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La Palabra

versión impresa ISSN 0121-8530

La Palabra  no.24 Tunja ene./jun.l 2014

 

La Voz del Personaje Femenino en la Construcción de una Posición Realista Crítica desde La Marquesa de Yolombó de Tomás Carrasquilla*

The Voice of the Female Character in The Construction of a Position of Realist Critique in La Marquesa de Yolombo by Tomás Carrasquilla

La Voix Du Personnage Féminin Dans la Construction D'une Position Réaliste Critique à Partir de La Marquise de Yolombó de Tomás Carrasquilla

Amalia Franco Castaño**
Ministerio de Educación Nacional, Colombia,
vikalpar@gmail.com

* Artículo de reflexión, avance de investigación: "La Mujer en la Literatura colombiana".
** Licenciada en Lingüística y Literatura. Magíster en Literatura Hispanoamericana del Instituto Caro y Cuervo. Formadora del Programa para la Transformación de la Calidad de la Educación, Ministerio de Educación nacional de Colombia. Colombia.

Citar: Franco Castaño, A. (Enero - Junio de 2014). La Voz del Personaje Femenino en la Construcción de una Posición Realista Crítica desde La Marquesa de Yolombó de Tomás Carrasquilla. La Palabra (24), 17 - 24

Fecha de recepción: 22 de agosto de 2013 Fecha de aprobación: 25 de noviembre de 2013


Resumen

El reconocimiento de la obra del escritor antioqueño Tomás Carrasquilla, como una obra asociada al realismo y a los principios de interpretación de las relaciones sociales que esta propuesta implica permite que, desde la composición, el esquema de los personajes y los usos del lenguaje, pueda leerse una postura crítica que se distancia de las normas estéticas vigentes, para mostrar las contradicciones y los desacuerdos con los proyectos políticos e ideológicos que las respaldaban. Es así como Carrasquilla concreta en una novela como La Marquesa de Yolombó la expresión de una toma de posición que se respalda en la composición de un personaje femenino desde el cual expone no solo las implicaciones de una época de la sociedad colombiana sino, además, las posibilidades de comunicación con un presente que para el escritor amerita ser cuestionado y revelado desde la descomposición de la vida social y las contradicciones de los proyectos de liberación en Colombia.

Palabras clave: Tomás Carrasquilla, realismo crítico, La Marquesa de Yolombó, Regeneración, Colombia.


Abstract

Antioquia-born writer Tomas Carrasquilla's work has been recognized for its association with Realism and the principles of interpretation of social relationships that it allows. Studying compo sition, character scheme and language use, it is possible read this work from a critical stance that takes a distance from the aesthetic norms of the time, and demonstrates the contradictions and disagreements of these norms with the ideological and political projects that supported them. In this way, in a novel such as La Marquesa de Yolombó, Carrasquilla establishes a critical position, supported by the composition of a female character, whereby he not only presents the implications of a specific period of Colombian society, but also the possibilities of communication with a present that, for the writer, needs to be questioned and revealed, taking into account the breakdown of social life and the contradictions of liberation projects in Colombia.

Key words: Tomás Carrasquilla, critical realism, La Marquesa de Yolombó, Regeneration in Colombia.


Résumé

La reconnaissance de l'œuvre de l'écrivain Tomás Carrasquilla, originaire d'Antioquia (Colombie), en tant qu'une œuvre associée au réalisme et aux principes d'interprétation des rapports sociaux que cette proposition implique, permet qu'à partir de la composition, le schéma des personnages et les utilisations du langage, on puisse lire une position critique qui s'éloigne des normes esthétiques en vigueur, pour montrer les contradictions et les désaccords avec les projets politiques et idéologiques qui soutiennent ces normes-là. Il est ainsi que Carrasquilla concrétise dans un roman comme La Marquise de Yolombó l'expression d'une prise de position qui est soutenue dans la composition du personnage féminin , à partir duquel on expose non seulement les implications d'une époque de la société colombienne, mais en plus, les possibilités de communication avec un présent qui, pour l'écrivain, mérite d'être remis en question et révélé dès la décomposition de la vie sociale et les contradictions des projets de libération en Colombie.

Mots clés: Tomás Carrasquilla, réalisme critiuque, La Marquesa de Yolombó, régénération , de la colombie.


La introducción de personajes femeninos, en la novela realista y naturalista del siglo XIX en Europa buscaba integrar representaciones de actores desde su condición marginal y secundaria, intención que afectaba doblemente a las mujeres de la época. Dicha representación de la mujer, fuertemente asociada a las condiciones políticas y sociales, integraría también los estereotipos, las contradicciones morales, el tema de la libertad sexual, entre otros aspectos que en ocasiones se apoyaban en los mal llamados "mitos femeninos". Desde allí se suscita una lectura de la "función social" de la mujer que va -como lo expone Yosálida Rivero (2004) en su análisis de la novela realista española y su representación de la mujer- desde provocadora de acciones o pasiones masculinas; perpetuadora del estatuto quo de la sociedad tradicional, hasta la mujer que resulta castigada al transgredir los límites sociales impuestos para ella.

Para el caso de Colombia, y desde el proyecto de la Regeneración, empieza a constituirse un propósito de nación y gobierno que implicaba la constitución de un sistema cultural al servicio de dicha propuesta. La literatura también fue vista como expresión y manifestación concreta de estas aspiraciones, por lo cual la constitución de sus espacios, sus personajes y las relaciones entre ellos podrían ser "afectados" por los ideales de la época; y, por supuesto, los personajes femeninos, sus acciones y sus desenlaces se encontrarían en estrecha relación con la perspectiva que se tenía de ella en estos proyectos políticos.

En La Marquesa de Yolombó (1926), del escritor colombiano Tomás Carrasquilla, la predilección por evocar un momento de la historia no coincide con las aspiraciones de legitimación ideológica como reafirmación de un proyecto nacionalista1, sino que, a partir de la elaboración de una novela que pone como centro el ocaso de una próspera región antioqueña, muestra las contradicciones y riesgos de un proyecto político y cultural que se desborda en sus ambigüedades y en su naturaleza excluyente.2

Se trata entonces de revisar cómo la propuesta estética de Carrasquilla se acerca más a una forma de realismo crítico desde el cual el personaje femenino funciona como presencia simbólica para la configuración de su postura crítica, más allá de la reificación de un estereotipo o como parte del variopinto colombiano.

La actitud antimodernista de la Iglesia, la perpetuación de un sistema de gobierno de corte conservador y la exclusión de ciertos sectores de la sociedad hicieron del proyecto moderno en Colombia, una propuesta inacabada e incompleta, resultado de la parcialización y contradicción con que fue asumido. Es precisamente en este marco que aparece la obra de Carrasquilla; sus oposiciones, su originalidad y su toma de posición surgen en este ambiente en el cual la modernidad solo incide en unos sectores de la sociedad, y con ello la novela en Colombia adquiere un desarrollo paulatino y disímil con respecto a la novela europea. Dicha particularidad de Carrasquilla y la postura que desde allí se gesta como confrontación con el "artefacto nacional" han sido subrayadas por Luis F. Restrepo a partir del estudio de sus obras:

La novela de Carrasquilla trastoca la producción simbólica encaminada a consolidar la nación como una entidad política imaginada. Es decir, desestabiliza ese conglomerado de símbolos (bandera, himnos, escudos, etc.) que dan a los habitantes de un territorio un sentido de confraternidad. Lo que esta operación implica es que la narrativa de Carrasquilla penetra los códigos mismos que componen la realidad social y los rearticula desde su propio interior (2000, p. 177).

En el contexto de publicación de La Marquesa de Yolombó, las revistas y suplementos literarios corresponden a ciertos ideales que obedecen al proyecto de Núñez y Caro para reforzar los valores de la "patria", acentuando para ello la constitución de unos principios estéticos de corte neoclásico. Antes de El Tradicionalista, ya había aparecido en Bogotá un proyecto de periodismo literario con el nombre de El Mosaico (1858), el cual supone un programa exclusivamente literario, a diferencia de publicaciones anteriores dirigidas al "bello sexo" y a la conservación de ideas religiosas. A pesar de que su proyecto no es político, no deja de ser relevante, como lo indica Torres (1966), que un noventa por ciento de los integrantes fuera conservador, así como que todos fueran católicos.

El Mosaico es uno de los periódicos que vincula una primera literatura costumbrista en Colombia, cuya naturaleza se distancia de la literatura terrígena y alcanza un grado mayor de aceptación entre el público lector. La actitud costumbrista fue para un buen número de escritores el compromiso con la constitución de una identidad nacional -un legado, un pasado, una tradición- que se veía reforzada con la religión cristiana:

En la penúltima década del siglo XIX, el país practicaba, en literatura, el costumbrismo como una manifestación de la paranoia que llevaba a los colombianos "ilustrados" a refugiarse en el idilio mientras sus compatriotas se asesinaban en los campos de batalla. Sobrevivía confundiéndose la estética romántica, la naturalista y la neoclásica (Ruiz, 1996, p. 73).

La tradición letrada, reflejada en la figura de Miguel Antonio Caro, consideraba que la autoridad de las letras derivaba de la misma fuente que el poder político. El lugar del letrado en el sistema de la burocracia y la subordinación de lo literario a la normatividad de la retórica, daba lugar a que la literatura no había alcanzado aún un espacio autónomo, percibiéndose desde allí el dominio simbólico de la ciudad letrada. De la misma manera, la tendencia en Antioquia no le hizo justicia a la particularidad de la escritura de Carrasquilla, ubicándolo en el mismo grupo de los reconocidos costumbristas de la región. A este respecto Neira Palacio afirma:

Como se observa en algunos apologistas de aquella región, la recurrencia al pasado como categoría a [sic] perpetuar, se reduce al elogio de un "temperamento" o una "raza" supuestamente únicos. En la Antioquia de Antaño (1938), de Laureano García Ortíz, es un ejemplo de aquellas obras que solo dejaron al descubierto las dimensiones de un provincialismo institucionalizado que contribuía a enturbiar la obra de Carrasquilla (2000, pp. 278-279).

De allí que la recepción crítica de la obra de Carrasquilla haya estado sujeta a los valores y apreciaciones estéticas de la época. Es por ello que ahora, donde se reconocen los procedimientos, la perspectiva de la historia y la toma de posición del autor se posibilitan interpretaciones más complejas y elaboradas de su lugar en la literatura colombiana.

Tomás Carrasquilla (1858-1940) fue conocido en el medio literario como un escritor costumbrista caracterizado por mostrar las tradiciones de la región antioqueña de la que es oriundo; sin embargo, a partir de la representación que ofrece del espacio social y sus movimientos, es posible reconocer una posición que coincide más con el realismo crítico. Esto último en la medida en que se distancia de la simple presentación de lo pintoresco, para dar cuenta de las relaciones que se presentan en las realidades mostradas. Esta posición, que es además política, se soporta en la interpretación consciente de la realidad y la historia, en donde esta última se convierte en material para leer y confrontar el presente: "Lo que hace significativa a La Marquesa de Yolombó no es una curiosidad anticuaria ni una visión monumental del pasado, sino su capacidad para arrojar luces sobre la situación social colombiana del principios del siglo XX y en general sobre el proyecto ilustrado de la modernidad" (Restrepo, 2000, p. 172).

La manifestación de una posición crítica tiene lugar cuando el escritor reconoce un momento en el cual el lenguaje no es más que un prisma impuesto por la sociedad. Desde allí se desarrolla una proliferación de poéticas que acentúan la autoconciencia literaria pero sobre todo la desconfianza en la transparencia del lenguaje. Precisamente, este distanciamiento se reconoce en la obra del autor a través de un personaje como Bárbara Caballero, quien, aunque fiel a las doctrinas religiosas y monárquicas, no desconoce las posibilidades del lenguaje como enunciación de su inconformidad: "Aquí somos sumamente ignorantes. Yo les parezco un portento porque sé leer y escribir a medias. Tal vez hubiera aprendido algo; pero aquí no ha habido quien enseñe" (Carrasquilla, s.f., p.275). La necesidad de utilizar un lenguaje directo se justifica en el requerimiento de exponer las desavenencias e injusticias del entorno; aun si este lenguaje resulta contrario a lo proclamado por la llamada "cultura letrada" que impone una suerte de temáticas y estilos: "esta mercancía con marca de fábrica extranjera, no puede echar raíces en Colombia".

En La Marquesa de Yolombó, Tomás Carrasquilla indaga acerca de esta realidad, proyectando en su escritura un acto de intención que lo implica a él en la configuración de un mundo que existe en el texto, en la medida en que también existe en el imaginario. A partir de significantes explícitos e implícitos establece un diálogo de profundos significados, que en ocasiones se construyen directamente a partir la referencialidad (alusiones directas a la época colonial republicana, siglos XVIII y XIX) y en otras desde imprecisiones cronológicas y temporales: "Así que en este escrito "la verdad (...) queda en su lugar", como dicen nuestros campesinos" (s.f., p.12).

La vaguedad que se utiliza para evadir las marcas del tiempo y los actores se reconoce en el texto como los espacios de participación que tiene el lector o incluso como posibilidades para establecer diálogos entre la historia y las condiciones de actualidad que lo rodean: "el realismo literario es un fenómeno fundamentalmente pragmático, que resulta de la proyección sobre un mundo intencional que el texto sugiere de una visión del mundo externo que cada lector aporta" (Villanueva, 2004, p. 292); así la obra y la construcción de Carrasquilla se distancian de los procedimientos propios de un realismo científico o de la novela costumbrista, dado que la correspondencia de la realidad con la proyectada en el texto queda supeditada a las posibilidades de interpretación y de lectura de esas condiciones a través de la elaboración de una voz y un personaje. Son estas mismas condiciones las que permiten que la obra pueda comprenderse no solo con un propósito documental e historicista sino, además, desde el diálogo y el distanciamiento que supone la evaluación de una época y de una axiología.

Dichas evaluaciones se develan conforme a las transiciones que sufre el personaje de Bárbara: durante la Colonia (fines del siglo XVIII) Bárbara se mantiene unida a la corona a través de un símbolo, su título de Marquesa; sin embargo, a medida que la imagen del Rey comienza a deslegitimarse, la protagonista revela actitudes y pensamientos distintos para la época, que, aunque no la separan de su compromiso religioso, le permiten modificar relativamente ciertos prejuicios sociales. Para la llegada de la independencia (principios del siglo XIX), Bárbara es ya una mujer anciana, y con la vejez sus ideales progresistas se amenguan. Doña Bárbara reconoce que su antiguo título nada vale en la sociedad nueva, en la cual debe acostumbrarse a vivir como una plebeya. Así, este personaje encarna el desencanto cuando su proyecto de vida ha estado marcado por ideales foráneos desarticulados e insuficientes para su contexto.

Desde la perspectiva de Bárbara y sus elecciones también se acentúa la posición crítica del escritor, elecciones que desde el personaje se yuxtaponen y entran en conflicto cuando circulan en un momento que no está listo para ellas o que ni siquiera las resiste. Junto con sus ideales ilustrados Bárbara mantiene sus creencias religiosas, lo que manifiesta una típica actitud liberalista-conservadora en Colombia, que no obstante le permite afirmarse socialmente como alguien que defiende las posibilidades intelectuales de la mujer y reniega de las desventajas y el maltrato a los esclavos. Desde allí es posible distinguir cómo coexisten las propuestas libertarias del proyecto moderno con las aspiraciones religiosas y la superstición; característica que permite entender la paradoja del "liberalismo conservador" (hibridez de la modernidad) propia del pensamiento colombiano de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX3, siendo, tal vez, esta tendencia desde la cual Carrasquilla concibe a este personaje.

Algunos propósitos de la Marquesa concuerdan con los ideales modernos de la ilustración y el humanismo, pero todos estos principios se asumen con rareza y escepticismo dentro de la novela; por ejemplo, desde su empeño por trabajar y educarse, la Marquesa demuestra que la inutilidad e incapacidad de las mujeres son falsas, aunque constituyan la norma socialmente establecida. Como continuación de su proyecto, Bárbara funda una escuela y con ello realiza un acto considerado como una rebeldía en contra del Rey y de su padre. Ella tenía que aprender a leer y a escribir «por más que fuera una rebeldía contra las ordenes de ese Rey, tan querido y tan santo, y un desacato a la voluntad de esos padres, tan bondadosos»(Carrasquilla, s.f., p. 333) Con la escritura comienza a entender el poder que proporciona la instrucción, y aunque tiene pocos conocimientos y solo ha escuchado lecturas oficiales eclesiásticas, encuentra que puede aprender cualquier cosa. Su espíritu ilustrado alcanza a otras mujeres y así, a pesar de su soltería, Bárbara adquiere mayor reconocimiento, pero sobre todo se perfila como una mujer auténtica con ideas y pensamientos propios.

Otro ejemplo tiene que ver con Bárbara y su posición frente a la esclavitud. Los negros, según ella, son de mejor "entraña" que los blancos, además no existe alguna razón para que se les maltrate ni se les ajusticie. Doña Bárbara contribuye, a su manera, al brindar un trato más humano a los esclavos que tiene trabajando para ella, a pesar de que esto le genere críticas y acusaciones; las mismas que se anticipan a sus polémicas decisiones y por eso sus familiares buscan protegerla:

Convinieron los dos compadres que era una criatura salida del tiesto y que por lo mismo peligraba su fe y hasta su reputación si aprendía a leer y a escribir, y, que aunque se le pusiera en algún oficio serio, tendrían que mantenerla en la santa inocencia del espíritu, esa inocencia que tanto convenía a esa gente de Indias destinada por Dios (...) a obedecer, sin replica ni reparos a lo que su Real Majestad le ordenara (Carrasquilla, s.f., p. 307).

Precisamente es la sociedad de Yolombó la que condena las libertades con las cuales la Marquesa busca su afirmación personal, esta misma sociedad la empuja a tomar decisiones que no encajan con sus ideales y que terminan afectándola y haciéndola desistir de sus proyectos. Un matrimonio fracasado, la vergüenza pública y la pérdida de su cordura la obligan a recluirse de nuevo en el encierro de esa sociedad hipócrita y estereotipada. Su título, que en un inicio la llenó de estímulos, es ahora un objeto obsoleto; pronto su imagen se destiñe y pasa a ser un fantasma en el pueblo de Yolombó. El tiempo afecta decisivamente la perspectiva de Bárbara: la decadencia de la monarquía, la abundancia de pobreza y la desigualdad social incitan su deseo de liberarse y aprender, pero con la llegada de la independencia y tras el olvido de su ímpetu Bárbara regresa a un estado de anquilosamiento donde espera su muerte.

La necedad que caracteriza a este personaje se propone como un esfuerzo por implantar un discurso que no deja de ser abstracto y ajeno para sus coterráneos; no obstante, más allá de interpretar esta resolución como una situación de incomprensión del personaje y de su naturaleza femenina, es posible leer también cómo la integración de un proyecto libertario que solo utiliza categorías abstractas y que no es consecuente con su ejecución parcial y restringida pierde su horizonte y declina ante su incoherencia. De allí que las premisas de emancipación y libre pensamiento, que parecían caracterizar al personaje, se manifiesten con entusiasmo al principio de la novela, para luego mostrarnos los límites y contradicciones desde los cuales pierden su legitimidad y pertinencia. Una condición que en nada se distancia del proyecto de Estado-Nación centralista en Colombia, cuyos principios fueron apenas barnizados por ideales libertarios desde la democratización de la educación y el pensamiento racional.

Bárbara orienta y encarna la experiencia de una suerte de valores que pueden asociarse con las dinámicas de una sociedad y de una propuesta política, no desde su horizonte histórico, sino desde la comunicación que en este caso el escritor elabora desde su propuesta crítica.

No es este un relato que se quede en las muestras folclóricas y la exuberancia de una región; por el contrario, al mostrar las complejidades de un sujeto y su entorno, la novela se proyecta hacia afuera donde la evaluación y el proceso crítico incorporan problemáticas más universales. Asimismo, la organización de los acontecimientos y la construcción del personaje son coherentes con una toma de posición del autor, desde la cual se articula no solo una perspectiva de la historia nacional, sino además las recurrencias axiológicas y las reiteraciones que la comunican con su presente.


Notas

1 Gómez Ocampo (1988), refiriéndose a Núñez, explica cómo un componente esencial en la constitución de un proyecto político se basa en la evocación idealizada de mundos antiguos y de sucesos de la historia colombiana al estilo de las cruzadas.
2 Para aclarar de qué manera se relaciona el periodo histórico mencionado en la novela (siglo XIX) con el proyecto de la Regeneración en Colombia, que se dio mucho tiempo después, es importante recordar que esta se está asumiendo desde el momento de enunciación de la novela (1926) y desde la toma de posición de Carrasquilla frente al campo de la novela colombiana como circunstancias que permiten explicar y comprender los procedimientos y temas incorporados. En relación con este aspecto el artículo de Luis F. Restrepo "Tomás Carrasquilla y la resistencia al proyecto centralista de la Regeneración" es relevante para el desarrollo de este trabajo.
3 En esta perspectiva resulta pertinente señalar el estudio de R.H. Moreno Durán sobre La Marquesa de Yolombó que aparece en Manual de Literatura Colombiana de 1988 (fuente completa).


Referencias

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