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Revista de Derecho

Print version ISSN 0121-8697On-line version ISSN 2145-9355

Rev. Derecho  no.32 Barranquilla July/Dec. 2009

 

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN/ RESEARCH ARTICLES

 

EL CONFLICTO ARMADO AFECTA TODAS LAS ESFERAS. IMPLICACIONES DEL CONFLICTO ARMADO EN LA COMUNA 13*

The armed conflict affects all areas. Implications of armed conflict in the Comuna 13

 

Clara Inés Atehortúa Arredondo** Luz Amparo Sánchez** Blanca Inés Jiménez**

* Este artículo es resultado de la investigación Dinámicas de guerra y construcción de paz en la comuna trece de la ciudad de Medellín. 2000-2006. realizado por el Grupo Interdisciplinario de Conflictos y Violencias, adscrito al INER de la Universidad de Antioquia. La investigación fue galardonada con el premio a la investigación de mayor impacto de la ciudad de Medellín en el año 2007, otorgado por la alcaldía municipal: Los resultados de esta investigación se encuentran publicados en el libro (Atehortúa, Londoño, Sánchez, Medina, Ruiz & Ramírez, 2008).

** Investigadoras del Grupo de Conflictos y Violencias. Luz Amparo Sánchez: antropóloga U. de A., egresada de la maestría en Filosofía Contemporánea, Instituto de Filosofía U. de A. Investigadora Corporación Región, coautora de varios textos y autora de artículos en revistas académicas sobre miedo y desplazamiento forzado en Medellín. Clara Inés Atehortúa Arredondo: abogada de la Universidad de Medellín y magíster en Ciencia Política de la Universidad de Antioquia, docente de la Universidad de Medellín, coautora de artículos y textos sobre administración de justicia y sobre desplazamiento forzado intraurbano. Blanca Inés Jiménez Zuluaga: trabajadora social con maestría en Ciencias Sociales, docente e investigadora de la Universidad de Antioquia. Ha publicado: De amores y deseos. Los tuyos, los míos y los nuestros; Conflicto y poder en familias con adolescentes; Es coautora de los libros: Balance de los estudios sobre violencia en Antioquia, y Padres y madres en cinco ciudades colombianas. Ha publicado artículos en diferentes revistas nacionales.

Fecha de recepción: 15 de junio de 2009
Fecha de aceptación: 28 de septiembre de 2009


Resumen

Los grupos armados han implementado estrategias para involucrarse con la población hasta el punto de ser identificados por los pobladores como habitantes de los barrios. Los grupos armados, milicias o parami-litares, han cumplido funciones reguladoras de las relaciones sociales, implantando "sistemas" autoritarios, restrictivos y el intrusismo. Los órdenes impuestos requieren el sometimiento de los pobladores, tal como algunos lo indican: "Se acostumbran o se adaptan a vivir en aquellos". Debido a tal situación, se pierde buena parte de la autonomía obtenida en el uso de los territorios que han sido construidos, habitados y simbolizados por sus habitantes. Es necesario destacar las implicaciones en la vida barrial, organizativa y familiar, que presenta cambios y permanencias durante el proceso del conflicto armado. Tanto en el barrio, en las organizaciones comunitarias, como en la familia, una de las implicaciones más relevantes es el desplazamiento forzado intraurbano.

Palabras clave: Implicaciones del conflicto, desplazamiento forzado inurbano, conflicto urbano, comuna 13 - Medellín (Colombia).


Abstract

The armed groups have implemented strategies to get involved in the co-munity. The armed groups, "Paramilitares" or "Milicias" have regulated socide relationships, implanting "authoritarian, intrusive and restrictive systems". They imposed orders to require the submission, "they get accustomed or they adapt to live within them". Due to such situation, good part of the autonomy obtained in the use of the daily territories is lost. It is necessary to emphasize that the implications in the life, organization and family life/display changes and permanence during the process of the armed conflict. As much in the district, the communitarian organizations and the family, one of the most important implications is forced displacement between cities.

Keywords: armed conflict implications; migrations forced; urban conflict; Medellín (Colombia).


1. INTRODUCCIÓN

El grupo interdisciplinario e interinstitucional de conflictos y violencias, adscrito al INER, está conformado por cuatro instituciones de la ciudad: la Universidad de Antioquia, la Universidad de Medellín, la Corporación Región y el Instituto Popular de Capacitación (IPC); el grupo de investigación permite la discusión entre disciplinas como la Ciencia Política, el Trabajo Social, la Sociología, la Antropología, el Derecho y el Sicoanálisis, a través de la participación de los investigadores adscritos al grupo que tienen diferentes disciplinas1. Entre los objetos y propósitos del grupo está la de profundizar sobre el entendimiento de los conflictos y de los fenómenos que se producen en su configuración. A partir de este propósito, en el año 2002 el grupo en conjunto inicia un proyecto de investigación interdisciplinaria acerca de las dinámicas de guerra y construcción de paz en la comuna trece de la ciudad de Medellín. Exactamente, se concreta en cinco barrios como epicentros del conflicto, según los habitantes de la Comuna. Los barrios priorizados son El Salado, Las Independencias y Nuevos Conquistadores.

La elección de este sector se hace por múltiples razones, entre las que se mencionan: la situación de violencia que vivía en el momento el sector; la presencia de diversos actores armados ilegales y la intervención de la fuerza pública para el año de 2002, que tiene como punto álgido lo acaecido con la Operación Orión.

La investigación se estructura a partir de tres preguntas:

• ¿Cómo los habitantes de la Comuna 13, residentes en los barrios considerados epicentro del conflicto armado, perciben la dinámica del conflicto político armado y los procesos de construcción de paz durante el período 1990 al 2006?

• ¿Cómo esta población, según diferentes segmentos, narra las implicaciones del conflicto armado -incluido el desplazamiento forzado- y sus respuestas subjetivas y sociales frente al mismo?

• Y de la misma manera, ¿Cuáles son las iniciativas de construcción de paz?

Es abundante la literatura y los estudios sobre el conflicto armado colombiano y sobre su presencia en el contexto urbano. Unos trabajos fijan su mirada en los actores armados y sus acciones2 (guerrillas, paramilitares, Fuerzas Armadas) y otros en las causas y los móviles de las confrontaciones.3 Importantes análisis tratan sobre las violaciones a los derechos humanos o las infracciones a las reglas de la guerra (DIH)4 y últimamente ha crecido la preocupación por las víctimas5. Los estudios que se refieren al tema de la población la toman principalmente en su condición "objetivo militar", exponiendo las consecuencias de diverso orden que sufre en su calidad de víctima. Sin embargo, no se han encontrado investigaciones que analicen las complejas relaciones que se establecen entre la población y los actores armados legales o ilegales en medio del conflicto armado. Más ausentes aún son los acercamientos a este asunto desde una perspectiva que aborde, al mismo tiempo, las expresiones socio-políticas y las maneras como la subjetividad6 se ve involucrada en un ambiente bélico. Precisamente, esa mirada interdisciplinaria del conflicto amado en un contexto urbano, como el de la Comuna 13 de Medellín, es el resultado del esfuerzo investigativo de varios años.

2. METODOLOGÍA7

El propósito de orden académico de desarrollar un enfoque y unas estrategias metodológicas que permitan tender puentes entre las diversas disciplinas y acceder comprensivamente al objeto de estudio como una forma de construir interdisciplinariedad, fue tal vez lo más complejo de esta investigación debido a la diversidad de saberes, experiencias investigativas, enfoques teóricos de los investigadores que componen el grupo.

Un principio metodológico que guía la investigación y, por supuesto, la escritura del texto, es no consignar datos "objetivos", cuantifi-cables, completos y exhaustivos sobre lo sucedido en la Comuna 13. La razón de ser de este procedimiento tiene que ver con el énfasis de la investigación. Cuando lo fundamental de una investigación recae sobre el sujeto en su relación con lo social y lo político, la verdad no se ajusta a la objetividad histórica de los hechos, sino a la lógica del discurso de quienes los narran. Se trata de buscar la riqueza de matices en cuanto al modo como se ha producido en los habitantes "la resignificación histórica de lo ocurrido" (Miller, 1999, p. 43).

Para dar cuenta del modo en que aparece implicado el sujeto en los distintos momentos del conflicto de la Comuna 13, no es posible ajustarse a la exactitud de una cronología del tiempo, sino a un tiempo lógico que según el análisis parte de una mirada que permite consignar y ordenar datos para luego pasar a comprender lo que aparece cifrado en el discurso de los entrevistados, y así, progresivamente, ir accediendo a hipótesis, tesis, argumentaciones y conclusiones diversas sobre el proceso del conflicto.

En el movimiento metodológico que toma la investigación de la que es producto este artículo, el sentido no se inscribe en el sujeto en forma simultánea con la percepción inmediata del acontecer, sino retroactivamente, en la medida en que tiene que ver con la historia y ésta sigue una lógica tanto temporal como simbólica. La lógica interna de dicha inscripción permite mostrar cómo actúa la gente frente a la desacomodación que el conflicto ha causado en sus relaciones sociales.

No se le resta importancia a la necesidad de conocer qué es lo que realmente ha ocurrido y quiénes son los verdaderos responsables de las oleadas violentas, de los homicidios, las masacres y del conjunto de humillaciones y maltratos padecidos por los pobladores de estos barrios.

La "verdad objetiva" sobre los hechos es relevante para cualquier proceso de esclarecimiento y por tal motivo no se menosprecia. Es importante cuando se trata de juzgar un delito y de hacer un juicio de responsabilidades y, además, se entiende su urgencia; pero también se tiene en cuenta que ella es tarea propia de entidades estatales, como la Fiscalía o la Procuraduría, o de organismos de la sociedad civil, encargados de velar por la protección de los derechos humanos, que ya en alguna medida y de acuerdo con sus posibilidades lo han venido haciendo.

La responsabilidad de la investigación desarrollada en el Grupo de Conflictos y Violencias es mostrar lo acontecido, la manera como la población percibe lo que padeció, lo que no se inscribe en una dimensión homogénea. Para ser coherentes con esta responsabilidad académica y ética, se opta por tener en cuenta los relatos, y desde ahí configurar algunas narrativas de lo ocurrido en la Comuna 13 para establecer interpretaciones propias.

Si bien quienes confunden la verdad con un objetivismo ingenuo basado en la percepción inmediata de los hechos, podrían considerar falsas las narrativas consignadas; para la investigación se constituyen en hechos indiscutibles de discurso. Es a una diversidad discursiva sobre la guerra que los habitantes de la Comuna 13 aparecen anudados, a tal punto que en ese registro simbólico e imaginario entran en circulación significantes que se congelan en el tiempo y quedan como un sello en la colectividad que los hace circular con una carga afectiva determinante en la vida. El valor de verdad de eso que circula como discurso, otros dirán como rumor, chisme o habladuría, está en el hecho de que si se reproduce en todas partes, se instituye como una ley cuya valía se impone.

Esta investigación no parte de hipótesis ni de ideas preconcebidas sobre el objeto de estudio, lo cual no contradice ni excluye como válido académicamente, y legítimo éticamente, el reconocimiento de establecer supuestos teóricos para la interpretación de esa realidad. En ese sentido, previamente se han definido, de manera provisional, algunas categorías fundamentales en las que se ahondan en el curso de la labor investigativa tales como percepción, conflicto, guerra, paz, seguridad y subjetividad; mientras que otras, por el contrario, emergen en el desarrollo de la indagación hasta convertirse en necesarias para la comprensión de las narraciones de los pobladores, conforme sucede con las categorías de legitimidad, orden, acciones colectivas, sobrevivencia, tregua, y afectos como angustia, miedo, rabia, pánico, terror, dolor y duelo. El conjunto de estas categorías han dado importantes rendimientos en el momento de la interpretación y análisis de los relatos sobre los hechos desatados en la Comuna 13.

Tratar de aproximarse al lenguaje del otro es una tarea que ha requerido de análisis y debates enfocados tanto al objeto de estudio como a la manera de proceder en investigación, al modo de procesar e interpretar la información obtenida, al papel de la teoría y la definición de las teorías de apoyo. Discusiones teóricas, políticas, éticas y filosóficas han acompañado todo el proceso de investigación, las cuales permiten unos mínimos acuerdos que se constituyen en la guía y el soporte de la investigación.

Después de cotejar las diferentes narraciones sobre la dinámica del conflicto armado en la Comuna 13 emergen los cortes temporales, los que se concretan en cuatro etapas o fases diferentes, primera fase: invasión y bandas, 1978-1986. Segunda fase: presencia y hegemonía miliciana, 1986-1998. Tercera fase: disputas por el control territorial y "guerra total", 1999-2002. Cuarta fase: después de Orión, tranquilidad relativa, 2002-2006. Los rasgos característicos de las fases discernidas están marcados por la dinámica de las relaciones violentas en los barrios, dinámica que cruza todo el período histórico analizado.

El interés de la investigación recae en algo que el estado de la cuestión realizado para esta investigación permite verificar: hay una escasez, por no decir inexistencia, de acercamientos al problema de la guerra en donde las víctimas dejen de ser un número estadístico más y pasen a ser escuchadas desde sus propias voces, teniendo en cuenta la manera como han subjetivado su implicación en las contiendas bélicas.

Los testimonios y relatos expresados en las 112 entrevistas a profundidad y en los 10 grupos focales8 realizados con personas de los diferentes barrios de la Comuna, especialmente con los más afectados por el conflicto armado, constituyen el componente empírico fundamental para el análisis que aquí se presenta.9

Desentrañar las narrativas donde subyacen las múltiples versiones de los entrevistados sobre el conflicto conlleva un proceso dialéctico de confrontación entre los distintos relatos, según la clasificación en segmentos poblacionales-líderes, hombres y mujeres de base, jóvenes, desplazados- y con base en los componentes de los conflictos.

Cada narrativa no es uniforme, única, ni plana; es menos estática, pues se va confeccionando y puliendo en el proceso dinámico de nombrar los hechos. Con el afán de encontrar la "verdad" y de elaborar lo vivido, aun sin comprenderlo, los afectados necesitan contar lo sucedido, nombrar a su manera eso que les ha pasado, ya sea desde la mirada de sus propias vivencias más inmediatas, desde los sentimientos y sus emociones, los rumores que circulan, o la perspectiva de quienes dan explicaciones racionales con argumentaciones ideológicas, interpretaciones políticas de los acontecimientos o prejuicios de distinta índole.

Se trata de dos miradas frente a los mismos hechos. Una se define por las reacciones más primarias, da privilegio a una postura pragmática basada en el impacto experimentado. La otra narrativa se basa en una postura más racional, con argumentos socio-políticos, que intenta relacionar hechos puntuales con acontecimientos estructurales, ofreciendo explicaciones desde convicciones ideológicas o posturas políticas. En ambos casos, "lo que se olvida o se recuerda no son los hechos mismos tal y como se han desarrollado, sino la 'impresión', el sello que han dejado en la memoria, impresión sujeta a múltiples transformaciones".

En la búsqueda de reconstruir los relatos sobre el conflicto, se realiza, además, y en forma simultánea, una sistemática recolección de las vivencias de la población afectada, acompañada de un análisis de las mismas (Strauss & Corbin, 1990). Es un trabajo inductivo y deductivo, que mediante una metodología cualitativa facilita la comprensión de los motivos, las creencias y los sentimientos presentes en las acciones de las personas.

La investigación se estructura fundamentalmente sobre fuentes primarias; se recurre a entrevistas a profundidad y a grupos focales por sectores clasificadas según criterios generacionales (adultos o jóvenes), de género (hombres/mujeres), y de responsabilidades (con liderazgo o sin él). Los testimonios y relatos constituyen el componente empírico fundamental para el análisis de esta investigación.

• Implicaciones barriales. La fragmentación del territorio y la geografía del miedo

Dos implicaciones específicas en la transformación de lo barrial tienen que ver con la forma donde se entiende y construye el territorio en que conviven las personas de la comuna; estas transformaciones dependen de los actores armados que están en los barrios y la forma como ejercen el control territorial y el nivel de disputa de los grupos armados. Cuando un actor armado entra en confrontación con el que controlaba el barrio vecino, trae como consecuencia lo que un líder nombra como: "La comuna se me dividió, porque no podía pasar de acá para allá" (N.° 21, 2005). La circulación libre entre los barrios, quedan interrumpida, o el actor armado dispone de ellos para su avance.

Los límites con otros barrios son territorios especialmente importantes en el conflicto por el uso que se les da como corredores para el paso de ejércitos y de armas. Con la agudización del conflicto algunos lugares se crean en la geografía del miedo, los sitios públicos tales como escuelas, instituciones de salud, iglesias, que comparten habitantes de diferentes barrios, se vuelven sitios de miedo en donde se puede hasta perder la vida. Ejemplo de ello es lo ocurrido en la terminal de transporte: "[...] En la Terminal mataron mucha gente, los bajaban de los colectivos, vacunaban a los chóferes y si los veían conversando con la policía los mataban. Cuando les daba la gana paraban el transporte y teníamos que ir a coger taxi para ir a trabajar" (N.° 5, 2005).

Otra implicación que trastoca la vida barrial está directamente asociada con el uso de los espacios por parte de los habitantes de los barrios, es el encierro. Los barrios en este sector de la ciudad se caracterizan porque las viviendas no tienen las puertas abiertas: en esta fase no solo se cierran las puertas, sino que no se puede salir y entrar libremente. La desconfianza se instala y afecta todas las relaciones vecinales.

La desconfianza es otra de las implicaciones que afecta la vida comunitaria. Se afirma: "Había gente que se metía al barrio para espiar", se cambia la relación con el otro en tanto quien espía ya no solo es un vecino o un compañero de juego, sino un informante o un vigilante: "A los pelaos que se metían, pelaos de 10 y 12 años, a ellos los utilizaban como informantes y para vigilar la zona, entonces; ellos todos los días salían a patrullar y todo lo que veían, iban y lo contaban" (Mujeres, 2005). Cualquier otro diferente a la familia puede ser enemigo, por lo tanto, se sugiere la distancia.

Si bien la desconfianza es la marca al interior de la Comuna, la estigmatización es el sello que marca a sus habitantes en la ciudad. Algunos entrevistados y particularmente los jóvenes plantean que son estigmatizados por personas diferentes a la Comuna 13 como milicianos, pobres y peligrosos, lo que acarrea dificultades para acceder a empleos y oportunidades para su desarrollo, aunque a la vez se les admire por la capacidad de resistencia y las estrategias que han empleado para sobrevivir en medio de tantos riesgos. "Estamos estigmatizados totalmente, yo charlo mucho eso en la universidad: muchachos es que a mí me deberían dar más beneficios en la universidad y digo yo, hombre es que yo pasé de ser estrato 1 a ser de la comuna 13. Yo charlo mucho con esas realidades" (N.° 5, 2005).

• Implicaciones en las organizaciones y los líderes. La persecución y la perseverancia

Las implicaciones en las organizaciones y en los líderes son diversas y van desde la dificultad para realizar actividades comunitarias hasta las muertes, desplazamientos forzados, detenciones, amenazas y debilitamiento de la organización, hechos que afectan su liderazgo en el desarrollo físico y social de los barrios. El conflicto lesiona libertades de organización, expresión y movilización, pero, a pesar de ello, las organizaciones apoyadas en recursos internos y externos no claudican en sus propósitos y continúan con su accionar de cara a las necesidades barriales y de la comuna.

Durante la agudización del conflicto armado, las organizaciones comunitarias, con las necesarias diferencias y particularidades -según su desarrollo, objetivos, debilidades y fortalezas-, se han visto afectadas para continuar realizando sus actividades. Esto se debe tanto a las acciones de carácter intimidatorio como amenazas y asesinatos por parte de los grupos armados, y a la judicialización de líderes por parte del Estado; también, en los momentos de mayor confrontación armada, al miedo de morir en medio de una balacera.

Una de las manifestaciones del conflicto es el asesinato de varios líderes: dos líderes presidentes de la Junta de Acción Comunal de La Divisa; una joven tesorera de la Junta de Acción Comunal de La Independencia; el presidente de Junta de Acción Comunal de El Salado. Estos líderes estaban, según los relatos, auténticamente comprometidos con su comunidad en la gestión de diversas iniciativas que la favorecían y que dan cuenta de la importancia de estas personas en dichas organizaciones y en el desarrollo físico y social de los barrios. El asesinato de otros líderes es atribuido a una represalia de un grupo armado por haber sido confrontado en un momento dado:

Muchos los confrontaron, los confrontaron, nunca se identificaron con la realidad de lo que ellos pretendían.

[...] pensaron de él (líder comunitario) lo mismo que pensaron del padre Arroyave; que estaba con ellos, pero que en realidad era un informante de los demás; entonces, lo mataron también (N.° 20 líder, 2005).

No obstante, los mismos líderes afirman: "Es mejor estar muerto, que vivir con miedo" (N.° 22, 2005) esta expresión evidencia el ambiente intimidatorio en el que han vivido los líderes y la población en general. Sienten miedo porque los señalan de ser favorables a uno u otro bando y "a pesar de que la comunidad los ha apoyado y que sienten no estar untados de nada, siempre queda el manto de duda" (N.° 22, 2005). Y la duda los coloca en posición de ser sospechosos, lo que significa ser objetivo militar."No nos queda sino lo que nosotros intentamos hacer y seguimos haciendo, y lo que siempre hemos hecho durante todo este tiempo: trabajar en la vía del desarrollo de las comunidades, porque, además, esa es la otra cara" (N.° 29, 2005)

• Las pérdidas y modificación de lazos familiares

En las familias son recurrentes asuntos como el duelo por muerte de seres queridos y por pérdida de algo considerado valioso. De igual manera, se analiza lo que sucede con la socialización, los modos de protección que se implementan, y el fortalecimiento y disgregación de los vínculos de acuerdo con el momento y la circunstancia.

Una de las funciones familiares es proteger a sus miembros, especialmente a niños, ancianos y personas indefensas. Sin embargo, cuando se ha agudizado el conflicto, todos sus integrantes han estado en posición de indefensión debido a las amenazas contra la vida y la integridad. Esta situación trajo como consecuencia un mayor control y supervisión entre los diferentes miembros de la familia. Aun cuando en esta cultura han sido las madres quienes se encargan del cuidado de los hijos/as menores, en estas circunstancias todos cuidan de todos. Cuidarse la espalda es la manera de nombrar esa protección. "Internamente en la familia, yo pienso que en muchas familias hacían así, uno cuidaba del otro, que dónde está julanito, está en la calle, -pa' dentro-, era como cuidarnos uno al otro, era lo único que quedaba en ese momentito, cuidarnos la espalda" (N.° 3, 2005).

Algunas mujeres afirman que no sabían si era peor salir a estudiar o trabajar, o quedarse en la casa, porque allí también corrían riesgos: "si se quedan en la casa, malo; si se iban, pues peor" (Mujeres, 2005). Todos temían por su propia muerte y cuando escuchaban balaceras sentían miedo: "las niñas decían, nos decían al papá y a mí, "mami nos van a matar metámonos bajo la cama, en el baño mami" (Mujeres, 2005).

A raíz de los conflictos y las dificultades para el funcionamiento familiar y el cuidado de sus miembros, se han reforzado las redes de parentesco y de amistad y son básicamente las mujeres quienes brindan apoyo y lo buscan en amigos y en la familia extensa que habitan en barrios con menor riesgo que los de ellos: Yo no podía salir de la casa por ellos a la escuela, tenía que llamar a mi mamá por aquí es más fácil entrar, que los llevara pa' después yo ir a recogerlos (Mujeres, 2005).

Pero, simultáneamente, con el estrechamiento de lazos, también se ha presentado la disgregación de grupos familiares, por diversas circunstancias: el exilio obligado de sus miembros más vulnerables, esto es, de aquellos sobre quienes recaen sospechas o que por su edad son susceptibles de las mismas, de quienes los actores de la guerra han puesto el ojo para el "reclutamiento"; de los que su psiquismo no les permite seguir aguantando la situación, de los niños cuyos padres quieren librarlos de presenciar el "espectáculo" de la guerra.

• Las huellas del conflicto: la muerte de un ser querido

Las implicaciones en la familia a partir de la muerte de un ser querido como resultado del conflicto armado dependen, entre otros factores, del lugar ocupado por la persona fallecida y por los lazos establecidos. Las muertes violentas están asociadas con actos intencionales o accidentales. En los intencionales es evidente que los actores pretendían la eliminación de la víctima, pero, en general, no hay una afirmación de su pertenencia a alguno de los grupos en disputa. "Vea él no era malo, pero era amigo de unos muchachos que tenían muy mala fama por acá y dizque decían que pertenecían a una banda" (N.° 3 M. A., 2005).

Cuando mencionan la muerte de un hijo, la mayoría de las mujeres entrevistadas no tienen argumentos que les permitan explicar un hecho tan dramático. En los relatos hay referencias a los actores y sus motivos en los siguientes términos: "se habla", "se dice", "yo creo que". Muy pocas dicen saber quiénes fueron los asesinos y sus móviles. Utilizan formas genéricas de nombrar, que también es una manera de no nombrar, lo que contrasta con las amplias descripciones de los momentos vividos a raíz de la noticia de la muerte.

Otras muertes se producen por causas "accidentales", en medio de los enfrentamientos entre los combatientes y se atribuyen a balas perdidas. Es una manera de señalar que el muerto no era el destinatario, aunque se desdibuja la visión del responsable de disparar. Aparece "la violencia" en abstracto: la que genera las muertes siempre que se diluyen la responsabilidad de los actores involucrados en las confrontaciones. "Mi hijo hacía nada había salido a la tienda porque lo había mandado a qué me hiciera un mandado, cuando de pronto sentí como bala [...] yo salí corriendo a ver qué pasaba cuando vi que era mi hijo" (N.° 22, 2005).

3. EL DESPLAZAMIENTO FORZADO INTRAURBANO UN IMPACTO DEL CONFLICTO EN LA COMUNA 13

• La diferencia entre ser y estar

El establecimiento de una categoría o denominación de personas desplazadas no supone en caso alguno característica identitaria que agrupe a dicha población. Decir persona desplazada admite el equívoco de caracterizar el desplazamiento como un rasgo constitutivo de identidad; entonces, es preciso plantear que el desplazamiento es un estado, en parte similar al estado liminar o tránsito propio de entrada a los rituales de paso, es algo así como estar en el umbral; separado de un punto inicial, pero sin establecerse aún en el punto de llegada.

• La comuna trece. ¡El desplazamiento forzado intraurbano sí existe!

El desplazamiento forzado se produce dentro del marco del conflicto armado interno que vive el país. El cambio en las lógicas del conflicto ha hecho que el desplazamiento forzado varíe, de tal forma que actualmente no se pueda hablar únicamente de las migraciones forzadas por la violencia hacia la ciudad, sino que se deba hablar de ellas dentro de la ciudad misma. La Comuna 13 de Medellín es una de las poblaciones que más ha sufrido la salida de habitantes como consecuencia del conflicto armado que ha vivido la ciudad: alrededor de 170 familias en desplazamiento masivo, e incontables los desplazamientos individuales hacen de este caso uno de los más numerosos y significativos de desplazamientos intraurbanos en la capital, al punto de llamar la atención de entes de derechos humanos que determinan la interposición de una acción de tutela, que es el recurso jurídico que trae consigo su reconocimiento como un hecho de especial protección tal y como fue expresado por la Corte Constitucional en la Sentencia T-268 de 2003 y que hoy día es la fuente para el reconocimiento de situaciones similares en el país.

• La dinámica del desplazamiento

Las acciones de los grupos armados en la ciudad pueden responder a una dinámica de poblamiento-desplazamiento-repoblamiento, que busca el control del territorio a partir de la llegada, expulsiones y establecimiento de habitantes de la ciudad. En un primer momento se permite o se propicia la llegada de personas a los sectores, tal es el caso de lo sucedido en la parte alta del barrio El Salado, donde las milicias permiten la llegada de habitantes a un terreno. Cuando otro actor armado entra en la zona, busca eliminar el actor armado inicial, y precipita expulsiones para buscar el control de la población a través de la amenaza, el miedo, o el ataque directo; las razones que se expresan tienen que ver con considerar a la persona que se va como ayudante o miembro del grupo armado. "Lo triste es que vivíamos en ese morro y decían que nosotros éramos guerrilleros" (Desplazados/as, 2005).

Durante y luego de las expulsiones forzadas, se emprende un nuevo repoblamiento impulsado por el actor dominante; en el caso de la Comuna 13, los paramilitares que quieren el dominio sobre el territorio proveen o disponen la ocupación de los sitios para la ubicación, lo que resalta su posición de dominio territorial.

• Diferencias entre el masivo "Un nosotros que huye" y el individual "Y ya a partir de ahí empezamos a rodar"

El desplazamiento es un momento significativo, sea esta experiencia nombrada o no así por quienes la han sufrido; la salida marca un punto de quiebre en las relaciones sociales, en el modo de vida, afectado muy especialmente por la pérdida de la vivienda y las condiciones básicas de unidad familiar, autonomía, privacidad, protección, que esta provee.

Existen diferencias entre las personas que salen masiva o individualmente en la forma en que se entiende el desplazamiento; para las personas que salen de forma conjunta se funda "un nosotros desplazados", un nosotros amenazados, reducidos a la impotencia. "Lo que pasó esa noche fue muy horrible para mí y para todos los vecinos, uno ver que todo el mundo gritaba y sin poderlos ayudar, fuera de eso quitaron la energía" (Desplazados/as, 2005).

La existencia de lo masivo a su vez permite que se haga visible la misma existencia del fenómeno cuya magnitud llama más la atención de los entes garantizadores de derechos y que presionan el reconocimiento y la atención del caso. Así mismo es más plausible la identificación del actor armado que produce el desplazamiento, En el caso específico de El Salado, la identificación del bloque cacique Nutibara es evidente, por las condiciones del conflicto y el momento en que se da: 29 de junio de 2002". [.] Es por esto que hay una fuerte retaliación contra la gente de este sector [...] ellos los ven como colaboradores del grupo inmediato; entonces, comienza la quema de las casas, y[...] mire que después que pasa el conflicto no todos pueden regresar" (N.° 27, 2005).

Para las personas que salen de forma individual, la ausencia de conciencia sobre lo que pasó, de no saberse en situación de desplazamiento, hace que no sepan que son sujetos de derechos de forma especial; se encuentran más dominados por el miedo, no siempre logran identificar a los actores armados que producen la salida, y a veces la causa del desplazamiento no tiene que ver con acciones directas, sino con el ambiente general de miedo y de zozobra que se vive. Son ignorados por la sociedad receptora y el Estado, lo que significa mayores dificultades para reconstruir su proyecto de vida, por cuanto depender exclusivamente de sus recursos propios.

• La experiencia del albergue: "éramos muchos, parecíamos estar en una cárcel"

El primer momento de la vivencia del desplazamiento es la experiencia del albergue. Las personas del desplazamiento masivo de El Salado, como otras en la ciudad, viven su primera experiencia en el albergue; ubicados en un "espacio depósito" (en este caso en el liceo) donde son interrogados, censados, o mejor, "contados" y controlados. La vida cotidiana se vuelve extraordinaria; la familia se fragmenta, pues mientras unos permanecen en el liceo, otros, especialmente los niños, son atendidos por familiares. Se reciben ayudas, pero también salen a recolectar alimentos entre los residentes de barrios vecinos; se hace fila para todo y la imagen de la cárcel, emerge con las filas en torno a una olla común que, además, contiene alimentos no deseables porque son preparados para "un montón de gente". "A la hora del baño, pa' la gente bañarse, habían dos baños del mismo colegio, fuera de uno que tenían abajo las del servicio de aseo del colegio, que también es ocupado; los inodoros empezaron a «taquiarse»: había ya escasez de trastes; [...] ¡eso fue horrible!" (N.° 25, 2005).

4. CONCLUSIÓN

• El riesgo continúa

Según los testimonios de varios líderes, quienes sostienen que la pervivencia de factores de inseguridad y de problemas sociales aún no resueltos, como el desempleo, la deficiente calidad de educación y la precaria atención en salud para los estratos más bajos de la Comuna 13, puede generar una nueva intensificación del conflicto. Varios años después de las operaciones militares por parte del Estado para establecer un control sobre la zona, algunos entrevistados afirman que las tensiones aún continúan porque los factores que generaron el conflicto están presentes y los actores armados tienen la expectativa de continuar la lucha por el control territorial. Con respecto a las milicias, los líderes sienten que pueden ser objeto de represalias si desplegaron alguna ayuda con el Estado: "[...] Yo siento miedo porque ellos mandaron decir hace muchos días, hace por ahí un año, que cuando entraran por los primeros iban a empezar por nosotros, por los líderes comunitarios que les habíamos ayudado a la policía y al ejército" (N.° 5, 2005).

• Consideraciones del fenómeno del desplazamiento intraurbano a partir de la Comuna 13

Para las personas que se desplazan de un barrio a otro de Medellín o a un municipio del área metropolitana, el retorno es más frecuente por la proximidad, no tanto porque sea más seguro regresar al barrio de origen si no encuentran mayores o mejores ofertas en educación y salud; por el contrario, experimentan un desmejoramiento de sus condiciones de vida. Para una de las mujeres que retorna al sector 7, parte alta de El Salado, lo hace en medio de "[...] los nervios [...] nervios total, porque te digo sinceramente el barrio era irreconocible, era como un cementerio, las casas medio «saquiadas», las puertas tumbadas, los contadores de energía «saquiados» [...]" (N.° 25, 2005).

En Medellín, cual ciudad receptora, se han identificado unas percepciones problemáticas sobre la población desplazada que van desde la mirada del desplazado "carga", esto es, como un problema para la administración, un invasor, alguien que compite por recursos escasos, hasta la de "un individuo peligroso" en cuanto proviene del lugar de la guerra y de quien se sospecha sea portador de la misma o miembro de uno de los bandos en conflicto. En este contexto de conflicto armado y de desplazamiento forzado en la Comuna 13, es posible que se fortalezca una mirada de peligrosidad hacia la persona en situación de desplazamiento forzado intraurbano, por la confrontación allí de los grupos armados, dificultando aún más las posibilidades de continuar con sus planes de vida en otro lugar de residencia o de participar de la vida laboral.

La Comuna 13 si bien revela algunos elementos sobre la experiencia y representación del albergue como espacio de emergencia, también muestra el desconocimiento de la singularidad de género, generación, unidad familiar, cultural y, ante todo, el lugar de miedo e inseguridad. Saber de estas implicaciones debe motivar la necesidad de una vida digna en los albergues como espacios realmente de tránsito, lo cual quiere decir que el reconocimiento y atención inmediata a la situación ayuden a acortar lo máximo posible período de dicha convivencia forzada. Este asunto no se favorece precisamente con el desconocimiento practicado por la Red de Solidaridad Social, actualmente Acción Social, con las personas afectadas por el desplazamiento masivo en la Comuna 13 de Medellín.


1 Los miembros del grupo son Blanca Inés Jiménez, Departamento de Trabajo Social; Luis Gonzalo Medina. Facultad de Comunicaciones; Mario Elkin Ramírez, Departamento de Psicoanálisis; Héctor Gallo, Departamento de Psiconálisis; Hernando León Londoño, Facultad de Derecho , estudiante de maestría en Ciencias Políticas; Luz Dary Ruiz, Instituto Popular de Capacitación (IPC); Luz Amparo Sánchez, Corporación Región; Clara Inés Atehortúa, Universidad de Medellín

2 Ver entre otros: Roldán (2002), Romero, (2003), Peñaranda & Pizarro (1991) y Medina (1996).

3 Ver al respecto Pecaut, (2003) González, Bolívar & Vásquez (2003); Así mismo, otras publicaciones del IEPRI, Universidad Nacional de Colombia y la Revista de Estudios Políticos del Instituto de Estudios Políticos están en esa dirección.

4 Informes de ONG de derechos humanos de Antioquia, también la Comisión Colombiana de Juristas, el CINEP y los informes de organismos nacionales e internacionales de DH y DIH.

5 Desde el proyecto "Nunca más" en la Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz; la Revista Noche y Niebla, y ahora un conjunto de informes desde diversas organizaciones del movimiento de víctimas, que se han intensificado con la Ley de Justicia y Paz.

6 En el texto se emplea el término subjetividad, no para hacer referencia al individuo orgánico, sino a aquellos fenómenos que, por presentarse exclusivamente en el registro de los vínculos humanos, se les concede un estatuto psíquico y no cerebral ni genético. Subjetividad no es un término opuesto a objetividad, tampoco es aquello que se califica de especulativo; más bien define los aspectos del ser humano no susceptibles de reducir a una cifra, ni de localizar en una célula nerviosa; por ejemplo, el amor, el odio, la ignorancia, lo celos, las rivalidades, la agresividad, las motivaciones íntimas que empujan al acto violento, el miedo, la rabia, el pánico, la angustia, el terror, el sentimiento de sorpresa, el sentimiento de seguridad o inseguridad, el reconocimiento del otro o su descalificación y segregación, el deseo, la satisfacción ante la destrucción del semejante, la compulsión a repetir lo dañino para sí mismo y para los demás. Estos fenómenos son subjetivos en la medida en que tienen que ver con la composición simbólica e imaginaria de las personas. Un fenómeno subjetivo, al emerger en el ámbito de los vínculos sociales, es ahí donde hay que analizarlo, comprenderlo e intervenirlo cuando empuja a la destrucción del contradictor y se vuelve inconveniente para la vida en sociedad.

7 El aparte de metodología hace parte del libro que fue producto de la investigación (Atehortúa, Londoño, Sánchez, Medina, Ruiz, & Ramírez, 2008) y que hace parte del trabajo colectivo del grupo que realizó esta investigación.

8 Para la recolección de la información, y por medio de la estrategia del "muestreo teórico" (Strauss & Corbin 1990), se organizaron varios grupos focales de tal manera que se garantizó la participación tanto de personas pertenecientes a las organizaciones existentes, grupos juveniles, organizaciones de mujeres, asociaciones de desplazados(as), entre otras, como de personas de la población no organizada. La participación fue completamente voluntaria y libre de todo riesgo para su salud física y mental, así mismo para su seguridad, pues se trabajó sobre la base de su consentimiento informado, que quedó registrado en un documento suscrito por ellos. Las técnicas empleadas para la recolección de la información fueron las de grupos focales —de cada uno de los segmentos poblacionales— y entrevistas semiestructuradas y a profundidad (Fontana & Frey 1994). Para esto último fue un apoyo la confianza que ya se tenía en algunos de los investigadores del grupo, y de esta manera se logró establecer una buena empatía con las personas de la comunidad (JMorse & Field, 1995). En este proceso, se realizaron contactos con líderes y organizaciones existentes en la comunidad con el fin de negociar el acceso a los diferentes escenarios.

9 Las entrevistas y los grupos focales fueron grabados y transcritos, como producto se construyó un texto escrito. A cada texto se elaboró un memo analítico y, simultáneamente, la información recogida fue codificada según el programa Atlas ti, que facilitó el establecimiento de categorías y subcategorías.


Referencias

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