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Historia y Sociedad

versão impressa ISSN 0121-8417

Hist. Soc.  no.23 Medellín jul./dez. 2012

 

RESEÑA

 

Elena Fernández García, Mujeres en la guerra de la independencia (Madrid: Silex, 2010), 309 p.

 

 

Paula Andrea Giraldo Restrepo*

* Historiadora de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín

Máster en Estudios Hispánicos de la Universidad de Cádiz

Dirección de contacto: paulagiraldorestrepo@gmail.com

 


 

 

Con motivo de la celebración del Bicentenario de la guerra de independencia en España, en los últimos ocho años se han publicado numerosos trabajos resultado de obras colectivas, artículos publicados en revistas especializadas y memorias de eventos académicos en los que se abordan diversas temáticas, tales como: heroínas, patriotas, afrancesadas, literatura patriótica, sociabilidades, víctimas de la guerra, participación política e historia comprada entre España y América. Estos estudios se apoyan, en su mayoría, en documentación primaria consultada en bibliotecas y archivos históricos; en prensa, iconografía, literatura, correspondencia, diarios de viajeros, memorias de caballeros, soldados y extranjeros y en la producción cinematográfica.

Entre 1976 y el 2005 se aprobaron más de 600 tesis doctorales en España sobre historia de las mujeres, sin embargo hace sólo dos años se publicó la primera tesis sobre la participación femenina en la guerra de independencia, sustentada en el año 2007 en la Universidad Autónoma de Barcelona, Mujeres en la guerra de la independencia de Elena Fernández. Un excelente estudio realizado a través del análisis exhaustivo de testimonios escritos e iconográficos de la época y de una vasta documentación primaria consultada en bibliotecas, archivos históricos y militares de Gerona, Barcelona, Segovia, Madrid, Cataluña y Cádiz; que nos da cuenta no sólo de las acciones de las grandes heroínas de los sitios de Zaragoza y Gerona, sino también de las mujeres que se unieron a las guerrillas o sirvieron de espías; las mujeres del pueblo que defendieron su casa y su familia; el papel de las aristócratas y burguesas en las tertulias y en los grupos que se organizaron con el fin de recaudar fondos para la confección de uniformes para los ejércitos fernandinos, y quienes a través de la prensa convocaron incluso a las mujeres españolas asentadas en las colonias americanas para que se unieran a la causa. Así mismo, nos permite acercarnos a aquellas mujeres, que bien fuera desde el bando patriótico, adscritas al liberal o defensoras de una monarquía ilustrada y reformista, utilizaron los periódicos para lanzar sus discursos ''patrióticos y exponer sus puntos de vista sobre la marcha de los acontecimientos''1. En síntesis, la autora logra analizar los diferentes papeles jugados por las mujeres durante la guerra y la revolución política liberal.

El libro se divide en tres capítulos. El primero, ''Mujeres en pie de guerra: la resistencia patriótica femenina'', muestra cómo en un mismo contexto bélico las diversas prácticas femeninas a favor del bando patriótico permitieron diferentes modos de trasgresión de los límites tradicionalmente asignados a la condición femenina2 y cómo durante la Guerra de Independencia hay una ''continua erosión de los límites establecidos entre lo masculino y lo femenino por parte de las mujeres [y], una remodelación y adaptación en suma de los roles de género''3, debido a que la mayoría de las acciones llevadas a cabo por las mujeres, se realizaron mediante la conquista organizada de espacios públicos tradicionalmente masculinos: la incursión en el campo de batalla y la creación de organizaciones colectivas tradicionalmente establecidas y utilizadas por los hombres. Según plantea la autora, durante el conflicto las mujeres,

[...] estaban excluidas de toda participación política por las Cortes, pero socialmente se contaba con ellas para desempeñar determinadas tareas que favorecieran la consecución de la victoria (vestir a los soldados, cuidar a los heridos, recaudar fondos para la causa, etc.). Por este motivo desde las autoridades militares o las Juntas, se verá con buenos ojos la formación de dichas agrupaciones patrióticas a pesar de que suponían incluir de facto a las mujeres españolas dentro de la comunidad política4.

En el segundo capítulo ''Sociabilidad y cotidianidad: la retaguardia femenina'', Fernández analiza cómo el conflicto bélico propició el marco social ideal para que las mujeres de la burguesía y la aristocracia, con cierta sensibilidad por la cultura y la política, participaran en la vida pública sin quebrantar el modelo de feminidad de la época y cómo su toma de partido a favor del bando patriótico, a diferencia de las mujeres que se ocuparon de los heridos o de la artillería y sin negar la existencia del mismo sentimiento patriótico del odio al enemigo francés, se centró en seguir las formas ya iniciadas durante la segunda mitad del siglo XVIII por las mujeres de su clase, es decir la tertulia en el ámbito de lo privado y la sociabilidad de tipo filantrópico en el ámbito público. A través de este capítulo podemos conocer las principales tertulias y asociaciones femeninas que tuvieron lugar en la Península y especialmente en Cádiz, único territorio libre durante la guerra.

Este apartado también se ocupa de indagar por la manera cómo la guerra afectó la cotidianidad femenina, a través del análisis de los diarios de viajeros, las memorias de caballeros, soldados y extranjeros, escritas en el contexto del conflicto bélico y que al parecer de la autora, constituyen una fuente inagotable de información sobre diferentes aspectos de la sociedad española de la época, en especial los relativos a las mujeres y más concretamente a las de la élite, quienes intentaron mantener una apariencia de normalidad en sus costumbres sociales durante la guerra. Los extranjeros en sus diarios y memorias se ocuparon de la descripción de su físico, sus usos y sus costumbres, y a su vez criticaron el atraso cultural en el que se encontraban por estar ligadas al tradicionalismo y al incondicional respeto por las normas socialmente establecidas, responsabilizando de ello a la Iglesia y a los discursos morales y religiosos de cuyo análisis se ocupa Fernández en la última parte del capítulo, en el que concluye que:

[...] el momento de crisis institucional y política que supuso la Guerra de Independencia provocó el auge de reacciones diversas en el campo de la moral [y] [...] la idea de retorno a la piedad femenina y sometimiento de la mujer a sus deberes familiares estuvo muy difundida entre la población. Esta fue la respuesta que desde las esferas eclesiásticas se dio a todas aquellas manifestaciones públicas (prensa, folletos propagandísticos y reconocimientos oficiales) que se hicieron en agradecimiento a la ayuda femenina en la lucha5.

Del análisis de la prensa y la propaganda como arma de la lucha política, a partir de la cual los distintos poderes o grupos de interés intentaron expresar sus ideas y hacerse oír, se ocupa el último capítulo del libro, ''Literatura patriótica e imágenes: continuidad y génesis de nuevos modelos femeninos'', allí la autora muestra cómo a causa de las circunstancias bélicas, la prensa se convirtió en herramienta para la configuración y el arraigo de determinados ideales de lo femenino y cómo a partir de 1808 en España, coexistieron dos imágenes distintas de mujer: la heroína y la matrona. La primera, representada por figuras mitificadas y convertidas en un símbolo de coraje y sacrificio en pro de la victoria, como María Bellido o Agustina de Aragón, y la segunda que ''personificaba todos aquellos rasgos de la visión enraizada de la feminidad [...] matrona amorosa [...] sujeta a su función biológica''6 fue utilizada por la prensa para incitar a los jóvenes a defender a sus madres, y a su patria por extensión, de las tropas invasoras. A través del estudio de numerosos artículos de prensa, proclamas y demás publicaciones de la época, la autora muestra cómo la imagen de la mujer como metáfora de una nación atacada fue aprovechada al máximo en el discurso patriótico y la manera cómo numerosos panfletos propagandísticos simbolizaron la lucha del pueblo por la libertad nacional a través de las heroínas, quienes no se conformaron con ocupar los roles tradicionales. Así mismo, analiza el papel que desempeñaron las mujeres en la prensa periódica a través de las manifestaciones que hicieron mediante cartas, artículos o poemas sobre el desarrollo de la contienda y la coyuntura política, aunque en la mayoría de los casos las autoras expresaron sus sentimientos de fidelidad patriótica ''Sin más afán que el de cumplir con su papel de madre y esposa amante, su intervención en los órganos de expresión pública no responderá a la necesidad de participar u opinar sobre los asuntos políticos y la marcha de la guerra''7. Pero también hubo un grupo de mujeres, si bien más reducido, que se dedicaron a contribuir con sus escritos en los temas de actualidad como fue el caso de María del Carmen Silva, María Manuela López y Eulalia Ferrer quienes tuvieron un papel destacado en la historia del periodismo español, aunque ideológicamente se movieron en bandos opuestos.

La última parte del libro se dedica al estudio de la iconografía de la guerra, especialmente la femenina, realizada por artistas como Goya quien en sus Caprichos y Desastres de la Guerra, presenta la figura femenina como participante, combatiente y víctima de la guerra, Juan Gálvez y Fernando Brambilla, Tomás López Enguídanos, José Ribelles y Bartolomeo Pinelli. El texto concluye con una síntesis de lo ocurrido al final de la guerra y las consecuencias políticas y sociales que trajo consigo el decreto del 4 de mayo de 1814, mediante el cual el rey Fernando VII desencadenó una represión sistemática contra los hombres y mujeres del bando patriota liberal y también contra los afrancesados.

Para la autora, el final de la guerra no supuso el fin del protagonismo femenino público, sino que abrió una nueva etapa. La experiencia bélica impedía poder volver a la situación previa sin más, y el Trienio Liberal iba a demostrar la voluntad de algunas mujeres de intervenir en el espacio público otra vez. Con el final del ciclo fernandino se inició un nuevo período marcado por el retorno al debate sobre la cuestión femenina, que se prologó hasta el Trienio Liberal (1820-1823), momento en que se retomó la polémica acerca del lugar que las mujeres debían ocupar en la nueva sociedad y en la que se barajaron diferentes arquetipos femeninos. Por tanto, las mujeres, de nuevo protagonistas, siguieron siendo un tema recurrente en los códigos morales, los sermones y los discursos escritos. Además, mientras duró la represión fernandina y el liberalismo estuvo proscrito, también hubo mujeres que ejercieron el papel de conspiradoras y trasgredieron conscientemente los límites de lo privado para colaborar a favor de un proyecto político concreto: el Estado liberal.

 

Notas al pie

1. Elena Fernández García, Mujeres en la guerra de la independencia (Madrid: Silex, 2010), 10.

2. Cfr. Elena Fernández García, Mujeres en la guerra de la independencia, 21.

3. Elena Fernández García, Mujeres en la guerra de la independencia, 25.

4. Elena Fernández García, Mujeres en la guerra de la independencia, 24.

5. Elena Fernández García, Mujeres en la guerra de la independencia, 230-231.

6. Elena Fernández García, Mujeres en la guerra de la independencia, 247.

7. Elena Fernández García, Mujeres en la guerra de la independencia, 293.