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Anuario de Historia Regional y de las Fronteras

versión impresa ISSN 0122-2066

Anu.hist.reg.front. vol.21 no.2 Bucaramanga jul./dic. 2016

 


Álvaro Acevedo Tarazona. La experiencia histórica del
cogobierno en la Universidad Industrial de Santander:
concepciones y divergencias en disputa por la autonomía
universitaria, 1971-1976.
Bucaramanga: Ediciones UIS,
2016. 230 páginas.

Esmeralda Villarreal Zuleta*

* Estudiante de pregrado en Historia y Archivística, Universidad Industrial de Santander, Colombia.


Álvaro Acevedo Tarazona1 ha sido autor de libros y artículos sobre historia de la educación, historia de la cultura, historia social y política e historia regional. Sus líneas de investigación giran en torno a los movimientos sociales y estudiantiles, los discursos políticos y culturales y la historia de la universidad en Colombia. En su producción bibliográfica, la experiencia del cogobierno en las universidades colombianas ha sido abordada directamente desde el 2013, pero recurrente en sus publicaciones desde comienzos de siglo.

El libro pretende describir y analizar los orígenes y desarrollos de los cogobiernos universitarios en Colombia, contextualizándonos en las protestas estudiantiles de los años setenta y, específicamente, en los hechos ocurridos en la Universidad Industrial de Santander.

Para tal fin, la obra está dividida en seis capítulos y estructurada en dos partes. La primera parte reúne el capítulo primero y segundo, en los que realiza una contextualización histórica del movimiento estudiantil a partir del periodo del Frente Nacional (1958 -1974). Aborda entonces las incertidumbres, los cambios y las protestas que durante esta época se generaron a nivel social y político, y su relación con las sucesivas reformas universitarias que intentaron implementarse, recreando también a la universidad en el ámbito latinoamericano.

La segunda parte del libro, que recorre los capítulos tres al seis, se centra en la universidad y el cogobierno universitario, estudiándolo desde sus manifestaciones originarias durante la primera mitad del siglo XX, época en la que se dio un importante movimiento de organización y protesta estudiantil en el país y en Latinoamérica, que se resume en la lucha por la autonomía universitaria. A partir de esto, pasa después a estudiar los hechos específicos que sucedieron en la Universidad Industrial de Santander entre 1971 y 1976.

El primer capítulo titulado El Frente Nacional: una época de incertidumbres, cambios y protestas, nos explica el pacto bipartidista por el control del gobierno nacional realizado entre liberales y conservadores con el fin de apaciguar los ánimos después de muchos años de violencia que habían dejado desahuciado al país. Violencia que se había recrudecido después del 9 de abril de 1948 con el asesinato del caudillo Jorge Eliécer Gaitán y que solo se vería mitigada hasta cierto punto con el golpe de Estado que lideraría Gustavo Rojas Pinilla en 1953, a quien el prestigio político le duraría muy poco, luego de reconocerse como dictador y representar una amenaza de muerte para la democracia. Gracias a esto, el Frente Nacional en 1958 llega a plantearse como la salida más viable al conflicto.

Esta relativa paz y retorno a la democracia de un país que parecía ya libre de totalitarismos, le permitió a Colombia ganar el favor de los EE.UU que comenzó a invertir en el país bajo el proyecto denominado Alianza para el Progreso. Pero por esta misma época "la sociedad colombiana vio emerger con una fuerza considerable a los jóvenes universitarios"2, quienes no tardaron en criticar la excesiva influencia extranjera en todos los ámbitos nacionales. Esta situación se hizo más crítica año tras año, y ya para comienzos de 1970, era innegable que "el estudiantado acogía el descontento general de la sociedad con respecto al régimen"3, descontento que se expresó mediante protestas nacidas al interior de las universidades e inspiradas en gran medida por el movimiento francés, de mayo del 68. Pero fue la muerte de varios estudiantes de la Universidad del Valle en febrero de 1971, el acontecimiento que profundizó la llamada crisis universitaria. Es en este ambiente de tensión y lucha, que surge la exigencia del cogobierno en las universidades públicas. Esto significaba "[…] la desaparición de los consejos superiores y la sustitución por organismos de gobierno con mayoría para profesores y estudiantes"4.

El segundo capítulo sobre la Universidad, planeación y modernización educativa, hace un recorrido a través de las distintas políticas educativas que intentaron implementarse a nivel nacional, señalando que si bien en el siglo XIX la educación estaba pensada para formar ciudadanos, durante la segunda mitad del siglo XX se mutó a la idea de educar según la lógica de la rentabilidad. Esta norteamericanización de la universidad colombiana recrudeció el inconformismo de los estudiantes, quienes desde comienzos de siglo, instados por los hechos ocurridos en el llamado Grito de Córdoba en Argentina, venían exigiendo autonomía universitaria. No obstante, todos estos primeros intentos de cambio lo que lograron fue convertir a las universidades en trincheras de la disputa política, derivándose al final en una reforma constitucional en 1968.

El capítulo Las luchas por el cogobierno universitario durante la primera mitad del siglo XX, estudia profundidad la histórica aspiración estudiantil generalizada de hacer parte mayoritaria del gobierno universitario y de cómo estas luchas, más de una vez, le entregaron mártires a la causa de los estudiantes: Gonzalo Bravo, asesinado por la fuerza pública el 7 de junio de 1929, se convirtió en esa primera figura de duelo y de enardecimiento de la protesta. Tras este hecho, cada 7 de junio empezaría a conmemorarse el Día del Estudiante, que después de 1954 empezaría a llamarse el Día del Estudiante Caído y correría dos días su fecha, tras la masacre de estudiantes del 9 de junio.

El capítulo cuarto se centra específicamente en el año 1971: el año crítico en la lucha por el cogobierno universitario en Colombia. El estudiantado ya venía siendo caracterizado por su espíritu rebelde, revolucionario, antimilitarista y anti estatal, pero es a partir de este año que las posturas se radicalizan y las organizaciones universitarias adquieren poder. Fue también en 1971 cuando el Programa mínimo de los estudiantes colombianos, a manera de manifiesto de lucha, fue expuesto en el II Encuentro Nacional de Estudiantes Universitarios. El primer punto de este programa, exigía la eliminación de los Consejos Superiores para sustituirlos por un cogobierno integrado por el rector (con voz pero sin voto), un representante del Ministerio de Educación, tres estudiantes y tres profesores, excluyendo de este modo a "la Iglesia, a los gremios, a los egresados y a los representantes de algunas autoridades administrativas del Estado"5.

La idea fue bien recibida en el ámbito académico. La Universidad Industrial de Santander la acogió y legalizó a través del Acuerdo 015, y así mismo accionaron otras universidades. Pero estos acuerdos nunca fueron aprobados ni reconocidos por el Estado.

Ya en el capítulo quinto, el autor enfatiza en El cogobierno en la Universidad Industrial de Santander y la situación nacional, y a manera de contexto, nos habla de cómo a partir de 1969, la universidad empieza a expandirse con nuevos programas académicos, mejorar su planta física e incrementar la planta docente. Por esta época también se construyó y se dotó la biblioteca. Sin embargo, este Plan de Desarrollo no obtuvo los resultados esperados, y para comienzos de 1971, cuando se eligió como rector a Carlos Virviescas -quien tuvo que renunciar ante la presión estudiantil-, la situación se tornó de nuevo insostenible, y con su sucesor, Carlos Guerra, la problemática iba en aumento, pero fue él quien avaló el Acuerdo 015 que ya mencionamos. En la UIS, esta primera experiencia de cogobierno duró solamente 7 días.

El cogobierno solo sería reconquistado después entre 1975 y 1976, concretando así varios años de protestas sociales y de surgimiento de distintos grupos, movimientos, asociaciones e incluso partidos políticos. Pero en esta ocasión, fueron las mismas organizaciones estudiantiles las que no lograron ponerse de acuerdo para llevar a buen término el proyecto, mientras que el órgano conformado tampoco respondía plenamente a lo requerido, pues estaba integrado por el gobernador, un representante del Ministerio de Educación, uno de la Iglesia, dos representantes de los egresados, dos de los profesores y dos más de los estudiantes.

Finalmente, el capítulo seis, titulado La rectoría de Cecilia Reyes de León: ¿una rectoría policiva o salvadora de la UIS?, hace un recorrido por el período rectoral de esta mujer, la primera y única en asumir tal cargo hasta el día de hoy en la Universidad Industrial de Santander. A pesar de que fue bien recibida por los medios y por la población en general, y que se granjeó los cariños a través de una motivadora oratoria, Cecilia Reyes no contó con el apoyo estudiantil, principalmente porque desde que asumió el cargo, sus esfuerzos se vieron encaminados a desarticular por completo el movimiento rebelde, sancionando a 105 alumnos, de los cuales a 17 se les canceló definitivamente la matrícula académica, y a 18 más se les expulsó de la universidad, "[…] lo cual significaba que nunca más podrían estudiar en ninguna universidad oficial del país"6. Este modo de actuar exacerbó el odio de quienes poco tiempo después estarían colocando una bomba en su casa, cuya explosión solo dejó daños materiales, pero que habría podido ser mucho más lesiva. Sin embargo, la amenaza no paró ahí, pues un día de clases normal, Cecilia supo que habían intentado atentar definitivamente contra su vida, poniendo una bomba en su carro. Estos hechos la obligaron a renunciar e irse a vivir a Bogotá, a donde la seguiría su familia meses después. Los estudiantes la llamaron la rectora policía, pero el autor reconoce que durante el tiempo de su administración, la universidad progresó en muchos sentidos.

El movimiento estudiantil y el cogobierno universitario, en especial el de la Universidad Industrial de Santander, ha sido poco estudiado, ya que siempre ha sido abordado como una realidad independiente de la historia institucional y del contexto socio-cultural en el que se desenvolvió. El aporte fundamental de la obra es precisamente el de permitir estudiar el tema como una realidad en la que confluyeron varios puntos y actores sociales y en la que se respondió a situaciones específicas del contexto latinoamericano y mundial.

De la investigación realizada por Álvaro Acevedo se destaca la extensa apropiación de sus fuentes bibliográficas, de los periódicos y del material fotográfico empleado que sirve de soporte visual a la finalidad del libro, la de configurar una "historia contextual que permita ubicar en su sitio y en su tiempo el tema de estudio"7. Pero son, sin duda, las entrevistas realizadas a algunas de las personas que vivieron y protagonizaron el período abordado, las que le aportan un carácter testimonial a la mayor parte de la obra. La estructura elegida que focaliza la atención en los procesos más que en una línea de temporalidad (ya que se vuelve sobre una misma fecha varias veces), permite captar cada hecho -su contexto y profundidad-, como una realidad valiosa por sí misma pero inseparable del todo. Se concluye entonces que es una obra que vale la pena abordar y un tema que es necesario seguir profundizando.


1 Posdoctor en Ciencias de la Educación por la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia- Rudecolombia. Doctor en Historia de la Universidad de Huelva, España. Magíster en Historia de la Universidad Industrial de Santander y en Historia de América por la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla- España. Especialista en Filosofía de la Universidad de Antioquia y en Docencia en Historia y Cultura de América Latina.

2 Acevedo Tarazona, Álvaro. La experiencia histórica del cogobierno en la Universidad Industrial de Santander: concepciones y divergencias en disputa por la autonomía universitaria, 1971-1976 (Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, 2016), p. 39.

3 Ibíd., p. 43.

4 Ibíd., p. 53.

5 Ibíd., p. 122.

6 Ibíd., p. 197.

7 Ibíd., p. 21.

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