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Cuadernos de Desarrollo Rural

Print version ISSN 0122-1450

Cuad. Desarro. Rural vol.10 no.72 Bogotá July/Dec. 2013

 

La artesanía como estrategia de desarrollo rural: el caso de los grupos de artesanas en la región de Puno (Perú)*

Craftsmanship as a strategy for rural development: the case of the groups of craftswomen from the region of Puno (Peru)

L'artisanat comme une stratégie de développement rural: Le cas des groupes d'artisanes dans la région de Puno (Pérou)

Kathrin Forstner**

*Este artículo es el resultado de la investigación doctoral titulada Sustenance, Identity and Voice: Women's Experiences in Craft Producer Associations in Southern Peru. Está basado en el estudio de campo realizado por la autora en 2005-2006 como parte del doctorado en Estudios de Desarrollo Internacional en la Escuela de Estudios de Desarrollo Internacional de la University of East Anglia, Norwich, Reino Unido.
**Maestría en Desarrollo Rural y Doctorado en Estudios de Desarrollo Internacional, Escuela de Desarrollo Internacional de la University of East Anglia, Norwich, Reino Unido. Docente en el Departamento de Geografía de University College London, Reino Unido. Correo electrónico: k.forstner@ucl.ac.uk

Recibido: 2012-09-16 Aceptado: 2012-09-20 Evaluado: 2013-03-30 Publicado: 2013-12-30


Cómo citar este artículo

Forstner, K. (2013). La artesanía como estrategia de desarrollo rural: El caso de los grupos de artesanas en la región de Puno (Perú). Cuadernos de Desarrollo Rural, 10 (72), 141-158.


Resumen

Este artículo explora las experiencias de mujeres rurales que pertenecen a un grupo de artesanas en la región de Puno (Perú). Basados en una investigación de campo cualitativa, se analizan tanto el impacto económico como los efectos sociales del trabajo en grupo. El artículo discute cambios en la producción artesanal y examina la artesanía como fuente de ingresos para las mujeres. También presenta el grupo como espacio social y explora el liderazgo a ese nivel. Pese a sus beneficios para el desarrollo individual de las mujeres, el trabajo en grupo puede estar en conflicto con sus responsabilidades domésticas. Este estudio enfatiza la importancia de analizar la artesanía como estrategia de desarrollo rural desde una perspectiva de género.

Palabras clave autora: Género, desarrollo rural, artesanía, grupos de mujeres, Puno, Perú.

Palabras clave descriptores: Mujeres campesinas, aspectos socioeconómicos, Perú, desarrollo sostenible.


Abstract

This article explores the experiences of rural women who belong to a group of artisans in the region of Puno (Peru). Based on qualitative field research, we analyze both the economic and social effects of group work. The article discusses changes in the craft production and it examines craftsmanship as a source of income for women. It also presents groups as social spaces and it explores the leadership at this level. However, despite its benefits for women's individual development, group work may come into conflict with their domestic responsibilities. This study emphasizes the importance of analyzing craftsmanship as a strategy for rural development from a gender perspective.

Keywords author: Gender, rural development, craftsmanship, women's groups, Puno, Peru.

Keywords plus: Peasant women, socio-economics aspects, Peru, sustainable development.


Résumé

Cet article explore les expériences des femmes rurales qui appartiennent à un groupe d'artisanes dans la région de Puno (Pérou). Basés sur une recherche sur le terrain qualitative, il est analysé l'impact économique et les effets sociaux du travail en groupe. L'article discute des changements dans la production artisanale et examine l'artisanat comme une source de revenus pour les femmes. Aussi, il présente le groupe comme une espace sociale et explore le leadership à ce niveau-là. En dépit des bénéfices pour le développement individuel des femmes, le travail en groupe peut être en conflit avec leurs responsabilités ménagères. Cette étude met l'accent sur l'importance d'analyser l'artisanat comme une stratégie de développement rural à travers d'une perspective de genre.

Mots-clés auteur: Genre, développement rural, artisanat, groupes de femmes, Puno, Pérou.

Mots-clés descripteur: Femmes paysannes, soco-économiques, Pérou, développement durable


Introducción

Durante las décadas pasadas, los países latinoamericanos pasaron por un proceso de transformación rural que se caracteriza, entre otras, por una diversificación de la economía rural, con un cambio de la agricultura de subsistencia a actividades no agrícolas, la migración internacional, una mayor flexibilización del trabajo, así como las interrelaciones entre las zonas rurales y el ámbito urbano (Kay, 2008). La artesanía representa una de las actividades no agrícolas que pueden formar parte de una economía doméstica diversificada en los hogares rurales.

A pesar de que tanto hombres como mujeres pueden ser artesanos, la artesanía dentro del ámbito rural suele ser presentada como una actividad económica que es predominantemente femenina. Es considerada como una actividad flexible que puede complementar las tareas reproductivas de la mujer, como el cuidado de los hijos y la preparación de los alimentos (Littrell y Dickson, 1999). También es una forma de producción que casi no representa barreras para las mujeres rurales, ya que está basada en el uso de materiales locales, destrezas existentes y una tecnología accesible y económica (Eversole, 2006). Por tanto, la artesanía es una de las actividades no-agrícolas que parece ser "predestinada" para las mujeres rurales y es promovida con frecuencia como una estrategia de desarrollo rural (Fernández, 1993; Francke, 1996; Humphreys, 1999).

La comercialización de los productos artesanales se puede emprender de maneras distintas, según la forma de producción. Los productores individuales, por lo general, venden sus productos a intermediarios o en ferias locales frecuentadas por turistas. Sin embargo, los precios en los mercados locales suelen ser bajos y por esto muchos productores tratan de conseguir acceso a los mercados internacionales. La producción para la exportación se realiza en forma de trabajo a destajo o como parte de un grupo de artesanos. Tales grupos existen en diferentes partes del mundo y reciben el apoyo de entidades como las ONG, instituciones religiosas y agencias estatales de desarrollo económico, que brindan servicios de capacitación técnica y facilitan el acceso a los mercados internacionales.

Como miembros de un grupo de artesanos, las mujeres rurales pueden beneficiarse económicamente, con precios más altos, y, por consiguiente, mayores ingresos, así como de la oportunidad de capacitarse y mejorar sus productos. Algunos grupos también facilitan el acceso a materiales. Además del impacto económico, la pertenencia a un grupo de productores artesanos puede tener otros efectos en las mujeres rurales. Cooperativas en diferentes partes del mundo, por ejemplo, han desarrollado programas de salud y de educación y han incorporado asuntos como la concientización sobre las diferencias de género y los derechos de las mujeres como parte de sus actividades (véase, por ejemplo, Eber y Rosenbaum, 1993; Page-Reeves, 1998; Littrell y Dickson, 1999). En consecuencia, la participación de las mujeres en grupos de productores no está solamente relacionada con su papel tradicional en la esfera doméstica sino también con las ideas del empoderamiento de la mujer y de la equidad de género.

Este artículo presenta los resultados de un estudio de campo que se llevó a cabo en la región de Puno en el sur de Perú, con el fin de explorar el impacto que tiene la pertenencia de las mujeres rurales a un grupo de artesanas. Este estudio se centra tanto en el impacto económico como en los efectos sociales del trabajo en grupo.

El trabajo está estructurado en cinco partes. Luego de la introducción, la segunda sección describe la metodología de la investigación. Las dos secciones siguientes se focalizan en los resultados de la investigación, con un resumen de los efectos económicos y sociales de la pertenencia a un grupo de artesanas. La quinta sección presenta algunas conclusiones basadas en este trabajo en la región de Puno.

1. Metodología

La región de Puno1 es una de las zonas peruanas con mayor índice de pobreza. La tasa de pobreza en 2010 era de 56%, comparada con una tasa de 31.3% a escala nacional (INEI, 2011)2. Los sectores económicos más importantes de la región son la minería, la pesca y la agricultura. A pesar de su importancia para los hogares rurales, la actividad agropecuaria está, por lo general, caracterizada por un bajo nivel de producción y productividad, principalmente en los casos de pequeños y medianos propietarios. Esto se debe a varios factores: la parcelación y la sobrexplotación de las tierras cultivadas, el uso inadecuado de insumos agropecuarios, factores climatológicos adversos (sequía, inundaciones y heladas) y la falta de una infraestructura de riego (Arias y Polar, 1991). Como consecuencia, la mayoría de los hogares rurales en la región no pueden subsistir solo de la actividad agropecuaria, por lo que dependen de otras fuentes de ingresos (INEI, 1994).

En la región de Puno, la proporción de mujeres entre los empleados asalariados del sector no agrícola sigue baja (29.5% de los empleados asalariados, en 2010). En general, el ingreso de las mujeres al mercado de trabajo en la región de Puno, como en otras partes del Perú, se caracteriza por su concentración en empleos precarios, mal remunerados y de baja productividad. La mayoría de las mujeres que tiene un empleo, trabaja en microempresas (entre 1 a 5 trabajadores) (INEI, 2012). Dadas las dificultades para acceder al mercado de trabajo, la artesanía representa una actividad económica alternativa para las mujeres rurales.

La artesanía en Puno tiene una larga tradición en la producción doméstica para el autoconsumo o el intercambio. No obstante, en las últimas décadas del siglo XX su importancia aumentó en la economía campesina y ahora es una fuente de ingresos que complementa otras actividades productivas como la agricultura y la ganadería (Velásquez, 1988). En esta región, se practican diferentes tipos de artesanía, como la cerámica, la peletería, la textilería y la fabricación de objetos de cuero. Esta investigación se centró en la textilería, actividad practicada en su mayoría por mujeres.

El estudio de campo se llevó a cabo en la parte aymara-hablante de Puno, entre los meses de junio 2005 y abril 2006. Este proyecto de investigación se centró en dos estudios de caso de grupos de artesanas, cuya selección se basó en diferentes criterios, como la composición de los miembros del grupo (exclusivamente femenina) y los años de experiencia en la producción para la exportación. Bajo estos criterios, se seleccionó un grupo en la comunidad de Camacani, situada en la provincia de Puno, y otro grupo en Juli, la capital de la provincia de Chucuito. Ambos grupos se centran en el tejido de punto a mano y sus miembros son mujeres que viven en la misma localidad o en pueblos cercanos.

La organización de Camacani fue fundada a finales de los años setenta del siglo XX, por un grupo pequeño de comuneros que realizaba el tejido de punto. Descontentos con los precios que podían obtener por sus productos en el mercado local, buscaron apoyo para la comercialización de sus tejidos, y se acercaron a un grupo de misioneros extranjeros residentes en la comunidad. Los misioneros iniciaron un proceso de capacitación con el fin de mejorar la calidad de los tejidos, y debido a sus vínculos con la iglesia católica facilitaron la exportación de los productos a Estados Unidos.

En 1997, el grupo se afilió a la Central Interregional de Artesanos del Perú (CIAP), lo que marcó el inicio de la segunda etapa en su historia. La CIAP es una organización sin ánimo de lucro con sede en Lima, que representa a los grupos de artesanos de las diferentes partes del país. Aunque algunos de sus grupos asociados son de los barrios marginales de la capital, la mayoría trabaja en las zonas rurales, en particular, la región andina. El trabajo de la CIAP se centra principalmente en el apoyo para la mejora económica de sus integrantes. La organización promociona el lema del "comercio justo" e intenta luchar contra la marginalización de los artesanos peruanos.

El grupo de Camacani también ha tenido contacto con otras instituciones. Por ejemplo, ha trabajado con Chirapaq, una ONG que se especializa en los derechos de los pueblos indígenas del Perú. El grupo también está afiliado a Arte Aymara, un programa de la Unión de Comunidades Aymaras (UNCA). UNCA ha organizado a las comunidades aymaras de la región de Puno con el fin de promover la identidad aymara y de apoyar a las comunidades indígenas en su lucha por un mejor acceso a recursos públicos (Yashar, 2005). El aporte a la artesanía es una de sus estrategias para promocionar la cultura y la base económica de los aymaras.

El segundo estudio de caso, el grupo de Juli, estaba formado por la ONG feminista peruana Movimiento Manuela Ramos, como parte de su programa MercoMujer. Este programa se focalizaba en mujeres que hubieran participado en un programa de capacitación sobre el tema de salud reproductiva organizado por esa organización. El objetivo de MercoMujer era desarrollar las destrezas de estas mujeres para que se dedicaran a actividades productivas, económicamente viables, apoyándolas en el desarrollo y promoción de sus productos. MercoMujer determinaba la demanda de ciertos productos artesanales en los mercados internacionales, establecía nuevas líneas de productos y facilitaba la capacitación técnica.

Por lo que respecta a los dos estudios de caso, el método principal de la investigación fue la entrevista semiestructurada. Se llevaron a cabo entrevistas con 50 integrantes del grupo de Camacani y 19 miembros del grupo de Juli, así como entrevistas con 30 personas relacionadas con miembros de los dos grupos (hijos y esposos), para captar su perspectiva del impacto de los grupos de artesanas. También se observaron diferentes actividades de las integrantes de los grupos, como sus reuniones y talleres de capacitación.

Para la recolección de datos de otros grupos de artesanas en la región de Puno, se emplearon otros métodos de investigación, tales como entrevistas a un total de 24 líderes de varios grupos. El objetivo era conocer en mayor profundidad el tema del liderazgo a nivel de los grupos y la dimensión política que la pertenencia a tales organizaciones implica. Además, se llevaron a cabo entrevistas con informantes clave, como representantes de distintas ONG, y una encuesta a 135 integrantes de nueve grupos de artesanas, para comparar sus experiencias con las de los grupos de Camacani y Juli.

2. Entre la casa y el mercado global: la dimensión económica de la pertenencia a un grupo de artesanas

El análisis del impacto económico se centra en dos niveles. El primer nivel se refiere a los cambios que ocurren en cuanto a la producción de los tejidos. Una producción basada en pedidos, como la que practican los grupos de artesanos, está asociada con cambios en los productos y en la dimensión temporal del trabajo artesanal. El segundo nivel corresponde a los beneficios económicos de la pertenencia a un grupo de productores y al papel que la artesanía cumple en la economía de los hogares rurales.

2.1. La transformación de la producción artesanal

El acceso a los nuevos mercados internacionales, facilitado por la producción y comercialización cooperativa, ha provocado varios cambios que afectan a las artesanas en Puno. Tienen que acostumbrarse a nuevos productos y diseños que pueden ser muy distintos de las artesanías tradicionales. En algunos grupos, se continúan tejiendo productos con diseños más tradicionales. Sin embargo, la producción de estos tejidos también ha cambiado en diferentes aspectos, a consecuencia de la orientación hacia mercados internacionales.

En primer lugar, los productos tienen que satisfacer diferentes criterios de calidad. Durante la primera etapa de comercialización de los tejidos andinos (los años setenta), a los turistas que compraban chompas en el estilo andino les importaba más su carácter auténtico que la calidad del tejido. No obstante, en el proceso de exportación a mercados internacionales se hace mucho énfasis en mantener estándares altos en cuanto a la calidad de los productos, por ejemplo, con respecto a los colores, diseños, medidas y el acabado.

Esto puede afectar a las artesanas de diferentes maneras. Por un lado, tienen que capacitarse para mejorar la calidad de sus productos, por ejemplo, con talleres organizados por instituciones externas como las ONG y agencias de desarrollo regional. Por otro lado, una producción basada en pedidos hechos por clientes extranjeros, puede causar problemas para artesanas que tienen que encontrar el material adecuado para cumplir con un pedido específico. Antes, la producción era más flexible y las mujeres compraban el material que estaba disponible en el momento. Sin embargo, ahora tienen que localizar lana de calidad y de un color particular. Algunas organizaciones que trabajan con grupos de artesanos resuelven este problema al facilitar el acceso a las materias primas.

En segundo lugar, las artesanas en la región de Puno se vieron afectadas por cambios en la dimensión temporal de la producción. La mayoría de las mujeres no se dedicaba exclusivamente a la artesanía, sino que combinaban diferentes actividades económicas, como agropecuarias y pequeños negocios. Anteriormente, tejían cuando no estaban ocupadas con otras actividades. Al contrario, ahora tienen que cumplir las fechas estrictas de los pedidos. A veces, el trabajo en un grupo de artesanas puede estar en conflicto con las demás actividades productivas de las mujeres. Por ejemplo, los miembros del grupo de Camacani declararon que recibían la mayor cantidad de pedidos entre los meses de abril y agosto, lo que coincide en parte con una temporada alta de las actividades agrícolas. Por consiguiente, la cantidad de trabajo de las mujeres aumenta: muchas veces trabajan en los campos durante el día y tejen por las noches.

La producción con base en pedidos también afecta al papel reproductivo de las mujeres. Cuando tienen que cumplir un pedido a corto plazo, necesitan tejer durante todo el día. En este caso, dependen de la colaboración de los demás miembros del hogar, en cuanto a las labores domésticas.

Además, las nuevas formas de producción pueden favorecer a las mujeres que viven en hogares de mejor nivel socioeconómico. Los miembros del grupo que no tienen que usar todos sus ingresos para comprar alimentos o cubrir otros gastos de la casa, pueden invertir en materiales. Por eso, cuando llega un pedido que se tiene que cumplir en muy poco tiempo, el grupo elige a los miembros que ya tienen el material listo (la lana en el color que se pide, etc.) y pueden empezar a tejer de inmediato.

2.2. La artesanía y la economía doméstica

La oportunidad de obtener un mejor precio para sus productos suele ser el mayor incentivo para participar en un grupo de artesanas. Sin embargo, en las entrevistas, la mayoría de las mujeres declaraba que no podían cuantificar los ingresos de la artesanía. La producción como parte de un grupo es de temporada, por tanto los miembros no reciben un ingreso fijo y los pagos pueden variar de mes a mes.

Según las cuentas de los grupos de Camacani y Juli, el pago promedio anual que recibieron sus miembros en 2005 fue entre 300 soles (S) y S/350 (aproximadamente USD$ 88 y USD$ 103), con un pago máximo de casi S/.700 (USD$ 206). Lo que corresponde a un pago de menos de S/.30 al mes. En comparación, el promedio de los ingresos mensuales per cápita en la región de Puno en 2005 se situaba entre S/.176.60 y S/.112.40, en el caso de personas clasificadas como "pobres" y S/.371.30 en las "no-pobres" (INEI, 2007).

En general, los ingresos no satisfacen los deseos y las necesidades de las mujeres. La mayoría de las personas entrevistadas querían trabajar y ganar más. Sin embargo, muchas veces la cantidad de los pedidos que recibe un grupo es menos que el número de sus miembros. Algunas entrevistadas se quejaban del sistema de reparto de pedidos, y afirmaron que los miembros de la directiva del grupo se beneficiaban más que los demás. En el caso del grupo de Camacani, sus integrantes también aseveraron que la cantidad de los pedidos había disminuido en comparación con las primeras décadas de su historia. Responsabilizaban a la competencia que ahora existe entre varios grupos de artesanos en la región, porque todos querían exportar sus productos.

Además del nivel de los ingresos, se debe tomar en cuenta la dimensión temporal de los pagos y el riesgo asociado con el trabajo en grupo. Como consecuencia de la irregularidad de los pedidos, no existe la certeza de que los miembros de los grupos reciban un pedido en un momento dado. Habrá temporadas de alto nivel de producción, seguidas por periodos de inactividad. Al mismo tiempo, hay periodos en que las mujeres necesitan más ingresos al contado y por tanto dependen más de la artesanía. Por ejemplo, el inicio del año escolar en marzo representa un tiempo de gastos elevados para las puneñas. En los meses anteriores podrían trabajar más porque sus hijos están en casa y pueden ayudar con las labores domésticas. Sin embargo, en este lapso suelen recibir menos pedidos que durante el resto de año.

La dimensión temporal no solo desempeña un papel importante en cuanto al proceso de producción, sino también con respecto al ciclo de los pagos. Por ejemplo, en el caso del grupo de Camacani, los miembros afirmaron que pueden pasar hasta dos meses entre la producción y el pago. Esto puede afectar económicamente a los productores que tienen que invertir en los materiales, en particular, los miembros que solo cuentan con exiguos recursos en sus casas. Por eso, algunas entrevistadas declararon que prefieren el trabajo a destajo, porque no tienen que invertir en materiales y reciben el pago cuando entregan los productos, con lo que disminuye el riesgo por la parte de las artesanas. MercoMujer, que trabajaba con el grupo de Juli, implementó un sistema parecido, al proveer a sus integrantes de los materiales necesarios. Además, CIAP y MercoMujer desarrollaron sistemas de crédito y ahorro para sus grupos asociados, con el fin de reducir las restricciones financieras que afectan a los miembros. Durante el estudio de campo aún no era posible determinar el impacto de tales sistemas.

A pesar de esas restricciones financieras, el trabajo en grupo ofrece cierto grado de seguridad, ya que los miembros recibían los pagos después de entregar los productos (aunque fuese con retraso). Los miembros del grupo de Juli, por ejemplo, enfatizaron esta seguridad como una de las ventajas principales de su pertenencia al grupo. Por contraste, cuando las mujeres trabajan de manera individual muchas veces no saben si pueden vender sus productos en los mercados locales ni a qué precio.

En comparación con otras actividades económicas, la artesanía también parece ser menos arriesgada. La mayoría de las mujeres entrevistadas participaba en actividades agropecuarias; no obstante, afirmaron que sus familias no podrían subsistir de esas actividades dado los factores ya mencionados que caracterizan al sector (como el bajo nivel de productividad y factores climatológicos adversos). Una fuente de ingreso alternativo de varias mujeres es un pequeño negocio, como una tienda o un puesto en una de las ferias locales. Sin embargo, las entrevistadas que tenían tal negocio enfatizaron que era necesario invertir una suma considerable de dinero para establecer el negocio y que las ganancias eran pocas. La mayoría no podía imaginar dejar la artesanía para dedicarse solamente a un negocio. Con respecto a la artesanía una respuesta típica era "aunque sea poco, siempre se gana algo".

Para algunas mujeres, en particular las más jóvenes que asistían a la educación superior, el trabajo en la artesanía representaba una medida temporal de abordar su situación financiera. Ellas preferían tener un trabajo asalariado, en vez de ganarse la vida con el tejido de productos para los mercados locales o la exportación. Sin embargo, la mayoría de las entrevistadas quería seguir con el trabajo en la artesanía. Enfatizaron que la artesanía es una actividad flexible que pueden combinar con otros trabajos, productivos y reproductivos.

Un análisis del impacto económico del trabajo en grupo no solo debe tener en cuenta los ingresos sino que tiene que considerar la artesanía como parte de la economía doméstica. Dada la necesidad de combinar diferentes actividades económicas, los ingresos de las mujeres, aunque parecen bajos, pueden hacer una contribución esencial al sustento de los hogares rurales. La importancia de esta contribución depende de la ocupación del esposo o pareja. Cuando él tiene un ingreso regular, se considera la mayor actividad económica del hogar y la artesanía suele pasar a un papel secundario. Por otro lado, la mayoría de las entrevistadas afirmaron que cuando el esposo solo se dedicaba a las actividades agropecuarias o a un trabajo eventual, el trabajo en la artesanía constituía la mayor o única fuente de ingresos al contado de la familia.

El trabajo en la artesanía también puede tener un efecto positivo en la autoestima de las mujeres. Para algunas, representa una oportunidad única de asumir un papel activo en la economía doméstica, en vez de depender económicamente de sus parejas. Por ejemplo, Victoria, que tiene cinco hijos, se describía como "enferma" antes de participar en un grupo de artesanas. Sin embargo, desde que se unió a un grupo, sus preocupaciones económicas disminuyeron y ella pasó a sentirse más segura. Sabe que le pagan por los tejidos y ya no depende solamente de su esposo para mantener la familia. Valeriana relató que una vez su esposo le dijo que debía traer dinero a la casa. El trabajo en grupo le ayudó a demostrar que podía contribuir al sustento de su familia.

3. Hermanas y líderes: la dimensión social de la pertenencia a un grupo de artesanas

El grupo de artesanas no solo es una entidad económica, también representa un espacio social que reúne a varias mujeres. Tanto su trabajo en grupo como sus relaciones con los demás miembros pueden afectar a las mujeres. Además, el tema del liderazgo dentro del grupo cumple un papel importante.

3.1. El grupo como espacio social

Cuando trabajan como parte de un grupo, las mujeres tienen la oportunidad de aprender nuevas destrezas que les ayuden en su papel de artesanas. No obstante, el proceso de aprendizaje grupal no tiene que estar limitado a la capacitación técnica, sino que puede facilitar el desarrollo individual de sus integrantes en términos más generales. El grupo de artesanas puede representar una plataforma para otras instituciones que implementan programas de capacitación en temas como salud, en particular, la salud reproductiva y la nutrición. Mientras que estos asuntos están asociados con el papel reproductivo, talleres sobre el tema de género o el liderazgo, por otro lado, animan a las mujeres a discutir sobre los roles y las relaciones de género y a conocer sus derechos y habilidades.

Además de los talleres organizados que ofrecen las instituciones externas, el proceso de aprendizaje también puede llevarse a cabo de manera informal como consecuencia de las interacciones dentro del grupo. La dinámica de conjunto y las actividades sociales en las cuales participan pueden afectar las actitudes y las experiencias de las mujeres.

En general, los grupos de artesanas tienen una rutina para reunir a sus miembros. Por ejemplo, en el caso de los grupos asociados con CIAP, las reuniones suelen ser convocadas una vez a la semana. Los grupos que trabajan con MercoMujer, por otro lado, se reúnen principalmente durante las temporadas altas de la producción, en ocasiones, incluso, varias veces a la semana. Además, estas reuniones, aparte de ser las ocasiones en las que se reparten los pedidos, entregan los productos y se hacen los pagos, también pueden facilitar un espacio donde se lleven a cabo actividades sociales que cuentan con diferentes formas de interacción.

Algunas de las actividades sociales organizadas por el grupo, están relacionadas con el papel reproductivo de las mujeres. Por ejemplo, las artesanas de Camacani a menudo preparan una comida que reparten entre ellas durante la reunión para recaudar fondos. Mientras que tales actividades parecen repetir las tareas domésticas de las mujeres, la mayoría consideran las reuniones y las actividades sociales como un modo de desconexión de sus labores domésticas, que no solo se repiten cada día sino que las cansan. El grupo presenta la oportunidad de romper el aislamiento y la monotonía doméstica, al menos una vez a la semana. Con respecto al día de su reunión, las mujeres del grupo de Camacani, que se reunían los jueves, dijeron que este día era sagrado.

Las mujeres entrevistadas muchas veces usaron la palabra "distracción" cuando hablaban de su trabajo en grupo. Tanto las actividades sociales como las conversaciones informales y chistes que se contaban en las reuniones las distraían de sus preocupaciones relacionadas con la esfera doméstica. Muchas de las entrevistadas enfatizaron que "en la casa somos tristes,pero en el grupo nos sentimos felices".

Las actividades sociales pueden incluir viajes a otros sitios. Estas pueden representar pasatiempos y una manera de relajarse y olvidarse de las preocupaciones domésticas. Las integrantes de Camacani, por ejemplo, siguen entusiasmadas con un viaje que hicieron a unas aguas termales en otra región del Perú. Los viajes también pueden tener un carácter formal, en el sentido de que se constituyen como una manera en que el grupo se hace visible en el mundo exterior. Algunos grupos de artesanas participan en desfiles durante el aniversario de una comunidad o en eventos que facilitan el establecimiento de contactos entre diferentes grupos y organizaciones. Cada año, CIAP organiza un evento en la región de Puno con competencias deportivas (fútbol y volibol) y otras actividades sociales con el fin de fomentar las relaciones entre los grupos de CIAP y sus miembros.

Incluso cuando no hay actividades sociales, las mujeres valoran el espacio social del grupo. Las artesanas del grupo de Juli afirmaron que pueden beneficiarse de las interacciones con las demás socias. Para ellas, la oportunidad de pasar tiempo con otras mujeres y de intercambiar ideas es un aspecto importante del trabajo grupal. Como respuesta a la pregunta de qué cosas habían aprendido por el trabajo en grupo, muchas declararon que habían aprendido a trabajar como grupo. Esto indica que hay ciertos valores que se asocian con la pertenencia a un grupo, los cuales incluyen "el apoyo mutuo", "compartir con los demás", "el respeto mutuo" y "la solidaridad".

Las mujeres suelen hablar de manera positiva sobre las relaciones con las demás integrantes. En las reuniones, se divierten, se ayudan y aprenden las unas de las otras. Algunas establecen amistades que trascienden del espacio social del grupo. También se compara el grupo con una familia, y las socias se consideran como "hermanas" con intereses y preocupaciones similares. La noción de la familia indica el importante papel que significa la pertenencia a un grupo, pues facilita el acceso a nuevas redes de apoyo fuera de las relaciones de parentesco que existen en la comunidad (Eber y Tanski, 2001). Esto parece ser de especial importancia para las socias de mayor edad. Aunque ya no pueden tejer o participar en la capacitación técnica, siguen asistiendo a las reuniones. Julia, que tenía 70 años cuando fue entrevistada, vivía sola después de que su esposo la abandonó. Sus cinco hijos no vivían en la misma comunidad y no la apoyaban. Para Julia, la pertenencia a un grupo de artesanas representaba la oportunidad de conectar con otras mujeres. En las reuniones solía estar al lado de las socias más jóvenes, las cuales también la ayudaban fuera del grupo.

Aunque se valora la "armonía" dentro del colectivo, también puede haber conflictos. Estos suelen estar relacionados con disputas sobre los pagos o el reparto de los pedidos. Además, las integrantes del grupo no representan una entidad homogénea, sino que son distintas en cuanto a sus antecedentes y sus intereses: las mujeres pueden diferenciarse según su lugar de residencia, su edad o la duración de su pertenencia al grupo.

También se puede distinguir entre socias "activas" y "pasivas" (aunque no existe una dicotomía estricta). Algunas quieren que el grupo avance y organice más actividades, mientras otras tienen más interés en los aspectos económicos que en la dimensión social del trabajo grupal. Es necesario recalcar que la pertenencia a un grupo de artesanas no solamente tiene beneficios sino también costos. Cuando las mujeres participan en actividades del conjunto, no pueden dedicarse a otros trabajos (productivos o reproductivos). Por otro lado, la falta de participación de manera activa en el grupo también puede ser costosa. Varios colectivos exigen una multa cuando sus socias no cumplen con sus responsabilidades.

A pesar de estas advertencias, cabe constatar que la pertenencia a un grupo suele tener un impacto social positivo en las mujeres. Solo algunas de las entrevistadas afirmaron que no habían notado ningún cambio en su actitud o autoestima. Entre las respuestas de las demás se podían identificar diferentes categorías, como poder "hablar" (frente a otras personas), tener más confianza en sí misma y sentirse más feliz. Algunas mujeres también declararon que se veían más responsables que antes de su pertenencia al grupo. Estos efectos pueden aumentar cuando las mujeres asumen el papel de líderesas dentro del grupo.

3.2. El liderazgo dentro del grupo

La mayoría de los grupos de artesanas tiene una junta directiva. Esta consiste, por lo regular, en una presidenta, vicepresidenta, tesorera, secretaria y vocal. Los miembros eligen a la junta directiva, y los dirigentes suelen asumir su cargo por un periodo limitado (por ejemplo, dos años en el caso del grupo de Camacani).

Existe un sistema de rotación que debe asegurar que la mayor cantidad posible de socias pueda asumir un cargo. Esto se justifica, por un lado, porque asumir un cargo es un servicio que cada socia debe brindar y una vez elegida no debe rechazar el cargo. Por el otro, el liderazgo del grupo también representa una oportunidad para aprender nuevas destrezas y avanzar en el desarrollo individual. En consecuencia, cada integrante debe tener el derecho/deber de beneficiarse de esta experiencia.

De los miembros de diferentes grupos de artesanas que participaron en la encuesta, 60% declaró que una vez habían asumido un cargo. Un tercio de las mujeres había sido parte de una junta directiva de un grupo de artesanas y otro tercio había tenido un cargo en otra organización, como un club de madres o un comité de la comunidad. Algunas de las socias habían asumido varios cargos dentro y fuera del grupo. En general, la experiencia del liderazgo parece estar relacionada con el ciclo vital de las mujeres. Las de mediana edad tenían mayor probabilidad de haber asumido un cargo, que las socias más jóvenes o las de mayor edad. Mientras que las mujeres jóvenes suelen tener un cargo en algún momento de su pertenencia al grupo, las de mayor edad muchas veces no forman parte de ninguna junta directiva. Lo atribuyen a su falta de educación y, en algunos casos, a su analfabetismo.

Esto indica que, aunque se presenta el liderazgo como el derecho de las socias, pueden existir ciertas barreras, como la capacidad de leer y escribir o de hablar el español, lo que impide que algunas mujeres sean dirigentes. Por otro lado, el liderazgo del grupo también facilita la capacitación de las mujeres. Ellas pueden aprender destrezas técnicas, como el manejo financiero y administrativo de la organización, así como hablar en público ante las demás socias y también frente a representantes de instituciones externas, como las ONG e instituciones municipales. Por tanto, los dirigentes desarrollan su habilidad para comunicarse.

Cuando asumen un cargo dentro del grupo, algunas socias también participan en reuniones y eventos a escala regional y nacional. Así, tienen la oportunidad de salir de sus comunidades y de conocer otros sitios. En el caso de Manuela, el papel de líder le posibilitó visitar otras partes del Perú, como las ciudades de Cuzco, Ayacucho y Lima. Debido a estas experiencias, las mujeres pueden adquirir inspiración y nuevas perspectivas en su papel tanto dentro como fuera del grupo.

El rol de líder del grupo también puede estar relacionado con la sensación de hacer una contribución y de lograr unas metas definidas. Varias entrevistadas enfatizaron la satisfacción de cumplir con sus responsabilidades, como organizar las reuniones, llevar las cuentas o pagar a las socias a tiempo. Se sentían orgullosas de su trabajo y, al menos en algunos casos, también se valoraban más como individuos. Además de aumentar su autoestima, las mujeres también pueden ganar el respeto de otras personas mediante el liderazgo.

Sin embargo, la experiencia de formar parte de la junta directiva no siempre es positiva. Algunas relataron las dificultades y problemas asociados con el liderazgo. En algunos casos, sufrieron la envidia de otras personas o se sintieron criticadas injustamente. También afirmaron que no habían recibido el reconocimiento que se merecían, porque las integrantes no sabían valorar su trabajo. Otros problemas que mencionaron en las entrevistas fueron los conflictos que tenían que resolver y la falta de cooperación por parte de las demás socias.

Un mayor problema es el conflicto entre el papel de líder y las responsabilidades domésticas de las mujeres. Como miembros de la junta directiva, no solo asisten a las reuniones dentro del contexto del grupo sino que también participan en otros eventos fuera de la comunidad. Esto puede afectar su papel y relaciones dentro del hogar.

La mayoría de los esposos entrevistados parecían ver el trabajo de su cónyuge en un grupo de artesanas de manera positiva, y afirmaron que no causaba problemas en la esfera doméstica. Sin embargo, algunos mencionaron el asunto relacionado con el tiempo del que disponen las mujeres, ya que tienen que dividirlo entre el trabajo en grupo y las labores domésticas (Forstner, 2013)3.

4. Conclusiones

Este estudio demuestra diferentes aspectos de la artesanía, y en particular del trabajo en grupo como estrategia para el desarrollo rural. La artesanía puede desempeñar un papel importante en la economía de los hogares en la región de Puno y también en otras zonas rurales de Latinoamérica. Complementa actividades económicas existentes, como la agricultura y la ganadería. Para las mujeres que viven en zonas rurales, también representa una actividad productiva con menos barreras de acceso ya que pueden llevarla a cabo en sus casas, al mismo tiempo que realizan sus labores domésticas.

El trabajo en grupo tiene varias ventajas en comparación con la producción individual. Facilita acceso a mercados internacionales, así como también les da la posibilidad a los artesanos de beneficiarse de precios más altos. Además, instituciones externas, como las ONG y agencias de desarrollo regional, organizan talleres de capacitación técnica para los miembros de los grupos, lo que les da la oportunidad para desarrollar sus destrezas y aprender nuevos diseños. No obstante, la producción basada en pedidos ha provocado varios cambios que pueden aumentar la cantidad de trabajo de las artesanas. También existe mucha competencia entre diferentes grupos de artesanas ya que todos quieren exportar sus productos. Por tanto, la comercialización de la artesanía rural no debe ser la única estrategia para el desarrollo económico dirigida a las mujeres campesinas.

Al analizarlos de forma aislada, los beneficios económicos del trabajo en grupo parecen ser bajos. Los pedidos no son regulares y por tanto los miembros no reciben un ingreso fijo. Sin embargo, se tiene que considerar a la artesanía como parte de la economía doméstica, ya que los ingresos de las mujeres pueden hacer una contribución esencial al sustento de los hogares rurales. Para algunos miembros de los grupos de artesanas, este trabajo constituye la única fuente de ingresos al contado. Les da más seguridad y ya no dependen solo de sus esposos para mantener la familia.

Además de los aspectos económicos, se tiene que considerar la dimensión social de la pertenencia a un grupo de artesanas. Por un lado, la posibilidad de obtener beneficios económicos es el mayor incentivo para ingresar a un grupo.

Por otro lado, el espacio social facilitado por el grupo puede ser la razón de seguir con esta forma de trabajo. En el caso del grupo de Camacani, sus socias seguían participando en las reuniones semanales a pesar de no recibir ningún pedido durante un año. El grupo es un espacio de aprendizaje y de apoyo mutuo para ellas, que así pueden olvidarse de sus preocupaciones domésticas y aumentar su autoestima. El liderazgo desempeña un papel importante, al cambiar la autopercepción de las mujeres y prepararlas para una participación más activa en la esfera política. Para algunas, representa una plataforma de lanzamiento para una carrera política a escala local, regional o nacional.

Sin embargo, la pertenencia a un grupo de artesanas también puede causar conflictos dentro de la casa cuando afecta el papel reproductivo de las mujeres y sus esposos se oponen a una renegociación de la división del trabajo conyugal. Además, se tiene que tener en cuenta que los cambios asociados con la producción para la exportación pueden afectar a mujeres y hombres de manera distinta. Las mujeres suelen sufrir más los costos en forma de un aumento de la cantidad de trabajo, ya que tienen que combinar el papel productivo con sus responsabilidades reproductivas.


Pie de página

1Con respecto a las estructuras administrativas del Perú, la región de Puno representa uno de los 25 departamentos del país. Sin embargo, como parte del proceso de regionalización, en 2002 se crearon gobiernos regionales y es por ello que se denomina "región" de modo informal a los departamentos. En este artículo, se usa el término "región" en vez de "departamento".
2Instituto Nacional de Estadística e Informática.
3Aquí mayor información sobre un análisis del impacto del trabajo en grupo en las relaciones dentro del hogar.


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