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La Palabra

Print version ISSN 0121-8530

La Palabra  no.23 Tunja July/Dec. 2013

 

Reflexiones sobre la identidad en Macunaíma*

Reflections on Identity in Macunaima

Reflexions Sur L'identité Macunaima

Gessica Giohanna Espejo Velásquez**
Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga Colombia
gessica323@gmail.com

* Artículo de reflexión producto del trabajo realizado durante el curso Literatura Latinoamericana II, dictado por el docente Hernando Motato en la Universidad Industrial de Santander, en el marco de las investigaciones sobre Literatura Latinoamericana del grupo GLOTTA.
**Estudiante de Licenciatura en Español y Literatura de la Universidad Industrial de Santander. Co-investigadora del grupo GLOTTA, grupo de investigación en didácticas del lenguaje, las lenguas extranjeras y la literatura, adscrito a la Escuela de Idiomas.

Fecha de Recepción: 5 de marzo de 2013 Fecha de aprobación: 30 de abril de 2013

Citar: Espejo Velasquez, G. G. (Julio-Diciembre de 2013). Reflexiones sobre la identidad en Macunaíma. La Palabra(23), 91-103.


Resumen

Este artículo de reflexión es una aproximación a la problemática de identidad existente dentro de la novela Macunaíma de Mario de Andrade. Abordaré dicha temática a partir de los planteamientos de Fernando Ortiz y Leopoldo Zea; planteamientos que se configuran en tres personajes que dentro de la obra cumplen un papel primordial para comprender la propuesta del escritor brasilero. Estos son: Macunaíma, Venceslao Pietro Pietra y las Icamiabas. De este modo, analizo diferentes fragmentos de la novela con el fin de evidenciar ese afán por reconocer y reafirmar la identidad del hombre brasilero.

Palabras clave: Identidad, transculturación, pasado indígena, cultura y europeo.


Abstract

This essay is an approach to the problem of identity in Mario de Andrade's novel Macunaima. The topic will be addressed from the work of Fernando Ortiz and Leopoldo Zea, in order to examine this Brazilian writer's proposal, configured in three characters that play an essential role in the novel: Macunaima, Vencesalao Pietro Pietra and the Icamiabas. In this way, different fragments of the novel are analyzed in order to demonstrate the desire to recognize and reaffirm the identity of Brazilian man.

Key words: Identity, transculturation, indigenous past, culture, European.


Résumé

Cet article de réflexion est une approximation à la problématique d'identité existante dans le roman Macunaima de Mario de Andrade. J'aborderai telle thématique à partir des travaux préliminaires de Fernando Ortiz et Leopoldo Zea ; des travaux qui se configurent chez trois personnages qui, dans l'ouvrage, jouent un rôle primordial pour comprendre la proposition de l'écrivain brésilien.

Ces personnages-là sont : Macunaima, Venceslao Pietro Pietra et les Icamiabas. De cette maniêre, j'analyse de différents fragments du roman, dans le but de mettre en évidence cet empressement pour reconnaître et réaffirmer l'identité de l'homme brésilien.

Mots Clés: Identité, transculturation, passé indigêne, culture et européen.


Macunaíma: "Paciencia,
manos!Naranjas! No, no, a
Europa no voy.
Soy americano, y mi lugar
está en América. La civilización
europea de veras desmoraliza
la integridad de nuestro carácter."
(Macunaíma. Mario de Andrade)

Introducción

Macunaíma, el héroe sin ningún carácter(1928), obra que narra las hazañas de este personaje, es una especie de ironía sobre la identidad del ser brasilero, pues en dicha novela se pone en cuestión la identidad a partir de la negación (sin ningún carácter), de ahí su vital importancia, no solo para la literatura brasilera, sino para las letras latinoamericanas. Su relevancia radica en la riqueza cultural que desde la perspectiva de la identidad brasilera ofrece en sus diferentes capítulos, pues señas del folclor, la música y las leyendas aparecen perfectamente cotejados con el quehacer de su personaje Macunaíma, como lo señala Gilda de Mello e Souza, "el libro fue construido a partir de la combinación de una infinidad de textos preexistentes, elaborados por la tradición oral o escrita, popular o erudita, europea o brasileña" (1979, p. IX). Estas lecturas previas que realizó Mario de Andrade hacen de la obra un texto complejo en donde se plasman los mitos, las leyendas, el folclor, el lenguaje y las costumbres propias de su pueblo, material que hace de la novela una texto trascendental para entender la cultura y las tradiciones brasileras, pero sobre todo para comprender lo que en el momento de su creación, 19261, estaba sucediendo en Brasil.

Debido a su complejidad y profundidad, Macunaíma-puede abordarse desde diferentes temáticas: el folclor, la cultura, la música, la poesía, lo neobarroco del lenguaje, pues recurre a palabras de diversos orígenes y las acopla a la historia que desarrolla este personaje; de igual manera sucede con las leyendas, los refranes, entre otros temas. Mi interés en este trabajo es abordar la lectura de Macunaíma desde la identidad, ya que encuentro que Mario de Andrade en esta novela plantea una discusión sobre las verdaderas bases de la identidad en Brasil. Mi intención no es mostrar cómo se evidencia esta temática; bien sea por medio del folclor popular o la leyenda presentes en la novela, sino hacer énfasis en la manera como estas son asumidas a lo largo de la historia, es decir, hacer evidente ese conflicto que se vive dentro de la obra debido al contacto de dos culturas: la aborigen y la oficial. Para abordar esta temática, tomaré tres personajes: Macunaíma, Venceslao Pietro Pietra y las Icamiabas, que, a mi parecer, son los más pertinentes para profundizar en el conflicto de identidad. Ahora bien, recurro al DRAE, en su versión XXII, del año 2001, para la definición del término en cuestión: "La identidad se define como un conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracteriza frente a los demás" (p, 1245). De acuerdo con lo anterior, se puede plantear que el hombre brasilero se define por su honda preocupación histórica, en la cual De Andrade reconoce el "Bandeirismo", como una gran expresión de significación histórica y social durante la Colonia, pues en ella se sientan las bases de la administración burocrática y la centralización del gobierno, a través de las "Capitanías" que fueron las entidades que desarrollaron la metrópoli y afianzaron el gran sentido patriótico. La identidad también se expresa en la música y con ella la tradición folclórica; de la cual se puede mencionar el "Lundú", que es una danza rural de tradición africana y muy propia de las manifestaciones sincréticas del brasilero.

Con base en lo anterior, quiero, al analizar e interpretar la actuación de estos personajes, dar una razón del porqué Mario de Andrade elige estas tres figuras para dar vida a la problemática de conciencia brasilera presente en Macunaíma.

Hacia una definición de identidad

Antes de hablar de los tres personajes mencionados en la introducción, creo necesario afianzar el concepto de identidad pues este es un punto capital con el cual analizaré la obra, lo que me permitirá tener una base para fundamentar mis interpretaciones acerca de la novela. Para ello apelo a la definición de este término a partir de la lectura de Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar (1940), de Fernando Ortiz, y El pensamiento latinoamericano (1965), de Leopoldo Zea, textos que, aunque no se centran en la problemática brasilera, ofrecen una visión acerca de la identidad en Latinoamérica, visión de la cual tomo ciertos planteamientos para deducir una definición de identidad que me permita abordar la discusión propuesta por Mario de Andrade.

Para Leopoldo Zea (1965) la historia y el pasado son factores trascendentales a la hora de construir la identidad del latinoamericano. Según él, Hispanoamérica no ha podido encontrar su autenticidad porque se ha esforzado en romper los lazos que la unen con su pasado, el cual está constituido por la Conquista y la Colonia, es decir, por aquella dominación que desde su llegada ha atentado contra la integridad de los pueblos americanos. Al dejar de lado ese pasado lo que hacen los países hispanoamericanos no es reafirmarse, como ellos creen, sino rechazarse, puesto que están olvidando algo, que quieran o no, les pertenece. Al oponerse herméticamente a lo que es propio de su tierra, se oponen también a la construcción de su identidad, ya que se olvidan de lo autóctono y buscan en otros lo que no les pertenece. Pues bien, la preocupación histórica en la conciencia e identidad del ser brasilero radica en ese pasado colonial con la presencia del "Aleijadinho", esto es, el periodo que va de 1750 a 1830, años de mayor pesadez cultural para la conciencia brasilera, pues afecta enormemente el desarrollo de un proyecto de cultura nacional.

En este sentido, romper con el pasado no solo implica querer apartarse de lo que los colonizadores trajeron, sino querer alejarse del legado indígena tan importante en la construcción de las nuevas sociedades. Según Leopoldo Zea (1965, p. 454), esto produce un efecto contradictorio, pues no se trata de borrar el pasado y con ello al indio, sino que se trata de introducirlo en la realidad actual, es decir, de hacerlo parte de la Latinoamérica que se está formando. Según esto, Hispanoamérica no ha logrado establecer su identidad, pues no ha podido asimilar su propio pasado. Por el contrario, en Brasil se lucha intensamente por la conservación de los rasgos de identidad con ese pasado aborigen, con ese cúmulo de leyendas, aspectos que muy bien trazan Mario de Andrade y Manuel Bandeira, entre otros, en el Manifiesto Antropofágico y en la Semana de Arte Modernista. Por eso, la historia de Brasil es diferente a la vivida por los hispanos, debido a que:

Al contrario de éstos no encontrarán, como encontraron los líderes de la emancipación mental hispanoamericana, un obstáculo en el pasado por ellos heredado. No verá en el pasado ibero, en la herencia portuguesa, lo que los pensadores hispanoamericanos vieron en la herencia hispana. No sentirá, como éstos, el deseo de romper, cortar, en forma casi definitiva, con el pasado heredado de la colonia. Todo lo contrario, verá en ese pasado un buen instrumento para asimilar, incorporar, el mundo del que quería ser también parte (Zea, 1965, p. 203).

Por consiguiente, Brasil sí ha buscado forjar su futuro a partir de un examen profundo de su pasado, esto es, partiendo de lo que le pertenece, de lo que lo hace auténtico, de lo que lo identifica y lo hace único. Es en este punto en donde acierta Mario de Andrade, pues este autor brasilero retoma ese pasado indígena presente en Del Roraima al Orinoco (Koch - Grünberg, 1924) para afianzar la identidad en lo auténtico, porque se da cuenta que "nuestra realidad, nuestra historia, ese pasado que en vano tratamos de ocultar, posee una extraordinaria grandeza. Grandeza sobre la cual pueden elevarse grandes naciones" (Zea, 1965, p. 454), es decir, sobre la cual se puede forjar la identidad en el Brasil, pues en ella hay un reconocimiento a la presencia del negro y su influencia en el baile, el canto y la música; esta última,si bien, estuvo impregnada de la presencia religiosa, se desplazó en una nueva dirección y logró darle más autenticidad a la relación música, baile y ritual religioso; expresiones que consolidan el sentido de identidad. Según esto, puedo inferir que lo que buscaba Mario de Andrade con su texto era reafirmar la identidad de su país a través de estas expresiones folclóricas presentes en su novela. Por otra parte, puedo deducir que aunque Brasil tiene un mejor desarrollo histórico y cultural que el resto de los países de América Latina, existía en las primeras décadas del siglo XX una preocupación por la influencia europea que amenazaba con subyugar la cultura autóctona, preocupación de la que nace la propuesta del escritor brasilero, pues en la cultura de estos años de la década del treinta se ahonda en las lecturas sobre el Brasil, se recoge la tradición, mitos y leyendas de los indios taulipangue y arecuna; muchos de los cuales se incorporarán a la poesía y a la prosa de ficción. En este aspecto recomiendo leer la correspondencia entre Mario de Andrade y Manuel Bandeira y su proyecto estético del Modernismo.

Ahora bien, en la construcción de la identidad no solo es importante tener en cuenta el pasado, sino también el proceso de transculturación propuesto por el antropólogo cubano Fernando Ortiz (2002, cap. II). Según Ortiz, la transculturación es un proceso que se da en el encuentro de dos culturas, en el cual cada una aporta elementos a la otra, es decir, en donde no existe una dependencia cultural, sino una transmisión de tradiciones de una cultura a la otra. En este caso, hablaríamos de una asimilación, que hace referencia a recibir lo que viene de otras tradiciones para acomodarlo a nuestra cultura, tomando lo que nos sirve y dejando a un lado lo que está en contradicción con lo nuestro, de este modo, ninguna de las entidades que hace parte del proceso se impone ante la otra y la empobrece, sino que mutuamente enriquecen su cultura con los aportes que cada una puede hacer. De lo contrario, es decir, si una de las dos culturas es subyugada, no se hablaría de transculturación, sino de aculturación.

Hago referencia a este término debido a que en la transculturación también está presente la identidad. Si un país, en este caso Brasil, no es capaz de filtrar las influencias que le llegan de Europa, tampoco será capaz de mantener viva su identidad, puesto que se limitará a copiar lo que tienen los otros y no se preocupará por adaptarlo a sus propias necesidades. Este aspecto de identidad se verá marcado entre Macunaíma, personaje que representa la tradición brasilera, y Piaíma, la contraparte de esta tradición, es decir, lo que viene de afuera.

En síntesis, la identidad se refleja: primero, en los orígenes de un país, es decir, en eso que le es propio, en este caso la tradición indígena, sus creencias, sus rituales, sus leyendas, sus mitos y todas aquellas costumbres que le dan autenticidad a los brasileros; y segundo, en la relación con el otro, con el europeo, en donde se hace patente esa capacidad que tiene el hombre brasilero de mantener lo propio ante las influencias que vienen del exterior.

La inestabilidad de Macunaíma, el héroe sin ningún carácter

En el apartado anterior planteé que Macunaíma es el personaje que dentro de la obra representa la tradición de Brasil, pero es una representación llena de complejidad debido a que este héroe, además de rescatar la tradición de su tribu, hace énfasis en los conflictos internos que vive el nativo ante la incorporación de una nueva cultura que a cada instante lo seduce. Macunaíma no es un personaje plano que se limite a exaltar constantemente la permanencia de lo autóctono, sino que en él se encarna aquella reflexión del autor acerca de la manera como los brasileros de las primeras décadas del siglo XX enfrentaron la influencia de Europa.

Macunaíma es un personaje legendario que Mario de Andrade retoma del libro Del Roraima al Orinoco, escrito por Theodor Koch - Grünberg. Aunque varios episodios vividos por este personaje fueron tomados de manera casi exacta de este mismo libro, no debe pensarse que la novela del autor brasilero carece de importancia por ser una recreación de las diferentes leyendas y mitos de su cultura, sino que debe verse la riqueza y la pertinencia que esta inclusión tiene en el rescate de lo autóctono. Por otra parte, considero de gran importancia el hecho de que en su novela Mario de Andrade lleve a este personaje de la selva a la ciudad, ya que este lugar, con la llegada de la modernidad, ofrece un "observatorio privilegiado de la diversidad, que posibilita captar las transformaciones [...]. Al mismo tiempo, lugar en donde se advierte la pérdida de la unidad entre el hombre y las condiciones, y la finalidad de su producción, antes definida por sus necesidades" (Oliva, 1993, pp. 50 - 51). Es decir, que SáoPaulo es el lugar perfecto para captar el conflicto de los nativos ante la llegada de lo nuevo y desconocido.

Ahora bien, en la obra se encuentran varios episodios que hacen referencia a esa debilidad de lo autóctono ante lo europeo: en un principio, Macunaíma sale de Uraricoera, lugar que representa la unidad y la permanencia de lo autóctono, en busca de su amuleto, la muiraquitán, pero al llegar a la ciudad se deja seducir por un mundo totalmente diferente al que había conocido, mundo en el cual las personas, por la influencia de la industrialización europea, ya no creen ni guardan respeto por los mitos y las leyendas de sus antepasados, con lo cual se evidencia que estos ciudadanos no reconocen la importancia de su historia: "Pero las tres cuñás dieron muchas risotadas y dijeron que eso de los dioses era un gorda mentira antigua, y que no, que no había dioses..." (Andrade, 1979, p. 24). Ante esta nueva sociedad, que se presenta más prestigiosa que la comunidad de Uraricoera, Macunaíma le quita importancia a la búsqueda de la muiraquitán, ya que primero piensa en juguetear, esto es, hacer el amor con aquellas lindas muchachas que encuentra, lo que quiere decir, que el héroe prefiere primero disfrutar de los placeres que le ofrece ese São Paulo permeado por la cultura europea. Teniendo en cuenta que "el episodio del amuleto simboliza [...] la búsqueda de la identidad perdida" (Mello e Souza, 1979, p. XEV), puedo decir que Macunaíma al llegar a la ciudad pone en un segundo plano su tradición, es decir, que no es capaz de asimilar la nueva cultura para mantener viva su identidad; de ahí el título: el héroe sin ningún carácter.

Otro episodio que muestra a ese "criollo exótico", al que hace referencia José Martí en su texto Nuestra América (2004, p.160), es el que se encuentra en el capítulo VI: "La francesa y el gigante", en donde Macunaíma decide disfrazarse de francesa para ocultar su identidad:

Entonces Macunaíma tomó prestada de la encargada de la pensión unos pares de bonituras, la máquina rouge, la máquina media-de-seda, la máquina combinación con olor de cascasacaca la máquina cinturón aromado con capín oloroso la máquina decoleté húmeda de pachulí la máquina maniquete, todas esa bonitezas, se colgó dos corimbos de plátano en los pechos, y así se vistió. Para rematar todavía se sombreó con azul de palo-de-campeche sus ojitos de piá que se pusieron lánguidos. Era tanto ringorrango que hasta pesaba, pero quedó hecha una francesa tan linda [...] (Andrade, 1979, p. 30).

Este episodio, aunque podría tomarse como una simple estrategia del protagonista para recuperar la muiraquitán y con ella la autenticidad de su cultura, yo lo interpreto como esa búsqueda de la identidad a través de la imitación del otro. Con esto retomo los planteamientos de Leopoldo Zea, quien asegura que el latinoamericano se busca a sí mismo en el otro. Por otra parte, me sirvo de ese doble movimiento de "imitación - deformación" mencionada por Jerónimo Pizarro (2008, p. 194), para señalar que en este afrancesamiento del héroe existe una negación o deformación del indígena, es decir, del pasado histórico que identifica a Brasil.

Por otra parte, en el capítulo "Vei, la sol" Mario de Andrade presenta otro suceso que pone en evidencia el deseo reprimido del nativo por hacer parte de las nuevas formas de vida que traen consigo los europeos. Vei le propone a Macunaíma que se case con una de sus hijas, con la única condición de ser fiel, el héroe acepta, pero, en el menor descuido, falla al juramento de fidelidad que había hecho ante las mujeres: "Cuando Vei y sus tres hijas llegaron de hacer el día y entraba la boca-de-la-noche las mozas que venían al frente pillaron a Macunaíma y a la portuguesa en pleno jugueteo. A las tres hijas de luz les dio un patatús" (Andrade, 1979, p. 44). Nuevamente aparece la seducción y la caída del héroe ante lo que es ajeno a su cultura. Vei, junto a sus hijas, es una expresión de lo autóctono de Brasil, mientras que la portuguesa es una expresión de lo foráneo, una referencia a Europa; en este sentido, Macunaíma tiene que decidir hacia dónde ir, y al inclinarse por la portuguesa falla a esa promesa de fidelidad, la cual hace referencia al compromiso con lo propio y lo autóctono que debe protegerse ante la llegada de lo nuevo.

Ante esta degradación de la identidad brasilera por parte de Macunaíma, Vei decide vengarse, ya que el héroe ha faltado al compromiso que adquirió desde que salió de la selva en busca de la muiraquitán. Para lograr reprender al héroe, esta mujer hace que Macunaíma confunda a la Uiara2con una "cuñá lindísima" (Andrade, 1979, p. 107). Ante esta visión, el héroe decide sumergirse en el agua para satisfacer sus deseos de juguetear, pero al salir se da cuenta que todo hace parte de una trampa de Vei. El héroe ha sido destrozado y derrotado por aquella mujer a la que le incumplió un juramento de fidelidad, es decir, que "el mestizo autóctono ha vencido al criollo exótico" (Martí, 2004, p. 160), con lo cual el autor hace énfasis en su propuesta de reafirmación de la identidad. Ante este episodio, Gilda de Mello e Souza dice:

La venganza de Vei, complementaria con respecto a la propuesta de casamiento desdeñada, representa la consecuencia funesta de una elección desastrosa. El episodio, sin embargo, no constituye solamente la discusión figurada de la tesis central del libro, sino que en cierto modo, resume y anticipa el largo debate sobre la identidad brasileña, que nunca más abandonará la reflexión atormentada del escritor. (1979, p. XXXIV).

Otro de los capítulos en donde se encuentra la reflexión de Mario de Andrade acerca de la identidad es el titulado "Carta a las Icamiabas". En este capítulo el héroe muestra de manera explícita su deseo por incorporar lo europeo en su estilo de vida. Como lo asegura Jerónimo Pizarro, en esta carta se evidencia una "parodia al héroe civilizador" (2008, p. 196), ya que Macunaíma se presenta con un carácter dominador, que lo hace ver como "ese monarca que de manera ambigua representa los restos de un colonialismo decadente" (Pizarro, 2008, p. 197), lo cual se puede observar al inicio de la carta: "A las muy queridas súbditas nuestras, señoras Amazonas" (Andrade, 1979, p. 46). Sin embargo, donde considero que se hace más evidente este cambio de actitud por parte del héroe es en los siguientes fragmentos de la epístola:

A Nosotros parécenos, ilustres Amazonas, que azas ganaríais en aprender de ellas [mujeres de São Paulo], las condescendencias, los juegos y licencias del amor. Dejaríais entonces vuestro orgullo y solitaria Ley por más amables menesteres[.] (Andrade, 1979, p. 48).

Mucho estimaríamos que participaseis de nuestra desconfianza, señoras Amazonas; y que invitaseis a algunas de esas damas a morar en vuestras tierras e Imperio nuestro, para que aprendierais con ellas un moderno y más rendoso género de vida, que mucho hará abultar los tesoros de vuestro Emperador. (Andrade, 1979, p. 50)

Estos fragmentos hacen patente ese deseo del héroe por llevar a su cultura no solamente la muiraquitán, sino también aquellos estilos nuevos de vida que lo deslumbran, y que al mismo tiempo amenazan con destruir la identidad de la comunidad autóctona a la que pertenece Macunaíma. En esta situación encuentro a un indígena aculturado, ya que no lucha por defender su identidad, sino que desea incorporar otras culturas a la suya sin tener cuidado de los efectos funestos de este hecho. En esta carta el proceso de transculturación no se da, puesto que no existe un aporte mutuo de culturas, sino solamente una dominación por parte de la más fuerte hacia la más débil.

Ahora bien, observo en los diferentes hechos enumerados a lo largo de este apartado la inestabilidad del héroe, quien no se decide a ser o no ser verdaderamente un portador de la tradición Tupí a la que pertenece. Este fracaso del héroe ante la búsqueda de la identidad tiene sus bases en: el ocultamiento o deformación de su origen que, según Mario M. González, "se encuentra simbolizado en el hecho de que Macunaíma mate a la venada parida que resulta ser su propia madre" (1993, p.114),en el abandono de la conciencia y en el baño purificador que se da el héroe antes de partir a la ciudad. En esta novela, estos hechos representan esa aculturación del negro o indígena ante el blanco, con lo que se quiere decir que para enfrentar al europeo debe dejarse atrás al nativo autóctono.

Aunque el héroe en capítulos como "Paui - Pódole" y "Muiraquitán" retoma leyendas y mitos propios de su cultura para vivificar su identidad y aunque dice que nunca viajará a Europa, no logra restablecer la identidad perdida de su comunidad, pues al dejarse llevar por lo europeo pierde la muiraquitán y con ella las bases para forjar y preservar, a partir de su pasado y de la relación con los otros, la identidad. Macunaíma es, entonces, un héroe inmaduro, como lo hace notar Gilda de Mello e Souza (1979, p. XXIV), que no logra enfrentarse correctamente a lo nuevo y externo, perdiendo, por esta razón, el horizonte de su búsqueda, convirtiéndose así en un antihéroe cuyo único fin es ser "el brillo hermoso aunque inútil de una constelación" (Andrade, 1979, p. 109). Pues bien, esta es una constante preocupación de los artistas e intelectuales de Brasil en la década del treinta: la afirmación de su cultura e identidad y para ello me refiero a uno de los puntos del Manifiesto de Poesía "Palo - del - Brasil en donde el poeta Oswald de Andrade, otro de los artífices del Modernismo, dice:

La poesía existe en los hechos. Los tugurios de azafrán y de ocre en los verdes de la Favela, bajo el azul cabralino, son hechos estéticos. El Carnaval de Río es el acontecimiento religioso de la raza. Palo-del-Brasil. Wagner sucumbe ante las escuelas de Samba de Botafogo. Bárbaro y nuestro. La formación étnica y rica. Riqueza vegetal. El mineral. La cocinada del vatapá. El oro y la danza (1981, pág. 3).

Venceslao Pietro Pietra: devorador de gente

Venceslao Pietro Pietra es la recreación de otro de los personajes legendarios pertenecientes a los mitos y leyendas que se encentran en el ya citado libro Del Roraima al Orinoco. Mario de Andrade aprovecha su papel antagónico en leyendas como "Makunaíma3 y Piai'ma" y "Muerte y revivificación de Makunaíma" (Koch - Grünberg, 1924, p. 50), para representar, como ya lo dije, la contraparte de la identidad brasilera, es decir, la cultura europea. En estas leyendas dicho personaje recibe el nombre de Piaíma, nombre que también aparece en la novela escrita por Mario de Andrade.

Este personaje presenta una gran complejidad ya que es elaborado por el escritor brasilero con elementos que hacen parte de las dos culturas que se contraponen a lo largo de la novela: es de procedencia europea, tiene un apodo tomado de las leyendas presentes en el libro Del Roraima al Orinoco, tiene los pies invertidos como el duende Currupira4 y "el término gigante despierta en el inconsciente colectivo brasilero asociaciones europeas, llevando al lector a identificarlo con los personajes malévolos de gran parte de la mitología clásica" (Mello e Souza, 1979, p. XXII). Gilda de Mello e Souza hace énfasis en esta construcción ambigua del personaje y después de hablar de su origen florentino y de su aspecto indígena concluye:

Es italiano como el nombre lo indica; indígena como lo indica su apodo, el casamiento con Caapara y la curiosa inversión de los pies; y sudamericano como, a cierta altura, nos lo informó el autor. El Gigante es, pues, un símbolo complejo y sobrecargado, que puede ser interpretado de diversas maneras, conservando siempre la característica básica de antagonista. En otras palabras podríamos decir que, dentro del contexto salvaje del libro, Venceslau Pietro Pietra representa al Otro, contra el cual se arroja la energía frágil pero siempre renovadora del mismo. (1979, p. XXII).

Teniendo en cuenta las características del personaje Venceslao Pietro Pietra y este aporte de Gilda de Mello e Souza, interpreto la presencia de este gigante no solo como el representante de lo europeo, por su posición antagónica, sino como ese personaje en donde tiene cabida la dualidad europeo - brasilero: con el nombre Venceslao Pietro Pietra interpreta al personaje que viene de Europa a transformar o descomponer la identidad del Brasil, y con Piaíma da vida a ese personaje brasilero que prefiere lo europeo y toma la identidad, representada por la muiraquitán, como un simple objeto sin valor histórico que puede comprarse o venderse según sus intereses.Es decir, que en este personaje la identidad del Brasil debe transformarse o degradarse según los intereses de los más fuertes, recuérdese que en la novela Pietro Pietra es solo un coleccionista que toma las piedras preciosas dependiendo del valor que estas le den a su colección, así que tomar la muiraquitán, la joya más valorada en la identidad del Brasil, es la mejor inversión que el personaje puede hacer, ya que esto significa desequilibrar las creencias y las costumbres de este país para implantar las suyas y sacar provecho de esto, como lo demuestra la siguiente cita:

Y era que Macunaíma era desinfeliz porque había perdido la muiraquitán en la playa del río cuando se subía al naranjo silvestre. Pero ahora, según cantaba el lamento del yaacabó, a Macunaíma ya nunca más le iría tan piola. No. Porque una jicotea se tragó la muiraquitán, y el mariscador que apañó a la tortuga había vendido la piedra verde a un regatón perulero llamado Venceslao Pietro Pietra. El dueño del talismán había enriquecido y andaba de hacendado adinerado allá en São Paulo (Andrade, 1979, p. 20).

En el libro Del Roraima al Orinocolo que Piaíma le arrebata a Macunaíma es una herramienta de supervivencia: "Makunaíma tenía consigo su carcaj de cerbatana. Piai'má llegó a su casa y colocó la cesta delante de la casa. Entró en la casa y se llevó el carcaj de cerbatana de Makunaíma" (Koch - Grünberg, 1924, p. 49), con lo cual le quita al indígena una de sus armas de subsistencia en la selva, ya que el carcaj sirve para transportar los dardos envenenados que se disparan con la cerbatana, implementos usado generalmente para la caza. Del mismo modo, en la novela de Mario de Andrade cuando Pietro Pietra le arrebata a Macunaíma su talismán, le está quietando esa identidad que le permite diferenciarse de los demás y reconocerse en lo propio y no en lo ajeno. Al quitarle la muiraquitán deja a Macunaíma indefenso ante las ideas europeas que amenazan con desequilibrar la identidad del brasilero.

De este modo, el gigante Piaíma representa durante toda la novela la oposición a la preservación de los valores y las costumbres que le dan forma a la identidad de Brasil, ya que en este caso no se trata del personaje que encarna los conflictos del indígena ante lo exótico, como Macunaíma, sino la encarnación de aquel que ya ha tomado una clara posición sin importar la degradación de la cultura brasilera: ser europeo y luchar por los valores que más lo beneficien.

Según lo que he planteado hasta el momento, el gigante Piaíma, es quien pone en tela de juicio la verdadera identidad de Macunaíma. Es en la relación de estos dos personajes en la que se hace evidente la verdadera consistencia de los valores y las costumbres que representa el héroe: desde la retención de la muiraquitán por parte del coleccionista hasta la recuperación de esta, se plantea la problemática que consiste en saber qué hará Macunaíma para restablecer la identidad perdida: si retomará lo que es propio de la comunidad Tupí, o si, por el contrario, cederá a las tentativas del nuevo colono. Es así como se da paso al episodio de la francesa, citado en el apartado anterior,en donde se evidencia que el héroe no recurre a lo propio para reconstruir su identidad, sino que prefiere buscar en el otro los medios y los implementos para recuperar lo que solo encontrará en sí mismo.

Es aquí donde se evidencia aquella afirmación hecha por Mario de Andrade: "O brasileiro não tem caráter porque não possuinem civilizaçãon em-consciência tradicional"5 (Lopez, citado en Pizarro, 2008, p. 193), por medio de la cualel escritor manifiesta esa preocupación por la realidad cultural del brasilero, preocupación que se proyecta en la falta de carácter por la cual algunos personajes de Macunaímano configuran una transculturación, ya que estos no recurren a los rasgos del pasado que los identifican ni entablan una relación activa que beneficie a las dos culturas, como lo propone Oswald de Andrade en Palo-del-Brasil y en Manifiesto Antropófago, sino que cada quien busca sus propios beneficios sin preocuparse por la integridad de su país. Por esta razón, la obra cuenta con un héroe sin ningún carácter, es decir, un antihéroe que no logra definir los rasgos que lo identifican, y un devorador de gente, esto es, un devorador de la identidad del brasilero.

Las Icamiabas: la mujer como identidad

Las Icamiabas o Amazonas, al igual que los dos personajes abordados anteriormente, son tomadas del libro Del Roraima al Orinoco (1924), en donde en el capítulo "Las Amazonas" se hace una breve mención sobre estas legendarias mujeres. Aunque en un principio esta leyenda hace referencia a la antigua mitología griega, luego pasa a designar a un grupo de mujeres de Brasil que por su valentía fueron confundidas con las mujeres pertenecientes a la Hélade clásica:

Cuentan también, que el explorador español Francisco de Orellana había divisado, en el buscado reino de las Piedras Verdes, estas mujeres guerreras confundiéndolas con las de la Antigua Grecia. Cuentan los indios que ellas atacaron la flota hispánica en un feroz combate que tuvo como escenario la desembocadura del río Nhamundá. Los españoles sorprendidos por el ataque de estas numerosas y bellas combatientes, fueron prontamente derrotados por los arcos y fechas de las Icamiabas, dándose rápidamente a la fuga.

Nació entonces la leyenda. Fray Gaspar de Carvajal, escriba de la flota, relató la aventura y a las mujeres de cabellos largos y distribuidos en trenzas dobladas en lo alto de la cabeza, se les dio el nombre de Las Amazonas (Gómez Platero y Palma Ehrichs, 2011, p. 16).

Es evidente en esta leyenda ese proceso de asimilación de culturas, de transculturación, pues se toma un término europeo que se adapta a las condiciones indígenas, sin necesidad de cambiar por este hecho la identidad de la comunidad, pues, por el contrario, esta es una leyenda que ayudará, como lo expondré en esta parte del trabajo, a afianzar la identidad brasilera.

En el capítulo "Carta a las Icamiabas" el autor presenta la coexistencia de dos tipos de mujeres al interior de Brasil: por un lado, se encuentran Las Amazonas, que representan a esas mujeres trabajadoras que luchan por mantener intacta su identidad, como se evidencia en el ataque a la flota hispánica citado anteriormente. Estas mujeres celebraban cada año una fiesta dedicada a la luna, en donde se reunían con los indios Guacaris para llevar a cabo una noche nupcial, "durante la realización de la fiesta al año siguiente, las mujeres que habían concebido un bebé, si este fuese niño, se lo entregaban al padre Guacari, y en el caso de nacer una niña, se la quedaban para que la tradición continuase" (Gómez Platero y Palma Ehrichs, 2011, p. 16), ritual que muestra el afán de estas mujeres por la permanencia de su civilización e identidad. Esta estabilidad de sus tradiciones es buscada en sus propios valores y no en los de otras tribus, ya que son conscientes de la importancia de lo propio para mantener viva la civilización.

Por el otro lado, están las mujeres de São Paulo, que, como lo deja ver Macunaíma en su carta, se han dejado permear por los estilos de vida propuestos por la cultura europea:

Las doñas de São Paulo, además de ser muy hermosas y sabias, no se contentan con los dones y excelencias que la Naturaleza les concedió; demasiado se preocupan de sí mimas; y no hay nada que ambicionen consigo, que no lo hayan hecho venir de todas partes del globo, todo lo que de más sublimado y gentil acrisoló la ciencia fescenina, perdón, femenina de las civilizaciones atávicas. Así es que llamaron maestra de la vieja Europa, y sobre todo de Francia, y con ellas aprendieron a pasar el tiempo de manera bien diversa a la vuestra. Ora se asean, y gastan horas en este delicado mester, ora encantan las convivencias teatrales de la sociedad, ora no hacen cosas alguna; y en estos trabajos se pasan el día tan entristecidas y afanosas, que, en llegando la noche, mal les sobra solaz para juguetear y prestas se entregan a los brazos de Orfeo, como dicen.(Andrade, 1979, p. 48)

Este estilo de vida ha sido tomado por estas mujeres de la cultura europea, no en un proceso de transculturación, sino en una vacía aculturación, en donde lo único que buscan las mujeres de São Paulo es andar "vestidas de rutilantes joyas y tejidos finísimos, que les acentúen el donaire del porte" (Andrade, 1979, p. 48), como aquellas francesas que la cultura europea les presenta. Es decir, que al relacionarse con las otras culturas, no logran mantener su identidad, sino que, al igual que Macunaíma, se dejan llevar por el brillo y las comodidades de los europeos. Tampoco se evidencia en estas mujeres, como sí se ve en las Icamiabas, un retorno a sus valores autóctonos, puesto que simplemente copian lo que ven en las culturas vecinas sin tener en cuenta la destrucción de la identidad que con ello logran, de este modo se olvidan de lo propio para imitar lo exótico.

En este capítulo,"Carta a las Icamiabas", Mario de Andrade, a mi parecer, presenta una propuesta de identidad basada en el comportamiento femenino, en donde busca, por medio de la comparación entre Las Amazonas y la mujeres civilizadas, mostrar la fractura de la conciencia brasilera, conciencia que reside en el reconocimiento y en la permanencia de los rasgos propios que definen a Brasil, conciencia con la que no cuentan las mujeres que, al pretenderse civilizadas, se subyugan y someten así a su cultura a la dominación del europeo.

Relaciono esta propuesta de Mario de Andrade con lo que Octavio Paz refiere acerca de la malinche, quien en México "se ha convertido en una figura que representa a las indias fascinadas, violadas o seducidas por los españoles" (1959, p. 79 - 80). Es decir, que, en este caso, la mujer de SáoPaulo representa la entrega pasiva de la civilización brasilera ante su colonizador, Europa. En ellas se refleja esa fascinación por lo exótico y esa imitación irracional de lo extranjero. De este modo, Mario de Andrade utiliza la figura femenina de SáoPaulo para mostrar a la patria seducida y denigrada por el conquistador europeo y la figura de las Icamiabas para mostrar esa parte del Brasil que aún sigue luchando por preservar la identidad nacional.

A manera de conclusión

Según lo que he expuesto en este trabajo, Macunaíma es una obra cuya problemática central gira alrededor de la reafirmación de la identidad por medio de la recuperación de lo propio, es decir, de lo indígena, de lo folclórico y de lo tradicional. En los tres personajes aquí analizados, Mario de Andrade hace una constante referencia a la importancia del pasado indígena que le da las bases a la naciente civilización brasilera, con lo cual se hace evidente el afán del autor por rescatar lo autóctono de su país.

Ante su afán reivindicador, Mario de Andrade elige estos tres personajes, Macunaíma, Piaíma y las Icamiabas, ya que por medio de ellos puede mostrar el conflicto de la identidad desde diferentes perspectivas: desde el nativo, es decir, lo autóctono; desde el europeo, esto es, lo extranjero; y desde la tensión existente entre estas dos culturas. Además de encontrar en ellos personajes que al encarnar la historia de su país le ofrecen elementos ideológicos que le permiten hacer "una meditación extremadamente compleja sobre el Brasil" (Mello e Souza, 1979, p. XLVIII).

Por otra parte, señalo que esta propuesta del autor sobre la reafirmación de la identidad, que no solo se presenta en el plano del pasado indígena, sino también en otras manifestaciones del folclor como la música, obedece a un afán de su época por afianzar y preservar la identidad brasilera. Esta misma inquietud ya la tenía en el siglo XIX José de Alencar, quien se cuestiona de la siguiente manera:

¿Cómo podría el escritor brasileño aprovechar la tradición literaria para crear un lenguaje que reflejase el país? Sus consideraciones ya tienen en cuenta el proceso histórico de cada pueblo como referencia necesaria para la elaboración literaria. Un país como el Brasil, marcado por la convivencia entre indígenas y europeos de diferentes orígenes, aunque adopte la misma lengua de Portugal, no podía expresarse a la manera de los portugueses. En realidad, toda la trayectoria de Alencar es una Búsqueda de soluciones para esta vasta pregunta. (Marco, 1993, p.82)

Preocupación esta que también se ve plasmada en la novela Macunaíma de Mario de Andrade, en la que este autor busca marcar las diferencias de su país ante Europa, no solo desde el lenguaje, sino también desde discusiones sociales, culturales y políticas, en donde se presenta la problemática de la identidad. En definitiva, puedo decir que existió en el siglo pasado un deseo de construir la identidad latinoamericana a partir de la toma de conciencia de los elementos propios del continente y de la asimilación de los elementos que, en medio de la relación con los otros países, podían enriquecer la propia cultura. Este deseo se encarna en ensayistas y escritores latinoamericanos como José Martí, Leopoldo Zea, Fernando Ortiz y Mario de Andrade, cuyas obras ayudan a comprender los procesos ideológicos que se desarrollaron a finales del siglo XIX y principios del XX.


Notas

1 Este texto fue "Escrito en seis días de trabajo ininterrumpido, durante unas vacaciones de fin de año, en diciembre de 1926; corregido y aumentado en enero de 1927; publicado en 1928" (Mello e Souza, 1979, p. IX)
2 Mujer hermosa que tiene forma de sirena y que con su canto seduce a los hombres, quienes al caer en sus redes son encantados.
3 Esta grafía del nombre Macunaíma corresponde a la presentada por Theodor Koch - Grünberg en su libro Del Roraima al Orinoco.
4 El Currupira, personaje que figura en una infinidad de leyendas del norte al sur de Brasil, es el dios que protege las florestas. La tradición lo describe como un pequeño ser, calvo, con el cuerpo cubierto de pelos, piernas sin articulaciones, dientes azules o verdes, orejas grandes, y pies girados hacia atrás (Gómez Platero y PalmaEhrichs, 2011, p. 54).
5 El brasilero no tiene ningún carácter porque no posee ni civilización ni conciencia tradicional.


Referencias

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