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La Palabra

Print version ISSN 0121-8530

La Palabra  no.33 Tunja July/Dec. 2018  Epub July 26, 2019

https://doi.org/10.19053/01218530.n33.2018.8049 

Literatura

Disidencia de sexo-género e identidad política en Kleinstadtnovelle, de Ronald Schernikau*

Sex-Gender Dissidence and Political Identity in Kleinstadtnovelle [Small-Town Story] by Ronald Schernikau

Dissidence sexe-genre et identité politique dans Kleinstadtnovelle [Une nouvelle de petite ville] de Ronald Schernikau

Atilio Raúl Rubino** 

** Profesor en Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdI-HCS), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata (FaHCE-UNLP). Doctor en Letras, Universidad Nacional de la Plata. atiliorubino@yahoo.com.ar


Resumen

Kleinstadtnovelle, de Ronald Schernikau, se publica en 1980, año bisagra entre la década de la Schulewebegung en Alemania y una creciente normalización transnacional de lo gay, que dará como resultado en Estados Unidos la perspectiva de los Estudios y la militancia queer. Este artículo realiza un recorrido por los movimientos de liberación gay-lésbica de la década del setenta en Alemania, para luego analizar cómo en el texto literario de Schernikau se puede ver que a comienzos de los ochenta ya comenzaban a operarse nuevos regímenes de producción e inteligibilidad de lo humano. Dentro de estos nuevos regímenes, parece seguir operando la lógica de la vergüenza y la discreción, así como la normalización de la homosexualidad siguiendo los parámetros de la vida normal heterosexual. Se trata de una época en donde ya la sexualidad comienza a ser tema de debate en los medios de comunicación y, con ello, se convierten estos en un nuevo saber/poder. En este contexto, la identidad se vuelve una fuerte arma de lucha política.

Palabras clave: Schulewebegung; disidencia sexual; Kleinstadtnovelle; Ronald Schernikau; década del setenta

Abstract

Kleinstadtnovelle, by Ronald Schernikau, was published in 1980, a turning point year between the Schulewebegung decade in Germany and a growing transnational normalization of gayness that would have as a result the perspective of Queer Studies and queer militancy in the United States. This article discusses the gay-lesbian liberation movements of the 1970s decade in Germany, in order to analyze how, in Schernikau's literary text, it can be seen that, new systems for the production and intelligibility of humanness were starting to opérate at the beginning of the 1980s. Within these new systems, the logic of shame and discretion seems still to be at work, together with the normalization of homosexuality, following the parameters of normal heterosexual life. This was a time when sexuality was starting to be an issue for debate in the media, which became a new type of power/knowledge for this reason. In this context, identity became a strong weapon of political struggle.

Keywords: Schulewebegung; sexual dissidence; Kleinstadtnovelle; Ronald Schernikau; 1970s

Résumé

Kleinstadtnovelle de Ronald Schernikau est publié en 1980, une année charnière entre la décennie de la Schulewebegung en Allemagne et la croissante normalisation transnationale du milieu gay. C'est d'ailleurs à partir de cette période que les études et le militantisme queer voient le jour aux Etats-Unis. Dans cet article, nous réalisons un parcours parmi les mouvements de libération lesbiens et gays des années soixante-dix en Allemagne. Ensuite, nous analysons comment le texte littéraire de Schernikau, donne à voir la mise en place de nouveaux systèmes de production et d'intelligibilité de l'humain au début des années quatre-vingt. Parmi ces nouveaux systèmes, les logiques de honte et de discrétion persistent. Quant à la normalisation de l'homosexualité, elle semble passer par l'adoption de paramètres hétéro-sexuellement normés. Il s'agit d'une époque où la sexualité commence à devenir un sujet de débat dans les médias. Ces derniers deviennent alors une nouvelle source de savoir et de pouvoir. Dans ce contexte, l'identité se transforme en une puissante arme de lutte politique.

Mots-clés: Schulewebegung; dissidence sexuelle; Kleinstadtnovelle; Ronald Schernikau; décennie des années soixante-dix

La Schulewebegung alemana de los años setenta y la identidad política

Este artículo aborda el análisis de uno de los textos literarios más importantes para la disidencia sexual en Alemania, en el cambio de la década del setenta a la del ochenta, Kleinstadtnovelle, que Ronald Schernikau publica a sus 18 años de edad en 1980. Me interesa pensar justamente este año como el paso de la década de la liberación gay-lésbica a la que va a significar la emergencia de la perspectiva y los estudios queer. En este sentido, se puede pensar que el texto de Schernikau da cuenta de la respuesta hipócrita de una sociedad a la supuesta liberación de los setenta.

En 1969, en la República Federal de Alemania, se lleva adelante la despenalización de la ley que prohibía la homosexualidad masculina, el parágrafo 175, con lo que se posibilita la reorganización de nuevos movimientos militantes. Sin embargo, en el análisis de textos culturales del período, como la novela de Schernikau, se puede apreciar cómo el sistema heteropatriarcal se reconfigura para absorber la liberación sexual y reordenarla de modo de seguir normalizando las vidas y las identidades. En este contexto, Kleinstadtnovelle da cuenta de cómo la liberación tuvo ciertos límites; en particular, la novela está atravesada por una serie de discursos que normalizan las sexualidades y por la presencia de los medios de comunicación que se erigen en un nuevo modo del saber/poder que sanciona lo permitido y lo prohibido.

La narrativa de salida del armario de Schernikau, de esta forma, no significa un simple acto de confesión de una verdad sino, más bien, un posicionamiento político estratégico tendiente a desbaratar el régimen de opresión de la heterosexuali-dad obligatoria y a visibilizar la falsa e hipócrita aceptación social de las diferencias. Me interesa detenerme en el modo en el que se configura la experiencia de la tensión disidencia/normalización, pues se puede apreciar cómo los discursos disciplina-dores se van recrudeciendo ya desde inicios de los ochenta, de modo de generar lo que se conoce como la crisis del modelo gay-lésbico, que generalmente se ubica temporalmente en la segunda mitad de la década (Sáez, 2005, p. 67) con la asimilación capitalista de la cultura gay. Aunque en la novela de Schernikau ya podemos verla a partir de la normalización de la homosexualidad y de la enorme incidencia de los medios masivos de comunicación como dispositivos de subjetivación.

Por sexualidades disidentes, me refiero a aquellas manifestaciones de sexualidad que cuestionan el régimen heteronormativo y la matriz heterosexual. Asimismo, hablar de sexualidades disidentes permite entrar en la dinámica de los dispositivos de poder, control y producción de cuerpos sexuados que están en juego. Como comenta Lozano (2015), "Disidencia es un término que plantea una posición relativa a un contexto determinado y, por lo tanto, su sentido se establece en virtud de su posición de combate hacia la heteronorma" (pp. 13-14). Pensar en disidencia sexual, nos permite considerar las prácticas, cuerpos e identidades que constituyen resistencias dentro de las relaciones de poder (Foucault) o puntos de fuga a la axiomática heterosexual (Deleuze y Guattari). De esta forma, se puede evitar el binarismo y oposición con el que se piensa muchas veces, desde los Estudios Queer, a la diferencia entre el movimiento gay-lésbico de fines de los sesenta y los setentas, y el movimiento queer de fines de los ochenta y los noventa, para repensarlos como una continuidad de la misma lucha contra la normalización, contra la axio-matización del deseo y la producción biopolítica de normalidad y abyección.

Según la visión más hegemónica de la historia de la disidencia sexual, con la rebelión de Stonewall en Estados Unidos en 1969, y como consecuencia de los movimientos de rebelión del mayo francés, surge lo que hoy en día se conoce como el modelo gay-lésbico. Este movimiento, de proyecciones y características globales, va de la mano de los movimientos feministas y los movimientos de liberación de las minorías sexuales, cuya lucha política se consolida hacia finales de los setenta. La creciente normalización de lo gay-lésbico hacia mediados de los años ochenta y el silencia-miento de la epidemia global de VIH-SIDA, provocaron la crisis de este modelo.

En ese marco, lo queer se constituye como una forma de confrontación contra la "normalización gay-lésbica" y el silencio político y social ante la catástrofe del VIH-SIDA. A diferencia de lo gay-lésbico, lo queer no persigue la aceptación-normalización, sino que busca la diferencia y se posiciona en contra de las identidades entendidas en un sentido esencialista. Pero esta es una visión acotada de la historia de la disidencia, que mira lo ocurrido sobre todo en Estados Unidos (Stonewall y la Queer Theory). Como comenta Jagose (1996), "Nationally and internationally, gay liberation was neither a monolithic nor even an entirely coherent social movement" (p. 36).

Si bien los Estudios Queer implican una importante ruptura epistemológica respecto a la concepción de la sexualidad de los discursos liberacionistas de la década del setenta, es importante tener en cuenta que esta ruptura ya se estaba gestando desde antes, fundamentalmente desde sectores como el feminismo lesbiano radical (Wittig, Rubin, Rich) y el postestructu-ralismo (Foucault, Deleuze y Guattari, Derrida). La ruptura epistemológica que generalmente se ubica en los noventa en Estados Unidos, para Preciado ocurre primero en los años setenta y también en Europa, y es retomada después por el campo de los Estudios Queer.

El movimiento de liberación gay-lésbico de los años setenta, se construyó alrededor de la noción de una identidad gay, lo cual también venía a diferenciarse del discurso asimilacionista del movimiento homófilo anterior (Jagose, 1996, p. 31). La identidad gay, si bien leída desde los Estudios Queer como esencialista, era en muchos casos y sobre todo al principio de los setenta, una estrategia política de visibilización y de lucha contra el sistema heteronormativo (Jagose, 1996, p. 38): "A gay identity was a revolutionary identity: what it sought was not social recognition but to overthrow the social institutions which marginalised and pathologised homosexuality" (p. 37). Se trataba de una oposición al sistema, pues se consideraba que nunca sería transformado si se buscaba pertenecer a él (p. 37): la homosexualidad era una identidad política, no esencia-lista, como en el movimiento homófilo anterior. No buscaban la tolerancia, sino una transformación social radical de los valores y las estructuras (p. 40).

Con el estallido en los ochenta de la crisis del VIH-SIDA, comienza a surgir un cuestionamiento de la identidad esencialista, que termina institucionalizándose en los años noventa como la perspectiva queer, que considera a la identidad de forma estratégica.

En el caso de Alemania, es necesario también ubicar la Westdeutschland Schwulen-bewegung -el movimiento de liberación gay-lésbico de los setenta de la República Federal de Alemania- en una larga historia de movimientos (Haunss, 2012, p. 199), ya que los años setenta plantean ciertas continuidades, pero también diferencias, con los movimientos disidentes de la Alemania de la República de Weimar, y con el movimiento homófilo de los años 50 y 60. En el período de entreguerras y durante la República de Weimar, también existía una fuerte militancia por la despenalización de los parágrafos 175 -que prohibía la homosexualidad- y 218 -que penalizaba el aborto-. En esa época, se produjo una importante apertura en cuanto a la disidencia sexual y su presencia social. Siguiendo a Salmen y Eckert (1988), en los años setenta se puede pensar en dos tendencias que convivían, una más integracionista y otra más radical (Salmen y Eckert, 1988, p. 28).

La década de la Schwulenwebegung está marcada, a su vez, por ciertos hitos. En 1969, con la despenalización del parágrafo 175, comienzan las primeras militancias de corte más integracionistas, sobre todo alrededor de las discusiones sobre al parágrafo 175, que la vinculan con las luchas tanto durante la República de Weimar como durante la Homophilenwebegung (movimiento homófilo) de los 50 y 60 (Pretzel y Weiß, 2012, p. 16). A partir de 1969, también comienzan a salir revistas pornográficas, y a agruparse las primeras comunidades SM-Le-der (Holy, 2012, pp. 44-45), habilitados ahora por la ley. Pero, es a partir de 1971 que comienzan a organizarse los grupos más radicales, en torno a los debates que fue suscitando en las diferentes ciudades la exhibición de Nicht der Homosexuelle ist pervers, sondern die Situation, in der er lebt1 de Rosa von Praunheim (Pretzel y Weiß, 2012, p. 10). Entre ellos, quizá, uno de los que más trascendió fue el Homosexuelle Aktion Westberlin (HAW). En su perspectiva más radical, la Schwulenwebegung es un nuevo movimiento social, diferente de los anteriores, que no busca el reconocimiento de sus preferencias sexuales, sino un cambio en la sociedad en un sentido amplio (Haunss, 2012). Se proponían la provocación, el cambio del sistema, posicionándose en contra del capitalismo y del patriarcado (Holy, 2012, pp. 46-47; Pretzel y Weiß, 2012, p. 15). No buscaban un fundamento biológico de la homosexualidad, y criticaban el poder de la medicina y la psiquiatría, al que identificaban con una estructura patriarcal (Pretzel y Weiß, 2012, p. 18).

Hay dos elementos de esta militancia de los setenta, que son de suma importancia para pensar cómo se efectuaba una resignificación subversiva del insulto o de los símbolos estigmatizantes, y que podemos ver tensionados con tendencias normalizadoras en la novela de Schernikau. Por un lado, el uso del insulto Schwul para autoidentificarse y, por otro, el del triángulo rosa (Rosa Winkel) -que marcaba a los presos homosexuales en los campos de concentración- como símbolo de la militancia sexo-disidente. La palabra Schwul en Alemania es el término con el que se autoproclaman las identidades disidentes a partir de los años setenta. Así como "queer", palabra con la que convive después de los noventa, se trata de un insulto resignificado, que puede ser traducido como "marica" o "puto". Según Dobler (2012), la palabra Schwul también era usada por lesbianas como identidad. Se trataba en ambos casos, de una forma de contrarrestar la normalidad relacionada con la homosexualidad. Implicaba una autodefinición, a partir del uso de un insulto (Schimpfwort) para poner en primer plano y exagerar la estigmatización y la estereotipación, y generar dentro de la Schwulenbewegung una nueva y colectiva interpretación, generar un "WirKollektiv" (nosotros colectivo) (Pretzel y Weiß, 2012, p. 19) y, de ese modo, evitar las definiciones desde afuera.2 Por otro lado, comienza a usarse el Rosa Winkel como distintivo (Salmen y Eckert, 1988, p. 26) y también la identificación del color rosa,3 como podemos ver en el nombre del cineasta Rosa von Praunheim, o en la editorial Rosa Winkel Verlag.

Entre los años 1973 y 1975, se lleva a cabo un debate que se conoce como Tuntestreit, alrededor de la representación identitaria de lxs Tunten, las locas, los hombres afeminados, dentro del HAW.4 Durante esos años también, existe dentro del movimiento una polémica en torno a la promiscuidad. En esa tensión entre distintas concepciones, ya hay una crítica a la (homo)sexualidad burguesa y aparecen el BDSM,5 la prostitución, las relaciones intergeneracionales, la transexualidad y la promiscuidad, como temas en debate dentro de los movimientos. Según Holy, a partir de 1977 comienza la mayor influencia transnacional de la Gay-Libe-ration-Bewegung norteamericano, a partir de la fascinación por Stonewall y el American Way of Life (Holy, 2012, p. 63). Esta tendencia se consolida en 1979 en el Homolulu Festival en Frankfurt, con el primer Gay Parade y la presentación de una "schwuler Gegenkultur" (contracultura Schwul) (Salmen y Eckert, 1988, p. 228), pero cada vez comienzan a incorporarse más y más sentidos y símbolos del orgullo gay norteamericano (Holy, 2012, p. 69).6

Hacia los ochenta, se genera un cambio de paradigma, ya comienza una clara normalización Schwul con la inclusión dentro de las instituciones, de políticas de líneas más integracio-nistas que radicales. Para Holy, el cambio de la sociedad que proponía la Schulewebegung no empezó. El hito que marca esta etapa es la presentación de un partido político Schwul en la Beethovenhalle.7 Los radicales sostenían que no se podía reducir el movimiento a un simple reclamo de derechos, pero los integracionistas consideraban que estos solo impedían la discusión parlamentaria (Holy, 2012, p. 77).

Identidad política schwul en Kleinstadtnovelle, de Ronald Schernikau

Kleinstadtnovelle, de Ronald Schernikau, se publica en 1980, año bisagra entre la década de la Schulewebegung en Alemania y una creciente normalización transnacional de lo gay, que dará como resultado en Estados Unidos la perspectiva de los Estudios y la militancia queer. Pero las críticas al movimiento gay que van a ser características de los estudios queer de las segunda mitad de la década del ochenta y principios de los noventa, ya puede avizorarse en al análisis de textos culturales como el caso de Kleinstadtnovelle de Schernikau. El género Novelle en Alemania tiene una larga tradición con un amplio desarrollo en el siglo XIX. Aunque se trata de un género literario con características propias, generalmente se lo traduce de forma errónea como "novela corta". En el caso de Kleinstadtnovelle, se trata de una Novelle sobre una ciudad pequeña.8

El protagonista es b., un joven de 17 años, en edad escolar, y la narración da cuenta, sintéticamente, de las repercusiones públicas que tiene su salida del armario. De esta forma, la Novelle de Schernikau pone al descubierto los procesos de creciente normalización de los que ya estaba siendo objeto la incipiente liberación gay-lésbica. Kleinstadtnovelle se divide en cinco secciones o capítulos, pero no hay un recorrido cronológico, sino que, más bien, se utiliza el fluir de la conciencia, en un vaivén entre estilo indirecto y monólogo interior, que sigue los pensamientos del personaje principal, b. A su vez, no se usan mayúsculas ni puntos aparte, lo que vuelve la lectura en alemán en una especie de continuo de pensamientos inconexos.9

La novela viene a dar cuenta también de la hipocresía en las sociedades, respecto a los supuestos avances de la cultura Schwul después de la derogación parcial del 175 en 1969 y la militancia de los setenta, ya que la homosexualidad seguía siendo mal vista y, por ejemplo, las cadenas de televisión de Ba-viera no transmitían películas con ese contenido, como las de Rosa von Praunheim o Die Konsequenz (1977). La novela muestra cómo en una época de supuesta apertura respecto a otras sexualidades, la salida del armario de forma abierta y pública todavía genera escándalos, duras censuras y discriminación. Como comenta Stenger en la brevísima introducción a los dos capítulos que han sido traducidos al inglés,

In view of this situation of gay literature in West Germany, Ronald M. Schernikau's small-town story marks an important step forward, as it not only combines an emancipatory gay attitude with considerable literary value, but it also has managed to reach a large audience (Stenger, 1981, p. 99).

Ronald Schernikau escribe Kleinstadtnovelle a los 18 años, con lo cual el ambiente que retrata le resultaba todavía muy cercano, la salida del armario para un joven en edad escolar y la hipocresía que rodea a las prácticas homosociales10 y homosexuales en la infancia y adolescencia. La novela muestra básicamente el conflicto de la salida del armario de b. Él se enamora de leif, con quien tiene repetidas veces relaciones sexuales, pero el conflicto se origina porque leif no quiere ser Schwul, no quiere que se vean involucrados los sentimientos en la relación. Para él, se trata solo de una fase de la sexualidad, leif piensa en mujeres, quiere estar con mujeres, denuncia a b. con su familia, y estos con la escuela y su madre, el asunto se convierte en un escándalo público llegando a los periódicos locales, pero es entendido como el intento de seducción de leif por parte de b. y, por eso, en la escuela se discute la medida disciplinar que se le debe aplicar a b.:

aber in der wochen, in denen sie oft auf b.s bett zusammen sind, wird der mutiger, beginnt zärtlichkeiten zu pflegen, zu denen leif nicht gekommen ist, worte zu sagen, die leif unangenehm sind, und auf eine art zu sagen, die leif angst macht vor der liebe, oder was er dafür hält, und vor sich selbst. Ich bin nicht schwul! Schreit er beim letzten mal, springt nackt auf nach einem schweigsamen orgasmus und will sich wütend anziehen [...]. und in dieser scheißfilmsituation ist es erstmal still, und dann beginnt b., der auf dem bett hockt, zu heulen, will leif zurückhalten vorm weggehen vorm aufhörn vorm nicht mehr nebeneinanderliegen, und da erkennt leif endgültig, wen er vor sich hat: einen miesen kleinen schwulen, der nichts gewußt hat von den mädchen in leifs köpf und nichts von den witzen in leifs clique (p. 40).11

pero durante las semanas en las que han estado juntos a menudo en la cama de b. él se volvió más valiente y comienza a tener una ternura para la que leif no estaba listo, dice palabras que lo ponen incómodo, y lo mira de una forma que le hace temer al amor, o a lo que cree que es, y a sí mismo. ¡No soy puto!, grita la última vez que están juntos, salta desnudo después del orgasmo silencioso y comienza a vestirse enojado [...]. y en esta situación de película, b., que permanece en la cama, lo primero que hace es quedarse y luego comienza a llorar, quiere impedir que leif se vaya, que pare, que dejen de mentir juntos, y leif finalmente se da cuenta lo que tiene delante: un pequeño y miserable maricón, que no sabe nada de las chicas que leif tiene en la cabeza y nada de los chistes que leif hace con su pandilla.

Este conflicto constituye el punto más álgido de la novela, porque a partir del reclamo de intimidad y afecto, leif cuestiona a b. y se da cuenta, como si se viera en un espejo, de aquello que no quiere ser: ein mies klein Schwul (40). Se trata de un conflicto de identidad: tener relaciones homosexuales no lo convierte en Schwul. De hecho, los juegos sexuales entre varones se consideran normales

was da in berlin und später in ihrer stadt geschieht, ist normale pubertäre gemeinschaftsonanie, ohne konsequenz für späteres fühlen, denken und handeln, und ohne Wirkung nach außen, denn verschwiegenheit ist voraussetzung für die erwünschte normalität. und man hat sich von sicht selbst so entfremdet, daß man die berührung des anderen mit dem mund als intimer empfindet als die mit dem geschlechtsteil (39).

lo que ocurrió en Berlín y luego en su pueblo es el onanismo mutuo normal de la pubertad, sin consecuencias para sentimientos, pensamientos y actos futuros y sin efectos externos porque el silencio es la condición previa de la normalidad deseada. Y se ha alienado tanto de sí mismo que tocar a alguien con la boca se siente más íntimo que con los genitales.

Se trata de una masculinidad aprendida, pero aquí los actos homosexuales son aceptables siempre que se mantengan en el silencio y el ocultamiento. En este sentido, se puede decir que lo que se considera aceptable en la adolescencia son, más bien, las relaciones homosociales. En este sentido, la homosexualidad que declara abiertamente b. no es solo una elección sexual, que puede mantenerse oculta o hacerse visible, sino que se trata de un cuestionamiento al patriarcado, a la asignación compulsiva de sexo-género, en definitiva, la homosexualidad como una subversión y resistencia a la heterosexualidad entendida como régimen político (Wittig, 2005):12

und das gemeinsame duschen wird zur qual, weil handtücher um jungenlenden nur der vorhang sind zum schauspiel: wer hat der größten und wer verbirgt am brutalsten seine scham? Der mit der größten klappe kann es sich schon mal erlauben, einem andern zwischen die beine zu fassen, schmerzhaft und scherzhaft! natürlich, und verdammt männlich. [...] in den umkleideräumen herrscht das große gegeneinander so offen wie selten sonst. da werden männer erzogen, die schwule ticken und frauen vergewaltigen, da wird systematische glücksvernichtung betrieben. diese burschen übernehmen von ihren vätern doppeltes unglück: sie müssen männlich sein, um nichst zu verändern, und gleichzeitig so tun, als seien sie glücklich, fixiert auf den nächsten fick oder wichs, ohne möglichkeit zur flucht (pp. 22-23).

y la ducha compartida se convierte en una tortura, porque la toalla en el lomo es sólo el telón del espectáculo: ¿quién la tiene más grande y quién esconde más brutalmente su vergüenza? ¡El que tiene la pija más grande se le puede permitir tomar a algún otro entre las piernas, doloroso y gracioso! y, claro, terriblemente varonil. [...] en los vestuarios, el grande prevalece contra otros de forma tan abierta como rara. Así se ha enseñado a los hombres, el puto está loco y a la mujer hay que violarla, así es ejercido el exterminio sistemático. Estos chicos toman de sus padres un desastre doble: deben ser hombres, sin nada a cambio, y al mismo tiempo deben hacer como si fueran felices, fijarse sólo en el siguiente garche o paja, sin posibilidad de escape.

Aparece también en la configuración homosocial, la oposición entre la práctica y la identidad. Estas prácticas sexuales extendidas entre varones jóvenes no son consideradas homosexuales, sino, por el contrario, como parte de una reafirmación de la (hetero)masculinidad. Aquí es cuando el continuum entre homosociabilidad y homosexualidad se cierra en una misma cosa: las prácticas homosexuales no hacen otra cosa que sostener la normatividad heterosexual. De esta forma, se evita que el deseo agriete la estructura binaria del sistema de heterosexualidad compulsiva, manteniendo un estricto silencio respecto a estas prácticas. Es en este contexto también, que la visibilización de una identidad Schwul deviene política y estratégica. Para leif, la práctica sexual no lo convierte en Schwul, se niega a esa identificación. Sin embargo, resulta interesante pensar cómo la identidad Schwul de b. es más política que esencialista; es decir, se trata de un uso político de la identidad. b. convierte el insulto en una autoafirmación identitaria en sentido político.

Las prácticas sexuales entre varones que no se constituyen más que en una afirmación de la masculinidad heterosexual, forman parte de un sistema homosocial que tiende a mantener sin rasgaduras la heterosexualidad compulsiva como régimen político. Es decir, se trata de mantener en silencio todas esas prácticas que podrían poner en cuestionamiento o hacer tambalear ese régimen; es decir, de incorporar los posibles puntos de fuga para segmentarlos, de recuperar lo que fuga en la axiomática del régimen heterosexual. En este sentido, la afirmación o negación de la identidad Schwul, no tiene el mismo signo en negativo que en positivo. Cuando leif, enojado, grita "Ich bin nicht schwul!" (p. 40), está sosteniendo la heteromasculinidad asignada por el régimen de heterosexualidad compulsiva que podría agrietarse a partir de sus prácticas sexuales. La afirmación en positivo de su identidad por parte de b. ["Bist du schwul? Ja." (p. 24)], en cambio, no es una afirmación de identidad esencialista, sino un posicionamiento de carácter político que va en contra del régimen opresivo heterosexual, del patriarcado. Como afirma Anmarie Jagose, el movimiento de liberación gay de los años setenta, generó una identidad pública que tuvo funciones políticas (Jagose, 1996, p. 42), promovía el coming-out como una forma de posicionamiento político que tendía a desbaratar el sistema binario de opresión:

Here the logics of coming out assume that homosexuality is not simply a private aspect of the individual, relevant only to friends and colleagues. Instead, it is potentially a transformative identity that must be avowed publicly until it is no longer shameful secret but legitimately recognized way of being in the world (Jagose, 1996, p. 38).

La sexualidad se ha vuelto tan pública que es objeto de un nuevo saber y, en tanto saber, implica también un poder y una hegemonía. Según este análisis foucaultiano, entonces podemos pensar la salida pública del armario de b. como una forma de resistencia que pone en evidencia cuánto hay de homonormalización en esta discursividad pública sobre la sexualidad. b. sale públicamente del armario mediante la exposición de un ensayo sobre la novela lésbica Häutungen (1975), de Verena Stefan, en la clase de literatura de su escuela:

was diese bewegte frau erfahren hat, ist angepaßte sexualität. die war bei mir immer nur übergangsstadium zu mir selbst, meine bedürfnisse waren und sind nicht die von der umwelt anerkannten. deshalb habe ich zwar den stellenwert der sexualität nicht unterschätzt, aber immer begriffen als veränderbar, eben weil es mich gibt: den perversen gehört die welt (p. 30).

lo que esta mujer militante ha experimentado es una sexualidad conformista. Para mí siempre fue una fase transicional de mí mismo, mis necesidades no fueron ni son las que la sociedad reconoce. Por eso nunca he subestimado la importancia de la sexualidad, sino que la considero cambiante, sólo porque existo: el mundo pertenece a los perversos.

En este ensayo que comparte en su clase de literatura, b. considera la sexualidad como cambiante, aunque ya se ha definido como Schwul. En este sentido, se trata de una identificación estratégica, que logra desbaratar el sistema hipócrita de la aceptación de las sexualidades no heterosexuales. Además, en Schernikau, toma la voz la sexualidad juvenil, quien habla por sí mismo de su sexualidad es un joven de 17 años, edad para la que, después de la despenalización parcial del 175 en 1969, todavía era ilegal la práctica homosexual. Desde edad temprana, Schernikau entra en el partido socialista y en el comunista alemanes (Hergenmöller, 2001, p. 1037) y sale del closet públicamente en los espacios en los que circulaba. De ahí, probablemente su visión de la sexualidad no como algo individual o particular de la intimidad de las personas, sino como un régimen social, como parte del Hetero Capitalismo Mundial Integrado.

En su texto conmemorativo sobre Schernikau, Wolfgang Popp se pregunta cómo fue conciliable la lucha de su partido con la publicación de este libro y el coming-out público que significó (Popp, 1992, p. 71). Popp habla de una Doppel-Wahrnehmung (doble percepción), como socialista y como Schwul. En efecto, esto se puede ver en la reacción del medio social, de la Kleinstadt, en la escuela, sus directivos, los padres de sus compañeros, en los medios, etc. Creo que más que una doble perspectiva, su filiación socialista y comunista lo hace considerar a la sexualidad, más que como una cuestión del ámbito privado y personal, como un régimen de control de cuerpos y subjetividades propio del capitalismo: no hay una disociación entre patriarcado y heterosexualidad obligatoria (Rich, 2013), forman parte del mismo régimen. La pelea con leif cuando b. intenta una demostración de afecto para la que no estaba dispuesto, lo lleva a un escándalo público y a la reacción de considerarlo a él el culpable de seducir a su compañero y, por eso, merecer un castigo en la escuela, como la expulsión:

leif erzählt noch am selben tag alles seinem intakten elternhaus, das nach dem ersten entsetzen sofort bei b.s mutter anruft, entschändi-gung verlangt und die entfernung b.s von der schule [...]. das ist äußerste verweigerung vor der moral: wer hat den hier wen verführt? fragt leifs erzeugerin um zwei spuren zu laut und kriegt gesagt: verführt? über wochen? und von diesen beiden stimmungen wird die auseinandersetzung bis heute getragen (pp. 40-41).

ese mismo día leif le cuenta todo a su intacta familia, que después del espanto inicial llaman a la madre de b., demandan compensación y la expulsión de b. de la escuela [...]. Esta es la máxima negación de la moral: ¿pero quién sedujo a quién? pregunta la madre de leif con la voz dos grados más alta y obtiene respuesta: ¿seducir? ¿Por semanas? y por estos dos estados de ánimo la discusión se sigue jugando hasta hoy.

El asunto rápidamente se convierte en un escándalo público ("den Öffentlichen skandal!") porque transgrede las normas morales ("moralische normen"), se debate en la escuela, llega al periódico local, se vuelve todo demasiado público ("alle öffentlichkeit"), pues, efectivamente, no se trata de algo del orden de la vida íntima y privada, sino de un régimen social, por eso b. debe ser sancionado: "sie alle fühlen sich plötzlich als hüter einer ordnung, in der sexualität nicht vorkommt" (p. 41) ["repentinamente todos se sienten como guardianes de un orden en el que la sexualidad no aparece"]. leif no es culpable, los docentes que hablan con él lo entienden, es un desliz perdonable, porque fue seducido, hasta se lo incluye en las deliberaciones sobre el castigo que debe recibir b.: "meinst du, er würde nochmal tun? oder immer wieder? hältst du ihn für gefährlich? wie hat er sich dir denn genähert?" (p. 42) [¿piensas que lo haría de nuevo? ¿O repetidas veces? ¿Crees que es peligroso? ¿Cómo te avanzó?]. leif no es culpable porque su negación de la identidad Schwul permite el sostenimiento del régimen heterosexual.

Claramente, las identidades y sexualidades no se juegan en el orden de lo privado e íntimo, sino que forman parte de lo social, hacen al sostenimiento o resquebrajamiento del orden imperante, del régimen biopolítico de la heterosexualidad. También, se cuestiona a la familia de b., cómo son los pares, cómo es su vida personal, etc., para explicar la sexualidad de b. Nadie se pregunta qué función cumplieron los padres de leif en su constitución heterosexual. Aparecen así una serie de lugares comunes sobre la homosexualidad que se entroncan con su concepción a partir de un saber hegemónico que tiene en el centro a la psicología y su búsqueda del origen. También, se llega a los medios de comunicación, la homosexualidad es un tema de debate público, cualquiera puede opinar, se trata también de una normalización que funciona como chivo expiatorio de la discriminación que se sigue practicando, de la condena social y moral.

Hay un imperativo del oculta-miento y silenciamiento de la sexualidad, que se contrasta con la visibilización de la identidad con un uso político. Dentro de un clima de supuesta liberación, el nuevo yugo es la abundancia de discursos, de lenguajes, que discursivizan la experiencia de b. Eso lo muestra la manera en que sus profesores reaccionan a esta salida pública del armario, ya que él se convertirá en motivo de conferencia, en "ein fall", un caso sobre el qué hablar y analizar. Después de salir abiertamente del armario en el ensayo sobre las sexualidades a partir de la novela de Verena Stefan,

sagts und bemerkt erst jetzt, wem: seinem lehrer, der ihn beobachtet hat. generalprobe. b. beginnt sich erst jetzt zu fürchten vor dem nachmittag heute, an dem er gegenstand einer gesamtkonferenz sein wird, ein fall: eingriff in de intimsphäre (p. 30).

dice eso y recién entonces se da cuenta a quién: su profesor, que ha estado mirándolo. Ensayo general. Entonces b. comienza a temer por la tarde que se aproxima, en la que él va a estar frente a una conferencia plenaria, se va a convertir en un caso: a ser el objeto de una reunión pública, un caso: invasión de la intimidad.

De la necesidad de visibilización de la sexualidad propia de los setenta, se pasa a la publicidad más absoluta de la homosexualidad, pero no ocupada por voces disidentes, sino por expertos que ostentan un saber, formado o no, y que hablan desde afuera. La disidencia se ha convertido en topos, en objeto de discursos. Particularmente, topos koinos, discursos que constituyen lugares comunes, sentido común, como si el sentido común no estuviera compuesto, como todas las formaciones discursivas, por saberes hegemónicos:

mache folgenden test, wenn du wissen willst, ob da gerade ein schwuler an dir vorbeigeht, mutter: wippt dein opfer beim gehen? ist es gekleidet nach der neuesten mode? hat es ein frustriertes gesicht? Der durchschnittliche schwule hat ein gesicht wie eine sitzengelassene frau. (p. 26).

realiza el siguiente test, madre, si quieres saber si es un Schwul el que pasa por adelante: ¿tu víctima se balancea al pasar? ¿Está vestida a la última moda? ¿Tiene un semblante de frustración? el puto promedio tiene el semblante de una mujer abandonada.

De hecho, en la escuela se reemplaza la educación religiosa por educación sexual. Pero en la clase de biología, también aparece una versión normativizada de la homosexualidad. Aparece, así, en boca de b., una visión de la homosexualidad que claramente tiene un componente social e implica que no se trata de un tipo de identidad esencia-lista, original o natural, sino, más bien, un constructo como parte del binarismo (hetero)capitalista:

die schwulen, verkündet b. im biologieunterricht, weil keine aufklärung stattfindet, die schwulen machen genau das, was eben auf diesem dummflachen dia ein ballettänzer demonstriert hat: sie schminken sich, sie kleiden sich auffällig, sie werden zu tunten. und weiter, jetzt ganz dramatisch: wir alle haben sie dazu gemacht. die jungs verlangen gewohnheitsmäßig, daß sie bedient werden. also ziehen sich die mädchen die albernsten sachen an, um beachtet zu werden. und genau das tun die schwulen, mit der gewißheit, es doch nicht zu schaffen. b. setzt sich wieder und denkt: nichts ist selbstzerstörerischer als die männerherrschaft [...] (p. 31).

los Schwul, anuncia b. en la clase de biología, porque no tuvo lugar la aclaración, los Schwul hacen justo lo que un bailarín ha demostrado en esta tonta diapositiva: usan maquillaje, usan ropa llamativa, se convierten en locas. Y después, incluso más dramático: todos los hemos hecho lo que son. Los jóvenes exigen de costumbre ser servidos, entonces las chicas se visten de forma tonta para ser miradas. Entonces eso es lo que los putos hacen con la confianza de que igual no lo van a conseguir. b. se sienta de nuevo y piensa: nada es tan autodestructivo como el patriarcado (männerherrschaft) [...]

Esta visión binarista de la sexualidad y el género, indica que forman parte de un saber/ poder hegemónico que define a las personas. En este contexto, la exhibición compulsiva de la sexualidad disidente, es decir, el criterio de la confesión, más que de la experimentación sexual (Foucault, 2014), no solo refuerza el sistema, sino que se convierte en un nuevo estigma. Si se es disidente, si se es Schwul, lesbiana o trans, se debe ser de determinada manera, porque hay saberes que explican ese comportamiento. La sexualidad vuelta objeto de debate público se ha convertido en un nuevo triángulo rosa o, más bien, en la permanencia del triángulo rosa.13

und wenn einer sagt, ich tue nichts gegen das bekanntwerden meiner homosexualität aber auch nichts dafür, dann ist das zu einfach. vielleicht ist das bewußte tragen des rosa winkels, der kennzeichen der schwulen in kzs war [...] (p. 26).

y si alguien dice, yo no hago nada para que no se sepa mi homosexualidad, pero tampoco nada para hacerla visible, es así de simple. Quizá si usáramos deliberadamente el triángulo rosa, la marca distintiva de los Schwul en los campos de concentración [...]

Me interesa pensar esta apertura/aceptación social hipócrita respecto a la sexualidad como parte de esa tensión todavía ilegible o no institucionalizada entre disidencia y normalización dentro de las vidas no heterosexuales. Es decir, se podría decir que no toda sexualidad no heterosexual es disidente o, lo que es lo mismo pero visto desde el lado opuesto, en un clima de supuesta aceptación de las sexualidades no heterosexuales todavía hay mucho que resulta problemático y chocante. La sola expresión del deseo, la salida pública del armario, se convierte rápidamente en un escándalo público. El solo hecho de decirlo, de no callarlo, de no ocultarlo ni confesarlo, rompe con lo socialmente permitido y constituye, así, un acto disidente que desafía no solo el endeble orden moral de la supuesta aceptación de las diferencias, sino también la reglamentación legal, que hace que todavía la homosexualidad para los menores de 18 esté vedada. La autoafirmación de b. como Schwul se convierte, en este contexto, en un acto político, su identidad es política más que esencialista. Es necesaria para desbaratar el orden imperante de normalidad excluyente. Como comenta Paul B. Preciado, en los años setenta

la salida del armario no toma la forma de la confesión, sino, por decirlo en los términos de Judith Butler, la de la 'inversión performativa': la afirmación 'soy homosexual' no es un enunciado soberano, sino una 'citación descontextualizada' de la injuria. La palabra 'homosexual', lejos de tener un valor ontológico, opera como un boomerang político (Preciado, 2009, p. 159).

A su vez, hay que apreciar que en esta salida del armario no aparece la palabra homosexual, cargada con connotaciones de uso médico y psiquiátrico, sino Schwul, que podemos pensar, como ocurriera años más tarde con el término queer en Estados Unidos, como un insulto resignificado, también como una inversión performática del insulto. Por otro lado, el texto plantea también, como otros de los que vimos, un cuestio-namiento al yo-narrador y a la identidad bicategorizada. Este es el comienzo de la novela:

ich habe angst. bin weiblich, bin männlich, doppelt. fühle meinen körper sich von meinem körper entfernen, sehe meine weißen hände, die augen im spiegel, ich will nicht doppelt sein wer bin ich? will ich sein, männlich, weiblich, sehe nur weiß. ich stehe mir gegenüber, will mich erreichen, strecke meine arme nach mir aus wo bin ich? ich sehe, küsse, umarme und vereinige mich. (Schernikau, 1980, p. 7).

tengo miedo. ¿Soy femenino, soy masculino, doble? siento que mi cuerpo se expulsa de mi cuerpo, veo mis manos blancas, mis ojos en espejo. No quiero ser doble, ¿quién soy? Quiero ser masculino, femenino, ver sólo en blanco. Estoy frente a mí. Me quiero encontrar, estirar mis brazos hacia mí ¿qué soy? Me veo, me beso, me abrazo, y me uno.

Esta perspectiva doble marca un conflicto identitario adolescente, que vacila entre una identificación masculina y femenina, y que tiende a la unión, ni una ni la otra. La identidad binaria no permite el agencia-miento Schwul del protagonista. Por eso, su identidad va a ser un posicionamiento político. Popp se pregunta si este inicio de la novela, ese miedo, ese no saber si se es hombre o mujer, no resulta contraproducente para la lucha del partido (Popp, 1992, p. 71). Que un político y Schwul explosivo escriba una ambiciosa historia literaria de coming-out, fue sorprendente no solo para los alemanes en general, sino particularmente para los miembros de su partido, fue un shock (Popp, 1992, p. 71). Popp recuerda una charla con Schernikau en la que explica que no podía escribir la novela en primera persona, porque eso hubiera implicado una cuestión de identidad fija, por eso mismo el protagonista no tiene un nombre, cualquier nombre que intentaba ponerle implicaba fijeza. En la propuesta de Schernikau, hay un cuestionamiento a la identidad que cala hondo en la persona narrativa:

denn natürlich ist b. schwul. er geht mit den mädchen auf den schulhof, sieht sich um, grüßt, bleibt, stehen und ist schwul. meine damen und herrenm sie hören jetzt die sendung: eine homosexueller ist immer verdächtig, johanna müller berichtet über vorurteile gegen eine minderheit. welche vorurteile wir gegen homosexuelle haben und wie die damit umgehen, das soll in dieser sendung verhandelt werden. Die originaltöne sind so entstanden: fünf homosexuelle männer haben sich interviews mit zwei heterosexuellen männern angehört und sind anschließend auf eigene aussagen eingegangen. (p. 25).

entonces obviamente b. es Schwul. Él anda con las chicas en el patio de la escuela, mira alrededor, saluda, se detiene y es Schwul. Damas y caballeros, escuchemos ahora la transmisión: un homosexual es siempre sospechoso, Johanna Müller reporta sobre los prejuicios contra una minoría. Qué prejuicios tenemos contra los homosexuales y cómo tratamos con ellos, ese tema trataremos en esta emisión. El tono original conseguido es así: cinco hombres homosexuales han escuchado la entrevista a dos hombres heterosexuales y luego han dado su propia opinión.

Esta autoafirmación como Schwul por parte de b., es claramente una identidad política, estratégica. La novela presenta y da cuenta también de cómo la homosexualidad se ha convertido en tema de los medios de comunicación. El nuevo espacio donde se establece el saber/poder, mediante métodos supuestamente científicos, o incluso con las voces de los científicos. Los Schwul no necesariamente hablan con su propia voz, sino que en un período de supuesta liberación, siguen siendo hablados por la ciencia, y por el saber de los medios. El saber/poder se ha desplazado de la ciencia a los massmedia, pero en estos también lo que prima es la voz disciplinar de la ciencia y del aparato legal, si pensamos en el hecho de que se trata, justamente, de una práctica todavía sancionada por la ley.

A modo de conclusión

Peter Sloterdijk (2000), utiliza la metáfora del parque humano para pensar los procedimientos y procesos por los cuales se crea lo humano, a los que llama antropotécnicas. Según Sloterdijk, el hombre es tironeado por influencias inhibidoras o amansadoras (el humanismo, la lectura, etc.) y desinhibidoras o embrutece-doras (el entretenimiento de masas). Si el humanismo ha sido el procedimiento de apaciguamiento y domesticación por excelencia, entonces producía una relación de poder en la que unos pocos, una élite letrada, tenía el poder, eran los criadores de la especie humana, masa iletrada.

Sloterdijk llama la atención sobre el hecho de que el humanismo, entendido como una comunidad letrada unida por lazos de amor y de amistad en torno a un canon de lecturas, resulta hoy en día obsoleto ante el auge de los medios masivos de comunicación. Según el filósofo alemán, con la radio -después de la Primera Guerra Mundial- y con la televisión -después de la Segunda Guerra Mundial-se constituye la comunicación de masas como nuevo paradigma posthumanista. A partir del fracaso del humanismo -cuyo máximo exponente, según Sloterdijk, fue el nazismo-, ya no es posible distinguir entre criadores y criados. En este sentido, podemos pensar que Schernikau plantea la salida del armario de un joven de 17 años de edad, pero en una época en donde lo que Foucault afirmó para el siglo XVIII/XIX respecto al saber médico-legal ha llegado a un extremo y se ha trasladado a los medios de comunicación, la sexualidad se construye a partir de la opinión pública, se generaliza una aceptación que es solamente discursiva. Pero también siguen vigentes las voces de los expertos, de psiquiatras, médicos y del sistema legal y normativo en general, que generan una verdad sobre el sexo, solo que ahora llegan a la sociedad mediante los massmedia. En este contexto, la afirmación de la identidad Schwul de b. tiene una importancia política. Como comenta Preciado,

El enunciado 'soy homosexual' no contiene verdad alguna sobre la identidad del que habla, sino que dice: el sujeto que hasta ahora ha sido construido como abyecto (analizado, reducido a ano social) excede la injuria, no se deja contener por la violencia de los términos que los constituyen y habla, creando un nuevo contexto de enunciación y abriendo la posibilidad a formas futuras de legitimación (Preciado, 2009, p. 159).

En la novela de Schernikau, se produce un hiato entre lo discursivo y lo real, entre la aceptación de la homosexualidad y los pruritos a la práctica abierta de la misma. Me interesa pensar, en este sentido, cómo a comienzos de la década del ochenta, cuando la homosexualidad -ya no penada por la ley- comienza a ser supuestamente aceptada, se operan nuevos regímenes de opresión y de exclusión que tienen que ver con la producción de lo humano. Ya no penada por la ley, dije, siempre que tengamos en cuenta a personas mayores de 18 años. Las relaciones heterosexuales, en cambio, eran legales para personas mayores de 14. Gayle Rubin considera que en la aceptación de ciertas vidas humanas e identidades, hay una jerarquía de valores:

Las sociedades occidentales modernas evalúan los actos sexuales según un sistema jerárquico de valor sexual. En la cima de la pirámide erótica están solamente los heterosexuales reproductores casados. Justo debajo están los heterosexuales monógamos no casados y agrupados en parejas, seguidos de la mayor parte de los demás heterosexuales. El sexo solitario flota ambiguamente. El poderoso estigma que pesaba sobre la masturbación en el siglo XIX aún permanece en formas modificadas más débiles, tales como la idea de que la masturbación es una especie de sustituto inferior de los encuentros en pareja. Las parejas estables de lesbianas y gays están en el borde de la respetabilidad, pero los homosexuales y lesbianas promiscuos revolotean justo por encima de los grupos situados en el fondo mismo de la pirámide. Las castas sexuales más despreciadas incluyen normalmente a los transexuales, travestis, fetichistas, sadomasoquis-tas, trabajadores del sexo, tales como los prostitutos, las prostitutas y quienes trabajan como modelos en la pornografía y la más baja de todas, aquellos cuyo erotismo transgrede las fronteras generacionales (Rubin, 1989, p. 136).

En este sentido, siempre habrá un exterior que permita definir el adentro de lo humano, de lo normal y de lo aceptable, la monogamia, la familia, la respetabilidad, la discreción, van a ser requisitos para esa aceptación de las vidas homosexuales. Se trata de una época en donde ya la sexualidad comienza a ser tema de debate en los medios de comunicación y, con ello, se convierten en un nuevo saber/poder.

Se puede ver así, en 1980, un mayor énfasis en la tensión disidencia/normalización, anticipando la crisis del modelo gay-lésbico que sucede a mediados de los ochenta y que posibilita hacia fines de la década la emergencia del modelo queer (Sáez, 2005, p. 67). A comienzos de la década del ochenta ya comenzaban a operarse nuevos regímenes de producción e inteligibilidad de lo humano. Dentro de estos nuevos regímenes parece seguir operando la lógica de la vergüenza y la discreción, así como la normalización de la homosexualidad siguiendo los parámetros de la vida normal heterosexual. Asimismo, la identidad se vuelve una fuerte arma de lucha política. En Kleinstadtnovelle, leif tiene prácticas homosexuales, pero no está dispuesto a reconocerse como Schwul. Esto da cuenta de la pervivencia de la homosociabilidad, pues el deseo sexual se puede llevar a la práctica, siempre y cuando este no se reconozca como tal.

La homosociabilidad se sostiene así, como forma de canalizar el deseo homosexual que no se puede reconocer.

En ese sentido es que intenté analizar la salida del armario tanto de b. en Kleinstadtnovelle como del propio Schernikau con la publicación de esta Novelle. La aceptación de la homosexualidad genera jerarquías de valores de acuerdo con las cuales siempre hay vidas que importan más que otras. La promiscuidad, la visibilidad, la enunciación Schwul, de forma pública y abierta, se tensionan así con la posibilidad de aceptación social, que siempre implica un detrimento. En este sentido, la liberación disidente de los años setenta generó, también y paradójicamente, una pérdida de libertad, como harán notar una década después los Estudios Queer y su crítica a la normalización de lo gay-lésbico. Pero, esto ya se estaba gestando en la década del setenta y se podía observar más claramente en el año bisagra entre la década de la liberación y la década de la emergencia de lo queer, 1980.

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* Artículo de Investigación.

1 El film Nicht der Homosexuelle ist pervers, sondern die Situation, in der er lebt (1971), constituye un punto de quiebre en las representaciones de las sexualidades disidentes alemanas, ya que no solo provocó una dura polémica, sino también estimuló a los homosexuales a salir a pelear por sus derechos y conformar los primeros grupos activistas, entre los que se puede mencionar no solo Homosexuellen Aktion Westberlin (HAW), sino también otros grupos radicales como Deutsche Arbeitsgemeinschaft Homosexualität (DAH), Frankfurter Rotzschwul y Lesbische Aktionszentrum (Salmen y Eckert, 1988, p. 26). Sobre los debates en el seno del Homosexuellen Aktion Westberlin (HAW), entre 1971 y 1973 (ver Henze, 2012).

2Asimismo, Holy comenta que antes de los movimientos de liberación "Das wort 'schwul' war noch ein gefürchtetes Schim-pwort. Es war undenkbar, dass es sich im allgemeinen Sprachgebrauch als stolze Selbstbezeichnung von homosexuellen Männern etablierten könnte" (Holy, 2012, p. 42) ["La palabra ,Schwul' seguía siendo un temido insulto. Era impensable que en el uso general del idioma se pudiera establecer como una autodefinición orgullosa de los hombres homosexuales"].

3Sobre el uso del color rosa como símbolo sexo-disidente tanto para homosexuales como lesbianas, ver Grisard (2012).

4Sobre esta disputa, ver Holy (2012, pp. 49-53) y Griffith (2012). También, es interesante destacar que el primer número de la editorial Rosa Winkel Verlag en 1975, Tuntenstreit, fue sobre este debate.

5Sobre la identificación SM-Leder como subcultura, ver Holy (2012, p. 63).

6Holy en su periodización de la Schwulenwebegung en la República Federal de Alemania, denomina al período 1976-1979 como "Amerikanisierung" (Holy, 2012, p. 62).

7Se trata de la presentación del primer partido político de un grupo Schwul en Bonn en 1980, famoso evento, porque se hizo la presentación para las elecciones parlamentarias en el la Beethovenhalle.

8La novela de Schernikau no ha sido traducida, con excepción de dos capítulos que fueron traducidos al inglés por Henry J. Schmidt con el nombre "Small-Town Story", New German Critique, No. 23, Spring - Summer, 1981, pp. 100-113.

9Como comenta Stenger, también aparecen neologismos, jerga usada irónicamente para manipular la construcción discursiva de los personajes (Stenger, 1981, p. 98).

10Por homosociabilidad ("male homosocial desire"), Kosofsky Sedgwick se refiere a la sociabilidad entre hombres, pues, según ella, guarda una relación con el deseo reprimido. Según Kosofsky Sedgwick, los vínculos entre hombres están estructurados a partir de la prohibición de la homosexualidad. En este sentido, plantea el continuum que va de la homosociabilidad hasta la homosexualidad (Kosofsky Sedgwick, 1985, pp 1-2). Las relaciones de poder del patriarcado dependen de las relaciones homosociales entre hombres y, de esta forma, de la sublimación del deseo homosexual propia de la homosociabilidad. Así, heterosexualidad y homosexualidad no son binarios, sino que forman parte de un continuum que el patriarcado rompe, vuelve discontinuo, a los efectos de sostener el sistema de opresión: "los efectos opresivos sobre las mujeres y los hombres de un sistema cultural en que el deseo intermasculino se hizo fundamentalmente inteligible mediante su desviación hacia relaciones triangulares que implicaban a una mujer" (Kosofsky Sedgwick, 1998, p. 27).

11Todas las citas son de la edición original (Schernikau, 1980). Se ofrece a su vez una traducción propia de las mismas para su mejor lectura.

12El ensayo principal de El pensamiento heterosexual (2005), salió por primera vez en inglés como "The straight mind", también en 1980.

13Signo con el que se identificaba a los internos homosexuales en los campos de concentración. La militancia de los setenta lo resignificó con un sentido positivo hasta el punto de resultar sinónimo de homosexualidad masculina.

Citar: Rubino, A. R. (julio-diciembre 2018). Disidencia de sexo-género e identidad política en Kleinstadtnovelle, de Ronald Schernikau La Palabra, (33), 81-98. doi: https://doi.org/10.19053/01218530.n33.2018.8049

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