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La Palabra

versão impressa ISSN 0121-8530

La Palabra  no.45 Tunja jan./jun. 2023  Epub 20-Mar-2024

https://doi.org/10.19053/01218530.n45.2023.15148 

Artículos

La poesía de los exiliados españoles en República Dominicana (1939-1945)*

Spaniards Exiled Poets in Dominican Republic (1939-1945)

A poesia dos exilados espanhóis na República Dominicana (1939-1945)

María del Carmen Alba Morenoa 
http://orcid.org/0000-0002-2735-7988

aUniversidad de La Habana, Cuba. Máster en Estudios Interdiscipli narios sobre América Latina, el Caribe y Cuba. Profesora Auxi liar de Historia de España, Uni versidad de La Habana (1982- ). Vicedecana Docente de la Fa cultad de Filosofía, Historia y Sociología de la Universidad de La Habana (2002-2016). Secre taria de la Comisión Nacional de carrera de Historia (2008- ). Profesora Auxiliar de Historia de España e Historia de Cuba, Departamento de Historia, Fa cultad de Filosofía, Historia y Sociología de la Universidad de La Habana. mariadelcarmenalbamoreno@gmail.com mariac@ffh.uh.cu https://orcid.org/0000-0002-2735-7988


Resumen

La guerra civil española y el franquismo causaron el exilio de un numeroso grupo de intelectuales. En República Do minicana, refugio de algunos, la literatura y en especial la poesía fue empleada para evidenciar las causas y resultantes de la diáspora ocasionada por la derrota republicana. Anali zamos la obra poética de algunos de los representantes más destacados como reflejo de una realidad no aceptada, su im pronta en la cultura dominicana y su relación con la historia. Metodológicamente empleamos recursos de la teoría de la recepción y de la hermenéutica de la historia para interpretar los documentos (poemas) y apreciar la articulación discursi va entre texto, lector y contexto. Se concluye que la extensa e intensa obra poética de los exiliados en República Domi nicana se caracterizó por su compromiso político y social, expresión del desarraigo y la añoranza, y por su contribución a la revitalización de la cultura en el país receptor.

Palabras clave: Exilio; España; guerra civil española; poe sía; República Dominicana

Abstract

The Spanish Civil War and Franco's regime caused the exile of a large group of intellectuals. In Dominican Republic, one of the host countries, literature but especially poetry was used to demonstrate the causes and results of the diaspora caused by the republican defeat. We analyzed the work of some of the most prominent and representative poets as a reflection of an unaccepted reality that went deep into Dominican's culture. Methodologically, resources from the theory of reception and the hermeneutics of the history to interpret the documents (poems) were used in order to appreciate the discursive articulation between text, reader and context. In conclusion, the extensive and intense poetic work of the exiles in the Dominican Republic was characterized for their political and social commitment, expression of uproo ting and longing, and by their contribution to the revitalization of culture in the receiving country.

Keywords: Exile; Spain; Spanish Civil War; poetry; Dominican Republic

Resumo

A Guerra Civil Espanhola e o franquismo causaram o exílio de um grande grupo de intelectuais. Na República Dominicana, refúgio de alguns, a literatura e especialmente a poesia foram usadas para evidenciar as causas e os resultados da diáspora causada pela derrota republicana. Analisamos a obra poética de alguns dos mais destacados representantes como reflexo de uma realidade não aceita, sua marca na cultura dominicana e sua relação com a história. Metodologicamente, utilizamos recursos da teoria da recepção e da hermenêutica da história para interpretar documentos (poemas) e apreciar a articulação discursiva entre texto, leitor e contexto. Conclui-se que a extensa e intensa obra poética dos exilados na República Dominicana caracterizou-se por seu compromisso político e social, expressão de desenraizamento e a saudade, e por sua contribuição para a revitalização da cultura no país receptor.

Palavras-chave: Exílio; Espanha; guerra civil espanhola; poesia; República Dominicana

Introducción

La instauración de la Segunda República en España el 14 de abril de 1931 constituyó el inten to de crear un nuevo orden político y social estableciendo un sistema democrático capaz de integrar a los sectores hasta entonces marginados del poder (Alba 228). El inicio del proceso reformista catalizó la situación, agravó la crisis del Estado y favoreció la organización de las derechas para poner término al régimen republicano, utilizando para ello el recurso de la vio lencia (Molinero e Ysás). Se iniciaban la guerra civil española y el largo periodo franquista cuyo objetivo fue instaurar un nuevo régimen y obstruir la puesta en práctica del proyecto reformista republicano, incluido su proyecto cultural. La represión, la censura, la desmovili zación de la sociedad española y el éxodo masivo fueron expresión de lo anterior . La diáspora que esto implicó condicionó un complejo, numeroso y diferenciado exilio marcado por la anulación del proyecto democrático de la Segunda República. La ausencia de una política de reconciliación nacional, la diversidad geográfica de los países de acogida, la extensión temporal y la guerra como condicionante resultaron características del mismo.

En Hispanoamérica resaltó la aceptación cuasi inmediata por parte de República Do minicana de un grupo de exiliados que, a pesar de su composición heterogénea, reafirmó su identidad mediante la defensa de la cultura en sus diversas manifestaciones. La poesía destacó por ser representativa del desarraigo, la añoranza y la desesperanza que sentían los exiliados en la nueva tierra de acogida.

Poco se ha investigado y publicado acerca de la historia de la poesía del exilio, como señala James Valander (Valander y Rojo 9). Luego de más de cuatro décadas de concluido el franquismo continúa siendo una deuda con la historia y con la historia de la literatura en ambos lados del Atlántico. En el libro Poetas del exilio español: una antología, Valander y Rojo incluyen la poesía de treinta poetas exiliados en Hispanoamérica de habla castellana, resaltando la relación necesaria entre la historia contemporánea española y el estudio y conocimiento de la producción poética del exilio. No obstante, incluyen otros poetas como el catalán Agustí Bartra, de interés nuestro en tanto inicialmente se exilió en República Dominicana. En Memoria del olvido. Poetas del exilio republicano español de 1939, José-Ramón López realiza igualmente una antología de poesías del exilio que, si bien permite al lector crearse una imagen de lo que la Guerra Civil representó para los poetas exiliados, no logra el panorama completo del mismo. Ambas resultan de alto valor para el conocimiento de la producción poética del exilio y la comprensión del aporte de esta a la historia de la literatura hispanoamericana en tanto se reconoce que existen lagunas historiográficas cuando señalan que "[...] para los que escriben la historia (y por tanto para sus lectores) la obra de estos poe tas no parece contar en absoluto" (Valander y Rojo 9). Pero no se dedican especialmente al análisis de la producción poética de los exiliados en República Dominicana.

Por otro lado, los estudios dedicados al exilio en este país aún muestran nichos sin ex plorar o pobremente explorados. Si bien existen investigaciones y autores que en las últimas décadas dan muestra de los avances en esta dirección, no satisfacen el abanico de temáticas. Las mismas se han centrado básicamente en el análisis de la composición socioeconómico y demográfica (González), la recepción y situación de los países de acogida, las vías de arribo, número de exiliados y composición profesional, influencia cultural e inserción en las sociedades receptoras (Pla Brugat, Alfonseca, Naranjo y Puig-Samper). Sobre este particular existen algunas investigaciones cuyos resultados han sido expuestos en artículos y ponencias que dan cuenta de la implicación de los exiliados en la renovación cultural. Podemos men cionar entre otros "El fugaz exilio republicano español en la República Dominicana (1939)" (Sanz 155-178). Sin embargo, no existen estudios específicos relativos a la poesía producida en República Dominicana capaces de aportar no solo a los estudios de la historia y la pro ducción historiográfica sino también a la historia de la literatura de los dos países -emisor y receptor- y a las características generales que la misma poesía asumió como salvaguarda de las conquistas republicanas.

Caracterización del exilio español en República Dominicana. Notas

El exilio -interno y externo- fue consecuencia directa del enfrentamiento entre la izquier da republicana y la derecha franquista. Muchos intelectuales comprometidos con la Repúbli ca se exiliaron en otros países europeos y americanos, incluso desde el inicio de la contienda. Empero, con el triunfo del franquismo en el año 1939 este fenómeno se hizo masivo: la mayoría de los intelectuales, los líderes republicanos y obreros comprometidos con el bando de los vencidos, debieron rehacer sus vidas en otras tierras. Otros debieron callar y fingir para mantenerse a salvo. Aquellos que se refugiaron en América trajeron consigo la importante ta rea de dar continuidad a la España Republicana en el exilio, empleando a la cultura como re curso de reafirmación de su identidad ante los nacionales de los países de acogida. En función de ello, la promoción de la cultura y, en específico, la creación artística y literaria constituyó un pilar fundamental, determinando que la literatura del exilio americano en particular fuese mucho más radical, con un carácter esencialmente político y de reflejo social.

Varios fueron los países de esta área que abrieron sus puertas al masivo éxodo español, entre los que se destacaron inicialmente México, Chile y República Dominicana. Este último con características particulares y al cual dedicaremos nuestro espacio haciendo uso de obras diversas en cuanto a temporalidad y objetivo temático, como las de Javier Rubio, José Luis Abellán, Bernardo Vega, Natalia González y Juan B. Alfonseca. Otros países de acogida fueron Argentina, Colombia, Cuba, Estados Unidos, Puerto Rico y Venezuela. Con todo, y para ser fieles a la realidad histórica, en algunos de estos países no se produjo una aceptación tácita e inmediata. Las revueltas sociales, la crisis económica y las expresiones nacionalistas en defensa de puestos de trabajo determinaron los obstáculos iniciales y la transitoriedad del exilio, especialmente en las islas del Caribe (Naranjo y Puig-Samper).

La imagen negativa que se había creado el régimen de Rafael Leónidas Trujillo ante la opinión internacional tras la matanza de haitianos en el año de 1937 , junto a las políticas económica -de fomentar la actividad agrícola-, y demográfica -de blanquear el país-, fueron algunas de las causas que motivaron el "acto humanitario" de ofrecer hospitalidad a los exiliados españoles, con lo cual enmascaró la fachada de su régimen dictatorial (Lloréns), (González), (Alfonseca). A estas razones debe sumarse el coqueteo con Estados Unidos en un contexto de lucha por la democracia y contra el fascismo.

En este sentido, el gobierno trujillista multiplicó sus esfuerzos en el afán de atraer refugiados con la mirada puesta en la modernización del país mediante la inmigración europea. En la Conferencia de Evian efectuada en julio de 1938, República Dominicana aceptó el arribo de entre 50 y 100 mil refugiados , cifra elevada si consideramos la situación interna del país, tanto económica como política. Mas la cifra del heterogéneo núcleo de exiliados republicanos estuvo bien distante de aquella, del cual hoy no existe una cuantía definitiva. Se observan diferencias en las cifras finales ofrecidas por antropólogos e historiadores, las que se acercan en cifras redondas a 3000 .

La situación que debieron enfrentar los refugiados españoles en República Dominicana a su llegada fue en extremo adversa. La situación política no distaba de la existente en Espa ña mientras que la situación económica dominicana tampoco tenía mucho que ofrecer a los exiliados españoles (Lloréns vol. I 153). Las condiciones de trabajo y vida en las colonias agrícolas a las que estuvieron destinados así lo determinaron . La escasa experiencia en estas labores, la falta de recursos materiales, las condiciones climáticas y la composición heterogé nea de los exiliados impidieron la concreción social de dichas colonias. Pronto la mayoría de ellos emigraron a las ciudades buscando insertarse en la vida profesional del país, aun cuando sostenían la idea del pronto retorno a España.

Entre los profesionales, la gran mayoría se dedicó a la enseñanza en todos sus niveles (Alba y Prieto 43-53). También a la creación literaria en general y poética en particular. Em pero, el fin de la Segunda Guerra Mundial e inmediato inicio de la Guerra Fría dieron a este exilio un carácter transitorio: "A partir de 1945, el fantasma comunista tomó más fuerza, por lo que muchos republicanos, comunistas y no comunistas, fueron perseguidos y expulsados de sus trabajos, viéndose obligados a dejar este país" (Naranjo y Puig-Samper 92). Un nuevo exilio daba razón a la España peregrina y a su vasta producción intelectual, cuyo resultado fue significativo para España y los países de acogida.

El exilio literario en República Dominicana. Acercamiento a una definición

El exilio literario español de 1939 estuvo conformado en su mayoría por figuras que mantuvieron estrechos vínculos con la Segunda República y su defensa durante la guerra civil española o estuvieron marcadamente influidos por los estilos, métodos e ideología que bajo ella se promulgaron. La política republicana de promover la cultura marcó el curso de la li teratura española de estos años y del exilio posterior. Pero el inicio de la Guerra Civil, como señalan Fusi y Fernández Muñíz (2002), acabó con estas expectativas en tierras españolas.

El compromiso militante de los intelectuales de ideas democráticas con la Segunda República y las masas populares propició que un nutrido grupo de ellos no solo apoyara al régimen republicano durante la contienda bélica, sino que se planteara cambios en las características literarias y lingüísticas españolas (Brown). Su propósito era crear una literatura popular de compromiso político que denunciase los crímenes y vejaciones que cometían los sublevados franquistas, a la vez que exaltar el carácter cultural del régimen republicano y su importancia para los sectores populares. La politización de la intelectualidad en ese contexto fue evidente. Así, en el campo republicano se desarrolló una obra de denuncia social en fun ción de defender los principios y valores político-culturales republicanos, que condicionó el exilio de 1936 y años inmediatamente posteriores:

La Guerra española de 1936-1939 determinó un cambio visible en la evolución de la poesía, y sobre todo en la situación intelectual y moral del escritor, del poeta. La sangre había corrido demasiado, el odio y la crueldad habían puesto dominio con demasiada violencia para que los poetas pudieran seguir refugiándose en su torre de marfil, en la que, por otra parte, muy pocos quedaban ya en 1936. Los que se unen a la lucha, de uno y de otro lado de la trinchera, escriben romances y poemas en que el tema de España y de la libertad vuelve a cobrar como en la época romántica, aunque en tono diferente, una viva actualidad [...] (Cano 23).

A su llegada a América -destino de muchos- ese compromiso se mezcló con sentimientos de añoranza y derrota, elementos que permanentemente observamos reflejados en las obras que escribieron los exiliados en este continente. El caso dominicano es en especial interesan te por las particularidades que asumió con relación al resto de los países latinoamericanos y caribeños. Existía allí por entonces un gobierno represivo y dictatorial similar al español, que sustentó su ideología: "[…] sobre la base del culto a la hispanidad, el racismo antihai tiano, el catolicismo acrítico y el anticomunismo. Todo ello se materializó en la vida cotidia na nacional, pero también fueron parámetros que rigieron la política exterior del dictador" (Alba y Prieto 46). Al igual que el franquismo, el trujillismo se sustentó en la represión, el mesianismo y el catolicismo como opciones de legitimación (Mateo 135). Pero, su intención de "blanquear" la isla junto a la defensa del hispanismo determinaron el otorgamiento de asilo a los perseguidos durante el conflicto bélico y el régimen de Franco, sujeto a estrictas normas de neutralidad. Y así lo expresó el propio Trujillo cuando dijo: "El tremendo conflicto español me ha preocupado profundamente [...], no solo por natural reclamo de mi abolen go hispánico, sino también por [...] cuanto propenda a aliviar la suerte de los que sufren y cuanto responda a un elevado fin humanitario [...]" (Díaz Ordóñez 311). De ahí las diversas expresiones de apoyo al gobierno trujillista que tuvieron lugar básicamente entre 1939 y 1940, muestras de la heterogénea composición ideo-política de los exiliados y también de la colonia española residente. Ejemplo de lo anterior fue la redacción por un grupo de profesionales de un manifiesto de simpatía hacia el país que los había acogido, como señalan Consuelo Naranjo y Miguel Ángel Puig-Samper (89):

No olvidan los republicanos españoles que ha sido el Generalísimo Trujillo el hombre que, durante la guerra civil española, y después de ella, levantó su voz a favor, primero, de los huérfanos y, después y ahora, de los exilados. [...] Sin distinción de matices, como españoles acogidos a la generosidad de esta República, invitamos a nuestros compatriotas a concurrir al grandioso desfile [entre ellos Rafael Supervía, Luis Romero, Alfredo Matilla y Santiago Gallut], para hacer públicamente demostración de lo que, cada cual, en privado, siente y reverencia hacia la figura señera del Generalísimo Dr. Rafael Leónidas Trujillo Molina, Be nefactor de la Patria. Ciudad Trujillo 15 de octubre del 1940.

De cualquier forma, la intención subyacente de Trujillo pronto afloró dejando ver su real posición con respecto a los gobiernos autoritarios, y la inicial simpatía fue cediendo paso a la intolerancia, que se expresó en la censura a todo tipo de actividades, ya fuesen abiertamente políticas -a través de manifestaciones y actos- o académicas, pero que siempre iban acom pañadas de expresiones pro-republicanas. A la condena de estas acciones se sumó la repre sentación diplomática de la España franquista en República Dominicana. Entonces se hizo cada vez más evidente que la recepción de exiliados respondió más a intereses políticos y de proyección internacional que a una aceptación ideológica por parte del gobierno dominicano (Naranjo Orovio y Puig-Samper 90-92).

No obstante, y a pesar de la represión y la censura existentes, a República Dominicana llegaron, como se señaló antes, numerosos escritores españoles impregnados del espíritu derrotista que causó el aplastamiento de los presupuestos republicanos; ellos se dieron a la tarea de reflejar y transmitir la realidad española a través de sus obras. En el grupo que arri bó a República Dominicana destacaron Enrique López Alarcón, Agustí Bartra, José Ramón Arana, Eugenio Fernández Granell, Riera Llorca, Serrano Poncela, Jesús Galíndez y José Almoína . De ellos seleccionamos para el análisis los que publicaron obras entre 1939 y 1945, atendiendo al periodo histórico en el que se produjo una mayor actividad profesional de estos autores, favorecidos no solo por la política gubernamental desplegada por Trujillo, sino por la coyuntura internacional de auge de la lucha contra el fascismo, la alianza de las democracias occidentales con la URSS y las presiones norteamericanas en el área desplegadas mediante la política de buena vecindad (Alba vol. 8 85).

Imaginario de una realidad: la poesía de los exiliados españoles en República Domini cana

Entre los años 1939 y 1945 varios escritores españoles exiliados en República Dominicana publicaron sus obras, poemarios en su gran mayoría. Algunos aparecieron, con mayor o menor dificultad, en libros, pero otros fueron publicados en las revistas Cuadernos Dominicanos de Cultura y La Poesía Sorprendida , y todos resultaron de fundamental importancia para el análisis histórico-social de la realidad española y de las características del exilio en que vivieron por fuerza. Fueron ellos: Agustí Bartra, El árbol del fuego (1940); José RamónArana, Ancla (1941); Francisco Martínez Allende, Camino Leal (1941); Roque Nieto Peña, Álbum de la victoria (1943) y Versos del camino (1943); Baltasar Miró, Cartones de la frontera (1945); Manuel Valldeperes Jaquetot, Estás en mi soledad (1945). Además de los poemas, en las revistas mencionadas también se publicaron cuentos, testimonios y obras teatrales. De todas estas colecciones fueron seleccionadas solo algunas para nuestro estudio, dada su correspondencia, con el objetivo de analizar el reflejo o el imaginario en ellas de una realidad, la de una España en la que las ideas republicanas ascendieron vertiginosamente (1931-1936). Del mismo modo, y en medio de un conflicto bélico, toda su estructura política se vio precipitada ante la agresiva amenaza de la ideología fascista y la Guerra Civil, trun cando las esperanzas de los sectores más progresistas de la sociedad española. El exilio como recurso de supervivencia se impuso. En consecuencia, y luego del triunfo del bando nacional y el establecimiento del régimen de Francisco Franco, la producción literaria tuvo su mayor representación y expresión en el exterior. Mientras, en el interior, la represión y la censura provocaron un ostracismo cultural sin precedentes en la historia de España, que condujo, además, a la constante negación de los aportes en el exilio, como se expresa en Un siglo de España. La cultura (Fusi 100-109).

La Guerra Civil y el exilio hicieron mella en el alma de estos autores, del mismo modo que trastocaron profundamente sus personalidades y sus obras, y por eso produjeron una literatura de compromiso político, combativa, enérgica, así como nostálgica y sentimental, expresión de la lucha por la defensa de la República desde el exilio. De modo que la producción en el exilio se dirigió a denunciar la política franquista a través del llamado a construir y repensar a España desde el exilio, inspirados en el sentimiento de derrota y añoranza por su patria, su familia y los compañeros caídos en la lucha.

[...] Los escritores somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplando a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas. Hoy, este hoy de pasión, de vida, de muerte, nos empuja de un importante modo a ti, a mí, a varios, hacia el pueblo. El pueblo espera a los escritores con la oreja y el alma tendida al pie de cada siglo (Hernández 259).

En República Dominicana la existencia de la tiranía de Trujillo había supuesto un estado de terror, represión y muerte que para muchos intelectuales dominicanos significó el silencio en la elaboración literaria o simplemente el exilio. Ello condicionó que, al menos en los prime ros años, la producción literaria de los exiliados fuera posible mediante el enmascaramiento de las ideas o abrazando tendencias escapistas o ambiguas para no sufrir la misma suerte que los intelectuales dominicanos. Esta particularidad denotó una variación en los temas tratados por el exilio español, la cual diferenció a los exiliados en este país de los del resto de Amé rica. Mientras en otros países, como Cuba, México y Argentina, los exiliados abordaron pa ralelamente temáticas relacionadas con la realidad que vivieron en cada una de estas tierras, en el caso dominicano debieron conformarse solo con mantener viva la memoria histórica de sus experiencias en la Guerra Civil y los primeros momentos del franquismo, y expresar su más profundo sentir: la añoranza y nostalgia que el exilio implicó para la gran mayoría. No obstante, algo sí caracterizó en general al exilio, destierro o transtierro, como se le denomine o asuma, y fue el anclaje en el pasado lo que les impidió vivir el presente, idealizando lo perdido con nostalgia (Sánchez Albornoz 573-575).

Por otra parte, entre los intelectuales dominicanos que no huyeron al exilio a causa del régimen dictatorial de Trujillo, surgieron movimientos literarios que, aunque abordaron los más variados géneros, cultivaron esencialmente la poesía; a ellos se vincularon los exiliados españoles recién llegados. La expresión más importante, duradera y representativa de este periodo fue La Poesía Sorprendida . Sin duda su impacto en la sociedad dominicana no tuvo paralelo con ningún otro proyecto de la época, no solo por los temas que abordó, sino tam bién porque facilitó la inserción de importantes figuras del exilio español -como el poeta y pintor español Eugenio Fernández Granell- en el ambiente cultural dominicano, con lo cual abrió las puertas de la cultura dominicana a dicho exilio.

La defensa de la libertad universal en lo artístico y en el pensamiento, sobrepasando fronteras geográficas, fue uno de los principios básicos que proclamó este movimiento literario, ofreciendo una oportunidad única a los exiliados españoles para conjugar el legado republicano español y sus necesidades artísticas y literarias con la realidad de esta nueva tie rra (Alba y Prieto 51-52). Aunque el exilio en este país fue transitorio, dejó sus huellas en la poética dominicana con un sello original sin precedentes, marcado por la presencia del exilio español en su accionar, pues sus nexos vanguardistas y el sentimiento de libertad que pro mulgaron los vincularon estrechamente a la labor de un gran número de exiliados españoles que colaboraron, no solo en la revista Cuadernos de Cultura Dominicana, sino también en las diversas actividades organizadas por el citado movimiento literario. Así, la poesía como género literario particular, por su sensibilidad y fuerza de expresión, cobró vida en República Dominicana con un nuevo rasgo distintivo, su carácter social, abriendo el camino a los exi liados para expresar sus más profundos pesares.

La Guerra Civil y el franquismo en la obra poética de los exiliados españoles en Repú blica Dominicana

Uno de los grandes temas expuestos por los exiliados republicanos en República Dominica na fue la Guerra Civil. El hecho de haber sido testigos del acontecimiento, con sus secuelas físicas y psicológicas, así lo impuso, expresado en un canto de añoranzas y tristezas. La exal tación de los valores patrióticos del régimen republicano, así como el papel desempeñado por las masas populares y la intelectualidad en la defensa de este régimen fueron elementos importantes que quedaron plasmados en cada una de las obras. Agustí Bartra, en su poema "Ciudad sin sueño" (14, 18) daba cuenta del panorama citadino tras el combate y sus efectos psicológicos en los habitantes. En él se aprecia cómo se mezclaron la tristeza y el sufrimien to, propios de la guerra, con la ilusión de que algún día todo terminase y hubiese sido solo un mal sueño. Porque algo sí quedaba como esperanza, y era el retorno a la patria una vez concluida la guerra:

[...] Por avenidas de miedo y sombra

hay mujeres que caminan buscando, a tientas,

rastros de cabellos besados[... ]

[...] El corazón les palpita en los ojos

y una hoguera de lágrimas

se consume en la plaza de sus gargantas [...]

Otra visión de los efectos psicológicos de la guerra en la sociedad española la ofreció Alberto de Paz y Mateos cuando escribió "[...] Todo entonces se hace dolor, /más dolor, / martirio eterno" (23, 41). Era esta la muestra de una España destrozada por la guerra, de la penumbra en que quedaron los que lograron sobrevivirla dentro o fuera del país, y que había acabado con el sosiego, la paz familiar, las esperanzas y el buen espíritu de la sociedad española. Tam bién Segundo Serrano Poncela dejó sus impresiones del conflicto describiendo un precario panorama en el cual el dolor y la agonía dominaban al autor:

[...] Entre trigos y muertos

que olían como vino

llovió tu voz oscura.

[...] Tendida entre adversarios

se quejaba tu espalda,

la boca de tus sienes

tus huesos removidos

tu mirada caliente

tu implacable silencio [...]. (33, 49)

Como destaca Sánchez Albornoz en A tiempo y destiempo, los exiliados vivieron en su mundo interior de sueños y muerte, la muerte de cada compatriota caído (569). La muerte como símbolo y como recurso expresivo se mantuvo de manera casi permanente en la producción poética por esos años. Los homenajes a los caídos no faltaron en la poética española en Re pública Dominicana. El poema "Besos" de Agustí Bartra es muestra de ello:

[...] Camino por vuestras muertes innominadas, bosques de

hijos caídos de mi patria.

Me arrodillo en el umbral de la noche de vuestra mirada extinta.

Y las flores de mi vida cálida deposito sobre vuestro frío heroico.

[...] Besos y besos os daré para vuestros labios de cielo encendido.

Besos para vuestros cabellos batidos por vientos de batallas [...] (22-23)

La repercusión de la guerra civil española no solo dentro de España sino también a nivel internacional es conocida. La visión de la misma como ensayo de la Segunda Guerra Mundial y la angustia del pueblo español tras sus efectos se mezclaron con un sentimiento de venganza hacia todos aquellos que, de un modo u otro, permitieron que esto sucediera. El siguiente fragmento del propio Bartra demuestra este sentir:

[...] Nadie tiene el derecho de cantarlos.

Su agonía inclina la hierba que ha crecido sobre ellos.

Es el crimen del mundo que hayan muerto sin alegría

y que en un infinito sin sueño sus frentes se hayan roto [...] (29-30).

Sin embargo, la descripción más nítida de este conflicto bélico y sus consecuencias se aprecia en la voz de Alberto de Paz y Mateo, en su poema "Elegías a mi propio dolor", cuando expresó:

[...] Aquel instante

desde entonces y para siempre,

dejó la tierra inmóvil.

[...]

Sin quererlo,

me están asfixiando las lejanas ramas de los pinos,

las losas de piedra de los monasterios,

los paseos sin niños y llenos de hojas secas,

los cuentos de brujas

y las hogueras sin humo,

los viejos con zamarras

y todo lo que huela a algo [...] (40-41).

Esta es sin duda una de las más desgarradoras visiones que puede ofrecernos la poesía del exilio, en tanto resume un conflicto cuyas magnitudes y efectos a largo plazo resultaron inigualables. Se siente en sus versos el inmenso vacío espiritual que la guerra dejó en su ser y el legado político que significó el exilio impuesto, que resultó ser la voz de una España ensan grentada y "vencida" en la que no podía ser escuchada. El instante de la partida, del abandono involuntario e indefinido de la patria, fue uno de los momentos que marcó en mayor medida a los exiliados. Por eso encontramos en sus obras varios fragmentos que captan la visión perso nal de cada uno de ellos sobre este instante, en el cual mayormente se sintieron más que todo desterrados, soñando una España desde el exilio, una España democrática, republicana, a la que anhelaban retornar. Fue tal vez esta misma visión, el vivir de esos recuerdos, lo que hizo que la mayoría de los exiliados de la Guerra Civil, y también del franquismo, no se asentaran definitivamente, echaran raíces y construyeran un futuro en el país de destino. El anhelo del retorno era perenne. Alberto de Paz y Mateos, por ejemplo, dejó constancia de lo anterior en "Canto en cinco variaciones" (9-10):

[...] Nunca temblé al cruzar inmensas latitudes,

y como eterno navegante

mi rumbo está trazado.

He visto agudas montañas

lanzar acariciantes su paz

hacia los cielos.

Y he visto desplomarse

unas tras otras,

inmensas cataratas.

También conozco el porqué de mi llanto

y el amargo de mi voz.

Y veo hasta donde mis ojos pueden,

al sol

que me señala con sus rayos, mi ignorada esperanza [...]

Son palabras de tristeza, de un profundo temor al desarraigo, que muestran cómo el autor pre tendió preservar en su recuerdo este significativo momento como una forma más de llevarse consigo la última imagen de su patria.

El fin de la Guerra Civil en abril de 1939 y el establecimiento del régimen de Fran co como resultante fueron motivos de condena para los escritores exiliados. La imagen de aquella España en la que se aplastaba la libertad y se ahogaban las posibilidades de creación artística quedó en la memoria y, como realidad, se reflejó en la producción poética. De modo que aquella España que vivía -más bien moría- bajo un régimen autoritario, sustentado en la represión, la exclusión de los vencidos y la desmovilización social fue la que los exiliados mantuvieron en sus recuerdos y reflejaron en sus obras:

[...] Tú has sembrado la espada

de la muerte

entre justos e injustos.

Quien puso su cabeza

cayó como los árboles [...] (Serrano Poncela 33).

La esperanza de que pronto todo el drama acabara y quedara solo en la memoria de los españoles como un mal sueño, por un lado, y la fidelidad a los valores e ideal republicano manifestada por los intelectuales exiliados en República Dominicana -como en el resto de los países de destino- por otro, era símbolo de la elevación de su conciencia crítica ante el régimen franquista, a la vez que defensa de los valores y el orden republicanos. He aquí la di rección o sentido político del accionar de estos profesionales de las letras. Junto a la denuncia del régimen y sus características opresoras, defendían los ideales republicanos y pretendían la restauración del orden legal suplantado.

El sentir desde el exilio

La pesada carga que debieron llevar estos escritores durante el exilio fue un tema de elevado interés en la literatura del peregrinaje y constituyó un fiel reflejo del estado de ánimo de sus autores. Las reacciones psicosociales ante la lejanía de la patria y la derrota moral se mani festaron en diferentes direcciones y se creó una interesante gama de matices y sentimientos. El desasosiego, la desesperanza, la agonía del exilio, la desorientación y el vacío espiritual fueron algunos de los más comunes sentimientos que embargaron a estos autores del exilio, de forma que todos ellos, en conjunto o independientemente, pueden ser encontrados en toda la obra de este grupo:

Como el pueblo español se encontraba secuestrado, privado de su soberanía y de sus derechos más elementales, con España convertida en una gran prisión, el exilio se consideró en parte en la obligación de ser la voz de la España libre. Solo ellos podían ejercer de portavoces de la situación que se vivía en España. Eso llevó a muchos intelectuales exiliados a romper su pro pia evolución creativa para asumir como compromiso ético escribir siempre sobre temas que tengan que ver con la Guerra Civil, la represión en España y el exilio (de Hoyos Puente 3).

En el poema "Canto en cinco variaciones" de Alberto de Paz y Mateos (13-14), ya citado, podemos encontrar todos esos sentimientos juntos, en una argamasa fusiforme, donde se entretejen y desatan a un ritmo atronador:

[...] Duermo.

Y ya al dormir nada espero.

Ni la paz,

ni la luz,

ni el ensueño.

Solo una gran visión,

gigante eterno en mi vida

con su sombra y sin voz, está en mí. [...] Y siempre

por sobre toda sensación,

una densa y espesa

y terrible soledad.

Me duele el pensamiento

y me siento vestido de andrajos,

buscando sin quererlo

el gusto de la muerte. [...]

Morir

¡Qué largo camino!

¡Y qué corto! [...].

El gran sufrimiento por la derrota y ante estas circunstancias, la exclusión sociopolítica, el exilio e incertidumbre sobre lo que les deparaba en la nueva tierra de acogida fueron también expresados. La añoranza por la patria y la familia era inmensa, reflejada en símbolos como sombra, soledad, temor (Valldeperes 10). Puede decirse que toda la obra poética de los españo les exiliados en República Dominicana, de un modo u otro, estuvo impregnada de este sentir. Por ello, el canto a la patria, a la España natal, se convirtió en el núcleo esencial de la misma:

[...] Me ha sido fácil tu rostro.

He penetrado hasta el corazón

de tu silencio.

Tú no sabes que he seguido

las velas de tu esperanza

y que he desgranado

las espigas de tu angustia.

Tú ignoras completamente

que he leído en tus ojos

que anoche soñaste

una virgen y un río [...] (Bartra 37).

Alberto de Paz y Mateos se inspiró en su sentir para dedicarle unas líneas a España, una España que para él permanecía inerte esperando el regreso de sus hijos exiliados: "[...] Y allí, siempre tú/ Allí estás dispersando tu mirada/sin querer dar tu mano [...]" (13). Vivir, no vivir, regresar, no regresar resultaron cuestiones claves en la vida y obra de estos exiliados que tra taron de aferrarse al pasado ante la realidad desgarradora del presente y así lo reflejaron. El poema "Mis recuerdos de ti" de Agustí Bartra muestra la óptica del autor (58):

[...] No me esperes. Llena de arena

los valles de melancolía

y siembra sal en las llanuras de anhelo.

Nada puede volverme a ti

aunque me esperes, dulcemente intrépida,

bajo los arcoíris más anchos,

aunque te hayas adornado con anillos de raíces

y pendientes de insectos [...].

Otros como Alberto de Paz y Mateos sintieron un estremecedor temor a morir en suelo extranjero, alejados de su tierra y su familia, como lo demuestra en la colección de poemas ya citada "Canto en cinco variaciones" (18):

[...] Más, si cuando llegue ese final que espero,

nadie corta mi voz,

buscaré en los rebaños

una quietud.

Pero tú,

si me oyes,

sabes que solo tú lo puedes,

lo demás es solo esperanza,

sueño,

irrealidad.

Tú y solo tú,

que conoces como nacen

y mueren

mis continuos llantos [...].

La búsqueda de referentes que lo trasladaran mentalmente a su patria muestra la imperiosa necesidad que el autor sintió de que el fin de su vida llegara acompañado de todo cuanto dejó atrás. Solo su tierra y su familia conseguirían que su muerte fuese en paz. Tal era el senti miento de desarraigo, nostalgia, añoranza y también de destierro.

En resumen, pues, la obra poética de los exiliados españoles en República Dominicana durante los años de la Segunda Guerra Mundial muestra vastos matices psicológicos, morales e ideológicos, no obstante haber asumido ideas comunes. De este modo se pone de manifies to una variedad de estilos y formas de expresión que hacen de esta unidad temática -que caracteriza en general a la literatura del exilio español en República Dominicana- una inva luable fuente de información sobre la realidad española del periodo. La diversidad de estilos deleita, convirtiendo a cada uno de los autores, dentro de la gran unidad que conforman, en un universo independiente en cuanto a sentimientos e ideas expresadas. Así encontramos reflejadas expresiones de homenaje a los caídos en defensa de las ideas republicanas, indife rencia ante la vida o añoranza por la patria y la familia abandonada involuntariamente, junto al temor a la muerte fuera de la tierra natal. El anclaje en el pasado no les permitió vivir un nuevo presente, menos aún, el futuro. Un futuro que hacia el final de la primera mitad de los cuarenta no era posible ya en República Dominicana como precisamos anteriormente, dadas las nuevas condiciones impuestas por la postguerra y guerra fría y el reconocimiento allí del régimen franquista.

Se imponía otra realidad para los exiliados, echar raíces en un nuevo país de acogida o retornar a España, que si bien iniciaba el abandono de elementos y características que la identificaban con el fascismo y el falangismo, mantenía omnipresente su esencia repre siva. Para entonces, el mayor número de españoles que se habían refugiado en República Dominicana intentando reorganizar y repensar a España desde el exilio sin aceptar nunca la realidad a que fueron sometidos tras el exilio forzado, emprendían su peregrinar por otras tierras del Caribe, como Puerto Rico y Cuba, o a otros países, como Venezuela y Argentina.

Conclusiones

Durante y al término de la Guerra Civil, muchos escritores representantes de las generaciones del 27 y el 36 se vieron obligados a marchar al exilio. Una parte importante de ellos se refugió en países de Hispanoamérica, donde desarrollaron una intensa actividad política, académica y cultural en general. La poesía como género literario alcanzó aquí gran esplen dor, y en ella pudo apreciarse como rasgo distintivo la presencia de España, la añoranza por todo lo dejado atrás, el dolor por la derrota republicana y el perenne deseo del retorno. Autores contemporáneos como James Valander y José-Ramón López ponen en evidencia en sus respectivas antologías de poetas del exilio la vasta producción poética producida fuera de España y sus aportes indiscutibles a la renovación cultural y a la historia de la literatura en ambos lados del Atlántico.

República Dominicana fue uno de los destinos iniciales. A la composición socio-pro fesional, cifra de exiliados y aportes a la cultura en general se han dirigido los estudios en las últimas décadas; entre ellos se destacan Natalia González, Dolores Pla Brugat, Juan B. Alfonseca y Consuelo Naranjo. Sin embargo, los estudios relativos a los aportes a la histo ria de la literatura y en especial a la poesía son menores. El panorama de la obra de algunos de los poetas que transitaron por República Dominicana que presentamos aquí contribuye a completar vacíos en ese tema, y nos lleva a concluir que la obra literaria del exilio es pañol en tierra dominicana se caracterizó por su corte político y su compromiso social. El desempeño profesional y las obras resultantes se convirtieron en forma directa de hacer política, sin dejar de reflejar en ellas los sentimientos de desarraigo, nostalgia, añoranza y desesperanza. Historia y poesía se ensamblan con fuerza y muestran cómo la primera se refleja en la segunda cual espejo de la realidad vivida e imaginada.

El quehacer profesional e intelectual de los exiliados en República Dominicana revitalizó la vida cultural dominicana, fortaleció la ideología de los sectores más progresistas y a su vez absorbió de esta sociedad numerosos elementos socioculturales que regeneraron y retroalimentaron sus ideas y expresiones culturales e intelectuales.

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* Artículo de reflexión. Se enmarca en la línea de inves tigación de Historia Contemporánea en el tema "Los com ponentes sociales del régimen franquista: orígenes, espacios y actores". Departamento de Historia, Universidad de La Habana.

Citar: Alba Moreno, María del Carmen. "La poesía de los exiliados espa ñoles en República Dominicana (1939-1945)". La Palabra, núm. 45, 2023, el5148 https://doi.org/10.19053/01218530.n45.2023.15148

Recibido: 24 de Octubre de 2022; Aprobado: 05 de Julio de 2023; Publicado: 20 de Noviembre de 2023

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