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La Palabra

Print version ISSN 0121-8530

La Palabra  no.28 Tunja Jan./June 2016

 

Lugar de enunciación y procedimientos poéticos de "España, aparta de mí este cáliz" de César Vallejo*

Place of enunciation and poetic procedures in "España, aparta de mí este caliz" [ "Spain, take this cup away from me "] by César Vallejo

Lieu d'énonciation et procédures poétiques dans Espagne, écarte de moi ce calice de César Vallejo

Edson Steven Guáqueta Rocha
Literato, Universidad de los Andes, Colombia. Magíster en Literatura, Pontificia Universidad Javeriana, sede Bogotá.
edsonguaqueta@hotmail.com

* Artículo de reflexión.

Citar: Guáqueta Rocha, E.S. (enero-junio de 2016). Lugar de enunciación y procedimientos poéticos de España, aparta de mí este cáliz de César Vallejo. La Palabra, (28), 125-138.

Fecha de recepción: 01 de septiembre de 2015 - Fecha de aprobación: 04 de marzo de 2016


Resumen

Este artículo pretende señalar el contexto o lugar de enunciación del poema España, aparta de mí este cáliz (1939) del poeta peruano César Vallejo, así como describir algunos de sus procedimientos poéticos, particularmente la apropiación hecha por el autor de la retórica del cristianismo. Se explora la identificación que Vallejo tuvo con España, específicamente con el bando republicano, durante la Guerra Civil (1936-1939), experiencia de la cual surgió la escritura de este poema. La universalidad de este escrito, cuyo sentido trasciende las fronteras geográficas de España y el marco histórico del conflicto durante el cual fue hecho, radica en la voluntad de armonizar el cristianismo y el marxismo -corriente a la cual estuvo afiliado políticamente el autor, tanto en España como en su natal Perú- en el ideal de redención de los desposeídos. Con este propósito se describe el uso creativo y subversivo hecho por Vallejo de expresiones de origen bíblico a lo largo de su poema, así como de oraciones católicas que hacían y siguen haciendo parte del acervo de buena parte de su público lector.

Palabras clave: poesía peruana, marxismo y literatura, lenguaje bíblico, Guerra Civil Española, César Vallejo.


Abstract

This article aims at examining the context or place of enunciation of the poem "España, aparta de mí este caliz" ["Spain, take this cup away from me "] (1939) by the Peruvian poet César Vallejo, as well as analyzing some of his poetic procedures, particularly the appropriation made by the author of the rhetoric of Christianity. The study explores this poets identification with Spain, specifically with the Republican faction, during the Spanish Civil War (1936-1939); an experience from which the writing of this poem emerged. We also analyze the universality of this poem, whose meaning transcends the geographical frontiers of Spain, and the historical context of the conflict during which it was written, taking root in the will to harmonize Christianity and Marxism -movement to which the author was politically committed, both in Spain, and in his native Peru- through the ideal of redemption of the dispossessed. With this purpose, the present study describes the creative, subversive use made by Vallejo of expressions of biblical origin throughout this poem, such as the use of Catholic prayers that were and continue to be part of the cultural background of many of his readers.

Key words: Peruvian poetry, Marxism and literature, biblical language, Spanish Civil War, César Vallejo.


Résumé

Cet article a pour but de montrer le contexte ou le lieu d'énonciation du poème Espagne, écarte de moi ce calice (1939) du poète péruvien César Vallejo, ainsi que de décrire certaines procédures poétiques, particulièrement l'appropriation faite par l'auteur de la rhétorique chrétienne. On explore l'identification que Vallejo a eu en Espagne avec la faction républicaine pendant la Guerre Civile (1936-1939), expérience d'où provient l'écriture de ce poème. L'universalité de ce texte, qui a un sens au-delà des frontières géographiques d'Espagne et du cadre historique pendant lequel il a été composé, se trouve dans la volonté d'approcher le christianisme et le marxisme - courant politique auquel l'auteur a adhéré, en Espagne comme dans son natale Pérou- dans un idéal de rédemption des dépossédés. On décrit l'usage créatif et subversif fait par Vallejo des expressions d'origine biblique tout au long de son poème, ainsi que des prières catholiques qui faisaient et font toujours partie du patrimoine d'une bonne partie des lecteurs.

Mots clés: poésie péruvienne, marxisme et littérature, langage biblique, Guerre Civile Espagnole, César Vallejo.


Los quince textos que conforman el poema España, aparta de mí este cáliz (1939) del poeta peruano César Vallejo (18921938) son, sin sombra de duda, el más eminente homenaje que un hispanoamericano le haya dedicado a ese país con motivo de la Guerra Civil (1936-1939). A pesar de ello, y si bien la crítica ha señalado algunas de sus características más relevantes, no hay un análisis que haga explícito el contexto o lugar de enunciación desde el cual surgió esta obra, ni se ha profundizado suficientemente en la misma para entender cómo la voz poética llega a planteamientos de tipo marxista a partir de una visión del mundo con la que guarda diferencias irreconciliables, como es la del cristianismo. Es el propósito central de este ensayo hacer manifiesto dicho contexto y contribuir a la comprensión de la operación retórica y poética llevada a cabo por Vallejo en su poema.

La obra de Vallejo está atravesada, aunque no siempre con una misma intensidad, por temáticas propias del cristianismo. Expresiones de dolor, sufrimiento y esperanza recorren insistentemente sus poemas. Es claro que el poeta recibió una formación de sello católico durante su infancia y primera adolescencia, transcurridas en su natal Santiago de Chuco. La religión cristiana, de hecho, fue una de las más hondas huellas que había dejado en el Perú la conquista y la colonia españolas, tras el asedio y destrucción del Imperio Inca:

Sobre las ruinas del Imperio, en el cual Estado e Iglesia se consustanciaban, se esboza una nueva teocracia, en la que el latifundio, mandato económico, debía nacer de la "encomienda", mandato administrativo, espiritual y religioso. Los frailes tomaron solemne posesión de los templos inkaicos [sic]. Los dominicos se instalaron en el templo del Sol [...] La Iglesia tuvo así parte activa, directa, militante en la Conquista (Mariátegui, 111).

El dominio de la población indígena inca por una religión proveniente de Europa, en una situación que tuvo una estrecha relación con el apoderamiento de la tierra americana, no cambió tras la declaración de independencia del Perú en 1821 y el fin del virreinato en 1824, pues "la constitución republicana [de 1823] desde el primer momento proclamó al catolicismo religión nacional [...] Amamantado por la catolicidad española, el Estado peruano tenía que constituirse como Estado semifeudal y católico" (Mariátegui, 123). Algo semejante ocurre al examinar el caso de la lengua materna de Vallejo, el castellano, pues es sabido que una de las políticas centrales de la Monarquía Hispánica durante su gobierno en América fue la de extender el idioma a todos los territorios del Imperio, ya que, según el emperador Carlos I, "era tan noble que merecía ser sabida y entendida de toda la gente cristiana, hecha para hablar con Dios" (citado por Zamora, p. 3). En dicho proceso fue fundamental la intervención de los curas doctrineros y frailes, que en muchos casos estudiaron las lenguas locales para poder transmitirles a los indígenas no solo el cristianismo, sino también el idioma español. Señala al respecto Humberto Triana y Antorveza:

Para los conquistadores y los frailes acompañantes en las expediciones, la diversidad idiomática constituyó un problema por la mutua incomprensión que resultó del encuentro entre europeos y americanos. Desde los primeros momentos del descubrimiento se dieron dos soluciones posibles: que los indios aprendieran el castellano o que los conquistadores, frailes y clérigos hablaran las lenguas indígenas. El primer método se comenzó a ensayar en [L]a Española (hoy, parte de la República Dominicana). Como el método no dio buen resultado, tanto conquistadores como hombres de iglesia se vieron obligados a aprender las lenguas nativas para iniciar el diálogo y comprensión mutuas (Triana y Antorveza, 118).

Por otra parte, el interés por unificar lingüísticamente todo el territorio tenía claros objetivos políticos, a lo cual contribuyeron humanistas y académicos que elaboraron gramáticas para unificar normativamente el castellano, desde la Gramática de la lengua castellana (1492) de Elio Antonio de Nebrija hasta la Gramática castellana (1771) hecha por la Real Academia Española.

En este orden de ideas, el hecho de que haya motivos cristianos en la obra de Vallejo, así como el uso que él hace del español, son consecuencia de las políticas imperiales de España en América, pese a lo cual su visión de esta tríada (país-religión-lengua) no es la de un excolonizado que se resienta por ello, sino la de un poeta que en España, aparta de mí este cáliz siente como propia la tragedia vivida por el pueblo español1. Esto se debe a que las circunstancias históricas que rodean la escritura de dicho poema son muy diferentes a las del virreinato del Perú. En primer lugar, la pérdida de las colonias de Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas, que había sufrido España en 1898 como resultado de la guerra con Estados Unidos, había solidarizado a los escritores e intelectuales de América con ese país, que empezó a ser visto como la madre patria, vilipendiada por la nueva potencia. En segundo lugar, porque la Guerra Civil Española afectó muy especialmente a los estratos populares, tales como la clase obrera y los campesinos, personas que en muchos casos eran analfabetas2 y ajenas a los avatares de la política, a las cuales Vallejo había exaltado, a partir de su experiencia inmediata de la escasez -y de la pobreza de la mayor parte de la población peruana- desde sus poemarios anteriores. En tercer lugar, y como motivo preponderante, porque Vallejo estaba aliado con la causa republicana, la cual, al igual que su rival, se veía a sí misma como la depositaria de los verdaderos valores de España, y constituía, en el contexto internacional, uno de los baluartes contra el ascenso del fascismo en Europa3.

En este punto es pertinente aclarar el lugar ideológico de enunciación desde el cual Vallejo escribió España, aparta de mí este cáliz, pues además del cristianismo, otra doctrina, también de origen europeo, tendría en él una gran repercusión: el marxismo. Antes de considerar la presencia de dicha ideología en el poema que es objeto del presente análisis, es preciso enfatizar en que hay que distinguir entre el ciudadano César Vallejo en su dimensión histórica, y la proyección que pudieron tener sus ideales políticos en su obra poética, pues tal como lo indica el crítico colombiano Rafael Gutiérrez Girardot, "aunque Vallejo fue comunista, no logró y posiblemente no pudo intentar siquiera acomodar su poesía a las exigencias del Partido" (Gutiérrez, 71). En efecto, se incurriría en un error al confundir "la militancia política práctica [en el comunismo] del ciudadano César Vallejo" (Ferrari, 50), que a la luz de los datos de su biografía resulta innegable, con "la meditación existencial del poeta tal como se desarrolla en los poemas" (Ferrari, 50).

El interés de Vallejo por el marxismo, según el crítico peruano José Miguel Oviedo4, data de 1927 y se fortalece en sus dos viajes a la Unión Soviética, uno en 1928 y otro en septiembre de 1929, fruto de lo cual resultará, dos años más tarde, su reportaje Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin, a lo cual cabe sumar su adhesión al Partido Comunista Español, en 1931, y su colaboración más o menos continua con el Partido Comunista Peruano, fundado por el político y ensayista José Carlos Mariátegui. Así, cuando Vallejo escribe España, aparta de mí este cáliz, hay que tener presente que está inmerso en el ámbito de las luchas políticas por la reivindicación de los derechos de los trabajadores, de los campesinos, etc., lo cual no debe ser entendido de manera unilateral, pues tal como apunta Gutiérrez Girardot, ni la obra poética ni la prosa ensayística de Vallejo "muestran una concepción monolítica marxista-leninista, sino una complejidad o, al menos, ambigüedad en el enfrentamiento de Vallejo con la teoría de su compromiso político" (Gutiérrez, 145; las cursivas son mías). La relación que mantuvo Vallejo con el marxismo se hace aún más imprecisa si se considera que, apenas unos pocos años atrás, en una carta dirigida a su amigo Pablo Abril, había escrito:

Pablo: Hay gente dura y cruel en el mundo. Hay dolores que espantan, y la muerte es un hecho evidente, pavoroso. Hay gente dura de corazón, y uno puede morirse de miseria. Bueno, pero qué se va a hacer. Vuelvo a creer en Nuestro Señor Jesucristo. Vuelvo a ser religioso, pero tomando la religión como el supremo consuelo de esta vida (Vallejo en Gutiérrez, 145, 146).

En dicha carta, la afirmación de Vallejo de que vuelve a ser religioso, no determina que, a futuro, sus convicciones religiosas mitiguen su filiación política, y de hecho no se dispone de un documento que deje la cuestión completamente resuelta. Es evidente que el marxismo rechaza de plano toda idea de trascendencia, pues ésta supone depositar la esperanza de los hombres en un más allá que resulta hipotético -cuando no absurdo- desde la óptica del materialismo histórico. La bien conocida cita que Marx hace de Feuerbach de que la religión es el opio del pueblo lo hace manifiesto, pues para el filósofo alemán la idea de Dios es un símbolo de tiranía política, una efigie creada por las castas dominantes que ha servido para que éstas sometan a las conciencias y las exploten mediante el trabajo, contra todo lo cual se debe rebelar "el hombre que toma conciencia de su propio estado de humillación" (Marx en De Roux, 10). Una vez más, Vallejo es imprevisible, y en lugar de dejar de lado toda referencia al cristianismo, o de condenar enfáticamente a la Iglesia y a sus representantes -tal como lo hace Pablo Neruda en España en el corazón (1937)-, en el poema que es objeto del presente análisis recurre precisamente a ese imaginario para exaltar a los desvalidos. Esta circunstancia es extraña y difícil de entender, más aún "si consideramos las raíces ateístas del comunismo por un lado, y la bendición hecha por el Papa a favor de las fuerzas nacionales a consecuencia de su alzamiento militar el 18 de julio de 1936" (Hart, 18), lo cual ocasionó que la mayor parte de la literatura hecha por el bando republicano durante la Guerra Civil "fuese anticlerical y, a veces, anticristiana" (Hart, 18).

Antes de entrar a revisar cómo ocurre ese proceso, y ante un panorama en el que fácilmente se puede caer en simplificaciones de uno u otro cuño, cabe preguntarse, además del consabido y bien documentado apoyo de la Iglesia romana al fascismo español o nacional-catolicismo, cuál era la posición oficial que ésta tenía en ese momento ante el marxismo. Señala al respecto Rodolfo De Roux López y su equipo de trabajo que "los primeros juicios son de condenación rígida, sin distinguir entre socialismo y comunismo. Más aún, se estigmatiza al socialismo con palabras duras" (De Roux et al, 4). Solo hasta la encíclica Rerum novarum, promulgada por León XIII en 1891, se distinguió entre movimiento obrero y socialismo, en un apoyo reglamentario del primero y una condena sin reservas del segundo, actitud que se mantendría durante el pontificado, de 1922 a 1939, de Pío XI, Papa durante los años en que fue escrito España, aparta de mí este cáliz. Así, y si bien Vallejo, por lo que consta en las biografías que sobre él se han escrito, estuvo alejado de la práctica religiosa en los últimos años de su vida, llama la atención que incluya en su poema a un sacerdote como una víctima mortal más del pueblo español en la Guerra Civil (I, v. 153), además de que datos como los anteriores corroboran que la inquietud por la precariedad en que vivía la clase obrera no era exclusiva del marxismo.

En última instancia, y tal como lo advierte Gutiérrez Girardot, queda claro que Vallejo es un poeta que no debe ser leído con prejuicios: ni con el prejuicio ideológico, que consiste en hacer de su poesía "una manifestación y un documento del "marxismo-leninismo" (Gutiérrez, 84), ni con el prejuicio racial, que ve en él "la melancolía de la raza indígena (...) [pues] La universalidad es precisamente lo que caracteriza a la obra de Vallejo, sin que por ello suprima su sustancia peruana, andina, americana, hispánica" (Gutiérrez 84, 85; las cursivas son mías).

Una vez hecho explícito cómo convergen en el ciudadano Vallejo ideologías que interpretan la historia y el papel del ser humano de manera tan divergente como el cristianismo y el marxismo, además de reconocer cómo se funden en él, siendo poeta peruano, una lengua, una religión y una orientación política e ideológica provenientes de Europa, cabe analizar, haciendo una crítica textual, cómo funcionan esas raíces en la escritura de su poema España, aparta de mí este cáliz. Ya desde el título, el poema remite a un "lenguaje bíblico" (Sucre, 137): es el "¡Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz!" (Lucas, 22, 42; también en Mateo, 26, 39 y en Marcos, 14, 36) que exclama Jesús en el Monte de los Olivos cuando se hace inminente el comienzo de su pasión. Semejante apertura semántica confiere al poema el tono bíblico que lo caracteriza de comienzo a fin, y es significativo que Vallejo haya reemplazado el vocativo de "Padre" por el de "España", por lo cual ya no es Dios el destinatario sino España, país al que atribuye, como veremos, una dimensión y resonancia universal.

En la sección I, titulada "Himno a los voluntarios de la República", Vallejo procede por medio del recurso de la enumeración panegírica, en la cual sobresalen, además de los voluntarios y milicianos, los campesinos, los obreros y los constructores, los cuales normalmente son desplazados u omitidos en un discurso de aliento épico. La subversión que opera Vallejo contra las características que identifican al discurso épico clásico entra en consonancia tanto con el imaginario del cristianismo como con la apuesta política del marxismo, pues ya no son hombres poderosos y de una élite los que son exaltados, sino hombres populares y pertenecientes a una inmensa mayoría.

A ellos se unen "los grandes del gran panteón cultural español" (Paoli, 362), pues tal como lo indica el crítico italiano Roberto Paoli, ellos se destacaron por ser los artífices de un "arte del pueblo y para el pueblo" (Paoli, 362): "Todo acto o voz genial viene del pueblo/ y va hacia él, de frente o transmitidos/ por incesantes briznas, por el humo rosado/ de amargas contraseñas sin fortuna" (vv. 52-55). La reelaboración del "Padre nuestro"5 en los versos "¡Obrero, salvador, redentor nuestro,/ perdónanos, hermano, nuestras deudas!" (vv. 114 y 115) es un sentido homenaje al trabajador manual, en el que se ha trastocado la visión religiosa tradicional6, pues una exclamación como ésa, al cambiar a Dios por el obrero como destinatario de la oración, linda con la blasfemia, además de que ahora es el obrero y no Cristo el "salvador" (v. 114) y el "redentor" (v. 114).

Pese a que estos versos son sinceros por parte de Vallejo, considero que para el lector actual pueden tener connotaciones humorísticas, dado que pertenecemos a una época que descree de las utopías. Y es precisamente en esa dirección a donde apunta el "Himno a los voluntarios de la República": la voz poética predice un tiempo fuera del tiempo, en el que "vendrá en siete bandejas la abundancia, todo/ en el mundo será de oro súbito [...] ¡Se amarán todos los hombres/ y comerán todos tomados de las puntas de vuestros pañuelos tristes/ y beberán en nombre/ de vuestras gargantas infaustas!" (vv. 85, 86, 90-94). Estas expresiones, cuya conjugación verbal es el tiempo futuro, tienen el carácter de profecías7, pues anuncian la reconciliación de los opuestos o el logro de lo imposible. Con acierto, críticos como Paoli y el inglés Stephen Hart se percataron de que Vallejo retoma esas imágenes y esas estructuras sintácticas de libro de Isaías, algunos de cuyos versículos vale la pena leer en un paralelo comparativo con los versos del "Himno a los voluntarios":

"Himno a los voluntarios de la República"
"Entrelazándose hablarán los mudos, los tullidos andarán!/ ¡Verán, ya de regreso, los ciegos/ y palpitando escucharán los sordos!" (vv. 102-104).
"Sabrán los ignorantes, ignorarán los sabios!" (v. 105). "¡Sólo la muerte morirá!" (v. 107)
"La hormiga/ traerá pedacitos de pan al elefante encadenado/ a su brutal delicadeza" (vv. 107-109).
Libro de Isaías
Is, 35, 5 y 6: "Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará con júbilo".
Is, 29, 14: "perecerá la sabiduría de sus sabios y se eclipsará el saber de sus sagaces".
Is, 25, 8: "[Dios] Destruirá la muerte para siempre".
Is, 11, 6: "Morará el lobo con el cordero, el leopardo con el cabrito se echará; el ternero y el cachorro del león se cebarán juntos; un niño pequeño los conducirá".

Haciendo uso de estas imágenes, el lector percibe que el interés de la voz poética es abarcarlo todo; su utopía es la de un futuro en donde no exista el mal y en el que haya una justicia universal, en lo cual se amalgaman la visión escatológica cristiana con la manera como el comunismo entiende el propósito de su lucha en el mundo a partir de su acción revolucionaria en la historia. Para Vallejo, los voluntarios han de luchar por la libertad "del explotado y del explotador" (v. 158), con lo cual incluye en su proyecto no solo a quienes son, en la terminología marxista, víctimas de la expoliación, sino a los que son esclavos de sí mismos por sostener un orden concebido como inhumano y explotador8.

En la sección II, titulada "Batallas", Vallejo recurre a motivos bíblicos tomados de los libros del Éxodo y del Apocalipsis. En la octava estrofa, la ciudad de Málaga aparece personificada, huyendo "a lo largo del mar que huye del mar" (v. 104), imagen poética que alude a la marcha del pueblo de Israel a través del Mar Rojo. Paradójicamente, Málaga huye "a Egipto" (v. 132), lo cual interpreto como una continuidad del sufrimiento y de la esclavitud debidos a la toma de la ciudad por los nacionalistas en febrero de 1937, pues en el episodio bíblico el país de Egipto representa la esclavitud y la huida del pueblo judío se hizo en busca de una Tierra Prometida. El cielo es en este poema "apocalíptico" (v. 91), con la pólvora se cruzan "los signos y los sellos" (v. 88) -nueva alusión al Apocalipsis- y, de manera dramática, el poeta ve salir a los cadáveres de sus tumbas:

En Madrid, en Bilbao, en Santander,
los cementerios fueron bombardeados9,
y los muertos inmortales, de vigilantes huesos y hombro eterno, de las tumbas,
los muertos inmortales, de sentir, de ver, de oír tan bajo el mal, tan muertos a los viles agresores, reanudaron entonces sus penas inconclusas, acabaron de llorar, acabaron de esperar, acabaron de sufrir, acabaron de vivir, acabaron, en fin, de ser mortales!
(II, VV. 76-86)

La ambición de lograr "la unidad,/ sencilla, justa, colectiva, eterna" (vv. 92 y 93) revela, tal como lo indica Américo Ferrari, el "hambre de unidad absoluta, ciertamente, en un plano metafísico, pero de modo indisociable en lo concreto de la existencia, hambre corporal de alimentos terrestres, y hambre de justicia social" (Ferrari, 17) que sentía Vallejo en una necesidad tan grande que lo hace trascender su filiación política y lo hace exclamar, invocando a Málaga, "tu navaja antigua atada a tu hoz enferma/ y tu madero atado a un martillo!" (vv. 129 y 130), imágenes poéticas que sugieren que el comunismo, cuyo símbolo internacional era la hoz y el martillo, está enfermo o, cuando menos, atado frente a las contingencias concretas y la desprotección sufridas por los españoles durante los ataques bélicos.

Las secciones III a VIII, en las cuales me detendré solo brevemente por no constituir casos significativos dentro de los límites temáticos propuestos para este ensayo, se anticipan temas que se desarrollarán ampliamente en las secciones IX a XV del poema. En la sección III, Pedro Rojas, "padre" (v. 3), "marido" (v. 4), "ferroviario" (v. 4) y "hombre" (vv. 3, 4 y 5), "después de muerto/ se levantó" (vv. 40 y 41), lo cual plantea en el poema el tema de la resurrección, cuyo modelo paradigmático en la Biblia -como también en la sección XII, titulada "Masa"- es la resurrección de Lázaro. En el texto IV, la guerra se sale de las fronteras de España, pues los mendigos suplican "a Dios" (v. 6) en las principales capitales: "en París, en Roma, en Praga/ [...] en Londres, en New York, en Méjico" (vv. 2 y 4), conformando un trasunto de "Apóstoles" (v. 4) que se esparcen por el mundo con un mensaje que dar. La muerte se hace presente, de manera más o menos explícita, en las secciones V, VI, VII y X, cuando el poeta nos muestra una "imagen española de la muerte", el "cortejo tras la toma de Bilbao" y la muerte del cuerpo "en su papel de espíritu" (VII, v. 14) y un "Así responde el hombre, así, a la muerte" (X, v. 11). El "polvo" (V, v. 43; VI, v. 14) en este poema carece de las connotaciones negativas que tiene en la literatura occidental por injerencia bíblica: "Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado; ya que polvo eres y al polvo volverás'" (Génesis, 3, 19; las cursivas son mías). Por último, la frase: "en descanso tu paz, en paz tu guerra" (VI, v. 17) que profiere el poeta en el cortejo a la muerte de Ernesto Zúñiga, recuerda el descanse en paz con el que se despide a los muertos.

Las secciones VIII y IX del poema son cantos a héroes asimilables a la figura de Jesús, pues son vistos como redentores. En la sección VIII, Ramón Collar es "hijo limítrofe del viejo Hijo del Hombre!" (v. 9); la expresión "Hijo del Hombre", que suele emplearse en la Biblia para referirse a Jesús, aparece aquí acompañada del adjetivo "viejo", no sabemos si con connotaciones positivas o negativas. Los pasos de Ramón Collar, sin embargo, están "coronados de polvo!" (VIII, v. 31), lo cual le confiere una dimensión gloriosa. En la sección IX, titulada "Pequeño responso a un héroe de la República", todos sudan y llevan "el ombligo a cuestas" (vv. 5 y 18), con lo cual se subvierte la tradicional imagen de Jesús cargando la cruz. El título de esta sección hace referencia a una oración que "se dice por los difuntos" (DRAE), pero ésta no se dirige al alma, sino a un libro que retoña del cadáver, con lo cual Vallejo muestra que con la Guerra Civil, además de las personas, se estaba matando a la cultura española: "Matan al libro, tiran a sus verbos auxiliares,/ a su indefensa página primera!" (I, vv. 145 y 146).

Las secciones XI y XII pueden ser leídas de manera conjunta, ya que la primera es una anticipación de la segunda. Lo que llama la atención en éstas es la necesidad de que exista apoyo entre todos los hombres de la tierra para hacer algo por aquel que muere en la batalla. En el episodio bíblico (véase Juan, 11, 1-44), es la fe en Jesús lo que permite que él, con su palabra, consiga la resurrección de Lázaro. En el poema de Vallejo, en cambio, no bastan las solas palabras, por más que éstas sean de ruego o de piedad, sino que se requiere de la presencia real y efectiva de la humanidad entera. En este orden de ideas, el texto de "Masa", partiendo de un episodio bíblico, propone una solidaridad mancomunada entre los hombres, lo cual conlleva, además de la carga semántica que confiere el título, un claro sesgo marxista. Para Juan Larrea, ésta es una sección clave del poema, que toca sustancialmente varias ideas planteadas a lo largo de este ensayo:

[...] para advertir la adecuación substantiva que existe entre el contenido sintético de Masa y la tradición cristiana más pura, pueden recordarse algunos de los conceptos que expuso san Pablo a los Corintios, donde figuran la masa y el amor, el uno y el todos, la vida y la muerte [...] en Vallejo el concepto masa no debe proceder, al menos, en forma directa, de su formación religiosa sino de la, en él, superestructura política, coincidencia que hace al fenómeno más espontánea y hondamente complejo (194).

A mi juicio, además de la sección titulada "Masa", el poema España, aparta de mí este cáliz alcanza un momento de clímax en la letanía al polvo de la sección XIII, el "Redoble fúnebre a los escombros de Durango". La letanía10, que en la acepción religiosa es una "oración cristiana que se hace invocando a Jesucristo, a la Virgen o a los Santos como mediadores, en una enumeración ordenada" (DRAE), es hecha al polvo, calificado como padre en un texto poético construido a partir de la reelaboración del "Padre nuestro" y del " Ave María"11. La repetición de los sintagmas "Padre polvo" y "Dios te salve" a lo largo de diez estrofas de estructura completamente regular, pues todas constan de tres versos decasílabos, determinan una "construcción paralelística de tipo anafórico" (Castro, 153) que ha sido estudiada por el crítico peruano Mario Castro Arenas y calificada por él como uno de los rasgos estilísticos más significativos de la poesía de Vallejo12. Tal como lo nota el crítico venezolano Guillermo Sucre, "como contradiciendo la condenación bíblica, Vallejo no deja de escribir la exaltación del polvo mismo" (Sucre, 136). En esta sección, la voz poética espera que Dios "salve" (vv. 2, 5, 8, 11, 14, 17, 20, 23, 26 y 29), "libere" (v. 2), "corone" (v. 2), "calce" (v. 5), "dé un trono" (v. 5), "ciña de dioses" (v. 23), "guíe" (v. 29) y "dé alas" (v. 29) al polvo. Éste es homenajeado porque es en él, y no en el prometido "reino de los cielos" (Mateo, 5, 10) de las Bienaventuranzas, donde "acaban los justos" (vv. 10 y 12)13.

En la sección XIV del poema se aprecia un cambio de tono, pues si bien Vallejo no muestra en ningún momento una posición triunfalista ante la guerra, es desde entonces cuando parece más inminente que nunca la derrota14. La construcción anafórica "Cuídate" (vv. 1 a 4, 7, 10, 12, 13 y 15-22) dirigida a España hace tangible el próximo fin de la "República" (v. 21), la llegada de "los nuevos poderosos" (v. 12) y la debilidad del marxismo en la contienda, pues su símbolo ya aparece dislocado: "¡Cuídate de la hoz sin el martillo,/ cuídate del martillo sin la hoz!" (vv. 2 y 3). Los versos: "¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo,/ negárate tres veces,/ y del que te negó, después, tres veces!" (vv. 7-9) aluden, indudablemente, al personaje bíblico de Pedro15. Cabe recordar que la rebelión emprendida por el grueso del ejército en la Guerra Civil, liderada por el general Francisco Franco (1892-1975), fue vista por muchos españoles como una negación de la propia patria16; de ahí la concluyente efectividad de esa imagen.

La última sección, homónima del poema, es un "llamado a todos los niños del mundo -única esperanza- para que salgan en busca de la madre España" (Ferrari, 31). La intención comunicativa del texto es la de una admonición, que en el vocabulario religioso designa un "medio preliminar usado por la Iglesia, hacia una persona, como prevención contra un mal futuro, o como remedio a una maldad" (Dalmau et al, I, 197; las cursivas son mías). España aparece desde las connotaciones de madre, maestra y redentora de la humanidad, todo lo cual le confiere dimensiones de universalidad. En tanto que madre, porque como es en España donde para Vallejo se está resolviendo el destino de la humanidad, allí ocurre y se vive "la catástrofe transformativa del mundo" (Larrea, 194).

En el imaginario occidental, la peor acción que puede cometer un hombre es abandonar a su propia madre, más aún cuando ésta tiene una necesidad o está en trance de muerte, pues ella fue la dadora de la vida, de ahí el imperativo "[...] si la madre/ España cae -digo, es un decir-/ salid, niños del mundo, id a buscarla...!" (vv. 49-51). En tanto que maestra, pues las imágenes del poema aluden a las actividades escolares propias de los niños; llamarla así es, pues, darle el papel de guía o mentora de la humanidad. Por último, es también vista como redentora, pues lleva "su vientre a cuestas" (v. 11) y está "cruz y madera" (v. 14), lo cual asimila a este país con Jesús llevando la cruz, con toda la carga e implicaciones simbólicas que eso tiene. La adhesión del poeta a España, que según Mario Castro se apoya en tres pilares, a saber, los vínculos sanguíneos que con la madre patria tenía Vallejo como mestizo, "la adhesión ideológica al movimiento republicano, y la adhesión a ciertas constantes estilísticas de la generación de 1920-1936"17 (Castro, 176), adquiere su máxima intensidad en el último texto, pues el compromiso con el porvenir de ese país se hace, para Vallejo, ineludible. Más aún, porque la Guerra Civil que ocurrió en España rebasa para él, como poeta, las fronteras geográficas de ese país y el estricto marco temporal en el cual se desarrollaron los acontecimientos, alcanzando una dimensión universal en la medida que fue un conflicto que dejaba un nítido mensaje para el mundo y para toda la humanidad, incluyendo a las generaciones futuras.

Para acercarse al horizonte de expectativas del público lector, pienso que es un acierto el que Vallejo haya escogido para este poema episodios bíblicos, oraciones religiosas y expresiones conocidas del Evangelio, en especial las relacionadas con los momentos de tribulación de Jesús antes de su muerte, porque dan realce al material histórico y social sobre el cual trabajaba. La abundante presencia en el texto del imaginario de la Biblia determina "la plena identificación del poeta con las fórmulas retóricas cristianas, particularmente con la enumeración panegírica" (Castro, 173). El poema, visto en conjunto, es la exclamación que la voz poética le hace a España para que aparte de sí el cáliz del dolor, al que sin embargo no puede renunciar y por el cual se decide a cantar. El lenguaje bíblico, que para la conciencia colectiva puede adquirir las connotaciones de lo sagrado y trascendente, es trasvasado y sometido a un complejo proceso de resignificación, con lo cual Vallejo logra en este poema, en una coincidentia oppositorum18, una "fusión de religión e historia, de revolución y revelación" (Sucre, 137). Dicho propósito, que no era en absoluto novedoso, adquiere unas características especiales por las circunstancias que rodearon la escritura del poema.

Por otra parte, aunque el cristianismo y el marxismo compartan similitudes de fondo como la idea de pérdida de la armonía primigenia de la humanidad, la reivindicación de los desposeídos y la crítica de los poderosos, durante la Guerra Civil Española se encontraron abiertamente enfrentados, pues suponían dos modelos de Estado que no podían convivir: el Estado confesional, con la injerencia política, las prebendas y la educación en manos de la Iglesia, y el Estado laico, por el cual apostó la Segunda República Española y que fue desmantelado tras el triunfo por las armas del nacionalismo. Esto hace que la mencionada fusión sea una operación de naturaleza ecléctica, llevada a cabo a nivel puramente retórico y con efectos exclusivamente poéticos, pero que no pueda ser considerada históricamente a la luz de los sucesos que marcaron la Guerra Civil19.

En este punto cabe preguntarse, ¿qué hizo que Vallejo optara por imágenes y oraciones cristianas, cuando por su pertenencia al Partido Comunista se luchara exactamente contra aquello? Se ha afirmado arriba que este asunto no es completamente claro en el Vallejo histórico, a lo cual se suma que el mismo no compete a los estudios literarios. Con base en lo anterior, se puede aventurar la hipótesis de lectura de que su uso es debido al poder que revisten dichas imágenes en un potencial público lector u oyente, en la medida que reflejan las creencias que aún conservaban muchos de los caídos de la Guerra Civil, especialmente las de los más humildes, por más que la República se hubiera esforzado en llevar a cabo una transición hacia un Estado laico. El valor literario del poema consiste, pues, en la manera particular como fueron retomadas por el poeta para subvertirlas20, pues es en el contexto de una guerra concreta, y no en el de una "redención "metafísica"" (Gutiérrez, 154), que tiene lugar la reivindicación de las víctimas. Lo anterior implica "la inversión marxista de las tesis idealistas o metafísicas, tornándolas materiales y terrestres" (González, 259), pero teniendo presente siempre que el de Vallejo fue "un marxismo heterodoxo, [y] nada dogmático" (González, 259).

Finalmente, considero que la siguiente cita del estudioso de las religiones de origen rumano Mircea Eliade aclara cómo dos doctrinas, históricamente tan disímiles, logran amalgamarse poéticamente en el caso particular de España, aparta de mí este cáliz por la coincidencia de sus estructuras profundas:

Marx recoge y continúa uno de los grandes mitos escatológicos del mundo asiático-mediterráneo, a saber: el del papel redentor del Justo (el "elegido", el "ungido", el "inocente", el "mensajero"; en nuestros días, el proletariado), cuyos sufrimientos son llamados a cambiar el estatuto ontológico del mundo. En efecto, la sociedad sin clases de Marx y la desaparición subsiguiente de las tensiones históricas encuentran su más exacto precedente en el mito de la Edad de Oro que, según múltiples tradiciones, caracteriza el comienzo y el fin de la historia. Marx ha enriquecido este mito venerable con toda una ideología mesiánica judeo-cristiana: por una parte, el papel profético y la función soteriológica que asigna al proletariado; por otra, la lucha final entre el Bien y el Mal, que puede parangonarse sin dificultad con el conflicto apocalíptico entre Cristo y el Anticristo, seguida de la victoria decisiva del primero (Eliade, 174).

La poesía de Vallejo desemboca en la necesidad de una utopía social, en cuyo logro desempeña un papel fundamental el proletariado. En ese sentido, Vallejo deposita en éste la esperanza de la humanidad, poniendo en marcha "una suerte de teoría de la marginalidad como agente de todo verdadero cambio histórico: son los desposeídos los que harán posible el advenimiento de un nuevo mundo" (Sucre, 132) y por eso sus héroes son los mendigos, los campesinos y los obreros, todos de extracción popular.

Si en Vallejo, más que las contingencias histórico-políticas, "operan las implicaciones míticas de las ideologías" (Sucre, 138), es porque su poética nos propone una síntesis a un nivel más profundo. Por paradójico que parezca, se aprecia que en su poema España, aparta de mí este cáliz hay una voluntad de armonizar el cristianismo y el comunismo (Hart, 20). Los procedimientos poéticos destacados y comentados a lo largo del presente ensayo comparten, en efecto, una imaginería de lo escatológico, a la vez que una vuelta a lo original, pues "toda revolución es reanudación de lo original: retorno a un tiempo primordial y puro" (Sucre, 138). Para hablarnos de ese estado primigenio de la humanidad, y de la posibilidad futura de que se cumpla esa utopía, Vallejo se vale de un uso auténtico y creativo tanto del lenguaje bíblico como del discurso marxista, transmutando las lógicas tradicionales que los caracterizan.


Notas

1 Señala al respecto el escritor chileno Jorge Guzmán Chávez: "Resulta un poco aperplejante encontrar en estos poemas esta expresa apología de lo español. No es fácil comprender cómo unos textos que produce un hablante marcado por los semas no blanco, y peruano e izquierdista producen al mismo tiempo una significancia tal que lo hispánico sea en ellos tan positivamente marcado" (Guzmán en González, pp. 241, 242).
2 Vallejo se refiere en el texto I de España, aparta de mí este cáliz al "Proletario" (v. 63), al "Campesino caído" (v. 72), a los "Constructores/ agrícolas, civiles y guerreros" (vv. 79 y 80), y al "Obrero" (v. 114), quienes reunidos conforman una isotopía semántica alusiva a los estratos populares. Los héroes de este poema no son los nobles o aristócratas de la épica clásica, sino hombres de extracción popular, como Pedro Rojas, un ferroviario (III), Ernesto Zúñiga (VI) o Ramón Collar, yuntero (VIII), además de los mendigos que, por definición, son anónimos (IV).
3 Vallejo había participado de las conferencias y reuniones de escritores antifascistas, lo cual estaba ligado a su plena identificación con la causa republicana. En el II Congreso Internacional de Escritores celebrado en España en 1937, Vallejo tituló su conferencia "La responsabilidad del escritor", manifestando así la opinión que le merecía la guerra de España (Gutiérrez, 166).
4 Los datos que aquí presento fueron tomados de la cronología establecida por él en Vallejo (551-571).
5 Este procedimiento se reitera, con otro destinatario, en el "Redoble fúnebre a los escombros de Durango".
6 Según la Enciclopedia de la Religión Católica, el "Padre nuestro" es la oración "más a propósito para dirigirse al Señor" (Dalmau, José Ma. et al, tomo V, 1148).
7 Debe tenerse presente también que una profecía tiene el carácter de algo que, aunque proferido en lo antiguo, se cumple infaliblemente: "[E]staba escrito/ que vosotros haríais la luz, entornando/ con la muerte vuestros ojos" (I, vv. 81-83).
8 "[S]egún Vallejo, se ama a los enemigos combatiéndolos, en una lucha a favor de la Vida que instaurará un mundo fraternal para todos, amigos y enemigos, explotados y explotadores" (González, 263).
9 "El bombardeo continuó toda la noche. [En la ofensiva contra Bilbao] Una serie de bombas incendiarias cayó en un cementerio y provocó una horripilante y anticipada resurrección de los muertos" (Hugh Thomas citado por Ferrari, 484).
10 Cfr. "Letanía de nuestro señor don Quijote" (1905), por Rubén Darío.
11 El "Ave María" "resulta de las palabras de salutación que el arcángel san Gabriel dirigió a María en el momento de anunciarle el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios en sus virginales entrañas" (Dalmau, tomo I, 1147).
12 Según él, además del "Redoble fúnebre a los escombros de Durango", las secciones "Masa" y "España, aparta de mí este cáliz" están construidos con base en ese mismo procedimiento (Castro, 162).
13 La primera versión del poema era un himno que, aunque también contenía expresiones hechas en homenaje al polvo, no eran tan logradas como las incluidas en la versión definitiva.
14 Aunque Vallejo no alcanzó a presenciar el resultado de la contienda, pues falleció en abril de 1938, ya se dilucidaba para entonces que la victoria se inclinaba por los nacionalistas.
15 Véase Mateo, 26, 34; Juan, 13, 37 y 38.
16 Cfr. España en el corazón (1937), por Pablo Neruda.
17 De acuerdo con el filólogo español Dámaso Alonso, el lapso comprendido entre esos años marcó en los poetas españoles "el retorno a las formas líricas tradicionales" (en Castro, 176).
18 La expresión fue tomada de Gutiérrez Girardot.
19 Tampoco lo pudo ser con intentos posteriores de síntesis: así, el movimiento disidente de la teología de la liberación, nacido de la voluntad de armonizar cristianismo y marxismo en su opción preferencial por los pobres, fue duramente condenado por la alta jerarquía eclesiástica y reprimido por la Iglesia oficial. Ha sido, además, una excepción, y no la regla, en la historia del actuar de la Iglesia en América Latina.
20 Gutiérrez Girardot recuerda que, en otras partes de la obra lírica de Vallejo, dichas imágenes son también subvertidas, pero para hacer una crítica abierta, explícita, demoledora de la religión y de sus símbolos: "En el primero [el poema "Los dados eternos"] dice el poeta a Dios que el hombre, "este pobre barro pensativo", no es hijo de un Todopoderoso (...) y que hoy no sabe ser Dios porque no ha sido hombre (...) [E]l paso siguiente es el que da en "Los anillos fatigados": señala a Dios con "el dedo deicida". En el último poema del ciclo, "Espergesia", Vallejo afirma que él nació un día que Dios "estuvo enfermo, grave"" (Gutiérrez, 185, 186). A estos ejemplos se podrían añadir la "cruz idiota" (v. 11) de Nostalgias imperiales, II y, por supuesto, los "Golpes como del odio de Dios" (v. 2) de "Los heraldos negros".

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