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La Palabra

versión impresa ISSN 0121-8530

La Palabra  no.33 Tunja jul/dic. 2018  Epub 26-Jul-2019

https://doi.org/10.19053/01218530.n33.2018.8820 

Creación literaria

Poesía inédita de Andrea Cote

Andrea Cote* 

* Andrea Cote es autora de los libros de poemas: La ruina que nombro (2015) y Puerto Calcinado (2013). Además, ha publicado los libros en prosa: Una fotógrafa al desnudo: biografía de Tina Modotti, y Blanca Varela o la escritura de la soledad. Culminó su doctorado en literatura hispanoamericana en la Universidad de Pennsylvania. Ha obtenido los reconocimientos: Premio Nacional de Poesía, de la Universidad Externado de Colombia, en el año 2003; Premio Internacional de Poesía Puentes de Struga (2005); y el Premio Cittá de Castrovillari Prize (2010) a Porto in Cenere, version italiana de Puerto Calcinado. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés, alemán, catalán, italiano, portugués, macedonio, árabe, polaco, griego y chino. Ha traducido al español a los poetas Jericho Brown y Tracy K. Smith. Es profesora de poesía en la Maestría Bilingüe en Escritura Creativa, de la Universidad de Texas en El Paso.


Resistencia

Después de cada guerra

alguien tiene que limpiar.

No se van a ordenar solas las cosas,

digo yo.

Wislawa Szymborska

Ni siquiera porque tiraron de sus recios goznes,

y al sacudirla le quebraron

la entraña,

el barniz de pared,

su hueso de color.

Ni porque con la hierba consumida

también descerebraron

el montículo de tierra que yo traje,

la cama de rocío que tendí

para calmar al animal que bebe verde.

Ni la piedra,

ni la grama,

ni la palabra

Despojo

quedó intacta.

Pero que nadie niegue la altivez de aquella casa

en la que aún no entró la muerte.

Niebla

Al volver nos falta padre para olfatear peligros

en la bruma.

Que no nos hablen de bosques o de flores,

cumbres sembradas de rocío y plantas.

No se ve nada.

Visibles son las casas que alguien despobló de

prisa,

la cama a medio hacer,

los bordes de un tazón de sopa

y todo lo que pinta un roñoso polvo verdinegro.

La guerra trabaja para el desierto.

Migraciones

Regresamos por la misma senda

por la que partimos la otra madrugada.

Si no fuera porque el viento

lleva retazos de junco y paja herida,

habríamos creído que era el mismo mundo.

Por la parte que todo lleva intacta:

trazado de calle que persiste,

ausencia del tendero que hace

esquina en cada pueblo.

Espigado recorrido por lo llano y nuestras pobres preguntas

¿No era todo esto más grande?

Las pieles desleídas por la espera

en la penumbra de otros encierros.

Las primeras mujeres que nos vieron

descreyendo lo vacío de las manos,

el olor a hierba santa,

el frío de otros mundos.

El lenguaje, por su parte,

también otro

criando gente que ahora tiene hijos

y no les pone nombre.

En tanto,

por la cresta

sube y baja un caudal de legiones extranjeras,

hordas de gente que camina,

lo mismo da si van o vuelven

avanzan por un país que no es el propio.

Lugar

Pero en la tierra estremecida todo cruje,

incluso la existencia discreta de la rama

ambiciona un ruido,

un traqueteo vegetal.

Los bosques agitados mecen el rumor de las mareas

y las cascadas rompen con el mismo crepitar del fuego.

Son lecciones del viento que lo ha tocado todo.

Citar: Cote, A. (julio-diciembre 2018). Poesía inédita de Andrea Cote- La Palabra, (33), 147-151. https://doi.org/10.19053/01218530.n33.2018.8820

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