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Historia y Sociedad

versão impressa ISSN 0121-8417

Hist. Soc.  no.22 Medellín jan./jun. 2012

 

RESEÑA

 

Marisol Rodríguez Arrieta, Cuando llovió azúcar en Bobures...La industria azucarera zuliana, génesis del empresariado venezolano (1890-1940) (Mérida: Universidad del Zulia, Colección Textos Universitarios, Ediciones del Vice Rectorado Académico, 2008), 478 p.

 

 

Nilda Bermúdez Brinez*

 

*Profesora Titular de la Escuela de Diseño Gráfico de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad del Zulia-Venezuela

Dirección de contacto: nildajbb@yahoo.com

 


 

 

El libro propone el estudio del proceso histórico del cultivo y producción intensiva de la caña de azúcar desde finales del siglo XIX hasta las tercera década del siglo XX, en los espacios zulianos ubicados al Sur del Lago de Maracaibo, especialmente en el otrora municipio Sucre, donde la fuerza del trapiche fue arrollada en una operación envolvente por la dinámica industrial que capitalizó la producción de mieles, aguardiente, panela o papelón y azúcar. Este último rubro se explotó, inicialmente, con maquinaria rudimentaria en exiguas haciendas de las regiones de Colón y Sucre para cubrir medianamente el comercio local y regional.

La demanda internacional de papelón y azúcar durante las primeras décadas del siglo XX, aunado a la crisis de la Venezuela agraria por la caída de los precios del café en el mercado mundial y los agotados sistemas tradicionales que entrabaron el aprovechamiento de las tierras, debido a la carencia de tecnologías modernas para darle un impulso definitivo a la economía agrícola, sentó las bases para el surgimiento de un nuevo orden que reestableció las fuerzas productivas lideradas por el gremio de los agricultores de caña del Estado Zulia.

Este giro de 180 grados tuvo sus orígenes en el proyecto regional de nación de la región sucrense. A partir del momento en que la dirigencia de este distrito internalizó la magnitud del negocio y comprendió lo lucrativo que sería invertir en la actividad cañera, por la fertilidad natural de las tierras sucrenses para la explotación masiva de la caña de azúcar y la instalación de ingenios azucareros, ejecutaron un plan de acción para compactar y modernizar los principales municipios poseedores de los terrenos más fecundos del distrito y del Estado Zulia. Para lograr sus aspiraciones los distintos colectivos sociales decidieron apoyar política, militar e institucionalmente al gobierno de Juan Vicente Gómez, desde el poder municipal y con la concurrencia de los hombres y mujeres más influyentes en el quehacer local y regional. La alianza del general Gómez con las autoridades sucrenses contribuyó a impulsar en el distrito Sucre la reorganización político-administrativa y económica que se evidenció por la ocupación de los principales cargos gubernamentales de individuos leales al Benemérito. Semejante práctica política favoreció la iniciativa y desarrollo de la propuesta azucarera de la región histórica sucrense que demandó, a partir de 1906, la sustitución y el mejoramiento gradual de la infraestructura con el propósito de tener un espacio moderno con las condiciones adecuadas para la recepción de las compañías productoras de los derivados de la caña.

La clase dirigente, posterior accionista de los emporios azucareros, utilizó recursos, influencias y alianzas políticas para solicitar la compra-venta de terrenos ejidos, baldíos, ocupados y privados, además del deslinde de tierras de los cuatro municipios de la región; el fortalecimiento de las vías y medios de comunicación internas y externas; el traslado de la antigua capital del distrito Gibraltar a Bobures; el desplazamiento de varios caseríos para fortalecer a las principales jurisdicciones; controlar el contrabando de productos y la edificación de algunas obras públicas.

A este panorama —que cambió progresivamente la fisonomía del distrito Sucre y allanó el camino para la instalación de los centrales azucareros —, se sumó la decisión del gobierno gomecista que exoneró de impuestos la compra de maquinaria destinada a la producción de azúcar y a los derivados de la caña a cambio de la lealtad de los sucrenses. También, permitió la expansión de las haciendas cañeras convertidas en grandes latifundios que fortalecieron los monopolios. Gómez igualmente consintió la incorporación de la mano de obra criolla y extranjera en los ingenios. Trinitarios, portorriqueños, martiniqueños, colombianos, cubanos y gente afrodescendiente de otras latitudes del Caribe que se entregaron con su fuerza de trabajo a los ingenios. Es importante resaltar que la sociedad de capitales nacionales y extranjeros fue el elemento fundamentalmente y decisivo para el definitivo impulso del proyecto azucarero.

La asociación y vinculación de actores sociales heterogéneos modificó la estructura agraria zuliana. En un principio, la fusión de hombres y mujeres zulianos de diferentes clases y procedencia integrados a una red de agricultores, comerciantes, profesionales, militares, entre otros, con el propósito de aglutinar sus capitales y conocimientos para invertirlos en el negocio del azúcar dinamizó la producción y el comercio de los derivados de la caña, creando una plataforma económica y social que facilitó el proceso de industrialización del azúcar por primera vez en Venezuela, e incorporó el producto en el mercado nacional e internacional.

Este acuerdo se produjo a finales de la primera década del siglo XX, cuando la agrupación decidió organizarse legalmente a través de la fundación de las compañías anónimas como ''Unión Agrícola'' (1909); ''Central Azucarero del Zulia'' (1912) y ''Central Azucarero Gran Vía'' (1917), que transformaron las prácticas tradicionales de explotación de la tierra y el imaginario del hacendado que se convertiría en productor de la materia prima y accionista de los ingenios sucrenses. Desde esta novedosa visión se explican los cambios que se gestaron en la economía zuliana y venezolana.

Esta unidad representada por una élite dirigente fue la clave en la promoción y fundación de los primeros centrales azucareros en el país y en el Estado Zulia. El objetivo principal de esta sociedad no sólo era controlar la cadena productiva de la caña de azúcar —desde la siembra hasta su comercialización — para obtener mayores beneficios en el mercado, sino ampliar su radio de acción hacia áreas económicas vinculadas con la exploración, la explotación y la negociación de petróleo, gas, madera, compra y venta de ganado, construcción de viviendas, muelles, vías férreas y líneas telefónicas, entre otras.

Durante esta transición surgió, en 1913, un nuevo colectivo social ligado por lazos consanguíneos mezclados con extranjeros que superaron el alcance de los negocios y perspectivas de las primeras compañías, estableciendo la sociedad ''Venezuela Sugar Company'' posteriormente conocida como ''Central Venezuela'' que entró a competir en el mercado azucarero. El esfuerzo mancomunado de ésta corporación hizo posible la fusión del agricultor, del productor y el comerciante que le dio origen a un empresariado capaz de dirigir con éxito el negocio azucarero. El nuevo actor social surgido de la industria sacarosa se perfeccionó inicialmente en el juego de la oferta y la demanda para luego incursionar en empresas de tipo monopolio.

La obra atrapa y sorprende por el interés del tema y el carácter novedoso para abordar desde lo local hasta lo internacional la estructura económica de la Venezuela del siglo XX, en que la producción y la explotación de la caña de azúcar diversificó la economía del país, generó empleo, instituyó nuevas formas de asociación, modificó las tradicionales formas de cultivar, la aparición por primera vez de un empresariado que creó un mercado nacional que fortaleció la formación del Estado y la nación venezolana. Para efectos de este trabajo los diversos escenarios de producción cañera se formaron en la larga duración por la concurrencia de factores naturales, geográficos, políticos, económicos y culturales vinculados con las haciendas o unidades productivas locales, situadas en la cuenca del Lago de Maracaibo. Del mismo modo, es necesario comprender el establecimiento de las sociedades anónimas en el occidente venezolano porque transformaron los modos de producción de azúcar y el patrón de consumo de la población, durante la transición del capitalismo industrial al capitalismo monopolista que emerge a finales del siglo XIX hasta la entrada del siglo XX.

Significativo es señalar que la historiadora Marisol Rodríguez Arrieta resalta en el texto con magistral elocuencia que el discurso de la Venezuela agraria ha sido abordado de una manera homogénea, colocando su acento en la economía cafetalera y cacaotera, sin percatarse de lo ocurrido en algunas regiones que, como el caso del Zulia, la caña se constituyó en la palanca de producción de la economía agrícola azucarera hasta el punto de superar los rubros tradicionales destinados a la exportación. Igualmente, destaca que en la actualidad, la historiografía económica venezolana sobre el siglo XX ha subestimado la producción de géneros distintos al café, cacao y petróleo en aquellos espacios y áreas que funcionaron con autonomía político-administrativa e instituyeron nuevas formar de hacer negocios e incrementar sus capitales, al tiempo que aportaron su contribución a la construcción del Estado nacional.

La autora nos lleva a descubrir que para desarrollar la investigación —de más de siete años de consulta de múltiples fuentes localizadas en los distintos repertorios documentales ubicados en Venezuela —, debió correlacionar cuatro ejes de análisis definidos y vinculados intrínsecamente: la evolución de la caña de azúcar en suelos zulianos y sucrenses; la industrialización de la gramínea; la conformación de un empresariado nacional que competió en el mercado internacional y maximizó las ganancias y la necesidad de manos de obra indispensable para concretar con éxito la cadena productiva del azúcar refinado. Este recurso metodológico permitió abordar el estudio y organizar las abundantes fuentes documentales, hemerográficas y bibliográficas, algunas de ellas inéditas, contrastándolas con los testimonios orales de trabajadores y extrabajadores del Central Venezuela. La fuente oral representa en este estudio un aporte para el rescate de la cotidianidad azucarera en los centrales.

La obra comprende cuatro capítulos: El primero se titula ''Producción y Comercio de la Caña de Azúcar'', en cuyo desarrollo se aborda la evolución histórica de la caña en Venezuela, con particular énfasis en la región sucrense del Estado Zulia, en donde se evidencia la reorganización político-administrativa y la modernización de las localidades que sentarían las bases para la fundación de las compañías anónimas promotoras de los centrales azucareros. El segundo capítulo, titulado ''Inicios de la industrialización de la caña de azúcar en el Zulia'' explica la vinculación de los capitales que motorizaron la explotación de caña de azúcar en el territorio sucrense y el impulso dado por los colectivos sociales asociados con la Compañía Anónima Unión Agrícola de Maracaibo para multiplicar las ganancias e instalar el primer central azucarero del país.

El tercer capítulo, denominado ''El Central Azucarero del Zulia: génesis de un empresariado'' desentraña el complot fraguado por varios oficiales contra Juan Vicente Gómez, desde el ingenio El Banco, y los posteriores acuerdos del grupo empresarial zuliano con el gobierno caraqueño para garantizar la estabilidad de la región, requisito indispensable en el desarrollo del proyecto azucarero. Aborda igualmente, lo atinente al primer central azucarero de Venezuela, su impacto sobre la región sucrense, la crisis, pugnacidad y desenlace en el Central Azucarero del Zulia. Finalmente, el cuarto capítulo se refiere al Central Venezuela y a la formación del empresariado nacional'', en éste se hace referencia al surgimiento de su antecesora, la Venezuela Sugar Company, que acelera el proceso de industrialización de la caña de azúcar en el occidente venezolano y se devela, también, la fusión de capitales, criollos y extranjeros que coadyuvaron al desarrollo del proyecto azucarero y a la aparición del empresariado moderno.

La investigación precisa, además, el recorrido de la familia París como el colectivo social que se destacó por su iniciativa y empuje en las distintas instancias en las que les tocó desempeñarse, con particular acento en la primera industria de mayor producción azucarera de Venezuela. Al considerar los intereses representados en la familia París se puntualiza su paso por el ejercicio del poder político y su afianzamiento como grupo económico emergente. Como punto final se realiza un esbozo acerca del Central Azucarero La Ceiba y el Central Azucarero Gran Vía competidores naturales con el resto de las compañías azucareras instaladas en el distrito Sucre.