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Historia y Sociedad

versão impressa ISSN 0121-8417

Hist. Soc.  no.22 Medellín jan./jun. 2012

 

RESEÑA

 

Julián Navarro y Luis Carlos Rodríguez, Música de guitarra de mi Sa Da Carmen Cayzedo [CD] (Medellín: Instituto Departamental de Cultura y Secretaría de Educación y Cultura de Antioquia, 2011).

 

 

Humberto Barrera Orrego*

 

*Miembro de Número de la Academia Antioqueña de Historia

Dirección de contacto: acadehistoria@une.net.co

 


 

 

Como parte de la Colección Bicentenario de Antioquia, a fines de 2011 la Dirección de Fomento a la Cultura (hoy Instituto Departamental de Cultura) y la Secretaría de Educación y Cultura de Antioquia publicaron un disco titulado Música de guitarra de mi Sa Da Carmen Cayzedo, en el cual se recogen las piezas que integran un álbum manuscrito que fue propiedad de María del Carmen Cayzedo y Jurado, hija del general Domingo Cayzedo, personaje de campanillas de la historia nacional.

En 1977, para rendirle homenaje a la Primera Dama de la nación, doña Cecilia Caballero de López, la Orquesta Filarmónica de Bogotá interpretó las piezas bajo la dirección del maestro Blas Emilio Atehortúa, quien había hecho también los arreglos. Posteriormente, el Patronato Colombiano de Artes y Ciencias publicó en un disco el registro de aquel concierto. Desde entonces han corrido otras versiones a cargo de distinguidos maestros de la guitarra de nuestro país, y que sería ocioso repetir en el breve espacio de una reseña, a sabiendas de que la información se encuentra en el cuadernillo que acompaña al disco.

Lo primero que hay que mencionar es la delicadeza y sobriedad del diseño de la cubierta y del cuadernillo de marras, adornados con fotografías de las tapas del álbum original y de algunos detalles ornamentales del histórico Palacio de San Carlos, en Bogotá. Es un digno preámbulo del enjundioso estudio del médico y musicólogo Luis Carlos Rodríguez y del guitarrista Julián Navarro y desde luego del conjunto de piezas que integran el disco. Gracias al estudio en referencia nos enteramos de que la novedad de la propuesta del disco radica esencialmente en tres aspectos: el instrumento ''de época'', la afinación ídem y la intención historicista.

En la grabación se utilizó una guitarra clásica-romántica, copia de modelos iconográficos españoles del siglo XIX, encargada al luthier holandés Patrick Hopmans por Montserrat Figueras para su hijo Ferrán Savall, quien al cabo de un tiempo consintió en venderle el instrumento, que tenía poco uso, al maestro Julián Navarro. Y agregan los comentaristas: ''Este tipo de instrumento fue el que seguramente tuvo en sus manos doña Carmen Cayzedo para interpretar las obras de su cuadernillo''. En cuanto al segundo y tercer aspectos, a saber, la afinación y la intención historicista, manifiesta en la elección de un instrumento construido a imagen y semejanza de los que se tocaban en la época de la Independencia, aparece subrayada por un pormenor de carácter técnico: ''La tensión de las cuerdas es mucho menor de la que se utiliza en la actualidad para la guitarra moderna, lo que le imprime al instrumento una sonoridad dulce, muy característica de este tipo de repertorio''. A diferencia de otras versiones, la del maestro Navarro se aproxima con respeto y fidelidad a las piezas del original, y con ello consigue transmitir ''la rítmica y los patrones estilísticos de la época''. En resumidas cuentas, oír esta espléndida versión de las veinticuatro piezas del álbum musical de la niña Carmen Cayzedo es transportarse en la máquina del tiempo, hasta los albores del siglo XIX y experimentar un testimonio conmovedor de la vida cotidiana de nuestros antepasados, distinto a las arengas de los próceres en las plazas públicas y al fragor de los cañones en los campos de batalla, que es lo que tradicionalmente se ha exaltado al evocar la época de la Independencia. Guardadas las proporciones, este disco es el equivalente sonoro a una visita a la Quinta de Bolívar, bello museo sin vitrinas, que contiene la atmósfera doméstica de una casona rural bogotana de los tiempos de la incipiente República, y en la cual el visitante se siente obligado a hablar en susurros y caminar de puntillas porque en cualquier recodo puede encontrar al Libertador de pantuflas, leyendo un periódico o aderezando una ensalada, o a doña Manuela tejiendo una pieza de encaje o una intriga política. Sabido es que la música, lo mismo que un aroma querido y olvidado, tiene la virtud de llevarnos súbitamente a otro tiempo y a otro lugar.

Esta notable grabación se suma al acervo de documentos no escritos, tales como pinturas, armas, monedas, fotografías, mapas, prendas de vestir, edificios, tradiciones gastronómicas, esculturas, etc., vestigios del naufragio del tiempo y herramientas que ayudan a reconstruir el contexto de la vida cotidiana del tiempo de fundación de nuestra nacionalidad y las raíces de una idiosincrasia que pervive en lo que somos, profesamos y sentimos.

Las notas eruditas pergeñadas por el investigador y musicólogo Luis Carlos Rodríguez y el maestro Julián Navarro contribuyen, con estilo claro y ameno, a que la aproximación a las piezas para guitarra y sus protagonistas, doña María del Carmen Cayzedo y Jurado, la niña mimada por la fortuna, y su probable maestro de música, el humilde sastre y compositor Francisco Londoño Martínez, sea apta para el disfrute tanto de especialistas como de legos. En esto, y en cifrar el sabor musical característico de unos tiempos ya idos, radica la novedad y el deleite de esta imponderable grabación.