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Historia y Sociedad

Print version ISSN 0121-8417

Hist. Soc.  no.25 Medellín July/Dec. 2013

 

RESEÑA

 

Juan Manuel Caparrós Lera, Magí Crusells y Ricard Mamblona, 100 Documentales para explicar historia de Flaherty a Michael Moore (Madrid: Alianza Editorial, 2010), 262pp.

 

 

Yamid Galindo Cardona

Estudiante de Maestría en Historia. Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá. Dirección de contacto: yamid74@gmail.com


 

 

El origen del cine tiene en el documental un primer proceso de editar el mundo por medio de las imágenes en movimiento, ''actualidades reconstruidas'' que llama Román Gubern, las cuales, en el caso de la empresa francesa Pathe –el gallo que todo lo sabe y todo lo ve– y su diario fílmico, vincularon la producción cinematográfica como espacio importante para los espectadores a principios del siglo XX, informando el acontecer mundial a través de lo visual: ''el cine ha descubierto su importancia como espejo de la historia y como vehículo de información. Su destino es el de contribuir a que los hombres, de diferentes latitudes y de diversas costumbres, puedan conocerse y comprenderse mejor y, en consecuencia, se sientan solidarios en sus problemas y en sus objetivos''1.

El texto de Caparrós ayuda a reflejarnos un poco en el ''espejo de la historia'' por medio del documental y sus intereses antropológicos, vanguardistas, noticiosos, históricos, deportivos, musicales, políticos, etc. Vehículo de información que entra en el espacio de las necesidades metodológicas y didácticas de los docentes en el contexto de un tema básico de enseñanza desde las Ciencias Sociales. Con respecto a la reflexión de conocernos y comprendernos mejor por medio de la acción del documental, las dificultades son muchas para llegar al clímax de lo que desea Gubern, lográndose en el lugar de la intervención e interacción del observador y su guía –alumno/ profesor–, pero después, ¿cómo queda esa participación activa o inactiva ante lo visto en la pantalla? Allí estaría la clave de una receptiva lección en el documental contemplado, además de preguntarnos: ¿qué tan efectivo resultó para ese público su comprensión del mensaje?, y ¿qué tan efectivo fue en su transmisión?

Historiográficamente, la compilación hace parte de la Historia del Cine, siguiendo el postulado tradicional de la periodización que normalmente se encuentra en las obras de este tipo, desde los inicios del documental, el período de entreguerras, la segunda guerra mundial, el nuevo orden mundial, y finalmente un mundo desigual; con un capítulo aparte dedicado a la Historia del España Contemporánea. Las fuentes utilizadas están categorizadas inicialmente por la experticia de los autores en el conocimiento del cine de acuerdo a pesquisas ya realizadas y a una serie de obras ya clásicas en el ambiente de los investigadores cinematográficos. Las notas en cada uno de los documentales escogidos mezclan la relación del comunicador social, del historiador y del crítico, tres formas de explicar la obra y una sola en su componente narrativo, que para algunos lectores puede parecer adecuada, y para otros complicada en algunas referencias que salen del conocimiento general.

El título del libro puede ser pretencioso en su objetivo de buscar explicar la historia a través de 100 documentales. ¿Es posible hacerlo? La respuesta vendría de los medios y programas en un plan curricular adecuado para dicho fin, con una amplia videoteca o cinemateca de uso escolar y público. A la par, una reflexión preliminar y posterior del hecho documentado con el criterio del cine foro y del taller escrito. Las dificultades se encuentran en tener un acervo fílmico para los intereses creados con la propuesta, y el eje transversal que se implemente en los llamados Proyectos Educativos Institucionales (PEI), en el caso de la enseñanza secundaria. En el caso universitario, su uso es más viable por la libertad de cátedra que se puede tener y por los gustos y acercamientos del estudiante que se encuentra en mejor sintonía con las imágenes en movimiento desde el ámbito crítico y narrativo. En conclusión, se convierte en una actividad metodológica y pedagógica individual, para mezclar narración escrita, verbal y visual con un objetivo central.

El prólogo realizado por Joan Oliver Puigdomènech parte de la reflexión de Marc Ferro con respecto a la pregunta de ''si realmente existía una visión fílmica de la historia, si era verdad o no que el cine y la televisión habían introducido una nueva manera, una nueva dimensión de acercamiento metodológico como de contenido, a las materias históricas'', preocupación que, dirigida a la recopilación, es de obligatoria revisión, por lo que ha significado el género cinematográfico del documental y su divulgación.

En su prefacio, J.M. Caparrós Lera explica el origen del libro, que tiene como antecedente 100 Películas sobre Historia Contemporánea de 1997. Además, tiene como origen los cursos que sobre el tema fueron impartidos en la Universidad de Barcelona en el Master de Cultura Histórica y Comunicación. Para los interesados en el tema, el profesor entrega algunas referencias bibliográficas concernientes al análisis teórico del documental, para luego afirmar: ''100 documentales para explicar Historia es, ante todo, un sencillo catálogo de películas –a base de breves reseñas, críticas e informativas–, con el propósito de aproximar a los universitarios y aficionados a este gran género y sus principales autores. De ahí que lo hayamos subtitulado De Flaherty a Michael Moore'', agregando, ''somos conscientes que hemos hecho una selección subjetiva, pero son todos los que están, aunque no están todos los que son''2.

Ricard Mamblona en la introducción reflexiona sobre el significado del documental y su responsabilidad social, relegado según él por el cine de ficción, explicando su proceso en la historia del cine desde las formas reporteriles y estereotipadas ofrecidas por la televisión, y sus canales de oferta; también a su participación en los circuitos de exhibición y divulgación efectiva por la digitalización. Nos resume la historia del documental con sus principales autores y obras, algunas incluidas en el catálogo, analizando la apuesta del documental en la actualidad y su relación con el espectador, dirigida a la responsabilidad ética del documentalista como valor añadido:

[...] La evolución del documental, en esta nueva era digital, permite al documental, ahora más que nunca, expresarse con una libertad extraordinaria. Se cierran filas, por fin, con los cánones primitivos del medio. Atrás quedan registradas grandes obras cinematográ ficas, y valiosos documentos para el mundo histórico. Ahora, desde la madurez, el documental puede presumir de ser una forma cinematográfica diferenciada, donde la transformación no sólo tiene que ver con las formas de hacer, sino también en la manera en que el documental es pensado3.

En las formas de hacer y de pensar el documental está el éxito de los experimentados y nuevos documentalistas; las historias contadas se asumen como una reflexión de la realidad con la diligencia de contar ''algo'' con eficacia, por eso la selección de los 100 documentales aporta al conocimiento de diversos acontecimientos, algunos más importantes que otros, pero bajo la dinámica de entregar un mensaje mediado por la realidad y, en algunos casos, la ''invención'' del falso documental.

El libro se divide en dos capítulos: primero, Grandes Clásicos y Películas Modernas; el cual a su vez se subdivide en cinco partes: los inicios del cine documental, el periodo de entreguerras, la Segunda Guerra Mundial, el nuevo orden mundial, un mundo desigual; desde Nanuk, el esquimal (1920-22), de Robert J. Flaherty, hasta Sicko (2007), de Michael Moore. El segundo capitulo titulado Historia de España Contemporánea, subdividido en cuatro partes: Segunda República y Guerra Civil, el franquismo, la transición, la democracia; desde Las Hurdes / Tierra sin pan (1933), de Luis Buñuel, hasta Hollywood contra Franco (2008), de Oriol Porta. Además de la bibliografía, se encuentra un índice de documentales, directores y títulos originales.

El libro 100 Documentales para Explicar Historia invita a su revisión cuando se trata de encontrar un medio de explicación de nuestro pasado por medio de una herramienta didáctica que puede ser usada en el espacio escolar y universitario. Cada una de las fichas entrega la información básica de su producción, además de referencias al tipo de contenido y a su calidad como obra artística. El valor agregado de este texto son los aportes de sus autores con respecto a una selección minuciosa –que no deja de ser subjetiva– y la posibilidad de entregarlo en forma de catálogo. Finalmente, por su objetivo educativo, el texto puede revisarse en desorden, eso sí, partiendo de las necesidades y los gustos por un tema en particular.

 


1. Román Gubern, Historia del Cine (Barcelona: Editorial Lumen, 2006), 242-249.

2. Juan Manuel Caparrós Lera, Magí Crusells y Ricard Mamblona, 100 Documentales para explicar la historia de Flaberty a Michael Moore (Madrid: Alianza Editorial, 210), 14-15

3.Juan Manuel Caparrós Lera, Magí Crusells y Ricard Mamblona, 100 Documentales, 21.