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La Palabra

versión impresa ISSN 0121-8530

La Palabra  no.34 Tunja ene./jun. 2019

https://doi.org/10.19053/01218530.n34.2019.9538 

Sección general

La creación literaria en la academia: sátira de entrada1

Guillermo Molina Morales* 

*Poeta y docente de Creación Literaria Universidad Central de Colombia. guillermo.molina.morales198@gmail.com


La poesía es el territorio del oxímoron. Nada más poético, por lo tanto, que trabajar en programas oficiales de Creación Literaria. Crear un poema de vanguardia por la noche y, al día siguiente, conseguir avales para los productos evaluables de un grupo de investigación reconocido por Colciencias en categoría B según medición oficial de junio de 2019 a través del decreto 1084. Casi llegamos al fuego helado de Petrarca o a la sonora soledad de los místicos. Pura poesía. Otro poeta, el futbolista Cassano, tras publicar su segundo libro, afirmaba que ya había logrado escribir más libros de los que había leído. Lo raro, en realidad, es pararse a estudiar pesados tomos de páginas sin dibujos en la época del café instantáneo. Lo raro, y lo revolucionario. Demos un paso más en la mística ascensión oximorónica: quemarse los ojos con Trilce por la noche y, al día siguiente, estimular el genio creador de jóvenes que solo el genio creador es lo que tienen. La poesía en la mirada, pero nunca la poesía en una compleja construcción verbal.

Y me pregunto: ¿Cómo hemos llegado hasta acá? ¿Qué es "acá"? ¿Cómo puedo yo, humilde contratista a término fijo, ofrecer alguna firme certeza? Hablemos en serio: a continuación, un disparate satírico en tres momentos.

Primer momento: ¿qué es "acá"?

Yon Bairon, 16, quiere estudiar Creación Literaria. Quiero darle forma a mis experiencias y a mi visión del mundo. Que ya no es la de Peppa Pig, ahora es la de Pokémon. Claro que me gusta leer, me leo todos los hashtag con mi nombre. Y las fotos, ¿no cuentan como literatura visual? Poesía no, gracias, es que yo soy narrador. Tampoco Don Quijote, que no se entiende ni nada. Yo quiero cuentos cortos, cuentos actuales, y colombianos, mejor que sean de mi departamento, de mi orientación sexual, de mi color de piel, de mis gustos fantásticos. En fin, yo quiero es una carrera sobre mí mismo, ¿sí? Y la quiero ya. Una última pregunta: ¿puedo graduarme haciendo videos de YouTube?

Es que estos chinos, mira tú. Llegan mal del colegio. De pronto porque llegaron mal al colegio, ya sabes, por el jardín. Y al jardín por la familia. Y a la familia por el espermatozoide erróneo. Y al espermatozoide erróneo por el roto condón, o por su sonora ausencia. Por eso, es que no es su culpa. No hay que torturarles, pobrecitos. Imagínate que entreguen una tarea a tiempo o que pongan las tildes a su nombre, qué trauma para su creatividad. Cinco a todos, y a otro curso. Cursos de producción industrial, como salchichas, con sus conservantes y con su listado de competencias y realizaciones esperadas.

Como salchichas también, los artículos. Producción industrial perfectamente organizada: introduzca los versos del poeta seleccionado, agregue citas a la moda y la palabra "hegemónico", dé la vuelta a la manija del formato académico, y listo. Has aportado una salchicha más a un mundo de veganos. O públicas o pereces, dicen los gringos. Si publicas obras literarias, también pereces. Si publicas artículos indexados, de pronto te dan una limosnita para el proyecto del año que viene.

Ay, no, mi Yon Bairon, no te puedo leer un cuento, no tengo el tiempo para estar contigo: hay que trabajar para pagar una niñera, porque no tengo el tiempo para estar contigo. Y ahora es que me salió otro curso, sobre el verdadero compromiso del poeta con su arte. Voy a rebatir todos los paradigmas anteriores, voy a demostrar que el verdadero poeta supera a su tiempo. Llegaré a tiempo para pedir la cena. Mira tú el listado de domicilios y calcula el precio que tendría un perro ranchero. Con doble de papas, que para algo trabajo.

Segundo momento: ¿Cómo hemos llegado hasta acá?

Siglo XVII. Arte de sermones para saber hacerlos, y predicarlos, de Martín de Velasco, natural de Santafé de Bogotá. No solamente es un manual de creación literaria, para saber hacerlos, sino que incluye una visión performativa que rebasa los límites de la literatura tradicional: y predicarlos. Un compromiso claro con la sociedad a la que se dirige. Y un gran consejo gastronómico-literario: "En el tiempo que gastas, mientras andas hurtando párrafos en huertas ajenas para la ensalada que haces, puedes plantar en tu casa un jardín muy a lo natural, muy propio y provechoso".

Eran otros tiempos. Los tiempos de las viejas disciplinas de la Retórica y de la Poética, tan aburridas. Los tiempos en que estudiar literatura comprendía el analizarla, escribirla y relacionarla con un montón de otras vainas. Eran los tiempos del colonialismo, en suma. Luego, llega la Independencia a ritmo de champeta. Por fin cayó el yugo de las tiranas humanidades. La república independiente de los Estudios Literarios se cubre de gloria inmarcesible. En solitario. ¿Lingüística? Como si el poema se formara con palabras. ¿Historia? Como si no bastara con los aliens de History Channel. ¿Filosofía? Pensar es de pobres y de chalados. La literatura es un regalo que nunca se abre.

Y un paso más adelante: los Estudios Literarios se independizan de la literatura. Estudiar el ritmo en Garcilaso de la Vega es reaccionario y elitista. Pensar es de ricos y de chalados. Mejor bailar al ritmo de la champeta y de los anuncios de Coca-Cola. ¿Quevedo? Tiene pene. ¿Sor Juana? Vagina. Ay, la agencia del sujeto subalterno que subvierte el canon de la heteronormatividad imperante. Por fin, yo: un compromiso claro con la sociedad a la que me dirijo. El nuevo Moisés que abre en dos las aguas para pasar por medio de los Estudios Literarios, sin apenas mojarse ni de literatura ni de estudios.

Pero, espera, que todavía queda muy grande la nueva Patria. Hay que parcelarla un poquito más. Por la independencia del Casanare y de los programas de Creación Literaria. La academia no nos representa, está acartonada, como lo van a demostrar nuestros nuevos cartones de graduados. Toca ahora inventarse un himno y una bandera. El himno, más moderno: nuestra gloria no será inmarcesible, sino inmarchitable. La bandera tricolor es ahora un poema que habla sobre una bandera tricolor. ¿La investigación? Bueno, tampoco vamos a ser tan originales: mire usted el listado de Scopus y calcule el impacto que tendría un artículo sobre...

Tercer momento: las certezas

  • La investigación para escribir un poema tiene dos fases: toda la vida y el verso anterior.

  • La escritura no es el resultado de una investigación previa, sino que es el propio proceso de investigación.

  • Investigación + Creación = Investigación.

  • El creador investiga hasta cuando mira anuncios por televisión y cuando escucha el "sisas" de chicos que están "melos".

  • Para escribir poesía no se necesita tiempo libre: se necesita vida libre.

  • Escribir un poema no es lo mismo que leer un poema, no es lo mismo que preparar una clase o una tesis sobre un poema, pero tampoco es lo opuesto.

  • Leer lentamente un poema es hoy en día revolucionario. Exhibir la rebeldía de tus sueños más profundos contra el mundo y contra el canon, es conservador.

  • Lo más que puede aprender un futuro escritor es la disciplina.

  • ¿No pones las comas en un correo electrónico y ya quieres escribir una novela?

  • Escritores del mundo, uníos contra el analfabetismo funcional.

  • Escribir un poema es también escribir la historia de la poesía. No puedes dar otro paso si no caminaste los anteriores pasos.

  • Contra la parcelación del conocimiento y de la vida. Que vuelvan a unirse los estudios literarios y las escrituras creativas y las humanidades. Que vuelvan a juntarse, en un mismo humano, el profesor, el investigador y el poeta.

  • Conocer las sustancias neuroquímicas responsables del amor, no te impide enamorarte ni tampoco llorar por amor.

  • El poeta debe leer de manera egocéntrica, como si solo importara la búsqueda de su gran amor. Pero, en el camino debe probar todos los amores pequeños.

  • No dejes de buscar, como si pudieras encontrarlo.

  • No esperemos el momento propicio, seamos el momento propicio.

  • Después de saberlo todo, olvídalo todo.

Cierre

¿Pobrecitas víctimas de la opresión del sistema es que somos? En un programa de Creación Literaria, el sistema nos obliga a pensarnos, a diferencia del contador o el abogado, que no necesitan pensarse porque de una les darán dinero. No suena tan malo esto de pensar, si no nos limitamos a la queja complaciente ni tampoco al disparate satírico. El sistema, además de obligar, nos da la oportunidad para pensarnos. Y pensarnos de distintas maneras: desde el propio poema, desde el ensayo, desde el artículo académico, desde la conversación, desde la docencia. Peor sería llevar domicilios en bicicleta. El poeta solo ha tenido una posición privilegiada cuando ha servido de palmero al poder en versos acrósticos. Peor sería.

Trabajar en el campo de la creación literaria es, además de un oxímoron, una oportunidad de pensarnos de forma distinta y honesta. Ninguno de los males es irreversible, y no hay entre nosotros nadie que los quiera. Nuestra gran paradoja: nosotros luchamos contra un sistema que somos nosotros. El enemigo no es la alta cultura ni la champeta, ni lo es Colciencias, ni tampoco el rector de nuestro centro: el enemigo es el analfabetismo funcional. Seamos también conscientes de nuestro poder: a las carreras de creación literaria llegan estudiantes, muchos estudiantes en comparación con otras carreras humanísticas, estudiantes con ganas de aprender. Unos pocos seguirán en el camino de la creación. La mayoría, los que se rindan a tiempo, habrán llegado a ser buenos lectores. No es poco.

Vivimos en la cuerda floja, pero el objetivo no es llegar a ninguna azotea, no hay azoteas ni realmente queremos llegar. Entre la realidad y el deseo, entre la genialidad y la disciplina, entre el poema de vanguardia y el proceso de renovación del registro calificado. Seguiremos en la cuerda floja, en el oxímoron. Y lo disfrutaremos: este es el territorio de la poesía.

1Estas reflexiones se derivan de una experiencia poética que tuvo lugar en el primer semestre de 2018 en el grupo de investigación "Heterolalia", de la Universidad Central de Colombia.

Citar: Molina Morales, G (enero-junio de 2019). La creación literaria en la academia: sátira de entrada. La Palabra, (34), 139-142. ® https://doi.org/10.19053/01218530.n34.2019.9538

Recibido: 20 de Junio de 2018; Aprobado: 26 de Noviembre de 2018

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