1. Introducción
La región de Atacama, ubicada en el norte de Chile, posee un clima semi árido, y está dotada de una riqueza inigualable, ejemplo de aquello es el fenómeno natural conocido como “desierto florido”. A lo largo de su historia ha estado vinculada a la gran minería. Agua Amarga ubicada en Vallenar en los inicios del siglo XIX será el primer yacimiento minero que impulsó la riqueza minera de esta región. Posteriormente, el descubrimiento del Mineral de Chañarcillo en el año 1832 será el más importante en la historia de la región (Cortés-Lutz y Olivares-Di Paolo, 2017).
Este descubrimiento generó innumerables beneficios para la región y el país. En 1857 se inaugura la Escuela de Minas siendo una de las primeras instituciones en graduar expertos mineros. Cortés-Lutz y Olivares-Di Paolo (2017) señala que en las primeras mallas curriculares destacaban las asignaturas de aritmética, pero también de historia, lo que corroboraba formar profesionales mineros que tuvieran una formación integral. Estos y otros acontecimientos históricos explican el arraigo cultural y social que ha tenido la minería en Atacama.
Esta historia cambia en el siglo pasado desde la década del 60 en adelante, configurándose otros escenarios para la actividad. El ingreso de la Compañía Minera de Aceros de Pacifico [CAP] a la zona de Huasco, fue una de las primeras actividades que encontró oposición en las comunidades en décadas posteriores, debido a los altos grados de contaminación producidos en su población.
El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH, 2022), identificó 131 conflictos socioambientales en Chile. El 37% de ellos está vinculado al ámbito energía, el 26 % a minería. En el caso de Atacama, existen 11 conflictos socioambientales vigentes varios de ellos emblemáticos en las últimas tres décadas. La contaminación de la comuna de Huasco por el proyecto de Termoeléctrica Guacolda de la CAP desde los años 60. La contaminación producida por la empresa nacional del cobre [CODELCO] en la bahía de Chañaral (Quintana-Muñoz, 2022); el conflicto por la instalación del proyecto Pascua Lama en territorio transfronterizo chileno-argentino3 y la instalación de un proyecto mega industrial de la empresa nacional AGROSUPER en la comuna de Freirina (Duarte-Hidalgo et al., 2020), todos proyectos ubicados en la provincia del Huasco. En la provincia de Copiapó en tanto, la eventual instalación de la Termoeléctrica Castilla, en la década del 2010 y otros proyectos mineros a gran escala que también han provocado una serie de conflictos.
El año 2015, como producto de un evento hidro-meteorológico, Atacama se enfrenta a uno de los desastres socio naturales que marcará un antes y un después en la historia ambiental de la región. Más allá del acontecimiento climático que provocó una cantidad de lluvias poco habituales para el territorio y su clima semi árido, la situación se vio agravada en tanto que, el material arrastrado por el aluvión contenía material particulado producto de los relaves existentes en diversos puntos de la región. Es el caso de Chañaral, por ejemplo.
Ante este escenario se ha ido configurando una región como zona de sacrificio4, dado que tal como lo señala Gudynas (2009) “las condiciones de marginalidad, desempleo y pobreza se han usado como justificativo “para implantar emprendimientos de alto costo ecológico, obligando a dolorosas elecciones entre, por ejemplo, desempleo o contaminación” (p. 17).
En ese contexto una universidad pública, conectada con las inquietudes regionales, no debe desconocer esta realidad y ha incorporado en los procesos formativos cuestiones para comprender de mejor manera esta realidad. Es por ello por lo que la carrera de Trabajo Social, se plantea la cuestión socioambiental como un elemento clave en su formación en especial, si la disciplina tiene una tradición histórica y política anclada en la cuestión social y en la defensa de los derechos humanos y la justicia social.
El objetivo planteado para esta investigación de carácter documental es describir y analizar la trayectoria que ha tenido la carrera de trabajo social en materia de producción académica e investigación en temáticas socioambientales.
La pregunta que subyace a esta investigación es ¿en qué medida la formación disciplinar en Trabajo Social de la Universidad de Atacama aporta al contexto regional, en materia de producción académica en investigaciones en temáticas socioambientales?
El año 2005 se crea el programa especial de Licenciatura en Trabajo Social. Ese mismo año mediante Decreto Exe. 072 de 2005 se formaliza la creación de la carrera de Trabajo Social, en el contexto de la Facultad de Ciencias Jurídicas de dicha casa de estudios.
El plan de estudios actual se encuentra vigente desde el año 2014, y es concordante con un nuevo contexto social a nivel regional y nacional. Esta nueva propuesta formativa se basa en un enfoque por competencias adoptada en ese entonces por la Universidad de Atacama, el que contemplaba la articulación de actitudes conocimientos y habilidades, en la formación (Tobón, 2006, citado en Duarte-Hidalgo y Mora-Castillo, 2016). Bajo un modelo basado en competencias, incorpora el sistema de créditos transferibles [SCT] y transversaliza el pensamiento crítico como sello de la carrera.
Su perfil de egreso declara formar profesionales del trabajo social en dos áreas de desempeño, por una parte, la intervención social de carácter “transformadora” y por otro la investigación social “transformadora” estableciendo el carácter ético-político de la propuesta formativa considerando en ello el contexto comunitario, local y regional el que, como ya se ha señalado, tiene una condición particular de ser una zona extractivista.
Dentro de sus bases y fundamentos, este plan de estudios hace un análisis crítico de la realidad social mencionando “un modelo económico, social y político que fomenta las desigualdades, presenta un escenario de contradicciones, rupturas y complejidades ante las cuales la carrera tiene una responsabilidad ética” (Decreto Exe. 11 de 2014, p. 3).
Postula además que, en la formación de trabajadoras/es sociales pondrá en el centro de su quehacer a los sujetos y su contexto, agregando además que, asume como propios los escenarios que la región presenta y se propone construir estrategias orientadas a relevar la diversidad cuestionar la desigualdad, abordando las tensiones y contradicciones que afectan a los sujetos, comunidades y medio ambiente.
En este sentido sus fundamentos presentaban una clara intencionalidad de ser un proyecto educativo contextualizado y situado de acuerdo con las demandas y necesidades de Atacama, mencionando entre sus bases el abordar las problemáticas asociadas al “medio ambiente”.
Respecto del abordaje de temáticas medio ambientales, es una preocupación que surge a finales de la década de los sesenta, con lo que se denominó “crisis ecológica” momento en el que aparecen las primeras críticas a los modelos de desarrollo y el grave impacto en los recursos naturales. Desde el año 1972 con la primera Conferencia sobre el Medio Humano organizada por la Organización de las Naciones Unidas [ONU] se han desarrollado una serie de encuentros internacionales, que han generado diferentes normas internacionales para revertir el deterioro ambiental. El Informe Brundtland más conocido como Informe Nuestro Futuro Común (1987), el Protocolo de Montreal (1988) en el marco del Convenio de Viena, para proteger la capa de ozono, el Informe de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (1992) son tratados internacionales, que manifiestan la preocupación por la cuestión ambiental como un desafío planetario en el cual, estados, la sociedad civil y organismos internacionales toman conciencia sobre la necesidad de abordar estos temas pero las soluciones allí planteadas no problematizan el modelo de desarrollo imperante, sino adoptar un conjunto de medidas al crecimiento económico, que disminuyan el impacto al medio ambiente.
Diversos autores (Carrizosa-Umaña, 2000; Leff, 2004; 2006; Liévano-Latorre, 2013; concuerdan con que, la base de esta crisis ambiental y ecológica está vinculada a la racionalidad utilizada hasta ahora por los seres humanos, la manera de relacionarnos con la naturaleza, llegando incluso a cuestionarse la manera en que se genera el conocimiento y la forma en que se ha comprendido la realidad hasta ahora y la forma de habitar el planeta.
Esta crisis que tiene diversas expresiones (calentamiento global, cambio climático, deforestación, entre otras) es producto de la relación de carácter antropocéntrica que se ha dado entre los seres humanos y la naturaleza. Tal como lo plantea Leff (2010) la naturaleza solo cobra sentido en la medida en que está pensada como fuente de materia prima para una economía de mercado.
En efecto la lectura de las crisis socio ecológica/climática tiene que incluir una mirada de largo plazo sobre la dinámica histórica del capitalismo y su vínculo con un determinado régimen ecológico/ambiental y sobre la visión antropocéntrica que permea nuestra civilización (Svampa y Viale, 2020).
Independiente del enfoque con el que se pretenda enfrentar la crisis socioambiental se requieren soluciones que impliquen no solo alternativas tecnológicas sino profundas modificaciones en los patrones económicos de los países industrializados, incorporando una ética de la sustentabilidad en sus modelos productivos (Botia-Flechas y Preciado, 2019). Más aún, desde la perspectiva latinoamericana, las explicaciones y causas están asociadas a un patrón de acumulación que ha visto cómo los recursos naturales del sur han sido utilizados para beneficio del desarrollo económico de los países del norte.
La aproximación Latinoamericana. Entre extractivismo y el giro eco territorial
Las lecturas e interpretaciones sobre la cuestión socioambiental desde América Latina derivan de nuestro carácter colonialista. Machado-Aráoz (2015) plantea que el primer acto ordenador del territorio y de la posesión de los recursos se da desde el periodo de la conquista. Para Machado-Aráoz (2015) “extractivismo y ordenamiento territorial no son en absoluto fenómenos recientes, sino que hunden sus raíces en los propios orígenes del sistema mundo” (p. 15). El proceso de extracción de recursos naturales en América Latina se produce desde el período de la propia conquista, desarrollada a partir de una forma de ordenamiento territorial de carácter mundial que da origen a los regímenes actuales de extractivismo.
El mismo Machado-Aráoz (2015) señala que la modernidad nace con ese primer acto de ordenamiento territorial de carácter global, expresado en el Tratado de Tordesillas del año 1494 lo que según él representa el primer instrumento jurídico formal que define la primera modalidad concreta de reparto del mundo, y también estableciendo el espacio geográfico de quienes son sus sujetos propietarios y el mero espacio de los objetos poseídos. En palabras de Souza Santos traza esa línea abismal que separa a la historia de la prehistoria, a la civilidad de la barbarie del estado de naturaleza en bruto
Este primer ordenamiento territorial, en su sentido simbólico, generó la definición básica y fundacional de la geografía mundial actual, delimitando la zona del saqueo por un lado y de la acumulación por el otro. El extractivismo remite por tanto al origen del sistema mundo, no solo un fenómeno emergente en el actual contexto ecológico político del siglo XXI.
En base a lo planteado por Machado (2017) el extractivismo como práctica colonial, se erige en principio de estructuración epistémica, económica, ecológica, y política de la moderna civilización del capital. Nace de y con el capitalismo, necro- economía colonial. Empieza en América; la inventa y le impone el nombre y su lugar en el mundo: territorio minero, espacio social y geográfico de la mera extracción. Al inventarla así, crea también de tal modo el sistema-mundo como totalidad: crea el Centro y “sus” periferias, o, mejor dicho, la invención/imposición de la periferia -espacio abismal de extracción, zona de sacrificio-, permite la fastuosa construcción de la Metrópoli, presentada, así como centro y cumbre de la civilización universal.
Esta afirmación planteada por Machado (2017) refuerza la idea de que el extractivismo no es resultante de una especie de destino, sino que es y ha sido un opción política y civilizatoria que configura negativamente los territorios y la economía, generando una nueva dependencia expresada en la mayor exportación de materias primas y avance en el proceso de reprimarización, concentración y extranjerización de nuestras economías locales.
Lo anterior refuerza el concepto ampliamente utilizado sobre aquellos “territorios o zonas de sacrificio” presentes en la realidad latinoamericana. Las zonas de sacrificio en Chile son lugares que concentran las afectaciones producidas por los requerimientos energéticos de la actividad extractiva en especial la minería, y sus derivados (Bolados-García, 2016). Esta expresión conceptual se origina en Estados Unidos en la década de 1980, para referirse a zonas receptoras o contaminadas con desechos radiactivos producidos durante décadas por la industria nuclear, las que desde su instalación en las décadas del ’40 y ’50, hicieron un manejo negligente de sus residuos radiactivos (Folchi, 2020).
En Chile esta noción es utilizada por diversos movimientos sociales en la década del 2000, haciendo propia esta idea para referirse a territorios cargados de contaminación, producto de actividades productivas que tenían un alto impacto en la población. Tal como lo plantea Folchi (2020):
No es un concepto técnico ni una categoría jurídica, por lo tanto, no existen parámetros para calificar “objetivamente” un lugar como una “zona de sacrificio”. Esta es una categoría social y política en construcción, que sirve para denunciar -e intentar revertir- una situación éticamente inadmisible: la existencia de lugares cuyos habitantes parecen haber sido condenados a vivir en un ambiente severamente contaminado, lo cual implica, directa o indirectamente, una vulneración de sus derechos más básicos. (p. 34)
En Chile se identifican 5 zonas de sacrificio5 (Hormazabal-Poblete et al., 2019). Sin embargo, también se usa esta expresión para todos aquellos territorios en donde la producción a gran escala sacrifica otras prácticas culturales sociales y locales. Hay una estrecha relación entre extractivismo y zonas de sacrificio para el caso de Chile, ya que es en aquellas zonas en donde se generan condiciones de injusticia ambiental donde se extraen grandes volúmenes de recursos naturales.
Esta condición extractivista tiene un correlato en las formas económicas que han adoptado los países del sur global. A partir de la década de los años noventa se observa en América Latina, una serie de ajustes estructurales para favorecer la inversión extranjera en diversos ámbitos económicos, es la industria de extracción de materias primas la que ha tenido un aumento considerable. Este fenómeno ha generado diversas resistencias a nivel latinoamericano, en especial en aquellos proyectos vinculados a la minería, ya que los impactos que esta actividad genera son cuantitativa y cualitativamente muy importantes. Bienes naturales como las tierras y el recurso agua, y también se generan impactos ambientales que son difícilmente reparables en el tiempo.
Svampa y Viale (2020) identifica tres fases de lo que ha denominado como neoextractivismo: la fase de positividad entre los años 2003-2008, la fase de multiplicación de megaproyectos entre los años 2008 y 2013, y la fase de exacerbación del neoextractivismo desde el 2014 a la actualidad. La primera fase fue sostenida por gobiernos progresistas y conservadores quienes vieron en el proceso de exportación de materias primas su salida a los problemas económicos, bajo una narrativa que prometía un desaceleramiento de la pobreza, mayor aumento del gasto fiscal para resolver las cuestiones trascendentales. Posterior a esta primera fase, entre los años 2018-2023 se da un aumento explosivo de grandes proyectos en toda América Latina, y surge la iniciativa sudamericana conocida como IRSSA. En oposición a este proceso se dan diferentes manifestaciones en Perú, Chile, Argentina para oponerse a esta nueva etapa.
A nivel nacional, las fases de este neoextractivismo al que hace alusión Svampa y Viale (2020) tiene su correlato en Chile a partir de las políticas progresistas implementadas por el Estado a contar los años 2000 mediante diversos mecanismos promotores de la inversión extranjera generando todo tipo de medidas para destrabar capitales, y así extraer recursos naturales de manera indiscriminada.
Como ejemplo, es el Tratado Binacional, entre Chile y Argentina, un protocolo hecho a la medida de las inversiones mineras para explotar una vasta zona de la cordillera de Los Andes, en territorio transfronterizo que involucra a pequeñas localidades rurales que se sustentan en base a economías locales (agricultura, pastoreo, etc.).
La fase entre los años 2008 y 2013 tienen un fuerte correlato en Atacama, período en donde se pretenden instalar grandes proyectos como Pascua Lama de la minera Barrick Gold en territorio chileno-argentino, la planta faenadora de cerdos de la empresa Agrosuper, entre otros.
Por otra parte, los movimientos sociales, se enfrentan a esta avanzada extractivista con nuevos repertorios de acción colectiva. Así lo plantea Svampa y Viale (2020), las luchas socio ambientales en América Latina, asentaron las bases de un lenguaje común de valoración de la territorialidad que da cuenta de un cruce entre una narrativa ambientalista y una matriz indígena comunitaria que establece en el centro de las luchas la defensa de la tierra y el territorio.
Trabajo social y temas ambientales
El trabajo social ha evolucionado en respuesta a las preocupaciones sociales de cada época, influenciado también por los modelos sociales y políticos dominantes. Hace casi medio siglo, el movimiento de reconceptualización buscó transformar la disciplina, dejando atrás una visión puramente instrumental. Sin embargo, la imposición del neoliberalismo durante la dictadura militar de los años setenta estableció un proyecto ideológico que controla gran parte de la economía global y las relaciones sociales (Vivero-Arriagada, 2020). Esta situación ha provocado tensiones en el trabajo social, con una versión instrumentalizada en línea con el Estado subsidiario desde los años noventa, y una versión crítica que busca recuperar los principios del proceso reconceptualizador.
En octubre del año 2019 la sociedad chilena comienza una profunda reflexión en torno a cuestiones sociales fundamentales, como el derecho a la salud, a la educación, entre otros. Tras sucesivos eventos de manifestaciones multitudinarias el país demanda el cambio hacia una nueva constitución política en remplazo de la constitución del año 1980 diseñada en dictadura. Esta revuelta social masiva es la expresión de una rabia acumulada ante las injusticias y desigualdades generadas a partir de las políticas neoliberales instauradas por el gobierno de Augusto Pinochet (Duarte-Hidalgo et al., 2022).
El estallido social interpela tanto a ciudadanos/as, como a profesionales, agentes sociales, políticos, entre otros. El Trabajo Social también se involucra en dicho momento histórico, desde diferentes frentes, desde el activismo político, pero también desde una profunda reflexión sobre el contexto de aquel entonces y restituyendo una perspectiva crítica, y relevando su componente ético político.
El 18 de octubre recoge diversas inquietudes sociales, sin embargo, es justo señalar que las acciones colectivas en cuestiones socioambientales ya se venían manifestando desde hace más de una década. Algunas investigaciones y artículos así lo venían documentando (Arellano-Escudero, 2017a; 2017b; Jerez-Henríquez, 2015; 2015b; Mora-Castillo et al., 2017).
De tal modo que, la cuestión socioambiental, es una problemática desde la segunda mitad del siglo pasado e interpela a mirar la forma en que las ciencias sociales aportan al debate y la transformación necesaria para abordar la profunda crisis ecológica actual.
El mismo Leff (2001) ya interpelaba a las Ciencias Sociales señalando que estas no estaban a la altura de la contingencia actual, agregando que, las autoridades políticas, a nivel mundial y nacional, no han mostrado voluntad para revertir la muerte entrópica de la naturaleza; preocupándose solo de hacer de la crisis ecológica un nuevo mercado y nicho de negocios sin proponer nuevas estrategias de minimización de impactos negativos para la biosfera y la tierra. La mal llamada “economía verde”.
La irrupción del territorio como un elemento de análisis se ha fortalecido en las últimas décadas. Este giro eco territorial al que refieren Svampa y Viale (2020) también hace referencia a la creciente incorporación de la dimensión socioambiental/territorial en el trabajo social y en las ciencias sociales. En efecto, la noción de territorio ha estado presente en las últimas décadas con mucha fuerza en las denominaciones del desarrollo y las políticas sociales (desarrollo territorial, políticas territoriales, entre otras) (Panez-Pinto, 2020).
En el caso del Trabajo Social se ha ido configurando una narrativa que desplaza a los sujetos como elemento central hacia el “territorio” como foco de preocupación, llegando a desplazar la idea de “lo local” o “lo comunitario” por “lo territorial” (Panez-Pinto, 2020). Bajo esta premisa cualquier intervención podría ser denominada como “territorial” por el hecho de estar circunscrita a un espacio geográfico. Esa mirada reduccionista del territorio suele estar presente en espacios profesionales y laborales con mucha fuerza, en especial aquellos referidos, con la bajada de la política social. Es por ello por lo que existe una crítica en cuanto a la aproximación que se ha hecho al territorio desarrollada desde perspectivas teóricas poco precisas, y muchas veces eclécticas, lo que podría constituirse en una forma de enmascarar nuevas ofensivas conservadoras, revestidas de una terminología novedosa, aunque vacía de una crítica contundente y profunda (Saravia-Cortés y Panez-Pinto, 2022).
En lo relativo a producciones investigativas sobre la cuestión ambiental existe una multiplicidad de aproximaciones conceptuales que se hacen para referirse a la dimensión ambiental. Categorías como “medio ambiente”, “desarrollo sostenible o sustentable” “cuestiones eco territoriales” “campo socio ambiental” son algunas de las acepciones que se utilizan para referirse a este ámbito.
La autora Sepúlveda-Hernández (2018) realiza un interesante análisis sobre las ponencias presentadas en la Conferencia Mundial sobre Educación y Trabajo Social realizada el año 2018, concluyendo que hay una creciente incorporación de la dimensión socioambiental a la discusión disciplinar a nivel mundial.
En América Latina se observa un incremento de investigaciones y publicaciones sobre cuestión ambiental y el trabajo social, aunque sigue siendo periférica, destacan por aproximaciones como Liévano-Latorre (2013) o la autora Quintana-Ramírez (2019; 2022) desde Colombia.
Según Panez-Pinto y Mendoza-Arriagada (2023) en América Latina, en la década del noventa, se registran una serie de trabajos que son pioneros sobre la vinculación entre Trabajo Social y cuestiones socioambientales, algunas de esas aportaciones vienen desde Colombia (Liévano-Latorre, 2013). Según Panez-Pinto y Mendoza-Arriagada (2023) esta producción académica,
Se anticipa al debate anglosajón de la segunda década del 2000, en el que aparecen conceptos como “Green Social Work” (Dominelli, 2012) o “Trabajo Social ambiental” (Gray, 2013), los cuales están relacionados a comprender el lugar fundamental de la cuestión ambiental en las inequidades estructurales. (p. 57)
En Chile la aproximación desde la disciplina del trabajo social a estas cuestiones se ha desarrollado a partir de investigaciones relacionadas con conflictos socioambientales. Por ejemplo, estudios sobre el impacto producido por la megaminería en territorios transfronterizos (Duarte-Hidalgo et al., 2020; Jerez-Henríquez, 2015a; 2015b; Mora-Castillo y Álvarez-Manríquez, 2021); la presencia de la contaminación por Arsénico en la Bahía Quintero Puchuncaví, región de Valparaíso (Arellano-Escudero, 2017a); el conflicto socio territorial por la instalación de Agrosuper en Freirina (Duarte-Hidalgo et al., 2020) la contaminación ambiental en Chañaral (Quintana-Ramírez, 2022).
La mayoría de estas publicaciones se sitúan territorialmente para investigar los conflictos, y abordarlos desde una perspectiva en donde el territorio no solo es concebido como un espacio geográfico delimitado (dimensión material) sino con otros aspectos (culturales, sociales e históricos) casi siempre por relaciones de poder (Haesbaert, 2013). Sin embargo, también es plausible señalar que los marcos interpretativos son bastante amplios al igual como ocurre a nivel latinoamericano.
Sin embargo, se observa un creciente interés por ampliar la investigación hacia campos que permitan poner en discusión las aproximaciones teóricas y metodológicas que tiene el trabajo social con las cuestiones ambientales proponiendo una perspectiva de carácter interdisciplinaria y con un carácter latinoamericano (Panez-Pinto y Mendoza-Arriagada, 2023; Sepúlveda-Hernández y Úcar-Martínez, 2018).
2. Metodología
Esta investigación es de tipo exploratoria descriptiva, y utiliza un enfoque predominantemente cuantitativo basado en estadística descriptiva. Se utiliza para ello material de archivo público del departamento de Trabajo Social y de la Universidad de Atacama.
Entendemos por material de archivo a “los textos escritos que no han sido obtenidos a partir de experiencias diseñadas por el investigador, por un analista, por otro profesional o por un particular con objetivos ya determinados, sino que se seleccionan entre aquellos que han sido susceptibles de ser conservados gracias a variados mecanismos sociales e institucionales que los constituyen en documentos” (Narvaja-De Arnoux, 2006, p. 3).
El corpus de análisis documental se compone por los siguientes documentos, reportes y bases de datos:
Revisión de bases de datos internas con registros de tesis de pregrado.
Acceso a biblioteca para revisión de tesis de pregrado vinculadas a cuestiones ambientales.
Revisión de base de datos de la Vicerrectoría Académica de Investigación y Postrado.
Informe elaborado por la comisión de Investigación y Postgrado del Departamento de Trabajo Social.
Registro de publicaciones del Departamento.
La información se analizó mediante estadística descriptiva y análisis de frecuencia, y se organizó en tres ámbitos (tesis de pregrado, publicaciones científicas, proyectos de investigación adjudicados). Los datos se traspasaron al software SPSS donde se registraron los datos más relevantes (títulos de las investigaciones, publicaciones y tesis, palabras claves, tipo de investigación, territorios en los que se desarrollan, etc.). En el caso de las tesis de pregrado se establecieron criterios como año de realización, ámbito de la tesis, palabras clave, marco referencial utilizado. Posteriormente se analizaron los datos sacando algunos porcentajes y tendencias en base a dicha información.
3. Hallazgos
Los resultados se agrupan en tres aspectos: El primero refiere las investigaciones de pregrado entre los años 2008 y 2023; en segundo término, los proyectos adjudicados por la unidad académica vinculado a cuestiones ambientales, y finalmente las publicaciones desarrolladas por docentes adscritos/as al departamento.
3.1 Investigaciones para optar al grado académico de Licenciatura en Trabajo Social
Actualmente se han desarrollado un total de 117 investigaciones de pregrado para optar el título de licenciado/a en Trabajo Social en 18 años de trayectoria y 12 generaciones de egresados/as. Las temáticas de investigación son seleccionadas en forma aleatoria y en base a las inquietudes de los y las estudiantes.
En los últimos años hay un creciente aumento de tesis coincidente con el mayor número de estudiantes que se titulan. En el primer semestre del año 2023 se realizaron 21 tesis lo que implica un incremento significativo con respecto a años anteriores (véase Figura 1) lo que obedece al aumento de estudiantes que han ingresado a la carrera en los últimos años gracias a la gratuidad en la educación superior.

Fuente: elaboración propia a partir de Sanhueza y Salvatierra (2022) y archivos del Departamento de Trabajo Social, UDA. (IBM SPSS Statistics Processor).
Figura 1 Cantidad de investigaciones por año (2008-2023).
Tal como se observa en la Figura 2, del total de tesis realizadas (117) un total de 11 están vinculadas a temáticas socioambientales. Sin embargo, hay que considerar que el número restante de investigaciones se distribuye en otras temáticas propias de la disciplina (educación, salud, niñez, etc.). Esto representa casi un 10% del total de investigaciones de pregrado desde el 2008 a la fecha.

Fuente: elaboración propia a partir de Sanhueza y Salvatierra (2022) y archivos del Departamento de Trabajo Social, UDA.
Figura 2 Tesis vinculadas a temas socioambientales por año (2008-2023).
El aumento de estas investigaciones se atribuye en gran medida al contexto regional del período (2018-2023) en que también se produce un aumento en la conflictividad socioambiental en la región de Atacama. Esto es coincidente con el contexto económico que se da en toda América Latina desde el año 2014 hasta la actualidad, período al cual según Svampa y Viale (2020) se produce una exacerbación del extractivismo en la medida en que, desde el continente, incluido Chile, se generan diversos mecanismos que permiten promover la llegada de la inversión extranjera generando todo tipo de medidas para destrabar capitales, y así extraer recursos naturales de manera indiscriminada.
A este escenario descrito se suma un evento específico producido el año 2015 un aluvión que afectó a toda la región de Atacama producto de intensas precipitaciones que se dieron inusualmente para esta zona. En virtud de lo anterior, la carrera de Trabajo Social volcó gran parte de su trabajo (prácticas intermedias, tesis y actividades de vinculación con el medio) a aportar en la fase post aluvión. Se realizaron cuatro investigaciones vinculadas al aluvión en temáticas como el desplazamiento forzado de familias en Copiapó por los efectos de la contaminación, las transformaciones socioterritoriales en poblaciones afectadas por el aluvión, entre otras, investigaciones que se enmarcan en esta línea, las que concluyen que dichas afectaciones también están relacionadas con la situación socioambiental de la región agudizada posterior al aluvión.
Si el análisis se realiza considerando los últimos años se observa que el mayor número de investigaciones (véase Figura 3) se concentra desde el año 2019 a la fecha lo que es coincidente con la primera generación de egresados/as de la carrera con plan de estudios actualmente vigente (años 2018-2019).

Fuente: elaboración propia a partir de Sanhueza y Salvatierra (2022) y archivos del Departamento de Trabajo Social, UDA. (IBM SPSS Statistics Processor).
Figura 3 Porcentaje de investigaciones en cuestiones socioambientales (2008-2023).
Respecto a las temáticas de estas investigaciones en la mayoría se analizan casos sobre conflictos y/o problemas socioambientales y efectos en sus habitantes, se trata de un abordaje contextual ya que cuando se realizaron dichos estudios, los conflictos se encontraban en pleno desarrollo.
La Figura 4 muestra que el mayor interés en los estudios está en la comuna de Huasco (3) y/o en el valle del Huasco (1). En el caso de las investigaciones asociadas a Huasco, estas se relacionan con el impacto provocado en el territorio y sus habitantes en cuanto a la contaminación producida por la Compañía Minera de Aceros del Pacífico presente en el territorio desde la década del sesenta a la fecha y que entra en fase de conflictividad socioambiental entre los años 2010 y 2020.
Cabe señalar que los y las estudiantes que realizan investigaciones son habitantes de los mismos, lo que hace que la inquietud de trabajar en ellos responda a la vivencia personal que tienen con respecto a vivir en una zona de sacrificio (Bolados-García et al., 2021) como lo es la ciudad portuaria de Huasco, en donde se encuentra instalada la Termoeléctrica Guacolda y la compañía Minera de Aceros de Pacífico [CAP].
Los y las estudiantes conviven con estas realidades y en algunos casos, forman parte de las acciones colectivas de resistencia en sus territorios, lo que hace que la construcción del conocimiento sea más significativa. Las comunidades ya no están dispuestas a aceptar proyectos sin licencia social (Wagner, 2012), especialmente aquellos relacionados con la minería a gran escala.
Por otra parte, en la relativo a la carrera de Trabajo Social un elemento significativo, es el despliegue territorial que se produce a través de estas investigaciones lo que permite a la unidad académica ampliar su mirada hacia territorios que están alejados de la comuna de Copiapó ya que la carrera se imparte en la ciudad de Copiapó. La comuna de Huasco, por ejemplo, está distante unos 191.000 km. de la capital regional, por tanto, es relevante generar conocimiento en virtud de territorios más alejados, reforzando el compromiso con el contexto regional y haciendo visible el compromiso manifestado en el plan de estudios y de la propia universidad.
No obstante, a pesar de este despliegue de investigaciones de pregrado en estos temas y en estos territorios se puede advertir que los egresados/as de la carrera no se desempeñan en estos temas posterior a su egreso, ya que el campo ocupacional que ofrece la región está en otros ámbitos de la profesión como educación, niñez, etc. Así, la experiencia de investigar en temas ambientales queda relegada a una experiencia personal situada territorialmente en virtud de la propia experiencia vivida de los/las estudiantes pero que aún no encuentra espacio en el campo ocupacional lo que plantea un desafío a la profesión y para la propia universidad.
Al revisar el marco de referencia de estas investigaciones se puede identificar que la ecología política es elegida el marco principal para sustentar estas investigaciones tal como se observa en la Tabla 1:
Tabla 1 Marco teórico conceptual, investigaciones de pregrado (2008-2023).
| ENFOQUE | MENCIONES |
|---|---|
| Ecología Política | 4 |
| Ecología Política de las Emociones | 2 |
| Zonas de sacrificio | 3 |
| Ecofeminismo | 2 |
| Paradigma del buen vivir | 1 |
| Epistemologías del sur | 1 |
| Metabolismo social | 1 |
| Territorio | 4 |
| Biopoder | 1 |
Fuente: elaboración propia
Al comparar y analizar cuestiones teórico-conceptuales dentro de estas investigaciones de pregrado, podemos señalar que hay diferentes niveles de adscripción a lo teórico conceptual, tesis que hablan de paradigma, enfoque, teoría y/o conceptos, todos ellos utilizados con diferente significado.
Sin embargo, a partir del análisis, se observa que la mayoría de las tesis se sitúa desde enfoques “críticos” y bajo una perspectiva latinoamericana. La ecología política es la que mayor interés concentra tomando sus principales bases ideológicas, una crítica al modelo económico neoliberal en su relación con la naturaleza, las inequidades que se dan en los territorios, entre otros.
La ecología política se ha constituido en las últimas décadas en un campo interdisciplinario que ha sido ampliamente utilizado en América Latina para el análisis y estudio integral de los conflictos socioambientales, utilizando herramientas desde disciplinas como la sociología, la antropología y la geografía (Alimonda, 2011; Leff, 2006). En lo metodológico se trata de investigaciones cualitativas, bajo un paradigma interpretativo o constructivista, de carácter exploratorio y/o descriptivo. Este enfoque permite aproximarse desde una perspectiva situada al territorio de estudio y a los sujetos/as. En cuanto a los instrumentos están la entrevista semiestructurada y como modo de análisis el categorial semántico lo que le da una riqueza al rescatar experiencias, emociones, vivencias, percepciones desde las propias comunidades de dichos territorios. La investigación cualitativa en materia de conflictos socioambientales es altamente enriquecedora porque pone en el centro del quehacer a las/los sujetos tal como se declara en el perfil de egreso de la carrera.
A pesar de contar con un plan de estudios que intenta adecuarse a la realidad de la región se establece un curriculum que explícitamente no hace referencia cuestiones socioambientales, más bien se trata de la influencia de docentes adheridos a la línea de investigación Comunidad Territorio y Medio Ambiente quienes incentivan el desarrollo de investigaciones en el pregrado que vayan en esa línea. Por otra parte, la colaboración con otros actores académicos, de otras universidades es la que también provocó un aumento en las investigaciones de pregrado en este ámbito.
Pese a no contar con asignaturas específicas en temas socioambientales los y las estudiantes abordan estas temáticas en sus tesis, producto de una articulación entre sus intereses investigativos, sus vivencias personales y la orientación docente en estos temas.
En ese sentido es necesario profundizar y problematizar cuáles serán los planteamientos teóricos más adecuados para comprender mejor la relación sociedad-naturaleza y también cómo estos se articulan para pensar formas de intervención desde el trabajo social que permitan abordar estas cuestiones socioambientales (Sepúlveda-Hernández y Úcar-Martínez, 2018).
3.2 Proyectos de investigación asociados a cuestiones socioambientales
El Departamento de Trabajo Social cuenta con 11 académicas/os. El año 2018 se formalizan las líneas de investigación del Departamento estableciéndose una línea denominada “Comunidad y Territorio y Medio Ambiente” con 6 académicos/as cuyas publicaciones e investigaciones han nutrido esta área sostenidamente en el tiempo.
La Vicerrectoría de Investigación y Posgrado cuenta con un fondo concursable con recursos para la investigación. De los veinte proyectos adjudicados en Trabajo Social, siete de ellos corresponden a proyectos vinculados a la línea “Comunidad y Territorio” lo que representa el 35% del total de los proyectos adjudicados (véase Figura 5).

Fuente: elaboración propia a partir de archivos del Departamento de Trabajo Social, UDA. (IBM SPSS Statistics Processor).
Figura 5 Porcentaje de Proyectos del Departamento v/s proyectos ambientales (2008-2023).
Esta trayectoria coincide con el regreso de docentes desde sus estudios de doctorado (años 2016 y 2022) que abordan en sus investigaciones estas preocupaciones (véase Tabla 2).
Tabla 2 Proyectos internos adjudicados en Trabajo Social (2008-2023).
| Año de financiamiento | Tema de investigación |
|---|---|
| 2012 | Configuración histórica de la problemática ambiental a partir de las comunidades y la institucionalidad política- administrativa Coordenadas para la gobernabilidad y sustentabilidad de atacama |
| 2013 | Una mirada sobre la reconfiguración del territorio a partir del conflicto Proyecto Termoeléctrica Castilla, en la región de Atacama, Chile. |
| 2017 | Pensemos el ordenamiento territorial: "Significando la comunidad y territorio" desde los/as sujetos sociales de la comuna de Chañaral, región de Atacama. |
| 2018 | Tribunales ambientales y gobierno regional de los bienes naturales: Gubernamenabilidad, nueva institucionalidad ambiental y estado. |
| 2021 | Modernización del Estado y Gubernamentalidad regional en Atacama (2018-2020) Analíticas de Gubernamentalidad, Estado y Territorio |
| 2023 | Recuperación de la Historia Ambiental del Valle de Huasco, Atacama. Entre extractivismo y resistencias |
| 2023 | Iniciativa de valoración y protección de salares y humedales altoandinos en la comunidad indígena colla de la quebrada de Paipote, comuna de Copiapó, Región de Atacama. |
Fuente: Universidad de Atacama, Vicerrectoría de investigación y postgrado.
Los temas de investigación financiados por la Universidad de Atacama, desde 2012 hasta 2023, relacionados con la problemática ambiental en la región de Atacama, Chile, abordan cuestiones relacionadas con gobernabilidad ambiental, conflictos territoriales, ordenamiento territorial, tribunales ambientales, gobierno regional, modernización del Estado y recuperación de la historia ambiental del Valle de Huasco, entre otros.
Estas investigaciones se podrían clasificar en dos grandes ámbitos. Aquellas investigaciones sobre conflictos socioambientales/territoriales (minería, energía, litio) desde perspectivas críticas las que se han desarrollado en territorios específicos.
Otro grupo de investigaciones se aproximan a la configuración histórica de la institucionalidad ambiental chilena y cómo esta dialoga con el contexto anteriormente descrito, dado que estos conflictos tensionan esa institucionalidad y generan nuevas estructuras. En palabras de Merlinsky et al., (2018) es parte de la productividad de los conflictos en cuanto a su ámbito socio-jurídico.
En cuanto al alcance temporal de estas investigaciones, se puede observar que se territorializan las investigaciones, a través del análisis de caso, es decir, se aborda cuestiones relativas a los territorios y a la presencia de conflictos socioambientales. Territorios como Valle del Huasco o Chañaral están presentes en las investigaciones los que, según los diversos estudios, han sido impactados por prácticas extractivistas (Bolados-García, 2016). Así mismo, la última investigación desarrollada se vincula desde una perspectiva teórica y práctica al impacto que tiene la extracción de litio en la protección de salares desde la perspectiva de comunidades indígenas en la región.
Al respecto, la categoría territorio es ampliamente utilizada en la mayoría de las publicaciones estableciéndose aspectos vinculados a la conflictividad y tensiones que existen en ellos. Se utiliza el territorio como categoría de análisis aludiendo a una comprensión amplia del concepto, que no solo aborda una dimensión geográfica o material del territorio sino aspectos simbólicos como la cultura, la historia local, entre otras (Haesbaert, 2013).
Así mismo, tanto en las investigaciones vinculadas a conflictos como a las que se desarrollaron en materia de gubernamentalidad e institucionalidad ambiental, se pudo observar un interés por analizar las relaciones de poder que caracterizan a estos fenómenos.
3.3 Publicaciones científicas en cuestiones socioambientales
A la fecha existen quince publicaciones (véase Tabla 3) en temáticas socioambientales, las cuales se insertan en la línea de investigación denominada Comunidad, Territorio y Medio Ambiente, con una mayor dispersión de temas. La mayoría de las publicaciones se sitúan desde un enfoque cualitativo. Se adoptan marcos críticos para el análisis, como la ecología política, la acción colectiva, el ecofeminismo, entre otros.
Tabla 3 Publicaciones en cuestiones socioambientales (2008-2023).
| Autores/as | Año | Título |
|---|---|---|
| García, A. | 2017 | Gubernamentalidad y agua: Analíticas del poder en el desierto de Atacama |
| García, A. | 2017 | Privatizing Water, Producing Water Subjects: The Politics of Scale in the Socio-Hydric Mobilization against Pascua Lama and HidroAysén in Chile |
| Quintana-Ramírez, J. | 2019 | Territorio, memoria y género: significado de la participación política de las mujeres de Atenco, México. |
| Duarte-Hidalgo, C. et al. | 2020 | Acción colectiva, antagonismos y resistencia comunitaria en el conflicto socio-territorial de Freirina |
| Duarte-Hidalgo, C. et al. | 2021 | Prácticas políticas de esperanza en contextos de territorios en sacrificio |
| Mora, A. Álvarez, L. | 2021 | Ordenamiento Territorial y Conflictos socioambientales vinculados a la minería. Provincia de Huasco y Chubut en defensa del territorio. |
| Mora, A. | 2021 | Resistencia y resiliencia. Alternativas para pensar la pandemia |
| Mora, A. | 2021 | Socio-natural Disasters and Poverty: An Analysis from Emergency Decrees Issued in Chile |
| Quintanta, J. | 2022 | Haciendo territorio (in)seguro en medio de desastres socioambientales: significados del territorio y emociones en Chañaral, Chile |
| Duarte-Hidalgo, C., et al. | 2022 | Hilvanando narrativas. Procesos de resistencias y organización de mujeres en un territorio en sacrificio. |
| García, A. | 2022 | Prácticas discursivas de la institucionalidad ambiental y las formas de ganarse la vida en territorios locales. Megaminería vs. pequeña agricultura, el caso Pascua Lama-Chile |
| Duarte-Hidalgo, C. et al. | 2022 | Feminismos en territorios sacrificables: el caso de Atacama y sus implicancias para la propuesta formativa en trabajo social |
| Burgos, C., Duarte-Hidalgo, C., Olivares, V y Pino, K. | 2023 | Weaving identities and stories about the boarding school of the Copiapó mining school and the student residence of the University of Atacama |
| García-Carmona, A | 2023 | Neoliberal State and the Rise of Environmental Institutionality in Chile |
| Quintana-Ramírez, J, Castillo A. | 2023 | Entrevista a Alba Orozco Cisneros: " Las memorias aún permanecen en nuestra historia" |
Fuente: Decreto Exe. 11 de 2014.
Destaca en el caso de la publicación de los y las académicos/as una importante incorporación de la dimensión género en el estudio de temáticas socioambientales, relevándose el rol de las mujeres en la defensa de los territorios, poniendo en discusión la dimensión cuerpo territorio y relevando las resistencias que han tenido las mujeres en Atacama a las prácticas extractivistas.
En ese sentido destacan la construcción de nuevas categorías de análisis a la realidad de la región en torno a la noción de “sacrificio”, que tal como ya se ha señalado refuerza el planteamiento de que Atacama es una “zona de sacrificio” dado su carácter de región minera y que ha provocado que sean las mujeres quienes lideran las luchas por los derechos ambientales y otros derechos.
4. Conclusiones
Durante décadas, las ciencias sociales han cuestionado el modelo productivo extractivista, aunque esta discusión no se ha abordado completamente en este campo, a pesar del debate sobre la dimensión ético-política del trabajo social (Panez-Pinto y Mendoza-Arriagada, 2023).
Las regiones con una matriz productiva extractivista, alejadas de las grandes ciudades, son las que más sufren las consecuencias de este modelo. La carrera de trabajo social, ubicada en una región marcada por el sacrificio y en una universidad con tradición minera, ha transitado hacia un nuevo enfoque curricular desde 2014 para conectar mejor con el territorio. Las experiencias y conocimientos adquiridos hacen a la comunidad estudiantil y académica protagonistas de los efectos de vivir en zonas de sacrificio. La formación está situada y no se basa en una lógica sujeto-objeto.
En cuanto al objetivo propuesto para esta indagación se puede observar una creciente y necesaria investigación en materias socioambientales tanto a nivel de investigaciones de pregrado como también mediante la producción investigativa y científica de los y las docentes adscritos/as a esta unidad académica. Pese a ello su visibilidad a nivel nacional es limitada. Aunque estas investigaciones son útiles a nivel regional, una mayor visibilidad podría generar nuevas sinergias con otras regiones del país que también están afectadas por la lógica extractivista.
Para que Trabajo social siga fortaleciendo esta creciente investigación y producción académica se deben realizar algunas transformaciones curriculares importantes. Si uno de los ejes formativos de la disciplina fuera el campo socioambiental debe incorporarse en el plan de estudios un contenido curricular que integre nuevas comprensiones sobre los fenómenos ambientales. La comprensión epistemológica de las ciencias sociales debe estar permeada por una comprensión más amplia, incorporando allí el saber ambiental como un nuevo paradigma que rompe con la dualidad sociedad-naturaleza tan presente en las ciencias sociales.
La ecología política, por ejemplo, en tanto campo de acción interdisciplinario permite una mayor comprensión de los conflictos de este tipo otorgando claves teórico-metodológicas que potencian una mayor vinculación con aquellas comunidades y actores de un conflicto.
Si se trata de un trabajo social comprometido con los territorios, por iniciativa individual o colectiva. Los datos corroboran que este interés por relevar lo ambiental va en aumento, y desde allí cabe preguntarse qué ocurre en otros territorios con las carreras de trabajo social con similares características a Atacama en donde también se presentan estas problemáticas en especial en las regionales más extremas o alejadas. Por cierto, los conflictos asociados a la industria minera y energética pueden tener otros ribetes sobre todo en zonas semiáridas como Atacama. Sin embargo, existen a nivel nacional otros territorios también cruzados por el extractivismo en donde también trabajo social está presente y en donde la dinámica socioambiental aparece aún con escasa fuerza.
Más allá de la experiencia particular que se analiza en esta investigación, lo que interesa es relevar la necesidad de construir una mirada latinoamericana y también territorial desde el Trabajo Social que aborde las características propias de las regiones afectadas por el extractivismo y visibilizar la construcción que se hace desde quienes habitan estos territorios sacrificados/sacrificables. En este sentido los y las estudiantes y académicos/as de trabajo social de la región de Atacama se transforman en agentes activos del contexto en tanto afectados/as y como miembros de acciones colectivas frente a las lógicas del extractivismo.
Al parecer la tensión en la disciplina está en si el campo socioambiental es un eje relevante de preocupación del trabajo social o si se trata de trabajadores/as sociales investigando y/o interviniendo en cuestiones relativas a lo socioambiental. Esa dualidad se observa en las diversas investigaciones que se han realizado en la materia, las que en su mayoría apuntan a comprender conflictos socioambientales, eco territoriales y en visibilizar cuestiones ambientales en territorios específicos, (análisis de casos) sin embargo, poco y nada existe sobre la formación disciplinar en ello.
La formación en trabajo social en esta materia debe seguir acrecentándose, pero esto debe ser promovido a nivel de otras universidades que también se sitúan desde contextos extractivistas en torno a otras actividades productivas, como en el sur, por ejemplo, con la producción forestal, la salmonicultura entre otras. Se deben generar sinergias y redes de trabajo para fortalecer esta dimensión en la disciplina.
La disciplina ha ido incorporando esta dimensión en su quehacer con una cierta lentitud, sin embargo, no puede estar ajena a ella, dado su compromiso ético político. Al menos en este territorio el vínculo entre cuestión socioambiental y trabajo social ha llegado para quedarse, representando una clara relación con el contexto en que se desarrolla tanto en lo disciplinar y profesional.















