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Historia y Sociedad

versão impressa ISSN 0121-8417

Hist. Soc.  no.27 Medellín jul./dez. 2014

https://doi.org/10.15446/hys.n27.44657 

http://dx.doi.org/10.15446/hys.n27.44657

RESEÑA

 

James Vladimir Torres Moreno, Minería y moneda en el Nuevo Reino de Granada. El desempeño económico en la segunda mitad del siglo XVIII (Bogotá: ICANH, 2013), 260 pp.

 

 

 

Carlos Alfonso Díaz Martínez

Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá Dirección de contacto: carlosdiazm12@hotmail.com


 

 

En esta oportunidad tengo el gusto de reseñar el primer libro de James Torres, joven historiador de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, y una de las grandes promesas de la historia económica en Colombia. Este libro es meritorio por varios aspectos. En primer lugar, es de admirar que un historiador recién graduado y de tan corta edad haya generado un producto intelectual de semejante envergadura, y que haya suscitado en Adolfo Meisel el interés de reseñar y discutir apartados importantes del texto, como ocurrió durante su lanzamiento. Que uno de los actuales historiadores económicos más importantes del país haya fljado su atención en el libro de un iniciado ya es un dato significativo. En segundo lugar, el texto es resultado de cinco años de investigación y trabajo ininterrumpido de archivo, durante los cuales el autor ha logrado depurar, corregir y profundizar varias de sus ideas. En tercer lugar, las propuestas de Torres plantean nuevas explicaciones sobre el desarrollo de la minería neogranadina durante el siglo XVIII, revive debates historiográficos olvidados y despierta la polémica necesaria para que futuras investigaciones confirmen o corrijan sus afirmaciones, redundando en el desarrollo del conocimiento histórico, meta de nuestros interrogantes intelectuales. Finalmente, constituye uno de los aportes que durante los últimos años han contribuido al relevo generacional de la historia económica en el país.

A continuación me extiendo sobre cada uno de estos puntos y soy más explícito en mis aseveraciones.

Este libro es la versión acabada de una pesquisa que inició años atrás en las aulas de la Universidad Nacional, de la mano de las enseñanzas del profesor Heraclio Bonilla y las inspiradoras lecturas de Sempat Assadourian1. Y gracias al apoyo del ICANH y de la DIB fue posible adelantar varios proyectos investigativos que de a poco fueron dando respuesta a algunos interrogantes del autor, generando otros y uniéndose en alguna medida para hacer de este libro su versión última. En aras de la claridad, para Torres ha sido una inquietud constante saber cuál fue el papel del oro en la economía neogranadina, y responder por qué la historiografía anterior argumenta que fue insignificante aun sabiendo que en otros espacios coloniales los metales generaron agregación de sectores y densas redes comerciales. En este sentido, dialoga con Sharp2 y recupera la tesis de que la evolución de la minería aurífera de la Nueva Granada dependió de determinantes estrictamente económicos, entre los cuales los esclavos y su manutención representan el principal costo, haciendo que los niveles de producción dependan de la situación de estos haberes en el mercado. En razón de esto discute con Colmenares3 la tesis de que el oro salió del Virreinato sin mayores efectos y con la menor circulación, y comparte con Meisel4 que el reproche levantado por aquél contra Sharp expresa más cierta ignorancia doctrinal de la economía y un acto de resistencia al avance de la NEH que una crítica seria e informada. Por extensión, Torres tampoco está de acuerdo con Guido Barona5, quien amplía la tesis de Colmenares y busca ejemplificar en ausencia de una base documental sólida, por ejemplo, los registros de alcabalas regionales, la tesis de archipiélagos económicos de Nieto Arteta6. Esta experiencia previa a la investigación de Torres, fluctuando entre el mercado y el autoconsumo, permite apreciar las novedades del modelo que plantea.

Sin más preámbulo, el modelo de Torres consiste en que la productividad del sector minero es función de los precios relativos de sus insumos en el mercado, que dependen de la cantidad de moneda en circulación y del ciclo comercial colonial. Es decir, haciendo uso de la teoría cuantitativa del dinero, realiza una comparación entre la evolución de los precios durante períodos de normalidad del comercio internacional y de bloqueo naval, lo que lo conduce a establecer que la retención de moneda creada por el segundo escenario generó inflación en todos los momentos en que se presentó. En otras palabras, una cantidad mayor de moneda que la requerida para las dimensiones de la economía neogranadina causó una alteración que es signo de la existencia del mercado: inflación. Pero Torres es más sutil y presenta otras pruebas para su argumento. Por un lado, establece que la economía neogranadina generó mecanismos para trabajar con eficiencia, como fue una variedad única de monedas de baja denominación, sin comparación en el imperio, y un sistema de premios que valoraba unas monedas sobre otras según su ley y precio, haciendo operar la ley de Grensham. Y por otro, recuerda la constatación de Urrutia7, en el sentido de que la frontera agrícola para la época era lo suficientemente abierta para no hacer depender de la evolución natural de la producción agrícola el comportamiento de los precios.

Con este conjunto de evidencias Torres responde a los anteriores teóricos del autoconsumo y plantea que la economía minera creaba en primera instancia las condiciones monetarias para la evolución general de la economía, y era creada en segunda instancia por las condiciones que había creado, haciendo que la producción de insumos para el oro dependiera de la cantidad de metales en circulación, generando ciclos de auge y declive productivo que coinciden con períodos de deflación e inflación, respectivamente. En síntesis, la dinámica agregada de la economía depende del comportamiento sectorial de su principal actividad, a través de los círculos concéntricos que la producción de oro genera, y la evolución de la minería es función de la situación general de la economía que sus redes han creado.

No obstante, el modelo adolece de algunos problemas que, de solucionarse, cambiarían las evidencias y, como corolario, las conclusiones del autor. En primer lugar, el cálculo del producto se ha hecho sobre la base de estudios para los cuales las fuentes de su construcción son de dudosa procedencia o lo suficientemente incompletas para generar reticencia. En segundo lugar, la serie sobre la exportación de oro y plata no es completa y se concentra en una coyuntura específica, a saber, los últimos años de dominio, y por cierto declive, colonial. En tercer lugar, solo contamos con dos IPC para dos ciudades diferentes creados con pocos productos, lo que hace necesario restringir el alcance de las afirmaciones que aspiran a ser de magnitud virreinal. Una comparación entre IPC y alcabalas regionales podría ofrecer un medio indirecto de la correlación entre la actividad económica y el nivel de precios, dada la dificultad de calcular la cantidad de moneda circulando efectivamente en una plaza determinada.

En conjunto, el texto representa un importante aporte para la renovación general de la historia económica hecha por historiadores en los últimos años, entre los que cabe mencionar a Carlos Valencia, Edwin Muñoz y Joaquín Pinto, quienes fueron educados en el seno del grupo de investigación liderado por el profesor Heraclio Bonilla, del que también surgió el mismo Torres. Finalmente, se incluye entre los estudios que plantean que la independencia sobreviene después de años de crisis económica y que el desalentador comportamiento que le sucede tiene orígenes previos a los eventos de armas. Otro debate de los muchos en que se inserta el trabajo de Torres, que por el bien de la disciplina generará bastante polémica.

 


Notas al pie

1. Carlos Sempat Assadourian, ''La producción de mercancía dinero en la formación del mercado interno colonial'', en Ensayos sobre el desarrollo económico de México y América Latina, 1500-1975, ed. Enrique Florescano (México: Fondo de Cultura Económica, 1979).

2. William Sharp, ''La rentabilidad de la esclavitud en el Chocó, 1680-1810'', ACHSC n.o 8 (1976)

3. Germán Colmenares, Historia económica y social de Colombia II, Popayán una sociedad esclavista: 1680-1800 (Bogotá: Tercer Mundo Editores, 1979).

4. Adolfo Meisel, La cliometría en Colombia: una revolución interrumpida, 1971-1999, trabajo preparado para la reunión anual de LACEA (Buenos Aires, 22 al 24 de octubre de 1998).

5. Guido Barona Becerra, La maldición de Midas en una región del mundo colonial: Popayán, 1730-1830 (Cali: Universidad del Valle/Editorial Facultad de Humanidades/Fondo Mixto para la Promoción de la Cultura y las Artes del Cauca, 1995).

6. Luis Eduardo Nieto Arteta, Economía y Cultura en la Historia de Colombia (Bogotá: El Áncora, 1983).

7. Miguel Urrutia, ''Comentarios'', Ensayos sobre historia económica colombiana (Bogotá: Fedesarrollo, 1980).