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Historia y Sociedad

Print version ISSN 0121-8417On-line version ISSN 2357-4720

Hist. Soc.  no.41 Medellín July/Dec. 2021  Epub July 29, 2021

https://doi.org/10.15446/hys.n41.87852 

Dossier

"Los hechos son machos, las palabras hembras": representaciones de lo femenino en la derecha peronista a través de El Caudillo de la Tercera Posición (1973-1975)*

"Facts are Male, Words Female". Representations of the Feminine in the Peronist Right through El Caudillo de la Tercera Posición (1973-1975)

"Os fatos são masculinos, as palavras femininas". Representações do feminino na direita peronista através de El Caudillo de la Tercera Posición (1973-1975)

María-Belén Martínez-Obertti** 
http://orcid.org/0000-0002-9432-3534

** Profesora en Historia de la Universidad Nacional de Mar del Plata (Mar del Plata, Argentina). Estudiante de doctorado e investigadora del Departamento de Historia y del grupo de investigación Movimientos Sociales y Sistemas Políticos en la Argentina Moderna (CIMSSPAM) de la misma institución https://orcid.org/0000-0002-9432-3534 belenmartinezhgc@gmail.com


Resumen

Este artículo propone un análisis discursivo de las publicaciones de El Caudillo de la Tercera Posición, uno de los órganos de expresión de la cultura política en la derecha peronista argentina durante los años de 1970. El objetivo del trabajo es indagar acerca de las categorías mediante las cuales sus artículos e imágenes construyeron una representación de lo femenino de acuerdo con un modelo específico de mujer y del mundo femenino, en general, construido y defendido por los integrantes de la revista. Según esta hipótesis las relaciones de género atravesaron y determinaron el imaginario de sus autores y para demostrarlo se analizarán las subjetivaciones en torno al enemigo feminizado y las representaciones de la mujer como sujeto de acción en el campo de la política partidaria.

Palabras clave: peronismo; cultura política; periodismo; género, discurso; derecha; mujer; femenino

Abstract

This article proposes a discursive analysis of the publications belonging to El Caudillo de la Tercera Posición, one of the voices of political culture in right-wing Peronism during the seventies. The purpose of this work is to enquire into the categories throughout the articles and pictures that built a representation of women that followed a (cultural) stereotype of women and their universe, generally constructed and defended by members of this magazine. According to this hypothesis, gender relations went through and demarcated the imaginaries of its authors. To demonstrate this, those subjectivities around the feminized enemy and women's representations as active subjects in the field of party politics will be analyzed.

Keywords: Peronism; political culture; journalism; gender; speech; right wing; woman; feminine

Resumo

Este artigo propõe uma análise discursiva das publicações de El Caudillo de la Tercera Posición, um dos órgãos de expressão da cultura política da direita peronista argentina durante os anos de 1970. O foco do trabalho é pesquisar as categorias através das quais seus artigos e imagens construíram uma representação do feminino de acordo com um modelo específico de mulher e do mundo feminino, em geral, construído e defendido pelos membros da revista. De acordo com esta hipótese, as relações de gênero cruzaram e determinaram o imaginário de seus autores e para demonstrá-lo serão analisadas as subjetivações em torno do inimigo feminizado e as representações das mulheres como sujeitos de ação no campo da política partidária.

Palavras-chave: peronismo; cultura política; jornalismo; gênero; discurso; direita; mulher; feminino

Introducción

La revista El Caudillo de la Tercera Posición -en adelante ECTP- fue publicada por primera vez el 16 de noviembre de 1973, cinco días antes de la aparición pública de la Alianza Anticomunista Argentina -Triple A-. La dirección de la publicación estuvo a cargo de Felipe Romeo y, durante diez números, de Enrique Gerez, quien fue apartado de su cargo y posteriormente denunciado públicamente por "grandes desviaciones ideológicas"1. Según las estimaciones de Juan Besoky2, la tirada de la revista alcanzó los 9500 ejemplares de cada tirada en la ciudad de Buenos Aires3. Tanto la pertenencia ideológica de sus directores -el primero, exmilitante de la Guardia Restauradora Nacionalista y el segundo, proveniente de la Juventud Peronista de la República Argentina- como el entramado discursivo de sus artículos ubican al semanario como portavoz de la cultura peronista de derecha4. A pesar del anonimato del equipo editorial5, sabemos que la revista apoyó las acciones emprendidas por la Juventud Sindical Peronista (JSP), la Concentración Nacional Universitaria (CNU) y el Comando de Organización (CdeO)6. Al mismo tiempo, el financiamiento por parte del Ministerio de Bienestar Social, dirigido por José López Rega, se encuentra manifiesto en la publicidad oficial de este órgano así como en los anuncios provenientes de las 62 Organizaciones7, de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y de sindicatos afines.

ECTP se caracterizó por su espíritu peronista militante al oponerse abiertamente al semanario El Descamisado de la agrupación Montoneros8. A su vez, la revista derechista incluyó fuertes críticas a medios como El Mundo o Noticias que, siendo diarios comerciales, eran financiados y dirigidos por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y Montoneros respectivamente. Con un total de setenta y tres números, ECTP tuvo una tercera etapa, cuya duración abarcó el año 1982, nuevamente a cargo de Romeo tras su regreso al país. Se eligió este semanario como fuente de investigación porque ha sido analizado como una de las principales publicaciones de la derecha peronista, que -aunque de manera no oficial- fue, además, la empresa periodística de la Triple Alianza Anticomunista en Argentina (Triple A).Trabajos recientes han centrado sus análisis en la violenta discursividad de la revista y en el anclaje simbólico al que aluden sus artículos. Paralelamente, el bagaje ideológico de quienes integraban el grupo editorial así como sus fuentes de financiamiento, la construcción de un enemigo en común y el humor gráfico han sido algunos de los temas más trabajados por parte de los investigadores9. Si bien Patricio Simonetto analizó cuestiones de género presentes en la revista, aún son escasos los estudios que desde la perspectiva de género10 profundicen en las representaciones simbólicas construidas por la(s) derecha(s) acerca del mundo femenino. ¿Cuál es la motivación que guía a los redactores de ECTP a delimitar un modelo de mujer acorde con sus subjetividades? ¿Cuál es la razón por la que dicha demarcación de lo femenino se manifiesta efusivamente hacia principios de la década de 1970 y no antes o después?

La(s) derecha(s) peronista(s): una aproximación

Estudios recientes coinciden en señalar la década de 1970 en Argentina como aquel periodo en el que la violencia política, las acciones paramilitares y las tensiones intrapartidarias dentro del peronismo tuvieron un marcado ascenso y cristalización luego del regreso de Juan Domingo Perón al país el 20 de junio de 197311. En ese sentido, un denominador común para la década del setenta fue la absoluta convicción de que la intervención política era necesaria en la reconfiguración de un mundo nuevo:

Si algo caracterizó a esa Argentina de los años setenta fue la convicción acerca de la necesidad de una revolución en términos de inversión de la realidad de una Argentina que siempre estaba por resolverse, en un continuo sentimiento de refundación. Desde las derechas nacionalistas o desde las izquierdas revolucionarias, todos creyeron en la revolución como un medio de transformación política.12

Tras los acontecimientos de Ezeiza13 y la posterior caracterización por parte de Perón de "imberbes" para aquellos entusiastas de la patria socialista, se encuentra un escenario en el que se cristalizaron las disputas intrapartidarias circundantes. Lo anterior, puede ser entendido como el punto más álgido del enfrentamiento entre dos bandos: aquel sector del peronismo integrado por el sindicalismo ortodoxo y el sector de la derecha nacionalista14, la cual denunció con métodos legítimamente violentos a los "infiltrados", autoidentificados como de izquierda, para rechazar su posibilidad de pertenencia al movimiento. Lejos de ser un debate resuelto, aún hoy, se encuentran tensiones relacionadas con la díada izquierda/derecha y con su pertinencia analítica para la definición de identidades políticas. En términos hegelianos, si bien ambos bandos se definieron por oposición, uno de los escollos más resonantes es la no autoidentificación por parte de los sectores de derecha como tales. En contraposición, la izquierda construyó su identidad a partir de definiciones de sus propios protagonistas, lo que permite ubicarlos dentro del "peronismo de izquierda" o "tendencia revolucionaria".

De esta manera, la definición de derecha se adjudicó de manera casi automática al conjunto de agrupaciones no identificables con el ala izquierda. Para el caso del peronismo, trabajos recientes como los de Humberto Cuchetti15 proponen, mediante una aproximación al estudio de las trayectorias militantes, profundizar en el análisis de aquel conglomerado enemigo de la izquierda que más que constituirse de manera unívoca presentó porosidades, bifurcaciones y vectores en común que superaron las organizaciones propiamente dichas:

La derecha peronista fue creada entonces a partir de un anacronismo que, en diferentes momentos y de la mano de diversas exigencias morales, intelectuales y políticas, tuvo pesadas consecuencias para la elaboración de un programa científico de investigación de aquello englobado bajo tal expresión. Justamente los casos que podrían ser citados dentro del abanico de estas derechas constituyen grandes ejemplos que nos permiten revisitar de manera global el fenómeno del compromiso político en la Argentina de la época.16

Juan-Luis Besoky, en correlato con los aportes de Alejandro Grimson17, y en su búsqueda por redefinir nociones tales como identidad y cultura política, nos permite diferenciar ambos conceptos18. Lejos de constituir ideas dicotómicas, Besoky evita el solapamiento entre ambas para evaluar su posible entrecruzamiento: es así como el autor concibe al peronismo como una identidad, atravesada por diversas culturas políticas. A lo largo de nuestro trabajo, se adopta la noción de cultura política dada por Sergio Berstein:

Una visión del mundo compartida, en la cual entran en simbiosis un subsuelo filosófico o doctrinal, la mayoría de las veces expresado en forma de una vulgata accesible a muchos, una lectura común y normativa del pasado histórico que connota, positiva o negativamente, los grandes períodos del pasado, una visión institucional que traduce en el plano de las organizaciones políticas del Estado los datos filosóficos o históricos anteriores, una concepción de la sociedad ideal tal y como la ven los poseedores de esta cultura y para expresar el todo, un discurso codificado en el cual el vocabulario empleado, las palabras clave, las fórmulas repetitivas contienen significado, mientras que ritos y símbolos desempeñan en el nivel del gesto y de la representación visual el mismo papel significante.19

La identidad entonces, es entendida aquí como consecuencia de un devenir histórico que en tanto mandato simbólico, se define y redefine de acuerdo a determinadas culturas políticas propias de un contexto histórico determinado.

Como advierte Grimson identidad y cultura no son necesariamente lo mismo. Así como la identidad de argentino no implica que todos compartamos la misma cultura, lo mismo sucede con la identificación con el peronismo. Bajo el nombre de peronista se hallaban presentes diversas formas de entender esa pertenencia producto de diferentes culturas políticas.20

Entonces ¿a qué nos referimos cuando hablamos de derecha peronista? ¿Cuál es su particularidad dentro del conglomerado que agrupa la(s) derechas(s)? En relación con lo anterior, entendemos que distintas agrupaciones intentaron redefinir su propia identidad peronista de acuerdo con una cultura política específica. La cultura política nacionalista de derecha, cuyos orígenes se remontan hacia la década de 1940, encontró su cauce en el peronismo al resignificar su propia identidad y dar origen a lo que definimos como peronismo de derecha21. A su vez, propuestas que alientan a hablar en términos de derechas han ampliado el universo político del que los actores forman parte. Pensar las derechas22 (y las izquierdas) como universos en constante movimiento nos permite aproximarnos a trayectorias de sujetos que, como actores políticos, configuran su propia identidad.

Una lectura pendiente: género y derecha peronista

Los estudios que desde la perspectiva de género han profundizado en el análisis de la historia argentina para las décadas de 1960 y 1970 aumentaron considerablemente en los últimos tiempos. Es en este período en el que nos encontramos frente a profundas transformaciones sociales que dan cuenta del rol protagónico de la juventud en los movimientos de contracultura. El aumento de la matrícula universitaria, la ampliación de la oferta laboral extradoméstica, el uso de la pastilla anticonceptiva y su consecuente revolución sexual fueron algunas de las dimensiones que delinearon un nuevo modelo de mujer. Isabella Cosse23 indaga acerca del impacto en Argentina de este nuevo modelo femenino y se pregunta de qué manera se vio resquebrajado el modelo doméstico tradicional. Su investigación, a través del análisis de las revistas Para Ti y Vosotras da cuenta de la imposibilidad de las publicaciones para esquivar dicha revolución cultural. Sin embargo, y esto es significativo para nuestra investigación, ambas revistas no propiciaron el terreno para una verdadera crítica acerca de los roles de género sino que la disyuntiva frente a la que se encontraría la mujer era cómo equilibrar sus nuevas oportunidades -sexuales, laborales, académicas- con la domesticidad naturalmente asignada. Cabe preguntarnos entonces hasta qué punto las publicaciones de ECTP se vieron sumergidas en este clima de época: ¿cuál fue la postura que tomó la revista en torno a la mujer liberada?

Por otro lado y desde esta perspectiva, Débora D'Antonio24 logra aportes significativos al indagar cómo afectó el género a las dinámicas históricas. En su trabajo acerca de las mujeres carceleras durante el período 1974-1983, D'Antonio señala la sexuación del castigo como estrategia determinante en las relaciones de poder. A su vez, la apertura de guarderías y su promoción por parte de organizaciones propias del movimiento o incluso por parte del propio Ministerio de Bienestar Social parecían ser la adecuación de políticas estatales a la nueva época de inclusión laboral femenina. Es en esa aparente contradicción en la que D'Antonio nos invita a pensar el Estado en términos de género y nos brinda algunas ideas provisionales para nuestro análisis: mientras que en el ámbito privado la mujer cumplía el rol de guardiana de la tradición, la desfeminización de los cuerpos femeninos justificó su criminalización. Otro de los focos de atención ha estado puesto en la experiencia de las mujeres como militantes políticas y la tensión generada en la consecución de sus ideales partidarios frente al advenimiento del movimiento feminista Argentina.

En ese sentido, Karin Grammático25 nos presenta la reconstrucción de trayectorias y experiencias de mujeres pertenecientes a la Agrupación Evita (AE de ahora en adelante) creada por Montoneros, como estrategia de reconfiguración intrapartidaria frente al llamado a elecciones de 1973. La autora considera la AE como un espacio de aprendizaje político, dado el encuentro de mujeres pertenecientes a clases medias universitarias con aquellas emparentadas a las clases populares, muchas de estas casadas y con obligaciones en el ámbito doméstico. Las acciones llevadas a cabo por la AE reprodujeron los mandatos atribuidos socialmente a las mujeres. Sus militantes no se autopercibieron como feministas, tras considerar esa categoría como una versión de la política burguesa.

Hacia el interior de la agrupación se manifestó la tensión entre lo que llamaríamos doble militancia, es decir, la presión de las jóvenes militantes de tomar posición respecto a dos variantes de lucha: por un lado, las agrupaciones feministas forjadas en los albores de la década de 1970, como la Unión Feminista Argentina (UFA); el Movimiento de Liberación Femenina (MLF); el posterior Movimiento Feminista Popular (MOFEP); y la Asociación para la Liberación de la Mujer Argentina (ALMA); y por el otro, la militancia política de izquierda. Grammático destaca la conversación como herramienta poderosa de las militantes para poner en debate la relación con sus compañeros varones, tanto dentro de la organización como en la vida íntima y familiar. La necesidad de crear conciencia, en términos de las militantes, resultaba fundamental a la hora de transformar a la mujer en agente de cambio de su propio entorno. Ambos estudios se enmarcan en una de las consignas, sino la más importante, que forjó el viraje político feminista hacia la década del setenta y por lo tanto configuró un clima de época: "lo personal es político". Por su parte, si bien Ángeles Anchou26 nos propone como excepción y desde la historia oral indagar acerca de la participación de las mujeres en Guardia de Hierro27, las investigaciones aún se vinculan sobre todo a movimientos izquierdistas, en su búsqueda emancipadora y de dislocar la estructura de la práctica militante. En consecuencia, este trabajo propone establecer un diálogo con estos estudios para inscribir las publicaciones de ECTP en un proceso histórico de mayor alcance al entender el género como una de las dimensiones articuladoras en la construcción de identidades, en este caso, del peronismo de derecha. Acerca de identidades y discursos, Stuart Hall sostiene que:

(...) Precisamente porque las identidades se construyen dentro del discurso y no fuera de él, debemos considerarlas producidas en ámbitos históricos e institucionales específicos, en el interior de formaciones y prácticas discursivas específicas, mediante estrategias enunciativas específicas. Por otra parte, emergen en el juego de modalidades específicas de poder y, por ello, son más un producto de la marcación de la diferencia y la exclusión que signo de una unidad idéntica y naturalmente constituida: una "identidad" en su significado tradicional, es decir, una mismidad omniabarcativa, inconsútil y sin diferenciación interna.28

Como primera aproximación, el texto se centrará en las representaciones de la mujer como sujeto de acción en el campo de la política partidaria. Para ello se analizará cómo en distintos espacios de las publicaciones se construyó al enemigo como "subalterno" mediante la atribución de rasgos feminizantes. Posteriormente, haremos un análisis comparativo entre las secciones "¡Oíme Piba!" y "¡Oígame Señora!". De esta manera, se argumentará que las relaciones de género dispares atravesaron y determinaron el imaginario de los autores, al entender el discurso como vía de acceso al entendimiento de un orden simbólico mayor.29

El enemigo feminizado: acerca de "loquitas, atorrantas y maricas"

La atribución de rasgos femeninos por parte de ECTP a determinados grupos o personas fue un recurso constante dentro de la violencia discursiva presente en sus artículos. Cabe preguntarnos entonces cuáles son esos rasgos femeninos que ECTP adjudicó a sus enemigos. Dichas nociones, al rechazarse y ser incompatibles con la identidad propia fueron habilitadas como herramientas discursivas para convertir en subalterno al enemigo. Este punto es interesante, ya que nos permite adentrarnos en el universo simbólico del semanario desde dos dimensiones: en primer lugar, aproximarnos a lo que ECTP consideraba propio de las mujeres y, por tanto, inadmisible en los militantes de su ideología; en segundo lugar, podemos dar cuenta de las relaciones de género dispares sobre la que el semanario construyó su propia identidad. La definición de inferioridad del otro al atribuirle características "femeninas" tiene su correlato en las relaciones de género dispares que articularon las construcciones simbólicas de ECTP.

Las categorías moralizantes en relación con la sexualidad utilizadas por ECTP responden a la denuncia de todo aquello que intente resquebrajar uno de los anclajes más importantes dentro del mundo cristiano conservador: la familia. "Porque existen negociantes que logran ganancias comerciando desde pastillas hasta pornografía, o sea, métodos para que el cuerpo de la mujer no pueda tener hijos o para que el corazón de la mujer no quiera tenerlos"30. Desde este punto de vista, dentro del núcleo familiar, hombres y mujeres tienen funciones específicas, acordes a sus capacidades consideradas como innatas. Así, el amor, la templanza y la serenidad se posi-cionaron como características propias de las mujeres, por el hecho de haber nacido como tales, y por eso su derrotero consistía en tareas que requerían cuidados acordes con su sensibilidad. El Número 53 (1974) de la revista dio cuenta del rol protagónico adjudicado a las mujeres, refiriéndose a su función en el mantenimiento de la célula básica familiar:

Su obra de amor en la procreación y en el cuidado de los hijos se ha ido extendiendo para asumir nuevas funciones, tendientes al desarrollo de toda la comunidad. Hoy la mujer multiplica sus esfuerzos en las esferas intelectuales, científicas, la docencia, el comercio y en la industria, cooperando en la misión patriótica de la Reconstrucción Nacional.31

Si bien la discursividad del ECTP da cuenta de la incorporación de las mujeres en la esfera pública, su función en el ámbito doméstico se presentó como irrenunciable. Por lo tanto, lejos de poder elegir entre ambas dimensiones, la mujer debió maximizar -doblar- sus esfuerzos en pos del bien común. Allí se puso de ejemplo a Eva e Isabel, al destacar su actitud serena y de templanza propia de su género. Para ECTP ellas fueron las que demostraron que la mujer estaba capacitada a la par del hombre para guiar los destinos de la nación. En consonancia con lo anterior, la alusión a la prostitución fue recurrente dentro de la caracterización del enemigo. No solo la práctica se consideraba aberrante, sino que las prostitutas representaban el último escalafón dentro del mundo femenino. En el Número 1 (1973) de la revista, la sección "El curriculum de una loquita llamada guerrilla" da cuenta de ello (figura 1). En la ilustración que inicia el artículo se caricaturizó a integrantes de agrupaciones guerrilleras. En el centro de la parodia, un líder guerrillero se abalanza por encima de una mujer, que mientras es tocada por debajo de su prenda, parece disfrutar y celebrar el acto en cuestión. Así, se representó a la guerrilla delineada como mujer que vende su cuerpo y se permite morbosidades: "Loquita, incapaz de actuar en público si no es bajo un antifaz (como aquellas prostitutas que aparecían fotografiadas antes)"32.

Fuente: Ilustración de El Caudillo de la Tercera Posición, 16 de noviembre de 1973, 1.

Figura 1 "El curriculum de una loquita llamada guerrilla" 

Para ECTP, pertenecer a la guerrilla significaba ser prostituta. En este caso, la alusión a la prostitución refiere a la relación del enemigo con agentes externos en una especie de negociación oscura que atentaría contra la propia nacionalidad: "Actualmente la guerrilla es financiada desde París, donde funciona una estrecha red de entidades sinárquicas y representa los intereses más traviesos y más aviesos del sovietismo marxista"33. Así, en la caracterización del enemigo se manifestó la tensión entre la mujer liberada y el modelo doméstico tradicional. Por su parte la redacción de ECTP se posicionó como sujeto representativo de la verdadera nacionalidad. Esto es importante, ya que la nacionalidad construida desde la familia tradicional, siempre es patriarcal, como afirma Patricio Simonetto: "El discurso peronista significaba una ruptura con una supuesta posición femenina que los trabajadores, contenidos en la figura de nación, habían tenido frente al capitalismo oligárquico"34. Por esta razón, también es posible encontrar reiteradas nociones de infantilidad en la descripción del enemigo. La alusión a la travesura y a la diversión, pone a ECTP como el padre de la familia, portavoz de la experiencia, verdadero dueño y señor de la verdad. Mientras tanto, la guerrilla es cómplice del compañero burgués, su acompañante privada, prostituta que "Quiso suplantar a los héroes de la nacionalidad y como no pudo, se vendió a la sinarquía"35. Allí vemos nuevamente cómo los roles de género edificaron la identidad de ECTP. La guerrilla, en tanto mujer prostituta, quiso suplantar a los héroes varones de la nacionalidad.

Dentro del mismo número, en el artículo acerca de la subida de precios, "Leña a la explotación", se presentó el modelo de mujer doméstica que ECTP ponderó y defendió. Mediante entrevistas en almacenes se les dio voz a las amas de casa bajo la premisa de que "las amas de casa protestan con razón por la abrupta escasez de algunos alimentos"36. En contraste con la imagen anterior, el semanario construyó una antípoda consecuente con el riesgoso resquebrajamiento de su orden moral: mientras "la loquita" -prostituta- se divertía, las amas de casa protestaban con razón, como verdaderas guardianas del orden doméstico. Acerca de esta retórica paternalista enunciada desde ECTP en la nota "El Psicoanálisis" se relató el testimonio de un padre preocupado por su hija que asistía a sesiones de psicoanálisis. Los comportamientos alarmantes estaban relacionados con el cuestionamiento de su función como mujer joven dentro del orden familiar. Cuando el padre acompañó a la denominada "transformada mocosita" -cuyo nombre no se revela dado el expreso pedido del padre- a conocer al doctor, se manifestó la tensión entre experiencia paternalista y juventud desfachatada:

De repente ante sus ojos, algo cansados por el correr de la vida, vio un joven de unos 30 años, tenía un delantal blanco y pantalones por demás anchos (...) Morales en ese momento se dio cuenta que, sin entenderlo muy bien, estaba frente a un sujeto que lo que deseaba era enfrentarlo con él.37

En el marco de la lucha entre virilidades, Morales (el padre) reconoció al doctor como el enemigo, tríada en la que ambos lucharon por cooptar a la joven. En ese sentido, compartimos el planteamiento de Isabella Cose cuando sostiene que "El Caudillo realizó una descalificación de la izquierda peronista en términos de género, edad y clase. La virilidad anudó esa triple denostación"38. En "¡Oíme Hipócrita!" se construyeron nuevamente dos mundos antitéticos: aquel integrado por hombres trabajadores, representantes de la honradez y verdadera voz del pueblo y aquellos "jocosos hedonistas que se acuestan con prostitutas"39. La interpelación que el enemigo hizo para con el mundo simbólico de ECTP refiere una vez más al anclaje cristiano conservador: "El enemigo usa el nombre de Dios para conquistar una chica, está constantemente pensando en mujeres"40. Posteriormente, se atacó de manera explícita la virilidad del enemigo al aludir a su relación con el mundo pornográfico:

A vos, que querés suplir tu falta de virilidad con la moda del unisex. A vos, que te desgañitás por el "arte libre" y que, en realidad, estás pagado por los comerciantes de pornografía cuyos intereses defendés. A vos, inventor de la pornoteología.41

En este caso, la moda unisex, representaría el resquebrajamiento de la división binaria de género. Asimismo, en la sección "Los ultras de la ultraderecha", ECTP atacó explícitamente al diario "La Opinión" como perteneciente a este grupo y le adjudicó rasgos feminizantes para la construcción de un estereotipo de mujer que era "necesario" denunciar:

Creadora de aparato sinárquico, se hizo mujer y con el tiempo prostituta. Se acostó con cuanto petrolero le salió al paso (se llamara Frondizi, Kissinger o Breznev, no importaba la cara. ), parió expoliadores al montón y sobrevivió defendida por matones y alcahuetes que nunca llegaron a ser siquiera sus rufianes.42

Si bien la mujer delineada y denostada por ECTP cumplía con los atributos biológicos "que le eran propios", es decir, con su capacidad inherente de parir, el concepto de maternidad que se construyó exigió un correlato actitudinal que fundamentara su rol de género. En este caso, la mujer liberada que se acuesta con cuantas personas desea corrompe el modelo doméstico conservador. Por lo tanto, la ultraderecha "subalternizada" es "irremediablemente prostituta, se acuesta con los militares y se disfraza de izquierda"43. Es destacable cómo a partir de la descripción acerca de su habilidad para el comercio, es decir, para su vinculación en el ámbito público de los negocios se empezó a hablar en términos masculinos. Para ECTP la ultraderecha ahora es varón: "Son administradores y vilipendiadores del dinero"44. Luego, la ultraderecha se tomaba como inferior porque era excesivamente sensible: "Chilla y lloran por cualquier cosa, porque un policía atropella un gato"45. El universo simbólico de ECTP se presentó con un fuerte anclaje androcéntrico por lo que desde esa desigualdad de género se intentó construir un mundo en el que las mujeres no contaban con la necesaria fortaleza, dureza y capacidad de acción para llevar a cabo determinadas tareas. Así, con el artículo "Los hechos son machos, las palabras hembras"46, la revista asumió aquello que Perón enunció como inherente al proceso revolucionario: "Mejor que decir es hacer". De acuerdo con lo anterior, el título de ECTP defendía que la capacidad de acción estaba reservada a los varones, sujetos hábiles de salirse del mundo de las palabras -propio de las mujeres- para entrar en el campo de los hechos. De esta manera, el rumoreo y el palabrerío se adjudicó al mundo femenino porque "hablar nunca es difícil para las mujeres"47 y por lo tanto, al enemigo -"inferior"- "a veces las palabras sobran"48. La sensibilidad también era atribuida a los homosexuales, colectivo repudiado por el semanario que en tanto no-hombres escaparon de los cánones genéricos tradicionales: "No se la aguantan y lloran y lloran, como las mujeres y las maricas. Ellos hacen las cosas como maricones, de atrás (y no de frente, como los machos)"49.

¡Oíme!

El semanario construyó un escenario con demarcaciones precisas según la tensión entre amigos y enemigos de la revolución. Estos últimos, podían encontrarse tanto como infiltrados dentro del movimiento, que desviaban el camino de la doctrina; o como agentes sinárquicos que conspiraban desde el exterior:

Compañeros, la lucha es clara. Sólo existen en esto dos frentes: el de los aliados y el de los enemigos. El del pueblo y el del anti-pueblo. La Sinarquía, fuerza de la oligarquía financiera internacional, es el capanga del frente opositor.50

En este sentido, una de las secciones que más llaman nuestra atención es "¡Oíme!51. Desde el imperativo del título, se apeló a determinadas personas, grupos u organizaciones a conocer lo que ECTP tenía para decir. En esta sección, puede encontrarse cómo la demarcación de los rasgos identitarios del otro, ya sea amigo o enemigo, formalizaron la identidad propia. ECTP como portavoz del verdadero peronismo -en tanto, único posible- manifestó en el lenguaje la capacidad inherente de advertirle al enemigo los peligros que correría en caso de no retomar el camino correcto.

¡Oíme Piba!

Decile a tus amiguitos que tengan cuidado, piba, porque por ahí un día los viejos se deciden a no bancarlos más. Y puede que lleguen a ponerte sobre sus rodillas y a calentarte el bluyin donde está más desteñido (.).52

La sección "¡Oíme Piba!" del primer número del semanario, nos aproxima al paradigma descrito anteriormente, consecuente a su vez con los cánones tradicionales reproductores de un modelo femenino particular y de roles de género específicos. En primer lugar, la definición de piba, para calificar a la potencial lectora de la nota, nos aventura a pensar que la redacción se dirigía a una joven en términos etarios. Más adelante, advertimos que el mensaje no se encontraba dirigido a cualquier joven, sino a la joven militante: "A vos, que despreciás a tu viejo por burgués y conformista pero al que recurrís cuando necesitás unos mangos para pagarte tu militancia revolucionaria"53. ¿Cómo fue construida esa joven militante? ¿Cuál es la razón por la que su juventud se postuló como rasgo digno enunciar? Lo que subyace la construcción de un estereotipo femenino de militante política, es la adecuación a los roles de géneros entendidos por sus adherentes como los únicos verdaderos.

Por lo tanto, la denuncia en "¡Oíme Piba!" se refiere a la inadecuación por parte de este modelo de militante política a su rol de género asignado dentro de lo concebido por el "verdadero" peronismo. Esto coincide con la metodología discursiva trabajada por Silvia Sigal y Eliseo Verón en la que "cada enunciador segundo de la palabra peronista pretende apropiarse de la totalidad del verdadero peronismo, cada uno define su Nosotros como el único colectivo posible, y califica al adversario de traidor o infiltrado"54. Por lo tanto, el desacierto en la piba no aludía a su ejercicio como militante sino a cómo ella entendía la militancia. Ella militaba para los barbudos "Andá a engrupir al primer barbudo que se te cruce por el camino, pero a mí no"55; enarbolaba el nombre de Evita y abogaba por la patria socialista: "Todo mezclado, porque vos no entendés nada"56. Esto último se relaciona con lo anterior, el adversario -no es un detalle menor que en este caso sea una mujer- mezclaba conceptos y necesitaba que ECTP desde una posición paternalista le explicara a esa joven inexperta en qué consistía el verdadero peronismo.

Quizás el rol de la mujer militante delineado por los sectores de izquierda dentro el amplio espectro político se contradecía con aquel que debiera cumplir la mujer en el proceso revolucionario justicialista para los sectores de derecha. La desviación de la joven militante está en su adhesión partidaria, pero más aún en lo que esa adhesión partidaria la llevaba a hacer, es allí en donde los roles de género entraban en tensión. La reiterativa enunciación acerca de la juventud de la "piba" y su inexperiencia en el campo político tiene íntima conexión con lo anterior. Para ECTP la variable generacional no fue un obstáculo en sí mismo, de hecho se reconoció como jóvenes y verdaderos peronistas a quienes habían luchado:

¿No pensaste que hubo otra Juventud Peronista y otra juventud que trabajaba en serio sin tener que meterse un cartelito de Juventud Trabajadora, que hace 18 años tenía tu edad y que ahora tiene treinta y tantos, o casi cuarenta, y que fue la que en serio luchó en los tiempos en que se fusilaba?57

Damos cuenta, entonces, de que la denuncia hacia las militantes se efectuó más que por el hecho de ser jóvenes, por lo que su juventud trajo consigo: la resignificación de su militancia en el marco de nuevo modelo femenino que cuestionó la mujer doméstica y los roles de género tradicionales: "Haceme caso: andá a ayudar a la vieja a lavar los platos, cebale unos mates al viejo, y buscate un pibe que sea hombre, que labure y que no ande disfrazado por la calle, que vas a ganar plata"58.

¡Oigame Señora!

¡A usted le hablo! ¡A usted, colocada por Dios y por Perón al frente de su pueblo en uno de los momentos difíciles de la historia! ¡A usted, heredera y brazo ejecutor de las consignas de nuestro caudillo! ¡A usted, señora presidente, le hablo!59

Casi un año después del lanzamiento del primer número, ECTP en su sección "¡Oíme!" se dirigió esta vez a Isabel Martínez de Perón, con motivo a la promulgación de la Ley de Contratos de Trabajos (Ley 20744). Al aproximarnos a las categorías que delinearon la figura de Isabel en la nota es posible hallar enunciados en los que de manera recurrente se consignaron nociones relacionadas con el paradigma biologicista heteronormativo que asigna roles específicos para las mujeres de acuerdo con determinados atributos biológicos. Desde el título de la sección, se hizo alusión a la condición de Isabel como esposa, en tanto, "señora" del líder. Los agradecimientos que se desarrollan a lo largo de la nota se deben a que Isabel representó el estricto cumplimiento para con el mandato dictado por Dios y por Perón: "(... ) Digna esposa, alumna y mano ejecutora de nuestro caudillo"60. Es decir, Isabel simbolizó lo que la mujer debía hacer. Dedicarle una sección a la esposa del líder del movimiento representó la cristalización del único modelo de mujer válido. A continuación, ECTP planteó dos únicos caminos posibles para la mujer:

(...) El que eligiera doña Encarnación Ezcurra de Rosas, al ponerse al frente de los leales a don Juan Manuel y derrotar a los que pretendieron aprovecharse de la ausencia de su marido; o el de la pobre Camila O' Gorman, que buscó el concubinato de un cura apóstata.61

Según ECTP, la mujer debía seguir el camino emprendido por Encarnación Ezcurra, que acompañó a Juan Manuel de Rosas y garantizó el orden puesto en peligro tras la ausencia de su marido. El rol de esposa y madre apareció indisociable de la condición femenina. Por lo tanto, la glorificación de Isabel remite al cumplimiento de su función como esposa y la representación del resto de mujeres en tanto madres. Aquellas que no cumplieron con el mandato doméstico, tendrían negado no solo su reconocimiento como mujeres sino como humanos: "Usted señora supo devolver a la fe a esas madres que no quieren hijas guerrilleras, deshumanizadas hasta el punto de usar un embarazo o una criatura recién nacida como escudo y disfraz para sus actividades terroristas"62. Los agradecimientos a Isabel se dirigieron en nombre de las madres, pero también de la "juventud maravillosa", jóvenes cuya virilidad se definió según el dominio de sus instintos naturales: "(...) Saben respetar a una mujer y no usarla para satisfacer su instinto de sexo y sangre"63. Es allí donde se reflejaron los cánones tradicionales para los cuales el respeto a la mujer se asoció con su función reproductiva.

En consecuencia, la exaltación a Isabel, más que glorificar su acción en la firma de la Ley 20744, tuvo como objetivo aprobar públicamente su función como esposa de Perón. ¿Cómo se conjugaron en la figura de Isabel la adecuación a los mandatos de género y su acción dentro de la esfera política? Margaret Power, en su trabajo acerca de la movilización de las "cacerolas vacías", propone para el caso de Poder Femenino (PF)64 en Chile un posible entrecruzamiento entre la esfera doméstica y el ámbito público65. Al describir el escenario de la plaza, ECTP ponderó el aire limpio que se respiraba dada la ausencia de enemigos e infiltrados. "El ¡Gracias Isabel!, que enronqueció cientos de miles de gargantas, señora, se refería más a esa limpieza que a la ley que usted acaba de firmar"66.

Así, vemos como la gratitud a Isabel no se vinculó a la representación de un modelo de mujer que desde la política partidaria logró sus objetivos por mérito propio. En correlato con Power, advertimos que en momentos de crisis donde los hombres no podían ejercer su función habitual en el ámbito político se habilitó la acción de las mujeres -pero solo si eran madres y esposas- en la esfera pública como guardianas del orden. Por lo tanto, entendemos que representar a Isabel en su función de mandataria, al mencionar su cargo político, no fue un intento de trastocar los roles de género. Por el contrario, "la participación de la mujer en política no se contrapone con su papel de madre, ya que esta actividad se percibe como parte de su papel doméstico"67. Por lo tanto, la muestra de lealtad hacia Isabel enunciada en este artículo se refería más a la fidelidad de ella y del redactor al líder -hombre- que a las capacidades de Isabel como sujeto político: "Algo que Perón preparó y usted logró realizar"68.

Conclusiones

Hasta aquí hemos señalado cómo las disparidades en las relaciones de género actuaron como un eje articulador de las publicaciones de la revista. La redacción, siempre posicionada como varón heterosexual reprodujo su concepción binaria del mundo. La diferenciación sexual asumida respondía a argumentos biologicistas y heteronormativos en los que el binarismo varón/mujer se centró en la explicación funcionalista acerca de la sexualidad con fines exclusivamente reproductivos. Este paradigma clasificó a los sujetos según su "sexo natural" y defendió la expectativa de determinado comportamiento que respondiera a dichos atributos. El posicionamiento androcéntrico que configuró el imaginario de ECTP otorgó a sus múltiples adversarios connotaciones peyorativas que, al entrar en contacto con ciertos aspectos que pensaron propios del mundo femenino, construyeron una imagen "inferior" del oponente. En el análisis de dichos aspectos, pudimos aproximarnos a las representaciones femeninas estereotipadas que el semanario construyó y con las cuales denostó a la mujer que era inconsecuente con los roles de género estipulados. El análisis discursivo de las secciones "¡Oíme Piba!" y "¡Oígame Señora!" permitió conocer la caracterización que la revista hizo de las mujeres a partir de las nociones de género con las que ECTP intentó construir un universo simbólico en torno a lo femenino para calificar no solo a las mujeres sino a sus enemigos políticos. Es interesante plantearnos la existencia de un correlato temporal entre la caracterización de aquella joven militante y las representaciones en torno a la primera mandataria. A pesar de responder a representaciones distintas existen algunos puntos en el que ambas se encuentran.

Para ECTP tanto la "piba" como la "señora" cumplían con un mandato que las excedía ya que ambas no practicaban una autonomía racional propia en la toma de decisiones. Mientras se glorificó a Isabel, ya que hizo lo que debía hacer, de acuerdo con su rol de esposa y alumna de Perón; la piba, al desviarse de los roles de género del paradigma tradicional, fue merecedora de las advertencias y diatribas del ECTP. Sin embargo, en ambos casos, aunque de maneras dispares, fueron los varones quienes siempre legitimaron las acciones emprendidas por las mujeres. Según ECTP la piba estaba influenciada por sus "amiguitos", por lo que debía escuchar a los verdaderos peronistas para retomar el camino correcto. La señora, no representó más que la mano ejecutora de Perón, que por designio divino -Dios, varón- respondería a la restauración del orden.

Por todo lo anterior, consideramos que la constante apelación al mundo femenino en ECTP tuvo su correlato en el contexto histórico de los años de 1970, en el que un nuevo modelo de mujer se presentó como disruptivo frente a la tradicional relación entre géneros. Determinadas funciones para varones y mujeres fueron asignadas según supuestos atributos biológicos, por lo que la posible intervención en ámbitos ajenos a dichas tareas se presentó como peligroso e inadmisible. A su vez, ECTP necesitaba reafirmar su posición de género hegemónica en un momento en el que las disputas intrapartidarias tensionaron la propia virilidad de sus participantes. Posibles interrogantes para una investigación de más largo aliento sugieren la posibilidad de pensar un común denominador para la(s) derecha(s) peronista(s) en cuanto a las representaciones femeninas: ¿estas ideas se contraponen con las de agrupaciones de izquierda? Quizá al rastrear las trayectorias personales de los sujetos pertenecientes a dichas organizaciones, podremos dar cuenta de cómo las cuestiones de género superaron las categorías ideológicas aquí planteadas.

Bibliografía

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* Artículo de investigación derivado del proyecto doctoral "Las mujeres de la derecha peronista en la década del setenta. Representaciones, prácticas y trayectorias". El proyecto no cuenta con financiación institucional.

1María-Clara Iribarne, "Los semanarios El Descamisado y El Caudillo: antagonismos y filones de una cultura política compartida", Estudios, no. 34 (2015): 51-78, https://doi.org/10.31050/re.v0134.13335

2Juan-Luis Besoky, "La revista El Caudillo de la Tercera Posición: órgano de expresión de la extrema derecha", Conflicto Social, no. 3 (2010): 7-28, https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/CS/article/view/410

3Patricio Simonetto, "El Caudillo de la Tercera Posición. Aproximaciones a la cultura de la derecha peronista (1973-1975)", Sociedad y Discurso, no. 26 (2015): 126-154, https://doi.org/10.5278/ojs..v0126.1096

4Los periodistas Alberto Moya y Adrián Murano destacan a Miguel Tarquini como jefe de redacción, exmiembro del Movimiento Nacionalista Tacuara —movimiento nacionalista de derecha, cuyos orígenes se remontan a fines de la década de 1950. Sus principales fuentes ideológicas se nutrieron del falangismo español y de referentes tales como el sacerdote Julio Meinvielle— y de la Guardia Restauradora Nacionalista. Ver: Alberto Moya y Adrián Murano, "Los intelectuales del brujo", Veintitrés, 15 de febrero de 2007, 450.

5Conforme a la investigación periodística de Murano es posible identificar algunos de los miembros que formaron parte del equipo editorial: José Miguel Tarquini (primer jefe de redacción); Héctor Simeoni (reemplazo de Tarquini como jefe de redacción); Luis Saavedra; Natalio Antonio Palazzo (militante de CNU); Luis Cabré; Carlos Tórtora (militante sindical); Ricardo Ahe (dirigente nacionalista) y José Antonio del Valle (militante de CNU).

6Estas organizaciones, entre otras, formaron parte de lo entendido aquí como derecha peronista de la década de 1970, ya que contribuyeron mediante el combate directo al desplazamiento de los sectores de la izquierda peronista. Tal es el caso de la formalización de la CNU como grupo de choque, tras el asesinato de Silvia Filler en la Universidad Provincial de Mar del Plata (Buenos Aires, Argentina) en diciembre de 1971. Para el caso CNU y JSP ver Juan Ladeuix, "Los últimos soldados de Perón: Reflexiones en torno a la violencia paraestatal y la derecha peronista a través de una experiencia local, 1973 - 1976", en Las derechas en el Cono Sur, Siglo XX. Actas del segundo taller de discusión, comps. Ernesto Bohoslavsky y Olga Echeverría (Tandil: Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, 2012), https://www.ungs.edu.ar/idh/derechas/los-ultimos-soldados-de-peron-reflexiones-en-torno-a-la-violencia-paraestatal-y-la-derecha-peronista-a-traves-de-una-experiencia-local-1973-1976. Acerca de la categoría de izquierda peronista ver Valeria Caruso et al., "Izquierda peronista: una categoría útil para el análisis histórico", Historiografías, no. 14 (2017): 68-90, http://doi.org/10.26754/ojs_historiografias/hrht.2017142337

7Las 62 Organizaciones de la Confederación General del Trabajo (CGT) consistieron en un conglomerado de agrupaciones gremiales asociadas en gran medida a los sectores más ortodoxos del peronismo.

8Organización guerrillera asociada a la izquierda peronista, surgida hacia finales de la década de 1960. Su carta de presentación a la vida pública fue el secuestro y asesinato del exdictador argentino Pedro Eugenio Aramburu en 1970. Acerca de la agrupación ver Richard Gillespie, Soldados de Perón. Los Montoneros (Buenos Aires: Grijalbo, 1987); Lucas Lanusse, Montoneros. El mito de sus 12 fundadores (Buenos Aires: Vergara y Grupo Z, 2005).

9Por ejemplo, Cristina Miscielis y Myriam Pelazas, Dar la vida, quitar la vida (Buenos Aires: La Parte Maldita, 2012); Natalia Silva, "El papel de la revista El Caudillo. Aproximaciones al discurso político de la derecha peronista durante el régimen democrático de los setenta", ponencia presentada en la X Jornada de Sociología, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina, julio de 2013, http://www.aacademica.org/000-038/359; Juan-Luis Besoky, "La derecha también ríe. El humor gráfico en la revista El Caudillo de la Tercera Posición", Tempo y Argumento 8, no. 18 (2016): 291-316, http://doi.org/10.5965/2175180308182016291

10Se toman aquí los aportes de Joan Scott para quien el género no se refiere a la historia de las mujeres sino a una categoría relacional y constitutiva en el estudio de las desigualdades sociales y la naturalización de las mismas. De esta manera, Scott aplica historicidad al concepto al remplazar el "por qué" por el "cómo" ocurren dichas desigualdades. Las relaciones entre hombres y mujeres, desde esta perspectiva, estarían basadas en sistemas jerárquicos de poder, construidos de acuerdo con las representaciones simbólicas de los sujetos. Ver Joan Scott, "El género: una categoría útil para el análisis histórico", en El género: la construcción cultural de la diferencia sexual, comp. Marta Lamas (Ciudad de México: Programa Universitario de Estudios de Género, 1996), 265-302.

11Acerca de violencia y militantismo ver Luis-Alberto Romero, "La violencia en la historia argentina reciente: un estado de la cuestión", en Historizar el pasado vivo, comp. Anne Pérotin-Dumon (Santiago de Chile: Edición electrónica, 2007), http://etica.uahurtado.cl/historizarelpasadovivo/es_contenido.php; Pilar Calveiro, Política y/o violencia. Una aproximación a la guerrilla de los años '70 (Buenos Aires: Norma, 2005); María-Matilde Ollier, "Partidos armados: la lógica oficial y las voces disidentes (Argentina 1976-1977)", Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Experiencias políticas en la Argentina de los '60 y '70 (2008), https://doi.org/10.4000/nuevomundo.38272; Hugo Vezzetti, Sobre la violencia revolucionaria. Memorias y olvidos (Buenos Aires: Siglo XXI, 2009).

12Mónica-Inés Bartolucci, "La emoción místico-patriótica de las derechas e izquierdas revolucionarias argentinas. Memorias y discursos del teniente Juan Francisco Guevara y Raimundo Ongaro en 1970", Anuario del Instituto de Historia Argentina 20, no.1 (2020), https://doi.org/10.24215/2314257Xe111

13El 20 de Junio de 1973, con motivo del regreso de Juan Domingo Perón a la Argentina, tras diez y ocho años de exilio, miles de personas se organizaron para recibir al líder en el Aeropuerto de Ezeiza. Las columnas vinculadas a la izquierda peronista fueron atacadas con armas de fuego desde palcos en los que se encontraban los organizadores del acto. El suceso también es conocido como "la masacre de Ezeiza".

14Juan-Luis Besoky, "La derecha también ríe", 10. Agrega a este conglomerado las siguientes agrupaciones: "Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), Alianza Libertadora Nacionalista (ALN), Comando de Organización (C de O), Concentración Nacional Universitaria (CNU), Juventud Peronista de la República Argentina (JPRA) y Juventud Sindical Peronista (JSP)". Besoky afirma: "Todas estas organizaciones conformaron en la práctica una coalición contrarrevolucionaria de la cual la revista El Caudillo debe ser entendida como su órgano de expresión".

15El autor utiliza la noción de "nebulosas militantes" como aproximación a los espacios políticos recorridos. Ver en: Humberto Cuchetti, Combatientes de Perón, herederos de Cristo: peronismo, religión secular y organizaciones de cuadros (Buenos Aires: Prometeo, 2010).

16Humberto Cuchetti, "¿Derechas peronistas? Organizaciones militantes entre nacionalismo, cruzada antimontoneros y profesionalización política", Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Cuestiones del tiempo presente (2013), https://doi.org/10.4000/nuevomundo.65363

17Alejandro, Grimson, Los límites de la cultura. Crítica de las teorías de la identidad (Buenos Aires: Siglo XXI, 2011).

18Juan-Luis Besoky, "Cultura política e identidad en el peronismo de derecha", Historiae 9, no. 2 (2018): 93111, https://periodicos.furg.br/hist/article/view/8505

19Sergio Berstein, "La cultura política", en Para una historia cultural, dirs. Jean-Pierre Rioux y Jean-François Sirinelli (Ciudad de México: Taurus, 1999), 391.

20Besoky, "Cultura política e identidad", 109.

21Entre algunos de sus valores esgrimidos Juan Ladeuix destaca "una concepción del peronismo ya sea como continuador del legado rosista, como versión vernácula del Fascismo o como manifestación del nacionalismo sindicalista de corte falangista". Ver Juan Ladeuix, "La mazorca de Perón: prácticas ideológicas de la derecha peronista. Una aproximación a partir de un estudio de caso. Mar del Plata 1970-1976", ponencia presentada en las X Jornadas Interescuelas, Universidad Nacional de Rosario, Rosario, Argentina, septiembre de 2005, https://www.aacademica.org/000-006/624

22Acerca de las(s) derecha(s) en el Cono Sur ver Ernesto Bohoslavsky, comp., Las derechas en el Cono Sur, siglo XX. Actas del taller de discusión (Los Polvorines: Universidad Nacional de General Sarmiento, 2011).

23Isabella Cosse, "Los nuevos prototipos femeninos en los años 60 y 70: de la mujer doméstica a la joven liberada", en De minifaldas, militancias y revoluciones. Exploraciones sobre los 70 en la Argentina, comps. Andrea Andújar et al. (Buenos Aires: Luxemburg, 2009), 171.

24Débora D'Antonio, "Rejas, gritos, cadenas, ruidos, ollas. La agencia política en las cárceles del Estado terrorista en Argentina, 1974-1983", en De minifaldas, militanciasy revoluciones. Exploraciones sobre los setenta en la Argentina, comps. Andrea Andújar et al. (Buenos Aires: Luxemburg, 2009), 89.

25Karin Grammático, Mujeres Montoneras. Una historia de la Agrupación Evita 1973-1974 (Buenos Aires: Luxemburg, 2011).

26Ángeles Anchou, Guardianas. Las mujeres de Guardia de Hierro (Buenos Aires: Imago Mundi, 2007).

27Para la autora, uno de los rasgos destacables de Guardia de Hierro es la opción no armada del proceso revolucionario. Dicha característica influyó en la forma de entender la militancia entre varones y mujeres.

28Stuart, Hall, "¿Quién necesita identidad?", en Cuestiones de identidad cultural, comps. Stuart Hall y Paul Du Gay (Buenos Aires: Amorrortu, 2010), 18.

29A su vez, nos basaremos en la concepción de Judith Butler acerca del dinamismo aplicado al género, entendido como performativo. Esta autora piensa en los discursos que construyen las categorías varón/ mujer y la aplicabilidad de su diferenciación de acuerdo con el contexto. Para la autora, el binarismo en el sexo legitima y construye relaciones de poder que serán reproducidas en las divisiones de género. Ver: Judith Butler, El género en disputa (Ciudad de México: Paidós, 2001).

30"¡Oíme niño!", El Caudillo de la Tercera Posición, 26 de diciembre de 1974, 56.

31"La familia: prioridad en la Argentina potencia", El Caudillo de la Tercera Posición, 3 de diciembre de 1974, 53.

32"El curriculum de una loquita llamada guerrilla", El Caudillo de la Tercera Posición, 16 de noviembre de 1973, 1.

33"El curriculum de una loquita llamada guerrilla". Acerca del concepto de sinarquía en el pensamiento de Carlos Disandro ver Juan Ladeuix, "El General frente a la Sinarquía. El discurso de Carlos Disandro en la formación de la Concentración Nacionalista Universitaria y su impacto en el peronismo", ponencia presentada en las XI Jornadas Interescuelas, Universidad de Tucumán, San Miguel de Tucumán, septiembre de 2007, https://www.aacademica.org/000-108/581

34Patricio Simonetto, "El Caudillo de la Tercera Posición. Aproximaciones", 143.

35"El curriculum de una loquita llamada guerrilla", 1.

36"Leña a la explotación", El Caudillo de la Tercera Posición, 16 de noviembre de 1973, 1.

37"El psicoanálisis: una experiencia médica al servicio de un ideal nefasto", El Caudillo de la Tercera Posición, 23 de noviembre de 1973, 2.

38Isabella Cosse, "Masculinidades, clase social y lucha política (Argentina, 1970)", Revista Mexicana de Sociología 81, no. 4 (2019): 825-854, http://doi.org/10.22201/iis.01882503p.2019.4.57978

39"¡Oíme hipócrita!", El Caudillo de la Tercera Posición, 9 de agosto de 1974, 38.

40"¡Oíme hipócrita!", 38.

41"¡Oíme hipócrita!", 38.

42"Los ultras de la ultraderecha", El Caudillo de la Tercera Posición, 8 de febrero de 1974, 13.

43"Los ultras de la ultraderecha", 13.

44"Los ultras de la ultraderecha", 13.

45"Los ultras de la ultraderecha", 13.

46"Los hechos son machos, las palabras hembras", El Caudillo de la Tercera Posición, 29 de marzo de 1974, 20.

47"A los bolches de El Mundo los defiende El Descamisado", El Caudillo de la Tercera Posición, 15 de febrero de 1974, 14.

48"Hay que dar la cara", El Caudillo de la Tercera Posición, 13 de septiembre de 1974, 43.

49"El pasquín 'De Frente' acusa de traidor a Perón", El Caudillo de la Tercera Posición, 7 de junio de 1974, 30.

50"La tendencia se acabó: el que manda es Perón", El Caudillo de la Tercera Posición, 16 de noviembre de 1973, 1.

51Moya y Murano identifican a Salvador Nielsen como encargado de la sección. Moya y Murano, "Los intelectuales del brujo".

52"¡Oíme Piba!", El Caudillo de la Tercera Posición, 16 de noviembre de 1973, 1.

53"¡Oíme Piba!", 1.

54Silvia Sigal y Eliseo Verón, Perón o muerte: los fundamentos discursivos del fenómeno peronista (Buenos Aires: EUDEBA, 2003), 152.

55"¡Oíme Piba!", 1.

56"¡Oíme Piba!", 1.

57"¡Oíme Piba!", 1.

58"¡Oíme Piba!", 1.

59"¡Oígame Señora!", El Caudillo de la Tercera Posición, 27 de septiembre de 1974, 45.

60"¡Oígame Señora!", 45.

61"¡Oígame Señora!", 45.

62"¡Oígame Señora!", 45.

63"¡Oígame Señora!", 45.

64Movimiento político chileno de mujeres opositoras al Gobierno encabezado por Salvador Allende. Su duración se prolongó de 1972 a 1974.

65Según la historiadora: "Subyacente en el concepto de que en política las mujeres reaccionan solamente en momentos críticos estaba la idea de que hombres y mujeres cumplen en la vida funciones diferentes. Las obligaciones del hombre exigían una participación activa en la vida pública, el mundo del empleo y de la política. Las mujeres, a su vez, tenían la responsabilidad de sus hijos y sus hogares". Ver Margaret Power, La mujer de derecha. El poder femenino y la lucha contra Salvador Allende, 1964-1973 (Santiago de Chile: Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, 2008), 202.

66"¡Oígame Señora!", 45.

67Power, La mujer de derecha, 202.

68"¡¡Oígame Señora!", 45.

Cómo citar / How to Cite Item: Martínez-Obertti, María-Belén "'Los hechos son machos, las palabras hembras'. Representaciones de lo femenino en la derecha peronista a través de El Caudillo de la Tercera Posición (19731975)". Historia y Sociedad, no. 41 (2021): 188-209. https://doi.org/10.15446/hys.n41.87852

Recibido: 31 de Mayo de 2020; Aprobado: 15 de Marzo de 2021

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