3.2.1 La convivencia: acción de vivir y compartir juntos

La convivencia es la acción de vivir o compartir con otros, física y pacíficamente en un espacio y tiempo determinado. Hace referencia a la vida en común en colaboración y con fraternidad y armonía presente en las relaciones humanas, permanentes y duraderas (^{Mejía-Escobar et al., 2020}). Se desarrolla en diferentes ámbitos o contextos: familiar, escolar, social, laboral, comunitario, barrial, etc. Para una buena convivencia son fundamentales los valores de respeto, amor, honestidad, solidaridad y tolerancia asi como la aceptación, la resolución pacífica de los conflictos y la protección de los derechos humanos. Por tal motivo, se establecen normas o códigos que orientan, facilitan y regulan las relaciones entre las personas garantizando la interacción y la vida misma (^{Mejía-Escobar et al., 2020}).

En la Figura 3, se visualizan sus principales dimensiones y asociaciones que la determinan como concepto.

Fuente: elaboración propia a partir del software Atlas ti 23.

Figura 3 Dimensiones y asociaciones del concepto de convivencia. 

3.2.2 La convivencia asociada a dimensiones sociales

La convivencia como concepto está asociada a diferentes dimensiones que permiten su comprensión. Entre ellas se tienen: el proceso de socialización, las formas de vida, el mundo de la vida o vida cotidiana, los vínculos o relaciones interpersonales, la interacción social, conflictos y mediación, construcción del tejido social, calidad de vida y redes sociales. En el contexto de los procesos de sociabilidad, la convivencia es entendida como la capacidad de una persona para relacionarse con los demás y establecer vínculos cercanos y significativos resultado de la interacción de factores individuales, grupales y sociales dado por diferentes agentes de socialización: familia, grupos de pares, escuela, comunidad y medios de comunicación (^{Simkin y Becerra, 2013}). Durante este proceso las personas a lo largo de toda su vida aprenden a interactuar con los otros, adaptarse al entorno, a las normas y valores sociales, a participar de la vida social. De igual manera, desarrollan habilidades, aprendizajes y conocimientos.

3.2.3 Convivencia y estilos de vida

Las formas o estilos de vida son parte fundamental de la convivencia lo cual varía según su origen, etnia, cultura, ubicación geográfica, economía, cosmovisión, religión, ética y política. Estas formas de vida definen actitudes, aprendizajes y comportamientos que desarrollan o adoptan las personas para satisfacer sus necesidades de conservación, sobrevivencia y de interacción social en lo cotidiano, con los otros y con la naturaleza. Por tanto, se desarrollan diferentes formas de relaciones o asociaciones afectivas, sociales, de trabajo, de organización, del cuidado de sí mismo y de los otros así como el cuidado del medio ambiente.

En el marco de la interacción social, la convivencia se desarrolla a partir de vínculos establecidos entre las personas y su entorno dado por motivaciones, intereses, necesidades, situaciones, comportamientos, roles y prácticas culturales presentes en la vida cotidiana que se desarrollan en diferentes contextos y escenarios de socialización como se mencionó anteriormente. En estas relaciones se presentan demandas, conflictos e influencias lo cual generan redes de relaciones y sistemas de organización social, cultural, comunitaria y política.

3.3.1 Convivencia y enfoque teórico subjetivo

Este enfoque teórico hace referencia al conocimiento elaborado en la vida cotidiana de los sujetos en interacción. Sus teorías permiten comprender, justificar y orientar la acción de las personas (^{Cuadra y Castro-Carrasco, 2021}). Incluyen una dimensión cognitiva, emocional y social. Está presente en la cognición, en el discurso y en la acción de los sujetos en un contexto determinado. Por tanto, se parte de las percepciones, creencias, discursos y narrativas de los participantes. Estas teorías asocian conceptos tales como imaginarios sociales, construcción de sentido, prácticas comunitarias, significados y representaciones sociales.

En esta revisión se identificaron tres artículos científicos. ^{Herrera-Marín et al. (2018)}, en su estudio aborda la teoría de las representaciones sociales hacia los excombatientes de grupos armados al margen de la ley en Colombia y el proceso de reintegración en estudiantes del área de salud. Los resultados muestran actitudes negativas hacia los excombatientes con una percepción de baja expectativa al cambio generando procesos de discriminación. Se valora positivamente el proceso de reintegración y la influencia de los medios de comunicación con respecto a la calidad y el acceso a la información.

^{Mejía-Escobar et al. (2020)}, en su investigación abordan diferentes teorías: la antropología de la convivencia de ^{Fernández-Martorell (1997)}, la biología del fenómeno social de ^{Maturana (1999)}. Un enfoque alternativo a la teoría tradicional del conflicto en ^{Torres-Laborde (1999)}, la psicología de la convivencia de ^{Arango-Cálad (2001)} y la teoría de los imaginarios sociales desde una perspectiva constructivista de ^{Pintos (2005)}. De estas teorías, ^{Mejía-Escobar et al. (2020)}, abordan dos conceptos fundamentales: las configuraciones de la convivencia y sus imaginarios sociales. Asimismo, enuncian que en las comunidades de estratos altos y medios la convivencia se mantiene a partir del poco o nulo relacionamiento con los vecinos, el respeto por la vida privada y el cumplimiento de normas de convivencia. En las comunidades de estratos bajos o vulnerables la convivencia se mantiene por el pragmatismo, naturalizando ciertos comportamientos agresivos, delictivos o violentos y el establecimiento de normas y códigos culturales buscando preservar la vida.

^{Echeverry-Velásquez y Prada-Dávila (2021)}, en su estudio convivencia y gobernabilidad entre multifamiliares (residentes en un conjunto cerrado) a partir de una sistematización de experiencia, abordan dos categorías: las prácticas de convivencia y las prácticas de gobierno. Los hallazgos presentan las percepciones y sentidos construidos mediante la experiencia en torno a la convivencia como el cohabitar en un conjunto cerrado a partir del reconocimiento y el respeto del otro, tensiones y contradicciones permanentes y acciones de resistencia. Retoma las ocho dimensiones de convivencia intercultural de ^{Giménez-Romero (2005)}. Estas son: relacional, normativa, axiológica, comunicacional, identitaria, participativa, conflictiva y actitudinal.

De estos estudios se puede afirmar que la convivencia es un escenario de construcción de vínculos a partir de las relaciones humanas, la construcción de subjetividad y las prácticas o experiencias en permanente aprendizaje a lo largo de la vida dado por los procesos cognitivos, afectivos y sociales de las personas en interacción cotidiana. Poco se asocia a la convivencia armónica y pacífica debido a las contradicciones y fragilidades presentes en el orden cultural y al sistema de creencias. Está presente en la diversidad y en el conflicto social en transformación constante. Existen diferentes formas de convivencia legitimadas por creencias, valores, normas, comportamientos, códigos institucionalizados, derechos humanos y prácticas cotidianas, lo cual se desarrollan a partir de experiencias personales, grupales y/o comunitarias.

3.3.2 Convivencia y enfoque psicosocial

A nivel general, este enfoque hace una aproximación teórica y empírica del sujeto en relación con la sociedad en busca del bienestar humano presente en la dimensión subjetiva, psicológica y social (^{Blanco y Valera, 2007}). Tiene presente la influencia mutua entre sujeto y ambiente. Su interés, está en predecir, comprender y cambiar el comportamiento de las personas y modificar los aspectos nocivos del entorno para la mejora de la calidad de vida o la construcción del tejido social. En esta perspectiva, los fenómenos psicosociales tienen un abordaje interdisciplinar el cual permite el diálogo de la psicología con otras disciplinas en este caso con la filosofía, la sociología, la antropología, la economía, la biología, la ecología, entre otras. En esta revisión se identificaron seis artículos colombianos los cuales abordan diversos procesos psicosociales y categorías, que a continuación se describen.

a- Convivencia, resiliencia y cohesión social

^{López-Bracamonte y Limón-Aguirre (2017)} aborda el proceso de la resiliencia comunitaria referido a aquellas interrelaciones que integran acciones compartidas y organizadas para sobreponerse, reconstruir o superar amenazas o crisis sociopolíticas y ecológicas, en la disminución de los niveles de vulnerabilidad de las poblaciones.

De igual manera, se destacan las prácticas comunitarias vinculadas a procesos socio culturales y socio comunitarios en entornos locales y regionales asociados con conocimientos culturales (red de significados y vínculos intersubjetivos) y capacidades sociales (autoestima colectiva, identidad cultural, humor social, honestidad estatal y solidaridad) presente en la historia vital de los colectivos, familias, grupos y pueblos. Esto hace que se desarrollen estrategias organizativas colectivas (de resistencia, de comunicación y redes de apoyo, de sobrevivencia, de organización, etc.) para enfrentar al mundo y sus adversidades.

^{Cerquera-Córdoba et al. (2019)}, abordan las estrategias de afrontamiento según ^{Londoño et al. (2006)} y la resiliencia de ^{Novella (2002)}, en adultos mayores víctimas del conflicto armado en Colombia. Estas estrategias mejoran los recursos adaptativos, la interacción con el entorno y el desarrollo de mecanismos de prevención. Entre ellas se resaltan el apoyo social, la religión, la solidaridad, el olvido y la no pérdida de la esperanza.

^{Arango-Tobón y Arroyave-Álvarez (2017)}, analizan los procesos de cohesión social y construcción de la comunidad en víctimas del desplazamiento forzado desde la teoría del interaccionismo simbólico. Se hace énfasis en la autonomía social, la capacidad del trabajo colectivo, el liderazgo y en políticas de retorno y ubicación. Para el logro de la cohesión social son fundamentales condiciones externas (aspectos normativos y legales, seguridad, condiciones humanitarias, posibilidades socioeconómicas sólidas, infraestructura y dotación) y condiciones internas (sentido psicológico de comunidad, participación y cooperación, empoderamiento y liderazgo, pertenencia y reconocimiento, autonomía social).

b- Convivencia y salud mental

^{Quintero-Jurado y Ossa-Henao (2018)}, abordan la prevención y promoción en la salud mental de los jóvenes desde el enfoque de los determinantes sociales de la salud de la ^{Organización Mundial de la Salud (OMS, 2008)} y el desarrollo de capacidades de ^{Nussbaum (2012)}. Asimismo, abordan el concepto de comunidad como principal escenario para la promoción de la salud y prevención de la enfermedad.

c- Convivencia, moralidad y prosocialidad

^{Gómez-Tabares et al. (2019)}, describen las principales motivaciones prosociales y los mecanismos cognitivos de desconexión moral, así mismo, analizan la relación entre ambos constructos en adolescentes desvinculados de grupos armados ilegales, encontrando correlaciones significativas de signo negativo, entre las tendencias prosociales por complacencia y altruista con la desconexión moral.

En este estudio se abordan dos categorías: la conducta prosocial y el comportamiento moral. La primera categoría hace referencia a “todos los comportamientos relacionados con el apoyo físico y emocional, altruismo, protección y empatía desarrollada de forma voluntaria sin esperar recompensas” (^{Gómez-Tabares et al., 2019}, p. 298). Ha sido estudiada por diferentes autores, siendo los principales Nancy Eisenberg, Gian Vittorio Caprara, Concetta Pastorelli, Vicenta Mestré y Sofía Esmeralda Auné, entre otros. La segunda categoría, estudiada por Alber Bandura hace referencia al comportamiento gobernado por procesos cognitivos autorregulatorios lo cual impiden actuar en contravía de la convivencia (^{Gómez-Tabares et al., 2019}).

d- Convivencia y coexistencia pacífica

^{Sánchez-Jiménez y Rincón-Isaza (2023}) abordan desde la teoría del construccionismo social y la hermenéutica, el análisis de los lenguajes del silencio en la coexistencia pacífica en víctimas del conflicto armando. Por tanto, se reconocen las experiencias, el lenguaje cotidiano y las interacciones dialógicas de los participantes a partir de narrativas. En este sentido, se aborda el recuerdo como principal forma de reconocimiento y la voz, una memoria que lucha contra los olvidos y silencios (Andriotti, 2021, citado en ^{Sánchez-Jiménez y Rincón-Isaza (2023)}.

Descrito lo anterior, la convivencia es un proceso permanente de interacción social afectado por crisis sociopolíticas y ecológicas, por el conflicto armado y el desplazamiento forzado en Colombia, lo cual vincula diferentes comportamientos, dimensiones y estrategias que se construyen y deconstruyen en diferentes contextos y comunidades. Estudiarla es reconocer las historias vitales de las personas, grupos, colectivos y comunidades, sus conocimientos, sus memorias, sus tensiones, sus capacidades, sus interrelaciones y sus habilidades. Asimismo, es necesario el diálogo de saberes y la integración con lo socioambiental, lo sociocultural, lo socioeconómico y lo sociopolítico.

3.3.3 Convivencia y enfoque social

Este enfoque estudia las diferentes formas de funcionamiento y cambios que afectan la sociedad a partir de la estructura y el desarrollo. También se abordan las categorías: control social, acción social, cambio social, cultura y modernidad, la organización social y el poder. Sus principales disciplinas son la filosofía, la historia, la sociología, la psicología, la economía y la ciencia política. ^{Anaya-Montoya y Mora-Heredia (2019)}, mencionan la necesidad de realizar transformaciones asociadas a la dominación mundial sustentadas en el capitalismo, el imperialismo y el patriarcado lo cual han generado profundas desigualdades e injusticias sociales inmersas en las prácticas cotidianas y en los procesos de convivencia en cualquier contexto de interacción.

En esta revisión se identifican seis artículos que abordan teorías y constructos relacionados con la democracia deliberativa, los derechos humanos, la subjetividad y la conservación de la vida misma. ^{Gamboa-Suárez et al. (2018)}, identifican los siguientes constructos asociados a la convivencia: la identidad como sentido de pertenencia a un grupo, organización o colectivo con ciertas características similares. Pluralidad relacionada con la diversidad en un contexto escolar o barrial lo cual implica “vivir como ser distinto y único entre iguales” (Fuentes-Navarro en ^{Gamboa-Suárez et al., 2018}, p. 117). También hace referencia a las formas de exclusión y discriminación presentes en las prácticas institucionales y en las formas de participación en un contexto determinado lo cual implica el desarrollo de competencias emocionales y ciudadanas para su superación buscando así la valoración de las diferencias teniendo presente la equidad de género y el respeto por los derechos humanos.

^{Reyes-Albarracín (2018)}, analiza la coexistencia contenciosa como categoría referida a las prácticas dialógicas que permiten el reconocimiento de las víctimas y el respeto por sus derechos humanos en el marco del conflicto armado y la democracia. Para ello, se tienen presente los testimonios de las víctimas y las confesiones de los victimarios en el marco de la justicia y la verdad. Por tanto, se tiene presente las interacciones sociales, el discurso político y los procedimientos penales, proceso analizado a partir de la masacre del Alto Naya en Colombia lo cual afectó la convivencia en estas comunidades rurales.

^{Rincón-Salazar (2018)}, estudia la convivencia vecinal en una unidad residencial caracterizado por un encerramiento lo cual permite la gestión de la convivencia mediante un reglamento de propiedad horizontal y un manual de convivencia preferiblemente en estratos medios y altos. Se caracteriza por un gobierno privado y un sistema de vigilancia privada. Su análisis se realiza a partir de las nueve dimensiones de convivencia propuestas por ^{Giménez-Romero (2009)} y ^{Giménez-Romero y Lobera-Serrano (2013)} de una manera interrelacionada. Entre ellas se definen la relacional, normativa, axiológica, participativa, comunicacional, conflictual, actitudinal, identitaria y política. En este contexto, se regulan los comportamientos, se potencia el cumplimiento de normas y la prevención de conflictos, pero no se generan vínculos afectivos ni comunitarios, se hace mayor énfasis al concepto de coexistencia. Las relaciones entre los vecinos son más distantes y prevalece el individualismo.

A partir de ^{Obando-Guerrero et al. (2020)}, la convivencia es afectada por la violencia urbana manifiesta en diferentes tipologías de delito tales como el narcotráfico, crimen organizado, secuestro, pandillísmo y consumo de narcóticos, resultado de prácticas sociales y manifiestas no resueltas lo cual genera intranquilidad, miedo, temor y desasosiego entre los habitantes de un barrio o las personas de una comunidad con mayor frecuencia en zonas periféricas con desintegración social, exclusión y pobreza. Ahora, como fenómeno multicausal y multidimensional requiere analizarse desde diferentes factores: políticos, socioeconómicos, control territorial y familiares potenciando la convivencia ciudadana y mejores condiciones de vida.

^{Pinilla-López y Páramo (2021)}, desde la teoría de facetas explica la relación entre los beneficios sociales y la adopción de comportamientos urbanos responsables (CUR) entre los ciudadanos. Estos se definen como formas culturales y cooperativas de actuación entre los individuos y el ambiente que contribuyen a la convivencia y sostenibilidad de la ciudad. Estos comportamientos son diversos y están asociados al espacio público urbano y la convivencia ciudadana. Hacen parte de las responsabilidades de cualquier ciudadano. Entre ellos se definen: seguir normas de tránsito y seguridad, no arrojar basuras al piso, ser solidario, pagar impuestos, mantener relaciones de respeto en espacios públicos, hacer uso apropiado del mobiliario urbano y cuidar el patrimonio (^{Páramo y Contreras-Diaz, 2018}; ^{Pinilla-López y Páramo, 2021}). Estos comportamientos son mediados por la aprobación y el reproche social al vivir en sociedad o comunidad.

En este enfoque social, la convivencia es una construcción social colectiva movilizada por los ciudadanos, grupos y movimientos sociales, mediada por las prácticas culturales, la identidad, la pluralidad, la democracia, los derechos humanos, la igualdad y equidad de género. Se analiza de manera multidimensional e intersectorialmente a partir de diferentes sistemas, factores y dimensiones. Por tanto, se hace mayor relevancia a la convivencia social, la convivencia ciudadana, la convivencia intercultural y la convivencia vecinal. Adicionalmente, se destacan categorías para su estudio tales como la identidad, la acción colectiva, la democracia y la participación ciudadana.

3.3.4 Convivencia y el enfoque de conflictos

El enfoque del conflicto social reevalúa el conflicto como patología social en cambio le dan reconocimiento conceptual y social al estar asociado a la especie humana y sus interacciones cotidianas. Por tanto, el conflicto está asociado a la lucha individual o colectiva de valores, estatus, poder y recursos en un contexto determinado. Están desarrolladas por sociólogos economistas, politólogos y psicólogos, principalmente.

Entre las teorías clásicas se destaca el marxismo, el funcionalismo, y las teorías volcánicas lo cual provocan tensiones o estallidos a causa de la frustración de expectativas en los ciudadanos. Estas últimas incluyen un componente socioeconómico, político y psicológico (^{Lorenzo-Cadarso, 2001}). En esta revisión se identifican 4 artículos que a continuación de describen.

^{Ortegón-Medina (2018)}, en su estudio conflicto y convivencia vecinal aborda la teoría de la acción relacional de Thomas Shelling, la teoría de la disonancia cognitiva de Festinger y la desconexión moral de Bandura asociadas a la comprensión de las tensiones, dilemas y dinámicas relacionales presentes en los comportamientos y la cognición humana. En esta perspectiva el conflicto no tiene una relación antagónica con la convivencia. Por el contrario, tienen interdependencia en un entorno determinado.

^{Velandia-Arias y Paba-Barbosa (2021)}, abordan las competencias o habilidades de la resolución pacífica de conflictos en las víctimas del conflicto armado como una estrategia para la reparación y la construcción de paz. Por tanto, se requieren procesos de regulación emocional y educación para la paz buscando fortalecer la toma de decisiones y la transformación de los conflictos.

^{Céspedes-Prieto et al. (2022)}, desde el enfoque de la mediación transformativa aborda la mediación policial como una propuesta para la resolución de conflictos producto del diálogo consensuado, la tolerancia y el reconocimiento de las comunidades rurales posibilitando mejores niveles de convivencia y paz. En este sentido, se busca fortalecer el papel de la policía comunitaria y la seguridad en el sector rural fundados en la confianza, el respeto y el reconocimiento y la gestión de los conflictos.

La mediación policial se desarrolla a partir de procesos de formación, socialización, espacios de diálogo y participación, sistemas de redes y herramientas tecnológicas, siendo estas últimas más escasas en el sector rural. Asimismo, ^{Camacho-Barón y Céspedes-Prieto (2018)}, destaca las competencias emocionales, sociales y cognitivas en la mediación policial los cuales se deben fortalecer en los procesos de formación y en las prácticas institucionales y comunitarias para el afrontamiento de las exigencias de la vida diaria.

En coherencia con lo anterior la convivencia está mediada por los conflictos personales y sociales inherentes a la vida humana. No son opuestos, son imprescindibles en el desarrollo de las relaciones sociales. Su análisis parte de las ideologías y el cambio social dado por el acuerdo, la mediación, la cooperación y la construcción de paz o paz social. Está asociada a los conceptos de seguridad ciudadana. Asimismo, requiere de procesos de aprendizaje social, la educación ciudadana y el desarrollo de competencias o habilidades socioemocionales y de resolución de conflictos.

3.3.5 Convivencia y el enfoque de paz

Este enfoque se fundamenta en la construcción de un concepto de paz buscando superar la violencia estructural y cultural de una nación o región. Se parte de las teorías del conflicto sociohistórico y de los estudios de la violencia causa del conflicto armado y la guerra presente entre las naciones (^{Álvarez-Maestre y Pérez-Fuentes, 2019}). En esta revisión se identifican cuatro artículos donde se identifican diferentes teorías de paz: “la postura estructuralista de ^{Galtung (2003}; ²⁰¹⁶), la tesis “imperfecta” de ^{Muñoz (2001}; ²⁰⁰⁵) y ^{Muñoz y Molina-Rueda (2009)}, la tesis “neutra” de ^{Jiménez-Bautista (2009}) y teoría de la paz en relación con el medio ambiente” (p. 280).

Johan Galtung en ^{Calderón-Concha (2009)}, desarrolla la teoría de paz negativa-positiva sustentada en la resolución pacífica de los conflictos, la construcción de paz y el fortalecimiento de la ética dando relevancia a los valores culturales. Reconoce el conflicto como crisis y oportunidad presente en el ámbito personal, interpersonal e institucional, el cual se requiere afrontar con creatividad, empatía y no violencia a través del modelo transcend³ , un método para la transformación de los conflictos basado en “diálogos sustentados en la empatía, la creatividad y la no violencia vinculando los niveles de la teoría ecológica: micro, meso, macro y mega y las nociones de las 3R (Reconciliación, Reconstrucción y Resolución)” (^{Calderón-Concha, 2009}).

^{Muñoz (2001)}, desarrolla la teoría de la paz imperfecta mediada por la convivencia pacífica y asociada al concepto de construcción de paz en el mundo. Se sustenta en el paradigma de la complejidad y el abordaje transdisciplinar debido al conflicto multicausal presente en las dinámicas sociales en el marco del desarrollo humano. Por tanto, esta paz es dinámica e inconclusa debido al permanente cambio y transformación del conflicto (^{Muñoz 2001}; ²⁰⁰⁵).

La paz neutra de ^{Jiménez-Bautista (2009)} se sustenta en una paz independiente, compleja y multidimensional orientada a eliminar la violencia cultural, directa y estructural. Se enfoca en el desarrollo de una cultura de paz a partir del diálogo social y la educación buscando garantizar la igualdad, la libertad, la justicia y la responsabilidad, siendo el lenguaje la base de la comunicación humana lo cual le permite expresarse y construir sus relaciones incluyendo la paz siendo este el principal mediador entre el sistema neuro-cerebral y las relaciones socioculturales y ambientales (^{Jiménez-Bautista, 2009}).

Adicionalmente, surge la teoría de paz y del medio ambiente a partir de la observación de los daños ambientales generados por la humanidad debido a sus intereses económicos, sociales y políticos agudizando la desigualdad y la pobreza de las naciones (^{López-Becerra, 2011}). Por tanto, se orienta la formulación de políticas nacionales e internacionales en la búsqueda de un desarrollo sustentable garantizando la conservación del planeta.

3.3.6 Convivencia y el enfoque decolonial

Las teorías decoloniales hacen parte de una escuela de conocimiento sudamericano y caribeño cuyo objetivo es desvincular las jerarquías tradicionales del conocimiento y cuestionar las historias de poder y dominación que surgen en Europa y que se insertan durante su proceso de colonización en América Latina, reconociendo y permitiendo otras maneras de ser, de sentir, de pensar, de vivir y estar en el mundo, principalmente la de los grupos étnicos, comunidades marginadas y los movimientos sociales en busca de una identidad propia. Tiene antecedentes en el campo de la filosofía, la teología, la sociología, la antropología y la psicología desde finales del siglo XX. Entre sus principales exponentes se encuentran Enrique Dussel, Aníbal Quijano, Walter Mignolo, Boaventura de Sousa Santos, Arturo Escobar, Sylvia Wynter, Martín Baró, entre otros.

En esta revisión se destacan cuatro artículos con los aportes de ^{Sandoval-Forero y Capera-Figueroa (2021)} al analizar las narrativas sobre la construcción de paz indígena en el Tolima a partir de las propuestas teóricas-conceptuales de construcción de paz intercultural provenientes de ^{Alonso (2010)}; ^{Fontan (2013)}; ^{Capera-Figueroa (2019)} y ^{Sandoval-Forero y Capera-Figueroa (2021)}, partiendo de la cosmogonía, equilibrio y armonización de los territorios ancestrales, siendo estas prácticas de resistencia no violentas buscando la conservación de su cultura y sus formas de estar en el mundo.

^{Rosero-Prada y Domínguez-De la Ossa (2022)} devela los saberes, modos culturales y prácticas educativas de organizaciones a partir de sus territorios, sus historias de vida y sus experiencias siendo fundantes en las relaciones sociales, el cuidado de sí mismo y de los otros. En esta perspectiva toman relevancia las prácticas ancestrales y pluriculturales, los diálogos de saberes e interculturales y las luchas o movimientos sociales de grupos o comunidades locales, campesinas, indígenas y afrodescendientes, principalmente.

En estos estudios, la convivencia está asociada a la construcción de paz intercultural y al buen vivir, teorías y metodologías, sustentadas en nociones de diversidad, armonía, solidaridad, diferencia, reciprocidad y reivindicación 7a partir de prácticas de resistencia no violentas, prácticas culturales y ancestrales, diálogos intergeneracionales y la construcción de consensos locales, regionales, nacionales e internacionales.

3.4.1 Convivencia como construcción de paz

En esta revisión se identifican diversos autores que han abordado estas teorías en la comprensión de la violencia y el posconflicto en Colombia en el marco de una construcción de paz desde diferentes escenarios y perspectivas. ^{Del Pozo-Serrano et al. (2018)} abordan la pedagogía y la educación social buscando generar propuestas de actuación en el ámbito educativo y comunitario buscando neutralizar las diferentes formas de violencia y promover la convivencia en el país. ^{Maya-Jariego et al. (2019)}, analizan un programa para el desarrollo de capacidades basado en estrategias de rehabilitación y mediación destacando el papel de los líderes comunitarios en el desarrollo de redes sociales y el sentido de comunidad superando el trauma psicosocial de las víctimas en el departamento del Atlántico. En el marco de la convivencia y la reconciliación en el Valle del Cauca, ^{Ramírez-González et al. (2019}), analizaron las actitudes en una muestra poblacional en la que se resalta el reconocimiento y las responsabilidades de los ciudadanos, favoreciendo espacios para la convivencia.

3.4.2 Convivencia, memoria y significados de paz

En el marco de las teorías de paz, ^{Nieto-Segovia et al. (2019)} aborda el concepto de la memoria histórica y las dinámicas culturales presentes en los diálogos de paz entre el gobierno nacional y las FARC - EP. En este sentido, se aborda la teoría del símbolo de Ernst Cassirer y Paul Ricoeur como punto de referencia para comprender la paz como símbolo y su papel en la reconstrucción del tejido social de las comunidades. Sin embargo, los resultados muestran una alta segregación y polarización política en los ciudadanos. En el 2020, ^{Pérez-Prada et al. (2020)} aborda los significados de paz en jóvenes víctimas encontrando la paz positiva una alta significación en los participantes mostrando actitudes hacia la transformación de los conflictos de una manera creativa y no violenta encontrando ausencias de significados de paz negativa.

^{Londoño-Bluzmanis et al. (2019)}, aborda los procesos de reversión de memorias del conflicto armado colombiano en prensa escrita a partir de análisis de discurso. Este proceso hace referencia a la construcción de discursos cuya narración escrita establece un vínculo simbólico, explícito o implícito sobre eventos del pasado lo cual requiere transformaciones y reconciliaciones como en el caso colombiano. Asimismo, la memoria revertida es una práctica social y discursiva entre el pasado y el presente. En este contexto se destaca el reconocimiento del sufrimiento de las víctimas y la búsqueda de la verdad, siendo el museo una principal fuente de memoria.

^{Rincón-Unirrago et al. (2020)}, analizan el ethos del conflicto permeado en el discurso de cuatro medios de comunicación en Colombia, encuadrando el perdón y la reconciliación durante el proceso de paz entre el gobierno y las FARC - EP, asociados con la legitimidad de los diálogos, el marco jurídico estatal, el reconocimiento de las víctimas y al consenso social. Asi mismo, el perdón y la reconciliación se relacionan con las consecuencias negativas de la violencia (dolor, secuestro y muerte de familiares o allegados) de parte de las víctimas hacia los victimarios y viceversa durante el proceso de negociación y en la construcción de una paz estable y duradera.

3.4.3 Convivencia, paz territorial y paz participativa

^{Díaz et al. (2021)}, aborda el concepto de paz territorial resultado del diálogo social y la pacificación entre los actores del gobierno, los actores armados y la comunidad a partir de los planes de desarrollo territorial enfocados a superar las brechas socioeconómicas presente entre las regiones y el sector rural y urbano. Además, se busca enfrentar los problemas estructurales que dieron origen al conflicto armado y la violencia dados por la ausencia del estado y las políticas neoliberales. En este sentido, se implementaron programas gubernamentales y se identificaron comunidades resilientes. Sin embargo, no en todas las regiones colombianas se implementó. Según ^{Puerta-Henao (2023)}, la paz territorial se estudia desde tres perspectivas teóricas: liberal, crítica y decolonial. Se parte de los discursos y prácticas cotidianas de los actores institucionales y comunitarios. Está asociada a la noción de territorio en busca de una función colectiva hacia la construcción de una vida digna.

^{Arias-López et al. (2022)}, desde un método etnográfico analiza el tránsito de algunos firmantes después del acuerdo de paz en un municipio colombiano en la construcción de la paz territorial a partir del reconocimiento de subjetividades, relaciones sociales y prácticas de convivencia comunitarias. Entre ellos se destaca la construcción de infraestructuras básicas, equipamiento comunal, espacios de encuentro y entretenimiento, comités de trabajo, desarrollo de proyectos productivos, etc., garantizando seguridad, la aceptación social y la participación comunitaria, transitando del miedo a la confianza entre vecinos, condiciones para una adecuada reintegración social.

^{Barrera et al. (2022)}, abordan el concepto de paz participativa en una zona fronteriza colombiana, proceso que se desarrolla en el medio de tensiones y adaptaciones en un espacio relacional en la que convergen diferentes actores: víctimas, victimarios, gobierno y comunidad y en donde se desarrollan diferentes acuerdos y negociaciones a favor de la paz, la construcción del tejido social y una mejor calidad de vida para los habitantes del territorio.

De estos estudios, la convivencia está asociada a la construcción de paz en el territorio siendo las comunidades afectadas por el conflicto armado, la violencia estructural y la ciudadanía, las principales protagonistas en la transformación de los conflictos, la reconciliación y la reconstrucción del tejido social a partir de la superación del trauma psicosocial, la recuperación de la memoria, el fortalecimiento de las capacidades humanas y la justicia social.