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Cuadernos de Desarrollo Rural

Print version ISSN 0122-1450

Cuad. Desarro. Rural vol.10 no.71 Bogotá June/Dec. 2013

 

Pequeños agricultores y nueva ruralidad en el occidente de México*

Small Farmers and New Rural Living in Western Mexico

Petits agriculteurs et la nouvelle ruralité dans l'occident du Mexique

Alejandro Macías Macías**

*Este artículo hace parte del proyecto de investigación El papel de los pequeños productores en la agricultura y la alimentación. La experiencia desde tres regiones agrícolas en México, que el autor dirige con apoyo económico del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, por medio del fondo Fordecyt, proyecto 117161.
**Doctor en Ciencias Sociales con especialidad en Antropología Social. Maestro en Economía y Licenciado en Comercio Internacional. Profesor Investigador del Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores en México, Nivel I. Avenida Enrique Arreola Silva 883, Col. Centro. C. P. 49000, Cd. Guzmán, Jalisco, México. Tel/Fax 52 (341) 575-2222 ext. 46007. Correo electrónico: alejandrom@cusur.udg.mx/amacias40@hotmail.com

Recibido: 2012-08-10 Aceptado: 2012-08-12 Evaluado: 2013-02-28 Publicado: 2013-06-30


Cómo citar este artículo

Macías Macías, A. (2013). Pequeños agricultores y nueva ruralidad en el occidente de México. Cuadernos de Desarrollo Rural, 10(71), 187-207.


Resumen

Los pequeños productores agrícolas en Zapotlán El Grande, México, viven cambios significativos en sus prácticas productivas y de consumo, como resultado de la modificación estructural de la economía mexicana y su impacto en la agricultura, así como el crecimiento urbano de Ciudad Guzmán. En este trabajo se muestra cómo estos cambios son de naturaleza tan diversa, que dan cuenta de un mundo rural totalmente distinto a aquel modelo que se había formado en la sociología rural. Ante ello, el concepto de nueva ruralidad resulta pertinente pues destaca que la dicotomía rural-agrícola respecto a la urbano-industrial, hoy menos que nunca refleja la realidad que se vive en las pequeñas comunidades, o su relación con las ciudades y el mundo global.

Palabras clave autor: Ruralidad, agricultores, México, transformaciones, pequeñas comunidades.

Palabras clave descriptores: Agricultores, explotación agrícola en pequeña escala, agricultura- aspectos económicos- México.


Abstract

Small farmers in Zapotlán El Grande, Mexico, are living through important changes in their production and consuming practises, as a result of the structural modification of Mexican economy and its impact on agriculture, as well as Ciudad Guzmán's urban growth. The present paper shows how these changes are of such a different nature that they reveal a rural world which was completely different from the model which took shape in rural sociology. Thus, the concept of new rural living is a pertinent one, as it underlines the fact that rural-agricultural dichotomy, as opposed to urban-industrial dichotomy, reflects, more than ever, real life in small communities, or their relationship with cities and the global world.

Keywords author: Rural living, farmers, Mexico, transformations, small communities.

Keywords plus: Farmers, small farms, agriculture- economic aspects, Mexico.


Résumé

Les petits producteurs agricoles à Zapotlan El Grande, au Mexique, suivent des changements significatifs dans leurs pratiques productives et de consommation, comme résultat de la modification structurelle de l'économie mexicaine et son impact dans l'agriculture, aussi que dans la croissance urbaine de Ciudad Guzman. Dans cette étude, il se montre comment ces changements sont d'une nature si diversifiée qu'ils rendent compte d'un monde rural entièrement différent à ce modèle-là qui avait été construit dans la sociologie rurale. Pour cela, le concept de la nouvelle ruralité est pertinente car il met en relief la dichotomie rurale-agricole par rapport à celle urbaine-industrielle, aujourd'hui, moins que jamais, elle reflète la réalité qui se passe dans les petits communautés ou sa relation avec les villes et le monde global.

Mots-clés auteur: Ruralité, agriculteurs, Mexique, transformations, petits communautés.

Mots-clés descripteur: Agriculteurs, agriculture à petite échelle, agro-économie-Mexique.


Introducción

La globalización económica, el progreso en las tecnologías de transporte y comunicación, el predominio de modelos de desarrollo basados prioritariamente en el sector empresarial, la liberalización de los mercados y las nuevas formas de competencia en el sector alimentario, han originado cambios sustanciales en la vida económica y social de las pequeñas comunidades. Actualmente, lo que se percibe en varias de ellas es el predominio de modelos agroindustriales de producción; crisis recurrentes en la agricultura de pequeña escala; concentración de los recursos productivos en pocos actores; proletarización de la mano de obra; diversificación en las actividades productivas y en las fuentes de ingreso de las familias; creciente movilidad poblacional, temporal y permanente; redefinición de lo rural más allá de su identificación con la agricultura; así como cambios en las preferencias y prácticas de consumo.

Todos estos cambios, que se derivan de esa realidad distinta llamada nueva ruralidad, serán analizados en el caso de Zapotlán El Grande (en adelante Zapotlán), municipio localizado al sur del estado de Jalisco, en el occidente de México (ver el mapa número 1). En este la agricultura ha sido históricamente una actividad importante para el desarrollo local, aunque desde mediados del siglo XX y con mayor intensidad en las dos décadas más recientes, se viven cambios transcendentes que afectan tanto la práctica como a sus actores. Estos cambios tienen que ver con las propias modificaciones en los modelos de producción agrícola a escala mundial y a la incorporación de México a la economía internacional, así como con la creciente urbanización Ciudad Guzmán, cabecera municipal de Zapotlán.

Para el desarrollo de esta investigación, durante los meses de mayo y junio de 2010 se aplicó una encuesta a una muestra representativa de productores agrícolas de Zapotlán, en particular, en sus tres principales localidades: Ciudad Guzmán, El Fresnito y Atequizayán. La encuesta contenía 74 preguntas relacionadas con características demográficas, productivas y de alimentación.

Para definir el universo de estudio se consideró como criterio incluir a aquellos actores que pertenecían a alguna organización de agricultores en el municipio o recibieron apoyo del programa Procampo en 20081 (Sagarpa-Aserca, 2013). Con base en ello, la población de productores identificados fue de 13082.

A partir de este universo, se definió una muestra simple con nivel de confianza de 90%, y 5% de error muestral3, lo que resultó en 225 productores distribuidos de modo equitativo entre los distintos grupos de productores identificados (para definir la muestra se aplicó la fórmula para poblaciones finitas de Fernández, 1996)4.

En paralelo, entre marzo y mayo de 2010 se aplicaron once entrevistas en profundidad a productores, comisariados ejidales, funcionarios públicos, etc., y en diciembre de 2010 se realizaron dos talleres con productores de las comunidades de Atequizayán y El Fresnito.

Nueva ruralidad: concepto bajo debate

El fenómeno de globalización económica, el creciente dominio del capital en el agro, la industrialización de la agricultura, la urbanización de las comunidades rurales, y la apertura económica y comercial impulsada en varios países, han trastocado de manera definitiva las anteriores características del sector rural (Gómez, 2002), donde predominaba la agricultura como principal actividad económica, la dispersión, el aislamiento de la población, y su escaso acceso a mercancías industrializadas así como a servicios de alto valor agregado (como educación superior).

Siguiendo a Michael Woods (2007, pp. 492-494), lo que sucede en la actualidad en las pequeñas poblaciones es la emergencia de una ruralidad globalizada, caracterizada por las siguientes dimensiones:

  1. Emergencia de redes internacionales de mercancías agroindustriales, que separan geográficamente la producción del consumo.
  2. Estas redes son dominadas por grandes corporaciones transnacionales, las cuales operan bajo una estrategia flexible para hacerse de los mejores recursos.
  3. Si bien los mecanismos de coordinación desarrollados en el campo permiten, en ocasiones, la participación de productores originarios de las comunidades, en general, hay un desplazamiento de intereses locales.
  4. Se diversifica la economía rural con la emergencia de actividades agroindustriales, empresas alimentarias ligadas con la residencia (elaboración de mermeladas, conservas, etc.), procesos de extracción de recursos naturales; oferta y cuidado de tales recursos; elaboración de artesanías; servicios relacionados con el turismo y el entretenimiento; instalación de industrias manufactureras, de servicios y de comercio, etc. (Grajales et ál., 2006, p. 38).
  5. A su vez, lo anterior ocasiona que también se diversifiquen las fuentes de ingreso en las familias, es decir, evoluciona la pluriactividad en el empleo.
  6. Crece el trabajo asalariado tanto para la agricultura como para las otras actividades. Buena parte de esta oferta laboral es poco especializada y de baja remuneración.
  7. Se generan crecientes flujos de trabajadores migrantes, muchos de los cuales han sido desplazados de sus actividades tradicionales en sus lugares de origen, como consecuencia de la propia reestructuración económica; esta mano de obra generalmente llega en condiciones de alta vulnerabilidad.
  8. Las migraciones se dan en distintos sentidos, pues también los habitantes de las comunidades rurales migran de manera pendular, temporal o permanente hacia las zonas urbanas o a otras zonas rurales y viceversa.
  9. Se revaloriza el paisaje rural y esto ocasiona un creciente flujo de turistas urbanos. No obstante, ello solo sucede para determinados territorios que tienen "atractivos" paisajes, mientras que para la mayoría hay abandono de la inversión privada y en ocasiones, hasta de la inversión pública.
  10. Se realizan grandes inversiones para construir residencias tanto para migración permanente como para casas de fines de semana; igualmente se construyen hoteles y sitios de desarrollo comercial.
  11. Varios de los puntos anteriores dan lugar a graves impactos ambientales y del paisaje, debido a la deforestación, la introducción de plantas de mayor atractivo comercial; la expansión de la agricultura protegida; la apertura de minas; la construcción de infraestructura, desarrollos turísticos y zonas para vivienda.
  12. Hay un creciente proceso de polarización social en las comunidades rurales, principalmente por el desplazamiento de pequeños productores que no pueden competir en las cadenas mercantiles, y por la exclusión en el acceso a la propiedad para los habitantes de bajos ingresos, como resultado del incremento en el costo de la tierra.
  13. Mucho de lo que se decide en torno a los espacios rurales se está negociando en arenas trasnacionales que, por lo general, no consideran las particularidades de los territorios.
  14. La ruralidad globalizada se ha convertido en un campo de luchas, tanto por las acciones de resistencia de los habitantes a las imposiciones globales, como por los enfrentamientos entre grupos con distintos intereses y visiones de la naturaleza y del territorio rural.
  15. Surgen nuevos objetos de estudio, anteriormente ignorados, como la cuestión ambiental, étnica o de género.
  16. En cuestión ambiental, se construyen discursos relacionados con la defensa de la naturaleza, aunque muchos de ellos tienen fines mercantiles.

Tales dimensiones estructurales no pueden ser analizadas a la luz de los marcos analíticos y conceptuales utilizados en la tradicional sociología rural, que privilegia el uso de dualidades para marcar con claridad la diferencia entre el espacio rural y el urbano. Por ello, desde la década de los años noventa se desarrollaron nuevos conceptos como la multifuncionalidad de la agricultura en Europa, o la nueva ruralidad en América Latina, cuyo objetivo es dar cuenta de esa realidad distinta y compleja que hoy se vive en las pequeñas comunidades, para tener una visión más precisa de los fenómenos que las caracterizan (Carton de Grammont 2008, p. 34).

De acuerdo con Cristóbal Kay (2009, p. 614), el concepto de nueva ruralidad se refiere principalmente a cuatro grandes transformaciones en el mundo rural: 1) el desarrollo de actividades productivas fuera de la parcela o la granja; 2) la creciente flexibilización y feminización del trabajo rural; 3) la cada vez mayor interacción entre el ámbito rural y el urbano; y 4) la importancia de la migración temporal, pendular y definitiva.

Todos estos elementos, que quizá están presentes desde hace mucho tiempo pero que ahora se han intensificado, generan nuevas oportunidades para los pobladores del campo, pero también inéditas áreas de vulnerabilidades iguales o más graves que las que se tenían antaño; esto demanda una forma distinta de analizar los fenómenos rurales y de darles respuesta.

El concepto de nueva ruralidad ha sido objeto de crítica, pues se discute si los fenómenos que hoy se viven son en realidad nuevos o si se trata de problemas añejos que estaban ignorados (Riella y Romero, 2003, p. 157); también se señala que se trata de un concepto que nunca ha sido desarrollado de un modo sistemático y con total rigor, e incluso que se ha abusado de este para promover la legitimidad de ciertas acciones.

Respecto a la primera crítica, esta resulta inocua ya que lo importante no es discutir la novedad o no de las condiciones actuales en el campo, sino enfatizar que, en el marco de la globalización económica, la explicación dicotómica rural-urbana, donde lo rural es entendido como espacio de producción agropecuaria y lo urbano como espacio de industria y servicios, ya no tiene valor explicativo (García Bartolomé, 1996). Es decir, más allá de enfatizar la presencia de un mundo rural "nuevo" y ajeno a lo que sucedía en el pasado, la nueva ruralidad destaca que los fenómenos que hoy caracterizan la vida en las pequeñas comunidades son tan complejos que ya no pueden ser estudiados según visiones reduccionistas, pues estas estudian lo agrario desde un punto de vista sectorial o pretenden estudiar los fenómenos separando sus partes.

Por el contrario, con el concepto de nueva ruralidad lo que se busca es tener una visión más amplia que investigue lo rural como un todo y desde una perspectiva territorial (Pérez y Farah, 2006; Friedland, 2002), de manera que se enfatice la multifuncionalidad de los espacios rurales y la interrelación existente entre lo rural y urbano y entre lo local y lo global (Llambí, 2004); una perspectiva que igualmente destaque la enorme heterogeneidad de actores y situaciones que se viven en el campo, la importancia de los recursos naturales, su crisis actual, así como el papel que los pobladores rurales desempeñan en su uso, manejo y conservación (Pérez y Farah, 2006).

Finalmente, la riqueza y heterogeneidad de los fenómenos que hoy caracterizan la vida rural hacen que las técnicas de investigación exclusivamente cuantitativas no sean suficientes para ver y entender todo lo que está sucediendo: para ello se requieren metodologías que combinen técnicas cualitativas y cuantitativas.

Zapotlán El Grande: entre un mundo ruralizado y otro urbanizado

Aunque una tercera parte de la superficie de Zapotlán se destina a la agricultura (9979 de 29529 hectáreas), su vida económica y la de sus agricultores en buena medida se encuentra marcada por el desarrollo urbano de su cabecera municipal, Ciudad Guzmán, considerada una de las cinco ciudades medias de Jalisco (Macías, 2004).

Esta ciudad fortaleció su liderazgo regional en el siglo XIX, gracias a su vocación comercial, su estratégica posición geográfica (como cruce de caminos regionales que conectan de norte a sur a Guadalajara con Manzanillo5, y transversalmente a la zona transvolcánica con Michoacán y la Ciudad de México) (Veerkamp, 1980: 59), así como su cercanía con las tres grandes industrias regionales extractivas de recursos naturales, forjadas en el siglo XX: ingenio azucarero en Tamazula; industria del papel en Atenquique; explotaciones de cal y cemento en Zapotiltic. Producto de ello, la población de Ciudad Guzmán ha crecido de 23630 habitantes en 1950 a 60938 en 1980 y 97750 habitantes en 2010, que representan 97% de la población municipal y 22% del total regional (Inegi, 2006; 2011).

El crecimiento de Ciudad Guzmán impacta de diferentes formas el desarrollo agrícola y rural local: primero, porque los productores agrícolas desarrollan esta actividad en sus tradicionales espacios rurales, aunque en su mayoría viven en Ciudad Guzmán. Incluso, quienes viven en las dos principales comunidades rurales del municipio (El Fresnito, con 800 habitantes en 2005, y Atequizayán con 381 habitantes), hoy se encuentran comunicados con la cabecera municipal gracias a la existencia de carreteras pavimentadas y el transporte público; tal condición influye entre los agricultores, tanto como oferentes de bienes, servicios y mano de obra, como en su condición de demandantes y consumidores.

Segundo, porque la dinámica de esta ciudad demanda mano de obra otrora dedicada a la agricultura; de igual modo, la presencia de instituciones de educación superior abre nuevas expectativas para los familiares de los agricultores, y propicia la venta, renta o abandono de algunas parcelas.

Finalmente, porque el crecimiento de Ciudad Guzmán se ha dado en gran medida al ocupar un territorio que antes estuvo dedicado a la agricultura. Este fenómeno, que inicia en 1967, es profundizado a partir del terremoto ocurrido en septiembre de 19856 (García De Alba, 1988), de manera que parte de la superficie del ejido de Ciudad Guzmán (279 hectáreas hasta el año 2000, equivalente a 26% de la superficie urbana) fue ocupado por asentamientos habitacionales (Cabrales y Medina, 2000, p. 35). Tal tendencia sigue manifestándose en los años recientes (ver el mapa número 2), y esto provoca que parte de las tierras agrícolas más productivas hoy tengan otro uso o estén en riesgo de transformarse en zonas de vivienda.

Agricultura, productores y cambios rurales en Zapotlán El Grande

El crecimiento urbano de Ciudad Guzmán y el fenómeno de la globalización han causado durante las últimas décadas cambios drásticos en los patrones de producción y en las prácticas de consumo de los agricultores de Zapotlán, la mayoría de los cuales son pequeños productores7. Entre tales modificaciones se encuentran las siguientes:

1. Cambios de cultivos

Desde mediados del siglo XX la agricultura en Zapotlán tiene rasgos empresariales, cuando se pasó de la diversificación de cultivos a la monoproducción tecnificada (Veerkamp, 1982, p. 105). Tres factores fueron fundamentales para ello: a) la imposición en la región de un modelo de producción extractiva de sus recursos naturales (Escobar y González de la Rocha, 1988, pp. 33-34) 8; b) el abandono de tierras por campesinos poco capitalizados, lo que propició la irrupción de agroempresarios (De la Peña, 1977, p. 42 González, 1981, p. 86); c) la inauguración, en 1957, de la carretera Guadalajara-Manzanillo, que volvió atractivo producir alimentos para comercializarse en los mercados urbanos. Como resultado de tales transformaciones, en Zapotlán creció la producción de forrajes, motivados por la perforación de pozos de agua y la expansión del riego, así como el desarrollo de actividades pecuarias.

Esta situación comenzaría a cambiar a partir de la segunda mitad de la década de los años ochenta, cuando la crisis macroeconómica y el cambio estructural en la economía mexicana hicieron que su agricultura ya no tuviera como directriz el anterior modelo de sustitución de importaciones, sino que imponía el neoliberalismo y las decisiones de producción con base en las ventajas comparativas y competitivas. En ese contexto, la producción de frutas y hortalizas se convertiría en la rama agrícola más dinámica en el sur de Jalisco, primero con la producción de papa y jitomate, y después con el desarrollo de otros cultivos:

aguacate, brócoli, fresa, arándano, etc. Entre 2001 y 2011 los granos y forrajes pasaron de ocupar 95% de la superficie agrícola de Zapotlán a 77.8%; en contrapartida, la participación de las frutas y hortalizas, que era de solo de 3.9% en 2001, se ubicó en 21.5% en 2011 (Sagarpa-SIAP)9.

El cambio anterior de cultivos se ha dado, sobre todo, por el crecimiento de las huertas de aguacate, cuya superficie plantada era de 60.4 ha en 1999, en tanto que en 2011 ascendió a 2340 ha (gráfico número 1)10. Este crecimiento se deriva fundamentalmente de la apertura del mercado de Estados Unidos de América a las exportaciones provenientes de Michoacán (principal estado productor), y la necesidad de los productores de ese estado por conseguir nuevas zonas de cultivo, pues el sur de Jalisco es vecino de la zona aguacatera michoacana y tiene condiciones agronómicas similares.

Aunque en las plantaciones de aguacate predominan los pequeños productores (a escala regional hasta febrero de 2012, 84.4% tenían menos de diez hectáreas), en realidad, es una agroindustria controlada por grandes agricultores, quienes además han incrementado el grado de concentración de la superficie. Así, los 15 principales productores con más de 100 hectáreas, poseen 39.7% de la tierra, cuando en 2007 tenían 15.2%. Esta concentración puede ser mayor si se considera que muchas huertas funcionan por medio de contratos de participación, de manera que las plantaciones aparecen a nombre de los dueños de la tierra, aunque en realidad son manejadas por aguacateros con mayor poder económico.

Existe además una considerable irrupción de nuevos actores económicos provenientes del exterior, cuyas decisiones productivas no siempre tienen compatibilidad con los intereses territoriales: hasta enero de 2012 había en la industria aguacatera un total de 120 productores extrarregionales, que aunque solo representaban 11% del total de productores, manejaban 41.2% de la superficie. Otros cultivos hortícolas ligados al modelo agroindustrial que han crecido en Zapotlán y que son dominados por actores externos, son:

  • Jitomate, sembrado en 342 ha en 2011, la mayor parte por la empresa estadounidense Desert Glory.
  • Planta de fresa, sembrada en 240 ha por parte de la trasnacional Driscoll's.
  • Berries, en especial arándano (54 ha), que se produce por empresas trasnacionales y productores locales bajo contrato.
  • Igualmente, existen algunas hortalizas producidas por pequeños agricultores, los cuales se destinan a mercados regionales: calabacita, rábano, cilantro, betabel, acelga, cebolla, col, etc. En conjunto sumaron 424 ha en 2011.

2. Envejecimiento y disminución de los actores agrícolas

En México la agricultura, en especial de pequeña escala, cada vez menos representa una opción para las generaciones jóvenes, quienes encuentran en otras fuentes de empleo y en el estudio, mejores perspectivas de desarrollo económico. Esta situación causa que el promedio de edad de los agricultores en Zapotlán actualmente sea de 58.7 años.

Visto por cultivo, un estudio realizado por Sagarpa y Seder en 2005 señala que la edad promedio de los productores de maíz en el municipio es de 54 años, por 56 años entre los de sorgo y 50 años entre los de alfalfa. En contraparte, los productores de aguacate tienen en promedio 46 años y los de hortalizas 29 años.

Es decir, quienes están ingresando a los "nuevos" cultivos agroindustriales son principalmente productores jóvenes, en tanto que los agricultores de mayor edad prefieren mantenerse en cultivos tradicionales y con menores riesgos.

Además del incremento en el promedio de edad, otro fenómeno manifiesto en el campo de Zapotlán es el abandono de la agricultura por parte de muchos productores. Así, aunque todas las personas que fueron encuestadas estaban incluidas en los distintos padrones de productores agrícolas señalados en la metodología, solo 83.1% respondió realizar actualmente una actividad agropecuaria. Esto significa que hoy uno de cada cinco productores agrícolas ya no se encuentra involucrado con la agricultura, sea por edad, porque se dediquen a otras actividades industriales o de servicios, porque vendan sus tierras para uso urbano, o por la inviabilidad que hoy encuentran en esta actividad productiva.

Paralelamente con el abandono de la agricultura, la renta de tierras también se ha intensificado, de manera que 51% de los encuestados dijo haber rentado alguna parte de sus tierras en los últimos años, básicamente porque no las pueden trabajar (56.3%), por "incosteabilidad" de la agricultura (12.5%), por migración del dueño (8.3%) o porque el pago de arrendamiento resulta atractivo (6.3%o)11. Paradójicamente, esto último ha resultado en perjuicio de los pequeños productores que antes rentaban sus parcelas para agostadero o siembra de cereales, pero que ahora se ven imposibilitados de hacerlo ante los altos precios.

3. Introducción de insumos externos y dependencia de los agricultores

Durante la década de 1940 el Gobierno de México estimuló la producción de excedentes agrícolas que bajaran los precios de los alimentos e impulsaran la industrialización del país sobre la base de salarios bajos (Warman, 1976, p. 283). Esta política se dio en el marco del desarrollo de la revolución verde12 (Gaud, 1968), que tuvo en México una de sus áreas estratégicas con la creación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo.

La revolución verde pretendía incrementar de forma sustancial la productividad agrícola mediante el desarrollo de variedades mejoradas de maíz, trigo y otros granos, así como aplicar grandes cantidades de agua, fertilizantes y plaguicidas. En ese contexto, el Gobierno de México impulsó la adopción de tales paquetes tecnológicos e insumos externos, por medio de su política de subsidios, del crédito y de otras medidas como la comercialización. Los beneficiarios fueron en su mayoría agricultores del sector privado, porque los problemas de la agricultura campesina fueron dejados de lado (Hewitt de Alcántara 1999, p. 32).

En Zapotlán la adopción de tales paquetes inicia a mediados del siglo XX con el propio desarrollo de la agricultura empresarial y se intensifica con la apertura económica y la mayor participación de empresas transnacionales productoras de maquinaria, semillas e insumos agrícolas, de manera que en la actualidad resulta ya una práctica extendida. Así, en el caso de la maquinaria, 91.4% de los productores encuestados manifestaron utilizarla, en tanto que 74% manifestó usar semillas mejoradas; 88.7% aplica fertilizantes químicos y 75.4% utiliza agroquímicos para combatir plagas y enfermedades.

El creciente uso de maquinaria e insumos industriales en la agricultura de Zapotlán, genera algunas potenciales consecuencias negativas, en particular, para los pequeños productores y el territorio:

  • Porque la incorporación de estos insumos externos da origen a un círculo vicioso, en la medida que suelen deteriorar los recursos productivos o hacer resistentes a las plagas; ello provoca una intensificación en su uso.
  • Las grandes empresas proveedoras de este tipo de productos suelen comercializarlos en paquete, de manera que el agricultor se vuelve dependiente de estas e incrementa su vulnerabilidad.
  • Para el territorio y para la salud de los propios agricultores y sus trabajadores, el uso de estos productos puede ser perjudicial, sobre todo, cuando se usan productos de alto riesgo.

4. Pluriactividad y apoyo familiar

La diversificación de actividades al interior de las familias rurales y el apoyo que a estas ofrecen sus miembros, en buena medida ha permitido que muchos pequeños productores se mantengan en la agricultura. Así, aunque la evolución urbana de Ciudad Guzmán ofrece nuevos empleos y posibilidades de educación, casi la mitad de los agricultores (47.8%) son apoyados por sus familiares, principalmente en las etapas más intensivas en trabajo, como la siembra y la cosecha. Dado que esta participación en muchas ocasiones no es pagada (así lo manifestó 48.9% de los productores), ello representa un virtual financiamiento que permite continuar con cultivos que no serían rentables si se incorporara el costo de mano de obra.

Otro fenómeno generado por el modelo agroindustrial ha sido la proletarización de muchos de los miembros de las familias rurales. Así, 11.7% de estos trabajan como jornaleros en las huertas de aguacate, invernaderos de jitomate, empresas productoras de planta de fresa; huertas de arándano, etc.

Por lo que toca a la diversificación de actividades, aun cuando 55.6% de los miembros de hogares agrícolas en Zapotlán siguen siendo agricultores y 11.7% son jornaleros, existe 38.2% de familiares que se dedican a otras actividades; esto habla de un proceso de diversificación productiva en las familias como resultado de distintos factores, entre ellos, la presencia de Ciudad Guzmán y la construcción de vías de tránsito que hoy enlazan a las comunidades rurales con la cabecera municipal.

Además, la agricultura ya no es la principal fuente de ingresos en muchos de los hogares de agricultores, pues 62% considera que a la par que esta o por encima de ella existen otras actividades como sus principales fuentes de ingreso, tales como el empleo industrial o de servicios13.

Finalmente, llama la atención que 21% de los familiares de los agricultores sean profesionales, otra consecuencia natural del incremento en la oferta de educación superior que se tiene en la cabecera municipal (existen tres instituciones de educación superior públicas y dos particulares). Por ello, aunque el nivel educativo entre los agricultores es de 7.7 años (segundo de secundaria), este se incrementa a 9.5 años en el promedio de todos los miembros del hogar (primero de bachillerato) e incluso alcanza 12.5 años entre los agricultores menores de 30 años.

5. Migración

La migración pendular, temporal y definitiva es hoy una importante fuente de recursos para las familias agrícolas de Zapotlán. La migración pendular (aquellos que a diario se trasladan a su lugar de trabajo para regresar al hogar el mismo día) sucede, sobre todo, de las localidades rurales del municipio a la zona urbana de Ciudad Guzmán para trabajar en empresas industriales, comerciales y de servicios; pero también de la propia Ciudad Guzmán a las empresas agroindustriales recién instaladas en la región.

En cuanto a la migración temporal, hasta la década de los setenta Zapotlán era una zona de atracción más que de expulsión (Winnie, 1984, pp. 161-163). No obstante, las crisis económicas de los años ochenta y noventa provocaron un cambio en el proceso migratorio, de manera que hoy prácticamente una de cada tres familias de agricultores (32.7%) tienen parientes migrantes, y entre estas 66.7% eligió como destino a Estados Unidos de América.

Aunque las remesas enviadas por los migrantes, por lo general, no son invertidas en actividades agrícolas, sí ayudan al sostenimiento de los pequeños agricultores pues generan ingresos para la manutención del hogar.

6. Cambios en las fuentes de aprovisionamiento de los alimentos consumidos por las familias de agricultores

Al desarrollarse la agricultura en Zapotlán en las inmediaciones de una zona urbana, influye notablemente en los lugares donde los agricultores adquieren sus alimentos (cuadro número 1), de manera que aunque el porcentaje de consumo de producción propia ya era mínimo en el año 2000, la tendencia descendiente siguió profundizándose en los diez años más recientes.

Un caso prototipo de lo anterior es el de la tortilla14, alimento que tradicionalmente se elaboraba en los hogares rurales. Tal situación ha venido cambiando de manera drástica con el paso de los años, como puede verse en el caso de los hogares agrícolas de Zapotlán, entre los cuales la proporción de quienes siguen elaborando sus tortillas pasó de 29.2% en el año 2000 a solo 15.8% en 2010. Tres razones se identifican para ello:

  • Que los agricultores cada vez siembran menos maíz para autoconsumo.
  • Que la creciente urbanización de Ciudad Guzmán ofrece comodidades que los habitantes rurales desean aprovechar, sobre todo si se considera que la gente hoy se dedica a actividades que les demandan tiempos que antes se dedicaban al hogar.
  • Que la construcción de carreteras asfaltadas que van de Ciudad Guzmán a las localidades más pequeñas, ha originado el surgimiento de comerciantes ambulantes, que a diario van a vender a estas comunidades las tortillas producidas en la cabecera municipal.

Otro elemento que se destaca en el cuadro número 1, es la creciente presencia de los supermercados para la venta de alimentos en Ciudad Guzmán, proceso iniciado en la década de los noventa, cuando se instaló el primero de estos negocios (Conacca, 2009, pp. 7-8)15. Si bien todavía es bajo el porcentaje de participación de este tipo de negocios en las compras de los agricultores, se ha duplicado en la más reciente década. De igual modo, las tiendas de conveniencia que han aparecido en Ciudad Guzmán a partir de 2005, se han convertido, de manera paulatina, en la opción preferida para comprar alimentos.

7. Resignificación del campo como lugar de residencia

La crisis de la agricultura en pequeña escala y el cambio estructural que se vive en el campo latinoamericano, no implica necesariamente que sus habitantes busquen abandonar su vida en este. Kristen Appendini (2008: 45) señala que el campo ha adquirido otros significados para sus habitantes, que lo valoran menos por su carácter agrícola tradicional y más por ser un lugar de residencia.

En el caso de los agricultores de Zapotlán, a pesar de que 61.5% de ellos considera que la agricultura actual se encuentra en peores condiciones que hace veinte años, 95% señala estar satisfechos con la localidad en que viven. Entre las principales razones para ello se encuentran la costumbre (pertenencia al territorio donde se ha vivido la mayor parte del tiempo), la tranquilidad del lugar, la calidad de vida y la buena relación con los vecinos16.

Por otra parte, la posición de Ciudad Guzmán como centro urbano de una región rica en recursos naturales, causa que se desarrollen cada vez más proyectos relacionados con el turismo sustentable de montaña o con la difusión de pequeñas localidades (como El Fresnito) para la instalación de zonas de vivienda.

Conclusiones

La vida en las comunidades rurales mexicanas hoy es mucho más compleja para ser analizada con las herramientas analíticas tradicionales. Lo que se observa en la mayoría es la disminución de la importancia de la agricultura como fuente de ingresos para las familias, generalmente derivado de la hegemonía de un modelo agroindustrial que pocas oportunidades presenta a la producción de pequeña escala, pero también de la propia dinámica del mundo rural, mucho más comunicado con las zonas urbanas e informada su población de las tendencias globales. Como resultado de lo anterior, las pequeñas comunidades manifiestan en la actualidad una diversificación en su estructura productiva y de consumo, así como una resignificación del concepto de ruralidad. Incluso, en las propias prácticas agrícolas hay una influencia, no nueva, pero sí creciente de factores, insumos y métodos de producción industriales.

Estos fenómenos, que hacen referencia al concepto de nueva ruralidad, son mucho más notorios conforme una comunidad pequeña esté cercana a un centro urbano, pues como se vio en el caso de Zapotlán, ello origina que los flujos de personas entre lo "rural" y lo "urbano" sea intenso, y que haya una influencia mutua entre ambos entornos.

En el caso de los pequeños productores agrícolas, aunque los cambios anteriores tienen algunos efectos positivos para ellos y sus familias (como el incremento en las oportunidades educativas y de empleo, la mayor infraestructura con que se cuenta o la diversidad de alternativas para las decisiones de consumo), también existe una serie de retos derivados de la pérdida de rentabilidad en la agricultura de pequeña escala. La manera como los habitantes de las pequeñas comunidades está respondiendo a ello, es mediante diversas estrategias tales como la diversificación en el empleo, la migración o, incluso, la propia reconversión en los cultivos que producen y la mayor incorporación de insumos externos. No obstante, resulta paradójico que estas mismas estrategias los tornen más dependientes de los mercados y más vulnerables ante los cambios que en ellos se presentan.

Finalmente, cabe señalar que, aunque el estudio de caso aquí presentado muestra los fenómenos que hoy caracterizan a las comunidades rurales, estos no deben ser entendidos sin considerar sus raíces históricas y toda su complejidad; entender lo anterior resulta fundamental para el éxito de cualquier proyecto que busque elevar el nivel de vida entre los pobladores de pequeñas comunidades.


Pie de página

1El Programa de Apoyos Directos al Campo (Procampo) es un programa de subsidios implementado por el Gobierno federal desde 1993. Se trata de un mecanismo de transferencia de recursos que se otorga por hectárea o fracción de esta a la superficie elegible, inscrita en el directorio del Procampo, y que esté sembrada con cualquier cultivo lícito..
2Según los padrones proporcionados por los comisariados de los tres ejidos principales, el padrón de la zona federal colindante con la laguna de Zapotlán y el padrón de Procampo de 2008.
3
Donde: k = Nivel de confianza (90% = 1.65 en distribución normal)
d = Error muestral (5%)
p = Probabilidad de que ocurra el evento (0.5)
q = 1 - p
4La distribución se realizó como sigue (el primer dato refiere a la población y el segundo a la muestra): Ejido Mesa-Fresnito (94, 21); Ejido Atequizayán (70, 15); Ejido Ciudad Guzmán (450, 97); Ejido Palos Verdes (7, 2); Ejido Calderón (7, 2); Zona Federal (149, 26); pequeña propiedad (350, 60). La muestra de los 172 posesionarios ya se encuentra en los ejidos.* Se encuentran ya incluidos en las muestras de los ejidos. Fuente: Padrón de ejidatarios y posesionarios ejidos Mesa-Fresnito, Atequizayán, Ciudad Guzmán, Palos Verdes, Calderón; padrón de productores de la Zona Federal; padrón de productores beneficiados por Procampo en 2008, Sagarpa.
5Guadalajara, capital del estado de Jalisco, es la segunda ciudad en importancia de México. Por su parte, Manzanillo es el principal puerto de cabotaje del Pacífico mexicano.
6El terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter, ocurrido el 19 de septiembre de 1985, ocasionó alrededor de 21000 damnificados en Ciudad Guzmán, casi la tercera parte de la población, además de que 60% de las fincas tuvieron daños. Ante ello, la Iglesia católica y organizaciones filantrópicas apoyaron en la construcción de casas que, por su bajo costo, fueron habitadas por inmigrantes.
7De acuerdo con el padrón de Procampo de 2008, 25.2% de los productores en este municipio tienen, cuando mucho, cinco hectáreas mientras que 60.7% no rebasa las diez hectáreas, aunque solo controlan 20.7% de la superficie total. En contrapartida, los productores con más de 50 hectáreas apenas representan 8% del total, aunque controlan 41% de la superficie.
8El sur de Jalisco se encuentra atravesado tanto por la sierra del Tigre, como por la sierra de Tapalpa y el macizo formado por el Nevado y volcán de Colima, situación que hace que dentro de este se identifique una gran riqueza de microclimas y recursos naturales, con diversas cuencas intercomunicadas, fértiles valles, zonas montañosas, así como tierras secas y de clima caliente.
9Excepto que se comente lo contrario, toda la información estadística de producción agropecuaria fue tomada de Sagarpa-SIAP.
10En todo el sur de Jalisco, la superficie de aguacate pasó de 282 ha en 1999 a 10973 ha en 2011.
11A manera de ejemplo, en el ejido El Fresnito, hoy considerada una de las mejores zonas para las plantaciones de aguacate, el precio de renta de una hectárea es de USD$781 por año, cuando en 2005 era de USD$235.
12El término revolución verde fue acuñado en 1968 por William Gaud, exdirector de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), para destacar la difusión de las nuevas tecnologias en la agricultura, esto es, aquellas que "contienen los ingredientes de una nueva revolución. No es una violenta revolución roja como la de los soviéticos, ni es una revolución blanca como la del Sha de Irán. Yo la llamo la revolución verde".
13Cabe señalar que la generación de recursos ajenos a la agricultura constituye otra forma de financiamiento para que muchos pequeños productores sigan siendo agricultores.
14La tortilla es una oblea de masa de maíz nixtamalizado (maíz con cal), básica en la dieta de los habitantes mexicanos.
15Los supermercados son la principal vía para venta de alimentos. En México, un estudio de W J. Armbruster en 2005 (mencionado por La Jornada, 16 de noviembre de 2005), señalaba que las ventas de alimentos y productos frescos en supermercados representaban 57% del sector, en tanto que en 2009, 25% de los consumidores de frutas o verduras compraban en estos establecimientos.
16Además, habrá que considerar que el porcentaje de habilitación de las casas es alto, en gran medida porque muchos productores viven en Ciudad Guzmán, clasificada con un desarrollo socioeconómico alto en la escala estatal. Así, 98.6% de las casas cuenta con agua potable; 100% con electricidad; 90.3% con drenaje, 85.7% con teléfono, 53.7% tienen televisión de paga (cable) y 33.8% cuentan con servicio de Internet.


Referencias

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