos y fieles, sigue una estructura lógica bien organizada de lo mayor a lo menor. Ortiz Mesa comenzó con tres capítulos de contexto en los que trata variados temas que pueden desilusionar al lector común que está buscando desde el principio los ejércitos en ''pie de guerra'' en Antioquia. Sin embargo, para el lector crítico, este contexto es importante. El segundo capítulo, por ejemplo, introduce los dos modelos de nación decimonónicos, el Sillabus errrorum y la Constitución de Rionegro de 1863. Es interesante notar como la Antioquia conservadora apoyaba, por razones prácticas, tanto económicas como religiosas, el sistema federalista. Aparte de esto, el capítulo contiene una sucinta reflexión sobre la geografía del Estado colombiano y como ésta determinó las bases económicas del mismo.

El capítulo tres, ''La sublevación de los obispos: las dos iglesias'', se concentra en la confrontación discursiva entre el Estado liberal y la Iglesia por la obediencia, bien fuera a la Constitución de Rionegro, o al Sillabus errorum. El autor sugiere que fue sobre todo la reforma educativa de 1870 en la que los liberales modificaron la educación en cuanto a su administración, pedagogía, financiación y formación de maestros, la que avivó el ánimo de guerra en ciertos sectores de la Iglesia colombiana. Aún así, resalta el autor, la actitud conciliadora del arzobispo de Santa Fe de Bogotá y metropolitano de Colombia, monseñor Vicente Arbeláez Gómez, quien trató de evitar la guerra. Al contrario, el obispo de Pasto, Manuel Canuto Restrepo y Villegas, el de Medellín, José Joaquín Isaza Ruíz y el de Antioquia, Joaquín Guillermo González Gutiérrez, azuzaron el enfrentamiento. De ahí que Ortiz Mesa haga referencia a dos iglesias.

Los prolegómenos de la guerra son tratados en el capítulo cuatro y buena parte del cinco. A través del pensamiento católico, manifestado en pastorales y publicaciones periódicas, y el pensamiento liberal divulgado en la prensa y en los escritos oficiales. Luis Javier Ortiz se concentra en las diatribas entre unos y otros, muestra los avances de la educación laica recalcando, desde el ambiente nacional, un acontecimiento local: la apertura de la Escuela Normal de Rionegro en 1872. El autor quiso mostrar cómo fueron los antecedentes a la guerra utilizando nuevamente el contexto económico, y vinculando éste al problema educativo y religioso, para finalmente dedicarle trece de las 456 páginas del libro al desarrollo de la confrontación y al apoyo que dio el Estado de Antioquia a los ejércitos conservadores.

Los capítulos siete y ocho son los más extensos del texto. De las 308 páginas del cuerpo del libro, 83 (casi el 30% de la obra) son dedicadas a hablar del obispo de Medellín, José Ignacio Montoya Palacio —designado por Pio IX en 1875 —, del obispo de Santa Fe de Antioquia, Joaquín Guillermo González Gutiérrez, y del clero de la diócesis de Medellín. Las biografías de ambos obispos son agradables de leer, los dos personajes encierran un carisma pastoral y guerrero. El problema, es que a esta altura del libro ya se perdió el norte, ya la guerra pasó —en el sentido literario —, se quedó en las trece páginas del capítulo cinco. Retomar las figuras de los obispos es lo más destacado de esta parte del escrito. Es igual de interesante encontrar los datos de algunos curas liberales y moderados y comprender que en Antioquia no existía tampoco unanimidad en el clero. Como ya se dijo, lo malo, fue detenerse en detalles pequeños de curas de exigua participación en el conflicto, de alguno dice tan poco como: ''sólo se supo que predicaba la paz, lo que no le gustó a los conservadores''1. Tal vez una tabla bien hecha hubiera sido más práctica.

Finalmente, Obispos, clérigos y fieles, presenta un balance de lo ocurrido después de la guerra donde destaca el papel de los fieles, en su mayoría liberales, que acusaban a sus propios párrocos ante los funcionarios autorizados. Para este fin, Ortiz Mesa utiliza documentos sumarios, pedidos por parte del gobierno, donde se preguntaba por la conducta de los ministros de culto en la guerra. El autor divide esta parte de la obra de manera geográfica en Medellín y el Departamento del Centro, el Departamento del Occidente, el Departamento del Sur, el del Oriente y el del Norte. Muestra, también, como la Iglesia quedaba en la mira de los liberales que buscaban su debilitamiento con medidas como la tuición de cultos y el extrañamiento o desterramiento de algunos obispos beligerantes, para finalmente resurgir como el ave fénix ya que con el apoyo de los conservadores y los liberales independientes se crea el ambiente clerical que abre paso al Concordato de 1887.

Evidentemente el libro es un aporte a la historiografía nacional y regional sobre el siglo XIX y sobre la relación guerra-religión en Colombia. Se basa en un amplio y acertado manejo de fuentes, las tablas y los anexos confirman la disciplina del investigador. El hecho de reunir en un solo libro documentos tan dispersos muestra la calidad de la pesquisa. De manera especial, se destacan los mapas elaborados por José Manuel González Jaramillo. Los índices onomástico, toponímico y analítico le dan un aire de texto de referencia. El título perdió su poesía en alguna parte entre los capítulos cinco y seis.

 

Notas al pie

1. Luis Javier Ortiz Mesa, Obispos, clérigos y fieles en pie de guerra. Antioquia, 1870-1880 (Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, 2010), 215.