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Prospectiva

Print version ISSN 0122-1213On-line version ISSN 2389-993X

Prospectiva  no.28 Cali July/Dec. 2019

https://doi.org/10.25100/prts.v0i28.8032 

Artículos

La Fe en la Paz. La fe, la espiritualidad y las representaciones sociales de la paz de los educadores sociales en Cali, Colombia.

Faith in Peace. Faith, Spirituality and Social representations of Peace of social educators in Cali, Colombia

Jorge Luis Rentería-Restrepo1  1
http://orcid.org/0000-0002-5899-3098

1Universidad del Valle, Cali, Colombia. Correo electrónico: renteria.jorge@correounivalle.edu.co.


Resumen

Cali no solo es reconocida en la sociedad por la salsa, las cifras de la violencia la han ubicado como una de las más violentas. Pensar en un cambio, demanda la comprensión de los diferentes factores que intervienen en la fórmula de la Paz. El educador es uno de los elementos claves para identificar el camino que se está tomando para proponer cambios a las nuevas generaciones. Aquí, mediante la comparación de dos importantes experiencias socioeducativas (en una institución estatal-secular y en una fundación religiosa) se estudió la Paz desde la teoría de las representaciones sociales y el estudio de los valores con un enfoque en la espiritualidad y la fe religiosa que subyacen en los discursos. Una investigación cualitativa con corte descriptivo permitió dividir y organizar el pensamiento de los educadores en tres tipologías de paz, entre ellas, una muy relacionada con la dimensión espiritual. Además, se logró identificar el perdón como el valor más relevante para la paz y el respeto por el estudiante como el más significativo para el educador en su rol de promotor de la paz.

Se realizó un levantamiento de información desde la multi-instrumentalidad que significó el empleo de evidencia documental en conjunción con instrumentos no estructurados, como la observación natural y la entrevista no estructurada.

Son varios los interrogantes implícitos en esta investigación, cuyas reflexiones permitirán conocer un poco más la naturaleza y los caminos de la educación para la paz: ¿Qué se entiende por paz? ¿Cómo se logra? ¿Qué valores predominan en los discursos? ¿Cómo se relacionan la fe y la espiritualidad con la paz?

Palabras clave: Paz; Espiritualidad; Fe; Representaciones sociales; Valores

Abstract

Cali is not only recognized for its Salsa dancing, statistics regarding violence have ranked it as one of the most violent cities in the world. Thinking of a change demands the understanding of the different factors that affect the formula of peace. An educator is one of the most important elements when it comes to identifying the route that is being taken to propose changes to the new generations. In this research study, by comparing two important socio-educational experiences (in a secular public institution and in a religious foundation), peace was studied through the theory of social representations and the study of values focused on spirituality and religious faith that underlies discourse. A qualitative study with a descriptive nature allowed us to divide and organize the thinking of educators in three types of peace, amidst them, one strongly related to the spiritual dimension. Additionally, forgiveness was identified as the most relevant value for peace, and respect for students as the most meaningful for peace education.

What is the meaning of peace? How can it be achieved? What values predominate in discourse about peace? How is faith and spirituality related to peace? These are several of the questions implicit in this research, and such reflection will allow us to know more about the nature of and the roadmap for peace education.

Keywords: Peace; Spirituality; Faith; Social representation; Values

1. Introducción

¿Qué entendemos por paz cuando educamos para la paz? es la pregunta necesaria y reflexiva para atender las diferentes y continuadas manifestaciones de violencia que vive Colombia en más de medio siglo de conflicto armado y social. La paz, demandada por los millones de víctimas que ha dejado la guerra directa, se resignifica hoy con la violencia como injusticia social que señala la falta de educación, salud, vivienda y se complementa con la paz que debería habitar dentro de las personas; esa que promueve un bienestar interior y que en algunos casos apela a un Dios para la salvación. Existe un popurrí de significados de paz en los educadores que reflejan la complejidad en la cual trabajan pero además, también anuncian la necesidad de comprender las diferentes dimensiones de la paz que conviven juntas en una amalgama de sentidos, unas veces articulados y otras veces, contrariados y confundidos.

La investigación de la cual se deriva el presente artículo se propuso aportar claridad precisamente con el objetivo de saber cuáles son esos diferentes sentidos de la paz, su valores cercanos y estrategias para lograrlas y, sobre todo, cómo se vinculan la fe y la espiritualidad con las que tanto se les relaciona.

Las representaciones sociales, como teoría que busca comprender las significaciones que los grupos hacen de la realidad, permitió -en articulación con las precisiones conceptuales de paz, violencia, conflicto, fe y espiritualidad- dividir, organizar y estructurar las ideas que los educadores conciben acerca de la paz. Los resultados entregan una propuesta, clara y coherente con la gramática cotidiana que el educador hace del concepto, que facilita identificar las actitudes asociadas, los valores implícitos y, principalmente, hacer un importante aporte al estudio de la paz y la violencia: tres tipologías de paz a cada una de las cuales corresponde un sistema de relaciones, sentidos y estrategias para su comprensión.

Estos hallazgos aportan nuevos sentidos a los estudios académicos sobre la paz, ampliando el rango para su comprensión, integrando la dimensión intra psicológica que escasamente ha sido trabajada pero que avanza día a día con el desarrollo de nuevos enfoques y métodos que permiten su incorporación al mundo académico de las ciencias sociales generando nuevos retos e interrogantes para la educación sobre la paz.

2. Metodología

Para avanzar en el objetivo de la investigación, describir las representaciones sociales sobre la paz y analizar su relación con la fe y la espiritualidad en los educadores de dos experiencias socio educativas en Cali, Colombia, se adoptó un enfoque cualitativo con un alcance descriptivo basado en gran parte en los discursos de los entrevistados. Desde este enfoque, se indagó lo cotidiano de forma amplia en busca de elementos que aportaran características hacia la objetividad. Fue preciso realizar un levantamiento de información desde la multi-instrumentalidad que significó el empleo de evidencia documental en conjunción con instrumentos no estructurados, como la observación natural y la entrevista no estructurada (Tezanos de, 1998).

Desde lo metodológico se buscó identificar la estructura y el núcleo central, esto es, señalar las relaciones y las jerarquías de los elementos, es decir, encontrar y describir los elementos centrales que organizan y proporcionan la significación en la representación de la paz y, en el caso de elementos centrales como el de la fe y la espiritualidad, establecer sus conexiones y su posición jerárquica.

Teniendo en cuenta que ninguna técnica sola permite recoger el contenido, la estructura interna y el núcleo central de las representaciones sociales (Araya-Umaña, 2002), se utilizaron varios instrumentos como: la entrevista semiestructurada, el grupo focal, la observación participante y los Tris Sucesivos como técnica de jerarquización. La entrevista permitió desde el planteamiento de preguntas de apertura, preguntas de valoración y preguntas de profundización, orientar una búsqueda de información puntual, proporcionando la mayor cantidad de datos analizables y conociendo aspectos centrales y aspectos periféricos de forma organizada. Como lo plantea Corbetta (2007), la entrevista "permite ver el mundo con sus ojos", acercarse al sujeto y conocer desde su subjetividad las opiniones sobre una temática específica.

Los grupos focales se realizaron por institución en torno a una situación problema que buscó aflorar el debate y las opiniones de los participantes. Dividido en dos partes, se trató en primer lugar sobre el contexto colombiano, el proceso de paz y el plebiscito de 2016 y, en segundo lugar, sobre el rol de educador de la paz, las creencias e imaginarios en relación con una experiencia en particular. La observación no participante se realizó transversalmente en la cotidianidad laboral de los educadores, así como en la asistencia a algunos talleres, encuentros y charlas que ponían de manifiesto sus opiniones y actitudes frente a su trabajo. Como última técnica, se utilizó los Tris Jerarquizados Sucesivos en la recolección de datos para la correspondiente jerarquización de valores por comparar. El instrumento fue utilizado para medir el grado de importancia que le dan los educadores a determinados valores en relación con las categorías de análisis correspondientes.

El instrumento consistió en recolectar treintaidós valores éticos asociados al tema de la paz y la educación por/hacia la paz: posteriormente el participante seleccionó la mitad de ellos y descartó el resto; este procedimiento se repitió cuatro veces hasta escoger un solo ítem, a fin de observar mediante una selección progresiva y una escala de jerarquización los valores de los participantes, clasificando los que tienen mayor o menor importancia. Posteriormente se hizo con los entrevistados un análisis de los tres valores más relevantes y los tres menos relevantes que fueron descartados en el primer grupo de dieciséis; los valores de menor importancia tuvieron un valor negativo en el momento del procesamiento. Esta técnica permitió inferir la cercanía y lejanía de ciertos valores ya que, como lo dice la teoría psicosocial escogida, puede usarse interpretando el rango medio de cada ítem, considerando la correlación positiva o negativa frecuencia/rango como indicador de elementos centrales de las representaciones (Araya-Umaña, 2002).

En cuanto a la población, se asignaron2 en total diez educadores profesionales y con más de un año de antigüedad en dos instituciones que trabajan con población víctima del conflicto y con desmovilizados de grupos armados. Las organizaciones participantes fueron: La Fundación Paz y Bien, ONG que tiene un carácter religioso en el sentido misional de la institución y refleja apertura a temáticas religiosas católicas y la Agencia Colombiana para la Reintegración ACR-ARN, que como institución del Estado responde a aspectos públicos y sostiene un sentido secular, no religioso. Este contraste de las organizaciones permitió diversificar la población reduciendo sesgos y limitaciones en la calidad de los datos a obtener.

Ambas instituciones cuentan con amplia experiencia en procesos socioeducativos y se calculan por decenas de miles los beneficiados en sus programas siendo líderes y protagonistas en la ciudad y la región. Los grupos que estas instituciones atienden en su mayoría son comunidades jóvenes y marginales de sectores populares del departamento del Valle del Cauca y alrededores. Luego de recabar los datos se realizaron dos etapas: el análisis descriptivo y el análisis relacional. La primera organizó los datos particulares emergentes de los discursos de la paz mediante una codificación abierta. Se conceptualizó y se nominó agrupándolos en categorías que se organizaron jerárquicamente. Después, se desarrolló el análisis relacional donde se establecieron las conexiones de los contenidos descriptivos mediante la codificación axial y la codificación selectiva, esto es: la generación de modelos comprensibles mediante el análisis de las categorías y la delimitación más central de un modelo que permitiera integrar y explicar los elementos encontrados en el estudio. Para el caso en cuestión, conocer los componentes esenciales de las representaciones sociales de la paz como dimensiones constitutivas (actitud, opinión y campo de representación) que, principalmente, son el centro del estudio de las representaciones sociales (Páez, 1987).

En el análisis relacional, además de agrupar por conceptos generales, se establecieron tipologías construidas que facilitan la comprensión de los hallazgos y la síntesis de las características más frecuentes (Gallart, 1992) y/o significativas en las representaciones sociales de la paz.

3. Fundamentación teórica

Las representaciones sociales

Para describir estas ideas y creencias sobre la paz entre los educadores se empleó la teoría de las representaciones sociales la cual permite integrar una dimensión psicológica y social en la comprensión de los objetos sociales (Jodelet, 1993/1986), en este caso, el concepto paz. Las representaciones sociales van más allá del concepto de creencia, opinión, imagen, ideología, entre otros “productos mentales” sociales que se asemejan en algunos aspectos pero no abarcan los significados y propósitos que sí puede aportar el estudio de las representaciones sociales (Araya-Umaña, 2002).

Para este propósito, mediante un enfoque estructural (que se centra en los contenidos y no en el proceso) se utilizaron los discursos de los participantes descubriendo las dimensiones constitutivas de las representaciones sociales (actitud, opinión y campo de representación) que principalmente son el centro del estudio de las representaciones sociales (Páez, 1987). Sumado a esto, se realizó la identificación de sus elementos periféricos y de conexión con la sociedad, ya que el objeto social a estudiar -la paz- no proviene de la ciencia o de algún evento histórico sino que es parte de la imaginación cultural que se crea y se nutre de las condiciones sociales, como las situaciones cotidianas que reflejan una realidad aparentemente evidente (Rodríguez-Caporali y Sánchez, 1998).

Otra razón por la cual se eligieron las representaciones sociales para este estudio de la paz es la de estudiar a los educadores y analizar particularmente la paz bajo la identidad de “ser educador”. Esto permite comprender no sólo directrices y características de la educación para la paz sino también, incluir en una investigación de corte subjetivo, el enfoque colectivo y la comprensión de la realidad desde su construcción social, que es una característica de las representaciones sociales (Moscovici, 1991 citado en Araya-Umaña 2002). Puesto que en la relación de educador y paz no sólo existe un solo sujeto, también intervienen otros sujetos, que afectan la forma de percibirla.

Espiritualidad, valores y Fe

Otro aspecto que se estudió es la relación que existe entre la paz y la espiritualidad en los discursos de los educadores sociales. Analizar los diversos estudios y experiencias de la paz donde aparecen la fe y la espiritualidad como elemento latente que, además de difícil de abordar por sus características subjetivas y emotivas, plantea una complejidad desde lo ético y lo político, es decir sus implicancias, su historia y sus conexiones pueden afectar la opinión y el comportamiento de las personas y las instituciones. Al estudiar la relación de la fe y la paz dentro de un estudio articulado de las representaciones sociales de la paz, se buscó dar cuenta -hasta donde las técnicas lo permiten- de algunos interrogantes: ¿Cómo se materializan en estas experiencias la fe y la espiritualidad en la paz?, ¿Con qué valores, conceptos e ideas se relaciona? En fin, se buscó describir el comportamiento de la fe en la paz, explicando sus características y sus relaciones.

Detrás del concepto de fe existen diversos significados. En la investigación se trabajó el concepto de fe religiosa el cual hace alusión a creer en algo o en alguien que afecta la realidad en espera de su salvación (Mitchell, 1990). Es decir Dios, espíritus, universo, energía etc. que se articulan a la comprensión espiritual de las personas para su desarrollo y bienestar. Por otro lado, es importante señalar las diferencias con el concepto de espiritualidad que abarca a las personas seguidoras de las fes tradicionales, las personas independientes de estas, e incluso, a los no creyentes que, al igual de los grupos anteriores, viven y desarrollan una espiritualidad. Es decir, diversos autores (Frigerio 2016; Torralba, 2010; Velasco, 2003) entre otros, definen la espiritualidad como una dimensión del comportamiento humano que no es exclusiva de las religiones ni está adherida necesariamente a la fe religiosa. Concretamente, es vista desde un lugar "neutral" donde todos los humanos la poseen y la desarrollan en la medida de su contexto; informaciones y oportunidades provistas por su medio ambiente y que, como dimensión del comportamiento humano, está relacionada con nuestra biología y el desarrollo de inteligencias y habilidades. Como lo dice el autor catalán Torralba (2010) referenciando la inteligencia espiritual "(...) que nos faculta para preguntar por el sentido de la existencia, para tomar distancia de la realidad, para elaborar proyectos de vida, para trascender la materialidad, para interpretar símbolos y comprender sabidurías de vida".

A continuación (Figura 1) un esquema para ilustrar el concepto de espiritualidad:

Figura 1 Espiritualidad/Religiosidad 

La fe religiosa y la espiritualidad como elementos subjetivos intangibles, emocionales e imaginativos tienen manifestaciones variopintas, múltiples y sobre todo ilimitadas en existencia que son imposibles de cuantificar como conjunto. Por esto, fue pertinente limitar y acotar sus manifestaciones a los valores que la rodean y la expresan. Usar los valores éticos como universo limitado de significados para describir la fe y la espiritualidad permite no solo introducirlos a un mundo inteligible sino también posible de comunicar y estudiar. Para esto, se utilizaron principalmente los aportes del filósofo español Luis Jiménez (2014), quien resalta los valores como cualidades asignadas por "instituciones sociales" que en relación con el objeto, reflejan un sentido y unos intereses, y no se les entiende como verdades abstractas y exteriores las cuales hay que descubrir.

Paz, violencia y conflicto

Desde una primera noción se puede conceptualizar la paz como ausencia de violencia, no solo de guerra, la cual es solo una manifestación, sino como ausencia de las diferentes formas de violencias (Fisas, 1987). Articulado con esta idea, Galtung (1985) también vincula el concepto de violencia y conflicto, diferenciando dos tipos de paz: la paz negativa y la paz positiva, donde la primera, la más visible, es la ausencia de guerra o violencia directa y requiere un aparato militar que garantice la paz. Y la paz positiva, que está más oculta, que además de ausencia de la primera, se suma la ausencia de la violencia estructural y la violencia cultural con un elevado nivel de justicia social. En el mismo tenor están las denominaciones de Bonilla-Pardo (2006) al diferenciar las paces, una, desde un enfoque minimalista donde se atienden solamente las violencias directas y un enfoque maximalista, donde se busca reestructurar la sociedad para atender incluso las causas de las violencias.

Siguiendo este sentido amplio y más complejo del concepto de la paz, podemos nombrar el trabajo de Fisas (1987) que propone un análisis desde la cosmovisión holística de la paz, para ver y entender el mundo desde otra óptica de coexistencia y cooperación. Martínez-Guzmán (2000) trabaja el enfoque de la paz desde varias causas como también diferentes formas de conseguir la paz. Y desde un giro epistemológico, se encuentra la paz imperfecta de Francisco Muñoz (2001) que reivindica las diferentes expresiones de paz en coexistencia con los conflictos y sus intentos por resolverlos y prevenirlos. Por su lado, Dietrich y Sützl (2006) aportan una mirada general de los diferentes tipos de paz que facilitan la comprensión del concepto y con ellos, la construcción de un tipo de paz ideal.

En cuanto a la violencia, se recogen diferentes significados para sus diversos enfoques. Para Galtung“La violencia está presente cuando los seres humanos se ven influidos de tal manera que sus realizaciones efectivas, somáticas y mentales, están por debajo de sus realizaciones potenciales” (1995, p. 314), es decir que para alcanzar un objetivo ante la frustración se puede o no usar la violencia. Y esta puede ser directa, estructural o cultural y desde este sentido le llama a la violencia “la afrenta evitable a las necesidades humanas” (Galtung, 2003).

De una manera más genérica se asumió en el estudio la definición de violencia que propone el Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada de forma amplia, así: "(...) todo aquello que, siendo evitable, impide, obstaculiza o no facilita el desarrollo humano" (Muñoz y Molina, 2004, p. 263).

Es importante precisar también el concepto de conflicto que se usó para esta investigación, el cual está implícito en el análisis de la paz, la violencia, el poder, la estrategia y el estatus. Existen diversas definiciones del concepto: generalmente se le vincula con ideas de antagonismo, choque, competencia, disparidad, pugna, incompatibilidad, oposición entre otras similares como elemento esencial del conflicto entre partes, personas, grupos, o actores en general (Ayesterán, 1996; Fisas, 1998; Jares, 2001; Lederach, 2008).

Martha Burguet, clasifica los conflictos como: interpersonales, intrapersonales y sociales (Burguet, 1999). Del mismo modo, Ronald Fisher los ubica como conflictos intrapersonales y conflictos colectivos, y dentro de estos están lo interpersonales, los intergrupales, los intranacionales, los de índole internacional y mundial (Fisher, 1990). Por otro lado, Lewicki y Wiethoff clasifican los conflictos en: intrapersonal, interpersonal, intragrupal e intergrupal (Lewicki y Wiethoff, 2000). Es pertinente señalar la mirada de algunos autores que mencionan que los conflictos interpersonales, por lo general, tienen raíz en los problemas intrapersonales (Burguet, 1999; Roy, 1984), conexión de gran validez para los hallazgos de la investigación.

4. Hallazgos

Actitudes del educador de la paz

Las actitudes de los profesores en relación con el concepto de la paz y su rol como educadores de la paz están matizadas principalmente con valores de compromiso, solidaridad, comprensión, esperanza, respeto, sacrificio, satisfacción personal, bondad, entre otros. Estos valores reflejan un interés y una motivación extra con su trabajo. Este interés debe leerse en los marcos de referencia social, cultural y político donde más que un trabajo, a la educación para la paz le es atribuida la carga simbólica de ser un "servicio social" de alta importancia, por las condiciones de marginación y alta vulnerabilidad de niños y jóvenes en estos contextos. Labor que es asumida y resignificada desde la identidad de algunos educadores como una apuesta por lo trascendente, una colaboración con lo esencial y lo sagrado, de aquí su relación con lo religioso y espiritual que orienta a la formación del ser, exaltando valores esenciales y resignificando la tarea pedagógica, donde más que un trabajo, más que un aporte educativo, se le ve como un servicio espiritual. En este orden de ideas, las prácticas educativas para la paz pueden estar revestidas en gran parte de actitudes religiosas y espirituales, puntualmente por la búsqueda de la esencia, la trascendencia, la vitalidad y la sacralidad (Frigerio, 2016; Velasco, 2003). Estas actitudes condicionan la forma como el docente asume y percibe el acto educativo, identificándose con la bondad, la trascendencia y la transformación del ser, viéndolo más que un trabajo, como un aporte, un servicio espiritual. De ahí el sentido de expresiones como: "No voy a misa, mi trabajo es mi religión, me llena el alma".

Tendencia a significar la paz en los espacios micro

Con respecto a la dimensión de la información de las representaciones sociales de la paz, se notó la preponderancia con que se relaciona la paz con espacios micro más que con los espacios macro. Esto es un reconocimiento y una validación enfática de los significados de la paz desde las personas y entre las personas. En otras palabras, ésta se concibe principalmente como la paz positiva de Galtung (1985) donde no solo se llega a ese estado de bienestar y de paz por la ausencia de guerra, sino por el mejoramiento de las condiciones de bienestar de las personas. Similar también al enfoque maximalista de Bonilla-Pardo (2006) que comprende una paz compleja desde muchas causas e incluyendo las estrategias integrales para la estructuración de la sociedad que garanticen una paz estable.

Este énfasis interpretativo de la paz en los contextos micro puede deberse a su enfoque profesional y ocupacional propio de los educadores que los acerca a los escenarios micro y cotidianos de la paz y que, se dirige a las relaciones interpersonales, la convivencia, los valores éticos etc. Pero también se puede leer como desconfianza en la promesa de una paz mediatizada e idealizada en algunos sectores que contrasta con las huellas históricas de anteriores acuerdos de paz que ni trajeron fin al conflicto armado, ni cambiaron las condiciones de vida en los barrios. Esto se hace más evidente en el escenario actual donde los docentes en general sin estar en contra de los acuerdos con las FARC, miran con desdén su contenido ideal y prefieren creer más en los cambios que pueden hacer con "sus propias manos" a favor de la paz.

La diferenciación de tres tipologías de paz

Desde el discurso de los docentes se identificaron tres tipos de paz que dan cuenta de una semántica cotidiana, sencilla y práctica, propia de las representaciones sociales como simplificadores de la complejidad conceptual y estructural de las ideas de los educadores. Esta clasificación se realizó con base en diferentes aspectos que delimitaban y al mismo tiempo lograban describir las particularidades que cada paz tiene en relación con los conflictos, la violencia, los actores, el poder y la estrategia. Estas paces se denominaron así: Paz con Justicia Social, Paz para la Convivencia y Paz Personal. Y aunque resaltan las diferencias, estas paces se articulan, se construyen y deconstruyen mutuamente (Ver Tabla 1).

Tabla 1 Clasificación en tipologías de paz 

PAZ CON JUSTICIA SOCIAL PAZ PARA LA CONVIVIENCIA PAZ PERSONAL
1 Valores Dignidad, bienestar social, igualdad, justicia social. Respeto, convivencia, tolerancia, bondad, Equilibrio, amor, armonía, sacralidad.
2 Palabras claves Derechos, deberes, ciudadanos, contrato social. Libre albedrío, libertad de decidir, alteridad, convivencia, normas. Dios, sabiduría, divinidad, biología, trascendencia, conciencia, esencia, magia interior.
3 Actores Estado, gobierno, élites económicas, sistema político. Individuos, comunidades, Familias. Individuos.
4 Estrategias Uso del derecho, participación ciudadana, protesta social (Descendente). Legalidad, respeto a normas y leyes de la sociedad (Ascendente). Educación, justicia restaurativa, diálogo, respeto tolerancia. Oración, meditación, reflexión, rituales (Técnicas). sentido de trascendencia, búsqueda de la esencia, propósitos hacia la transformación del ser, el perdón (Actitudes).

Fuente: elaboración propia

Paz con Justicia Social

En primer lugar, la Paz con Justicia Social corresponde a la violencia estructural, el conflicto social entre las personas y la estructura (el sistema, Estado, las élites o gobierno). Se alude a una paz que se manifiesta en el bienestar económico, educativo, cultural, recreativo, de seguridad y de justicia de la mayoría de la población y no solo reducida a un sector. El poder se ilustra en una dirección vertical ya que el discurso y las personas se ubican desde arriba o desde abajo. En esta paz, subyace una relación asimétrica y de autoridad de acuerdo con el estatus que cada parte asuma en la situación de conflicto, así la estrategia para conseguirla puede ser ascendente "desde abajo": cumpliendo la norma, siendo legal, buen ciudadano, estando bien informado, pagando impuestos, o descendente "desde arriba": reclamando, protestando y exigiendo derechos (véase Figura 2).

Figura 2 Paz con justicia social  

Paz para la Convivencia

En el segundo grupo está la Paz para la Convivencia Pacífica: se refiere a la paz entre las personas, entre grupos de personas, corresponde a la violencia directa y la cultural; el conflicto interpersonal, intragrupal e intergrupal. Se reconoce en la cotidianidad de las personas, Se enfatiza aquí en la importancia de los valores en las relaciones humanas como el respeto, la tolerancia, la paciencia, la solidaridad entre otros. De todas las paces ésta es la más demandada, la más buscada por los educadores, es el objeto de análisis y de trabajo de los docentes. Incluida en los objetivos pedagógicos de su trabajo de forma transversal. La Paz para la convivencia pacífica construye para ellos -desde la formación en libertad- sujetos libres, autónomos, solidarios, capaces de buscar su desarrollo respetando el desarrollo de los demás. El poder se ilustra en dirección horizontal otorgando a cada parte o persona igual estatus, desde la condición de humanos y ciudadanos, sin jerarquías y con ello -como estrategia- entablar una comunicación abierta, clara y directa entre iguales favoreciendo la solidaridad, la empatía, la cooperación, la integración, la creatividad ante el conflicto, entre otros (véase Figura 3).

Figura 3 Paz para la convivencia  

La paz personal

La Paz Personal está en el tercer grupo de interpretaciones y representa uno de los hallazgos más relevantes de esta investigación. La Paz Personal emerge de la semántica de los educadores como una de las "condiciones" más importantes para lograr las otras paces. Es por este papel fundamental que la paz desde la perspectiva psicológica no puede ser ignorada e invalidada dentro del análisis de la paz y por ende, de los métodos para su consecución. Esta paz tiene características que permiten entenderla y denominarla de forma separada de otras definiciones de paz3.

La Paz Personal se entiende entonces como un bienestar interior, desde un nivel subjetivo, autopercibido, propio de un estar y un sentir (véase Figura 4). Da cuenta de un estado y una relación mental, emocional, psicológica consigo mismo que se caracteriza con valores de equilibrio y armonía, aspectos similares a la paz energética de Dietrich y Sützl (2006) -sin embargo son diferentes-. Se vincula al objetivo de un proceso de aprendizaje, de crecimiento personal desde la voluntad consciente, desde el "yo". Puntualmente, esta referencia un conflicto intrapersonal, pero no de orden patológico, sino como un "tema" que hay resolver. Aparece implícitamente articulado el concepto de violencia interior como parte del sistema de poder, las implicaciones simbólicas, y las estrategias posibles para alcanzar esta Paz Personal.

Figura 4 Paz personal 

El reconocimiento de la Violencia Interior

La Violencia Interior existe para los docentes como una marca que dejó el pasado, la huella de una experiencia traumática, un cúmulo residual de una o varias violencias que aún están pendientes por resolver al interior de las personas. Se presenta como un mal recuerdo, como un resentimiento, como un "dolor en el alma", que se manifiesta en sentimientos o actitudes como la rabia, deseos retaliativos, "sed de venganza", odio, impotencia, desprecio personal, culpa entre otros. Estos sentimientos y pensamientos pueden leerse como una violencia en la medida que atenta contra el desarrollo de la persona, impide su crecimiento personal y en efecto, desde la experiencia y el testimonio docente, puede ser mitigada, superada o acabada (Muñoz y Molina, 2004).

En cuanto a la estrategia para tramitarla, presenta un poder en dirección central, localizado en el propio sujeto, es decir, se focaliza en sí mismo. El poder está representado por la posibilidad de influirse y la capacidad de afectar lo que se siente y lo que se piensa. El sujeto es también el objeto de la paz y la relación conflictiva es con su pasado, con una parte subjetiva de la persona, consigo mismo, con una representación de su "self". Si bien las otras violencias pueden estar implicadas, vinculando otras experiencias, otros actores, saldar la violencia interior implica "hacer las paces" con esos recuerdos, sanar de alguna forma la "herida" emocional.

Esta forma de asumir el efecto de las otras violencias en una sola y de manera diferente tiene un valor sobresaliente para encontrar el perdón. En consecuencia, permite una despersonalización del acto violento original, cambiando el enfoque relacional del conflicto, reestructurando -en parte- el peso emocional de su situación de víctima, reconfigurando su marco simbólico y, permitiendo desde otro rol más libre y más activo poder afectar lo que se siente y se piensa de manera -casi independiente- de su relación con el victimario o situación violenta (véase Figura 5).

A continuación, un extracto de entrevista a modo de ejemplo:

"Es básico el perdón en el sentido que la persona logre de alguna manera reconciliarse, tanto como víctima como con el victimario. Que logre reconciliarse con esa situación que le está generando sufrimiento y diga: "bueno ya, la quiero soltar" y como que perdono esto, pero no quiere decir que olvido, ni que ahora tengo que decir porque te perdoné voy a ser tu mejor amigo, o voy a convivir contigo, me parece que eso es muy personal. Por ejemplo, una víctima puede decir te perdono, pero decir también, esto nunca lo voy a olvidar y no quiero tener nada que ver contigo, pero no busco esa revancha, ni busco esa venganza, ni busco hacerte sufrir, ni que eso me siga generando ese sufrimiento que no me permita vivir contigo, vivir en paz" (educador No. 04).

Figura 5 Esquema explicativo Paz Personal-Violencia interior 

El perdón, el valor más importante para la consecución de la paz

El perdón se presenta como el valor más importante -según los docentes- para la consecución de la Paz Personal y con ello las otras paces. Juega un papel fundamental en la ecuación estratégica para la educación para la paz. Al lograr perdonar "de corazón" apostándole a esa paz personal, se produce un desahogo emocional, una dilución o reducción del conflicto intrapsíquico, un "soltar" que favorece la aparición de nuevas perspectivas de vida, entornos más saludables y una pieza clave para la paz ya que rompe el bucle de la violencia, el deseo de hacer daño o la venganza retaliativa. En la Tabla 2 se pueden ver los resultados de la técnica de Tris Jerarquizados donde se analizan los valores.

Tabla 2 Jerarquización de valores como estrategia para la paz 

Puntaje de jerarquización de valores
Resultado máximo por valor 10 Resultado mínimo: 0.0 Participantes: 10
Número de entradas: 60 (6 por participante) Forma de presentación: de menor a mayor los menos importantes se tabularon como valores de función negativa.
Valor Puntaje Valor Puntaje Valor Puntaje Valor Puntaje
Prestigio -5 Redención -1 Utilidad 0 Generosidad 1
Santidad -5 Pureza -1 Eficiencia 0 Tolerancia 1
Belleza -4 Bondad -1 Humildad 0 Solidaridad 3
Pudor -4 Lealtad 0 Beneficio 0 Respeto 3
Misericordia -2 / 1 Templanza 0 Paciencia 0 Justicia 3
Éxito -2 Evolución 0 Prudencia 0 Verdad 4
Sacrificio -1 Sabiduría 0 Caridad 0 Amor 5
Piedad -1 Amistad 0 Honradez 1 Perdón 8

Fuente: elaboración propia

El papel nuclear de la fe y la espiritualidad para la paz

La Paz Personal tiene un papel vertebral en la tarea educativa para la paz. Así lo reconocen los educadores al relacionarla como un punto de origen para poder construir la paz para la convivencia que es donde mayormente se enfoca su trabajo. La Paz Personal la vinculan a una dimensión subjetiva, íntima, muy propia del ser, donde anidan los sentimientos y pensamientos que posteriormente serán proyectados en su interacción social. En esta dimensión la fe y la espiritualidad entran a escena como elementos claves para andar los caminos intrincados del perdón, para facilitar la comprensión de la propia historia de vida, para desarrollar valores como la fortaleza, la confianza, la esperanza, la compasión, entre otros.

La espiritualidad se identifica como una orientación pedagógica esencial por sus cualidades superiores en la búsqueda de valores trascendentes, por señalar propósitos conscientes y describir rutas a los aspectos más íntimos y vitales del ser, entre otras características.

Ésta también puede presentarse de manera consciente o inconsciente en los estudiantes y su relación con sus avances personales, rendimiento académico y laboral, procesos resilientes etc. Desde la óptica del educador, la espiritualidad puede articularse con la fe como creencia en alguien (Dios, espíritus) o algo (Energía, Naturaleza) y en dicha creencia se deposita la confianza de su salvación o su bienestar. La fe facilita al creyente entender su situación, soportar el dolor, perdonar a su victimario, calmar la angustia, entre otras cualidades contra la violencia, como también un camino espiritual que le permite acercarse a lo íntimo de su ser, a lo trascendental, a lo esencial.

Igualmente se identifican diversas actitudes religiosas y espirituales que no vinculan a la fe en relación a la paz. En esta medida, la fe puede o no estar presente en las actitudes y comportamientos espirituales. Así, ésta se concibe como "muy importante" para el desarrollo de la Paz Personal y demás paces, pero no como única vía. Ejemplo: "Yo opto por enseñarles una espiritualidad por fuera de lo religioso, ahora, ¿ellos deciden no? si me copian o no (...)" (educadora No. 05).

La dirección negativa de la fe y la espiritualidad para la paz

Si bien la fe y la espiritualidad pueden ser un camino para la paz, los docentes también reconocen que sirven para el camino de la violencia. Esto se relaciona con la actitud pasiva que pueden tener los estudiantes/beneficiarios al esperar mejorar sus condiciones de vida sin hacer lo suficiente para que sucedan los cambios hacia la paz. Se conecta con una actitud perniciosa, facilista y lacónica al esperar sin tramitar y al creer sin comprometerse, lo cual impide un avance personal, y contribuye a un estancamiento de las potencialidades humanas y con ello, a la inamovilidad de sentimientos y pensamientos negativos que producen las violencias.

De una manera más explícita la fe y la espiritualidad se ven implicadas en la promoción de las violencias desde el uso de rezos, de oraciones y de amuletos que soportan la violencia en el imaginario de los victimarios, encomendándose a sus respectivos santos para robar, matar y salir ilesos de la perpetración. Característico de los pandilleros, pero también en los grupos armados. Cabe resaltar que estas ideas religiosas difícilmente pueden desligarse de la espiritualidad en la medida en que se presentan como parte de un sistema de creencias culturales que intervienen entre su subjetividad y la realidad en el propósito de dar sentido a su existencia, buscar su propio bienestar y trascender sus condiciones y situaciones de vida. A continuación, un ejemplo:

Los muchachos que yo tengo cuando van a matar se echan la bendición, los muchachos cargan la virgen del Carmen, los muchachos tienen rezos. Un pelao (chico) que yo que tengo en mi grupo que dice que ha asesinado a una o dos personas, lo primero que te lleva aquí es la cruz, me tiene que ir bien, dice (educador No. 08).

Por otro lado, también identifican los entrevistados la promoción de las violencias desde algunas instituciones religiosas. Estas intenciones parten generalmente de interpretaciones subjetivas y distorsionadas que los beneficiarios hacen de las doctrinas, pero también se perciben instituciones religiosas que han favorecido la violencia simbólica y cultural produciendo culpa, vergüenza, odio e incluso, la violencia directa como es el caso de santos, credos y oraciones donde se alienta, facilita y reproduce explícitamente la muerte y el daño a otros.

Resalta la diferencia de cómo las personas en la sociedad interpretan la espiritualidad atribuyéndole a priori valores positivos. No obstante, la espiritualidad refiere a una dimensión del comportamiento humano como lo es igualmente la dimensión social, corporal, comunicativa, sexual entre otras. Y por lo tanto, todos los humanos viven y desarrollan esa dimensión hacia diferentes orientaciones, despertando menores o mayores habilidades, presentando menor o mayor inteligencia que otros en relación con su medio, sus oportunidades, sus referencias, su cultura, etcétera.

La fe y la espiritualidad en el rol educativo para la paz

Los docentes interpretan como fundamental integrar la espiritualidad a los procesos educativos y de acompañamiento pedagógico y psicosocial. Se materializa desde una orientación pedagógica transversal, que logre favorecer el crecimiento personal, la interpretación de su realidad, la superación de condiciones adversas, el procesamiento creativo de los conflictos, el rastreo de rutas a la esencia personal, entre otros. La participación en estos procesos educativos se entiende generalmente por los educadores principalmente desde un enfoque de pedagogías cognitivas, desatendiendo o ignorando en cierta medida, pedagogías para el desarrollo de habilidades y capacidades emocionales que han sido desarrolladas en las últimas décadas.

Los docentes consideran de vital importancia para la educación de la paz, el respeto y la comprensión a los estudiantes. Son valores que permiten crear un contexto de libertad, igualdad y reconocimiento, facilitando el surgimiento de identificaciones positivas, procesos resilientes y articulaciones a nuevas y mejores dinámicas de vida. Ésta es una de las razones por las cuales los educadores marcan con importancia el respeto por la fe de los estudiantes, sus dioses, sus credos y sus creencias. Teniendo cuidado de no afectar con su propia fe religiosa el proceso educativo. Se valora la posibilidad que el estudiante/ beneficiario encuentre sus propios caminos a su desarrollo desde una orientación no autocrática, sesgada o coartante.

5. Conclusiones y reflexiones finales

Resaltan como características más destacadas de las representaciones sociales de la paz las actitudes de compromiso, empatía, comprensión y respeto por estudiantes. Predominan actitudes que lleven al desarrollo personal en independencia y en autonomía para la búsqueda de "sus propios caminos" sin imponer ideas, modelos, credos.

Existen principalmente tres tipologías de paz que organizan las representaciones que hacen los educadores. La Paz con justicia social, la Paz para la convivencia y la Paz Personal. Este esquema de categorización de la paz difiere de otros frecuentemente utilizados en el campo académico, pero resulta pertinente ya que permite aportar elementos para el análisis de la paz dando cuenta un sistema de interacciones semánticas de la cotidianidad y del lenguaje de las personas revelando así, características y significaciones de una paz autopercibida en relación con una paz fáctica, permitiendo de esta manera su estudio y aplicación en la práctica educativa.

En esta clasificación se resalta la Paz Personal que hacen las personas consigo mismas, connotando la presencia de un tipo de violencia interior que se desprende de las otras violencias pasadas y adquiere aspectos propios permitiéndole definirla como diferente y demandando un señalamiento particular. La Violencia Interior da cuenta de una violencia que entra en otro esquema de educación para la paz, otra dimensión de abordaje del conflicto permitiendo de este modo comprender como influye la espiritualidad en su dilución y en la promoción de la paz.

La fe y la espiritualidad juegan un papel vital para el abordaje de la Violencia Interior y el logro de la Paz Personal. Para tramitar mejor los conflictos en las relaciones personales, para facilitar procesos resilientes, despertando actitudes de No violencia, validando a las personas como actores, sujetos determinados por sus acciones, siendo un factor clave para el perdón, una de las actitudes y valores fundamentales para la paz desde la óptica de los docentes.

Reflexiones finales

"La paz empieza por ti" se dice por doquier como slogan sensibilizador o imperativo moral que pretende señalar el papel fundamental que tienen las personas como protagonistas de la paz, no obstante, esta invitación, por más que se repita, por más que se pregone desde los sermones, desde las canciones emotivas o desde las arengas políticas no deja de ser exhortación pálida e ineficaz al demandar el compromiso y la voluntad de los sujetos, pero al mismo tiempo, reproducir un papel pasivo y victimizante de las personas. Es necesario reconocer en los sujetos el poder resiliente que tienen de afectar sus sentimientos y sus pensamientos; esa capacidad de influir en las propias emociones e interpretaciones juega un papel valioso en la solución de los conflictos y las reducciones de las violencias.

Los docentes creen más en una paz real, evidenciada en las personas, en las calles de los barrios, y menos en la paz proyectada en las pantallas. Hay una reivindicación de los espacios micro para la construcción pacífica y real del tejido social. Se mira con desdén los discursos de la paz, sin cambios reales en las casas, en el diario vivir de las personas. Se evidencia el cansancio de fórmulas, acuerdos y teorías para la paz que han sido infértiles: luego la opción obligada es mirar para otro lado y seguir nuevas rutas para enseñarla, quizás más hacia el interior de cada persona.

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4Artículo derivado de la investigación del mismo nombre, dirigida por Jorge Ordoñez, presentada para optar por el título de Master en Educación de la Universidad de San Andrés, Buenos Aires, Argentina. Tesis exaltada con la mención de “Distinguida”

1Trabajador social, Especialista y Master en Educación. Profesor de la Universidad del Valle.

2Asignación realizada a discreción por las instituciones en virtud de la mayor antigüedad y experiencia como educadores.

3 Frente a la escasa bibliografía sobre la misma se planteó una conceptualización.

Recibido: 30 de Julio de 2018; Aprobado: 13 de Noviembre de 2018

Autor de correspondencia:Jorge Luis Rentería-Restrepo. Universidad del Valle, Cali, Colombia. Correo electrónico: renteria.jorge@correounivalle.edu.co

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