SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.18 issue1THE PRACTICAL HYGIENISTS IN THE URBAN ENVIRONMENT OF THE CITY OF CALI, DURING THE FIRST HALF OF THE 20TH CENTURYDEFEAT THE DARKNESS: STREET LIGHTING IN CALI BETWEEN 1910 AND 1930 author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Anuario de Historia Regional y de las Fronteras

Print version ISSN 0122-2066

Anu.hist.reg.front. vol.18 no.1 Bucaramanga Jan./June 2013

 


Los Murrieta y los Redondo:
Factores determinantes en las
relaciones de consumo de dos
ranchos fronterizos sonorenses
de la primera mitad del siglo XX

Andreé Bojalil Daou
Candidata a Doctora en Historia.
Universidad Iberoamericana Santa Fe. México D.F.
Docente en la Universidad Anáhuac del Norte, México D.F



Resumen

El consumo de los habitantes de la región del Río Magdalena, en Sonora México, se ve fuertemente influenciado por sus condiciones climatológicas, comerciales y de vías de comunicación. Mediante la investigación arqueológica de dos ranchos de la primera mitad del siglo XX más el análisis documental de estos se ha podido entender de qué manera estos factores influenciaban la vida de los habitantes del Desierto de Sonora.

Palabras claves: ranchos, Sonora, consumo, arqueología, fronteras.


THE MURRIETA AND THE REDONDO:
DETERMINANT FACTORS IN THE RELATIONS OF
CONSUMPTION OF TWO MESSES IN THE BORDER
SONORENSES OF THE FIRST HALF OF THE 20TH
CENTURY

Abstract

The consumption of the inhabitants of the region of the Rio Sponge-cake, in Sonorous Mexico, meets strongly influenced by his climatological, commercial conditions and of road links. By means of the archaeological investigation of two messes of the first half of the 20th century more than these he could have understood the documentary analysis of what way these factors were influencing the life of the inhabitants of the Desert of Sonorous.

Keywords: messes, Sonorous, consumption, archaeology.



Introducción

El sitio Arqueológico La Playa se encuentra ubicado en el Desierto de Sonora, México. Ha tenido una ocupación constante desde el Pleistoceno Terminal hasta 1960, por lo que los arqueólogos John Carpenter, Elisa Villalpando y Guadalupe Sánchez, iniciaron los trabajos arqueológicos desde 1995 con el fin de entender la adaptación del hombre a este desierto. Uno de sus objetivos principales ha sido crear una cronología completa en la que es evidente la necesidad de entender más sobre los componentes históricos ya que, además de estar condicionados al clima, también fueron altamente influenciados por los procesos industriales y de expansión comunicativa de la época. La temporada de campo del 2001 incluyó la excavación de tres ranchos de finales del siglo XIX y principios del XX1. Para esta investigación solamente se tomaran dos de ellos, a los cuales se les llamó Rancho Murrieta y el Oasis. Ambos componentes se encuentran situados a un lado de la antigua carretera Santa Ana-Caborca, distanciados entre sí por 350 m. Su función ha podido determinarse, con base en la información arqueológica e histórica, como paraderos carreteros y comercios que daban servicio a los viajeros que transitaban la única carretera que comunicaba a Sonora con las ciudades de Mexicali y Tijuana hasta 1960, año en el que se construye la Carretera 2. El estudio arqueológico de los materiales recuperados durante la excavación nos llevó a contrastar y comparar, así como a complementar la información obtenida por la tradición oral y los escasos documentos históricos, para llegar al entendimiento de cómo era la vida en estos dos ranchos durante la primera mitad del siglo XX. Así pues, se pudo entender cuál era su estructura doméstica; las actividades que se llevaban a cabo en ellos; la temporalidad en que fueron ocupados; así como las relaciones sociales, económicas y comerciales que mantenían entre ellos y con los demás habitantes de la región.


1. Localización y trabajos arqueológicos realizados en el Valle del Magdalena

El Río Boquillas, que nace en la Sierra Cicuta cerca de Nogales, se dirige haca el suroeste en donde se une a unos cuantos kilómetros con el Río Magdalena lo que los convierte en una de las fuentes principales de agua de la gente que ocupó, y ocupa hasta la actualidad, este valle. La amplia planicie aluvial que se forma en este lugar se encuentra aproximadamente a 515 m sobre el nivel del mar, dando cobija en nuestros días al pueblo de Trincheras, ubicado aproximadamente a 60 km al suroeste de Santa Ana, 75 km al sureste de Caborca y a 21 km del pavimento o Carretera 2 (Fig. 1).

Las investigaciones en la zona han sugerido una larga ocupación, que incluye una fauna Pleistocénica asociada a un paleosuelo en la transición del Pleistoceno Terminal, hasta la Tradición Trincheras (200-1450 d.C.), donde la producción de cerámica y el cambio de inhumaciones a cremaciones se vuelven característicos del lugar2. Además de los vestigios prehispánicos, cuenta con restos de asentamientos históricos tales como caminos, acequias, canales, e incluso, todavía se pueden ver huellas del viejo camino que conectaba a Santa Ana con Caborca. En algunos lugares se observan gravas y piedras que se traían como relleno para hacer los caminos más accesibles así como una acequia principal que corre por en medio para la obtención de agua.


2. Los ranchos en la historia del Valle del Magdalena

Aunque la historia de los ranchos no se puede ver de una manera homogénea, en general, los primeros ranchos en América fueron un producto de las exploraciones de conquista de los españoles3. Conforme iban viajando tierra adentro se construían pequeñas chozas o estructuras para resguardarse durante las noches4. Las tierras en las que se asentaban eran concedidas a los grandes caballeros o hacendados por medio de Mercedes Reales, y el sistema de "peonías y caballerías" dotaba también de una propiedad a los soldados de a caballo o a pie, que aunque eran considerados de menor rango, tuvieron la oportunidad de formar lo que se conoce como presidios. Así mismo, se les otorgaba tierras a soldados y conquistadores viejos que no podían seguir aventurándose creando colonizaciones en lugares agrícolas en la forma de ranchos5.

Conforme el desarrollo del sistema de haciendas coloniales se fue fortaleciendo, los ranchos se fueron insertando en un régimen de arrendamiento de pequeñas propiedades que eran pagadas con trabajo, especie o dinero. Esto convenía fuertemente a los señores hacendados ya que se compartía el riesgo en las cosechas, se protegía a los terrenos de los invasores6 y se facilitaba la administración de grandes propiedades y procesos de agricultura7.

La lucha de Independencia trajo consigo un proceso de transformación en el régimen de tenencia de la tierra. Las Leyes de Reforma de 1856, en particular la Ley Lerdo, tenían como fin deshacer los grandes latifundios que estaban en manos privadas, de la iglesia o de las comunidades de indios con el propósito de llegar a zonas vírgenes e introducir una nueva clase de agricultores8. Mediante estas leyes se decretó la desintegración de los grandes mayorazgos y la expulsión de los españoles formando un grupo de personas9, con un sistema autosuficiente10. De esta manera, la expansión en los siglos XIX y XX se ve marcada por un crecimiento que amplía las franjas pioneras en las que se desarman las sierras de antigua ocupación ranchera a las que no llega la carretera pero sí sus efectos, logrando transformaciones sucesivas, incluso, en las regiones más apartadas11.

Cuando tratamos de aplicar toda esta información a nuestra área de estudio, podemos confirmar que la historia de los ranchos no puede entenderse igual en todos lados, ya que siempre han existido comunidades apartadas en las que los cambios son muy tardíos o nulos. La Sonora del siglo XVI marca el origen de estas unidades con los misioneros que introducen cabras en los asentamientos de indios al norte y sur de lo que actualmente es Arizona, dándoles la oportunidad de ser autosuficientes; después de un tiempo, la Corona Española y el gobierno de México dieron apoyo en forma de tierras a individuos dedicados a la ganadería, sin embargo, después de la Independencia de México tuvieron que migrar hacia el sur del país por las constantes agresiones de los apaches12.

Su posición generalmente fue periférica a los grandes movimientos de la historia de México, incluyendo las Leyes de Reforma, sin embargo, su proliferación fue tal que de los 47939 ranchos censados en 1910, 1286 pertenecían al Estado de Sonora13. Surgen como propiedades con una identidad individual en las que un terrateniente mediano era el dueño de una región ranchera o ranchería poco poblada, con mala comunicación y un patrón de asentamiento disperso mediante una red de caminos a manera de flujo organizado que evidenciaban ciertos códigos de derechos y obligaciones14. Estas redes permitían que aparte de atender personalmente a su ganado o tierras, también podían recorrer a caballo haciendas y tiendas de los pueblos para abastecerlos15

En el caso de los estados del norte, incluyendo a Sonora, un fenómeno muy importante afecta tanto a la producción como al consumo y a la definición de la identidad ranchera y es a lo que McCutchen ha llamado "migración golondrina"16. Los rancheros que vivían, y viven actualmente, cerca de la frontera cruzaban a Estados Unidos y se quedaban trabajando por unos meses ahí, ya que la demanda de trabajadores para la recolección era grande, provocando una reestructuración en la conformación familiar que se queda a trabajar y defender la tierra.

En este momento es importante recordar que los cambios en los regímenes de propiedad plantean una gran dificultad para el investigador, ya que los registros escritos se vuelven escasos o confusos. Las diferentes políticas agrarias, y la herencia de padres a hijos, producen tal fraccionamiento17 de la tierra, que se vuelve en muchos casos imposible saber quien era el dueño, sobre todo en los territorios que se toman por invasión como respuesta a la negación de tierras18. A pesar de esto, existe una manera de identificarlos y que tiene que ver con la familia que habita el rancho. Al ser sus ocupantes familias nucleares se nombra al lugar donde viven con un sobrenombre en específico, en muchos casos su apellido, con el fin de proporcionarle una identidad a su unidad doméstica19. Es por esto que uno de nuestros asentamientos se ha podido identificar como el Rancho Murrieta, mientras que el otro probablemente sea El Oasis, un paraje carretero conocido por los choferes de las diligencias.

Hasta aquí hemos hablado sobre cómo surgieron los ranchos o el papel que tuvieron en la historia de nuestro país, sin embargo, existe otra manera de definir lo que es un rancho, la arquitectónica, ya que al ser estructuras autosuficientes, tenían que presentar ciertas características físicas. Generalmente estaban construidos con adobe en medio de patios o huertos, con paredes aplanadas con cal y arena y bien blanqueadas, tejados rojos brillantes y con corrales para ganado20. En el caso de la agricultura se caracteriza por la producción de los bienes necesarios para vivir y, en caso de existir excedente, se puede comerciar con él; cuando no lo hay, actividades como las artesanales o comerciales de otro tipo de productos pueden ser llevadas a cabo21. Es por esto que la palabra rancho se puede utilizar con diferentes connotaciones, ya sea como un cuarto para dormir, una unidad de producción agropecuaria o como un pequeño núcleo de población22.

Con todo esto en mente, y para tratar de entender el origen y formación de las comunidades rancheras en el Valle del Río Magdalena, es necesario remitirnos un poco a la historia oral del lugar. Como parte de las investigaciones del proyecto se hicieron entrevistas con personas mayores del pueblo de Trincheras, que actualmente es el más cercano al sitio, y que vivieron en la zona. Gracias a esto se pudo saber que la década de 1950 trajo consigo un cambio en la conformación urbana ya que San Rafael del Alamito, el pueblo más cercano a La Playa en la época, sufrió una inundación obligando a sus habitantes a fundar el pueblo de Trincheras23. Actualmente, solo se pueden ver ruinas en el antiguo poblado y parte del cementerio.

Según nuestros informantes la región estaba dividida entre dos propietarios: hacia el sur, lo que actualmente es el pueblo de Trincheras, pertenecía a Juan Luken; mientras que de la Carretera 2 hacia el norte, en donde esta el sitio, pertenecía a Abelardo Noriega que construyó un camino para trasportar pacas a Santa Ana, ya que era ganadero. Los límites de nuestra área de estudio colindaban con Altar, el ejido San Manuel, Corral de Espinas, Caborca, Los Fresnos y Parral, sin embargo, a pesar de que Noriega era muy rico sus tierras fueron expropiadas en 1935 para convertirlas en ejido. Gracias a este cambio en la tenencia de la tierra, la información obtenida en el Registro Agrario Nacional en Hermosillo tiene sentido ya que sólo se pudo hallar que el actual ejido La Playa se entiende como: "San Rafael del Alamito", Municipio de Trincheras nombre de Héctor Irma Ortiz Ramírez; y Presunto Terreno Nacional y ejido "Trincheras", Municipio de Trincheras, Estado de Sonora24.

A pesar de que actualmente el clima en el valle es extremadamente desértico, la tradición oral nos ha contado que en el tiempo en el que nuestros ranchos fueron ocupados la flora y fauna eran mucho más abundantes gracias al agua del río que alimentaba las huertas y árboles frutales. Desafortunadamente el agua se fue acabando gracias a los pozos excavados en el Ocuca, pueblo cercano, por lo que muchos árboles murieron y se empezaron a hacer carbón. Don Alberto Bejarano de 98 años cuenta que en la época de San Rafael del Alamito, donde él nació, por la zona había una corriente de agua llamada "El Siete", donde sacaban los pescaditos muy fácilmente. También habla de que en 1916 había equipatas o lluvias en el invierno y que caía nieve, la tierra era muy fértil, no había mucho ganado y se sembraba maíz, frijol, trigo, garbanzo y sandías.

Narra que la tierra estaba mucho menos erosionada25, siendo bastante fértil y donde se podía sembrar mucho para después venderlo como harina. La agricultura era de temporal debido a las constantes lluvias, por lo que no era necesario regar el cultivo muy seguido. El método, primero con arado de palo y bueyes, se transformó a arado de fierro y caballos hasta llegar a la actualidad cuando se utiliza el tractor. En caso de necesitarse, se construían pequeños canalitos de piedra y hierbas para llevar agua a los cultivos.

Don Rafael Murrieta, otro de nuestros informantes, recuerda que a principios de siglo existían arroyos y acequias y que el agua corría por debajo de la tierra. A partir de 1932 empieza a escasear en la región ya que se cavan 20 pozos de agua en el Ocuca, que eran muy profundos por lo que tenían que utilizar bestias con cadenas para sacarla, sistema conocido como malacate.

La red de canales de agua alimentaba a los diferentes asentamientos rancheros y haciendas de la región. Nuestros cronistas recuerdan dos haciendas en particular: Casa Blanca, que fue construida a finales del siglo XIX; y Las Parvas, que tenía su propio lago con patos. También se hace referencia a varios ranchos: Las Pilitas, que pertenecía a los hermanos franceses Petrisan, y que tenían muchos chivos por lo que acabaron con las ramas del lugar y se tuvieron que ir al Rancho La Salada.

Otro fue el que recuerda nuestro informante Rafael Murrieta: Las Boquillas, en el que el nació y vivió desde 1924, y que tuvo que ser vendido posteriormente al Sr. Ortiz. Se encontraba cerca de la cañada del Álamo y todavía más cerca de Las Pilitas, se curtía baqueta y la cáscara de árbol chino que se usaba para crear tintes.

Dentro de esta red ranchera el Rancho San Rafael, cerca del Cerro del Diablo, tiene un papel importante a pesar de que fue embargado entre 1931 y 1932 por no pagar impuestos. Gracias a esto y a la gran escasez de agua se abandona de manera definitiva en 1940 ya que la situación no permitía el cultivo de maíz, cacahuate y camote que lo sostenía.

Otro asentamiento en la región, el Rancho Carricito de Caborca, ex distrito de Altar, se forma por invasión ya que se le negó una dotación de tierra por ser previamente un rancho en 1926. Esta situación era común cuando este tipo de propietarios solicitaban más tierras para cultivo pero se les negaban por ya tener algunas26.

Don Rafael Murrieta recuerda que para esas épocas había puros ranchos alrededor del Alamito y Trincheras, en lugares como Ciénega, Cruces y Ocuca y que los que vivían por la carretera eran los Celaya, los Redondo y los Murrieta. La carretera Santa Ana- Caborca estuvo funcionando hasta 1942 cuando se construye la Carretera 2 y para 1956 ó 1958 se cerró por completo acabando con cualquier tipo de vivienda en la zona. Por esta carretera pasaban muchos braceros que iban a los ejidos de Mexicali. Además de estos asentamientos existen los dos ranchos que son el objetivo de esta investigación: el Rancho Murrieta y el Oasis.


3. Investigación arqueológica

Durante la temporada de campo del 2001 se realizaron diferentes actividades en ambos asentamientos. En primer lugar, se hizo una prospección de superficie para delimitar y elaborar un mapa completo del área. Después, se trazó una cuadrícula para obtener unidades de 5x5 m para la recolección controlada de superficie y posteriormente se hizo la recolección de objetos diagnósticos. Al terminar, se procedió a hacer la excavación de las estructuras tomando como prioridad los cuartos habitacionales mencionados en la tradición oral. En el 2002 se recolectó la segunda parte de la tradición oral27 y se llevó a cabo la investigación documental tanto en Hermosillo28 como en el Archivo General de la Nación.

El material se analizó utilizando la metodología propuesta por Stanley South29 basado en un análisis de grupos funcionales, para después llegar a la historia de uso, el fechamiento y las relaciones de consumo de los habitantes. Los grupos funcionales se dividen en: servicio de comida (vasos, platos, tazas, cubiertos, platones o cualquier objeto en el cual se pudiera comer o servir la comida), preparación y almacenamiento de comida (ollas; botellas de refresco, vino y agua; botellones de agua u otro artefacto que sirviera para este propósito), arquitectura (construcción de la casa como clavos, adobe, madera, tejas, focos, molduras de foco, cerraduras, bisagras, cartón y metal), artículos de uso personal (botones, zapatos, textiles, botellas de perfume y cremas, medias, pasadores, agujas y monedas), armas de fuego (casquillos de bala y balas), juguetes (canicas, carritos y juguetes de vidrio y plástico), transportación (objetos de establo y de automóviles como herraduras, hebillas de cincho de caballo, llantas, tuercas y tubos) y miscelánea (fragmentos de material cuya forma y función no se pueden determinar pero que, sin embargo, son diagnósticos debido a su color, tamaño, marca o decoración).


4. Rancho Murrieta

Tiene una superficie de aproximadamente 70 x 95 m, al lado de la antigua carretera Santa Ana-Caborca, e incluye siete elementos: la estructura del rancho de adobe con siete cuartos, un basurero con tres concentraciones localizado al sureste del sitio y otro basurero al oeste del camino del trascabo, dos hornos, un canal que se ubica en la orilla norte de la carretera y un muro de piedra en el extremo sur del asentamiento.

De 8536 artefactos recuperados solamente 1842 diagnósticos. La separación del material se hizo con base en atributos como forma, decoración, marca o alguna otra característica que pueda identificar la función y proveniencia del objeto.

4.1. Historia de uso

Según la tradición oral el inicio de ocupación del Rancho Murrieta fue durante o antes de la década de 1920 cuando Nabor Redondo se establece en el lugar30. Desafortunadamente no se pudo encontrar ningún tipo de documento que avale la propiedad, sin embargo, se sabe a partir de investigación hecha en el pueblo de Trincheras que estas tierras son tomadas por "posesión" o "invasión"31. Tampoco se sabe con exactitud cuanta familia tuvo Nabor pero al menos sabemos que tenía una hija, Lolita, y probablemente algún hijo varón lo que podría ser apoyado por una concentración de canicas. Lolita se casa con Gerardo Murrieta, que es el próximo habitante de este rancho, y Nabor y su familia abandonan el lugar debido a la escasez de agua por lo que no había ganado y a que estaba enfermo, según la tradición oral, situación que podría estar apoyada por la aparición de tantas botellitas de medicina. El próximo propietario se vuelve Gerardo Murrieta que, como se mencionó anteriormente, se casa con Lolita Redondo. Ellos tiene tres hijas, y la familia abandona el rancho a más tardar en la década de 1960 gracias a la fuerte escasez de agua y a que la carretera se volvió obsoleta por la creación de la Carretera 2.

En lo que se refiere a la función de este rancho pudieron haber sido varias. En un principio se habla de que Nabor Redondo se fue, entre otras cosas, por la escasez de ganado y también se menciona que tenía vacas orejano en la planicie del Boquillas, por lo que se pudo haber dedicado en un principio a la cría de ganado. Materialmente, esto podría ser apoyado con la aparición de alambre de púas que se coloca a manera de cerca, ya fuera para evitar que los animales salieran a las otras propiedades o que entraran de otro lugar, aunque claro que existe la posibilidad de que solamente fuera para delimitar el área. Por otro lado, debido a la ubicación de este, a los materiales encontrados y a la tradición oral y relatos de choferes de las diligencias de la época32, se sabe que en el momento en el que lo habitaba Murrieta era un lugar de paso para los viajeros que iban a Mexicali y Tijuana, por lo que tenía las funciones de restaurante y, en algunos casos, de hotel o posada33. Su función comercial podría apoyarse en la gran cantidad de botellas de refrescos y cerveza así como por la gran variedad de vajillas y la ubicación del Cuarto 7, que es con vista a la carretera. En cuanto al hospedaje podría haber sido en los cuartos 1 y 2 ya que no tienen comunicación con los demás cuartos.

Otro objeto que llama la atención es una moneda de un penny. Según los salvoconductos obtenidos en el AGN se sabe que Nabor Redondo, o sus familiares, fueron a Estados Unidos al menos en dos ocasiones por lo que pudo haberla traído consigo. Otra explicación podría ser que llegó ahí por viajeros que se hayan quedado a dormir y que pagaran con ella, o la extraviaran.

4.2. Fechando el Rancho Murrieta

Para entender la secuencia cronológica propuesta para este rancho, a partir de los artefactos, es importante mencionar que se tienen dos tipos de fechas: absolutas y relativas. Las primeras son tomadas a partir de datos que nos puedan dar la fecha exacta en la que se utilizó o al menos se fabricó el objeto. Las segundas con base en características que las pudieran situar en un tiempo determinado ya sea para la creación de su marca, contenedor o forma pero que no se refieren en específico a ese objeto. Para ubicar temporalmente el rancho se utilizarán únicamente las fechas absolutas aunque en algunos casos estas no se consideraron completamente confiables debido al evento en el que se utilizaron. En concreto nos referimos a varios casquillos de bala que sabemos entre qué años fueron fabricados pero no cuándo fueron utilizados y por quién, poniendo estas fechas en duda.

El registro más antiguo se refiere a una cuchara encontrada en el Cuarto 1 con la leyenda M. Rogers E.G.D. Modelo Olive fechada en catálogo para 1892. Aunque quizás no llegó en ese momento al rancho sabemos que no se utilizó antes de ese momento dándonos un punto de partida. Otra fecha confiable es una moneda de un centavo mexicana fechada para 1906 encontrada en la superficie de un basurero, lo que nos daría un inicio probable de ocupación entre 1892 y 1906. Para el abandono total del rancho, combinando la tradición oral con el material, se tomará en cuenta la fecha de 1963 extraída de una taza de vidrio lechoso ya que se dice que se fueron del lugar "a más tardar en la década de los 60"34.

Por otro lado, es importante explorar un poco sobre la estructura. Ya que solamente se excavaron tres cuartos la información sobre el abandono de estos es un poco limitada. Según el material pareciera evidente que dos de los cuartos dejaron de funcionar mientras los habitantes vivían todavía en el rancho. En el piso del Cuarto 1 se recolectaron una palangana, una moneda mexicana fechada para 1941 y un fragmento de llanta, por lo que se propone que su abandono se dio a partir de 1941. Por otro lado, en el Cuarto 5 también se tiene mucha basura, que va de 1890 hasta la década de 1950, por lo que se fecha su abandono con la última.

El relleno del Cuarto 7 está compuesto de derrumbe y escombro de la estructura teniendo material desde 1909 hasta 1963, por lo que probablemente haya estado en ocupación hasta el momento del abandono total del rancho.

4.3. El consumo de los habitantes del Rancho Murrieta

Es necesario antes de hacer un análisis sobre los factores de consumo de un sitio que podamos entender el contexto en el cual este se está llevando a cabo35. El Rancho Murrieta es visto, a partir del material obtenido, así como de los registros orales y escritos, como una unidad autosuficiente y de autoconsumo el cual también tenía una función comercial ya que daba servicio a personas que pasaban en su camino hacia Mexicali y Tijuana. Esto nos hace preguntarnos, ¿qué tipo de productos podrían necesitar los habitantes del rancho para su uso personal?, ¿qué productos podrían ser ofrecidos a los viajeros o por los viajeros?, y todavía más importante, ¿qué productos estaban disponibles en esta región desértica?

Es en este punto, que los medios de transporte y comunicación se vuelven primordiales para el análisis. Sabemos gracias a los relatos de los choferes de las diligencias que existe una red de comunicación que llega hasta esta parte del desierto debido a la carretera. Esto nos hace cuestionarnos hasta qué punto los materiales llegan intencionalmente al rancho, hasta qué punto tienen que ser obtenidos por sus ocupantes en otro lado, por ejemplo la Estación Trincheras, y hasta qué punto esta estación de tren traía materiales variados y abundantes.

Aunque no podemos entender las preferencias de consumo en general en el Valle del Río Boquillas, ya que tendríamos que hacer más investigación arqueológica, sí podemos darnos una idea basada en el consumo y los gustos de las familias Redondo y Murrieta. Nuestra primera ocupación, la de los Redondo, estuvo marcada por al menos tres personas a fínales del siglo XIX y principios del XX: Nabor Redondo, su esposa y al menos una hija. Solamente se han podido obtener cuatro fechas exactas probables de esta ocupación que desafortunadamente no nos proporcionan mucha información. En primer lugar se encuentra la cuchara M. Rogers modelo Olive de 1892 de cobre que, por encontrarse aislada, no muestra algún tipo de patrón ya que este tipo de cucharas son muy comunes en la época antes de emplearse el aluminio; después se tienen tres casquillos de bala: uno de 1902 a 1929, otro de 1914 a 1928 y un tercero de 1895 que sufren del problema mencionado con anterioridad, pero que en caso de haberse utilizado por los habitantes del rancho nos dicen que eran empleados para defensa personal o caza de animales pequeños o medianos como liebres o conejos.

Por su parte, la ocupación Murrieta encierra todavía más problemas, ya que representa los factores de consumo tanto de los habitantes de la estructura como de los viajeros de las diligencias. En el caso particular del grupo funcional de servicio, preparación y almacenamiento de comida, ambos grupos de consumidores están representados ya que los dueños tuvieron que comprar platos, vasos y tazas, incluso refrescos, para su uso y el de los viajeros. Esto no proporcionaría información demasiado relevante, pero lo que sí lo haría es el tipo de marcas de estos objetos, ya que tenemos una gran frecuencia de cerámica mexicana, o de marcas americanas, en comparación con los objetos de barro.

Este grupo se dividió en dos tipos de material: cerámica y vidrio. La cerámica está representada por platos de varios tamaños, tazas y tazones que son en su mayoría de loza blanca. Los objetos son de la marca Ánfora36 y Lofisa, de origen mexicano; y Vitreous, Homer Laughlin, Keram y Shenango China, de origen estadounidense. La mayor frecuencia de materiales es mexicana, de ambas marcas descritas con anterioridad, y posiblemente fueron adquiridas por medio de algún intermediario, seguramente alguna tienda en San Rafael del Alamito o Trincheras, por medio de la estación del tren o por los choferes de las diligencias. Además, existe otro factor importante que influencia a este material, ya que solamente en cuatro casos se pudo hacer el juego de plato con taza con la misma decoración. Nos indicaría esto que ¿no se compraban vajillas completas, sino las que llegaban a la tienda o las que estaban en oferta? o simplemente estamos hablando del mismo proceso erosivo de todo el sitio que fue el que modificó las concentraciones de material.

En lo que se refiere a los platos y tazas americanos todos son de loza blanca y solamente se pudieron identificar platos o tazas, pero en ningún caso el juego completo. Únicamente en el caso de la semi-porcelana de la marca Shenango China, se logró hacerlo, pero por la bajísima frecuencia de su aparición solamente se pudo concluir que quizás fue traída en algún viaje de los habitantes al país vecino. Todos estos objetos son hechos en serie por lo que no es muy difícil poder contar con los precios de venta que nos hablen de un poder adquisitivo, sin embargo, por la función comercial del lugar se espera que no sean demasiado caros ya que lo que se busca es que sean resistentes.

También se recuperaron fragmentos de vajillas de barro decoradas o no en superficie, entre las que resalta la cerámica Tonalá de Jalisco. Esta pudo haber sido traída por comerciantes37, por los viajeros o por medio de la misma tienda que suponemos que debió de haber existido. En lo que se refiere al vidrio también se tiene platos, vasos, recipientes y botellones de origen mexicano o estadounidense. Los americanos nos podrían sugerir que hay mucha gente que está pasando a ese país y que de regreso compraban algunos objetos para llevar en el viaje, como recuerdo o porque eran necesarios.

En cuanto a la preparación y almacenamiento de comida quizás sea lo que nos hable más del tipo de consumo de los viajeros y habitantes de este rancho. Como es de esperarse el producto con mayor frecuencia vendido en medio del desierto son las bebidas, ya sean refrescos o cerveza, propuesta apoyada por la gran cantidad de botellas y corcholatas utilizadas para este fin. En cuanto a los alimentos, sabemos que hay comida enlatada comprada por los habitantes del rancho o traída por los viajeros ya que esta se conserva por más tiempo. Aunque no tenemos datos precisos suponemos que las bebidas y comida hayan sido proporcionadas por algún distribuidor oficial o por medio del tren.

Otro grupo que también podría representar a ambos grupos de consumidores es el de objetos de uso personal. El Rancho Murrieta funcionaba al mismo tiempo como casa, restaurante y posada propiciando que los objetos llegaran por diferentes motivos. No se puede establecer qué pertenecía a quién, pero por estar hablando de un tiempo en que la industrialización y los medios de comunicación estaban en expansión seguramente se utilizarían objetos parecidos en varias partes del país.

Dentro de este grupo, un tipo de objetos que resalta son las botellitas de vidrio relacionadas quizás con enfermedades o malestares. La tradición oral nos habla de que, en parte, Nabor Redondo se va del rancho porque está enfermo, sin embargo, estas medicinas también podrían ser utilizadas para los viajeros. Los relatos nos cuentan que en muchos casos la gente atrapada en el desierto, debido a que los coches presentaban problemas mecánicos, moría de hambre o deshidratación y que a veces lograban ser rescatados. Las medicinas podrían ser para estos casos o simplemente para gente que viaja enferma o que lleva estas soluciones consigo. Aunque no sabemos los contenidos específicos de estas botellitas, llama mucho la atención el color ámbar del vidrio, probablemente para que el contenido no se evapore.

También podemos inferir el uso de perfumes o cremas por las mujeres de la casa o viajeras, ya que algunas de estas botellas son de colores y tienen formas con decoraciones más elaboradas. La presencia de marcas en específico nos haría preguntarnos si estas son las que se prefiere usar o las que se pueden obtener, tal es el caso de dos botellitas de crema de Jergens; productos para el cabello como el de Fitch's38; la crema Pond's para la cara39; las dos botellitas de crema de Helena Rubinstein hecha después de 190240; y las dos botellitas de Farbar, que pudieron también haber sido para el cuerpo.

En cuanto a los fragmentos de zapatos y ropa de mujer recuperados, estos nos hablan de que a pesar de estar viviendo en medio del desierto, o viajando a través de él, las mujeres seguían usando tacones y medias. En cuanto a los de los hombres, en particular los huaraches de suela de llanta y la ausencia de zapatos "formales", también llaman la atención. Pero si nos referimos a los de los niños, nos podemos dar cuenta que fueron fabricados en Estados Unidos, sugiriendo que quizás ellos también viajaban o que eran traídos por los viajeros.

Como objetos que aparecen con menor frecuencia, se identificaron tres goteros de cristal que pertenecían a botellitas de medicinas o de bebés; fragmentos de un tubo de pasta de dientes, relacionados con la higiene personal, así como la botellita de Mentholato. Los pasadores, el anillo de niña, el broche de sostén, el seguro de ropa, las hebillas de cinturón y overol y las agujas nos muestran claramente la presencia de mujeres en la casa que utilizaban estos objetos para arreglo personal.

Hasta aquí hemos hablado de lo que tanto viajeros como habitantes del rancho pudieron haber consumido, pero si nos queremos referir al comportamiento individual de cada grupo tendríamos que irnos a otros grupos funcionales. En el caso de los habitantes del Rancho Murrieta, la arquitectura sería el mejor ejemplo porque, a pesar de dar posada en algunas ocasiones a viajeros, eran ellos los que vivían ahí. El adobe era el material constructivo preferido tanto por sus características térmicas como por el bajo costo de su fabricación. Es importante mencionar que también se emplearon tejas, se aplanaron las paredes y se les colocó un recubierto de cal pintada de rojo que indica que la casa no era una estructura tan sencilla, sino que se preocupaban de darle un mantenimiento y un aspecto agradable. McCutchen41 atribuye estos rasgos como pertenecientes a ranchos típicos en México "construidos de piedra o adobe, con paredes aplanadas con cal y arena bien blanqueada, tejados con tejas rojas brillantes en medio de patios o huertos con corrales para ganado". Los corrales podrían estar representados por los alambres de púas, tanto para mantener a los animales fuera de la propiedad como para proteger a sus propios animales.

Los clavos revelan el consumo de un producto que se fue transformando en el tiempo, ya que encontramos clavos hechos a mano, que ubicamos para la primera ocupación, y clavos hechos en serie, claramente producto de la industrialización del siglo XX en el que fue ocupado por Murrieta y su familia42. Un punto importante en este grupo funcional son las remodelaciones de la estructura doméstica, que en algunos casos hasta utilizó cartón de asbesto. Esta está relacionada con la función de cada cuarto o de las nuevas necesidades adquiridas durante el período de vida de la familia ya que al quedarse a vivir ahí, los Murrieta se necesitaba de lugares más grandes por ser una familia de mayor tamaño que la de los Redondo.

Por otro lado, si queremos hablar únicamente de los viajeros el grupo de transportación es muy claro ya que no tenemos noticias de que ninguno de los propietarios haya tenido coche. Según los datos de los choferes se tenían automóviles como Cadillac serie 51 de 1917, "Dodgecito" 1926, Buick 1925, entre otros, que fallaban constantemente por las malas condiciones en la que se encontraban, por la carretera tan peligrosa o por que se sobrecalentaban por el calor del desierto43. Esto los obligó en muchas ocasiones a buscar ayuda en los paraderos, a veces quedándose a dormir ahí. Es de esperarse que los choferes, o que algunos de los habitantes, aprendieran mecánica cambiando algunas piezas del automóvil que dejaron en el lugar. Si no nos hablan de las preferencias en cuanto a comprar piezas de automóvil sí nos dice que estos coches se compraban seguramente usados por ser más baratos, aunque tuvieran muchas fallas.


6. El Oasis

El Oasis se encuentra separado del Rancho Murrieta aproximadamente por 350 m. Contiene cuatro basureros y una estructura de adobe que mide 10 x 12 m. Se obtuvo un total de 3285 fragmentos de material, de los cuales 795 son diagnósticos mientras que 2490 no lo son.

6.1. Historia de uso

A través de la tradición oral hemos podido saber que este rancho era en un principio de Pánfilo Rivera Apalachi, de Altar, y de Rafael Ochoa que vendían ilícitamente bacanora44, situando la primera ocupación y función del rancho a finales del siglo XIX. Ellos se fueron por motivos que no conocemos por lo que el próximo habitante es Antonio Redondo, sólo o con su familia, que llega antes que Nabor Redondo al Rancho Murrieta. No se ha podido determinar con exactitud cuándo es que esto pasa, debido a que la tradición oral es bastante confusa, pero sí se sabe que se abandona en 1964. También es difícil determinar la siguiente función de la estructura ya que la investigación documental del rancho tampoco permitió obtener ningún tipo de dato respecto a títulos de propiedad ni uso de suelo, por lo que se considera que, igual que en el Rancho Murrieta, se crea la estructura por posesión o invasión. Una posibilidad que queda abierta a futuras investigaciones es que esta haya sido una abarrotería o tienda lo cual no sería tan difícil de creer ya que está junto al camino y es importante pensar en dónde conseguían algunos víveres los habitantes de los ranchos circunvecinos o los mismos viajeros.

6.2. Fechando El Oasis

En cuanto a las fechas de ocupación y abandono, la primera se situaría gracias a una botella de Orange Crush de 1910 a 1920 que, aunque no esté impreso en la botella, el diseño de la etiqueta nos muestra que este refresco de naranja se utilizó entre esas épocas. Por el otro lado, la tradición oral sitúa el abandono del rancho en 1963, sin embargo, eso es algo que no podemos afirmar a partir del material por lo que basados en este análisis proponemos un abandono a partir de la década de 1940.

6.3. El consumo de los habitantes del Oasis

De la misma manera que se hizo en el Rancho Murrieta, el contextualizar al Oasis nos ayudará a entender la información obtenida a partir del material arqueológico. Como se mencionó anteriormente la tradición oral en este lugar es muy escasa y confusa, sin embargo, algunas personas del pueblo han mencionado que esta pudo haber sido una abarrotería al lado de la carretera. Por otro lado, uno de los problemas al que nos enfrentamos, y que nos impide confirmar esta teoría, es el fuerte proceso erosivo que sufre todo el sitio de La Playa, pero en particular esta zona, ya que las corrientes han arrastrado mucho material a otros lugares. Debido a esto, es muy probable que haya desaparecido, en particular la primera ocupación, y que gran parte de la estructura también.

Sin embargo, basados en lo que sí se pudo recuperar y su combinación de las fuentes orales y escritas, sabemos que la segunda ocupación corresponde a Antonio Redondo y su familia que lo pudo haber utilizado como unidad doméstica y comercial. El consumo de esta familia se puede ver representado en diferentes grupos. En cuanto al que se refiere al servicio de comida podemos ver que está fuertemente marcado por la loza blanca, seguida en frecuencia por la porcelana y los objetos de barro. Suponiendo que en algún momento esta estructura fue utilizada como abarrotería, los objetos de servicio de comida serían relacionados únicamente con el uso personal de los Redondo.

En cuanto a la preparación y almacenamiento de comida, la mayoría de los objetos que se encontraron están relacionados con botellas de refresco y cerveza, incluyendo las corcholatas. Sabemos que les gustaba el tequila y el vino y que tenían agua embotellada para consumir. Uno de los materiales que podrían apoyar la idea de la abarrotería sería las latas de comida, ya fueran para autoconsumo o para venderlas. Al parecer les gustaba, y eran ampliamente distribuidos, el refresco de naranja y la Coca- Cola, así como la cerveza Victoria, Monterrey y Moctezuma.

Al igual que sus vecinos, el material más utilizado en la construcción era el adobe, adornando la estructura con tejas rojas y paredes con un recubierto de cal aplanado con pintura roja. Los seis cuartos que contenía también empleaban clavos hechos a mano o en serie. El alambre de púas probablemente también rodeaba el rancho con el motivo de contener el ganado o delimitar la propiedad. Un fragmento de foco demuestra la existencia de lámparas, de gasolina o aceite. Otro material de construcción encontrado fue el chapopote quemado para la impermeabilización del techo de la casa. También tenemos tres fragmentos de varilla que pudieron haber sido empleados para la construcción; una cerradura de puerta así como una bisagra que nos indicaría que los espacios estaban delimitados por puertas o al menos de la puerta de la entrada.

Los objetos de uso personal son pocos y realmente proporcionan muy escasa información. Se tienen botellitas tanto de medicina como de cremas o perfumes, pero no se puede saber exactamente que contenían por lo que no podemos asegurar la presencia de alguna mujer en el lugar. De la misma manera, se identificaron botones de Levi's, hablando de que la mezclilla se usaba para vestir quizás por ser lo más barato, al igual que en el Rancho Murrieta; ojales de cinturón; un prendedor con forma de dragón a manera de adorno; un alfiler con cabeza en forma de águila; botones; peines; algún tipo de pasta de dientes o ungüento; y una hebilla de cinturón. Todos estos objetos son de uso masculino, aunque no es fácil determinar si vivía solamente un hombre aquí o si estaba casado. Otro punto que podría apoyar esta conjetura es la ausencia total de algún tipo de juguete u objeto relacionado con infantes

Las armas de fuego también están ampliamente representadas con 12 casquillos de bala de los cuales ocho son de un calibre 2245. Estos podrían servir para defensa personal o caza de animales pequeños y medianos, pero no podemos saber a ciencia cierta si eran de ellos porque como se dijo la carretera era muy peligrosa. Relacionado con esto, solamente se tienen cinco objetos que representan transportación. Probablemente tenían un caballo para transportación, ya que se reconoció una hebilla de montura. Además, hay objetos de automóvil como una manguera, una placa de 1944, un seguro para detener la defensa de un coche y dos latas de aceite que podría ser de un coche propio o de las diligencias que recorrían el desierto de Sonora.

La historia del Oasis está marcada principalmente por su cercanía con la carretera lo que seguramente influenció en la vida cotidiana. Los objetos que se han encontrado en él representan en su mayoría las actividades domésticas de los habitantes ya que su actividad económica, una abarrotería, no deja muchos rastros ya que los objetos eran removidos del lugar al ser vendidos.


Conclusiones

La vida en los ranchos fronterizos sonorenses a finales del siglo XIX y principios del XX estuvo marcada por los procesos de industrialización que traían consigo la producción en serie. La calidad y cantidad de objetos elaborados se disparó causando un abaratamiento en muchos de los productos que antes eran muy caros ya que el proceso era rápido y eficiente. Sin embargo, otro de los aspectos que encierra esta industrialización es la distribución de los productos hacia lugares que en muchas ocasiones eran imposibles. Vías de comunicación como las carreteras, las vías del tren o incluso los mismos senderos entre pueblos fueron creciendo trayendo consigo una transformación en las relaciones de consumo de sus habitantes.

En cuanto a los procesos de producción, podemos ver que el 90% del material obtenido en ambos casos se puede situar dentro de la producción en máquina automática o semiautomática que dejaba marcas en los objetos. En las botellas de vidrio se podían ver en los costados, mientras que la cerámica deja ver bases muy similares, casi completamente iguales. En cuanto a la decoración el vidrio prensado mostraba marcas, años y números de serie, mientras que en la cerámica se colocaban plantillas arriba o abajo del barniz que se cocía en grandes hornos industriales, dejando a un lado la producción artesanal.

Por el otro lado, la relación entre vías de comunicación, y su estado, y la disponibilidad de productos juega un papel determinante en lo que se puede consumir o no. Sabemos que existió la Estación de Tren Trincheras, que la carretera llevaba a Mexicali y Tijuana, y que existían caminos entre ranchos y hacia San Rafael del Alamito o Trincheras. Sabemos que estos eran transitados frecuentemente, pero que en muchas ocasiones estaban bloqueados gracias a las fuertes lluvias que azotaban a la región, y lo que era aún más importante, que eran peligrosos46. Incluso, algunos de los relatos de choferes cuentan que en ocasiones al llegar a Mexicali emprendían el regreso a sus terminales por el otro lado de la frontera ya que los caminos estaban en condiciones mucho mejores. Como parte de su negocio también tomaban pasaje y lo traían de regreso a México por lo que no sería de extrañarse que los viajeros compraran cosas en Estados Unidos y las llevaran consigo.

Esto daría como resultado un sistema de consumo inmerso en una red binacional, en la que la preferencias y aceptación de los productos está marcado por las disponibilidad en las vías de comunicación locales y nacionales. Las unidades domésticas, así como comerciales, estudiadas en este artículo nos muestran de una manera particular el tipo y cantidad de productos que estaban disponibles en esta región del desierto de Sonora. Si no podemos generalizar en cuanto a gustos y preferencias, así como obtención de productos de todos los habitantes de este desierto, al menos sí podemos darnos cuenta de algunos de los factores que las están determinando.

Un estudio mucho más profundo tanto en el sentido histórico como arqueológico nos podría proporcionar información más relevante sobre lo que serían las relaciones de consumo entre los ranchos y haciendas de la zona. Combinando la metodología arqueológica con la histórica podríamos entender qué tipo de objetos se llevan a la zona, cómo son distribuidos en los ranchos y haciendas, qué disponibilidad hay para obtenerlos pero sobre todo cómo se conforma esta red de relaciones económicas en las unidades habitacionales que dieron forma a una organización social basada en la producción propia y de autoconsumo. La sociedad ranchera del desierto de Sonora tiene mucho que ofrecer todavía para entender estos procesos locales y regionales que nos hablen aunque sea de una pequeña parte de las preferencias y disponibilidad de consumo del México de finales del siglo XIX y principios del XX.


1 VELÁSQUEZ, Verónica, La Arqueología de un Rancho de Mediados del Siglo XIX y Principios del XX en el Desierto de Sonora, Tesis de licenciatura, Puebla, UDLAP, 2005.

2 CARPENTER, John; SÁNCHEZ, Guadalupe y VILLALPÁNDO, Elisa, "Sonora pre-cerámica: del Arcaico y del surgimiento de aldeas agrícolas", en Arqueología, No. 29, 2003.

3 Existen varios casos de estudios arqueológicos, históricos y antropológicos sobre los ranchos y sociedades rancheras en México. En ellos se incluye su definición así como varias de las características de todos ellos. Para ahondar más en el tema consultar: SHERIDAN, Thomas, Where the Dove Calls, Tucson, The University of Arizona Press, 1988; FONTANA, Bernard y CAMERON GREENLEAF, J., "Johnny Ward's Ranch: A Study in Historic Archaeology", en The Kiva, Vol. 28, No. 1-2, 1962; JACOBS, Jan, "Rancho and Community in Northern Guerrero in the Porfiriato", en Ranchero Revolt. The Mexican Revolution in Guerrero, Austin, University of Texas Press, 1982; LLOYD, Jane Dale, "Rancheros y revolucionarios en el noroeste de Chihuahua", en Historia de la cuestión agraria Mexicana. Campesinos y terratenientes revolucionarios 1910-1920, en BETANZOS, Oscar (ed.), México, D.F., Siglo XXI, 1988; JUÁREZ, Abel, "Los rancheros un nuevo grupo en el poder (1910-1920)", en BENÍTEZ, Mirna y otros, Veracruz, un tiempo para contar Memoria del primer seminario de historia regional, , México D.F., INAH/UV, 1989; GARCÍA, Marta Eugenia, "La transición de hacendados a rancheros en Querétaro", en ÁVILA PALAFOX, Ricardo; MARTÍNEZ ASSAD, Carlos y MEYER, Jean, Las formas y las políticas del dominio agrario: Homenaje a François Chevalier, Guadalajara, CEMCA/UNAM/Universidad de Guadalajara, 1992; SERRANO, Pablo, "Haciendas y ranchos de Colima. Del esplendor al declive", en Antropología, No. 64, 2001; HURTADO, Edgar, "Rancheros en Aguascalientes (1920-1930)", en BARRAGÁN, Esteban y otros (eds.), Rancheros y sociedades rancheras, El Colegio de Michoacán, 1994; SHADOW, Roberto y RODRÍGUEZ-SHADOW, María J., "Clase y etnicidad entre los rancheros mexicanos del norte de Nuevo México", en Rancheros y sociedades rancheras, editado, BARRAGÁN, Esteban y otros (eds.), El Colegio de Michoacán, 1994; CHÁVEZ, Martha, ""Uno es la de todo": trabajo femenino en una sociedad ranchera", en BARRAGÁN, Esteban y otros (eds.), Rancheros y Sociedades rancheras, El Colegio de Michoacán, 1994.

4 PÉREZ, Herón, "El vocablo rancho y sus derivados: génesis, evolución y usos", en BARRAGÁN, Esteban y otros (eds.), Rancheros y sociedades rancheras, El Colegio de Michoacán/CEMCA/ORSTOM, 1994, p. 37.

5 BARRAGÁN, Esteban, "Entre la fronda y sus raíces: el tronco común de las sociedades rancheras en México", en Trace, No. 35, 1999, pp. 9-21.

6 NICKEL, Herbert, Morfología social de la hacienda mexicana, México, D.F., FONCA, 1996, p. 73.

7 GARCÍA, Marta Eugenia, "El rancho y la pequeña propiedad, formas políticas para legalizar la gran propiedad", en Eslabones, No. 6, 1993, p. 55.

8 NICKEL, Herbert, "Morfología social de la hacienda mexicana", p. 123.

9 Estos eran los antiguos terratenientes y administradores que fueron obligados a fraccionar, vender o traspasar las tierras de las haciendas.

10 GARCÍA, Marta Eugenia, "El Rancho y la pequeña propiedad", p. 55.

11 BARRAGÁN, Esteban, Con un pie en el estribo, Zamora, Colegio de Michoacán, 1997, p. 81.

12 STEWART, Janet Ann, "Southern territorial styles 1867-1900", en Historical Monograph, No. 2, Tucson, The Arizona Historical Society, 1974, p. 6-8.

13 MCCUTCHEN, George, "Los sistemas de propiedad rural en México" en RAMÍREZ, Mario (ed.), Dos interpretaciones del campo mexicano, México D.F., CONACULTA, 1993, p. 138.

14 BARRAGÁN, Esteban y THIERRY, Linck, "Quinientos años de soledad II. Sociedad y poblamiento rancheros", en Trace, No. 24, 1993, pp. 58-61.

15 Semo ha evidenciado esto en su estudio sobre los rancheros de Pisaflores, una comunidad entre San Luis Potosí e Hidalgo que habitó en el último tercio del siglo XIX. En SEMO, Enrique, "Hacendados, campesinos y rancheros", en GARCÍA DE LEÓN, Antonio; SEMO, Enrique y GAMBOA, Ricardo (eds.), Historia de la cuestión agraria mexicana: el siglo de la hacienda: 1800-1900, México D.F., CEHAM, 1988, pp. 86-164.

16 MCCUTCHEN, George, "Los sistemas de propiedad", p. 123.

17 Ibíd.,

18 MONTERO, Coral, Informe de actividades en el pueblo de Trincheras, Manuscrito en el archivo del Proyecto La Playa. Culiacán, Sinaloa, 2003, p. 1.

19 Barragán, Esteban, Más allá de los caminos., Zamora, Colegio de Michoacán, 1990, p. 24.

20 MCCUTCHEN, George, "Los sistemas de propiedad", p. 124.

21 BATAILLON, Claude, "Los ranchos de hoy: una visión compartida", en BARRAGÁN, Esteban y otros (eds.), Rancheros y sociedades rancheras, El Colegio de Michoacán, 1994, p. 99.

22 CHÁVEZ, Martha, "Uno es la de todo", pp. 110.

23 LECHNER, Denise, "La tradición oral de Trincheras", Manuscrito en archivo, Culiacán, Archivo del Proyecto La Playa, 2002.

24 Registro Agrario Nacional de Hermosillo, Documento proporcionado por la Lic. Edelmira Girón Domínguez, 2003, p. 1.

25 Este proceso natural ha afectado profundamente a la conservación del material arqueológico en toda la zona.

26 Archivo General de la Nación, 1917-1928,         [ Links ] Libro I.

27 Lechner, Denise, "La tradición", p. 1.

28 MONTERO, Coral, "Informe de actividades", p. 1.

29 SOUTH, Stanley, Method and Theory in Historical Archaeology, New York, Academic Press, 1977.

30 LECHNER, Denise, "La tradición". p. 1.

31 MONTERO, Coral, "Informe de actividades", p. 1.

32 BARRIOS, Valdemar, Por las rutas del desierto, Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora, 1996, p. 30.

33 Algunos relatos de personas de Trincheras dicen que en algún momento Pedro Infante pasó por ahí y se quedó una noche a dormir.

34 LECHNER, Denise, "La tradición". p. 1.

35 KLEIN, Terry, "Nineteenth-Century Ceramics and Models of Consumer Behavior", en Historical Archaeology, Vol. 25, No. 2, 1991, p. 78.

36 La distribución de esta marca llega, incluso, hasta Guatemala.

37 CHARLON, Thomas y REIFF KATZ, Roberta, "Tonalá Bruñida Ware. Past and present", en Archaeology, Vol. 32, No. 1, 1979, p. 53.

38 Anónimo 2, Fitch's, http://www.members.tripod.com/bloodhound/patent.htm, 22/05/03.

39 Anónimo 1, Pond's Advertisements. http://www.scriptorium.lib.duke.edu/eaa/ponds.html, 1, 22/05/03,         [ Links ] pp. 1-2.

40 Anónimo 3, Helena Rubinstein. http://www.infoplease.com/ipa/A0772550.html, 22/05/03.

41 MCCUTCHEN, GEORGE, "los sistemas de propiedad", P. 124.

42 WELLS, Tom, "Nail Chronology: The Use of Technologically Derived Features", en Historical Archaeology, No. 32, 1998, pp. 78- 81.

43 BARRIOS, Valdemar, "Por las rutas del desierto".

44 Esta es una bebida alcohólica originaria de Sonora con una alta graduación alcohólica que es elaborada a partir de una base vegetal.

45 BARNES, Frank C., Cartridges of the World, 9th Edition, Wisconsin, Krause Publications, Iola, 2000, p. 419.

46 Un hecho relatado en la tradición oral del Rancho Murrieta es muy ilustrativo. Este cuenta que Lolita, la esposa de Gerardo Murrieta, apunta a unos viajeros con una escopeta y que cuando tiene que irse a cocinar deja a las hijas apuntándoles.



Fuentes

Fuentes primarias

Archivos

Archivo General de la Nación 1917-1928.

Otros documentos

Anónimo 1 Pond's Advertisements, http://www.scriptorium.lib.duke.edu/eaa/ponds.html, 1, 22/05/03.

Anónimo 2, Fitch's. http://www.members.tripod.com/bloodhound/patent.htm, 22/05/03.         [ Links ]

Anónimo 3, Helena Rubinstein. http://www.infoplease.com/ipa/A0772550.html, 22/05/03.         [ Links ]

Registro Agrario Nacional, Documento proporcionado por la Lic. Edelmira Girón Domínguez, 1/08/03.         [ Links ]

MONTERO, Coral, Informe de actividades en el pueblo de Trincheras, Manuscrito en el Archivo del Proyecto La Playa. Culiacán, Sinaloa, 2003.         [ Links ]

Fuentes secundarias

BARNES, Frank C., Cartridges of the World. 9th Edition, Wisconsin, Krause Publications; Iola, 2000.         [ Links ]

BARRAGÁN, Esteban, Más allá de los caminos., Zamora, Colegio de Michoacán, 1990.         [ Links ]

______________, Con un pie en el estribo, Zamora, Colegio de Michoacán, 1997.         [ Links ]

______________, "Entre la fronda y sus raíces: el tronco común de las sociedades rancheras en México", en Trace, No. 35, 1999.         [ Links ]

BARRAGÁN, Esteban y THIERRY, Linck, "Quinientos años de soledad II. Sociedad y poblamiento rancheros", en Trace No. 24, 1993.         [ Links ]

BARRIOS, Valdemar, Por las rutas del desierto, Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora, 1996.         [ Links ]

BATAILLON, Claude, "Los ranchos de hoy: una visión compartida", en BARRAGÁN, Esteban y otros (eds.), Rancheros y sociedades rancheras, El Colegio de Michoacán, 1994.         [ Links ]

CARPENTER, John; SÁNCHEZ, Guadalupe y VILLALPANDO, Elisa, "Sonora pre-cerámica: del Arcaico y del surgimiento de aldeas agrícolas", en Arqueología, No. 29, 2003.         [ Links ]

CHARLTON, Thomas y Roberta REIFF KATZ, "Tonalá Bruñida Ware. Past and present", en Archaeology, Vol. 32, No. 1, 1979.         [ Links ]

CHÁVEZ, Martha, ""Uno es la de todo": trabajo femenino en una sociedad ranchera", en BARRAGÁN, Esteban y otros (eds.), Rancheros y Sociedades rancheras, El Colegio de Michoacán, 1994.         [ Links ]

FONTANA, Bernard y CAMERON GREENLEAF, J., "Johnny Ward's Ranch: A Study in Historic Archaeology", en The Kiva, Vol. 28, No. 1-2, 1962.         [ Links ]

GARCÍA, Marta Eugenia, "La transición de hacendados a rancheros en Querétaro", en ÁVILA, Ricardo y otros (eds.), Las formas y las políticas del dominio agrario: Homenaje a François Chevalier, Guadalajara, CEMCA/UNAM/Universidad de Guadalajara, 1992.         [ Links ]

__________________ ,"El rancho y la pequeña propiedad, formas políticas para legalizar la gran propiedad", Eslabones, No. 6, 1993.         [ Links ]

HURTADO, Edgar, "Rancheros en Aguascalientes (1920-1930)", en BARRAGÁN, Esteban y otros (eds.), Rancheros y sociedades rancheras, El Colegio de Michoacán, 1994, pp. 173-186.         [ Links ]

JACOBS, Jan, "Rancho and Community in Northern Guerrero in the Porfiriato", en Ranchero Revolt. The Mexican Revolution in Guerrero, Austin, University of Texas Press, 1982.         [ Links ]

JUÁREZ, Abel, "Los rancheros un nuevo grupo en el poder (1910-1920)", en BENÍTEZ, Mirna y otros (eds.), Veracruz, un Tiempo para contar, Memoria del primer seminario de historia regional, México D.F., INAH/UV, 1989, pp. 181-190.         [ Links ]

KLEIN, Terry, "Nineteenth-Century Ceramics and Models of Consumer Behavior", Historical Archaeology, Vol . 25, No. 2, 1991.         [ Links ]

LECHNER, Denise, "La tradición oral de Trincheras", Manuscrito en archivo, Culiacán, Archivo del Proyecto La Playa, 2002.         [ Links ]

LLOYD, Jane Dale, "Rancheros y revolucionarios en el noroeste de Chihuahua", en BETANZOS, Oscar, Historia de la cuestión agraria Mexicana. Campesinos y terratenientes revolucionarios 1910-1920, México, D.F., Siglo XXI, 1988.         [ Links ]

MCCUTCHEN, George, "Los sistemas de propiedad rural en México" en RAMÍREZ, Mario (ed.), Dos interpretaciones del campo mexicano, México D.F., CONACULTA, 1993.         [ Links ]

NICKEL, Herbert, Morfología social de la hacienda mexicana, México, D.F., FONCA, 1996.         [ Links ]

PÉREZ, Herón, "El vocablo rancho y sus derivados: génesis, evolución y usos", en Barragán, Esteban y otros (eds), Rancheros y sociedades rancheras, El Colegio de Michoacán/CEMCA/ORSTOM, 1994.         [ Links ]

SEMO, Enrique, "Hacendados, campesinos y rancheros", en GARCÍA DE LEÓN, Antonio; SEMO, Enrique y GAMBOA, Ricardo (eds.), Historia de la cuestión agraria mexicana: el siglo de la hacienda: 1800-1900, México D.F., CEHAM, 1988.         [ Links ]

SERRANO, Pablo, Haciendas y ranchos de Colima. "Del esplendor al declive", Antropología, No. 64, 2001.         [ Links ]

SHADOW, Roberto y RODRÍGUEZ-SHADOW, María J., "Clase y etnicidad entre los rancheros mexicanos del norte de Nuevo México", en Rancheros y sociedades rancheras, BARRAGÁN, Esteban y otros (eds.), El Colegio de Michoacán, 1994.         [ Links ]

SHERIDAN, Thomas, Where the Dove Calls, Tucson, The University of Arizona Press, 1988.         [ Links ]

SOUTH, Stanley, Method and Theory in Historical Archaeology, New York, Academic Press, 1977.         [ Links ]

STEWART, Janet Ann, "Southern territorial styles 1867-1900", Historical Monograph, No. 2, Tucson, The Arizona Historical Society, 1974.         [ Links ]

VELÁSQUEZ, Verónica, La Arqueología de un Rancho de Mediados del Siglo XIX y Principios del XX en el Desierto de Sonora, Tesis de licenciatura, Puebla: UDLAP, 2005.         [ Links ]

WELLS, Tom, "Nail Chronology: The Use of Technologically Derived Features", Historical Archaeology, Vol. 32, No. 2, 1998.         [ Links ]


FECHA DE RECEPCIÓN: 21/2/2013
FECHA DE APROBACIÓN: 27/6/2013