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Historia y Sociedad

Print version ISSN 0121-8417

Hist. Soc.  no.28 Medellín Jan./June 2015

https://doi.org/10.15446/hys.n28.48129 

http://dx.doi.org/10.15446/hys.n28.48129

ARTÍCULO DE REFLEXIÓN

 

El manual escolar como objeto de investigación en historia de la educación: apuntes al texto de geografía

 

The school textbook as a research topic in the history of education: notes to the geography text

 

 

Jorge Alejandro Aguirre Rueda**

Profesor Tiempo Completo en la Licenciatura en Lenguas Modernas de la Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá-Colombia. Correo electrónico: jorgealejandroaguirrerueda57@gmail.com

 

Artículo recibido el 11 de febrero de 2014 y aprobado el 2 de julio de 2014

 


Resumen

El manual escolar como espacio de memoria, herramienta pedagógica y vector ideológico se ha constituido en una novedosa pieza de investigación para los historiadores. Desvalorizada por largo tiempo, hoy en día aporta información fundamental para entender los procesos iniciales de la socialización que se vivió en las escuelas. Por su parte, el manual escolar de geografía fue una herramienta que transmitió sendos mensajes nacionales: sobre el territorio y la población. Aunque se ha evidenciado que en España, México, Guatemala, Colombia, Ecuador, Chile y Argentina dichas temáticas fueron recurrentes y prestaron servicios similares, se ha constatado también que la gran mayoría de estudios a este respecto sigue subestimando el papel del manual escolar, tal como lo denunciara Alain Choppin.

Palabras clave: Historia de la educación, libro de texto, enseñanza de la geografía, manual escolar.


Abstract

The school textbook as memory space, ideological and pedagogical tool vector has emerged as a new piece of research for historians. Undervalued for a long time, today it brings critical information to understand the initial processes of socialization that took place within schools. One of them, indeed, has been the textbook of geography, which is shown as vehicle tool for many national messages about the territory and the population. It was evident that in Spain, Mexico, Guatemala, Colombia, Ecuador, Chile and Argentina such themes and uses were recurrent and provided similar services. However, it was found that the vast majority of historical studies are still overestimating the role of the textbook, as already denounced Alain Choppin.

Keywords: Educational history, textbooks, geography education, school handbook.


 

 

1. Consideraciones teóricas y conceptuales sobre el Manual Escolar

Algunos autores como Herrera, Pinilla y Suaza,1 son enfáticos en señalar que los manuales escolares aún no se asumen como fuente historiográfica predilecta para los investigadores de la historia. Tal vez el descrédito de esta fuente radica en su desconocimiento, pues si tomamos en cuenta que, al ser catalogado como un ''objeto cultural'', el manual escolar que se encarga de recoger y presentar los intereses de una época, reconocemos entonces que los contenidos del mismo pueden y deben rastrearse como proyectos dispuestos desde múltiples instituciones. Es necesario pensar acá los contenidos ya mencionados como construcciones socio-históricas, para darle así el reconocimiento merecido al material de estudio que nos ocupa. A lo anterior podemos sumar la caracterización que señala un autor como Michael Apple, concerniente al reconocimiento de su participación en la presentación y difusión del ''sistema de conocimiento organizado de la sociedad'', lo cual trae aparejado que sirva como herramienta que procura difundir lo que ha sido catalogado como ''lo legítimo y verdadero'', además de servir como ''punto de referencia principal para saber lo que realmente es el conocimiento, la cultura, las creencias, la moralidad''2

Con autores como Apple, la mirada se ha ido enriqueciendo con los argumentos de diversos estudiosos del tema que –a contravía de lo ya mencionado– han usado el manual escolar como fuente privilegiada de sus trabajos investigativos. Será Teresa González Pérez quien sentencie que ''en los manuales escolares se establecen los contenidos de la enseñanza legitimando lo que debe transmitirse en las escuelas'', lo que nos pone en sintonía con los presupuestos que relacionan educación, currículo, manual escolar y control, afirmación que acaba por corroborarse cuando dicha autora concluye que los manuales escolares ''son sintetizadores culturales a la vez que son vehículos transmisores para las generaciones más jóvenes de los mensajes que se han seleccionado para tal fin''3 Posición que logra ser compartida por Negrin, quien ha señalado en la misma línea: ''el libro, en su esencia pedagógica, mantiene el sentido original para el que fue concebido: la distribución de un conocimiento 'legítimo' en el ámbito de las escuelas''4.

Lo pertinente de la información presentada por los autores sobre los manuales escolares radica también en las características mismas que le otorgan, como la de funcionar como un ''seleccionador cultural'' y ''legitimador de una mirada del mundo'', sin olvidar que en el texto ''concurren posiciones políticas que se expresan de una manera académica'', además de ''instrumentalizar una visión oficial del mundo''. Su carácter ''sintético'' y ''doctrinario'' es vital al momento de presentar el conocimiento como algo ''estático'' y ''acabado'', de donde se concluye que se deja de lado indiscutiblemente la idea de conocimiento como ''proceso incompleto''5

En esta misma línea reflexiva encontramos a Humberto Quiceno, quien problematiza el manual escolar en la medida en que lo relaciona con la creación y difusión de la realidad. Llega a sentenciar categóricamente que ''el libro de texto es el límite entre lo real y conocido'', convirtiéndose así en la realidad misma. Es claro para Quiceno que el manual escolar es, por su estructura, por sus contenidos y por el proceso que ha vivido, un problema social e histórico, que los estudios deben tratar de comprender y develar, en tanto que ''el manual escolar había sido creado para presentar una doctrina, pero muy pronto pasó a convertirse en la propia doctrina. El libro de texto es el leer. El libro lo es todo''.16

Para llegar a esta categórica conclusión, la mirada histórica de Quiceno alimentó la discusión bajo las consideraciones del manual escolar y las transformaciones de sus formas narrativas. Fue así como, si bien en un primer momento el manual estuvo estrechamente vinculado a la reducción del signo –''la función del manual, como la de la escuela o de la enseñanza era simplificar las escrituras y los lenguajes que existían en la exterioridad de estas instituciones''–, en una etapa posterior, con la llegada y consolidación de la imprenta, se vivirá una época en la que el manual escolar es considerado como arte mecánico, en el que la principal transformación narrativa será la de erigirse ''en un relato universal y en una imagen que puede sustituir la escuela o la enseñanza en la medida en que son equivalentes en su valor de verdad''.7

Siguiendo con la relación entre manual escolar y totalidad, se cuenta con los argumentos de Correia y Peres, quienes, desde los postulados de Michel Foucault, le endilgan a los manuales escolares el ser portadores y lugares donde se concretan elementos ''del pensamiento dominante en ese momento en circulación'', lo que el filósofo francés denominó un ''sistema de verdades'' y ''una política general de verdad''. En consecuencia con lo anterior, los manuales escolares dan muestra y distribuyen

Los tipos de discurso que la sociedad acoge y pone en funcionamiento como verdadero; los mecanismos que permiten distinguir los enunciados verdaderos de los falsos, la manera como se sanciona a unos y otros; las técnicas y los procedimientos que son valorados como adecuados para la obtención de la verdad, así como el estatuto de los agentes sociales que tienen encomendado decir lo que funciona como verdadero.8

Debemos insistir sobre este punto, y para tal efecto, las apreciaciones de Narodowski son pertinentes, toda vez que muestran el papel y la importancia del aparato estatal en la configuración temática del manual escolar. Para tal fin, arriesga el concepto de regulación estatal considerándolo como aquel ''ordenamiento de fines y principios plasmados en leyes, decretos, dictámenes y otras formas narrativas. Tales formas narrativas enmarcan las limitaciones y posibilidades en la legitimación de ciertos textos escolares''9.

A continuación utilizaremos las concepciones presentadas por diferentes autores, que han sido resumidas por Gabriela Ossenbach y Miguel Somoza. Aunque los investigadores que se nos presentan son personas con alta experiencia en este campo investigativo, no dudan en plantear que ''existe ambigüedad'' para presentar el objeto de investigación (para los autores el manual se erige en un objeto de investigación y no tanto como herramienta), debido a que hay por lo menos tres sustantivos con los cuales se presentan estas obras didácticas: libros, textos, manuales, situación que genera una ''oscilación terminológica que dificulta la conceptualización''10.

El reconocimiento de dicha dificultad no impide que deban tomarse decisiones para iniciar la investigación. Los autores resuelven poner en discusión los términos, lo que da como resultado que el de ''manual escolar'' prevalezca sobre el de ''libro de texto''. La decisión no parte de la arbitrariedad, sino de que ''la denominación de manual escolar abarcaría aquellas obras concebidas con la intención expresa de ser usadas en el proceso de enseñanza-aprendizaje, indicada por su título, por su estructura didáctica interna, que contemplaría la exposición sistemática y secuencial de una disciplina''11.

Presentan Ossenbach y Somoza lo dicho por autores como Alain Chopin, quien clasifica los manuales escolares en cuatro tipos: ''los manuales, las ediciones clásicas, los tipos de referencia y finalmente las obras paraescolares''. Manuel de Puelles da una justificación de uso de por qué prefiere el concepto de manual: ''porque hace referencia a libros manejables –a escala de mano–, que se destinan a la enseñanza y que albergan los contenidos esenciales de una materia o disciplina''. Y finalmente presentan al portugués Luis Vidigal, quien ''parte del concepto de 'libros para niños' para abordar el fenómeno de la enculturación letrada a que fueron sujetos los niños portugueses''12

Las reflexiones realizadas por Agustín Escolano Benito los considera primordialmente ''un espacio de memoria'', que cumple al menos tres funciones: a) como soporte curricular; b) como espejo que reproduce los valores, actitudes e ideologías de la ''mentalidad dominante de una determinada época''; y c) como herramienta que presenta los ''métodos de enseñanza y aprendizaje usados en el desarrollo del programa escolar''13 Funciones que parecen recoger en gran medida los postulados anteriores.

Presentaremos a cuatro autores colombianos que han elaborado propuestas para analizar los manuales escolares. Claudia Ximena Herrera y Bertha Nelly Buitrago, partiendo de una investigación sobre los manuales escolares de Educación Física, consideran al manual escolar como:

Una publicación en que se compendia lo substancial de una materia, y que se tiene a mano para el uso continuo y rápido, que agiliza la imposición de la norma, masifica y parcela el conocimiento, lo ordena, lo clasifica y distribuye de una manera universal. Un manual atiende a las instancias políticas y pedagógicas de llevar a todos totalmente; de una manera sintética y precisa, que no implique demasiado estudio y que su aplicación sea viable, efectiva y evaluable14

Existe también una conceptualización elaborada por un miembro de la Sociedad Colombiana de Pedagogía, Carlos Ernesto Noguera, para quien se debe partir del entendimiento de esta herramienta ''como parte de un circuito social que trasciende lo escolar''. El manual debe cumplir la función de establecer un puente entre el conocimiento especializado y su difusión para los ámbitos escolares: ''los manuales escolares constituyen un registro del saber que una sociedad determinada considera debe ser transmitido por la institución educativa en un momento histórico dado''15

Martínez Boom señala que el manual escolar está ''sometido a una regularidad que le define funciones, posibilidades, limitantes, efectos, relaciones'', toda vez que este se encontraría en la intersección ente la historia de los saberes y la ''mirada política sobre el saber''. Así entonces, la tríada propuesta para investigar los manuales escolares: en tanto se relaciona con las formas educativas, como condensador de los hechos educativos de un periodo y como instancia que permite pensar las prácticas, halla su basamento en la consideración de no vislumbrarlo exclusivamente como un escrito, ''sino porque hace parte de un conjunto de condiciones previamente definidas''16

Finalmente presentamos la que nos parece hasta el momento la más apta de las conceptualizaciones para abordar el problema del manual escolar. Otro miembro de la Sociedad Colombiana de Pedagogía, Jorge Orlando Castro Villarraga, entiende los manuales escolares como:

Aquellos instrumentos didácticos que buscan servir de mediadores y reguladores entre un saber específico y los sujetos que intervienen en un proceso de educación formal (maestros-alumnos) [...]: Los textos escolares representan una superficie que registra tanto un modelo pedagógico como el pensamiento de una época. El texto escolar es un engranaje más de los procesos de institucionalización de la práctica pedagógica, pero la producción y la selección de su forma y contenido le hacen parte de un circuito más amplio de control simbólico [...]: Un texto escolar además de constituir un instrumento de apoyo, es un referente concreto para advertir las formas de circulación y apropiación de discursos hegemónicos [...]: Actuando como aliados directos de los programas curriculares, disponiendo objetivos, contenidos, actividades, los textos juegan a su vez un importante papel de legitimación de la Nacionalidad, del Estado y la sociedad en general17

 

2. El manual escolar de Geografía como fuente para la historia de la educación: algunos ejemplos

Para el ámbito europeo, específicamente España, encontramos a Julia Melcón Beltrán presentando el impacto que tuvo la Geopolítica como rama de la Geografía en la creación y presencia de currículos escolares a principios del siglo XX hasta fines de la década del setenta18 Una segunda investigación, llevada a cabo por Horacio Capel y otros autores, señala que a raíz de una ''profunda mutación cultural'' el consumo de libros comienza a darse por ''gentes de escasos recursos económicos y somera formación intelectual'', ello con el fin de cumplir con el sueño y el propósito de las élites ilustradas: ''extender los conocimiento útiles a toda la población''. Como era de esperarse, ''la evolución de la publicación de obras geográficas es inseparable del proceso antes descrito'', lo que se debe fundamentalmente ''al papel que la geografía desempeña en el aparato educativo''. Funciones varias entre las que vale resaltar ''el papel ideológico que esta disciplina puede desempeñar: el conocimiento e identificación con el propio país se señalará como una de las metas que el estudio de la geografía –junto al de la historia– ayudará a alcanzar''19

Un tercer estudio es suministrado por María Nieves Gómez García y su hipótesis es que ''en la configuración de la mentalidad colectiva, en especial de la clase media, en este caso española, el libro de texto empleado en el bachillerato ha sido un factor de gran influencia, sobre todo desde disciplinas como Historia, Geografía y la Literatura''. Esta hipótesis la pone a prueba a partir del análisis de los planes de estudio de los años 1938, 1953 y 1975. Para el primer plan, se evidencia en sus contenidos una ''fidelidad a los postulados franquistas de una manera taxativa''. En relación al segundo plan, la idea de Europa da un giro y se evidencia la introducción de ''lecturas que aventuran los fundamentos de una Europa unida''. Finalmente, para 1975, los textos de geografía proponen contenidos en los que, por ejemplo, ''se muestra la dependencia de Europa de los EE.UU., causa determinante de la búsqueda de su integración en un mercado único''20

El cuarto caso español, aportado por Sifre y otros autores, recuerda que ''los manuales escolares de geografía han tenido una importancia básica en la difusión de una opinión generalista no sólo sobre el país propio, sino también sobre otros''. Por ello, posterior a la segunda guerra mundial, algunos países europeos se han dado a la tarea de estudiar la estructura y los contenidos ''de estos manuales en lo referente a la descripción que se hacía de los diferentes lugares de la Tierra''21 Finalmente, España aporta un último estudio realizado por Teresa González Pérez, esta vez desde la geografía regional. Partiendo de que ''uno de los conocimientos que se entienden básicos para la recuperación de la cultura autóctona es la Geografía'', la autora demuestra la importancia que el texto elaborado por Juan de la Puerta Canseco, en 1880, tuvo en la configuración de la Geografía descriptiva canaria22

Si nos dedicamos ahora a Latinoamérica, mencionaremos cuatro casos mexicanos. Moncada Maya y Escamilla Herrera señalan que la enseñanza de la geografía se consideró –junto a la de la historia– de suma importancia, en tanto que ''debería promover toda una serie de valores que llevaran a identificar a la población con su territorio''. Así mismo, el cenit de dicha disciplina bien podría ubicarse en el año 1867, que bajo la presidencia de Benito Juárez comenzará a desempeñar ''un rol más ideológico'', toda vez que se le endilgará su participación en la construcción de ''una conciencia nacional''23

Un segundo ejemplo lo aportan Meníndez Martínez y Gómez Gerardo, quienes analizan las nociones específicas de clima y raza presentes y desarrollados en los libros escolares de geografía para el siglo XIX, con lo que pudieron encontrar al menos tres situaciones particulares. La primera, evidenciar que en dichos manuales se halla ''el interés de las elites liberales por difundir a través de la escuela conocimientos geográficos en los cuales se enfatizaba la grandeza y la fertilidad del suelo patrio''. No obstante, frente a los otros dos ítems, para el caso del clima, hallaron una marcada intención en presentar el del continente europeo como ''benigno y de suelo fértil'', mientras que el de las zonas asiáticas y africanas fue presentado como ''brusco'', lo que generaba que sus habitantes estuvieran ad infinitum en un permanente ''estado de barbarie''. Situación similar ocurrió con la raza. Los textos escolares de geografía estudiados permiten observar que ''la raza indígena es descrita como salvaje y atrasada, la europea es representada a partir de su supremacía y, finalmente, se privilegia la idea de que la civilización depende de la ocupación de los espacios territoriales por los conquistadores europeos''24

Para el mismo periodo, Aguirre Lora se da a la tarea de analizar lo que denominó la ''emigración de la geografía en la escuela''. Argumenta que el tránsito de esta disciplina al ámbito escolarizado estaría marcado por la necesidad urgente de un grupo social determinado de llevar ''el anhelado progreso nacional, al ámbito de su enseñanza en la escuela popular''. La autora considera que gracias a lo que se denominó en la segunda mitad del siglo XVIII la ''popularización de la ciencia'', la geografía como disciplina se iría insertando en la escuela. Ahora bien, los manuales escolares de la disciplina geográfica sufrieron un proceso dual: diversificación e incremento, lo cual puede explicarse a raíz de dos hechos históricos cruciales; en un primer momento, ''la pérdida de una considerable parte del territorio nacional en 1847, seguidamente, la intervención francesa, entre 1862 y 1867, que señalaron la necesidad de fortalecer el sentimiento de pertenencia a México''. Finalmente, será en este último año –inicio del programa liberal de la Restauración de la República– cuando descollará la producción de manuales escolares, específicamente sobre la Geografía de México25

El último aporte mexicano en cabeza de Gómez Gerardo y Pérez Mendoza, se basa en el análisis de trece manuales escolares de geografía producidos en la segunda mitad del siglo XIX. Los ámbitos de análisis se centraron en: 1) la intención de su enseñanza; 2) el método propuesto; 3) los problemas de enseñanza y aprendizaje que se pretendían resolver. Sus hallazgos se pueden resumir así: 1) mención de la importancia de la geografía en la que se despliega su intencionalidad de ''fortalecer la identidad nacional''; 2) constatación del modelo catequístico como el más utilizado; 3) acto de privilegiar los esfuerzos descriptivos por encima de los definitorios y prescriptivos. Es evidente que entre el punto dos y el tres las tensiones creadas se fueron menguando con el paso del tiempo26

Pasando de México a Guatemala, el trabajo de Mendonça sobre los textos escolares de geografía publicados entre 1870 y 1900 (primeras décadas de la Reforma Liberal), comienza estableciendo que dentro de las funciones endilgadas a aquellos se encuentran las de ''conocer y amar''. Es claro que

El manual escolar de geografía se presenta ante todo como el resultado de un trabajo científico destinado a hacer conocer el país a los jóvenes alumnos, así como a los extranjeros que pudieran venir a enriquecer estas tierras. Pero en cuanto empieza a mezclar esta objetivad con el deseo de corregir errores y promover la tierra querida, el autor abandona la objetividad científica, con lo cual el lector sólo puede preguntarse si la imagen del país que se le da es un reflejo fiel de una realidad encantadora o un espejismo destinado a suscitar amor y aprecio en los jóvenes corazones y mentes extranjeras. 27

Sin embargo, ante el deseo de precisión científica y ''los centelleos del progreso'', se alzará la ''problemática'' del indio. La copiosa literatura demuestra una sola intención: había que ''civilizar al indígena y regenerarlo para que ya no atrase el proceso de modernización del país'' y ''no manche la imagen reluciente de una tierra bendecida por sus dotes naturales y metida ya en la era del progreso''2828

Para continuar este breve recorrido por Suramérica, se comenzará por Colombia y la investigación doctoral del profesor Luis Alfonso Alarcón Meneses, en la que se argumenta que las ''representaciones geográficas'' jugaron un papel vital en el momento mismo de ir conformando los ''referentes territoriales'', todo ello como elemento fundamental ''en la formación del Estado''. Proceso inicial que necesitaba pasar por el tamiz de la ''legitimación social'' ante la mayor cantidad de población posible, lo que se logró a través de una ''pedagogía territorial en la cual, los textos de geografía contribuyeron a la elaboración de representaciones sociales sobre estos espacios''. Para Alarcón Meneses es claro que la operación de ''pedagogización del territorio'' es impensable por fuera de la ''territorialización de la nación'', toda vez que esta se fundamenta en dos ''preocupaciones de la clase política colombiana del siglo XIX: la noción de prosperidad nacional y la cuestión de la identidad nacional''29 Finalmente, y de gran interés, Alarcón Meneses aborda la elaboración de representaciones regionales del territorio, y de ahí que pueda ubicar ''imágenes y contraimágenes de las distintas regiones del país30

El segundo aporte lo hace el profesor Ovidio Delgado Mahecha, geógrafo profesional, que ha mostrado interés por abordar el problema de la relación entre el campo disciplinar de la Geografía y su respectiva enseñanza31 La revisión de siete textos escolares (en los que sobresalen los nombres del Hermano Justo Ramón y Javier Ocampo López), que abarca un período de casi treinta años (1952-1980), con el objetivo primordial de ''identificar la presencia de postulados deterministas en textos escolares empleados por la enseñanza de la Geografía''32, le permite a Delgado Mahecha sentenciar que definitivamente los estudiantes que cursan esta asignatura, tanto en primaria como en secundaria, la asumen como ''una cualidad de las regiones, como el conjunto de las condiciones físicas de las mismas (relieve, clima, hidrografía) que les dan identidad y que explican por sí mismas las desigualdades regionales en sus aspectos humanos''33.

Para concluir este somero barrido en Colombia, existe un trabajo que abarca el período de la década del treinta del siglo XX, en pleno inicio de los postulados de la Escuela Activa, y que retoma dos manuales que, a consideración del autor, son significativos, puesto que ''en ellos se dibujó una idea de Nación, Territorio y Patria que influyó en el proceso de identificación nacional''. La tarea que se le asignó en ese momento a la disciplina geográfica fue la de acrecentar ese sentimiento de identidad insuflando en sus contenidos y posteriores enseñanzas todo ''aquello que sería factor de progreso, bienestar y concordia entre los colombianos''34. Para hacer más enfática la sentencia anterior, Alejandro Álvarez Gallego aborda un manual producido por Luis Enrique Osorio en el año de 1937 y titulado ''Geografía económica de Colombia'', el cual acusa un interés eminentemente ''pragmático'' en su contenido y busca hacer de la Geografía y su enseñanza un puente entre ''los problemas del país y sus posibles soluciones'', a través de una idea que estaba en boga para el período mencionado y que se logró incrustar en las instituciones con la intención de conseguir, ''a toda costa'', como señala Álvarez Gallego, el Progreso35

La intención de Álvarez Gallego al presentar el siguiente manual de Geografía radica en la necesidad de reconocer los diversos discursos que existieron sobre esta disciplina y que se reflejaron en la producción de manuales escolares. En el momento en que Osorio publicó su texto, otro titulado ''Nuestro lindo país colombiano. Descripción y antología del paisaje'', escrito por Daniel Samper Ortega, se erigía como el flamante ganador del Premio Nacional de Geografía de ese año36 Por ser este manual dirigido específicamente a niños que estaban cursando los tres primeros años de escuela primaria, su propuesta pedagógica y narrativa se enmarca en una perspectiva muy literaria, ''cercana al cuento''. Si el texto de Osorio encontraba sus fundamentos en el determinismo geográfico y marxista, Samper Ortega los hallaba en el ''positivismo romántico decimonónico'', en el que ''lo que importaba era dar cuenta de la percepción que se tenía en el contacto mismo con los hechos y las cosas''37 Álvarez Gallego siente que con este tipo de representación ''se sacrificaba el rigor científico en función del aprendizaje'', pues al no existir mención alguna sobre los aspectos económicos al momento de abordar los departamentos y sí muchas referencias de personajes de la vida política nacional que habían vivido en ellos, se caía indiscutiblemente en la presentación de los fenómenos sociales desde el punto de vista de lo ''anecdótico'', reforzando la idea antes referida38

Para concluir con el apartado de Álvarez Gallego, quisiéramos citar su conclusión: ''Los dos textos pertenecen a dos corrientes geográficas y didácticas muy distintas, y con diferencias muy marcadas. Este hecho nos muestra cómo no hubo en este período (hasta donde sabemos en Colombia en ningún período) una política oficial, estatal, coercitiva con respecto a la forma de escribir y editar textos''39.

En cuanto a los aportes ecuatorianos, el trabajo de Luna Tamayo sigue demostrando que el estudio del Estado es una pieza fundamental en la comprensión de los manuales escolares de geografía, su producción y difusión. El autor hace una exposición sobre las consecuencias de la llegada al poder de Eloy Alfaro, quien detentaba una marcada ideología liberal y pensaba en proyectarla en su gobierno; así, señala que el objetivo de su artículo es ''observar cómo el sistema de Instrucción Pública fue aprovechado por el Estado para su consolidación, integración, unidad y dirección, a través del uso intensivo de un discurso político nacionalista'' claramente difundido en los manuales escolares de geografía. Así mismo, un hecho puntual en el año de 1941 como fue la guerra contra el Perú, en la que Ecuador perdió ''una gran porción del territorio nacional'', no demoró en ser registrada en los manuales escolares de geografía desde lo que el autor denomina el ''nacionalismo territorial''40

Un tercer país que proporciona elementos para este trabajo es Argentina. Luis Alberto Romero se dio a la tarea de presentar cómo se habían producido los manuales argentinos, que habían arraigado y naturalizado un ''conjunto de ideas, nociones, valores y actitudes'' que se encontraban presentes en las prácticas y discursos de la institución escolar. El objetivo de su trabajo fue ''ocuparse de la idea de la Argentina que se transmite en los manuales escolares, y que han creado unas imágenes básicas las cuales han arraigado en el sentido común, principalmente por obra de la escuela'' 41. La propuesta de Romero inició con el estudio de la variable de territorio, ''el componente primero y esencial de la Nacionalidad''. Era claro que la elaboración de un esquema de interpretación de la Geografía argentina y específicamente del factor territorio, que debía ser plasmado en los manuales escolares, no podía ser más que el reflejo de la actualidad de la disciplina geográfica, que se encontraba para la época proponiendo conceptualizaciones bajo dos esquemas: el primero de ellos privilegiaba la denominada ''Geografía regional'', que pretendía anclarse en ''una geografía física positivista que cobró la función de explicar las vocaciones económicas y culturales de la nación argentina como conjunto y sus diferentes regiones''; y seguidamente la ''Geopolítica'', pensamiento que se encontraba en ascenso para la década del cuarenta y que encaminó la concepción geográfica de Argentina desde las relaciones de poder que se establecieran con otros Estados desde la noción alemana del ''espacio vital'' esbozada por Ratzel42 Quedaba abierta la compuerta para iniciar la relación entre geografía y economía.

En el ámbito de lo pedagógico se privilegiaron unos tópicos sobre Argentina que se verán plasmados en forma de bloque en los manuales de Geografía. Entre estos se encontraba el titulado ''Posición'', que permitía inmediatamente dar ''interpretaciones de tipo económico y geopolítico''; seguidamente se abordaba el aspecto del ''Clima'', que servía para acercarse a hablar del ''carácter más o menos favorable de las condiciones ambientales para la vida social o la explotación económica''; y se culminaba este primer bloque tratando el problema de la ''Raza'', en el que se privilegiaba y se adjetivaba a ''lo blanco'' como ''favorable'' y ''lo mestizo'' y ''lo negro'' como su antagónico. Básicamente los manuales presentaban el siguiente esquema cuando abordaban el aspecto del ''Clima'' y lo cruzaban con el de ''Raza'':

Finalmente, Quintero –para el periodo comprendido entre fines del XIX hasta mediados de la década de 1950– nos permite entrelazar su trabajo con el ya esbozado por Alarcón Meneses. Partiendo de la noción de ''geografía regional'' como ''una modalidad de escritura geográfica que apela a la distinción, nominación y ordenamiento de entidades subnacionales para ofrecer interpretaciones de conjunto sobre el territorio y la sociedad de un país'', la autora esboza la hipótesis concerniente en identificar dichas geografías como elementos constitutivos que permitieron ''leer y ordenar en clave territorial las diferencias que atravesaban a la sociedad nacional''43

Para culminar este breve recorrido por los trabajos que han valorado el manual escolar de geografía como fuente de investigación, Chile proporciona por lo menos tres estudios. En el primero de ellos, Teobaldo y Nicoletti argumentan sobre la necesidad de auscultar los contenidos de los manuales escolares, toda vez que ''permiten profundizar el análisis de aquellas imágenes oficiales que sobre el territorio nacional y sus habitantes circulaban en el imaginario social de la época''. A ello se le sumaría el hecho cierto de que dichas representaciones fueron consumidas por lo que las autoras denominan ''un sujeto lector ampliado'', es decir, fue la sociedad allende los muros escolares la que vio aumentar la circulación de discursos que fungieron tanto en clave aglutinadora como diferenciadora. Como resultado amplio se obtuvo ''la conceptualización básica del territorio como definición última de los límites de la ciudadanía'', con lo que emergió su corolario: la existencia del ''otro interno'', y por ende ''la construcción del indígena como 'salvaje' y 'enemigo de la civilización' en un espacio 'vacío' y desierto''44 La noción de territorio es la de mayor importancia para el trabajo de las autoras, que tuvieron en cuenta un cuerpo documental extenso, en el que se mezclaron los manuales escolares oficiales con los elaborados por la Congregación Salesiana. Huelga mencionar que esta congregación religiosa docente ''contaba con una editorial que elaboraba sus propios textos de acuerdo a las normas oficiales, aunque supervisados por sus autoridades internas'', y que aquellas representaciones expuestas sobre el indígena –a diferencia de las elaborados por el estamento estatal– se vieron fundamentadas en la concepción de ese otro como víctima y no como culpable –sus ''hábitos salvajes fueron endilgados al demonio''–, con lo que se dió cabida a un proceso de educación y civilización para dicha población45

En segunda instancia, y profundizando en la temática expuesta anteriormente, Nicoletti centrará su investigación únicamente en las representaciones de indígenas expuestas en los manuales escolares de geografía de la Congregación Salesiana. Así, la autora cualifica el punto sobre las diferencias en los regímenes de representación del Estado y la dicha congregación, y muestra que los salesianos supieron ''captar los intereses de los sectores que solicitaban educación y proteger a aquellos que por su situación marginal nada podían esperar del Estado nacional, como fue el caso de los indígenas y los campesinos chilenos''. No obstante, esta entrega, que pareciera ser desinteresada hacia el indígena, estuvo atravesada por aquella concepción que, al considerarlo como un ''infiel capaz de ser redimido'', lo entronizaba en la existencia de una civilización que tenía en su interior diferentes grados con los que establecía ''como parámetros de civilización a los pueblos cristianos: ''de esta manera, los Salesianos como evangelizadores de los indígenas Patagónicos, pasan a ser redentores de una raza humana''46

En tercer lugar, Gangas Geisse y Santis Arenas recopilan los primeros trabajos geográficos con fines didácticos. Es así como aparecen los nombres de Juan Pablo Fretes y Juan Egaña Risco (1803 y fines de la primera década del siglo XIX respectivamente), que señalan en sus trabajos que la enseñanza de la geografía, más que concebirse como una ciencia, se asume como ''una descripción y enumeración de las cosas que existen sobre la superficie terrestre''. Habrá que esperar hasta el año 1835 para que la dirigencia chilena incorpore definitivamente al plan de estudios del Instituto Nacional las asignaturas de Geografía y Nociones de Cosmografía, y hasta 1841 en todo el sistema educacional. Sin embargo, el deseo se vio enfrentado a la realidad: la ''imposibilidad de disponer de material didáctico'' elaborado por chilenos dio cabida a que la obra de Asa Smith, titulada Primer Libro de Geografía o Geografía elemental para los niños, estuviera presente en las aulas hasta fines de la década del setenta del siglo XIX. Esta situación encontrará su camino de solución en la producción de Diego Barras Arana y sus Elementos de geografía física, de 1871, que ''servirá a numerosas generaciones de estudiantes del Instituto Nacional y otros centros educativos hasta bien entrado el siglo XIX''47

 

3. Problematización y Conclusiones

Con el fin de construir un esbozo de sistematización, el siguiente cuadro refleja los autores de los artículos analizados, el país en donde se realizaron, los siglos intervenidos y, finalmente, las temáticas tratadas. Este ejercicio es el que permite elaborar las problematizaciones y conclusiones que al final se reportan.

3.1. Identidades Nacionales e Imaginarios Colectivos

Queda evidenciado el marcado carácter de las investigaciones registradas (dieciséis de dieciocho trabajos) en cuanto al interés de estudiar los manuales escolares de geografía desde su ámbito de creador y difusor de valores políticos. Hecho que claramente se comparte con las asignaturas de Historia y Cívica, como lo explicaran en su momento Ossenbach y Somoza. Afirmación que se corrobora cuando se lee en los artículos frases como: ''conocimiento e identificación del país'', ''configuración de una mentalidad colectiva'', ''promoción de valores'', ''construcción de una conciencia nacional''. Este énfasis ya había sido señalado por los autores en mención, cuando sentenciaron en el año 2001 que ''en América Latina la gran mayoría de los trabajos sobre los libros escolares que se han realizado desde la Historia de la Educación han abordado prioritariamente su influencia como instrumentos de homogeneización social''48.

Si bien no es sorprendente registrar un punto de encuentro entre lo esbozado por Ossenbach y Somoza en relación con los contenidos de los manuales escolares de geografía y las frases anteriormente citadas, sí lo es el hecho que estas se encuentren ubicadas en un espacio temporal que supera en doce registros lo sentenciado en el año 2001; y más diciente aun, siete de ellas se encuentran entre seis y doce años. Lo que queremos dejar sentado, entonces, es que los análisis de los manuales escolares de geografía aún se siguen centrando en los contenidos temáticos que privilegian tanto las identidades nacionales como los imaginarios colectivos, en detrimento de otros puntos de análisis.

Sin embargo, se hace preciso aclarar que lo identitario y colectivo fue construido desde otros dos puntos de vista diferentes, pero a la vez complementarios al ya mencionado. Se encontraron cinco artículos en los que la mención del indígena y el negro sirvió para difundir una representación en cuanto ser atrasado, bárbaro. Así entonces, la civilización era potestad de los pueblos cristianizados. De la misma manera, la forma de construir lo identitario y lo colectivo también halló cabida en los momentos posteriores a los enfrentamientos bélicos. Ello sucedió precisamente en México, Ecuador y algunos países europeos. Para el primer caso, la guerra con Francia en la segunda mitad del siglo XIX sirvió para aumentar el sentido de pertenencia; el caso ecuatoriano presenta un proceder similar posterior a la guerra con el Perú; y finalmente, la segunda guerra mundial sirvió para analizar la forma como habían sido representados los países que ingresaron a la confrontación.

3.2. Miradas e intereses disciplinares

Este apartado muestra que solamente cinco artículos se sintieron atraídos por analizar aspectos propios de la disciplina geográfica. Tal es el caso de cuatro de ellos que centraron su estudio en la importancia de la geografía regional como mecanismo para discutir la creación de una geografía nacional, mientras que solamente uno se dio a la tarea de identificar los postulados deterministas presentes en los manuales escolares. Como se puede observar, este punto debería merecer mayor atención para los interesados en analizar manuales escolares de geografía, toda vez que las luces que hasta el momento se han arrojado sobre esta herramienta pedagógica y objeto cultural, siguen privilegiando los análisis sobre la identidad y la nación.

3.3. Regulación estatal y normatividad promulgada

Como se señaló al principio de esta exposición, han existido varias formas de caracterizar los manuales escolares. Una de ellas es precisamente la relación que se ha establecido entre estos y la legislación producida con el ánimo de sujetar y controlar, tanto el proceso de producción como el de circulación y consumo de los contenidos temáticos. Es importante estudiar este punto, toda vez que ello permitiría corroborar o discutir críticamente aquellas voces que, como las de Naradowski y Ossenbach, señalan la sujeción irrestricta de los manuales a los designios del poder ejecutivo. Solamente el artículo de Álvarez Gallego, para el caso colombiano, arriesga una afirmación que claramente contradice lo expuesto y sentenciado por estos autores. Tales estudios se hacen indispensables, para tener presente que no siempre los poderes estatales fueron omnipresentes; sin embargo, como queda señalado, solamente un artículo de dieciocho nos permite profundizar en las críticas a aquellas aseveraciones que se dan por establecidas e inmutables.

3.4. Transposición pedagógica y didáctica

Igual que el ítem anterior, solamente un artículo, una vez más el de Álvarez Gallego para el caso colombiano, arrojó algún resultado en este punto, ya que establece la relación entre enseñanza de la geografía y el modelo de Escuela Activa. El caso colombiano debería abrir luces sobre la necesidad de que las otras diecisiete investigaciones sigan profundizando en este punto, toda vez que se observa un marcado descuido –sabiendo que se está hablando de Historia de la Educación– en registrar los enfoques pedagógicos y didácticos en las investigaciones realizadas y acá expuestas.

A modo de balance, resumimos: a) diez investigaciones se centran en el siglo XIX; b) nueve investigaciones se centran en el siglo XX; c) los siete países estudiados analizaron el aspecto de lo identitario y lo colectivo –España, México, Guatemala, Colombia, Ecuador, Argentina, Chile-; cinco de ellos –España, Colombia, Ecuador, Argentina– lo hicieron igualmente con los intereses disciplinares; solamente una investigación –en Colombia– se interesó en discutir lo concerniente a la regulación estatal y, finalmente, este mismo país centró también su mirada en la transposición pedagogía y didáctica. Así, entonces, las investigaciones colombianas –tres de dieciocho– indagaron sobre el 100% de los temas y rejillas de análisis.

Es claro, para finiquitar esta exposición, que la la búsqueda de nuevas fuentes para ampliar las representaciones históricas que se vienen elaborando erige al manual escolar como pieza que no debe seguir pasando desapercibida. Por mucho tiempo desvalorizada, hoy en día es un recurso de incalculable valor para las pesquisas historiográ ficas que representan una imagen sobre lo sucedido –en campos específicos como la escuela–; no obstante, a los ojos de uno de sus principales pioneros, Alain Choppin: ''o manual é, realmente, um objeto complexo dotado de múltiplas funções, a maioria, aliás, totalmente desapercebidas aos olhos dos contemporáneos''49. Los ejemplos hasta el momento presentados, se señalan como prueba de la necesidad de seguir por una de las rutas ya señaladas por él, pero que desafortunadamente solamente uno decidió registrar:

O principal interesse em analisar os conteúdos dos livros escolares reside, então, como assinala, de imediato, a maioria dos pesquisadores, na influencia que teriam exercido na formação das mentalidades. Exaustivamente afirmada, mas jamais provada, a 'eficácia' dos manuais constitui-se hoje como objeto de um debate controverso. Até os anos 1980, era correntemente admitido, pela comunidade dos historiadores, que os manuais tinham um efeito importante na formação das jovens gerações. Por tanto, parece que alguns estudos recentes, sobre esse campo, levam a relativizar o papel tradicionalmente atribuído ao manual50

 


1. Martha Cecilia Herrera, Alexis Pinilla Díaz, Luz Marina Suaza, La identidad nacional en los textos escolares de Ciencias Sociales. Colombia 1900-1950 (Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional, 2003), 19.

2. Martha Cecilia Herrera et al., La identidad nacional, 46-48.

3. Teresa González Pérez, ''Publicaciones escolares en Canarias'', en Manuales escolares en España, América Latina y Portugal, eds. Jean Louis Guereña et al. (Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2005), 109.

4. Marta Negrin, ''Los manuales ecolares como objeto de investigación'', en Educación, Lenguaje y Sociedad Vol: VI n.° 6 (2009): 189.

5. Martha Cecilia Herrera, La identidad nacional, 45.

6. Humberto Quiceno, ''Manuales, ensayos y crónicas en la educación en Colombia. 1900-1930'', en Nación, Educación, Universidad y Manuales escolares en Colombia, eds. Jorge Calderón et al. (Barranquilla: Fondo de publicaciones Universidad del Atlántico, 2002), 457.

7. Humberto Quiceno, ''El manual escolar: pedagogía y formas narrativas'', Revista Educación y Pedagogía Vol: XIII n.° 29-30 (2001): 54.

8. Antonio Carlos Da Luz Correia, y Eliane Peres. ''Aprender a ser profesor a través de los libros: representación profesional, currículum escolar y modelos de aprendizaje en los manuales de pedagogía y didáctica para la formación de profesores de enseñanza primaria en Portugal (1870-1930)'', en Manuales escolares en España, América Latina y Portugal, eds. Jean Louis Guereña et al. (Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2005), 196.

9. Mariano Narodowski y Laura Manolakis, ''Estado, mercado y textos escolares. Notas históricas para un modelo teórico'', Revista Educación y Pedagogía Vol: XIII n.° 29-30 (2001): 27.

10. Gabriela Ossenbach, ''Introducción'', en Los manuales escolares como fuente para la Historia de la Educación en América Latina, eds. Gabriela Ossenbach y Miguel Somoza (Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2001), 15-16.

11. Gabriela Ossenbach, Los manuales escolares como fuente, 19.

12. Gabriela Ossenbach, Los manuales escolares como fuente, 16-18.

13. Agustín Escolano Benito, ''El libro escolar como espacio de memoria'', en Los manuales escolares como fuente, 39.

14. Claudia Ximena Herrera y Bertha Nelly Buitrago, ''Los manuales escolares de Educación Física para la escuela primaria en Colombia entre 1870 y 1915'', en Los manuales escolares como fuente, 157.

15. Carlos Ernesto Noguera. ''Los manuales de higiene en Colombia. Instrucciones para civilizar al pueblo'', en Los manuales escolares como fuente, 179.

16. Alberto Martínez Boom, Verdades y mentiras sobre la escuela (Bogotá: IDEP, 2012), 156-157.

17. Jorge Orlando Castro Villarraga, ''Las cívicas y los textos de educación para la democracia. Dos modalidades de formación del ciudadano en Colombia durante el siglo XX'', en Los manuales escolares como fuente, 143-144.

18. Julia Melcón Beltrán, ''Geopolítica y Enseñanza en España'', en Manuales escolares en España, América Latina y Portugal.

19. Horacio Capel, Jorde Solé y Luis Urteaga, El libro de geografía en España, 1800-1939 (Barcelona: Universidad de Barcelona, 1988), 7-10.

20. María Nieves Gómez García, ''Nacionalismo y europeísmo en textos españoles de Bachillerato: Historia, Geografía, lengua y literatura (1938-1990)'', en Manuales escolares en España, América Latina y Portugal, 426, 434-435, 439, 442.

21. María Teresa Benedito Sifre, Armando Cervellera Martínez y Xosé Manuel Souto González, ''Los manuales escolares y la didáctica de la geografía entre 1950 y 1990'', en El libro escolar, reflejo de intenciones políticas e influencias pedagógicas, ed. Alejandro Tiana Ferrer (Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2000), 64-66.

22. Teresa González Pérez, ''Publicaciones escolares en Canarias'', en Manuales escolares en España, América Latina y Portugal, 127-128.

23. José Omar Moncada Maya e Irma Escamilla Herrera. ''Los libros de geografía en el México del siglo XIX: ayudando a construir una nación''. Ponencia presentada para el XII Coloquio Internacional de Geocrítica. (Bogotá, 7 al 11 de mayo de 2012), 2, 6, 9, 12.

24. Rosalía Meníndez Martínez y Víctor Gómez Gerardo. ''Clima, raza y civilidad en los textos escolares del siglo XIX''. Ponencia presentada en el XI Congreso Nacional de Investigación Educativa. Mesa 9: Historia e Historiografía de la educación, 1, 3-5, 8.

25. María Esther Aguirre Lora, ''La geografía emigra a la escuela. Apuntes sobre la configuración de un campo disciplinar. Siglo XIX (1825-1898)'', en Las disciplinas escolares y sus libros, eds. Luz Elena Galván Lafarga y Lucía Martínez Moctezuma (México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Juan Pablos Editor, 2010), 251, 253, 257, 263-264.

26. Víctor Gómez Gerardo y Bárbara Edith Pérez Mendoza, Los libros y la enseñanza de la geografía en el nosiglo XIX, http:www.comie.org.mx/congreso/memoria/v9/ponencia/at09PRE1178557229 (consultado el 12 de octubre de 2013).

27. Emilie Mendonça, ''Espejos y reflejos de Guatemala. Manuales de geografía a finales del siglo XIX'', Boletín AFEHC n.° 41 (2009). Disponible en: http//afehc-historia-centroamericana_org/index.php?action=fi_aff&id=2201 (consultado el 8 de septiembre de 2012).

28. Emilie Mendonça, ''Espejos y reflejos de Guatemala'', 9.

29. Luis Alfonso Alarcón Meneses, ''Educación, Nación y ciudadanía en el Caribe Colombiano durante el periodo federal 1857-1886'' (tesis doctoral en Historia de la Educación y Educación Comparada, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2011), 470-472.

30. Luis Alfonso Alarcón Meneses, ''Educación, Nación y ciudadanía en'', 477, 479, 482-484, 489.

31. Ovidio Delgado Mahecha, ''Permanencia del determinismo geográfico en la enseñanza de la geografía en Colombia'', Revista Colombiana de Educación n.° 18 (1987): 5.

32. Ovidio Delgado Mahecha, ''Permanencia del determinismo geográfico'': 1.

33. Ovidio Delgado Mahecha, ''Permanencia del determinismo geográfico'': 1.

34. Alejandro Álvarez Gallego, ''La geografía de Colombia a través de los textos escolares. La década del treinta: dos estudios de caso'', en Los manuales escolares como fuente, 193.

35. Alejandro Álvarez Gallego, ''La geografía de Colombia a través'', 196-197.

36. Alejandro Álvarez Gallego, ''La geografía de Colombia a través'', 202-203.

37. Alejandro Álvarez Gallego, ''La geografía de Colombia a través'', 204.

38. Alejandro Álvarez Gallego, ''La geografía de Colombia a través'', 205-206.

39. Alejandro Álvarez Gallego, ''La geografía de Colombia a través'', 207-208.

40. Milton Luna Tamayo, ''Estado nacional, Nacionalismos y textos escolares en el Ecuador del siglo XX'', en Manuales escolares en España, América Latina y Portugal, 445, 458.

41. Luis Alberto Romero, La Argentina en la escuela. La idea de Nación en los textos escolares (Buenos Aires: Siglo Veintiuno, 2004), 13, 18. (El subrayado es nuestro).

42. Luis Alberto Romero, La Argentina en la escuela, 90.

43. Silvina Quintero, ''Geografías regionales en la Argentina. Imagen y valorización del territorio durante la primera mitad del siglo XX'', Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales Vol: VI n.° 127 (2002).

44. Mirta Teobaldo y María Andrea Nicoletti, ''Representaciones sobre la Patagonia y sus habitantes originarios en los textos escolares. 1886-1940'', Quinto Sol n.° 11 (2007): 170.

45. Mirta Teobaldo y María Andrea Nicoletti, ''Representaciones sobre la Patagonia'', 171, 188.

46. María Andrea Nicoletti, ''Los indígenas de la Patagonia en los libros de texto de la Congregación Salesiana: la construcción de otros internos (1900-1930)'', Revista TEFROS Vol: 7 n.° 1-2 (2009): 16.

47. Mónica Gangas Geisse y Hernán Santis Arenas. ''La formación y el desarrollo de la geografía chilena'', Revista de Geografía Norte Grande n.° 14 (1987): 76-79.

48 Gabriela Ossenbach y Miguel Somoza, ''Introducción'', en Los manuales escolares como fuente, 26.

49. Alain Choppin, ''O historiador e o livro escolar'', História da Educacao n.° 11 (2002): 9.

50. Alain Choppin, ''O historiador e'': 18.

 


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