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Prospectiva

Print version ISSN 0122-1213On-line version ISSN 2389-993X

Prospectiva  no.36 Cali July/Dec. 2023  Epub July 25, 2023

https://doi.org/10.25100/prts.v0i36.12642 

Artículos

Locura, rebelión y sobrecarga: recorridos de vida de mujeres ancianas líderes de comunidad en México

Madness, rebellion and overload: Life journeys of elderly women community leaders in México

Gabriela Aldana-González1 
http://orcid.org/0000-0002-2602-3353

Tania Gabriela Lima-Robles2 
http://orcid.org/0009-0003-9885-2737

1 Universidad Nacional Autónoma de México. Tlaxcala, México. Correo electrónico: galgounamfesz@gmail.com

2 Casa de día “Luis Munive Escobar”. Tlaxcala, México. Correo electrónico: taniagmizanin@gmail.com


Resumen

Este artículo recupera historias de vida de mujeres mayores que fungen como líderes en grupos de ancianos de las comunidades de Ixtenco y Panotla en el estado de Tlaxcala, México. Ello permitió comprender los retos a los que se enfrentaron para posicionarse como líderes. Asimismo, se ubicaron las acciones que realizan actualmente al coordinar sus grupos, las cuales son imágenes de un envejecimiento activo y saludable. Para ello se utilizó la metodología cualitativa, como técnica principal las historias de vida y también un acercamiento etnográfico a la cotidianeidad de las mujeres líderes dentro de sus grupos en el periodo de mayo del 2021 a marzo del 2022.

Esta investigación mostró que las mujeres ancianas líderes durante su curso de vida se enfrentaron a obstáculos, sobre todo relacionados con la construcción de género, para erigirse como líderes y ser calificadas como locas y rebeldes ante el sistema dominante patriarcal, corporeizado en los mandatos sociales de sus comunidades: las mujeres madres-esposas. Sin embargo, el impulso personal junto a las experiencias educativas, determinaron una necesidad de cambio en la construcción del género, favoreciendo así dirigir la vida hacia experiencias de liderazgo, los cuales siguen persistiendo en una posición actual de líderes de grupos de personas envejecidas en sus comunidades. Al mismo tiempo, está presente el fantasma del desgaste por la sobrecarga al buscar cumplir con sus actividades familiares y comunitarias. Sin embargo, estas mujeres nos enseñan que en la vejez se puede seguir siendo activo, participando políticamente en comunidad, así como generando y continuando con proyectos personales y grupales.

Palabras clave: Liderazgo; Líder; Mujeres mayores; Envejecimiento; Vejez

Abstract

This article recovers life stories of older women who serve as leaders in groups of elders in the communities of Ixtenco and Panotla in the state of Tlaxcala, Mexico, which allowed us to understand the challenges they faced to position themselves as leaders. Likewise, the actions they currently carry out when coordinating their groups were located, which are images of active and healthy aging. For this purpose, qualitative methodology was used, with life stories as the main technique and also an ethnographic approach to the daily life of women leaders within their groups in the period from May 2021 to March 2022.

This research showed that the elderly women leaders during their life course faced obstacles, mostly related to gender construction, to set themselves up as leaders and to be qualified as crazy and rebellious before the dominant patriarchal system, embodied in the social mandates of their communities: women mothers-wives. However, the personal impulse together with the educational experiences, determined a need for change in the construction of gender, thus favoring to direct life towards leadership experiences, which continue to persist in a current position of leaders of groups of aging people in their communities. There is the specter of burnout due to overload as they seek to fulfill their family and community activities. However, these women teach us that in old age it is possible to continue being active, participating politically in the community, as well as generating and continuing with personal and group projects.

Keywords: Leadership; Leader; Older women; Aging; Eld

1. Introducción

En todo el mundo, las personas viven más tiempo que antes. Hoy la mayor parte de la población tiene una esperanza de vida igual o superior a los 60 años. Para 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más y para el año 2050, la población mundial de personas en esa franja de edad se habrá duplicado (Consejo Nacional de Población [CONAPO], 2010). Estos datos nos muestran que el envejecimiento representa un triunfo para la humanidad, pues nunca antes se había tenido la esperanza de vida que hoy se está alcanzando y nunca antes tanta población había logrado envejecer como grupo. No obstante, el incremento poblacional representa también grandes retos.

Envejecer se entiende como el “proceso gradual y adaptativo, caracterizado por una disminución relativa de la reserva y respuesta biológica, debida a las modificaciones morfológicas, fisiológicas, bioquímicas, psicológicas y sociales” (Mendoza-Núñez, 2015, p. 14). Este proceso no es lineal, ni uniforme, a su vez es también individualizado, es decir, cada persona envejece de manera diferente debido a factores como la herencia genética, el lugar en el que crece y vive, sus conductas y hábitos, etc. Asimismo, existen modos de envejecer diferentes para cada cultura, sociedad e, incluso, grupos sociales.

Un fenómeno que se destaca es la feminización del envejecimiento. En 2015 la esperanza de vida al nacimiento de los hombres fue de 72.3 años y 77.7 años en las mujeres. Para 2030 las proyecciones demográficas muestran 74.6 años para los hombres y 79.4 años para las mujeres (CONAPO, 2010). A pesar de que, como muestran los datos, las mujeres viven mayor cantidad de años respecto a los hombres, no siempre significa que vivan en mejores condiciones.

Tal como señalan Arber y Ginn (2005), no es lo mismo envejecer siendo mujer que siendo hombre. Ello debido a sus trayectorias personales, emocionales y profesionales, como a las implicaciones en las tareas de cuidado y sostenibilidad de la vida. Las mujeres enfrentamos desventajas instauradas históricamente por la construcción de género, las cuales se ven incrementadas al envejecer (Romero-Fuentes y Dulcey-Ruiz, 2012). Por mencionar algunas desventajas que padecen las mujeres mayores se destacan: menores niveles de educación asociados a estereotipos que privilegiaban la asistencia escolar de los niños sobre las niñas, lo que conlleva a menores oportunidades de incorporarse como fuerza laboral calificada, mayor riesgo de sufrir pobreza en la vejez a causa de las menores oportunidades para incorporarse a trabajos remunerados y la imposibilidad de acumular ahorros debido a la carga del trabajo doméstico no remunerado que obstaculizó su inserción en el mercado laboral, menor acceso a la propiedad de recursos productivos, de vivienda y de salud, etc. En algunos otros casos las mujeres a lo largo de su vida han sido despojadas de su estatus político y social ante la emergencia de una fuerza juvenil y/o varonil que pugna por el poder, convirtiéndolas en un objeto o instrumento para incrementar el poder del hombre, normalizando una estructura que produce y reproduce la desventaja social, política y económica para las mujeres (Bordieu, 2000).

Además de las desventajas socio-culturales, históricamente instauradas por motivos de género, se les agregan otras relacionadas con la edad, pues aún hoy en día prevalecen visiones negativas acerca del envejecimiento, la vejez y las personas envejecidas cargadas de prejuicios y estereotipos hacia este sector de la población (Martínez-Maldonado et al., 2013; Rodríguez-Daza, 2011). De esta manera, las mujeres mayores pueden verse en una doble discriminación, por ser mujeres y por ser viejas.

Sin embargo, la presencia de los colectivos organizados de personas ancianas refleja una forma particular de envejecer, que trasciende y confronta las visiones estigmatizantes por ser mujer y por ser vieja. La figura de liderazgo encarnada en el rol de dirigente social ya sea, en el rol de presidenta, secretaria o tesorera, surge en la organización de los colectivos, pues son elegidas para guiar y representar los intereses y objetivos colectivos, tanto dentro como fuera de la organización (Olivares-Vera, 2019).

El liderazgo y participación comunitaria son elementos fundamentales en los procesos de empoderamiento de las mujeres, permitiéndoles incidir cada vez más en los espacios donde se toman las decisiones, demostrando(se) que ellas también son parte importante de la comunidad y sus aportaciones deben ser tomadas en cuenta (Escobar et al., 2019 y Vázquez-Luna et al., 2013). En el caso de las mujeres mayores, sus saberes y discursos favorecen la participación y el fortalecimiento de la identidad de la comunidad ya que perciben las actividades comunitarias como oportunidades para socializar y aprender. Características como la capacidad de diálogo y escucha permiten interactuar con los otros y buscar el bien común, asimismo, estas actividades sociales en la vida de las personas mayores son un ejemplo notable de empoderamiento pues generan cambios socio políticos, igualdad e inclusión y promueven un envejecimiento más activo (Agulló-Tomás et al., 2019; Erazo-Caicedo et al., 2014). Las mujeres envejecidas son reconocidas por sus habilidades de liderazgo debido a su presencia contundente y asentada, su capacidad para liderar activamente los procesos de la vejez, de manera horizontal, más informal pero efectiva, presentando un tipo de liderazgo compartido y transformador (Agulló-Tomás et al., 2019).

Observamos entonces los beneficios que tiene para los grupos y las comunidades el ser liderado por una mujer anciana. Sin embargo, los procesos que las mujeres viven para lograr esta posición de poder público son complejos, por una parte se ubican obstáculos, pues ser mujer-líder vieja es un acto subversivo al modelo social patriarcal-capitalista que determina las relaciones de poder entre los géneros, así como las sanciones cuando se rompen los estereotipos asignados (Lagarde y de los Ríos, 2005), pero por otro lado, las características que han desarrollado las mujeres: cuidadoras y altruistas, posibilitan generar procesos de confianza en las comunidades, facilitando así su posición política y la toma de decisiones a favor de los colectivos (Kuromiya, 2018). En una sociedad que vive una transición demográfica hacia sociedades cada vez más envejecidas, en donde predomina la feminización de la vejez, y que al mismo tiempo enfrenta procesos oscilantes entre la resistencia y la transición a la deconstrucción del género, resulta relevante el comprender los entramados sociales y personales que se intersectan en la construcción del ser mujer-anciana-líder dentro de los colectivos de personas ancianas para develar los procesos que transita una mujer a lo largo de su vida, las luchas a las que se enfrentan y las formas de resolverlas, hasta llegar a vivirse y reconocerse en su proceso de liderazgo durante la vejez.

2. Metodología

Durante el periodo de mayo de 2021 a abril de 2022 se realizó un acercamiento etnográfico a tres grupos de personas ancianas ubicados en dos municipios del Estado de Tlaxcala, México: Panotla e Ixtenco. Seguimos a estos grupos por dos motivos: el primero es el antecedente de otro proyecto de investigación que vislumbraba antecedentes de organización liderados por mujeres envejecidas (Aldana-González y García-Gómez, 2022) y segundo, por ser los primeros grupos que comenzaron a reunirse después del proceso de confinamiento generado por la pandemia COVID-19 y accedieron a participar en el proyecto. Estos grupos se caracterizaban por reunirse de forma permanente tres veces a la semana para la práctica del deporte, la actividad física o la danza. Una característica que los distingue es el liderazgo, asignado a una mujer envejecida la cual organiza y coordina las actividades propias del grupo “desde dentro”, así como también representa y gestiona actividades del grupo “hacia afuera” las cuales los vincula con otros grupos, instituciones y comunidad en general.

Se utilizó la metodología cualitativa la cual se refiere a la “investigación que produce datos descriptivos: las propias palabras de las personas, habladas o escritas, y la conducta observable” (Taylor y Bogdan, 1984, p. 20). También se puede definir como “la concentración teórica y metodológica entre los significados personales y sociales, las prácticas individuales y culturales, y el entorno material o contexto” (Ulin et al., 2006, p. 4).

En esta investigación utilizamos la etnografía como un enfoque para el abordaje de la investigación social, que fue elegida por presentar distintas ventajas: la primera se refiere a documentar lo no-documentado, permitiendo ir hacia el fondo de lo familiar y lo cotidiano de los grupos que no han tenido el poder y los privilegios para mostrar su voz y su realidad fácilmente, como son las mujeres envejecidas. La segunda es que ubica el papel de la descripción como el punto de partida y de llegada en la comprensión de la realidad a partir de una “descripción densa” (Geertz, 1973). Para ello, la persona etnógrafa, como sujeto social, requiere experimentar directa y prolongadamente la cotidianeidad en una localidad, logrando recoger los datos y hacer un proceso analítico-interpretativo, lo que permite construir conocimiento, al reflexionar sobre el sentido y la orientación de lo investigado (Rockwell, 2009).

A partir del proceso etnográfico, se logró recuperar la cotidianeidad y el significado de los encuentros dentro de los grupos. Para ello se utilizó la técnica de observación participante (Taylor y Bogdan, 1984). Además de ello, para profundizar en el proceso de construcción de ser mujer-envejecida-líder se recuperaron los Relatos de vida. Para ello se realizaron 2 sesiones de entrevista con duración de 2 horas en el periodo ya señalado con cada una de las líderes, buscando un diálogo interactivo entre entrevistadora y entrevistadas, con el fin de obtener un testimonio asistido acerca del proceso vital de la persona (De Garay, 2013). Se buscó recuperar la narración de lo vivido, con su origen y desarrollo, con progresiones y regresiones, con contornos sumamente preciosos y sobre todo con sus significados (Chárriez-Cordero, 2012).

El objetivo fue buscar el entendimiento del fenómeno social, desde la visión del actor, tomando en cuenta “el significado afectivo que tienen las cosas, situaciones, experiencias y relaciones que afectan a las personas” (Chárriez-Cordero, 2012, p. 51). A continuación, se describen los grupos y se profundiza en el recorrido vital de las mujeres que les permite actualmente liderar grupos de personas envejecidas.

El primer grupo está ubicado en Panotla, a 2 kilómetros de la Capital de Tlaxcala. Este grupo está conformado por alrededor de treinta personas mayores, hombres y mujeres de entre 50 a 80 años, la mayoría de ellos profesores jubilados de educación básica y educación física. Ellas y ellos se reúnen tres veces a la semana en el deportivo denominado “El Ranchito”, para practicar el deporte de Pelota Tarasca, que es un juego de origen prehispánico y que en los últimos años ha cobrado popularidad entre los grupos de personas envejecidas del centro y el norte de México. Este grupo lo coordina Concepción Cervantes o Conchita como le llaman.

El segundo grupo también pertenece a la comunidad de Panotla, es el grupo de Danza Xiadani, integrado por 20 mujeres mayores quienes se reúnen para ensayar en el deportivo Bicentenario de la comunidad, ellas se presentan públicamente representando bailables típicos de zonas de México, bailando alrededor del estado de Tlaxcala, así como de otros estados de la República e incluso llegando a representar a México en encuentros internacionales. Marina Jiménez es la líder de este grupo.

El último grupo es Nueva Esperanza, ubicado en el Municipio de Ixtenco, señalado como el último recinto Otomí de Tlaxcala, por conservar aún la lengua originaria, las tradiciones y costumbres. Este grupo está encabezado por las señoras Carmen Durán y Blanca Domínguez, conformado por 30 personas mayores de 60 años, la mayor parte de ella mujeres con una escolaridad escasa, dedicadas al hogar, al comercio y a las labores del campo, quienes se reúnen tres veces a la semana para realizar actividad física, también participan activamente en celebraciones de su comunidad como son actividades culturales y religiosas principalmente.

Dado el contexto de la pandemia por COVID-19, se realizaron algunos ajustes en la recuperación del trabajo etnográfico y las historias de vida, las entrevistas iniciales se realizaron vía remota, las entrevistas posteriores fueron en vivo. De manera paulatina los grupos se reencontraron, el grupo de Pelota Tarasca reinició actividades en agosto de 2021 y es en noviembre del mismo año, que el grupo de Ixtenco regresa a las actividades presenciales. El grupo que no regresó al encuentro en vivo, durante el periodo etnográfico fue el de Danza Xadani.

3. Hallazgos

Cada una de las rutas de vida que siguieron nuestras entrevistadas, dan cuenta de los elementos que confluyen en sus vidas, logrando posicionarse en papeles públicos y protagónicos de su comunidad. Cada una y todas a la vez, muestran su aportación a los significados de ser mujer-líder y vieja.

3.1 La historia de Concepción Cervantes

Originaria del municipio de Panotla, Tlaxcala, Conchita, como la conoce todo el pueblo, fue la menor de cinco hermanos. Ella siempre tuvo gusto por practicar deportes, desde su niñez en la escuela practicaba básquetbol y voleibol, y con sus hermanos y vecinos jugaba afuera de su casa:

Corríamos por toda la calle como chivos, agarrábamos las cuatro esquinas que están ahí donde vivo y jugábamos béisbol con una pelota de papel envuelta en trapos para que pesara y si no teníamos un palo, encontrábamos un palo, pues con la mano, pero a correr todo el cuadro en béisbol, unas sudadas sabrosas. (Conchita, comunicación personal, 6 de abril del 2022, Panotla)

En su juventud emigró junto con sus hermanos mayores a la Ciudad de México para estudiar en la universidad donde se graduó como contadora. De vuelta en Tlaxcala, Conchita trabajó en DICONSA por 25 años. En sus propias palabras, ella menciona que ya tenía en ella eso de formar grupos, porque en la empresa organizó grupos de básquetbol con los muchachos que se reunían a jugar, incluyendo a sus hijos y a los amigos de sus hijos, siendo ella y su esposo los que los organizaban y entrenaban:

Fuimos varias veces campeones en el basquetbol empresarial, y luego también organicé el de voleibol empresarial y nos íbamos a jugar precisamente a la Universidad Autónoma de Tlaxcala y alguna vez sacamos buenos lugares porque eran bastantes empresas las que se enfrentaban, también hicimos un torneo regional aquí en Panotla. (Conchita, comunicación personal, 6 de enero del 2022, Panotla)

Ella destaca que organizó un equipo de voleibol de mujeres, cuenta con mucho entusiasmo la vez que jugaron en la inauguración de la zona militar de Panotla, ganándole al equipo de voleibol de las esposas de los militares:

Ganamos y hasta salimos en el periódico, que habían estrenado sus canchas las mujeres de los militares pero que les ganamos… siempre, siempre me ha gustado formar grupos. (Conchita, comunicación personal, 6 de enero del 2022, Panotla)

Su liderazgo en grupos siempre se ha caracterizado por organizar, aparte de lo deportivo, algunos convivios con el objetivo de unir más a los miembros de sus colectividades, ya sea en los diferentes días festivos o religiosos, como solo por el simple hecho de pasar un momento juntos y compartir:

En la empresa siempre los organicé para que hiciéramos la misa del 12 de diciembre, hiciéramos intercambio de regalos, hiciéramos el día de muertos, poner las ofrendas… no sé por qué me gustó hacer eso y siempre hacía los papelitos y los repartía yo y ya no les preguntaba si querían “toma tu papel”, “toma tu papel y dime que te tocó para que te anote” y “tú vas a traer las naranjas, las jícamas” lo que les tocará…hubo compañeros fallecidos y los organizaba yo para que les hiciéramos su misa, para que los recordáramos, y luego por ejemplo cualquier cosa que “ya no hemos hecho nada, vamos a hacer unos chilaquiles y vamos a convivir” ya no más por convivencia (empieza a reír) sí, fui loca. (Conchita, comunicación personal, 6 de enero del 2022, Panotla)

Cuando Conchita narra cada una de estas experiencias, en la organización de actividades deportivas, se nota la emoción y motivación que le generó lograr que sus planes se convirtieran en realidad.

Destaca la manera en que la maestra Conchita se nombra: “Fui loca”. Pues ella con sus acciones desde la niñez y hasta la actualidad, rompe con el estereotipo de sumisión y pasividad, lo cual se considera una acción irreverente al sistema patriarcal, hasta por la propia protagonista. La única forma de justificarlo es la locura. Cada vez más las mujeres están dejando de vivir los hitos de la feminidad, encontrando nuevas formas de vida. La evaluación social es rígida, y a aquellas mujeres que se atreven a cambiar se les define como enfermas, incapaces, raras y locas (Lagarde y de los Ríos, 2005). A Conchita la locura le permite liberarse del cautiverio de la subalternidad en la sociedad patriarcal. Entonces ella coordina a los grupos, organiza los torneos, gana los partidos, genera convivencias y logra que se consolide el sentido de pertenencia y los procesos de apoyo mutuo: genera comunidad. Todas esas actividades volcadas hacia la actividad de liderazgo en los espacios públicos, visibilizando la presencia de las mujeres en el ámbito deportivo, recuperando este espacio como propio, lugar público en donde ella-mujer es líder y protagonista de sus propios proyectos de vida. La locura le permite libertad y creatividad para ser líder en su comunidad.

Además de la ruptura con el estereotipo de género su liderazgo se puede comprender desde lo propuesto por Olivares-Vera (2019):

La práctica de liderazgo desencadena efectos a nivel social e individual, particularmente mediante el aprendizaje o fortalecimiento de nuevas habilidades que aumentan la percepción de confianza en sí mismas. En este sentido, el apoyo de la comunidad constituye una influencia positiva a nivel psicológico en el ámbito del autoconcepto y la autoestima, los cuales se convierten en una vía importante para el bienestar individual, y que a la vez crea las bases para la superación de temores e inseguridades que alberga la posición de liderazgo. (p. 86)

Marchioni (2007), comenta que, en todo proceso de desarrollo comunitario, existen diferentes actores que pueden impulsarlo. Uno de ellos son los ciudadanos, particularmente una coordinadora o alguien que represente a la población. La participación es un elemento que destaca en el interés por generar y realizar proyectos en Conchita, lo cual favorece que se comparta más allá de un espacio físico, se comparte un significado colectivo de identidad y sentido de pertenencia y una vinculación emocional (Montero 2004, citado en Rojas-Jara et al., 2018).

Su liderazgo en el grupo de Pelota Tarasca de Panotla comenzó cuando ella se jubiló de DICONSA a los 63 años. Un día acude al deportivo el Ranchito para acompañar a sus nietas en un curso de verano, allí observa a un grupo de personas mayores jugando cachibol, eran personas conocidas, del pueblo, que sabían el gusto por el deporte de Conchita, por lo que la invitan a jugar, ella acepta y comienza a practicar y reunirse con ellos varias veces a la semana. Pasa el tiempo y al hacer un cambio en el dirigente del grupo, estos la nombran a ella. Así es como empieza a dirigir al equipo y las prácticas, así como la gestión de la participación en diferentes torneos. Es hasta que participan en un evento nacional de cachibol en la Ciudad de México en el año 2013, que descubren el deporte de la Pelota Tarasca:

Yo ya traía al grupo de cachibol y entonces a todos -los miembros del equipo- los jalo a que jueguen este deporte -pelota Tarasca- y se hace el equipo de Tarasca en Tlaxcala. (Conchita, entrevista recuperada el 6 de abril del 2022, Panotla)

A partir de entonces y hasta la fecha practican la pelota Tarasca aproximadamente 15 mujeres y 20 hombres, la mayoría de ellos con más de 60 años de edad. Aunque también se han integrado personas adultas de 50 años y más e incluso algunos jóvenes de entre 20 y 30 años. Solamente la pandemia por COVID-19 interrumpió la práctica del deporte por un año. Sin embargo, Conchita convocó el regreso en mayo del 2021, también organizó el 4to. Evento Nacional de la Liga Mexicana de Pelota Tarasca proponiendo ella misma que la sede fuera en su comunidad Panotla, mismo que se realizó entre los días 17 al 19 de marzo de 2022, con más de cincuenta equipos de pelota tarasca conformados por personas mayores de los diferentes estados de la república.

La organización de este evento, como de todos los que ha organizado, implicó un esfuerzo mayúsculo por parte de la Maestra Conchita, pues tuvo que hacerse cargo de la gestión, la organización deportiva, la organización administrativa y la organización del convite a todos los invitados. Sólo que en esta ocasión el esfuerzo era recibir a 58 equipos de todo el país, aproximadamente 300 personas. Se recuperaron diferentes momentos del proceso previo y durante el evento. La cantidad de tiempo, esfuerzo y dinero invertido por la maestra Conchita fue inconmensurable.

Estamos con el grupo de pelota tarasca, comienzan a platicar de la organización del evento, la maestra Conchita comenta que ya casi todo está listo… saca sus hojas, ella escribe a mano los nombres de los equipos, cuántos integrantes son de cada uno, y está empezando a pensar el rol de juegos del torneo, considerando que son 58 equipos, a calcular la duración de cada partido, la cantidad de partidos posibles por cada día, ella comenta: “ si se juega por equipos 5 o 3 veces al día, entonces no alcanzan 2 días, deben de ser 3, todo está en pensar la organización. (Observación recuperada 2 de marzo 2022, Deportivo “El Ranchito”, Panotla, Tlaxcala).

Durante la inauguración del evento se observa la atención total de la maestra Conchita en los detalles del evento, aunque es un evento macro, todos los equipos reconocen el liderazgo de la maestra Conchita, ella no se detiene, sigue coordinando, atendiendo, convidando:

...empieza el desfile de todos los equipos, los nombran en el micrófono y avanzan dando un círculo en las 3 multicanchas que conforman la explanada provisional, para llegar otra vez a donde estaban formados. Al final de la marcha de los equipos, los equipos se empiezan a atorar y la maestra Conchita se para en medio de 300 o 400 personas y les empieza a decir a todos que se recorran, sigue coordinando a la gente, pero en macro, ella es la que organiza. Es un mundo de gente, la multitud la reconoce y le obedecen.

...Desde ese momento ya estaban ubicados los comales, los anafres, los canastos llenos de quesadillas, de papas con longaniza, esquites, tamales y atole…todos los que realizaron ese trabajo son familiares de la maestra Conchita, desde los niños hasta sus nueras, sus nietos, sus hijos, toda la familia, venían hasta uniformados…durante la comida ella coordina el servicio, la gente se arremolina, es demasiada, hay un momento en que ella se pone a servir. La gente se acerca y le sigue preguntando de los juegos, al mismo tiempo le preguntan “¿dónde nos hospedamos?”, ¿Quienes serán los árbitros? ¿A qué hora vamos a jugar? ¿Me puede servir más atole? Ya para entonces la maestra Conchita está agotada. (Observación recuperada 17 marzo 2022, en la inauguración del Encuentro Nacional de Pelota Tarasca de Adultos Mayores en Tlaxcala, Deportivo “El Ranchito”).

Las observaciones anteriores nos permiten analizar los efectos simultáneos del liderazgo en las mujeres envejecidas, por un lado, logran ser reconocidas y respetadas por la comunidad cercana y extensa en la que participan, pues ejercen su liderazgo de forma responsable, entregado, dedicado y organizado, lo cual hace que los grupos la sigan, reconstruyendo los espacios públicos como espacios próximos para la comunidad, resultado del liderazgo de mujeres (Alfonso-Gallegos et al., 2017). Sin embargo, al mismo tiempo se observa un proceso de sobrecarga de la persona líder, pues parece que la responsabilidad central del bienestar colectivo recae en ella, ampliando ahora su labor polifuncional de cuidado en casa a la comunidad, incluyendo la inexistencia de horarios y honorarios (Olivares-Vera, 2019). Proceso simultáneo que expone la delicada línea que se vive entre el bienestar colectivo e individual de las mujeres-ancianas-líderes de comunidad.

3.2 La historia de Marina Jiménez

Nacida en 1941, originaria del municipio de Panotla Tlaxcala, Marina toda su vida estuvo inmersa en el mundo de la danza, sus padres y hermanas también fueron y siguen siendo bailarines. Su padre tenía un grupo de Huehues o como comúnmente se les conoce “camadas”, esta es una danza característica de los estados de Tlaxcala y Puebla, que se origina en el siglo XVII, como burla hacia la forma de vestir de los hacendados, debido a que la gente pobre de ese tiempo no podía asistir a sus fiestas, por lo tanto, era una manera de burlarse de ellos (Reconociendo México, 2021).

Mi papá es el que organizaba una camada, casi fue de las primeras camadas, porque no había muchas y fue de las primeras camadas que integraron a mujeres, porque antes bailaban hombres vestidos de mujer. (Marina, comunicación personal, 19 de mayo del 2021, Panotla Tlaxcala)

En esas primeras camadas donde participaban mujeres bailaba Marina, quien fue fuertemente criticada por las personas del pueblo por atreverse a hacer algo que en ese entonces era una actividad exclusiva para los hombres, siendo ella de las primeras mujeres que abrió brecha para que otras se animaran a bailar. Hoy en día es normal que hombres y mujeres de todas las edades sean partícipes de este baile, en el que año con año, en el llamado Carnaval, las camadas salen a las calles a bailar. Incluso Marina junto con sus hermanas llegó a formar una camada:

Mi hermana y yo organizamos la camada infantil, fue la primera camada infantil aquí en Panotla. (Marina, comunicación personal, 19 de mayo del 2021, Panotla Tlaxcala).

En esta narrativa se vislumbra que Marina, al igual que Conchita, se enfrenta a la rigidez social que excluye a las mujeres de la participación protagónica en la comunidad. Su rebeldía tiene una consecuencia: la crítica social, como una vía directa de violencia simbólica que le hace sentir que ha pasado la línea de la naturalización social de las estructuras de dominación vigentes (Bordieu, 2000). Marina se enfrenta a ellas y participa en el mundo de lo público. Este enfrentamiento rebelde le posibilita fortalecerse en su decisión de estar presente en la vida pública, y además de participar comienza a abrir espacios para la participación de otros grupos excluidos del protagonismo público: involucrando a otras mujeres, así como a niñas y niños. Son hitos de libertad que le permiten posibilidades de búsqueda y de construcción propia y colectiva gratificantes (Lagarde y de los Ríos, 2005).

Marina estudió la escuela normal y después comenzó a trabajar como maestra, a pesar de ello siguió involucrada en el baile, pues en su profesión los maestros antes eran los que ponían los bailables a los niños. Perteneció al grupo de baile de la Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala (USET):

Tenía yo como 40 y tantos años, porque antes de empezar con el maestro Adán estuve en el grupo de danza del sindicato, en el grupo de danza de la USET. (Marina, comunicación personal, 19 de mayo del 2021, Panotla Tlaxcala)

Tiempo después con unas amigas se integra al grupo de danza Xiadani. Este grupo se caracteriza por que la mayoría de sus integrantes son personas envejecidas y se llevaban a cabo los ensayos en Tlaxcala capital. Es en un evento del día de las madres cuando las invitaron a bailar en Panotla, el presidente municipal de ese entonces les brindó un espacio, un maestro y algunos materiales que ellas necesitaban.

Debido a los años de ella en el grupo (más de 30 años) y por considerarla una de las fundadoras, Marina logró el reconocimiento de sus compañeras y la confianza para nombrarla líder del grupo desde hace 20 años:

Marina, mi compañera es fundadora de este grupo, el grupo ya tiene muchos años. (Susana, comunicación personal, 19 de mayo del 2021, Panotla)

Al ser entrevistada se le cuestionó: ¿cómo llegó a ser la líder, la representante? o como sus compañeras dicen “quien las saca a flote” Al respecto ella mencionó.

...por la confianza, yo pienso de ellas, porque hubo un tiempo en que dejé de serlo… como unos dos años ¿verdad? fue otra compañera, pero pues.... desgraciadamente la compañera ya no siguió participando y de nuevo dijeron “pues tú” “tú que ya lo sabes” “tú…que tienes los conocimientos de cuando hay algún evento, conoces la biografía del grupo” por eso pues yo. (Marina, entrevista recuperada el 19 de mayo del 2021, Panotla)

Con la narrativa anterior se reafirma lo dicho por Rojas-Andrade (2013): “el líder surge de acuerdo con contextos particulares de la historia de la comunidad en los cuales sus habilidades y estilo resultan apropiados para resolver un problema y dirigir a los miembros de la comunidad” (p. 70), también lo señalado por Olivares-Vera (2019), “de acuerdo a los conocimientos y experiencias, quien posee un saber ante un aspecto en particular asume espontáneamente el liderazgo ante una determinada actividad” (p. 75), pues dado las habilidades y conocimientos previos de Marina en la danza, su compromiso y amor por el baile es que sus compañeras comienzan a reconocerla como su líder.

Además, el grupo confía en su dirección, le asignan el cargo porque se sienten seguras de sus decisiones cuando se trata de organizarlas, de comunicar hacia el exterior la identidad del grupo. Ello favorece un ambiente de confianza y certeza. Tal como menciona Circado-Torres et al. (2015) “los líderes transformadores desarrollan además sólidos vínculos con los demás miembros de la comunidad, quienes a su vez le corresponden con intensa simpatía y cariño” (p. 54), pues las demás integrantes de su grupo siempre se expresan bien de Marina, demostrando el aprecio, la cercanía y la confianza que le tienen.

3.3 La historia de Carmen Durán

Doña Carmen, como la conocen en Ixtenco, fue hija de padres campesinos, estudió la primaria y la secundaria también en Ixtenco. Su madre siempre tuvo la preocupación de que sus hijos estudiaran y no fueran como ella:

Siempre escuchaba a mi mamá que decía que ella no sabía leer ni escribir, pero ella no quería que sus hijos fueran igual que ella, siempre decía “mi cabeza parece maraña, pero yo no quiero que mis hijos sean así, porque yo cuando voy a algún lugar, haga de cuenta que soy ciega, porque veo las cosas, pero no sé qué dicen. Entonces yo no quiero que ustedes estén así, sino que ustedes sepan por dónde van y sepan lo que van a hacer” entonces mi madre siempre fue la que nos impulsó, también mi papá, pero mi mamá fue la que nos impulsaba a que estudiáramos, a que fuéramos a la escuela y todo entonces por eso a mi me dieron ganas de seguir y de seguir y de seguir. (Carmen, comunicación directa, 25 de abril del 2022, Ixtenco)

La madre de Doña Carmen vislumbra en la educación un rayo de luz para sus hijos, en medio de la maraña que la ciega. No nos dice el origen, pero este impulso de la madre, es un acto de rebeldía para las mujeres. La educación la significa como el acto de poder ver la luz, de poder ver y entender el mundo, decidir su propio camino y conocer las razones de sus decisiones. Cuestiona la reproducción patriarcal (Bordieu, 2000). Este impulso de la madre genera un punto de quiebre en la historia de vida de Doña Carmen, pues entonces ella decide seguir estudiando.

Cuando termina la secundaria, estudia en Tlaxcala capital la carrera técnica de enfermería, más tarde un post técnico en Administración de servicios de enfermería y posteriormente hace la Licenciatura en Enfermería y Obstetricia. Comenta que siempre le gustó ver por la gente, convivir con las personas y apoyarlas.

Por ello, siempre ha trabajado con personal, al titularse como enfermera comenzó a trabajar como responsable de módulos en la región de Apizaco Tlaxcala, donde su función era visitar comunidades. En la ciudad de Huamantla trabajó por alrededor de 38 años hasta jubilarse con 68 años de edad. A lo largo de su trabajo, además de ser responsable de módulos también desempeñó el cargo de jefa de enfermeras y responsable de varios programas de prevención de la salud.

Al jubilarse entra al grupo Nueva Esperanza. Doña Carmen lleva ya cinco años como responsable de este grupo. Entre sus funciones como líder están llevar una lista para anotar la asistencia de sus compañeros y corroborar qué tan constantes y puntuales son, también es la encargada de dirigirse con las autoridades del municipio, realizar oficios y llevarlos cuando solicitan algún apoyo o dar aviso de sus actividades.

Yo estaba acostumbrada a hacer los escritos, a manejar la computadora. ..(Carmen, comunicación personal, 24 de mayo del 2021, Ixtenco)

Con su profesión y el trabajo que tuvo Doña Carmen, obtuvo la experiencia en la gestión y manejo de grupos, para ella no fue algo nuevo realizar las funciones que actualmente realiza en el grupo:

Es muy difícil llevar al grupo. Pero afortunadamente estoy acostumbrada a manejar personal… manejé más de 60 enfermeras y más de 60 médicos, yo manejaba aproximadamente de 150 a 160 personas. (Carmen, comunicación personal, 24 de mayo del 2021, Ixtenco)

Sin embargo, Doña Carmen relata también que además de coordinar el grupo, ella tiene que atender a su familia después de sus actividades y ejercicios con sus compañeras:

Doña Carmen se va porque refiere que tiene que darle de comer a su hijo, llegar a hacer de comer y darle de comer antes de que se vaya a trabajar. Por eso ella es muy celosa con su tiempo. (Observación recuperada el 22 de noviembre, Ixtenco).

Con lo anterior, se puede afirmar lo dicho por Olivares-Vera (2019) “en el ejercicio de liderazgo y la participación, las mujeres no dejan de realizar las labores socialmente asignadas, sino al contrario, a estas actividades se suman al quehacer comunitario” (p. 93). Este fenómeno afecta tanto a las mujeres mayores de las áreas rurales como a las de la ciudad (Henrich et al., 2012).

3.4 La historia de Blanca Domínguez

Mejor conocida en su pueblo, Ixtenco, como Doña Blanca o Maestra Blanca, también hija de padres campesinos, en su infancia además de estudiar ayudaba a las labores del hogar y del campo. Sin embargo, ella menciona siempre tuvo el deseo de seguir estudiando, de tener una carrera profesional:

Dije “yo nunca voy a ser toda mi vida campesina”, y ya de ahí me empecé a “yo quiero salir, quiero prepararme más”, entonces mi secundaria y la primaria la hice acá. (Blanca, comunicación personal, 4 de abril del 2022, Ixtenco, Tlaxcala)

Para Doña Blanca su mayor inspiración para continuar estudiando fue su tía, a quien conocen en el pueblo como la maestra Flor, la cual fue maestra normalista, quien salió del pueblo y ejerció su profesión magisterial. Ella la inspiró y quiso seguir sus pasos. En vista de que su padre no le permitía irse a estudiar la Escuela Normal en Puebla como su tía, busca otras opciones:

Entonces dice mi papá ‘¿y ahora qué vas a estudiar?’ no pues me voy a Huamantla a estudiar secretariado, después de ahí sale una convocatoria como ahorita, para hija de padres ejidatarios campesinos y que me voy al internado a Tlaxcala de trabajo social, pero el gobernador en ese entonces canceló… nada más me faltaban 2 años. (Blanca, comunicación personal, 4 de abril del 2022, Ixtenco, Tlaxcala)

Al quedarse sin escuela, su papá por fin decidió dejarla estudiar en Puebla, Doña Blanca cuenta que estudió en una Escuela Normal particular en donde eran muy exigentes, pero a ella siempre le interesó aprender diferentes cosas, como la pintura, por ejemplo.

Cuando ella terminó la Normal, le dieron una plaza en Oaxaca. Posteriormente, pidió un cambio de estado y así comenzó a trabajar en Ixtapan de la Sal.

Una vez jubilada, doña Blanca llegó al grupo Nueva Esperanza en el año 2009 por invitación de una vecina suya, Juanita Espinoza. Es importante señalar que en sus inicios el grupo pertenecía a los llamados Grupos de Ayuda Mutua (GAM), los cuales eran espacios en el cual se convocaba a las personas envejecidas con enfermedades crónicas para generar acciones del cuidado de su salud, todo ello como parte de una estrategia de salud a nivel nacional. En el caso de este grupo, integrado principalmente por mujeres mayores, su interés principal era hacer actividad física para cuidar su salud.

Cuando este Grupo de Ayuda Mutua desaparece en una nueva administración, Doña Blanca menciona que dejan de recibir apoyos por parte del gobierno, así se vuelve un grupo independiente al que deciden llamar Nueva Esperanza:

Antes era el grupo GAM de ayuda mutua y después al ya no pertenecer al centro de salud pues haga de cuenta que nos fuimos a la deriva “¿Y ahora quién nos va a dirigir o cómo?” y así nos mantuvimos 4 años o 5. Pues todos nos apoyábamos le digo, con instructor o sin instructor nosotros hacíamos los ejercicios y si me permiten al ser maestros de primaria antes también éramos maestros de educación física, de danza, de todos los ejercicios (Blanca, comunicación personal, 8 de junio del 2021, Ixtenco, Tlaxcala)

Con esta idea Doña Blanca menciona que, por su profesión de maestra, ya tenía las habilidades para manejar grupos y de poner ejercicios, pues algo similar realizaba cuando trabajaba con niños, del mismo modo señala que también tiene habilidades como el control y orden, facilidad de palabra, coordinación de actividades, recolección de datos, etc. que adquirió como maestra, haciendo así que su liderazgo en el grupo emergiera casi espontáneamente y fuera reconocida por los demás miembros. Ella no es la representante formalmente, ya que su función es ser secretaria del grupo, pero si es una líder reconocida por el grupo. Siempre llega temprano, es escuchada y tomada en cuenta por sus compañeras, también las anima y motiva para participar, todas sus compañeras la escuchan con atención y siguen sus recomendaciones e instrucciones.

En las actividades de regreso del grupo después de la Jornada nacional de “Sana distancia” por la pandemia del SARS COVID-19, se recuperó una actividad prioritaria de la vida cotidiana de Doña Blanca que se entremezcla con sus actividades en el grupo: el cuidado de su Tía la Maestra Flor.

Estamos en Ixtenco, en el auditorio municipal, son las 8:10 de la mañana, ya se encuentran 28 personas haciendo sus ejercicios en filas, al frente está la maestra Blanca ejemplifican diferentes de ejercicios coordinativos de brazos, de piernas, de rotación, de cintura, de rotación de brazo, sentadillas, flexiones. Está vestida de civil, con sus zapatos y su ropa de vestir. Replica un poco lo que ella hacía como maestra con los niños, les enseña, le hace flanco derecho, flanco izquierdo, pone el ejemplo y hace el conteo del uno al ocho y del ocho al uno. También les pregunta a las demás ¿qué otros ejercicios se acuerdan?, entre ellas se acuerdan que ejercicios, aunque no hay un orden de los ejercicios, la idea es moverse y hacer movimientos articulares y un poco de fuerza.

En un momento, la maestra Blanca le pide a otra de las participantes que pasen al frente a coordinar los ejercicios…La maestra Blanca se va, comenta que se lastimó la maestra Flor, iba a venir la ambulancia por ella para llevarla a Huamantla a la revisión médica. (Observación realizada 22 noviembre 2021, Ixtenco, Tlaxcala)

A partir de esta observación y de otros comentarios reiterativos respecto al cuidado de la Maestra Flor, en su momento de su trabajo y siempre de su casa, se ubica que la maestra Blanca sigue estando también en su rol de cuidadora, “así me inculcaron por ser mujer” entonces ahora cumple con sus responsabilidades en el grupo, coordina, hizo sus ejercicios y se va a cumplir su papel de cuidadora. No descuidó sus actividades de cuidadora, ni tampoco su cargo de líder. Reaparece una característica contradictoria en las mujeres-líderes-ancianas: la dimensión relacional, donde las mujeres actúan entre la familia, la comunidad y el estado para lograr el bienestar colectivo, pero también la de altruismo, en donde llegan a sacrificar lo personal por el bien de los demás, siendo polifuncional en las actividades diarias, llegando a vivir la sobrecarga de la familia y la comunidad (Olivares-Vera, 2019).

4. Conclusiones

Gradualmente las mujeres se están abriendo camino cada vez más en el mundo político, participando en lo referente a su comunidad, estado, país, etc. Ocupando cargos importantes y sobresaliendo por su trabajo a pesar de la cultura machista y misógina que aún hoy en día se vive y en el que a las mujeres las habían relegado al espacio privado en el seno de los hogares. Una mujer anciana, además de lo anterior, tiene que hacer frente a creencias viejistas (Martínez-Maldonado et al., 2013), por lo que erróneamente se considera que estas están lejanas a ocupar papeles de liderazgo o coordinadoras de grupos y más bien son encargadas de las labores de la casa y de cuidado o crianza de otros, o vistas como personas en declive, incapaces, lentas, dependientes y pasivas.

En esta investigación se encontró que las historias de vida de las participantes se asemejan bastante: su infancia, desarrollo y adolescencia se sitúan en comunidades rurales, hijas de padres campesinos o comerciantes. Ellas hicieron sacrificios para poder estudiar y lograr concluir una licenciatura, esto último les dio el impulso inicial para volverse líderes, lo que a su vez las dotó de capacidades para poder manejar personas y grupos. Cada una en su entorno y durante su edad adulta coordinaron diferentes grupos, por las actividades de su agrado o por su trabajo. Aunque tuvieron que salir de su lugar de origen, tiempo después volvieron y así en su etapa de vejez conformaron y lideran hoy los grupos en los que actualmente están.

Lo anterior nos llevó a comprender los puntos de inflexión en sus vidas relevantes para entender por qué desarrollaron habilidades de liderazgo: El acto educativo lo ubicamos como un punto central en el proceso de ruptura de género que estas mujeres impulsan, lo cual fortalece su proyección hacia “lo público” y su posicionamiento como líderes de comunidad, desde los análisis transformadores de Freire (2005) la educación permite liberarse del miedo a la libertad. Entonces decidir salir de casa para estudiar, hacer una carrera, decidir trabajar, participar e involucrarse en su comunidad son momentos que marcan un posicionamiento distinto a la estructura opresora patriarcal, momentos que acercan a la libertad. Para Judith Butler la educación permite considerar lo global desde distintas perspectivas, adoptando una mirada más amplia que favorece el comprometerse con la tarea de transformar el mundo en el cual se vive (Giuliano, 2015). Así, estas mujeres se atrevieron a retar al mundo y a transformarlo.

Los hallazgos obtenidos nos permiten comprender las dificultades que estas ancianas tuvieron a lo largo de su vida, particularmente ubicadas en la violencia simbólica (Bordieu, 2000) en razón de género que vivieron y viven a diario para lograr posicionarse y sostenerse como líderes de sus grupos. Violencia que existe, va mermando, obstaculiza, genera desgaste por el doble o triple esfuerzo que deben realizar: la sobrecarga, por la presencia-ausencia (Sagastizabal y Legarreta, 2016) en diferentes entornos las acompaña.

Sin embargo, y a pesar de ello, la locura y la rebelión de estas mujeres, ha favorecido que, las personas que las rodean generen sentido de identidad, procesos de ayuda mutua y de participación social. Su osadía de ser líderes impulsa la participación de la comunidad en actividades relacionadas con el arte, la educación y el deporte. Son un recurso invaluable para su comunidad (Max-Neef et al., 2010), pues su incansable energía genera una sinergia en los colectivos, articulando y fortaleciendo la convivencia social y las redes sociales de apoyo, contribuyendo en la construcción social de un envejecimiento más positivo para ellas, sus compañeras y la sociedad. Mostrando así, que enfrentar con rebelión y locura a las barreras impuestas por el género, posibilitan el desarrollo comunitario en la vejez.

Estas mujeres en su vejez permanecen activas, participando políticamente en su comunidad, generando proyectos, identificando necesidades, problemas de su grupo y buscando soluciones eficaces. Ejercer un liderazgo comunitario las ha dotado de reconocimiento social, lo cual contribuye con su desarrollo integral fuera de sus hogares y de las labores rompiendo con los estereotipos y roles de género que tradicionalmente se deben cumplir.

Ellas nos demuestran que hay muchas maneras de envejecer, siendo imágenes de un envejecimiento activo (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2002), todo lo opuesto a las visiones prejuiciosas que se tiene de los viejos y en especial de las mujeres mayores. Al trabajar durante el estudio con estas ancianas se logró observar que la vejez puede significar una etapa más de la vida en la que se puede dar continuidad a nuestros planes de vida individuales y colectivos.

Está presente el fantasma del desgaste por la sobrecarga en sus actividades, pues ciertamente han transgredido el pacto patriarcal, pero esta misma trasgresión también ha tenido un costo para su vida. Todas ellas son madres y esposas. Han tenido que vivir el proceso de la crianza de los hijos a la par de su proceso de liderazgo. Viven aún el proceso de cuidado de sus familias y al estar liderando a los grupos deben cuidar el nivel de altruismo hacia la comunidad, pues sus actividades son de mucha exigencia y sin remuneración alguna. Es una de las situaciones a las que se enfrentan las mujeres líderes (Alfonso-Gallegos et al., 2017; Medina-Maldonado, 2014; Olivares-Vera, 2019), su capacidad de movimiento transgrede lo social, pero al mismo tiempo la estructura social resiste a transformarse. El habitus (Bordieu, 2000) comienza a reconfigurarse.

El reto es lograr dar el paso para generar las condiciones político-sociales que permitan eliminar la sobrecarga de las mujeres. Reconstruir el orden social, en donde las violencias simbólicas desaparezcan junto con las demás violencias que oprimen y obstaculizan el desarrollo de las mujeres, sobre todo en la vejez. Para ello los temas de educación formal y comunitaria parecen ser la vía del cambio.

El desafío para las mujeres ancianas líderes es lograr un equilibrio en las actividades altruistas comunitarias, para evitar generar un desgaste a largo plazo. Una alternativa es avanzar en la participación de todos los miembros de la comunidad, así como en el proceso de delegar responsabilidades lo cual también significa una reconstrucción social del cuidado. Fortalecer el cuidado en prácticas recíprocas de cuidado mutuo es una línea de desarrollo comunitario a consolidar, el cual robustezca un envejecimiento digno, así como el bienestar de las líderes y sus grupos de pertenencia.

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Notas:

1Este artículo es producto directo del proyecto “Procesos de organización comunitaria de colectivos de mujeres envejecidas en contextos urbanos y rurales de Tlaxcala en el escenario del COVID-19” con clave del proyecto IN308121, del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT), Universidad Nacional Autónoma de México. Agradecemos el apoyo al programa PAPIIT para la realización de la investigación

Recibido: 30 de Noviembre de 2022; Aprobado: 15 de Junio de 2023

Autor de correspondencia: Tania Gabriela Lima-Robles. Casa de día “Luis Munive Escobar”. Tlaxcala, México. Correo electrónico: taniagmizanin@gmail.com

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