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La Palabra

versão impressa ISSN 0121-8530

La Palabra  no.45 Tunja jan./jun. 2023  Epub 12-Mar-2024

https://doi.org/10.19053/01218530.n45.2023.14705 

Artículos

Cognición y extrañamiento en dos novelas argentinas recientes*

Cognition and Estrangement in Two Recent Argentinian Novels

Cognição e estranhamento em dois romances argentinos recentes

Lucía Feuilleta 

a Consejo Nacional de Investi gaciones Científicas y Técnicas (CONICET-UNC), Argentina. Doctora y Licenciada en Letras por la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Becaria postdoctoral en CONICET y Profesora Asistente de la cáte dra de Teoría y Metodología Literaria I en la Escuela de Letras, Facultad de Filosofía y Huma nidades (UNC). lfeuillet@mi.unc.edu.ar


Resumen

Proponemos un análisis de los modos de cognición cons truidos a partir del extrañamiento en las novelas de ciencia ficción V (2017), de Mariana Docampo, y El ojo y la flor (2019), de Claudia Aboaf. La perspectiva de la interpreta ción dialéctica que formulamos -a partir de los aportes de Fredric Jameson- opera en el cruce del marxismo con la in terpretación cultural. Este enfoque se concentra en descifrar la relación entre las experiencias subjetivas y una totalidad social fragmentaria y conflictiva, sugerida en los universos narrados. La lectura se modula en torno a la exploración de la técnica del extrañamiento en la enunciación y en la trama como desnaturalización de lo conocido, para exponer el ca rácter transformable del presente. En todo caso, la proyec ción estética de las obras analizadas exhibe la construcción de una epistemología alternativa, que se mueve desde el re conocimiento de las contradicciones hacia la configuración de inesperadas redes asociativas.

Palabras clave: literatura argentina; ciencia ficción; extra ñamiento; cognición; dialéctica; Aboaf; Docampo

Abstract

We propose a study of cognition ways constructed from the category of estrangement in the science fiction novels V (2017), by Mariana Docampo, and El ojo y la flor (2019), by Claudia Aboaf. Marxism and Cultural Interpretation are taking into account through Fredric Jameson contributions. This approach focuses on read the relationship between subjective experiences and a fragmented and conflictive social totality that are suggested in the storytelling atmos pheres. The reading of those novels is oriented around estrangement technique in both the enunciation and the plot. In any case, the novels aesthetic proposal exhibits the construction of an alternative epistemology which moves from the recognition of contradictions towards the configuration of unexpected associative networks.

Keywords: Argentine literature; science fiction; estrangement; cognition; dialectics; Aboaf; Docampo

Resumo

Propomos uma análise dos modos de cognição construídos a partir do estranhamento nos romances de ficção científica V (2017), de Mariana Docampo, e El ojo y la flor (2019), de Claudia Aboaf. A perspectiva de interpretação dialética que formulamos - com base nas contribuições de Fredric Jameson - opera na intersecção do marxismo com a interpretação cultural. Essa abordagem concentra-se em decifrar a relação entre experiências subjetivas e uma totalidade social fragmentária e conflituosa, sugerida nos universos narrados. A leitura é modulada em torno da exploração da técnica do estranhamento na enunciação e na trama como desnaturalização do conhecido, para expor o caráter transformável do presente. De qualquer forma, a projeção estética das obras analisadas expõe a construção de uma episte mologia alternativa, que transita do reconhecimento das contradições para a configuração de redes associativas inesperadas.

Palavras-chave: literatura argentina; ficção científica; estranhamento; cognição; dialética; Aboaf; Docampo

Una mujer desprovista en absoluto de necedad, ¿no es un monstruo?

Auguste Villiers de l'Isle-Adam La Eva futura

-¿Todos los científicos son hombres, entonces? -¿Científicos? -preguntó Oiie, con incredulidad.

Pae tosió.

-Científicos. Ah, sí, desde luego, son todos hombres. Hay algunas profesoras en las escuelas de niñas, pero nunca pasan del nivel secundario.

-¿Por qué no?

-No pueden dedicarse a las matemáticas; no tienen cabeza para el pensamiento abstracto; no es un campo para ellas. Usted sabe lo que quiero decir, lo que las mujeres llaman pensar es lo que hacen con el útero. Por supuesto, siempre hay algunas excepciones, mujeres espantosamente cerebrales con atrofia vaginal.

Ursula K. Le Guin Los desposeídos

¿Se puede afirmar que la literatura y el arte, con sus posibilidades de diseñar mundos imagi narios, son una forma privilegiada de conocimiento? ¿Hay cognición sin imaginación, tro pos, alegorías, formas complejas y paródicas de figuración o personificaciones? Estos interrogantes, inspirados en el artículo de Darko Suvin "On cognition as Art and Politics", condensan las principales preocupaciones de una tradición vinculada a los estudios culturales marxistas. Recuperando a Walter Benjamin, el autor croata sostiene que los mundos del arte presentan experiencias radicalmente diferentes que dan forma a lo colectivo y guían la praxis hacia una posible "redención". Esto teniendo en cuenta que siempre algún tipo de discerni miento o comprensión del mundo es requerido para desplegar una acción futura, y que la desmitificación y la crítica forman parte de esta actitud interpretativa (Defined by a Hollow 298, 271-272).

Nuestro trabajo aborda la cognición (en el aspecto temático) y el extrañamiento (en el plano formal) como ejes de una reflexión crítica, desde la literatura, que apunta a la transformación social. En este sentido, revisaremos dos novelas de ciencia ficción argentina reciente: V (2017), de Mariana Docampo, y El ojo y la flor (2019), de Claudia Aboaf, donde el extra ñamiento opera como estrategia de insurrección ante las claves epistémicas naturalizadas. Pondremos atención a los modos de relacionar las experiencias privadas y sus percepciones con una totalidad social fragmentaria, conflictiva e inasible, que se percibe en la construcción de universos referenciados en el mundo empírico de autoras y lectores. La ciencia ficción es una matriz representativa privilegiada para estudiar estos problemas, por un lado, porque recrea, en espacio-tiempos distantes, el presente de autoras y lectores o lectoras implícitos/as desde una posición que subvierte el orden vigente; por otro, porque supone la invención de una estructura colectiva con arreglo a normas sociales diferentes a las conocidas (Moylan 5).

Sumado a esto, el recorrido que proponemos retoma la interpretación dialéctica -im pulsada por Fredric Jameson- como "una crítica tanto política como formalista" (Jameson, "Hacia una crítica dialéctica" 13). Esta lectura avanza articulando los planos de lo individual y lo colectivo a través de alegorías y operaciones hermenéuticas que demuestran que cada contenido puede traducirse a una forma y que cada forma configura una propuesta "protopolítica" (Marxismo y Forma 292-293; "Hacia una crítica dialéctica" 16). Apuntamos a un análisis que parte del extrañamiento como procedimiento que exhibe los modos de dominación vigentes y configura un contenido sobre las fantasías de subversión, en el ámbito tanto privado como comunitario. A la vez, aunque nuestra lectura no despliega la perspectiva teórica del feminismo1, se reconoce inevitablemente "generizada", en tanto consciente del carácter estratificado y heterosexista de las tramas de dominio y violencia social. Es decir, no discutimos aquí de manera directa la figuración de personajes, temas o propuestas estéticas representativas de la diferencia sexual, pero sí tenemos en cuenta la producción de una forma de conocimiento distintiva de lo subalterno, que vehiculiza una pregunta sobre lo hegemónico sin dejar de lado estos problemas.

Extrañamiento y crítica dialéctica

Hemos señalado que la interpretación dialéctica ofrece un marco de referencia para nuestra lectura de la ciencia ficción. En este sentido, no se puede dar cuenta aquí de la inmensa com plejidad de la dialéctica como fenómeno filosófico y teórico, pero sí es factible señalar algu nos recorridos, en los desarrollos de Jameson2, que conectan esta corriente de pensamiento con el análisis que proponemos. Lo primero por destacar es el modo en que la categoría de extrañamiento vincula el estudio de la ciencia ficción con la dialéctica, que tiene como ob jetivo: "desfamiliarizar nuestros hábitos mentales ordinarios y volvernos súbitamente cons cientes no solo de nuestra propia estupidez no dialéctica sino también de la extrañeza de la realidad como tal" (Jameson, Valencias de la dialéctica 66).

En este caso, recuperamos el extrañamiento como técnica que problematiza los paradig mas hegemónicos y desnaturaliza las representaciones instaladas como inmutables mostran do el carácter contingente de las normas que ordenan lo social (Moylan 44). Desde el forma lismo ruso3 hasta las formulaciones de Bertolt Brecht, el extrañamiento ha estado vinculado con la posibilidad creativo-cognitiva de "desalienar" ciertos aspectos de la percepción, por eso constituye un marco formal para la ciencia ficción (Suvin, Metamorfosis de la ciencia ficción 29). Es decir, este recurso implica también un gesto político que demuestra que las premisas, relaciones y caracteres sociales -que emergen como entidades estáticas y eternas- corresponden a una determinada etapa del desarrollo social y, por lo tanto, pueden transformarse (Jameson, Brecht y el método 65). La dialéctica, por su parte, cuestiona al sentido común para volver legible su estructura dando cuenta especialmente de los intereses de clase que la sostienen. En cuanto al marxismo, específicamente, este rasgo es el eje de la ofensiva contra la "cosificación"4 (Jameson, Valencias de la dialéctica 14 y 24).

Aunque en ocasiones Jameson prefiere hablar de "las dialécticas" -en tanto posibilida des localmente válidas en distintas filosofías y autores-, también reconoce que eso supone aislar "momentos dialécticos en el trabajo de pensadores no o antidialécticos" y, por tanto, abstraer un sistema de pensamiento que sea reconocible en una variedad de materiales (eco nómicos, estéticos, políticos, etc.). Esta "forma vacía" se basa en los desarrollos hegelianos sobre el problema de la identidad y la diferencia. En ese sentido, la dialéctica entiende las diferencias como productos de una relación de identidad construida con base en la oposición con respecto a un otro5 (Valencias de la dialéctica, 26-27, 29).

Aquí la reflexión se abre a la cuestión de los dualismos clásicos o las oposiciones bi narias (como la clásica fórmula del Amo y el Esclavo), que motivan a la búsqueda de una resolución (por ejemplo, la desaparición de las clases sociales). A propósito de esto, Jameson señala que la obliteración de la oposición no es siempre deseable, dado que en algunos casos es productivo preservar la tensión entre la tentación de la síntesis y la permanencia de la separación6. En todo caso, esta persistencia en la contradicción implica la revelación de grietas y fisuras que exhiben la representación de una totalidad rasgada, multidimensional, con varios planos constituidos en torno a dinámicas o leyes que no siempre son asimilables entre sí (Valencias de la dialéctica 35).

Cabe destacar que un problema que aparece de modo recurrente en la producción de Jameson ("Cognitive Mapping" 350; Documentos de cultura 26; Marxismo y forma 15) es el de la creciente inconmensurabilidad, en el capitalismo avanzado, de la relación entre la conciencia de las experiencias privadas y la totalidad social. La totalidad, en el pensamiento dialéctico, es punto de partida, paso en el proceso y llegada inconclusa a la vez:

Por ahora, basta con decir que la totalidad no es algo con lo que uno termina, sino algo con lo que uno comienza; y también que es el capitalismo como nuevo sistema global el que consti tuye la totalidad y la fuerza unificadora (de modo que también podemos decir que la dialéctica misma no se vuelve históricamente visible hasta el surgimiento del capitalismo) (Valencias de la dialéctica 26).

La dialéctica se define, así, en una latencia entre cierre y apertura y en permanente referencia a la totalidad como punto donde el sistema debe anclar para confirmar la estructura, desple garse y comenzar de nuevo (Valencias de la dialéctica 38).

En sus desarrollos sobre la ciencia ficción, Tom Moylan también se extiende sobre el problema dialéctico de la relación entre la totalidad y sus partes y la contraposición, en el capitalismo, entre la percepción de las experiencias individuales y la comprensión de las con diciones estructurales de la existencia. A partir del texto de Jameson "Cognitive mapping", Moylan concluye que es posible articular el estudio simultáneo de lo inmediato y lo global con una pretensión dialéctica de transformación, tanto existencial (del modo en que se perci be la experiencia cotidiana) como trascendente (que anticipa un horizonte utópico) mediante el examen de la ciencia ficción (60). En este contexto, el género se postula como un vehículo privilegiado para entender el modo en que el presente se singulariza a partir de la literatura de anticipación:

Es el momento presente -indisponible por derecho propio a nuestra contemplación, porque la enorme inmensidad cuantitativa de los objetos y de las vidas que comprende es inabarcable y por lo tanto inimaginable, y también porque está ocluido por la densidad de nuestras fantasías íntimas así como por la proliferación de estereotipos de una cultura de medios que penetra en cada zona remota de nuestra existencia- el que cuando volvemos de las construc ciones imaginarias de la ciencia ficción se nos ofrece en forma de pasado remoto del mundo futuro, como si se tratara de algo póstumo y colectivamente recordado (Jameson, Arqueolo gías del futuro 343).

En el campo de los estudios del género, es clásica la definición de Suvin de la ciencia fic ción como literatura del extrañamiento cognoscitivo y matriz discursiva que configura un marco imaginativo alterno al de los autores empíricos (Metamorfosis de la ciencia ficción 26, 30)7. Ángela Dellepiane, en sus estudios sobre la ciencia ficción latinoamericana, retoma esta descripción, y destaca que el género pone en juego una relación entre ciencia y racio nalidad (516). A pesar de que Luis Cano había señalado que la fórmula de Suvin resultaba insuficiente para la ciencia ficción hispanoamericana -debido al desfasaje del desarrollo cultural modernista y el carácter económico de la modernización en Hispanoamérica (16)-, Silvia Kurlat Ares, en un trabajo reciente, recupera esta idea del extrañamiento, y expresa que la ciencia ficción es una "forma literaria que combina herramientas analíticas de la ciencia y el pensamiento crítico para examinar tramas sociales y culturales" (6). Por nuestra parte, consideramos que el concepto es operativo para abordar las particularidades históricas de las regiones periféricas, dado que se sostiene justamente en las contradicciones y relaciones dialécticas entre los desarrollos sociales y ciertas percepciones culturales o experiencias in dividuales.

Asimismo, Moylan afirma que el mecanismo del extrañamiento supone un movimiento en espiral que va desde los universos imaginarios al paradigma ausente de las totalidades sociales. Simultáneamente, se desplaza desde las experiencias del lector en un punto determinado del desarrollo histórico a la obra, para desnaturalizar la apariencia inmutable de la estructura social referida en primera instancia (60). En este sentido, el extrañamiento es una estrategia que asume la doble potencia de percepción-evaluación, y se conecta con una críti ca radical, porque apunta a que se reconozcan aspectos transformables del mundo empírico de autores y lectores (Defined by a Hollow 383). El recurso técnico del extrañamiento en la ciencia ficción contribuye a iluminar zonas oscuras de lo social y ofrecer puntos de vista epistémicos sobre lo real, e implica un modo formal de cuestionar lo dado (Moylan 43, 45).

Respecto de la cognición, Suvin considera que es un procedimiento dialéctico que inclu ye la contradicción y la convivencia conflictiva de lo todavía no-conocido con lo ya explica do, las reglas aprehendidas y sus excepciones -que configuran pertinencias y limitaciones locales-, el sentido común y su crítica. El conocimiento se entiende, entonces, como una forma abierta y múltiple, impulsora de la acción y redención colectivas en un horizonte de intereses sociales históricamente construidos. Es una operación, además, concretamente situada, que modula intervenciones en función de los intereses subjetivos que subyacen en el horizonte de la praxis ¿Es posible, en este cuadro, subvertir la tendencia del capitalismo patriarcal, de negar visibilidad epistemológica a las identidades disidentes, oprimidas y colonizadas? Dichos sujetos no se consideran individuos "lockeanos" o cartesianos, dado que:

Soportan todo el peso de la aplicación de las superganancias, la degradación y la persecución legal que, con el advenimiento del imperialismo, se traslada de los trabajadores industriales e intelectuales blancos peligrosamente organizados (que evolucionan a representantes privile giados del reformismo socialdemócrata) a los desempleados, criminales, mujeres y vencidos en las guerras coloniales y semicoloniales (traducción nuestra) (Suvin Defined by a Hollow 310)8.

En función del interrogante que señalamos arriba, analizaremos el modo en que las novelas del corpus ponen en juego estrategias de enrarecimiento del mundo conocido y a la vez iluminan zonas de lo que aún no se sabe, potenciando la transformación de las hegemonías epistémicas. Es decir, mostraremos cómo estas obras incorporan una percepción crítica acerca de las totalidades sociales en que se integran y articulan las experiencias individuales.

Tramas alternantes

Joanna Russ ha afirmado que en la ficción -o al menos en tramas que reconocemos con cierta familiaridad-, las mujeres tienen un rol secundario y pasivo, coherente con la cultura patriarcal, y que su protagonismo se despliega solo en historias románticas al estilo de Jane Austin o las hermanas Brontë9. En palabras de Russ, "[los escritores] no inventan sus historias de forma aislada; están bastante restringidos a las actitudes, las creencias, las expectati vas y, sobre todo, las tramas que circulan [...]. Son encarnaciones dramáticas de lo que una cultura cree que es verdad" (81) (Traducción nuestra)10.

Nos concentraremos en señalar cómo, en las novelas que analizamos, los personajes femeninos no solo protagonizan tramas ancladas en la rebelión epistémica, sino también impulsan modelos perceptivos inscriptos en la resistencia a partir de sus enunciaciones.

Son varias las obras de ciencia ficción argentina reciente escritas por mujeres que ponen en el centro de sus preocupaciones el extrañamiento respecto de un presente desintegrado y salvaje, como señalaremos en los ejemplos que siguen. En Estrógenos (2016), Leticia Martin imagina un mundo en que los varones pueden concebir, y en que los antagonismos entre extincionistas y continuistas de la especie humana se desarrollan hasta extremos bélicos. El acoso laboral, el abandono de la pareja, el encierro y la violencia de los procedimientos médicos en la concepción y el parto se narran desde una voz masculina que no puede dar sentido a estas experiencias sino por medio de la transgresión y el aislamiento. Cadáver Exquisito (2017), de Agustina Bazterrica, devela las peores miserias de la organización productiva vigente, en una distopía en la que el cuerpo humano se vuelve un producto de cría masivo y el canibalismo domina las relaciones sociales. Kentukis (2018), de Samanta Schweblin, ex plora, desde un puzzle enunciativo, la desproporción entre los vínculos íntimos degradados y una totalidad social conflictiva. La posibilidad de establecer relaciones azarosas con otros se res humanos de cualquier sector del planeta a través de un dispositivo tecnológico enrarece el mundo cotidiano en esa obra. Pulpa (2019), de Flor Canosa, presenta una sociedad distópica que recrea la dominación tecno-patriarcal como horizonte del capitalismo avanzado. Allí, la insurrección individual a partir de la experiencia masoquista de la enunciadora resignifica las posibilidades subversivas de la herencia materna y aboga por la recuperación de una memo ria corporal del dolor, que es alegoría del trauma colectivo de la supresión de las libertades y el hundimiento en una alienación sin pasado ni futuro.

En este sentido, las novelas que analizamos se insertan en una red sincrónica de textos que se apropian del género para revelar los costados oscuros de la organización social y cognitiva vigente. Tanto V como El ojo y la flor figuran, en clave de extrañamiento cognitivo, estrategias de resistencia en los mundos imaginados -que permean totalidades conflictivas, abiertas y móviles- en virtud de lógicas epistémicas alternativas, alianzas y redes subversivas.

Las multiplicidades de V

V presenta la narración de Verónica, una joven que sufre una parálisis repentina en medio de las vacaciones que ella y su marido pasan en Suiza. En esta nouvelle, el dolor se vuelve conciencia expansiva y emancipación de lo cotidiano/alienado, que aparece como trasfondo de un retorno imposible. En el tránsito por Lucerna, la ciudad que Verónica recorre como turista antes de la parálisis, las acciones se descomponen a la manera de una enunciación que singulariza cada movimiento, para transparentar la extrañeza de los hábitos descubiertos como una prisión interior: "Estaba prisionera en la torre. Bajar las escaleras, recorrer la vereda hasta la mesa y encontrarse con él, caminar juntos hasta la estación, subir el escalón, sentarse, descender, llegar hasta el hotel en Zúrich, y entonces, la infinidad de movimientos mínimos necesarios para el regreso" (Docampo 112).

La imposibilidad del movimiento físico, paradójicamente, habilita a un viaje interestelar donde se alternan superposiciones temporales con mutaciones en otras especies, organismos y universos. La designación cambia de Verónica a V conforme estalla la identidad del perso naje -aunque esta categoría queda cuestionada por la permanente transubstanciación-, y las metamorfosis sucesivas se organizan en una enunciación que recupera los padecimientos físicos y emocionales de los primeros años de vida. El yo unívoco y homogéneo deja de ser un soporte para el punto de vista narrativo, al mismo tiempo, el cuerpo es apenas un anclaje para la experiencia que se cuenta. Sumado a esto, el organismo de V está atravesado por una "falla" que no termina de explicarse, pero que podemos percibir a partir de cirugías, padeci mientos, "injertos e incisiones" que desintegran su materialidad conforme avanza el relato.

En la infancia, la percepción de V ya enrarece la generalización y abstracción como proceso especulativo necesario para comprender las categorías del lenguaje y la experiencia:

La única alegría de V en esos periodos es salir al jardín de la clínica para ver de cerca los pájaros [...]. No diferencia entre diez especímenes que están alternativamente en la ventana. Las variaciones de color, forma y tamaño entre uno y otro son anuladas por los aspectos en común (posesión de alas a los costados del cuerpo, pico córneo sin dentadura, posibilidad de volar) (Docampo 35).

La infinita singularidad de cada vivencia de la vida cotidiana no sería comprensible sino por medio de este proceso de abstracción que la enunciación evidencia, a la vez que vuelve sospechoso. El efecto de este procedimiento es abrir paso a la fusión de la perspectiva narrativa con la multiplicidad del universo, de manera que el orden discursivo lleva al lector a desaprender las habituales separaciones entre lo real y lo imaginario, lo ajeno y lo propio, el nombre y la cosa, el tiempo y su orden, el plano del sueño y el de la vigilia. A partir de allí, ya no hay homogeneidades posibles, solo transiciones, modos de habitar la diferencia desde un cuerpo irrepresentable que se desdibuja en una conciencia narrativa desintegrada.

El espacio y el tiempo también son materia moldeable en la novela de Docampo, las idas y venidas en estas dimensiones exigen una lectura abierta a conexiones que violentan las lógicas habituales. La visión simultánea de los distintos yoes permite conectar los fenómenos aparentemente aislados y derivar, del contacto con otros tiempos, espacios y diversidades, una lectura sobre las causas de la reduplicación infinita. En este sentido, la fusión con lo exterior funciona a la manera de un refugio que protege a V de los castigos del padre y el des amor materno: "La naturalidad con que V practica bilocaciones o desprendimientos hace que busque en estas prácticas un refugio a sus angustias. De este modo, se volverá rápida en las metamorfosis, y guardará el secreto sobre sus facultades" (Docampo 34). En cualquier caso, la experiencia relatada no solo alegoriza una huida de la alienación individual, sino también la transparencia de una totalidad latente, enigmática y apenas perceptible en sus fragmentos:

El punto 0 marca el cambio de estados en cada una de las vidas de V. El tiempo anterior en el destino individual es un trazo único, discernible y completo. Pudo haber durado años o días, y puede no haber sucedido aún. Pero todas las secuencias confluyen en 0, nexo que las articula. La identidad de V no es infinita, pero sí tan vasta que se ve obligadx a hacer agrupaciones temporales de su yo para ordenar su experiencia. El tiempo no avanza. A partir de ahora, V transitará siempre el punto 0 (Docampo 45).

Una cierta rearticulación de las totalidades socioculturales es posible, pero solo desde una mirada no lineal y contrarreferencial, en la alusión a universos imaginados que remiten al mundo empírico por medio de constantes inversiones. Esto se percibe, por ejemplo, en los subtítulos que enuncian lugares reconocibles como Santiago de Chile, o extrañados como Nueva Persia, e incluso los que nombran espacio-tiempos alternativos: "Galaxias 89b1 y 89b2", "Tierra Plana. Medioevo", "Bielorrusia 2025" o "China. Tiempo mítico". Finalmente, la continua dispersión es el único modo posible -a la vez lejano y paradójicamente incomprensible- de dar sentido a experiencias habituales y humanas (la enfermedad, el vínculo familiar degradado, una cotidianeidad alienada que se rechaza a partir del viaje) que provocan una reinvención profunda y compleja de la individualidad y su relación con el universo.

Coaliciones y desprendimientos en El ojo y la flor

La novela de Claudia Aboaf exhibe, a partir de un mundo postapocalíptico, los indicios de desigualdad y destrucción en el presente. El ojo y la flor continúa una trilogía iniciada con Pichonas (2014) y la distopía El rey del agua (2016). En el mundo de esta novela, el agua es un recurso limitado, pero abunda en Tigre, donde el gobernador Tempe retacea el líquido vital a las familias locales para monopolizar su exportación a cambio de superganancias. En este escenario enrarecido se desenvuelve el antagonismo entre Juana y Andrea, dos hermanas que se disputan el rechazo de una herencia materno-patriarcal de violencia y proyectan el extrañamiento hacia los vínculos familiares desde perspectivas narrativas antagonistas. En El ojo y la flor, el agua dulce se ha retirado por completo de Tigre y la población se ha trasladado en búsqueda de zonas más habitables o empleos en áreas reindustrializadas11. El universo de la escasez no deja de estar fuertemente estratificado, pero ahora invierte los pri vilegios del pasado: los antes beneficiados habitantes de Tigre son los migrantes llamados "pies de barro" y ocupan el final de la cadena de dominación. La Fuerza Naval Argentina es un poder depredador, asociado a la tenencia y reparto de alimentos, mientras los aventajados "civilacos" asumen la función de explotadores que viven de lo que producen los "utilitarios" (trabajadores).

En fragmentarios flashbacks que desordenan la cronología enunciativa, se reconstruye la infancia de Juana, sujeta a la rutina nocturna de la madre, donde queda expuesta a los abusos sexuales que acumulan huellas de una experiencia indecible. La alternancia vocal da paso también a la perspectiva de Andrea, que, al cuidado del padre, siente la exclusión y el rechazo de la madre, mientras piensa que Juana ostenta los privilegios amorosos que a ella le faltan. Las trayectorias enunciativas de las hermanas superponen informaciones contradictorias y a la vez semejantes, que adquieren un sentido transformador de la experiencia individual en un mundo hostil. Cada itinerario narrativo tiene un significado subversivo que solo puede visibilizarse rearticulando sus historias en torno a la experiencia colectiva.

En El ojo y la flor el extrañamiento se reconfigura en espiral, desde la representación de lo colectivo postapocalíptico -el retiro del agua- hacia la catástrofe en el plano individual -el retiro de la conciencia del cuerpo de Juana y el exilio de Andrea-. Esto se vuelve pa tente a partir de un lenguaje que tiene la densidad de las capas de barro superpuestas que van descubriéndose en el cauce del río, revelando una historia de traumas. Desde la infancia, el lenguaje es, para Juana, un artefacto que no puede dar cuenta de las experiencias inmediatas más comunes: "En la escuela, el lenguaje común había derrapado en su cabeza: las leyendas que acompañaban los dibujitos de la casa-papá-mamá ascendieron por su oído pero no se ensamblaron con las imágenes y le quebraron el sistema de correspondencias" (Aboaf 39). A esto se suma el extrañamiento de una conciencia enunciativa que se ha emancipado del cuerpo, porque, como en V, la experiencia del pasado es tan opresiva que solo puede narrarse desde el desgarramiento de la materialidad corporal: "La conciencia de nuestro cuerpo es necesaria para crear huellas de nuestras experiencias" (Aboaf 39). La forma más común de racionalidad cognitiva está rota, cuestión que se transparenta en una descripción que alterna entre la segunda y tercera persona para recuperar un pasado que se vuelve ajeno ante una individualidad borrada.

Mientras tanto Andrea, antigua habitante del Tigre, emigra hacia Nueva Ensenada, el territorio donde se dirime el futuro económico de los ciudadanos. En esta trayectoria, en la que la experiencia del abandono se contrapesa con atisbos de una totalidad social rasgada, Andrea repasa el relato de la hermana, con el que se identifica a pesar de sus diferencias, ya que ambas han sido víctimas de la atmósfera familiar opresiva. Al igual que Juana: "ella también se siente rota, partida al medio, y de pronto reconoce que rivaliza con su hermana porque descubre la incompletud propia" (Aboaf 144).

Allí también se despliega una proyección del extrañamiento en forma de alegoría, por que el retiro del río hace que se descubra lo oculto, las capas de limo que figuran memorias traumáticas censuradas. El barro que cubre el cuerpo de Andrea es el símbolo de una territorialidad común de los desposeídos y, a la vez, conciencia de la apropiación de una historia de sujeción tanto individual -el pasado familiar- como colectiva: "Debajo de la ciudad diurna, laboriosa, Tigre (como todas las ciudades) tiene una ciudad oculta. Una urbe de excrementos que esconde muertos, desaparecidos, objetos y fauna que la gente arroja bajo el agua" (Aboaf 81).

En este sentido, las percepciones contrapuestas de Juana y Andrea revelan un modo de cognición en red, a partir de experiencias paralelas y paradójicamente similares, que son imposibles de reconciliar, o, en términos dialécticos, "sintetizar". En el clásico ensayo Metamorfosis de la ciencia ficción, Suvin define la utopía como un "sub-género sociopolítico de la ciencia ficción", una matriz verbal que ostenta la representación de estructuras sociales en las cuales las relaciones humanas se organizan bajo principios más justos que los del mundo empírico del autor (92, 78). En "A Tractate on Dystopia 2001" el autor retoma el concepto y lo amplía, refuncionalizando la idea de lo utópico como horizonte que no solo proyecta rela ciones sociales radicalmente mejores, sino que se apoya en esta estrategia cognitiva para im pulsar a la acción, a la transformación desde lo epistemológico hacia lo ontológico (Defined by a Hollow, 382)12. En la novela de Aboaf, la utopía es la inversión del mundo representado, y se visualiza en una posibilidad de resistencia hacia el final, el reconocimiento de la simili tud o la complicidad en la opresión preconiza el reencuentro y la asociación de las hermanas para la supervivencia. Desde la mirada de Andrea, se plantea una pregunta sobre la identidad y la desigualdad, o los antagonismos y las coaliciones, lo que abre paso a una cognición más consciente de los vínculos íntimos, pero también de las relaciones sociales: "¿Qué hace la gente distinta?, se pregunta, ¿no será ese asunto una fuente de furia? La creencia profunda de que fuimos una única masa, luego una estirpe linda y oscura, y ahora sufrimos el dolor de no poder reconocernos" (Aboaf 206-207). El conocimiento es, en esta novela, una trama de sub terfugios que ocultan y exhiben el pasado traumático en un presente de antagonismos salva jes, y esto queda revelado en la estructura narrativa de las voces aparentemente incompatibles de las hermanas. A su vez, las contradicciones, que son eje de una transformación inminente, se profundizan en relación con una epistemología de complicidades anti-simbióticas.

Modos de cognición utópica (conclusiones)

A modo de conclusión parcial -que puede extenderse en futuras indagaciones-, sostendremos en este apartado final que las novelas de Aboaf y Docampo se inscriben en un diálogo abierto con la ciencia ficción, teniendo en cuenta que

su vocación más profunda es demostrar y dramatizar una y otra vez nuestra incapacidad para imaginar el futuro, para personificar por adelantado, mediante representaciones en apariencia completas que en una inspección más profunda demuestran estar estructural y constitutiva mente empobrecidas, la atrofia en nuestro tiempo de lo que Marcuse ha llamado la imagina ción utópica, la imaginación de la otredad y de la diferencia radical; alcanzar el éxito mediante el fracaso, y servir de vehículos inadvertidos e incluso involuntarios para una mediación que, partiendo hacia lo desconocido, se encuentra irrevocablemente plagada de lo completamente familiar y por lo tanto se ve inesperadamente transformada en una contemplación de nuestros propios límites absolutos (Jameson, Arqueologías del futuro 344).

En este sentido, las novelas que recuperamos exhiben el modo en que extrañamiento y cognición configuran un horizonte de develamiento sobre las experiencias de un presente colectivo enigmático. Estos textos intervienen en la creación de formas de entender el mundo desde posiciones alternativas que reinventan los procesos históricos direccionando los inte rrogantes en torno al poder, las relaciones naturalizadas, los traumas e irrupciones violentas. En V, la enfermedad es un portal hacia otros mundos y la identidad es un estallido de trans migraciones que opera como refugio, pero también como evidencia de la degradación de los vínculos familiares. En El ojo y la flor, el cuerpo de Juana debe separarse de la conciencia; y el de Andrea, de su espacio social privilegiado, para vehiculizar una forma de cognición alternativa. La única alianza posible para la supervivencia se configura como la revelación de una verdad con mitades contradictorias, con experiencias opuestas sobre lo privado, que se reúnen en torno a una ruinosa historia del presente colectivo.

En síntesis, ¿cuál es la perspectiva epistémica transformadora que proponen estas no velas? Solo podemos responder parcialmente esta pregunta, teniendo en cuenta que las dos obras figuran una coalición (y apropiación de) con lo ajeno para desalienar lo naturalizado (el viaje astral de V y el reconocimiento desde la diferencia entre Andrea y Juana). Por eso V llega a crear vínculos interestelares, multiespaciales e interespecies para oponer resistencia a la enajenación cotidiana, y las hermanas de la novela de Aboaf deben reconstruir el lazo afectivo y reapropiarse del pasado para subsistir ante el mundo desintegrado que las rodea. En todo caso, ambos relatos tienen por horizonte final una utopía insuficiente, parcial, que se desarrolla no solo como trasfondo invertido de la trama, sino en virtud de la técnica cogniti va que despliegan. La utopía toma la forma de una conciencia de que la epistemología debe construirse desde el reconocimiento de las contradicciones y diferencias como premisa de asociación. Los modos de cognición que proyectan estas novelas apuntan a novedosas claves de concientización sobre la distribución hegemónica del saber, para impulsar a la acción transformadora.

Finalmente, nuestra perspectiva interpretativa vuelve sobre sí misma para dar cuenta de la propia conciencia de sus límites. Es decir, si la dialéctica es un "pensamiento sobre el propio pensar, en el que la mente debe referirse a su propio proceso de pensamiento en la mis ma medida que al material sobre el que trabaja" (Jameson, Marxismo y forma 42), también proyecta un horizonte utópico. El dilema último de la dialéctica es su promesa de perfectibilidad, que parece predecir la posibilidad de cuestionar lo cotidiano hasta transformarse en una conciencia no cosificada. Dicha tensión, grieta o inquietud debe preservarse, en virtud de lo aún-no-conocido pero imaginado, como corolario de la lectura que propusimos:

Desde una perspectiva utópica, esto significa que, si tiene éxito, la dialéctica desaparece como tal. Si el pensamiento dialéctico alguna vez desbanca al pensamiento no dialéctico y se establece en su lugar, si todos pasan a pensar dialécticamente, entonces y a pesar de todas nuestras intenciones y propósitos la dialéctica habrá dejado de existir, y algo diferente, algo todavía no identificado, una especie hasta ahora desconocida de conciencia utópica, habrá ocupado su lugar (Jameson, Valencias de la dialéctica 78).

Referencias

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* Artículo de reflexión. Este trabajo se desarrolla en el mar co de una beca postdoctoral otorgada desde 2018 por el Consejo Nacional de Investi gaciones Científicas y Técni cas (CONICET-Argentina), y como parte de un Proyecto de investigación avalado por la Secretaría de Ciencia y Técni ca de Córdoba, titulado "Ca non y margen en el sistema literario argentino desde 1940 hasta el presente. Espacio lite rario y devenir de otredades e identidades culturales".

1Sobre el estudio de la ciencia ficción desde la perspectiva de género, se puede consultar The Biopolitics of Gender in Science Fiction. Feminism and Female Machines, de Emily Cox-Palmer-White; y sobre literatura argentina contemporánea desde el punto de vista feminista Historia feminista de la literatura argentina. Vol. 5: En la intemperie. Poéticas de la fragilidad y la revuelta, coordinado por Laura Arnés, Lucía de Leone y María José Punte.

2Para explorar en profundidad la concepción de la dialéctica en el cuerpo de la teoría jamesoniana, puede consultarse "Dialéctica", de Julián Jiménez Heffernan en Fredric Jameson: una poética de las formas sociales.

3V. Shklovski define este procedimiento como un modo de liberar los objetos del "automatismo perceptivo": "el procedimiento del arte es el de la singularización de los objetos, y el que consiste en oscurecer la forma, en aumentar la dificultad y la duración de la percepción" (84).

4György Lukács sostiene que la cosificación impide a la clase trabajadora tomar conciencia de su lugar subversivo en la estructura social. El autor recupera a Karl Marx para recordar que, en el capitalismo, son las relaciones entre los productores —no entre las mercancías— las que determinan el intercambio, y que estas tienen un carácter social e histórico que se percibe como eterno (87-102). También Adorno señala que las lógicas simbólicas del capitalismo superponen un velo sobre las apariencias —que contradicen lo real— (222).

5Para Jameson, un ejemplo de esta dinámica es el análisis que se despliega en El capital. Crítica de la economía política, porque allí Karl Marx, a partir del trabajo con las oposiciones binarias del dinero, culmina desenmascarando la "apariencia objetiva" de la no identidad (Valencias de la dialéctica 29).

6Esta perspectiva se emparenta con la "visión de paralaje" que propone Slavoj Zizek. Para el filósofo esloveno, la base de la dialéctica es la lucha de los opuestos, pero esta ley ha sido apropiada por paradigmas New Age que le quitan la potencia subversiva. En este sentido, la apuesta del autor es concentrarse en la brecha o la tensión entre las polaridades —o fenómenos que conectan niveles intraducibles— y asignarle el término "paralaje" a esta relación conflictiva que no encuentra su síntesis (16).

7Podría objetarse que, al privilegiar esta descripción, estamos desplazando el problema del novum, entendido como fuerza mediadora entre las posibilidades históricamente configuradas y la acción individual en el marco de una lectura consciente de esas posibilidades (Moylan 49). Aunque el eje de nuestras reflexiones se mueve entre el extrañamiento y la cognición, también retoma el choque entre lo posible y lo consabido, cuestión que sugiere una vinculación con el novum.

8"They bear the full weight of the enforcement of super-profits, the degradation, and the legal persecution that with the advent of imperialism shift from the dangerously organized male White industrial workers and intellectuals (who advance to privileged bearers of social democratic reformism) to the unemployed, the criminal, and the female people —as well as the colonial ad semi-colonial vanquished in the wars".

9Esta afirmación seguramente puede problematizarse, e incluso profundizarse si pensamos en la representación de las identidades disidentes, cuestión que los feminismos y las teorías queer han trabajado especialmente en las últimas décadas. No obstante, en el campo de la ciencia ficción, la intervención de Russ ha contribuido en una etapa anterior a advertir las premisas de la cultura patriarcal: "Culture is male. This does not mean that every man in Western (or Eastern) society can do exactly as he pleases, or that every man creates the culture solus, or that every man is luckier or more privileged than every woman. What it does mean (among other things) is that the society we live in is a patriarchy. And patriarchies imagine or picture themselves from the male point of view" (80-81) ("La cultura es masculina. Esto no significa que cualquier hombre en la sociedad occidental (u oriental) puede hacer exactamente lo que quiere, o que cada hombre crea la cultura individualmente, o que cada hombre es más afortunado o privilegiado que cada mujer. Lo que sí significa (entre otras cosas) es que la sociedad en la que vivimos es un patriarcado. Y los patriarcados imaginan o se piensan a sí mismos desde el punto de vista masculino) [Traducción nuestra].

10"[writers] do not make up their stories out of whole cloth; they are pretty much restricted to the attitudes, the beliefs, the expectations, and, above all, the plots that are 'in the air' [...] They are dramatic embodiments of what a culture believes to be true".

11Aunque aquí no abordamos este problema centralmente podemos señalar que, en un trabajo reciente, Sherryl Vint ha destacado la vigencia de las temáticas del cambio climático como motor de las distopías del siglo XXI. Asimismo, la autora también reconoce una sostenida preocupación sobre el daño ecológico en términos más generales desde textos clásicos de ciencia ficción como ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968), de P. Dick. Actualmente, este eje de intereses se vincula al paradigma del Antropoceno, que problematiza el modo en que la actividad humana ha perjudicado el desarrollo del planeta en el plano geológico (121,128,132). Asimismo, en "Hasta que los astros se alineen. Espacios, cuerpos y tecnología en la trilogía de Claudia Aboaf", María Laura Pérez Gras estudia las mencionadas claves ligadas al Antropoceno, retomando los aportes de Slavoj Zizek y Donna Haraway. Allí destaca que la literatura argentina privilegia las relaciones entre cuerpos que experimentan las crisis ecológicas, provocadas por el avance del capitalismo salvaje, en un terreno de evoluciones tecnológicas y retrocesos vitales.

12En el mencionado tratado, Suvin sostiene que "hoy y retrospectivamente, la ficción utópica es una tía autónoma, a la vez que una hija dependiente de la ciencia ficción" (Traducción nuestra) "utopian fiction is, today and retrospectively, both an independent aunt and a dependent daughter of SF" (383). En este punto, el autor se explaya en las derivaciones de la utopía, considerando que este género construye comunidades radicalmente diferentes al mundo empírico del autor, y que comprende la eutopía (una configuración social basada en instituciones y normas basadas en principios más perfectos) y la distopía (que organiza comunidades en base a normas menos perfectas) (383-384). Esta nueva definición logra abrir el juego hacia una perspectiva aún más dialéctica complejizando la presencia de las oposiciones en el seno de estas matrices cognitivas en relación con las totalidades sociales. Esto se profundiza con otras categorías que Suvin presenta en este trabajo, como las eutopías y distopías "falibles", que incorporan una visión crítica de las hegemonías, atravesadas, en el primer caso, por peligros o amenazas que permean contradicciones en su seno; y, en el segundo caso, por resistencias internamente conflictivas y divididas.

Citar: Feuillet, Lucía. "Cognición y extrañamiento en dos novelas ar gentinas recientes". La Palabra, núm. 45, 2023, el470 https://doi.org/10.19053/01218530.n45.2023.14705

Recibido: 04 de Agosto de 2022; Aprobado: 13 de Julio de 2023; Publicado: 07 de Septiembre de 2023

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