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Prospectiva

Print version ISSN 0122-1213On-line version ISSN 2389-993X

Prospectiva  no.31 Cali Jan./June 2021  Epub Jan 01, 2021

https://doi.org/10.25100/prts.v0i31.10888 

Editorial

Presentación: Reflexiones sobre desafíos al publicar sistematizaciones

Presentation: Reflections on challenges when publishing systematizations

Rosa María Cifuentes-Gil1 
http://orcid.org/0000-0003-4084-9589

1 Instituto Especializado de Estudios Superiores Loyola. San Cristóbal, República Dominicana. Correo electrónico: investigacionbta@gmail.com.


Prospectiva, Revista de Trabajo Social e intervención social de la Universidad del Valle en Colombia, aporta desde las ciencias sociales y humanas, a académicos, profesionales y organizaciones, espacios de confianza para publicar sus trabajos y visibilizar la producción de conocimientos en diferentes modalidades: artículos derivados de investigación -incluida la sistematización de experiencias-, que por su potencia y pertinencia permiten conocer dinámicas, procesos sociales y de intervención.

Este número 31 cuyo tema central es la Sistematización de Experiencias , incluye 20 artículos sobre temas vigentes y de interés: 14 de sistematización1 y 6 de investigación convencional, así como las páginas Editorial, de Artista invitado, y Presentación. Con esto se responde a las pautas editoriales y a las exigencias de publicaciones de alta calidad del sistema nacional e internacional de ciencia y tecnología. Actualmente, en los contextos académicos mantener la clasificación de las revistas, implica atender las exigencias de evaluación y medición, a la vez que resguardar las apuestas editoriales y criterios académicos.

El Covid 19 tomó los cuerpos de algunos de nuestros autores y de personas que quisieron escribir y por ello, no lo lograron; estuvo latente en la producción del número, en nuestros miedos, entornos, desafíos y logros. El resultado al cierre del 2020, permite hacer un balance sobre sistematización y vislumbrar cómo se está sistematizado y comunicando.

El siguiente cuadro Tabla 1 sintetiza procedencias y afiliaciones de quienes nos vinculamos al proceso editorial en el tema central, desde 39 instituciones universitarias y 13 organizaciones de 10 países. Las dobles afiliaciones y nacionalidades de algunos participantes, dan cuenta de los procesos de globalización.

Países Articulistas Evaluadores
Universidades Organizaciones Universidades Otros
Colombia De Caldas Pedagógica Nacional Del Valle Mariana Rafael Núñez, Institución universitaria Antonio José Camacho Unimonserrate Javeriana Nacional UNAD Fundación Universitaria Juan de Castellanos De San Buenaventura Libre Corporación Talentum, independiente, Centro Zonal ICFB, Pastoral Personería Iglesia cristiana UNODC; Corporación PROSEDEH De Caldas Del Valle Nacional Pedagógica Nacional Salle Santo Tomás De los Andes, Católica del Oriente, Uniminuto Corporación universitaria Juan de Castellanos Corporación universitaria Antonio José Camacho Universidad de la Salle
Chile De Valparaíso De la Frontera De la Santísima Concepción Santo Tomás De Atacama Católica Tecnológica Metropolitana De Valparaíso
Argentina Nacional de Cuyo Nacional de Rosario Nacional de San Juan Nacional de Córdoba, Nacional de San Juan, CONICET
México Nuevo León Guadalajara Tamaulipas Comisión de mejora de educación
Perú San Marcos Organismo Nacional de salud
Brasil Unisinus
Costa Rica CEAAL Red Alforja
Salvador Red Alforja
España De Zaragoza De la Rioja
República Dominicana Instituto Especializado de Estudios Superiores Loyola

Fui convocada como editora invitada, experiencia desafiante que gustosamente acepté, agradeciendo la confianza académica, a la que espero corresponder, al aportar en este tema, por el que hace más de 25 años he apostado, convencida de su potencia, vigencia y pertinencia desde la educación y el Trabajo Social. Apoyar la edición del número 31 fue la posibilidad de construir y compartir diálogos abiertos, respetuosos y fecundos con integrantes del Comité editorial, en particular con la Editora, congénere y colega María Teresa Rincón, lo que me permitió re-cordar (pasar por el corazón) el rigor y compromiso que implica publicar en la Academia.

La editora y yo nos sintonizamos en acompañar a los autores a cualificar sus textos para publicar el mayor número de artículos de calidad: proceso que implica invitar, motivar, recibir, revisar, evaluar, retroalimentar, para afianzar los productos escriturales que inspiraron diálogos fecundos y construcción académica, con argumentos desde la trayectoria editorial, de autores y evaluadores, en beneficio de la calidad de los artículos a publicar, así como del número en su conjunto, buscando posicionar y aportar para publicar reflexiones, informes, resultados de sistematización como modalidad de investigación con el fin de contribuir a la sociedad a abrir y ampliar concepciones sobre lo “científico” en ciencias sociales y humanas.

Visibilizar la sistematización de experiencias en Trabajo Social, en Ciencias humanas y sociales, fue el mayor reto, pues las revistas definen estructuras y expresan consensos respecto a artículos de investigación. Para sistematización es necesario abrir e instituir caminos que permitan incluirlos y reconocerlos; implica apostar estratégica y responsablemente por construir convergencias, visiones dialógicas, trascender disyunciones, polarizaciones y estigmatizaciones entre diversos tipos y lugares de construcción de conocimientos, saberes, sentires y sentidos (sentipensares). Es una intencionalidad dilemática en concepciones clásicas, racionalistas y formalistas de ciencia y tecnología, para trascender “epistemicidios” por la subestimación de “ciertos tipos de conocimientos”: las ciencias sociales que heredamos -las disciplinas, las metodologías, las teorías y los conceptos- hoy no dan cuenta de nuestro tiempo adecuadamente... se requiere la reconstitución profunda de las ciencias sociales con las que hemos vivido en los últimos 150 años; una nueva teoría de la historia que dé cabida a muchas experiencias sociales que hoy son marginadas, desacreditadas, silenciadas, por no corresponder a lo que, en el momento es consonante con las monoculturas del saber y de la práctica dominante (De Sousa, 2010).

Desde apuestas de Trabajo Social en diálogo disciplinar, inter, pluri, transdisciplinario buscamos aportar para visibilizar, posicionar e instituir la sistematización como forma de investigación en el campo de la ciencia y la tecnología, sin desnaturalizarla o desvirtuarla; compartimos la comprensión sobre su potencia disruptiva e indisciplinada (Parola y Linardelli). Además, puede aportar a producir conocimientos y saberes desde las prácticas, de disciplina interventiva y como proceso desde la intervención profesional colectiva, acompañar y profundizar la capacidad de recuperar saberes y producir conocimientos desde las prácticas (Chiaveta y Goldar).

Recorrimos y les invito a recorrer este laberinto: en modo plural, pues re-conozco los diálogos con editores, con los textos de autores y evaluadores, para construir rutas comprensivas y aportar pistas sobre esta complejidad.

  • Entrar al laberinto buscando aportes para legitimar la sistematización de experiencias en el Trabajo Social, en Ciencias sociales y humanas, teniendo en cuenta que varios tipos de investigación social cualitativa no son reconocidos, situación que genera desventaja a investigadores y académicos en estos campos.

  • Explorar el laberinto, penetrarlo, recorrerlo, perderse en su complejidad, ubicarse en detalles de sujetos autores-actores y contextos; construir relaciones, comprensiones, sintetizar hallazgos, identificar matices, tendencias, diferencias, discusiones, reflexiones que nos permitan una orientación. En el recorrido encontramos argumentos potentes, consistentes y novedosos, cuya calidad pasa por la de sus actores-autores, trayectorias y desarrollos en el mundo académico. Leemos reflexiones teóricas, discusiones de carácter epistemológico y frutos de sistematizaciones en Iberoamérica: Colombia, Chile; Argentina, México y España.

  • Buscar salidas: los articulistas nos aportan en sus escritos los hilos de Ariadna, para salir del laberinto; se instituyen como interlocutores de apuestas y propuestas, con reflexiones, pertinentes, incisivas, novedosas, que permiten conocer y comprender recientes y relevantes avances, así como construir sentidos para tejer diálogos sobre categorías, procesos, desafíos y proyecciones.

La metáfora del laberinto (Cifuentes-Gil, 2018b) como símbolo de complejidad cognitiva, aporta para construir archipiélagos de certezas en mares de incertidumbres; a situarnos frente a la historia como aventura que construimos; a comprender el presente como potencialidad contradictoria; a romper la concepción lineal del tiempo (articular pasado y futuro); ver la historia como producto y como historicidad producente, contribuir a hacer de la utopía un referente de conocimiento que permite documentar y aportar para construir nuevos tiempos, miradas, diálogos y horizontes de discusión e interacción y enriquecer comprensiones, (Morin, 2002) para rescatar procesos de razonamiento dialéctico como sujetos potenciados que se reconocen en su historicidad y concreción incompleta (Zemelman, 1998).

Rutas y pistas desde los artículos

La página editorial (Cifuentes MR) nos ubica en un recorrido desde la historia del Trabajo Social, sus fines, el debate profesión-disciplina, para comprender la Sistematización como puente entre la intervención y la investigación, así como algunas condiciones necesarias para la formación profesional en este campo.

La revisión de artículos y algunos conceptos de evaluación, evidencian visiones diversas, tensiones sobre opciones y tendencias en la sistematización que inciden en lo que se avala y se cuestiona; es necesario comprender contextualmente la configuración de intenciones de autores en ámbitos, según las condiciones en que sistematizan, la frágil institucionalización media al ponderar dificultades y alcances; la inquietud sobre la utilidad y el valor del saber producido, puede asociarse a la posición y condiciones de quienes sistematizan, en márgenes de ámbitos académicos, institucionalizados, de producción de conocimiento, por fuera de financiamientos, al concluir horarios laborales, a contramano de las exigencias asistenciales y sujetas a la voluntad de sus protagonistas (Parola y Linardelli).

Encontramos una fuente de polarización de argumentos sobre la Sistematización como investigación; al parecer, resonancias de la dictadura en Chile incidieron en instaurar visiones en que se privilegia lo teórico y metodológico; los breves tiempos en el desarrollo histórico de la Sistematización, atravesados por contextos sociopolíticos adversos, han detenido avances y retrasado su consolidación; se plantea que si un equipo académico no reconoce con pertinencia el valor de la práctica, no puede comprender plenamente la importancia de fortalecer la sistematización como parte del repertorio del colectivo profesional (Castañeda y Salamé). Aún se reconocen, en menor proporción, visiones asociadas a la sistematización como organización de información, como fase y proceso de la intervención.

Ratificamos que es indispensable vincular los horizontes políticos y sentidos fundacionales emancipatorios de liberación, desde las ciencias sociales críticas: el Trabajo Social reconceptualizado, la tradición y desarrollos de la Educación Popular Latinoamericana, la IAP, las formas comprometidas y emancipadoras de producir conocimientos (Chiavetta y Goldar), para reivindicar la sistematización como modalidad -propuesta investigativa emergente- metodología de investigación participativa, interpretativa, crítica (Torres, Goldar, Chiavetta, Parola, Linardinelli, Ortega, Sepúlveda, Jara). Así mismo, afianzar posturas éticas de apuestas por el cuidado de la vida, disposición a colaborar en construir capacidades protagónicas con personas vulnerables, espacios de solidaridad y equidad, en que somos sujetos de una historia que queremos realizar (Jara). Esto implica deconstruir las relaciones de poder, redefinir lo político para comunitarizar acciones de resistencia, generar tiempo-espacio grupal para procesos de la interpretación crítica y análisis de experiencias (Ortega), conjugar pesimismo de la razón con optimismo de la voluntad (Gramsci, 1975), construir esperanza crítica (Freire, 1993) potenciadora (Zemelman, 1998).

Encontramos argumentos sobre la potencia de la subjetividad y subalternidad como constitutivas de la construcción de conocimientos sobre y desde las prácticas; vislumbramos vías para trascender la subvaloración: liberarnos de la subjetividad gobernada, generar subjetividades propias, desarrollar capacidad de agencia, autonomías emancipadas, enunciarnos de forma alternativa (Ortega); comprender la carencia como potencia (Goldar, Chiavetta, Parola, Linardinelli), desarrollar el sentipensar (Sepúlveda- Jara), integrar trabajo y vida, pues el trabajo intelectual forma el carácter; permite usar la experiencia, examinarla e interpretarla; requiere imaginación sociológica y hábitos de buena artesanía que posibilitan desarrollar pasión por el conocimiento y la escritura (Wright-Mills, 1998). La epistemología feminista del punto de vista aporta sobre potencialidades de la “experiencia” al producir conocimiento dejando de lado perspectivas androcéntricas. Rescatar la importancia y peso de intervenciones en la vida cotidiana de sectores populares latinoamericanos, revisar cómo hemos construido vínculos con personas, organizaciones e instituciones con que trabajamos; niveles de relación y confianza; de tensión, contradicción o problemas (Jara).

Necesitamos comprender cómo se configura el campo profesional y disciplinar de Trabajo Social como espacio de relaciones objetivas, estructuradas y estructurantes, constrictivas y habilitantes de prácticas y procesos de representación (Giddens) en interacciones; desenmarañar reglas y formas de poder (Grassi, 2007) de ser y estar; recuperar las utopías, proyectar teorías dinámicas y polisémicas; promover acciones sociales desde vivencias cotidianas de protagonistas al servicio de las personas, colectivos y pueblos, para garantizar derechos, combinar acción y creación “Creacción”,“resistencia creactiva”, desde la consciencia constructiva de realidad, formas “alter-nativas” de praxis social, para deconstruir relaciones de dominación e inequidad (Ortega-Senet, 2015). En este horizonte conviene vincular intervenir, reflexionar y transformar (Parola y Linardelli), triangular teórico-metodológicamente las categorías supervisión, sistematización e intervención en lo social (Meschini, 2018), reconocer y potenciar la dimensión intercultural, deconstruir, trascender dicotomías popular-académicas: universidad como afuera y barrio como adentro, centro-periferia, dentro-fuera (Chiavetta y Goldar).

Tenemos que asumir la responsabilidad de proyectar procesos disciplinares, de investigación y formación como extensión crítica, vinculación, responsabilidad social desde el mundo académico que se vincula respetuosa y democráticamente con diversos entornos sociales. Esto implica desde la Academia prepararnos para cuestionarnos, para ser permeados por los procesos y dinámicas de sistematización de experiencias; acoger opciones y formas de auto observación, desarmar prejuicios, integrar diversidad de espacios sociales, teoría y práctica, agenciar procesos de formación que permitan generar experiencias significativas, potenciadoras, transformadoras, aportando al espíritu colaborativo y reflexivo (Ortega).

Cuestionar desde los contextos académicos el neoliberalismo: allí también se han estrechado los espacios de reflexión, escritura y circulación con la perspectiva de revistas indexadas en sistemas tecnocráticos y positivistas de ciencia y tecnología. Afrontamos desafíos en la gestión educativa para emprender caminos contra hegemónicos (como la sistematización, los manuales, los blogs, las revistas y bibliotecas virtuales, entre otros, de libre acceso al conocimiento y la discusión) con escrituras más pertinentes y acordes con las situaciones y realidades contextuales.

Desafíos y recomendaciones

Es desafiante comunicar la densidad y complejidad de las experiencias; más aún, construir una propuesta de estructura para compartirlas, sin afectar su diversidad, pluralidad y creatividad. Al revisar la heterogeneidad de artículos -informes sobre experiencias de sistematización o derivados de sistematización- reflexionamos, problematizamos y aportamos para sugerir sobre la estructura y desarrollo de artículos, con el ánimo de seguir publicando sistematizaciones, respetando la diversidad de contextos, apuestas, profesiones y disciplinas, sin desconocer los estándares establecidos. En tal sentido propongo:

  • En el título, presentar de forma explícita el contexto geográfico, temporal, categorial. Se puede ubicar un subtítulo, lo más claro posible. Se trata de experiencias situadas, ubicarlas permite trascender la idea de tratados sobre un tema.

  • Introducción: describir la intención y estructura del contenido, anunciar otros asuntos importantes.

  • Contexto: Puede estar en la introducción o en un apartado específico inicial. Es fundamental dar cuenta del dónde, cuándo, con quiénes, las categorías de actor y conceptuales. Conviene, en “situaciones delicadas”, cuidar la presentación de información polémica, confidencial: usar categorías de caracterización, más que nombres, respetar prevenciones, posiciones, reservas, si mencionar nombres puede generar sensibilidad, reacciones, tomar decisiones en torno a proteger identidades. Orlando Fals Borda decía que a veces hay que demorar la presentación de resultados; conviene preguntarnos qué tanto la gente está preparada para escuchar, se ha abonado el camino para recibir sin prevención; también es necesario sensibilizar para asimilar nuevos conocimientos, con sus potencialidades; contextualizar históricamente el momento. Al respecto conviene reflexionar desde la ética del cuidado y sobre los límites del cuidado.

  • Descripción o reconstrucción de la experiencia, el proyecto, la propuesta. En la reconstrucción, presentar la periodización (inicio, desarrollos, estado actual) y línea del tiempo (representación gráfica sobre la periodización).

  • El proceso metodológico desarrollado para sistematizar: precisar tipo de sistematización, momentos, técnicas, participantes. Es importante reconstruir y formalizar el proceso, su carácter participativo, las condiciones para el desarrollo, como mediadoras del conocimiento que se construye.

  • Interpretación, hallazgos, reflexiones, aprendizajes. Se responde a la intención de construcción de conocimiento con la sistematización, se hacen evidentes reflexiones sobre el eje de la sistematización, las categorías clave, se confronta con otras experiencias. Es en este lugar donde se retoman aportes de textos, autores, intertextos, para “comprender la experiencia” y sus proyecciones.

  • La conclusión: Dado que se busca integrar artículos de sistematización como modalidad investigativa, cumpliendo lineamientos de revistas como Prospectiva, este componente es requerido en relación con la construcción de conocimiento derivado del proceso, como cierre en el que se plantean inquietudes, abren discusiones y se puede hacer recomendaciones para potenciar la experiencia sistematizada u otras afines. Es fundamental hacer explícito cómo mejorar la experiencia a partir de los aprendizajes construidos.

El intento de “dar forma” a los artículos es contrario al espíritu de la Sistematización; no obstante, es importante comprender que no se trata de usar formatos para “evitar pensar cómo comunicar la dinámica y procesualidad”, para “rellenar informaciones”, pues las experiencias, densas, intensas, complejas, trascienden las categorías con las que se describen e interpretan y los formatos para comunicarlas; es fundamental mantener los horizontes de concepción, necesidades de comunicación; así mismo, considerar que la variabilidad afecta la calidad y evitar que la estandarización “mate” la concepción, la pasión por construir conocimiento sobre, desde y para las prácticas.

Simultáneamente, es necesario construir propuestas de evaluación, de publicación de sistematizaciones, criterios plurales, flexibles y a la vez rigurosos para definir si una sistematización corresponde a modalidad de investigación.

Por otra parte, apostar por la democratización del conocimiento, implica reconocer el uso de lenguaje incluyente, a la vez que las normas gramaticales y formas de la lengua castellana. En el proceso evidenciamos tensiones en torno a la inclusión como apuesta política, ante formas (no instituidas) de visibilizar la diversidad y pluralidad de géneros y a la mujer. Desde la corrección de estilo se plantearon opciones como escribir un pie de página manifestando estas situaciones.

Abordar temas emancipatorios, necesarios en lo social, en Trabajo Social, genera disyuntivas instituido/ instituyente: el sistema de ciencia y tecnología, la academia de la lengua, son instituidas; los procesos sociales emergentes, los de sistematización, son instituyentes. En el proceso mantuvimos el horizonte de construcción dialógica y negociación, para el posicionamiento y proyección de la sistematización. Compartimos la idea de Florence Thomas: la liberación de las mujeres pasa por el lenguaje y por la escritura. Las mujeres han escrito para liberar la vida y para trazar líneas de huida (CanalCapitalBogota, 2018).

Salir del laberinto implica construir condiciones favorables para transformar siglos de opresión:

  • Históricas: articular planteamientos epistemológicos y metodológicos, mediados por la ética, desde la que integramos las visiones contextual, ideológica, política inherentes en los procesos de intervención, sistematización y comunicación; trascender la lógica técnica e instrumental de la racionalidad moderna (Carr y Kemmis, 1984). La actual sociedad del conocimiento y el capitalismo cognitivo, constituyen escenarios y condiciones inminentes desafiantes (Vélez, 2003). Sobre el carácter crítico de las experiencias, conviene considerar la inspiración Freiriana de promover la denuncia y el anuncio.

  • Sociales: aportar al reconocimiento institucional de la escritura, su circulación, socialización, para consolidar conocimientos colectivos, con otros profesionales y usuarios; interpelar condiciones de la división social del trabajo, del sistema efectista empresarial y lógicas de estandarización en las universidades.

  • Individuales: aportar a la formación y el ejercicio profesional para entender cómo la mediación entre motivaciones personales y subjetivas incide en la práctica discursiva.

Escribir posibilita reflexionar sobre la intervención que desarrollamos, contextos, problemáticas, procesos, horizontes y desafíos que emprendemos, visibilizar conocimientos y saberes construidos, consolidar autonomías (Cifuentes-Gil, 2018a). Potenciar la lectura y comprensión de la realidad nos hace actores, intérpretes, narradores y enunciadores de múltiples comprensiones. Aporta a configurar profesionalidad en el Trabajo Social y conocimientos particulares, situados, perspectivos. Escribir desde nosotros, Colombia, América Latina, permite construir memoria e historia, responsabilidad indelegable e intransferible, como dispositivo de poder y de saber. La escritura incide en procesos de construcción de conocimiento desde nuestras prácticas, desde la autorreflexión, empoderamiento y consolidación de la autonomía profesional, en vincular lo privado y lo público; reestructurar la conciencia.

Escuchar y escribir son actos gemelos que conducen a crear. El conocimiento no es el resultado de la aplicación de unas reglas científicas sino un acto de inspiración cuyo origen me es vedado pero cuya responsabilidad me es exigida. La creación esconde la utopía. La aspiración a un mundo nuevo y distinto que puede ser tanto más real cuanto más simple. Las cosas suelen no estar más allá sino más acá… crear es el movimiento de la vida... todo esfuerzo encaminado a conocer debe aspirar a crear, que es, al fin y al cabo, un acto ético (Molano-Bravo, 2020, p. 303).

Por lo dicho, la dimensión estética también es fundamental en los procesos de sistematización; permite integrar las subjetividades, la visión corporal, afectiva, simbólica implícita en los procesos de construcción de conocimiento pertinente, relevante y significativo.

Concluyo esta presentación valorando positivamente el abordar como tema central la Sistematización de experiencias lo cual constituyó un escenario y condición de posibilidad para con-versar y aportar a su legitimación, desde el ámbito académico del Trabajo Social, las Ciencias sociales y humanas. Nos permitió sintonizarnos con quienes creen en esta alter-nativa de construcción de conocimiento. La respuesta rigurosa y solidaria de autores y evaluadores, ratifica que éste es un campo de investigación social en la educación popular latinoamericana, que ha conquistado otros campos de acción social, educativa e investigativa; una metodología incorporada en la formación profesional y avanzada, reconocida como metodología de investigación social (Bradury, 2017) en programas de extensión universitaria y como base para la formulación de las políticas públicas (Torres).

Reconocemos diversos alcances de la Sistematización, asociados a intenciones y a contextos en los que ésta se desarrolla. No toda sistematización es investigación. Desarrollar sistematización como investigación cualitativa de las prácticas implica procesos rigurosos de construcción y comunicación de conocimientos, en y desde las lógicas de la procesualidad social.

Hemos avanzado en instituir el tema, decantado reflexiones que permiten vislumbrar un momento histórico instituyente de la sistematización de experiencias y nuevas alternativas de investigación social cualitativa. Esperamos que este Número permita seguir sembrando argumentos, discusiones y comprensiones para cualificar la formación y la implementación de la sistematización de experiencias, como alternativa de empoderamiento y construcción de nuevos mundos. Así mismo, motivar a quienes están sistematizando, a compartir los frutos de sus trabajos en esta modalidad. Agradecemos a autores y evaluadores, y al equipo editorial, su actitud proactiva y sus rigurosos aportes para lograr la calidad y potencia de este número.

Finalmente, la presentación del Artista invitado al Nº 31 de Prospectiva, el colectivo Marrano de Barro, nos evidencia que las subjetividades, la representación gráfica, artística, desde el hemisferio derecho, dan cuenta de la cultura, lo histórico, político, lo simbólico. La estética mediada por la ética, constituyen otras opciones legítimas, pertinentes y necesarias de construcción de conocimientos, saberes, sentires y poderes transformadores dignificadores, que permiten sensibilizarnos para restituir nuestros derechos y la paz que necesitamos y merecemos. Es tarea de todos y cada uno de nosotros, cada día. Sin prisa, pero sin pausa, neutralizar el pesimismo de la razón con el optimismo de la voluntad

Referencias bibliográficas

Bradury, H. (Ed.). (2017). The Sage Handbook of Action Research. London: Sage publications. [ Links ]

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Notas:

1Como insumo para el tema central del número recibimos 28 artículos sobre Sistematización. La mayoría de los autores participantes en los 14 trabajos publicados están vinculados con organizaciones de carácter académico.

Recibido: 24 de Diciembre de 2020; Aprobado: 26 de Diciembre de 2020

Autor de correspondencia: Rosa María Cifuentes-Gil. Instituto Especializado de Estudios Superiores Loyola. San Cristóbal, República Dominicana. Correo electrónico: investigacionbta@gmail.com.

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