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Anuario de Historia Regional y de las Fronteras

versión impresa ISSN 0122-2066

Anu.hist.reg.front. vol.22 no.1 Bucaramanga ene./jjun. 2017

https://doi.org/10.18273/revanu.v22n1-2017008 

Artículos de investigación

Una discusión en torno a ‘Temas, problemas y relatos para la historia ambiental’. Apuntes teóricos sobre esta disciplina histórica

A Discussion on ‘Issues, Problems and Stories for the Environmental History’. Theoretical Notes on this Historical Discipline

Uma discussão em torno a ‘Temas, problemas e relatos para a historia ambiental’. Anotações teóricas sobre esta disciplina histórica

Gerardo Morales Jasso2 

Alejandro Bonada Chavarría1 

1Maestro en Historia de México por la Universidad de Guadalajara. Licenciado por la Universidad Autónoma de Baja California. Docente en la Universidad TecMilenio Campus Guadalajara Sur. Correo electrónico: abonadachavarria@gmail.com.

2Aspirante a entrar al Doctorado en Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma del Estado de México. Maestro en Estudios Históricos Interdisciplinarios por la Universidad de Guanajuato. Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Correo electrónico: gerardosansa@gmail.com.


Resumen

Este texto impugna algunas de las perspectivas planteadas en el artículo “Temas, problemas y relatos para la historia ambiental” publicado en este mismo Anuario. El enfoque busca observar epistemológica, historiográfica y metodológicamente tal artículo y la historia ambiental misma. Como resultado, el artículo coopera en la sistematización de una teoría de la historia ambiental, de forma que el historiador social comprenda mejor cuáles son las características de la historia ambiental y algunas de sus particularidades metodológicas, teóricas y epistemológicas que apuntan a diferencias de matriz disciplinaria entre la historia social y la historia ambiental.

Palabras clave Historia Ambiental; ambiente; entorno; epistemología

Abstract

This text is challenging some of the views taken into account in the article ‘Issues, problems and stories for environmental history’; that is published in this yearbook. The approach seeks to observe in an epistemological, historiographical, methodologically way this article, and the environmental history itself. As a result, the article cooperates in the systematization of an environmental history theory, so that the social historian understands better, what are the characteristics of the environmental history and some of its methodological, theoretical and epistemological characteristics that point to some differences in the disciplinary matrix between the social history and the environmental history.

Keywords Environmental History; Environment; Atmosphere; Epistemology

Resumo

Este texto contesta algumas das perspectivas colocadas no artigo “Temas, problemas e relatos para a historia ambiental” publicado neste mesmo anuário. O enfoque busca observar epistemológica, historiográfica e metodologicamente tal artigo e a historia ambiental mesma. Como resultado, o artigo colabora na sistematização de uma teoria da historia ambiental de forma que o historiador social compreenda melhor quais são as características da historia ambiental e algumas de suas particularidades metodológicas, teóricas e epistemológicas que apontam a diferenças de matriz disciplinaria entre a historia social e a historia ambiental.

Palavras chave Historia Ambiental; ambiente; entorno; epistemologia

Introducción

En un artículo publicado en esta misma revista, Álvaro Acevedo Tarazona y Sebastián Martínez Botero generaron un proyecto de investigación1 apoyado en los elementos teóricos de un programa de investigación2. Los autores de este artículo se congratulan de la iniciativa del proyecto, así como de los relatos3) que contiene. Sin embargo, sobre el supuesto de no es posible razonar si no se da cabida al otro y generar diálogo4, se considera que es necesario realizar algunas precisiones a los temas y problemas que forman parte de su programa y de su proyecto5, los cuales se avocan a continuación; esperando que el lector dé cabida a la reflexión sobre los argumentos y las razones de ambos textos.

El texto de Acevedo y Martínez pretende mostrar que el carácter innovador de la historia ambiental es solo un supuesto, incluso un prejuicio, lo que los insta a realizar preguntas interesantes desde una perspectiva epistemológica. No obstante, los autores del presente artículo no coinciden plenamente en las respuestas que se dieron a tales preguntas, por lo que presentan otra perspectiva a los temas y problemas de la historia ambiental. Por lo tanto, se abordan algunas ideas teóricas y epistemológicas profundas de la historia ambiental, también trabajadas por Acevedo y Martínez, con el fin de explicitar o teorizar el programa de investigación de la historia ambiental, lo cual será realizado a través del siguiente subtema. Posteriormente se sintetiza un proyecto de investigación de historia ambiental que dialoga con el que generan Acevedo y Martínez, de modo que no anula, sino que complementa los ejemplos (narrativas) de historia ambiental que plasmaron en su artículo.

Programa de Investigación: Epistemología, teoría y metodología de la historia ambiental

La historia ambiental es, según Germán Palacio, más que una disciplina, una indisciplina6, planteamiento que destaca las otras características en las que se basa la interdisciplinariedad, aparte de las de las disciplinarias7. El que la historia ambiental se pose firmemente en los pilares de la disciplina y de la indisciplina, le otorga características problemáticas, que la hacen un tanto difícil de comprender de parte de quienes no tienen una formación multidisciplinaria (el estudio de disciplinas de posgrado distintas a la que cursaron en los estudios de pregrado o materias de distintas disciplinas en algún nivel profesional de estudio) o un interés en superar las barreras disciplinarias. Tanto la interdisciplinariedad (que se fundamenta en la disciplina así como en la indisciplina y no persigue la recomposición de las disciplinas) como la transdisciplinariedad (el redisciplinamiento a partir de la crítica al estado disciplinario actual) apuntan a deficiencias de los campos disciplinarios, cuyos procesos con facilidad caen en estados de confort8 y apuntan también a la denuncia de insuficiencias debido a la supraespecialización imperante y a la falta de capacidad de diálogo entre académicos de distintas disciplinas, aunque tengan campos de estudio en común9.

La historia ambiental se ha desarrollado interdisciplinariamente, lo cual ha generado que el historiador ambiental tenga diversos problemas que resolver, dependiendo de la o las disciplinas de las que este provenga, pero también genera un problema análogo en el historiador económico, cultural, político (todas las cuales forman parte de la historia social) para el cual la historia ambiental tiene rasgos parecidos a la disciplina que practica, pero también posee características novedosas, las cuales desea comprender.

Una de las características de la historia ambiental es, que a pesar de que la mayoría de sus practicantes han sido formados en ciencias sociales y humanidades, las investigaciones que realizan son lo suficientemente indisciplinadas como para (en diversos grados) realizar sus investigaciones apoyadas en teorías, metodologías, evidencias y modelos de las ciencias naturales10. Lo anterior permite que desde la historia ambiental se rechace “(…) la presunción común de que la experiencia humana ha estado exenta de restricciones naturales, de que la gente constituye una especie única y separada, de que las consecuencias ecológicas de nuestros hechos pasados pueden ser ignoradas”11. En cambio, considera que en realidad, la cultura y la naturaleza se encuentran ligadas dinámicamente y resulta artificiosa su disyunción analítica12. Lo que brinda a la historia ambiental de características innovadoras, al menos para el historiador social. Sin embargo, aducir que algo es bueno por ser novedad va en contra del pensamiento histórico, desde donde se es consciente que lo que alguna vez fue moda, en algún momento llegó a ser pasado de moda.

Así que, no es deseable concentrarse en que la historia ambiental investiga temas o realiza metodologías novedosas13. Habría que puntualizarse en por qué la historia ambiental aboga por otras metodologías y destaca temas de estudio diferentes a los de la historia social. Al respecto, Álvaro Acevedo Tarazona y Sebastián Martínez Botero hacen la pregunta correcta: ¿cuál es el estatuto epistemológico de la historia ambiental? No obstante, luego reducen la complejidad de tal pregunta a “¿qué es lo que estudia la historia ambiental?”14. Acevedo y Martínez contestan correctamente que lo fundamental en la historia ambiental es la interacción. Aunque, de la historiografía ambiental desarrollada en Brasil15 y México16) que es convergente con la teoría de sistemas17, se hace necesario precisar.

La historia ambiental no estudia la interacción entre el medio ambiente y la cultura social sino que investiga sobre la interacción entre la antroposociedad y la naturaleza no antrópica (si bien el ser humano le da sentido a la naturaleza, ni la humanidad es extra o sobrenatural, ni el ser humano existió antes que la naturaleza, la cual seguirá existiendo después de él, a menos que la destruya)18, de manera que el ambiente no es el marco de acción de la antroposociedad, sino que es el producto de las relaciones entre antroposociedad y naturaleza no antrópica. El ambiente no se encuentra afuera, opuesto a la antroposociedad (de modo que, el significante medio ambiente pierde operatividad); más bien, la antroposociedad es parte integral del ambiente (el cual solo puede ser entendido mediante la interacción de los conocimientos generados por las ciencias naturales, las ciencias sociales y las humanidades). Si bien, la historia social puede abordar lo anterior, por sus características disyuntivas enraizadas en el dualismo, generalmente omite las cuestiones sobre la interrelación naturaleza humana-naturaleza no humana que se da a través de la emergencia sistémica a la que le se llama cultura19.

Acevedo y Martínez indican correctamente que la relación de la sociedad con su medio ha sido concebida desde hace varias décadas por el materialismo histórico. Aunque, se habría de añadir que también por la geografía histórica20 y por la historiografía de Annales. Pero, a pesar de que la historia ambiental se ha nutrido de estas corrientes historiográficas, incluye también diferencias para con cada una de estas particulares formas de hacer historia, de manera tal que la historia ambiental no se puede reducir a la geografía histórica, a la geografía cultural, a los ejemplares de las primeras generaciones de Annales, o al materialismo histórico21 (incluso, no necesariamente es lo mismo: ambiente y medio en la historia ambiental y en otras formas de hacer historia)22. Así que no es casualidad, que de entre los historiadores ambientales más destacados se encuentren herederos de estas tradiciones historiográficas (por ejemplo, Claudia Leal y Miguel Aguilar Robledo de la geografía, Alejandro Tortolero y Micheline Cariño de la escuela francesa, así como Guillermo Castro, Esther Padilla y James O’Connor del marxismo).

A saber que la historia ambiental se nutre de tales formas de hacer historia, así como de otras disciplinas, tales como la antropología, la sociología, la economía, la epistemología, la ética, la ecología y la geología; “(…) ¿se podría hablar de la historia ambiental como una subdisciplina en construcción o un campo lleno de tensiones?”23) Acevedo y Martínez responden que “(…) la reflexión entre naturaleza y cultura no es ni puede ser objeto de una reintroducción de la una sobre la otra o viceversa”24. Para estos autores, como la historia ambiental no tiene un objeto de estudio específico, no es una nueva disciplina ni una subdisciplina de la historia, aunque tampoco es un campo, pues la historia ambiental no podría ser vista como un campo lleno de tensiones, mientras que sí lo sería el problema ambiental. Además, Acevedo y Martínez consideran que el campo de la historia ambiental ya está siendo abordado por la historia social, la cual, a diferencia parecería una disciplina propiamente dicha. Para Acevedo y Martínez no hay nada nuevo respecto al objeto de reflexión de la historia ambiental y el estatuto epistemológico de la misma25.

Sin embargo, Henri-Irénée Marrou, indicó que “(…) nada hay de específico en la comprensión relativa del pasado: se trata exactamente del mismo proceso que desarrolla la comprensión del otro en el presente y, en particular”, de lo que es posible articular en el lenguaje26. Si coincidimos con Rodrigo Ahumada en que “Un conocimiento, un saber o una ciencia siempre se define primera y fundamentalmente por el objeto, en ningún caso por el método27, y con Acevedo y Martínez en que “(…) diversas disciplinas pueden compartir un mismo campo de estudio o unos métodos, pero no pueden compartir un mismo objeto de estudio”28) (a pesar de que esta última afirmación vaya a contracorriente de la práctica científica contemporánea)29; entonces, ni siquiera la historia social podría permanecer como una disciplina, ya que no cumpliría los requisitos para serlo: sus sujetos (no objetos)30) de estudio serían los mismos que los de la sociología y los de la antropología, las cuáles también deberían reunirse en una sola disciplina31. En la práctica disciplinar, en cambio, las disciplinas existen como colectivos de pensamiento incluso a pesar de las premisas de la epistemología normativa, de modo que las disciplinas y “los campos disciplinares no son separaciones epistemológicas naturales sino compromisos epistemológicos específicos”32.

La epistemología normativa dualista no permite caracterizar plenamente a la historia ambiental como disciplina porque tiene características disciplinadas así como características indisciplinadas, y por el hecho de que su hibridación con ciencias naturales y sociales así como con algunas humanidades, por lo que tampoco podría ser colocada plenamente como subdisciplina historiográfica33. Por lo que, el historiador social que deviene en historiador ambiental requiere de ser lo suficientemente indisciplinado como para redisciplinarse en ciencias naturales, el disciplinamiento que le es propio requiere de un bucle de desaprender y aprender. Este proceder indisciplinado forma parte de la historia ambiental, cuyo campo de estudio es escurridizo dentro del saber dualista y el árbol del conocimiento heredado de la ilustración. Es decir, para observar el ambiente el historiador ambiental debe tener también un pie en las ciencias sociales y las humanidades y el otro en las ciencias naturales, lo que hace que el historiador ambiental comparta con los científicos ambientales la tensión originada en que fueron formados en el disyuntivismo mecanicista mientras que el ambiente es un concepto que es escapista dentro de tal matriz disciplinaria y por lo tanto, dentro del árbol del conocimiento dualista. Así que la historia ambiental es en realidad una disciplina que es ajena al árbol del conocimiento heredado de la Ilustración (con jerarquías absolutas) y reforzado en la superespecialización promovida en el siglo XIX34, esta disciplina más bien pertenece a una red del conocimiento (con jerarquías relativas) en el que las disciplinas se conectan.

En términos de La estructura de las revoluciones científicas, la historia ambiental opera con un nuevo paradigma, inconmensurable con el de la historia social. Luego, tras la revisión que hizo Thomas Kuhn de su obra y lo que plasmó en La tensión esencial, se tiene que decir que la historia ambiental tiene una matriz disciplinaria diferente a la de la historia social debido a los cambios paradigmáticos que presenta. Claro, se requiere de una revolución científica para comprender lo anterior35. Así que leer la historia ambiental desde una matriz disciplinaria que no le pertenece resulta en desvíos y equívocos tales como considerar que no es una disciplina, que su campo es un absurdo, o en negar la unidad ontológica de la cultura y la naturaleza no antrópica36.

Unidad que es imposible de ver desde el dualismo, pero desde el monismo, tal unidad es evidente. Pero, la complejidad no apela al monismo, sino a la emergencia de propiedades; de modo que entiende lo cultural como una emergencia de lo antroposocial, lo antroposocial como una emergencia de lo social, lo social como una emergencia de lo biológico, lo biológico como una emergencia de lo químico y lo químico como una emergencia de lo físico. Entendiéndose la emergencia como una propiedad sistémica, de forma que la naturaleza no antrópica y la cultura son a la vez (dependiendo de la Gestalt con la que se les observe) ontológicamente unidos y diversos (imposible de sostener desde el dualismo).37)

Entonces, como plantean Acevedo y Martínez, ¿no hay nada nuevo que Marx no haya planteado al pretendido carácter innovador de la historia ambiental?38 Al responder, los autores dejan de lado varios de las novedades (algunas abordadas en este texto). De hecho, la lectura incompleta de la historia ambiental no les permite ver que si bien, Marx logró romper distintos dualismos imperantes en su tiempo y aún ahora; debido a los hallazgos empíricos de la historia ambiental y al contacto con autores sistémicos y complejos como los citados en el texto de González de Molina y Víctor Toledo,39 ésta ha planteado implícita y explícitamente diversas cuestiones que eran inconcebibles en Marx y en el marxismo del siglo XIX. Por ejemplo, en el marxismo se considera que no hay relaciones entre humanidad y naturaleza, sino que hay relaciones sobre la naturaleza entre humanos. Así que el marxismo no reconoce la contribución de la naturaleza en la creación de su propia historia,40 mientras que la historia ambiental sostiene la existencia de relaciones entre la antroposociedad y la naturaleza no antrópica, convirtiéndose ésta naturaleza en una entidad de estudio de la historia ambiental y no en un marco o telón de fondo. Por lo tanto, la historia ambiental incorpora transformaciones teóricas que tienen que ver con la deconstrucción de la imagen dualista del mundo.41)

Sin embargo, aún hoy, la historia ambiental tiene cosas que aprender del marxismo. De hecho, se puede decir con José Roberto Conde que “No existe pensamiento en la actualidad dentro del estudio social que no se apoye en Marx, ya sea como trabajo intelectual con influencia marxista o pensamiento científico social crítico de las ideas planteadas por él.” Lo que implica que las lecciones que no son provenientes del marxismo vulgar, sino del marxismo profundo son de suma importancia no solo para la historia social dualista que Marx reproduce, sino que también lo son para la historia ambiental. Conde menciona algunas de éstas, las cuales son compaginables con el pensamiento complejo: 1) La dialéctica en Marx genera una estructura dinámica que conforma el sistema por elementos estabilizadores y perturbadores. 2) “La base económica en las que la sociedad se ha desarrollado no sirve de pretexto para ver a la historia desde un determinismo económico”, de donde se podría añadir que el contacto crítico con las ciencias naturales no puede servir de pretexto para un simplismo basado en el determinismo geográfico. 3) El marxismo ve de forma crítica la parcelación de la historia y el riesgo de que se desarrolle careciendo de “vínculos conceptuales y metodológicos con otras ramas de la investigación social”; ante lo que propone que “los hechos no deben de ser solo analizados desde una perspectiva específica”. 4) Lo ideal no es mero reflejo de lo material, pero no puede explicarse por sí mismo, desvinculado a su existencia material.42) Por lo tanto, el nivel de la historia ambiental que estudia las ideas sobre la naturaleza no puede desvincularse de los demás niveles.43 5) Además, el marxismo legó enseñanzas que permiten que actualmente el investigador trascienda a Marx mismo. Por ejemplo, que la historia no es el simple reflejo de la emancipación del hombre respecto de la naturaleza que le es externa, pensamiento que está ligado a un evolucionismo unilineal; y que ahora se puede entender que no existen “pueblos sin historia” (Como se expresó Marx bajo influencia de Hegel), lo que sí hay es pueblos sin historiografía44. Es importante mencionar otras dos retomadas por Milton Santos: 6) El fetichismo de las mercancías que retoma al decir que “fuimos rodeados en estos 40 años, por más objetos que en los precedentes 40 mil años. Sin embargo, se sabe muy poco sobre lo que se tiene alrededor”, incluso acerca de los objetos creados para atender finalidades específicas, así como alimentos y ropa, y 7) La alienación que retoma al asegurar que “Lamentamos ciertos efectos de la exploración salvaje sobre la Naturaleza. Pero no hablamos mucho de la relación técnicamente fundada, las fuerzas mundiales que insisten en mantener el mismo modelo de vida”.45)

Así que las enseñanzas marxistas no están vedadas al historiador ambiental, de hecho, sería sumamente relevante que se acercaran a lo que plantea Slavoj Žižek sobre la teoría de la sociedad de riesgo y las contradicciones que encuentra en ella, pues sin hablar de ecología política, Žižek da argumentos de por qué ésta es necesaria.46 En suma, hay ideas marxistas convergentes con el pensamiento complejo. Con todo, la historia ambiental también tiene cosas que aprender de la antropología, la sociología, la geografía, las ciencias ambientales, la ecología y de la historia social; en un aprendizaje que ha de ser crítico: capaz de distinguir los paradigmas y aportes que puede operar, asimilar y transformar.47)

Acevedo y Martínez también cuestionan el carácter “innovador” de la historia ambiental, al aducir que la relación entre la antroposociedad y la naturaleza que conforma su entorno a través de la tecnología, la ciencia y otras características culturales, ha sido propuesta desde el nacimiento mismo de la historiografía moderna. Si esto pudiera ser cierto, tal relación también habría sido desde entonces pospuesta, pues como indicó Aldo Leopold desde 1949, muchos “sucesos históricos ahora explicados con base en acciones humanas eran, en realidad, interacciones bióticas entre la gente y la tierra”48. El responsable del aplazamiento de esta relación es el dualismo (en un inicio impulsor del conocimiento de la realidad, pero que ha funcionado también como generador de puntos ciegos para los académicos)49. Los científicos naturales, herederos del dualismo, han estudiado la parte natural no antrópica del ambiente con el fin de convertirla en recursos y posteriormente, comenzaron a abordar los problemas ambientales.50) Después, tales problemas también fueron abordados por científicos sociales, y según Leff, de entre estos, los historiadores han sido los más rezagados en incluir al ambiente como concepto renovador de sus estudios51. De hecho, el surgimiento de la historia ambiental está ligado a una respuesta a la “ausencia de la dimensión biofísica en buena parte de la historiografía contemporánea”52. La cual, generalmente, ha ignorado el mundo natural y se ha posicionado no en el polo del dualismo que según Aldo Leopold “estudia la comunidad de las plantas y animales”, sino que se ha posicionado en el polo del dualismo que “`(…) estudia la comunidad humana casi como si fuera una entidad separada, y llama a sus descubrimientos sociología, economía e historia”.53 Lo anterior no solo lo indican los historiadores ambientales. Por ejemplo, Eric Van Young denuncia algo similar al señalar que las publicaciones que analizan en profundidad aspectos del ambiente rural “prácticamente pasan por alto el papel de las condiciones naturales en la formación de las instituciones sociales y económicas”, incluyendo cuando mucho un capítulo introductorio sobre el hombre y la tierra o algo como el medio natural54. Lo que plantean Van Young y los historiadores ambientales denuncia un síntoma de la hegemonía del dualismo, el cual genera puntos ciegos que el concepto complejo de ambiente55 ayuda a visibilizar.

“La novedad de la historia ambiental reside en la perspectiva que nos entrega el presente con su conciencia de la fragilidad de los ecosistemas planetarios”56. Novedad, que resulta en tensiones epistemológicas, teóricas y metodológicas con las cuales los historiadores ambientales han tenido que lidiar. Tensiones que caracterizan este cambio de época marcado, a su vez, por el cambio de paradigmas y que por lo tanto, requieren que la historia ambiental se discuta epistemológicamente aún más57. Si bien, para no pasar por alto las tensiones referidas, no basta con analizar las similitudes existentes entre la historia social y la historia ambiental, tal como lo hacen Acevedo y Martínez en el texto citado58, lo que conllevaría pasar por alto las potencialidades de la historia ambiental y sus especificidades. Para encontrar las tensiones epistemológicas59) que se habría de entender y procurar solucionar, la observación de las similitudes entre ambos tipos de historia tendría que ser complementada con la de sus diferencias; así como con una caracterización epistemológica, teórica y metodológica de la disciplina.

Por ejemplo, el que se acepte que la historia ambiental no es ni será cultivada únicamente por historiadores, ha creado, según Douglas Weiner, un problema de fronteras de dimensiones cetáceas, ya que no hay forma de distinguir a los verdaderos historiadores ambientales de los impostores. Por lo que repite la pregunta de James Secord: “¿Quién deberá obtener las credenciales para interpreta el mundo y nuestro lugar en él?”. Según Weiner, ambas preguntas, qué es la historia ambiental y quién la puede elaborar deben resolverse al mismo tiempo60. En otras palabras, ¿existe entre los historiadores ambientales características necesarias o suficientes para la integración de un académico al colectivo de pensamiento de la historiografía ambiental?, es decir, ¿qué requiere un biólogo, un geógrafo, un sociólogo, un comunicólogo para devenir en historiador ambiental a sabiendas de que la historia ambiental no es exclusiva de personas con grado de historiador o posgrado en historiador ambiental?61) Aunque tales preguntas habrían de ser respondidas con más detalle, es posible que su respuesta se encuentre en el énfasis en la naturaleza no antrópica, así como en la interacción que realiza la humanidad con ésta, de modo que no se enmarque al hombre en la naturaleza, sino que se analice la interacción que tienen la humanidad y el mundo natural no humano. Una respuesta más profunda a estas preguntas, ayudarían a dilucidar o construir el estatuto epistemológico de la historia ambiental62. Sobre el cual, la epistemóloga e historiadora Graciela Velázquez Delgado “hay muchos problemas para definir tal estatuto”63, especialmente cuando hay autores que diferencian entre historia ambiental y ecología histórica mediante el énfasis que cada uno pone en un polo de la dicotomía naturaleza y cultura64.

En cambio, en este texto, se propone una síntesis de este estatuto problemático con base en los estudios que versan sobre la epistemología de la historia ambiental65) y afirmar que este es el de una disciplina que responde a cambios epistemológicos profundos, que se encuentra en tensión con el dualismo y cuya práctica cada vez se realiza más en la matriz disciplinar compleja; por eso está aún en formación, así como las demás ciencias ambientales y la historia misma66.

La historia ambiental se muestra hoy más robusta y madura que hace un par de décadas, pero aún está en formación. Por lo que existen diversas sugerencias, entre otras cosas, sobre los temas que debe observar y las metodologías que puede adoptar. Al respecto, Acevedo y Martínez se permitieron ser normativos y mencionaron que “La preocupación de la historia ambiental debe estar dirigida a esa idea de civilización y progreso (historia social) que con su prejuicioso discurso justificó el sometimiento entre los pueblos arrastrando especialmente a ciertas naciones europeas al colonialismo y neocolonialismo”.67 José Augusto Pádua planteó una tarea similar, pero él no consideró que ésta sea su única preocupación.68) Así que comprender en un sentido más amplio y propiamente ambiental qué otras tareas son sugeridas al historiador ambiental, se puede acudir, entre otros textos, a “La crisis ambiental y las tareas de la historia en América Latina” de Guillermo Castro, a “Por qué necesitamos de la historia ambiental” de Donald Worster y a “A história ambiental: temas, fontes e linhas de pesquisa” de José Augusto Drummond;69 lo cual nos permitirá entender que la historia ambiental no solo puede ser catastrofista. Ya que, si una de las tareas más importantes de la historia ambiental es explicar las raíces, los cambios, permanencias y consecuencias actuales que tienen las relaciones entre uno o varios grupos antroposociales con la naturaleza no antrópica; es también tarea de ésta abordar los ejemplos de relaciones antroposociedad-naturaleza no antrópica que han sido sustentables70 y generar ejemplos que nos permitan rescatar experiencias “constructivas y creadoras” que puedan ser convertidas en alternativas para la educación y la gestión ambiental.71)

Lo que hace de la historia ambiental “una demanda contemporánea”72 que facilita la posibilidad de investigar la aplicación de la tecnología en la revolución verde, los fertilizantes, la industria petroquímica y la popularización de productos como los colorantes sintéticos (mediados todos por el fetichismo de las mercancías y la confianza en el mercado); lo que podría coadyuvar a la generación de, por ejemplo, una historia del benceno y así avanzar en la realización de una historia ambiental del cáncer73.

Pero afrontar tales problemas, ¿significa que la historia ambiental podría “sentar las bases para eliminar las distancias entre las ciencias naturales y las sociales”, en un contexto en el que a pesar de que se sabe cada vez más sobre la naturaleza, las ciencias sociales y las humanidades son cada vez más lejanas de las ciencias naturales? Acevedo y Martínez indican que tal no debe ser la preocupación de la historia ambiental74. Pero, es precisamente la aceptación acrítica del dualismo el que permitiría que ya no trasnoche la inquietud por la separación entre las dos culturas o la necesidad de una tercera cultura que tanto importó a C. P. Snow.75 Sin embargo, es precisamente la irreversibilidad, la irregularidad en el universo76 y otras características ya destacadas por la complejidad, las que ubican a la historia ambiental como una expresión de esa tercera cultura, ya sea interdisciplinariamente o en la posibilidad de su futura realización transdisciplinaria. Así, Graciela Velázquez considera que si estas distancias se han de eliminar no solo se daría con la historia ambiental, aunque tampoco únicamente a partir de ésta.77) Así que las bases de tal eliminación de distancias estarían en esa crítica originada en el sistemismo y la complejidad, de la cual la historia ambiental es una expresión, uno de los pilares, pero no el punto de apoyo fundamental.

Proyecto de Investigación: Métodos, evidencias y narrativas

Acevedo y Martínez realizan un buen trabajo en cuanto al empleo de evidencias y la temporalidad que éstas cubren. A pesar de que el manejo de vestigios que hacen es abarcador y contiene un material rico en cuanto a la visión de los grupos occidentales en la historia colombiana, no existe un análisis crítico de fuentes que permita vislumbrar aspectos como los que Michel de Certeau aborda en la operación historiográfica78.

En la parte empírica de la elaboración de sus relatos, el trabajo de archivo (cartas, memorándums, cédulas reales, entre otros documentos respectivos al periodo que abarcan) se encuentra ausente. Su narrativa se centra más en la crítica de la historia ambiental desde la historia social y en la historiografía de viajeros, que cuenta con varias décadas de tradición. Textos como Viajes por Colombia 1823 y 1824 y Noticias historiales: De las conquistas de tierra firme en las Indias Occidentales sirven de sustento para reinterpretar la relación entre grupos antroposociales y la naturaleza no antrópica en el periodo de la colonización de la antigua Nueva Granada.

Sería deseable hacer un análisis situado de los cronistas y viajeros en los que se fundamenta el trabajo de Acevedo y Martínez Botero con base en lo que presentan autores como Edward Said. En este caso, el autor de Orientalismo hace una exhaustiva investigación que se considera pionera en el estudio crítico de las narraciones de los colonizadores en el Magreb y “Medio Oriente”. Algunos de los métodos que utiliza Said son la localización y la formación estratégica, las cuales diseccionan, entre otras cosas, desde dónde se escribe, para quién, por qué y qué elementos lingüísticos reflejan o no una racionalidad colonialista del autor de la crónica, reporte o diario de viaje79.

De estas formas de lectura para interpretar la racionalidad colonialista, la localización y formación estratégica que emplea Said, buscan “analizar la relación entre los textos y el modo en que los grupos, tipos e incluso los géneros de textos adquieren entidad, densidad y poder referencial entre ellos mismos y, más tarde, dentro de toda la cultura”80.

Con base en Orientalismo, se pueden encontrar ciertos elementos que son un tanto obviados por los redactores de “Temas, problemas y relatos para la historia ambiental”. Un par de esos puntos fundamentales son: la nacionalidad de los cronistas y su profesión. El estudio crítico de estos factores permitiría concebir desde qué perspectiva se expresan,81) y así se encuentra que el orden cronológico en el que llegaron los viajeros de los que hablan Acevedo y Martínez no es aleatorio; se relaciona con los intereses políticos, económicos y culturales de las potencias europeas en América. Esta convivencia multicultural configuró un continente de “raza mestiza (y con partes fuertemente indígenas), una cultura sincrética, híbrida, un Estado colonial, una economía capitalista (primero mercantilista y después industrial) dependiente y periférica desde su inicio, desde el origen de la Modernidad”82. Otro de los autores clásicos que ha repensado la lectura de los documentos coloniales es Ranahit Guha. En Las Voces de la Historia, Guha habla sobre el poder que la historiografía estatista ejerció en los sujetos subalternos de la India y se pregunta “qué clase de historia de nuestro pueblo se construiría, si se hiciese oídos sordos a estas historias que representan, para este período, la densidad de las relaciones de poder en una sociedad civil donde la autoridad del colonizador estaba todavía lejos de hallarse establecida”.83)

Asimismo, el género se encuentra fuera de la crítica de fuentes de Acevedo y Martínez Botero. Los autores pasan por alto y sin problematizar el hecho de que gran parte de la producción intelectual de los siglos a los que hacen referencia fue escrita por hombres occidentales u occidentalizados. No obstante, pasar por alto esta construcción de los testimonios históricos deja de lado una densa problemática en las relaciones antroposociales, dentro de éstas, las de género con la naturaleza no antrópica y la construcción del ambiente. En la India, Guha ha cuestionado la invisibilización de las mujeres en la historia, al decir que “los principios de selección y evaluación comunes a toda historiografía están de acuerdo aquí con una perspectiva estatista prefabricada en que una visión jerarquizada de la contradicción sostiene una visión jerarquizada de las relaciones de género, sin ningún reconocimiento del papel activo de las mujeres” en los movimientos sociales.84)

Aunado a estos aspectos es importante realizar un contexto social en el que se produjeron las fuentes documentales o los relatos de viajeros. Este ejercicio puede desentrañar, entre otras cosas, las razones por las cuáles los españoles, ingleses, franceses y prusianos viajaron a Latinoamérica, la transformación de su particular visión sobre la relación humana con la naturaleza no humana, conforme transcurrió su estadía en el continente. Es importante resaltar la complejidad que contienen este tipo de evidencias, ya que no solo describen las condiciones del lugar, en este caso, Nueva Granada, sino que también muestran parte de la representación que los distintos países europeos construyeron del mundo colonial.

En este orden de ideas es necesario entender cuáles son las razones por las cuáles escribieron los cronistas y quién era el público de sus textos. También el trabajo de Edward Said sirve de guía al respecto, ya que realiza una profunda investigación sobre la producción y consumo de las obras escritas por los orientalistas europeos y estadounidenses, que en el caso de los informes militares o burocráticos tenían como destinatarios a los administradores locales, regionales o metropolitanos. Mientras que, en el caso de las crónicas de personajes como Humboldt, fueron distribuidas hacia los sectores “letrados” criollos y europeos. De allí que es necesario indagar “cómo fue que los libros de viajes escritos por europeos sobre partes no europeas crearon el orden imperial para todos los europeos.” Especialmente ya que tales textos permitieron que los lectores europeos adquirieran “un sentido de propiedad, derecho y familiaridad respecto de las remotas partes del mundo en las que se invertía y que estaban siendo exploradas, invadidas y colonizadas”; de modo que fueran un instrumentos clave para hacer que los habitantes de las poblaciones y ciudades europeas se sintieran parte de un proyecto planetario a través de la creación del “sujeto doméstico” del imperio”.85) Así que, más que hacer una biografía de cada cronista y de sus obras, sería necesario ubicar los aspectos anteriormente mencionados: el lugar de enunciación (los autores provenían de países del centro), el género (todos eran hombres europeos) y la formación y profesión que detentaban los autores de los textos, buscando averiguar su relación con el poder. Lo anterior habría de ponernos en guardia contra realizar lecturas literales de lo que describen los viajeros que tienen una visión etic (lo que no necesariamente valida la visión emic).

Si bien, en “Temas, problemas y relatos para la historia ambiental” es visible una crítica hacia la colonización europea de Hispanoamérica y específicamente respecto a los actuales territorios colombianos, tal crítica puede ser complementada con un análisis crítico de fuentes y una reflexión epistemológica a partir del cuestionamiento de la colonización europea; que, al estar hasta cierto punto ausente, genera una reproducción de la colonialidad en la que estaban inmersos los autores que Acevedo y Martínez citan. Un ejemplo se ve cuando no son lo suficientemente críticos con la creencia de que el modelo de poblamiento, de forma no siempre consciente, aniquiló en Hispanoamérica “las ancestrales culturas americanas instaurando sobre una naturaleza “vacía” una “nueva Europa” como si los montes, ríos, fauna, flora no tuvieran nombres”.86 Si bien, los autores critican de cierto modo la colonialidad, no proponen una forma de analizar la “imposición” europea, ya sea a partir de la hibridación, aculturación o transcutluralidad. Al respecto, Decolonizar el saber, reinventar el poder de Boaventura de Sousa realiza aportes teóricos a través del concepto de “epistemicidio”, el cual se refiere a “la vastísima destrucción de conocimientos propios de los pueblos causada por el colonialismo europeo (…) y, por otro lado, el hecho de que el fin del colonialismo político no significó el fin del colonialismo en las mentalidades y subjetividades, en la cultura y en la epistemología y que por el contrario continuó reproduciéndose de modo endógeno”.87 Tal destrucción del conocimiento es un fenómeno con más de quinientos años de funcionamiento que ha ocasionado la pérdida de una inmensa riqueza de experiencias cognitivas.88)

Ante esta europeización epistémica de América Latina, el mismo Boaventura lanza varias preguntas-propuestas, entre las que destacan: “¿Es posible distinguir el conocimiento no occidental del conocimiento occidental? Si existen formas de conocer y saberes propios de occidente y formas de conocer, así como saberes no occidentales, ¿cómo distinguimos entre ellos?, ¿cuál es la configuración de los conocimientos híbridos que mezclan componentes occidentales y no occidentales?, y ¿qué tipos de relaciones son posibles entre los distintos saberes?”89. Se deja únicamente estas preguntas planteadas, pues es evidente que en buena parte de la historiografía latinoamericana se ha privilegiado el fenómeno de la occidentalización cultural, ambiental y económica del continente. Es cierto que tiene bastante poder y actualidad, pero se considera que esta percepción ha dejado de lado, como menciona Boaventura, hibridaciones entre conocimientos occidentales y “originarios”. De allí que los estudios sobre la colonización europea deban matizarse y considerar la vasta complejidad en las relaciones que los distintos grupos antroposociales tienen entre sí y con la naturaleza no antrópica. A lo cual se podría añadir la búsqueda por detectar la creación de zonas de contacto y cómo en estas se transmitieron elementos materiales y simbólicos entre las culturas hegemónicas y subalternas90.

Ante tal escenario, no solo se requieren lecturas críticas de evidencias y de procesos que tiendan a no reproducir la colonialidad; también es necesaria la inclusión de otro tipo de evidencias, incluso vestigios no documentales, ya que también han existido representaciones y relaciones que se encuentran ausentes en estas evidencias ordinarias de la historiografía. Lo cual implicaría, por ejemplo, la apropiación de las propuestas de los estudios subalternos que integran a las investigaciones históricas distintas voces que han sido acalladas por varias generaciones de historiadores, así como el análisis de la transculturación propuesto por investigadoras como Mary Louis Pratt, ya que, al igual que en “Temas, problemas y relatos para la historia ambiental”, varias líneas de estudio de la historia ambiental latinoamericana se basan en los textos redactados por viajeros europeos sobre América y el trabajo de los científicos sociales y ambientales ha de implicar superar el sentido común y la inadecuación de las categorías con la que los actores sociales interpretan la realidad e incluso, no asumir ciegamente las categorías e interpretaciones heredadas91. Para lo cual las perspectivas subalterna y postcolonial resultan sumamente útiles. Además, en Nueva Granada, Nueva España, Colombia y México92, así como en otros reinos, países y periodos de Latinoamérica, es común que la mayoría de los documentos disponibles hayan sido escritos por sujetos de poder. La vocación interdisciplinaria de la historia ambiental puede contrarrestar el peso colonialista que tienen los testimonios europeos y occidentales en la representación y reinterpretación de los procesos ambientales de los pueblos “originarios” a través de tener en cuenta la hibridación y la transculturalidad antroposocial y cómo influyen en los cambios y continuidades de las relaciones con la naturaleza no antrópica.

Elementos como el análisis crítico de documentos, la transculturalidad y las lecturas poscoloniales son innovaciones que si bien provienen de otros campos como los estudios literarios o culturales, han contribuido a la construcción de una historia ambiental “a contrapelo”, que “va en contra de los discursos dominantes y de los lugares comunes”, y que tiene una importante influencia marxista; que se encontraba en trabajos de Walter Benjamin y Karl Wittfogel, durante la primera mitad del siglo XX.93 Es por ello que, al ser estos elementos convergentes, la historia ambiental ha acudido interdisciplinariamente a aquellos, de modo que ha robustecido su aspecto teórico y metodológico.94)

Pero, la historiografía ambiental no solo se construye con evidencias tradicionales como crónicas, cartas, mapas y otros documentos de archivo, especialmente porque “los profesionales del área de historia, en general, están mal preparados para enfrentar el debate ambiental”.95 Es cierto que las perspectivas subalterna y poscolonial tienen mucho que aportar a la historia ambiental: pero investigar la interrelación antroposociedad-naturaleza no antrópica requiere de saberes y conocimientos que no existen de ordinario en la historiografía, pero sí en otras disciplinas, así que es central para la historia ambiental definir los puntos de contacto con otras disciplinas conocer los lazos de interdependencia que tiene con otras disciplinas y aumentar lainterdisciplinariedad que tiene con estas.96)

Así que es menester de los historiadores ambientales del siglo XXI trabajar con testimonios históricos provenientes de disciplinas como, la geografía, que tiene más experiencia trabajando con regiones, territorios y paisajes; la arqueología, que tiene la capacidad de interpretar vestigios materiales; la ecología, que estudia los sistemas bióticos y tiene teorías y categorías varias que ofrecer al historiador ambiental; la antropología y especialmente la etnoecología, que estudia la relación que han tenido las diversas culturas con la naturaleza, incluyendo los usos que de ésta hacen; la climatología, que crea modelos previsivos y regresivos sobre el clima; la ingeniería forestal, que ha modificado los ecosistemas a través de conocimientos técnicos que también habría que analizar; la oceanografía, que a través de la paleoceanografía también tiene sus métodos aún más biológicos, físicos y químicos para estudiar vestigios materiales que la arqueología; incluso la paleontología tiene herramientas y datos que aportar a la historia ambiental;97 y la lista no se detiene allí, sino que continúa, pero ahondar en ella requeriría la realización de un texto aparte.

En síntesis, y sin menoscabar la relación que tiene la historia con otras disciplinas y el hecho de que su relación con estas también ha generado un enriquecimiento considerable de la historia ambiental misma, se cree que la integración de las perspectivas poscoloniales, permitirán analizar procesos transculturales que acaecieron en distintos ambientes latinoamericanos, como son la adaptación de biota no americana, la apropiación de saberes ambientales originarios de parte de los europeos o el impacto de la industrialización con capital europeo en los climas de la región.98)

Incluso sin nutrirse de lo subalterno y lo poscolonial, la historia ambiental ha generado aportes epistemológicos (tácitos, la mayoría) al verlos con detenimiento conducen a repensar las ciencias sociales, las ciencias ambientales y la historia misma.99 Un ejemplo es que aceptar que la naturaleza tiene historia, transforma el significado mismo de historia que fue popularizado por Marc Bloch sin reducir la historia a lo biofísico, sino que tal transformación del significado se da a través de una ampliación del análisis histórico;100 de modo que la historia ambiental no puede ser colocada entre las ciencias sociales, ya que encuentra pertinencia como parte de un cuerpo de conocimiento no dualista conocido actualmente como ciencias ambientales.101)

Corolario

En el texto de Acevedo y Martínez no se ve una propuesta o un posicionamiento sobre los temas y problemas de la historia ambiental, más allá de la afirmación de que en la historia ambiental no hay nada que no existiera ya en el materialismo histórico. La respuesta que aquí se realiza con respecto a du artículo no implicó negar la enorme importancia del materialismo histórico en la historia, y en particular, en la historia ambiental.102 En su lugar, se busca conectar algunas de sus lecciones con el sistemismo y la complejidad (que Acevedo y Martínez ya citan),103 también perseguimos hacer una pequeña colaboración 1) a través de la enunciación de teorías, métodos y categorías que sirvan al historiador social que desea devenir en historiador ambiental para ponerse al tanto de los debates que existen en esta tradición104 y 2) por medio de definir una problemática historiográfica que aún es poco comprendida: la del estatuto epistemológico de la historia ambiental; el cual puede ser observado una vez que se conciban los isomorfismos e inconmensurabilidades de la historia ambiental con otras formas de hacer historia.

Aunque es recomendable la realización de distintas estrategias para comprender mejor desde Latinoamérica y el Caribe cuáles son los temas, problemas, relatos y explicaciones de la historia ambiental. Las más evidentes implican acudir a introducciones a la historia ambiental,105 a los balances y síntesis teóricos de la historia ambiental,106 así como a las páginas web de las sociedades de historia ambiental y los recursos que contienen.107 Otras estrategias partirían de la lectura de las revistas cuya temática se centra en esta (in)disciplina: Historia Ambiental Latinoamericana y Caribeña Revista de la SOLCHA, Perspectives del Rachel Carson Center, Environmental History de la Asociación Estadounidense de Historia Ambiental, Environment and History de la editorial White Horse Press e International Review of Environmental History de la Australian International University. Por otro lado, espaciotiempo, Theomai, Revista de historia, y Ambiente & Sociedade (respectivamente, de México, Argentina, Costa Rica y Brasil) son revistas con artículos de temática recurrente en historia ambiental que también podrían ser consultadas junto a las revistas que han generado al menos un dossier de historia ambiental.108) También se podría generar un mapeo de las instituciones y los académicos que se dedican a la historia ambiental.109) Así mismo, se puede entender mejor los temas, problemas y narrativas de la historia ambiental a través de las estrategias y los textos sugeridos en los planes de estudio de historia ambiental de distintas universidades.110) Todas las cuales son estrategias necesarias, debido a la fragmentación y desigualdad existente en los trabajos de historia ambiental latinoamericana y la “urgente necesidad de integración entre grupos regionales” a través de la “fluida circulación de las publicaciones locales a lo largo y ancho” de Nuestra América.111 Por esa misma razón, se concluirá este texto, como Acevedo y Martínez, también con el impulso a una propuesta de proyecto de investigación:

La realización de balances historiográficos sobre temas, directrices (o niveles)112 de la historia ambiental con sus enfoques y escalas en los que se ha realizado en cada uno de los países de Latinoamérica y el Caribe. Lo que ayudaría a comprender por qué cada vez más geógrafos históricos, historiadores agrarios, económicos, sociales, culturales e historiadores de la ciencia; también se consideran a sí mismos como historiadores ambientales. Sin duda la realización de tales balances, ayudaría a prever ¿cuál será el devenir de la historia ambiental? Provisoriamente se puede responder que si ésta llegará a ser transdisciplinaria, de modo que, gracias a la historia ambiental, la historia en general sea “(…) redefinida -no marginalmente o en sus bordes, como ocurre ahora, sino fundamentalmente redefinida como el relato de las personas en interacción con el mundo natural-”, solo se sabe en el futuro. Pero de suceder así, no solo se hace a la historia indispensable para los estudios de las ciencias ambientales; significaría que se aceptaría que el hombre tiene historia, pero que también tiene naturaleza113 y que ambas no son opuestas ni ajenas; y así, “habremos triunfado en la tarea de hacer a la historia profundamente relevante para el siglo XXI”.114

Fuentes

1 Acevedo Tarazona, Álvaro y Martínez Botero, Sebastián. “Temas, problemas y relatos para la historia ambiental”, en Anuario de Historia Regional y de las Fronteras, Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, vol. X, núm. 1, 2005, pp. 17-36, 17-36, http://revistas.uis.edu.co/index.php/anuariohistoria/article/ view/897 (24 de marzo del 2016). [ Links ]

2 Acevedo Tarazona, Álvaro y Martínez Botero, Sebastián. “Temas, problemas y relatos para la historia ambiental”, en Anuario de Historia Regional y de las Fronteras, Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, vol. X, núm. 1, 2005, pp. 13-18, 13-18, http://revistas.uis.edu.co/index.php/anuariohistoria/article/ view/897 (24 de marzo del 2016). [ Links ]

3 Acevedo Tarazona, Álvaro y Martínez Botero, Sebastián. “Temas, problemas y relatos para la historia ambiental”, en Anuario de Historia Regional y de las Fronteras, Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, vol. X, núm. 1, 2005, pp. 18-36, 18-36, http://revistas.uis.edu.co/index.php/anuariohistoria/article/ view/897 (24 de marzo del 2016). [ Links ]

4 Thiebaut, Carlos. De la tolerancia (Madrid: Visor, 1999), p. 69. [ Links ]

5 Se entiende el proyecto de investigación y el programa de investigación en el sentido lakatosiano. El primero, como una forma de enfocar un problema, utilizando alguna combinación bien definida de ideas teóricas y experimentales, mientras que el segundo implica una sucesión de teorías; lo que es más abstracto y duradero que el primero. Lakatos, Imre. La metodología de los programas de investigación científica (Madrid: Alianza Universidad, 1989); y Datri, Edgardo y Córdoba, Gustavo. Introducción a la problemática epistemológica. Una perspectiva didáctica de las tensiones en la Filosofía de la Ciencia (Rosario: Homo Sapiens, 2004), pp. 88-90, 92 y 93. [ Links ]

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10 Arnold, David. La naturaleza como problema histórico. El medio, la cultura y la expansión de Europa (México: Fondo de Cultura Económica, 2000), pp. 9, 10 y 14; y Worster, Donald. Una antología mínima de Donald Worster (Panamá: Selección, traducción y presentación de Guillermo Castro H., 2000), pp. 3, 4, 11, 22, 30, 31, 44-47. [ Links ]

11 Arnold, David. La naturaleza como problema histórico. El medio, la cultura y la expansión de Europa (México: Fondo de Cultura Económica, 2000), pp. 44; y Worster, Donald. Una antología mínima de Donald Worster (Panamá: Selección, traducción y presentación de Guillermo Castro H., 2000), pp. 3, 4, 11, 22, 30, 31, 44-47. [ Links ]

12 Arnold, David. La naturaleza como problema histórico. El medio, la cultura y la expansión de Europa (México: Fondo de Cultura Económica, 2000), pp. 16 y 17. [ Links ]

13 Solo por poner dos ejemplos: Butzer, Karl E. y E. Butzer. “The ‘Natural’Vegetation of the Mexican Bajío: Archival Documentation of a 16th Century Savanna Environment”, en Quaternary International, núms. 43/44, International Union for Quaternary Research, 1997, pp. 161-172; y Solórzano, Alexandro; Ribeiro de Oliveira, Rogeiro y Rodrigues Guedes-Bruni, Rejan. “Geografía, história e ecología: criando pontes para a interpretação da paisagem”, en Ambiente & Sociedade, vol. XII, núm. 1, São Paulo, Asociação Nacional de Pós-Graduação e Pesquisa em Ambiente e Sociedade, 2009, pp. 57-60. [ Links ]

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19 Morales Jasso, Gerardo y Herrera Montelongo, Jéssica. “Epistemología de la historia ambiental a través de una encuesta realizada en el VII Simposio de la Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Historia Ambiental (2014)”, en HALAC. Revista de la SOLCHA, vol. V, núm. 1, Guarapuava, Universidade Estadual do Centro-Oeste, 2015-2016, pp. 85 y 86. [ Links ]

20 Solórzano, Alexandro; Ribeiro de Oliveira, Rogeiro y Rodrigues Guedes-Bruni, Rejan. “Geografía, história e ecología: criando pontes para a interpretação da paisagem”, en Ambiente & Sociedade vol. XII, núm. 1, São Paulo, Asociação Nacional de Pós-Graduação e Pesquisa em Ambiente e Sociedade, 2009, pp. 49-54, 62-63. [ Links ]

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22. Como se planteó anteriormente, las diferencias entre medio, medio ambiente y ambiente, existen porque tanto medio como medio ambiente están permeadas de dualismo, en cambio, a través de ambiente se puede plantear un concepto no dualista, tal como lo hace Leff, Enrique. Aventuras de la epistemología ambiental… Op. Cit., p. 27. Tampoco el término naturaleza equivale a ambiente o a medio, pues la naturaleza no es solo el continente que contiene al hombre. Es decir, no se ajusta a la separación continente-contenido que retoma la expresión dualista el hombre y su medio. La naturaleza es contenido y continente, mientras que el medio es solo continente (Santos, Milton. “1992: a redescoberta da Naturaleza”, en Estudos Avançados, 1992, vol. XIV, núm. 6, São Paulo, Universidade de São Paulo, p. 95). Solórzano, Alexandro; Ribeiro de Oliveira, Rogeiro y Rodrigues Guedes-Bruni, Rejan. “Geografía, história e ecología: criando pontes para a interpretação da paisagem”, enAmbiente & Sociedade ...Op. Cit., p. 53. [ Links ]

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30. La historia no debería objetivar a sus objetos de estudio, así como tampoco lo debe hacer la historia ambiental, desde la cual se habría de entender que estos interaccionan con objetos que no son ajenos a la historia que se está narrando (Acevedo Tarazona, Álvaro y Martínez Botero, Sebastián. “Temas, problemas y relatos para la historia ambiental”, enAnuario de Historia Regional , Vol. X, núm. 1, 2005 , p. 13) entiende que el ambiente es un constructo social, que está conformado por sujetos y objetos, por lo tanto, la historia ambiental no tiene objeto de estudio, estudia una entidad compuesta de distintos sistemas naturales y culturales (que no son opuestos a los naturales, sino que son una específica emergencia de los sistemas naturales). [ Links ]

31. De manera que la historia existiría únicamente debido a que no toda antropología es etnohistoria y no toda sociología es sociología histórica; ya que por desgracia las ciencias sociales han cargado con una herencia ahistórica, si no es que a veces hasta antihistórica. En cambio, (…) el saber histórico es un tipo de racionalidad operativa que no se reduce a la diversidad, intercambiabilidad y complementariedad metodológica con otras disciplinas, por lo que exige funcionalidad interdisciplinaria en sí mismo”. (Morales Jasso, Gerardo. “Convergencias entre subdisciplinas historiográficas y la historia ambiental. Una aproximación teórica”, Historia 2.0, vol. IV, núm. 7, Bucaramanga, Asociación Historia Abierta AHISAB, junio 2014, p. 27). [ Links ]

32. (Morales Jasso, Gerardo. “Convergencias entre subdisciplinas historiográficas y la historia ambiental. Una aproximación teórica”, Historia 2.0, vol. IV, núm. 7, Bucaramanga, Asociación Historia Abierta AHISAB, junio 2014, p. 27). [ Links ]

33. Al menos no de una historia de base dualista (Morales Jasso, Gerardo y Herrera Montelongo, Jéssica. “Epistemología de la historia ambiental a través de una encuesta realizada en el VII Simposio de la Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Historia Ambiental (2014)”, en HALAC. Revista de la SOLCHA >, vol. V, núm. 1, 2015-2016,, pp. 78-81, 82-84, 85-88). [ Links ]

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48 Leopold, Aldo. “La ética de la tierra”, en Margarita M. Valdés (comp.), Naturaleza y Valor. Una aproximación a la ética ambiental (México: UNAM/Fondo de Cultura Económica, 2004), p. 28. Allí mismo, el ejemplo que plantea Leopold sobre la colonización de Kansas en las páginas 28 y 29. [ Links ]

49 Drummond, José Augusto. “Por que estudar a história ambiental do Brasil?-ensaio temático”, en Varia Historia, núm. 26, Minas Gerais, Universidade Federal de Minas Gerais, 2002, p. 30. [ Links ]

50 Saldi, Leticia y Wagner, Lucrecia. “Aportes antropológicos a la Historia Ambiental en contextos y estudios latinoamericanos”, en Revista Latino-Americana de História, vol. II, núm. 8, São Leopoldo, Universidade do Vale do Rio dos Sinos/Universidad Nacional del Centro de la Província de Buenos Aires, 2013, p. 11. [ Links ]

51 Leff, Enrique. “Vertientes y vetas de la historiografía ambiental: Una nota metodológica y epistemológica”, en Anuario IEHS, núm. 19, Tandil, Instituto de Estudios Histórico-Sociales “Prof Juan C. Grosso”, 2004, p. 134. [ Links ]

52 Pádua, José Augusto. “As bases teóricas da história ambiental”, en Estudos avançados, vol. LXVII, núm. 24, 2010., p. 91. [ Links ]

53 Worster, Donald, “¿Por qué necesitamos de la historia ambiental?”, en El gato con bolas, Estridentópolis, Al Fin Liebre, vol. III, núm. 16, 2011, pp. 1-3. La cita de Leopold también se encuentra citada en Worster. [ Links ]

54 Van Young, Eric. Economía, política y cultura en la historia de México. Ensayos historiográficos, metodológicos y teóricos de tres décadas (México: El Colegio de San Luis/El Colegio de Michoacán/El Colegio de la Frontera Norte, 2010), p. 64. [ Links ]

55 Morales Jasso, Gerardo y Jessica Herrera Montelongo. “Epistemología de la historia ambiental a través de una encuesta realizada en el VII Simposio de la Sociedad Latinoamericana y Caribeño de Historia ambiental (2014)”, en Revista de la SOLCHA , vol. V, núm. 1, 2015-2016, pp. 76-78, 82, 83. [ Links ]

56 Camus Gayan, Pablo. “Perspectivas de la ‘historia ambiental’: orígenes, definiciones y problemáticas”, en Pensamiento Crítico Revista Electrónica de Historia, núm. 1, Santiago, 2001, pp. 29 y 30. [ Links ]

57 Wallerstein, Immanuel y la comisión Gulbenkian. Abrir las ciencias sociales (México: Siglo XXI, 2004),, pp. 79, 105, 110, 111; Castro Herrera, Guillermo. “América Latina: cultura, sociedad y ambiente en una época de transición”, https:// lapupilainsomne.wordpress.com/2014/07/03/america-latina-cultura-sociedad-y-ambiente-en-una-epoca-de-transicion-2/ (23 de febrero de 2016) y Entrevista a Graciela Velázquez Delgado, Guanajuato, 14 de marzo de 2016. [ Links ]

58 También lo hace uno de los autores que signa este texto en Morales Jasso, Gerardo. “Convergencias entre subdisciplinas historiográficas y la historia ambiental. Una aproximación teórica”, enHistoria 2.0 vol. IV, núm. 7, Bucaramanga, Asociación Historia Abierta AHISAB, junio 2014 pp. 15-36. [ Links ]

59 Morales Jasso, Gerardo y Jessica Herrera Montelongo. “Epistemología de la historia ambiental a través de una encuesta realizada en el VII Simposio de la Sociedad Latinoamericana y Caribeño de Historia ambiental (2014)”, enHACAC ... Revista de la SOLCHA, vol. V, núm. 1, 2015-2016. http://revistas.unicentro.br/index.php/halac/article/view/3938/2805. 74-90. [ Links ]

60 Weiner, Douglas R. “A Death-Defying Attempt…”, Op. Cit., p. 81 y Solórzano, Alexandro; Ribeiro de Oliveira, Rogeiro y Rodrigues Guedes-Bruni, Rejan. “Geografía, história e ecología: criando pontes para a interpretação da paisagem”, en Ambiente & Sociedad... vol. XII , núm. 1, 2009, p. 63. [ Links ]

61 Solo por poner unos ejemplos, María del Consuelo Cuevas Cardona y Víctor Manuel Toledo son biólogos, Virginia Martínez Hernández es socióloga, María Gabriela Torres Montero es comunicóloga e historiadora social y todos son también historiadores ambientales. Morales Jasso, Gerardo. “Convergencias entre subdisciplinas historiográficas y la historia ambiental. Una aproximación teórica”, enHistoria 2.0 vol. IV, núm. 7, Bucaramanga, Asociación Historia Abierta AHISAB, junio 2014, p. 29. [ Links ]

62 Acevedo Tarazona, Álvaro y Martínez Botero, Sebastián. “Temas, problemas y relatos para la historia ambiental”, en Anuario de Historia Regional vol. X, núm. 1, 2005 pp. 13, 15. [ Links ]

63 Entrevista a Graciela Velázquez Delgado, Guanajuato, 14 de marzo de 2016 [ Links ]

64 Solórzano, Alexandro; Ribeiro de Oliveira, Rogeiro y Rodrigues Guedes-Bruni, Rejan. “Geografía, história e ecología: criando pontes para a interpretação da paisagem”, enAmbiente & Sociedad vol. XII, núm. 1, 2009, p. 61. A diferencia de Solórzano, Ribeiro y Rodrigues, se considera que la ecología histórica corresponde a los niveles de la historia ambiental. [ Links ]

65 González de Molina, Manuel y Víctor M. Toledo. “La historia ambiental y el fin de la utopía matafísica de la modernidad”, en Metabolismos, naturaleza e historia. Hacia una teoría de las transformaciones socioecológicas. Barcelona: Icaria, 2011, pp. 43-46 y Carvalho, Ely Bergo de. “História ambiental: muitas dúvidas, poucas certezas e um desafio epistemológico”, en Semana... Op. Cit., pp. 165-181. [ Links ]

66 Pádua, José Augusto. “As bases teóricas da história ambiental”, en Estudos avançados vol. LXVII , núm. 24, 2010, pp. 92 y 97 y Morales Jasso, Gerardo. “Convergencias entre subdisciplinas historiográficas y la historia ambiental. Una aproximación teórica”, enHistoria 2.0 ... Op. Cit., p. 29. Como ejemplo de las mudanzas teóricas de la historia que tienen un impacto epistemológico está el caso de que si antes se podía afirmar que el análisis del cambio era el único objetivo de la historia, ahora se puede afirmar que la permanencia y el tradicionalismo pueden llegar a ser más difíciles de explicar que el cambio y la entropía. Morales Jasso, Gerardo. “Convergencias entre subdisciplinas historiográficas y la historia ambiental. Una aproximación teórica”, enHistoria 2.0 ... Op. Cit., p. 23 y Sanders, Karen. “La tradición y la nación”, en Nación y tradición. Cinco discursos en torno a la nación peruana, 1885-1930 (Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú-Fondo de Cultura Económica-Fondo Editorial de Cultura, 1997), pp. 87, 91, 102, 103. [ Links ]

67 Acevedo Tarazona, Álvaro y Martínez Botero, Sebastián. “Temas, problemas y relatos para la historia ambiental”, enAnuario de Historia Regional , Vol. X, núm. 1, 2005 , p. 17. [ Links ]

68 Pádua, José Augusto. “Brasil: desafíos para uma história ambiental”, en Nómadas, núm. 22, Bogotá, Universidad Central, abril 2005, p. 33. [ Links ]

69 Castro Herrera, Guillermo. “La crisis ambiental y las tareas de la historia en América Latina”, en Papeles de Población, VI, 24, Toluca, Universidad Autónoma del Estado de México, 2000, pp. 37-60; Worster, Donald. “¿Por qué necesitamos de la historia ambiental?”, en El gato con bolas… Op. Cit., p. 1; Drummond, José Augusto. “A história ambiental contemporãnea”, en Cuadernos de Pesquisa..., Op. Cit, pp. 177-197; Pádua, José Augusto, “Brasil…”, Op. Cit., p. 34. [ Links ]

70 Lopes, Alfredo Ricardo Silva. “Historia Ambiental: uma demanda contemporãnea”, en Cuadernos pesquisa do CDHIS, vol. XXIII, núm. 2, 2010., pp. 483.492, 493. [ Links ]

71 Pádua, José Augusto. “As bases teóricas da história ambiental”, en Estudos avançado vol. LXVII, núm. 24, 2010, p. 97; Drummond, José Augusto. “Por que estudar a história ambiental do Brasil?-ensaio temático”, enVaria Historia ... Op. Cit., p. 27 y Cronon, William. “The uses of Environmental History”, en Environmental History Review, XVII, 3, Oxford, Oxford Journals, 1993, pp. 2, 3. Un ejemplo paradigmático al respecto es Cariño Olvera, Micheline, et al. Evocando el Edén. Conocimiento, valoración y problemática del oasis de los comondú (Barcelona: Icaria, 2013). [ Links ]

72 Lopes, Alfredo Ricardo Silva. “Historia Ambiental: uma demanda contemporãnea”, en Cuadernos pesquisa do CDHIS, vol. XXIII, núm. 2, 2010, p. 483. [ Links ]

73 Drummond, José Augusto. “Por que estudar a história ambiental do Brasil?-ensaio temático”, enVaria Historia núm. 26, 2002 , pp. 23, 29 y Santos, Milton. “1992: a redescoberta da Naturaleza”, en Estudos Avançados , 1992, XIV, 6, São Paulo,Universidade de São Paulo, pp. 97, 100. [ Links ]

74 Acevedo Tarazona, Álvaro y Martínez Botero, Sebastián. “Temas, problemas y relatos para la historia ambiental”, en Anuario de Historia Regional y de las Fronteras vol. X, núm. 1, 2005,p. 16. [ Links ]

75 Snow, Charles Percy. The two Cultures and the Scientific Revolution (New York: Cambridge University Press, 1959). [ Links ]

76 Acevedo Tarazona, Álvaro y Martínez Botero, Sebastián. “Temas, problemas y relatos para la historia ambiental”, en Anuario de Historia Regional y de las Fronteras vol. X, núm. 1, 2005,p. 16. [ Links ]

77 Entrevista a Graciela Velázquez Delgado, Guanajuato, 14 de marzo de 2016. [ Links ]

78 Certeau, Michel de. La escritura de la historia (México: Universidad Iberoamericana, 1999). [ Links ]

79 Said, Edward. Orientalismo (España: De Bolsillo, 2008), p. 23. [ Links ]

80 Said, Edward. Orientalismo (España: De Bolsillo, 2008), p. 43-44 y 48. [ Links ]

81 Sobre la nacionalidad, de cinco sujetos dos son españoles (Pedro Cieza de León y Pedro Simón), dos ingleses (Hamilton John Potter y Charles Stuart Cochrane), un prusiano (Alexander Von Humboldt) y un francés (Gaspard Théodore Mollien). Respecto a la profesión de los viajeros resultó que los españoles eran religiosos y colonizadores, los ingleses militares-diplomáticos, mientras que Von Humboldt y Mollien fueron exploradores. En cuanto a la temporalidad los textos hispanos son de los siglos XVI-XVII, los británicos del XVIII-XIX, prusianos de XVIII y franceses de XIX. [ Links ]

82 Dussel, Enrique. 1492. El encubrimiento del otro. Hacia el origen del “mito de la Modernidad” (Bolivia: Plural Editores, 1994), p. 51. [ Links ]

83 Guha, Ranahit. “Las voces de la historia”, en Las voces de la historia y otros estudios subalternos (Barcelona, en Crítica, 2002), p. 24. [ Links ]

84 Guha, Ranahit. “Las voces de la historia”, en Las voces de la historia y otros estudios subalternos (Barcelona, en Crítica, 2002), p. 29. [ Links ]

85 Pratt, Mary Louise. Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturación (México: FCE, 2010), p. 24. [ Links ]

86 Acevedo Tarazona, Álvaro y Martínez Botero, Sebastián. “Temas, problemas y relatos para la historia ambiental”, enAnuario de Historia Regional Vol. X, núm. 1, 2005 p. 25. [ Links ]

87 Sousa Santos, Boaventura de. Decolonizar el saber, reinventar el poder (Uruguay: Ediciones Trilce- Universidad de la República, 2010), p. 8. [ Links ]

88 Sousa Santos, Boaventura de. Decolonizar el saber, reinventar el poder (Uruguay: Ediciones Trilce- Universidad de la República, 2010), p. 57. Elías, Gloria Silvana. “El concepto de solidaridad como resistencia a las prácticas hegemónicas”, en Cuadernos FHyCS-UNju, Jujuy, Universidad Nacional de Jujuy, 42, 2012, p. 133, donde plantea que la cultura eurocéntrica que llegó al nuevo continente, adoptó la explotación y el aniquilamiento como su modus operandi y que dentro de la cultura explotada se formó una élite que se alió a los europeos y se distanció de su propio pueblo, al que ya no consideraba como igual a sí. [ Links ]

89 Sousa Santos, Boaventura de. Decolonizar el saber, reinventar el poder (Uruguay: Ediciones Trilce- Universidad de la República, 2010), p. 60. [ Links ]

90 Pratt, Mary Louise. Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturación. México,FCE: 2010, p. 6. [ Links ]

91 Viqueira, Juan Pedro, “Una historia en construcción. Teoría y práctica de los desfases”, Anuario del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica 2000 (San Cristóbal de las Casas: Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas / Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica, 2002) pp. 348, 359, 368, 378. [ Links ]

92 Martínez, Paulo Henrique. 2004, “Laboratório e meio ambiente: estratégia institucional na formação continuada de historiadores”, en Revista Brasileira de História, São Paulo, Associação Brasileira de Pesquisadores de História da Mídia, vol. XXIV, núm. 48, p. 243. [ Links ]

93 Conde Morales, José Roberto. “Permanencia y actualidad del pensamiento marxista en la histografía”, en Analéctica. Revista electrónica de pensamiento crítico, núm. 4, 2015. [ Links ]

94 Se muestran más similitudes de la historia ambiental con otras formas de hacer historia en Morales Jasso, Gerardo. “Convergencias entre subdisciplinas historiográficas y la historia ambiental. Una aproximación teórica”, enHistoria 2.0 vol. IV, núm. 7, Bucaramanga, Asociación Historia Abierta AHISAB, junio 2014 pp. 15-36. [ Links ]

95 Carvalho, Ely Bergo de. “História ambiental e o ensino de história: uma difícil aproximação”, en José Edson de Arruda Fanaia, Osvaldo Mariotto Cerezer y Renilson Rosa Ribeiro (org.), Escrita de história (Cavalhada: UNEMAT, 2010), p. 8. [ Links ]

96 Carvalho, Ely Bergo de. “História ambiental: muitas dúvidas poucas certezas e um desafio epistemológico”, en Semana de Iniciação Científica, Facultade Estadual de Ciências e Letras de Campo Mourão , vol. II, 2002, pp. 172, 178 y Solórzano, Alexandro; Ribeiro de Oliveira, Rogeiro y Rodrigues Guedes-Bruni, Rejan. “Geografía, história e ecología: criando pontes para a interpretação da paisagem”, enAmbiente & Sociedad ... Op. Cit., p. 51. [ Links ]

97 Para ver algunos ejemplares de los contactos mencionados: Butzer, Karl W. y Butler, Elisabeth K. “The ‘Natural Vegetation of the Mexican Bajío: Archival Documentation of a 16th Century Savanna Environment’”, enQuaternary International , International Union for Quaternary Research, núm. 43/44, 1997, pp. 161-172; Hunter, Richard, “Positionality, Perception, and Possibility in Mexico’s Valle del Mezquital”, en Journal of Latin American Geography, Austin, University of Texas Press, vol. II, núm. 8, 2009, pp. 49-69; Saldi, Leticia y Wagner, Lucrecia. “Aportes antropológicos a la Historia Ambiental en contextos y estudios Latinoamericanos”, en Revista Latino-Americana... Op. Cit., pp. 8-30 y Renfrew, Colin, “¿Cómo era el entorno? Arqueología ambiental”, en Arqueología Teorías, métodos y práctica (Madrid: Akal, 2007), pp. 203-242. [ Links ]

98 Bonada, Alejandro. La memoria biocultural del pueblo Cucapá de Baja California. Un análisis histórico ambiental, (tesis de maestría), Universidad de Guadalajara, junio de 2016, pp. 62-64. [ Links ]

99 McCook, Stuart. “Futuros Cafeteros: La Historia y el Cambio Climatico”, Conferencia impartida en la Segunda Escuela de Posgrados de la Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Historia Ambiental, Guarapuava, 24 de noviembre de 2015. [ Links ]

100 Pádua, José Augusto. “As bases teóricas da história ambiental”, en Estudos avançados vol. LXVII , núm. 24, 2010, p. 94. [ Links ]

101 Bocco, Gerardo Urquijo, y Pedro Sergio Urquijo. “Geografía ambiental: reflexiones teóricas y práctica institucional”, en Región y Sociedad, Sonora, El Colegio de Sonora, vol. XXV, núm. 56, 2013, p. 84. [ Links ]

102 Para conocer más sobre la relación que tiene la historia ambiental y el marxismo Juanes, Jorge: Historia y naturaleza en Marx y el marxismo (Culiacán: Universidad Autónoma de Sinaloa, 1980) y Foster, John Bellamy, “Marx and the environment”, en Montly Review: An Independent Socialist Magazine, New York, Monthly Review Press, vol. XLVII, núm. 3, 1995, pp. 1-12. [ Links ]

103 Al referirse a la irreversibilidad, la entropía, la irregularidad y que las ciencias ya no son infalibles (Acevedo Tarazona, Álvaro y Martínez Botero, Sebastián. “Temas, problemas y relatos para la Historia Ambiental”, enAnuario de Historia Regional Vol. X, núm. 1, 2005 , pp. 16, 17). Algo que complementa Gilbert Vargas Ulate a través de citas sistémicas de Marx y Engels en Vargas Ulate, Gilbert. “La geografía y el análisis del medio natural”, en Reflexiones Revista de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica. San José, Universidad de Costa Rica, vol. LXXX, núm. 1, p. 4. [ Links ]

104 Conde Morales, José Roberto. “Permanencia y actualidad del pensamiento marxista en la histografía”, en Analéctica. Revista electrónica de pensamiento crítico, núm. 4, 2015 [ Links ]

105 Por ejemplo: Lopes, Alfredo Ricardo Silva. “Historia Ambiental: uma demanda contemporãnea”, en Cuadernos Pesquisa... Op. Cit., pp. 483-496; 2.0; Worster, Donald, “¿Por qué necesitamos de la historia ambiental?”, en El gato con bolas… Op. Cit., pp. 1-7 y Morales Jasso, Gerardo. “Convergencias entre subdisciplinas historiográficas y la historia ambiental. Una aproximación teórica”, en Historia 2.0 vol. IV, núm. 7, Bucaramanga, Asociación Historia Abierta AHISAB, junio 2014 , pp. 15-36. [ Links ]

106 Algunos son: Stewart, Mart A. “Environmental History: Profile of a Developong Field”, en The History Teacher, vol. XXXI, no. 3, Long Beach, Society for the History of the Education, 1998, pp. 351-368; Grove, Richard H. “Historia mediambiental”, en Peter Burke (ed.), Formas de hacer historia (Madrid: Alianza Editorial, 2001), pp. 301-323; Meléndez Dobles, Silvia, “La historia ambiental: aportes interdisciplinarios y balance crítico desde América Latina”, Cuadernos digitales: publicación electrónica en historia, archivística y estudios sociales, VII, 19, San José, Universidad de Costa Rica, 2002, pp. 1-27; Castro Herrera, Guillermo. “De civilización y naturaleza. Notas para el debate sobre la historia ambiental latinoamericana”, Polis. Santiago, Universidad Bolivariana, IV, 10, 2005; Aguilar Robledo, Miguel y Gabriela Torres Montero. “Ambiente y cambio ambiental ¿Ejes para deconstruir y (re) construir la historia ambiental?”, en Vetas, San Luis Potosí, El Colegio de San Luis, VII, 19, 2005, pp. 8-33; Weiner, Douglas R. “A Death-Defying Attempt to Articulate a Coherent Definition of Enviromental History”, en Freeland Duke, david (ed), Canadian... Op. Cit., pp. 71-85; Camus Gayan, Pablo. “Perspectivas de la ´historia ambiental´: origenes, definiciones y problemáticas”, en Pensamiento Crítico... Op. Cit, pp. 1-30; McNeil, John R. “Latin American Environmental History in Global Perspective: An Outsider’s View”, Ponencia realizada en Carmona, abril de 2006; McNeil, John R. “Naturaleza y Cultura de la historia ambiental”, en Revista Nómadas , 22, Bogotá, Universidad Central, 2003. pp. 13-22; Clare, Patricia. “Un balance de la historia ambiental latinoamericano”, en Revista de Historia, 59-60, Heredia, Escuela de Historia de la Universidad Nacional de Costa Rica, 2009, pp. 181-201; Saldi, Leticia y Wagner, Lucrecia. “Aportes antropológicos a la Historia Ambiental en contextos latinoamericanos”, en Revista Latino-Americana... Op. Cit., pp. 8-30; Morales Jasso, Gerardo. “Historia ambiental: definiciones, intereses y discusiones teóricas”, en Observar al historiador… Op. Cit, pp. 57-101, https://www.academia.edu/22497045/Cap%C3%ADtulo_II_Historia_ambiental_definiciones_intereses_y_discusiones_te%C3%B3ricas (26 de febrero de 2016). [ Links ]

107 Por ejemplo, la de la Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Historia Ambiental, 107 Por ejemplo, la de la Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Historia Ambiental, http://solcha.uniandes.edu.co/index/ (28 de enero de 2016). [ Links ]

108 Entre los cuáles están el número 2 de Diálogos. Revista electrónica de historia (2003-2004), el número 13 de Esboços Revista do programa de pós-graduaçao em história da UFSC (2005), el número 22 de Nómadas (2005), el número 120 de Tareas (2005), el número 30 de Historia Crítica (2005), el número 16 de Signos históricos (2006), el número 25 de Esboços Revista do programa de pós-graduaçao em história da UFSC (2011), el volumen 14 y el volumen 15 de História Oral (2011 y 2012), el número 56 de Historia Agraria (2012), el número 136 de Relaciones (2013), el número 2 de Revista Latino-Americana de História (2013), el número 30 de Esboços Revista do programa de pós-graduaçao em história da UFSC (2013), los número 1 y 2 de Historia Iberoamericana (2014), los números 7 y 8 de Historia 2.0 Conocimiento histórico en clave digital (2014), el número 1 de Oficio Revista de Historia e Interdisciplina (2015) y el número 66 del Boletín de la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica (2015). También destaca la revista Estudos avançados por sus múltiples números dedicados a distintos temas ambientales, por ejemplo, el núm. 33 (1998), los núms. 63 y 64 (2008), el núm. 68 (2010) y el núm. 74 (2012). [ Links ]

109 Para el caso de Argentina y enunciativamente para Brasil, es al respecto paradigmático el texto de Saldi, Leticia y Wagner, Lucrecia. “Aportes antropológicos a la Historia Ambiental en contextos y estudios latinoamericanos”, en Revista Latino-Americana de História ,vol. II , núm. 8, 2013. pp. 24-26. [ Links ]

110 Está disponible (sin caducidad, mientras exista Dropbox) una colección de planes de estudio de historia ambiental en 110 Está disponible (sin caducidad, mientras exista Dropbox) una colección de planes de estudio de historia ambiental en https://www.dropbox.com/sh/vnob4t23rkq2ktn/AAAIlPbkZnoXotwZcP3HaWMua?dl=0 (25 de febrero de 2016). También puede acudirse a http://www.boha.historia.ufrj.br/html/programas_de_curso.html (25 de febrero de 2016). [ Links ]

111 Clare, Patricia. “Un balance de la historia ambiental latinoamericano”, en Revista de historia nums. 59-60, Heredia, Escuela de Historia de la Universidad Nacional de Costa Rica, 2009, pp. 189, 191. [ Links ]

112 Los niveles de Worster son traducidos por Silva como directrices, lo que resuelve el problema de la jerarquización que implica llamarlos niveles (Lopes, Alfredo Ricardo Silva. “Historia Ambiental: uma demanda Contemporãnea”, en Cuadernos de Pesquisa do CDHIS, vol. XXIII, núm. 2, Uberlândia, Universidad Federal de Uberlândia, 2010, pp.492 [ Links ]

113 Pádua, José Augusto. “As bases teóricas da história ambiental”, en Estudos avançados vol. LXVII , núm. 24, 2010, p. 94. [ Links ]

114 Worster, Donald. “¿Por qué necesitamos de la historia ambiental?”, en El gato con bolas, Estridentópolis, Al Fin Liebre, vol. III, núm. 16, 2011 p. 7. [ Links ]

1Referencias para citar este artículo: MORALES JASSO, Gerardo y BONADA CHAVARRÍA, Alejandro (2017). “Una discusión en torno a ‘Temas, problemas y relatos para la historia ambiental’. Apuntes teóricos sobre esta disciplina histórica”. En Anuario de Historia Regional y de las Fronteras. 21 (1). pp. 193-222.

Recibido: 13 de Abril de 2016; Aprobado: 04 de Julio de 2016

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